La situación del país (2022-2023)


Hay una señal inequívoca, más convincente que cualquier gráfica, artículo tiranetas o cadena de WhatsApp. Intuyes que la cosa va mal cuando los contagios empiezan a rodearte.

De la semana pasada a la fecha, en mi entorno directo supe de 3 casos positivos al virus y 6 sospechosos por contacto con infectados confirmados. Desde junio, quizá julio, no conocía de un caso positivo. Seguro no soy el único en este supuesto.

Y vuelves a los datos. La variante Ómicron es 5 o 6 veces más contagiosa que la cepa original. Por cada infectado, el virus de Wuhan contagiaba a 2 o 3. Ómicron alcanza a 10 o 12. Vale. No está demás saberlo, pero noto otro fenómeno: no hemos aprendido nada.

Relajamos las medidas sanitarias. Entramos con descaro al teatro de la higiene: como que me pongo el cubrebocas, como que me froto las manos con gel, ¿cómo que había que guardar la sana distancia? Total, a mí ya me vacunaron.

Peor aún: hay dudas básicas que aún somos incapaces de responder.

¿Cuándo se considera un contacto de riesgo? Cuando convives con alguien infectado en un espacio sin ventilar, a menos de un metro, sin cubrebocas y por más de 15 minutos. ¿Cuánto tiempo después de un contacto de riesgo debo hacerme la prueba? 5 días para que se refleje. ¿En dónde saco una cita gratis para una prueba de COVID-19? En el número 33 3540 3001.

Lo que sí cuentan son los contagios y las medidas para frenar a Ómicron. Su virulencia es mayor, su letalidad y gravedad menor, pero ¿alguien quiere comprobarlo?

Jonathan Lomelí
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 6 de enero de 2022).

Estamos acostumbrados a leer los reclamos que diversos columnistas hacen al gobierno en sus 3 niveles sobre temas relacionados con la delincuencia. Considero que son reclamos injustos, ya que no se atienen a la lógica del propio gobierno. No sabemos desde cuándo nuestros gobernantes tomaron la decisión de realizar su trabajo al margen, por completo, de la delincuencia organizada, pero esa parece ser justamente su lógica, por lo mismo, resulta absurdo pedirles que resuelvan un problema que de antemano decidieron ignorar.

Desde luego, se trata de una hipótesis. De ser cierta, la razón que la explica tendría que ser simple y llanamente la impotencia creciente del gobierno ante este grave fenómeno. La industria delincuencial supera al estado en respuesta, armamento, dinero, inteligencia, estrategia y desplazamiento, lo cual le permite copar a las policías municipales e incluso ponerlas en su nómina.

En este supuesto escenario a los gobiernos estatal y federal no les queda otro trabajo que cortar listones, develar placas, pronunciar discursos, inaugurar las obras que pueden, rendir informes y promover su imagen, algo que anteriormente estaba reservado sobre todo a las "primeras damas". En cambio, a los gobiernos municipales se les carga la mano, deben cuidar la miel entre enjambres de moscas, ofrecer a la ciudadanía todos los servicios que corresponden y sobrellevar el peso de la gran delincuencia que rebota siempre, en primera instancia, sobre la autoridad municipal, pues es la que tiene el contacto primario con la ciudadanía, con la gente a la que le roban el celular o el auto, la que es asaltada en su negocio o domicilio; deben enfrentar a los padres de familia cuyos hijos han sido seducidos por la drogadicción con todas las secuelas, o que han sufrido la experiencia de que un familiar haya sido levantado y desaparecido.

Esta realidad no excluye el que aún los munícipes, si tienen aspiraciones a más, se vean tentados a recibir apoyos en dinero o en especie, que luego les atan las manos, ayuntándolos a la pesada carreta del crimen organizado, que en principio sólo les pedirá que los "dejen trabajar", y los dejan; por lo mismo carece de lógica pedirles resultados en esta materia.

Hay otra lógica, probablemente inducida, la que lleva a pensar que, si nuestro gobierno es incapaz de someter a los cárteles delincuenciales, debe haber otros gobiernos, de otros países, que sí puedan hacerlo. Nada nuevo, el desastre mexicano del siglo XIX llevó a considerar a muchos que solamente un gobernante extranjero podía rescatarnos de esa dramática condición, se hizo el intento, fracasó, pero abrió las puertas a la dictadura, que es también otra secuencia lógica, sobre todo si se considera que en aquellos tiempos la dictadura funcionó.

Sin duda que el programa de la "4a. transformación", buscando "cero corrupción", estaba ni más ni menos en el punto neurálgico que podría resolver la mayor parte de nuestros problemas, lástima que 3 años después de su proclamación, la corrupción siga gozando de envidiable salud, vaya, ni siquiera le ha dado un catarrito.

Se hace indispensable una reacción de toda la ciudadanía, de sus organizaciones e instituciones privadas cualquiera sea su origen y finalidad, de la empresa y las universidades de los gremios de profesionistas y artesanos, para generar un proyecto alternativo de comunidad que realmente sea benéfico para todos.

Armando González Escoto
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 9 de enero de 2022).

¡Viva México! A pesar de las 2 "P", que temporalmente padece: Una nefasta Pandilla y la Pandemia.

Uriel Eduardo Santana Soltero
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 16 de enero de 2022).

Explica Francisco Martín Moreno: "Ya tengo 30 libros escritos de la Historia de México, sé el trabajo que nos ha costado, sé la sangre que se ha derramado desde la Conquista de México, la guerra de Independencia, desde la invasión de los Estado Unidos en 1847, la Guerra de Reforma, la dictadura de Porfirio Díaz, la Revolución, toda la lucha que hemos hecho los mexicanos por no ser el país de un solo hombre y la sociedad mexicana que está apoyando, es la gran culpable, el regreso del gobierno de un solo hombre, esa es la gran frustración, todos somos culpables".

Popular es la frase "quien no conoce su historia está condenado a repetirla" y Francisco Martín Moreno coincide, no solo desde las decisiones políticas que a diario se toman y terminan hasta en tragedia que pudieron evitarse o gastos o proyectos que no tendrán los beneficios esperados, sino desde cómo la infancia y la educación básica se aprende de historia y cómo esto impacta a generaciones que desconocen, por ejemplo, la diferencias entre la Independencia y la Revolución.

"Ahora que se está derogando la Reforma Educativa del presidente Peña Nieto, yo creo que fue uno de sus grandes éxitos, lo que importa es que los muchachos no aprendan Historia o aprenden una historia tergiversada, y qué es lo que pasa, les preguntas que qué piensan del populismo del gobierno de Luis Echeverría y no saben quién es, lo mismo si les preguntas de López Portillo o la expropiación, confunden la Guerra de Independencia de 1810 con la Revolución Mexicana, imagina qué confusión, estamos repitiendo la historia porque la gente no está informada".

(V.pág.11-A del periódico El Informador del 17 de enero de 2022).

Veamos cuales son las principales Instituciones y sus funciones:

INE: Instituto Nacional Electoral, organiza procesos electorales libres, equitativos y confiables para asegurar el correcto ejercicio de los derechos electorales y garantizar que los resultados representan la voluntad de los votantes, además, su credencial de identificación se utiliza con fines comerciales, financieros, educativos, entre otros.

INEE: Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Lleva a cabo convocatorias para docentes y autoridades, pretende mejorar la educación.

COFECE: Comisión Federal de Competencia Económica, tiene a su cargo promover y defender la competencia económica para cumplir con el precepto constitucional de prohibición de los monopolios. Está reglamentada por la Ley Federal de Competencia Económica. La competencia genera beneficios para los consumidores, mejora los precios, genera la variedad de productos, su accesibilidad, disponibilidad, especialización e innovación y en general, por traer beneficios para el consumidor.

CRE: Comisión Reguladora de Energía. Es un organismo descentralizado que depende de la administración pública federal como un órgano regulador coordinado en materia energética, en cumplimiento del artículo 28 de nuestra carta magna.
Como todo organismo descentralizado, está dotado de autonomía en todos sus sentidos, técnico, operativo y de gestión, con personalidad jurídica propia y capacidad presupuestal para disponer de los ingresos que deriven de las contribuciones y contraprestaciones de los servicios que presta. Tiene a su cargo fomentar el desarrollo eficiente de la industria, promover la competencia en el sector energético, proteger los intereses de los usuarios, propiciar una cobertura nacional y atender a la prestación de servicios energéticos confiable, estable y continuo del suministro y la prestación de los servicios.

IFT: Instituto Federal de Telecomunicaciones, es también un órgano autónomo con personalidad jurídica y patrimonio propio. Sus actividades las orienta mediante consultas públicas. Durante el año 2021 realizó 4 consultas sobre lineamientos a través de medios electrónicos, sistemas automáticos de coordinación de frecuencias para la administración del espectro, servicio móvil de radio comunicación especializado en flotillas y anteproyecto para definir formato del informe de acceso a Internet.
Actualmente realiza una convocatoria pública para registrarse para formar parte del comité técnico en materia de despliegue de redes 5G en México.

Estas Instituciones no acataron la orden de austeridad, hay funcionarios que tienen ingresos superiores con mucho al sueldo del presidente. Esperamos que el problema se resuelva sin ocasionar mayores daños como ya tenemos la experiencia de las medicinas, las guarderías infantiles y otros casos que resultó peor el remedio que la enfermedad.

Luis Jorge Cárdenas Díaz
(v.pág.9-A del periódico El Informador del 20 de enero de 2022).

Enero ha sido un mes fatídico para el periodismo. 3 periodistas asesinados en 3 semanas, uno en Veracruz, José Luis Gamboa, director y propietario de un medio digital, y 2 en Tijuana, el fotoperiodista Margarito Esquivel y la reportera Lourdes Maldonado. ¿Qué tienen en común estos 3 asesinatos? Todo y nada. Son hechos distintos que no están vinculados ni por el asesino, ni por el móvil, ni por el tipo de arma. Lo que los une es la impunidad.

Decir que México es el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo es una realidad si lo medimos por el número de periodistas que son asesinados cada año. En los últimos 15, los sexenios de Calderón, Peña Nieto y lo que va del de López Obrador han sido asesinados 146 periodistas y 17 más han sido víctimas de desaparición, de acuerdo con reportes de la asociación civil Propuesta Cívica.

El fenómeno es nacional. Salvo Baja California Sur y Nayarit, en el resto de los estados hay al menos un caso, pero son los estados del centro del país (Cdmx, Estado de México, Morelos, Guerrero, Veracruz y Puebla) junto con los fronterizos (Coahuila, Sonora y Chiapas en el sur) los que concentran la violencia contra periodistas. Otra vez de acuerdo con Propuesta Cívica se puede establecer que en 42 casos el motivo del asesinato tiene que ver con la defensa de derechos humanos y en otros 68 la libertad de expresión.

Si bien es cierto que no se trata de crímenes orquestados desde el Estado, como fue por ejemplo el caso de Manuel Buendía, ni de una política sistemática para silenciar periodistas, también es cierto que la mayoría de estos casos han quedado impunes y que éstos se dan en territorios donde existe un control territorial del crimen organizado en la mayoría de los casos con complicidad con autoridades locales.

La mayoría de los gobiernos en México, pasados y actuales, consideran que la libertad de expresión es una graciosa concesión del Estado a sus ciudadanos. Frases como "somos tolerantes" o, "en este gobierno se acepta la crítica" o "nosotros no reprimimos" no son sino reflejos de un Estado que no termina de asimilar que las libertades las tutela, no las otorga el gobierno, y no quieren entender la cabal relación entre libertad de expresión y democracia. Mientras no se investigue y se castigue los asesinatos de periodistas, no solo de los más destacados y famosos, sino de todos y cada uno de ellos, en cada rincón del país, perdemos todos.

Cada que se mata a un periodista, a un activista, a un inconforme, cada que una voz crítica desaparece, perdemos un pedazo de democracia.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 25 de enero de 2022).

La coalición de intereses políticos, económicos o criminales a quienes la información, reportajes, investigaciones y denuncias que produce la prensa no sometida, conforma un entramado de simulación e impunidad que propicia que quienes cometen estos crímenes casi nunca serán castigados. La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) inició 3,419 investigaciones por agresiones a periodistas y comunicadores desde 2010, y solo en 28 casos se habían logrado sentencias contra los responsables. Es decir, una impunidad mayor a 99%.

Se ejerce el periodismo en un contexto de violencia que puede calificarse de guerra informal. Este es el contexto en el que los periodistas ejercemos nuestra profesión. Es necesario hacer conciencia de este contexto para tratar de detener la guerra que se ejerce contra el gremio.

Tal vez solos no podamos detener esta violencia. Tal vez debemos sumar las protestas de los periodistas a las de las madres que tienen desaparecidos, a las de las familias que esperan que completen e identifiquen los cuerpos de sus hijos en la morgue; tal vez debemos sumarnos a los defensores del territorio que probablemente sufren una guerra más sangrienta, al igual que la que padecen la mayoría de adolescentes y jóvenes que son la primera línea, la carne de cañón de esta guerra informal que nos sangra y lacera.

La guerra tiene un fin [un objetivo], no es al azar, por más que lo parezca. La guerra informal desatada por los intereses políticos, económicos y criminales necesita de la violencia para proteger sus intereses presentes y futuros. Con la violencia se expanden ciclos de acumulación de capital, se arrebatan y protegen territorios y se financian campañas y cuentas bancarias de los políticos que cuidan que este orden siga reproduciéndose, mediante la impunidad y la corrupción.

Rubén Martín
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 26 de enero de 2022).

El zopilote es conocido por ser un ave carroñera que planea con las alas extendidas dando vueltas alrededor de animales muertos, da vueltas y vueltas esperando su momento para alimentarse.

Donde veas un grupo de zopilotes volar en círculos dibujando órbitas transparentes, encontrarás un cuerpo que se descompone en el centro, abajo en la tierra.

Ayer durante la mañanera el presidente volvió a recordarnos que los "conservadores" se aprovechan hasta del asesinato de la periodista Lourdes Maldonado para atacar a su gobierno y señalar de forma injustificada al exgobernador Jaime Bonilla, pues ya se les ve a los adversarios que "andan zopiloteando".

En algo tiene razón el presidente, y es que vivimos en época de zopilotes.

Son tiempos donde la muerte ronda entre nosotros. Donde una llamada de auxilio no es atendida. Donde miles de veladoras iluminan una nueva tragedia. Donde crecen zonas de silencio.

Son tiempos donde la búsqueda de la verdad, la reparación de los daños y la no repetición se entierran desde el discurso de la negación.

Son tiempos de zopilotes que dan vueltas frente a los feminicidios que no paran. Son tiempos de aves oscuras que merodean los almacenes vacíos de medicamentos.

Son tiempos donde la pandemia sigue acumulando presas. Son tiempos donde las madres rastreadoras se guían por sus negras alas. Son tiempos donde la sentencia es que hemos llegado demasiado tarde.

Son tiempos donde los zopilotes rondan a presas inocentes en un contenedor de basura. Son tiempos donde la impunidad vuela alto, carroñera y voraz.

Son tiempos de zopilotes. 50 periodistas asesinados en este sexenio.

Son tiempos donde no se mata la verdad, pero el costo no debería ser la muerte.

José Ignacio Rasso Ibarra
(v.periódico El Informador en línea del 27 de enero de 2022).

El FMI dice que la economía mexicana crecerá 2.8% en vez de 4% en el 2022. Es un golpe de agua fría en la cara, pero no estamos frente a una profecía escrita en piedra por un sacerdote maya o algo previsto por Nostradamus en sus famosas Centurias. Son números que representan la fotografía de un momento y lo proyectan al futuro. Al final del año, el resultado puede ser mejor o peor.

Mucho de lo que pase en el 2022 depende de lo que hagamos y de lo que dejemos de hacer. El crecimiento del PIB será peor si se aprueba la reforma eléctrica en los términos que fue propuesta. En este caso, la rentabilidad política de la iniciativa es inversamente proporcional a la viabilidad económica. El PIB será mejor si México consigue ponerse en el mapa como jugador relevante en la captación de inversiones que ahora están en China, ¿cuál es nuestra estrategia para aprovechar el reshoring? ¿Sabe el presidente que esta es la mayor oportunidad, en décadas, para la economía mexicana?

El pronóstico del FMI es relevante por la importancia del organismo, pero también porque coincide con otros ejercicios similares hechos por bancos privados y por otras instituciones internacionales. Importan los números que sueltan los expertos, pero también las razones que ofrecen: el ajuste tiene que ver con condiciones mas adversas en el entorno internacional y también con factores internos que implican riesgo o dificultan el crecimiento. En México, la inversión está 14% por debajo del nivel que tenía antes de la pandemia. Las inversiones no realizadas en años pasados limitan las posibilidades de crecimiento de ahora en adelante.

Los pronósticos hechos por organismos internacionales otorgan mucho peso al deterioro que ha vivido el entorno global en las últimas semanas. Estados Unidos y China crecerán mucho menos de lo que se pensaba. En el radar están factores que venimos arrastrando pero no se han resuelto, como la pandemia; por supuesto la disrupción de las cadenas de valor, por falta de chips y contenedores. En el caso de los semiconductores, la solución no está al alcance de la mano. Las mayores empresas fabricantes del mundo lo reconocieron ante los inversionistas ayer jueves y se desplomaron en Bolsa, junto con sus principales clientes.

El alza de tasas de interés por parte de la Fed es una respuesta esperada para contener la inflación. Es una medicina que traerá efectos secundarios: meterá freno a la economía de Estados Unidos y provocará volatilidad en muchos países emergentes. Qué tanto se afectará el tipo de cambio del peso frente al dólar es una de las interrogantes. No seguirá en 20 pesos, pero es incierto el tamaño del brinco que pegará. El alza de tasas también meterá presión a las finanzas públicas. Un alza de un punto porcentual significa cientos de millones de dólares en incremento al servicio de la deuda de empresas tan apalancadas como Pemex y miles de millones de pesos para el gobierno mexicano. El fin de las tasas cero en Estados Unidos reducirá el margen de maniobra del gobierno. Atención con el papel que jugarán las agencias calificadoras.

Ojalá solo fueran los problemas externos los que frenan la economía mexicana. La inseguridad pública y los bajos niveles de inversión aparecen en la parte más alta de la lista de adversidades. Los crímenes de alto impacto están quitando brillo a la joya de la corona turística, Cancún. También hacen daño a otras regiones y sectores que no tienen tanta luz encima. La anemia inversionista es el síntoma de problemas serios: las decisiones económicas del gobierno otorgan puntos de popularidad al presidente, pero restan puntos al PIB; existe una desconfianza mutua entre el gobierno y el sector privado, que se traduce en mucho ruido y pocas nueces. Carecemos de una política económica promotora del crecimiento y las inversiones productivas.

La baja en los pronósticos del PIB para 2022 significa que es muy probable que no volveremos a los niveles del 2018 sino hasta 2023. En términos económicos vamos por el camino de tener un sexenio perdido. No es buena noticia para el gobierno, por supuesto, pero tampoco para la oposición. Para las elecciones del 2024 tendremos un país empobrecido y malhumorado o deprimido, porque un país que no crece es un país que sufre la tragedia de no realizar todos sus potenciales.

Luis Miguel González
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 29 de enero de 2022).

La sociedad queda en estado de perplejidad al ver la sucesión de muertes que se suceden cada día sin que se atine al camino de salida. Pareciera un laberinto macabro que lleva siempre a una puerta final. Hemos llegado a percibir la violencia inmediata como un espectáculo lejano, y a pesar de que nos salpican las gotas de sangre, las vemos con distancia en imágenes digitales deseando que estuvieran más lejos.

Cuando la violencia sacude la realidad de una persona o una familia, se termina esa distancia provocando un choque terrible; es entonces cuando mejor se entiende lo incongruente que resulta actuar privilegiando la percepción, en el plano de las imágenes y la formación de la opinión pública. El crecimiento de la violencia aparejado a la sofisticación del mundo virtual ha provocado que muchos recursos públicos en estos casos se gasten en atender las percepciones más que a las realidades de las personas concretas.

Esta ola de violencia que provoca tantas ausencias finales es el problema público más importante que vivimos, por lo cual, a su solución merece dedicar la mayor cantidad de tiempo y recursos enfocados a las personas afectadas. Nada es más importante que el respeto a la vida y la dignidad. Viene al caso la reflexión en medio de las noticias sobre asesinatos de periodistas, de abogados, en medio de la mayor ola de desapariciones forzadas, en un caos agravado por la pandemia, y cuando los tambores de la guerra vuelven a sonar en el mundo.

Pareciera que la perplejidad que produce nuestro tiempo espera una salida mágica. Ante eso vale la pena traer las palabras de un viejo sabio de hace 11 siglos que decía "El hombre no es perfecto sino cuando asocia pensamiento y acción. Una cura para el desgobierno, para los que se encuentran en la encrucijada..., es la vida cotidiana apegada a la Ley". Ahora eso resulta pertinente ante la dimensión del problema. La violencia es la mayor amenaza de la libertad y ronda siempre donde se proponen soluciones totalitarias.

El viejo sabio autor de la frase fue Rabí Moše ben Maimón o Maimónides nacido en la ciudad de Córdoba en el año 1135.

Si Maimonides viviera ahora seguramente nos diría que la respuesta a la perplejidad está en la reflexión sobre el hombre y no en la pasión por las cosas. Que la responsabilidad de combatir la violencia implica privilegiar las herramientas para evitar tanta muerte, tanta injusticia desde la realidad de las personas y no desde la percepción.

La muerte reproducida en en los dispositivos electrónicos no es solamente una imagen colectiva sino que es, ante todo, un hueco negro irreparable en cada familia afectada que merece todo el respaldo institucional. La ausencia final que afecta a tantas familias merece el homenaje de recordar que la primera obligación de la acción pública es la preservación de la vida, de la integridad y la dignidad de cada persona, de cada familia afectada a la que habría que atender con mayor esmero que a la percepción de la opinión pública. Las personas son la razón de ser de las instituciones y las leyes; y no a la inversa.

Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 6 de febrero de 2022).

Desde el inicio de la campaña electoral se comparaba al entonces candidato López Obrador con Chávez o Maduro. En la opinión de muchos, esto conllevaría -de ser elegido AMLO- al mismo destino que Venezuela. Insistí entonces y lo repito ahora, que eso no pasaría. México y Venezuela son países con contextos muy distintos y no solamente porque México sea frontera con Estados Unidos, sino porque el tipo de problemas y riesgos son estructuralmente de otra naturaleza.

Me explico. En Venezuela hay un círculo de poder que tiene el control político y económico que obtuvo por la fuerza, la coerción y la intimidación judicial. En México esto no va a suceder. No habrá clonación. El peligro es de naturaleza distinta, aunque no por eso es menos pernicioso. En México el deterioro proviene del incremento sostenido del crimen organizado por todo el país, sin que este se explique por un partido o un grupo de poder político específico.

Este deterioro se acelerará porque el actual gobierno no tiene una estrategia para combatirlo; desmanteló y no ha procurado tener una policía profesional y el ejército está ahora disminuido en su capacidad operativa. En la actualidad, ya no solo se enfoca a la defensa nacional y desastres naturales, sino que ha asumido funciones operativas en prácticamente todas las ramas de la gestión pública desde seguridad pública, combate al crimen organizado, aduanas, puertos, salud, migración, distribución de medicamentos, hasta construcción de aeropuertos (y lo que se acumule). Como dice el pueblo sabio mexicano: "el que mucho abarca poco aprieta".

Guillermo O'Donnell, politólogo argentino, acuñó el término de zonas marrones, en términos simples, zonas donde no tiene presencia el Estado, usualmente ocupadas por el crimen organizado. En México, estas "zonas marrones" están creciendo y esto pone al país en una situación riesgosa y muy difícil de revertir a mediano plazo.

En Venezuela hay una esperanza de mejora si hay un relevo del poder, que podría traducirse en repatriación de talento, recuperación de la confianza, inversión extranjera y estabilidad a mediano plazo. En México, en cambio, el camino silencioso y diligente del crimen organizado por el país, está generando fracturas que difícilmente van a cambiar con un sexenio o un partido político. Se observa como melanomas que van apareciendo por todo el cuerpo sin extirparse, haciendo metástasis por todo el territorio nacional.

En sintonía con esta visión, el Foro Económico Mundial recientemente indicó que un "colapso de estado" es uno de los 5 riesgos que enfrenta México. Se refieren a colapso de estado como aquellos riesgos políticos derivados por un conflicto interno, ruptura del Estado de Derecho, erosión de las instituciones, golpe militar y la inestabilidad regional o global.

Para agravar la situación tenemos el fenómeno de la migración, que, por la debilidad institucional y la facilidad para introducirse al país, ha atraído a miembros de distintas mafias como la rumana, rusa, de las maras del triángulo norte de Centroamérica, colombianos, canadienses y hasta israelíes, entre otros. Esto es la receta para problemas mayores incluyendo la competitividad y hasta la inflación. Por citar un ejemplo reciente, el incremento del precio de los limones a causa del derecho de piso que le cobran a los productores en Michoacán.

La predicción: el crimen organizado se sofisticará y seguirá su expansión. Repercutirá en muchos temas nacionales, desde el tejido social y aumento de la violencia, hasta la disminución de la competitividad y crecimiento económico entre otros. Al final del día la situación en México será más compleja que la actual crisis en Venezuela.

Jaques Rogozinski
(v.pág.28-A del periódico El Informador del 7 de febrero de 2022).

Por supuesto, hay muchas cosas que convendría cambiar en este país, para que sus habitantes vivieran mejor. Por supuesto -también-, las reglas básicas de su sistema democrático son perfectibles. Sin embargo, si sus habitantes pudieran establecer el orden de las prioridades, casi seguramente la seguridad, la salud y la educación -aunque posiblemente en diferente orden- ocuparían los primeros lugares. Y la reforma electoral estaría casi al final de la lista de pendientes. Prueba de ello, la confianza de la mayor parte de los ciudadanos en que, a diferencia de lo que ocurría en tiempos de "la dictadura perfecta", las elecciones en México son limpias, y las autoridades, legítimas..., aunque no exentas de incapacidades, vicios o imperfecciones.

Claro: también en esa materia hay impurezas. Una de ellas, imputable a los propios ciudadanos, la apatía que en ocasión de las jornadas electorales se traduce en ausentismo. Otra, la violencia que en el caso concreto de las elecciones intermedias del año pasado segó la vida a decenas de aspirantes a cargos de elección popular. Una más (directamente emparentada con la anterior), la ineptitud de las autoridades para esclarecer esos crímenes y sancionar a sus autores.

Adicionalmente, hay aspectos relacionados con el ejercicio de la democracia, que molestan, ofenden y avergüenzan a los ciudadanos. Molestan, por ejemplo, las generosas partidas presupuestales -injustas para los habitantes de un país tan lleno de carencias- que se destinan a partidos políticos que no pasan de ser refugio de oportunistas, zánganos y vividores. Molesta lo costoso de "candados" y "mecanismos de seguridad" orientados a garantizar la limpieza y seguridad del voto. Ofende el excesivo número de diputados y senadores, porque es evidente y aun escandalosa la desproporción entre el costo de ese aparato y el beneficio para el pueblo. Avergüenza el comportamiento incivil y rufianesco de tantos (y tantas) pelafustanes en sus escaños o curules, totalmente indigno de genuinos representantes populares...

No hay, hasta donde se sabe, ningún indicio de que la "reforma oriental" que se plantea "desde la más alta tribuna de la nación" tienda a depurar, suprimir o corregir ninguna de esas prácticas molestas, ofensivas o vergonzosas. Hasta donde se advierte, dicha "reforma" tiende simplemente a descalificar y eliminar a las actuales autoridades electorales, so pretexto de acrecentar la limpieza y eliminar la corrupción... aunque la experiencia demuestra que el ingenio de los chapuceros no tiene límites.

Jaime García Elías
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 7 de febrero de 2022).

Cada día que pasa aumenta la sensación de que el país está en un pantano. Algunos juran que nos estamos hundiendo irremediablemente, y ponen en el imaginario a Venezuela. Otros creen que estamos mejor que nunca porque todos los días se habla de lo que hay más allá del pantano, en la tierra prometida. Lo cierto es que estamos empantanados, que independientemente de discursos de uno y otro lado y de quién tenga la razón o tire la última neta, la economía no crece, la pobreza no se reduce, la violencia aumenta, la sociedad se polariza. ¿Podemos salir del pantano?

Hace 30 años, cuando el país parecía derrumbarse a pedazos por la violencia política -asesinatos, guerrilla, narcotráfico- y la crisis económica derivada del llamado "error de diciembre", el país salió adelante con una fórmula: diálogo. Líderes de los partidos, actores políticos y sociales se sentaron a buscar salidas. Así nació una democracia, imperfecta como todas, sin embargo funcional, que despresurizó al país, y un modelo económico que permitió el desarrollo de la clase media, pero fue incapaz de sacar de la pobreza a la mitad de la población. La corrupción generalizada, el acuerdo político convertido en un sistema de cuotas y cuates, un Estado obeso y disfuncional que permitió el avance del crimen organizado y una economía endeble que, en la siguiente crisis, la de 2009, polarizó aún más el nivel de ingreso y llevó a la pobreza a más mexicanos, acabaron con el sueño del México de la transición a la democracia.

El diálogo vuelve a ser urgente. Los temas no son los mismos y los actores tampoco. La crisis de representación de los sectores -empresariales, sindicales, campesinos- y la desarticulación de los partidos hacen imposible que el diálogo sea, como el de fines del siglo XX, cupular. Por complejo y poco práctico que parezca la construcción de acuerdos para el futuro tendrá que ser de abajo para arriba y de afuera hacia dentro, desde los territorios hacia los centros urbanos, de los barrios a los centros de poder.

¿López Obrador es el fin caótico de una era o el esperanzador inicio de un nuevo país? La discusión es retórica. Lo cierto es que estamos en medio, entre el río y la tierra firme, atascados en un pantano donde regresar, como algunos quisieran, no es opción, y para avanzar a lo nuevo se requiere más, mucho más, que solo voluntad y buena fe. Requerimos la fuerza del movimiento popular, pero también la técnica y el saber.

Para salir del pantano necesitamos retomar el diálogo, aprender a escucharnos y entender, de una vez por todas, que unos y otros nos necesitamos.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 9 de febrero de 2022).

La conversación pública de los últimos días ha estado centrada en el tema de la revelación de datos privados que hizo el jefe del Estado mexicano, respecto de los ingresos que aparentemente obtiene el periodista Carlos Loret de Mola. Hay coincidencia en el señalamiento de que el evento constituye un error grave, pero, sobre todo, un abuso de su poder.

Más allá de la defensa a una persona en particular, es importante decir que el hecho sí es delicado, porque lo que evidencia es que la Presidencia de la República está dispuesta a utilizar todo el peso de las instituciones públicas para combatir a quienes, de manera legítima o no, discrepan de su visión, proyecto y método de hacer las cosas.

En el fondo, este asunto debería llevarnos, por lo tanto, a una discusión seria sobre cómo construir más y más democracia; y en ese sentido, cómo establecer límites al hiperpresidencialismo mexicano, el cual resulta no sólo disfuncional, sino, ante todo, contrario al espíritu democrático que debe animarnos a todas y todos en la construcción de un país de libertades y bienestar.

Juristas de la talla de Diego Valadés y otros, han señalado que el enorme reto que tenemos como país es modificar adecuadamente al artículo 80 de nuestra carta magna; pues en su redacción actual impide contar con un gobierno que tenga una naturaleza, no unipersonal, sino de auténtico órgano constitucional de gobierno, que sea capaz de reflejar el pluralismo político que existe en el país.

Desde esa lógica, lo que está a discusión desde hace ya varias décadas es cómo introducir en nuestro sistema, elementos que nos conduzcan a un régimen cada vez más de corte parlamentario, que permita también fortalecer los equilibrios, contrapesos y control del gobierno que tanta falta nos hacen.

Tal como se encuentra redactado hoy ese artículo de la Constitución, facilita y estimula una tradición poco democráticamente limitada en nuestro sistema político, y genera estímulos perversos para el desarrollo de visiones patrimonialistas del poder; y confusiones de índole más allá de lo racional, desde las que se comete el exceso de asumir que las instituciones y la República misma están literalmente encarnadas en el cuerpo del gobernante.

México requiere una reforma política de gran calado, adicional a las que se han llevado a cabo en los últimos lustros, centradas mayoritariamente en cuestiones electorales y que han buscado mayor equidad en la competencia electoral; a pesar de ello, hace falta avanzar mucho más en la consolidación de un auténtico régimen de partidos políticos que, con base en su capacidad de representatividad ciudadana, ocupen escaños en el congreso y accedan a cargos en el gobierno, respondiendo indeclinablemente a favor de la ciudadanía.

Lo que tenemos ahora es todavía un sistema que produce un insostenible círculo vicioso de partidos políticos sin representatividad democrática de las mejores causas de la ciudadanía; como consecuencia de ello, un congreso donde sus curules están mayoritariamente secuestradas por estructuras electorales y clientelares; y todo ello alineado a un régimen presidencialista donde todo el sistema sigue girando en torno a un solo individuo que tiene una preminencia sin contrapesos lo suficientemente sólidos para acotar efectivamente su poder.

Lo que se vio frente al caso del periodista Loret es preocupante, sobre todo porque entonces cualquier ciudadana o ciudadano puede enfrentar todo el peso del Estado, de manera arbitraria, discrecional y desproporcionada. Lo cual resulta a todas luces contrario a un régimen de libertades donde lo que debe privar es el Estado de Derecho bajo las coordenadas del paradigma de los derechos humanos.

México no puede depender de la autocontención de las y los gobernantes; mucho menos del voluntarismo de quienes ejercen los cargos públicos. Lo esencial sería por el contrario, salir de la trampa de un presidencialismo sin controles efectivos, y avanzar hacia la reinvención del gobierno, en clave de pluralismo político, representación ciudadana auténtica y defensa irrestricta de los derechos humanos.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 14 de febrero de 2022).

Otro tema álgido es la reforma agraria que después de 100 años continúan vigentes añejos problemas de la tenencia de la tierra, son un cáncer que devora la productividad del campo. La Secretaría de la Reforma Agraria, debería convertirse en un simple departamento de solución de problemas del campo.

El IMSS está quebrado y tiene que ser subsidiado porque sus recursos no le dan para el pago de pensiones del personal jubilado y los asegurados.

La Semarnat poco ha hecho por combatir las causas que provocan la contaminación ambiental, fuera de medir su intensidad (IMECAS) y dar avisos preventivos en caso de inversiones térmicas; el hombre persevera en su acción de destruir su hábitat. Las combustiones, vertidos industriales y domésticos, lixiviados, tratamientos agrícolas e industriales y actividades nucleares están fuera de control.

El transporte público sustituye al automóvil en países de primer mundo, en México se ha dado preferencia a obras para mejorar la vialidad del automóvil, que con su lentitud agravan el problema.

Por último, la cultura de la impunidad es el mejor impulso a la delincuencia, es necesario combatirla con energía en forma permanente.

Luis Jorge Cárdenas Díaz
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 17 de febrero de 2022).

Los poderosos de este mundo quisieran un periodismo "rosa", dedicado a la difusión de eventos sociales y al elogio incesante de las decisiones de gobierno, un periodismo "positivo" que solamente se ocupara de las cosas amables de la vida y supiera callar todas aquellas que duelen y cuestionan nuestro confort. Un periodismo que dejara de cuestionar y confrontar la visión de los de arriba con los hechos evidentes del resto de la sociedad.

Desde 3 frentes diversos y en ocasiones coaligados se emprende la persecución del periodismo en este país: desde aquellos hombres de empresas y negocios que han decidido obtener todo a costa de quien sea y de lo que sea, desde las intocables bandas delincuenciales que mantienen el dominio real de México, y desde no pocas instancias de los gobiernos establecidos en los niveles federal y estatales.

El problema es que los periodistas injustamente asesinados no han tenido padres como los tienen los normalistas de Ayotzinapa, ni otras organizaciones similares capaces de mantener una protesta no eventual sino permanente, colectiva y nacional que logre resultados fehacientes.

Armando González Escoto
(v.pág.8-A del periódico El Informador del 20 de febrero de 2022).

Los desencuentros entre gobernantes y medios de comunicación, tanto a nivel nacional como en diversas entidades de la república, han ido in crescendo en los últimos meses. La molestia hacia la prensa, de parte de quienes detentan el poder político, se exterioriza con menos recato, paradójicamente en una coyuntura de auténtica alarma por las agresiones y asesinatos de periodistas.

Un ejemplo es la exhibición pública que hizo el presidente López Obrador, de los ingresos del periodista Carlos Loret de Mola, que viola disposiciones constitucionales (artículos 6 y 16) y de ordenamientos diversos (entre estas la Ley General de Protección de Datos Personales); así como la andanada contra Carmen Aristegui, quien cometió el pecado de difundir un reportaje sobre las casas que ocupó uno de los hijos del mandatario en Houston, Texas; lo cual le valió ser defenestrada del santoral de los seguidores de la 4a, Transformación.

Estos ejemplos de descalificación con escasa categoría, no sólo los hemos visto desde el púlpito de la conferencia matutina, sino también con mandatarios como Donald Trump, Jair Bolsonaro, Daniel Ortega, Rafael Correa o Nicolás Maduro y a nivel local, en los estados y municipios de la república.

En este contexto, se multiplicaron en redes sociales los improperios a comunicadores opositores al régimen de la 4a. Transformación. Términos como "chayoteros", "buitres" o "mercenarios" los cuales se endilgan a rajatabla, alimentando un discurso de odio que es de cruda impertinencia si consideramos que se vive el peor momento de la violencia hacia los periodistas en México.

Algunos de esos usuarios cuestionan si los medios de comunicación supuestamente son el contrapeso del poder, entonces ¿Quién o quienes son el contrapeso de los medios? Con estas palabras, apoyan el hecho de que un presidente sea quien plante cara a los comunicadores.

¿Realmente necesitan los medios de comunicación un contrapeso? Por supuesto que sí, pero no son los gobernantes, sino las audiencias, o la misma prensa, siempre en un marco de legalidad.

Diversas sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (como la del caso Palamara Iribarne Vs. Chile), destacan que en una sociedad democrática los funcionarios públicos deben tener una mayor tolerancia, apertura a la crítica y admitir un escrutinio "más exigente", pues se trata de personajes voluntariamente públicos.

En el "Informe sobre la Compatibilidad entre las Leyes de Desacato y la Convención Americana sobre Derechos Humanos", de 1994, se especifica que están protegidas tanto "las expresiones inofensivas y bien recibidas por la opinión pública, como aquellas que chocan, irritan o inquietan a los funcionarios públicos".

Es la sociedad la que tiene la última palabra. Son los lectores, televidentes, radioescuchas o internautas, quienes integran el legítimo "contrapeso" de los medios de comunicación. Los gobernantes y sus colaboradores no están para desmentir, ni mucho menos calificar y desaprobar el trabajo de las y los periodistas con epítetos, ni ejercicios como "Quién es Quién en las Mentiras". Ese no es su rol, sino que más bien están obligados a procurar que haya condiciones idóneas para el ejercicio del periodismo, lo cual, buena falta hace en este país.

Los funcionarios, no solo pueden, sino que están obligados a responder y aclarar a las acusaciones relativas a temas de interés público, pero siempre en un marco de mesura y no de ásperas frases de descrédito.

Si no están conformes con lo que los medios publican, también existen los mecanismos para ejercer el derecho de réplica a través de la Ley Reglamentaria del Artículo 6o., párrafo 1o., de la Constitución, de la cual, los medios, las agencias y los productores independientes son sujetos obligados. Aquí hago un paréntesis para reiterar lo inconveniente de las excesivas disposiciones civiles sobre difamación o daño moral, que se han convertido en un factor que inhibe el ejercicio de la libertad de expresión por temor a sentencias millonarias.

Volviendo al tema que nos ocupa, muchos podrían rebatir, y con razón, que no siempre las audiencias están al tanto de las verdaderas motivaciones de grupos de interés, empresariales o políticos, que financian a ciertos medios o reportajes. No soy ingenuo, por supuesto que eso existe y en muchas ocasiones con intenciones oscuras. Pero también estoy convencido que las y los ciudadanos nos han demostrado que tienen una amplia capacidad de discernir.

Una muestra de que la sociedad ejerce su papel de contrapeso a la prensa, es que en el proceso de descrédito que sufren diversas instituciones políticas, religiosas o empresariales, no están exentos los medios de comunicación. Las audiencias han ido abandonando paulatinamente a ciertos periódicos, canales de televisión o estaciones de radio. En 2012 el 44% de los consultados en una encuesta de la empresa Parametría, afirmó que tenía poca o nada de confianza en los noticiarios de televisión. En 2017, los que no confían en noticieros aumentaron a un 83%. Alex Grijelmo, también en 2017, señalaba que algunos de los grandes medios tradicionales han ido perdido influencia y lo calificó como un fenómeno de "desprestigio de los intermediarios".

Y por supuesto, otro contrapeso fundamental de la prensa, son los mismos medios de comunicación. Tanto los sitios digitales de Fact Checking (verificación de noticias falsas), como el papel que realizan algunos periodistas y columnistas al contextualizar y desenredar las madejas para seguir el hilo de los grupos fácticos, que en ocasiones mecen la cuna de algunas investigaciones periodísticas. Ambas prácticas deben de incrementarse.

Mención aparte merecen los instrumentos de autoregulación como los códigos de ética, los estatutos de la redacción, manuales de estilo, defensorías de las audiencias. Y hay otras medidas poco vistas en México, como los botones digitales para denunciar errores o imprecisiones en las noticias publicadas o los micrositios de transparencia, donde los medios exponen claramente a la sociedad, quienes son sus patrocinadores. Esta última sería disrruptiva, sin lugar a dudas.

En conclusión, la respuesta a la pregunta inicial, es SÍ. Los medios de comunicación necesitan contrapesos: audiencias críticas, prensa que observe el trabajo de sus pares y sólidos mecanismos de autorregulación. Pero nunca será admisible que los gobernantes abonen a un discurso de odio contra quienes desempeñan uno de los oficios más peligrosos y precarizados. Descalificar a periodistas, sean o no santos de nuestra devoción, no es un ejercicio de contrapeso, sino un abuso de poder.

Julio Ríos, profesor de la Universidad de Guadalajara en el Sistema de Universidad Virtual
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 20 de febrero de 2022).

Cotidianamente, de una forma u otra, desde los medios de comunicación y en ciertos espacios de las redes sociales, hacemos recuentos intensivos de lo que no tenemos, como sociedad. No tenemos seguridad pública, mucho menos ciudadana. No tenemos una economía estable que incorpore a todas, a todos para que obtengan lo necesario para subsistir, ni hablar de ahorrar. No tenemos un sistema de justicia confiable. No tenemos acceso a satisfacer medianamente el derecho a la salud, a la educación. No tenemos una clase política que ponga por delante el interés común, o que entre sus prioridades esté el respeto a las leyes. No tenemos una masa de gente suficientemente densa que participe en los asuntos colectivos, que sea crítica más allá de sopesar la personalidad de los gobernantes y que alce la voz para exigir. No tenemos calles, parques, plazas, banquetas, calles, transporte público o mercados adecuados y propicios para tejer comunidades. No tenemos confianza en quienes gobiernan, tampoco en los vecinos. No tenemos certeza respecto al futuro cercano. No tenemos tiempo. Sí, lo anterior es una generalización basta, hay quienes sí tienen todo eso, o sea: no tenemos igualdad.

La columna de lo aún por hacer es larga, y si nos concentramos en ella parece obstáculo insalvable, suficiente para concluir: lo que tenemos es un país dado a acumular deudas sociales. Quizá conviene, por un rato, dejar de asomarnos al abismo y considerar que, aunque la lista de lo que falta es extensa, no es lo único, se inscribe en un todo en el que hay una columna dilatada con bienes; sólo que antes de enumerarlos es pertinente intentar mirarnos a la luz de un dato al que podemos acceder si nos preguntamos, cada cual: ¿vivimos mejor que nuestras madres y padres? La respuesta arrojará un indicador más bien subjetivo, pero qué importa, al cabo es nuestra vida. Ese sesgo subjetivo que la respuesta de cada quien tendrá se nutre de información personalizada, de creencias y supuestos que almacenamos; habrá quien al contestar añore, asido a la cadena de crisis económicas que comenzamos a eslabonar en 1976, los años en que el producto interno bruto (PIB) del país crecía consistente, el dólar no era costoso, y desde ahí afirme que aquello, entonces, sí era bienestar, o habrá quien recurra a la mitología oficial del priismo (y de los agentes sociales y económicos que lo acompañaban) y rememore el "milagro mexicano" y la nomás declarada "paz social". Por supuesto, hay fenómenos nuevos para poner en el balance, el crimen organizado que cogobierna en regiones extensas, la comparación directa que hoy podemos hacer con la calidad de vida en otras naciones, el modelo distinto de consumidores que somos, con la pila de satisfactores novedosos que cualquier puede/debe incorporar para cumplimentar la noción "vivir bien". Sí, ante la cuestión ¿vivimos mejor que nuestros padres?, solemos, de primer impulso, pensar en aspectos económicos.

Los indicadores económicos, los de la inseguridad, cualquiera de las mediciones a las que apelamos para saber cómo vamos, no son sino puntos intermedios, pasos que, digámoslo sin cesar, deben apuntar a la felicidad, no a sí mismos. Felicidad que, de acuerdo con los estudios de Jalisco Cómo Vamos es alta en la metrópoli Guadalajara; pero cuidado no implica que hayamos llegado a la meta, más bien entraña la cantidad de una de las riquezas que sí tenemos para hacernos cargo de lo que aún falta por hacer, por igualar, y urgir a los responsables para que hagan lo que les corresponde para que los servicios, la seguridad, la justicia y el acceso a derechos no sean barrera para la vida plena de nadie.

Riqueza relacional, felicidad... lo que sí tenemos, y lo que se desprende de ellas: cultura, trabajo, solidaridad, impulso para emprender, para crear, voluntad para ser resilientes y para periódicamente creer que la democracia es el mecanismo para hacernos de buenos gobiernos. Aunque, así como sólo mirar aquello que no tenemos puede ser dañino, también lo es quedarnos deslumbrados por lo bueno.

Augusto Chacón
(v.pág.8-A del periódico El Informador del 20 de febrero de 2022).

Desde el 27 de enero, cuando se dio a conocer una propiedad texana en la que vivieron su hijo y su nuera, el presidente López Obrador se embarcó en una campaña en contra de algunos medios, periodistas y empresarios, y de algunas organizaciones.

Nada de lo anterior es nuevo, pero la vehemencia con que lo hizo, y la ruta sin retorno que parece haber tomado, hablan de que Andrés Manuel ha decidido que esta polémica sea el punto de inflexión de su sexenio.

El presidente quiere que el derrotero de los próximos 2 años y medio sea uno donde todo el periodismo crítico quedará encapsulado con la etiqueta de ataques de una prensa que está al servicio de los intereses del pasado.

Decir periodismo crítico parece una redundancia. Pero en nuestro país buena parte de los esfuerzos informativos que se hacen son, en el mejor de los casos, recuento de sucesos o servicio social; no investigación, no reportajes que cuestionen a los poderes.

En parte es así porque el presidente tiene de su lado a muchos de los grandes medios. Y tiene también la posibilidad de apretar a esos aliados. De forma que las plataformas mediáticas donde se ventilan reportajes y asuntos que deberían ser un escándalo son pocas, y su alcance, a pesar de las redes sociales, limitado. Siendo generosos podríamos decir que básicamente los mismos medios críticos de ayer son los de hoy. En eso no ha habido transformación de la vida nacional.

Ahora bien, entre los críticos de AMLO hay tanto periodistas como columnistas que han renunciado, desde el arranque del sexenio o después, ya no a la objetividad, sino al mero intento por reportear o escudriñar de manera balanceada al presidente, al gobierno federal, los gobiernos locales del mismo color o a las distintas instancias donde Morena es dominante (las cámaras, por ejemplo). Y, en sentido contrario, dispensan diferente (mejor) trato a la "oposición".

Quien así se comporta, quien sólo (o prioritariamente) tiene como objetivo a un partido ¿sigue siendo periodista? Desde siempre hay periodistas con alguna tendencia, pero cuando ésta ya es abierta militancia, ¿se sigue siendo periodista?

Se hace necesaria una discusión sobre el papel que estamos jugando hoy los periodistas. El problema es que los más visibles (generalizo y seguramente en ello habrá injusticia de mi parte) parecen disfrutar del momento. Le han cogido gusto a los ataques del presidente; ¿será que creen que ganan? Y luego, al igual que el tabasqueño, dan rienda suelta a términos donde dictador o autócrata son usados con temeraria ligereza.

El acoso de AMLO no cejará porque el presidente cree que los medios son doblegables y que le ayudan inadvertidamente a un propósito doble: desviar la atención de otros temas urgentes y justificar que enfrenta una conjura que pretende impedirle que trabaje por los pobres.

Para esto inventó la mañanera y decidió la toma de los medios públicos para volverlos de gobierno: para controlar la opinión pública. La crisis de Houston le llevará a acelerar la maquinaria que socava la credibilidad de los mensajeros. Y estos, con su evidente animosidad antilopezobradorista, contribuirán a que cada revelación periodística sea puesta en entredicho sin siquiera analizarla.

Los periodistas, contra lo que dice el canon, serán por años la noticia. Poco importará el qué de la noticia, solo será relevante el quién firma para que unos y otros, de ambos lados del polarizado espectro, estén dispuestos a descalificar o a endosar las informaciones.

¿Cómo se narra periodísticamente una batalla política cuando la prensa se ha integrado en alguno de los dos bandos?

Salvador Camarena
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 21 de febrero de 2022).

El miedo, entendido como "inquietud, angustia producida por un peligro real o imaginario", penetra en la mente de las personas y termina por modificar hábitos individuales y sociales. Ese "peligro real o imaginario", para muchos mexicanos, tiene en la actualidad dos facetas preponderantes: uno, el COVID-19; otro, la delincuencia en cualquiera de sus acepciones.

La pandemia con que hemos tenido que convivir desde hace más de 2 años impone patrones de conducta generalizados, como el distanciamiento social o el uso de cubrebocas; modifica hábitos sociales, como el de frecuentar bares, restaurantes, teatros o estadios, o salir de vacaciones. Las recomendaciones de las autoridades sanitarias y las disposiciones -en concordancia- de las civiles y eclesiásticas no solo han obligado a modificar conductas: también han afectado gravemente a infinidad de negocios y motivado despidos o recortes de personal.

Vacunas, restricciones y demás medidas orientadas a abatir la curva de los contagios y alcanzar la "inmunidad del rebaño", asumidas de buen grado, permiten alentar el buen deseo de volver a vivir en circunstancias parecidas a las de la antigua normalidad.

Por desgracia, para enfrentar la inseguridad que campea por doquier, no hay vacunas ni cubrebocas que sirvan. El Centro, muchos barrios y colonias de Guadalajara -y de otras ciudades grandes o medianas del país- entre las 9 de la noche y las 7 de la mañana ("desde que Dios anochece hasta que amanece", decían las abuelas de antes), son zonas muertas en las que se intuye el peligro y se huele el miedo.

Súmense a lo anterior advertencias como las de "no salir" y no transitar por las carreteras de Zacatecas, difundidas en redes sociales, supuestamente por grupos delictivos apoderados de una entidad en que las matanzas han sido la constante; o noticias como las relacionadas con los "avances" en el hallazgo e inhabilitación de "minas" sembradas por los narcotraficantes en poblaciones de la Tierra Caliente de Michoacán (Aguililla, concretamente) que han sido abandonadas por muchos de sus propios habitantes; o recomendaciones como las de las autoridades estadounidenses de no viajar a Cancún, emitidas tras los recientes asesinatos ocurridos en hoteles de primera clase; o informaciones como la irrupción de bandas delincuenciales en Caborca, Sonora, sin que haya, en contrapartida, noticias alentadoras sobre la reacción de las autoridades en la medida y de la naturaleza de lo deseable...

La suma total es, fatal y necesariamente, la dolorosa conclusión de que la seguridad de los ciudadanos es, para las "h." autoridades, asignatura pendiente.

Jaime García Elías
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 22 de febrero de 2022).

Las jóvenes intercambian miradas y Dani aclara: -Pues, ¿en qué siglo piensan que vivimos? ¡Que el honor! ¡Que la Patria!... Nomás falta y nos platiquen la historia de los Niños Héroes... ¿Qué no se dan cuenta de que aquí no hay oportunidades? Sí, es muy bonito hablar de México, que nuestra bandera es hermosa y que lo queremos mucho, pero allá es donde está el futuro... Véanlo con sus propios ojos: la corrupción está asfixiándonos; el narco, hasta la coronilla; la educación cada vez peor; la política, en manos de demagogos e improvisados, las diputaciones se rifan, el nepotismo no acaba; los sueldos están por los suelos... Los gabachos por lo menos reconocen tu capacidad, ¿pero aquí?

Eugenio Ruiz orozco
(v.pág.11-A del periódico El Informador del 28 de febrero de 2022).

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor Ampliada, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la percepción de las familias sobre su situación económica y la del país se deterioró al cierre del año pasado.

De la población encuestada en diciembre de 2021, 48.7% percibió que la situación económica actual de México, en comparación con la de un año antes, es peor o mucho peor; 30.8% indicó que es igual y 20.5% consideró que es mejor o mucho mejor.

(V.primera plana del periódico El Informador del 4 de marzo de 2022).

La declaración de Carlos Slim, el hombre más rico de México y por algunos años del mundo, contra la polarización fue muy celebrada y aplaudida. No es lo que dijo, pues muchos han dicho lo mismo, sino quién lo dijo. Cuando Slim habla en Palacio paran orejas, pues, en materia de poder, él es uno de los pocos que le habla de tú al presidente.

Es cierto: la polarización no genera progreso.

Y cuando hablamos de polarización no solo hay que pensar en lo político: la gran tragedia de este país es la polarización económica y en ello Slim ha sido el principal beneficiado y uno de los causantes. Tener al hombre más rico del mundo en un país donde la mitad vive en la pobreza es un perfecto ejemplo de esa polarización.

Pero quitemos nombres y apellidos de empresarios y de políticos. El índice de Gini, que mide la desigualdad de una sociedad (cuando el índice es más cercano a 1 mayor es la desigualdad) ubica a México entre los países más desiguales del planeta con 0.50 poco más o menos y tiene que ver fundamentalmente con 2 cosas: la falta de acceso a servicios públicos de calidad (educación, salud, seguridad y justicia) y una política de competitividad basada en salarios bajos.

Para tener mejores servicios se requiere un Estado más eficiente, pero sobre todo una reforma fiscal de fondo que permita la universalización de los servicios de salud, acceso a la educación y que fortalezca a las instituciones del Estado frente a los poderes fácticos y el crimen organizado. Para tener una economía más equitativa e internamente más potente se requiere una política salarial justa.

No hay despolarización política sin despolarización económica y viceversa. Así como en los años 90 logramos un gran pacto para la transición democrática, hoy requerimos un nuevo pacto social que incluya seguridad pública, seguridad social, justicia laboral y justicia transicional para lidiar con el pasado. El 1er. paso para sentarnos en la mesa es despresurizar al país, dejarnos de insultar y acusar los unos a los otros comenzando por el presidente en las mañaneras, cierto, pero de ahí para abajo.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 4 de marzo de 2022).

Nunca imagine que en menos de 3 años una persona tan imbécil fuera capaz de destruir una república.

En mi casi medio siglo de periodista donde fui testigo del desempeño de presidentes y gobernantes ineptos, frívolos, corruptos, represores y aliados de criminales, jamás observé que alguien tan obtuso, elemental y voluntarioso destruyera a México, a ese México de tradiciones, historia, cultura y tremendas luchas libertarias.

Todo sucedió en un santiamén.

La masacre del estadio de futbol de Querétaro, cuna de la independencia, origen y destino de nuestra carta marga, nos muestra el verdadero rostro de los que somos y a donde nos ha llevado quien nos gobierna.

Nos regresó al país primitivo el cual pensamos habíamos superado. Al real origen de la raza de bronce irracional, a la barbarie, a los sacrificios humanos en donde había que sacar el corazón el prójimo para entregarlo a los dioses para así alcanzar la purificación.

Hoy el símbolo de la valentía es matar a mansalva, agredir en el anonimato. Hacer manifiesto ese odio histórico entre hermanos y a mostrarnos que, con tal de dar rienda suelta al coraje colectivo, es posible arrebatar la vida de una persona así sea de un fanático.

Ahí está su obra, señor presidente.

En menos de 36 meses logro sus aviesos propósitos de dividirnos; de catalogarnos entre chairos y fifís; pobres y ricos; liberales y conservadores; estudiosos e incultos; huevones becarios y estudiantes que se preparan en el extranjero para venir a saquear al país.

Al fin logró definirnos como animalitos, como esas mascotas a las que hay que dar de comer, manifestarse en favor de los criminales y narcotraficantes a los que hay que defender, opositores que hay que encarcelar y enemigos que hay que exterminar.

Al fin logró lo no logrado.

Un Tren Maya que no lleva a ninguna parte y que solo sirvió para destruir la reserva ecológica; una refinería, "Dos Bocas", asiento de corrupciones no vistas desde la época independentista y ahí, enhiesto, el inservible aeropuerto "Felipe Ángeles" que ni como puerto aéreo local funciona.

Ahí, está su obra, señor presidente.

En 3 años deja un país donde reina la corrupción y el nepotismo; una república convertida en el cementerio que alberga más de 100,000 muertos, una nación donde se cogobierna con los cárteles.

Ahí está su máximo legado en Veracruz donde clonó su experimento de Iztapalapa e hizo alcalde a un paletero, a su "Juanito", al más atarantado y objeto de burla de su colonia. En desquite nos deja a un payaso de carpa, a Cuitláhuac, a quien sin mayor reparo unge como gobernador.

Ahí está su obra, señor presidente. Ya se puede ir mucho a "La Chingada".

Lo de Querétaro es tan solo la resultante, la consecuencia de la cascada de mentiras con la que se gobierna en el día a día. Es el saldo de esa ira contenida ante tanto infortunio y desempleo; ante tanta violencia reprimida; es el desquitarte con el primero que encuentras.

Es el país que nos heredas luego de 3 años de una transformación de 4a., un camposanto de periodistas masacrados y destazados que no se ven ni la peor de las guerras.

El nuestro es, en efecto, el país de las oportunidades pero para quien gusta de la pereza, del dinero ajeno, de quien no estudió pero siempre anheló el dinero y el poder; es el tiempo de la negación de la inteligencia. De aquellos que no saben cómo se usa el poder que no sea para beneficio propio.

Es el tiempo de los degradados, de los marginados, del sector de la población desposeído que equivocadamente se le atendió regalándole dinero en efectivo, o cargos públicos que ejercen sin conocimientos, pulcritud, respeto y honestidad.

Son tiempos de barbarie; de los bucaneros que llegaron a poder a repartirse el botín.

Ahí está su obra, señor presidente. Ya se pude ir mucho a "La Chingada".

Édgar Hernández
(v.Periódico Veraz del 6 de marzo de 2022).

La sangre de la víctima siempre genera un siniestro efecto hipnótico y de éxtasis en el perpetrador de la violencia. Esto se exacerba cuando se trata de linchamientos o de la acción de masas enardecidas que arremeten en contra de quienes consideran "sus enemigos" o "rivales", a quienes colocan en la categoría de amenaza y, por lo tanto, sujetos de aniquilación.

Frente a las imágenes que se han visto las 2 últimas semanas, primero en San José de Gracia, Michoacán, y en el estadio de futbol La Corregidora, en la ciudad de Querétaro, es imposible no subir el tono del lenguaje y tratar de utilizar las categorías necesarias para intentar nombrar la magnitud de la tragedia que se vive en el país.

Lo que se vio en ambos eventos fue la acción de auténticos psicópatas: seres que han perdido toda capacidad de sentimiento moral, y con ello, la posibilidad de la compasión y el respeto por la vida humana. Disparar a sangre fría en contra de un grupo de personas desarmadas y a expensas de sus victimarios contra la pared, así como golpear hasta el cansancio a una persona desnuda en el piso, constituyen actos patológicos que obligan a preguntarse si no forman parte de un mismo fenómeno.

Hasta el momento de escribir estas líneas, el reporte oficial de las autoridades era que no había personas fallecidas por lo ocurrido en el estado de futbol; y por supuesto es deseable que así sea. Porque no es necesario que haya personas fallecidas para horrorizarse ante el nivel de cólera que se desató y que llevó a la violencia extrema a quienes participaron de las agresiones.

Lo que se vio allí no fue una trifulca o un pleito más. Lo que estaba en operación era la furia, un odio exacerbado y una violencia sin límite: no se trataba sólo de golpear, sino de humillar, de lastimar la dignidad de las personas, de reducirlas a una calidad inferior a la de un objeto que puede ser destruido y, sobre todo, despojado de su calidad humana.

Después de estas 2 semanas se percibe una desazón profunda en el país; pues ante las tragedias de cada día, vemos aún mayor polarización: un país dividido en 2 bandos responsabilizándose unos a otros de las atrocidades ocurridas. Preocupa entonces doblemente que, en medio de este río de sangre, incluso la posibilidad de diálogo está rota.

Es momento de pausar. Por eso es urgente que el jefe del estado haga un alto en el camino y utilice el enorme capital político de que aún dispone para convocar a una auténtica reconciliación del país. Se requiere iniciar, desde ya, una larga jornada nacional por la paz, en la que cesen las invectivas de una y otra parte y se construyan alternativas para un México de convivencia pacífica.

Lo atroz y lo siniestro deben ser erradicados de nuestra vida cotidiana; pero eso se logra sólo a través de un sólido Estado Democrático de Derecho, donde la vida institucional permita la realización cotidiana de una vida digna para cada una de las personas que habitan en el territorio nacional. Y ello requiere de profundas reformas que deben incluir la promoción de una potente cultura de paz, que incluya, como acertadamente lo han planteado varias expertas, una urgente formación de nuevas masculinidades y la erradicación de los estereotipos de género que alientan o legitiman formas de ser violentas, conductas agresivas y hasta delincuenciales.

En la polarización, los perpetradores de la violencia triunfan, pues tienen campo fértil para continuar sembrando la discordia, pero, sobre todo, el terror y la parálisis de la sociedad. Por eso, hoy más que nunca necesitamos de la serenidad de ánimos en todas y todos los actores políticos; prudencia y también, hay que exigirlo, sabiduría para actuar acertadamente y sacar al país de la demencial embriaguez de sangre en que estamos atrapados.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.12-A del periódico El Informador del 7 de marzo de 2022).

Desde el sábado pasado circulan imágenes perturbadoras de aficionados del Atlas inconscientes, algunos desnudos, inmóviles en charcos de sangre mientras otros hombres, identificados como aficionados del Querétaro se regodean golpeándolos. En ese vil acto pude observar la brutalidad con la que los cárteles en México tratan a sus víctimas, que luego de torturarlas las exhibían con las llamadas "narcomantas".

Ese crimen de odio, porque no puedo llamarlo de otra manera, no tiene precedente. Sin embargo, no es más que el resultado de normalizar la violencia sin consecuencias en nuestra sociedad. Sí, sin consecuencias, pues al momento no se han identificado responsables y no hay detenidos pese a que también a través de las redes sociales se han mostrado los rostros de aquellos captados en flagrancia y pese a que la difusión de los videos surge de los perfiles de los propios delincuentes.

Y con la naturalidad con la que se exhiben las imágenes surgidas en el partido del sábado en La Corregidora, también observamos cómo se normalizan las peleas de niños a las afueras de las escuelas, odio en acción en pequeños que no alcanzan los 12 años de edad y que sin control agreden a sus compañeros. Ese odio desmedido bien podría ser resultado de la violencia digital gratuita al que están expuestos, a la falta de sanciones o al estado de indolencia en el que vivimos y en el que a diario hay homicidios sin homicidas capturados.

No más odio, ya tenemos suficiente. Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, no hablo de la violencia contra las mujeres, sino de la violencia que todos vivimos, hombres y mujeres. Porque la indignación es mucha y sé que esas víctimas del escarnio de una afición iracunda el sábado pasado en Querétaro, los hospitalizados, los heridos, los que se debaten entre la vida y la muerte, son hijos, hermanos y esposos de mujeres que hoy también viven en primera persona la violencia que día a día estamos normalizando.

Gabriela Aguilar
(v.pág.8-A del periódico El Informador del 8 de marzo de 2022).

En menos de una semana pasamos de los fusilamientos de Michoacán a la barbarie de Querétaro.

El video que circuló hace una semana de la salvaje ejecución de un numeroso grupo de personas en plena calle y a la luz del día en San José de Gracia y las imágenes difundidas durante la noche del sábado y el domingo -cuerpos inertes, rostros desfigurados- de lo ocurrido en el estadio La Corregidora nos sacuden como sociedad.

Ojalá todos los heridos del estadio vuelvan por su propio pie a casa. Aunque no se confirme una sola muerte en ese caso, es momento de hacer una pausa, darnos un instante de reflexión en medio de la vorágine.

Porque con cada una de estas historias morimos un poco como sociedad. El tejido social de nuestro país está profundamente rasgado. El sábado por la noche fuimos testigos de la absoluta descomposición social. Hemos alcanzado niveles de violencia nunca vistos, agresión exacerbada. Ya no hay límites y hemos ido perdiendo todos nuestros lugares seguros. Eso es lo que más duele. ¿Dónde nos resguardamos hoy? ¿Dónde protegemos a nuestras familias?

Un estadio de futbol. Un deporte. Un juego. Ni ahí.

Hay muchas razones que nos han conducido hasta este punto. El nivel de agresión que vimos el sábado no es una cosa aislada. Las imágenes de un fusilamiento en plena calle, apenas hace unos días, no son una cosa aislada. Escuchamos todos los días desde la más alta tribuna del país mensajes de división y de ataque. De unos contra otros. De buenos contra malos. Las palabras pesan. Hay que escogerlas bien. El presidente López Obrador no se asume presidente de todos. Ejerce como el presidente de unos cuantos y solo para unos cuantos. Los demás, bajo constante ataque, que se cuiden solos. ¿El discurso del odio y la división se habrá infiltrado en el ánimo general? Me temo que sí. Al cabo de atizar el fuego todas las mañanas, la pradera terminó por incendiarse.

Más grave aún: el crimen organizado ha infiltrado todas las esquinas de este país. Dotando al ánimo, ya encendido, de recursos, de herramientas, de armas, de drogas, de rutas. El objetivo del "abrazos no balazos" era recomponer el tejido social. Un fracaso a todas luces. Ni han disminuido los índices de violencia en las calles, ni las mujeres caminan más seguras, ni las drogas están más lejos de nuestros niños. Los jóvenes que observamos el sábado están a gran distancia del discurso oficial.

Es momento de empezar a pensar cómo vamos a reconstruirnos sin esperar a un gobierno que, claramente, nos ha dejado a nuestra suerte. Sin contar con el Estado de Derecho que no existe en México. La impunidad como sello, motor y retroalimentador de la violencia. Tenemos que empezar a reconstruirnos no con este gobierno sino muy a pesar de él.

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 8 de marzo de 2022).

Después de más de 2 siglos de independencia, nuestro país sigue inconcluso, los gobernantes que han pasado por la Presidencia de la República han tomado medidas paliativas para dar un cierto orden al caos, pero salvo honrosas excepciones sus intenciones ocultas o manifiestas han sido perpetuar los privilegios del grupo político que los llevó al poder. México continúa siendo un país inconcluso.

La economía del país no va bien, las medidas que ha tomado el gobierno no son más que paliativos de resultados dudosos, los problema básicos siguen siendo los mismos, cada gobernante que llega al poder sólo toma decisiones que aplazan los problemas, los frenan o los resuelven parcialmente, ninguno llega a resolverlos a fondo, en algunos casos quedan las cosas peor que como estaban.

Los planes y programas son inoportunos y a veces inconvenientes, en vez de ser acordes con la realidad nacional, centrados, ubicados en el entorno económico en concordancia con el momento histórico y en concierto con el contorno internacional. La protección de los intereses grupales se antepone al interés colectivo. No hay congruencia en las medidas que se toman; como por ejemplo: la Comisión Federal de Electricidad, que para financiar su cuantioso déficit aumenta constantemente las tarifas y utiliza subterfugios como el del subsidio, en vez de corregir sus deficiencias de operación; las fugas por tomas clandestinas que, según afirman sus propios directivos, ascienden al 50% de la generación total de fluido eléctrico. Ni que hablar de la eficiencia en la administración de personal.

Así como los enfermos crónicos, con padecimientos no mortales como artritis, diabetes o sinusitis, se acostumbran a sobrellevar sus achaques, los mexicanos ya nos acostumbramos a las crisis recurrentes y hemos aprendido a soportar los problemas financieros cíclicos que nos laceran reduciendo nuestros ahorros o empobreciéndonos aún más. Nuestros últimos gobiernos se han limitado a tomar medidas paliativas para que no se les deshaga el país entre las manos, tratan de infundirnos ánimos, sus mensajes son optimistas.

En México la palabra es una mercancía muy barata, podemos decir una cosa en un momento y lo opuesto en otro. Siempre queda la salida de que las palabras fueron mal interpretadas, se hará una nueva declaración creando confusión y entredichos. Los mexicanos ya estamos acostumbrados a que se nos mienta, vivimos inmersos en una estructura del engaño y la mentira. La capacidad de asombro y de reacción está anestesiada. Uno de los problema principales es la falta de penalidades a los funcionarios que violan normas elementales de conducta pública, no digamos privada como en Estados Unidos-¡Vamos, ni siquiera asumimos las conductas de condena social contra los funcionarios mentirosos, corruptos o incompetentes!

México sigue siendo un país inconcluso.

Luis Jorge Cárdenas Díaz
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 10 de marzo de 2022).

Nuestro tiempo se ha vuelto particularmente violento, y a ese respecto muchos otros autores del pasado y del presente han opinado que la violencia es un desfogue individual y colectivo como resultado de tensiones acumuladas de múltiples órdenes, aunque igualmente puede afirmarse que en la sociedad humana se da una tensión permanente a la ruptura de todo control, una vuelta al primitivismo, donde la violencia se ejerce por cualquier motivo, sea o no legítimo.

En buena medida esta última razón puede explicar la violencia que vivimos en México, ni más ni menos como una peligrosa involución que nos está llevando a escenarios cada vez más anárquicos. Es posible que entre los factores de origen deba identificarse el acuerdo social implícito de no ejercer autoridad sobre los hijos y, por ende, permitirles hacer lo que gusten a lo largo de sus etapas formativas. Con igual actitud han venido procediendo los gobiernos, si bien, con la vergonzosa escusa de no perder votos en la siguiente elección, o de obtener el apoyo de tales o cuales grupos de poder que a cambio obtienen total impunidad.

