La situación del país (2020-2021)


No hay duda que AMLO ha emprendido un proceso de contrarreforma. Después de 3 decenios de reformas económicas graduales, AMLO ha emprendido revertir varias de ellas, aunque también ha abrazado otras. La reforma energética la ha echado atrás en casi todos sus aspectos esenciales, como apuntalar a Pemex con dinero de impuestos y sin un plan de negocios que convenza a nadie; construir una refinería para "dejar de importar gasolina" (aunque para ello habrá que importar en su lugar petróleo ligero); suspender la subasta de nuevos contratos a privados y cambiar las reglas de participación privada; someter los órganos reguladores que estaban diseñados para ser independientes, y otras. La contrarreforma, por lo que se puede ver, también alcanzará al sector eléctrico, aunque todavía no hay claridad sobre su envergadura.

El esfuerzo contra reformador alcanza muchos otros ámbitos además del económico, que no obstante tiene implicaciones económicas. Por ejemplo, la contrarreforma educativa tiene consecuencias graves de mediano y largo plazo en la formación de capital humano. Ampliar los delitos susceptibles de enfrentar prisión preventiva oficiosa, los recortes presupuestales al Instituto Nacional de Acceso a la Información, las amenazas de violentar la independencia del INE, las renuncias forzadas de la presidenta del Tribunal Electoral del PJF Janine Otálora y del ministro de la SCJN Eduardo Medina Mora (y tener ministros afines), son hechos que conmocionan el Estado de Derecho y revelan la frágil división de poderes. La intromisión del ejecutivo usando la fuerza del Estado, muchas veces extralegalmente, mostró la debilidad de las instituciones. Ello disminuye el crecimiento económico potencial.

También habrá que explicar el nulo crecimiento económico durante el 1er. año de gobierno (y seguramente muy bajo en el 2o.). El 1er. punto será, sin lugar a dudas, la decisión de AMLO de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto de Texcoco cuando ya se había avanzado una tercera parte. Esta decisión fue un golpe a la inversión y a las expectativas de los inversionistas por la forma como se tomó la determinación. Simplemente fue para hacer ver "quién mandaba", sin ninguna lógica ni sentido. Los grandes empresarios entendieron el mensaje y muchos se acercaron al poder para no sufrir represalias, le prometieron al presidente invertir en el país, pero muy pocos lo hicieron. Luego le prometieron que lo harían en 2020. Está por verse.

La política hacendaria también fue un factor que estancó la economía. El 1er. año de gobierno, que toma tiempo en arrancar, fue agravado por ineptitud de nuevos funcionarios que tuvieron subejercicios del gasto, los recursos fiscales adicionales para Pemex (sin que ello repercuta en mayor producción ni rentabilidad) desviaron inversión a obras en proceso, la inversión en proyectos de largo plazo con rentabilidad muy baja o incluso negativa, la caída de los ingresos que obligó a reducciones de gasto. Resultado, un equilibrio fiscal ayudado por el uso del fondo de estabilización, a costa de una contracción de la demanda agregada.

Banco de México se enfocó en mantener el nivel de las reservas internacionales mediante altas tasas de interés que atrajeran y retuvieran capitales, lo que no impulsó el crecimiento pero mantuvo la credibilidad en el banco central. Como consecuencia, la inflación y el tipo de cambio se mantuvieron estables o incluso a la baja.

A todo lo anterior se agregaron la incertidumbre por la volatilidad de las decisiones del gobierno y por la percepción de debilidad del Estado de Derecho, la inseguridad y la violencia que, además, aumentaron durante el 1er. año.

El resultado, contrarreforma parcial y cero crecimiento económico en 2019.

Enrique Cárdenas Sánchez
(v.pág.22 del periódico El Financiero del 2 de enero de 2020).

Hemos sobrevivido al 1er. año de gobierno de Andrés Manuel López Lobrador, a su 4a. Transformación y a su ejército de seguidores, y lo hemos hecho en condiciones mucho mejores de lo que se presuponía, y además con un optimismo en amplios sectores de la población que no se veía desde hace muchos años.

Pero sigue siendo una incógnita lo que pasará en este año.

Los que piensan que al país le ha ido mejor tienen razón, al igual que aquellos que ven un año fatal y problemático, también tienen razón.

Los argumentos de los primeros son el comportamiento bajo de la inflación, el precio estable de las gasolinas, el precio del dólar y variables que en el día a día hacen mucho más llevadera la situación.

Aquellos que piensan que vamos mal tienen argumentos también muy sólidos: la economía no crece, no sólo no se generan nuevos empleos, sino que grandes empresas y corporativos han hecho recortes de personal fuertes (con razón o por precaución), y la lentitud y restricciones en el gasto del gobierno tiene a sectores como la industria farmacéutica o la construcción prácticamente parados.

Pablo Latapí
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 2 de enero de 2020).

La economía mexicana no comenzará el año tan bien como algunos esperaban. Pese a las estimaciones que hacía Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la economía mexicana no ha alcanzado el 2% ni de lejos. Y es que, de acuerdo con los pronósticos de final de año, la economía mexicana cerrará el ejercicio con un crecimiento que oscilara entre el decremento (-0.2%) y el muy leve crecimiento (0.2%). En ambos casos, como decía, ni de lejos a ese 2% que se emitía desde el propio gobierno.

El mayor deterioro que ha experimentado la economía mexicana, debido a un peor comportamiento de determinadas partidas, así como la dudosa gestión llevada a cabo, ha acabado lastrandola por completo. Una economía que espera atravesar el 2019 de la misma forma que le empezó; es decir, con un crecimiento nulo. Un crecimiento que, de acuerdo con los pronósticos, podría llevar a que ésta comience el 2020 con una recesión técnica, registrando contracciones en el PIB.

Y es que, en un escenario en el que se registrase un mayor deterioro y el pesimismo se apoderase de la economía, de darse esa contracción del -0.2%, podríamos estar ante la posibilidad de que, junto a un 1er. trimestre con contracciones en el PIB, la economía mexicana se encuentre en lo que los economistas denominamos como recesión técnica; una recesión producida por contracciones en el PIB durante 2 trimestres consecutivos. Una situación que, a su vez, podría poner en serios aprietos a una economía muy debilitada.

México, pese al trabajo realizado, precisa de una mayor actuación gubernamental. La debilidad de las instituciones es uno de los principales problemas que soporta el país. De acuerdo con los registros, el ingreso público sigue siendo insuficiente para incrementar la inversión pública; lo que, con caídas en el consumo, la industria, la construcción, sitúa al país en un difícil escenario para el comienzo del año. Un escenario que deberá afrontarse con mayor entereza de lo que se ha afrontado el año, así como con más rigor y una buena dosis de realidad.

Desde la elaboración del plan presupuestario, la economía mexicana poseía muchas vulnerabilidades. Unas muy optimistas previsiones del presidente también son parte de la culpa del malestar que vive México. Y es que, como recordamos, solo en las previsiones de ingresos que marcó el organismo, ya podíamos observar el gap entre la realidad y las estimaciones del gobierno. Unas previsiones que no se ajustaban a ningún escenario posible, y que han acabado incumpliéndose ante el deterioro experimentado.

Pero lo peor está por llegar. Y es que, la desaceleración que vive la economía mexicana podría no haber tocado fondo aún. Es decir, podríamos estar ante una situación en la que la economía, pese a los malos resultados arrojados, todavía podría verse más afectada. Una situación en la que estas variables que han provocado estos malos registros, puedan sufrir un mayor deterioro. En una situación así, como digo, podríamos estar ante esa recesión técnica, lo que dificultaría el camino para un país que se ha esforzado en salir de ese atolladero que atraviesa.

Atolladero que ya comienza a preocupar a la ciudadanía mexicana, pues en materia de empleo, el país atraviesa una situación, como poco, compleja. La creación de empleo en México se está paralizando. El país está viendo una fuerte caída en la creación de empleo en los distintos sectores, dado el peor comportamiento de los mismos. Esto afecta, por supuesto, a la ciudadanía. Ya que, si observamos los niveles de desempleo, podemos ver cómo en los últimos meses, el país ha experimentado repuntes en la tasa de desempleo. Una situación que, con un crecimiento nulo, resta oportunidades a un país anulado.

La situación para México, en estos momentos, se presenta, como poco, difícil. El próximo año, en su inicio, podría seguir alargando el malestar de la economía mexicana; sin embargo, se espera que este malestar no supera el 1er. trimestre y volvamos a ver un mayor dinamismo a comienzos del 2o. trimestre. Situación que, sin embargo, no es buena para el país, pues seguimos sin saber cómo van a evolucionar esas variables y el impacto dañino que tendrán en el comienzo del año. Un impacto que podría poner, aún más, contra las cuerdas a la economía mexicana, así como a sus mandatarios.

A esto le añadimos la situación de la corrupción. Una de las grandes promesas del presidente AMLO y que, al cierre del año, parecen no haberse cumplido tanto como prometían. Los distintos casos de corrupción en el país, desde García Luna hasta el hijo de el Chapo Guzman, han salpicado en el escenario internacional al gobierno mexicano. Y es que, ante los sucesos, se ha puesto en entredicho, cuestionando por completo, la capacidad del presidente, así como su equipo de gobierno, para acabar con la corrupción en el país. Una corrupción que, como siempre hemos dicho, sigue siendo uno de los grandes lastres de la economía mexicana, así como un claro detractor para la confianza internacional que precisa el país para la atracción de inversiones.

Francisco Coll Morales
(V.Forbes México del 2 de enero de 2020).

Hoy necesitamos idealismo tanto para combatir el fatalismo de quienes creen que ya todo se ha perdido sin remedio, como para resistir a los que se creen –estos de Morena como antes los de los otros partidos– infalibles y omnipotentes. Idealismo para no ser ni derrotistas ni cínicos a la hora de imaginar un futuro diferente al pasado (mediocre y desigual) y al exasperante presente (confuso y prepotente –hola Rocío, desde la Tapo, la T1, la T2 y etcétera, la porra te saluda).

Así como vimos a los priistas y panistas, veremos a estos de hoy quedarse cortos en coyunturas en las que se requiere mucho más que de un partido, o de un sector o de una ideología para sacar al buey de la barranca en que a cada rato lo metemos.

Salvador Camarena
(v.pág.30 del periódico El Financiero del 6 de enero de 2020).

Seamos honestos, no estamos ganando ni en claridad ni en rumbo. Este año tendría que anunciar ya el tipo de país, la forma de Estado y los contornos de Jalisco que la sacudida electoral y política pidieron en 2018. Pero no.

Recapitulemos. Los partidos políticos se desdibujaron, los líderes carismáticos más anti status quo tomaron el poder, los poderes. Los ciudadanos le dieron la espalda a las organizaciones tradicionales de participación pública y política, y los grandes temas nacionales se cuartearon. Señores, México se hartó, nos dijeron, y el manotazo sacudió tableros y cambió piezas.

Con lo que se sacudió el país, con lo que -se supone- se sacudió Jalisco y lo que se hizo durante todo el 2019 ya podríamos asomarnos, ¿no? Pararnos en la orillita y decir, ah, ok, para allá vamos.

Pero no. Estamos perdidos en los pasillos de la incompetencia burocrática, dando vueltas en remolinos de temas coyunturales idiotas que tienen que ver con panes en las orejas y declaraciones que se lleva el viento de las mañanas; corriendo en círculos alrededor de las carteras que no se abren para que la oxidada y raquítica maquinaria de salud funcione al menos como antes. Mal, pero al menos que funcione mal. En eso se nos está escapando el tiempo de la transformación: en buscar quién hace qué para lo básico, la administración inercial del gobierno ineficiente.

Los grandes temas nacionales están ausentes y déjenme decirles que no, la bandera de la lucha anticorrupción no es un gran tema nacional. Es un problema de tubería, de delincuencia, de burocracia y de crimen burocratizado que no se resuelve, por cierto, con discursos moralinos.

Problemas la escasez que se viene de energéticos, el papel del Estado como garante de convivencia, la cuarteadura del sistema federal, la organización del agua, el comercio de droga, el rompecabezas fiscal. ¡Esos sí son temas! Y no tienen que ser nacionales, por cierto, no hay que esperar a que Monreal los ponga sobre la mesa. La clase política de los estados tiene responsabilidad y además, incentivos. ¿Están ciegos? Les están comiendo el mandado político pero no sólo eso, les están provocando problemas de gobernanza territorial para los que no habrá ni facultades ni recursos que valgan.

Estoy pesimista. El viejo orden corrupto e ineficiente no fue sustituido con un orden eficiente y con rumbo. No por lo menos hasta ahora: tenemos un peor gobierno de la seguridad, un peor gobierno de la salud, un peor gobierno de la energía. Me asomo a la orillita y trato de otear horizontes más claros, con mejor rumbo. Trato de ver si alguien sacó ya las herramientas para ello, aunque no sirvan aún, aunque estén en ciernes. Pero no. No es el Insabi, no es la Guardia Nacional, no son los superdelegados, no es el aeropuerto de Santa Lucía, no son los 9 programas estrella de entrega de billetes. No, nada de eso sirve para adelante. Me asomo y busco rumbos, pero no.