En lo que va del año hemos sabido de ejecuciones masivas, verdaderos fusilamientos a plena luz del día, con el antes y el después cotidiano de asesinatos por todo lo largo y ancho del país, a ello se añadió recientemente el espectáculo sanguinario ocurrido en el estadio "La Corregidora" de Querétaro, donde decenas de aficionados fueron atacados con saña por la más endeble de todas las sinrazones posibles, una disputa de partidos de futbol.

Es evidente que se ha roto el acuerdo social, es clara la impotencia de los líderes públicos y privados para generar respuestas efectivas a corto y mediano plazo, no obstante, es importante considerar que nadie puede acostumbrarse a vivir permanentemente bajo tensión, estamos metidos todos en una olla de presión que va a estallar con consecuencias inevitablemente desastrosas a menos que reaccionemos ya.

Armando González Escoto
(v.pág.10-A del periódico El Informador del 13 de marzo de 2022).

El chapuzón cotidiano en periódicos y demás medios de comunicación deja la sensación de que las noticias, en México, en los tiempos que corren, encajan, casi todas, en 2 categorías: una, la dominante, la que más llama la atención de la población en general, los crímenes: asesinatos, robos, secuestros, enfrentamientos, balaceras y ahora hasta fusilamientos masivos...; otra, los dichos del gobernante en turno: principalmente, su personalísima versión de cómo avanza, a grandes pasos, la metamorfosis -o como prefiera denominarse- del país pletórico de miserias, injusticias y carencias que padecieron las generaciones pretéritas, en la versión mejorada del Paraíso de nuestros primeros padres (perdido por culpa de las insidias de una serpiente a todas luces neoliberal) que supuestamente heredarán las futuras generaciones.

Lo normal, en un país civilizado, es que tras un hecho delictivo que alcanza el rango de noticia -la incursión de un francotirador en una escuela o un centro comercial, por ejemplo-, unas horas después, o al día siguiente en el peor de los casos, se difunda la información complementaria: la identidad del agresor, su captura -o suicidio- y los móviles de su conducta criminal.

En México, por contrapartida, como se ha visto en sucesos tan notorios -y relativamente recientes- como la matanza de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en Guerrero, en septiembre de 2014; la masacre de la familia LeBaron, en Sonora (hubo 9 víctimas: 3 mujeres y 6 niños), en noviembre de 2019; el asesinato del ex gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, en Puerto Vallarta, en diciembre de 2020, o el fusilamiento de 17 personas, en San José de Gracia, Michoacán, hace 2 semanas -por no hablar de episodios similares ocurridos asimismo en fechas recientes en Guanajuato, Zacatecas o Colima-, la respuesta de las autoridades encargadas de perseguir delitos y sancionar delincuentes ha sido mínima, por no decir que lamentable o irrisoria.

En cuanto a la promoción incesante de los pretendidos logros de la administración, las reacciones se circunscriben, de ordinario, a una encarnizada guerra verbal, en los medios y en las redes sociales en boga, en que abundan ofensas, insultos y descalificaciones, en tanto que los argumentos -deseables en toda polémica civilizada, a partir de la premisa de que "de la discusión nace la luz"- brillan por su ausencia.

Colofón (con la venia de Cristina Pacheco): "Aquí nos tocó vivir".

Jaime García Elías
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 15 de marzo de 2022).

Lo que vemos hoy en materia judicial es la demostración clara de que ese periodo democrático llegó a su fin en 2018. Si durante esos 21 años la justicia tuvo defectos, no son en absoluto comparables con lo que vivimos ahora: un fiscal usando todo su poder para resolver pleitos personales, la Corte subordinada al fiscal, gobiernos estatales de Morena persiguiendo opositores, el presidente promoviendo el voto por sí mismo.

Hay una diferencia, sin embargo, con ese viejo régimen. Era un régimen autoritario, como ahora, pero tenía una estructura construida en varias décadas, conformada por personas calificadas en sus áreas de competencia. Había reglas no escritas que limitaban abusos.

Hoy no existen esas reglas, no hay estructura, y sobre todo no hay capacidad alguna. Por eso podemos esperar que la implosión ocurra muy rápido, lo que implica caos y grandes riesgos. Insisto en que estamos frente a un reto mayúsculo, de esos que sólo le ocurren a México una vez cada siglo.

Macario Schettino
(v.periódico El Financiero en línea del 18 de marzo de 2022).

El Banco Mundial ha estimado que la corrupción en México impone una sangría equivalente al 2% del PIB anual, aunque otros organismos del sector empresarial o la OEA la sitúan entre 9 y 10%, considerando las muchas modalidades en las que impacta a la actividad económica y social. Desde el importe para el ciudadano de a pie por concepto de mordidas y similares hasta la piratería, pasando por la merma en la eficiencia de las empresas o la improductividad de la inversión y del gasto público desviados a otros propósitos. En ese sentido no andaba errado Andrés Manuel López Obrador cuando afirmaba que la sola atención a este tema resolvería buena parte de los problemas económicos de México. Basta decir que el ritmo de crecimiento del país en lo que llevamos de siglo es justamente de 2% promedio al año, prácticamente por debajo de esa sangría que representa la corrupción. Equivale a ascender una cuesta con una mochila de piedras en la espalda que nos hace retroceder 2 pasos cada vez que avanzamos 4.

El diagnóstico del presidente pudo haber sido el correcto, al darle al problema de la corrupción la atención que merece, aunque habría que reconocer que los esfuerzos que ha hecho la 4T para disminuirla han sido más importantes en el terreno de los símbolos y de la narrativa que en la vida cotidiana de ciudadanos y empresas.

Para nuestra desgracia la factura que le pasa a México la deshonestidad o la ilegalidad no se reduce a esto: habría que añadir el costo de la inseguridad y la violencia como una segunda mochila cargada de piedras colgada al otro hombro. Ya en 2019 la organización Incide Social, a partir de datos del Inegi, informó que este costo ascendía al 1.5% del PIB, es decir 286,000 millones de pesos de ese año, de los cuales "el 61% (174.6 mmdp) se destinaron al pago de las consecuencias directas de haber sido víctima de algún delito, el 35.6% (101.9 mmdp) a medidas preventivas (como cambiar o colocar cerraduras, puertas, rejas, bardas o costo de seguridad y vigilancia con los vecinos) y el 3.4% (9.7 mmdp) a gastos a consecuencia de daños a la salud".

Solo podemos imaginar lo que sería este país sin este doble "gravamen" a sus posibilidades de mejorar. El efecto sumado de la corrupción y la inseguridad, cercano al 4% del PIB, incluso en las estimaciones más modestas (las otras superan el 10%), representaría la diferencia entre transitar a una sociedad próspera a la vuelta de un par de lustros y otra eternamente estancada.

Las malas noticias no terminan allí. A estas 2 calamidades habría que comenzar a contabilizar los costos aún invisibles pero no menos reales de una 3a. mochila a cuestas: el carácter inhibidor que tiene la violencia. Los negocios que dejan de operar o los comercios que ya no se instalaron, los viajes por carretera suprimidos que solíamos hacer para vacacionar un fin de semana, las noches que se deja de salir, las zonas comerciales caídas, las inversiones no realizadas por precaución, los pueblos abandonados, las huertas y cosechas no recogidas o, de plano, no sembradas. Los economistas manejan el concepto "costo de oportunidad" para designar aquello que dejamos de ganar en "A", por haber optado por "B". Habría que imaginar el país que seríamos si no estuviéramos cancelando tantas "A", sobre todo porque la opción "B", abstenerse de salir o invertir, resulta de escaso beneficio para la prosperidad o el empleo de otros.

Y los costos de la violencia no paran allí. Habrá que comenzar a hacer la cuenta de lo que asciende en pesos debido a la creciente violencia social resultado de la incapacidad del sistema para ofrecer una salida viable a los agravios o al enojo de tantos. Normalistas capaces de poner en jaque la economía y el transporte de una región, vecinos sin agua que dejan a miles de automovilistas varados durante horas, trenes imposibilitados de entregar sus cargas durante semanas, brigadas negras del movimiento feminista dispuestas a quemar edificios y destruir mobiliario urbano o, incluso, vándalos de futbol en estallidos de violencia que afecta una actividad de la que dependen tantos. A juzgar por las noticias, estas manifestaciones de la informalidad [¿inconformidad?] social, legítima en muchos sentidos, van en aumento. Hay mucha gente enojada en México que ya no está dispuesta a esperar a que alguien venga a resolver su problema o tenga confianza en los canales que ofrece el sistema. No ponernos de acuerdo tiene un costo; un costo que empieza a ser prohibitivo.

La sociedad en su conjunto sale perdiendo por esta ingobernabilidad: la toma de una caseta resuelve la necesidad de un grupo de muchachos para conseguir plazas, pero afecta las actividades de miles de personas; resolver el conflicto a una colonia sin agua que paralizó a una presidencia municipal durante días, termina siendo un ineficaz criterio para definir la asignación de recursos. Lo anterior impone una especie de ley del más fuerte, medido en capacidad de generar violencia e infligir daño a terceros. La suma de estos terceros es la sociedad en su conjunto. Con lo anterior no desestimo la legitimidad de muchas de estas reivindicaciones y su derecho a exigir el fin de una injusticia; solo doy cuenta de lo perjudicial que resulta para la comunidad, incluyendo a los sectores populares, la incapacidad del sistema para responder a tales agravios por la vía institucional.

En última instancia, corrupción, inseguridad pública y violencia social son 3 calamidades que remiten a las mismas causas: impunidad, ausencia de Estado de Derecho, falta de oportunidades para la población e ineficacia de las instituciones para gestionar abusos y necesidades. Si la cuota de inseguridad supone una sangría física a sus habitantes, el impacto económico de estas calamidades representa una sangría económica que nos condena a la pobreza y a la imposibilidad para salir de ella como sociedad. No ponernos de acuerdo es un lujo que ya no podemos darnos.

Jorge Zepeda Paterson
(v.pág.2-A del periódico El Informador del 20 de marzo de 2022).

Hace unos días, durante el encuentro de futbol entre los equipos Querétaro y Atlas de Guadalajara, sucedió algo que refleja el nivel de conflicto social al que estamos llegando, producto, entre otros factores, del clima de intolerancia alentado por quien tiene la obligación política y moral de propiciar el entendimiento entre mexicanos. ¡Bravo presidente, logró su objetivo!

Finalmente, el discurso de hostilidad que ha propalado impunemente a lo largo de su vida (toma de carreteras, incendio de pozos petroleros, la avenida Reforma convertida en letrina, exaltación de la violencia y falta de respeto a la autoridad) ha rendido frutos. En la cuna de la Independencia y de la Constitución, hace unos días, no pelearon insurgentes contra realistas, ni liberales vs. conservadores, revolucionarios y reaccionarios, bueno, ni siquiera fifís contra chairos; se agredieron mexicanos que asistieron a un espectáculo público.

Podrá argumentarse que López Obrador no es culpable de los vergonzosos hechos que dieron la vuelta al mundo. Sin embargo, aceptando que el verdadero responsable del estado de cosas en el país es un sistema injusto y permisivo, no podrá negarse que el presidente ha estimulado, en el nombre del pueblo, la rivalidad entre clases y las diferencias ideológicas. Los fabricantes de armas y los políticos no jalan el gatillo o lanzan las bombas genocidas. Los tiranos jamás aceptaran que el motor que los impulsa es su apetito de poder y no la injusticia, y siempre hablarán en nombre de la patria.

¡Cuidado! Estamos frente al precipicio. Nuestra percepción de la realidad ha sido deformada: hoy nada nos sorprende. Todos los días nos enteramos de la escalada de violencia en la que vivimos -los muertos de San José de Gracia, Tamazula, Autlán, Tonalá, Colima, Sonora, Quintana Roo, Michoacán y un largo etcétera-. Cada vez más, aceptamos como normales las tomas de carreteras, obstrucciones de vías férreas, el bloqueo de las avenidas en las principales ciudades y los ya incontables feminicidios. Estamos confundidos.

Es obvio que nuestras instituciones deben modificarse, pero eso no es posible profundizando nuestras diferencias. Para lograr las transformaciones que el país requiere, se necesita un proyecto de nación consensuado entre las distintas expresiones de la sociedad y como juramentó el presidente, cumplir con la Constitución y las leyes que de ella emanan, así como conocimiento de la historia, visión estratégica, disciplina táctica, honestidad sin adjetivos, gobernar con los mejores, un profundo respeto por los otros, un amor infinito por México y confianza, toda la confianza de la sociedad.

Es imprescindible que cambiemos el chip. Vendrán tiempos mejores, pero los que se aproximan no lo son. Factores internos y externos se conjugan para dificultar nuestras vidas. Ya vivimos en la anarquía, no provoquemos el caos. Hoy más que nunca, deben prevalecer la prudencia y la concordia.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 21 de marzo de 2022).

¿Cómo frenar en el país el fenómeno que ha dejado en las últimas 3 administraciones una generación de niños que respiran violencia? ¿Cómo reparar el daño y garantizar que esas experiencias traumáticas no convertirán a los menores en adultos presos del odio? ¿Qué hacen las autoridades y las instituciones por esos niños huérfanos? ¿Cómo evitar que piensen que no hay más realidad que la que ven en las calles y se sumen a las filas del crimen organizado? En los últimos 15 años se intentó hacerlo con "mano dura", "prevención del delito" e incluso con la "construcción de la paz". Ninguna ha funcionado hasta ahora.

En este país donde las guerras civiles no han dado tregua desde su independencia, los grupos delictivos cambian los trazos en las líneas estratégicas de seguridad y también en la forma de narrar la realidad. Ésa donde el territorio se transforma con pueblos desplazados y abandonados hasta quedar un solo habitante, como en Sarabia, Zacatecas, donde les arrebataron la vida que conocían a sus habitantes. Un ejemplo como muchos de las heridas sociales.

Con ese panorama, ¿de qué fibras debe estar compuesto el hilo que reconstruya el tejido social en México? Quizá del valor que surge en un ciudadano que no teme proteger a otro, de la rabia que mueve a quienes han sido víctimas y se convierten en activistas o de la fortaleza que tienen aquellos que denuncian las injusticias a costa de su propia integridad. Esperamos un cambio discursivo que garantice la seguridad de sus ciudadanos y al gobierno se le acaba el tiempo para demostrar que puede lograrlo.

Gabriela Aguilar
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 22 de marzo de 2022).

Ilusiones atropelladas. Decenas de miles de automóviles varados en las carreteras del país por "bloqueos". La reacción es predecible: arrebato, enojo, frustración, exigencia de aplicación de la ley, de autoridad. Esa exigencia será uno de los más graves legados de la 4T.

Los estados de ánimo invaden a las naciones. Las reacciones pendulares existen en política.

Si los "abrazos y no balazos" han llevado a la multiplicación y extensión del crimen organizado; si la permisividad y el coqueteo con los cárteles marcan a la gestión; si maestros, comuneros y grupúsculos de todo tipo violentan la ley, si el propio gobierno es ejemplo de violación a las normas, qué podemos esperar en el ánimo. La oferta autoritaria estará presente.

No es novedad, después de un periodo de mucha violencia en Nuevo León, El Bronco -hoy en desgracia- sugería cortar las manos a los rateros y... venció. Cierta añoranza autoritaria se muestra en las encuestas de cultura política. La "mano dura" es popular. Habrá en nuestro futuro un Bolsonaro mexican style.

La tentación de una derecha autoritaria estará en el menú. Derecha, porque la queja sistemática del sector empresarial ha sido la certidumbre: reglas claras y respeto a ellas.

El reclamo va más allá de las élites, está en los empresarios comunes, frustrados por las trabas impuestas arbitrariamente, por el cambio de rumbo, por las señales encontradas.

Derecha, porque desastre y caos hoy se autodenominan izquierda, luego, cualquier petición de orden será lo contrario: derecha.

Mala mezcla: autoritarismo por desgobierno y violación de las leyes desde el poder. Toda la danza macabra alrededor de la revocación y debilitar al INE quedará en el museo de la ignominia jurídica. Si en el escenario aparece esa opción, será consecuencia de la 4T. La polarización enferma.

La desazón, la angustia de estar gobernados por un capitán que nos ha sometido a sus caprichos, sin atender a la ciencia o a la técnica; puede, en un movimiento pendular, provocar un reclamo de "nuevos científicos".

Personas, hoy despreciadas -primero va la confianza- con conocimientos, expertos, tecnócratas, dirán algunos. Sería lógico. El desastre de la improvisación y del desconocimiento, del desprecio por la ciencia, están provocando el empobrecimiento de millones y... mayor injusticia.

Ya no hay forma de revertirlo, no les queda tiempo. Ya fue así.

Habrá viraje, pero la justicia social se construye lentamente y con un rumbo: planes asistenciales bien enfocados, estabilidad de precios, empleos formales y, sobre todo, mejora educativa.

Nada de ello está ocurriendo. Habrá más insatisfacción, puesto que la movilidad social está siendo afectada y, nos guste o no, la estabilidad se explica, en buena medida, por esa movilidad que hoy está de cabeza, es regresiva.

Las clases medias son resultado de esa movilidad que hoy es criticada. Sí, muchos mexicanos aspiran a llevar una mejor forma de vida y no tienen por qué cancelar esa aspiración. Las clases medias hablarán en el 24 y son una amplia mayoría.

¿Qué van a reclamar los mexicanos en el 2024? Ejercicio de la autoridad, control de la violencia, salud, prosperidad, modernidad en todos los ámbitos y, claro, modernizar la economía, disminuir las escaseces (agua, electricidad, educación, salud, vivienda digna, etc.).

Eso es inviable con un gobierno que dilapida montos estratosféricos en caprichos. El regreso del péndulo también se puede dar en lo institucional.

La obsesiva destrucción del pasado sin la capacidad de construir un mejor presente y ni siquiera imaginar un futuro realista, podría impulsar a un pragmatismo lejano a los tufos políticos: un empresario, un ingeniero que hable "derecho" y sin florituras, que apoye las energías verdes y anuncie la recuperación del aeropuerto de Texcoco. Por qué no. En Ecuador ocurrió.

Más allá del partido que gobierne, el estado de ánimo será convulso, de enojo y deberemos saber contender con él en democracia.

Federico Reyes Heroles
(v.periódico Excélsior en línea del 22 de marzo de 2022).

En materia económica la ruta hacia al fin del sexenio no parece tener buenas condiciones. Alta inflación y poco crecimiento no son una buena combinación. La inflación está más asociada a factores externos -el sobrecalentamiento de la economía estadounidense y la guerra en Ucrania- pero que sea externo no significa que el piloto no tenga responsabilidad en la conducción de la nave. El 2o. factor, la falta de crecimiento, sí está asociada directamente con lo que haga o deje de hacer el gobierno. No se trata sólo la conducción de los indicadores macroeconómicos, donde el presidente ha sido particularmente cuidadoso, sino la confianza y el medioambiente económico propicios para la inversión, y eso tiene que ver fundamentalmente con lo político.

La confrontación y el conflicto, elementos indispensables para cualquier cambio político, inhiben la inversión y por tanto el crecimiento. El verdadero reto de la administración lopezobradorista es gestionar el cambio político que busca el presidente junto con un crecimiento que se traduzca en bienestar. No hay, hay que repetirlo hasta el cansancio, programa social que supla la falta de empleo o el ingreso familiar. Lo vimos claramente en el reflejo que tuvo la pandemia en el resultado electoral de la Ciudad de México: las familias que viven de la economía informal dependen más de un entorno económico en crecimiento que de los programas gubernamentales.

Avanzar en la agenda política que quiere López Obrador, que podríamos resumir como la recuperación de un estado más fuerte y presidencialista, genera choques permanentes con las élites económicas y con quienes toman decisiones sobre la inversión. El éxito o fracaso de la revocación de mandato el próximo 10 de abril será un indicador para el presidente y para la clase política de qué tan rápido puede avanzar la agenda de construcción -en realidad restauración- del estado presidencialista y hasta donde tendrá apoyo de otros grupos políticos, principalmente del PRI (no es casualidad, por ejemplo, que estén planteado votar la reforma eléctrica en la Cámara de Diputados 3 días después de la revocación).

El dilema del piloto no es sencillo: si el presidente opta por la confrontación para acelerar la transformación política que pretende, la ruta hacia fin de sexenio estará llena de turbulencia y riesgo económico. Si va por la vía segura, evitando los grandes nubarrones oscuros, corre el riesgo de llegar tarde y perder la conexión. No necesariamente porque Morena pierda la elección, sino porque el nuevo presidente cambie el rumbo. Encima, la tripulación -el gabinete y la clase política- no parece que vaya a ser un apoyo, por el contrario, muchos de ellos generarán incertidumbre e inestabilidad.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 25 de marzo de 2022).

Durante el foro titulado "Perspectivas económicas y el futuro de la tecnología en Latinoamérica", el ex presidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), mencionó que los países Latinoamericanos sufren de gobiernos ineptos y populistas. Dentro de su plática tocó algunos puntos interesantes.

Zedillo destinó unas palabras al mal manejo de la pandemia en México y cómo varios países con economías más pobres y una menor infraestructura de salud han logrado mejores resultados. Asimismo, señaló cómo de acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras Brasil destinó en el 2020 el 8% de su Producto Interno Bruto (PIB) al cuidado de la pandemia, México utilizó menos del 1%. Derivado de esto, ese mismo año mientras la economía de Brasil tuvo una contracción del 3.9%, la mexicana tuvo una del 8.2%. Siendo así, no es sorprendente que nos viéramos tan severamente afectados en términos laborales y de salud.

En otro orden, mencionó que el problema en los países latinoamericanos no son las reformas, sino que estas nunca han sido lo suficientemente completas ni han sido bien ejecutadas. La ejecución correcta de un proyecto es irrelevante si el proyecto mismo no presenta objetivos claros y meticulosamente estudiados. Lo que necesitamos, por un lado, son gobernantes que presenten iniciativas de proyecto verdaderamente benéficas para la economía y sustentabilidad nacional, y por otro lado, una continuidad de ejecución entre cada gobierno.

Una analogía que disfruto usar mucho es el de una cadena. Incluso si el material y la resistencia que presenta el 1er. eslabón es el indicado, no podrá cumplir la función de su naturaleza sin la continuidad de los eslabones. Esto ocurre en México cada cambio de gobierno: Se suspende el avance de proyectos del gobierno pasado y se proponen "nuevos y mejores proyectos". De esta forma, nuestros proyectos gubernamentales están destinados a suspenderse incluso antes de que comiencen. Si no le damos continuidad a aquellos proyectos benéficos para nuestro país, será complicado ver avances, estabilidad económica y bienestar social a largo plazo.

Las críticas del ex presidente Zedillo fueron fuertes pero, en mi opinión, acertadas. Estamos viviendo tiempos de muchos retos y muchos cambios. En un mundo con tanto movimiento, la única constancia es la inconstancia. Seguimos enfrentándonos a una pandemia, a retos económicos, a conflictos internacionales, y a avances tecnológicos desconocidos para todos.

Cesáreo Escobedo
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 26 de marzo de 2022).

No nos quepa la menor duda, el país entero se está militarizando.

El domingo pasado llegué, junto con mi esposa, al aeropuerto de Guadalajara en un vuelo internacional. Una vez recogido el equipaje, nos dirigimos como siempre a entregar la declaración de aduanas para luego "apretar el botón" del semáforo (que dicen es) aleatorio.

Esta vez las cosas fueron diferentes. Antes de entrar a la unifila de la aduana, nos topamos con un soldado de la Guardia Nacional quien a gritos nos ordenó a todos hacer una sola fila. "¿Hacer una fila para entrar a la unifila?", pregunté.

Ya formados y tratándonos como si fuéramos delincuentes o subordinados de su batallón, conforme avanzábamos, pedía uno a uno la declaración de aduana, pero no para recibirla y pasarnos al semáforo, sino solo para ver que la tuviéramos en la mano.

Cuando de manera por demás descortés y agresiva nos dio la orden de mostrarle nuestra declaración, mi esposa le dijo: pídalo de buen modo. Ni se inmutó. Siguió ordenando lo mismo a los demás.

¿Por qué tenemos los ciudadanos y los turistas nacionales y extranjeros que ser recibidos por militares en un ambiente hostil? Nada más faltaba que el soldado nos dijera: Firmes... ¡Ya!

Esto parece ser el futuro de México, mientras el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas sea el señor López Obrador o sus seguidores.

La militarización del país es un asunto grave y peligroso, al que debemos oponernos firmemente, y pedirles a nuestros diputados y senadores que hagan lo necesario para revertir esta situación y evitar que los ciudadanos en nuestra vida diaria tratemos con militares.

Las fuerzas armadas están y son para defender el territorio y soberanía nacional, para garantizar la seguridad interior e instrumentar los planes de auxilio a la población civil en casos de desastre, punto.

No son para administrar el país, ni para construir obras públicas, sembrar árboles, entregar recursos de programas sociales, administrar aduanas, aeropuertos, etc.

Además, todos los ciudadanos y turistas que viajamos por vía aérea, lo hacemos utilizando aviones y aeropuertos civiles, no aviones ni aeropuertos militares.

Un país se considera militarizado cuando su ejército realiza tareas que corresponden al ámbito administrativo y de desarrollo del país, o que competen a las policías, o cuando empresas o sectores completos de la economía están en manos de militares. Desde que López Obrador asumió el poder, la utilización del Ejército Mexicano en tareas que no le corresponden va en aumento. Baste mencionar la empresa paraestatal AIFA, creada para operar, administrar y explotar comercialmente el aeropuerto civil-militar Felipe Ángeles.

¿Por qué los ciudadanos debemos aceptar y seguir las órdenes de un militar si no estamos ni en guerra, ni en medio de un desastre natural?

El soldado de la Guardia Nacional que nos ordenó a gritos formar una fila y presentar papeles en el aeropuerto civil de Guadalajara, no sé a quién pensaba que tenía enfrente, pero ninguno de los viajeros que ahí estábamos éramos sus subordinados. Ni él era mi sargento ni yo su soldado raso.

Obviamente, en esas circunstancias nadie se pone a cuestionarle a un militar su ámbito de competencia, ni a espetarle en la cara los argumentos esgrimidos por la Comisión Nacional de Derechos Humanos que ha calificado como ilegales las facultades de investigación otorgadas a la Guardia Nacional en materia de prevención de delitos y faltas administrativas, así como la facultad de inspeccionar y vigilar la entrada y salida de personas del país.

Sin embargo, es importante que sepamos todos que diversas organizaciones de la sociedad civil interpusieron juicios de amparo en contra de la Ley de la Guardia Nacional, debido a múltiples violaciones a la Constitución, como son, entre otras: la invasión de competencias estatales y municipales, que afectan la división de poderes y la distribución presupuestal, o la incorporación de miembros del Ejército en ámbitos civiles sin acreditar la separación total del régimen militar, asuntos por los que el Estado mexicano ha sido sentenciado ya por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En descanso... ¡Ya!

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(1o.de abril de 2022).

Cuando las instituciones del Estado toman decisiones que no gustan al presidente López Obrador, su argumento es siempre el mismo: no representan al pueblo. Y es cierto, no podemos decir que los consejeros del INE sean una representación del pueblo, ni que los ministros de la Corte sean un retrato de los sectores populares de este país, como tampoco lo son los miembros del gabinete, a menos que pensemos que Tatiana Clouthier, Rogelio Ramírez de la O, Marcelo Ebrard, María Luisa Alcalde, Miguel Torruco, Adán Augusto López, Manuel Bartlett o el mismo Hugo López-Gatell son el pueblo, o a lo mejor son pueblo disfrazado y nos han engañado a todos desde hace años. En un país donde el promedio de escolaridad es de 9.7 años, la mediana de la población está alrededor de los 30, y 44 de cada 100 viven en situación de pobreza, el gabinete está lejos de representar los intereses del pueblo. Representan, eso sí, la visión de un gobierno elegido a través del voto popular.

Pueblo es una categoría tan amplia como indefinida. En realidad, pueblo somos el conjunto de personas que vivimos en una comunidad, región o país. Un gobierno es más o menos popular (no en el sentido de aceptación sino de representación) en la medida en que se parece más a la comunidad y atiende los intereses de un mayor número de personas. El poder emana del pueblo, dice la Constitución. Por ello, solo el pueblo puede elegir a los titulares del poder ejecutivo y su verdadera representación está en la Cámara de Diputados. Ni los consejeros del INE ni los ministros de la Corte representan al pueblo. Los primeros son especialistas en la materia electoral elegidos por la representación popular, la Cámara de Diputados. A los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no los elige el pueblo sino el Senado, la representación de la República, a propuesta del presidente. En ambos casos existen requisitos de elegibilidad, como formación académica, experiencia, especialización, etc. En ninguno de los 2 casos el objetivo es que representen al pueblo, sino que cumplan funciones específicas: los consejeros electorales deben garantizar que las elecciones cumplan con los requisitos de ley y que todos los votos cuenten y se cuenten bien. Los ministros y magistrados del poder judicial deben garantizar que las leyes se apliquen e interpreten correctamente. Nada más.

El gran riesgo del populismo es justamente esta confusión de roles. Pedirle a la Corte que falle en función del interés popular o que los consejeros electorales se elijan por voto directo es romper con la institucionalidad en aras de una supuesta interpretación de la voluntad del pueblo.

La voluntad popular está en la Cámara de Diputados, y la ley es la ley, aunque al presidente le parezcan cuentos.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 7 de abril de 2022).

La polarización política en México entre quienes respaldan al actual presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y entre quienes se oponen a este proyecto, e incluso lo detestan, atraviesa todos los campos del debate público, desde el manejo de la economía, las medidas contra la pandemia y ahora por la convocatoria a la consulta sobre la revocación de mandato del titular del ejecutivo federal.

La convocatoria a esta consulta ha generado una dura polémica entre los defensores y los detractores del gobierno de la autollamada 4a. Transformación. Una buena parte del debate se centra en si el proceso de revocación de mandato, que originalmente debe ser impulsado por la sociedad, no se ha convertido tramposamente en un ejercicio de ratificación de mandato. Y todo indica que así será.

A pesar de sus yerros o situaciones adversas, la popularidad del presidente López Obrador abarca a 2 de 3 mexicanos. Según Consulta Mitofsky, 61.1% de los encuestados aprobaba la gestión presidencial, con datos del 7 de abril de 2022. Confiados en esta alta popularidad, los simpatizantes de la 4a. Transformación han impulsado la participación en la consulta con el objetivo de convertirlo en una ratificación del mandato presidencial y en una victoria política que lo fortalece de cara al cierre del sexenio y utilizarlo para forzar la terminación de los otros grandes megaproyectos del actual gobierno como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, y el corredor transístmico.

Por otro lado, la convocatoria a la consulta terminó por dividir a la oposición al actual gobierno. Por un lado, las corrientes más antiobradoristas, como el Frente Nacional Anti-AMLO (Frenaa), están llamando a participar en la consulta y aprovecharla para sacar del poder al presidente.

Por otro lado, la oposición de la vieja partidocracia (PRI, PAN y PRD) están llamando a no participar en la consulta para no legitimar una convocatoria que anticipan será utilizada para refrendar el mandato presidencial. A esta postura se han sumado la mayoría de articulistas, académicos e intelectuales que no simpatizan con López Obrador. Este llamado para abstenerse de participar en la consulta tiene el objetivo de que el ejercicio no alcance el número de votos suficientes para que sea vinculante. La consulta de este domingo 10 de abril debe contar con la participación de 37'129,287 ciudadanos, que representa el 40% de los ciudadanos registrados en la Lista Nominal de Electores.

Más allá de las posturas pro o anti AMLO, vale la pena pensar si esta consulta representa realmente una ampliación de la democracia que ahora tenemos. Parto de que el sistema político de democracia representativa que tenemos es una democracia absolutamente restringida que delimita la participación política de los ciudadanos sólo a las elecciones para elegir representantes, pero niega una participación directa y permanente de los sujetos en los asuntos públicos y comunitarios que le competen.

La democracia liberal representativa limita la participación de los sujetos políticos a elegir quién los va a gobernar (quien va a ejercer el poder a nombre de toda la sociedad) de entre una fila de candidatos que ya fueron electos por los partidos políticos, lo que vale a decir que fueron electos por los grupos políticos y de interés que dominan esas organizaciones políticas.

Tanto el oficialismo de la 4T como la oposición se han desangrado en una controversia estéril sobre si sirve o no el ejercicio de revocación de mandato, sin cuestionar de fondo el sistema político de democracia restringida que impera en México.

La oposición acusa al actual gobierno de autoritario y de regresión democrática, cuando han sido artífices o los responsables de graves violaciones a los derechos políticos de la población mexicana y han impuesto grandes decisiones nacionales mediante el fraude electoral y el virtual robo de la voluntad popular, como en 1988, y mediante acuerdos cupulares que reparten puestos de representación popular. Además de robar la voluntad popular, la partidocracia tradicional ha impuesto la voluntad a la sociedad mexicana utilizando la persecución y la represión política como herramienta permanente para contener las disidencias políticas.

Por su parte, los defensores del proyecto de la 4T sostienen que la consulta sobre revocación es un avance en la consolidación democrática, cuando en los hechos están imponiendo sus grandes megaproyectos que van a modificar sustancialmente los medios de reproducción de la vida de millones de personas sin consultarlas y sin tomarlas en cuenta. Cuando les conviene se hacen consultas a modo, pero cuando no, ignoran los derechos de los pueblos y comunidades, como los de Península de Yucatán que luchan contra el Tren Maya, los megaproyectos de turismo masivo, y contra las mega-granjas porcícolas que devastan tierras y aguas de las comunidades.

Con independencia del resultado de este domingo, tras la consulta no se tendrá un sistema político con una democracia plena, sino restringida, un sistema político que sirve a los intereses de los de arriba y que no propicia una democracia federativa que desde las comunidades y los municipios libres, puedan confederarse en formas democráticas que emerjan de abajo hacia arriba. Con consulta o sin consulta, lo que debe revocarse es la política que se impone desde arriba.

Rubén Martín
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 9 de abril de 2022).

Podemos elegir múltiples caminos para alcanzar el éxito, la autorrealización o la felicidad. Más allá de nuestras circunstancias individuales, el gobierno es constitucional, política y éticamente el responsable de crear las condiciones para que los habitantes de un país puedan acceder, mediante el esfuerzo, al fin último de nuestra especie. Eso se alcanza propiciando un entorno de libertad, respeto, seguridad jurídica y personal, es decir, actuando como padre amoroso que conduce a la sociedad con mano sabia por el difícil camino de la conciliación (qué bella palabra). El problema se presenta cuando la visión del responsable del gobierno apunta a otra dirección y, lejos de respetar la opinión de todos, se convierte en una facción que pretende perpetuarse en el poder.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 11 de abril de 2022).

Hoy es el 1er. día del resto del sexenio. O si se prefiere, hoy arranca el verdadero ejercicio de ratificación o revocación de lo que el presidente llama 4a. Transformación, la batalla por el derrocamiento o permanencia de las instituciones de la república de la transición democrática.

En los resultados del ejercicio de revocación del día de ayer cada quién verá lo que quiera. Los opositores, el fracaso de López Obrador; los seguidores, una apabullante ratificación de la confianza al presidente. Pero más que el resultado -que es interesante solo como ejercicio de calistenia electoral y radiografía de Morena sección por sección- lo importante es lo que significa en la batalla por las instituciones, en las que el INE es por supuesto la joya de la corona, buque insignia y territorio a conquistar.

La república de la transición, la que se construyó a partir de la crisis electoral de 1988, es un régimen construido con base en pactos (los pactos económicos y el Grupo San Ángel son los más representativos) con el principio de la ciudadanización como eje de transformación del espacio público. Desmontar el sistema de presidencialismo todo poderoso, propiciar un sistema de partidos políticos que compitieran condiciones de la mayor igualdad posible y generar contrapesos desde instituciones ciudadanizadas fue el eje rector de esta república. La crítica, no sin razón de López Obrador, es que el sistema ciudadanización de la política no fue sino un pacto de élites donde el pueblo y los intereses populares estuvieron siempre ausentes. Si bien desde el 1er. día de gobierno están presentes tanto la noción de pueblo como la crítica a los organismos ciudadanizados -a los que le presidente considera una vulgar extensión de la élites- a partir de hoy ese discurso tomará más fuerza.

Si la democracia ciudadanizada tiene terribles problemas de representación, la democracia popular que propone López Obrador tiene un defecto mayor: solo admite un gran intérprete de la voz del pueblo. La revocación fue el llamado a la gran batalla entre un sistema de partidos que no ha muerto del todo y que a pesar de sus debilidades sigue teniendo fuerza política y popularidad entre los mexicanos, y la consolidación de un sistema que se autodenomina popular y funciona, como todo populismo, de manera caudillista.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 11 de abril de 2022).

Violar la ley llega a un punto de desfachatez. Y retan a las autoridades y a la sociedad a no interferir con sus caprichos.

Hay algo de lo que el país no se recuperará en el corto plazo: la degradación de la vida pública. Así como los efectos de un tsunami no desaparecen con él, porque su capacidad destructiva deja una estela de desastres, así los estragos de la lumpenización de nuestra coexistencia imprimirán una profunda huella.

El presidente y sus seguidores están actuando como si fueran forajidos. Ya habían avisado que vivían su relación con la ley de manera incómoda, que les gustaría actuar sin restricciones porque su "buena" voluntad es superior a cualquier norma. Pero ahora su comportamiento, a plena luz del día, violando de manera flagrante ordenamientos legales ha llegado a un punto de desfachatez como si fueran los bandidos prototípicos de los westerns. Es su poder lo que despliegan y retan a autoridades y sociedad a no interferir con sus caprichos. Es su voluntad el metro de todas las cosas y la Constitución y las leyes son estorbos innecesarios. "No me vengan conque la ley es la ley" es el dictado que quedará grabado en el muro de la infamia como la proclama de quien cree que su poder no debe ser regulado. Un poder caprichoso que va sedimentando la noción de que todo se vale si quien lo hace es uno y no los otros, un potente ingrediente para que la vida en común se convierta en la ley del más fuerte.

Si a ello le sumamos el lenguaje pendenciero, cargado de calificativos barriobajeros, el espacio público tiende a empañarse con un halo guerrero primitivo y brutal. No hay siquiera la gana de recuperar parte de la complejidad de la vida social y política. Todo se reduce al código maniqueo de "conmigo o contra mí", como si la constelación de intereses, ideas, sensibilidades y preocupaciones diversas que palpitan en la sociedad debieran alinearse en 2 bandos. Una simplificación artificial saturada de una gritería agresiva y carente de cualquier intento de comprensión de las inquietudes de los otros. Un envilecimiento de la posible y necesaria conversación pública convertida en un circo de descalificaciones maquinales en el cual los argumentos, razones y evidencias son cancelados y substituidos por letanías inerciales.

Esa mecánica desemboca en un profundo desprecio por aquellos que no comparten el código del poder. Se les ve como enemigos, encarnación de las fuerzas del mal, elementos contaminantes de un supuesto ideario puro y comprometido con el pueblo. Se les trata como si carecieran de dignidad y derechos, fueran prescindibles, como si la diversidad de planteamientos fuera una enfermedad y no la expresión de una sociedad viva y diversa. Esa espiral alimenta una soberbia implacable. Ese lenguaje y desprecio por los otros impide cualquier intercambio productivo y condena al país a una serie de monólogos autosatisfechos sin posibles puentes de comunicación. Pero la fuerza devastadora del monólogo del poder es infinitamente superior al del resto.

Y como si algo faltara, desde la Presidencia se irradia desprecio al conocimiento. "90% de honradez (lealdad) y 10% de conocimiento" es lo que el titular del ejecutivo demanda de sus colaboradores. Así, improvisación, fidelidad perruna y ocurrencias definen las políticas públicas que desplazan las destrezas profesionales, los conocimientos técnicos y especializados. Un batidillo de pulsiones que han convertido el espacio público en un caldero de pasiones destructoras.

No será sencillo remontar la espiral de degradación.

José Woldemberg
(v.periódico El Universal en línea del 11 de abril de 2022).

La cantidad de ciudadanos descontentos con el gobierno actual es enorme, y aunque creo que ya hoy es mayoritaria, es incapaz de convertirse en avalancha porque se trata de una mayoría dividida y desorganizada enfrentando a una minoría unida y organizada.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(15 de abril de 2022).

A 3 años de ejercicio gubernamental, cuando se han tomado las grandes decisiones del régimen, nos acechan las más peligrosas (el embate sobre el INE y la sucesión presidencial) y aparece el riesgo de una lucha de clases que nos parecía impensable, ¿podemos considerar que vamos por el camino correcto? Definitivamente no. Los indicadores de la vida nacional revelan, en todos los órdenes, que cada vez más nos acercamos a una crisis cuyos costos serán enormes. Frente a esa realidad, ¿cómo lograr superar el contratiempo que enfrentamos? Solo hay una respuesta: prepararse y participar. No podemos permanecer solo como observadores. Tal vez si hoy hacemos lo que la cordura sugiere, un día nuestros hijos aprenderán a ser hermanos.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 18 de abril de 2022).

El sistema de división de poderes ideado por Montesquieu tenía por propósito central proteger las libertades y derechos de la ciudadanía. La idea era que la separación provocaría un equilibrio que haría imposible el abuso de cualquiera de los 3: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Lamentablemente, nuestra experiencia no ha validado la concepción del filósofo del siglo XVIII. En lugar de garantes de las libertades y derechos, una minoría de ministros de la Suprema Corte de Justicia ha logrado convertir en una parodia la esencia de la democracia y la civilidad en el país.

La era priista se distinguió por la sumisión al ejecutivo de toda la estructura, formal e informal, de poder en el país. La esperanza era que la alternancia de partidos en la presidencia produciría una nueva estructura de equilibrios, para lo cual se edificaron diversas instituciones, concebidas todas ellas para impedir los abusos que, históricamente, el ejecutivo le había proferido a la ciudadanía y a toda la estructura de poder. La 1a. entidad en ser reformada fue precisamente la Corte, a lo cual siguió el Instituto Federal Electoral y luego una diversidad de órganos y entidades dedicados a conferirle predictibilidad, certidumbre y estabilidad a la conducción de los asuntos nodales de la vida nacional, en todos sus ámbitos.

Es evidente que aquella visión no se aterrizó para la totalidad del país. Más bien, a partir de la crisis financiera de 1995 y sus consecuencias sociopolíticas, se abandonó la pretendida expansión del "México moderno" hacia el resto de la sociedad, con lo que el país se partió en 2: la nación de la formalidad, las exportaciones y la creciente productividad; y el país de la informalidad y la extorsión. El 1o. genera el crecimiento, empleo y oportunidades, pero en el 2o. habita la mayoría de la población. El abandono de este otro México ha sido patente.

López Obrador llegó a subvertir la visión del México moderno pero, fuera de enquistarse en su mundito idealizado de los 70, no aportó ninguna propuesta positiva para la construcción de un mejor futuro. En lugar de ello, se ha dedicado a desmantelar las estructuras del México moderno, el que funcionaba más o menos bien, con lo que está condenando a todo el país al ocaso. A los promotores de la visión presidencial les pueden parecer visionarias las propuestas de subordinar a la SCJ, desmantelar al INE o acabar con la diversificación energética, pero ninguna de éstas viene acompañada de un plan proactivo, susceptible de darle viabilidad o mayor equidad al futuro. Todo lo que se está haciendo es retornar a un pasado inasible e imposible que, en todo caso, no era atractivo ni equitativo.

Visto desde esta perspectiva, es claro que la Suprema Corte de Justicia no ha estado a la altura de su responsabilidad fundamental, que es la de proteger las libertades y derechos esenciales de la ciudadanía. La Corte no sólo ha sido omisa en atender asuntos de primera importancia para la democracia y la integridad de la población -quizá no haya mejor ejemplo de esto que la prisión preventiva oficiosa sin la intervención de un juez- sino que su desempeño ha sido por demás pobre en asuntos clave, como ilustró la torcida manera en que se encaró la constitucionalidad la ley en materia de electricidad.

En honor a la verdad, el problema no es "La Corte" sino el extraño requisito de contar con una mayoría de 2 tercios: es esto lo que le ha dado un poder excesivo al presidente y a la minoría de 4 ministros la capacidad de imponerse sobre la mayoría en decisiones trascendentales. Además, el control procesal que radica en la oficina del presidente de la Corte le permite determinar qué asuntos son tratados y cuáles se quedan congelados, favoreciendo intereses particulares en lugar de avanzar el interés general.

El resultado neto es que la Corte no cumple con su función clave de proteger a la ciudadanía. Más bien, se dedica a proteger al gobierno de la ciudadanía. ¿Cómo es posible, uno tiene que preguntarse, que el cuerpo colegiado que es responsable de asegurar que ninguno de los otros 2 poderes públicos abuse o limite las libertades o derechos de la población haya acabado sometido al ejecutivo y dedicado a protegerlo? En una palabra: ¿quién defiende a la ciudadanía?

Lo evidente en el proceder de varios de los ministros de la Corte es que sus criterios son más políticos que legales. Y aunque la política es, de manera natural, parte del contexto en que actúan los integrantes de la Corte, la ciudadanía tiene que esperar autonomía e independencia de criterio, que es la única razón por la cual sus nombramientos son de 15 años: para gozar de la libertad de actuar sin temor.

En el mundo de la realidad, lo crucial no es la visión teórica de un filósofo de hace 200 años, sino los elementos con que cuenta la ciudadanía para protegerse. La Corte es o, más bien, debiera ser, el garante de esos derechos, por lo que la pregunta pertinente es cuándo asumirán los ministros su responsabilidad de proteger a la ciudadanía frente a los abusos del poder ejecutivo. Es decir: ¿para quién trabajan los ministros que se empeñan en avanzar una agenda que claramente contradice a la Constitución y a las libertades y derechos ciudadanos?

Luis Rubio
(v.periódico Reforma en línea del 24 de abril de 2022).

En México un presidente es muy poderoso incluso en el ocaso de su sexenio. Lidiar con sus humores e iniciativas supone creatividad y entereza. Pero también requiere que uno no olvide quién es y qué rol se espera de cada cual.

Meterse de manera grosera con un presidente mexicano es mal negocio. Y qué mayor ejemplo de eso que el propio López Obrador, que en su momento se creyó muy superior a Vicente Fox y le recetó el "cállate chachalaca", insulto que no sentó bien en la población; tal desplante de AMLO cayó mal incluso cuando por su inoperancia y frivolidad el guanajuatense era ya un mandatario con prestigio menguante. Así que insultar al Presidente de México, así se llame Andrés Manuel y haga cotidianamente actos que rebajan la investidura, no suena muy inteligente, ni sensato y, puestos en esas, tampoco democrático.

Hay una línea entre la crítica y la grosería, entre la ironía y la majadería. Hay que evitar cruzarla.

Y si el poder abusa -no hay duda de que el actual ocupante de palacio abusa verbalmente en demasía-, lo conducente es recordar el espacio desde el cual uno puede posicionarse al respecto sin traicionar lo que se cree que el debate debe ser constructivo, por ejemplo, y de obligada cortesía.

De paso así se evitará hacerle el juego a un mandatario que siempre busca desprestigiar a sus críticos para no entrar al fondo de las críticas. Guardando las formas se promueve mejor el fondo: insultar por características personales o citar leperadas permite al gobernante hacerse la víctima.

Porque además de respetuosos, firmes y técnicamente impecables, hay que intentar ser un poquito estratégicos.

No debemos olvidar que el presidente no sólo tiene más poder que cualquier otro mexicano(a), también casi siempre posee más y mejor información que sus gobernados. Y gracias a ello pretenderá marcar los tiempos de algún tema en la opinión pública, más en una era en la que las redes sociales provocan que muchos no podamos evitar la pulsión de contestar en tiempo real las provocaciones.

Para hacer menos perniciosas las ocurrencias presidenciales hay que seguir el consejo del pasado. Respetuosos con la investidura así él no se comporte de forma igual, firmes en una postura que descalificarán e incluso dirán que es traición, y técnicamente impecables en los argumentos, políticos o del área específica en cuestión, para desmontar la propaganda del poder.

Si en sexenios en que el poder controlaba la mayor parte de la prensa se lograba desmontar las falacias de Los Pinos, hoy con más razón hay que confiar en la sabiduría de los mexicanos.

Citar a Paco Ignacio Taibo II hace años que dejó de ser buena idea. Ni albures ni denuestos construirán un mejor país.

Salvador Camarena
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 27 de abril de 2022).

La polarización en México tiene un nuevo caballo de batalla y un gran distractor, la estigmatización de legisladores de oposición, ambientalistas y periodistas como "traidores de la patria". El grupo de "traidores" irá creciendo en la medida de las necesidades del presidente Andrés Manuel López Obrador para ocultar las realidades que lo acechan: la debacle en la estrategia de seguridad, la crisis económica que viene, y la corrupción rampante en su gobierno y entre sus cercanos, que cada vez se vuelve más evidente y cada vez se documenta de manera más amplia.

El efecto en el corto plazo del nuevo discurso es la violencia retórica que no tardará en desbordarse hacia lo físico, y en el largo, la construcción de condiciones irreversibles para que, en 2024, una vez que López Obrador termine su mandato como presidente, comience una larga noche de los cuchillos largos por los odios que están cosechando. Este momento no parece que el presidente, ni sus cercanos, ni sus incondicionales, están tomando en cuenta, pese al encono agravado que ha partido a la sociedad.

Una encuesta publicada ayer por El Financiero mostró que si bien el 60% de las personas estuvieron en desacuerdo con la etiqueta de "traidores de la patria", al 33% les parece bien puesta. López Obrador, probablemente el presidente que más usa las encuestas para gobernar, debe pensar que los déficits y lastres que arrastra son tan grandes, que aun cuando tiene un apoyo minoritario en este tema, es menos costoso frente a la alternativa de no ocultar la realidad. Su carrera será contra el tiempo, lo que definirá si su estrategia fue la adecuada, pero más allá del éxito o el fracaso de ella, las consecuencias sociales serán irreversibles.

Para quienes se encuentren sorprendidos de lo que pasa, les ayudaría recordar Tabasco a mediados de los 90s, cuando tras perder la gubernatura con Roberto Madrazo, López Obrador inició una campaña que dividió a la sociedad, que nunca logró restablecer su tejido. Quienes vivían en la Ciudad de México en el 1er. lustro de este siglo, saben que el proceso del desafuero lo volvió a colocar en la ruta de la polarización que fracturó a los capitalinos, sin que hayan terminado de restaurar las heridas. Su derrota en la elección presidencial de 2006, incrementó su rencor y sed de venganza.

La calidad de la polarización hoy en día es muy diferente, porque la alimenta desde la Presidencia, donde su capacidad para magnificar el discurso de odio es inmensa frente a las débiles barreras que cualquiera pueda oponerle. También, a diferencia de anteriores momentos donde utilizó ese recurso como arma política, el coro de los multiplicadores del mensaje tiene acceso a múltiples tribunas para expandir la consigna, utilizando un lenguaje violento.

Fusilarlos con una pluma, como dice el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, o llevarlos al paredón y señalarlos, como plantea el líder de Morena, Mario Delgado, son palabras que evocan lo que hicieron los nazis con los triángulos amarillos para identificar a los judíos, o la estigmatización que condujo al genocidio en Ruanda. Si bien puede plantearse de manera objetiva que no hay condiciones análogas con la Alemania de los 40s o aquella nación en el corazón verde de África en los 90s, también se puede anticipar que la actitud pendenciera, amenazante e irracionalmente -porque no tiene ningún sustento real la acusación de "traición a la patria"- excluyente, va a tener consecuencias. Elevar el discurso político a una acción penal, como plantea Morena, lejos de intimidar, envalentonará a muchos que afilarán sus cuchillos.

Nada es para siempre en política, y los excesos que se están cometiendo hoy en día, tendrá secuelas. López Obrador termina su mandato presidencial el último día de septiembre de 2024, y se irá a Palenque. Se llevará con él su carisma, su talento manipulador, su discurso teológico y su capacidad para comunicar de manera simple temas complejos. Pero también dejará anidado el odio, que probablemente no tenga una repercusión directa contra él, mas no así contra sus cercanos. Existe la posibilidad de que, dependiendo de quién llegue a la Presidencia, quieran pasar las facturas de sus ataques a sus hijos mayores, aunque podría dejarlos bien blindados como lo hizo Enrique Peña Nieto con él. Pero ¿y los demás?

Hace algún tiempo decía un empresario que iban a "perseguir" a Santiago Nieto, en ese entonces jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, "hasta que se muriera", sugiriendo una persecución legal por los excesos y abusos que cometió. Algo similar puede venir contra los responsables de extorsiones y chantajes a empresarios en el gobierno para satisfacer los deseos de López Obrador, de los linchamientos públicos para neutralizar y liquidar políticamente, y de los inventos de casos judiciales para justificar la promesa electoral de combate a la corrupción, que han afectado y lastimado a muchos, que se replegaron y quedaron callados por el entorno de falta de Estado de Derecho.

Todas estas arbitrariedades han sido posibles por la fuerza de López Obrador, que garantiza impunidad e inmunidad para todos esos atropellos, porque él es el arquitecto motivador de los excesos. Una vez fuera del poder, quienes hoy son los voceros del comité de salud mexicano, se quedarán sin su halo protector. La pregunta que deberían de hacerse algunos de los más radicales promotores del odio, es qué sucederá a la mañana siguiente, con una larga vida pública y productiva por delante. ¿Pensarán que todo será igual?

Habrá quien sea castigado con el ostracismo, pero otros tendrán que enfrentar en tribunales la cacería jurídica a la que serán sometidos. Las tempestades que van a enfrentar las han sembrado y las siguen acicalando, sin querer ver que, sin López Obrador en la Presidencia, su vida, por el grado de sevicia con la que han actuado, podría ser más miserable y azarosa de lo que hasta ahora han impuesto sobre muchos mexicanos. El fuego con el que juegan los quemará.

Raymundo Riva Palacio
(v.periódico El Informador en línea del 28 de abril de 2022).

En México hay un registro histórico de más de 356,000 personas desplazadas de forma interna por la violencia, con casi 10,000 de ellas en 2020, según la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH).

Autoridades michoacanas informaron que, de acuerdo a sus estadísticas, desde hace un año y medio a Tijuana han llegado cerca de 4,500 desplazados tan solo de ese estado, pero asociaciones locales que reciben a migrantes dijeron que ellos contabilizan más de 15,000 durante el mismo periodo.

José María García Lara, director de la asociación Movimiento Juventud 2000, expuso que desde 2021 Tijuana ha recibido "mucha comunidad de desplazados por una violencia extrema generada por el crimen organizado".

Los desplazados en los albergues de Tijuana aseguraron que abandonaron sus hogares porque los cárteles los amenazaron, mataron o secuestraron a algún familiar, o les cobraban cuotas a cambio trabajar.

(V.pág.6-A del periódico El Informador del 11 de mayo de 2022).

América Latina pasa uno de sus periodos más difíciles y amenaza con tocar el fondo de la ruina, por ejemplo los peruanos con el presidente analfabeto que se les ocurrió elegir para que nos gobierne a lo largo de 5 años.

Mario Vargas Llosa
(v.pág.13-A del periódico El Informador del 15 de mayo de 2022).

Una sociedad tan llena de contrastes como la nuestra, tanto en términos de género como económicos, culturales, étnicos, religiosos y geográficos, en la que prevalecen el egoísmo, la envidia, el resentimiento y los celos, es caldo de cultivo para todo tipo de violencias. Prender la mecha de los rencores acumulados por siglos, como lo hace el presidente, y atizar el fuego, como lo hacen algunos grupos opositores y detractores de él, pone en riesgo nuestra paz, cuyo camino ha sido difícil y azaroso. Construir la paz reclama una enorme capacidad de sacrificio y tolerancia.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.8-A del periódico El Informador del 16 de mayo de 2022).

Plantar un árbol, anotar un gol, educar a un niño, curar a un enfermo o un anciano, levantar un muro, adoptar un parque, regalar ropa, guisar para un festejo, detenerse frente a la luz roja o respetar a los peatones.

Ser amable en el servicio público o privado, ir a votar, manifestarse, tomar de la mano a un niño que busca seguridad, tolerar con paciencia una obra pública, trabajar en un laboratorio durante horas y horas, guardar silencio en una biblioteca pública, cuidar sus libros.

Llegar puntual al trabajo, auxiliar a los compañeros, a las compañeras, sobre todo si están gestantes, recomendar a un médico para alguna dolencia, no desesperar frente a los ancianos, no ensuciar la calle o la carretera, o un río o una playa, o un bosque, todo lo que es nuestro, de esa comunidad enorme que llamamos nuestro país.

Ser cuidadoso con las palabras para no envenenar el ambiente, cultivar el buen trato para quien nos atiende al vacunarnos, decir por favor o gracias, cantar en un recital escolar como si fuera el Palacio de Bellas Artes. Los ciudadanos podemos hacer patria todos los días, de manera discreta, en silencio. Será la vida la que nos indique cuál es el próximo reto, auxiliar a una mujer que resbala en la calle, prestar un paraguas para proteger a un bebé, comprar ciertos productos para beneficiar una causa o rechazar otros por el daño que causan.

Hacer patria supone que un empresario no nos time con sus productos, que haga su mejor esfuerzo por entregar bienes o servicios que de verdad satisfagan al cliente. Un ciudadano común puede hacer mucho por su patria aunque jamás se lleve un aplauso.

Pero claro, las responsabilidades pueden crecer, ser maestro, digamos, implica aceptar cierta conducta ejemplar, pero también la disposición a atender a las individualidades, porque, al final del día, todos somos individuos con problemas particulares.

Y qué decir de un médico que tendrá que afrontar dilemas terribles para sacar adelante una vida. Imaginemos la responsabilidad del director de un hospital o de un juez que debe impartir justicia, o de un alcalde que siempre tiene que estar a disposición de sus conciudadanos.

Qué decir de un representante popular, en el nivel que sea, de ellos exigimos que expresen nuestro sentir, que estudie con esmero cada caso, que legisle con mano temblorosa -como diría el clásico- para cometer la menor cantidad de errores posibles, errores que afectarán la vida de muchos.

Por eso, lo mínimo que esperamos de nuestros representantes es seriedad, asumir que sus palabras y sus actos pueden tener consecuencias negativas, que sean cuidadosos y respetuosos de sus funciones.

Porque, además, nuestros representantes y gobernantes ostentan el nombre de nuestro país, de nuestra patria, a la que deben respetar para así generar respeto. A mayor responsabilidad frente a la sociedad, mayor exigencia de amor a la patria.

Por eso desconcierta el descuido que nos invade desde hace 3 años, cómo es posible que, desde la tribuna presidencial, se critique a una profesión de la nobleza de la medicina, que se diga que tenemos que importar médicos cubanos, que es conocido que vienen a adoctrinar y que son explotados por su gobierno, lo han denunciado instancias internacionales.

Cómo afirmar que a los niños mexicanos se les aplicará una vacuna que no ha recibido ninguna certificación. Y así es cada día, cada semana hay nuevos dardos de veneno que demuestran un terrible desamor por nuestro país. Si se atreven a experimentar con las vacunas para los niños mexicanos, nuestros niños, qué no harán con los demás asuntos.

Por eso el desasosiego cunde, la tristeza profunda invade, la desconfianza corroe el alma. Son capaces de todo.

No hacen patria, sino todo lo contrario, la destruyen.

Federico Reyes Heroles
(v.XiudadanosMx del 17 de mayo de 2022).

No tiene poca razón quien afirma que "lo poco que sirve de este gobierno viene del pasado", refiriéndose al actual régimen que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Y quien así lo ha observado es el director del Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey, Enrique de la Madrid Cordero, quien durante una conferencia que impartió el jueves en Guadalajara pidió perdón por lo que hicieron los malos gobiernos anteriores, al tiempo que sostuvo que "México merece otra alternativa para seguir avanzando".

Quienes conocemos a Enrique, y yo lo conozco muy bien porque fuimos compañeros como diputados federales en la 58 Legislatura del Congreso de la Unión, sabemos que es un hombre de palabra, de conciencia, de valores y que siempre antepone el interés de México y los mexicanos a cualquier situación. Por ese motivo y porque es un hombre de política, no solo por estirpe sino por desarrollo personal, que tiene mucho que decir, y que seguir sirviendo a nuestro país, lo invité -en mi calidad de presidente de la Agrupación Política Nacional (APN) "Confío en México"- a impartir la conferencia magistral "México: retos y oportunidades".

Enrique comenzó por hablar de la grandeza de México y de las expectativas que se tenían para nuestro país a nivel global, y cómo no solo no ha avanzado a cumplirlas sino que ha retrocedido en muchos sentidos.

Apuntó se debe también empezar por reconocer problemas entre los cuales él identifica 3 muy graves: el 1o. es que como país permitimos que se fuera haciendo una sociedad desigual; lo 2o. es el tema de la inseguridad que ya lleva muchos años, siendo lo más grave que cada vez se ha ido perdiendo más territorio y seguridad; y el 3o., dijo, es la corrupción.

Lo malo es que esos 3 temas no solo no han mejorado sino que han empeorado, toda vez que hay 8 millones más de pobres que hace 3 años; se tiene un país más inseguro con cifras escandalosas de homicidios y ya perdió validez la historia de que "es nada más entre ellos, porque 'ellos', son cada vez más", señaló.

Enrique sostuvo que a pesar de todo lo malo que hay en este momento todavía se cuenta con una exitosa plataforma que dejaron gobiernos pasados, y tras mencionar récords favorables que el país ostentó en diversas áreas, añadió que se puede aspirar a un país donde alcance para vivir bien, tener vivienda propia, salud y educación de calidad por el solo hecho de ser mexicanos, y que todavía nos quede dinerito para salir, para disfrutar y para viajar, en el contexto de un país en el que se pueda vivir con tranquilidad, y seguros. "Todo eso se puede hacer en los años por venir si hacemos lo correcto", subrayó.

Para avanzar en esa dirección, manifestó que además de la plataforma ya mencionada, se puede sacar provecho del conflicto entre China y Estados Unidos para atraer empresas asiáticas a fin de generar mayores empleos y mejor remunerados; propiciar empresas de mayor valor agregado; sumarse al cambio que vive el mundo hacía las energías renovables "aunque algunos no le entiendan"; y hacer valer condiciones que le son favorables a nuestra nación como el hecho de contar con una población mayormente joven, para alcanzar a ser ese país de clases medias al que tenemos derecho a aspirar.

"Solo falta ponernos de acuerdo. Vamos a trazarnos el objetivo de un país de clases medias en esta generación y poner al ciudadano en el centro de todo y a partir de ahí definir políticas y acciones y corregir", manifestó.

Enrique se reconoció como parte del pasado y aseguró que si bien se hicieron cosas mal y por las cuales ofreció disculpas, la mayoría de lo hecho con anterioridad es muy bueno, baste ver cómo la gente ha venido defendiendo la Reforma Eléctrica, al INE, al Legislativo y otras muchas instituciones que vienen del pasado.

"Entonces intuimos que no todo estaba mal, que hay cosas que están bien y hay que conservarlas, y que las que están mal no hay que repetirlas. Así de sencillito. Cuando el techo de una casa está mal, pues arreglas el techo, no tiras la casa", sostuvo.

En ese sentido, dijo que para seguir avanzando se tiene que partir de lo ya construido.

"¿Qué no haría yo de lo que están haciendo hoy? Eso, tener la arrogancia y la ignorancia de pensar que el país no existe, que hay que inventarlo a partir de cero, y ya si me pican, quiero decir que lo poco que sirve de este gobierno viene del pasado".

Dicha aseveración la acompañó con el ejemplo del Tratado del Libre Comercio (hoy T-MEC), "¿qué más neoliberal que eso?; es lo que explica que hoy la economía crezca porque el 5% del crecimiento del año pasado vino prácticamente del sector exportador; de los alimentos, del turismo, de la manufactura".

Al referirse al tema de la inseguridad, dijo que la impunidad es un defecto más grave que la corrupción porque no habría tanta corrupción si no hubiera impunidad. Ante ello, opinó se debe trabajar en cómo disminuir y llegar a tener cero impunidad. "En México ya es hora de que nos demos cuenta de que sí necesitamos un Estado de Derecho de verdad; fortalecerlo y que se impongan los castigos".

Finalmente, se pronunció por privilegiar la unidad por encima de la polarización; generar acuerdos; buscar coincidencias y trazar un objetivo común: "lograr generar un país donde tengamos todas las oportunidades y luego buscar nuestros sueños".

Siempre será importante conocer los puntos de vista, las opiniones y planteamientos de gente informada y con amplia experiencia como es el caso de Enrique de la Madrid, de quien, hay que decirlo, algunos lo ven abanderando la coalición PRI-PAN-PRD para la silla presidencial en 2024.

Salvador Cosío Gaona
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 21 de mayo de 2022).

México tiene ante sí la mayor oportunidad económica en una generación: quedarse con una parte sustancial de la Inversión Extranjera Directa que ahora está en China. Son 200,000 millones de dólares anuales y una parte de ellos saldrán de China, porque Estados Unidos necesita enfriar su relación con el Dragón. Es un asunto de geopolítica, con amplias repercusiones económicas.

Decenas de empresas están buscando instalarse en México. El proceso tiene un nombre técnico, nearshoring. Las grandes empresas están rediseñando las cadenas de valor dentro de la llamada Fábrica Global. Tener un proveedor estratégico ubicado en China dejó de ser una ventaja expresada en costos y se ha convertido en un problema, en una vulnerabilidad. Lo dejó claro el COVID-19. El mensaje lo refuerza la crisis de abasto de los semiconductores, la invasión de Rusia a Ucrania y la retórica de la dirigencia china.

El apetito por instalarse en México es algo palpable. De ello dan cuenta los desarrolladores de parques industriales y las oficinas de promoción económica de los estados del norte del país y el Bajío. Muchas empresas exploran la posibilidad de instalarse en México porque nuestro país tiene un atributo envidiable: cercanía con Estados Unidos. Location, Location, Location. Es tan importante esta ventaja que, en muchos casos, compensa problemas severos como la inseguridad o la mala calidad del abasto eléctrico.

La excelente posición geográfica se complementa con un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. Esto se suma a una experiencia de un cuarto de siglo de exitosa integración económica y comercial. En teoría, esto nos coloca en una situación inmejorable para aspirar a quedarnos con una buena rebanada de ese gran pastel de Inversión Extranjera Directa que ahora se queda en China. Es realista pensar que México puede aspirar a ganar 15% de los 200,000 millones de dólares que captó China cada año. El 15% son 30,000 millones de dólares y si los consiguiéramos, duplicaríamos la Inversión Extranjera Directa que ahora conseguimos. Más allá del monto de los recursos, estamos hablando de inversión en sectores que definirán el futuro de la economía mundial: electromovilidad, inteligencia artificial, robótica y aeroespacial, entre otras.

¿Qué puede salir mal? Estados Unidos ya tomó la decisión de desacoplarse de China porque el Dragón se ha convertido en el principal retador del Tío Sam en liderazgo económico internacional. En ese desacoplamiento, el Gobierno de Estados Unidos está desplegando junto con sus empresas una nueva estrategia en materia de economía internacional. Es un adiós a la globalización que vimos a partir de la década de los 90s del siglo pasado. Es menos libre comercio y más proteccionismo. La elección del lugar donde se localizarán los procesos clave de una industria debe considerar los costos, pero también el riesgo político. Los factores geopolíticos ya no se pueden pasar por alto en el momento de decidir una inversión. ¿Es un país "amigou", es confiable?

Más que nearshoring, estamos hablando de friendshoring. Es importante estar cerca del territorio estadounidense, pero más importante ser aliados confiables en un escenario internacional polarizado, donde se están redefiniendo muchas de las reglas que se pusieron en marcha después de la Segunda Guerra Mundial y tuvieron otra vuelta de tuerca con la caída del muro de Berlín. En Estados Unidos se tallan los ojos y menean la cabeza cuando revisan el mapa de lugares de producción de chips o semiconductores, ¿cómo es que dejaron que 80% de la producción mundial se encuentre en Taiwán y Corea del Sur? Son 2 países muy cercanos a la órbita china.

¿Podrá México pasar del nearshoring al friendshoring? No es seguro y, probablemente, tampoco será fácil. Si el proceso dependiera solo del presidente López Obrador, la respuesta es no. Nuestro mandatario no quiere fortalecer los lazos con Estados Unidos. Quizá porque supone que el Tratado de Libre Comercio y la relación económica está hecha a prueba de balas y groserías. Está consciente de que la geografía es inalterable y siempre tendremos 2,000 kilómetros de frontera compartida.

¿Qué puede salir mal? Las relaciones económicas no son inmutables. Dependen de circunstancias diversas. Hemos hablado de geopolítica, pero también hay que considerar la política interna. En Estados Unidos hay molestia con algunas de las acciones y gestos que ha tomado el Gobierno de López Obrador. Ahora hablamos de la Cumbre de las Américas, pero la mayor herida abierta es la ambigüedad con la que desde el gobierno mexicano se ha tratado la invasión rusa a Ucrania. Esta molestia está ahí y en cualquier momento puede revivir esa vocación proteccionista que vimos hacer erupción con Donald Trump. ¿Podemos ser socios de Estados Unidos sin ser aliados o "amigous"?

Luis Miguel González
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 21 de mayo de 2022).

Muchos adultos crecimos con la consigna de "no hablar con extraños" en la calle, y eso seguramente nos salvó de más de una situación de peligro en un espacio abierto donde era común salir a jugar unas cuantas horas sin la supervisión de un adulto y en la que ver a grupos de niños por las banquetas volver a casa de la escuela era parte del día a día; una práctica hoy impensable para la mayoría de los padres.

Vivimos en constante estado de alerta y no es para menos. Ese espacio abierto del que todos alguna vez nos apropiamos ya no nos resulta tan libre o confiable, ni para los niños ni para los adultos. Todos conocemos a alguien o hemos sido víctimas de la inseguridad en la calle alguna vez.

Leí días atrás una nota que me hizo preguntarme a qué grado de susceptibilidad hemos llegado en los espacios públicos si incluso en una parada un sujeto sale de la nada y agrede con ácido sulfúrico a un grupo de personas esperando abordar una unidad. Así, sin más.

A plena luz del día, un impresentable agrede a 4 personas en la vía pública con una botella de ácido sulfúrico y cambia la percepción de seguridad en un espacio abierto que posiblemente era parte de su día a día para muchas personas.

El responsable fue capturado en cuestión de minutos y las personas agredidas atendidas en servicios de emergencia. Al parecer sólo una de ellas se reportó grave y continuaba recibiendo atención médica. ¿Quién en su sano juicio sale a la calle con una botella de ácido dispuesto a estropear la vida a una persona? Lamentablemente hay gente así allá afuera y nada tiene que ver con las autoridades.

Hemos modificado nuestra percepción del espacio y ambiente seguro. Por ello no es de extrañar que en el informe del Inegi sobre la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana que corresponde al 1er. trimestre de este año, el 70.2% de los mexicanos se sientan inseguros en el transporte público y el 58.6% se sienta inseguro en las calles que regularmente transitan.