Ivabelle Arroyo
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 8 de enero de 2020).

Desde hace años el país tiene un grave problema en materia de seguridad y debilidad del Estado de Derecho, lo cual ha permitido que la violencia en las escuelas sea cotidiana y común, expresó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) al condenar los hechos registrados en el Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila.

La CNDH y organizaciones sociales han advertido que el ataque fue producto del contexto violento que persiste en México desde hace 2 sexenios.

La CNDH indicó que "la violencia en las escuelas no es ocasional, sino cotidiana y común, que se manifiesta de muchas maneras y en los últimos años ha convertido a los planteles en espacios de riesgo".

(V.pág.7-A del periódico El Informador del 11 de enero de 2020).

La historia es de terror. Un niño de 6o. de primaria lo decreta a sus compañeros: "hoy es el día". En ese momento, comienza a disparar contra su maestra y sus compañeros. Luego de asesinar a la docente, él decide quitarse la vida. Estos tiroteos escolares nunca han sido comunes en México, a diferencia de Estados Unidos que tiene que sufrir estas tragedias cotidianamente.

A nivel nacional, existen al día de hoy 16.8 millones de armas (cifras de Small Arms Survey); es decir, una por cada 7 mexicanos. Esto convierte a México en el 7o. país más armado del mundo, la mayoría compradas en el mercado negro. Aunque muy lejos de las 393 millones de armas que existen en Estados Unidos, un país que tiene 11 veces más tiroteos masivos que cualquier país del mundo. La relación entre armas y este tipo de masacres es innegable.

Las armas no explican las motivaciones para matar, pero sí las materializan. Un niño de 10 u 11 años con graves trastornos psicológicos, pero sin acceso a pistolas, nunca podría hacer lo que hizo el estudiante en Torreón. Seguramente hubiera expresado su ira de otra manera, sin embargo es muy remota la posibilidad de que hubiera sido una tragedia que costara vidas. Los niños franceses, daneses, canadienses juegan los mismos videojuegos que los niños mexicanos y que los niños estadounidenses. Sin embargo, la tasa de homicidio infantil es altísima en países como México, Brasil, Colombia u Honduras, en donde es posible obtener un arma a los 10, 11, 12 años. Ya sea en el mercado negro o por acceso doméstico. No existe estrategia de seguridad en México que pueda tener algún viso de eficacia si no parte de la idea de que es urgente despistolizar al país. Podemos implementar las medidas que sean (mochilas seguras, cateos, detectores), pero si no atacamos el mercado negro y el legal de armas, será difícil reducir los niveles de violencia. El arma es lo letal, es lo que convierte una riña en un multihomicidio.

México está de luto tras el suceso de Torreón. Lo ocurrido en la escuela Cervantes reviste especial importancia porque es violencia que se acerca peligrosamente a nuestros entornos más cercanos. Muchas veces vivimos tranquilos porque nos mentimos al repetirnos que la violencia no nos va a tocar. Que los problemas de violencia sólo afectan a aquellos que se involucran en el negocio del crimen organizado. Empero, tragedias como ésta simbolizan la vulnerabilidad que enfrentamos a diario. México es uno de los países más violentos del mundo por una combinación nociva entre impunidad, dinero, drogas y armas. La coyuntura exige un drástico proceso de desarme nacional. No podremos vivir tranquilos, nunca, con 16 millones de armas paseándose por la calle.

Enrique Toussaint Orendáin
(v.pág.2-B del periódico El Informador del 12 de enero de 2020).

La tragedia de Torreón conmocionó a una buena parte del país. Y qué bueno que haya sido así, porque abre la posibilidad de plantear la urgencia de transformar la inaceptable realidad de ser un país inapropiado para la niñez. Y para ello es preciso desmontar varias afirmaciones que son equívocas y que impiden avanzar en esa materia.

En 1er. lugar, es importante reconocer que nuestro país adolece de diagnósticos apropiados sobre lo que ocurre en torno de las niñas y los niños. Es falso que sepamos bien a bien qué está pasando en diferentes ámbitos de la realidad social y, por lo tanto, se hace muy difícil saber qué hacer desde el aparato público.

Por ejemplo, en materia de salud mental, sabemos muy poco. El único indicador con representación nacional que tenemos es el de la Encuesta Nacional de los Hogares (Inegi, 2017), en el que se estima que hay al menos 33.8 millones de personas mayores de 17 años que alguna vez se han sentido deprimidas. En contraste, los registros de la Secretaría de Salud muestran que únicamente alrededor de un millón de personas son diagnosticadas con este padecimiento anualmente.

En 2o. lugar, es preciso reconocer que carecemos de un sistema institucional que oriente realmente el gasto y los programas desde una perspectiva que haga efectivo el derecho de prioridad de las niñas y los niños; y que nos lleve al cumplimiento estricto del principio del interés superior de la niñez.

Las políticas para la infancia en México han estado y siguen desarticuladas; y la presencia de esta agenda en las discusiones presupuestales está cada vez más tanto lejana como ausente. Hoy se puede afirmar que el Presupuesto de Egresos de la Federación carece de una perspectiva de derechos de la niñez; y que no hay una sola entidad de la república que haya hecho de esa agenda un eje rector de su propuesta de gobierno.

En la pasada administración, la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes sentó las bases para la construcción de un Sistema Nacional para la Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), que no tuvo los recursos para consolidarse y articular una política nacional en la materia; y que en el marco de las nuevas prioridades y programas de la administración 2018-2024 se encuentra desbordado.

México no puede perder el rumbo. Y una cosa es que la narrativa del gobierno de la república haya abandonado las categorías relativas a la perspectiva de derechos humanos, y otra que la sociedad deba desviarse también del mandato constitucional relativo a que el proyecto de país no es otro sino su cumplimiento universal y, en este caso, específicamente de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.

Es necesario comenzar por lo más urgente: evitar a toda costa que haya niñas y niños que enfermen o mueran por causas en exceso evitables: desnutrición, enfermedades infecciosas (respiratorias e intestinales fundamentalmente), y causas violentas.

Es inaceptable, por ejemplo, que del 2009 al 2018 hayan fallecido por desnutrición, 3,011 niñas y niños antes de cumplir su 1er. año de vida. A ellos deben sumarse los 1,700 casos registrados en el grupo de 1 a 4 años; 639 en el grupo de 5 a 9 años y 605 más en el grupo de 10 a 14 años de edad. Se trata de 5,955 niñas y niños que no debieron morir. Igualmente, entre los años 2009 y 2018 fallecieron 40,409 niñas y niños de 0 a 14 años por causas accidentales y violentas: 12 cada día. Las cifras, desde la perspectiva que se vea, son una total tragedia.

La 4a. transformación del país debe lograr la erradicación de la corrupción, sí; pero, sobre todo, erradicar la muerte evitable; esa que es excesiva porque es expresión de todo lo que no debemos ser; porque es innecesaria y escandalosa, en el sentido más amplio de esos términos.

El gobierno del presidente López Obrador se ha planteado metas ambiciosas, pero ninguna de ellas está referida explícitamente a la niñez, en los términos que establece la Convención de los Derechos de la Niña y el Niño, y la Ley general en la materia en el país. Lo evidente es que urge y es posible que lo haga.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 13 de enero de 2020).

Uno de los peores vicios en el manejo del espacio público es la tendencia a la privatización. Sea porque las autoridades concesionan para desentenderse de ellos -los casos más emblemáticos son sin duda el estadio de atletismo, hoy de Charros, y el de voleibol, hoy de Astros-, sea porque alguien decide que eso es de su propiedad, como los viene-viene, los que creen que en su banqueta nadie se debe estacionar porque la calle es suya, hasta los vendedores y puestos ambulantes de todo tipo. No deja de ser curioso que las autoridades suelen ser más condescendientes para ceder el espacio público, cuando se trata de un negocio y grandes empresas, y más displicentes cuando alguien busca sobrevivir, pero ese es otro tema.

Más complejo aún es cuando se trata de una manifestación cultural. El grafiti es sin duda el caso más extremo, pues las expresiones en bardas ajenas suelen ser muy poco aplaudidas por el dueño de la propiedad, sin embargo, llega un momento en que el grafiti se convierte en una verdadera obra de arte digna no solo de admiración, sino del cuidado por parte de las autoridades. En las expresiones musicales o de artes escénicas normalmente nadie las molesta, pues se entiende que desde el organillero o el grupo musical latinoamericano cantando "chogüí, chogüí" hasta el violinista solitario o una atrevida pianista representan expresiones culturales que no solo no deben ser inhibidas, sino por el contrario, promovidas por las autoridades como parte de los atractivos de un centro histórico.

¿Dónde está la línea entre uno y otro?, ¿quién lo define?, ¿con qué criterios? Ese es el problema.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 13 de enero de 2020).

México, con 35,588 homicidios ocurridos en el 1er. año del autollamado gobierno de la 4a. transformación, casi los que ocurrieron en Siria, este país del Oriente Medio que está en guerra y donde hubo poco menos que 36,000.

El rango mensual de asesinatos fluctuó entre los 2,877 a los 3,079 que se dieron en junio. 9 meses del año pasado con casi 3,000, y 3 con poco más de 3,000.

Según los datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, 2019 pasará entonces a la historia como el más violento desde que se tiene registro de los homicidios, superando la cifra récord que se tenía en 2018, el último año del priista Enrique Peña Nieto, cuando hubo 34,655. Es decir, el último año de los últimos 13 que México ha vivido con los saldos mortales de un país en guerra, subió un 2.7% más el número de muertes violentas. En ese aumento va implícito uno sin precedente también en la violencia contra las mujeres, ya que de 912 feminicidios en 2018, se pasó a 1,060 en el 1er. año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Sin duda el factor principal para tener este escenario de guerra es el creciente número de armas que entran al país (casi 16 millones se calculan hasta hoy más las que se sumen en lo sucesivo), y que van en su mayoría a los grupos de la delincuencia organizada, dándoles un enorme poder de fuego.

Lo dicho, lo más preocupante es que no se ve estrategia policial y judicial, ni coordinación entre los 3 niveles de gobierno para lograr el desarme de esta mafias que amasan enormes fortunas con las que siguen corrompiendo autoridades, policías, empresarios e infiltrando comunidades que los arropan y protegen. Es el círculo vicioso del México en guerra.

Jaime Barrera
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 22 de enero de 2020).

Una veintena de niños fueron presentados este miércoles como policías comunitarios en el municipio de Chilapa de Álvarez, en el estado de Guerrero, con el fin de ayudar a combatir a los grupos violentos que azotan a su comunidad y a la región.

Los menores, de entre 8 y 14 años, fueron presentados por la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Pueblos Fundadores (CRAC-PF) en una especie de práctica militar, en plena carretera, en la que presentaron sus armas.

"¡Armas al hombro, ya!", fue una de las varias órdenes que dictó un adulto a los menores, quienes cumplieron con distintas posiciones de disparo, siempre empuñando sus armas y con parte de sus rostros cubiertos por paliacates.

"Un aplauso para estos niños que se esforzaron en prepararse", dijo uno de los encargados tras lo cual los infantes, quienes portaban camisetas de la CRAC-PF rompieron filas y se reunieron en grupos, con sus armas bajo custodia.

La decisión de integrar a infantes como guardias de su comunidad -la 1a. vez que se llevó a cabo esa acción fue en mayo de 2019- ocurrió luego del asesinato de 10 músicos indígenas en un ataque armado en Chilapa el pasado viernes.

Este mediodía, los menores de las comunidades de Ayahualtempa y Alcozacán, donde fueron presentados, marcharon por las calles del poblado como una presentación oficial ante la comunidad.

Posteriormente, el coordinador de la CRAC-PF, Bernardino Sánchez, informó que la movilización de los infantes tenía como objetivo solicitar la presencia en la comunidad del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a quien le presentaron 29 demandas para reducir la violencia en la región.

"Esperamos al presidente en la comunidad para desbloquear esta carretera de Chilapa-José Joaquín de Herrera, queremos que atienda nuestras demandas", apuntó Sánchez.

Además, enlistó una serie de propuestas para la seguridad y justicia en la región de la montaña baja del estado de Guerrero.

"Esperamos la respuesta del gobierno, del presidente (López Obrador) y del gobernador (Héctor Astudillo) ya que la solución la tienen ellos", apuntó.

Los integrantes de la CRAC-PF esperan que López Obrador se entreviste con las viudas y los huérfanos de los hombres que han sido asesinados en el último año. Según dicen, hay 24 viudas y 66 huérfanos en la comunidad.

Guerrero es uno de los estados más pobres y violentos del país. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, México registró 34,582 asesinatos en 2019 y 1,875 de éstos tuvieron lugar en esa entidad.

(V.periódico El Informador en línea del 22 de enero de 2020).

Duele decirlo con tanta crudeza, pero la marcha que encabeza Javier Sicilia resultará estéril...

Se le denomina "Caminata por la paz"; cabe, a priori, empero, la certeza de que no contribuirá, en absoluto, a la pacificación del país... Su propósito fundamental, según sus organizadores, consiste en demandar "mejores condiciones de seguridad y justicia" a las autoridades. Una obviedad. Nada que las actuales autoridades no tengan identificado como un reclamo social unánime. Tan lo saben que llegaron a los puestos públicos en que se encuentran desde hace año y pico, precisamente porque la sociedad en pleno -30 millones de votantes, para ser exactos-, consciente, hastiada de la incompetencia de quienes gobernaron bajo las banderas de otras facciones políticas para responder a esa misma demanda, en las elecciones federales de 2018 se pronunciaron por un cambio que ya se dio... pero sigue sin aportar los resultados que durante las campañas y en los triunfalistas discursos de toma de posesión se comprometió formalmente a dar.

La previsible inutilidad de la manifestación, iniciada por algunos centenares de dirigentes y adherentes de "organizaciones sociales y colectivos de víctimas" -como dicen las notas de prensa-, y a la que seguramente se sumarán miles de simpatizantes en la caminata dominical hacia Palacio Nacional, nada tiene que ver con el anuncio del Presidente López Obrador, en el sentido de que no los atenderá personalmente "por respeto a la investidura presidencial" y "porque no le gustan esos shows mediáticos"; si él los recibiera y escuchara, los resultados serían los mismos: nulos. Y no por falta de voluntad del primer mandatario ni de los integrantes del Gabinete de Seguridad a los que encomendó la tarea de atenderlos, sino por elemental incapacidad; no sólo porque la "estrategia de seguridad" de la actual administración ha resultado tan ineficiente como las precedentes o más, sino porque las fórmulas utilizadas y los remedios aplicados hasta ahora han probado ser inadecuadas, aquéllas, e insuficientes, éstos, para proveer a la población las condiciones de seguridad (menos incidencia delictiva) y justicia (menos impunidad) deseables.

Jaime García Elías
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 24 de enero de 2020).

La experiencia que se vivió en 2009, frente a la aparición del virus A-H1N1 debe ser recuperada: es necesario promover nuevamente hábitos de higiene que, durante la emergencia fueron altamente eficaces, pero que posteriormente fueron abandonados y dejó de promovérseles: es necesario en este momento, que de manera permanente el gobierno, en todos sus órdenes y niveles, promueva el lavado de manos, cuando éste sea posible; evitar saludar "de beso", evitar el uso de corbata y otras prendas donde pueden alojarse fácilmente los virus.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 27 de enero de 2020).

La crisis por la que atraviesa el sector salud en todo el país es autoinfligida, es el resultado de malas decisiones que, independientemente de que hayan sido tomadas por las razones correctas, generaron un problema grave en la capacidad de atención de la población. Los problemas del sector salud, los actuales y los anteriores, se pagan con vidas y para ello no hay explicación ni causa, por más noble que sea, que valga. Hoy está claro que haber operado simultáneamente las compras consolidadas (cuyo beneficio aún está en duda) junto con la desaparición del Seguro Popular y la implantación por decreto del prematuro Insabi, que nació sin reglas de operación y sin estructura, está provocando un problema de atención para miles de familias.

La 2a. es la crisis de inseguridad y violencia. El argumento de que nos dejaron un cochinero, que es absolutamente cierto, no se sostiene en el tiempo. Este año la Guardia Nacional debería comenzar a dar resultados tangibles, pero, otra vez, las contradicciones, las prisas y la incapacidad de escucha del gobierno está generando no solo que los resultados no lleguen, sino que quienes deberían ser sus principales aliados en esta batalla, la sociedad civil organizada y las víctimas de la violencia, ya no lo son, pues el propio presidente ha decretado que todo aquel que ose cuestionarlo es su enemigo.

La 3a. es la política energética. Aferrarse a un pasado glorioso de Pemex y de la CFE y convertirlos en los buques e insignia de la recuperación del Estado, así como de una economía basada en un gobierno fuerte, puede llevar al país a un estancamiento prolongado sino es que a una crisis económica en el corto plazo. Pemex nunca será lo que fue por el simple hecho de que el petróleo ya no es lo que era y tiene los días contados, pero sobre todo porque la paraestatal está herida de burocracia e ineficiencia y eso no se cura con dinero.

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 29 de enero de 2020).

"A chillidos de marrano oídos de chicharronero". Quien usó esa frase debe sentir vergüenza por haberla empleado en relación con los que caminaron para pedir la paz. ¿Chillidos las protestas, quejas y justas demandas de aquellos que han perdido a sus seres queridos en este campo de sangre en que el país se ha vuelto? ¿Chillidos las voces de los ciudadanos que aspiran a vivir en un ambiente de orden y seguridad? La 1a. parte de ese dicho, pues, no corresponde en este caso a la verdad, como tampoco a la razón y la justicia. Haberlo sacado a colación cuadra muy bien con el estilo de la 4T, donde se ha vuelto cotidiano el uso de palabras y frases denostosas para todo aquel que en cualquier forma muestra oposición o crítica a los ucases de López Obrador. Es él quien ha enseñado a sus paniaguados el camino de la agresión verbal, con el vasto -y basto- catálogo de expresiones de agravio que asesta a los que llama sus adversarios. En cambio la 2a. parte de la frase, la de los oídos de chicharronero, sí tiene aplicación. Sabemos quién es el chicharronero, pues ahora nada más sus chicharrones truenan. Cada día hay en México un poco más de absolutismo y un poco menos de democracia...

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 29 de enero de 2020).

Resulta interesante analizar en un ejercicio de teórica comparación los principios que se han establecido para la implementación en nuestro país de la tan traída y llevada 4a. Transformación 4T, que por cierto bien a bien es solo una frase, contra los históricos postulados nunca olvidados y sí muy ejercidos, a lo largo de casi 500 años con resultados eficientes para que cada uno saque sus propias conclusiones; advirtiendo que donde se ha seguido la filosofía maquiavélica para ejercer el poder los resultados han sido hasta cierto punto exitosos. Veamos.

De Maquiavelo: 1.- ...de cuando un ciudadano común llega ser príncipe de su patria; no apoyándose en violencias sino por el favor de sus conciudadanos, se privilegia en estos casos la suerte aliada con la astucia.

De la realidad en México: una sociedad harta, marcada por actores políticos pertenecientes a una escuela impositiva que dio origen a una terrible y descarada corrupción y que dejo la puerta de par en par por la que no había de otra opción si no la de dejar entrar a un nuevo príncipe.

De Maquiavelo: 2.- ...si el monarca tiene tanto poder que se permita valerse por sí mismo o requiere de ayuda externa.

De la realidad en México: el monarca corre el riesgo de fracasar cuando de muestra de impotencia exculpándose con argumentos que dan total evidencia de resentimiento.

De Maquiavelo: 3.- ...en un Estado hereditario existe la costumbre del sometimiento al príncipe.

De la realidad en México: se pretende cambiar una política de sometimiento histórico por una de corte conciliatorio desafortunadamente basado únicamente en un falaz dominio de sí mismo.

De Maquiavelo: 4.- ...a toda costa debe evitarse el mal uso de la compasión actuando con moderación y prudencia.

De la realidad en México: se viene manejando una postura de franca lástima hacia las clases vulnerables lo que pronto conducirá a la densa oscuridad del fracaso.

De Maquiavelo: 5.- ...para que un príncipe se gane la estima del pueblo, esta hazaña se logra cuando no se tiene peligro de ser obstaculizado por poderes anteriores ya perdidos.

De la realidad en México: no se tolera que ciertos personajes se expresen con opiniones e ideas que al poder le parecen desagradables...

Solo basta que se haga un ejercicio de análisis comparativo entre las políticas trazadas para acceder a la 4T y los resultados que hablan de que se vienen construyendo caminos que conducen de la euforia a la decepción.

José Luis Cuéllar de Dios
(v.pág.2-B del periódico El Informador del 31 de enero de 2020).

Lo que se debe esperar de un proyecto político que vendió a todo México "esperanza", es que ahora que gobierna, su actitud sea solidaria ante el sufrimiento y dolor que viven todas las víctimas de la delincuencia.

Solidario también ante el dolor de las familias de niños enfermos de cáncer, así como de las comunidades campesinas que son desplazadas de su hogar por la delincuencia organizada del Estado de Guerrero para quedarse con sus tierras, de los microempresarios que son acosados por la delincuencia organizada por el cobro del "derecho de piso", de las familias centroamericanas que han sido engañadas por alguien en su país de origen para que en caravanas lleguen a México a enfrentar riesgos. Esperaríamos una actitud sensible y solidaria ante las tragedias que viven otros tantos grupos sociales, hoy en posición vulnerable.

Sin embargo, las respuestas gubernamentales se han caracterizado por la ausencia de sensibilidad frente al dolor humano... igual que sucedió con los gobiernos anteriores, hoy denominados conservadores y neoliberales. La sensibilidad social se vincula con problemáticas grupales, que se resuelven con respuestas políticas, como las que hay. Sólo la sensibilidad humana puede dar respuestas al dolor personal y familiar.

Como ejemplo podemos tomar la forma en que fueron recibidos en el Zócalo de la Ciudad de México los integrantes de la "Marcha por la verdad, la justicia y la paz", que encabezan el poeta Javier Sicilia y los hermanos LeBaron.

¿Por qué las autoridades toleraron la actitud agresiva de los esbirros que agredieron físicamente y con insultos al contingente de familiares de víctimas de la violencia?. La misma prensa que cubría esta marcha, también fue agredida. Solo unos metros separaron a estos porros, de Palacio Nacional y del Palacio de Gobierno de la Ciudad de México. Imposible ignorar la agresión.

El silencio de la CNDH frente a este entorno de descalificación y falta de respeto a las víctimas de la delincuencia por parte de las autoridades, es de llamar la atención.

La titular de la CNDH está más preocupada por generar ahorros en la operación cotidiana de esta institución, que por defender a familiares de víctimas y a las mismas víctimas cuando son ignoradas, o hasta descalificadas verbalmente por las autoridades que debiesen protegerlas.

La CNDH hoy está ausente frente a la negligencia gubernamental y la indiferencia con que las autoridades enfrentan las problemáticas cotidianas.

Cuando se filtraron las posibles iniciativas que se pretendían enviar al congreso para modificar el Código Penal, en materia de seguridad y justicia, con lo cual se podría convertir a un sospechoso en presunto culpable que tendrá que demostrar su inocencia mientras está en arraigo, así como otras condicionantes violatorias de derechos humanos, la CNDH pareció voltear hacia otro lado y su silencio le convierte en cómplice de las autoridades, pues la presunción de autonomía queda destrozada frente a la cruda realidad.

La ley de extinción de dominio, tal y como fue instrumentada, es totalmente violatoria de los derechos humanos más elementales, pues 1o. convierte en delincuente al presunto culpable, le confisca sus bienes y los remata y sólo si después resulta ser inocente, se le devuelven migajas.

Es cierto que en gobiernos anteriores, también faltó sensibilidad ante los problemas sociales, pero precisamente ahora es cuando se espera un cambio radical y por ello el pueblo votó a favor de quienes ofertaron "esperanza".

Se esperaba una visión de gobierno humanista. En contraste, se percibe una actitud defensiva y reactiva por parte de las autoridades frente a las exigencias ciudadanas de justicia. Se descalifica a las víctimas y sus familias si exigen atención y soluciones. Hay ausencia de elemental solidaridad humana.

Parece ser que todo debe pasar por el filtro del combate a la corrupción para que este gobierno fije una postura, incluso, ante los graves problemas que enfrentan hoy los mexicanos vulnerables.

De entrada, todo aquel que no esté trabajando por la 4T es presunto corrupto, sin derecho a la presunción de inocencia y honorabilidad. Todas las instituciones autónomas que no están alineadas y todas las organizaciones civiles, son castigadas con la presunción de corrupción.

El reclamo y la descalificación están siempre a punto de externarse como respuesta al 1er. intento de disentir por parte de algún miembro de la sociedad civil o de alguna institución ciudadana.

México desde siempre ha sido un país dolido, donde las injusticias son cotidianas en todos los ámbitos. Si en la política "la forma es fondo", la actitud gubernamental insensible ante el dolor de las víctimas de la violencia, muestra un rostro que contradice todo lo prometido en campaña.

Sin embargo, el mexicano es un ser generoso, dominado por "las ganas de creer" de que aún hay esperanza de que el viento algún día sople a su favor. Por ello las altas calificaciones siguen otorgándose a este gobierno.

¿Será mucho pedir un poco de sensibilidad ante el dolor derivado de la tragedia humana que viven muchas familias mexicanas?

Ricardo Homs, presidente de la Academia Mexicana de la Comunicación AC
(v.periódico El Universal en línea del 1o.de febrero de 2020).

Es cuestión de lógica elemental: aun si hubiera pocas personas desaparecidas y muchos investigadores con la encomienda de buscarlas, sería difícil que éstos, por competentes que fueran, tuvieran el éxito deseable. Pero si, por el contrario, sólo en Jalisco se denunció la desaparición de 2,100 personas de enero de 2018 a diciembre de 2019, y se sabe que la Comisión Estatal de Búsqueda -la dependencia gubernamental encargada de dar seguimiento a dichas denuncias y realizar pesquisas orientadas a la localización de esas personas- dispone de una plantilla integrada por 32 elementos, de los cuales sólo 20 realizan "trabajo de campo", se desprende que a cada investigador le corresponden, en promedio, 105 carpetas de investigación. Se comprende, por tanto, que en un "foro" sobre la materia realizado la semana pasada, el rector del ITESO, Luis Arriaga Valenzuela, deplorara que los presuntos detectives "trabajan desde los escritorios"... Y se aceptará, en conclusión, que las posibilidades de encontrar a un porcentaje significativo de personas desaparecidas, son prácticamente nulas.