Gabriela Aguilar
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 26 de mayo de 2022).

Después de ver la semana pasada, a 19 niños asesinados por un compañero en una escuela primaria en Uvalde, Texas y luego ver a sicarios mexicanos matando mujeres y descuartizándolas y a otro salvaje sacándole el corazón en vivo a un sicario de otro bando y comiéndoselo, ya no sé qué pensar acerca de las 2 opciones acerca de la posesión de armas en nuestras casas, autos y negocios.

Muchísimos delincuentes tienen armamento de primer mundo y quienes deberían de protegernos, como la policía y las fuerzas armadas, no pueden defendernos porque tienen órdenes de no matar a esos salvajes... porque son seres humanos.

¿Entonces cómo rayos protegemos a nuestras familias?

Una frase muy cierta es: "Lo único que detiene a un mal-hombre con una pistola, es un buen-hombre con una pistola más grande".

En EEUU, más de la mitad de los dueños de comercios, choferes de taxi o simples ciudadanos, tienen armas para defenderse y saben cómo usarlas. La 2a. Enmienda de su Constitución permite a cualquier ciudadano tener armas para proteger a su familia, su casa y su negocio.

Pero en México, muy pocas personas tienen armas... porque está prohibido.

En un video de las redes sociales vi el interrogatorio de un asaltante americano que se dedica, en México, a entrar a robar a las casas de buen nivel. Y le preguntaron por qué no se largaba a robar en su país.

Y su respuesta fue: "Porque si me meto a la casa de un americano, es muy posible que el dueño tenga una metralleta o una escopeta recortada y me mate. Pero en México casi nadie tiene armas en su casa… porque está prohibido. Jajajaja".

La frase con la que los fabricantes de armas americanos defienden su enorme negocio es: "Si por ley, los buenos no pueden tener armas para defenderse... solo los malos las tendrán".

¿Ustedes qué opinan que es mejor? Que los ciudadanos podamos armarnos, con el peligro de que alguno de nuestros hijos se meta un balazo en un pie o vaya a matar a 18 de sus compañeros de la escuela. O dejamos que solamente los delincuentes tengan armas. Y maten, roben o violen a 50,000 personas desarmadas, cada año.

Si el gobierno no quiere defendernos, los ciudadanos tenemos que defendernos.

Es una decisión muy difícil.

Pero nuestro INE podría hacer una Consulta Popular... que realmente sirviera para algo.

Alberto Martínez Vara
(27 de mayo de 2022).

El presidente ha construido su código de comunicación con una carga intensa de sobreentendidos (suyos) y de simplezas: el país necesita erradicar elementos del pasado, y él decide cuáles; supone que todo debe quedar en animación suspendida mientras los emisarios de ese pasado dejan de obrar su maldad (el neoliberalismo, los conservadores, sus adversarios, la mafia del poder); en tanto, para dizque paliar los males que nos aquejan mienta un concepto-gesto que para él es remedio: la fraternidad universal. Qué alivio sería poder exclamar, y que él esté dispuesto a escuchar: a ver, presidente ¡vámonos entendiendo! La pobreza crece, matan y desaparecen a mucha gente, la confianza necesaria para que la economía tenga una base sólida se está reblandeciendo (aunque diga que la inversión extranjera rompe récords, debería mencionar, para irnos entendiendo, que también rompe marcas la fuga de divisas), el Estado de Derecho es una entelequia y el Estado, que él encabeza, cada día pierde el control de más zonas del territorio, a favor del crimen organizado.

Ciertos códigos de la comunicación pública, en boga todavía no hace mucho, están rotos porque el objetivo de valerse de códigos compartidos, el bien común, se quebró aún antes; quienes ahora son emisores de mensajes políticos no les interesa ser, a la vez, receptores, como náufragos, lanzan su botella al mar ¿quién la encontrará? No importa: arrojan su mensaje enfrascado, su ambición es ver y estar para sí mismos. Hoy, el sistema de signos y normas que permite formular y comprender mensajes no está al servicio de un fin político, entendida la política como instrumento para atender lo que nos es común, no como excusa para que compitan quienes anhelan apropiarse de lo público, por codicia, por poder, y hacer pasar su afán como de interés general. Todo lo articulan alrededor de individuos en soliloquio, el entorno es ornamento, ellas y ellos hacen lo que hacen y son lo que son no obstante el medio, social, económico y cultural.

Augusto Chacón
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 29 de mayo de 2022).

"Quiero sentirme segura cuando regrese a casa, vivir sin miedo", clama una niña en su participación en un parlamento infantil organizado en Michoacán. Tiene 10 años y una clara conciencia de sus miedos, las limitaciones que le impone el no sentirse segura, no poder jugar en el parque sin la vigilancia de un adulto. Sabe muy bien qué es el temor a desaparecer, a un día no volver a casa. Podemos pensar que es una niña con una conciencia muy desarrollada para su edad, lo cierto es que representa a una generación de mexicanas y mexicanos a los que les hemos heredado un país convulso, pero sobre todo les hemos heredado el miedo.

El miedo es un sentimiento irracional, aunque no por ello menos real. Estadísticamente la probabilidad de ser víctima de un delito es realmente menor, y habrá más de una explicación matemática para decirnos que es más probable tener un accidente automovilístico que ser víctima de un delito grave. El miedo no se quita con estadística. Los delitos suceden, y suceden en nuestro entorno. Esa niña sabe que en este país hay acoso, hay abuso, hay violaciones, hay desaparición. Ha visto cómo su madre, sus hermanas, primas o vecinas son víctimas de violencia de género; ha escuchado a su padre o sus maestros hablar de la violencia cotidiana; lee, ve o escucha en medios y redes el conteo de muertos y desaparecidos, las estadísticas con las que las autoridades intentan día a día combatir el delito. Bajaron los asesinatos, 2, 5, 15%, dicen. Unos días después los asesinatos que habían bajado gracias, presumían, a la estrategia de los gobiernos federal y estatales, vuelven a subir sin que nadie nos explique por qué, sin que ellos mismos sepan por qué.

Mayo es hasta ahora el mes más violento del año. Apenas en febrero la Secretaría de Seguridad presumía el mes más bajo en asesinatos en 5 años con 1,933 homicidios. Desde entonces ha crecido mes a mes, y llegamos a 2,472. Son cifras, todo se ha reducido a cifras que no le dicen nada a quien perdió un familiar; ellos se quedan con el 100% del dolor.

La política de contención no contiene, la de disuasión no disuade, la de moralización no moraliza. El miedo sin embargo se cuela como la humedad de una casa a otra, de la habitación de los padres a la de las hijas, del salón de clase a las calles. Es difícil perder el miedo cuando se ha crecido con él, cuando queda impregnado en la piel como el olor a humo después de un incendio.

Mejorar la seguridad es una tarea titánica. Regresar la confianza a una generación que la ha perdido, quitar el miedo con el que se ha crecido, es prácticamente imposible.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 2 de junio de 2022).

La gran pregunta a hacernos es si México resiste un 2o. sexenio de Morena; en mi opinión, no. Sí, sobrevivimos 12 años de Echeverría-López Portillo. Pero era un momento diferente tanto en lo nacional como en lo global. Se nos agota el tiempo por motivos puntuales. Cada día, México es menos joven. Se va acabando nuestro bono demográfico (el hecho de que tengamos más gente en edad laboral que la suma de niños de 15 o menos y adultos de 65 o más). Hace 20 años, nuestra edad promedio era de 26, hoy es 32. Nuestra tasa de natalidad no es muy distinta a la de EU. No estamos educando a nuestros jóvenes, ni les ofrecemos herramientas para encontrar trabajo digno. A este paso, pronto seremos un país de viejos pobres y analfabetas, que venderán su voto por mendrugos.

Hoy somos una potencia manufacturera, y logísticamente importantes para cadenas de suministro que se regionalizan en Norteamérica al salir corriendo de China. Dada la robotización y los sistemas de impresión digital [¿tridimensional?], nuestras ventajas relativas dejarán de serlo.

Hoy tenemos valiosas reservas de hidrocarburos en el subsuelo. Conforme las energías limpias avancen, éstas perderán valor. Además, Pemex tuvo su menor producción en 42 años para un mes de abril, dada la falta de inversión. Hoy podemos intercambiar ese gas y petróleo por escuelas, hospitales e infraestructura que detone nuestra competitividad.

Claramente, eso no ocurrirá con otro gobierno de Morena.

Si a lo anterior le sumamos el deterioro en seguridad, el alarmante avance del crimen organizado, el desastre en materia ambiental y el éxodo de migrantes valientes, de jóvenes educados y de empresarios prominentes, parece claro que se nos acaba el tiempo.

Jorge Suárez-Vélez
(v.periódico Reforma en línea del 2 de junio de 2022).

Una China crecientemente autoritaria con una insensata política de "cero Covid". La guerra de Rusia contra Ucrania muestra la dependencia europea.

En América Latina, las otrora estrellas del libre mercado eligen regímenes de izquierda, en Perú un impresionante ignorante; en Chile, un líder inexperimentado. Colombia, igual, sigue el mismo camino, mientras que Argentina es el desastre de siempre, y en Brasil, un populista de derecha no para en sus desatinos.

Debería ser la hora de México: el eslabón de América del Norte con su extensa frontera con Estados Unidos, una economía lista para recibir empresas que se mudan de Asia o incluso Europa, preparada para enlazar cadenas de producción e infraestructuras de transporte y energía. En un mundo que mueve el foco a regionalizarse, a explotar la ubicación geográfica privilegiada.

Excepto que el presidente es Andrés Manuel López Obrador, otro producto bananero del subcontinente latinoamericano. Con una mente estancada aproximadamente en 1972, cree que los recursos naturales son fuente de riqueza y que los extranjeros que llegan a México buscan obtener oro a cambio de espejitos. Repite con inusual fervor esa historia que se aprendía en la secundaria con monografías compradas en una papelería.

La tecnología que despierta la pasión presidencial es el trapiche, lo que enciende su imaginación, el petróleo. El México al que aspira ya se retrató en la época de oro del cine nacional, con gente chambeadora, honesta y pobre.

Es el México de Joaquín Pardavé y Pedro Infante, en que esa pobreza es digna. Es por ello que el presidente odia la meritocracia, a los clasemedieros, a aquellos que ya dejaron atrás esa bella pobreza y además, son aspiracionistas a quienes atrae la riqueza. Para el demagogo, la gente buena es la que depende del dinero que tan generosamente les entrega, destacadamente becas y pensiones.

México, el Gran Uvalde

Regiones del país en manos de las mafias criminales, pueblos cuyos habitantes huyeron.

Un titular del poder ejecutivo creyente en obras faraónicas. No se trata de que sirvan, sino de que luzcan, o que contribuyan en sus afanes nacionalistas.

No dudó en destruir un aeropuerto en Texcoco para, en su lugar, ampliar una base aérea desde la que nadie quiere volar, un aeropuerto que compite con otro por el restringido espacio aéreo del Valle de México. A ello habrá que agregar en las próximas semanas una refinería carísima que no producirá una gota de gasolina por años y, finalmente, un tren destructor de la selva.

Un apasionado de la energía estatal, cueste lo que cueste y contamine lo que contamine. Nada de energía solar o eólica, sino un rechazo frontal a las inversiones extranjeras, igual de las empresas privadas que ofrezcan fluido eléctrico más barato. Se trata de hundir más dinero bueno en esos agujeros negros de corrupción e ineptitud que son Pemex y CFE. Uno de los demonios personales del tabasqueño, que no se cansa de atacar, es Iberdrola.

Para cerrar con broche de oro, un presidente que cree en abrazar al crimen organizado, que es inmune ante la acumulación de homicidios y la explosión de extorsión que azota a negocios grandes y pequeños.

Un país en que la violencia más brutal es parte de la cotidianidad.

Un titular del ejecutivo que encabeza uno de los regímenes más corruptos de los que se tenga memoria mientras que presume ser honesto.

A México le tocó perder una oportunidad extraordinaria. Es un país al que muchas empresas se mudarían, invertirían, crearían empleos, empujarían producción y crecimiento si el presidente no fuese Andrés Manuel López Obrador.

Sergio Negrete Cárdenas
(v.periódico El Financiero en línea del 3 de junio de 2022).

Frente al poder central y el narco, tendríamos que preguntarnos cuál es el peso de las autoridades locales en la vida de los habitantes.

Pese a que algunos de los estados en esta contienda [electoral] pueden considerarse zonas bravas por la fuerte presencia del crimen organizado (sobre todo Tamaulipas, Durango y Quintana Roo), afortunadamente los incidentes que involucran al narco no han proliferado como sí lo hicieron hace un año en las llamadas elecciones intermedias. En 2021 se registraron innumerables amenazas, renuncias de candidatos e incluso asesinatos. Muchos temíamos que esa presencia fuese el inicio de una escalada, pero al menos en esta ocasión no ha sido el caso.

Jorge Zepeda Paterson
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 5 de junio de 2022).

Hoy, leer análisis serios y documentados sobre la participación del crimen organizado en el ejercicio de hacer efectivo el derecho a ser igual entre iguales para elegir a los gobernantes, en una nación que se afirma libertaria y democrática, es cotidiano. Crimen organizado representado por cárteles que se inmiscuyen en lo electoral para potenciar su catálogo de servicios: trasiego de drogas, trata de personas, cobro de piso, extorsión, lavado de dinero, control de pasos aduaneros, de personajes de la política, y un etcétera creciente. ¿Nos mueve a escándalo? ¿Alzamos las cejas con asombro? No en el grado que el caso amerita; simplemente incluimos su intromisión como un factor más a considerar para prever los resultados y calcular el intercambio y uso del poder. Si a alguien, exótico, le parece un exceso mirar el fenómeno de este modo, basta recordar lo sucedido en Sinaloa el año pasado y en tantas regiones en las que sin sofoco podemos afirmar que el estado alterno, criminal, que empollamos, y que nos fue mortificando de a poco, tiene control territorial y político.

Hoy, la ilegal y grosera intromisión de las autoridades en los procesos electorales, con particular énfasis en las que pertenecen al gobierno federal, la interiorizamos como un elemento más del panorama, de la evaluación de la coyuntura, uno que es, tal cual, una fatalidad y como con el cambio climático: adaptarnos y, en todo caso, si somos osados, mitigar en algo sus secuelas, con el argumento: va en contra de los ordenamientos jurídicos, qué barbaridad, también de la ética que individualmente suponíamos compartida, qué barbaridad, y en sentido contrario del ofrecimiento del actual régimen de proveer una democracia plena, qué barbaridad. Fruto agusanado del Estado de Derecho del que supuestamente disfrutamos. Pero, al cabo, no mitigamos los efectos, nos ha resultado más cómodo aclimatarnos, lo que bien mirado no es sino una especie de auto minusvaloración.

Hoy es parte de la rutina política el que las instituciones, y no únicamente, también los derechos que conquistamos sean reflejo del ideario y de los intereses del mandamás en turno, del presidente. Si el Instituto Electoral le gusta de otro modo, con otras personas al frente, faltaba más señor Presidente, complacerlo es función de las y los ciudadanos, con cargo público o sin él; si proyectos ferroviarios, petroleros o beisboleros le parecen relevantes, deben serlo para todas las mexicanas, los mexicanos, pues su palabra es moral, es técnica, es razonable por ser la de él; si cancelar las licitaciones públicas le ahorra tribulaciones, nomás eso faltaba, que asigne las obras según su voluntad; si grupos armados coartan la libertad de tránsito, si la libertad de prensa, de expresión y pensamiento incordian al poder ejecutivo, colóquelas, señor Presidente, en el rincón que le convenga; si los presentantes populares inscritos en la oposición descreen de las propuestas del partido dominante (y decimos "descreen" porque la única calidad que podemos consignar a la mayoría de lo que propone Morena es la de artículos de fe) dejan de ser contrapeso legal y deseable según el modelo republicano estipulado y se convierten en traidores de la patria; lo que a su vez nos lleva a otro gesto que hemos normalizado: es atributo del presidente y su camarilla moldear a su antojo la noción "patria", son sus representantes, sus únicos cuidadores, detentan la potestad de elegir unívoca y excluyentemente su futuro y peor: su pasado.

Con cuánta fruición mimamos ese capullo que se nombra a sí mismo "transformación"; con cuánta terquedad negamos que la mariposa que de él se desprendió tiene listones negros en las alas, en el cuerpo. El hoy que se prolonga día con día, semana con semana, lo gestamos despaciosamente ayer, día con día, semana con semana. Creímos que esas como espinas que por aquí y por allá sentíamos eran parte de la metamorfosis que estábamos experimentando y que en algún punto de la historia sanarían.

Augusto Chacón
(v.pág.10-A del periódico El Informador del 5 de junio de 2022).

Difícilmente

Paco Calderón
(5 de junio de 2022).


A México le ha costado alcanzar los niveles económicos previos a la pandemia de COVID-19, en un escenario afectado por la alta inflación y el deterioro de las cadenas de suministro globales, reconoció ayer el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez.

"Nos ha costado alcanzar el nivel prepandemia por la fuerte caída que tuvimos en 2020 y después por la falta de cadena de suministro en las industrias, que son las que más rápido se exponen a las caídas del PIB en la etapa de recuperación", dijo.

Dijo que se necesita más tiempo para alcanzar la plena recuperación en todos los sectores de la economía; sin embargo, hay buenos desempeños por regiones, así como un buen panorama del empleo.

El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de México aún no está en su nivel ideal, señaló, pero se puede echar mano de diferentes industrias para apostar por la recuperación.

(V.pág.2-A del periódico El Informador del 9 de junio de 2022).

Ningún espacio de la vida pública puede escapar ahora al proceso electoral del año 2024, cuando nos convocarán otra vez a votar por un candidato (o candidata) a la Presidencia de la República. Se trata de una terrible distorsión de la realidad a la que nos conducen las ruedas de prensa cotidianas del presidente Andrés Manuel López Obrador y las declaraciones interminables de todos los interesados que no quieren dejar de expresarse y actuar para no perder la oportunidad de aparecer y ganar espacios mediáticos.

En México, lamentablemente y para deterioro permanente de la calidad de vida de sus habitantes, ocupamos más energía y recursos en la elección de gobernantes que en el hecho de gobernar.

Mientras tanto, cuando quedan todavía 2 años antes de la jornada electoral, los problemas esenciales: inseguridad y violencia; pobreza y falta de crecimiento económico; incapacidad del sistema de salud para atender a los mexicanos; debilidad crónica del sistema educativo; escasez de agua y aumento de zonas en sequía (más un largo etcétera), no son parte del discurso público, a menos que sean presentados por los adversarios.

Jorge Octavio Navarro
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 14 de junio de 2022).

Hace unos días tuve una plática con un grupo de ejecutivos de empresas. No fue una conferencia, sino más bien una discusión que inicié con una presentación sobre la situación política y económica del país. Cuando llegué a los factores negativos para el crecimiento, entre ellos las nuevas restricciones a la inversión en electricidad, se registró un apagón. Entre risas me acusaron de haber llegado a un acuerdo con Manuel Bartlett para que coincidiera con ese momento de la presentación.

Yo empecé sosteniendo que México se encuentra en un momento ideal para un despegue económico espectacular, que puede dejar atrás incluso el periodo de desarrollo estabilizador que el presidente López Obrador tanto admira. Los problemas de logística internacional generados por la pandemia, las preocupaciones por el calentamiento global, la invasión de Ucrania por Rusia, las sanciones a Moscú de los países desarrollados y los aranceles y restricciones comerciales a China han generado una búsqueda frenética de las empresas internacionales de oportunidades para nearshoring, esto es, para llevar sus plantas de producción a lugares más cercanos a los centros de consumo. México, por su ubicación geográfica y por sus tratados de libre comercio, entre los que destaca el T-MEC, es el lugar ideal.

El Banco Interamericano de Desarrollo publicó en Los Ángeles este 7 de junio, en la Cumbre de las Américas, un documento que señala "las oportunidades potenciales por incremento de exportaciones" de los países de América Latina debido al nearshoring. De un total de 64,093 millones de dólares, México concentra 35,278.2 millones, el 55%. El 2o. país en la lista es Brasil, con apenas 7,844.1 millones. Nunca hubo un mejor momento para invertir en México.

México, sin embargo, está desaprovechando el momento con nuevos y absurdos trámites burocráticos y restricciones ideológicas a la inversión. "Nunca había sido tan complicado avanzar para nosotros", dijo un ejecutivo. Los trámites para establecer instalaciones productivas o comerciales se vuelven cada vez más tardados y complicados. Parecería que tienen el propósito de generar sobornos, pero las empresas internacionales ya no pueden hacer esos pagos ilegales, porque les pueden generar acusaciones penales por corrupción en sus países de origen. Las licencias o permisos pueden demorarse ahora varios años, aun cuando se cumplan todos los requisitos de ley, en lugar de meses como antes. Esto ha llevado a una saturación artificial de espacios para comercios y fábricas que dificulta y encarece las inversiones.

La inseguridad en el transporte es un factor adicional que está afectando la inversión y el crecimiento. Las carreteras se han convertido en tierra de nadie, pero ya no es solo el robo: la violencia a los choferes está creciendo de manera alarmante.

Quizá el peor problema es la electricidad. En algunos lugares ya no es posible establecer nuevas plantas o comercios porque no hay electricidad, o no la hay a buen precio y de calidad. Los reguladores se están dedicando a cerrar plantas privadas de generación, como la de Dulces Nombres de Iberdrola en Nuevo León, de ciclo combinado, o a negar permisos para nuevas generadoras eólicas o solares.

México está perdiendo una oportunidad histórica. Nunca ha sido nuestro país tan atractivo para la inversión productiva, pero nunca tuvimos a un gobierno tan empeñado en cerrarle las puertas. Es una lástima, porque a nadie le conviene trabajar entre apagones.

Sergio Sarmiento
(v.periódico Mural en línea del 17 de junio de 2022).

Las malas noticias ya no se pudieron maquillar ni ocultar. Oficialmente, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo que reconocer, sin decirlo abiertamente, que en sus 3 años y medio, los homicidios dolosos sumaron más que el total durante los 6 años del gobierno de Felipe Calderón. La tendencia a la baja que se dio en el verano del año pasado no es más que un viejo recuerdo de un registro que se analizó mal, al no incorporar el confinamiento por la COVID-19. Estamos con niveles de asesinatos como no se habían tenido en 11 meses, y por los síntomas vistos en junio, una prospectiva alentadora parece estar fuera de discusión.

Los criminales tienen licencia gubernamental para matar. En San Cristóbal de las Casas, que se encuentra a 50 kilómetros de la capital Tuxtla Gutiérrez, la Guardia Nacional tomó 4 horas en llegar. En Matamoros, el domingo llegaron 200 soldados, que se sumaron a otros 200 que habían sido enviados la semana pasada a Reynosa. Las fuerzas federales no sirven para nada. No sirven como grupo de disuasión y prevención del crimen, y cuando se han llegado a encontrar en una situación de violencia delincuencial, los corretean y los hacen huir los criminales porque las instrucciones son que no los combatan.

La violencia es abrumadora, y por ende, inocultable. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana dio a conocer ayer su informe, que muestra el deterioro que se vive. De abril a mayo, el incremento en homicidios dolosos fue de 10.9%. De todo el sexenio de López Obrador, este mayo fue el 24 peor mes en violencia que se ha vivido, para totalizar 121,642 homicidios dolosos en 3 años y medio de administración, contra 120,463 en todo el gobierno de Calderón.

La secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, dijo que se había dado una reducción de 7.8% de los homicidios dolosos, pero la comparación se hizo con respecto al máximo histórico de este tipo de crímenes, en julio de 2018, cuando se alcanzó la suma de 3,074. Después de ese mes, hubo únicamente 3 más con índices de homicidios dolosos superiores a los de mayo pasado. En su conjunto, sin embargo, 7 de los 8 meses más violentos en la historia de México, han sido durante el gobierno de López Obrador.

El gobierno insiste que la violencia está focalizada en una quinta parte del país y generada por los enfrentamientos entre organizaciones criminales. Sin embargo, los datos aportados en el informe de la Secretaría de Seguridad muestran un descontrol más generalizado del que quieren admitir, y que está asociado a la impunidad con la que se manejan los delincuentes. Por ejemplo, los delitos patrimoniales, que son los que afectan directamente a la gente, se elevaron 8.1%, mientras que las extorsiones se incrementaron 28.8%. O el robo de combustible, que el año pasado se elevó en 34%.

Esa impunidad, que alimenta la lucha por el control de plazas y territorios, anima a que el crimen siga ocupando los vacíos que deliberadamente ha dejado el gobierno federal, provocando mayores desafíos a autoridades menores. La situación de la violencia y la inseguridad a nivel nacional no se va a revertir. La impunidad prevalecerá por lo que resta del sexenio. La percepción de los criminales es correcta, porque la cruzada de "cero impunidad" sólo existe en las mamparas del gobierno federal.

López Obrador no modificará el rumbo, y como lo dejó entrever la semana pasada, espera a que un cártel gane la guerra y que al pacificar al país le haga su trabajo. Hoy no se ve claro que eso sucederá, y delitos como homicidios dolosos y aquellos directamente asociados a ellos, probablemente continuarán creciendo, proporcionalmente al descrédito del presidente. El mayor, el mensaje que su inacción contra el crimen organizado y la tendencia a proteger al Cártel de Sinaloa obedece a un pacto [con el Cártel de Sinaloa]. López Obrador lo niega vehementemente, pero hasta ahora no ha hecho nada por cambiar la percepción.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 21 de junio de 2022).

Los 3 caídos en Cerocahui visibilizaron como nunca antes los casi 122,000 asesinatos que han ocurrido durante el gobierno de la 4T, lo que presionará también como nunca hasta ahora al presidente López Obrador para revisar su política de seguridad, que se niega a reconocer como fallida y defiende a capa y espada.

La crítica clerical que hoy retumba con una potencia inédita por el creciente poder territorial, de fuego y corruptor del narco en México, había asomado con fuerza ya desde abril del 2021, cuando luego de una visita a Apatzingán, Michoacán, el entonces Nuncio apostólico, Franco Coppola, quien, conocedor de la historia de corrupción detrás de las mafias de su natal Italia, se mostró desconcertado y dijo que seguía sin entender cómo, pese al generalizado problema del control territorial del crimen organizado en México, el tema estuviera tan ausente de la conversación de los gobiernos y los políticos. Advertía además que como había pasado en Italia, en México la mafia siempre iba a aparecer donde el Estado estuviera ausente. Extrañamente Coppola dejó su misión en México cuando más empezaba a subir el tono de sus críticas en diciembre de ese año. Hoy el crimen de los jesuitas y del guía de turistas a manos del crimen organizado las hace resurgir con un estruendo que ojalá la 4T no ignore.

Jaime Barrera
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 23 de junio de 2022).

En México vivimos como en un estado de guerra ahí escondido bajo un tul de normalidad, de aquí no pasa nada y hay que salir a "chambear" también hoy, vamos constantemente cuidándonos las espaldas, las pertenencias, esperando que lleguen con bien los nuestros, "festejando" el robo de lo material mientras la integridad del otro esté a salvo. Vivimos buscando cuerpos y encontrando pedazos de historia y de dolor. Vivimos con susto aunque pronto se pase con un pan y sobre todo vivimos hermanándonos con la violencia. En un país donde el sueño americano de antaño se resquebraja al obtener recursos económicos de mucho más fácil forma, el camino que están escogiendo miles de jóvenes es no cruzar la frontera sino enfilarse en la organización criminal de la localidad. No tengo idea de qué sea lo que le depara a nuestro país, pero me queda claro que los distintos niveles de gobierno tampoco.

Denunciar la violencia y la injusticia sin temor es algo que los jesuitas me enseñaron. Que la vida y la muerte nos iguala, que no hay alguna que sea más importante pero que exigiendo juntos la voz es tanto más poderosa. Desde la formación educativa de la Compañía de Jesús hace muchos años que se estudia y revisa, se reflexiona y se denuncia de manera firme y contundente lo que sucede en México.

Argelia García F.
(v.pág.9-A del periódico El Informador del 26 de junio de 2022).

Uno creyó tener un atajo para sustraerse de la estadística: el templo de San Francisco Javier, en Cerocahui, Chihuahua. Fuga inadmisible para los señores que a balazos crean símbolos para colonizar el imaginario: para ellos era matar o dejar abierta una vía que podría drenar su poder. Asesinaron al perseguido y a sus protectores, Javier Campos y Joaquín Mora, de la Compañía de Jesús. El templo, la pobreza de las comunidades de las que es centro; los jesuitas con su empeño en el siglo XXI por revertir las injusticias de las que son testigos desde el siglo XVII; los criminales exprimiendo la sangre y los centavos a los más pobres; el gobierno, los gobiernos, con la mirada hacia ellos mismos y tratando de fijar la realidad con soplidos de retórica; el monte de la Tarahumara vaciándose de árboles, de minerales, de paz y de lo que por milenios ha representado para las mujeres y los hombres rarámuris. La metáfora nos interpela, lo sucedido en Cerocahui no colma el vaso: revela la composición del líquido viscoso y pútrido en el que unos sobrevivimos y muchas y muchos no. Metáfora porque lamentar y condolerse por lo sucedido en Cerocahui es alzar la mirada al resquicio por el que una luz aún se cuela: podemos hacernos cargo del dolor de las víctimas, de las circunstancias en las que llegaron a ser eso, víctimas y, sobre todo, podemos señalar a los que armaron la trama que en el acto 2o. del drama que México es hoy, dejó tendidos en un templo a 3 que nos representan.

Augusto Chacón
(v.pág.8-A del periódico El Informador del 26 de junio de 2022).

Adictos a la dádiva presupuestal, ¿han comprado nuestros votos y nuestras conciencias? ¡Pobre México! El Papa Francisco lamenta el homicidio de sus hermanos y condena la violencia que se vive en nuestro país: "¡Cuántos asesinatos en México!” El Episcopado Mexicano reclama "detener los ataques a religiosos y seguridad para todos los sacerdotes del país". Qué pena que su exigencia sólo la hagan por su presbiterio. Bien pudieron pensar en el sufrimiento y hablar por los sin voz, por aquellos que, sin ser ministros religiosos, son víctimas de la inseguridad en la que vivimos. Mientras tanto, los organismos empresariales, las universidades, las organizaciones gremiales de profesionistas y estudiantes, los intelectuales y la sociedad en su conjunto, guardan silencio.

Cuando suenan las campanas, es hora de aprestarse para conquistar el derecho de ser libres. Ya sonaron.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 27 de junio de 2022).

Ahora sabemos que no pocas empresas, industrias, de servicios, comerciales, no encuentran colaboradores; esto, en medio de una acentuada crisis económica, con una masa de potenciales trabajadores aparentemente deseosa de tener un empleo; con la migración al norte en crecimiento y las y los jóvenes con grandes expectativas, no respecto a lo que quieren hacer, sino en tanto lo que quieren tener. Sí, el mundo del trabajo es buen indicador de lo mucho que del modelo económico está frente a un abismo, los datos son elocuentes: el capital se acumula -para unos cuantos-, la pobreza crece -para muchos- y el Estado no tienen fondos para proveer servicios y garantizar el ejercicio de derechos que hagan menos ancha la rajadura.

Augusto Chacón
(v.pág.9-A del periódico El Informador del 17 de julio de 2022).

Los indicadores de pobreza laboral que tenemos muestran que el ingreso laboral real de las personas no se ha recuperado aún a niveles similares a los previos a la pandemia, cuando ya de por sí eran bastante malos y evidenciaban la precariedad del mercado de trabajo en el país.

Por su parte, el valor de la canasta alimentaria y no alimentaria que estima el Coneval, muestra incrementos por arriba de la inflación promedio, lo que es signo de lo mal que lo están pasando millones de familias mexicanas, las cuales se enfrentan al reto de concentrar su ingreso en mercancías del rubro de los alimentos y las medicinas.

En este contexto es doblemente preocupante el hecho de que, hasta finales de junio, el 48% del territorio nacional registraba niveles de sequía que iban de moderados a excepcionales, mientras que 122 de las 210 presas que existen en el país se encontraban por debajo del 50% de su capacidad de almacenamiento.

Cuando hay sequía, hay escasez de alimentos; y ello se está agravando por la escasez global de cereales y granos. Y cuando hay escasez de alimentos hay necesariamente procesos de empobrecimiento que, en contextos como el mexicano, profundizan las vulnerabilidades y las ya de por sí precarias condiciones de pobreza que tenemos.

En ese sentido es pertinente destacar que el Inegi publicó en su sitio los datos relativos al impacto de la COVID-19 en las mujeres; y la realidad que se retrata con ellos es dramática: prácticamente 4 de cada 10 mujeres vieron reducidos sus ingresos, y la diferencia promedio en los ingresos mensuales al terminar el periodo más critico de la pandemia, fue de 2,500 pesos mensuales menos, respecto de sus pares hombres.

Es un hecho que estamos ante una combinación de factores que preludian una tormenta perfecta, pues la suma de la inflación, la sequía, el nulo crecimiento económico y los bajos salarios, así como la insuficiencia de políticas sociales de efectos estructurales, pueden generar no sólo el estancamiento en las condiciones de pobreza, sino quizá su profundización o incluso su crecimiento en algunas entidades o incluso regiones enteras.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 19 de julio de 2022).

Luz [Raquel Padilla] fue víctima de un agresor que la odiaba por ser mujer, una mujer cuidadora. No solo quiso matarla, quiso destruir su cuerpo quemándola, desfigurándola. Podemos pensar que fue víctima de la violencia de un loco, uno más, un asesino despiadado. Y sí, fue una persona específica quien perpetró el delito de odio (y esperemos que pronto sea juzgado y pague por ello), pero Luz Raquel fue víctima de muchas violencias.

Luz es también víctima de unos policías que desoyeron las amenazas y prefirieron, por "no meterse en chisme de vecindad", dejarla sola; de funcionarios públicos más preocupados por el papeleo burocrático y la fecha de vencimiento de una orden de restricción que por la persona que sufría el acoso y violencia concreta todos los días sin importar el calendario; de un sistema de protección que no protege, solo registra y permite, eso sí, a los funcionarios placease y fotografiarse para que los vean en redes sociales. De una sociedad y unos medios que solo atendemos la violencia cuando ya pasó.

La falta de empatía de las autoridades, más preocupadas por sacarse el golpe político que por la víctima, también es otra forma de violencia. Algo falló, algo no funciona en los niveles municipal y estatal en la protección a víctimas. Tan es así que hoy Luz no vive y su hijo, que requiere atención especial 24 horas, 7 días de la semana, ya no tiene quién lo cuide. Culpar al neoliberalismo y la falta de valores familiares, quitarle el nombre y apellido a la víctima para convertirla en un producto de la descomposición social que nos dejaron los de antes, como lo hizo el presidente, también es violencia.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 22 de julio de 2022).

Como cabía esperar, el feminicidio de Luz Raquel Padilla Gutiérrez ha generado una enorme ola de indignación no sólo en Jalisco, sino en todo el país por el contexto de agresiones reiteradas y cadenas de omisiones en las que incurrieron las autoridades, quienes no fueron capaces de brindarle la protección necesaria para proteger la vida de esta madre cuidadora que dejó huérfano a Bruno, un niño con autismo que tendrá que lidiar el resto de su vida sin los cuidados y amor de su madre.

Y como ya nos tiene acostumbrados el actual gobernador del estado, Enrique Alfaro Ramírez, volvió a lavarse las manos por la responsabilidad de la autoridad estatal y del gobierno de Zapopan, para brindar protección debida a Luz Raquel Padilla. Palabras más, palabras menos, el gobernador culpó a la "descomposición social" de crear estos contextos de violencia machista como el que produjo este feminicidio.

El miércoles pasado, un día después de confirmarse el deceso de Luz Raquel Padilla, después de que fue incendiada viva el sábado pasado, Enrique Alfaro declaró: "Es un crimen atroz, una muestra de violencia que lastima al estado, ha habido mucha información, como siempre sucede en este tipo de casos, en las redes, que han generado especulaciones, hemos actuado con seriedad para respetar los procesos que se están llevando a cabo por parte de la Fiscalía. Yo creo que nos obliga a todos a reflexionar, cómo es posible que haya un acto de violencia de esta naturaleza, de lo que hablas es de un tema de descomposición social brutal, no estamos hablando de un asunto ni siquiera de seguridad pública, no le iban a robar nada, es un acto de brutalidad y yo creo que nos obliga una reflexión a todos más allá de las normas, la manera como estamos asumiendo nuestro compromiso individual para revertir los niveles de violencia que hoy hay en Jalisco y México", enfatizó el mandatario.

Si bien es cierto que existe una descomposición social en el estado y en el país, que se manifiesta con las diversas formas de violencia que ocurren en esta guerra informal, culpar a la "descomposición social" por el feminicidio de Luz Raquel Padilla, es un modo también de evadir la responsabilidad del propio gobierno y de las autoridades por la violencia contra las mujeres en general y en este caso particular, por la cadena de omisiones que ocurrieron para que esta madre cuidadora no fuera debidamente protegida. Es un modo de lavarse las manos, de evadir la responsabilidad.

Muestran una descomposición del poder público, donde sus representantes incumplen su promesa de velar por el interés público y toman decisiones y manejan los amplios recursos del aparato de gobierno, para los intereses de grupo, de partido y de camarillas de poder político y económico. El cinismo, la evasión de responsabilidades y el manejo del gobierno para fines partidistas o personales confirma esta acelerada descomposición de los representantes de los poderes públicos.

Rubén Martín
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 23 de julio de 2022).

Posibilidad: Jefe, hay 3 patrullas en el lugar del apuñalado. Que una se quede a esperar a la ambulancia, y al ministerio público; que las otras 2 se arranquen al bar de la carretera, del que acaban de avisar de la balacera, ya van los estatales para allá. ¿Y para la denuncia del robo en casa habitación? La señora cree que los ladrones siguen adentro. Además, recibimos 2 reportes, de la misma calle, de personas que oyeron gritos. Ja -repuso el jefe- lo que faltaba, la gente que no sabe las broncas que tenemos; ¿en dónde fue el grito? Uy -piensa el jefe- esa zona la controla el que la controla y no le gusta que mandemos a nuestra gente, y menos porque algún nervioso oyó gritos.

Puñales, armas de fuego, cortas y largas, agresiones para dirimir las diferencias en una sociedad en la que hay un Estado de Derecho por cada criminal activo. Miserias de la violencia que hemos incubado y que diario se emperra en demostrar que es argumento privilegiado; aunque, al mismo tiempo, anhelamos que las señales rutinarias de esa violencia -gritos, quejas, clamores íntimos y públicos de solidaridad, de auxilio- no pasen de ser alarmas mínimas o que no sean algo, hasta que lo son, hasta que a golpes de tragedias inconcebibles, de dolor inimaginable, se ponen por encima de lo demás, de lo cotidiano que nos ocupa desde puros señalamientos generales y despersonalizados, casi abstractos: ferocidad, crimen organizado, corrupción, impunidad, malos gobiernos. Luz Raquel, asesinada con toda la saña y con la premeditación de la que sólo es capaz quien sabe que las consecuencias serán menores. Valeria, encontrada muerta en Baja California. 2 sacerdotes, Javier y Joaquín, sacrificados en un templo nomás porque estaban en donde estorbaban al delincuente en turno; como la doctora Massiel en Chihuahua, o el pasante de medicina, Erick, en Durango. Como 12,952, de uno en uno, de una en una, en 6 meses, en todo el país, de entre ellos, 776 en Jalisco. Según las cuentas oficiales. Más los homicidios culposos: 8,252 es la cifra nacional del semestre, 509 en el estado. Y al horror agreguemos los robos, la extorsión, a la gente inocente metida en las cárceles y la sombra de la desaparición, manto tétrico que cubre a México.

La responsabilidad actual de los gobernantes, transferida a los del pasado. Y al final, la posibilidad cumbre, las aglutina a todas: lo malo que pueda pasar, pasará; y lo bueno que es urgente comience a ocurrir se topará fatalmente con los arreglos particulares entre poderosos de toda laya, con la connivencia entre los delincuentes y muchas autoridades, con la indolencia de tantas de éstas con la perversidad normalizada de asumir que la política no es sino un incesante enfrentamiento electoral.

Augusto Chacón
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 24 de julio de 2022).

Se ha escrito mucho, con formas e intenciones diversas, que Andrés Manuel López Obrador llegó a presidir el poder ejecutivo de la república por una suma de factores; unos históricos, la corrupción, la pobreza en perpetuo ensanchamiento, la inseguridad, el escaso acceso a derechos, a elementales servicios públicos; personales otros, su carisma, su habilidad para presentar diagnósticos (del estado de cosas, de la calidad moral de sus adversarios, del sentir de la mayoría respecto a los gobiernos) y contarlos de tal manera que consiguió poner de su lado a la masa que en las urnas exclamó: ya estuvo suave, estamos contigo, no necesitamos entender más. Del lado oscuro, a donde no llega la luz mareante que el protagonismo presidencial atrae fatalmente, acechan las secuelas de haber reducido todo lo objetivo que era imperativo modificar, al afán personal por ganar la elección, ahora los sabemos, sin plan previo, sin las nociones básicas de lo que implica dar rumbo a un país como México, ni económicas, ni sociales, ni políticas.

Una de las secuelas dañinas es que la competencia por encaramarse al poder federal se da entre quienes ya lo detentan y lo que por estos días significa el vocablo oposición, que ya no supone una cualidad política, es mera designación de los grupúsculos que anhelan estar en el lugar de AMLO. Competencia que se trasladó a la gente en términos más bien deportivos, superficiales: a quién le vas. Con lo que a la polarización que persiste sólo le faltan, como en el estadio, los vendedores de cerveza, de guasanas y de cueritos en cualquiera de los mentideros, profesionales o amateurs, en los que se habla de política. Esto podría ser la nota antropológica de la política como materia de conversación entre las personas, pero, es más; es el nivel máximo que en la sociedad alcanzan las consideraciones políticas: que deje de gobernar quien nos cae mal y estimamos resulta nocivo, a cambio de que lo haga otro, otra, que tiene el dudoso mérito político de no ser López Obrador. Dudoso para quien mire más allá del "ancho mundo del deporte" ¿en verdad bastan diferenciaciones cosméticas con el presidente de México para convertirse en digno de portar el vellocino de oro? De lo que se sigue: las broncas que son de urgente atención ¿cesarán sólo porque AMLO y los que continuarían según sus modos y taras, sean expulsados de Palacio Nacional?

Esto ha propiciado, al menos entre quienes impulsan, con más o menos poder, desde medios de comunicación, en ciertos ámbitos empresariales y desde alguna sociedad civil organizada, que, por el imperativo de oponerse al presidente, el resto de los gobiernos encabezados por personajes susceptibles de competir con el movimiento de López Obrador, y con posibilidades al menos de dar la pelea, transiten por su responsabilidad, alcaldes, gobernadores y legisladores (mujeres y hombres), sin evaluaciones rigurosas, sin que sus yerros y omisiones sean señalados como correspondería, porque lo importante, para quien calcula así la política, es tener, a como dé lugar. contendientes en 2024. Luego de lo que las grabaciones ilegales que la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, ha dado a conocer, que dan soporte a lo que se decía sobre el talante ético y judicial del presidente del PRI, Alejandro Moreno ¿el tricolor es lo que necesitamos para instalar un régimen diferente a la "4a. transformación"? La paradoja es que tenemos a una de las peores gobernantas exhibiendo a uno de los peores exgobernantes, mediante ardides muy probablemente violatorios de la ley, mientras los demás, a pesar de lo que sea, tenemos que tomar partido y comprar gorras y matracas y agredir a la porra contraria. No porque alguna de las opciones represente la vía para solucionar los problemas (a lo mejor, pero no está en la 1a. línea de reflexión) sino porque el juego consiste en que un grupo pierda y el otro gane. Nomás.

López Obrador no sólo es el enemigo para vencer, es botón de muestra, el más lustroso, de la descomposición generalizada de la política entendida y practicada por la inmarcesible clase política, que a su vez ha prohijado al sistema que -anillo de Möebius cuyo anverso es a un tiempo su reverso- genera y regenera al sistema, al mismo, siempre. Si nos contentamos con luchar contra él, y lo que representa, desde el nivel y con las tácticas que ha impuesto, mentir, ver a la realidad como enemiga manufacturada por enemigos idealizados, pregonar falacias del tipo mis proyectos son buenos para todos porque son mis proyectos, empeñarse en ganar la Silla del Águila simplemente por el goce fatuo de vencer al adversario y autoerigirse un pedestal moral que sobresalga por encima de quien sea, obtendremos un producto similar, pero más caro; porque la degradación política que padecemos lleva a aparejado el desmantelamiento del Estado (de la calidad de vida de la inmensa mayoría), y cada día que pasa resultará más costoso repararlo. En fin, que la suma de factores adversos al presidente, muchos, en esta ocasión no deben -si algo bueno aprendimos en estos 3 años y 8 meses- únicamente prefigurar el discurso de quien pretenda relevarlo y que lo aceptemos venga de donde y como venga y haya hecho lo que haya hecho.

Augusto Chacón
(v.pág.9-A del periódico El Informador del 31 de julio de 2022).

Existe mucha inquietud a nivel nacional provocada por el desastre absoluto del régimen de Amloco, en todos los órdenes, político, económico, en la salud y en la seguridad y tranquilidad de todo el país, amén que el mencionado Amloco se ha dedicado a dividir y polarizar a todos los niveles de la sociedad mexicana, en lugar de unirlos en un destino común.

Sergio López Rivera
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 7 de agosto de 2022).

Imagina que vas saliendo de tu trabajo, vas camino a casa en el camión del transporte público, fue un día pesado y solo quieres llegar a casa a descansar, cenar y pasar un momento con tu familia.

Imagina que hombres armados y con bidones en mano llegan y te gritan para que bajes, a punto de pistola, lo más rápido que puedas. La escena ya la has visto muchas veces antes, sabes que si no bajas pronto no se tocarán el corazón y te quemarán con todo y vehículo.

No alcanzas a comprender bien qué ocurre, pero probablemente tampoco quieras hacerlo. Solo observas como frente a ti se incendia el vehículo en el que hace algunos momentos viajabas.

Como puedes llegas a casa, les cuentas lo que ocurrió y ves cómo la historia se repite a lo largo de la noche, los delincuentes prendieron otros dos autobuses, autos particulares, un camión de refrescos y hasta una tienda de conveniencia. Es el terror, pero tú estás bien.

Recuerdas que ya ha pasado antes.

Nada paró, a diferencia de Guanajuato, donde durante la misma noche también hubo diversos bloqueos y negocios incendiados, algunas labores se detuvieron. Aquí no.

Como si cada día normalizáramos un hecho de inseguridad nuevo, como si ya no solo fueran los robos, los homicidios, las desapariciones, las fosas clandestinas, sino también los bloqueos, como si nosotros mismos tratáramos de comprar el Jalisco utópico que desde hace un par de años ha tratado de vendernos el gobierno estatal.

En Jalisco se matan entre ellos, en Jalisco no hay retenes, en Jalisco las víctimas en algo andaban, en Jalisco los bloqueos no figuran porque al final, solo fue lo material. ¿Necesitábamos que alguien muriera otra vez para ver la gravedad del asunto?

¿Qué niveles superiores a estos, qué tanta atrocidad necesitamos ver para sorprendernos si todas las semanas un nuevo hecho peor que el pasado?¿Cuándo vamos a parar para exigir a las autoridades que hagan su trabajo, que garantice el derecho a vivir en un lugar seguro, sin el miedo y la duda de saber si al salir volveremos con bien a casa a ver a nuestras familias?

¿Dónde está la coordinación de prevención que tanto se presume si la estrategia es más bien reaccionar a lo que ya pasó, demostrando que el crimen organizado está más organizado que las propias coordinaciones de prevención?

Visibilizarlo no trae pánico, el pánico está ahí, en la esencia del propio hecho, porque la gente no es tonta. Por supuesto que percibe que las cosas en materia de seguridad no son las mejores y que están muy lejos de serlo, pero la necesidad de cumplir con sus obligaciones y de continuar para llevar el sustento a casa son más fuertes.

Por ello no importa si hay un homicidio o 6, si hubo una balacera o enfrentamiento, o si las llamas volvieron a paralizar por algunas horas la ciudad, al día siguiente te levantarás pese al miedo y emprenderás normal con tu rutina, porque si la autoridad nada puede hacer para detenerlo, muy seguramente tampoco podrás hacerlo tú y sin embargo, hay que seguir.

Rubí Bobadilla
(v.periódico El Informador en línea del 11 de agosto de 2022).

Ayer durante la oración por la paz en la misa de la una de la tarde en la iglesia de San Pablo de Tarso en Santa Anita, el padre Gerardo Flores Proa hizo referencia a la inseguridad y violencia que se vive en nuestro país y pidió orar "porque se encuentren soluciones reales, no soluciones imaginarias" porque ya son más balazos que los abrazos.

Por supuesto, los recientes incidentes que sucedieron en nuestro entorno con los narcobloqueos, motivaron la petición de oración para que en la medida de la gravedad de los acontecimientos se tomen medidas acordes y "reales" para pacificar al país y se acabe con la inseguridad.

Sin embargo, el poner en práctica esas "soluciones reales" parece que están muy lejos de que se hagan realidad, por la postura que asumen nuestras máximas autoridades. El ejemplo más fehaciente de esto, son las declaraciones de la semana pasada del gobernador Enrique Alfaro (El Informador, Agosto 12) , cuando al ser cuestionado porque no se registraron detenciones durante los bloqueos y las quemas de vehículos el pasado martes, tras enfrentamiento entre militares e integrantes de un cártel, respondió que se privilegió que los ataques no aumentaran. "Lo que evitamos fue que hubiera un problema mayor; se trabajó muy bien...", contestó el mandatario. Más tarde, el Gobierno de Jalisco emitió un comunicado y negó que se haya dado la orden de no realizar detenciones durante los hechos. Pero el mensaje ya estaba dado, el daño de percepción ya estaba asimilado en la sociedad.

No hay que olvidarnos del mensaje similar enviado por el presidente López Obrador en octubre de 2019 con la captura y liberación de Ovidio Guzmán López, hijo del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo", cuando dijo "Yo ordené que se detuviera ese operativo y que dejara en libertad a este presunto delincuente. Es lo que se decidió para poner en riesgo a la población y para afectar a los civiles. Si no suspendemos el operativo más de 200 personas inocentes perderían la vida en Culiacán y se tomó la decisión".

Y también hay recordar lo que el actual presidente dijo en julio de 2015 -entonces presidente del Consejo Nacional de Morena- con motivo de la fuga de el "El Chapo" del Penal de Máxima Seguridad de El Altiplano, cuando pidió al entonces presidente Peña Nieto que regresara de una gira por Francia "para no pasar la vergüenza afuera... nuestro país no debe ser el hazmerreír de nadie".

Habrá que decirle a López Obrador y a Enrique Alfaro -parafraseando al presidente- que para no seguir pasando "vergüenzas", se debe de seguir la recomendación del padre Gerardo Flores Proa, que se apliquen "soluciones reales, no soluciones imaginarias" que solo provocan que continuemos siendo "el hazmerreír" del mundo con la patética y ridícula frase de "abrazos, no balazos".

Daniel Rodríguez
(v.periódico El Informador en línea del 15 de agosto de 2022).

Lo grave, en nuestro caso, es que desde el gobierno se alimentan la división y el conflicto social. Si la injusticia, la desigualdad, la corrupción y los abusos nos lastiman, deberemos actuar en consecuencia para erradicarlos. No es señalando a los demás, sino corrigiéndonos a nosotros mismos, como alcanzaremos el país en el que nos gustaría vivir.

México es un país dividido, entre otras razones, porque las políticas públicas han fracasado debido a su propósito compensatorio, exculpatorio o de aprovechamiento electoral. Mientras sigamos adorando al becerro de oro y subordinados a un sistema que ha puesto los intereses de unos cuantos por encima de la justicia social o el bien común, nada cambiará: seguiremos siendo un pueblo desunido que alimenta sus rencores en la desconfianza, distante de la armonía necesaria para la convivencia y la solidaridad entre desiguales.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 15 de agosto de 2022).

La alcaldesa de Tijuana reconoce el nuevo orden mexicano.

Sus declaraciones nos golpean porque son una admisión terrorífica. Cóbrenle nada más a quienes no les han pagado. No nos ataquen a todos, a quienes sí les cumplimos. El crimen es la ley y las autoridades se pliegan a su imperio.

Tras la violencia de los últimos días, la gobernante por Morena pide al crimen organizado que se limite a castigar a sus deudores.

Que reprendan a quienes tienen deudas con ellos, no a la población en general. La alcaldesa reconoce que los habitantes de la ciudad que "gobierna" tienen un deber frente a los matones y que éstos tienen derecho de cobrarse los adeudos a su estilo.

La violencia y la intimidación, el temor y la ilegalidad configuran el nuevo orden público.

No podemos seguir imaginándolos como manchas de un régimen liberal. Perturbaciones momentáneas de la tranquilidad.

El crimen se ha convertido en un régimen que impone sus reglas en todos los ámbitos de la vida social. Sujeta la economía, somete la política, envenena la cultura, atemoriza a la prensa. Todos van plegándose a su dictado.

Desde el establecimiento más modesto que entrega puntualmente su cuota, hasta el periódico que pide instrucciones a los criminales para saber qué es lo que pueden publicar. Desde la alcaldesa de la frontera que trivializa la extorsión hasta el presidente de la república que elogia el efecto bienhechor de una banda criminal que consigue un dominio territorial.

Pocos nos han ayudado a entender lo que le ha sucedido a México en este terreno como Fernando Escalante. Estos años no serán recordados como los años de la transición o los años de la transformación.

No serán muy relevantes los nombres de los presidentes o los vaivenes de los partidos. Estos años serán recordados como los años de la mortandad.

En nuestro país la muerte alcanza escalas demográficas, ha dicho. Miles de muertes evitables en la pandemia, miles de muertes violentas, miles de muertes anónimas en medio de la indiferencia colectiva.

En el número más reciente de Nexos, el sociólogo de El Colegio de México ensaya otra propuesta para comprender el significado histórico de lo que vivimos.

El crimen, dice, "no es algo que se pueda separar de la economía, de la política, de la vida cotidiana". No es algo, siquiera, que pueda delimitarse con precisión porque vivimos de muchas maneras al margen del Estado. Informalidad, ilegalidad, criminalidad.

La cruzada de la ley confiaba en que había una frontera estricta entre ciudadanos y criminales. Lo que ha sucedido es que esa línea se ha ido borrando.

Lo que escribe Escalante es fundamental y merece la máxima atención: "No es el crimen que ha invadido o contaminado a la sociedad, sino la sociedad la que de varias maneras ha incorporado al crimen". Ahí está, seguramente, la confusión inicial. Una confusión que se refuerza ahora. La película es la misma.

La "lucha contra el crimen organizado" supone una especie de limpia: la intervención estatal barrerá con los criminales, liberará territorios, se extirpará el tumor para restablecer la salud pública.

Pero la operación agrava el mal. No hay duda de ello. Escalante, que ha medido puntual y rigurosamente la violencia, lo puede decir con toda contundencia: "la tasa de homicidios aumentó escandalosamente no antes, sino después de la intervención del Ejército en los lugares en los que había estado o estaba".

Y no es algo que sorprenda porque, como bien advierte el autor de Ciudadanos imaginarios, el Ejército es siempre un poder ajeno, exterior. Irrumpe para deshacer vínculos, no para repararlos. Un ejército, en efecto puede imponerse sobre un enemigo, pero es incapaz de instaurar un orden público perdurable.

El régimen encara la barbarie con ingenuidad. La 1a. ingenuidad es su ñoñería del abrazo y la prédica. ¡Repartir libros para lograr la conversión espiritual de los asesinos! La militarización que se pretende empotrar en la ley es la 2a. ingenuidad.

No se trata solamente de un atentado al régimen republicano, una amenaza a la convivencia democrática. Es también una candorosa necedad. Los militares no nos darán la paz. Confiar en que la paz brotará de la intervención de los uniformados es tan absurdo como imaginar que los sicarios cambiarán sus armas por un libro de poemas.

Jesús Silva Herzog Márquez
(v.XiudadanosMx del 15 de agosto de 2022).

4 años de una vorágine demagógica aturden. No hay respuestas serias ni diálogo posible, sólo agresiones y mentiras. La mentira y la negación hoy lo hunden. Tarde o temprano se irán y la sociedad mexicana debe tener claridad en ciertas realidades.

1.- La violencia ahoga a México. El país ardió la semana pasada con actos terroristas que amenazan a todos los ciudadanos. ¿Acuerdos, pactos con narcos? La traición está en su entraña. Respuesta: "El caso de Ensenada y Tijuana fue más un espectáculo... Están exagerando nuestros adversarios... Está todo montado... No hay ningún problema mayor". Negación y mentiras.

2.- La cancelación del NAIM anunció la irracionalidad. Resultado: la destrucción de las capacidades aeroportuarias -incluidas las humanas- de la capital. Cayeron en su propia trampa. ¿Imponer a las aerolíneas lo que atenta contra sus intereses? ¿Saturado? En el 2018 el AICM manejó casi 48 millones de operaciones, contra 36 en el 2021. Tendrán que reparar la T2 y, a la larga, se tendrá que construir un nuevo aeropuerto. No será anécdota, sino inicio del fracaso.

3.- El sistema de salud está colapsado. El rumbo anterior era el correcto: llegar a la cobertura universal. Fusión institucional e impuesto universal al consumo, léase IVA, parece una fórmula eficaz de financiamiento. Llegaremos, pero a la mala.

4.- El mayor problema financiero de largo plazo son las pensiones. No hablan de ellas. Llegarán a ser el 6.3% del PIB en el 2024. Las opciones para financiarlas son conocidas, entre ellas, elevación de la edad de retiro, revisión de aportaciones.

5.- La energía limpia es obligada por los costos en los hogares, en salud pública y en la productividad de las empresas. México tiene una gran vocación verde. Estamos perdiendo tiempo irrecuperable y mucho dinero.

6.- Los órganos reguladores son un nuevo contrapeso institucional de las economías globalizadas. Tendremos que fortalecerlos para dar certeza y conseguir inversión.

7.- Morena llegó al poder por los cauces del INE. Después de su elección interna, están moralmente derrotados en sus críticas.

8.- Las Fuerzas Armadas (FA) van perdiendo, tienen más recursos, pero la caprichosa encomienda de seguridad -que no estrategia- es un fracaso. Problema número 1 en la opinión pública. Pactar tácitamente con los narcos también requiere coherencia, por ejemplo, no privilegiar a un grupo. Les está costando vidas y prestigio. Los soldados, marinos y guardias quieren llegar a sus casas con la frente en alto. La inconformidad al interior de la Guardia Nacional aflora. Entre más expuestas a labores en las cuales no tienen experiencia, más riesgos para las FA. Lo ocurrido en 5 entidades fue una demostración de fuerza con contenido político. Por qué ir contra los Oxxos que, al final del día, son empresas familiares.

Mal negocio para todos. La inseguridad nos ahoga.

9.- Las policías municipales y estatales -fuertes y profesionales- son una precondición para cualquier estrategia de seguridad. Financiarlas a través del predial -que en México es ridículo- ha sido una solución en otros países.

10.- Chile y Colombia lo están haciendo: reforma fiscal de arranque. Aquí se desaprovechó la oportunidad. La exitosa recaudación a grandes empresas no basta. Seguimos teniendo una recaudación pequeña (17% del PIB: Brasil, 32%, y Argentina, 29%) y, por ende, un Estado pequeño y... débil.

11.- Beneficiar a ciertas empresas -el llamado "grupo chipilín"- y ensañarse con otras -las cerveceras, por ejemplo- produce una insana incertidumbre empresarial: todo depende de las simpatías del Señor. Sólo las reglas parejas propician inversión y empleo.

12.- Hablar de un "decreto" o "acuerdo" o cambio a la ley para volver militar el mando de la Guardia Nacional desconoce jerarquías jurídicas y viola, por lo menos, 6 artículos constitucionales (13-16-21-73-76-129), 2 leyes nacionales y la Convención Interamericana. Se acabó la farsa. ¿Es golpe?, un intento ingenuo, sin duda. Acompañar es complicidad.

Federico Reyes Heroles
(v.XiudadanosMx del 17 de agosto de 2022).

Un país que invierte en educación garantiza su futuro. Por el contrario, quien no lo hace o lo hace mal, condena a sus habitantes a una vida precaria. Cuando se pierde la conexión entre la ética y la política, ésta deja de tener sentido. Cuando el propósito de los gobernantes se circunscribe a la búsqueda del poder y los ciudadanos nos convertimos en masa, se pierde la esencia de la sociedad. Cuando quienes habitamos el territorio patrio somos una credencial electoral y sólo existimos para sufragar, manipulados por la propaganda política, dejamos de ser nación. Cuando la inteligencia deja de servir al desarrollo del país y es substituida por la cortesanía, se pierde la razón del Estado.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 22 de agosto de 2022).

México en la cultura.

En la 2a. mitad de agosto 2 casos de maltrato animal en #México destacan en medios.

Primero, en la comunidad de #Castaños (cabecera del municipio homónimo en el estado de #Coahuila), se registran imágenes (y hasta video) de pobladores del lugar reteniendo y atacando a un ejemplar joven de oso negro que se acercó a la población. El oso murió a consecuencia de los ataques.

Increíblemente en el vídeo se puede ver a miembros de la policía que en lugar de intervenir, también formaban parte del grupo que se divertía maltratando al oso.

Luego, en #Querétaro se da el 1er. fallo de un juicio por crueldad animal, resultando en hasta 10 años de prisión y una multa por 2.5 millones pesos para el acusado, identificado como "Benjamín N".

"Benjamín N" fue encontrado culpable de envenenar y matar a 2 perros en junio de 2021: #Athos (Border Collie) y #Tango (Yorkshire).

La pena y multa fue fijada por la jueza que llevó el caso como reparación del daño ocasionado, ya que los perros eran animales entrenados por la #CruzRoja para labores de rescate (De hecho. Athos contaba en su récord haber localizado a 7 victimas del terremoto de septiembre de 2017 de la #CDMX, y también realizó actividades de rescate tras la erupción del Volcán de Fuego en junio de 2018 en #Guatemala). Un 3er. perro rescatista (#Balam) también fue envenado, pero afortunadamente sobrevivió.

En otro caso que se vuelve emblemático de problemas sociales en el país, el 24 de agosto se confirmaron las detenciones de 4 funcionarios locales de #SalinaCruz (en el estado de #Oaxaca), a saber, 2 policías (municipales), 1 comisariado y 1 juez cívico.

Las autoridades locales fueron arrestadas por la muerte de Abigail Hay Urrutia de 30 años. Hay Urrutia falleció el 19 de agosto, mientras se encontraba bajo detención por autoridades municipales.

Recientemente, las cifras de homicidio doloso de mujeres en el país vuelven a ser problemáticas (o se vuelven aún más problemáticas de lo que ya eran).

Apenas el mes anterior, en junio de 2022, se registraron 281 homicidios dolosos de mujeres, cifra que rompe el récord de agosto de 2021 (que fue de 271) y es la más alta vista en un mes desde el mes de enero del 2015.

-Luis.

Paco Calderón
(24 de agosto de 2022).

Por un par de décadas aproximadamente, pareció que la economía mundial podía ser un sólo mercado, en el cual no se conocían las barreras mayores a los movimientos de capital o de mercancías.

China, de ser un socio comercial menor en muchos países, se convirtió en el socio número 1 de toda Asia, África completa, una parte de Europa y casi toda América Latina.

Incluso, de modo legal o ilegal, en este lapso también tuvo una movilidad sin precedente de la fuerza laboral. Tuvimos una era de grandes migraciones.

Todo este proceso, que parecía que duraría mucho más, empezó a fisurarse y luego a agrietarse.

Primero vino el Brexit en el 2016, luego la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca con su visión de "América First" y su fuerte impulso proteccionista.

Pero por si algo faltara, en los últimos meses se han producido, por un lado, la guerra en Ucrania que ha excluido a Rusia de los mercados internacionales, comenzando con el mercado financiero pero gradualmente también excluyéndola del mercado de mercancías.

Y, adicionalmente, las tensiones recientes entre China y Estados Unidos amenazan con establecer barreras adicionales en los flujos comerciales y financieros entre los 2 países.

Este conjunto de movimientos que erosionan el intercambio global, le da una relevancia cada vez mayor a los bloques regionales.

Para México, sin lugar a dudas, la presencia que tiene en el bloque de América del Norte se convierte en algo fundamental.

Si, en lugar de generar tensiones en nuestra relación con Estados Unidos, estuviéramos volcados en aprovechar las ventajas de nuestra pertenencia al bloque regional, seguramente la economía mexicana podría tener la oportunidad de crecer como hace mucho tiempo no lo ha hecho.

Estamos nuevamente en una disyuntiva como la que se le presentó a México a principios de los 80s cuándo tenía que definir si ingresaba al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), y por lo mismo inscribirse en el proceso de globalización.

La decisión de inscribir a México en la globalización y luego al TLCAN generó un nuevo curso para el país. Una parte se convirtió en un enorme éxito exportador.

Hoy, probablemente, nos encontremos en una disyuntiva semejante y debamos resolver en poco tiempo cuál será el futuro del país.

Enrique Quintana
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 29 de agosto de 2022).

La gente quiere a los soldados y marinos en las calles porque sabe que, pese a sus defectos, son mejores que los policías municipales o estatales. Cuando se registra violencia del crimen organizado, como este pasado 12 de septiembre en Orizaba, la población aterrada no pide el respaldo de las policías locales, sino de la Guardia Nacional o, mejor aún, de las fuerzas armadas.

La militarización, sin embargo, no ha sido una varita mágica para resolver el problema de la violencia. Las fuerzas armadas han intervenido en funciones de seguridad pública desde la década de 1980; pero, lejos de disminuir, los homicidios y la actividad criminal han crecido de manera exponencial. El sexenio de López Obrador, ya con una Guardia Nacional abiertamente militarizada, ha sido el más violento de la historia registrada. La gente se siente más protegida por las fuerzas armadas, pero sus resultados han sido bastante malos.

Hay otro problema. La militarización permanente de la Guardia Nacional, como pretende la reforma de 4 leyes secundarias que aprobaron ya los diputados y senadores de Morena, es inconstitucional. La nueva iniciativa de la diputada priista Yolanda de la Torre, que amplía el plazo de participación de las fuerzas armadas en labores de policía de marzo de 2024 a 2029, es quizá sensata, pero la verdad es que el gobierno no ha hecho ningún esfuerzo por preparar a una Guardia Nacional civil capaz y honesta. Si se aprueba la prórroga para el 29, habrá una nueva posterior.

México puede y debe tener una policía federal civil de calidad. Era tan falso argumentar, como hacían antes los morenistas, que los soldados por naturaleza violan los derechos humanos, que decir que los civiles mexicanos tienen una tara congénita que les impide organizar un buen cuerpo de policía. Entiendo que para los políticos es más fácil entregar la tarea a los comandantes militares, pero lo responsable es construir una policía civil confiable.

Sergio Sarmiento
(v.periódico Mural en línea del 14 de septiembre de 2022).

Existen 2 tipos de gritos en México: el de las autoridades, que desde sus palacios pregonan sus logros y alardean sus grandes transformaciones, y los otros, los gritos silenciados: el de desesperación de los familiares de los miles de desaparecidos que esperan noticias que las autoridades no les darán; el del dolor de quienes han sido víctimas directas o indirectas de la violencia; el del miedo de los que habitan en comunidades controladas por el crimen organizado ante la indiferencia de los gobernantes; el grito de "ya basta" de las mujeres violentadas.

Hay que escuchar también los gritos silenciados de aquellos a los que la Patria ha sido incapaz de proteger como la madre que decimos que es: el de aquellos a quienes las instituciones de justicia, de salud o de educación no han sido capaces de darles la más mínima atención; el de los marginados del sistema y el de los que "no caben" en el territorio y tienen que migrar en busca de las oportunidades que no tienen aquí.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 15 de septiembre de 2022).

México se ubica como el 2o. país de América Latina con mayor número de elementos en sus fuerzas armadas, solamente detrás de Brasil.

De acuerdo con el gobierno federal, actualmente hay 456,403 miembros de las fuerzas armadas, si se toman en cuenta los militares, marinos y los elementos de la Guardia Nacional. En Brasil, hay 367,000 elementos activos y 1.3 millones de elementos en reserva, de acuerdo con el Balance Militar del IISS 2022.

Por otro lado, los países de Latinoamérica que tienen un mando militar predominante son México, Colombia y Nicaragua, según un análisis realizado por un académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Entre estos 3, México lidera en número de militares en activo.

Rubén Ortega Montes, académico de la Universidad de Guadalajara, explicó que aunque Brasil está militarizado desde hace muchos años, ellos sí tienen una idea clara de lo militar y lo policial. "No han combinado la situación de que el Ejército esté al frente de la seguridad pública".

Ortega Montes consideró que en el continente tenemos más proclividad cultural a que el poder se concentre en una sola persona, "entonces es muy fácil seguir a los caudillos o mesías. Ojalá y que en México no vaya de la militarización a hacerse una dictadura. Y que Andrés Manuel entregue el poder en el 2024". Por otro lado, recordó que aunque en países como Cuba, los militares también se dedican a actividades de construcción, en México el hecho de que el Ejército realice estas tareas contradice al Artículo 129 de la constitución, "que indica que las fuerzas armadas tiene prohibida cualquier otra acción que no sea la guerra, se está violentando el artículo. Todas estas acciones que no son bélicas, están en contra de este artículo".

Otra cuestión preocupante, remarcó, es que la mayoría de los elementos de la Guardia Nacional son los mismos militares de antes. "No sabemos qué fiscalía va a investigarlos, si el ministerio público militar, o la Fiscalía General de la República. En México realmente nos hemos perdido porque, en el caso de Colombia tiene su Policía Nacional y aunque tenga mucho personal, se divide. Y en México las armas que se utilizan por parte de la Guardia Nacional son las mismas de la Sedena, ya no hay una frontera que divida a esa cuestión".

(V.pág.2-A del periódico El Informador del 15 de septiembre de 2022).

Las cifras históricas revelan claramente que el grave problema de las desapariciones en Jalisco ya se padecía desde muchos años antes que en el 2018. Este lastre que sepulta en vida a las familias, se visibilizó como nunca con la privación ilegal de la libertad y muerte de Javier Salomón Aceves, Marcos Avalos y Daniel Díaz, estudiantes de cine del CAAV, a partir de cuyos casos emergieron miles de historias similares de dolor.

Como símbolo de ese antes y después, de ese momento de irrupción de toda la impunidad contenida por décadas quedo la ex glorieta de los Niños Héroes, que se renombró como la Glorieta de las y los Desaparecidos y que hoy es casi insuficiente para poner las lozas de las y los jaliscienses de los que no se sabe su paradero y que crece día a día con casi total impunidad.