En el mismo foro se indicó que mecanismos como Alerta Amber y Protocolo Alba, que permiten difundir en medios de comunicación y redes sociales datos sobre personas desaparecidas (nombre, fotografía, señas particulares, indumentaria, lugar y circunstancias adicionales referentes a su desaparición...), ha sido posible localizar "a más de 3,200 personas".

Faltaría puntualizar a qué periodo corresponden tales localizaciones. Faltaría establecer cuántas de esas localizaciones estuvieron precedidas por denuncias formales por desaparición presentadas ante las autoridades. Faltaría precisar asimismo el porcentaje de cadáveres encontrados en la vía pública o en fosas clandestinas -e identificados, obviamente-, correspondientes a reportes previos por desaparición. Faltaría saber cuántas personas reportadas desaparecen por su propia iniciativa, por qué motivos y con qué intenciones, y si el desenlace -supondremos que feliz en la mayoría de estos últimos casos- se incorpora a la referida "carpeta de investigación", para considerar la posibilidad de que se den situaciones análogas en episodios similares.

La titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, Karla Quintana Osuna, lamentó que tanto dicha comisión como las estatales correspondientes, "carezcan de atribuciones legales para realizar tareas de investigación". Algo que podría subsanarse con relativa facilidad -se supone que para eso están los diputados-... a condición de que se demostrara que también disponen de personal, capacitación, herramientas técnicas, recursos económicos y la estrategia operativa adecuada para ello (algo que, en este bendito país, sólo se ve en las películas del Agente 007).

Jaime García Elías
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 3 de febrero de 2020).

Vale decir que los crímenes, en México, sólo en el curso de 2019 se incrementaron significativamente... lo mismo en perjuicio de mujeres que de hombres; que los atroces niveles de impunidad -alrededor de 95%- no se han reducido; y que lo pertinente, en consecuencia, no debe ser tanto el clamor de que "ni una más", sino sustituirlo por otro: "¡nadie más...!".

Jaime García Elías
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 4 de febrero de 2020).

Hace un par de semanas llegaron a la portada de todos los diarios las fotografías de decenas de niños cargando varas y rifles. Eran menores entre los 6 y 15 años que viven en Guerrero, en varias comunidades cerca del municipio de Chilapa. Las imágenes derrumban cualquier "avance" de la estrategia de gobierno federal y estatal en materia de seguridad, niños armados por miedo a ser asesinados o secuestrados, es la respuesta trágica de un país que tiene territorios perdidos desde hace al menos una década. En ese momento tratamos de entenderlo, tuve la oportunidad de entrevistar a Bernardino Rincón, fundador de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, y encargado de entrenar a los menores. La fotografía de abandono y desesperanza que nos pintó, justificaba las terribles consecuencias: "Aquí no hay día normal, aquí cada día los delincuentes amenazan donde están los niños, amenazan atacar a las comunidades y masacrar a toda la población. Es por esa razón que hablamos con los padres, con los niños, porque no tenemos otra opción [...] nosotros preparamos a nuestros niños para que se defiendan, el ejercicio es cansado, no es tan fácil, nadie nos paga, lo hacemos por una necesidad, para que nuestros niños al rato se puedan defender y no sean víctimas del grupo delictivo que opera en esta región que son Los Ardillos".

Detrás de esta necesidad de vida o muerte está la incapacidad de un estado de dar uno de los derechos fundamentales, la educación. Rincón nos cuenta cómo los menores van una o 2 veces a la semana a la escuela porque los maestros se han negado a ir a sus comunidades. Los docentes son amenazados y asesinados también, "y ese es el temor, por eso no vienen a territorio comunitario, y no solamente estamos pidiendo seguridad de los pueblos sino también de los maestros, muchos de ellos han sido desaparecidos, nada más por ir a trabajar en una comunidad, si atraviesan su territorio aparecen muertos".

En este contexto, el gobernador del estado, Héctor Astudillo, acudió antier al municipio de Chilapa y a las comunidades de Alcozacán y El Jagüey, con un discurso que apela a las buenas intenciones más que a los hechos, comentó que "ya no quiero que se sigan dando enfrentamientos ni confrontaciones [...] mi llamado es a todos y todas por la paz". A través de un comunicado, el gobierno estatal informó que se entregaron mochilas y útiles escolares. No es que minimicemos la presencia del gobernador, pero sus intenciones y sus mochilas no detendrán al crimen organizado, no les quitarán las armas a los niños y no les dará la valentía a los maestros para arriesgar su vida. El gobernador va y pone un[a] curita en un paciente que está en terapia intensiva.

No es la 1a. vez; a inicios de 2016, este mismo gobernador dio el banderazo inicial de lo que llamó Operativo Chilapa. Declaraba a los medios "este operativo es muestra de la batalla que se da todos los días contra la violencia". No funcionó. Hoy los niños de esa región están armados.

¿Cómo se olvidan comunidades de este país? ¿Cómo grupos del crimen organizado gobiernan más allá de un sexenio? ¿Cómo simulan los gobiernos locales y cómo los abandonan los gobiernos federales –todos los que pasan–? ¿Cómo quitarles las armas a esos niños?

El Presidente, desde Palacio Nacional, ha dicho que lo que hacen en esas comunidades al darle armas a los menores es reclutar sicarios... si tan sólo tuviera un proyecto de nación enfocado a los niños, pero no, sus esfuerzos apuntan a todos, excepto al verdadero futuro de este país.

Javier Risco
(v.pág.38 del periódico El Financiero del 5 de febrero de 2020).

La libertad de expresión ha sido, es y será siempre uno de los derechos que más molesta a los poderosos, sean de izquierda o de derecha, populistas o neoliberales. No es un asunto de colores ni de ideologías, es un tema de poder. Cuando la libertad de expresión se ejerce se convierte en automático en un contrapoder, en un límite a los excesos y abusos de quien lo detenta, y eso no le gusta a nadie.

Visto desde los poderosos, y aun suponiendo la buena voluntad de los gobernantes, la libertad de expresión siempre se ejerce en exceso, pues limita la libertad de acción, entorpece la toma de decisiones y merma no solo la autoestima, que en los políticos suele ser más bien alta, sino la capacidad transformadora de un gobierno, eso que ellos creen que es mejor para la sociedad o dicho pomposamente "su legado". Basta ver la diferencia de comportamiento que tienen los políticos con la prensa cuando son candidatos y más aún si son de oposición, que cuando tienen la responsabilidad de gobernar y el poder en sus manos para entender cómo el poder transforma y trastorna.

El caso de Sergio Aguayo, pero sobre todo los de cada uno de los periodistas asesinados en este país, ponen de nuevo sobre la mesa esta relación compleja entre autoridades y periodistas, pero sobre todo los pantanosos y veleidosos límites de la libertad de expresión. En todos los sistemas políticos, en todos los países, existen las leyes y reglamentos que protegen y limitan la libertad de expresión y al mismo tiempo usos, costumbres y normas no escritas que la limitan. Los poderes fácticos y la disfuncionalidad del sistema político establecen, más allá de la ley, los verdaderos alcances de este derecho y las formas socialmente aceptadas de ejercer el periodismo.

Hace no muchos años se decía que en México había libertad de expresión, mientras no tocaras al Presidente, al Ejército y a la Virgen de Guadalupe (cuyo manto protector en realidad incluía a toda la curia). Esos, y no los establecidos por la Constitución, eran los verdaderos límites. La llegada de la democracia los derrumbó. A partir de 1997, lo valiente ya no es atacar al Presidente sino defenderlo (Monsiváis dixit); el Ejército dejó de ser intocable, aunque viva intocado, y los asuntos que tienen que ver con abusos o delitos de líderes religiosos se ventilan con bastante naturalidad. Pero aparecieron nuevos poderes fácticos, como el crimen organizado, y surgieron renovados vientos de autoritarismo que obligan a poner de nuevo sobre la mesa la relación con el poder. Acoso jurídico, ataques directos desde las tribunas del Presidente o los gobernadores, bombardeos cibernéticos orquestados desde los gobiernos, cuando no atentados orquestados desde el crimen organizado obligan a revisar de nuevo dónde estamos parados como sociedad en este tema.

No hay democracia sin libertad de expresión, es cierto, pero tampoco hay libertad de expresión sin una sociedad que la exija y la respalde.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 7 de febrero de 2020).

Todo indica que Trump será reelecto. Seguiré, pues, sin ir a Estados Unidos, por el quijotesco juramento que hice -y que he cumplido al pie de la letra- de no pisar suelo norteamericano mientras ese patán que tanto ha injuriado a México y a los mexicanos siga en la Casa Blanca. Habrá quienes tilden de tonta mi promesa, pero no hallé mejor modo en su momento de expresar mi enojo por los agravios que en su campaña nos infirió el estólido magnate, que ahora tiene en nuestro presidente a su más atento y seguro servidor. Ahí está precisamente el lado bueno de la eventual reelección de Trump (a todo hay que encontrarle el lado bueno). Es el único que puede evitar que López Obrador haga de México otro Venezuela. Un coscorrón o garnucho del mandatario yanqui bastará para frenar cualquier exceso del tabasqueño, cualquier acción suya contraria al interés de la nación del norte. Trump no va a tolerar en su patio trasero a otro Chávez u otro Maduro. Diré entonces aquello de que no hay mal que por bien no venga y me consolaré de seguir sin poder caminar de madrugada por la playa de la Isla del Padre, sin comprar un libro en Barnes & Noble, de McAllen, y sin gozar mi desayuno en el Denny's de Port Isabel

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 7 de febrero de 2020).

A veces, trato de cerciorarme que realmente estemos en 2020. Porque si uno juzga por el debate en las redes sociales, entre columnistas y el discurso del presidente, parece que estuviéramos atrapados en 2006. Los periódicos se llenan de análisis sobre aquél duro proceso electoral. El partido predominante en México, Morena, dice que el Instituto Nacional Electoral (INE) -el árbitro electoral que validó la victoria de López Obrador- es corrupto. Los simpatizantes de la 4a. Transformación se la pasan a encontronazos con los calderonistas, afines a Felipe Calderón que dejó de gobernar hace 8 años. Todo es surrealista. Y como bien sostiene Carlos Bravo Regidor, detrás esta la pugna por reescribir la historia de 2006.

Y en esta pugna, no podía no aparecer el árbitro electoral, tan denostado y vilipendiado por su actuación en aquellos comicios. Los simpatizantes de López Obrador han comenzado una campaña durísima contra el INE y en particular contra los consejeros Lorenzo Córdova y Ciro Murayama. Una embestida que buscan justificar con el argumento de los altos salarios de los consejeros, pero que esconde la verdadera intención: seguir minando la credibilidad de una institución que no pasa por sus mejores momentos. De acuerdo con Consulta Mitofsky, la confianza de los mexicanos se ha mantenido poquito arriba de 6 desde 2017. Incluso, Reforma publicó una encuesta en donde la amplia mayoría dudaba de que el INE estuviera preparado para los comicios de 2018. No es excesivamente baja, pero está más cerca de la policía (mal valorado) que de la Iglesia (altamente valorada).

No me queda duda que el INE y el sistema electoral en México necesita reformas profundas. Es importante redefinir el papel del INE en nuestra democracia. Y es que, por décadas, el árbitro electoral ha sido el monumento a nuestra desconfianza. Las décadas de fraudes electorales nos hicieron descreer y cada reforma electoral le concede más atribuciones a ese monstruo de mil cabezas. El INE ya no sólo se encarga de la credencial para votar y la organización de los comicios, sino que le toca fiscalizar, supervisar la cobertura de los medios, promover la cultura democrática, organizar los mecanismos de democracia participativa, sancionar, organizar debates y un larguísimo etcétera. Hoy, el INE es lo contrario a aquello que nos dijeron que era un buen árbitro de futbol: de bajo perfil y sin protagonismos. No obstante, eso no es culpa del INE, sino de los partidos que pensaron que un árbitro sobrecargado de funciones nos daría una cancha más pareja.

No caigamos en el fetichismo institucional, la mejor manera de fortalecer la legitimidad del INE es apostando por su reforma. El INE, y sus consejeros han cometido errores que los han pagado en pérdida de aprobación ciudadana. No han sido sensibles con las demandas de austeridad que provienen de una ciudadanía hastiada con los privilegios de su clase política. Mientras crecía la decepción con el gobierno de Peña Nieto y sus lujos, el INE ya buscaba una gigantesca sede valuada en cientos de millones de pesos. Muchos consejeros se han resistido a que les toquen un centavo de su altísimo sueldo. Dicho error de cálculo ha provocado que el INE sea visto como otro reducto de insensibilidad y una pieza más de un régimen que agoniza.