De aquel terrible episodio a la fecha todos somos conscientes que Jalisco es el estado número 1, por mucho, en desapariciones y en el hallazgo del mayor número de muertos en fosas clandestinas, un fenómeno delictivo que junto con las casas del terror están ligados a los raptos de hombres y mujeres.

Tan sólo del año 2000 al último corte en el 1er. semestre de este año, han desparecido casi 13,000 personas en Jalisco, que significan el 17% de las que ocurren en todo el país. La gravedad del caso es que las desapariciones van en aumento, ya que entre el 2020 y el 2022 han ocurrido el 61% de ellas.

La detención esta semana de Yuridith Paloma "M", acusada de estar relacionada con el multihomicidio del comerciante Armando Gómez, su hijo Francisco Ismael y 3 de sus compañeros estudiantes de la Preparatoria 8, Juan Pablo Valentín, Gabriel Morán y Francisco Carrillo, que se cometió en diciembre del 2011 en el edificio de lo que fue la gansteril Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), nos hace caer en la cuenta que perdimos una década para tratar de evitar tantas muertes y desapariciones por no ver una tendencia delictiva que ya estaba en nuestras narices.

Nadie hablaba entonces de ellas con la familiaridad con la que ahora se les refiere. Pero aquellas fosas clandestinas que cavaron los entonces dirigentes de la ya agonizante FEG para sepultar el cuerpo del comerciante que se negó a pagar un aumento en el cobro de derecho de piso, de su hijo y sus 3 compañeros, nos demuestran hoy que el problema estaba ya entre nosotros y que no hubo autoridad que actuara ni sociedad civil activa que lo exigiera.

Aquel hecho criminal terminó con toda una era de porrismo y pistolerismo estudiantil que marcó la vida pública de Jalisco al ordenarse la demolición del edificio de Carlos Pereira 100, pero no con las fosas clandestinas que pusieron fin a la historia de otrora poderosa FEG, que empezaron a aparecer, sin freno, por toda la ciudad para agobio de todos.

Jaime Barrera
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 29 de septiembre de 2022).

¿Cómo se llama eso que en todos los noticiarios, en todas las columnas, en todos los reclamos de las víctimas de la violencia y las desapariciones surge como un fantasma?

¿Cómo se llama? Eso que, aún después de asesinados, los hermanos José Alberto, estudiante de Geografía de la UdeG y chelista, Ana Karen, su hermanita menor, y Luis Ángel, el mayor, lo padecen todavía.

Después de que una noche, mientras los hermanos González Moreno veían la televisión o estudiaban o conversaban o se preparaban para dormir, un comando irrumpió hasta la sala de su casa. Se los llevó sin explicación alguna, los torturaron, los asfixiaron y arrojaron a orillas de la carretera en San Cristóbal de la Barranca tras pasar enfrente de 15 cámaras de videovigilancia.

A pesar del concierto de música clásica en la Plaza de Armas, a pesar del "monumento en el tiempo" que les rindieron sus compañeros en otro concierto de la Orquesta de Cámara Sidereus Nuncius, en donde tocaba José Alberto, y en donde sonó una elegía con un solo de chelo. Todo a pesar...

¿Cómo se llama eso que cada día que pasa se cierne sobre la historia de Eduardo Salomón? Hombres armados asaltaron su domicilio en Tlajomulco entre disparos. El tiempo que tardaron en forzar la puerta le sirvió a Lalo para esconder a sus cuatro hermanitos en el baño de arriba y salvarles la vida. "Ayúdame, papá", alcanzó a decir por teléfono. Tenía 16 años. No había cumplido la mayoría de edad pero ese día cumplió una sentencia de muerte inexplicable.

¿Qué nombre le ponemos -que no sea un vocablo gastado y sirva al mismo tiempo para izar una bandera- a eso que reclaman miles de víctimas cuando rodean la Glorieta de Las y Los Desaparecidos? Eso que tú y yo presenciamos y seguramente hemos vivido en carne propia.

¿Qué nombre le ponemos a la ausencia de Miguel Alejandro Soto, que cumple 3 semanas desaparecido sin que ninguna cámara, ningún pronunciamiento de la autoridad dé algún indicio de su paradero? Hoy cientos de estudiantes de la UdeG marchan para exigir su aparición con vida.

¿Cómo llamamos al hecho de que apenas en agosto se detuvo a uno por el crimen de los hermanos González Moreno? Y en el caso de Lalo Salomón, se procesa a las dueñas y arrendatarias de la finca en donde lo mataron, pero no a los autores materiales.

Después de decenas de horas de análisis, dice el fiscal, de cientos de entrevistas, dice el fiscal, de ene número de fincas inspeccionadas, repite el fiscal, después de decenas de peritajes, indicios, videos, aseguramientos, tablas de tortura, cuchillos en bolsas de plástico, pasamontañas, chalecos con siglas del cártel y balas sin usar y en el cuerpo de las víctimas. Después de eso, ningún culpable.

Sin explicación alguna. Los criminales llegan, matan y se van. Dejan un cadáver. Matan y se van. En cada esquina la muerte espera: los asesinos matan y se van. Las víctimas, esas, no vuelven nunca más.

Jonathan Lomelí
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 29 de septiembre de 2022).

Comentan los comentadores: "Las cosas andan mal en el país". Y es cierto. El panorama es en verdad desolador. Estamos pagando a precio de oro el costo de la democracia: nuestra política es pobre, pero nuestros partidos políticos son ricos. El problema de la inseguridad crece cada día. Los artículos de primera necesidad se han encarecido en modo tal que muchos mexicanos tienen problemas ya para dar lo necesario a su familia. No se han cumplido las expectativas de crecimiento económico, y la tasa de desempleo es grande. Se advierte un sentimiento de desánimo en gran parte de la población. A veces cuesta trabajo ser optimista, pero tenemos también razones para la esperanza. A pesar de todo, el país, con todos sus problemas, sigue funcionando. Si nos mantenemos en la paz social; si nos oponemos a la militarización de la sociedad; si rechazamos el populismo demagógico y autoritario; si aprendemos a respetar la ley; si hacemos de la educación la principal tarea de México, iremos logrando poco a poco hacer de México un país mejor.

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 5 de octubre de 2022).

Todo indica que la militarización no funcionará para resolver la inseguridad por una simple razón: no ha funcionado en los últimos 3 sexenios. El colectivo México Unido contra la Delincuencia elaboró una gráfica que demuestra la relación entre el número de homicidios y el despliegue de militares en las calles desde el 2000. A mayor número de soldados, más muertos y viceversa. De hecho, entre 2014 y 2015, años en el sexenio de Peña que más se redujeron los asesinatos, había menos de la mitad de militares en las calles de los que hasta ahora ha desplegado AMLO.

La razón es simple: el Ejército actúa bajo una visión bélica en donde el objetivo es aniquilar al enemigo. En el largo plazo, la fuerza letal aumenta las muertes y los riesgos para la población.

En cambio, con una labor liderada desde la inteligencia civil, en donde la videovigilancia detecta, previene y neutraliza los riesgos, la procuración de justicia procesa y el poder judicial castiga, los resultados serían distintos, pero no inmediatos.

El Ejército y la Guardia Nacional son de las instituciones en las que más confían los mexicanos. Por arriba del 60% contra el 19% que confía en las policías locales, según el Inegi.

El presidente sabe que, al margen de las discusiones en las cámaras y el círculo rojo, la población respalda al Ejército. De esa forma apuntala su objetivo: al prolongar la presencia de los soldados en las calles, AMLO da la impresión de que atiende el tema de la inseguridad con una medida en apariencia inmediata pero que sólo busca lo que han hecho todos sus antecesores: heredar el problema al que sigue.

Jonathan Lomelí
(v.pág.2 del periódico El Informador del 6 de octubre de 2022).

Los correos-e sustraídos del Ejército revelan, entre muchas otras cosas, que para evitar tener que pensar y entender, los generales y sus subordinados llaman "subversivos" a los movimientos feministas o acosan al poeta Sicilia por considerarlo un riesgo para la nación. En medio de una acentuada crisis económica, los pobres empobreciendo y los recursos públicos escaseando para lo básico, el Congreso de Jalisco, en perfecto sentido contrario y como si las últimas décadas de la política no hubieran ocurrido, determina que lo urgente es dar más dinero a los partidos, más del doble.

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 9 de octubre de 2022).

En México la agitación está centrada en una agenda enfocada a la visión interna. La crisis en los servicios de seguridad y justicia no cede, y aunque las medidas económicas están conteniendo algunos efectos de la inflación, la amenaza de mayores sacudidas crece. Los escándalos políticos se han vuelto tan frecuentes como las noticias policiales que tiñen de rojo las pantallas todos los días.

Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
(v.pág.2 del periódico El Informador del 23 de octubre de 2022).

Los partidos políticos, los grupos atomizados dentro de los partidos políticos, las camarillas satélites de los partidos políticos y de sus grupos, los medios de comunicación y los poderes fácticos, los evidentes y los que nomás se intuyen, están preparándose para las elecciones, las que sucederán en calidad de propedéutico (en el Estado de México y en Coahuila en 2023 y las de 2024), las más grandes, las más caras, etc., y pueden añadirse las hipérboles que a juicio de cada quien quepan, por ejemplo: las más atendidas e intervenidas por el crimen organizado. De todo esto, el hecho a colocar en la superficie es que la mayoría de los recursos económicos para que esa preparación sea eficaz salen del erario de los 3 órdenes de gobierno, y de la economía que prescinde de los registros fiscales, es decir: directa o indirectamente los pagamos todos, sin distingos de género.

Tal vez tendríamos que preguntarnos ¿la gente está preparándose para lo mismo? Antes de responder, vale la pena enfocar un poco la expresión "la gente", para no incurrir en una generalización del tipo de las que se valen los incluidos en el párrafo inaugural para no molestarse en pensar. Al decir "la gente" lo responsable es considerar que hay entre ella 100,000 personas, con datos oficiales, que están en calidad de desaparecidas, más sus familiares y cercanos. Si usamos los datos de Coneval para saber a cuántos de "la gente" abarca la pobreza en México, los de 2020 (no hay argumentos para suponer que en 2022 se redujo la cantidad), 43.9% son pobres y 8.5% se debaten en la pobreza extrema, ambos porcentajes equivalen a decir: 1 de cada 2. De la encuesta reciente del Inegi sobre seguridad urbana, levantada en 75 ciudades de la república, 64.4% dijo que es inseguro vivir en ellas; vista por género, 70.5% de las mujeres opinaron eso, 57.2% de los hombres. Y podríamos continuar con otros ángulos negros y grises de la vida en México: salud, educación, alimentación, y ponderarlos con las particularidades regionales. Es mucho lo negativo con lo que hay que bregar de familia en familia, de comunidad en comunidad, además de gozar lo que sí hay de bueno, como para suponer que, más allá de lo que implica comentar lo que las y los actores de la política profesional hacen y dicen, "la gente" está preparándose para las elecciones.

Y ¿el interminable proceso electoral es parte de la solución a los problemas que padecemos? Porque a lo mejor "la gente", sumida en sus tribulaciones cotidianas, se está perdiendo de la posibilidad de intervenir en hechos políticos trascendentales para que sus tribulaciones lleguen a una dimensión más manejable; digamos el hambre, el miedo, la pobreza y el limitado acceso a ejercer derechos. El discurso de los contendientes, su tenacidad para descalificar al rival -cada vez más violenta y cínicamente- y su mero enunciar generalidades en las que casi nadie ve reflejadas sus preocupaciones (menos sus anhelos) no admiten sospechar que en ellos está como prioridad hacerse cargo de realidades distantes a las suyas. Por ello parece pertinente que cada cual, entre "la gente", se ocupe de lo que considere prioritario, el juego de las y los políticos queda en carácter de distracción.

Pero entonces ¿que se mantenga el estado de cosas? Y no sólo: ¿que se mantenga el nivel de gasto que el juego de los políticos entraña? Tomemos de muestra el costo de que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, esté dedicado exclusivamente a lo electoral, y no en un sentido amplio, como correspondería, sino a las elecciones en su calidad de aspirante, con los gastos pagados y desatendiendo las materias que son su responsabilidad, lo que añade un costo que asimismo va a la cuenta de "la gente". Sí, es imperativo cambiar el estado de cosas, por los resquicios que el banal juego político y el entendible desinterés de "la gente" han dejado se coló un militarismo que anuncia perjuicios para la libertad, para los derechos humanos, para la seguridad; también ganó espacio la noción de que lo útil para gobernar es la reinstalación del viejo autoritarismo: aún más despreciativo del marco legal, aún más patrimonialista en cuanto al uso privado de lo que debía ser común, aún más obvio respecto a extender la duración del régimen en turno; asimismo se filtró el desprecio institucional -que ya existía aunque no tan flagrante- por el medio ambiente, por las mujeres, por la educación, por los servicios públicos de salud, por la idea de gobernar para todos.

Así: para qué sirve que los partidos se estén preparando para las elecciones, o que la lógica que prime en la función y el servicio público sea la electoral. Para qué sirve que los noticieros se concentren en que si todos contra uno, y en ese uno declarando que esos todos le hacen los mandados. Para qué sirve que las ajenas, los ajenos al reparto del botín se desentiendan de eso, de lo que sucede en la cueva de Alí Babá. La respuesta no está en enunciar una receta, sería inútil si el diagnóstico no se comparte y unifica a una mayoría alrededor de una exclamación y sus variantes: ya estuvo suave.

Por lo pronto, deslicemos un germen de certeza: gane quien gane en 2024 poco de lo sustancial cambiará, en el buen sentido, si nos mantenemos propicios para que prevalezcan las condiciones que nos han colocado en la falacia de que lo democrático, lo socialmente adecuado, es que unos, a costillas de "la gente", estén permanentemente preparándose para las elecciones, y que el resto nomás las aguarde como una fatalidad, dulcificada con destellos de esperanza, cada vez más tenues.

Augusto Chacón
(v.pág.4 del periódico El Informador del 23 de octubre de 2022).

Lo que merece la pena observar son los efectos de la descomposición social en una generación que crece en medio de la disfuncionalidad con el espejismo de un cambio de vida rápido a través del crimen.

De más está mencionar que desde el año pasado es un tema en la agenda nacional luego de que tras un enfrentamiento entre elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y un grupo delictivo en Michoacán se logró la detención de 18 personas, de las cuales 12 de ellas tenían entre 12 y 17 años de edad, poniendo sobre la mesa el fenómeno del reclutamiento de menores para el crimen organizado. De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia México (Redim) y el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), el año pasado se estimaba que entre 145 y 250,000 niños estaban en riesgo de reclutamiento, mientras que en la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, también publicada el año pasado, se registraron 3.35 millones de delitos en general que fueron cometidos por jóvenes de 25 años o menos.

Botones sobran para una muestra como la de este fin de semana. Una persecución en Tlajomulco por reporte de robo a mano armada dio como resultado la captura de 3 de los 4 responsables: jovencitos de apenas 20 años. Y nos faltan los sucesos no viralizados con videos testimoniales en tiempo real que nos den más tema de conversación.

Gabriela Aguilar
(v.pág.3 del periódico El Informador del 25 de octubre de 2022).

Apenas lo creo: en 2006 Jalisco registró 346 homicidios. El año pasado contamos 1,896 muertos. ¿Hablamos de la misma ciudad? ¿El mismo estado? ¿En dónde estamos parados? ¿Cuándo nos acostumbramos a esta otra muerte, la que se llora y se traga con plomo en lugar de esa otra muerte jubilosa y cantora que se come en forma de calaverita de azúcar?

Nunca imaginamos las formas atroces que adoptaría la muerte. Las fosas, los mutilados, los desaparecidos, las cabezas en el hocico de un perro, la tierra cultivada con cadáveres desmembrados. Los jóvenes entre 15 y 34 años alimentan esa necromáquina, pues en ese rango de edad se ubican la mayoría de los homicidios.

En Jalisco, el Día de Muertos es todos los días.

Jonathan Lomelí
(v.pág.2 del periódico El Informador del 2 de noviembre de 2022).

Muchos motivos hay para estar tristes ante el panorama nacional. La criminalidad rampante y la inseguridad que provoca la delincuencia organizada; el aumento de la pobreza; la creciente inflación; la crisis del sistema nacional de salud; la embestida del régimen en contra de las instituciones nacionales; la militarización de la vida pública y la pérdida de la esencia de las Fuerzas Armadas; los indicios, cada vez más numerosos, de que se está instaurando en México un maximato personalista, absolutista, populista, todo eso es causa de que los mexicanos conscientes estén poseídos por sentimientos al mismo tiempo de indignación y de pesar por lo que está sucediendo en el país. Muchas cosas muy malas vimos en los sexenios anteriores, pero en ninguno de los recientes se atentó en forma tan visible y tan flagrante como en éste contra la integridad constitucional y las instituciones democráticas. Yo también estoy triste por los males que agobian a la maltratada nación en que vivimos, tan hermosa, tan rica en recursos de todo orden, y sin embargo, tan lastimada por esta nueva casta de políticos que a sus inocultables corruptelas añaden la ineficiencia y el apetito desbordado de poder, y que por eso han resultado peores que los malos gobiernos que hemos padecido. Las burdas arremetidas del locuaz caudillo de la 4T contra sus críticos motivan un sentimiento de inquietud entre los disidentes que señalan sus malas acciones, por las injuriosas descalificaciones con que el monarca responde a quienes se le oponen. En fin, repasemos la historia de México -la verdadera, no la inventada por los historiadores presupuestarios, ahora más amparados y protegidos que nunca- y recordemos que nuestra patria ha atravesado por etapas considerablemente más graves que la que ahora estamos viviendo. Un pensamiento, sin embargo, llega a nuestra mente. ¡Ah, qué gran país sería México, si no fuera por los malos políticos que tanto lo han lastimado y tan villanamente se han aprovechado de él en vez de buscar su progreso y el bienestar verdadero de sus habitantes!

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 7 de noviembre de 2022).

País pasteurizado en busca de causa, de una que al menos apunte a que ciertas nociones de la democracia electoral son compartidas y defendibles: la autonomía del organismo encargado de organizarlas y de velar, más o menos, por la calidad y legalidad del gasto de los partidos, autonomía de la que es posible en una nación en la que las redes del poder público y algunas del privado están enmarañadas -voluntaria y convenencieramente enmarañadas-.

Otros valores a defender del INE: lejanía del juego extralegal de los poderes constituidos, pero otra vez: tanta como esté al alcance; instituciones electorales contrapeso de los partidos que representan la fatalidad en toda fórmula que se plantee para incrementar el nivel de la democracia: se las han ingeniado para ser origen y destino de cualquier modificación que se quiera hacer al esquema electoral; instituciones electorales dirigidas y gestionadas en buena medida por personas ajenas a los requiebros de la política de la que por acá se ejerce, cuyos agentes principales, actualmente la camarilla del presidente, practican con denuedo la cooptación indiscriminada, sin límite de pudor y menos de presupuesto.

País pasteurizado, caliente hasta medio grado antes de la ebullición por el manotazo que el presidente en turno pretende dar al Instituto Nacional Electoral y transformarlo en su Gólem particular, para vengar las afrentas que su peculiar psique ha coleccionado en décadas (venganza de índole casi religiosa que, de paso, podría servirle para que sus chances de mangonear las posteriores sucesiones crezcan, federales y locales).

País pasteurizado que un día después de casi hervir puede enfriarse al punto de una hibernación que lo lleva a la apatía que la clase política toma como patente de corso que hace valer mediante mayorías legislativas espurias y para tomar decisiones atenidas a los deseos de sus integrantes autoproclamados, cada 6 años, o cada 3, según, salvadores de la patria que, sin embargo, no han conseguido sino que la corrupción apenas sufra mella, que la pobreza y la desigualdad estén instaladas con firmeza y que la inseguridad sea efecto de haber cedido territorio y una porción de control social al crimen organizado.

Considerar la cantidad de personas que toman la calle, estimuladas por la inconformidad, ¿hace más o menos legítima la alarma que prendió la ocurrencia del presidente de transformar al INE? No. Su proposición, salvo por algunos detalles rescatables, luce perversa: quitar a los estados la potestad sobre sus procesos electorales internos para concentrar todo lo electoral, y el diseño de los congresos locales y los ayuntamientos, en el vecindario de Palacio Nacional; dar a los partidos más poder al convertir a todos los legisladores en plurinominales; entregar a los 3 poderes injerencia en la selección de consejeros, y a las y los candidatos a serlo ponerlos a hacer campaña por todo el país para que sean votados en elección popular, como si lo que nos hiciera falta fueran campañas electorales y dinero para financiarlas, más allá de la pericia que quienes sean postulados pudieran tener. Por mencionar sólo algunas de las características del plan desfigurador de la democracia.

Marchar, plantarse, asidos a un talante ético que nos distinga del presidente, que ha insultado sin rubor a sus oponentes con adjetivos que lo califican a él, no a quienes miran la democracia de otro modo.

En breve: lo que López Obrador pretende es malo no porque viene de él, sino por lo que implica para la vida de las mexicanas, de los mexicanos. Ya la Historia le acomodará los epítetos que lo ponderarán con justeza, como persona y como político. Cosa de tener paciencia.

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 13 de noviembre de 2022).

Conforme el tiempo ha transcurrido, el talante dictatorial de AMLO se ha acentuado. Tuvimos una muestra inicial de su autoritarismo con la insensata cancelación del aeropuerto de Texcoco, irracional acción cuyos efectos estamos ya sufriendo, y luego ha ido haciendo cada día más visible su vocación despótica. Su desapego absoluto de la ley, su menosprecio de las instituciones. Su alejamiento del orden jurídico son parte consustancial de su actuación política, y su ominosa voluntad de poder es cada día más evidente. Para implantar su dominio no vacila en hacer daño al país, que ha sufrido durante su régimen daños quizás irreparables. De ahí el pesimismo con que miro las protestas de los ciudadanos por la grosera embestida de López contra el INE. Las voces de los mexicanos conscientes serán como bordoneo de mosca en el oído de un jayán que duerme el sueño de su borrachera. Ebrio de poder está López Obrador, rodeado por una corte de sirvientes cuya absoluta ineficiencia sólo es igualada por su absoluta sumisión. Como piedra en pozo caerán en el ánimo del caudillo las manifestaciones de quienes con sentido de patria se oponen a sus pretensiones. Está poseído por una egolatría que lo ha llevado a equipararse a Hidalgo y Juárez, a Madero y Cárdenas. "La 4a. Transformación" llama a su régimen, en el cual se ve a sí mismo como continuador de las gestas de Independencia, Reforma y Revolución. Esa idea raya en los límites de la megalomanía y lo hace aparecer como un iluminado cuyo destino es el mismo de la patria. Mesianismo se llama una actitud así, que en el pasado ha tomado la forma del fascismo y de otras formas de gobierno totalitario. Por eso los ciudadanos no debemos cejar en nuestra oposición a un régimen que busca perpetuarse en un maximato que López Obrador ya ni siquiera se ocupa en disimular. No cesarán las arremetidas del caudillo contra el INE y contra todo aquello -contra todos aquellos- que en una forma u otra se opongan a sus designios o los hagan objeto de reproche. Nuestro país ha caído en la desgracia. Será necesario el esfuerzo de muchos mexicanos libres, democráticos y amantes de la justicia para poner a México en el camino de la paz, el orden y la unidad nacional. Muchas cosas hemos perdido bajo el dominio de AMLO. Instituciones valiosas han sido destruidas o desvirtuadas, y en algunos casos quienes las forman se han dejado corromper por vanas ambiciones de poder y de metal. Miles de mexicanos mueren cada día por falta de adecuada atención médica y por la carencia de medicamentos. La delincuencia organizada se ha apoderado de vastas porciones del territorio nacional, y lo ha hecho con la culpable lenidad de un régimen que responde a la cotidiana violencia de los malos con el pacato lema de "abrazos, no balazos". Los abrazos son los que el gobierno da a los criminales; los balazos son los que reciben los ciudadanos, víctimas de la extorsión y de todas las formas de la violencia que reina en el país, violencia antes combatida y ahora tolerada y aun objeto de apapacho por parte del caudillo. El horizonte nacional se ve sombrío, y oscuro el futuro de nuestro país. Hay algo, sin embargo, a lo que no debemos renunciar: la esperanza. Si la perdemos, con ella lo perderemos todo. Debemos seguir elevando nuestra voz sobre todas las injurias y denuestos, sobre la soberbia de quien ahora detenta el poder. La peor forma de corrupción no es la que se apropia de los dineros públicos, sino la que destruye instituciones para fortalecer un dominio personal. Contra esa forma de corrupción hemos de seguir luchando. Si no lo hacemos México se perderá.

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 14 de noviembre de 2022).

Desde ayer, lo que inició fue la guerra de cifras del número de participantes. Por ejemplo en la Ciudad de México, las autoridades afines al gobierno de la autollamada 4a. transformación minimizaban a 12,000 la cantidad de los manifestantes, mientras que los organizadores la fijaban en al menos 200,000 personas.

Aunque el objetivo y la petición central de las marchas y de los mítines de ayer fueron de que no se tocara al INE y que la reforma electoral que plantea el presidente no es necesaria y que atenta contra su independencia, su debate en el poder legislativo es un hecho y lo deseable es que en la discusión parlamentaria las preocupaciones expresadas ayer sean tomadas en cuenta por las y los diputados que al final de cuentas decidirán el futuro del órgano electoral.

Dejar a un lado la polarización que implica la descalificación total de la iniciativa o su aprobación al estilo 4T de no cambiarle ni una coma es lo que más convendría al país.

Es claro, por ejemplo, la pertinencia de discutir los cambios que se plantean para reducir el costo del organismo electoral, como el gasto en las representaciones populares de ayuntamientos, partidos políticos y los poderes legislativos, como reducir el número de diputados y de regidores.

Lo que sí no se debe permitir es la propuesta del presidente de modificar la forma de elegir a los consejeros del eventual nuevo Instituto Nacional Electoral y de Consultas (INEC) por medio del voto popular y a propuesta de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, que significaría dar un sesgo oficialista al árbitro electoral.

Habría que buscar ciertamente evolucionar en el sentido de seguir buscando fórmulas que también combatan el reparto de cuotas entre los partidos políticos que efectivamente se da actualmente en el nombramiento de las y los consejeros electorales, y se privilegie la reputación y las cartas credenciales de los que aspiran a esas posiciones.

El punto es que como antes y después de esta jornada dominical de marchas en defensa del INE el riesgo de un retroceso democrático recaerá en las y los legisladores de la Cámara de Diputados y de Senadores, donde Morena y sus aliados, ayudados con las presiones que se ejercen desde la Presidencia, pueden conseguir los votos que les hacen falta para aprobar esta reforma constitucional, como ya lo hicieron para prolongar hasta el 2028 la presencia militar en labores policiales.

Jaime Barrera
(v.pág.2 del periódico El Informador del 14 de noviembre de 2022).

Oposición: "La reforma electoral de AMLO desmantela nuestro sistema democrático".

La anterior afirmación también se funda en la eliminación de los 32 organismos locales (como el IEPC Jalisco), pues ahora con el argumento de la austeridad esas tareas las absorbería un órgano centralizado. La estructura electoral de cada estado ha garantizado procesos más confiables, sí, pero también estos órganos han sido cooptados por los poderes locales.

En este punto, los argumentos de la oposición y el oficialismo -la reforma desmantela nuestra democracia versus la abarata- están insuficientemente explicados, debatidos y analizados en la arena pública y en el documento de la iniciativa.

En todo caso, la propuesta es riesgosa para la democracia por su nivel de improvisación, la pobreza del debate y el determinismo enconchado de tirios y troyanos.

En un foro realizado por la UNAM en 2017, con la participación de especialistas y ex consejeros electorales, se expuso que la democracia mexicana era la más cara de América Latina con un costo promedio de 18 dólares por voto en México contra 29 centavos de dólar en Brasil.

Nuestra democracia es cara en comparación con otros países, sobre todo si consideramos que entre más nos cuesta, más descontento hay en la sociedad con la clase política, los partidos y el régimen democrático, y menos responde el sistema a las expectativas y aspiraciones de la sociedad mexicana. Como dijo alguien, gastamos millones en un sistema para igualar las oportunidades de los bandidos que compiten por saquearnos los bolsillos. La democracia es mucho más que reglas justas para acceder al poder. Y ahí la tarea no sólo es del INE.

El INE cuenta con un Servicio Profesional Electoral Nacional que garantiza, a nivel nacional y local, funcionarios capaces e imparciales. Eso no quita que exista una burocracia electoral con privilegios contrarios a cualquier principio de austeridad.

Por ejemplo, cada uno de los 12 consejeros electorales gana 262,000 pesos al mes -amparo en mano para no ganar menos que el presidente. Por otra parte, el consejero presidente, Lorenzo Córdova, tiene a su servicio 13 asesores con sueldos que van de los 85,000 a los 149,000 pesos mensuales, y que al mes cuestan más de 1.5 millones de pesos.

Recortar esos privilegios no hará sustancialmente más barata la democracia, pero sí los hace sustancialmente más ricos a ellos en un país de pobres. Hay que acabar con esos privilegios, no con el Servicio Profesional Electoral.

Oposición: "La reforma es una venganza de AMLO".

Sin duda, en la propuesta presidencial hay un afán de revancha contra el sistema electoral por las elecciones de 2006 y 2012 que AMLO considera que ganó. Un poderoso sesgado por el afán de venganza es un riesgo en sí mismo.

Jonathan Lomelí
(v.pág.2 del periódico El Informador del 14 de noviembre de 2022).

En 2017 escribí un artículo demoledor sobre el INE. Se llamó "Copa rota" y en él señalé todos sus vicios, todas sus omisiones. Cómo el Consejo General se había partidizado y politizado. Cómo no había fiscalizado lo suficiente ni sancionado lo necesario. Cómo la institución parecía estar sorda, ciega y muda ante la tropelía de trampas cometidas por todos los partidos. Incluso exigía la renuncia de Lorenzo Córdova, para poder encarar la crisis institucional que atravesaba la autoridad electoral. Y sigo creyendo que el INE, así como el sistema partidista, requieren reformas para funcionar mejor. Pero reconozco que mi crítica en aquella coyuntura era demasiado impaciente, demasiado estridente. Cargué sobre el INE culpas y responsabilidades que no le correspondían. Minimicé la mala actuación de los partidos y sus esfuerzos por controlar a la institución que los multaba. Pero más importante aún, no entendí que ese INE imperfecto y caro era preferible a su destrucción.

El domingo pasado que marché, rodeada de ciudadanos variopintos, tanto de derecha como de izquierda, comprendí la dimensión de la transición mexicana y la magnitud de lo logrado. Entendí el valor de la manifestación pacífica que permite ejercer el derecho a la discrepancia, el derecho a la preocupación, el derecho a la aspiración. Al escuchar el discurso de José Woldenberg, aprecié la importancia de defender lo conquistado. El peligro en el cual el antiinstitucionalismo lopezobradorista nos ha colocado como país. Por un lado, si las críticas que se hacían hace 5 años al INE, al INAI, a la CNDH, a la Cofece, al Ifetel hubieran conducido a construir una institucionalidad más robusta y más autónoma, probablemente AMLO no hubiera encontrado apoyo para su bola de demolición. Pero por otro, quizás muchos de nosotros exigimos excesivamente en muy poco tiempo. Nos ganaba la urgencia de acabar con el viejo régimen, cuando no habíamos prestado la suficiente atención a cómo reemplazarlo; con qué reglas, con qué personas, con qué instituciones. Caminábamos sobre cenizas y semillas, parafraseando a Héctor Aguilar Camín. Y a veces, los pequeños arbustos plantados desde los 90 nos parecían pequeños, insuficientes, poco frondosos. Ahora entiendo que son mejores al llano en llamas que López Obrador ha encendido desde Palacio Nacional.

Y por ello no tiene sentido entrar en este momento a un debate sobre lo bueno, lo malo y lo feo de la reforma electoral planteada por el presidente. Reconozco algunas propuestas interesantes, pero también resalto la intencionalidad. El objetivo del partido/gobierno no es negociar, fraguar consensos, forjar cambios aceptables entre todas las fuerzas políticas, como ocurrió con las reformas de 1994 y 1996. El objetivo es controlar al árbitro, desnivelar el terreno de juego, romper la equidad, y quedarse con la mayor cantidad de poder que pueda. Regresarnos a la era del viejo PRI rebautizado como el nuevo Morena. Regresarnos a la época "del presidencialismo opresivo, de elecciones sin competencia ni opciones auténticas, de poderes constitucionales que funcionaban como apéndices del ejecutivo". Mucho ha cambiado desde entonces. Quizás no lo suficiente para nosotros los juzgadores maximalistas, pero sí lo imprescindible para llamarnos una democracia germinal.

Abrazo, entonces, uno de los calificativos que López Obrador usa en estos tiempos para denigrar a cualquiera que lo contradiga. Admito ser "conservadora". Sí quiero conservar el patrimonio común de un sistema electoral erigido por muchos luchadores sociales de mi generación. Sí quiero asegurar que México no vuelva a una institución electoral alineada con el gobierno. Sí deseo conservar la posibilidad de un INE capaz de garantizar la imparcialidad en todo el proceso electoral. Sí quiero preservar las destrezas profesionales y los conocimientos adquiridos por parte de quienes hacen al INE posible. Sí quiero conservar mi credencial de elector, constatar que corresponda con mi nombre en el padrón, votar por un candidato de cualquier partido sin saber de antemano quién va a ganar. Sí deseo conservar la heterogeneidad y el pluralismo y la coexistencia y las garantías. Como escribe Robert Heinlen, el mundo está dividido entre quienes quieren ser controlados y quienes no tienen ese deseo. Y yo, como los miles que marchamos el domingo, quiero conservar mi libertad.

Denise Dresser
(v.periódico Reforma en línea del 14 de noviembre de 2022).

Esta marcha -siempre me refiero sólo a la que vi, en CDMX- empezó en muchas casas hace bastantes meses, y seguirá latente.

Esta vez fue una marcha por el no, para decir no a una reforma del gobierno de AMLO, para manifestarle oposición al presidente. Fue la materialización de una resistencia que se ha rumiado de tiempo atrás, y que no veía ni ve en ningún otro actor la capacidad de articular, a nombre de la ciudadanía, ese rechazo.

Porque si bien es cierto que la gente respondió a la invitación de algunas organizaciones que han intentado conformar un bloque opositor a Andrés Manuel López Obrador, la verdad es que esas iniciativas, y sobre todo los partidos formales, no habrían podido encabezar en forma alguna al contingente: esto porque las dirigencias y las principales figuras partidistas carecen de autoridad o ascendencia sobre la ciudadanía.

De forma que lo que se vio serpentear el domingo por el Paseo de la Reforma y calles aledañas es una nada menor argamasa cuya forma duradera no se sabe cuál será, dado que al menos en esta manifestación no se buscaba líder, caudillo o siquiera candidato.

Son, ni qué dudarlo, una voluntad que quizá alguien pueda en el futuro próximo seducir o capturar, pero qué revelador que a menos de 2 años de la elección federal las personas que participaron manifiesten por sí mismas su capacidad de protesta, y no necesariamente su desespero por ser instrumentalizados o representados.

Fue una marcha donde el mensaje trascendente fue la participación ciudadana en tanto masa viva y, por ahora, activa.

Salvador Camarena
(v.pág.4 del periódico El Informador del 15 de noviembre de 2022).

Este domingo 13 de noviembre se convirtió en una fecha histórica. En esa hermosa mañana otoñal nos reunimos, en muchas ciudades de la república, mexicanos que, al margen de convocantes y banderías, fuimos porque compartimos una preocupación: el futuro de nuestro país. Sí, el nuestro, no el país de fifíes vs. chairos, ni de liberales contra conservadores; menos aún de norteños contra los del altiplano y del sureste y viceversa. Al llamado acudimos mexicanos que amamos nuestra tierra y que estamos dispuestos a evitar, mediante nuestra participación, una tragedia nacional.

Yo asistí a la manifestación que acabó en una marcha hacia la Avenida Chapultepec. Fuimos decenas de miles. Aunque las autoridades pretenden desestimar el número de quienes concurrimos, impulsados por el cumplimiento de una obligación cívica y de conciencia, y aunque le tuerzan el brazo a Pitágoras, fuimos los que fuimos, diría Perogrullo, y éramos muchos. Les recomiendo que nos cuenten bien. El domingo pasado quedó claro que las calles no son del gobierno, de los políticos ni de los partidos. ¡Las calles son del pueblo! Durante el desarrollo del evento se notaron algunas deficiencias dado que la participación superó las expectativas de quienes nos convocaron. ¡Qué bueno que así fue! Esto revela que no hubo intereses ocultos ni manipulación de personas con otros propósitos. La espontaneidad, transparencia y calidez de quienes participamos hacen evidente que, al margen de diferencias, sólo nos debe unir el deseo y el compromiso de un México más justo y sin mayores distancias sociales.

Con el conocimiento que me da haber participado en la vida pública, me permitiría hacer algunas sugerencias. 1a., es muy importante transparentar el origen y filiación de los convocantes. No vaya a ser que, a río revuelto, ganancia de pescadores. 2a., ¡ojo con la soberbia! El éxito fue de tal magnitud que se puede suponer que se ganó la guerra. No es así. Si acaso, este es el 1er. episodio de una larga lista de acechanzas, riesgos, ataques e intentos de seducción que habrán de ser superados frente a los apetitos del gobierno y los partidos, por lo que la prudencia debe prevalecer. 3o., mucho cuidado con caer en provocaciones, pues ¿a quién más le puede interesar que se propicie la violencia, sino a quien tiene el control de los instrumentos represivos del Estado? Los costos de haber deformado instituciones tan importantes para el desarrollo, como son el sistema educativo y de salud, están siendo enormes; por lo que, 4o., debe quedar muy claro que el futuro debe construirse sustantivamente para las nuevas generaciones, sin olvidar a los viejos.

Eugenio Ruiz Orosco
(v.pág.2 del periódico El Informador del 21 de noviembre de 2022).

Cuando en 2006 Antonio Ortuño escribió "El buscador de cabezas", una trepidante novela llena de humor negro sobre un grupo de extrema derecha en México, la leímos como una de esas ficciones que, pensábamos, sólo existen en la cabeza delirante de un escritor. 3 lustros después, la extrema derecha se hace presente en México con manifestaciones distintas a las imaginadas por Ortuño (o no), pero con las mismas ideas y articulaciones.

A la publicación en El País de un mitin abiertamente fascista en la Ciudad de México siguió la realización del congreso de la CPAC México (Conservative Political Action Conference). Estos 2 eventos provocaron que la opinión pública volteara a ver a los conservadores en México y viéramos sus vínculos con los liderazgos de ultraderecha de otros países. En la inauguración del capítulo mexicano de la CPAC estuvo Eduardo Bolsonaro, hijo del recién derrotado presidente de Brasil; el líder de la extrema derecha Húngara, Gegerly Gulyás; el ideólogo de las fakenews y las realidades alternativas, Steve Bannon; la abogada de Provida, Abby Johnson, y por supuesto el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien fue recibido con más aplausos que en La Mañanera.

La cabeza visible de CPAC en México es Eduardo Verástegui, un personaje de la farándula y rostro del movimiento en redes sociales donde promueve actividades como rezar el rosario, cadenas de oración, discursos homofóbicos y antiaborto. Además de obispos que abiertamente le dan su apoyo, uno de sus principales promotores y financiadores, de acuerdo con la revista Proceso, es Patricio Slim y entre los ideólogos del movimiento está Juan Iván Peña Neder, un ex funcionario de la Secretaría de Gobernación en tiempos de Felipe Calderón, abierto promotor de ideas fascistas.

La derecha conservadora radical ha tenido históricamente expresiones -más o menos violentas- en nuestro país, vinculadas casi siempre a movimientos católicos. En algún momento fue a través de organizaciones clandestinas o reservadas -ellos mismos las llamaban así- como los Tecos, el Yunque, el Muro, entre otras, y su participación política fue fundamentalmente a través de Acción Nacional, donde llegaron a tener mucha fuerza. Hoy se plantean la posibilidad de crear un nuevo partido conservador mexicano vinculado con los republicanos en Estados Unidos y con los partidos de derecha de América Latina.

La radicalización es uno de los efectos nocivos de la polarización y de la derrota de la política. Lo que hoy vemos como un asunto curioso de caras de la farándula que promueven el rezo del rosario podría ser el germen de un movimiento político ultraconservador con tintes neofascistas y no será, por desgracia, una entretenida novela de Ortuño, sino un elemento más del desarrollo de la cultura del odio en nuestro país.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 21 de noviembre de 2022).

El país vive deterioro institucional y precarización de los servicios públicos. Una candidatura presidencial opositora tendría que denunciar las pérdidas sufridas en esta administración, y encabezar con empatía efectiva el reclamo por las carencias que afectan a los que menos tienen.

La pandemia y la inflación, ésta con causas no sólo internas, son las grandes coartadas de López Obrador para justificar toda clase de deterioro en la economía, el mercado laboral y los servicios que presta el gobierno.

La corrupción heredada, y la podredumbre de un sistema de privilegios que por fin se busca desmontar, son también poderosas excusas que le funcionan al presidente para pretextar delicados retrocesos.

Ese es el contexto de la elección del 2024. Por ello, la oportunidad de la oposición pasa por la capacidad de sus eventuales candidatos para convencer a la gente de que hay que reclamar más de lo que tiene hoy, que mínimo se debe volver a lo que tenía (sin perder los nuevos apoyos o becas) antes de 2018.

Esta premisa parte del viejo precepto de que si los cambios se dan paulatinamente -para bien, pero sobre todo para mal- rara vez se toma conciencia de los mismos. Eso nos habría ocurrido estos años.

Ver colapsar el sistema de migración del aeropuerto capitalino -como sucedió ayer- ya no sorprende. Hemos asimilado la idea de que es un milagro que esa terminal aérea no esté peor, por lo que salvo a los que toque en turno padecer el cotidiano contratiempo del Benito Juárez, se da por perdida la posibilidad de una funcionalidad distinta: mínimamente óptima. Menos aún porque ahora lo dirigen militares, en cuyo caso cuestionar o demandar efectividad se vuelve más complicado.

Y el AICM es, por supuesto, el menos representativo de los ejemplos, pues su disfuncionalidad no afecta (en apariencia) a las capas de votantes que más han perdido servicios de salud o educativos, los más graves este sexenio.

Para poder hablar de esos retrocesos, de cómo no ver en becas y apoyos monetarios los sustitutos de buen servicio médico y educativo, se requieren candidatas y candidatos con conocimiento de primera mano de esas precariedades, que además tengan credibilidad para cuestionar carencias que no iniciaron en 2018, aunque se hayan agravado desde entonces.

Salvador Camarena
(v.pág.4 del periódico El Informador del 24 de noviembre de 2022).

Por virtud -por vicio más bien- de la política los mexicanos somos bombardeados a todas horas con mensajes que los medios de comunicación deben difundir obligatoriamente. Un extranjero que escuche en la radio o vea en la televisión todos esos mensajes pensará que en México no hacemos otra cosa más que política. Los partidos nos atosigan día y noche con su propaganda. También cae sobre nosotros la que a sí mismos se hacen los gobernantes con dinero del erario. Y luego debemos escuchar y ver los anuncios en que los 3 Poderes se jactan de la actividad que por ley deben realizar. Con eso damos la impresión de ser un país subdesarrollado. ¿Por qué damos esa impresión? ¡Porque somos un país subdesarrollado! Y lo seguiremos siendo mientras exista la situación que ahora prevalece, por la cual los políticos se imponen sobre los ciudadanos y los someten a su insistente y costosa propaganda. Para ejemplo bastaría un botón, el mayor de todos: la mañanera de AMLO.

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 24 de noviembre de 2022).

México pudiera ser un país concentrado en el futuro, en vez de alimentar nostálgicos rencores del pasado.

Para hacerlo tendria que generar energías limpias; tendría que apostar por la robótica, la mecatrónica, la inteligencia artificial y el big data; Y tendría que realizar planeación estratégica a 30 años.

Para alcanzar bonanza se debe resolver el gran problema de la seguridad pública y construir un nuevo aparato de justicia eficiente, que siente las bases para un sólido Estado de Derecho.

Se debe buscar la reconciliación que elimine el clasismo y el racismo, para apuntar hacia el futuro.

Se debe implementar el mejor sistema educativo del mundo, aprendiendo de casos de éxito como el de Singapur, en vez de entregarlo a perversos sindicatos de maestros.

El mundo no nos va a esperar y vemos las oportunidades que se pierden para el México que pudiera ser mientras López nos alimenta con odio todos los días y vive amarrado al pasado con 2 empresas paraestatales incapaces de renovarse.

Leonardo Kourchenko
(v.periódico El Financiero en línea del 1o.de diciembre de 2022).

Hay una variable que tiene cada vez más peso en la determinación de la realidad nacional: la del tiempo. A esta administración le quedan escasas 88 semanas para garantizar un cierre relativamente ordenado de su gestión. Pero eso parece que no va a ocurrir dada la preeminencia de lo electoral.

En este escenario, lo que priva es la incertidumbre. Nadie tiene claridad de qué es lo que habrá de ocurrir con sus empleos, con sus posibilidades de atender su salud, y si la educación que reciben sus hijas e hijos será de suficiente calidad para garantizar mayores probabilidades de inserción laboral y movilidad social. Y por ello más que nunca deben tomarse muy en serio las alertas de los organismos internacionales que alertan de una década perdida en la educación, y con ello, de un retroceso social de enormes magnitudes.

Es difícil saber cuánto tiempo más se mantendrá el efecto hipnótico y sedante que tiene la narrativa presidencial en amplios sectores de la población. Es difícil también si los "golpes de realidad" que se acumulan a diario habrán de tener alguna incidencia en los resultados electorales del 2023 y 2024. Pero lo que sí sabemos es que todos los días mueren asesinadas más de 90 personas; que al menos un millón de niñas y niños comen una sola vez al día; y que poco más de 40% de quienes trabajan tienen ingresos que les impiden salir de la pobreza extrema.

Hace falta, con urgencia, sentido y capacidad de autocrítica en esta administración; la cual no deja de festejar una transformación que no ha construido más allá de una narrativa y una teatralidad permanentes; y que sigue desperdiciando el tiempo en fiestas que se agotan en sí mismas y que en el mejor de los casos, tienen un efecto de catártico ante la abrumadora realidad de un país que se desangra día con día.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.3 del periódico El Informador del 3 de diciembre de 2022).

El crecimiento no es suficiente, como ha quedado claro luego de años de integración comercial [de Norteamérica]. Se requiere fortalecer a una clase media capaz de superar continuamente su nivel de vida. De un sistema educativo eficiente y de servicios de salud accesibles para todos. Como también de una construcción de mejor infraestructura. Si se atienden estos temas el efecto del crecimiento se multiplicará, caso contrario los beneficios serán marginales para las comunidades y quedarán en muy pocas manos.

Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
(v.pág.2 del periódico El Informador del 4 de diciembre de 2022).

Los datos no dejan duda: el país se ha empobrecido. La pandemia es sólo una parte. Muchos otros países se han recuperado e incluso avanzado. Vietnam, asombroso. Las decisiones de la 4T son la otra explicación. Hoy, México es más injusto. Los programas asistencialistas buscan lealtades, nada las garantiza. La violencia nos ahoga. Zacatecas arde. Acribillan a un general y a un juez. El penal de Cieneguillas es un polvorín. Las violaciones a derechos humanos avasallan.

Las necedades gubernamentales en energía están a punto de llevarnos a un panel en que -todo indica- perderíamos. A México le costaría alrededor de 20,000 mdd. Las presiones al Judicial, que trataron hacer suyo, no cesan.

Día con día, la realidad se arroja sobre los mexicanos. No hay exageración, la amenaza a la democracia es real. La perversión nos gobierna. En un acto de negación colectiva, muchos no quieren creerlo. Lo que ocurre es tan grave, que voltean la mirada. Una camarilla amoral está en el poder. Estamos a punto de perder a México.

Increíble, de las decisiones de 2 personajes y sus incondicionales, depende -en gran parte- el destino de este país.

Sus nombres: Alejandro Moreno y Dante Delgado. Si Moreno se dobla en estas horas y cede a la regresión política, volveremos a un país de autoritarismo descarado. Medio siglo para atrás.

Si Dante Delgado no acepta ir con la Alianza, las posibilidades de desplazar a la camarilla disminuyen. Llegó la hora, sabremos de qué están hechos. ¿Ética o arribismo? Santiago Creel lo dijo a Excélsior con toda claridad, "si el PRI cede, se acaba Va por México". No conozco a Moreno, mucho se dice de su corrupción, pero sus escenarios personales son claros.

Si se dobla, quedará sellado como corrupto y... traidor.

Si resiste y llega al desafuero, se quita de encima la calidad de traidor. En el muy complejo intento de desafuero, sería víctima, y podría lavar algo de cara.

Si Dante Delgado sigue jugando a la vanidad individualista, en los hechos, le abrirá la puerta a la continuidad. MC difícilmente superará 6 o 7%. Además, los que hace un año eran sus promesas, Samuel García y Colosio, hoy naufragan. Alfaro se debate en un pantano. Le queda Chertorivski y no mucho más. Ésa es su realidad. En cambio, si Dante acepta ir con la coalición en ciernes, jugaría un papel relevante en el rescate de su patria. De no ir, seguirá siendo marginal. Su prurito de pureza para su movimiento, puede hundir a una generación de mexicanos.

No es exageración. Su definición a favor de la democracia en el actual momento histórico, haría que su nombre creciera.

Su negativa ya le está costando mucho a México y a su figura. MC tiene el poder para romper el círculo vicioso: "no se ve a nadie, no van a ganar" por -con MC- "van a ganar y hay varios".

Debemos y podemos salir de la especulación pesimista. Hay muchos elementos para construir una especulación optimista. El tiempo se agota. Si el anuncio llega rápido, la sinergia les daría una gran fuerza.

Imaginemos la simple foto de los 4, la instantánea e inevitable aritmética en la mente de millones: "así ganan, yo jalo". El respaldo al INE y a la legalidad, los foros por todo el país, los rostros nuevos -hoy semiocultos por temor al hostigamiento- estarían arropados por la Alianza y partirían plaza. De pronto, el horizonte sería otro. La señal al exterior, recuperaría la imagen de México en el mundo. Las inversiones regresarían la mirada.

Resistencia y la Alianza también son su mejor opción personal. Pueden hacer la diferencia. Pero, si flaquean, serán responsables de perder a México.

Federico Reyes Heroles
(v.XiudadanosMx del 6 de diciembre de 2022).

3 sexenios del presidencialismo de siempre han depredado las capacidades locales, las pocas que había, es verdad, no obstante, imprescindibles para tratar el mal. Perdimos control de territorios, mujeres, hombres, niñas y niños dejados al imperio de mandamases que sojuzgan con las reglas que les convienen, y se anquilosa la República: el presidente con sus ocurrencias falla y con él los otros órdenes de gobierno. En Jalisco tenemos muestras, y hay más, los municipios Mazamitla, Encarnación de Díaz y Jilotlán de los Dolores, en el último las elecciones de 2021 no fueron posibles y López Obrador se contentó con prometer una sucursal del Banco del Bienestar, además de su acto reflejo: mandar, dizque, a la Guardia Nacional (el gobierno de Enrique Alfaro ha hecho mutis). En los 2 primeros la inseguridad es parte del medio ambiente, siembra cadáveres y hace florecer el miedo.

Cada municipio es un todo, un país entero, y así debe considerase, no políticamente, administrativamente: las entidades y la federación tendrían que atenerse a aquello de municipios libres y dotarlos de recursos, de toda índole, para que las soluciones para la inseguridad comiencen, terminen y se evalúen en lo local, no con postulados y falacias desde Palacio Nacional, con una visión de los territorios que no sobrepasa la plancha del Zócalo y los prejuicios del presidente.

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 11 de diciembre de 2022).

Frente a la polarización el dialogo no es sino una forma de canalizar los argumentos.

Pero cuando la polarización no es para confrontar los argumentos sino a las personas, cuando polarizar significa descalificar la existencia misma del otro, entonces no hay manera de construir, no hay diálogo que solucione la polaridad. La actual administración entiende la polarización no como un acto de negociación sino de reapropiación -justa o no, eso es otro tema- de lo público, que en su visión había sido capturado por grupos de poder. Así, lo 1o. que tendríamos que reconstruir es la noción de que el país es de todos, no sólo de los que están ahora en el poder y tampoco de los que antes estaban. Lo 2o. es la certeza de que el país nos necesita a todos. La soberbia de quienes se creen moralmente superiores (no somos como antes) o técnicamente mejores (estamos gobernados por la ineptocracia) es el gran obstáculo para reconocer y reconocernos mutuamente necesarios.

Quizá uno de los errores que hemos cometido es pensar en que lo que necesitamos es un acuerdo: un gran pacto social, una nueva constitución, una reforma legal de gran calado. Si algo nos ha enseñado la historia es que no es "el acuerdo" sino la necesidad permanente de acordar lo que hace avanzar al país. Esto es, no se trata sólo de construir hoy un acuerdo definitivo entre blanco y negro, entre izquierdas y derechas, chairos y fifís, sino de acordar la necesidad permanente de acordar, sin negar ni borrar al otro, sin obviar el conflicto.

En política el único acuerdo que debe ser permanente es el diálogo. En su propia lógica el presidente López Obrador habrá cumplido con su cometido si logra desmontar lo que él llama las instituciones neoliberales. Quien llegue a la presidencia en 2024, del partido o corriente que sea, tendrá la misión de reconstruir un país polarizado con polos mutuamente desconfiados, con instituciones desmontadas y dañadas, pero sobre todo con una nueva correlación de fuerzas.

El nuevo presidente tendrá que restaurar el diálogo y para eso se requieren voluntades y método, pero sobre todo demócratas que estén dispuestos no sólo a escuchar, sino a aprender del otro. Es la hora de los moderados, de los que entienden que disentir tiene todo el sentido, pero sólo si se tratara de construir acuerdos.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 14 de diciembre de 2022).

Estoy seguro que muchos de ustedes, como yo, estamos hartos ya del tema único que se aborda de forma repetida, el "monotema" llamado AMLO, y que en los últimos años ha secuestrado las conversaciones sociales, los medios de comunicación, las páginas de opinión, las preocupaciones empresariales y personales acerca del incierto e "impronosticable" futuro del país; de la retahíla de ocurrencias, mentiras y absurdas declaraciones del presidente que se vuelven motivo de burlas y parodias; de su alineación con delincuentes, con países gobernados por populistas y dictadores, y de tantas cosas más que provocan desasosiego y una sensación de que la clase media, profesional y empresarial del país somos mexicanos "non gratos" que servimos sólo como fuente de ingresos cautiva, como blanco de insultos y desprecios, para la canalización de odios y resentimientos y para encarnar en alguien la culpa de toda la pobreza y corrupción existente.

Es imposible, en lo individual, contrarrestar esa demonización que el presidente ha hecho de los mexicanos más prósperos, que tenemos o aspiramos a una calidad de vida superior. No contamos con micrófonos y recursos suficientes para ello, ni tenemos el tiempo para hacer política o hacer plantones en las calles y plazas públicas. Somos los que estamos ocupados trabajando y tratando de salir adelante a contracorriente y a los que este presidente ha causado un daño moral y material enorme y sin posibilidad de réplica equivalente.

Somos una mayoría desorganizada, frente a una minoría organizada, resentida y alebrestada. Y digo que somos mayoría, porque de 95 millones de votantes registrados sólo 30 millones votaron por AMLO, es decir sólo el 31% del padrón electoral. De los otros 65 millones, 25 millones no le dieron su voto, y habría que estimar en qué sentido votarían los 40 millones restantes que no asistieron a las urnas. Por ello es que al presidente le interesa tanto tener el control del INE, del padrón electoral y de las credenciales para votar, por eso los apoyos sociales clientelares a los jóvenes. Millones de mexicanos estamos políticamente desorganizados y sin más incentivos para ir a votar que la propia conciencia y la incipiente responsabilidad cívica.

Pero regresando al inicio, al hartazgo del tema político y secuestro que éste ha cometido a las conversaciones, si bien hoy más que nunca es sumamente importante estar enterados de lo que pasa, y saber que el país está en el "filo de la navaja", por salud mental debemos darnos el espacio para hablar de otras cosas. Hay más vida que AMLO y su 4T, y hay -como dice el libro sapiencial Eclesiastés-, un tiempo para todo.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(16 de diciembre de 2022).

El ataque en contra de la vida del periodista Ciro Gómez Leyva pone de manifiesto el grado de violencia que vive la sociedad mexicana. No sólo en términos de la inseguridad, también en lo que toca a la virulencia y el fanatismo que ha adquirido la conversación pública.

El intento de asesinato dio pretexto para nutrir el intercambio diario de difamaciones y propaganda política, en un sentido y otro. Unos, prácticamente responsabilizando a Andrés Manuel López Obrador, dando por sentado que el ataque constituye una extensión física, por parte de sus seguidores, de las descalificaciones verbales emitidas por el presidente sobre este periodista; otros, por el contrario, sugiriendo que podría ser una especie de acto terrorista para perjudicar al gobierno de la 4a. Transformación, o interpretando como un privilegio perverso el hecho de que la camioneta de Ciro Gómez goce del blindaje que le salvó la vida. Cualquier cosa con tal de llevar agua a su molino.

La estridencia enfermiza de este intercambio de acusaciones termina por impedir la reflexión de lo que verdaderamente importa en este lamentable hecho:

1. El ataque en un barrio residencial de la capital mexicana contra una figura tan conocida exhibe los niveles de inseguridad imparables a los que hemos llegado. Y no lo digo porque piense que la violencia deba que restringirse a zonas pobres y geografías marginales; por el contrario, constituye un recordatorio a las conciencias dormidas y egoístas, en el sentido de que la violencia terminará por alcanzarnos a todos y no sólo a los estratos que ignoran.

Igual que el ataque a Omar García Harfuch, jefe de la policía capitalina, lo de Ciro muestra que los niveles de impunidad son tales que los sicarios pueden atacar impunemente y sin temor en las zonas más vigiladas del país y a celebridades, aun sabiendo que el ataque provocará una persecución ostensible. El hecho de que eso no amedrenta a los responsables dice mucho sobre el estado de la situación.

2. En teoría, ser famoso o ser periodista no debería merecer más atención que el de tantas personas víctimas de la violencia. Un periodista asaltado es un caso tan lamentable como el de un albañil o un dentista en el mismo dilema. Pero es diferente si el atentado tiene que ver con la profesión. Si los dentistas estuvieran siendo abatidos simplemente por el hecho de ser dentistas, el agravio iría más allá porque se estaría poniendo en riesgo la posibilidad de que los ciudadanos puedan tener dientes sanos.

Basta con el asesinato de 6 jueces que hayan condenado a capos, para poner en jaque al sistema de justicia de un país. Lo mismo vale para los periodistas. Cuando se suprime a un profesional debido a la inconformidad que generan sus informaciones o sus opiniones, se castiga a la sociedad en su conjunto y a su derecho de estar informada.

¿Cuántos periodistas tienen que ser desaparecidos o amedrentados en una región para que la autocensura se imponga y, en consecuencia, prevalezca la opacidad informativa en esa comunidad? No, Ciro Gómez no es más importante que un contador asaltado al azar; lo que sí es más importante son las consecuencias de un intento de suprimir mediante el asesinato las opiniones que el periodista emite todos los días para miles de personas.

El 1er. afectado es él, desde luego; en 2o. término, su audiencia y en 3o. la sociedad en su conjunto y su derecho a estar informada con distintas versiones de una realidad tan compleja como la nuestra, al margen de que coincidamos o no con las posiciones de un comunicador.

3. ¿La violencia que experimentó Ciro Gómez merece más atención que el asesinato de docenas de periodistas menos conocidos en el resto de la geografía nacional? No debería ser así, desde luego, pero hay inercias que inevitablemente operan. La gente reacciona con mayor intensidad a las tragedias de personas a las que "conoce".

En parte también tiene que ver con el tamaño de las audiencias; incluso en una región específica el atentado contra el conductor de radio más popular de la ciudad generará mayores reacciones que el ataque al director de una revista marginal, así hayan sido motivados ambos por un intento de censura. No es casual que el propio López Obrador haya arrancado la mañanera de este viernes con un pronunciamiento de preocupación por este caso, algo que no había hecho con docenas de asesinatos de periodistas a lo largo del sexenio.

4. Los que percibimos la manera en que la libertad de informar y opinar se ha ido cerrando en muchas regiones como resultado de esta ola de violencia, enfrentamos la dificultad de hacer visible el daño en medio de la fatiga de la opinión pública sobre estos temas, después de 30 años de estarlos denunciando.

La "gente" y la autoridad han terminado por normalizar el asesinato de un periodista más, cuando el hecho tendría que indignar y provocar estrategias más eficaces para evitarlo. Si lo de Ciro ha movido a muchos que por lo general no reaccionan a este tipo de violencia, me parece que es una oportunidad para recordar lo mucho que está en juego.

5. Todo indica que el operativo remite más a las maneras de hacer del crimen organizado que a las de algún fanático político. La investigación está en curso. Pero el tema llama a la reflexión política de cara al futuro.

En lo personal he sostenido que el presidente está en su derecho de mantener un espacio de réplica en las mañaneras, para dar cuenta de su versión respecto a la que suele predominar en su contra en la mayor parte de los medios de comunicación. No coincido, en cambio, con su deseo de incluir en la réplica la descalificación con epítetos morales de periodistas y medios. Una cosa es corregir los datos y precisar distorsiones informativas y otra lanzar acusaciones personales contra individuos que con razón o sin ella lo han criticado.

Por un lado, debilita la imagen de un jefe de estado que tendría cosas más importantes que atender que subir al ring mediático a los que no están de acuerdo con él. Millones de mexicanos votamos por él, no por Ciro Gómez o Carlos Loret, como para tener que verlo empeñado en juegos verbales para demostrarnos que él tiene la razón y no ellos.

Por otro, al señalar como enemigos personales a individuos que terminan siendo satanizados por sus seguidores, resulta imposible prever las consecuencias a las que lleve la indignación devenida en odio. No se ha dado el caso, pero los riesgos existen. No vale la pena.

Jorge Zepeda Paterson
(v.pág.2 del periódico El Informador del 18 de diciembre de 2022).

¿Cómo interpretar este atentado contra Ciro? El veneno en el aire es evidente; ya no se puede ocultar el problema debajo de la alfombra.

La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión de la FGR registra sólo 5 periodistas asesinados este año. Sin embargo, Reporteros sin Fronteras documenta 11 homicidios y el Comité para la Protección de Periodistas, otro organismo internacional, reporta 13. Parece que el gobierno subregistra los casos.

Sin embargo, los rankings internacionales ubican a México como uno de los países más peligrosos para ejercer la profesión de periodista. Por encima de países en guerra como Ucrania o totalitarios como Irán.

Ciro Gómez Leyva sufrió un atentado y milagrosamente salvó la vida gracias al blindaje de su camioneta. Desde el homicidio en 1984 del periodista Manuel Buendía, el más influyente de la época, no ocurría un ataque a un perfil de tal notoriedad pública en la capital.

Por eso atestiguamos una regresión histórica para este país. Si esto le hacen a uno de los 2 periodistas más visibles y públicos de México -el otro es Loret de Mola-, imagínense lo que enfrenta uno de menor visibilidad o cualquier ciudadano.

En Jalisco tuvimos una alerta con el atentado a Susana Carreño, periodista de Puerto Vallarta, pero la autoridad lo minimizó. La violencia contra periodistas comienza a moverse hacia ámbitos fuera de regiones típicamente "silenciadas", sale de su confinamiento casi rural, ejercida por caciques y criminales locales, ahora avanza hacia las grandes urbes y de por medio hay amenazas más poderosas.

Los gases tóxicos inundan el ambiente casi irrespirable.

Jonathan Lomelí
(v.pág.2 del periódico El Informador del 19 de diciembre de 2022).

Como parte de la desbordada crisis de inseguridad y violencia que se padece en México desde hace casi 2 décadas, por el creciente poder que han acumulado las mafias del crimen organizado por la corrupción de nuestra clase política y gubernamental, en el territorio nacional el ejercicio periodístico se ha convertido en una de las actividades de mayor riesgo, incluso más que en países en guerra. Pero ese infierno lo vivían las y los colegas de ciudades medias o pequeñas en donde los grupos de poder o delincuenciales tienen bajo amenaza a medios enteros y matan a quien ose denunciar sus abusos o ilícitas actividades. Así lo reconocían y comentaban en sus medios los propios periodistas de la Ciudad de México cuando ocurría uno de estos arteros, impunes, y cada vez más frecuentes crímenes de comunicadores. Ante las amenazas, sentían que en la CDMX había muchos más recursos en sus medios, atención y visibilidad para conjurar ese riesgo.

Por eso lo que le ocurrió a Ciro la noche del jueves es una escalada en la violencia contra el periodismo, que busca una intimidación al gremio, silenciar la crítica o lastimar a líderes de opinión en busca de generar atmósferas de crisis que sirvan a sus inconfesables intereses.

Como muy pocos colegas, Ciro tuvo el privilegio de conducir un vehículo blindado que le proporcionó su medio y le salvó la vida. De no haber sido así, los cobardes que actuaron desde los sótanos del mal se habrían salido con la suya y estuviéramos con la irritación, el dolor y el sobresalto desestabilizador que no se vivía en la Ciudad de México desde el asesinato, hace casi 39 años, del más influyente columnista de su época, Manuel Buendía Tellezgirón, ocurrido el 30 de mayo de 1984.

El atentado contra Ciro nos debe sacudir a todos en defensa de la más importante de las garantías constitucionales de las comunidades libres como es el derecho a la libertad de expresión. Desde los medios a dominar el miedo para no permitir la intimidación y seguir denunciando los atropellos, vengan de quien vengan, pero también afinar las agendas informativas que reflejen las preocupaciones más sentidas de la sociedad, para ser más empáticos y ganar su aprecio y valoración. La indiferencia de las comunidades al papel y condiciones de vulnerabilidad de los periodistas no ayuda a detener este acoso asfixiante a una actividad, que en muchas regiones del país es el único contrapeso contra malos gobiernos o grupos delincuenciales. Desde el gobierno, sobre todo en los tiempos de polarización de la 4T, debe venir un cese de los ataques a los periodistas incómodos desde la más poderosa tribuna del país, como es la mañanera del presidente López Obrador. Es momento que haga caso a sus "buenos amigos" que desde hace mucho le aconsejan parar la guerra contra los medios que lo critican. Es momento que toda esa enjundia la descargue, por ejemplo, contra los capos del crimen organizado, que son el gran factor de esta crispación ensordecedora por los ya incontables episodios de violencia que ocurren a diario en el país, como pasó el jueves cuando Ciro salió de su noticiero y lo quisieron matar y estuvo a punto de no llegar a casa, como pasa a muchas y muchos mexicanos todos los días.

Jaime Barrera
(v.pág.2 del periódico El Informador del 19 de diciembre de 2022).

Hay otro hecho muy preocupante. Una parte de simpatizantes de la 4T, incluyendo funcionarios públicos y medios, han sugerido que, o bien se trató de un "autoatentado", o bien son los "conservadores" los que lo perpetraron.

Ese nivel de odio e irresponsabilidad son el augurio de tiempos aciagos, en los que la violencia en redes sociales puede desbordarse hacia el mundo material.

Pareciera buena noticia el hecho de que las inconstitucionales reformas a las leyes electorales se hayan quedado pendientes, probablemente para febrero. Pareciera también ser buena noticia que no se vaya a incluir la llamada "cláusula de vida eterna", que asegura la existencia de partidos satélites.

Pero, creo que la mala nueva es que, tras promulgarse esta reforma, tentativamente en febrero, va a quedar un periodo más corto para que pueda ser impugnada en tribunales y para que los que estén en desacuerdo puedan emprender acciones de inconstitucionalidad que puedan ser resueltas por la Corte antes de que comience el proceso electoral.

Podemos tener un escenario de enorme confusión, con procesos electorales en marcha, como los de los estados de México y Coahuila con leyes impugnadas y con fuerzas políticas que cuestionan las reglas del juego, además de tener un árbitro electoral debilitado.

Enrique Quintana
(v.pág.2 del periódico El Informador del 19 de diciembre de 2022).

"Diagnóstico de México: obscuras perspectivas", tal es el título del reporte más reciente de Signos Vitales, la asociación civil compuesta por medio centenar de reputados especialistas en temas económicos y políticos. Creada en 2020 por iniciativa de Enrique Cárdenas, sin duda el mejor historiador económico que ha tenido México, el objetivo principal de la asociación no es poca cosa: dar a conocer el estado en que se encuentra el país, empleando para ello información veraz e independiente (nada de "otros datos").

El último de una serie de trabajos que la agrupación presenta en su portal digital, el reporte que nos ocupa no tiene desperdicio. De manera comprehensiva identifica y documenta los 7 mayores obstáculos que México enfrenta hoy para poder desarrollarse, tanto en términos políticos como económicos, y que seguirá enfrentando tras la conclusión de este sexenio.

El 1er. problema es el desprecio que existe por la ley. Signos Vitales documenta de manera clara este hecho y también lo hace el World Justice Project, una organización que se encarga de evaluar el estado de derecho en el mundo. De acuerdo con su tabla más reciente, México ocupa el lugar 115 entre 140 países examinados. Un bajísimo lugar que ya no sorprende a los mexicanos, tras haber escuchado a su propio presidente decir: "no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley".

El 2o. problema es el deterioro de las garantías cívicas fundamentales, garantías que los mexicanos dábamos hasta hace poco como un hecho y que ahora están siendo menoscabadas. Continúa la destrucción de la democracia, señala Signos Vitales, a través del debilitamiento de los poderes e instituciones que sirven como contrapesos al poder central.

El 3er. asunto preocupante lo constituye la creciente militarización del país. Al respecto deberíamos vernos en el espejo brasileño donde no pocas instalaciones públicas, incluidos muchos aeropuertos, están en manos de los militares. El presidente electo Lula se ha comprometido a desmilitarizar su país, pero pocos piensan que podrá lograrlo. El 4o. obstáculo que identifica Signos Vitales es la situación de las finanzas públicas federales.

En el 5o. lugar de la lista se encuentra el deterioro de la educación y la salud en México. El lamentable estado actual de la educación básica y de los servicios públicos de salud es de sobra conocido, pero lo que más preocupa es la evidente regresión que ha habido en ambos sectores. Nada más hay que comparar, por ejemplo, la supuesta calidad de los nuevos libros de texto gratuitos con la de los primeros que se distribuyeron en 1960. O hay que recordar que hace más de 30 años México era autosuficiente en la producción de vacunas y que, además, el Programa Universal de Vacunación logró erradicar enfermedades como la poliomielitis, la difteria y el sarampión.