Sin embargo, la reforma necesaria no puede nacer de la venganza y los ajustes del pasado. Noto en muchos discursos del obradorismo que lo que quieren es un auténtico ajuste de cuentas con un árbitro electoral que consideran que les jugó chueco desde 2006. Revivir la acusación de fraude de 2006, 14 años después y ya en la Presidencia de la República, es un infantilismo político. Considero que aquél consejo del IFE, encabezado por Luis Carlos Ugalde, cometió muchos errores entre ellos no haber hecho todo lo posible por la totalidad de los votos, pero eso no quiere decir que la institución sea "parte de la oposición" o cómplice del complot contra López Obrador. La venganza no puede ser la motivación detrás de la sacudida que Morena quiere darle a la institución. Ahora va la nuestra, parece que subyace en el discurso.

El presidente Lorenzo Córdova ha dicho que la democracia está en riesgo porque el INE está en riesgo. Es exagerado. La democracia mexicana está en riesgo por otros factores aún más preocupantes: la violencia y la cooptación criminal del Estado; la extrema desigualdad del país; gobiernos débiles, municipios fallidos. Sin embargo, un debilitamiento en la autonomía del árbitro electoral si podría llevarnos a un escenario retrocesos indeseables para la democracia. Uno muy simple: la confianza en el escrutinio y conteo de los votos. Hoy en México, sabemos que la autoridad electoral, apoyada en miles y miles de ciudadanos, cuenta los votos y definen al ganador de una contienda electoral. Sonará a poco, pero hace algunos años, esta certeza era poco menos que una quimera. Son avances innegables, pero no podemos ser tan conservadores como para creer que eso es suficiente.

Cuando escudriñamos el debate político en México nos encontramos permanentemente entre 2 posturas irreconciliables. La oficialista, la que defiende el obradorismo, en donde todo lo pasado es desechable. Todo lo que se hizo durante la transición, entre otras cosas la cesión de autonomía a ciertas instituciones, es neoliberalismo puro y duro. El INE es neoliberal y tecnócrata, burguesitos que sólo están comprometidos con su propia reproducción institucional y de grupo. Y enfrente, la postura de la oposición que pretende el escándalo antes de comprometerse con una reforma seria. No todos los intentos reformistas son cooptación. No todas las modificaciones al actual INE tienen que ser vistas como una subordinación de la institución al presidente y su partido. Ojalá algún día la oposición salga de la histeria y entienda su papel actual. Es posible una reforma que fortalezca la autonomía del INE y que, al mismo tiempo, se reconcilie con esos millones y millones de mexicanos desencantados del árbitro y sus excesos.

La negociación sobre la reforma al INE debe respetar 2 líneas rojas. La 1a., ningún cambio debe poner en peligro la autonomía del árbitro. En particular, cuando hablamos de organización electoral y el nombramiento de los consejos electorales locales y distritales, y su estructura de operación. Si el congreso coopta dicha atribución, ahora si estaríamos frente a retrocesos indeseables. Y, la 2a., la reforma que sea ya no debe de sobrecargar al INE con atribuciones. Seguir engordándolo de funciones supone ir en la dirección opuesta a la que por, sentido común, nos marcamos. Lo natural es que en la medida en que las elecciones son cada vez más confiables y justas, el árbitro debería ser cada vez menos importante. Una tendencia que en los últimos años no se ha reflejado en el debate legislativo.

Enrique Toussaint Orendáin
(v.pág.4-B del periódico El Informador del 9 de febrero de 2020).

Mucha gente se encuentra o gozosa o asustada, que de ambos debe haber, por las acciones presidenciales, sin tomar en cuenta que siendo un país tercermundista, como somos, la voluntad del presidente y en su medida la de los tlatoanis locales (limitados por su propio poder territorial) es la voluntad del Estado.

Juzgar al Peje con criterios neoliberales sería tan absurdo como juzgar a los gobernantes neoliberales con los criterios con que juzgan al Peje: todos son dañeros para el país, todos sin excepción, si bien México es un país riquísimo, tan rico que de entre todos no le hemos hecho ni cosquillas, pero pretender que éste no es un presidente dañero es un sueño.

Todo presidente, especialmente los presidentes nacionales, creen firmemente que son poseedores absolutos de la verdad y más cuando tienen el altísimo apoyo que tiene extra, y dicho apoyo no es gratuito, personalmente no recuerdo ningún otro presidente en nuestra historia con tal apoyo popular como lo tiene éste.

Todo presidente hará durante su reinado cosas buenas y cosas malas, me niego a pensar que alguien amanezca con ánimo de fregar, todos pretendemos hacer algo trascendente, y va a hacer lo que él quiera y le sea posible.

Así que creo que lo más adecuado en mi opinión es dejar que el santo señor haga lo que le pegue la gana, ya que, cuando menos yo y la mayoría, no podemos evitar -si quisiéramos hacerlo- la voluntad presidencial así que para qué perder la calma, piensen que el presupuesto que tiene el tlatoani para gastar es de más de 15,000 millones de pesos diarios, sí, no se me fue el número: 15,000 millones de pesos, lo que se produce de dividir el presupuesto nacional entre los días del año.

Y como además a este gobernante no le llaman la atención los gastos suntuosos, pues puede moderarse, aunque no sueñe usted, tirará el dinero en otras cosas. Y si quiere hacerme caso, no haga corajes y si quiere hacerlos, pues resuelva que estoy mal, que a la mejor lo estoy, y dé usted sus propias soluciones.

Carlos Enrigue
(v.pág.5-B del periódico El Informador del 9 de febrero de 2020).

Es una cosa espeluznante. Hoy contamos con una Ley General de Desaparecidos. También tenemos fiscalías especializadas en cada estado para la búsqueda, dependencias que dan acompañamiento psicológico ante la ausencia, grupos de la sociedad civil que saben cómo usar un pico con un gancho final para determinar si hay cuerpos bajo la superficie. Gente que ha desarrollado un olfato para distinguir aromas putrefactos.

También tenemos una Comisión Nacional de Búsqueda y también nos felicitamos porque este año tiene más del doble de recursos que en 2019, para llegar a 720 millones de pesos que destinamos como sociedad a buscar a nuestros muertos y a nuestros vivos.

Hay un registro nacional de personas desaparecidas que se atoró a mediados de 2019 y que en marzo, con los datos de todos los estados, nos actualizará la última cifra que ya superaba los 40,000.

Tenemos peritos, expertos en DNA y grandes dibujantes de rostros en los distintos sistemas de búsqueda que hay en los ámbitos estatal y nacional. Tenemos bases de datos de desaparecidos, bases de datos de DNA y páginas elaboradas por ilustres y destacados periodistas que empezaron registrando el dolor aislado y hoy tienen la mejor información nacional sobre fosas, personas encontradas y personas desaparecidas por estado, región, municipio y país.

Nos hemos profesionalizado en el horror. No hay de otra, claro, las heridas deben ser atendidas y cada vez somos mejores para quitarles la pus, para coserlas, para limpiarlas. Tenemos mejores gasas, más antisépticos, más conocimiento. ¡Pero lo malo es que no dejan de llegar heridas nuevas! ¡No deja de crecer el agujero negro por el que perdemos a miles de mexicanos!

No perdamos de vista lo doloroso que es que estemos profesionalizándonos en el horror. Si perdemos de vista eso, vamos a perder la meta. La meta es cerrar el agujero negro y detener el fenómeno. La meta no es encontrar cada vez más rápido a cada vez más desaparecidos.

Ivabelle Arroyo
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 12 de febrero de 2020).

Este país está lleno de víctimas. Hacia donde voltees. Víctimas que buscan justicia, otras que tan sólo las escuchen. Víctimas en cada rincón, violentadas por autoridades, iglesias, empresas, crimen organizado, otros ciudadanos.

Revisar minuciosamente un diario es encontrarte página a página con esta realidad, para ejemplo, la sección Nacional del diario Reforma de ayer.

Portada: Molestan preguntas de feminicidio a AMLO. La nota hace referencia a una declaración del presidente: "No quiero que el tema sea nada más el feminicidio. Ya está muy claro que se ha manipulado mucho sobre este asunto, en los medios, no en todos", lo hizo en el día en el que mataron a 10 mujeres en este país por el simple hecho de ser mujeres, una de ellas, Ingrid Escamilla.

Página 2: Proponen comisión por abuso clerical. Los senadores morenistas Germán Martínez y Malú Micher proponen la creación de una comisión de investigación para casos de pederastia. Nuestro país tiene 550 casos de pederastia clerical y sólo hay 4 sentencias.

Página 3: anuncio publicitario.

Página 4: Suman estudiantes demandas a UNAM. Siguen los estudiantes levantando la voz contra el acoso y la violencia de género que se comete en varios planteles, exigen claridad financiera en el presupuesto que solicite el Observatorio de Transparencia.

Página 5: Recomiendan en SRE destituir a Valdovinos. Acusado de acoso laboral y maltrato a varios trabajadores, el comité de ética y prevención de conflictos de interés de la Secretaría de Relaciones Exteriores recomendaba destituir a Roberto Valdovinos. Ayer a medio día nos enterábamos de su remoción.

Página 7: Propuestas sin consenso. La polémica del planteamiento del fiscal Gertz Manero para modificar los alcances legales de la tipificación del delito de feminicidio.

Página 8,9,10: Columnas de opinión.

Página 11: Prometen acabar con desabasto. Padres de niños con cáncer exigen a la Secretaría de Gobernación que se detenga el desabasto de medicamentos, es la 3a. reunión y han dado una semana más de plazo. Cientos de niños sufren la incompetencia de las autoridades de salud.

Página 12: "Es práctica regular la desaparición". Es una declaración del subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, el cual reconoce que "(la desaparición) es un fenómeno estructural que se ha planteado de manera sistemática en todo el país". Así los desaparecidos de este país.

Página 12: Alcanza a menores violencia en Cocula. Habla del asesinato de dos niños en Cocula, se trata de los hermanos Alexis, un niño de 16 años, y Adilene, una niña de 13 años, ambos presentaban varios impactos de bala. Los 2 hermanos que fueron hallados la noche del domingo se dedicaban a vender tacos en la carretera.

Ahí están las 12 páginas de ayer, siguen 3 más de noticias internacionales y de cultura.

Víctimas y más víctimas, y no alcanzan los esfuerzos de este gobierno. Ayer no fue un día especial, fue un día normal, uno más. Lo invito a que haga este ejercicio todos los días, se dará cuenta de la cantidad de explicaciones que piden miles de personas y de la respuesta, la mayoría de las veces, nula por parte de las autoridades. No sólo se necesitan respuestas en una tribuna en Palacio Nacional, se necesita un aparato eficaz que logre el reto más grande de todos, acabar con la impunidad, o llegaremos al día en el que se nos acabará la tinta.

Javier Risco
(v.pág.38 del periódico El Financiero del 12 de febrero de 2020).

Si usted llegara del extranjero a México y se informara respecto al ambiente político nacional a través de las redes sociales, especialmente de Twitter, probablemente llegaría a la conclusión de que estamos al borde de una guerra civil.

Si uno observa el tono de quienes participan en esta red social, se encontrará con que nos enfrentamos a una enorme y violenta polarización.

Quienes cuestionan al presidente de la república, en muchas ocasiones ya no lo hacen en función de sus políticas o de sus decisiones. Es su presencia, sus dichos, sus acentos, su imagen, lo que les molesta y genera una reacción de aversión.

Quienes lo defienden, y quienes atacan a aquellos que lo cuestionan, tampoco escuchan ni aprecian argumentos. Suponen que los críticos han desatado una guerra y ya ni siquiera los ven como adversarios, como el propio presidente los califica, sino como enemigos.

Hasta ahora, este nivel de encono se ha mantenido en redes sociales. Solo de vez en vez se ha expresado en manifestaciones públicas, o en enfrentamientos, sobre todo verbales, entre grupos.

Aunque sea una minoría la que hace uso de Twitter, el tono empleado sintomatiza un problema muy serio que ocurre en México y que no sabemos hasta dónde pueda llevar.

No se trata de la natural contienda política, la que está basada en las diferencias de opinión, de visión, de valores. Se trata de un odio entre grupos que se está acentuando cada día más.

No puede dejar de reconocerse que el propio presidente de la república ha acentuado este tipo de reacciones con sus dichos y su tono.

Pero, del otro lado, quienes en el pasado ni remotamente hubieran insultado al ejecutivo como hoy lo hacen, también han lanzado ataques a la Presidencia como nunca se habían visto, ni con Peña, pese a que también, por 1a. ocasión en redes sociales, hubo un enorme encono.

Hay un enfrentamiento inédito en el México contemporáneo.

No se trata de un problema cosmético o de un asunto de un estado de ánimo pasajero.

Se trata de un hecho cuya gravedad hasta ahora no ha sido reconocido por ninguna de las partes involucradas, que casi lo ven como natural. El presidente ha dicho que es la resistencia esperada de quienes ven afectados sus intereses, y sus detractores consideran que se trata de la crítica que merece el desempeño de López Obrador.