El 6o. obstáculo lo constituye el declive del sector energético del país. La caída en la generación de electricidad por parte de la Comisión Federal de Electricidad es un ejemplo, y el fiasco de la inacabada refinería en Dos Bocas es otro. Finalmente, Signos Vitales advierte sobre el descuido del medio ambiente y los recursos naturales. El ejemplo más trágico, creemos nosotros, lo da la actual destrucción masiva de ecosistemas en la península de Yucatán.

Carlos M.Urzúa, investigador emérito del SNI
(v.periódico El Universal en línea del 19 de diciembre de 2022).

Lo que hemos vivido en las últimas semanas en México es grave y preocupante. Lo es para el país, pero también para cada uno de nosotros, para todos los mexicanos. No importa nuestra condición ni nuestra situación. Da lo mismo con independencia de lo que creemos o de nuestras preferencias. De nuestra actividad fundamental, de la edad, el género, la condición social o económica. Poco importan nuestras convicciones, ideologías o militancias. Todos somos afectados y todos tendremos que asumir las consecuencias de lo que sucede y de nuestras acciones y omisiones.

Vendrá el momento de señalar responsables y está muy claro en quién reside el origen del problema: se trata del presidente López Obrador. Él, con su actitud, con sus dichos y sus acciones, ha generado un clima de enfrentamiento y división, ha promovido el odio y la crispación. Él tiene responsabilidades éticas, administrativas, jurídicas y políticas y en su momento tendrá que responder por ellas.

Repasemos sólo 4 hechos lamentables. Frente a una protesta masiva, legítima, respetuosa y pacífica de la ciudadanía en todas nuestras entidades federativas, responde con la utilización indebida de los recursos públicos para movilizar a sus simpatizantes. Pretende demostrar que él convoca a más, que es el único dueño de la protesta y la expresión en la calle, que nada hay que esconder en su obvia manipulación de la gente y el dispendio de recursos. Le importa poco que el país se divida, en tanto él conserve la aprobación y simpatía de muchos. ¡Él es responsable!

Otro asunto es el atentado a Ciro Gómez Leyva, un periodista con quien se puede estar de acuerdo o no, pero que cumple con honestidad y profesionalismo su cometido y con quien en este espacio me solidarizo por lo acontecido. El ataque a su persona resulta en buena parte de las descalificaciones permanentes a los medios de comunicación y a periodistas a quienes ofende, denigra, calumnia y acusa. Su vida está en riesgo, como la que perdieron este año 15 periodistas. ¡Él es responsable!

Va un 3er. caso. En los últimos días, el presidente regresó en su embate en contra de la UNAM y los universitarios. Lo hace, no tengo duda, como parte de acciones bien calculadas que enturbian el panorama y que irrumpen sus procesos internos y normales de nuestra casa de estudios. De nueva cuenta, no mide el peso de sus palabras, equivoca la estrategia y por supuesto falta a la verdad. Hay que decirlo desde ahora, la Universidad requiere del apoyo de toda la sociedad. De continuar la asechanza, habremos de responder con una sola línea. ¡Él es responsable!

Finalmente está el caso de la supuesta reforma electoral, que en realidad es la enmienda para acrecentar el poder del presidente, para favorecer la persistencia de su partido en el gobierno, para debilitar y restar capacidades a nuestra democracia, para disminuir y casi exterminar al INE y para limitar las libertades políticas de la sociedad. Lo que hemos presenciado no tiene parangón en la historia reciente del país. En las horas de la desvergüenza y el deshonor, el presidente hizo que prevalecieran el desaseo, la injerencia burda, la desmesura, la mentira, la simulación, las complicidades y la "renta" de políticos que sin pudor alguno aceptan lo que se les ordene y que, como en un momento dicen una cosa, al instante siguiente dicen lo contrario. De todo esto y muchas cosas más contrarias a la Patria y la República, ¡el presidente es responsable!

José Narro, exrector de la UNAM
(v.pág.3 del periódico El Informador del 20 de diciembre de 2022).

Quizá haya que empezar este 2023 haciendo confesión de ignorancia humana ante el futuro. Aun así, quizá haya que señalar que la economía de Estados Unidos, y la de México, han resultado más vigorosas ante los problemas económicos de 2022 de lo que habría cabido esperar. La Unión Americana es, de alguna manera, la locomotora de Norteamérica y tira de la economía de nuestro país. México se ha convertido, por otra parte, en el destino de las inversiones errantes que salen de China para buscar una nueva patria desde la cual mandar sus productos al mayor mercado del mundo. El nearshoring favorecerá de manera inevitable al vecino del sur de los Estados Unidos.

Pero cuidado. Las inversiones extranjeras son solo una pequeña parte de la inversión fija total. Mientras el gobierno de López Obrador siga impulsando medidas que frenan la inversión, México no podrá alcanzar su potencial económico. ¡Lástima! Ningún país puede vivir eternamente de las remesas, aunque estas remesas se hayan convertido en los últimos tiempos en uno de los puntos más brillantes de la economía nacional.

Sergio Sarmiento
(v.Siglo Nuevo del 30 de diciembre de 2022).

La democracia es un sistema político que exige la participación de todos los ciudadanos. Su esencia radica en una serie de valores fundamentales: la libertad, el derecho que tenemos a decidir nuestro destino, la obediencia a nuestras leyes y la confianza en el comportamiento ético de aquellos en quienes se deposita el Gobierno. Cuando se quebrantan las leyes, se estimula la impunidad y se propicia el desorden y la corrupción; lo que sigue es la violencia.

¡Cuidado! El riesgo que enfrentamos, sin que al parecer tengamos conciencia de su gravedad, se manifiesta cotidianamente en abusos de poder que harían palidecer a algunos sátrapas de la historia. La designación discrecional de los cargos públicos y de contratos de obra e insumos destinados a la administración, la violación de las leyes que preservan nuestros ecosistemas, la utilización de la fuerza del Estado para "convencer" a quienes no están de acuerdo con las decisiones de los titulares de los poderes ejecutivos nacional y estatales, entre muchas acciones que son del dominio público, no deben pasar inadvertidas.

El año que se inicia está enmarcado en negros nubarrones. El incremento de la violencia callejera e intrafamiliar, la elevación del costo de vida, los crecientes desacuerdos sociales, la permanencia de formas delictivas como el "huachicol" y el robo de tráileres y secuestro de personas conforman un largo etcétera de prácticas indeseables que prefiguran un horizonte muy difícil para los próximos meses. Sin embargo, el escenario que nos debe causar mayor desasosiego y preocupación es el riesgo de destruir nuestro sistema electoral, cuya construcción requirió años de esfuerzo, prudencia y tolerancia.

Es inquietante que quienes, aprovechando los cauces que abrió el sistema político para la participación ciudadana, una vez que llegan a los cargos de mayor importancia, pretenden permanecer en ellos indefinidamente. Es obvio que López Obrador está haciendo hasta lo imposible para extender su influencia más allá del periodo establecido en la Constitución, como lo es que el señor Alejandro Moreno haya ampliado el término de su permanencia al frente del PRI, traicionando una institución que se creó para integrar a los mexicanos. El apetito de poder nubla el entendimiento y rompe con los principios éticos que deben poseer aquellos que aspiran a conducir la sociedad.

Nuestra responsabilidad es defender la democracia frente a quien tiene los instrumentos del poder y la intención de conservarlo. Habrá que mantenerse informados, propiciar el análisis individual y colectivo de los acontecimientos políticos y actuar en consecuencia. Tal vez hemos perdido la noción de los costos sufragados y quizás no lo recordemos, pero se pagó con sangre el derecho de autodeterminarnos. La libertad y la democracia tienen precio. Es nuestro tiempo y es nuestro derecho preservarlas.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.4 del periódico El Informador del 2 de enero de 2023).

Apenas ha comenzado el año y el número de policías y guardias caídos en combate sigue siendo superior al de los delincuentes eliminados. El asalto al reclusorio de Ciudad Juárez, los combates en Tamaulipas, Veracruz, Sinaloa, Guanajuato, Michoacán, Zacatecas, y etc., el asesinato de funcionarios públicos, la lista creciente de ejecuciones y desaparecidos, son los datos iniciales de este 2023; en contraste siguen circulando los videos del desfile navideño organizado por conocido cártel en uno de los barrios céntricos de Guadalajara.

¿Qué falta a las fuerzas públicas?, ¿armamento efectivo?, ¿capacitación adecuada?, ¿inteligencia de seguridad?, ¿manuales de escape?, ¿mejores chalecos antibalas?, ¿voluntad? A como van las cosas, cualquiera pensaría que los únicos policías que pueden ejercer con seguridad su oficio son los que pone la delincuencia en tan crecido número de municipios.

El asalto al reclusorio de Juárez fue también un descubrimiento para las propias autoridades que ignoraban la existencia de celdas "vip" en dicho centro penal, algo que desde luego sucede no solamente ahí, pero que ningún funcionario puede cambiar pues le costaría la vida y las cosas seguirían igual. Además, no es la 1a. vez que un comando fuertemente armado asalta un reclusorio, lo mismo han atacado alcaldías que cuarteles para demostrar quién manda en este país.

Los constantes combates que se libran en diversos estados son precisamente eso, combates similares a los que ocurren cuando un país está en guerra y las batallas se suceden por diversos puntos generando partes que informan de bajas o de prisioneros hechos en campaña.

Cuando la noticia es que tales o cuales funcionarios o ex funcionarios han sido ejecutados, dadas las circunstancias en que vivimos desde hace ya varios sexenios, surge la duda razonable: ¿los mataron porque no quisieron colaborar, o porque traicionaron acuerdos?

Las ejecuciones imparables y algunas de ellas francamente ostentosas, revelan una y otra vez la existencia de un doble estado en México del que tanto se ha hablado pero que no ha hecho sino consolidarse.

Y es así que comenzamos el año 2023 sin respuestas, sin soluciones, sin planes estratégicos eficientes, mientras la clase política se mueve y se revuelca vergonzosamente ante la inminencia de los nuevos procesos electorales, todo mundo quiere un puesto o una candidatura, los mercadólogos trabajan intensamente para generar nuevos recursos publicitarios, nuevos discursos, nuevas y más audaces promesas de campaña, sabiendo que en este país, sometido a la tiranía de una clase política superior a cualquier partido, a nadie se le pedirán cuentas a menos que se porte mal con el sistema, no con la sociedad.

Para probar aún más el aserto, el año 2022 cerró con una jugada política maestra: la reforma electoral pasó en lo que no debería pasar y se atoró en lo único positivo que tenía, la sociedad perdió, y los partidos, todos, ganaron, es decir, el sistema se mantiene fuerte e invulnerable, con marchas y sin marchas. Los partidos lucharon por salvaguardar sus intereses y lo lograron a costa de que el país viera naufragar los suyos. En contraparte y para sorpresa de lo predecible, la Suprema Corte eligió por 1a. vez a una dama como su presidente, mientras que finalmente se logra capturar a Ovidio Guzmán sin que sepamos a qué costo.

Armando González Escoto
(v.pág.2 del periódico El Informador del 8 de enero de 2023).

De repente ni siquiera ver de bulto el juego económico alcanza para decir "vamos bien", pero no importa, porque la interpretación preferida de las gráficas es contundente: en algún momento indefinido del porvenir iremos bien, a condición de no preguntar, ¿qué significa ir bien? ¿Para quién? ¿En dónde? Los indicadores para gloria de los indicadores mismos; la economía va bien, que no haya medicinas, tampoco seguridad, que la calidad de la educación que provee el Estado esté en rango reprobatorio, que las universidades públicas tengan menos presupuesto y que la miseria crezca y el salario no alcance para comprar lo básico, ¿qué le hace?

Y qué importa si en las sesudas disquisiciones académicas de los especialistas en la estadística que con fruición produce la economía no aparece la calidad de vida de las mujeres y los hombres concretos y su trabajo (hecho a pesar de lo que sea y de quien sea), quienes al cabo son los que mantienen andando el tren económico.

Un Estado, es decir, el gobierno de ese Estado, luego de un letargo que ha costado vidas, que ha roto comunidades y ha puesto en entredicho el pregonado imperio de las leyes, decide mostrar que las atribuciones que le conferimos pueden ser capacidades, y a golpes de bayoneta, de balas de grueso calibre, de un copar una ciudad, captura a un connotado criminal sin reparar en los costos para las personas, para la sociedad.

Miren, se antoja celebrar: el gobierno que dimos a nuestro Estado decidió desquitar el sueldo, honrar la Constitución y dotarnos de lo principal: seguridad, a lo que había claudicado.

Otear a la distancia tiene ventajas que sólo se notarán si somos capaces de ver las partes, pequeñas y grandes, que componen al todo. De lo sucedido estos días en Sinaloa hay que reconocer lo justo: que se hizo, pero también sus implicaciones: la intervención armada en Culiacán desmiente las afirmaciones de al menos los últimos 3 años.

Resulta que el crimen organizado tiene podridas porciones grandes del suelo patrio y lo que hay sobre ellas; es mentira que en seguridad pública vayamos bien, si las fuerza armadas del Estado levantan el

tapete, como lo hicieron, las cucarachas pululan a placer y son agresivas; que el Jefe del Estado use el dinero del erario, al menos una vez a la semana, para festinar que, y es un ejemplo, los homicidios dolosos bajaron un punto porcentual es ridículo, es criminal, las imágenes de los acontecimientos de la semana pasada derrumban el afán por ver y evaluar a la Tierra, al país, desde alguna remota estación espacial; y aquello de "abrazos y no balazos" no puede sino mover a risa, sí: luego de Culiacán nos enteramos de que el presidente tenía su telescopio -antiguo de por sí- apuntando al planeta equivocado y, además, no le había quitado la tapa al lente.

Augusto Chacón
(v.pág.3 del periódico El Informador del 8 de enero de 2023).

Durante décadas la población mexicana ha venido disminuyendo el ritmo de su crecimiento, pasamos de tener 4 hijos promedio por pareja a menos de 2 en solo 3 décadas y la edad promedio ahora ronda los 26 años. Somos un país joven con población estable, una circunstancia única en siglos. Esto trajo una disminución de la migración hacia los Estados Unidos y ahora mismo nos estrenamos como una nación que tiene una incipiente, pero constante ola de inmigración.

Como quiera que sea, se ha formado una clase media mexicana, que si bien es aún pequeña en relación con el tamaño del país, debido a la enorme desigualdad, se ha convertido en un motor de desarrollo efectivo que además, recibe continuamente el impulso de un flujo importante de remesas de parte de una población de más de 20 millones de mexicanos activos en Estados Unidos, cuya importancia para México es cada vez mayor en todos los sentidos.

Los desafíos en materia de seguridad y respeto al Estado de Derecho constituyen las barreras más complejas de superar, y sin embargo, al convertirse en un problema de alcance regional exige respuestas también conjuntas. El caso del fentanilo y el tráfico de armas es el caso más evidente.

Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
(v.pág.2 del periódico El Informador del 15 de enero de 2023).

Estamos perdiendo el alma de México. Nuestro civismo, la solidaridad que fue por décadas distintivo de la mexicanidad, se han evaporado.

Nuestra decencia se pudre.

Sorprende la reacción a 2 hechos terribles de diciembre. El atentado salvaje contra Ciro Gómez Leyva generó el ataque contra la víctima de los seguidores del oficialismo. Terminaron acusando a las oposiciones del ataque para desestabilizar al régimen o, mejor aún, un autoatentado. Por las mismas fechas, falleció el gobernador de Puebla, debilitado por una larga y penosa enfermedad. Estalló el festejo de los opositores por su deceso. La muerte del adversario, un ser humano, convertida en celebración.

¿A eso hemos llegado?

El país se paralizó el 5 de enero. El ejército mexicano había detenido a Ovidio Guzmán en Sinaloa. Culiacán fue sitiada, literal, por hordas del crimen organizado. Pero en medio de ese clima de terror y muerte, decenas de personas salieron a saquear comercios. Había que aprovechar la ausencia de ley. Las escenas de familias, con mujeres y niños robando, vino a complementar el cuadro siniestro de lo que somos.

5 días después, el 10 de enero, el Cata Jiménez, un jugador del equipo de futbol Cruz Azul, le organizó una fiesta de cumpleaños a su hijo de 12 años. La temática: el Chapo Guzmán. Los niños se disfrazaron de narcos, empuñaron armas de plástico. Jugaron a ser sicarios.

Hay juegos que matan por dentro.

¿La respuesta del club y de la liga? Lo reconvinieron de palabra. Que siga la fiesta.

Hemos dejado secar los árboles de la vida para cultivar, todos los días, cempasúchil. Todo el país es un gigantesco altar de muertos.

La Virgen del Tepeyac ha sido sustituida por la Santa Muerte y el país que cantaba a revolucionarios hoy ofrece corridos a los narcos.

No busquen responsables en ningún sitio, salvo en el espejo. Somos nosotros. Quienes hemos permitido la devastación de la educación, poblado al país de familias rotas, volteando la vista para no mirar la agresión permanente a nuestras mujeres o ante quienes pervierten a nuestra infancia.

Habría que tomar en serio lo que ocurre. Habría que refundar la escuela mexicana y reconectarla con los hogares. Habría que retomar el civismo como tarea urgente e imprescindible.

La sociedad tiene que asumir un papel protagónico en el rescate de México para convertirlo en un país en donde la decencia, la honradez y el decoro dejen de ser palabras vacías.

O lo hacemos ya, o viviremos para lamentarlo.

Fernando Vázquez Rigada
(15 de enero de 2023).

Hubo un tiempo en que se decía que México estaba sobrediagnosticado, que no era por falta de estudios o radiografías que el país no saliera de sus problemas, que no avanzara como debía o podía: por una clase política sin compromiso y al servicio, en general, de las élites, ese conocimiento quedaba en eso, en diagnósticos que sólo se apilaban.

En la elección de 2018 la mayoría votó por un modelo que desdeña esos diagnósticos de expertos, académicos, intelectuales y, por supuesto, think tanks. En su gobierno, AMLO ha sido fiel a ese desprecio.

Por tanto, si un momento reclama diagnósticos es el actual, cuando tras la pandemia, por un lado, la crisis económica, y por otro, la deliberada desarticulación institucional -incluida la inoperancia por la llamada austeridad- el país no tiene hoy del todo claro cuál es el estado de la nación.

Salvador Camarena
(v.pág.4 del periódico El Informador del 19 de enero de 2023).

La libertad que disfrutamos es plena, dicen algunos gobernantes. Es tanta que ellos mismos pueden, desde el poder que detentan, ejercer la que se les antoja según la conciben, sin que al hacerlo alguien ajeno deba tomar en cuenta que es el poderoso quien alude, directa o indirectamente, a su libertad y a la nuestra; relativizan su libertad con la de las y los ciudadanos: la nuestra es un kimono de seda tejido con hilos de plata, la de ellos es una coraza de acero a prueba de balas, de leyes y ética, lo que claman es su libertad de expresión es una colección de prístinas amenazas. Lo que aseguran es nuestra libertad sin más límites que los legales y la de los demás, se mide en la cantidad creciente de mujeres y hombres desaparecidos, en las fosas clandestinas, en los retenes, en la extorsión, en el yermo amenazante que son los espacios públicos y la relación con quienes gobiernan, no en contraste con la libertad de los gobernantes, lo que la gente pierde de libertad de tránsito lo valoran enfrentado con su libertad de decir según les conviene y aferrados al relativismo de moda -claudicación moral e intelectual- variante del "qué tanto es tantito": mejor que antes. Quizá -admiten de pronto- quizá estamos mal, pero mejor que antes (tenemos carreteras renovadas y conferencias mañaneras). Este antes es de una elasticidad pasmosa: igual apunta al día previo, al sexenio anterior que les venga bien, o a la época de los bandidos que asolaban los caminos de la Nueva Galicia, la de la Santa Inquisición o la de los edictos del rey de España.

¿Estamos seguros en relación con lo que dice la Constitución y con los impuestos que el gobierno colecta? ¿Somos libres en relación con las aspiraciones que se volvieron teóricamente accesibles gracias al sacrificio de tantas y tantos? Y las 2 categorías, seguridad y libertad, ¿están en relación con la república de mujeres y hombres iguales ante la ley a la que decimos pertenecer? No estamos mejor que antes.

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 22 de enero de 2023).

A diferencia de lo que fueron los primeros años del gobierno de la 4T, donde las ocurrencias en las decisiones económicas metieron en apuros al sector productivo, ahora el gobierno de López Obrador ha entrado en una etapa menguante que ha reducido su margen de maniobra.

Ahora es muy complicado que el señor Presidente se saque de la manga iniciativas como las que aventó al país en sus primeros años.

Su poder se ha visto rasurado al perder batallas como el freno a su reforma electoral original, el rechazo a su ministra favorita para presidir la Suprema Corte y también por el deterioro en la imagen de su consentida para ser su sucesora, que está haciendo crisis por los problemas del Metro de la CDMX y demostrando que si bien puede ser una buena aldeana está muy lejos de tener los tamaños para hacerse cargo del país y del rimbombante proyecto de la 4T.

Se ha quedado corta.

Tal parece que por 1a. vez en mucho tiempo el país podrá fluir sin la injerencia de los grupos políticos que tanto lo han dañado.

Pablo Latapí
(v.pág.2 del periódico El Informador del 26 de enero de 2023).

Un país grande, 2 millones de kilómetros cuadrados. Poblado por 130 millones de personas. Contiene muestras extensas de casi todos los paisajes, desérticos, costeros, montañas, selvas, y una biodiversidad riquísima. Su cultura, de las que se llaman "nacionales", es en realidad el añadido de una pluralidad de culturas que representa a muchos grupos sociales y etnias. Un país grande que mirado desde los libros de Historia puede emparejar el orgullo por su devenir, con sus guerras de conquista, sus revoluciones, sus debates ideológicos, las artes que ha prohijado y sus anhelos de libertad y justicia, con el que pueda sentir la patria que sea.

Un país mínimo por la calidad de su vida política contemporánea, la que animan las mujeres y los hombres de la política según su entender la política. La desigualdad es un rasgo de ese país; su sociedad comprende a unos pocos que se codean con los más ricos del mundo, y también a niñas, niños, mujeres y hombres, muchos, cuyos modos de vida se pueden equiparar con los de los más pobres del planeta.

Tiene entre sus comunidades gente que recibe dinero de Estados Unidos mediante tecnología de avanzada y un número vergonzoso de sobrevivientes que se afanan en las ciudades y en los pueblos por hacer que caigan en sus manos tendidas, conforme a una práctica milenaria, algunas monedas para poder comer.

Un país que pregona haber abolido la esclavitud y voltea para otro lado para no ver pasar los jornaleros nómadas que por toda su geografía se enganchan con patrones temporales que los tratan como siervos. En él, ser mujer, tener la piel oscura o ser residente de las periferias significa ser ajeno a las oportunidades para progresar.

Un país cuyos contrastes lo tienen permanentemente en tensión y que para no romperse depende de fomentar inmovilidades: los privilegiados pugnan exitosamente por mantenerse así, privilegiados, y el resto se afana, sin conseguir tanto, por abandonar la precariedad. Cuando la tensión ha provocado estallidos se las ha ingeniado, el país, para volver al estado previo: los favorecidos de regreso a lo suyo, con sus fueros intocados (aunque no todos sean los mismos de antes) y los infortunados igual, nomás con el ensueño renovado de que luego de la rebelión una vida mejor les aguarda a la vuelta de un plazo corto. Y se reinstala la tensión, que se relaja de tiempo en tiempo por las dádivas del sistema político que es en sí la inmovilidad máxima.

Cíclicamente aparece un salvador o "seductor de la patria", en términos que el escritor Enrique Serna usó para referirse al dictador de un país como el país del que hablamos. Seductores de la maltrecha, vilipendiada y sin esperanza que se rinde, según la época, ante el que la defiende a capa y espada o con maniobras autoritarias que responden al criterio: te va a doler, pero lo necesitas, soy el único que te entiende, patria; o bien se postra ante el que con diagnósticos certeros ofrece placebos.

Lo que los dichos seductores han usufructuado es su conocimiento de las descritas maneras de ese país; saben que para alzarse con el poder es necesario que el recuento que en sus discursos hagan de la situación debe ser mayormente creíble para su parroquia de referencia, sin dejar de hacer guiños, siempre engañosos, para los otras.

En ciertos periodos las y los cautivados por el héroe en turno han sido los pudientes, en otros, los abandonados por la fortuna, con lo que la tensión prevalece y cada bando se queja según corresponda y de acuerdo con el malestar que les es propio. Desde la agudeza política que distingue a los embaucadores, entienden que en la tirantez y en el cambio aparente, ellos y sus asociados pueden medrar.

El destino, el azar y el qué le va uno a hacer suelen estar al fondo de las explicaciones cuando a la clientela le da por suspirar desalentada. Al cabo, los seductores de la patria no la salvan, sólo fijan el estatus quo y terminan por volverse nombres de calle, de colonia -no llegan a más-, o se tornan residentes del imaginario popular envueltos en la enseña de las leyendas negras.

En las circunstancias correspondientes a 2023, las de ese país con sus evidentes dolencias e injusticias, ¿quién es el enemigo por vencer? El mandatario que se ha rodeado de una fuerza social inmensa a fuerza de estimular una fe que no exige pruebas ni hechos, o las condiciones sociales, económicas y políticas imperantes.

Derrotándolo a él y desentendiéndose de esas condiciones ¿algo cambiará profundamente? Lo más probable es que no, porque quienes ansían ocupar su lugar no muestran un talante ético, político y conocimientos que los hagan sustancialmente distintos o ajenos al sistema, y quienes desde la tribuna están asustados, indignados y hasta enojados por el "mal gobierno" que padece ese país, no miran sino a la contienda que concluya defenestrando al nefasto: personalizan el análisis y dejan los problemas que enfrentan para ser atendidos después, cuando el malo de la temporada salga y puedan hacerle saber que el que ríe al último ríe mejor... aunque la risa sea nomás porque termine un mal periodo presidencial, uno más, sin entender que los males endémicos y la inmovilidad del sistema únicamente acarrearán gobernantes similares, sino idénticos. Un país grande metido por la fuerza de la inercia dentro de un país mínimo.

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 29 de enero de 2023).

Hace unos días sucedió, en nuestras narices, un hecho verdaderamente ominoso: 4 jóvenes, 3 mujeres y un hombre, fueron asesinados a unos kilómetros de Guadalajara. Aquí, en nuestra tierra; no en Ucrania ni en Perú, vaya, ni un enajenado disparó en contra de inocentes en una ciudad norteamericana. Fueron masacrados en la carretera de Colotlán a Tepetongo, la cual une Jalisco con Zacatecas -por cierto, "gobernado" por el hermano del senador Monreal, quien aspira a la Presidencia de la República-. ¿Cuál fue su delito? ¿Cuál el agravio que pagaron con sus vidas? ¿Qué hicieron? Necesitamos una explicación clara y contundente.

He buscado en las redes, medios de comunicación e incluso, en el comentario de la calle, signos mayores de preocupación, convocatorias a manifestar nuestra indignación y enojo. La respuesta, salvo algunos editoriales de reconocidos periodistas, es apenas perceptible. ¿Dónde los partidos políticos? ¿Dónde las organizaciones civiles? ¿Dónde la Universidad de Guadalajara, convocando a la comunidad universitaria para defender a la sociedad? ¿Dónde la Cámara de Comercio o el Consejo de Cámaras, otrora voces que con autoridad moral se hacían escuchar? ¿Para qué los miles de militares disfrazados de guardia civil que nos ha enviado el gobierno "federalista"? ¿Qué haríamos si las víctimas fueran nuestros familiares o amigos? ¿Acaso nos hemos convertido en clanes que sólo reaccionan cuando ven afectados sus intereses? ¿Vivimos las consecuencias del egoísmo en el que nos hemos perdido? ¿Son estos los efectos de un Gobierno que alienta la confrontación ciudadana, protege la existencia de grupos delincuenciales y favorece la impunidad?

Mientras sigamos esperando que alguien venga a resolver los problemas que nos afectan, seguiremos abonando nuestras desgracias. No podemos continuar evadiendo nuestra responsabilidad, escondiéndonos en el argumento de que es el gobierno quien tiene la obligación de proteger a la sociedad. De eso no hay duda, para eso la Constitución le autoriza el uso de la fuerza, la violencia institucional, para eso las fuerzas armadas pagadas con nuestros impuestos. Pero ¿qué sucede si el gobierno, por ineficiencia, incapacidad, incompetencia o complicidad, es omiso en su obligación de protegernos?

No podemos esperar milagros. Valga lo anterior para preguntarnos qué estamos haciendo o qué podemos hacer para evitar que la indiferencia de la sociedad desemboque en escenarios poco deseables o, incluso, aterradores. No se trata de alentar la confrontación, sí de hacer conciencia para encontrar caminos que permitan reconstruir el tejido social. Debemos repavimentar la carretera de la civilidad responsable, aunque tengamos puntos de vista diferentes, el problema es de todos.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.3 del periódico El Informador del 30 de enero de 2023).

Urge recomponer al país, el Estado es omiso a muchas de sus obligaciones y se ha dedicado al autoritarismo, la militarización y la mentira.

Daniel Rodríguez
(v.periódico El Informador en línea del 1o.de febrero de 2023).

La agenda electoral nos apabulla. Los intereses partidistas, de grupos e individuales, secuestraron, literalmente, la vida pública del país. Las autoridades en general, desde la Presidencia y hasta los municipios, pasando por las cámaras de diputados y senadores, además de los congresos locales, centran su atención, esfuerzos y la mayor parte de sus estrategias, en la contienda electoral 2024.

Este anticipado proceso electoral, que el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador adelantó y que amenaza con desbordarse, particularmente en Morena, está convertido en un tsunami que distrae la atención de quienes debieran ocuparse de lo que los ciudadanos más reclaman: seguridad, fortaleza de la economía, salud, educación y medio ambiente.

Pero no es sólo que los funcionarios públicos están desesperados y ocupados en formar parte de un grupo que se sume a alguna de las "corcholatas", o que calcule qué posibilidades tienen quienes se "destapan" en las redes sociales, que declare abiertamente su fidelidad y unión a alguno de los liderazgos que pueden ganar elecciones locales; sucede además que el grueso del presupuesto público se condiciona para beneficiar a quienes apoyan a la causa, directa o indirectamente.

Se podrían grabar series televisivas con las historias de los alcaldes que no tienen recursos económicos para el gasto público regular y menos para obras importantes, porque sólo pueden ser beneficiarios del apoyo estatal o federal si garantizan su apoyo político para la siguiente elección.

Lo más grave es la determinación corroborada por el gobierno federal y sus aliados en las cámaras legislativas, de aplicar la reforma electoral o el llamado "Plan B", que cambia 4 legislaciones que nos regresan a etapas superadas. Es un franco retroceso que encima de todo, es presumido como un triunfo de ahorro económico.

En este sentido, el debate que se inició desde que López Obrador comezó su gobierno es el costo de las elecciones y de los sueldos de los altos funcionarios. Su batalla ha sido inútil para reducir los sueldos de los consejeros electorales como Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, los 2 grandes "demonios" en su discurso. Y lo mismo pasa con el poder judicial y los ministros de la Suprema Corte, igual que sucede con otros organismos y puestos gubernamentales.

El punto es que no han podido, con reformas aprobadas y todo, reducir los sueldos que ofenden a la población, pero se pretende reducir el costo democrático en diferentes órdenes con la simple aplicación de la guillotina presupuestal.

No existe el razonamiento ni la argumentación. Sólo hay discurso electoral.

Ante la preocupación de los consejeros del INE (todos, incluidos los que fueron impulsados por la administración de López Obrador), que advierten la inminente reducción de personal para organizar la elección presupuestal de 2024, la respuesta sigue siendo populista y simplona: se gasta menos.

El riesgo se hace más grande conforme pasan las semanas.

El proceso electoral se acerca rápidamente y el último "laboratorio" serán las elecciones de Coahuila y el Estado de México.

El aparato federal y particularmente el discurso presidencial no aceptan freno ni limitación de las autoridades establecidas.

Parece que el país va por una vía en la que sólo importan las elecciones. Todo lo demás es sólo la manifestación de los adversarios que están contra la transformación.

Jorge Octavio Navarro
(v.pág.3 del periódico El Informador del 1o.de febrero de 2023).

Los militares siguen acaparando poder. Su papel en la República ya no es el de las leales fuerzas armadas al servicio de las instituciones, hoy son un jugador, cada día más importante, en el ejercicio del poder público y económico. El "pueblo uniformado" como los llamó el presidente en una no por cursi menos significativa metáfora, hoy es poder uniformado.

La justificación para darle juego a las fuerzas armadas en el gobierno obradorista pasó de la mano de obra barata (el sueldo de los soldados ya está devengado, mejor ponerlos a construir), a controlar instituciones porque "son los únicos honestos", como si en las fuerzas armadas no hubiera corrupción, y finalmente son un actor político que está con la transformación. No es menor, como lo señaló el ministro en retiro José Ramón Cossío, que ahora los militares ocupen en el protocolo el lugar de los poderes de la República. El presidente prefiere flanquearse de los secretarios de Defensa y Marina que de los representantes de los poderes legislativo y judicial.

Las fuerzas armadas ya no son las de antes de 2018. Hoy tienen un peso distinto y una relación diferente con el poder. El gran riesgo para las instituciones militares es la corrupción. La rebanada del pastel que tienen en sus manos es mucho mayor, y la posibilidad de que se corrompan también. La corrupción no es un asunto de buenos y malos, sino de sistemas, pesos y contrapesos. Los que manejaban las aduanas no nacieron malos. Si se desarrolló la corrupción fue porque alguien vio la oportunidad, el sistema se los permitió y cuando lo hicieron nadie los castigó. Si de algo podemos estar ciertos es que, si no cambiamos los sistemas, la única diferencia entre los civiles y militares es que la corrupción cambiará de manos. La Guardia Nacional no será menos corrupta que la Policía Federal si no aseguramos una forma de control y vigilancia; hoy tenemos menos control de lo que sucede en este gran cuerpo policial de lo que teníamos antes, que ya era poco. Tener el control del espacio aéreo significará más poder y dinero en una institución sin contrapesos. Darles voz y voto a los militares en el Consejo de Ciencia y Tecnología les permitirá meter las manos en las universidades.

El presidente sabe muy bien a qué juega. Mientras en los poderes de la República lo que encuentra es contrapesos e intereses cruzados, en las fuerzas armadas tiene lealtad asegurada. El problema es que esa lealtad hoy tiene además un interés específico expresado en dinero o en poder. El único contrapeso a los empoderados militares que rodean al presidente está hoy dentro de las mismas instituciones de las fuerzas armadas; los mandos desplazados o que simplemente no están de acuerdo con el nuevo papel que se les ha asignado en la administración pública y en la vida democrática. De ellos depende en gran medida que algún día podamos regresar a los militares a sus cuarteles.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 10 de febrero de 2023).

Muchos más problemas tiene ahora nuestro pobre país. Uno más acaba de crear López al entregar a los militares el control del espacio aéreo nacional. Ahora el Ejército está en el cielo, en la tierra y en todo lugar. La creciente militarización de México debe preocuparnos, pues cada vez las fuerzas armadas adquieren más espacios -aunque no tantos como los que ocupa el narco-, y suplantan a los ciudadanos en diversos campos de la actividad. Imposible será después que renuncien a lo mucho que AMLO les ha dado más allá de las atribuciones que la ley constitucional otorga a la milicia. El caudillo de la 4T está militarizando a México. ¿Qué plan tiene? ¿Cuál es su propósito al dar tantas prebendas a los militares? Imposible saberlo, pero la historia de los países de América Latina muestra que quienes se han erigido en dictadores han buscado siempre el apoyo de los militares, o éstos se han alzado con el poder cuando la coyuntura se presenta. Incumplida, como la inmensa mayoría de las promesas de López Obrador, quedó la de hacer volver al Ejército a sus cuarteles. Contrariamente el país se está pintando de verde. Y no por los árboles, sino por la presencia ubicua de los uniformes. Muchas cosas buenas debe el país a las fuerzas armadas, pero el hecho de asumir funciones que a los civiles corresponden no es una buena cosa.

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 10 de febrero de 2023).

El reporte "Situación de la Iglesia Católica ante la violencia", elaborado por el Centro Católico Multimedial, refiere que México es el país más peligroso para ejercer el sacerdocio en América Latina.

En los últimos 3 sexenios se han registrado más de 50 homicidios de sacerdotes.

(V.primera plana del periódico El Informador del 12 de febrero de 2023).

Algo preocupante está sucediendo frente a nuestras narices. Una gran cantidad de jóvenes está emigrando hacia otras naciones y no son, como antaño, los físicamente mejor dotados, destinados a trabajos marginales. No; son los más sobresalientes y capaces quienes se están moviendo hacia otras regiones del mundo. ¿Las razones? Hoy los mercados de trabajo de los países desarrollados están abiertos para las mejores inteligencias, vengan de donde vengan, y además están muy bien remunerados. Si juntamos las deficiencias del sistema educativo, la precariedad de oportunidades que ofrecen un futuro incierto en el mercado de trabajo nacional y el ambiente de confrontación que se ha venido propiciando en el que se descalifica la riqueza, el conocimiento y el esfuerzo, el rompecabezas cobra sentido.

Una nación necesita a los mejores para su desarrollo y, lamentablemente, en nuestro caso nos estamos vaciando de talentos, de amor y de compromiso para lograr altos niveles en nuestra calidad de vida. ¿De qué nos sirve tener a algunos de los empresarios más ricos del planeta si lo que necesitamos es tener miles de emprendedores que generen trabajo y compartan dividendos? ¿De qué sirve un sistema educativo dirigido por una persona cuya mayor cualidad es la lealtad al presidente y no su calificación profesional? ¿De qué nos sirve un sistema para la formación de recursos humanos en el que se privilegia la trampa para pasar de grado, la indolencia en los alumnos y la "tiendita" en los centros escolares? ¿Dónde el mérito, la cultura del esfuerzo y el premio al talento y a la creatividad?

Instituciones superiores como el Colegio de Jalisco ofertan plazas de trabajo para las que exigen alta preparación y experiencia y, en contraparte, ofrecen salarios miserables. Claro, no es culpa de quien las dirige: en este país, la cultura es un subproducto al que se le destinan presupuestos míseros. Mientras tanto, a ciencia y paciencia de nuestras autoridades, la fuga de cerebros continuará. Pobre México.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.3 del periódico El Informador del 20 de febrero de 2023).

Ya no se ve tan seguro que un discípulo de la 4T nada más por serlo ocupe la silla presidencial.

Han perdido mucho y siguen perdiendo.

Y lo que más o menos les ayuda un poco es que las oposiciones, que son muchas, no se ve cómo pueden unirse y ganar legitimidad moral cuando quienes levantan la mano tienen historias que los convierten en impresentables, aunque sea por el simple hecho de haber pertenecido a alguno de los partidos que ya fueron poder, el PRI y el PAN, y haber quedado a deber además de ser hartamente manchados por casos groseros de corrupción.

La propuesta de hace unos días del ex presidente Felipe Calderón es clara y prometedora, unir a todos los partidos de oposición alrededor de candidatos ciudadanos y empujarlos desde la fuerza de las clases medias. Pero esa propuesta por venir de Calderón se ha desbarrancado sola al simplemente recordar la grosera corrupción que acompañó tan sólo su famosa "Estela de Luz" en Paseo de la Reforma en la CDMX y esta misma semana el veredicto de culpable por cargos de narcotráfico y asociación con los cárteles de las drogas de su hombre fuerte en temas de seguridad, Genaro García Luna.

No hay cómo ayudar a Calderón.

Y la marcha del próximo domingo, convocada alrededor de la defensa del INE y que esperamos que nuevamente sea una gran presencia de la clase media en los temas de la política nacional es un movimiento acéfalo, y quien pretenda encabezarla estaría prácticamente descalificado por venir o de partidos políticos que ya tuvieron su oportunidad y la desperdiciaron o de organismos o empresas que en su momento jugaron papeles dudosos en el desempeño de esos gobiernos.

Si hace 6 años se veía con mucha claridad que finalmente López Obrador se perfilaba como el casi seguro candidato ganador, en este momento el panorama es totalmente incierto y eso significa que cualquier cosa puede pasar, o que finalmente pase nada.

Pablo Latapí
(v.pág.3 del periódico El Informador del 23 de febrero de 2023).

En el fondo, sin embargo, las cosas siguen no sólo iguales, sino peores. La delincuencia organizada crece frente al gobierno desorganizado, y una errada política permite que el crimen se apodere de vastas porciones del suelo mexicano, y que en muchas partes del país los ciudadanos deban pedir permiso a los delincuentes para poder vivir y trabajar. Mientras eso sucede, las instituciones autónomas y los periodistas independientes sufren las amenazas y el hostigamiento del autócrata. De ahí la importancia de las manifestaciones que tendrán lugar el próximo domingo 26. No son concentraciones de acarreados como los que abultan las demostraciones de López Obrador. Son expresiones de ciudadanos libres que salen de sus hogares a fin de preservar la libertad, la democracia y la legalidad. Participar en su defensa es contribuir a salvar a México de los males que derivan del populismo, la demagogia y el absolutismo dictatorial.

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 23 de febrero de 2023).

Sería un error pensar que la garrafal destrucción que México sufre es atribuible a un solo hombre. Hay, cuando menos, 3 tipos de colaboradores.

1o., están quienes lo son involuntariamente, quienes creen en el "proyecto" por una mezcla de inocencia, ignorancia o idealismo.

Ese es el caso de funcionarios como Rocío Nahle, quien ha despedazado el sector energético por su incapacidad y extrema incompetencia, más que por mala fe.

También está el de otros como Bartlett. Es difícil saber si su complicidad se debe a su rancia ideología o a su monumental mezquindad. Quizá se deba a ambas.

La 2a. categoría es, por definición, la más inexcusable. Ahí están quienes entienden bien el daño que hacen. Tal es el caso del ministro Arturo Zaldívar, quien presidiendo la Suprema Corte de Justicia olvidó ser el contrapeso que México exigía.

Al ahogarse en un marasmo de ego y aquiescencia quedará reducido a una nota de pie de página en un ruin capítulo de nuestra historia. Qué decir de Hugo López-Gatell.

Es imposible que quien fuera jefe de residentes en el prestigioso Instituto Nacional de Nutrición e hiciera estudios de postgrado en Johns Hopkins, una de las mejores escuelas de Salud Pública del mundo, no entendiera que ponía en riesgo la vida de millones de mexicanos al avalar la importación de vacunas "patito", al hablar contra el uso de cubrebocas en plena pandemia o cuando dijo que el presidente era inmune al Covid por su "superioridad moral".

No lo fue.

Él sólo merece el calificativo de asesino y debe estar tras las rejas. Ojalá algún día lo esté. Cabe señalar que otros mantuvieron la dignidad, rehusándose a ser comparsas de la farsa, como Carlos Urzúa, quien duró poco en la Secretaría de Hacienda y volvió a un papel recatado en la academia.

Pero nosotros ocupamos la 3a., y más destructiva, categoría de complicidad. Nuestro silencio es el colaborador más pernicioso.

En nuestras narices se pretende demoler un sistema democrático que regresaría los procesos electorales a las manos de gobiernos que se perpetuarían en el poder sin nuestra venia.

Si quienes apoyan a Morena entendieran el peligro que enfrentamos, lo objetarían.

Hoy tienen en el timón a un mandatario con el que simpatizan, pero pronto podría estar ahí alguien que rechacen y habrán permitido que se dinamitara el puente que los llevó al poder, dejándolos sin alternativa de retorno.

El Plan B ha sido aprobado en el Legislativo y sólo la Suprema Corte puede detenerlo.

Ésta, afortunadamente, es presidida por una mujer que, hasta ahora, ha demostrado su verticalidad, la ministra Norma Lucía Piña.

El ministro Alberto Pérez Dayán ya puso el ejemplo al "congelar" la 1a. fase del plan. No me cabe duda de que otros ministros se pondrán del lado correcto de la historia. Pero nos toca a nosotros hacer acto de presencia el domingo en el Zócalo para recordarles que no están solos, para mostrarles cuánto nos importa la democracia, cuánto queremos que nuestro voto cuente.

Nuestro cómplice silencio ha normalizado demasiado. Hemos sido mudas comparsas de una destrucción imperdonable.

Hemos normalizado las mentiras del presidente, los asesinatos, la creciente influencia de organizaciones criminales -incluyendo su peso electoral-, la militarización y corrupción de nuestras fuerzas armadas que será difícilmente reversible, la devastación del medio ambiente, el uso faccioso de la prisión preventiva, la censura, la devaluación de México en el exterior, la degradación de la salud pública y de un sistema educativo que les ha robado su futuro a millones de niños y jóvenes, el abandono de la ciencia y de la investigación, el abuso de asignaciones directas en la obra pública, la extrema opacidad en el gasto, el despilfarro de nuestros recursos en obras absurdas que se volverán carísimos elefantes blancos y un largo etcétera.

Si permitimos que La Democracia se sume a la lista de víctimas de este gobierno, todo está perdido. La Democracia no garantiza que lleguen los mejores, pero sí permite que se vayan los malos.

Alcemos la voz este domingo.

Todos a las calles el 26.

Jorge Suárez-Vélez
(v.periódico Reforma en línea del 23 de febrero de 2023).

De repente se puede estar en medio, ni en una sociedad claramente enrumbada hacia Utopía, pero tampoco en una en la que la mayoría viva violentada, temerosa y resignada. Una especie de limbo en el que quienes buscan el punto en el horizonte en el que la felicidad sea uniforme y accesible, sin distingos, no están conformes, pero en la brega, más o menos estéril; en tanto que el resto se contenta con el razonamiento: hemos estado peor y hoy son pocas las molestias, o peor: somos todo lo felices que se puede llegar a ser, considerando las circunstancias, las actuales y las históricas, ni para qué moverle, cada cual a lo suyo. Ese limbo, mirado de cerca muestra que la idea de Utopía es narración de unos cuantos y que los males económicos, políticos, de seguridad, jurídicos, sociales se extienden como plaga, con más intensidad entre los pobres, las mujeres, los pueblos originarios, los habitantes del sur y entre quienes viven en zonas rurales. Unos revisan la lista de vinos para la mesa de viandas que tienen dispuesta, en tanto otras, otros no piensan sino en tener comida. Es caricatura de la dicotomía que describe al limbo ¿cuál quiere que cambie y para qué, para quién?

Morar en el limbo ha acarreado una hilera de oportunistas sexenales que medran con la dicotomía, y las mudas que han propiciado son a la baja: recambio de personajes en la parte alta de la tabla socioeconómica, pérdida de lo poco institucional que pavimentaba la ruta de las y los vulnerables hacia la salud, la educación, la seguridad alimentaria, sostenimiento de los esquemas que facilitan y han facilitado desde hace mucho la labor del crimen organizado. Hoy, el oportunista de Palacio ya entendió que 6 años son pocos y que un plazo indefinido es necesario para que un proyecto como el suyo cuaje: instalar, sin oposición, el bien según él lo concibe; hacer sólo y solo lo que le parece adecuado porque tener todos los días un micrófono al alcance, él cree, lo volvió omnisapiente, y a un sabio de semejante magnitud las reglas democráticas estorban, no para dirimir la siguiente elección, sino las por venir.

Aunque la caricatura de una sociedad metida en una jaula mientras el domador blande el látigo y sonríe socarrón podría ser eficaz para echar una pensada a la situación actual, no es suficiente. Hoy sucederá la marcha-plantón que será nacional porque en cada ciudad será única; representará una de las flechas rojas que apuntan a la salida de emergencia del limbo, y aunque eso de que es "en defensa de la democracia" suena bien, es poco concreto: hoy estaremos en las plazas para acercarnos al timón de lo que como ciudadanos nos concierne: la libertad, la justicia, la igualdad, la democracia es el barco que elegimos para navegar hacia ellas. Con todo y lo que el INE representa -un símbolo social y político de 1er. orden-, lo que hoy mostremos será un destello al que los días, los meses y los años siguientes tenemos que añadir otros.

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 26 de febrero de 2023).

GDL Feb/26.

El régimen se burla de los manifestantes, estos -quién lo puede negar- reconocen muy poco la investidura presidencial. La cuerda de la polarización se ha tensado aún más con el arranque del año. En las redes sociales los insultos son cada vez más soeces, las mutuas descalificaciones más arteras.

México ya estaba partido, por supuesto, pero de cara a las citas electorales de éste y el año entrante no hay en el gobierno ninguna intención de soltar el acelerador que polariza, ya no digamos de meter el freno y dejar que sean solo los partidos, sin intervención presidencial, los que disputen el reparto del poder.

El presidente parece confiar en que estos 2 Méxicos seguirán en su división sin que la sangre llegue al río, sin que se desborde la violencia política.

Es buena noticia que no haya habido provocadores en la marcha de ayer, será buena noticia que lo mismo ocurra en el del 18 de marzo, fecha en la que el 85 aniversario de la expropiación petrolera será utilizado para responder a los manifestantes de este domingo. ¿Pero que las marchas discurran sin incidentes significa que hay poco riesgo de ruptura?

Otra manera de hacer esa pregunta es si queda espacio aún para que las crisis del día a día sean analizadas con el fin de conjurarlas, no de aprovecharlas en contra de los adversarios.

¿Niños y adultos sin medicinas por 4o. año seguido es una crisis que se extiende porque el gobierno ve solo un complot en los reclamos de los que se han quedado sin su tratamiento? ¿El cambio de régimen bien vale el padecimiento de esos enfermos?

¿Para ser un buen opositor a AMLO hay que entronizar sin hacer ascos a personas que estuvieron en el centro de estafas multimillonarias en el sexenio anterior? ¿Ser rosa es cerrar ojos ante el juicio a García Luna, pues plantear que urge una revisión made in México de las administraciones panistas es visto como nada oportuno y contraproducente?

¿Queda alguien entre quienes en 2018 prometieron un cambio que sienta pena ajena de una senadora amenazando en la cámara alta con sacar un video íntimo de otra legisladora? ¿Gritar prostituta a una adversaria es parte de la renovación de la vida nacional de los que se pintan de guinda?

El presidente escalará cuanto pueda la gritería y el denuesto. ¿Discursos serenos y argumentados como el del ex ministro José Ramón Cossío serán atractivos para contrarrestar el vendaval que desatará diario Palacio Nacional? ¿O la oposición cederá el protagonismo a voceros más estentóreos e incendiarios?

Difícil coincidir con eso de que a partir de 2024 quien gane podrá hacer que las cosas sean de un tono más moderado, que vuelva la política, que inicie una era de negociaciones.

Lo de ayer exacerba antes que modera el apetito polarizador del tabasqueño. Y los adversarios de éste son reduccionistas y maniqueos.

En medio quedará alguna parte de la prensa y poco más. Ambos lados pretenderán que todo mundo se defina, o guinda o rosa.

Salvador Camarena
(v.pág.4 del periódico El Informador del 26 de febrero de 2023).

¿Qué sigue? ¿Qué va a pasar con todo ese ímpetu?

Sí, de entrada es la batalla por defender al INE, por empoderar a los 11 ministras y ministros de la Suprema Corte para que eliminen el "Plan B" de López Obrador que quiere descuartizar la democracia mexicana.

Pero está claro que la batalla por el INE no es la culminación de este movimiento que 2 veces ha llenado las plazas y calles, y 2 veces ha dejado políticamente herido al presidente AMLO. Porque si López Obrador no puede descuartizar al INE, lo va a intentar la "corcholata" que él decida si ésta gana las elecciones presidenciales. Lo que no pueda Andrés, lo va a intentar Claudia.

Por ello, un aroma subyacente del Zócalo lleno fue: ¿por quién votamos en el 2024 para seguir esta defensa de la democracia? ¿Quién puede representar un gobierno que no descalifique a la sociedad civil, que apueste por el profesionalismo en la toma de decisiones de política pública, que crea en los ciudadanos, que no quiera destruir la democracia después de servirse de ella con la cuchara grande, que invierta más tiempo en pensar en el futuro que en lamentarse del pasado, que gobierne para todos desde el cerebro y el corazón en vez de gobernar para los suyos desde el hígado y el ego?

Si leemos entre líneas, en el fenómeno de este domingo en México la exigencia fue: queremos más y mejor, vamos a dar una mejor y más grande batalla. La ciudadanía salió de la plaza pública llena de un aire de victoria, con la adrenalina de haber triunfado, pero sobre todo con ganas de más. Con ganas de dar una mejor lucha, con ganas de dar la más grande de todas las batallas.

No tendríamos que estar defendiendo hoy la democracia sobre la que se ha construido nuestra historia, ni tendríamos que estar en las calles defendiendo una de las instituciones autónomas más importantes. Tampoco tendrían los grupos minoritarios, uno por uno, que estar saliendo a la calle a defenderse solos de este gobierno. Pero a eso ha orillado López Obrador a buena parte de México, y esa buena parte de México ha resistido con valentía. En política, alguien debe aprovechar esa tracción.

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.2 del periódico El Informador del 28 de febrero de 2023).

La periodista May Anastasia O'Grady advirtió en su columna de The Wall Street Journal que la Reforma Electoral debilita al Instituto Nacional Electoral (INE), lo que podría traducirse en inseguridad en las próximas elecciones, ya que el narcotráfico podría aprovecharse y aumentar el robo de urnas, amenazas y asesinatos contra candidatos que no comulgan con sus planes.

A través de su columna "La amenaza narco a la democracia mexicana", la comunicadora dio un recuento de algunos hechos que se han reportado en votaciones pasadas (2021), como el hurto de urnas por parte de sujetos armados, candidatos asesinados o que se han retirado de la contienda tras amenazas de muerte, así como funcionarios acompañados de escoltas armadas y hasta una cabeza cortada que "rodó hasta un colegio electoral el día de la votación".

Detalló que consultó un informe elaborado con el apoyo de los 3 partidos políticos de oposición -el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD)- en el que, a lo largo de 53 de páginas, se reportan presuntos "actos de terrorismo" perpetrados por los cárteles.

En el documento hay afirmaciones basadas en noticias locales y testimonios en primera persona. En la versión revisada por el WSJ los testigos y autores se mantienen anónimos para su protección. En agosto del 2021 el informe fue entregado a la Organización de Estados Americanos en Washington y reportado a la prensa de México, pero sigue sin ser público.

En sus páginas también se encuentran descripciones de coerción, intimidación y hasta asesinatos realizados con la finalidad de asegurar resultados electorales favorecidos por los cárteles. "18 meses después de la publicación del informe, sigue siendo muy relevante".

De acuerdo con la periodista, en los últimos 4 años el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) han tratado de "eliminar los controles institucionales al poder ejecutivo".

Celebró que se está aproximando el final del mandato del presidente López Obrador; por otro lado, lamentó que a pesar de que dejará el cargo seguirá siendo el líder del partido, por lo que, sin importar quién sea el candidato, si Morena gana las elecciones del 2024 y conserva la mayoría en el congreso, la influencia y agenda de AMLO seguirá presente.

"La gestión presidencial de AMLO, que comenzó en diciembre de 2018, se ha caracterizado por la venganza hacia cualquiera que se interponga en su camino, políticamente hablando. Esto incluye el instituto electoral del país. López Obrador culpa al instituto, conocido por sus siglas como INE, por su derrota en las urnas en 2006. Parece verlo como una amenaza futura".

Mencionó además que la aprobación del paquete legislativo que reforma al INE, conocido como Plan B, habría sido una acción en contra de algunos de sus funcionarios.

Según la voz del WSJ, el Instituto tiene un papel importante en las elecciones y tiene la capacidad de aumentar la participación de la ciudadanía. A medida que mapeó los centros de población, estableció lugares de votación no gubernamentales, reclutó y capacitó a trabajadores el ejercicio cívico habría incrementado.

No obstante, aseguró que las legislaciones sumadas a las acciones del crimen organizado que se han presentado desde elecciones pasadas dejan ver una violencia política y electoral que será definitoria.

Auguró que en las siguientes votaciones habrá supresión de votantes, candidatos y observadores "a punta de pistola", por parte de los cárteles que tienen la necesidad de "controlar el territorio y los funcionarios que no cooperan".

"México no es un estado fallido. Pero las cosas siempre pueden empeorar y lo harán si los cárteles ganan poder político (...) Ahora quiere acabar con el organismo de control electoral, que puede ser una de las últimas líneas de defensa contra un narcoestado", subrayó.

(V.Infobae del 6 de marzo de 2023).

2 Zócalos llenos en menos de 15 días. El 1o. rosa, en defensa del INE y la democracia. El 2o. morado y verde, en defensa de las agendas feministas. La 1a. movilizó a la generación de la transición, la mayoría mayores de 45 años; la 2a. a las jóvenes, a una generación de mujeres dispuesta a romper cualquier techo. Nada tienen que ver con ello los partidos de oposición, que, para citar a un clásico, no entienden que no entienden. Ninguna de las 2 fue tampoco una manifestación en contra de López Obrador. Las 2 son, sin embargo, un mensaje para los partidos y para el presidente.

El mensaje al presidente es contundente: él no rige los destinos de este país. Por más que tenga el monopolio de la enunciación todas las mañanas, no tiene el monopolio de lo opinión, de las conciencias, para usar sus palabras. La transformación del país no es unívoca, tiene muchas agendas y formas distintas de entenderlo. No, los que van a las marchas no son conservadores, como dice el presidente, había de todo en ambas. Lo que sí es evidente es que las mujeres rebasaron por todos lados a un régimen que se dice de izquierda y reproduce continuamente los estereotipos del conservadurismo.

El mensaje a los partidos de oposición es todavía más fuerte: ellos pueden ser la vía, pero no serán quienes dirijan las expresiones de oposición en las próximas elecciones. La movilización está articulada desde la sociedad civil, no desde ningún partido. Mucho menos definirán la agenda que hoy está años luz por delante de cualquier instituto político. Si los partidos opositores optan por candidaturas producto de acuerdos cupulares se van a quedar más solos de lo que ya están.

López Obrador va a llenar el Zócalo el próximo 18 de marzo. Será la 61a. ocasión, según sus cálculos, pero a diferencia de las primeras, ahora, como las últimas 10, será desde el poder. Echará mano de todas las estrategias y recursos que da tener el gobierno federal y la Ciudad de México. Van a mostrar músculo, van a aceitar la maquinaria, pero no van a mover nada más de lo que ya tienen.

El mensaje es claro para los que quieran ser candidatos en 2024, sea por el oficialismo, sea por la oposición. La democracia sí tiene quién la defienda y esa certeza la da el INE como organismo autónomo, no el gobierno en turno. Y, 2o., hoy la agenda pasa por los feminismos. No hay justicia social si no se entiende el papel a las mujeres cuidadoras en la sociedad y que la desigualdad es también un problema de género; no hay justicia laboral si no se revisan temas como brecha salarial en el trabajo, el trabajo doméstico y la doble jornada; no hay procuración de justicia si no se reconoce el reclamo de las madres buscadoras.

Lo que hoy llena el Zócalo y las principales plazas de México es una agenda que nada tiene que ver con la clase política, aunque les duela.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 10 de marzo de 2023).

Sospechan los políticos estadounidenses republicanos que en México la soberanía se comparte entre el gobierno y la delincuencia organizada; no se necesita de mucho talento para llegar a semejante conclusión, la verdad es que esa realidad la vemos todos los días desde hace ya varios sexenios y de manera creciente, hasta parecer que son los cárteles quienes dan a las autoridades civiles el permiso de gobernar.

No dudamos que Estados Unidos esté muy preocupado por el tráfico de drogas y el efecto devastador que está teniendo en los consumidores, lo que seguimos sin entender es cómo, si no han podido ellos mismos impedir el ingreso de los estupefacientes a su propio país, ni mucho menos acabar con los cárteles dedicados a su distribución, crean que pueden venir y hacer aquí lo que no han podido hacer allá.

Ya conocemos el específico tipo de moralidad de los países del norte, y la manera en que sus ideólogos y asesores buscan influir sobre la sociedad norteamericana, peleándose con globos chinos o con secuestradores mexicanos, siempre buscando nuevos "ejes del mal" a los que abatir con las armas de la democracia y de la no democracia. Por supuesto, ni esta ni ninguna otra consideración debe llevarnos al patrioterismo romántico de años pasados, tenemos muy graves problemas en el país y no vemos caminos claros de solución, en cambio sí advertimos las amenazas que se ciernen sobre nuestra comunidad si persistimos en no poner remedio a tantos males.

Armando González Escoto
(v.pág.2 del periódico El Informador del 12 de marzo de 2023).

La inseguridad en la que hoy vivimos en México se debe a que los carteles, cuyo negocio es fabricar y vender drogas, ya ampliaron su negocio al asalto, secuestro, cobro de piso y cuotas para poder comerciar cualquier producto, sin que los cuerpos policiacos y los militares lo impidan.

Este es un grave problema interno que padecemos los mexicanos.

Peeero ahora ya es una amenaza internacional, porque a los carteles se les ocurrió la estúpida idea de fabricar y distribuir en el país vecino una droga que es letal. El fentanilo.

¿Quién fue el idiota que inventó el fentanilo? Si ya los carteles mexicanos tenían el negocio de la exportación de mota y coca y ganaban miles de millones de dólares, ¿para que rayos inventaron una droga que mata? ¡Matar a los clientes es una reverenda estupidez!

Lo único que han logrado estos carteles, es hacer enojar al principal consumidor de sus productos. Y ahora los americanos están ofreciendo, sin costo para nosotros, acabar con los productores de ese veneno.

Peeeero nuestro gobierno se ofende porque "nos van a invadir".

A ver... mi vecino se da cuenta que unos asaltantes me tienen secuestrado en mi propia casa. Llama a la policía para que vengan a rescatarme. Y los rescatistas entran tirando la puerta porque no hay otra forma de salvarme.

¿Esto significa una invasión a mi hogar? ¡Claro que no!

¿Tons de dónde sacan la estupidez de pensar que sería una invasión a nuestro virginal país si las fuerzas armadas americanas apoyan a las fuerzas mexicanas y aniquilan a los carteles que están matando a sus jóvenes?

El flagelo de las drogas es terrible, pero tenemos que aceptar que es una realidad que existe en todo el mundo. No nos hagamos tarugos pensando que el tráfico, la exportación y el consumo de drogas se va a terminar. Los americanos necesitan toda esa droga porque tienen millones de adictos y un desabasto crearía una crisis terrible.

Una cosa es que existan productores y vendedores de drogas que idiotizan y otra muy diferente es que produzcan y vendan drogas que matan.

En muchos países existen vendedores y compradores de drogas. Pero esos carteles no atacan a la población porque pactan con las autoridades y saben quiénes son los asesinos, ladrones y violadores y ellos mismos los borran del mapa. Y solo hacen su negocio de trasiego y discretamente reparten millonarias utilidades con quien sea necesario... Y todos viven en paz, el país sigue progresando y su negocio sigue creciendo.

Los verdaderos enemigos de los mexicanos son los carteles mexicanos que amenazan y extorsionan a la población.

¿Por qué, en vez de envolvernos en nuestro rebozo de Tenancingo y lloriquear, nos adelantamos y somos nosotros quienes pedimos a nuestros socios, que tienen la fuerza letal de defensa más moderna y poderosa del mundo, que nos ayuden a acabar con los carteles que están matando americanos?

Y ahí de paso, que eliminen también a los carteles que están quebrando económicamente al país, aterrorizando, secuestrando y desapareciendo mexicanos.

Si lo pedimos nosotros, ya no sería invasión.

Sería cooperación...

Alberto Martínez Vara
(12 de marzo de 2023).

Hay una parte del país que ya perdimos y que es irrecuperable.

El affaire Matamoros exhibió públicamente que hay regiones geográficas, económicas y emocionales de México que ya no nos pertenecen.

4 norteamericanos cruzan la frontera y son atacados por un comando en céntricas calles de la ciudad fronteriza. Ya es habitual que comandos del crimen organizado se paseen a plena luz del día en zonas concurridas de varias ciudades mexicanas.

Los norteamericanos son "levantados". Ya es habitual que personas relacionadas o no con el mercado de las drogas sean desaparecidas de la vía pública. Son decenas de miles a nivel nacional.

Al darse a conocer el caso, los gobiernos tanto estatal como federal afirman que se trata de una acción de un cártel de drogas, en particular que es el que domina la zona. Reconocen que la zona no la controlan ellos. Ya es habitual que regiones enteras sean dominadas, gobernadas y operadas por el crimen organizado (y por el no tan organizado) con el conocimiento y autorización tácita de autoridades locales y federales. Lo reconocen abiertamente.

Ese es el México que ya no nos pertenece y que ya se ha vuelto habitual.

Habitual, qué fuerte.

Y es irrecuperable.

Lo ha infiltrado todo.

Ni mis hijos ni mis nietos sabrán lo que es "pueblear" o ir a acampar a la aventura.

Ya es muy complicado abrir un negocio en varias regiones sin reportar a los malandros y pagar derecho de piso.

Pablo Latapí
(v.pág.3 del periódico El Informador del 16 de marzo de 2023).

La reforma electoral, mejor conocida como "Plan B", que genera movilizaciones en protesta, nada más natural que se trate de lo electoral; pero también el gobierno de la república entero, frente al incesante fenómeno de la democracia electoral mexicana, y así los gobiernos de los estados y los de los municipios y cómo no: junto con el legislativo y el judicial, todos de frente, de perfil, de espalda y de costado a las elecciones de 2024, históricas, las más grandes, etcétera. Sí, como que se siente que nuestro mero mole como sociedad, si atendemos a las prioridades que marca la clase política, son las elecciones y todo lo que atañe a ellas: del presupuesto a las leyes, de las componendas de toda índole a la vertiente de la democracia que hemos preferido, de los servicios públicos a los beneficios monetarios para las poblaciones vulnerables.

Lo malo es que el mismo "Plan B" desmiente lo anterior: si en verdad nos hemos especializado en el tema electoral y sus afluentes, no sería necesario desmontar radicalmente el sistema ya conocido, que sí funciona, lo que ha creado una crisis institucional, y por eso social y política, una más. El conjunto de modificaciones ya vigentes, que nos tienen con el Jesús (Reyes Heroles) en la boca, además de las movilizaciones, ha provocado foros (el viernes anterior, en Guadalajara, Coparmex, el ITESO y el Instituto Electoral del Jalisco organizaron uno) para tratar de entender o, más bien, para poner en común lo evidente para muchos: la propuesta del presidente y su partido sólo se entienden desde la lógica de conservar el poder para sí mismos, a toda costa, de ahí que los foros y, asimismo, los ensayos, las opiniones, los reportajes, busquen alertar y mostrar que el tal "Plan B" nos pone ante el proceso electoral del 24 como a la entrada del túnel del tiempo: tal vez acabemos en los 80 del siglo anterior, o en los 70, o antes, según el encantamiento del que nos creíamos liberados porque supusimos que las artes para obrar el truco de que en la persecución del futuro siempre terminamos dando vuelta en U, eran patrimonio de los gobiernos del PRI.

El congreso ya hizo su parte como cuerpo colegiado, aprobar el multicitado plan, sabemos que fue la mayoría de Morena y sus palafreneros los que cargan con la responsabilidad culposa. La Suprema Corte de la Nación recién ha sido llamada a escena. El presidente no ha podido, no ha querido ocultar su desazón porque Norma Piña sea la ministra presidenta del poder judicial, entre otras razones porque quiere que las impugnaciones a su reforma electoral sean desechadas. Este mismo afán ha provocado que sostenga a la ministra Yasmín Esquivel, que se mantiene en el cargo porque el primer mandatario la necesita, no el país, no el pacto social representado por la Constitución, y así, la tiene prendida con alfileres que bien pudieron haber usado Plutarco Elías Calles, Gustavo Díaz Ordaz o Porfirio Díaz (mencionados sin orden cronológico porque están de moda los multiversos), alfileres denominados: cinismo, aquí-sólo-mis-chicharrones-truenan, ilegalidad.

Aunque de peores nos hemos levantado, si es que no nos dejamos arrastrar al juego primario de limitar la política a elegir bandería, que ha sido el caldo de cultivo en el que el lopezobradorismo florece y prospera: unos fanáticamente con la parcialidad presidencial, otros fanáticamente con quienes estén en contra del anterior. Porque no estamos sólo ante un cambio legal que afecta a las elecciones de 2024, sino frente a las posibilidades de la libertad de cada cual y lo que con esa libertad pensemos y hagamos como individuos, mujeres y hombres, para edificar comunidades en las que el juego consista en decir, escuchar, crear consensos y tomar un rol activo a partir de esos consensos y las consecuentes modificaciones que el diálogo imponga, una vez que aquellos sean sometidos a la fragua de la realidad.

Para entrenar, podríamos preguntarnos: ¿cómo es que estando tan claro que el "Plan B" es regresivo y violatorio de la Constitución provoque semejante satisfacción en el presidente y sus huestes en el congreso? No es una pregunta fatua, su respuesta seguramente delinea el sistema político mexicano y la parte de él en la que nos coloca. En cuanto a los jueces y a las y los ministros de la Corte, ¿nomás podemos aguardar a que den, ojalá, un buen partido?

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 19 de marzo de 2023).

Ante el desmantelamiento de las instituciones democráticas y la polarización permanente que vive México, el país corre el riesgo de una regresión de carácter autoritario, advirtió el senador por Jalisco de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda.

Lo anterior fue expuesto ayer en la Universidad de Columbia, en Nueva York, donde habló sobre el fracaso de la estrategia nacional de seguridad y la militarización en el país, el cual quedará visibilizado, según el político, "en el 2024 con la prueba de fuego del proceso electoral más grande del que se tenga memoria en la historia moderna de México".

"Un proceso, quizá, con una autoridad electoral sumamente mermada en términos de su funcionamiento y presupuestal, incluso en términos de su capacidad institucional, y con un presidente de la república que en alianza con los militares pone en riesgo la estabilidad democrática de México, porque si no hay certeza de que los votos se van a contar de manera adecuada y no hay contrapesos institucionales al ejercicio de poder tenemos un riesgo", agregó.

En este escenario planteado por el senador, destacó la estrategia fallida de seguridad y militarización donde puntualizó que se triplicó la presencia militar en México al pasar de 52,000 militares desplegados a finales de 2012 a casi 150,000 durante la presente administración.

También recalcó que se triplicaron los homicidios, pasando de un promedio anual de 10,000 en 2006 a casi 40,000 anuales en la actualidad; y resaltó que se otorgaron mayores recursos para las fuerzas armadas. En 3 años, la Sedena ha ejercido más de 350,000 millones de pesos, un promedio de más de 115,000 millones de pesos al año.

Finalmente, ante los estudiantes de la Asociación de Alumnos Mexicanos de Columbia, el senador planteó algunos riesgos que ya se hacen notar frente a la crispación social por la que atraviesa el país: la militarización aumenta la violencia y no funciona para recuperar la paz, socava los esfuerzos por fortalecer las instituciones de seguridad pública, rompe el equilibrio de poderes y vulnera a las propias fuerzas armadas.

(V.pág.7 del periódico El Informador del 21 de marzo de 2023).

Norma Lizbeth ahora está en la conversación de todos: instituciones de gobierno, escolares, religiosas, de derechos humanos, colectivos, entre cada hombre y mujer padres de un niño o niña que puede ser víctima de acoso escolar. La conversación llega muy tarde. Faltaban sólo unos meses para que Norma terminara la secundaria y cambiara su escenario de bullying en la escuela donde estudiaba, pero no le alcanzó el tiempo.

Luego de tolerar el acoso en la escuela, la menor sufrió una golpiza el 21 de febrero pasado a las afueras del plantel donde estudiaba, frente a ella y su agresora un grupo de compañeros registró segundo a segundo el incidente para luego compartirlo en redes sociales en lugar de evitarlo.

Cuando la situación fue identificada por extraños, la agresora salió corriendo del lugar junto con la estampida de los espectadores. Norma volvió a casa, atención médica de por medio, para sobrellevar la recuperación de su nariz rota y las lesiones en la cabeza. Las autoridades escolares resolvieron una suspensión de un mes para la agresora y apoyo en el pago de los gastos médicos de la víctima. No hubo denuncias. No, hasta que el 13 de marzo pasado Norma se desmayó en su casa y al llevarla a recibir atención de emergencia a un centro de salud cercano a su domicilio le notificaron que la menor falleció a consecuencia de un traumatismo craneoencefálico.

¿Qué salió mal? Todo. Simplemente todo. El caso de Norma Lizbeth es uno de esos cuya negligencia permitió la suma de eventos desafortunados que tuvo como consecuencia que la niña muriera.

Norma denunció el acoso de su compañera Azahari a las autoridades escolares... pero no hicieron nada al respecto, lo desestimaron.

Norma acudió a la cita con Azahari afuera de la escuela para arreglar la situación de acoso... terminó con lesiones graves y protagonizando un video que ya no debería circular.

Norma recibió atención médica de emergencia por las lesiones evidentes en su rostro... no se identificaron las lesiones internas pese a que la agresora la golpeó con una piedra en la cabeza y se envió a recuperación en casa.

La agresión de Norma se convirtió en un espectáculo de reproducción masiva. Luego vinieron más videos. Otros niños y niñas hechas un nudo a las afueras de las escuelas, espectáculos videograbados mientras se escuchan voces alentando a unas e insultando a otras. En uno de esos videos se ve cómo una niña termina desmayada sobre la acera luego de golpes y jalones a manos de otra. ¿Cuántos de esos videos hay circulando en redes sociales sin viralizarse? ¿Cuántos más se necesitan para tomar acción al respecto? ¿Y si uno de esos niños o niñas fuera nuestro hijo o hija? ¿Realmente sabemos quiénes son nuestros hijos en la escuela?

Hace un par de meses leí que en Veracruz un niño de 10 años mató a otro accionando un arma de fuego porque le ganó un juego en las maquinitas; niñas de secundaria agrediendo a otras con arma blanca en Saltillo hace unos días. ¿Qué tan dañada puede estar esta generación de niños que no es capaz de entender las consecuencias de sus actos y lo frágil que es la vida? ¿Qué tanto observamos a nuestros hijos y fomentamos la prevención que no reciben en las instituciones escolares? ¿Estamos preparados para eso como padres?

Llevemos a la conversación cómo dejar de normalizar la violencia. Identificar cuál es el protocolo de una institución educativa frente al acoso entre estudiantes. ¿Y cuando se trata de maestros? Lamentablemente no es sino hasta que suceden casos tan mediáticos como éste que se activa la reflexión.

Azahara, la agresora de Norma Lizbeth, fue detenida como presunta responsable y ahora se encuentra internada en una quinta a disposición de un juez de Control en el Estado de México en lo que corre la investigación, que por tratarse de una menor no debe ser mayor a 6 meses.

Nos damos cuenta de que los feminicidas no sólo son hombres y no sólo son adultos.

Gabriela Aguilar
(v.pág.4 del periódico El Informador del 21 de marzo de 2023).

El presidente lo considera incorrecto, pero no lo condena, por el contrario, dice que a él, a su imagen, la han quemado más veces en las plazas públicas. Los dirigentes de Morena justifican la quema de la figura de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, como el resultado de la calentura del momento de éxtasis vivido en el Zócalo, una calentura que, sin duda, comenzó días antes cuando a alguien se le ocurrió hacer la figura en papel maché. Una violencia que comenzó mucho antes, con ataques del presidente en la mañanera, con amenazas en las redes sociales, con la presencia de un espontáneo con un arma de juguete a las puertas de la Corte.

2 adolescentes se pelean a golpes. Una de ellas toma una piedra y golpea a su oponente ante la fascinación de compañeras y compañeros que filman en vivo lo que después le provocará la muerte a la agredida. A nadie se le ocurre que hay que detener aquella violencia, por el contrario, hay que grabarla, dejar registro de la atrocidad, que para eso son las redes, para hacerse famoso subiendo lo más escabroso.

6 mujeres son secuestradas, asesinadas y calcinadas en Celaya, Guanajuato, por un grupo de la delincuencia organizada. A casi una semana del hecho no hay un móvil, un motivo que explique la violencia atroz contra estas mujeres. Sólo explicaciones generales. El hecho no merece mayor importancia para el presidente, que está ocupado en la mañanera dando lecciones de moral a los estadunidenses, recomendándoles que mantengan a sus hijos más tiempo en casa para alejarlos de las drogas. Se atreve a decir que la reserva moral de las familias mexicanas es superior. En su visión idílica del pueblo mexicano no se necesitan políticas públicas para proteger a las mujeres, bastan los regaños de las abuelas y sermones mañaneros.

3 casos brutales de violencia de género, violencia simbólica y fáctica, a menos de 15 días de la celebración del Día de la Mujer que llenó las calles y los medios de consignas, declaraciones y reclamos. La violencia, sin embargo, sigue ahí, goza de cabal salud e impunidad. El machismo cabalga campante. Sí, el presidente llamó la atención a los traviesos que quemaron la figura de la ministra. Sí, se detuvo a la adolescente que mató a su compañera y a algunos de los que mataron a las mujeres en Celaya. Pero nada va a cambiar. Nada, porque nosotros lo normalizamos. Nada, porque las autoridades prefieren olvidarlo pronto, porque los gobernadores y fiscales estatales lo que quieren es salir del problema y de los medios, no entender y resolver la violencia de género. Nada, porque para el presidente son sólo incidentes que no deben desviar la energía de su gobierno del tema principal: la elección del 2024 y su legado transformador.

A menos de 15 días del 8M todos los que de dientes para afuera rechazaban la violencia de género parecen haberlo olvidado.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 21 de marzo de 2023).

No hay todavía un estudio definitivo sobre cuándo extraviamos el rumbo, aunque hay quien teoriza que se debió al docenato de Luis Echeverría y José López Portillo, que nos obligó a normalizar las crisis económicas, pero sería reduccionista ubicarlo como el único factor. El cierre del sistema político también sería otro factor de la ruptura del consenso social, pero tampoco alcanza para explicar el fenómeno en su totalidad y complejidad.

Desde hace décadas los sociólogos vieron cómo los detonantes de la ruptura social y el colapso del orden se encontraban en la anomia que conducía a la anarquía, en los índices criminales crecientes, en la violencia de las turbas o en fenómenos más violentos derivados de la insurrección de las sociedades, que conducían a revoluciones y guerras civiles. La anomia es el punto de partida de la falta de cohesión social, pero ¿cuándo comenzó en México? ¿Por el abandono del Estado en regiones, como las cafetaleras en Chiapas, desde donde surgieron los cuadros indígenas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional? ¿Se empezó a evaporar como consecuencia de decisión del presidente Ernesto Zedillo de destituir a David Garay, jefe de la Policía de la Ciudad de México, por dispersar con violencia una manifestación de la disidencia magisterial, y claudicar por parte del Estado al legítimo uso de la fuerza?

Son preguntas en espera de un estudio sobre en qué momento se nos pudrió México, y aunque ya nos dimos cuenta, no modificamos el camino. Vivimos con tendencias centrífugas cada vez más fuertes e irreversibles donde ya no tenemos un modo colectivo de existencia. Hace tiempo que perdimos la predictibilidad sobre el comportamiento humano sobre la base de expectativas comunes y estables que tiene, como principal característica, la falta de interacción social colaborativa. El contrato social, como en otros países, está roto en México porque perdimos el consenso normativo. De hecho, desde la principal oficina de poder del país, la norma es continuamente atacada y socavada.

La anomia, punto de partida de esta ruptura, es precisamente la falta de normas aceptadas por toda la sociedad. Ni siquiera la unidad familiar se mantiene sólida. Las mesas en los comedores familiares se volvieron campos de batalla privados en la campaña presidencial de 2006 -¿lo recuerda?-, y hay para quienes las cosas no volvieron a ser iguales con sus hermanos, tíos o primos. Incluso padres. La polarización entró a nuestras casas y ya no salió.

En su reciente informe sobre riesgos globales, el Foro Económico Mundial señala que la erosión de la cohesión social, definida como la pérdida de capital social y la fractura de las comunidades, se ha acentuado en los últimos años, llevando a un declive en la estabilidad social, en el bienestar y en la productividad económica. "Una mayor brecha en valores e igualdad imponen un desafío adicional tanto a los sistemas autócratas como a los demócratas, donde las divisiones económicas y sociales se han trasladado a las políticas", agregó.

Podemos guardar esperanza que a partir de octubre de 2024, porque bajo el actual gobierno es imposible, exista la inteligencia, el talento y la creatividad para ir acabando con la anomia, recuperando los valores que nos unen a todos y tratan de establecer interacciones para que comience a funcionar esta sociedad mexicana donde ya no nos reconocemos, e incapacitada para avanzar y apostarle a un nuevo comienzo.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.4 del periódico El Informador del 27 de marzo de 2023).

México se encuentra nuevamente en una encrucijada histórica con su poderoso vecino del norte, y un punto de profunda fricción ha sido el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). A pesar de las discusiones técnicas, existen razones más profundas que explican los enfrentamientos, y lecciones a rescatar para el interés nacional.

La firma del TLCAN fue un hecho histórico no solamente porque fue el 1er. tratado comercial que unía a 3 grandes economías asimétricas, sino porque ha sido uno de los pocos tratados que implica el acercamiento de 2 culturas muy distintas: la anglosajona y la mestiza, la occidental y la latinoamericana, la norteamericana y la mexicana. Su realización significó romper de la noche a la mañana con más de 200 años de desconfianza y conflicto entre México y EUA, trayendo beneficios económicos (comercio), sociales (inmigración), y políticos (alianza). Sin embargo, precisamente la diferencia cultural ha sido la principal debilidad del TLCAN en tiempos de resurgimientos etno-nacionalistas. El politólogo estadounidense Samuel Huntington, en su libro "El Choque de las Civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial", lo advertía en 1996: "...el intento de los Estados Unidos y Canadá de absorber a México en el área de Libre Comercio de América del Norte es un proceso cuyo éxito a largo plazo dependerá en gran medida de la capacidad de México para redefinirse culturalmente de América Latina a América del Norte". Nuestro país, a pesar de sus raíces occidentales derivadas de la hispanidad, tiene una cultura única y distinta, producto del mestizaje, siendo un referente para el resto de la civilización latinoamericana. Por ello, nuestro "fracaso". Peor aún: no solo no nos volvimos más norteamericanos, sino los norteamericanos se volvieron más mexicanos con los alrededor de 35 millones de paisanos viviendo en EUA. Y por ello... Donald Trump.

Muy difícil haber previsto lo anterior. Sin embargo, cometimos la ingenuidad de pensar que la entrada al TLCAN iba a solucionar nuestros problemas. Europa Occidental y Asia del Este, en su trayecto al desarrollo, se enfocaron primeramente en consolidar sus respectivos Estados mediante la construcción y profesionalización burocráticas, abriendo después parcialmente sus mercados a productos extranjeros de alto valor agregado para aprender el "cómo", continuaron con la implementación de agresivas políticas estatales para crear las empresas que copiarían y perfeccionarían dichos productos, y finalmente abrieron sus mercados para competir. En México, simplemente no planeamos: nos abrimos rápidamente al comercio internacional teniendo un serio déficit de burócratas de carrera, imposibilitándonos impulsar políticas de Estado para aprender, copiar, innovar y crear campeonas nacionales que pudiesen competir contra lo mejor del mundo.

La renegociación y expansión de acuerdos comerciales son respuestas que, aunque necesarias, no resolverán el problema estructural que tenemos. Nuestra imperiosa tarea debe ser la construcción de un fuerte y democrático Estado mexicano a través de burocracias altamente especializadas y competentes. En un mundo que nos demuestra constantemente sus peligros, necesitamos un país fuerte representado en un Estado consolidado.

Fernando Nuñez de la Garza
(v.periódico El Informador en línea del 4 de abril de 2023).

Hemos permitido que un empleado público temporal esté destruyendo todo a su paso para cumplir sus caprichos y sueños retrógrados.

Hemos sido una sociedad muy permisiva y la apatía de la mayoría lo ha dejado hacer daños irreparables.

Con más de 150,000 asesinados, más de 800,000 muertes en exceso, decenas de miles de desaparecidos, casi un millón de habitantes se han ido en 4 años.

Cientos de miles de millones de pesos tirados al caño.

Todos los organismos independientes atacados (INE, INAI, etc.).

La administración pública saqueada.

La salud y seguridad por los suelos.

La inversión ahuyentada.

Y sí se podía saber.

No hemos hecho lo suficiente para detenerlo y está rodeado de lo más corrupto e inepto.

El crimen organizado de fiesta.

Nos queda salir a votar en masa, millones y millones en contra de Morena.

(V.Así No Presidente del 8 de abril de 2023).

Se nos quebró la Emoción de la Colmena, si es que existía.

Que yo recuerde Lorenzo Córdova, quien fuera hasta hace algunos días consejero presidente del INE, nunca se declaró enemigo del presidente López Obrador.

Fue el propio presidente el que lo hizo su gran enemigo en la medida en que Córdova como cara visible y cabeza del INE defendió al Instituto de los embates de AMLO y sus partidarios.

Pero nunca hubo nada personal de Córdova hacia López Obrador.

Va quedando claro que la estrategia de AMLO es utilizar su mañanera para fabricarse enemigos formidables, agigantarlos y así tener el pretexto de atacarlos a mansalva desde su tribuna en Palacio Nacional, lo que efectivamente ocurrió cuando Córdova, al dejar el INE en un tremendo error de tiempos, informó que pasaba a ser parte de los analistas de Latinus, la agencia de Loret de Mora y Brozo que el propio presidente ha hecho grande con sus críticas.

Lo mismo hubiera ocurrido si Córdova anunciara que se va al diario Reforma, el otro archienemigo de AMLO, quizás el más citado en la mañanera.

Pero insistimos, es el estilo, fabricar y hacer grandes enemigos, cueste lo que cueste.

Así es como ha dividido al país desde que llegó a Palacio Nacional.

Si bien no éramos un país muy unido ahora lo somos menos, pero ya de una forma visceral.

Y eso también tiene repercusiones serias en el comportamiento diario de nosotros.

Cuando hay una división como la que hoy existe en México se fractura lo que el sicólogo Martin Seligman llama "La Emoción de la Colmena", emoción que es el resultado de una población que se entiende afín a sí misma, con una profunda empatía, y que sabe que pensando juntos y trabajando en una misma dirección se construye un pueblo sólido y fuerte capaz de realizar hazañas extraordinarias.

La Emoción de la Colmena suele emerger de un país que ha enfrentado una guerra o una catástrofe, sus habitantes se unen, se cohesionan y empiezan a trabajar por el bien común.

Lo vimos en la forma en que se levantaron Alemania y Japón, los países derrotados en la segunda gran guerra y que hoy son potencias mundiales.

Lo vimos en México durante los distintos terremotos.

Pero cuando en el día a día se quiebra la Emoción de la Colmena como ocurre actualmente en México no hay posibilidades de que nos unamos para salir adelante y psicológicamente se crea una sensación de que el país vale muy poco y muy poco vale la pena hacer algo por él.

Adiós patriotismo.

Y adiós la posibilidad de que los mexicanos cuidemos nuestro país en los pequeños detalles como no tirar basura, respetar leyes y reglamentos, y tantas otras cosas.

Muchas cosas tendrían que pasar en México para que se reconstruya una Emoción de la Colmena y después crezca hasta ponernos en la misma dirección.

Mientras tanto seguiremos viendo cómo conforme se acaba el sexenio mayor será el afán de seguir fabricando y agigantando enemigos formidables y veremos embates cada vez más ofensivos y agresivos desde Palacio Nacional.

Pablo Latapí
(v.pág.3 del periódico El Informador del 14 de abril de 2023).

En México estamos inmersos en una guerra ideológica en la que la manipulación de la justicia social y los resentimientos jugarán un papel fundamental en las campañas políticas del 2024. El objetivo a destruir es el conocimiento, la verdad, la democracia, el éxito y progreso individual. Su única defensa es el voto.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(21 de abril de 2023).

Tiene razón López Obrador cuando afirma que la situación de inseguridad es tal, que resulta absurdo tener a 300,000 elementos armados sin utilizar frente a un problema que ha devastado a regiones completas. La capacidad de fuego del crimen organizado superó hace rato a la de las policías federales y estatales a lo largo de todo el territorio. No hay patrullas municipales o estatales capaces de enfrentar a un contingente de 30 camionetas y un centenar de sicarios con armas automáticas y bazucas.

Es inhumano e irresponsable pedirle paciencia a tantos habitantes sujetos a la violencia, obligados a abandonar sus pueblos y a perder sus tierras o a sus hijos ante la impunidad de las bandas. Y si bien es cierto que en un mundo ideal la respuesta sería la formación de policías profesionales y honrados, es un proceso que tomaría varios años, en el mejor de los casos. No es casual que los gobernadores y habitantes de las zonas más bravas soliciten la presencia de militares y Guardia Nacional. Es fácil criticarlo desde las zonas residenciales de la Ciudad de México. Algo tendría que decirnos el hecho de que Calderón, Peña Nieto o López Obrador, pertenecientes a 3 partidos distintos, hayan coincidido en lo mismo: recurrir a los militares. Lo que tienen en común, a diferencia de los que solo opinamos, es que ellos, al igual que los gobernadores, son responsables de hacer algo frente al problema.

Pero dejar de satanizar al Ejército no significa que tengamos que beatificarlo. Si debemos recurrir a un poderoso antibiótico no podemos ignorar los daños colaterales y mucho menos asumir que resuelve el problema de fondo. Me cuesta entender la defensa a ultranza que el presidente está haciendo de los militares. Hay razones legítimas y defendibles para incorporar a las fuerzas armadas, pero tal decisión tendría que ir acompañada de las medidas para responder a los comprensibles temores que eso entraña. Preocupa que ante las evidencias de que el secretario de la Defensa y sus familiares viajan de manera ostentosa con posible cargo al erario, AMLO responda que Loret de Mola también gasta de manera suntuosa; que frente a la exhibición del probable espionaje que hace el Ejército a defensores de derechos humanos, el presidente descalifique a quien mostró esos hechos y anuncie la necesidad de reservar 5 años toda información relativa a las fuerzas armadas. En realidad tendríamos que ir en la dirección opuesta: establecer prácticas de rendición de cuentas, transparencia, respeto a los derechos humanos por parte de los generales.

El tema en disputa en este momento es la adscripción de la Guardia Nacional en la Secretaría de Seguridad Pública o en la Secretaría de la Defensa. Como sabemos, la Suprema Corte decidió en favor de la 1a. opción [que es la señalada en la Constitución - el webmaster], entre protestas del presidente, quien afirma que es un error capital y anuncia que buscará un congreso con mayoría calificada para revertir la medida.

Pero el debate, una vez más, se ha dado en términos de descalificativos con muy poco análisis sobre las implicaciones de una y otra opción. El argumento del presidente de que si la GN se queda en la SSP podría caer en manos de un García Luna corrupto es insostenible, porque eso significa tener más confianza en los generales que en el voto del pueblo o en su sucesor para elegir a un funcionario capaz y responsable. La salida de la corrupción pasa por una transformación, no por entregar el poder a los militares en aduanas, puertos, aeropuertos o actividades turísticas y volverlos empresarios. Bajo esa lógica, en algún momento habría que pedirles que controlen el SAT para impedir que los Videgaray o los Pedro Aspe hagan de las suyas.

Mucho más interesante es el argumento del analista Juan Pablo Morales Garza, quien sugiere que el paso de la GN a la Sedena podría ser el principio de una especie de desmilitarización de las fuerzas armadas. Entraña una tesis sugerente (aunque no lo explique): si México no va a ser invadido y el principal uso de la Marina y el Ejército es interno, habría que convertirlos paulatinamente en una fuerza civil: las 2 entidades disminuirían en el número de elementos, mientras la GN, dentro de la Sedena, aumentaría en tamaño, reclutaría y capacitaría a sus miembros en criminalística y derechos humanos. No suena mal, pero no parece sencillo. 1o., no está claro que los generales estén de acuerdo con esa tesis (desmilitarizarse, reducirse). 2o., si la GN pasa a la Sedena, la lógica lleva a pensar que la formación de los nuevos cuadros tendería más a ser castrense y no precisamente en técnicas detectivescas que no son el fuerte de los militares. Si alguna posibilidad cabe de que la GN sea realmente civil es más probable que se consiga en la SSP. 3o., creer que la SSP sería encargada del diseño de la estrategia de seguridad, mientras que la Sedena solo sería operativa, es asumir una docilidad de los generales que no existe. 4o., asumir que la Sedena y las fuerzas armadas no son lo mismo es correcto solo en teoría; en la práctica no hay civiles en ese ministerio; es cierto que el secretario es elegido por el presidente, pero a partir de la lista de generales encumbrados por ellos mismos, algo que no sucede en ninguna otra secretaría.

Por ahora, el presidente nos pide confiar en los militares y apoyar su creciente protagonismo, sin darnos los argumentos para construir esa confianza. Es difícil compartir esta convicción de manera incondicional. Del otro lado, rechazar la participación de las fuerzas armadas de manera categórica, como hacen algunos de sus críticos, no solo es irresponsable ante muchos mexicanos flagelados por la violencia, sino que equivale simplemente a negar una realidad vigente desde hace 15 años.

Por ahora, toca fortalecer y profesionalizar en términos policiacos a la GN y convertirla en una verdadera fuerza civil, con la apreciable ayuda de los militares. Mientras no existan mejores argumentos o evidencias, me parece que esa vía, complicada como es, resulta más viable adscrita a una dependencia civil que a una militar. El presidente nos pide que dentro de 13 meses, en las elecciones, le entreguemos la institución a los generales de manera incondicional. Sin los contrapesos y mejores razones, me parece un salto al vacío.

Jorge Zepeda Paterson
(v.pág.2 del periódico El Informador del 23 de abril de 2023).

México vive un cambio de época. Si el mundo dio paso de la bipolaridad en la Guerra Fría, a la unipolaridad con la hegemonía estadounidense a uno crecientemente multipolar, México ha caminado de un régimen autoritario, a una democracia multipartidista a una de partido dominante. Es decir, una democracia debilitada. Y resulta entendible lo sucedido ante la incapacidad del régimen democrático multipartidista de entregar resultados en materia de pobreza, desigualdad e inseguridad, temas torales para la población mexicana. En este contexto, surgen 2 preguntas fundamentales: ¿cuánto podrá ser rescatado de lo bien hecho por la democracia mexicana ante la creciente destrucción institucional de la llamada 4a. Transformación? Y, sobre todo, ¿qué seguirá después de la etapa de partido dominante, la cual tendrá una vida corta ante la dependencia de Morena del liderazgo populista lopezobradorista?

Si el tambaleo del orden liberal internacional se debió en parte a su imposibilidad de incorporar a nuevos actores internacionales (China, Rusia, etc.), el debilitamiento de la democracia mexicana tuvo sus raíces en una muy deficiente representación popular.

Fernando Nuñez de la Garza Evia
(v.periódico El Informador en línea del 25 de abril de 2023).

La desaparición del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) ha sido una de las medidas más atinadas tomadas por el gobierno de la 4T.

De hecho este instituto había nacido como una gran pretensión imposible de llevar a cabo en el corto plazo y en términos de un sexenio donde los tiempos son extremadamente cortos.

El presidente López Obrador, con la bandera de "transformar", llegó a destruir instituciones que ya existían, que si bien eran mejorables por sus lastres de burocracia y corrupción, en este caso prestaban un servicio a personas que no tenían otra forma de acceder a los servicios de salud.

Pero desapareció el Seguro Popular y el Insabi jamás pudo ni siquiera simular que prestaba el servicio.

Pero era el afán de destruir para volver a construir.

Y algo similar ocurre con la Guardia Nacional, que con todos sus defectos estaba más presente en la vida de todos los días y no como ahora que sólo hace "rondines y presencia" en zonas de conflicto.

Cada día se ve menos presencia de patrullas en las carreteras del país con el subsecuente aumento de inseguridad y accidentes por exceso de velocidad.

Los integrantes de la Guardia Nacional tienen ahora encargos como el que les hicieron el fin de semana de escuchar hasta el cansancio un recién compuesto corrido sobre la Guardia Nacional con el cual "se reforzará el sentido de identidad y de pertenencia de los integrantes".

Poca presencia como una guardia y encomienda de tareas como aprenderse un corrido hablan de una institución sin rumbo. Para no desaparecerla como el Insabi el presidente había pretendido que pasara a operar bajo el mando de la Sedena, pero esto fue rechazado por la Suprema Corte y entonces ha quedado más desorientada que nunca.

Pensaría uno: caprichos de sexenio que se van con el sexenio.

Pero hablamos de instituciones públicas que en teoría deberían atender 2 de los temas más apremiantes en este momento en nuestro país: servicios médicos a millones de mexicanos que no tienen acceso a posibilidad alguna de salud y la seguridad nacional.

Con el aumento de la pobreza y de la informalidad aumenta el número de personas que no tienen acceso a la seguridad pública del IMSS o el ISSSTE, y si bien es loable que con todas sus carencias el IMSS, ahora IMSS-Bienestar se ocupe de prestar ese servicio con la pretensión algún día de "ser mejor que los servicios de salud de Dinamarca", eso va a llevar mucho tiempo y recursos, recursos que cada vez están más escasos por los gastos en los programas de bienestar y las obras faraónicas como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía.

Y en el tema de seguridad, qué le puedo decir: cada día son más y más grandes los territorios y actividades que va ocupando y cooptando el crimen organizado en un proceso que se ve irreversible por la inteligencia y recursos que manejan los grandes cárteles.

Recuperar lo que hacían estas instituciones y hacerlo bien llevará tiempo, mucho tiempo, y eso es algo que México cada vez tiene menos.

Pablo Latapí
(v.pág.3 del periódico El Informador del 27 de abril de 2023).

Las escenas que se perciben todo el tiempo en todo el país se han normalizado ante la ineficiencia de los sistemas de protección, pero también frente a la falta de recursos y capacidad de imaginación de las autoridades responsables para usar de mejor manera lo que se tiene, en aras de garantizar de la manera más amplia, integral y expedita el trato digno a las personas.

El ejemplo más evidente son las largas filas que tienen que hacer las personas en las instituciones de salud y seguridad social: acceder a una consulta, a una cita, al surtimiento de recetas o visitar a algún familiar, se convierte casi siempre en un tortuoso evento que consume una cantidad irracional de horas, en espacios reducidos y poco amigables con las personas con limitaciones de movilidad física.

Lo anterior ocurre de igual forma en otros ámbitos, en los que la atención se difiere en periodos tan increíbles como inaceptables: solicitar una cita para atención de especialidad en el IMSS o el ISSSTE es una cuestión de meses, comprometiendo gravemente la salud de cientos de miles de derechohabientes. Y lo mismo ocurre con citas para una gran cantidad de servicios que ahora, para colmo, se han robotizado de la peor manera, impidiendo la solución de problemas, porque están construidas bajo la lógica de las y los funcionarios, y no de las y los usuarios.

En un país con tanta pobreza y rezago social, como lo es el nuestro, lo que menos tienen las personas de menos recursos y en mayores condiciones de vulnerabilidad es justamente tiempo. Y dados los elevados niveles de precariedad laboral, las personas se debaten entre perder el tiempo en acudir a una consulta médica gratuita, o bien destinar recursos para acudir a la farmacia más próxima a su casa o trabajo. Los datos de la ENSANUT muestran con claridad que la mayoría toma la 2a. opción.

Las encuestas sobre seguridad pública del Inegi señalan que una gran cantidad de personas víctimas del delito no denuncian porque lo consideran precisamente "una pérdida de tiempo"; otras más no acuden a determinados servicios públicos en los cuales resulta más costoso, por el tiempo que se requiere invertir en ellos, que adquirirlos en el ámbito privado.

En este contexto, en el ámbito privado también hay abusos, pues ante la ineficacia del sector público, hay negocios que se dan el lujo de prestar servicios apenas un poco mejores que los públicos, pero obteniendo ganancias estratosféricas. Por ejemplo, los bancos, las compañías telefónicas o de internet, las empresas de espectáculos y muchas más, donde igualmente las filas y tiempos de espera pueden ser interminables y donde las y los usuarios pierden valiosas horas en la realización de trámites que, de ser digitalizados, podrían tomar si acaso 5 minutos.

No se tiene un registro oficial del número de "horas-persona" que se pierden en la realización de trámites y acceso a servicios públicos y privados. Pero de existir, nos mostraría que son cientos de millones de horas que todos los días se pierden, con el costo humano y económico que ello significa. Y esto continuará ocurriendo mientras no se entienda que lo que está en juego es la dignidad de las personas.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.3 del periódico El Informador del 30 de abril de 2023).

I have a dream: "Yo tengo un sueño...", expresó hace casi 60 años, en uno de los más hermosos, profundos y emotivos discursos pronunciados en la historia, Martin Luther King, activista y líder promotor de los derechos civiles del pueblo estadounidense. En él dibujó las aspiraciones de una sociedad fuertemente polarizada en la que prevalecía la injustica, la intolerancia, la desigualdad, la segregación y la exclusión.

Yo también tengo un sueño. Sueño que los niños de México vivan en un país en el que reine la justicia, la tolerancia y la solidaridad, en el que todos tengan un trabajo digno y bien remunerado, acceso a la educación, la salud, la vivienda y el ocio. Sueño que nuestras familias no se desintegren por falta de oportunidades y que, en la larga fila para cruzar la frontera buscando una vida mejor, nuestros migrantes ya no se encuentren con la muerte. Sueño que la corrupción deje de ser tema de las mañaneras y la comunicación sea para fortalecer los vínculos entre los mexicanos. Sueño que el presidente asuma su papel de líder de la nación y luche por el bien común y la justicia social. Sueño que deje de corromper a los jóvenes con sus dádivas y que deje de abusar del estado de necesidad de los viejos, fomentando un pueblo de adictos al subsidio.

Sí, yo también tengo un sueño. Sueño que el primer magistrado de la nación respete la Constitución, desista en su obsesión de controlar a los poderes judicial, legislativo y a las instituciones autónomas y que deje de jugar tablero con sus "corcholatas" mientras las responsabilidades a cargo de los "suspirantes" son desatendidas en su loca pretensión de ocupar la silla maldita, gastando dinero de origen obscuro y dedicando su tiempo a ganar el único voto que les interesa, en tanto miles de niños son humillados, vejados, mancillados, condenados al peor de los castigos: la desesperanza.

Sí, sueño que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos y sus hijos vivan en armonía, sin envidias y con amor. Sueño en un México libre y justo.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.3 del periódico El Informador del 1o.de mayo de 2023).

Me da miedo pensar en el 2024, un año electoral clave, en el que a nivel federal, los mexicanos estaremos decidiendo no simplemente quién será el nuevo presidente o los nuevos senadores y diputados, sino el rumbo del país, es decir, el FUTURO (así en mayúsculas) de todos.

Tengo miedo porque millones de mexicanos que, concebible, pero desgraciadamente, apoyaron la llegada al poder de un individuo que teniendo argumentos válidos resultó ser un fraude, lo siguen apoyando.

Tengo miedo a los morenistas fanáticos y a los resentidos sociales que no sólo no se dan cuenta que están siendo engañados con quimeras y promesas "danesas" de cambio, sino peor aún, que les están comprando sus conciencias con limosnas económicas e intelectuales que jamás los sacarán de la mediocridad o la pobreza.

Tengo miedo al presidente, y a la caterva de oportunistas, mafiosos y delincuentes que le rodean porque independientemente de sus incapacidades y falta de oficio, han demostrado ser mentirosos, resentidos y vengativos, y porque no son iguales a los anteriores, como el presidente dice, sino peores. Esta vez, además de ser corruptos, son personas malas, peligrosas, tramposas y mañosas.

Tengo miedo a un gobierno que no se inmuta por causar la muerte a cientos de miles de mexicanos con decisiones irresponsables en el sistema de salud y en el sistema de seguridad nacional.

Tengo miedo a un gobernante que califica a las clases medias como "aspiracionistas", que ve a los más conocedores y exitosos como enemigos, que disfruta el deterioro de los emprendedores y se burla de sus angustias, de sus pérdidas o de sus quiebras.

Tengo miedo a la "alineación" del presidente y su partido a la izquierda revolucionaria de América Latina, y a las deferencias y admiración que profiere a dictaduras y gobiernos populistas que han llevado a sus países a la ruina.

Tengo miedo a los repetidos intentos para destruir la democracia, las instituciones ciudadanas autónomas, para modificar la Constitución y convertir a Morena en un partido de estado, hegemónico, único.

Tengo miedo a los ataques a la opinión pública y medios de comunicación críticos.

Tengo miedo a un gobierno que diciendo ser "democrático" se queja y ataca la separación de poderes.

Tengo miedo al año 2024, no porque la mayoría pueda decidir libremente un rumbo distinto al que yo creo sería mejor para todos, sino porque "los dados están cargados".

Tengo miedo a la reacción del presidente y de las fuerzas armadas bajo su mando, en caso de que los resultados de las elecciones presidenciales no le sean favorables.

Tengo miedo porque hay un claro intento para aplastar minorías incómodas y acabar a la oposición, pero no por los canales y reglas de la democracia, sino con mañas, abusos, ilegalidades y con el dinero de todos.

Tengo miedo de terminar viviendo en un país jodido social y económicamente, que expulsa el talento y vuelve sensata la emigración.

Tengo miedo del futuro de México, no por pesimista, sino porque veo que los escenarios negativos de corto y mediano plazo son altamente factibles.

Pero los miedos no desaparecen siendo pasivos o guardando silencio, sino actuando y hablando, con fuerza y contundencia. Hoy más que nunca, los ciudadanos estamos obligados a hacer nuestra parte (la mínima es salir a votar) para detener el desmantelamiento del país. Yo haré la mía. Seguiré haciendo, diciendo y escribiendo lo que sea necesario para hacer entender a los que no entienden o no creen que estamos en manos de un populista inepto que ha puesto a México en rumbo equivocado y en manos de un partido repleto de oportunistas, resentidos, delincuentes y corruptos. Y lo haré no por contribuir, como dicen, con mi "granito de arena", pues yo no creo en la eficacia de granos de arena aislados, sino para crear una avalancha que sepulte el populismo, el engaño y la manipulación de los más pobres.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(5 de mayo de 2023).

La economía manifiesta señales preocupantes, mas también impredecibles vaivenes, buenos y malos; y por si fuera poco la paridad peso dólar, referencia de otras crisis y en la que hoy luce muy potente el primero, es vista entre la población como una fortaleza económica. Entonces, y de momento, no suena a gran slogan.

Lo que ocurre en el campo educativo es probablemente la tragedia más grande rumbo al futuro, pero de cierta forma también es una catástrofe silenciosa.

Hay comunidades padeciendo despojo, por poderosos criminales que no son combatidos por el gobierno federal; y hay grupos que ven en mega proyectos como el Tren Maya una destrucción de sus territorios y una amenaza a su forma de vida; y hay pequeños y medianos productores sin apoyo. Pero son demandas aún difíciles de articular.

De igual forma, asuntos como la parálisis del INAI no suscitan en términos sociales una reacción como la vista cuando se quiso tocar al Instituto Nacional Electoral.

Sin lugar a dudas, de persistir la necedad y estulticia del gobierno federal, en términos de gobernabilidad podríamos estar incubando crisis, pues cancelar por la vía de los hechos el acceso a la información relaja a las instituciones y todo tipo de abusos e ilegalidades se cometerán al amparo del apagón decretado por Andrés Manuel y sus sumisos senadores.

Y precisamente hablando de legisladores, la otra gran tragedia es lo que ha ocurrido en el sector salud, que también resultó afectado la noche en que el Senado actuó de manera irresponsable y sectaria.

En el paquete de reformas que se aprobaron sin discutir ni analizar estuvo el dar sepultura al Insabi, uno de los mayores y más vistosos fracasos del gobierno de AMLO.

Es cierto, pero no por ello menos grave, que de tiempo atrás Andrés Manuel había decidido, y estaba actuando al respecto, vaciar al Insabi para trasladar sus recursos al Instituto Mexicano del Seguro Social. Es decir, el presidente había reconocido así fuera operativamente la inoperancia del organismo que nunca pudo sustituir al Seguro Popular.

El decretar el fin legal (todavía sujeto a probables litigios en la Corte) del Insabi por parte de la mayoría legislativa de AMLO podría ser el estribo desde el que se impulse un potente mensaje opositor sobre múltiples y trágicas fallas de este sexenio en la salud, deficiencias y negligencias del Gobierno para los pobres que se han cebado en... los pobres.

La salud es el tema que más dolor ha causado a las familias mexicanas, en donde es quizá también más fácil exhibir a los autores de la misma.

Salvador Camarena
(v.pág.3 del periódico El Informador del 8 de mayo de 2023).

Hoy por hoy ningún mexicano consciente ignora que estamos gobernados por un autócrata. Sólo niegan esa verdad palmaria quienes por ambición de poder o de dinero abdican de su libertad, de su dignidad y su decoro y caen -decirlo no es extremo de lo melodramático- en la ignominia y la abyección. El continuo acoso de López Obrador a la Suprema Corte ha sido el rabioso ataque de un gobernante con tendencias dictatoriales a uno de los Poderes de la Unión, institución fundamental de la República.

Pasará López Obrador -ya pronto pasará-, y aunque lo sustituya una de sus incondicionales corcholatas, su poder disminuirá por fuerza misma de las circunstancias. La tradición de México obliga a que el antiguo rey se vaya a la... al rancho cuando llega el nuevo rey. O reina. Desde luego no se debe ignorar la posibilidad de un maximato, pero no es lo mismo estar con la faja presidencial que ya sin ella. Confiemos, pues, en que esta pesadilla se irá como lo que ha sido: la peor etapa en la vida política y social de la nación en nuestro tiempo.

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 9 de mayo de 2023).

Lo miramos y lo miramos; los énfasis de sus manos, los gestos ya sabidos de cuando miente, su parado de prefecto de secundaria cuando cede el micrófono a alguien más (no es capaz de hacerse a un lado, de salirse del cuadro). No podemos dejar de escuchar ese su acento regional del sur que remarca o que inconscientemente hace notar cuando está enojado e insulta; su retórica sin ampulosidades, de capataz tabasqueño que usa sarcasmos muy básicos como fusta y que remata algunas palabras con la letra equivocada y deja la impresión de hacerlo adrede, aunque también puede ser que más bien haya leído poco.

Quienes sostenemos que el presidente está equivocado, que por un afán autocrático y para su beneficio personal está abismando a las instituciones, llenando los bolsillos de los militares con dinero y poder, practicando un laissez faire, laissez passer cada vez más evidente hacia grupos del crimen organizado (lo que incluye las más recientes manifestaciones del fenómeno de la migración).

El presidente tendió un cerco que nos desazona y es nuestra desazón la que le ciñe el laurel de victoria, a él con la devastación en la que está empeñado y que es constatable no por los argumentos que blandimos, sino a través de no pocos indicadores: seguridad, corrupción, devastación medioambiental, pobreza creciente, derechos conculcados (a la salud, a la educación de calidad, por ejemplo) y libertades en retroceso.

Pero, ¿por qué una masa significativa no ve esos y los demás indicadores o al menos los siente? Nuestro 1er. impulso al intentar responder es calificar mal la capacidad de esa masa para hacerse cargo del contexto, histórico, social, político y económico, si acaso vamos un poco más allá, contestamos que es la revancha de la clientela de Andrés Manuel. ¿Y si aquello que postulamos estar perdiendo, para muchas y muchos ya estaba perdido o nunca lo tuvieron? O simplemente se ha degradado al ritmo habitual. Entonces tal vez asimilaríamos que el desencuentro desde el que el presidente medra a sus anchas no es entre él y quienes claman tener la razón, sino entre un ellas y ellos siempre invisibilizado, y los que nos negamos a entender la vida de quienes, gobierne quien gobierne, se han quedado al margen de los beneficios del sistema, salvo que ahora les hablan con un código que les es propio, con él les prometen un futuro que no importa que tan real sea, lo que cuenta es que la mera esperanza les pertenece en exclusiva, y aunque nunca vaya a volverse un presente concreto, el truco está en que quien se los ofrece siga estando al mando, es decir: con el micrófono en la mano y activos los respectivos amplificadores que todos terminamos siendo. Si reaccionáramos de otro modo, con un nosotros incluyente, quizá el ensueño de unos y la pesadilla de otros, que forman el mismísimo coto de caza del presidente, se desvanecerían.

Augusto Chacón
(v.pág.3 del periódico El Informador del 14 de mayo de 2023).

Carlos Urzúa, 1er. secretario de Hacienda, un economista de primera y centrado, lo ha declarado: no me hicieron caso. Perdió y salió con dignidad.

Pero la realidad es terca y ya nos alcanzó. No que un colapso económico esté a la vuelta de la esquina. Gracias a las galopantes exportaciones resultado del TLC, gracias al doloroso crecimiento de las remesas, gracias a la flotación del peso y a la independencia de Banxico, gracias a los candados derivados del nuevo T-MEC, el colapso no pareciera estar en el horizonte inmediato, repito, inmediato. Pero más allá de los equilibrios monetarios y financieros, el fracaso social es muy doloroso. La movilidad regresiva, es decir millones de familias que han perdido capacidad económica; el deterioro del sistema de salud destrozado sin explicación, por un acto reflejo, que ahora recibe terapia intensiva; la escasez crónica de medicinas y sus secuelas en niños (vacunación), en personas con padecimientos psiquiátricos, en enfermedades crónicas no atendidas; el "alebrije" del nuevo modelo educativo basado en una esotérica e inasible sabiduría comunitaria; la inseguridad que cada día conquista nuevos territorios; el desprestigio internacional, basta con revisar The Economist de esta semana o los múltiples señalamientos de organismos internacionales. Como aderezo, los escándalos de los hijos. Ya son historia.

Pero la furia en nada ayuda, al contrario. Advertir o amenazar a los pensionados de votar por Morena para no perder sus beneficios es un acto adelantado de campaña. Gritar a los reporteros por la contaminación de Cadereyta, es grotesco; retar al diputado Creel a acompañarlo para destazar la Corte es demencial; hablar de un "plan C" para aplastar electoralmente en el 2024, y así vencer, es fantasioso. La furia devora todo, el poder incluido. Puede ser la esencia opositora: sensatez. Decenas de millones la añoran.

Federico Reyes Heroles
(v.XiudadanosMx del 16 de mayo de 2023).

Segundo hombre más rico de México, encumbrado gracias a la exitosa gestión de concesiones gubernamentales sobre los hombros de denuncias de este tipo de malos tratos laborales y desplantes, Germán Larrea siempre fue uno los empresarios protagonistas del discurso de López Obrador desde que era dirigente opositor. La tragedia en Pasta de Conchos lo puso en su mira.

Se supo que Larrea antes apoyó los proyectos políticos que pudieran ganarle a López Obrador, más aún después de que el hoy presidente se alió con uno de los enemigos de Larrea, "Napito" Gómez Urrutia. A quien AMLO trató de convertir en una suerte de perseguido político/héroe sindical; a pesar de las denuncias de corrupción, de haber heredado el sindicato de su papá, de haberse enriquecido escandalosamente a costa de los trabajadores mineros (colección de autos de lujo, viajes excéntricos, etc.) y de jamás haber trabajado como minero.

Pero cuando ganó López Obrador la Presidencia, Germán Larrea hizo lo que prácticamente todos los grandes empresarios del país: se dobló ante López Obrador. Frente a sus malas decisiones económicas, frente a sus desplantes autoritarios, guardó un respetuoso silencio y jugó a arreglarse con el presidente en lo individual, en privado, en lo oscurito, apostando a que a él no le iba a tocar. Y le tocó. Le expropiaron. Y el silencio de otros empresarios de su calibre exhibe que están apostando a lo mismo. Interesante: los expertos en negociar, consideran que es mejor enfrentar solos al gigante que unirse para ponerle un alto.

Por desplantes presidenciales como este, la inversión en México está apachurrada, a niveles del año 2014. Desde que AMLO llegó al poder, la inversión se deprimió, la pandemia acentuó la caída y la recuperación ha sido mucho menor a la que debería ser, especialmente porque México debería estar recibiendo carretadas de dinero por la ola geopolítica del nearshoring.

Con López Obrador hay pocas sorpresas. Un presidente que se da cuenta de que se le agota el tiempo y no da resultados, ya cantó cómo viene el resto del sexenio: a golpes autoritarios. Contra la Suprema Corte, contra el INE, decretazos, amenazas a ministros y periodistas, expropiaciones y solapando cualquier acto de corrupción en su gobierno, su gabinete y su familia. Y para esconder los fracasos y los golpes autoritarios, atiza la polarización.

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.2 del periódico El Informador del 23 de mayo de 2023).

Anuncios que solicitan personal se multiplican en muchas ciudades de México y Estados Unidos en los últimos meses. Es una muestra de un proceso silencioso que mezcla la reconversión industrial que vivimos con la apertura de brechas sociales.

El reto está en mejorar la calidad de la educación mediante acciones emergentes en universidades, tecnológicos y escuelas públicas y privadas. Tal y como están las cosas, el sistema educativo no está en condiciones de generar el equipo humano calificado para enfrentar el desafío que ya tenemos enfrente. Se trata de un hecho, y no de una expectativa o predicción, de una realidad que se materializa en muchas regiones desafiándonos como país.

La educación es la clave para reducir la desigualdad mediante acciones estratégicas que ahora mismo deben enfocarse de forma urgente. México necesita, de manera urgente, más médicos, ingenieros, financieros y toda clase de profesionistas, y para ello es indispensable detonar un crecimiento de las universidades públicas y privadas, junto a un gran esfuerzo para ampliar el sistema de formación y capacitación para el trabajo. Simultáneamente, es indispensable una reforma al sistema educativo a nivel básico para fortalecer las habilidades que los alumnos adquieran para el uso de las nuevas herramientas tecnológicas. Porque al mismo tiempo que tenemos una oportunidad, también aparece el fantasma del crecimiento de las brechas sociales derivadas de la falta de educación de calidad.

Las oportunidades geopolíticas sólo se podrán aprovechar si nos planteamos una perspectiva que ponga a las personas como prioridad, más allá de los indicadores de inversión. Sin atender este factor el proceso que vivimos puede pasar como agua entre las manos. Lo que realmente perdurará de estas circunstancias es lo que adquieran en conocimiento y habilidades las personas.

Los anuncios que solicitan personal son una llamada a la acción conjunta en favor de una mejor educación para todos.

Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
(v.pág.2 del periódico El Informador del 28 de mayo de 2023).

La personalidad del presidente López Obrador, su ansia por figurar como el gran dador de apapachos y amenazas, el único benefactor, juez último y árbitro inapelable de la moral, nos han empujado a difuminar al resto de los actores que también echan, por comisión o por omisión, carbón a las calderas; dejamos de ver, para medir la salud de la república entera, a quienes asimismo tienen responsabilidad en la calidad de su marcha: gobernadoras, gobernadores, presidentes municipales, mujeres y hombres, congresos y tribunales locales, y más: el apego a la ley, las respectivas comisiones de derechos humanos, las instancias de transparencia, las electorales y las fiscalías, los estados con sus réplicas del modelo federal que establece la Constitución.

Pero los modos autoritarios del presidente no sólo atraen los reflectores -los abucheos y los vítores-, impelen al resto de los integrantes del sistema político ya sea a tratar de pasar inadvertidos o bien a tornarse abyectos; esto último más directamente relacionado con la pertenencia al partido de López Obrador, por ejemplo Claudia Sheimbaum, Layda Sansores y Cuitláhuac García, aunque otras, otros como ellos, de otros partidos y desde el silencio y la aquiescencia por temor y por obtener prebendas, de pronto rocen el servilismo ¿cuáles de los poderes políticos en las entidades libres y soberanas -puro cliché- ha alzado la voz para defender al INE, al INAI, a la Suprema Corte? Y son apenas muestras, la federación se comporta, cada día más, en no pocas áreas, como un principado, en detrimento no sólo de los poderes políticos locales sino del bienestar de los habitantes de los estados y los municipios.

Por parte de las y los ciudadanos en las entidades, además de no dejar de alzar la voz por la república, por sus instituciones y por el sistema de libertades y derechos que se está quebrantando en favor de una autocracia creciente, sería bueno mirar si la transparencia, si el contrapeso entre poderes, si los derechos humanos, si los organismos electorales, si los sistemas anticorrupción, si los municipios, si la justicia, si el respeto a la libertad de expresión, si… etcétera, funcionen como para restregarlos en la cara del poder ejecutivo federal. Porque, podría ser, es mera especulación, que una de las salidas más a la mano de la crisis política en la que estamos sumidos esté por ahí: en que los estados que se claman libres y soberanos prediquen sobre lo que debe ser, con ejemplos verificables.

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 28 de mayo de 2023).

Recuerda la histórica frase "yo sigo llamando a todos a portarnos bien. A qué sean abrazos, no balazos" o aquella que dice "no tengo siquiera que defenderme, me están defendiendo millones de mexicanos". Bueno, pues al repertorio habrá qué agregar otra -"Los identifican y los respetan"- que se refiere también al crimen organizado y a la seguridad, pero ahora no con él, sino con los 'siervos de la nación', aquellos que representan al obradorismo en todos los rincones del país. Con qué desfachatez ayer el presidente se regodeó en la mañanera y dijo que los grupos del crimen organizado respetan a sus 'siervos' en los retenes carreteros que tienen en la república.

Reconoció López Obrador que en varias ocasiones los representantes de los programas sociales han sido detenidos, pero al ser identificados por su chalecos con el color morenista, no son molestados. "Los identifican y los respetan". Qué gran alivio, que gran orgullo y que sin vergüenza del mandatario de reconocer que el tránsito de las vías de comunicación federales estén controladas por la delincuencia.

Describió que los servidores que trabajan en la ejecución de los programas sociales de la Secretaría del Bienestar han llegado a ser retenidos en comunidades "por grupos de la delincuencia", pero que son respetados al ser identificados como parte del gobierno federal. Incluso el inquilino de Palacio se jactó que en algunas ocasiones los delincuentes les piden orientación para trámites o alguna información.

Tenemos a un presidente que festeja el respeto a sus empleados por parte de los delincuentes, reconociendo abiertamente que personas ajenas a la autoridad son las que tienen el control de tránsito en algunos puntos carreteros, lo que representa una ambigüedad y descarado reto en contra de la ley. En lugar de plantear soluciones para quitar el control que grupos delincuenciales y que tanto daño provocan en las vías de comunicación, se cruza de manos y festeja que a sus mensajeros de la transformación se les permita el libre acceso, mientras que muchos sectores de la población se ven aislados y amedrentados por esos 'puntos de seguridad' de los cárteles de la droga.

Parafraseando en parte sus frases históricas del mismo mandatario, usted -señor presidente- puros "abrazos y balazos" y los delincuentes "se portan bien", pero no solamente "lo defienden millones de mexicanos", sino también muchos miembros del crimen organizado. Que desvergüenza, que descaro y ¡qué poca!

Daniel Rodríguez
(v.periódico El Informador en línea del 31 de mayo de 2023).

El federalismo se funda en la idea de que la toma de decisiones, más eficiente, no ocurre de manera centralizada, sino de forma desconcentrada. Esta verdad la respalda la realidad. Estados Unidos de América ha sido la nación más poderosa y próspera del planeta, en parte, por su régimen federalista.

En México vivimos por muchas décadas un federalismo simulado que sólo estaba inscrito en nuestra Constitución, pero que en la práctica era letra muerta. Los gobiernos de los estados y municipios obedecían, en los hechos, las decisiones presidenciales y los recursos provenían del centro.

Desde que se celebraron, hace ya varias décadas, los acuerdos de coordinación fiscal, las propias entidades federativas renunciaron a sus facultades tributarias y, así, a su autonomía para financiarse en su mayor parte con recursos propios. Se trató, sin duda, de un gran retroceso político del país que aún hoy seguimos pagando.

Tratando de revertir el modelo centralista, durante los gobiernos panistas hubo un intento, más bien modesto, al interior de la Conferencia Nacional de Gobernadores, de canalizar recursos del centro a los estados y a los municipios. Aún así no se tocó, con la seriedad debida, el tema central de la autonomía fiscal y financiera de las entidades federativas.

Más recientemente, en un esfuerzo más serio, el gobernador de Jalisco, junto con un grupo más amplio de gobernadores, pusieron en la agenda el replanteamiento del pacto federal, en el sentido de otorgarle mayor autonomía financiera a Estados y municipios. Sin embargo, la tendencia hacia el centralismo no ha mermado sino que ha aumentado con el arribo del obradorismo al poder.

Existe un intento muy claro, por parte del Presidente de la República, de tomar decisiones de manera centralista. Los gobernadores de su coalición ya ni siquiera hacen el intento de aparentar autonomía. Siempre es la hora que dice el señor Presidente. Hemos pasado del federalismo simulado al centralismo abierto. Es claro que el paradigma del obradorismo no son los paladines del federalismo sino los del centralismo: Iturbide, Santa Anna o Porfirio Díaz.

Pero el país no tiene futuro siendo gobernado desde la Ciudad de México. Varios núcleos de poder económico se han desarrollado en los últimos años y sería insensato no escuchar el reclamo de las regiones y estados de ser más independientes en sus decisiones.

Se necesita, entonces, un nuevo pacto federal que descentralice las decisiones políticas y económicas. Esto es un imperativo por razones de índole política, financiera, cultural y sociológica. El México del porvenir será federalista o no será.

Gustavo de Hoyos Walther
(v.pág.2 del periódico El Informador del 2 de junio de 2023).

No se trata de averiguar lo que el presidente tiene en la cabeza, sino de definir lo que necesitamos como país, lo que necesitan las regiones. Tener claro lo que podemos pagar, lo que debemos hacer y lo que estamos obligados a evitar. Cuando se plantean los problemas medioambientales del Tren Maya y el gobierno responde con argumentos desarrollistas del siglo XIX, sabemos que tenemos un problema. Hacen falta soluciones del siglo XXI: sostenibles, inclusivas y eficientes en el uso de los recursos públicos.

El Gobierno de México no tuvo una política ferroviaria en el siglo XX y pagamos un precio enorme. Perdimos una opción y muchas oportunidades. Nos amarramos una mano y un pie, de esta manera nos quedamos con una opción de logística muy poco desarrollada. Estamos en la 3a. década del siglo XXI y estamos volviendo a hablar de ferrocarriles. Podemos ver, con envidia, lo que los trenes hacen en otros países. Mejor dicho: lo que otros países hacen con sus trenes."

El siglo XXI mexicano será mejor con trenes que sin ellos. Será infinitamente mejor, si tenemos proyectos de trenes en el contexto de una política ferroviaria. Estamos hablando de inversiones multimillonarias que deben ser evaluadas con mucho cuidado. Son proyectos enormes que implican intervenciones nada sutiles en el territorio. Las vías férreas alteran el paisaje y/o afectan el medio ambiente. Son factores de desarrollo y un elemento que impulsa la competitividad. Son eso y muchas cosas más, pero no debe confundirse con billetes de lotería con el premio mayor garantizado. Pueden ser elefantes blancos, si se diseñan, construyen y operan mal.

Luis Miguel González
(v.pág.2 del periódico El Informador del 3 de junio de 2023).

La brutalidad primitiva torna costumbre la incertidumbre, o expresado de otro modo: vuelve usanza el recelo porque ya no hay manera de anticipar lo que nos espera más allá de los lugares que nos parecen seguros (solo nos lo parecen), más allá que consiste en perdernos de vista de quienes nos quieren, de quienes nos procuran; ni la proximidad virtual del aparato celular es infalible ante la brutalidad primitiva que por todos los medios nos amenaza en el siglo de la inteligencia artificial, de los misterios cuánticos: cuidado, el tigre dientes de sable ataca sin que lo adviertas, esto sí es inequívoco, incuestionable, y la metafórica y múltiple bestia no dejará de ti sino partes, huesos, vestigios de lo que fuiste, si acaso cualquiera tiene la "suerte" de dar con tus despojos, si no, de ti quedará una sombra, un dolor incesante, bárbaro. La ahora cotidiana brutalidad primitiva a lo mucho declarará que desapareciste, pero más bien preferirá asentar que eres "persona no localizada", y que tus familiares y amigos no protesten, pues el aparato que pretende desmentir las condiciones prehistóricas que son ahora nuestro hábitat tiene sus mecanismos: qué se le va a hacer, esto, súbitamente dejar de estar entre los tuyos, sucede a pesar de que las autoridades tenemos las carpetas de investigación dispuestas para ser llenadas. Ahora que la maldad de alta gama es cosa de todos los días y nos topamos con ella a la vuelta de la esquina, ahora que el bien es casi una anomalía, o poco útil para sobrevivir, ¿será menester ya no usar la entrañable expresión: nos vemos al rato sino un adiós terminante? La fatalidad en busca de su rutina, o la rutina de la fatalidad: lo malo que pueda suceder, sucederá. ¿Por qué no? Es decir: no hay quien lo prevenga ni quien lo impida.

Que a lo que ha sucedido en las últimas semanas con los casos de personas desaparecidas le llamemos "crisis" es el reconocimiento de un dejar hacer, dejar pasar que, al parecer, no nos incomoda si acontece como riego por goteo; malo y crítico cuando en la manguera del crimen tolerado algo falla y el cuentagotas se convierte en litros. La crisis inició hace años cuando alguna, alguno cayó en la categoría de desaparecido y ahí se quedó, en esa calidad, sin que los responsables de la seguridad pública sintieran el impulso por saber y explicar qué pasó. Hoy, a la acumulación de crímenes le llamamos crisis y deberíamos sentir vergüenza: antes de las 2 últimas semanas, la pila de sombras que forman "los desaparecidos" cuenta 14,000. Catorce mil. Si de cada una, de cada uno de los que nos hacen falta, contamos a aquellos a los que les dijeron: nos vemos al rato, y a los que estos, a su vez, les refirieron: me dijo que al rato volvía, estamos hablando de una tragedia incesantemente dolorosa que rebasa los 60,000, y que debe, como mero gesto de compasión, avergonzar a los millones que vivimos en Jalisco. ¿Cuál logro deportivo, cultural, económico puede tener lustre en medio de esta "crisis" de brutalidad primitiva? Ni digamos lo inconsecuente de festinar un logro político o electoral. Si pudiéramos suspender nuestro ensimismamiento y sentir el pesar de quienes no dejan de esperar que vuelva quien, así como así, desapareció, lo desaparecieron, si pudiéramos entender y hacer nuestro el pesar inefable de quienes lo único que reciben son partes del cuerpo de quien un día fue un ser humano... si pudiéramos, entonces los gobiernos tendrían que dejar de contentarse con hacer el control mediático de daños y anunciar que la crisis pasó y que seguiremos, con ellos por delante, con el cómodo cuentagotas.

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 4 de junio de 2023).

Historias violentas han estado presentes en nuestra historia, desde la conquista, la independencia, la revolución y hasta nuestros días siempre hemos tenido una suerte de realidad violenta, que en ocasiones ignoramos y a veces enfrentamos. Y ahora, por cierto, estamos obligados a enfrentar. Ha sido una lucha por encontrar nuestra vocación por la paz y enfrentar a quienes sacan provecho de las circunstancias usando la violencia como forma de ascender, ganar y dominar. Durante siglos, la sangre había quedado seca en muchos muros y millones de palabras se han hecho gritos acallados y ahora, con terquedad nos vuelve a salpicar por todos lados.

Desde hace algunos años, esas historias, que percibíamos lejanas, fueron saliendo poco a poco de entre las calles y las casas de nuestras ciudades y poblaciones pequeñas. El rojo de la violencia nos alcanzó junto al sonido de las balas percutidas. Los personajes violentos nos eran cada vez más familiares, tanto los héroes como los villanos. Sus rostros perdidos entre el anonimato citadino podían ser vistos entre grupos de personas discretamente pero eficazmente armadas. El miedo se expandió en silencio y quienes podían y querían tomaban medidas para protegerse, eso sí discretamente, porque lo “correcto” es decir que no pasa nada. Pero en realidad, cada vez más familias sufrían por el miedo, padecían presa de la extorsión o tenían pérdidas irreparables. Esas historias ahora son nuestras verdades cercanas, un tanto vergonzantes porque son de aquí y ahora, y de alguna forma nos pertenecen. Aunque algunos traten de ocultarlas, son hechos ya no solo cercanos, sino en cierta forma propios, que se han apoderado de las pantallas, de las páginas y de la conversación, no solo aquí sino que recorren el mundo.

Y como un signo contradictorio, ya descrito en esa literatura tan importante, la vida con su suave superficialidad continúa, fingiendo que hay otras pasiones que pretenden ser importantes, que los espectáculos son trascendentes y que la realidad puede ocultarse con las luces de artificio.

La tragedia de la desaparición de un grupo de infortunados jóvenes en nuestra ciudad es una historia de esas, que ahora emanan de entre los caminos polvorientos, las calles mal iluminadas, de las fosas ocultas y los barrancos intrincados. Una historia luctuosa que merece el respeto colectivo más profundo. Pero hay que decir también que convive con el espectáculo de la superficialidad, la diversión y el mirar a otra parte que prolifera en nuestras ciudades. Entre las luces de artificio ha salpicado la sangre imponiendo el dolor sobre la diversión. Las cosas están en un punto para meditar, respecto del curso que toma ese juego del gato y el ratón entre la autoridad del Estado y el crimen. El límite a la acción criminal es la fuerza del Estado que representa los valores positivos que justifican su existencia. Nada es tan peligroso como la sensación de indefensión ante las fuerzas malignas del crimen y la percepción de incapacidad de las autoridades para dominar la situación en favor de las personas. El desafío criminal es constante desde hace tiempo y llega a puntos insostenibles.

Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
(v.pág.2 del periódico El Informador del 4 de junio de 2023).

En medio de la violencia diaria, las desapariciones, los feminicidios, las ejecuciones extrajudiciales, la corrupción, la desigualdad económica, la pobreza laboral, los bajos salarios, la inflación que no da tregua, el precio de los combustibles, el aumento de las colegiaturas... En medio de todo esto, ¿a alguien le entusiasma la sucesión presidencial?

Jonathan Lomelí
(v.pág.2 del periódico El Informador del 8 de junio de 2023).

La conversación es la sucesión presidencial y mientras tanto, tuvimos el 2o. fin de semana más violento del año: 249 asesinatos.

En Chenalhó, Chiapas, 3,500 personas dejaron sus casas por la violencia. Asesinaron a 7 indígenas desplazados, incluida una niña de 3 años. En Jalisco se confirmó que los restos encontrados en 52 bolsas en un barranco de Zapopan pertenecen a los 8 empleados de un call center que desaparecieron a finales de mayo. En Chihuahua le dispararon más de 700 veces a una iglesia en Guachochi y dejaron en la calle un cuerpo decapitado. En la carretera Jiménez-Parral hubo un enfrentamiento con al menos 5 personas muertas. En Guanajuato colectivos han encontrado 5 fosas clandestinas en 3 municipios diferentes; la última, el martes. En la Ciudad de México, asesinan a los dueños de las "licuachelas" Doll Drinks de Tepito; se dice que eran extorsionados por el cártel de La Unión y se negaron a pagar.

Esto es junio y apenas lleva 7 días. Ya veníamos de un mayo violento: el último fin de semana de ese mes fueron 243 asesinatos. Mataron al subdirector de la aduana en Manzanillo, Colima. En Irapuato, Gto., se encontraron los cuerpos de 5 hombres con huellas de tortura cerca de un panteón. En Celaya 3 ataques simultáneos que dejaron 3 personas muertas y una herida. En Morelia, Michoacán, 2 hombres fueron asesinados mientras caminaban en la calle. Y así podría seguir y seguir.

Todos los episodios de violencia que le relato son posteriores a que supiéramos que oficialmente este sexenio ya se volvió el de más asesinatos en la historia.

¿Y el gobierno? Ocupado en la sucesión. El presidente es el líder de su partido y es el gran elector ahí. Establece detalladamente cómo quiere el proceso interno de Morena. Deja claro que él manda, sólo él. Falta un año para la elección presidencial, a él le queda año y medio de gobierno, pero quiere a la gente hablando de las campañas, quiere al pueblo distraído, entretenido con eso.

De los ríos de sangre que corren por nuestro México que nadie hable, que se oiga lo menos posible, que él pueda sacudirse la responsabilidad diciendo que todo es herencia del pasado, como si no llevara ya más de 4 años y medio al frente, como si no hubiera prometido que esto acabaría con su llegada al poder, como si no estuviéramos peor ahora que antes, como si no fuera el responsable de la estrategia de seguridad que ha fracasado rotundamente.

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.2 del periódico El Informador del 8 de junio de 2023).

Olvidamos que no es la 1a. vez que sucede, aunque nunca tan descarado; olvidamos que luego de cada orgía electoral acabamos en la banqueta de la cantina, tirados y vacíos.

Ni siquiera lo inusitado de las circunstancias en las que estamos sumidos nos espabilan: la militarización amenazante (acabamos de atestiguar cómo soldados se erigieron en policías, jueces y verdugos en un mismo acto); las decenas de miles de asesinados, de desaparecidos; el territorio enorme que controlan los delincuentes (aunque si vistes un chalequito como el del cantinero no tienes problemas); los tambores de alarma que desde Chiapas tratan de sacarnos del ensueño (igual podríamos decir de Guerrero, de Oaxaca, de Tamaulipas); los migrantes y los inmigrantes y las condiciones que en México les damos al margen de los derechos humanos, de la compasión básica; la galopante desigualdad, la devastación ambiental ante el embate de proyectos que en este punto del gobierno cantinero ya no alcanzan ni el grado de simbólicos que el presidente quiso darles; y el twist de cítrico que resalta el sabor alambicado del cóctel que distingue a este figonero y a los previos: la corrupción.

La cantina Elecciones 2024 (estamos contratando) está abarrotada y aun quienes la describen como una más de las taras de la política mexicana terminan por pedir al menos un refresquito ante la mirada socarrona del bartender que parece decir: ¿No que no?

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 11 de junio de 2023).

¿México nada entre ríos de sangre? ¿La relación diplomática con Estados Unidos pende de un hilo? ¿Cómo anda el Metro en la Ciudad de México? A quién le importa: ya nomás falta UN AÑO para la elección, así que a aventar todos los papeles al suelo.

En tiempo récord, y al ritmo que impuso el nuevo eterno suspirante por la Presidencia, el carnal Marcelo Ebrard, el Gobierno de México como institución se quedó sin secretario de Gobernación y sin canciller... ¡en una semana!

En la Ciudad de México se les fue la jefa de Gobierno y, por si a alguien le interesaba, un senador, un diputado federal y un colado también dijeron adiós.

¿La razón? Simple: nada es más importante que la elección que se realizará en 2024.

Morena, el partido del profeta López Obrador, está que arde en deseos de hincarle el diente a todo estado y municipio que se deje. Y por supuesto que no va a descuidar el 1er. cargo de elección popular que, 3 elecciones después, al fin ganó The Chosen One.

Imagínate el tamaño y sabor del pastel que hay dentro de este bote agujereado que se llama México, que 3 de las personas con mayor jerarquía en la estructura pública del país decidieron renunciar a sus poderosísimos puestos para dedicarle el tiempo que sea necesario hasta que le puedan dar una mordida.

Y protestar. Y entrar a los libros de texto. Y experimentar con un país que de plano no puede salir de ese hoyo lúgubre de muerte y desaparición.

De eso se trata: de una aspiración personal. Porque si hay 6 personas públicas de la misma corriente que dejarán de percibir su sueldo durante meses (jé) para pelear por el mismo puesto, ¿con qué cara nos venden la idea de unidad, de cierre de filas o de un proyecto de nación?

Desde ya, la selección de perfiles se advierte como un absurdo. Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Adán Augusto López, Manuel Velasco y Gerardo Fernández Noroña se registraron como aspirantes a la candidatura durante esta semana, y ya les prohibieron irse a dar vueltas a los medios "fifís".

Para ella y para ellos, queda estrictamente prohibido entrar a cualquier periodicucho, contestarle el WhatsApp a quien sea que se apellide Loret o hacerle muecas a Lord Molécula. En Morena se alinean o hay tabla.

Y sobre el dinero que se gasten en sus eventos de autopromoción ni se preocupen, porque hasta el momento no hay claridad respecto a quién le pertenece la alcancía que se va a romper para que los seis puedan darse sus recorridos por la Ruta de las Gorditas y el Sendero del Puchero de Res.

Porque ni modo que gasten de su guardadito en el banco. Eso sí que no. Hay que rascarle todo lo rascable a la Regeneración Nacional.

El nivel de cinismo es grave, porque tampoco hay un gran legado qué presumir por parte de cualquiera de los suspirantes como para darse el lujo de salirse unos meses de la oficina hasta que los bateen, elijan a quien el presidente quiere y, eventualmente, vuelvan al cobijo de la nómina federal.

Porque, claro, los 6 tienen asegurado su futuro político y económico. Todos volverán a vivir del erario una vez que les truenen la burbuja de convertirse en presidenciables, una burbuja que, a la distancia, y si los votantes los tratan bonito, les permitirá otro puesto de 1er. nivel en un gobierno cuatrotransformado... pero repleto de familias destruidas por la violencia.

Y justo por eso, porque su aspiración por ganar una elección está muy por encima de gobernar en beneficio de los mexicanos: que la nación se los demande.

Isaack de Loza
(v.pág.2 del periódico El Informador del 17 de junio de 2023).

¿Qué está pasando en el país?

Pasa que el gobierno de Morena ha apretado el puño para infundir miedo.

Está creando terror para bajar la guardia de los que dicen no.

Si alguien se atraviesa a la voluntad presidencial o de autoridades emanadas de su partido corre el riesgo de ser asesinado, secuestrado o encarcelado.

Todos pudimos ver las imágenes de la detención de una juez veracruzana en la Ciudad de México, con lujo de violencia por parte de sujetos sin identificación, sin uniforme ni papeles, que resultaron ser policías.