Por lo que se ve, ninguna de las 2 partes va a admitir que hay una polarización. Pero quienes observamos desde una perspectiva neutral es lo que claramente percibimos.

Quienes pensamos que, al margen de estar de acuerdo o no con el programa de López Obrador, debemos preservar la institucionalidad del país y por lo mismo debemos encontrar puntos de convergencia, al margen de las diferencias, nos estamos convirtiendo cada vez más en una minoría.

Sin embargo, hay que argumentar y reafirmar la posición, no importa que en ese afán quedemos pocos.

De lo que se trata es de establecer una ruta que nos permita evitar que el país vaya a caer en enfrentamientos como los que en el pasado han generado una erosión de la capacidad de convivencia y una destrucción de múltiples activos que el país tiene.

Como sociedad, al margen de lo que haga el gobierno, tenemos responsabilidad de evitar que esa imagen que le describí al comenzar este texto se vaya a convertir en algo cada vez más cercano a la realidad.

Enrique Quintana
(v.pág.2 del periódico El Financiero del 12 de febrero de 2020).

No debe haber duda de que en México, en este momento, no hay separación de poderes. López Obrador manda en legislativo y judicial. Es por ello que podemos afirmar que la democracia liberal en México ha terminado, y en opinión de esta columna, su fecha de deceso es el 1 de septiembre de 2018, cuando toman control del congreso con una mayoría ilegítima, aunque legal. Esto no significa que no vayamos a votar en el futuro, sino que lo haremos bajo lo que hoy se llama "democracia iliberal": se vota, pero no hay igualdad de condiciones para los competidores (hay sesgo a favor de quien gobierna), no hay fuentes de información independientes y confiables (sino las mentiras presidenciales), y los derechos de opinión y reunión se reducen notoriamente (la mañanera eso es, el aplastamiento de la opinión de los demás). La captura del INE es parte de ese proceso.

Ya debería ser clara la megalomanía de López Obrador: quiere controlar todo, subordinar a todos. Le enoja perder la atención de su público (su reacción frente a los feminicidios fue patética). Él lo es todo. Es un enfermo.

Pero esto funciona por la respuesta de los demás. El presidente de la [Suprema] Corte fue electo previo al triunfo de López. Su permanencia no depende de él, ni su pensión. Sin embargo, ha buscado rendirse frente al presidente por todos los medios. Ni siquiera parece haber sufrido presión alguna, se tiende por voluntad propia. Algo similar a lo que hizo la señora que atiende la florería de Bucareli. Que sus diputados y senadores actúen de esa forma es más explicable, le deben el trabajo, y su ingreso futuro depende de López.

Anoche, los empresarios fueron extorsionados por López, e imagino diversas reacciones en ellos. Los que apuestan a hacer negocios con este gobierno, bajo el esquema de capitalismo de compadrazgo que tan bien funcionó en los años 60 y 70, la referencia del presidente, que incluso se ofrecieron a comprar desde antes. Los que tienen mucha cola que les pisen, que están dispuestos a comprar impunidad, y para algunos 20 millones salen baratos.

Pero hay también un grupo de empresarios que pudieron ser exitosos a partir del TLCAN, precisamente por el debilitamiento del capitalismo de compadrazgo. Esos ni necesitan del gobierno ni le deben. Pero saben que si no participan, serán exhibidos por el megalómano, que no sólo hará escarnio de ellos en la mañanera, sino que los culpará cuando la economía no funcione. ¡Cuánto ha cambiado México en unos pocos meses!

Macario Schettino, profesor de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey
(v.pág.30 del periódico El Financiero del 13 de febrero de 2020).

Tejiendo la cuerda que lo va a ahorcar.

Paco Calderón
(13 de febrero de 2020).


La de antier fue una fecha penosa para México. Penosa en el sentido de triste, penosa también en su acepción de vergonzosa. La asistencia de los más destacados empresarios del país a la cena organizada por López Obrador dio a ver que el interés personal se está poniendo en esta hora difícil por encima de la dignidad propia y del bien de la nación. Al paso del tiempo ese evento aparecerá como de los más oprobiosos y reprochables sucesos de esta época, y quienes en él participaron se sentirán mal por haber estado ahí. Con su presencia convalidaron uno de los mayores desatinos del presidente, y apoyaron con sus dineros la farsa que ha montado AMLO en el caso del ya tristemente célebre avión presidencial. Los empresarios son por esencia hombres y mujeres libres. Su privilegiada situación económica y su elevada posición social les dan un margen excepcional de libertad. Abdicar de esa libertad para ponerse al servicio de un régimen al cual seguramente critican y reprueban en lo privado es incurrir en hipocresía, y aun en claudicación. Entiendo la necesidad de los hombres de empresa de no estar en malos términos con el poderoso en turno, pero hay tiempos -y éste es uno de ellos- en que los empresarios deben pensar en el bien de México, y no comprometerlo con actos de sumisión y colaboracionismo como ése de la vergonzante cena a que acudieron. La prudencia es necesaria, mas no ha de llegar a la ignominia. El empresariado tiene una gran responsabilidad social, y la tiene también en el ámbito de lo político. Ha de servir de valladar a los excesos de los gobernantes, defender los derechos básicos de la persona humana, mirar por el bien comunitario. Incumplir esa responsabilidad a fin de allegarse el favor del monarca, volverse parte de su corte, cohonestar sus engaños y sus despropósitos, todo eso es atentar contra el futuro de las empresas, e incluso del país. El sector empresarial carece hoy por hoy de un buen liderazgo. Se advierte en él demasiado entreguismo. López Obrador necesita a los empresarios más de lo que los empresarios lo necesitan a él. No renuncien a esa ventaja. No cedan su libertad, su independencia. No pongan en riesgo a México junto con quien lo está poniendo en riesgo ya.

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 14 de febrero de 2020).

Los elevados niveles de corrupción, la debilidad del Estado de Derecho y el aumento en los niveles de inseguridad e impunidad, así como los cambios en las reglas y mensajes erráticos del gobierno federal, han generado un ambiente adverso para los negocios en México, señaló el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) en su reporte semanal.

El organismo alertó que, pese a que las empresas en México son el principal generador de crecimiento, los flujos de inversión privada registran 4 trimestres a la baja, y eso reduce el potencial de crecimiento del país.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hasta el 3er. trimestre de 2019, la reciente cifra disponible, los 4 trimestres consecutivos con tendencias a la baja propiciaron que la participación de la inversión privada en el Producto Interno Bruto (PIB), también se redujera para ubicarse en 16.8%, "7 décimas por debajo del porcentaje del mismo periodo del año previo", amplió el CEESP.

Los cambios marginales que no dan solución a los rezagos del país y la falta de crecimiento económico no contribuyen a que el país tenga prosperidad y bienestar, reiteró el instituto.

(V.pág.13-A del periódico El Informador del 17 de febrero de 2020).

En la escalada de violencia e inseguridad que padecemos en México desde hace más de una década, sin duda las mujeres han sufrido la peor parte, y en esa debacle entre las víctimas han aparecido también niñas, como pasó ayer con al aterrador caso de Fátima, de apenas 7 años, en la Ciudad de México.

El brutal asesinato de esta menor agudizó la crisis de la violencia contra las mujeres que se ha visibilizado como nunca en lo que va del año por la movilización de mujeres estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y otros casos extremos como el de Ingrid Escamilla, apuñalada y mutilada por su pareja, y que provocó también protestas que literalmente incendiaron las puertas de Palacio Nacional la semana pasada.

Ante esta ola de agresiones a mujeres de muy poco han servido las políticas públicas emanadas del gobierno federal, de los gobiernos estatales y de los municipios, y cuyas herramientas principales han sido las alertas de género y las órdenes de protección, que no han pasado de ser letra muerta por las fallas institucionales para cumplir las acciones de gobierno que las hagan realmente una garantía de blindaje a las mujeres amenazadas.

La parálisis gubernamental ante este lastre ha quedado en evidencia como nunca en las extraviadas y más que desafortunadas posturas y respuestas que ha dado desde la semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando ha sido cuestionado sobre este problema en sus ruedas de prensa mañaneras.

En Jalisco el gobierno alfarista no ha estado libre de sobresaltos por este asunto. Hace un año, al principio de su administración tuvo fuertes choques con organizaciones feministas por la desaparición del Instituto Jalisciense de las Mujeres y el crecimiento en el número de feminicidios, uno de los cuales ocurrió en la esquina de Casa Jalisco, la residencia que le pagamos los jaliscienses al gobernador, frente a los guardias que custodian esa finca.

Para agravar esta situación, a fines del año pasado vino la liberación de dos feminicidas confesos ya sentenciados, los de Heidi Jurado y Yolanda Palomar, que advierten de una riesgosa tendencia de casos de juzgadores que, por decir lo menos, imparten justicia sin perspectiva de género. Por eso es más que bienvenida la iniciativa de Ley, presentada ayer por el gobierno estatal, llamada "Feminicidas tras las rejas" para evitar que quien cometa el delito de feminicidio goce de libertad anticipada o condicional. Ojalá sea el detonante de acciones gubernamentales más acertadas para combatir este flagelo fuera de control.

Jaime Barrera
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 18 de febrero de 2020).

Las portadas de los periódicos narran la vida cotidiana en México, y los noticieros de radio y televisión cuentan todos los días la violencia como parte del paisaje nacional, sin que nos cause indignación. Nos enteramos de descubrimientos de fosas clandestinas donde los restos se cuentan por decenas o cientos de personas, y tampoco hay estupor. Pasa todo frente a nosotros como si fuéramos totalmente ajenos a toda esa violencia que nos abraza de lejos. La deshumanización nos identifica como mexicanos, un cinismo frente a la vida que explica la ausencia de sorpresa en la contabilidad regular a través de los años de cientos y miles de asesinados por el crimen organizado.

Los feminicidios son parte de la estadística que cobra vida en los fríos números del Inegi o el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. El terremoto social que hemos visto con los casos que se han visibilizado es porque las víctimas tienen nombre y apellido y sus familiares hicieron denuncias públicas de su desaparición, lo que acerca su realidad a la nuestra. Pero son una mínima parte, gracias a que sus cercanos se han negado a que pasen a formar parte de la estadística.

Las víctimas de la violencia, como se ha expresado con particular crudeza en el caso de los feminicidios, revelan en su indefensión la carencia total de recursos y poder para enfrentar las violaciones a los derechos humanos y evitar la pérdida de su dignidad en manos criminales. La patología de esos crímenes se inscribe en un todo, la pérdida de los valores en la sociedad, donde se rompió la convención nacional de lo que está bien y lo que está mal. Indistintamente se cruzan en México, más veces de las que quisiéramos por razones políticas e ideológicas, lo que abona en la confusión y pavimenta el camino a la anomia. Esta ruptura nos lleva a contradicciones como sociedad y a tener una visión distinta sobre el futuro colectivo, que se refleja en nuestras acciones.

Los valores nos permiten interactuar dentro de la sociedad a partir del respeto mutuo, con responsabilidad y libertad. Al no tener valores compartidos, nuestra libertad se acota y desaparece el respeto, regresándonos al mundo de Hobbes y la ley del más fuerte. Las preguntas para las cuales nadie parece tener respuesta son ¿cuándo perdimos nuestra identidad nacional? ¿Cuándo se borraron las convenciones sociales en términos de identidad? Vale la pena recordar la anécdota que contaba el ex procurador general, Arturo Chávez Chávez, que cuando era procurador de Chihuahua tuvo un caso donde un joven había entrado a una casa donde vivían una pareja de ancianos, junto con una señora que les ayudaba, con quienes no tenía relación alguna. No pensaba robar nada, sino únicamente asesinarlos a sangre fría. Al terminar la matanza, se sentó en la banqueta, frente a la puerta de entrada, a esperar que lo detuvieran.

Una vez en la cárcel, confeso del crimen, insistía que lo trasladaran al pabellón donde se encontraban los narcotraficantes. 1o. se le negó el traslado, pero ante su insistencia, lo transfirieron, pero con vigilancia para encontrar sus razones. Las autoridades descubrieron que quería ofrecer los servicios de su pandilla como sicarios del Cártel de Juárez, y que había cometido los tres asesinatos a sangre fría para demostrar que no le temblaba la mano. La prueba ofrecida consiguió que su banda pasara a formar parte de las legiones de sicarios de la organización criminal. Eso pasó en 1995, hace 25 años, antes que nuestra cultura estuviera impregnada por la violencia y la guerra contra las drogas. Para entonces, se puede afirmar, algo muy profundo se había roto entre nosotros, y el deterioro social, había dejado de ser un síntoma para convertirse en enfermedad.

Cuántas causas pueden haber dado su origen, es un misterio. La pérdida de la certidumbre ante gobiernos ineficientes es una. La inexistencia de un salario garantizado a partir de un aparato productivo formal es otro. La ausencia de valores éticos, de la construcción de comunidad y por las formas antidemocráticas de organización, son otros factores que contribuyen a la demolición de los valores comunes. Nuestro estupor actual obedece a nuestra ceguera de muchos años. Cuánta razón tiene Karla Iberia Sánchez, la gran reportera de Televisa: olemos, como país, a Bestia.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 18 de febrero de 2020).