Se la llevaron presa a Xalapa, acusada de liberar a un delincuente, aunque la razón de fondo de su detención fue la mala relación con el gobernador morenista Cuitláhuac García.

Ayer el columnista Javier Tejado, en El Universal, dio una minuciosa explicación de que fue la juez Sánchez quien sentenció al presunto delincuente, y un tribunal colegiado le ordenó liberarlo por falta de pruebas.

Ella se le atragantaba al gobernador de Morena. Ese fue el punto.

AMLO, en lugar de solicitar que se esclarezca y castigue el atropello de un gobernador en contra del Poder Judicial, lo respaldó y anunció más acciones de ese tipo.

Es que "liberó a un delincuente", dijo.

Textual: la juez Angélica Sánchez fue a la cárcel "por ordenar que se libere a un presunto homicida, considerado como parte de un grupo de la delincuencia... Entonces, en este caso, pues, se presentó una denuncia, y lo vamos a seguir haciendo (sic), contra las jueces (sic)".

¿Y él? ¿No ordenó la liberación de un presunto homicida, jefe de un grupo criminal, llamado Ovidio Guzmán?

A la jueza, cárcel. Para él no aplica la ley, por un hecho igual.

Avisados están los jueces, a quienes el presidente les ha declarado la guerra porque se cruzaron en su camino para instaurar en México una dictadura simulada.

Avisados están los ministros de la Suprema Corte, por si se les había olvidado el chantaje a que fue sometido Eduardo Medina Mora y su familia, para hacerlo renunciar a su sitio en el máximo tribunal constitucional.

No nos reponíamos de las imágenes de la detención de la juez Angélica Sánchez cuando nos llegó la noticia (y el video) del secuestro del magistrado presidente del Tribunal Electoral de Quintana Roo, en Chetumal.

Se lo llevaron al bajar de la camioneta frente a su casa y lo soltaron un par de horas después, golpeado.

¿Quién lo ordenó? No lo sabemos.

Pero sí sabemos que en Quintana Roo, como en buena parte del territorio nacional, autoridades y crimen organizado tienden a fundirse, mientras estos últimos aumentan su presencia con grupos que extorsionan y matan en 81% del territorio nacional.

Hay estados, como Tamaulipas, en que ya es en el 100% de los municipios.

Estamos perdiendo a México.

Sabemos, también, que el presidente está muy molesto con los magistrados electorales federales, que ratificaron las medidas cautelares del INE hacia Morena por actos anticipados de campaña.

Los magistrados federales deberán decidir, en última instancia, qué hacer con los precandidatos presidenciales de Morena que burlan la ley con una campaña electoral adelantada por 5 meses.

A la vista de todos, los precandidatos y el partido Morena cometen fraude a la ley. Ya está viciada, de ilegalidad, la elección presidencial del próximo año. Adelantaron los tiempos y rompieron el principio de equidad.

Tal vez sea una coincidencia, pero luego de lo ocurrido con el presidente del Tribunal Electoral de Quintana Roo, a ver quién es el magistrado del Tribunal Federal que se atreve a castigar a Morena o anular el registro de su corcholata ganadora.

La legalidad en México está bajo el fuego del gobierno y del crimen organizado.

¿Y quiénes quisieron matar a Ciro Gómez Leyva?

Pasó medio año y el afectado -y el gremio- no ha recibido una explicación de quién ordenó asesinarlo.

Ha habido, eso sí, calumniosas insinuaciones del presidente sobre el motivo del atentado. No se puso del lado de la víctima.

Al contrario, lo ha cubierto de ofensas, lo mismo que a otros periodistas.

La negligencia o la complicidad del gobierno para castigar a los criminales es una advertencia a todo el gremio. A pesar de ello, muchos no se han doblado ante la intimidación implícita o explícita.

¿Qué va a pasar con México?

Vamos por mal camino.

Hay motivos suficientes para temer por la que, hasta hace poco y a pesar de nuestras diferencias y rencillas, era la casa de todos.

Pablo Hiriart
(v.periódico El Financiero en línea del 22 de junio de 2023).

Mientras la clase política y gobernante se encamina al proceso electoral para decidir el siguiente presidente de la nación, y en paralelo se juegan sucesiones de poder en los estados, parece que los problemas más apremiantes para la sociedad quedan relegados y sin la atención y consideración que merecen. La crisis por desaparición de personas que vive el país y cuyo epicentro es Jalisco se ha convertido en una piedra en el zapato, y la resolución del problema y de algunos de sus casos emblemáticos se alargan y postergan indefinidamente.

En Jalisco, también su clase política está concentrada en la renovación del poder, en obras faraónicas o espectáculos con los que se quieren ganar el favor del pueblo votante. Entre tanto, olvidan, ignoran o manipulan asuntos graves como la crisis por desaparición de personas. No es sólo que el gobernador prácticamente haya ignorado los encuentros cara a cara con los representantes de los colectivos de familias que buscan a sus desaparecidos, el acoso contra las madres y padres buscadores, el retiro de las fichas de búsqueda de los familiares. A esto se añade la sistemática manipulación de las cifras y el registro de casos de personas desaparecidas que lleva a cabo el actual gobierno, según denunció nuevamente el Comité Universitario de Análisis en materia de Desaparición de Personas de la UdeG.

Aunque la energía de la clase política esté enfocada en las contiendas internas por las candidaturas y luego en la competencia electoral para repartirse el poder, desde la sociedad se debe presionar y exigir que atiendan los asuntos esenciales que más agravian a la población, y especialmente que se deje de manipular y engañar en la crisis por desapariciones que existe en Jalisco y el país.

Rubén Martín
(v.pág.2 del periódico El Informador del 24 de junio de 2023).

Me pregunto en qué momento habremos de enterarnos de que los criminales están pasando de casa en casa a exigir una cuota de protección, simplemente por ocupar una vivienda.

Jorge Zepeda Paterson
(v.pág.3 del periódico El Informador del 25 de junio de 2023).

Aunque todo apunta a que Claudia Sheinbaum será la candidata presidencial y aún no debe descartarse a sus adversarios, lo que sí debe tener claro la oposición es que la estrategia que desarrollará López Obrador y Morena para mantener en su bolsa la Presidencia, es la polarización, el método permanente que utiliza el presidente para cohesionar a los suyos, dividir la oposición y ganar elecciones.

La polarización ha sido alimentada por López Obrador como parte de su estrategia electoral. Su narrativa mañanera y su desinterés sobre cualquier tema que no represente votos, lo encasilla en ese objetivo.

La ecuación electoral que tiene que realizar la oposición para 2024, en estos momentos, no es compleja. Para ser competitiva requerirá una candidata o candidato disruptivo que pueda polarizar y enfrentar a Sheinbaum o a quien decida López Obrador como sucesor. Bajo ese parámetro, Gálvez y Téllez son las mejor dotadas. Creel y los demás no entran en ese molde.

No se puede olvidar que el centrismo es una estrategia que ya no funciona.

La polarización que vivimos no es ideológica, sino emocional y pasional, que se alimenta por la creciente animadversión entre los simpatizantes de los partidos y la inexistencia de grises para evaluar a López Obrador: lo aman o lo odian. El presidente no aparecerá formalmente en la boleta presidencial, pero la elección será sobre él y para un referéndum sobre su mandato.

¿Quién puede encabezar mejor a la oposición? En la actualidad no hay lugar para los moderados y los centristas. López Obrador es el rey maniqueo y ha definido el campo de batalla electoral. Si la polarización es el nombre de su juego, el Frente y quienes voten por sus candidatos deben pensar que sus posibilidades pasan por el choque y la ruptura, no por actitudes timoratas. Gálvez y Téllez son opciones, pero no necesariamente deben ser las únicas.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.3 del periódico El Informador del 30 de junio de 2023).

Un signo inequívoco de la descomposición que se vive en México, de que se ha perdido la gobernabilidad, de que no existen políticas públicas para combatir la delincuencia, de que se fracasó en materia de seguridad, y que son los miembros del crimen organizado quienes llevan la voz cantante y mandan, y ordenan, y disponen en prácticamente todo el territorio nacional, es el cinismo con el que Andrés Manuel López Obrador responde cuando le cuestionan por temas de seguridad. Es evidente que el presidente no tiene ni ha tenido bajo su égida el control en el tema de la seguridad en lo que va de su sexenio. Y como diría Don Teofilito, 'ni lo tendrá', porque no se trata de un tema de incapacidad solamente de las instituciones. No es que la Sedena o la Guardia Nacional estén menos preparadas para enfrentar a los criminales, no es que éstos los superen en número, en preparación o en armamento, es simplemente que están atadas de manos por el propio presidente, quien a su vez, está impedido para ir en contra del crimen organizado porque, según los entendidos del tema, les debe el haber llegado a la silla presidencial.

Por ello, cuando las cifras de homicidios dolosos se le estrellan en el rostro, cuando se suman por miles los desaparecidos, cuando se encuentran bolsas negras con partes de cuerpos, cuando las madres buscadoras descubren fosas clandestinas con las que se tiene tapizado al país, cuando explotan coches bomba o se asesina a quienes defienden su tierra y sus hogares, 'calla como momia' o se hace el loco o el gracioso -que para el caso es lo mismo-, porque con el trastorno mental que padece ya no se sabe cuándo está en sus cabales.

Nada menos el pasado miércoles en su conferencia mañanera, al ser cuestionado sobre la privación de la libertad que sufrieron 16 trabajadores de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Chiapas, a manos de un comando armado, el presidente López Obrador respondió al grave hecho en tono burlesco.

"No tienen por qué hacerse daño. Y mucho menos si se trata de gente que está cumpliendo con su responsabilidad o con ciudadanos inocentes", dijo. "Lo mejor es que los liberen, si no los voy a acusar con sus papás y con sus abuelos".

Con risa burlona, cínica, y desvergonzada, todavía tomó un muñeco con su figura para escucharlo repetir sus conocidas y lamentables frases para enseguida reír a carcajadas.

Esta misma semana, Hipólito Mora, fundador de los grupos civiles de autodefensa de Michoacán, que nacieron para enfrentar al crimen organizado en el occidente de México, fue asesinado en un ataque armado contra su vehículo.

El líder comunitario había sobrevivido a un 1er. atentado en noviembre de 2022, pero sus escoltas lo neutralizaron al abatir a 2 presuntos sicarios.

El pasado mes de marzo, sufrió un nuevo ataque a balazos aunque logró sobrevivir sin heridas de gravedad.

Pese a las amenazas, seguía denunciando al crimen organizado en cuanto tenía ocasión, como hizo en el último video publicado en su cuenta de Facebook hace menos de una semana.

"Que vengan las autoridades, que terminen ya con tanto cobro de piso, tanta extorsión (...). No nos dejan trabajar, y lo que trabajamos, desafortunadamente, es para el crimen organizado. Le pedimos a las autoridades: vengan y hagan su trabajo", dijo en la grabación.

Pero las autoridades no llegaron y sí los sicarios que lo ultimaron, según Andrés Manuel López Obrador, disparando casi mil ocasiones.

El presidente se limitó a expresar su pesar por el asesinato y lo calificó como un "remanente" de la violencia que se permitió en el pasado, al tiempo que responsabilizó al ex presidente Felipe Calderón de utilizar métodos duros contra los narcotraficantes y también señaló a los medios de comunicación por informar sensacionalistamente sobre el atentado contra el ex autodefensa.

Al día de ayer, suman 159,181 muertos por homicidio doloso en lo que va del sexenio, siendo el promedio diario de 95 muertes por esta causa. De acuerdo a estimaciones, el sexenio bajo la égida de Andrés Manuel López Obrador culminará con más de 210,000 muertes, alrededor de 55,000 asesinatos más con respecto al periodo de Enrique Peña Nieto.

Salvador Cosío Gaona
(v.pág.2 del periódico El Informador del 1o.de julio de 2023).

Ya no hay masacres. Las palabras del presidente resuenan huecas en las paredes de Palacio en un eco interminable, como los mil tiros; sí: mil tiros con los que masacraron a Hipólito Mora, líder de las autodefensas de La Ruana, Michoacán, porque, justifica el gobierno, tenía muchos enemigos. O a los 6 acribillados en una banqueta de Monterrey, que, dice el gobierno, quién sabe de qué banda eran, pues tenían todos el mismo tatuaje. O los masacrados por miembros de la Guardia Nacional en Nuevo Laredo, por portación de auto sospechoso. O los asesinados a mansalva, atados de manos, boca abajo, por el Ejército en Ciudad Juárez. O los tiroteados en un bar en Irapuato, Guanajuato, o en una carretera en Colotlán, Jalisco, o en Zacatecas, Chiapas, Guerrero, etc.

Los restos humanos esparcidos y colgados en una bolsa en un puente en Toluca el día de ayer es una vuelta de turca más al escenario del terror. De acuerdo con los mensajes dejados en los últimos días se trata de una limpia que un grupo, presuntamente La Familia Michoacana en su nueva versión, estaría aplicando en esa región del Estado de México. Regresamos a los peores tiempos del gobierno de Felipe Calderón.

El gobierno federal y los gobiernos estatales -da igual si se trata de Jalisco, Guanajuato, Estado de México, Tamaulipas o Chiapas- se limitan a decir que se trata de un enfrentamiento entre bandas criminales antagónicas, como si eso los eximiera de toda responsabilidad. Los gobiernos no son culpables de las masacres, salvo en los casos en que intervienen policías o fuerzas armadas, pero sí responsables de que esos grupos actúen en absoluta impunidad. Mientras López Obrador siga repitiendo que la estrategia de seguridad es la correcta y los gobernadores que nada es su responsabilidad, no vamos a salir del hoyo. Hay que poner, de nuevo, la seguridad pública y la pacificación del país en medio de las campañas que ya empezaron.

Tener una gran policía, como se pretende con la Guardia Nacional, ayuda, pero está muy lejos de ser la solución. Comencemos por llamarle a las cosas por su nombre: en México hay masacres, hay territorios perdidos, hay una enorme debilidad institucional, hay carencias presupuestales muy serias (y de esos son responsables todos los diputados), hay complicidad de autoridades municipales, policías ministeriales, militares, jueces y magistrados.

Si el presidente se niega a reconocer el problema, las hoy llamadas "corcholatas" y en un futuro próximo la candidata o candidato de Morena van a evadir el tema. Si la candidata o candidato de oposición no propone construir sobre lo construido, que es bastante, y se limita solo a señalar lo que está mal, que no es poco, no vamos a salir del hoyo.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 6 de julio de 2023).

Una campaña política hoy sería impensable sin incorporar redes sociales, por ejemplo, y el uso de inteligencia artificial se asoma en México por 1a. vez.

No es casual el surgimiento simultáneo de tendencias populistas y autoritarias en sitios tan distantes entre sí como Hungría y México, donde tenemos en común líderes que han tenido éxito polarizando y enfrentándonos a unos contra otros, poniéndose ellos claramente en un bando y prometiendo aniquilar al opuesto.

Pero la evolución no se detiene ahí. La polarización que padecemos nos distancia de amigos e incluso de familiares, y resulta crecientemente claro que ésta es una receta destinada al fracaso.

Cualquier país, para prosperar, necesita encontrar propósitos comunes que entusiasmen, que motiven a trabajar juntos para alcanzarlos.

Será ahí donde surjan los nuevos liderazgos capaces de unir y entusiasmar. Lo hizo Obama en su momento. Pero también a nosotros nos toca hacer las cosas de forma diferente.

Jorge Suárez-Velez
(v.periódico Reforma en línea del 6 de julio de 2023).

No hemos sido capaces de lograr la prosperidad para todos. Aunque en los pasados gobiernos se hicieron esfuerzos sustanciales para lograr un desarrollo compartido, la verdad es que aún no somos una nación de clase media. El escritor argentino, Jorge Luis Borges, alguna vez sentenció que una sociedad de clase media era la mejor de nuestras posibilidades.

El actual grupo en el gobierno ha fracasado en su intento de resolver este problema: hoy hay más pobres en México que antes de que llegaran al poder. Pero no sólo eso, la mala administración de este régimen ha afectado a todos: clases altas, medias y bajas. Por 1a. vez en mucho tiempo el país no crecerá durante un sexenio.

Hoy parece difícil hacer algo, pero el siguiente gobierno podría impulsar el crecimiento económico para todos y todas.

Se ha dicho innumerables veces que nuestro país se encuentra ante una oportunidad inigualable: las cadenas productivas existentes antes de la pandemia fueron dislocadas debido a sus efectos perniciosos. Estas conectaban a diversos países asiáticos con el mercado estadounidense, que sigue siendo el mayor del planeta. Con ello, se abre la posibilidad de establecer nuevas cadenas de valor, transporte y comunicaciones que conecte a la industria mexicana con el mercado de América del Norte.

Hoy por hoy, esto está sucediendo de manera muy parsimoniosa y los ajustes no se han realizado con la rapidez necesaria. México no puede darse el lujo de perder esta oportunidad histórica.

Gustavo de Hoyos Walther
(v.pág.2 del periódico El Informador del 7 de julio de 2023).

Cuando el crimen organizado da un paso más en la escalada de violencia, como sucedió la noche del martes en Tlajomulco, como sociedad tenemos 2 opciones: o lo normalizamos o decidimos poner el alto. De cómo los mexicanos y particularmente los tapatíos hemos normalizado la violencia hay muchos ejemplos. Valgan un par.

El 1er. narcobloqueo en Jalisco lo hicieron incendiando un tráiler en la carretera a Chapala y el 2o. un camión en la Avenida Lázaro Cárdenas, frente al entonces recién inaugurado Puente Atirantado. La mayoría de los medios decidieron darle la primera plana, fotos enormes del suceso inédito. En el más reciente bloqueo en San Juan de los Lagos los medios dimos cuenta de ello como un suceso más y los automovilistas rodeaban el camión en llamas como quien esquiva un bache.

Cuando aparecieron los primeros ataques con armas largas y rifles de repetición, parte esencial de las noticias en la nota roja era hablar de las AK-47, seguido de la muletilla "mejor conocidas como cuernos de chivo". Hoy la mayoría de los tapatíos dicen conocer la diferencia entre una seguidilla de tiros hechos con metralleta y una sucesión de cohetones para festejar a la Virgen de Zapopan o al santo en turno. Los escuchamos con la misma bárbara normalidad.

El brutal ataque con minas terrestres en contra de policías y civiles es un paso hacia adelante en la escalada de terror. Usar como señuelo la búsqueda de personas desaparecidas -de acuerdo a la versión oficial- lleva implícito un mensaje terrible: no busquen. Aunque las madres buscadoras dicen no haber sido ellas las transmisoras del mensaje y hay muchas cosas por explicar de parte de las autoridades (como por qué salieron a buscar de noche y qué hacían adolescentes y civiles en un operativo), usar minas terrestres lleva otro mensaje igualmente delicado: ellos controlan el territorio; son ellos y no la autoridad quienes ponen los límites.

En la respuesta que demos como sociedad y como gobierno a este ataque nos jugamos la forma de vivir en el futuro. Si no hay una respuesta contundente desde los gobiernos estatal y federal que ponga límites a este tipo de ataques, nuestras policías y nosotros mismos viviremos con ese miedo, con otro miedo añadido a los muchos que ya tenemos.

El crimen organizado sabe que la mayor debilidad de los gobiernos son los momentos electorales. Que hoy la respuesta del Estado está condicionada, más condicionada que en otros momentos, por consideraciones políticas. Lo peor que podríamos hacer es dejar de buscar o incluso dejar de responder las denuncias ciudadanas porque todas pueden ser una trampa. Hoy más que nunca hay que buscar a los desaparecidos, apoyar a los familiares y perseguir judicialmente a los perpetradores de las desapariciones. Hoy lo mejor que podemos hacer por nuestros policías es encontrar y procesar a quienes arteramente les tendieron la trampa. Hoy lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos es exigir a nuestras autoridades una respuesta. El que normaliza pierde.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 13 de julio de 2023).

La polarización discursiva continúa, en medio de una realidad que estructuralmente tiene partido al país debido a la injusta distribución de la riqueza, que se mantiene con base en un esquema fiscal respecto del cual se ha negado una y otra vez la posibilidad de construir una reforma progresiva que alivie la anemia fiscal del Estado mexicano.

Es innegable que, en un contexto de extrema polarización socioeconómica, poco abona el discurso polarizante de la Presidencia de la República, desde el cual se elude la responsabilidad de cerrar las brechas que nos dividen, generando un ambiente retórico en el que pareciera que la cuestión de fondo es que, ante "la guerra de los codiciosos", debe imponerse la "sublevación de los pobres contra los ricos"; cuando lo que podríamos estar construyendo es un sistema de consensos democráticos para transitar hacia una sociedad de cumplimiento generalizado de derechos humanos.

Es una falacia pensar que México es o ha estado siquiera cerca de ser un país de clases medias. En realidad, somos un país estructuralmente polarizado donde el 10% de más altos ingresos de la sociedad obtiene hasta 27 veces más que el 10% de menos ingresos. Y es ese 10% el que llena las plazas comerciales y mantiene activo el consumo de bienes duraderos, automóviles y viviendas. Son 13 millones de personas sobre las que recae la mayor carga impositiva, excluyendo por supuesto a los súper ricos quienes aún ahora se benefician de una estructura fiscal inequitativa, incrementando con ello aceleradamente sus fortunas, incluso en medio de la crisis de la pandemia.

El discurso polarizante es un "callejón político sin salida", conduce al sectarismo y en los peores casos, al fanatismo y la irracionalidad. Lo que requerimos es la conciliación educada; el diálogo constructivo y una convicción democrática generalizada, que se comprometa seriamente con el mandato constitucional de garantizar universalmente los derechos humanos. No más, pero tampoco nada menos que eso.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.2 del periódico El Informador del 17 de julio de 2023).

Seguramente hoy estaremos llegando a los 161,000 homicidios violentos en lo que va del sexenio. Hasta ayer eran -de acuerdo con cifras oficiales- 160,935 asesinatos y siguiendo el promedio de muertes diarias, que es de 83 -una cada 16 minutos-, ya habremos rebasado la cifra y de paso establecido un nuevo récord. Y los números -que no mienten- echan por la borda la posición triunfalista de Palacio en el sentido de que los delitos violentos han disminuido. Los datos de la agencia de estudios de opinión TResearch indican que si se compara el 1er trimestre del año pasado con el presente, las cifras van en aumento. Que de continuar a ese paso, al finalizar el sexenio se superarán las 210,000 muertes violentas -estableciendo una nueva marca-, algo así como 54,000 víctimas más que el sexenio de Peña Nieto.

Las estadísticas le dan peso a las declaraciones del obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, quien es además secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, quien el sábado pasado durante la 9a. Caminata por la Paz estableció que "los números son atroces y hemos roto récords. Podemos decir que México está salpicado de sangre por todas partes. La impunidad es altísima y crece la desconfianza hacia las instituciones que imparten justicia. Las autoridades encargadas de la seguridad parecen ausentes o rebasadas. Y los datos no mienten y aunque quieran ignorar, la realidad nos estalla día a día ante nuestros ojos exigiendo ser corregido el rumbo de las cosas, pues lejos de aminorarse la violencia, se está extendiendo en cantidad y en crueldad, como un verdadero flagelo social que a todas luces es absurdo, inútil e injusto".

Posiblemente esta cruda posición del obispo de Cuernavaca contradice la instrucción que el Papa Francisco les dio a los obispos mexicanos que a principios de junio lo visitaron en el Vaticano, cuando según el arzobispo de Guadalajara, cardenal José Francisco Robles Ortega, el Sumo Pontífice les dijo: "Ustedes son pastores, no dejen de ser pastores en esta realidad que está viviendo México. Ustedes no son políticos, no son gobernadores, no está en sus manos resolver este tipo de problemas, pero ustedes compórtense en esa compleja realidad".

De acuerdo con el obispo Castro y Castro, la recomendación de la Secretaría de Estado del Vaticano fue "que siempre se tiendan puentes y se promueva el diálogo, pero aquí no hay diálogo", haciendo referencia a las diferencias entre la Iglesia y Palacio Nacional, "pero hay que estar preparados, abiertos para cuando se abran las puertas. Pero hay una falta de conocimiento -de parte de López Obrador- y ojalá se pueda establecer ese puente de conocimiento mutuo", dijo durante una entrevista de radio ayer por la tarde.

Sin embargo, la realidad es que el gobierno -por lo que resta del sexenio- no va a cambiar sus políticas de seguridad y la manera de enfrentar la violencia desatada en el país, las cifras de muertes violentas-desafortunadamente- continuarán incrementándose y las denuncias y las súplicas de la Iglesia serán desechadas y vistas en Palacio como una intromisión y no como un llamado a una realidad que "está salpicando de sangre por todas partes".

Gabriel Rodríguez
(v.pág.2 del periódico El Informador del 19 de julio de 2023).

El conflicto post-electoral se atisba en el horizonte, lo que se asumía como un hecho consumado o inevitable cobra una nueva dimensión; se suponía que López Obrador tenía bajo su control la sucesión de la Presidencia y, en el paroxismo de su soberbia, anunciaba la continuidad de la 4a. transformación como un movimiento cuya profundidad removería la historia patria, desde sus raíces, hasta nuestros días.

Con la estructura y el aparato del gobierno federal, más de 20 estados controlados desde la Presidencia de la República, con la escarcela de los dineros públicos a sus órdenes, con la Fiscalía a su servicio y el brazo persecutor de la Secretaría de Hacienda intimidando a quienes se le opusieran; con las autoridades electorales dóciles, casi rendidas, y las fuerzas armadas en sus manos, parecía pan comido consumar una elección de estado. El "banquete democrático" estaba por servirse.

En medio del pantanoso desprestigio de la política, con los partidos administrados por mozos de cuerda -algunos con dirigencias fétidas-, con la chusma recogiendo las migajas lanzadas desde arriba y bailando cual osos al ritmo del pandero, resulta que, a puerta cerrada en Palacio de Gobierno, una nueva esperanza entró por la ventana.

Si Xóchitl es la líder que necesitamos para reconstruir un país que quedará defenestrado por los excesos del "caudillo" y necesitado de políticas públicas que nos reconcilien, deberemos apoyarla. Hoy, sin pudor alguno, el presidente está empeñado en desacreditarla. ¡No permitamos que los francotiradores instalados en las atalayas del poder la masacren! Que las balas de la descalificación no asesinen la esperanza de un México renovado.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.3 del periódico El Informador del 24 de julio de 2023).

Los climas matan es un axioma. El presidente no lo ve, como tampoco lo hace en el caso de Joaquín López Dóriga y Héctor Aguilar Camín, en parte por su atención selectiva de los temas, en parte por sus fijaciones que lo llevan a absurdos, en parte por su narrativa y en buena parte por el odio que todas las mañanas le inyecta en el oído su jefe de propaganda Jesús Ramírez Cuevas. Nada nuevo. El presidente es predecible en lo que dice, aunque impredecible en cómo va a actuar cada mañana.

Ayer fue uno de esos momentos. En su larga perorata conspiracionista que se llevó 1,125 palabras de la mañanera, hubo 12 palabras muy importantes y positivas. "Se tiene que hacer", inició para entrar al fondo de lo que se ha planteado, "que todos los candidatos estén cuidados... protegidos".

El presidente ha escuchado las observaciones y llamados a la acción que se le ha propuesto desde la prensa en los últimos días sobre la seguridad de Gálvez y quienes aspiren a la candidatura presidencial. De esto se trataban los textos periodísticos -sin hablar por mis compañeros y amigos, no me cabe duda que fue su intención-, de llamarle la atención para que actuara, sin dejar todo a la deriva. Es muy importante que el aparato del Estado Mexicano brinde seguridad a Gálvez, pero también a su delfín, Claudia Sheinbaum, y a todos quienes estén formalmente registrados para aspirar a una candidatura presidencial.

México está envuelto en una polarización y una violencia sin precedentes, que hacen una mezcla donde todo puede pasar. Nadie ha señalado al presidente por adelantado como el autor intelectual de un asesinato, pero algunos pensamos que si eso se diera, como pasó con Salinas, él se llevaría la responsabilidad política. Por lo que toca a su gobierno y legado, esto es lo que no puede permitir. Hay criminales empoderados y ultras en los 2 bandos en los que se ha dividido el país. Sobre estos no tiene control. Disponer de recursos para brindarle la seguridad a quienes compitan por la Presidencia es una obligación política que tiene que dar el gobierno para reducir los riegos de un trágico evento de esa naturaleza. No lo quiere ni necesita él, ni el país. Que la lucha sea política, pero nada más. Ya dio López Obrador el 1er. paso, reconocer la seguridad. Lo inmediato es proveer a todas y todos de ella, en una situación extraordinaria porque, oficialmente, el proceso electoral aún no inicia.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.3 del periódico El Informador del 26 de julio de 2023).

El presidente López Obrador topó con una contradicción difícil de salvar: su compromiso con los padres de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, el movimiento popular en torno a las normales rurales y los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), y al mismo tiempo su compromiso y complicidad con las fuerzas armadas, a las que ha convertido en el brazo operativo de su administración.

El conflicto entre los normalistas y los militares es histórico. Tiene su origen en la guerrilla rural y la respuesta contrainsurgente del Ejército allá en los años 60 y 70. La desconfianza es mutua. Los normalistas están convencidos de que los militares tuvieron mucho que ver en la desaparición de los 43 y cientos de otros activistas en el pasado. Las fuerzas armadas desconfían profundamente de las causas y los métodos de los normalistas a quienes ven más como agentes subversivos que como estudiantes o maestros.

El presidente quedó atrapado entre la espada militar y la pared civil, el muro de los movimientos sociales que si algo tienen es paciencia. Ellos están acostumbrados a las batallas que no se resuelven en un día, ni en un sexenio. La causa es una forma de vida, no una tarea colateral. La contradicción en la que se metió López Obrador no parece sencilla de resolver. Pudo administrarla durante 5 años con Alejandro Encinas como subsecretario de Gobernación atendiendo a los padres de los 43 y a los grupos de derechos humanos mientras él empoderaba a los militares con la Guardia Nacional y cientos (literal) de nuevos encargos y, por tanto, presupuestos. Parte de la administración de la contradicción fue poner a disposición de la Fiscalía a algunos mandos militares de rango menor al mismo tiempo que le quitaba poder real a Encinas y a la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa.

A estas alturas del partido para el presidente lo menos importante es llegar a una explicación contundente y definitiva de lo que sucedió aquella noche y dónde están los cuerpos de los jóvenes normalistas. Lo que le importa es que los movimientos sociales no salgan a la calle y le compliquen aún más la gobernabilidad en Guerrero porque, a los militares, como ha quedado claro una y otra vez, no los va a tocar.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 28 de julio de 2023).

En México, los gobiernos de los 3 niveles semejan al laboratorio del brujo, cuyo aprendiz, carente de conocimiento, pero sobrado de ocurrencias convierte la administración en un desorden donde todo mundo acaba haciendo lo que le viene en gana, algo semejante sucede en los congresos, toda vez que los requisitos personales para ser senador o diputado ni siquiera incluyen saber leer y escribir, ¡sería discriminatorio!, así que usan la "varita mágica" sin ton ni son.

El imparable crecimiento de la burocracia y de la corrupción nos recuerdan esa masa creciente de hormigas devorando todo a su paso y sin dejar provecho alguno para nadie, por lo mismo, cuando cae una tromba en la ciudad no saben cómo afrontar las consecuencias, ocupados como están en corroer y acaparar, y a todo esto ¿existirá todavía una cosa que llaman "vialidad"?

Los Gremlins son unas criaturas extrañas y perversas que se multiplican con el agua, es decir, de la manera más fácil que imaginarse pudiera, pero nunca falta quien les ofrezca el líquido prohibido y de pronto su crecimiento se hace exponencial. Eso es justo lo que ha ocurrido con la delincuencia en este país, les dieron "agua" sin saber las consecuencias. En un 1er. momento trataron de chantajearla, pero eso era como darles agua a los Gremlins, crecieron mucho más, hasta llegar a ser ellos los que ahora chantajean a gobierno y ciudadanía, ante ese escenario, trataron de reprimirlos con la fuerza de las armas, no precisamente de la inteligencia, y medio mundo protestó satanizando la así dicha "guerra de Calderón". Viene enseguida un gobierno que renuncia a hacerles la guerra, y la otra mitad del mundo protesta con igual vehemencia, total que, entre los balazos de uno y los abrazos de otro, lo cierto es que la delincuencia sigue creciendo.

Entonces los señores políticos toman conciencia de la magnitud del problema, de su incapacidad para siquiera controlarlo, y así, deciden mejor ignorarlo. En verdad, pareciera que lo que hacen es compartir el poder legalmente recibido con quienes lo arrebatan y ejercen de manera ilegal. Si para seguir en el poder y sus ganancias, hay que compartir, pues comparten, y a la gente no le queda más remedio que reforzar la seguridad de sus casas y negocios, armarse hasta donde es posible, y acabar admitiendo que esa es la realidad y que de todos modos hay que seguir viviendo mientras no te toque la desgracia de pasar ahí donde estalla dinamita, o en medio de una balacera, o que te quiten el vehículo para incendiarlo a media carretera, o te levanten a ti o a un familiar, o te toque la desgracia de conseguir empleo en el lugar equivocado. ¿Importa esto a ese mundo de pre candidatos que brotan por todas partes como hormigas o gremlins?

Armando González Escoto
(v.pág.2 del periódico El Informador del 30 de julio de 2023).

Ya pasó más de una semana desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió a proporcionar seguridad a quienes aspiran a la Presidencia de la República, y no ha pasado nada. Ni siquiera informalmente, porque la ley establece que aún no hay ninguna campaña, por lo que tampoco hay candidatos. Seguimos en la espuma y en la radicalización de la palabra que tiene como blanco al mensajero, que sólo aviva la irresponsabilidad alimentada de manera preponderante por quien fue la razón de que se levantaran las alertas, Xóchitl Gálvez, que sigue transportándose en bicicleta. Pero la minimización política como ejercicio de negación no habla de seriedad sino de frivolidad.

Los temores son reales. Hay radicales, extremistas que en un clima de violencia propicio, como se planteó en este espacio hace una semana y media, pudieran intentar un atentado, al igual que algún fanático delirante que piensa que le haría un favor al presidente, o una organización criminal que sienta que Gálvez o algún otro candidato altere el statu quo que tienen hoy en día y quisieran eliminar el obstáculo de su camino.

Las alertas para visibilizar los riesgos y las analogías con el asesinato de Colosio fueron minimizadas y atacadas con insultos, arguyendo que no había condiciones para un asesinato, y culpando ridículamente a los mensajeros de ser parte de una conspiración para animar a un atentado de los mismos grupos opositores contra Gálvez. Delirantes los que hablaban, en acatamiento de la línea presidencial para dar un golpe preventivo en el caso de una situación con una figura de oposición, mientras se ocultaban las valoraciones hechas en Palacio sobre un evento similar en contra de Sheinbaum o un morenista.

Lamentablemente, las condiciones objetivas de violencia política son mucho más graves que las que se vivieron en 1994. El 4o. Informe de Violencia Política en México que dio a conocer la consultora Etellekt en mayo de 2021, previo a las elecciones nacionales intermedias, señaló que el proceso electoral era el 2o. más violento desde 2000, y que el número de políticos y aspirantes a una candidatura asesinados era 29.5% superior a las 61 víctimas mortales del ciclo electoral intermedio previo, en 2015. En 2021, agregó, las agresiones contra políticos, aspirantes y candidatos se sucedieron en 31 entidades y en el 13% de 331 municipios afectados por la violencia.

Los asesinatos de políticos, secuestros y ataques no han parado desde entonces. El año pasado, de enero a mayo, se asesinó a un político cada 2 días durante el proceso electoral, que fue el periodo más letal desde 2018, de acuerdo con Data Cívica. En los primeros meses del año pasado, hubo 120 agresiones de varios tipos -amenazas, ataques armados, desapariciones, homicidios y secuestros-, donde Morelos, Guanajuato y Chihuahua resultaron los más violentos del país en materia política-electoral.

Al finalizar el año, se habían registrado 486 eventos violentos contra políticos, convirtiéndose en el peor año desde que se lleva recuento, y en el 1er. trimestre de 2023, con 296 incidentes en el 1er. semestre -91 sólo en enero y febrero-, se perfilaba a ser todavía más grave, con una mayor incidencia en Zacatecas, Morelos, Veracruz, Guanajuato, Oaxaca y Quintana Roo. En cuanto a municipios, Tijuana, es donde más ataques se han dado, producto de una espiral de violencia que orilló a la alcaldesa a mudarse a vivir a la zona militar.

El total de ataques durante el sexenio de López Obrador, según Data Cívica, suma 1,126, entre asesinatos, atentados y amenazas contra personas asociadas al ámbito político, gubernamental, o contra instalaciones de gobierno o partidos.

Con tanta información estadística disponible, en el clima de polarización que envuelve al país y el discurso de odio que habita las redes sociales, sólo la inconciencia conduce a pensar que nada puede pasar. Pero hay responsabilidades definidas para minimizar los riesgos, como la autoridad electoral y el gobierno, donde la iniciativa la tomó la semana el presidente para brindar protección. Hasta ahora es sólo palabrería, pero hay que exigirle que cumpla lo ofrecido.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.4 del periódico El Informador del 3 de agosto de 2023).

Hace 5 años, 5 graves problemas se habían enconado en la vida de México: impunidad, corrupción, inseguridad, fracaso educativo y pobreza. De alguna manera, estas 5 lacras estaban interrelacionadas y exigían desde hacía sexenios una intervención mayor por parte del gobierno.

Hasta donde es posible observar, tenemos la impresión de que el presidente de la república consideró que los 4 primeros eran insolubles, desgastantes o de resultados muy a largo plazo si se querían afrontar decididamente.

En el tema de la inseguridad le habían precedido 2 estrategias: la de Calderón, balazos, no abrazos; la de Peña, ni abrazos ni balazos, así que fijar su posición con una estrategia de abrazos y no balazos, fue una forma de zanjar la cuestión.

De Peña heredó la percepción de que la corrupción es una cultura que compartimos todos en este país, y no era el caso de ir en contra de una tan masiva idiosincrasia, si así funcionamos, así sigamos.

La impunidad ha sido enfrentada de manera esquiva, aleatoria; una actuación más firme y de verdaderos resultados habría supuesto un poco de "fe" en la ley y en las instituciones, que sabemos el presidente no tiene, decepción que comparte con un incontable número de mexicanos.

Con ese mismo incontable número de mexicanos comparte también una evidente desconfianza en los valores de la educación, pues todos venimos de la gran desilusión: pensar que estudiar basta para salir de la pobreza. Por lo mismo, en el campo de la educación es posible que sólo haya visto un sindicalismo corrupto e inmanejable y un conjunto de burócratas teóricos dedicados a planear la manera de seguir haciendo planes educativos en tanto llega la jubilación.

Por lo tanto, el presidente consideró, a mi entender, que el único asunto en el que podía realmente lograr algo era en el de la pobreza, por eso su lema, "primero los pobres", ha sido una constante que hay que ver detrás de los 3 grandes mega proyectos para el sur, ese sur del país, siempre retrasado, explotado y empobrecido. Pero de igual manera, la creación de la franja económica de la frontera norte, el muy notable aumento al salario mínimo (de 88.40 a 207.44), la pensión para los adultos mayores y para los menores con discapacidad, que ha tenido un impacto real ya solo por el hecho de favorecer la dinámica adquisitiva, sin desconocer el crecimiento clientelar que tal ayuda trae consigo, y desde luego la continuación de la política financiera del panismo que ha favorecido un techo macroeconómico estable pese a la crisis económica mundial. Todas las demás acciones han sido simples contornos prescindibles del platillo fuerte.

Estos elementos nos pueden ayudar a entender que el presidente ha gobernado en favor de lo que consideró de beneficio inmediato para el sector más amplio y menos favorecido, posponiendo una vez más los procesos que dan un beneficio de mayor permanencia y trascendencia al conjunto de la nación, aunque los resultados sean de mediano y largo plazo, es decir, abatir la corrupción y la impunidad, base fundamental de la delincuencia, apostar con absoluta seriedad al compromiso democrático y por encima de cualquier otro tema, impulsar una genuina reforma educativa de fondo, tal y como han hecho países similares al nuestro y que hoy día son potencias mundiales.

Armando González Escoto
(v.pág.2 del periódico El Informador del 6 de agosto de 2023).

México está en una guerra cultural que va más allá de la lucha del poder. Es una guerra que Andrés Manuel López Obrador comenzó en los 80 en las zonas rurales de Tabasco, donde sembró en las mentes el discurso de los ricos contra los pobres y los que tienen y los que no. Tras lograr su objetivo, trasladó su lucha a las zonas urbanas, donde las invasiones de más de 600 pozos petroleros en los 90 lo llevaron a la Ciudad de México, que se convirtió en su gran campo de batalla. Ningún gobierno vislumbró que la guerra cultural que vivían otros países llegaría a México, quizás ni López Obrador, que probablemente la desencadenó intuitivamente.

Los nuevos Libros de Texto Gratuitos son el escenario más claro de esa guerra cultural en la que estamos. Hay fuertes críticas por sus errores y por el secretismo de cómo se hicieron, así como por su pedagogía y metodología. Una de las censuras más duras fue de un experto en Educación, Gilberto Guevara Niebla, que afirmó que no llevan al alumno a pensar por sí mismo, sino que tienen un carácter instructivo-doctrinario que buscan imprimirse en la mente de los maestros y alumnos, clausurando la vía para que ellos decidan libremente. Su argumentación nos ubica en el campo de batalla al que nos llevan estos Libros de Texto Gratuitos, tan controvertidos como muchos otros en el pasado, pero que a diferencia de otros momentos, desnudan la guerra de López Obrador por la hegemonía del pensamiento, el control de las mentes y el futuro.

Los libros no pueden ser vistos como un cambio de "la incompetencia del conocimiento técnico" por herramientas que mejorarán la educación de los niños mexicanos, sino que introducen a nuevas zonas oscuras del conocimiento donde por ejemplo, no se apuntala la ciencia y se propone recuperar el pasado -incluso precolombino- como forma de desarrollo, y retomar las enseñanzas de los pueblos originarios, a las que dedican decenas de páginas contra unas cuantas que permitan competir en un irreversiblemente mundo global -del que reniegan los libros-, mejor preparados.

Pero el conocimiento no es el objetivo de los libros de texto. Su meta es aniquilar todo el pasado para imponer el futuro de lo que López Obrador define como la 4a. transformación.

En estos libros de texto no sólo hay un impulso a la visión del gobierno, como antaño, sino el fortalecimiento de la narrativa de López Obrador, que como los populismos de izquierda y derecha, rechaza la cultura y los valores de la élites, y coincide en su hostilidad contra los ideales y las prácticas de los gobiernos tecnocráticos.

Las víctimas de esta dialéctica de autodestrucción masiva son los niños, porque esta guerra cultural hará aún más desigual a nuestra sociedad y más partido a nuestro país.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.3 del periódico El Informador del 7 de agosto de 2023).

Una rendición sin honor ni pudor que ha visto a los criminales ocupar descaradamente el lugar que la autoridad les dejó vacante. Miles de vidas, como lo cantó José Alfredo, pasaron a valer nada y terminaron llorando.

No es solo la degradación social por el crimen, sino la transformación del racismo y clasismo en instrumentos políticos para alimentar el odio y la polarización.

El color de la piel y la clase social explotados incansablemente por el propio presidente de la república para dividir al país, abriendo un abismo entre los propios mexicanos. Lo que antes estaba medianamente oculto fue sacado a la luz, no para curarlo, sino ampliarlo y explotarlo.

Un país con una clase política que ha agregado el cinismo a la ratería. La corrupción era un cáncer, pero medianamente controlado por leyes e instituciones. Ahora la robadera campea con descaro.

El ejemplo establecido por el titular del ejecutivo es claro: roba y al mismo tiempo grita que eres honesto.

Saquea las arcas de la nación mientras dices que vas a necesitar una pensión del ISSSTE para envejecer en tu ranchito con dignidad.

Ante toda exhibición de la podredumbre que impera en el gobierno, saca el pañuelito blanco y grita: "nosotros somos diferentes".

Así con las leyes. El presidente es el primero en vanagloriarse que las pisotea, en burlarse cuando se exige que las cumpla.

Es el mismo cinismo que al permitir la robadera: lo hago porque la ciudadanía me extendió un cheque en blanco y no dudo en hacer lo que se me da la gana, al diablo con las instituciones que no pueda doblegar o destruir.

El presente construye el futuro, y el de México es continuar la putrefacción.

Sergio Negrete Cárdenas
(v.periódico El Financiero en línea del 12 de agosto de 2023).

Los capta la cámara.

Paco Calderón
(13 de agosto de 2023).


En México no nos podemos considerar ajenos a fenómenos como el de Bolsonaro o Milei. Si bien es cierto que económicamente estamos a años luz del desastre argentino, la ineficiencia gubernamental y la tolerancia del gobierno a la corrupción propia (siempre se persigue la de atrás, nunca la del grupacho en turno) pueden generar un caldo de cultivo idóneo para este tipo de radicalismos.

Para la elección del 2024 el pendulazo parece estar descartado: hoy incluso la derecha camina por el lado izquierdo de su carril. La responsabilidad en el manejo monetario del gobierno de López Obrador, con inflación a la baja y un tipo de cambio fortalecido, nos sitúan muy lejos de un escenario de crisis como la que vive Argentina, que tan solo ayer devaluó su moneda 18% ante el triunfo del candidato de la extrema derecha. El riesgo está en la creciente ineficiencia gubernamental merced a la incapacidad de la clase política para generar acuerdos y a la soberbia de los gobernantes. Quien sea el próximo presidente de México, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard o Xóchitl Gálvez, tiene que tomarse en serio la construcción de acuerdos y la eficiencia gubernamental, particularmente en el combate al crimen y en los servicios del Estado.

No hay libertad sin justicia, aunque el señor Milei grite carajo 7 veces. Pero tampoco hay libertad ni justicia sin un gobierno eficiente que nos garantice la seguridad pública, el acceso a la justicia y servicios de calidad. Los pendulazos existen y son resultado de la soberbia con la que gobiernan nuestros políticos.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 15 de agosto de 2023).

Cuando las mediciones muestran que se está ante una condición de pobreza estructural, las diferencias en términos de puntos porcentuales pasan a 2o. plano, y lo que las instituciones públicas y los análisis de las y los expertos deberían hacer es discutir con la intensidad necesaria para llegar a consensos sobre cuáles deben ser las políticas económicas, sociales, culturales y ambientales que deben construirse para modificar los factores que determinan estructuralmente la pobreza.

Desde esta perspectiva, "cantar victoria" ante avances relativos y coyunturales es un mero acto de propaganda y en poco abona a la generación de una estrategia integral en la materia. Por ejemplo, ¿cómo vamos a hacer, con los recursos disponibles, para reducir el porcentaje y número de personas que no tiene cobertura en salud, y que son 50.4 millones de personas. La cuestión es pertinente porque la pregunta es si pueden sostenerse los programas de transferencias de ingresos si se destinaran los recursos que se requieren para un sistema nacional de salud que garantice la dignidad humana de forma universal.

¿Cómo se va a sacar de la pobreza extrema a los 9.1 millones de personas que en 2022 se estimaron en pobreza extrema? La cuestión es de la mayor importancia, pues es claro que las transferencias de recursos no son suficientes. Y aquí una vez más cabe la pregunta, ¿podrían seguir distribuyéndose en monto y criterios de asignación las transferencias de ingresos, si se hiciera lo necesario para reducir la pobreza extrema en el país, la más arraigada y difícil de reducir?

Y la otra cuestión de fondo: ¿podemos seguir midiendo a la pobreza sólo bajo los parámetros que se usan hoy, o deben incluirse variables como el gasto en seguridad y protección que realizan los hogares, los costos de ser víctimas del delito, los gastos de cuidado y traslado de personas enfermas o dependientes, o el costo económico asociado a la pérdida de años de vida saludable de las personas?

Más preguntas: ¿podrían mantenerse los programas de transferencia de recursos, si se priorizara la garantía universal de acceso efectivo al agua potable?, porque sólo alrededor del 60% de las viviendas la recibe al día. ¿podría mantenerse la misma política social si el país decidiera reducir a cero el número de viviendas donde se cocina con leña? ¿Podríamos mantener los mismos programas, de tomar como prioridad reducir a la mitad el número de personas con obesidad y sobrepeso, problemas de salud que contribuyen anualmente a la muerte de alrededor de 250,000 personas?

Dadas las condiciones estructurales de desigualdad, carencias, miseria y hambre que hay en el país, puede sostenerse que aún cuando se universalizara un ingreso por arriba de lo que hoy se considera la línea de la pobreza, México seguiría siendo un país profundamente pobre y desigual. Y eso es lo que tenemos que discutir con seriedad.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.3 del periódico El Informador del 18 de agosto de 2023).

Cuando se quiere reclamar algo al gobierno, siempre será mejor hacerlo a través de una organización que en lo individual.

Los individuos estamos mucho más expuestos y somos mucho más débiles y vulnerables que las instituciones, especialmente con un presidente al que le importa más saber quién reclama, que aquello que se reclama, porque eso le permite personalizar el problema y reducirlo a un interés particular que por ser tal, no merece su atención. Con respuestas como "se escucha, pero no se comparte", "se respeta el derecho a manifestarse" se evaden las discusiones de fondo.

Las organizaciones políticas y sociales son las que hacen la diferencia entre la fuerza y la razón de uno y la fuerza y la razón de todos, y le dan sentido y poder motivador a lemas, máximas y refranes que resumen las más valiosas experiencias y lecciones de vida.

Ejemplo de ello es el lema conocido por todos "La unión hace la fuerza" derivado de una frase en latín, que todos deberíamos tener siempre presente: "concordia res parvae crescunt" (las cosas pequeñas florecen en la concordia), o la famosa máxima "Divide y vencerás" tan socorrida en tiempos de guerras y turbulencias políticas, y muchas otras frases que forman parte del argot popular, como la advertencia "No somos machos, pero somos muchos".

Pues así, igual, unidos y protegidos por el anonimato del voto, en las próximas elecciones debemos espetarle en la cara al Presidente lo que millones de mexicanos honestos, trabajadores y con aspiraciones legítimas pensamos de él y de su fallido gobierno: "no somos jodidos, pero somos muchos".

Para ello es necesario vencer el abstencionismo.

El país está como está, porque los que no dependemos del gobierno, los decepcionados de la política, los jóvenes, y en general los mexicanos más informados y educados, somos los que menos votamos. Unidos seríamos una mayoría que enfrenta a una minoría organizada, adoctrinada y "maiceada" por una opción política que resultó ser mucho más incapaz, corrupta y antidemocrática de lo que imaginamos.

Nos están dividiendo para vencer. Y no hay otra forma para unirnos y hacer fuerza más que a través de las alianzas políticas que se han formado, aunque ninguno de sus integrantes nos atraiga del todo.

Las organizaciones sociales y las alianzas políticas -con todo y los defectos particulares que puedan tener- como entes colectivos, tienen cualidades y capacidades que los individuos no tenemos: despersonalizan las denuncias y los reclamos, de manera que lo importante sea lo que se dice, y no quién lo dice; tienen el poder de los expertos, tienen poder económico, canales de comunicación, representatividad y autoridad moral para canalizar ideas, proyectos, demandas de la sociedad, etc.

Lo único que no pueden hacer por nosotros es votar. Eso lo tenemos que hacer nosotros.

Mientras llega el tiempo de ir a las urnas, lo que nos corresponde hacer a los ciudadanos preocupados por el rumbo que el país ha tomado bajo el mando de AMLO y su 4T, es promover el voto, para que ese derecho individual no se desperdicie, y que el abstencionismo (para mí valemadrismo) de los escépticos, apáticos, decepcionados o desinformados, no contribuya al triunfo y continuidad de grupos y mafias de poder que han empeorado al país y que son la mismísima razón de su decepción.

Y si el argumento (que más bien es excusa) para abstenerse de votar es no saber a cuál partido o candidato irle, porque todas las opciones nos parecen igual de malas, o más de lo mismo, en lugar de perder sin siquiera jugar (por "default") al menos votemos por el partido, alianza o candidato que nos parezca sea el mal menor.

Es una paradoja que los abstencionistas tengan que hacer lo que no quieren (votar) para tener lo que quieren (un país en paz, seguro, con servicios de salud eficientes, con una educación pública de calidad, etc.). A los abstencionistas, y a todos los que con toda la razón del mundo están decepcionados de la política y de los políticos, y por lo tanto no quieren saber nada de ellos, les digo: no involucrarse en los asuntos públicos, no informarse y no votar es darse un balazo en el pie, y de paso... llevarnos a todos entre las patas.

Para tener lo que quieres, a veces hay que hacer lo que no quieres.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(18 de agosto de 2023).

Estamos viviendo en la barbarie en el país, hay una total falta de civilidad, de comunalidad. Vivimos en un estado de fiereza y crueldad, como define la RAE. Claramente el Estado mexicano, en sus 3 niveles, y en todos los colores del espectro partidario, no sólo ha fallado. Ha sido omiso y cómplice de esta situación de violencia extremadamente cruel que estamos viviendo.

Lo que me sorprende es que desde la sociedad no hayamos sido capaces de dar una respuesta social y política a este que es el principal desafío que enfrentamos hoy por hoy: vivir cada día sin correr el riesgo de ser desaparecidos, asesinados, descuartizados y enterrados en una fosa clandestina.

Hoy ante la desaparición de los 5 jóvenes de Lagos de Moreno, parece que socialmente no hay una respuesta desde la sociedad del tamaño que requeriría responder a esa tragedia. Es un hecho de gran envergadura que demandaría una intensa movilización social para acompañar a las familias, para exigir al gobierno que haga su trabajo, que detenga a los perpetradores, que ponga fin a la impunidad y a las cadenas de complicidad entre crimen y aparato de gobierno, y que por fin terminen las desapariciones. Conseguir eso requiere una gran movilización social, pero hasta ahora no hemos sido capaces de llevarla a cabo. Parece imperar el miedo, el temor.

Parece imponerse la apatía, la resignación o la normalización ante esta violencia irracional. Vivimos como pasmados, sin saber bien a bien qué hacer. Rossana Reguillo dice, y coincido, que parece que hay "ausencia de voluntad de pelear".

Rubén Martín
(v.pág.2 del periódico El Informador del 19 de agosto de 2023).

Dado que, desde el porfiriato, no hemos vivido realmente bajo regímenes opresivos militares o civiles, carecemos de la experiencia de vivir sin libertad. Con justa razón, Mario Vargas Llosa adjetivó el periodo priísta como "la dictadura perfecta". Por lo tanto, se nos dificulta dimensionar las consecuencias que nuestra inacción puede acarrear. Damos por hecho que todo aquello que tiene que ver con el gobierno está corrompido y preferimos dejar la administración de los bienes sociales en manos de terceros. Asumamos nuestro derecho de opinar y decidir sobre el destino de nuestra nación.

Los meses por venir pondrán a prueba nuestro futuro.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.4 del periódico El Informador del 21 de agosto de 2023).

Duele en el alma la carencia de empatía, el chiste que se cuenta y la "falta de audición" de un presidente del país que en 5 años no ha cambiado el panorama de inseguridad en México, por el contario, la impunidad y los "abrazos, no balazos" abrieron la puerta a los tentáculos de grupos delictivos que están por todos lados.

La impunidad y la incompetencia se toman de la mano y caminan como si nada por las calles de México, porque en todos los rincones sucede. ¿Qué sigue? ¿Quién responderá por esa herida, por esas ausencias, por esas familias rotas?

No hay marcha, grito u oración que pare la delincuencia, eso es trabajo de otros. Hemos pasado del asombro a la rabia, pero entre el dolor y la impotencia esperamos respuestas. ¿Cuántas gotas más se necesitan para frenar esta barbarie? ¿Cuántos vasos derramados quieren acumular las autoridades? ¿Se consagrará esta administración federal como la que más víctimas registre mientras reparte abrazos en lugar de garantizar seguridad?

Gabriela Aguilar
(v.pág.3 del periódico El Informador del 23 de agosto de 2023).

En naciones como la nuestra, la certidumbre estuvo soportada muchos años en un sistema de gobierno fuerte y un partido dominante. El PRI era la secretaría de elecciones del ejecutivo en turno; el resultado se podía anticipar sin riesgo de equivocación. La presencia de Acción Nacional era prácticamente testimonial. El oportunismo y el chapulineo no existían. Con el correr de los años, y como efecto de una serie de presiones internacionales y nacionales, construimos instituciones electorales que, a pesar de sus deficiencias, han permitido transitar hacia un régimen democrático; que, por cierto, el presidente está intentando destruir, sin éxito hasta ahora, para ser substituido por uno que se ajuste a sus designi

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.3 del periódico El Informador del 4 de septiembre de 2023).

El México en el que yo nací no es el mismo en el que nació mi hija, pero la esencia de aquella época prevalece. Durante los últimos 30 años, he visto descomponerse el tan trillado tejido social, he visto que México sigue siendo un país de oportunidades pero no para todos, da la mano a extranjeros mientras no nos quiten lo que llevamos puesto, he visto a la política convertirse en un negocio y en una forma vil de hacerse rico y poderoso al menos por un tiempo. He visto a los políticos asistir al teatro a dar sus informes pero no a interesarse por lo que sucede cuando ellos no están en el estrado. Quizá las formas dejaron de importar mucho y el fondo sea el mismo.

Argelia García F.
(v.periódico El Informador en línea del 17 de septiembre de 2023).

De acuerdo con el reporte 'Situación de la Iglesia Católica ante la Violencia en México', elaborado por el Centro Católico Multimedial y publicado a finales de 2021, nuestro país es el más peligroso para ejercer el sacerdocio en América Latina. Solamente en los últimos 3 sexenios se han registrado 51 asesinatos: 17 con Felipe Calderón, 26 con Enrique Peña Nieto y 8 con Andrés Manuel López Obrador. Esta situación y la violencia que tenemos en nuestra sociedad, son el principal motivo por lo que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Conferencia de Superiores Mayores de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús han convocado a la reunión Diálogo Nacional por la Paz, que a partir de hoy y hasta el sábado se llevará a cabo en la Universidad Iberoamericana en Puebla, a la que asistirán 1,300 personas de todos los niveles sociales.

De acuerdo con el informe, "los delitos de extorsión, fraude contra sacerdotes y religiosos, así como ataques a templos católicos han ido en aumento en el presente sexenio. Desafortunadamente, la cifra es superior a las denuncias presentadas. Ni las fiscalías estatales o la Fiscalía General de la República han dado respuestas claras a este fenómeno, por el contrario, las investigaciones son irregulares y con grandes vacíos. Más del 80% de los casos de asesinatos, extorsiones y robos contra los templos católicos no han sido resueltos".

Ayer, Monseñor Ramón Castro Castro, Obispo de la Diócesis de Cuernavaca y Secretario General de la CEM, dijo que después de escuchar a más de 15,000 personas en todo el país que han mostrado preocupación por la violencia que en general que se tiene, se han elaborado propuestas a discutir en este Diálogo Nacional por la Paz, en donde se trata de llegar a conclusiones sobre "dónde estamos, adónde queremos ir y qué ruta debemos seguir para alcanzar esa paz que necesitamos. Es algo muy concreto y este diálogo nos va a dar las pautas para conseguir esa ruta de la paz".

Dijo Castro Castro que en varios municipios en México han funcionado algunas fórmulas para combatir la violencia -que tiene "salpicado de sangre a México", según denunció la misma Iglesia hace unos meses-, "por lo tanto no vamos a inventar. Vamos a proponer lo que ya ha dado resultado" más las conclusiones que se saquen en estos 3 días de diálogo.

Las propuestas del Diálogo Nacional por la Paz "serán presentadas al gobierno, para los candidatos a aspirantes a gobernar, para todas las iglesias y para todas las personas de buena voluntad que crean en el proyecto", dijo el secretario general de la CEM, quien agregó que "iremos de tocar la puerta a todos aquellos que nos quieran abrirla y estén interesados en aprovechar los resultados de esta síntesis". Pues ojala, que si llevan las propuestas a Palacio Nacional, que es donde más ayuda necesitan para saber cómo frenar la violencia, les abran la puerta y no les suceda como a Xóchitl Gálvez, quien a pesar de llevar una orden judicial para ejercer su derecho de réplica, la dejaron 'vestida y alborotada' para entrar a la mañanera.

Daniel Rodríguez
(v.periódico El Informador en línea del 21 de septiembre de 2023).

Tomar las riendas de un país polarizado será muy complicado. La elección será mucho más compleja de lo que auguran los morenistas. En campaña, cualquiera de las 2 se puede caer, o crecer. Ninguna de ellas tiene nada seguro salvo que, de llegar al poder, tendrá en contra a la otra mitad del país.

Sin embargo, el reto mayor será llenar el hueco comunicacional. La omnipresencia de López Obrador en la esfera pública y la manera particular de comunicar no es imitable. Quien llegue deberá encontrar su propia manera de estar presente y de establecer su narrativa. El reto de suceder a un presidente que monopolizó la enunciación, que manejó la narrativa y que se puede dar el absurdo lujo de tener otros datos, es mayor. El discurso de Claudia no puede ser me dejaron un cochinero y para Xóchitl no hay margen de error. Las 2 están obligadas a la eficacia gubernamental y las 2 tienen como reto llenar el enorme hueco de comunicación que se abrirá el 1o. de octubre de 2024. Es cierto que vamos a descansar de oír todos los días al presidente, pero más lo es que el silencio será el fantasma que continuamente recordará el pasado.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 28 de septiembre de 2023).

A veces la forma de ver el problema es el problema. Por un lado tenemos un gobierno que aparta la vista de la realidad. Llama propaganda o apología del delito (AMLO y Alfaro dixit) a los bloqueos, desapariciones, masacres, fosas y el despliegue de fuerza de los grupos del crimen organizado.

Pero la difusión en medios es la consecuencia, no la causa de esos comportamientos delictivos. Su magnificación, en todo caso, es producto de una sociedad hipercomunicada que ha multiplicado sus canales de difusión.

Pensémoslo así: imaginen que vivimos en 1970, ¿cuántos de estos hechos llegarían a las portadas de los diarios y la televisión? La mayoría. Simplemente porque son más que actos de comunicación o apología del crimen, se trata de fracturas dramáticas y reiteradas del orden legal.

Por otro lado, si somos autocríticos, los medios estamos en deuda con la sociedad porque históricamente hemos sido incapaces de mostrar versiones más generosas de nuestra realidad. No significa evadir o negar los problemas que enfrentamos sino diversificar la dieta informativa de los lectores y lectoras.

Tras su liberación, Yolanda Sánchez, alcaldesa de Cotija, Michoacán, emitió un mensaje en video y cerró con una frase -la única que, podría asegurar, no le dictaron las autoridades-: "Aquí en mi pueblo somos más los buenos".

Aquí también somos más los buenos.

Jonathan Lomelí
(v.pág.2 del periódico El Informador del 28 de septiembre de 2023).

La narrativa oficial según la cual la violencia es producto de una guerra entre bandas criminales es, por lo menos, falaz.

Nada más alejado de la verdad. Hoy sabemos que México es el país más peligroso para los civiles en todo el planeta, incluso en comparación con naciones en guerra como Ucrania. El asesinato de los jóvenes en Zacatecas es otra prueba de ello. No hay que dejar de advertir que las atrocidades cometidas en los últimos tiempos han sido perpetradas contra jóvenes.

No es aventurado decir que el Estado mexicano hoy no está cumpliendo con su responsabilidad mínima de salvaguardar la integridad física de sus ciudadanos y ciudadanas. Esto bastaría, desde luego, para que la gente los rechazara en las urnas. Pero, al parecer, mucha gente que votó recientemente por gobiernos obradoristas tendrá lamentablemente que escarmentar en cabeza propia. No debiera ser el caso, y el hecho de que así sea, es, en última instancia, culpa de gobernantes demagogos que prometen lo que no pueden cumplir. Pero esto tiene sus límites. Por lo pronto, de acuerdo con el Inegi, 9 de cada 10 zacatecanos se sienten inseguros por la situación de las localidades donde habitan.

Es evidente que le urge al país una reflexión a fondo sobre la violencia extrema que está afectando a muchos mexicanos y mexicanas, sobre todo jóvenes. Como producto de esta gran reflexión, se podría concretar una especie de pacto de unidad de las diferentes fuerzas políticas del país para que, trascendiendo sus diferencias, se pueda dar prioridad nacional a la lucha efectiva contra el crimen organizado. Pero para que esto sea posible se requiere que las autoridades nacionales, estatales y locales dejen de minimizar el problema, pues así hacen más difícil su solución.

Quizás no sería mala idea tomar en cuenta otras experiencias mundiales análogas a la mexicana que nos puedan servir, aunque siempre considerando que ningún caso es igual a otro.

Gustavo de Hoyos Walther
(v.pág.2 del periódico El Informador del 29 de septiembre de 2023).

Más allá de los huecos históricos, 11 lustros después hay cosas que los mexicanos parece que hemos olvidado respecto a lo sucedido aquella trágica noche del 2 de octubre de 1968.

La 1a. y más importante es que el lugar del Ejército está en los cuarteles y no en las calles. Después de lo sucedido en la Plaza de la Tres Culturas todas las personas que desde cualquier trinchera pelearon por la democracia en este país tenían claro que la no repetición de aquella tragedia pasaba porque el poder en turno no usara a las fuerzas armadas en labores de seguridad o de contención de inconformidades sociales. Hoy tenemos al Ejército en las calles y el que no haya pasado algo tan descomunal como aquella noche no significa que no hayan ocurrido y ocurran todos los días abusos de autoridad ni que no pueda suceder de nuevo algo similar a lo que pasó aquel día.

Lo 2o. que hemos olvidado es que la batalla de aquellos jóvenes era por la democratización del país. Nada era tan subversivo en aquellos días como exigir democracia. Muchos de los que estuvieron en el movimiento del 68 siguieron la batalla y se unieron a otros grupos con los que compartían la agenda democrática, aunque no necesariamente las posiciones ideológicas. La batalla duró casi 30 años hasta que en 1997 se logró un Instituto Federal Electoral autónomo y las primeras elecciones realmente libres. Hoy esos logros son puestos en entredicho desde el poder que ataca a las instituciones democráticas un día sí y otro también. Ojo, el problema no es que se debata sobre ellas, eso es normal y necesario, sino se les condene y se les castigue presupuestalmente por no estar de acuerdo con el presidente. Eso aquí y en China es autoritarismo, ese que pretendíamos no olvidar para no repetir.

La 3a. cosa que olvidamos es que los jóvenes querían ser escuchados. Aunque el país cambió muchísimo en estos 55 años en términos de apertura, derecho a la información e incluso derecho a la educación, los jóvenes siguen siendo el grupo de edad menos atendido y más amenazado; son víctimas permanentes de la violencia y de la extorsión policial. Los jóvenes hoy son la carne de carne de cañón del crimen organizado y los principales perseguidos por las policías el delito de portación de cara.

No basta conmemorar el 2 de octubre; hay que evitar el olvido.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 3 de octubre de 2023).

México está en guerra.

Lo aceptamos o no, la evidencia, cruel y sangrienta, está ahí.

No hay que esperar un estallido: esta aquí, en movimiento retardado.

Hay una disputa por el control del territorio que devasta el tejido social, erosiona la gobernabilidad y arruina la confianza sobre la que se cimienta la convivencia.

De no haber un viraje brusco en la conducción política, lo que vivimos podría terminar en una confrontación entre mexicanos.

Los orígenes de lo que vivimos datan de lejos y son profundos.

Hay que entender su densidad histórica.

Bárbara Walter ha escrito un libro seminal sobre el tema ¿Cómo comienzan las guerras civiles?

Primero: comienzan cuando se producen cambios profundos de manera acelerada.

Las transiciones políticas de gran intensidad generan inestabilidad y ruptura institucional.

En este sentido, México tuvo un largo, larguísimo proceso de cambio. Comenzó en 1977 y concluyó con 3 alternancias presidenciales en 18 años.

En el inter se desató la guerra contra el narco que hizo metástasis un cáncer que habitaba en nuestro cuerpo social desde los 70s.

También, una lamentable desigualdad y una pobreza descomunal de la población.

2018 trajo un cambio radical. Eso precipitó el conflicto en todas sus dimensiones.

Hubo, además, un ataque frontal a las instituciones democráticas que convirtió a México en una "anocracia".

Explica Walter: es un gobierno con rasgos autoritarios y democráticos, con gran inestabilidad, ineficiencia y conflicto.

México dejó de ser una democracia en 2018.

Se aclara: una guerra civil no será como hace un siglo en México.

Con grandes ejércitos confrontándose.

Será más a los que vemos hoy: zonas disputando el control, con suma violencia, propaganda, autogobiernos.

Llevamos, desde Calderón, 420,000 ejecutados y más de 110,000 desaparecidos. Más muertos que en la guerra de Ucrania.

Un mexicano emigra cada minuto.

Importa la razón: huyen de esta guerra.

Internamente hay 386,000 desplazados por la violencia: una tragedia humanitaria.

Esto se inflama por 2 hechos: la consciente retirada del Estado Mexicano bajo el slogan de "abrazos, no balazos" y la cotidiana polarización que se dirige contra grupos específicos de la sociedad.

La toma de Culiacán por el Cartel de Sinaloa tras la 1a. detención de Ovidio es la imagen de la derrota del Estado.

Chiapas es un territorio sin gobierno.

En Michoacán se cobra un impuesto a la exportación agrícola.

Guerrero está en llamas.

Colima tiene la tasa más alta de homicidios del mundo.

En Tijuana la alcaldesa se tuvo que ir a vivir al cuartel. Zacatecas explota porque es un punto neurálgico del trasiego de droga.

Los cárteles intimidan y se animan a atacar autoridades, jueces (en Colima trabajan por zoom) y periodistas.

Hay grupos de civiles que se constituyen en autodefensas.

Las fuerzas armadas están desplegadas por todo el país en (por lo pronto) puestos administrativos.

¿Qué puede salir mal?

Falta un cerillo para que se pase de esta guerra a una guerra civil.

Fernando Vázquez Riagada
(v.periódico El Universal en línea del 3 de octubre de 2023).

Cada proceso electoral pareciera que el país debe resurgir de sus cenizas. Cada elección presidencial escuchamos que el país está peor que nunca y que la elección es la madre de todas las batallas. Sí, como dicen los entrenadores, hay que jugar cada partido como si fuera una final, y en efecto, para el candidato en turno es una final en la que se juega todo o nada. Sin embargo, los tiempos del país y de los ciudadanos corren por otras vías en las que las transformaciones son más lentas, más profundas y si me apuran, más importantes.

Solemos decir que la próxima presidenta tendrá sobre sus hombros una gran carga, aunque no distinta a la que tuvo su antecesor, y el antecesor del antecesor. Cada uno debió responder a los problemas de su tiempo y a las expectativas de sus electores. En los hombros de Fox estaba ser el presidente de la transición. Él prometió sacar al PRI de Los Pinos; lo consiguió el 1er. día y después no supo qué más hacer. Calderón ofreció ser el presidente del empleo, pero la crisis de seguridad y la económica lo llevaron a ser el presidente de la guerra al narco; Peña Nieto se planteó ser el presidente de la modernización y la concertación, el creador de las reformas de 2a. generación. Logró el Pacto por México y luego la realidad lo devoró y lo deglutió. López Obrador se planteó una revolución pacífica, una 4a. Transformación. La mayor parte de ella sólo existe en el imaginario mañanero y su subsistencia depende más de su sucesora que de sus resultados.

Mientras la política y los políticos juegan a la madre de todas las batallas, el futuro de los mexicanos, el de cada uno de nosotros, depende de retos que van mucho más allá de quién porte la banda presidencial: la construcción de la paz y la reducción de la desigualdad no son batallas de un sexenio.

El crecimiento económico tiene sentido si y sólo si somos capaces que esa generación de riqueza se traduzca en una mejor sociedad: más bienestar para más personas. No es que el crecimiento no importe (la economía que no crece se autodestruye) sino que el crecimiento es el medio para una mejor sociedad, no el fin en sí mismo.

La construcción de la paz deseada va mucho más allá de un sexenio. Eso no quiere decir que el presidente actual o la presidenta futura no tengan responsabilidad en ello, sino que, para bien y para mal, los trasciende. Dicho de otra manera. Las políticas públicas en materia de seguridad y justicia importan mucho, pero cambian poco en el corto plazo. Por el contrario, lo que dejen de hacer nos retrasa si no es que empeora. Un cambio en la cultura de legalidad es un viraje lento y complejo que depende más de los tripulantes que del timonel.

Las campañas electorales son la reinvención de lo inventado. Construir el país que queremos es la lenta y tortuosa construcción de lo posible.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 6 de octubre de 2023).

Pedro es una de las 58.3 millones de personas que requieren cuidados en los hogares de México (la gran mayoría son infantes, seguido de personas con discapacidad o dependencia y finalmente adultos mayores). Y de estas personas, 6 de cada 10 son cuidadas por alguien de su propio hogar o de otro, según datos de la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados 2022, del Inegi.

De los 31.7 millones de personas de 15 años y más que durante el 2022 brindaron cuidados a integrantes de su hogar u otros hogares, el 75.1% son mujeres; es decir, hijas, hermanas, abuelas, nueras, esposas...

La Primera Sala de la SCJN resolvió el pasado 18 de octubre el Amparo Directo 6/2003 que promovió Pedro (nombre ficticio). En su sentencia, el alto tribunal reconoció por 1a. vez el derecho humano al cuidado: a cuidar, a ser cuidados y al autocuidado (especialmente si tienen discapacidad, enfermedades crónicas o son mayores), sin que dichos cuidados sean a costa de la salud, bienestar o plan de vida de las personas cuidadoras.

"El derecho al cuidado también implica el derecho de las personas a no estar forzadas a cuidar por mandatos de género, lo que es una cuestión de justicia social a favor de mujeres y niñas, en quienes recaen preponderantemente las labores de cuidados. De esa manera, no se puede obligar a las personas -en especial mujeres- a permanecer casadas al amparo de este derecho, pues los cuidados no deben recaer exclusivamente en las personas en lo individual", detalla el boletín 378/2023 de la SCJN.

Existe una grave necesidad de que el Gobierno, a través de cualquiera de sus instancias, garantice el derecho al cuidado y que dichas tareas no recaigan desproporcionalmente en las familias, particularmente en las mujeres y las niñas, ya que se trata de un asunto de interés público, como lo advierte en su resolución la SCJN.

En México hay 23.7 millones de mujeres cuidadoras (según cifras del INEGI); niñas, adolescentes, madres y abuelas que están en el hogar realizando labores que, pese a su gran peso en la sociedad, son infravaloradas y sin remuneración alguna (a veces ni las "gracias"). Garantizar un sistema de cuidados, centrado en quienes los requieren y quienes los brindan, requiere también un reconocimiento laboral de quienes cuidan y que esto deje de ser una cuestión de género. Aprendamos a autocuidarnos.

Vania de Dios
(v.pág.2 del periódico El Informador del 28 de octubre de 2023).

Las autoridades locales fueron incapaces de asumir el liderazgo ante la emergencia y prácticamente no hubo comunicación oficial. Miles de personas se encontraban a la intemperie sin agua, sin electricidad y habiendo perdido mucho... incluida la paciencia. Comenzaron a llegar los testimonios de enojo de los habitantes y, poco a poco, las cadenas informativas daban cuenta, ahora sí, de la dimensión de lo sucedido. El gobierno federal emitió un parte de decenas de muertos, mientras las agencias internacionales advertían que la cuenta podría ser mucho mayor.

A partir de ahí pareció que se ejecutaban acciones para contener la información y tratar de que la dimensión se redujera al ámbito regional. El presidente se fue de gira al Estado de México y dijo que iría a Acapulco cuando fuera necesario. Luego se difundieron las imágenes de funcionarias federales en gira por la zona y videos de las autoridades municipales pidiendo ayuda. Para entonces, el saqueo se había generalizado en toda la zona, las autoridades policiales no intervinieron y las imágenes de desesperación se multiplicaron, al grado que los reporteros podían grabar testimonios desgarradores en primera persona sin mayor dificultad.

Se dispuso un control de los suministros de ayuda y se dejó correr la versión de que solamente se dejaría pasar a los vehículos autorizados oficialmente con ayuda. Luego se corrigió pero el daño ya estaba hecho: muchas personas en Acapulco se indignaron al tener contacto externo a la ciudad refiriendo la sensación de desamparo e irritación con la autoridad.

"Otis" está poniendo a prueba la capacidad de gestión, que puede sintetizarse en testimonios que tocan lo más hondo del corazón que reclaman que hay más muertos de los que se reconoce, y que las autoridades intentan minimizar la tragedia.

Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
(v.pág.9 del periódico El Informador del 29 de octubre de 2023).

El Gobierno de la República rebosante de problemas potenciados por él mismo, los que es incapaz de mencionar y ni hablar de que los diagnostique con rigor para enfrentarlos. Problemas presupuestales; problemas políticos de gran calado, de los que reducen -más- el capital social, minan -más- a las instituciones, al Estado de Derecho y convierten al país en hábitat propicio para la corrupción, la impunidad, el crimen organizado y para la violencia, que en este momento queda representada, no combatida, por el poder que ha conferido anticonstitucionalmente a las fuerzas armadas. Lo anterior acarrea otro problema, asimismo grande: la administración de López Obrador cava un metafórico agujero ético al mentir consuetudinariamente para defender su proyecto basado en venganzas personales (las que sólo puede ejercer con la banda presidencial ceñida al pecho), en obras que nomás por su ajenamiento de la realidad le parecen pertinentes, en fin, su proyecto sustentado en el autoritarismo que muestra con descaro creciente. El mismo Gobierno de la República que después del huracán "Otis" decidió atender primero y con más tenacidad -es tic nervioso- al primer damnificado del país: el Presidente, que ha establecido que cada suceso pernicioso, del huachicoleo a la pandemia de covid, y sin duda "Otis", le viene como anillo al dedo; aunque fuera del círculo en el que su narrar cotidiano resulta hipnotizante, se le perciba atascado en el lodo. Así ¿qué queda contenido con el sufijo ismo añadido a su apellido: lopezobradorismo? Una doctrina que no es más que su estilo único de entender lo que significa gobernar y que quiere heredar, entero, a su sucesora y que ella abraza gozosa y acríticamente.

Se ha vuelto inercial identificar a los gobiernos agregando ismo al apellido del titular, con lo que sus modos quedan convertidos, o es el intento, en "escuela". Sí, cada administración tiene rasgos referidos al presidente o al gobernador correspondientes, aunque lo ideal sería que adquirieran su marca por el todo implicado en ser cabeza de un gobierno, no sólo porque rigieron durante un periodo que les gustaría perpetuar ya que ellos con sus allegados se consideran referentes atemporales, así sea nomás para la clase política y su juego de poder. Pero, qué con el país, con el estado, ¿están mejor o peor porque los mandatarios configuran un ismo? Si éste denota una doctrina específica, luego de que ellas o ellos dejen su cargo, lo apropiado será cuestionar en qué condiciones quedan, el marco legal, la relación entre poderes y órdenes de gobierno y su eficacia, junto con la de los organismos autónomos y la de la sociedad civil. ¿Se elevaron o perdieron nivel la calidad de vida de las personas y la justicia?

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 29 de octubre de 2023).

La propuesta, un tanto campechana, del presidente de la república de usar el dinero de los fideicomisos del poder judicial para la reconstrucción de Acapulco no hace sino evidenciar el problemón fiscal en que está metida la administración de López Obrador. Ante las críticas por la desaparición del Fondo de Desastres Nacionales (Fonden), el presidente y corifeos dijeron que este Fondo nunca desapareció, sólo lo vaciaron, se gastaron el dinero en otra cosa (la lógica diría que eso es ilegal, pero no me vengan con que la ley es la ley). Luego, el presidente dijo que hay recursos ilimitados (sic) para la reconstrucción de Acapulco y finalmente pide que un dinero que pertenece a otro poder, el de los fideicomisos del Poder Judicial de la Federación, se use para financiar a los damnificados.

Más allá de dónde le jalen a la cobija, lo cierto es que al problema del déficit en que ya estaba metido el gobierno federal se suma este desastre que no es sino otro agujero en el hoyo fiscal. Si no se hubieran gastado los 30,000 millones del Fonden la tragedia de Acapulco sería la misma, pero todos tendríamos claridad que hay recursos para palear la tragedia. No tener la certeza de cómo se va a fondear la reconstrucción del puerto va a generar retrasos en las asignaciones. No es un asunto de voluntad o no del señor Presidente, es que cada peso que se destine a Acapulco hay que sacarlo de otro lado, hay que quitárselo a un programa ya autorizado por el congreso.

Cada día que se tarde el gobierno en decidir es un día en que no habrá trabajo, en el que miles de familias no van a recibir dinero, un día en que la comida no estará asegurada en la mesa, un día más que no habrá ni turistas ni ingresos en Acapulco. Hay una gran preocupación en el gobierno por saber quién pagará la factura electoral, y está bien que se preocupen, lo que no parece quedarles claro es el concepto de la factura. No es el huracán en sí mismo lo que les van a cobrar, es la falta de respuesta de un Estado obeso y torpe y la debilidad financiera que salió a flote lo que hay que pagar.

Mientras el gobierno busca quién pague su desorden financiero una duda flota en el aire. Pegunto nada más por preguntar: ¿Y si mejor le pedimos a Ignacio Ovalle y sus secuaces que regresen lo que se llevaron de Segalmex? Es sólo una idea, aunque ya sabemos que, en este país -sea en la administración de López Obrador, en la de Peña Nieto, o en la de los santurrones panistas, Fox y Calderón, y de ahí para atrás el que se quiera- peso robado, ni Dios lo quita.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 1o.de noviembre de 2023).

El ex presidente Felipe Calderón advirtió ayer que "México es una democracia a punto de caer", en un foro en el que criticó al gobierno por usar toda su maquinaria de cara a las elecciones de 2024. Calderón participó en el foro "Política y campañas electorales y su impacto en América Latina", organizado por el Centro de Análisis para Políticas Públicas y la Fundación Internacional para la Libertad en República Dominicana.

Calderón señaló que, tras las elecciones del año 2000 en las que ganó Vicente Fox, se dio paso a una "nueva democracia" con fortalecimiento de autoridades electorales independientes, instituciones de transparencia, entre otros.

Sin embargo, denunció que en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador "desde el Estado se ha reconstruido ilegalmente y en contra de la Constitución y la ley un aparato de poder, una maquinaria electoral que usa recursos públicos y empleados públicos para construir y apoyar descaradamente, con dinero público, la campaña de la candidata oficialista al próximo Gobierno de México, Claudia Sheinbaum".

(V.pág.10 del periódico El Informador del 3 de noviembre de 2023).

Más allá del choro mareador de cada mañana, el Estado que va a heredar López Obrador es mucho más débil del que recibió. En muchos sentidos es la reinstauración de la Presidencia Imperial de la que hablaba Enrique Krauze, con un presidente muy poderoso, un Poder Legislativo obediente y un Poder Judicial debilitado. López Obrador también heredará una Presidencia sin equilibrios institucionales, pues ha debilitado o inhabilitado todas aquellas instituciones cuya misión era ser contrapeso del poder, desde la Comisión Nacional de Derechos Humanos hasta el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (el INAI), pasando por el Instituto Nacional Electoral. En la reforma del Estado que esbozó en algún momento el presidente se fusionaban o desaparecían decenas de entidades. No lo hizo, pero logró que muchas simplemente no funcionaran, como la Comisión Nacional del Agua o la Comisión Federal para Protección contra Riesgos Sanitarios, la famosa Cofepris. Lo que tenemos son instituciones vaciadas.

¿Qué idea de Estado tienen Claudia Sheinbaum? Uno pensaría que Claudia, una mujer de izquierda, estaría en total desacuerdo con el desmantelamiento institucional emprendido por López Obrador, aunque, de ser así, nunca lo dirá. ¿De verdad la izquierda -manteniéndonos en el supuesto de que Morena es un partido de izquierda, aunque cada día exista más evidencia de que no es así- nos va a proponer un modelo de Estado cojo y con concentración absoluta del poder presidencial? Suponiendo que como buen revolucionario el papel de López Obrador ha sido destruir las instituciones del pasado, ¿cuáles son las nuevas que propone Sheinbaum? El modelo no puede ser solo seguir el rumbo de la 4T, pues el presidente actual le dejó a la sucesora muy pocos árboles por talar.

López Obrador va a entregar un Estado enclenque con una Presidencia todopoderosa. El riesgo para la democracia es alto.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 3 de noviembre de 2023).

Se llamaba Carlos Manuel Flores Amezcua. Entró a la Policía de Zapopan cuando tenía 20 años y permaneció ahí durante 27 y medio más... hasta que un grupo armado integrado por 2 hombres y 2 mujeres descargó sus armas contra él. Carlos murió sin la oportunidad de reaccionar.

Sucedió a las 10:04 del lunes 13 de noviembre. Ni siquiera logró abrir la puerta del establecimiento al que se dirigía cuando las balas ya lo habían atravesado. Los peritos forenses contabilizaron 18 casquillos en el suelo. Los homicidas eran profesionales, pues no titubearon un segundo para garantizar que el 3o. al mando de una de las policías más nutridas de México se fuera.

"Tienen preparación militar. Actuaron al mismo tiempo. Cada uno supo el momento de accionar y no hubo titubeos. Estaban entrenados", me aseguró un experto en temas de seguridad cuando le pregunté si ese era el modo habitual de operar del crimen organizado.

El ataque ocurrió. El oficial cayó. Los agresores huyeron y dejaron a su paso huellas digitales en sus vasos, en las mesas y hasta en una computadora que simplemente dejaron ahí. Las pistas existen para dar con ellos; las ganas de lograrlo... no tanto.

Hoy, Jalisco es un estado más violento para los miembros de seguridad pública que en 2022. Y México entero es un infierno para ellos: el promedio nacional es de uno asesinado por día en lo que va del sexenio. Suman 2,189, según datos de Causa en Común.

¿Normalizar la violencia? Sí. Desafortunadamente, sin importar la ocupación, el género o incluso si trabajas en gobierno, en un estado y un país como el nuestro, la violencia impacta en cada estrato. Y la indolencia de las autoridades resulta de lo más decepcionante.

Todos sabemos que no se gobierna a través de redes sociales, pero hay ausencias que calan: la del alcalde Juan José Frangie en el homenaje de su 3o. al frente de la policía, y el que justo el día del atentado el gobernador prefirió compartir una foto con su amiga Verónica Delgadillo para desearle un feliz cumpleaños.

Claro que el ciudadano Alfaro puede publicar lo que le venga en gana, pero desde finales de 2018 el ciudadano Alfaro es el gobernador de Jalisco, y precisamente las redes son su vía de comunicación predilecta para hacer anuncios importantes. El jugador de Chivas, Alexis Vega, es fiel testigo de ello.

Lamentablemente, aquí los temas de seguridad dejaron de importar desde que alguien de muy alto nivel resolvió todos los homicidios al argumentar que "se matan entre ellos". Hoy, más que nunca, estamos felices porque la fiesta de la democracia ha empezado. Porque hay que abrazar las causas que sí valen la pena, como destapar candidatos y estar seguros de que, así como se ha transformado la historia de Jalisco, se hará lo propio en el siguiente sexenio.

Pero eso sí: por lo pronto este mensaje va dirigido únicamente a militantes y simpatizantes del partido que, ahora sí, les cae si no, hará lo que sea para que a ti y a los tuyos les vaya mejor.

Isaack de Loza
(v.pág.2 del periódico El Informador del 18 de noviembre de 2023).

Las universidades "Benito Juárez", 100 o 200, da igual, 5 años después ya deben tener egresados. ¿Qué es de esos "muchachos", de esas "muchachas" que hoy gozan de la satisfacción de un título universitario? Sembrando Vidas, miles de hectáreas para el aprovechamiento de huertos con árboles frutales, no sólo en México, en Centroamérica, luego de un lustro, el programa debe estar en producción plena. ¿El mercado resiente la inundación de sus productos?

La ciencia y tecnología con rostro humano de 2018 para acá ya tendría que haber publicado "papers" en revistas internacionales que refuten a Newton, Einstein, Curie y a Julieta Fierro, junto con su ciencia con facha y corazón inhumano. ¿Alguien ha leído alguno? ¿Se conoce alguna aplicación tecnológica consecuencia de la humanidad injerta en la ciencia gracias a la 4a. transformación que a estas alturas ya tendríamos que estimar universal? De los jóvenes convocados a construir el futuro montados en una ocurrencia presidencial. ¿Ya se puede describir el porvenir que edificaron? ¿Suelta algún aroma, su horizonte está a la vista? Urge saber porque esos jóvenes están por dejar de serlo, no vaya a ser que el pasado que cesó en 2018 los absorba y el futuro quede trunco o envejecido prematuramente.

El neoliberalismo que murió hace 5 años, ¿está en el infierno pagando sus ingentes culpas? ¿Es posible que se haya disfrazado y siga con su labor de zapa? No hemos tenido noticia de que los que se beneficiaron de él hayan rendido su fortuna a los intereses del renacido pueblo. Por cierto, ¿ya no aparecen mexicanos en la lista de los más ricos del mundo? Entonces, eso de que de acuerdo con indicadores neoliberales la economía mexicana luce rampante debe ser un espejismo, como la realidad que delinean otros de los indicadores de los que prohijó el diabólico neoliberalismo: la pobreza, la desigualdad, los migrantes perseguidos, la inflación que royó los incrementos al salario mínimo, la gran deuda que se contratará para gasto de la burocracia... mera ilusión, ya que por decreto presidencial el neoliberalismo es fiambre pestilente.

Y la corrupción, ¿qué ha sido de ella? Según versiones oficiales fue ignominiosamente deportada; aunque corren versiones con la especie de que el que ella se fuera no bastó para que las corruptas y los corruptos se esfumaran, sólo que su práctica ya no se llama corrupción, está aún por adquirir su denominación de origen; es decir, no disponemos de un vocablo adecuado, el expatriado por Andrés Manuel López Obrador se invoca únicamente para definir las maldades que se hacían antes de él. El que hemos de estrenar debe casar con las siguientes acepciones: acción y efecto del quehacer de los funcionarios y servidores públicos -mujeres y hombres- que se sirven ilegalmente del erario y de la información, se valen asimismo de ser influyentes y por ello les es dado desestimar las leyes (el término debe referir asimismo a los criminales que antes de 2018 denominábamos "narcos" y que hoy, merced a la prodigiosa transformación, son gente a la que nadie había notado su cualidad de seres humanos merecedores de reivindicación, hoy, cuando el Poder Ejecutivo federal necesita que se porten bien, responden, eso afirma el Poder Ejecutivo federal). El vocablo buscado también debe contener la acción y el efecto de los afanes de las personas cuyas quincenas salen de los contribuyentes y que de la ética hacen un juego de mesa para entretenerse en los salones de Palacio Nacional. La palabra que hemos de dar a luz tendrá que remitir también a la acción y a los efectos de las andanzas de una multitud atravesada por una marca común: el fíat inapelable que según su regalada gana les extiende el presidente de la república, con el mecanismo de la legisladora regalada gana presidencial.

Con el sexenio casi de salida, ¿tenemos instituciones cuya eficacia se refleje en la buena calidad de vida de los ciudadanos? ¿Garantizan la democracia electoral, el respeto a los derechos humanos, el acceso a la información y la protección de los datos personales? ¿La división de poderes, los pesos y contrapesos son concreción del sueño republicano? ¿Los militares y marinos volvieron al cuartel y a sus naves? ¿La seguridad ciudadana es fundamento del desarrollo social y personal?

Por la refinería Dos Bocas, el Tren Maya y el Transoceánico, ni preguntar... o mejor sí: ¿Son obras realizadas como nunca se habían hecho en el país? En tiempo, en el costo estipulado y bien medido su impacto social, cultural, medioambiental y económico.

De cuáles parámetros valernos para hacer un balance. Como sin notarlo, o sí, se nos ha impuesto uno: el aprecio que las encuestas revelan que la gente le tiene al presidente; de éste se desprenden no evaluaciones sino reacciones: si algo de bueno se le nota a la 4a. Transformación una porción de la opinión pública lo niega con ira, y a la inversa: cuando se hace la lista de yerros la contraparte es agresiva. Este "juego" es la verdadera transformación: convertir la política en un espectáculo de preferencias por personas que nos caen bien o mal, en tanto que las realidades que creamos y nos contienen se desarrollan a su aire sin que apenas hayan mutado las condiciones de la gente (ricos y pobres), de las mujeres, de los pueblos originarios, del reparto de la riqueza, de la inseguridad, de la degradación del medio ambiente, de la corrupción.

Tan no transformador ha sido este gobierno, en el sentido que se propuso el lopezobradorismo, que basta recurrir a unas líneas del libro de texto gratuito Mi libro de tercer año. Historia y Civismo, de 1968, p. 9, para romper su ensueño: "Y comprendemos que toda esta vida de nuestro México moderno sólo es posible porque en su conjunto social resplandecen como soles la libertad, la paz y el trabajo. Nuestro presidente, el señor licenciado don Gustavo Díaz Ordaz, y todos nuestros gobernantes quieren que nos instruyamos".

Augusto Chacón
(v.pág.2 del periódico El Informador del 19 de noviembre de 2023).

Ningún empresario serio va a armar un proyecto para el tren de pasajeros en 60 días. No da tiempo de hacer ni un estudio de origen y destino. Es decir, nadie puede estar seguro de que habrá un negocio en mover personas de un lado a otro. Las condiciones ya no son las mismas que hace 28 años cuando se privatizaron los trenes; hoy hay más vuelos, más aeropuertos, más y mejores carreteras. Salvo las líneas muy estudiadas como la México-Querétaro-León-Guadalajara y la México-San Luis-Monterrey-Laredo, del resto no hay información, así que de lo que se trata es madrugar al siguiente gobierno, gane quien gane, y dejarle ya concesionados los trenes a las fuerzas armadas.

Salvo alguna otra ocurrencia de aquí al fin de sexenio, el presidente dejará a la próxima presidenta con los militares metidos hasta la cocina, manejando la Secretaría de Seguridad Ciudadana, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (tendrán en sus manos puertos, aeropuertos, trenes y la seguridad en carreteras), una parte de Hacienda a través de las aduanas y una parte de la Secretaría de Salud con la distribuidora de medicamentos.

La pregunta que deben estar haciéndose desde ya las candidatas Sheinbaum y Gálvez es cómo quitarse de encima la loza militarista en caso de ganar la elección. Porque una cosa es que Claudia diga que seguirá los lineamientos de la 4T y otra muy distinta es gobernar atada de pies y manos. Una acción obligada es pactar con quienes vayan a ser los nuevos secretarios de las Defensa y Marina para perseguir la corrupción dentro de las fuerzas armadas y a partir de ahí comenzar una transición para regresar al ámbito civil las tareas que no son castrenses.

No será fácil desmotar el entramado, pero si no lo hacen en el 1er. año no van a gobernar nunca. La seguridad pública, por ley, estará en el ámbito militar hasta el 2028; el Tren Maya está atado a las pensiones militares, con lo que el presidente López Obrador aseguró que haya un interés específico a defender. La distribución de medicamentos desde un almacén central, me temo, la aventarán muy pronto, pues, se ha demostrado una y otra vez, que el centralismo genera ineficiencia y que los medicamentos no van a llegar a donde deben llegar: la cama del paciente. Como sea, en cada campo habrá una gran batalla que librar.

La gran corrupción de este sexenio está alrededor de las fuerzas armadas. No porque sean mejores o peores ciudadanos que el resto de los mexicanos, son exactamente iguales que el común, pero protegidos por un esquema de opacidad disfrazado de seguridad nacional. Si quien llegue a la Presidencia no da un golpe en la mesa procesando judicialmente la corrupción de las Fuerzas Armadas difícilmente ejercerá el poder.

Cuando llegó al poder López Obrador dijo que para el final de su sexenio se imaginaba un Ejército pequeño y una Guardia Nacional grande. Hoy tenemos un Ejército enorme y empoderado y una policía civil inexistente.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 22 de noviembre de 2023).

En México y en toda América Latina hay zonas silenciadas. Territorios dentro del país donde la existencia de estructuras criminales, la colusión de las autoridades locales, la falta de presencia de las instituciones de los gobiernos estatales y el federal que garanticen la libertad de expresión y la falta de capacitación -no hablemos de profesionalización- para el ejercicio del periodismo bajo sus normas más elementales, hace que reine el silencio. No hay garantía alguna para ejercer eso que llamamos periodismo, aunque en muchos casos haya quienes valiente y precariamente intenten hacerlo.

En el libro Periodismo de Frontera en América Latina (Calas, 2023), Celia del Palacio hace una radiografía y un interesante acercamiento a la violencia contra los periodistas en América Latina y particularmente en México para explicarse y explicarnos esta terrible amenaza a la libertad de expresión que es el asesinato de periodistas, algo que el gobierno y la sociedad urbana parecen haber normalizado, entre otras cosas porque no sucede en las ciudades y por lo mismo no tiene costo político.

A partir del concepto de zonas silenciadas que define la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (esa que tanto odia López Obrador) y la concepción de la existencia de "periferias" en el ejercicio periodístico, Del Palacio nos propone pensar estos asesinatos como un periodismo de fronteras que es necesariamente local, o incluso hiperlocal, es periférico, pero sobre todo existe en los márgenes, en la frontera invisible entre el Estado y las zonas silenciadas, en los límites entre grupos criminales que ejercen el control territorial.

El asesinato de estos periodistas, que se han convertido en una nota más de los medios que podríamos llamar formales o profesionalizados, tiene un enorme efecto silenciador en las zonas en que ocurre, pues destruye la base sobre la cual se sostiene el derecho a la información y la libertad de expresión.

Entre 1970 y el año 2000, año de la transición democrática, se registraron 78 asesinatos de periodistas, pero sólo recordamos el de Manuel Buendía; 46 de ellos fueron en el periodo de Carlos Salinas de Gortari, cuando en teoría el país se modernizó. En los 15 quince años del siglo XXI, en los gobiernos panistas y la mitad del sexenio de Peña, se registraron 74, es decir 4.9 en promedio por año. En los 5 años de gobierno de López Obrador Del Palacio contabiliza 55, 11 en promedio cada año.

Los gobiernos tienden a minimizar, prácticamente ningunear, este fenómeno porque no tiene costo político, porque la mayoría de los asesinatos sucede en los márgenes, allá donde la opinión pública a lo mucho los registra, pero no los procesa ni los los tematiza. ¿Por qué 11 periodistas asesinados al año no son un escándalo? Por la misma razón que no lo son los miles de desaparecidos y asesinados en este país: porque suceden en las fronteras, allá donde no llegan las instituciones de justicia, no llega la agenda de los medios de comunicación llamados formales, donde no llega la memoria.

Diego Petersen Farah
(v.pág.2 del periódico El Informador del 29 de noviembre de 2023).

Sin importar el partido al que pertenezcan, si están o aspiran al poder, quienes ya han salido a hacer una descarada campaña política que definitivamente no es "pre" ni está dirigida únicamente a simpatizantes o afiliados, le faltan el respeto a la ley y al sentido común.

En nuestra situación actual, es cuando menos cínico hablar de nuevos rumbos, mejores oportunidades, transformación o ánimo para Jalisco. Por supuesto que nuestra entidad merece todo eso y más, pero definitivamente el camino para lograrlo está lejos de las frases insulsas, jingles, pega de calcas, tenis de colores que atentan contra la vista y sonrisas fingidas con las que las y los políticos nos bombardean mientras esconden el deseo de poder cuando Jalisco arde.

Porque sí: arde.

Jilotlán de los Dolores va a llegar a una nueva elección sin un gobierno electo porque el crimen organizado simplemente no lo permitió. Zapopan aún llora la muerte del 3o. al mando en su corporación de seguridad. Teocaltiche ha sido intervenido en 3 ocasiones y, pese a eso, los ataques armados no paran. Tapalpa, otro "Pueblo Mágico", fue escenario de un enfrentamiento armado. Puerto Vallarta está en la mira de Estados Unidos porque detectaron al menos 13 compañías ligadas directa o indirectamente con el cartel Jalisco Nueva Generación.

Sí: Jalisco arde. Aunque, en la estadística, el Gobierno del Estado use sus cifras a modo para "celebrar" que la violencia hoy es menor que cuando inició el sexenio.

Entre enero de 2018 y octubre de este año, nuestra entidad ha registrado 13,810 víctimas de homicidio doloso. Es un promedio de 6 asesinatos diarios; de seis familias deshechas por la tragedia cada 24 horas. Es una realidad de terror que, además, deja fuera a miles de personas que hoy están enterradas en un paraje distante y solitario.

Hoy, las agendas programáticas de los partidos y las de los ciudadanos son completamente opuestas. Los primeros salen a las calles a celebrarse a sí mismos, a confrontar al puntero, a garantizar que ellos sí son el cambio que se promete trienio con trienio. Viven en una burbuja en la que sólo hay birria, sonrisas, aplausos y gritos de júbilo.

Los segundos, en cambio, salimos a las calles con el miedo de que alguien nos coloque una pistola en la cabeza o un cuchillo en el abdomen para quitarnos lo que ganamos en la jornada. Vivimos preocupados por saber si la hija o hijo llegaron con bien tras abordar el taxi. Cavando en esos parajes distantes y solitarios hasta encontrar los restos de quien tuvo una historia en vida.

Justo este viernes, en una entrevista que concedió en la FIL para Canal 44, la representante del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, Cecilia Flores, dejó en claro que dejarán hablar a los políticos todo lo que quieran, pero que no permitirán que usen la tragedia de la desaparición como una agenda de colocación política.

"Ellos están en campaña. Van a prometer el cielo y las estrellas. Nosotras sólo vamos a escuchar y ver propuestas, pero confiar 100% en un político no lo debemos hacer", dijo segundos después de recordar que ni Andrés Manuel López Obrador ni Enrique Alfaro han estado de su lado, ni siquiera cuando les garantizaron que siempre habría una puerta abierta para ellas.

Por increíble que parezca, ese sector de familias destrozadas prefiere apelar a la misericordia del crimen organizado, al cual se acercan para clamar piedad y en espera de que los líderes delictivos acepten revelar la ubicación de las fosas que ellos mismos han llenado.

"Son humanos. Aunque hagan cosas terribles, en algún momento se sensibilizan y dicen: 'Bueno, vamos a entregarles a unos'".

2 agendas en la misma realidad. Una, como en cada administración, bañada en indolencia y viviendo una fiesta a la que sólo entran los que sí aplauden. Otra, soportando el menosprecio de los que antes se acercaron con el rostro amable, pero ahora ponen vallas y seguridad en edificios públicos para que nadie se acerque a molestar.

Fiesta en la política; muerte en las calles. Apatía y desesperación encontrados en un mismo Jalisco.

Isaack de Loza
(v.pág.2 del periódico El Informador del 2 de diciembre de 2023).

En 2024 no sólo se enfrentarán riesgos económicos por el mayor déficit presupuestal, pues existe la posibilidad de que se presenten conflictos electorales antes o después de las votaciones del 2 de junio, lo que podría frenar el dinamismo de la actividad productiva, alertó el sector peivado. La iniciativa privada dijo que la inseguridad es el 2o. factor preocupante.

(V.pág.4 del periódico El Informador del 3 de diciembre de 2023).

Seremos lo que decidamos ser ahora. Muchas teorías se han escrito respecto a las razones por las cuales somos como somos. Miguel León Portilla, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Alfonso Caso, Samuel Ramos y muchos otros han descrito muchos atributos y teorías para explicarlo. Ante las oportunidades que se abren para México el debate habría de centrarse en definir lo que ya no queremos ser para tener claridad respecto a lo que sí queremos.

A lo largo del tiempo hemos aprendido los valores liberales expresados en la Constitución y nos hemos dado instituciones más o menos funcionales para encausar los conflictos externos e internos que determinan las decisiones. Por ejemplo, vemos como estas instituciones encausan la crisis provocada por los intereses políticos en Nuevo León. Y vemos también, con preocupación, la profunda ineficiencia en la seguridad pública y la justicia que desafía peligrosamente no solamente a las instituciones sino que afecta nuestra visión de nosotros mismos.

Tenemos una idea clara de estos problemas, la conversación los reitera, pero a diferencia de las personas, las naciones carecen de una conciencia única de sí mismas, son las instituciones constitucionales las que definen y marcan los principios. Si lo vemos así nuestra conciencia nacional es formalmente es buena si vemos sólo las normas, pero mala si vemos los hechos. Vivimos momentos propicios para la reflexión de cara al futuro, precisamente porque tenemos claro lo que nos lastima.

A los mexicanos nos gusta la historia para explicar rasgos identitarios, virtudes sociales y defectos. Pero pocas veces nos detenemos a intentar definir aquello en que nos queremos convertir. Es decir en precisar lo que ya no queremos ser, para conformar una nueva y mejor versión de nosotros.

Hace algunos días en una conversación escuchaba de estas explicaciones históricas respecto a la tendencia a querer imponer una visión única y "correcta" de las decisiones, en lugar de tratar de abrirnos a entender las ideas de otros y ponernos de acuerdo en la ruta a seguir. Esa inercia de vencer sin convencer y de imponer verticalmente decisiones sin consenso, ha sido recurrente en nuestra historia. De hecho, la decisión de convertirnos en una democracia la tomamos de forma gradual, y el convertirnos en un auténtico estado de derecho aún está en proceso. Porque no se trata solamente de aprobar frases, sino de cambiar nuestra forma de pensar y de hacer las cosas en sociedad.

Las condiciones actuales exigen detenernos a pensar en lo que aspiramos todos. Y las respuestas serán seguramente ideas de valor como la paz, la justicia, la igualdad o la dignidad. Pero llegar a materializar estos valores supone rechazar la imposición de un criterio único de vencedores y vencidos, para dar lugar a la construcción de consensos respecto a lo que debemos hacer haca dentro y hacia fuera.

La profesora norteamericana Agnes Callard, en su obra Aspiration, explica cómo las personas viven continuamente el proceso de convertirse en alguien, mediante el aprendizaje de los valores que regirán la vida en lo que nos queremos convertir. De forma que si queremos convertirnos en padres o en profesionales debemos actuar según los valores que caracterizan a los personajes en los que queremos convertirnos. Siguiendo esa idea, los mexicanos debemos asumir plenamente los valores de la democracia, del respeto a la ley y la tolerancia para convertirnos en una mejor versión de nuestra sociedad. Hay un conflicto entre lo que somos y lo que queremos ser, que no se resolverá sino trabajando para ver juntos el mundo de una nueva manera; y esta manera es grandiosa y llena de valor. Somos aspirantes a una potencia en el mundo capaz de brindar lo mejor a nuestros habitantes y debemos actuar en consecuencia. Porque somos responsables no solamente de lo que somos ahora, sino de la decisión de asumir lo que queremos ser en el futuro. Las generaciones por venir nos juzgarán con la perspectiva de lo que decidimos aspirar a ser. La forma de resolver los problemas del presente es mirar hacia el futuro.

Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
(v.pág.2 del periódico El Informador del 3 de diciembre de 2023).

Hemos cambiado. Factores hay muchos, todos los conocemos: básicamente la tecnología y la apertura de una sociedad que ha venido modificando sus paradigmas, entre ellos, el rol de la mujer y la exaltación del dinero como fin último. Y no es que nadie en su sano juicio pueda condenar que todos aspiremos a vivir mejor y, para eso, se requiere dinero. Sin embargo, debe preocuparnos la proliferación de conductas trasgresoras de la ley, la deformación de los valores, la educación -que cae como plomada y se manifiesta a través de la vulgarización del lenguaje-; una libertad mal entendida, el abuso como práctica cotidiana y, sustantivamente, la corrupción y su gemela, la impunidad -el cáncer que nos corroe y que se extiende en todos los niveles de la sociedad, al grado que los poderes formales han sido substituidos por los jefes de plaza que cobran impuestos, administran justicia y dan garantías-. Hoy son la autoridad.

La sociedad es un ente vivo que debe transformarse para sobrevivir. Cuando las instituciones públicas y privadas pierden su vigencia queda al ciudadano un último recurso para substituirlas antes de la violencia. Para ello, dispone de la crítica, de la propuesta y del voto. Aún hay tiempo para construir un mundo mejor. ¡Intentémoslo!

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.4 del periódico El Informador del 4 de diciembre de 2023).

Con su incapacidad para evitar, o resolver prontamente, la crisis que les estalló el sábado, MC está condenado a una posición marginal, histriónica sino que histérica, el año entrante, y por ende los mexicanos al bipartidismo.

La boleta supondrá la oferta de un retorno al disfuncional modelo prianista, con un toque izquierdista, que México vivió 3 décadas, o apostar por un lopezobradorismo 2.0 que pretende eficientar sin ceder.

Dicho en otros términos, las coaliciones en pugna ofrecen o un poder compartido o uno centralizado. Tales son los mensajes que la sociedad ha recibido esta semana de parte de las precandidatas.

El frente opositor lanza una propuesta de nostalgia: estábamos mejor cuando estábamos peor. A saber cuánta gente les creerá.

En el otro bando no hay tampoco autocrítica posible. Desoyen aquel consejo que dicta que cuando las cosas están bien es el mejor momento para hacer cambios. Redoblan la apuesta de que hay una sola ruta y ésta es sectaria.

Los diálogos iniciados por Claudia Sheinbaum el domingo no son garantía de que el rumbo se modifique. Son una promesa, pero las partituras que se redacten en las mesas temáticas prometidas serán interpretadas por operadores duros del lopezobradorismo: Adán, Monreal, Noroña, Delgado.

Y el nuevo régimen incluye su propensión a negociar, con un pragmatismo de hipocresía desmedida, con impresentables como son los verdes de San Luis Potosí, Chiapas, Quintana Roo y, por supuesto, Ciudad de México.

Hasta hoy, el nuevo régimen instituye el callar la corrupción propia, el solapar a los negligentes, y el conformismo pseudo ético de que siempre el fin justifica los medios.

En conclusión, en 2024 habrá un sector, no tan minoritario aunque quizá más vocal que sustantivo en términos de peso en el padrón electoral, que mirará las 2 ofertas con sentimiento de orfandad. Sin margen para la nostalgia de los del frente, ni para el militarismo y el sectarismo de Morena.

Salvador Camarena
(v.pág.4 del periódico El Informador del 6 de diciembre de 2023).

México no puede darse el lujo de volver a equivocarse.

Repasemos juntos todas las trácalas y pifias de esta destrucción para que en 2024, sepamos por quien no votar.

Casi de manera instantánea, la manzana podrida que llegó al poder en 2018 ha contagiado su proceso de putrefacción a todo aquello que ha tocado.

Antes de su llegada a la Presidencia, las fuerzas armadas gozaban de una apreciación bastante alta por parte de la gente; nos daba gusto ver a los soldados y marinos en momentos de crisis implementando el programa DNIII de ayuda a la población; sabíamos que podíamos contar con ellos cuando se requería enfrentar frontalmente al crimen organizado que estaba armado hasta los dientes.

Hoy, vemos a todos ellos como otra fruta que se pudrió en el tazón; corruptos, ineptos, desleales al pueblo de México (hablando sólo de los altos mandos, la tropa, al final sólo recibe órdenes) y con tremendas colas que les pisen.

Cuando Obrador ganó la Presidencia de la República, contábamos con un organismo ciudadano totalmente independiente, fuerte y apegado al marco constitucional, que vigiló y preparó las elecciones de donde él fue elegido; los mexicanos estábamos orgullosos del INE que incluso era un referente mundial, pues sus servicios de capacitación electoral eran solicitados por naciones con democracias en construcción.

Hoy tenemos un organismo liderado por una incondicional del régimen oficialista, que ha tratado de desmantelar el gran equipo operador de elecciones y que era garante de que las cosas salieran bien, para intentar imponer leales que operarán a favor de Morena este 2024. Afortunadamente hay todavía 6 consejeros electorales que como grandes patriotas están dando una batalla histórica para evitar que el pilar de nuestra democracia sucumba ante la putrefacción que encabeza Obrador. Pero ya empiezan a verse signos de que se están echando a perder...

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, también ha iniciado su proceso de putrefacción. Sin darnos a conocer los verdaderos motivos, 3 ministros que son tachados de obradoristas, decidieron deponer al presidente de dicho tribunal por la fuerza y otorgársela a una magistrada que el mismo día en que emprendieron dichas artimañas judiciales, se había reunido con un diputado de Morena que es todo un tapete del presidente, donde seguramente planearon esta jugarreta.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, aún se mantiene en pie, pero en sus adentros ya cuenta con 3 células cancerígenas altamente destructivas: Loretta Ortiz, Yazmín Esquivel y ahora Lenia Batres.

Estas 3 ministras, tienen la encomienda de hacerle la vida imposible a la presidenta de la Corte, Norma Piña y a votar en favor de todas las irregularidades del obradorato.

Lo que esté en su poder, no tenga dudas que harán todo lo que esté a su alcance para favorecer a quien las puso en sus sillas.

El problema no es ahora, pues con 8 votos de 11 aún pueden declararse inconstitucionales todas las fechorías que ha intentado Obrador.

El problema será en el siguiente sexenio donde se deberán elegir otros 5 reemplazos de ministros; si gana Sheinbaum tenga por seguro que propondrá 5 incondicionales que votarán a favor de todo lo que el obradorato realice y, es ahí cuando se podría venir abajo por completo nuestro modelo de nación, pues podrían, como se ha realizado en otros regímenes similares a los de la "4T", permitir la reelección de quien ocupe la Presidencia de la República.

De las cámaras legislativas, mejor ni hablamos... son una extensión más del poder ejecutivo. Una vergüenza para la nación, pues teniendo la facultad para ejercer como un poder independiente, que además debiera revisar y poner en cintura al poder ejecutivo, simplemente se ha convertido en una oficialía de partes de Obrador, quien les manda iniciativas de leyes y reformas que votan sin moverle una coma.

Pero lo peor de todo esto, un sector de la población también está pudriéndose. Ven con buenos ojos el asesinato de personas porque estaban fuera de casa a deshoras; ven con buenos ojos el cobro de piso, el burlar el pago de impuestos, que el narcotráfico brinde la seguridad en sus localidades que no brinda el gobierno; ven con buenos ojos que se desaparezcan los organismos autónomos que ponen un control al poder desmedido del ejecutivo; ven con buenos ojos que no se ayude a la población en Guerrero y una larga lista de etcéteras que dolorosamente enmarcan a una parte de la sociedad.

La naturaleza es muy sabia, hay que apartar del tazón de frutas a aquellas que estén podridas para que no contagien a las que están en buenas condiciones.

Lo mismo tenemos que hacer los mexicanos que aún queremos seguir viviendo en este hermoso país que tiene un potencial enorme: sacar al cáncer que está contaminando nuestra sociedad y que se llama Morena.

Como demócrata, estoy de acuerdo que exista diversidad de pensamiento, pero esa libertad finaliza cuando te estás llevando entre las patas a toda una nación. Morena no debe continuar en el poder, ni con mayoría en los congresos; votemos este 2024 por un modelo Constitucionalista que busque la verdadera armonía entre los mexicanos y el desarrollo de nuestra nación.

Ninguna de las 2 cosas mencionadas con anterioridad se encuentran en Morena y aliados. Ellos, sólo buscan sangrar las arcas de la nación y la impunidad de todos los delitos que han cometido.

Debemos acabar con ellos de tajo en las urnas, si queremos que México en verdad continúe por el camino del progreso.

Su continuidad sólo significará la destrucción de nuestra República como hoy la conocemos.

Mario Sotomayor
(9 de diciembre de 2023).

El cobro de derecho de piso por parte de una fuerza dominante a una comunidad completa más que una extorsión parecería constituir un impuesto (y nunca mejor utilizada esta palabra). El tributo exigido equivalía a un peso por cada metro cuadrado cultivado por parte de agricultores y una cantidad por mercancía vendida a cada comerciante. La respuesta de la comunidad en contra de sus verdugos terminó en 14 fallecidos. Los hechos ocurrieron este viernes en Texcaltitlán, Edomex, a 65 kilómetros de Toluca.

Extorsión a esta escala y justicia por mano propia revelan la fragilidad del Estado mexicano, o la ausencia de éste, en algunos bolsones del territorio. Sería absurdo negar que lo que sucede a una hora de Toluca no está ocurriendo en muchos otros sitios peor comunicados y distantes. Las autoridades dirán que es una anomalía, una reminiscencia del estado de cosas heredado de administraciones pasadas; la oposición denunciará que se trata de una muestra fehaciente del fracaso de la estrategia de seguridad pública del gobierno de la 4a. Transformación. Las 2 cosas son ciertas y, por lo mismo, falsas a la vez. Y mientras sigamos escondiéndonos en visiones partisanas difícilmente saldremos del problema. Minimizarlo para evitar la crítica o endilgar la responsabilidad exclusiva al grupo gobernante es, justamente, una de las razones por la cual nos encontramos en esta crisis.

El enseñoramiento de los cárteles en algunas zonas del país y su fragmentación en bandas cada vez más feroces es resultado de un largo complejo en el que autoridades de ahora y del pasado llevan una enorme responsabilidad, por complicidad, incapacidad o inacción. Por supuesto solo tenemos el presente y al gobierno de turno para exigir que se haga algo. Pero tampoco podemos ignorar que las actuales autoridades enfrentan una situación agravada, por efecto acumulado, más difícil de resolver que la que sufrieron sus predecesores.

En un reciente artículo Alejandro García Kobeh y Jorge Mariscal (Nexos, 9 de diciembre 2023) reflexionan sobre las categorías de Estado funcional, fallido, fallando y narcoestado. Concluyen que México que no es un narcoestado en el sentido de que las instituciones no operan para defender y promover los intereses de los grupos criminales. Pero asumen que podríamos encontrarnos en algún punto entre un estado fallando y un estado fallido. El primero remite a una situación en la que los niveles de criminalidad y de homicidios dolosos se elevan por encima de la media internacional, la violencia y el crimen son preocupaciones centrales de la ciudadanía y la economía resulta marginalmente afectada de forma negativa, pero la delincuencia al menos está contenida por las fuerzas del orden. Ese es un Estado fallando, según los autores, y no cuesta trabajo pensar en la situación de México. El "fallando" se convierte en "fallido" cuando el poder de fuego de la delincuencia supera al de la autoridad y el gobierno no cuenta con los recursos materiales, humanos, financieros o de inteligencia para reprimirlos.

Tengo la impresión de que al inicio de su sexenio Andrés Manuel López Obrador entendió que el país se encontraba muy cerca de esa situación. El poder de los cárteles parecía muy superior al de las policías federales, estatales y municipales en número de elementos y en capacidad de fuego. La construcción de más de 500 cuarteles y la organización de una Guardia Nacional con más de 150 mil elementos desplegados en el territorio formaría parte de un proyecto de mediano plazo para subsanar tal carencia. El Estado mexicano tenía que recuperar la geografía y para conseguirlo debía reocuparla. Asumo que la denostada política de "abrazos no balazos" fue un intento (fracasado) de ganar tiempo en una especie de tregua, mientras la autoridad se daba la oportunidad de emparejar la potencia bélica frente al crimen organizado. Si él no tuvo la oportunidad de afrontar directamente a un ejército de sicarios, decidió tomar las acciones para que su sucesor al menos tuviese esa alternativa sobre su mesa. No sé si al final lo habrá conseguido, y quedará para la discusión si tal objetivo (rearmarse y desplegarse) podría haberse conseguido por vía policiaca y no militar de manera más rápida o expedita. Pero lo cierto es que si la definición de Estado fallido es aquella en la cual los criminales superan en capacidad de fuego a la autoridad, en 2023 existe un mejor balance que en 2018, al margen de que hasta este momento no se haya dado la orden de afrontar directamente a las bandas criminales o de asumir el control de las regiones perdidas.

Difícilmente la situación cambiará el resto del sexenio. Las presiones de Estados Unidos en tiempos electorales y la indignación por el daño del fentanilo en la población vecina, provocarán un endurecimiento del gobierno mexicano en contra de los grupos criminales que mueven esta droga. Ya lo comenzamos a notar, de hecho. Pero muy poco más, excepto el intento de completar los objetivos en materia de cuarteles y GN.

La matanza en Texcaltitlán puede ser un incidente singular, porque no es usual que una comunidad enfrente a bandas que poseen armas de alto poder. Pero es una llamada de atención al hecho de que muchas localidades se encuentran sometidas a esta expoliación día a día. Como todos los problemas estructurales, el peso del crimen organizado y su penetración en el tejido social no es un problema que vaya a ser resuelto por un gobierno o en un sexenio. Se construyó a lo largo de décadas y no hay soluciones mágicas e inmediatas para solucionarlo. Tendrá que ser el resultado de políticas públicas a lo largo de varias administraciones, alternancia o no alternancia, y del compromiso y sacrificio de parte de muchos actores de la sociedad en su conjunto.

Fallando o fallido, lo cierto es que Estado no es lo mismo que gobierno en funciones. Implica los gobiernos estatales y municipales, las instituciones públicas y el poder judicial y legislativo. El combate a la inseguridad pública y el saneamiento del sistema judicial tendrían que ser prioridades por encima de la rivalidad de los partidos. El tema de las mujeres o del combate a la pobreza son paradigmas que han cruzado todo el espectro político. Hoy todos los partidos postulan mujeres predominantemente o al menos equitativamente, debido a la presión de la opinión pública. Algo similar sucede con la atención a las exigencias de las mayorías; no es casual que, incluso la oposición, haya postulado a Xóchitl Gálvez, la candidata que mejor respondía a esa exigencia, en lugar de optar por uno de los suyos (Santiago Creel el PAN y Enrique de la Madrid, el PRI). Ha llegado el momento en que la inseguridad pública se convierta en un tema de convergencia y puesta en común y no el pretexto para sacar raja a un rival político.

Jorge Zepeda Paterson
(v.pág.3 del periódico El Informador del 10 de diciembre de 2023).

México es en este momento el país con más desapariciones en el mundo en una nación que no tiene una guerra con otro estado o atraviesa una guerra civil. Y sin embargo, en México vivimos una guerra, la guerra por evitar desaparecer o evitar morir. Hasta antier, y en medio de un intento deliberado del gobierno de la 4a. Transformación por rasurar las cifras mediante un censo, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas contabilizaba 113,291 "vidas suspendidas".

Y el epicentro de esta crisis por desaparición, lo hemos repetido una y otra vez, es el Estado de Jalisco. A pesar de la maniobra para reducir la cifra de personas desaparecidas en el actual gobierno de Enrique Alfaro Ramírez, el registro nacional registraba 14,915 casos y el registro estatal (Sisovid) contaba 14,415 [¿cuál es el valor correcto? pregunta el webmaster] "vidas suspendidas".

Por la magnitud y profundidad del dolor y el daño que genera, la crisis por desaparición de personas es el principal problemas social y político de Jalisco y del país o al menos así debería considerarse por una cuestión básica: defender la vida en todas sus acepciones. Por eso, ante el tamaño de esta tragedia humanitaria, social y política sorprende e indigna que el problema de las desapariciones no sea una prioridad en la agenda de los candidatos de las fuerzas políticas que se disputarán el poder público en las elecciones generales del próximo año.

Parecería que hay una excusa legal que los podría justificar: según la ley electoral vigente, los partidos y sus candidatos están en tiempos de precampañas que les impiden hacer propuestas específicas, las que corresponden al periodo ya de campañas electorales abiertas.

Pero es una coartada falsa, pues en los hechos las candidatas, tanto del bloque oficialista como del bloque opositor, han hablado e insinuado propuestas de gobiernos para temas tan diversos como la seguridad, el nearshoring o la Inteligencia Artificial. ¿Por qué no han anunciado que el combate a la crisis por desaparición de personas es una prioridad nacional?

Esta disonancia entre los principales problemas de la sociedad y las prioridades de los precandidatos es más ancha todavía para los aspirantes al Gobierno de Jalisco, tratándose de la entidad con más desaparecidos en todo el país. No he escuchado hasta ahora a los actuales candidatos pronunciarse por la crisis de desaparición que aqueja a Jalisco y anticipar que su combate será una prioridad si ganan las elecciones.

Es lamentable que la desaparición de personas no sea uno de los temas prioritarios de las campañas de los candidatos y sus partidos, mostrando, por el contrario, que los asuntos relevantes para la sociedad no lo son para quienes viven de la política profesional.

Rubén Martín
(v.pág.3 del periódico El Informador del 14 de diciembre de 2023).

Hoy quiero exponerle 2 mensajes de la red social X que el sábado pasado atrajeron mi atención -sus textos hablan por sí solos-, que nos hacen reflexionar, haciendo referencia a un acontecimiento trágico reciente y de algo que en lo que tenemos que involucrarnos y decidir como ciudadanos en el futuro mediato.

El 1o. de los mensajes se refiere al baño de sangre que hubo hace unos días durante una posada navideña que se llevaba a cabo en un estado vecino y que fue descrito de esta manera por Alejandra Cuevas -que como referencia es la persona que pasó 528 días encarcelada por un delito que no cometió y que había sido acusada por el fiscal de la República, Alejandro Gertz Manero-: "En la oscuridad de Salvatierra, Guanajuato, se tejió una tragedia con balas y llamas, reflejo de nuestra descomposición social. 23 vidas -oficialmente fueron 12- incluyendo jóvenes y mujeres, fueron truncadas en un instante de barbarie, revelando un abismo de impunidad y deshumanización. Los casquillos en el suelo son el grito de lamento de una sociedad enferma, donde la violencia se ha convertido en lenguaje macabro de los sádicos. Este acto no es solo un crimen; es una llamada desesperada a reconocer y combatir la raíz podrida de nuestra sociedad". (Por cierto sobre esta masacre, nuevamente de manera incongruente e irresponsablemente, sin que hasta el momento se hayan clarificado las causas del ataque y cuando apenas se inician las investigaciones, ayer en la mañanera el presidente López Obrador relacionó el ataque armado "con un problema estructural" en la región relacionado con el aumento en el consumo de drogas. Además, muy a su estilo, quiso "tapar el sol con un dedo" queriendo dar entender que es 'otra excepción', cuando dijo "es un asunto complejo porque no sucede en todo el país").

[¡Claro! Él no tiene la culpa. Tampoco sus queridos "narcos", que tantos sobres amarillos le mandan "para el movimiento". ¡La culpa de todos los problemas es de los drogadictos! - El webmaster.]

El otro mensaje es anónimo y hace referencia a las elecciones presidenciales del próximo 2 de junio, donde se aclara: "No sé quién escribió estas palabras, pero son muy sabias...Tú qué opinas...Polemista...". Y el texto dice: "En pocas palabras, para el 2024-2030, no necesitamos llegar a la Luna y volver a la Tierra, sino llegar a nuestro trabajo y volver a nuestra casa. No necesitamos milagros sino medicinas. No necesitamos una buena limosna sino un buen país. No necesitamos una gran vida, sino una vida segura. No necesitamos recuperar Texas sino recuperar México. No necesitamos un gobierno que nos ame sino un gobierno que nos respete. No necesitamos un buen héroe sino un buen presidente".

Daniel Rodríguez
(v.periódico El Informador en línea del 19 de diciembre de 2023).

Andrés Manuel López Obrador no gobierna (es un decir) para el presente. Ejerce el poder pensando en su hora de bronce, y los de carne y hueso que digan misa, sean niños con cáncer y sin medicinas, sean acapulqueños tragados por "Otis", sean, obvio, estudiantes masacrados en un fin de semana cualquiera.

Si nuestro norte fuera el correcto iríamos a Celaya y a Salvatierra, a Apaseo el Alto y a Lagos de Moreno, a Texcaltitlán y no a Palacio Nacional.

No tiene caso gastar tinta ni tiempo aire en la mañanera. A final de cuentas qué es más sorprendente, que AMLO desprecie los muertos o que esos que están muertos creyeran, ellos y sus familias, ellos y los que les sobreviven, que en demasiadas regiones de México aún se puede intentar la locura de una normalidad tipo estudiar para ser médico o bailar en una posada, fiesta que siempre implica que el año siguiente será mejor, que lo pasado pasado y que gracias a la vida, ¿por haberles dado tanto?

Qué les da a esos jóvenes alegría de vivir en este país.

Entiendo perfecto, no me crean tan obtuso, que el deseo de vivir es irrefrenable en esa edad, pero qué se siente desvelarse en Celaya para sacar adelante una carrera si los que deciden quién vende y qué se vende es el crimen organizado, si cuando pongan un consultorio les pedirán cuota, si todo mercado tiene en un gatillero a su regulador.

No es AMLO, somos nosotros los que debemos opinar hoy y sin dilación qué pensamos, como generación fallida, del México que heredaremos a esos jóvenes que estudian y se divierten como si vivieran en un país con mañana.

En España en octubre un joven se perdió en un extraño incidente que incluyó vagones abandonados y celular sin batería. Una muerte absurda que conmovió a ese país por días. Eso es normal. Que una sociedad no se deje de preguntar qué pudo haber hecho para evitar que un adolescente se pierda.

En México nos preguntamos, en cambio, qué pensará AMLO. Valemos m...

Salvador Camarena
(v.pág.3 del periódico El Informador del 19 de diciembre de 2023).

Omar García Harfuch tuvo que salir del país intempestivamente. Fue mucho más que unas vacaciones largas o adelantadas. La semana pasada, según nos cuentan fuentes que vivieron el episodio de primera mano, el hombre fuerte de Claudia Sheinbaum para temas de seguridad, recibió una llamada de emergencia: el Centro Nacional de Inteligencia había detectado que el cártel Nueva Generación había desplazado a la Ciudad de México un comando de sicarios con el objetivo de terminar el "trabajo" que dejaron incompleto en junio de 2020: matar a Harfuch.

Según las mismas fuentes, fue el propio general Audomaro Martínez Zapata, cabeza del Centro Nacional de Inteligencia (CNI, antes CISEN), el que tuvo contacto con García Harfuch para notificarle de esta información que obraba en su poder. Y le dio una recomendación: sal del país de inmediato. García Harfuch se puso en contacto con su jefa, Claudia Sheinbaum, le explicó la situación, y ella le dio luz verde. Sin chistar, el ex secretario de Seguridad Ciudadana de la capital del país tomó vuelo a Europa.

Para el régimen, la amenaza contra Harfuch se trata de un asunto especialmente grave y delicado. Que le suceda algo a Omar García Harfuch, además de la lamentable tragedia personal, significaría también un golpe político brutal para el gobierno y para el partido, en plena campaña. Harfuch ganó la encuesta para ser candidato de Morena a jefe de Gobierno de la Ciudad de México, se la quitaron por órdenes del presidente AMLO, pero la precampaña le dio una visibilidad aún mayor a la que tenía, se volvió una figura política de 1a. fila y ahora encabeza la fórmula del oficialismo para el Senado en el 2024.

Desde mi punto de vista, el puro hecho de que haya tenido que salir del país a quien el oficialismo presenta como su hombre fuerte de seguridad para el periodo 2024-2030, dice mucho del estado de cosas en México y en la capital que gobernó en los últimos años la candidata presidencial.

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.2 del periódico El Informador del 19 de diciembre de 2023).

Omar García Harfuch reaccionó a mi columna de ayer. El hombre fuerte de Claudia Sheinbaum para temas de Seguridad, y una de sus personas de mayor confianza y más leales, escribió en X, antes Twitter: "En años de carrera he recibido alertamientos, amenazas, anónimos, etc. Esto nunca ha sido ni será un impedimento para servir a mi país. Decidí tomar vacaciones después de mucho tiempo y estar con mis seres queridos. Al regreso seguiré trabajando con Claudia Sheinbaum y Clara Brugada". Y retuiteó el texto de las Historias de Reportero donde expuse que recibió una llamada de emergencia y tuvo que salir del país: el Centro Nacional de Inteligencia había detectado un comando del cártel Nueva Generación que quería matarlo.

Como imaginé que el ex secretario de Seguridad Ciudadana de la capital del país tendría la tentación de esconder su intempestiva salida con unas vacaciones -la temporada facilita el engaño-, la 2a. frase de mi columna de ayer lo dejaba claro: "Fue mucho más que unas vacaciones largas o adelantadas".

Tras la publicación de la columna y la respuesta de García Harfuch, se activaron más fuentes para confirmarme que estaba yo en lo correcto: Harfuch recibió amenazas con credibilidad inusualmente alta, al grado que después de notificarle a Claudia Sheinbaum, salió del país de inmediato, tomó un vuelo de la Ciudad de México a Europa -algunas fuentes dicen que a Frankfurt, Alemania, como puerta de entrada- y para evitar que se volviera un escándalo en la campaña presidencial morenista, argumentó que se iba de vacaciones.

De hecho, me informan que el 1er. impulso del ex secretario de Seguridad fue viajar a Estados Unidos, pero le dijeron que el cártel Nueva Generación tiene capacidad de orquestar un atentado en suelo americano. Por eso optó por Europa. Personas de su círculo más cercano me confirman que sus vacaciones estaban programadas para días después y las tuvo que adelantar por la alerta.

¿Por qué lo esconde? Porque si quien se presume es el hombre fuerte de Seguridad para la eventual presidencia de Sheinbaum tiene que salir del país por amenazas, cómo queda el resto de la ciudadanía, y cómo queda el discurso de López Obrador sobre seguridad, quien apenas ayer en la mañanera decía que la Ciudad de México es de las más seguras del mundo y que hay un montón de turistas extranjeros (el comando del CNG fue detectado justo en la capital).

Es inequívoca la condena a las amenazas y ataques contra Omar García Harfuch. En junio de 2020, un comando del cártel Nueva Generación roció de balas la camioneta de Omar García Harfuch, acusándolo de trabajar para el cártel rival, cosa que fue firmemente negada por él. Desde entonces, quedó exhibido el desdén del presidente López hacia el laureado funcionario de Seguridad: nunca le habló, le escribió ni lo visitó en el hospital cuando se reponía de los 3 balazos que le impactaron; siempre lo vio con desconfianza por su pasado "prianista" y lo terminó bajando a la fuerza de la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

¿Cómo estarán las cosas en Ciudad Gótica si Batman tiene que huir?

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.2 del periódico El Informador del 20 de diciembre de 2023).

En Latinoamérica estamos tan cansados de que las cosas siempre sean igual, de que nos vaya mal, que hemos optado por elegir a las opciones "menos peores" como gobernantes, a las que proponen locuras inimaginables como planes de gobierno.

Sin embargo, en Latinoamérica hemos visto que estas figuras quizá no siempre son la mejor opción, pues terminan haciendo daños peores que acaban con las pocas cosas que llegan a funcionar.

En México, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador ha dado apoyos a todas y todos los jóvenes que ni estudian ni trabajan, pero también a quienes sí estudian, así como a las personas adultas mayores. Dos sectores muy importantes a la hora de votar, pues representan alrededor de 30 millones de votos en las urnas de acuerdo con el Padrón Electoral del INE, convirtiendo así los apoyos en clientelismo.

Pero también está la desaparición de fondos importantes para el funcionamiento del país, de las obras innecesarias, del intento de desaparecer instituciones base, como el INE, aunque gracias a las manifestaciones en todo el país, no se logró.

Hay quienes optan por defender "lo poco" o "lo diferente" a capa y espada, porque es lo que nunca tuvieron: apoyos asistencionalistas, una falsa sensación de seguridad o la esperanza de que el dinero rinda mejor para todas y todos.

Y así también sé ha producido otro mal peor: la confrontación y polarización de la ciudadanía, que provoca que las personas se dividan y peleen, entre quienes reciben poco y quienes dicen que "lo poco" no cambiará de fondo los problemas de un país. La confrontación divide a la sociedad, contamina los debates, ocasiona rupturas, criminaliza la libertad de expresión.

No todo es blanco o negro, lo importante es no dejarse cegar por lo poco, pues aún falta mucho por lograr, desde todos los ámbitos: lo social, lo económico, el medio ambiente, la seguridad. Y mientras la ciudadanía no se una por un bien común, más allá del bienestar de lo propio derivado de sus contextos históricos de desigualdad y pobreza, ni aquí ni en Latinoamérica habrá cambios verdaderos que saquen de la crisis a un país y se impulse su desarrollo.

No se trata de que le vaya bien a pocos, sino que a todas y todos nos vaya bien y por las mejores vías.

Rubí Bobadilla
(v.periódico El Informador en línea del 20 de diciembre de 2023).

México es uno de los países más poblados del mundo, y a pesar de que tenemos uno de los índices de envejecimiento más acelerados del planeta. De acuerdo con los datos del Censo de Población 2020, en México habría 37.8 millones de personas jóvenes; además de una cantidad relativamente similar de niñas y niños. Eso significa que al menos 2 de cada 3 habitantes del país forman parte del llamado "bono demográfico", que sigue dando enormes ventajas competitivas a México, en términos de disponibilidad de fuerza de trabajo.

Sin embargo, lo que México debe ser capaz de lograr es un profundo cambio por una doble vía: en 1er. lugar, en lo relativo al cumplimiento del derecho a la educación. Los recientes datos de la prueba PISA, pero las evaluaciones que realizan las propias instituciones mexicanas en la materia urgen a una gran reforma educativa que ponga el énfasis en métodos pedagógicos y en contenidos curriculares, y no en la batalla ideológica y demagógica que se ha dado en las últimas décadas.

La otra gran reforma que debe concretarse es la del mundo del trabajo. Por ahora, se han dado los primeros pasos mediante la elevación del valor real del salario mínimo; sin embargo, la medida por sí sola es insuficiente, pues lo que hace falta es fortalecer las capacidades del Estado para construir un nuevo curso de desarrollo.

Lo anterior tiene una enorme relevancia, sobre todo si se considera que en México se han creado desde el inicio de este siglo, en promedio, alrededor de 360,000 empleos anuales, cifra totalmente insuficiente frente a las necesidades de empleo reales del país, que exigirían cuando menos la creación de un millón de empleos de calidad, cada año, para avanzar hacia una economía con un sólido mercado interno, capaz de sustentar un proceso de crecimiento estable en el tiempo.

Por otro lado, no deja de ser dolorosa la realidad que se vive en México, no sólo en lo relativo al incumplimiento de derechos fundamentales como los mencionados a la educación de calidad y al trabajo digno, sino otros igualmente indispensables para una vida con bienestar, como lo son el acceso a la salud, pero, sobre todo, a la seguridad y la justicia, lo cual es un asunto pendiente para millones de jóvenes en el país.

En efecto, de acuerdo con los datos del propio Inegi, en México las 3 primeras causas de mortalidad entre jóvenes de 14 a 29 años son los homicidios, los accidentes y los suicidios; y aunque alguien podría argumentar que es una tendencia global, lo cierto es que la magnitud de lo que ocurre en nuestro país rebasa cualquier proporción en cualquier región del planeta.

La presente administración diagnosticó acertadamente que debían transformarse las políticas de atención y cumplimiento de los derechos de las juventudes. Pero lamentablemente ese diagnóstico no se tradujo en políticas públicas acertadas, y los programas emblema de este gobierno en esa materia han dado resultados limitados respecto de los objetivos centrales planteados: reducir la migración, reducir la pobreza y la vulnerabilidad por ingresos, y, sobre todo, reducir la criminalidad y la violencia.

En ninguno de esos rubros se tienen resultados satisfactorios, y en lo relativo a la violencia se tienen los saldos más preocupantes.

La información sobre quiénes son las víctimas, así como de quiénes son los victimarios en el país obligan a enfatizar que se debe hacer mucho más, y que debe construirse una nueva generación de políticas públicas que permita sacar de los círculos infernales de violencia y sadismo en que participan cientos de miles de adolescentes y jóvenes en el país, vinculados al crimen organizado y a todo lo que ello implica, destacando de manera notable, las múltiples adicciones que no han dejado de crecer en los últimos años.

Hasta ahora, la visión de la Presidencia de la República sigue siendo meramente voluntarista, y por eso desconciertan sobremanera las declaraciones del ejecutivo federal, en las que llama reiteradamente a las familias a procurar que sus hijas e hijos se alejen de las drogas, como si se tratara de un mero asunto de llamados a una "conciencia social" y a "valores familiares" que desde hace mucho dejaron de operar porque, al parecer, lo que no se entendió en la presente administración es que las familias mexicanas tuvieron profundas transformaciones estructurales en sus composiciones y arreglos desde hace varias décadas.

Son muchos los frentes que deben atenderse si México no quiere desperdiciar el bono demográfico de que aún disponemos. Es un tema que se analiza y se alerta desde la década de los 90 en el siglo pasado, y respecto del cual poco se ha hecho, con los resultados que tenemos a la vista y que distan mucho de estar en la ruta de generar un país con una ciudadanía social vigorosa y capaz de seguir construyendo una democracia durable y garante de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de todas y todos.

Las agendas se acumulan: obesidad, malnutrición, cada vez más tempranas enfermedades crónico-degenerativas, pérdida de años de vida saludable y un impacto real en la esperanza de vida provocada por la violencia, rezago educativo y pérdida de aprendizajes, y un largo etcétera que debe atenderse con prontitud si queremos evitar que en treinta años México sea un país envejecido, enfermo y empobrecido.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.3 del periódico El Informador del 23 de diciembre de 2023).

Recuperemos México de las garras de criminales que no son más que parásitos que lucran con la miseria humana, robándoles a quienes se esfuerzan para salir adelante, a quienes emprenden buscando un mejor futuro para sus familias, a quienes proveen empleos y generan riqueza. Los criminales son un cáncer cuya metastatización se acelera y amenaza órganos vitales. Si no les ponemos un alto ya, nos quedaremos sin país.

Jorge Suárez-Vélez
(v.periódico Reforma en línea del 28 de dicicembre de 2023).

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