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ya no puede decir "Ahorita no", ni el presidente argumentar que es más importante la rifa del avión presidencial. La presumible violación, tortura y muerte de una niña de apenas 7 años no lo permite.

México vive una cruel oleada de violencia. En 2019 se registraron 34,582 homicidios en el país, el nivel más alto desde que tenemos el actual sistema de estadísticas. España tuvo solo 249 en los 9 primeros meses de 2019. El 90% de las víctimas en México son hombres, pero los homicidios de mujeres y niñas están lastimando de forma muy particular a la sociedad.

Varios casos han horrorizado a los mexicanos en los últimos tiempos. Uno fue el de Abril Pérez Sagaón, asesinada a balazos en noviembre de 2019 camino al aeropuerto de la Ciudad de México y previamente víctima de violencia extrema por su exmarido, Juan Carlos García. Ingrid Escamilla fue asesinada y descuartizada por su pareja, Eric Francisco Robledo Rosas. Este 15 de febrero se encontró el cuerpo desnudo, torturado y sin vida de Fátima, la niña de 7 años que desapareció días antes al salir de una escuela en Xochimilco en la Ciudad de México.

La sociedad está furiosa. No es el enojo de las manifestaciones de feministas, las que realizan actos vandálicos y promueven causas políticas o personales. Es el que surge de la impotencia y de los temores que afectan la vida y limitan las libertades de millones de mujeres y niñas.

Abril, Ingrid y Fátima se han convertido en símbolos de la violencia contra las mujeres y niñas porque han escapado del anonimato de las estadísticas. Entre las decenas de víctimas de cada día, estas 3 han dejado de ser simples cifras y se han convertido en rostros reconocibles con nombre e historia.

La heroína que difundió las fotografías y la información de las golpizas que sufría Abril fue su hija, Ana Cecy, quien habló de la tragedia de "levantarse a ver la hermosa cara de tu madre ensangrentada gracias al criminal que una vez llamaste 'papá'". En el caso de Ingrid, las grotescas fotografías del cuerpo descuartizado, cuya difusión busca hoy castigar la fiscalía de la Ciudad de México, fueron las que permitieron visualizar la extrema crueldad del asesino. En el de Fátima, la clave fue la fotografía con la que se le buscó cuando desapareció.

La principal responsabilidad del Estado es proteger a los ciudadanos de agresiones y robos. Las elevadas cifras de homicidios en nuestro país son expresión de un fracaso en esta tarea en todos los niveles de gobierno. Los seres más desprotegidos, como las mujeres y los niños, son los que el Estado tiene mayor obligación de proteger; por eso irritan tanto los feminicidios y los ataques a niñas.

Un grupo plural de diputadas está considerando 23 iniciativas en materia de feminicidios, entre las que se incluye la del fiscal Alejandro Gertz Manero, que eliminaría la figura del feminicidio y utilizaría la de homicidio con agravantes en un intento por mejorar la eficacia de las acusaciones. Algunas propuestas proponen penas más altas o eliminan la prescripción de los delitos, pero no hay que perder de vista lo importante.

Los delitos se cometen porque los criminales sienten la confianza de que no recibirán castigo. Por eso debe acabarse con la impunidad en todo tipo de violencia, pero especialmente en la que afecta a mujeres y niños.

Los feminicidios son producto "de un proceso de degradación progresivo que tuvo que ver con el modelo neoliberal". Este es el diagnóstico del presidente López Obrador, pero es falso. Muchos países mantienen políticas liberales y no sufren las cifras de violencia que agobian a nuestro México.

Sergio Sarmiento
(v.periódico Mural en línea del 18 de febrero de 2020).

Lic. Alejandro Encinas Rodríguez, subsecretario de Derechos Humanos,
Secretaría de Gobernación.
Presente:

La situación puede empeorar. Si algo nos ha enseñado el contexto de violencia en este país es que siempre puede haber más asesinatos, más secuestros, más feminicidios. No existe un solo elemento que nos haga creer que la tendencia homicida contra la mujer va a disminuir. El presidente ha privilegiado la moralización por encima de políticas públicas para proteger a la mujer; en los últimos días no ha sido capaz de plantear un proyecto de estado para detener la crisis humanitaria que vivimos, la cual nos da la estadística trágica de 11 mujeres asesinadas al día en México.

Usted lo conoce, no necesito darle una introducción sobre lo que es el MAPA NACIONAL DE FEMINICIDIOS. ¿Cuántas veces ha visto este mapa en los últimos años? ¿Cuántas víctimas han llegado con la fotografía de su hija, madre, nieta diciéndole que son un punto más en esta geografía del terror? Insisto, seguro lo conoce, lo que quiero recordarle es quién es la que se ha encargado desde hace 4 años de mantener este mapa vigente, actualizado y funcional. Hablo de MARÍA SALGUERO, una joven mexicana que en 2010 dijo basta y comenzó a tejer redes con víctimas de la Guardería ABC, después recopiló información sobre desapariciones forzadas y tras varios años reconoció un patrón del horror, cada vez le llegaban más historias de niñas y jóvenes secuestradas que después aparecían asesinadas, por eso en 2013 y 2014 empezó a formar una base de datos y en 2016 lanzó el MAPA NACIONAL DE FEMINICIDIOS. Lo hizo con su esfuerzo y sus propios recursos. Esta plataforma se ha convertido en un referente fundamental, actualmente es utilizada por la división de género de la Guardia Nacional y desde hace un par de años distintas organizaciones y gobiernos locales consideran invaluable.

Usted tuvo el acierto de llamarla a su equipo al inicio de la administración, la invitaron a colaborar a la oficina de Dirección General de Estrategias en Derechos Humanos, la plaza estaba vacante, pero al llegar, MARÍA SALGUERO se encontró con una oficina que le exigía llevar su propia computadora, pagar su internet y, no solo eso, que trabajara de manera GRATUITA mientras se "arreglaba" su contrato. Aun así, comenzó a colaborar, se le encomendó unirse a la Iniciativa Spotlight, desarrolló los contextos de violencia de las ciudades de Chihuahua, Juárez, Chilpancingo y de los municipios de Ecatepec y Naucalpan, así lo hizo, sin embargo, pasaron los días y NUNCA fue aprobada su plaza, ella misma lo dice "querían que trabajara de a gratis". ¿cómo es que su oficina desprecia un trabajo tan importante como el de SALGUERO? ¿Por qué ese trato?

Hoy el país requiere de mexicanos como ella, con visión, comprometidos, activistas y con un trabajo de datos duros que nos permite dar orden a la tragedia del feminicidio. Su mapa es un punto de partida para tratar de detener esta crisis humanitaria que azota diariamente a tantas familias de este país.

Escribo esta carta porque escuché el testimonio de María en una conversación que tuvimos en el espacio radiofónico, Así las Cosas. No sé si María esté dispuesta a trabajar otra vez con el gobierno, pero vaya que su labor en estos últimos 5 años merece el reconocimiento y el apoyo monetario de un gobierno que prefiere gastar en soldados más que en encontrar la justicia.

Javier Risco
(v.pág.38 del periódico El Financiero del 19 de febrero de 2020).

Alrededor de 2 terceras partes de los homicidios actuales tienen que ver con el narco, pero los feminicidios son distintos. Estos proceden de una cultura de violencia contra la mujer, de la idea que el hombre tiene derecho a hacer lo que quiera con el cuerpo y la vida de una mujer.

El Presidente no es culpable de los feminicidios, pero su politizado diagnóstico no ayuda. Las libertades personales o económicas no tienen nada que ver con el problema. Los conservadores de los años 80 y 90 explicaban los feminicidios de Ciudad Juárez con el argumento de que el problema era que las mujeres trabajaban. Hoy el senador morenista Martí Batres impulsa nuevamente este retrógrado razonamiento: "El feminicidio -escribe- es producto del neoliberalismo. Ciudad Juárez lo demuestra. Trabajadoras de las maquilas fronterizas, lejos de sus ciudades de origen y sus familias, sin red de protección social, fueron las primeras víctimas". Todo se resolvería si las mujeres se quedan encerradas en sus casas, en sus ciudades de origen.

El feminicidio no es fácil de erradicar. Surge en parte de una cultura machista que enseña a los niños que tienen más derechos que las mujeres. Pero lo más importante es acabar con la impunidad. Si más del 90% de los homicidios quedan impunes, nunca podremos frenar la violencia.

El asesinato de una mujer más a manos de su pareja no generó gran atención en un principio. Solo las fotos del cuerpo descuartizado de Ingrid provocaron la ira. Hoy el gobierno se lanza no contra los feminicidas sino contra la divulgación de las imágenes. Quiere proteger a los feminicidas.

Sergio Sarmiento
(v.periódico Mural en línea del 19 de febrero de 2020).

Con toda seguridad se puede decir que México es un país inseguro. En muchas ciudades y pueblos la vida cotidiana es aventura peligrosa. Eso en cuanto a lo interior. En lo que atañe a lo externo algunos inversionistas extranjeros antes tirarían su dinero al mar que traerlo a un país donde priva la incertidumbre, donde la ley no rige plenamente y donde impera, por encima del orden jurídico, una voluntad impredecible. No hay nadie más culero que el dinero, si me es permitido el uso de esa palabra tan vulgar: "dinero". A la menor muestra de peligro escapa. No sé nada de economía -si algo supiera no dormiría por la preocupación-, pero algunos que saben de esa abstrusa ciencia me dicen que la economía del país está prendida con alfileres, y que los alfileres -por cierto de no muy buena calidad- se están cayendo uno tras otro. Urge dar seguridad a los mexicanos y certidumbre a los inversionistas. Estamos entretenidos en puras necedades mientras las instituciones se van desmoronando y retrocede la nación. Todo es palabrería; giras de fin de semana sin ningún fin; frases, frases, frases, infortunadas unas, que luego se deben corregir, chocarreras otras que van perdiendo ya su efecto, como las muletillas de un actor que al principio causan gracia y luego aburren por lo repetidas. Hablar no es gobernar. La realidad de las cosas no se altera diciendo que se tienen otros datos.

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 19 de febrero de 2020).

Los males de México no resultan sólo de calamidades recientes sino que se remontan a tiempos más lejanos. La camarilla de saqueadores que tuteló Enrique Peña se distinguió ciertamente por su cinismo y su frivolidad pero nuestra historia está plagada de personajes muy poco honorables, por no decir declaradamente nefarios. Para mayores señas, ahí tenemos a Antonio López de Santa Anna, uno de los sujetos menos ejemplares que hayan podido existir en la vida pública de la nación. Aclamado por el pueblo y glorificado por sus contemporáneos, se hizo llamar "alteza serenísima" y llegó a ocupar 6 veces la presidencia de la república. Pero, con perdón, no era un neoliberal, ni mucho menos, sino un gobernante de modos abiertamente dictatoriales siendo que los orígenes del pensamiento liberal moderno, una doctrina sustentada en la preeminencia de las libertades individuales y en la oposición al absolutismo (de ahí, el cuestionamiento al Estado avasallador), se pueden ya vislumbrar desde el siglo XVII.

La corrupción no es tampoco receta exclusiva de la gente que ha gobernado aquí durante los últimos 30 años sino que desde antes, cuando disfrutábamos las bondades de la "dictadura perfecta" instaurada por el antiguo Partido Revolucionario Institucional, prevalecían ya los usos del corporativismo y primaba una nefasta cultura clientelar. Pemex, la empresa de todos los mexicanos (es curioso, pero nuestra condición natural de accionistas no nos ha otorgado nunca prerrogativas reales ni nos ha permitido exigir cuentas), servía de caja chica a los gobernantes de turno, aparte de ser una agencia de colocaciones para beneficio de familiares, amigos, compadres y allegados. Esto no es nuevo, oigan, aunque, hay que decirlo, la pasada administración nos haya dejado una corporación en ruinas.

En lo que toca a la descomposición social, el estrepitoso fracaso del proyecto educativo nacional tiene muchísimo que ver y no podemos atribuirlo, creo yo, a las políticas neoliberales sino, por el contrario, a la maligna herencia que nos ha dejado, a estas alturas todavía, un sistema en el que las clientelas electorales, apaciguadas a través de privilegios y prebendas, son más importantes que los niños de la nación. En fin, ya puestos a repartir culpas...

Román Revueltas Retes
(v.periódico Milenio en línea del 20 de febrero de 2020).

Cualquiera diría que es una crónica alusiva a los titulares, en negro y amarillo, con que el ciudadano común se tropezaba, de manera inevitable, hasta hace algunos años, en todos los puestos de periódicos del país: "Ingrid Escamilla, de 25 años, fue asesinada por su pareja en Ciudad de México"...; "Encuentran embolsado el cadáver de Fátima, la niña de 7 años reportada como desaparecida la semana pasada en Tláhuac"...; "Encuentran muerta a bebé de 5 meses reportada como robada en Coahuila"...; "Asesinan a niña de 14 años en Puebla; fue degollada"...; "Hombre mata a su mujer y mantiene su cadáver casi un mes, en Coahuila"...; "Asesinan a tiros a niño de 12 años en Michoacán"...

Pero no. No son encabezados de aquella "Alarma" que fue un fenómeno marginal -aunque no por ello menos exitoso- en los anales del periodismo mexicano. Son titulares recientes de la prensa del país que, según una declaración del presidente López Obrador, "atraviesa -¡oh, grosera paradoja!- por un momento luminoso de su historia".

Otro encabezado periodístico, menos sangriento, pero no por ello más alentador, consigna: "Durazo (Alfonso, secretario de Seguridad Ciudadana) advierte que la violencia 'no se acabará de un día para otro'"... Ciertamente, puesto que ni la inseguridad y la violencia surgieron "de un día para otro", ni la estructura o la dinámica social reflejan cambios de los que pudieran derivarse efectos más amables, menos aterradores, ni el aparato gubernamental ha tomado medidas orientadas a mejorar el estado de cosas -heredado, desde luego, por sus predecesores-, sería ingenuo esperar cambios favorables súbitos.

Sería utópico que dejara de haber feminicidios -de los que tanto se ha hablado a últimas fechas- o simples homicidios, de la noche a la mañana, en un país en que la violencia -que siempre ha sido la constante- parece haberse agudizado. Es exigible, en cambio, que al efecto de que la Procuración de Justicia y la Seguridad Ciudadana (así, con mayúsculas) sean una esperanza razonable y no sólo una remota ilusión, los responsables de ambas, más allá de las declaraciones, tomen medidas efectivas para reducir significativamente las cifras de la incidencia delictiva. Y para eso sólo hay una fórmula: realizar las reformas legales y operativas al efecto de que, en efecto, caiga "todo el peso de la ley" sobre los culpables.

No hay mejor disuasor del delito que el castigo a los delincuentes... ni mejor estímulo para el potencial delincuente que la impunidad.

Jaime García Elías
(v.pág.8-A del periódico El Informador del 20 de febrero de 2020).

¿Qué se puede observar en el paisaje nacional de México? Expectativas de crecimiento prácticamente nulas, inversiones limitadas ante la incertidumbre legal y confusión sobre los mensajes del gobierno. Hay estancamiento en la obra pública y el sector de la construcción está paralizado. El campo se encuentra en crisis por la falta de apoyos, por la corrupción en la entrega de recursos y porque la amapola perdió su valor frente al fentanilo. La economía está deshidratada y la recaudación fiscal se verá afectada. Habrá mayor desabasto de medicinas y fuga de capitales. La suma de variables introduce presiones al sistema, que se agregan a la inconformidad social en el país.

Hay agitación en zonas rurales y campesinas, y en el sur se han reactivado los grupos armados y surgido otros que están tomando las armas, aprovechando la pauperización de regiones que ya estaban pauperizadas. En varias zonas del norte y el centro del país, los cárteles de la droga están movilizando a grupos sociales contra el gobierno. La manera como el presidente Andrés Manuel López Obrador ha tratado a la sociedad mexicana fragmentó su consenso para gobernar, lo que ayuda a entender el porqué de problemas que tienen solución, se convierten en crisis.

El proceso de toma de decisión de López Obrador es el ingrediente exógeno que aumenta incertidumbre y peligros. Desde hace más de un año las consultoras han advertido que la forma unilateral y vertical en la toma de decisiones, sin tomar en cuenta lo que le plantean sus asesores, incrementa los márgenes de riesgo sobre los resultados. Conforme ha avanzado su gobierno se ha demostrado que no ha habido curva de aprendizaje, pero sí un aumento en su molestia ante las críticas que se han hecho a su gestión. Estas críticas no generan debate público, pero enconchan al presidente. La discrepancia lo aleja de la solución de los problemas y lo aísla de los problemas que están surgiendo en el país.

La disociación entre la realidad del presidente y las realidades objetivas que se viven en el país impiden diagnósticos certeros para aplicar soluciones adecuadas. Varios de sus colaboradores han venido transitando en los últimos meses de un mundo alegre donde todos estaban mal menos el presidente, a preocupación sobre lo que sucede a nivel de calle, pero aún no hay quien se decida a jugarse el trabajo a cambio de hablarle con toda libertad y franqueza. Caminar en sentido contrario la decisión sobre el rumbo de un país y el rumbo que está tomando ese país, lleva a lo peor. Se puede argumentar que López Obrador se está convirtiendo en un riesgo de seguridad nacional para México mismo y, sobre todo, para Estados Unidos.

¿Por qué?

1.- La pauperización del campo es caldo de cultivo para los movimientos armados. Si además se le añade la incapacidad del gobierno para intermediar, y la falta de recursos para brindar soluciones de corto y mediano plazo mientras se aplican las de largo plazo, los focos de insurrección se van a ir ampliando en el sur del país. Ya hay bolsas de control guerrillero fortaleciéndose en zonas de Guerrero.

2.- Los cárteles de la droga le tomaron la medida al gobierno, y el presidente es condescendiente con los grandes capos de la droga, aunque el narcotráfico sea un negocio que no corre por las líneas de la moralidad. Entre más territorio le pueden arrancar a las instituciones, debilitadas por la actitud de López Obrador, mejor. Las FARC en Colombia, que llegaron a controlar 40% del territorio nacional, es el espejo del camino por el cual, en las condiciones actuales de la política presidencial, se avanza rápidamente.

3.- La política del gobierno refuerza la degradación socioeconómica en México. Las transferencias directas de dinero no resuelven el problema del bienestar que plantea el presidente, sino lo acentúa. En busca de lealtades clientelares, la transferencia directa de dinero alcanzará hasta que se quede sin dinero. Intentará el gobierno ampliar la recaudación entre los grandes contribuyentes, pero nada logrará si continúa tirando dinero en proyectos no productivos, o en programas por los que no se pagan impuestos. Sin incentivos para el sector privado, como hasta ahora, mover sus capitales fuera de México será la alternativa, continuando con la fuga de capitales que se vive desde 2018.

4.- La pauperización nacional llevará a transferencias negativas de dinero y quitará posibilidades de desarrollo a las comunidades pobres. Esto podría conducir a que la migración mexicana retome fuerza. Si los programas sociales no funcionan como esperaban, no hay posibilidades de empleo, ni obra pública, ni inversión para infraestructura, y esas comunidades quedarán a merced de las remesas, si el presidente Donald Trump no las grava, como amenaza. La frontera norte volverá a ser una puerta de salida, pero en año electoral en Estados Unidos, abrirla allá está fuera de discusión.

El panorama no es promisorio. Sus decisiones rompieron tejidos sociales y se ha confrontado con numerosos grupos de la sociedad. Lejos de tender puentes los dinamita, y agrede a aquellos con quienes debería de tener el diálogo circular que tanto pregona. Su actuar lo convierte en un riesgo potencial de seguridad nacional para Estados Unidos, al estar viendo la degradación acelerada de una nación que hasta hace año y medio parecía estable.

La creciente fuerza de los cárteles de la droga ha provocado la crítica pública más fuerte, pero no menos preocupación hay por el resurgimiento de grupos armados. La posibilidad de nuevas corrientes de migrantes como consecuencia de la inseguridad y carencias económicas, está incluida en los análisis de riesgo. El estado de cosas mexicano está mal, pero puede empeorar. Y en donde se analizan estratégicamente escenarios, están conscientes de ello.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 25 de febrero de 2020).

En el México de hoy los argumentos lógicos y los sustentos racionales ya no cuentan.

En un extremo, los partidarios del gobierno rechazan las evidencias estadísticas que cuestionan los juicios del presidente de la república. Ellos tienen 'otros datos'.

Pero, en el otro extremo, sucede exactamente lo mismo. Las evidencias estadísticas que no sustentan las críticas al gobierno son consideradas como aberraciones o manipulaciones por aquellos que suponen que estamos en un desastre económico.

Vivimos en un mundo polarizado, en el cual, quienes pretendemos mantener la objetividad del juicio nos estamos quedando en minoría.

Enrique Quintana
(v.pág.2 del periódico El Financiero del 26 de febrero de 2020).

Ayer me encontré en Animal Político un texto que invita a la esperanza, pero sobre todo que recupera la memoria, NUESTRA memoria. La investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California, Lilian Paola Ovalle nos habla de uno de los peores males de nuestro México actual, "la negación de la solidaridad con las víctimas", una estrategia que activa 2 mecanismos peligrosos: "la negación de la comunidad política y la inclusión de las víctimas en el grupo de los perpetradores". Nos estamos convirtiendo en una sociedad cada vez más ajena al horror con una "indolencia social".

Javier Risco
(v.pág.38 del periódico El Financiero del 26 de febrero de 2020).

Son días espantosos en México, en medio del debate que han suscitado los crímenes contra mujeres y niñas. El espanto es visible en todas las caras del prisma del crimen en nuestro país, uno de los cuales nos pone a pensar por qué de repente nos encontramos en un México tan violento. Una obra de teatro no podría explicarlo, por supuesto; como máximo, provocaría nuestra duda y nuestra sensibilidad. Quizá hay en Guadalajara al menos una obra de teatro que por estos días pide al espectador preguntarse acerca de estos temas.

Se trata de "El Kame hame ha", un espectáculo del grupo local Proyecto 4to Studio, que cuenta la historia de un niño sicario. Benito, "El Saiyajín", comete toda clase de crímenes hasta su muerte a los 14 años. El texto del dramaturgo mexicano Jaime Chabaud retrata su deriva familiar, la soledad del niño sin amor, las drogas, su sumisión a bandas de homicidas y, sobre todo, la repugnante derrota de su respeto por la vida ajena; es mentira, dice, que te atormente ser asesino: "Yo les disparo 6 plomazos y 3 horas después me estoy comprando unos tenis Adidas bien chidos y ni me acuerdo de nada. Ni de sus caras, ni de sus ojos, ni de cómo eran. Me río yo".

La obra recuerda cuán impunemente juzgamos a los jóvenes mexicanos a los que el país niega toda oportunidad de una vida digna, los deja a merced de la delincuencia, los etiqueta con repulsión y los criminaliza para completar su condena. "Se matan entre ellos", dicen nuestros gobernadores y presidentes con inverosímil facilidad.

No es el único tema importante en México, y la atrocidad de crímenes como el de Ingrid o el de Fátima amerita toda nuestra indignación y atención. Pero es que los mexicanos tenemos mucho de qué ocuparnos, mucho que pensar y mucho que sentir. ¿Quién?, pregunta el texto, ¿le devolverá a la Patria su dignidad, y el respeto por la vida?

Iván González Vega
(v.pág.2-B del periódico El Informador del 27 de febrero de 2020).

Sánchez Cordero,  Romo y Ebrard ayer... ¿Preocupados?

El je­fe de la Ofi­ci­na de la Pre­si­den­cia de la Re­pú­bli­ca, Al­fon­so Ro­mo, re­co­no­ció que sin cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co no va a ha­ber com­ba­te a la po­bre­za, igual­dad de gé­ne­ro y se va a di­fi­cul­tar el éxi­to de la 4a. trans­for­ma­ción.

En el mar­co de la pre­sen­ta­ción de la Es­tra­te­gia Na­cio­nal pa­ra la im­ple­men­ta­ción de la Agen­da 2030, don­de es­tu­vie­ron los se­cre­ta­rios de Go­ber­na­ción, Ol­ga Sán­chez Cor­de­ro y de Re­la­cio­nes Ex­te­rio­res, Mar­ce­lo Ebrard, apun­tó: "Me preo­cu­pa, por­que si al­go no he­mos lo­gra­do en re­sul­ta­dos es el cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co, y sin cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co no va a ha­ber com­ba­te a la po­bre­za, igual­dad de gé­ne­ro y to­do lo que es­ta­mos ha­blan­do aquí".

Y aña­dió: "hay mu­cho com­pro­mi­so, pe­ro sí ayú­den­nos a te­ner un país que fa­ci­li­te la in­ver­sión, ne­ce­si­ta­mos cre­cer por­que hay mu­chos po­bres, te­ne­mos un aban­dono en me­dio am­bien­te; si no en­tu­sias­ma­mos a Mé­xi­co a in­ver­tir no va­mos a cum­plir na­da, y si no hay cre­ci­mien­to se va a di­fi­cul­tar el éxi­to de la 4a. trans­for­ma­ción", ex­pre­só.

Asi­mis­mo, re­sal­tó que to­dos los pro­pó­si­tos de la Agen­da 2030, (apro­ba­da por la Or­ga­ni­za­ción de las Na­cio­nes Uni­das des­de 2015) no se van a cum­plir si se ca­re­ce de cer­ti­dum­bre pa­ra te­ner un país re­cep­tor de in­ver­sio­nes.

"To­do es­to que he­mos ha­blan­do de cum­plir la agen­da 2030 no se va a dar si no hay cer­ti­dum­bre pa­ra po­der te­ner un país que sea re­cep­tor de to­das las in­ver­sio­nes que ne­ce­si­ta­mos, ol­ví­den­se, to­do es­to es­tá pre­cio­so, pe­ro si no hay cer­ti­dum­bre, si no crea­mos la con­fian­za, si no hay cre­ci­mien­to, no va­mos a po­der cum­plir la agen­da 2030 por más en­tu­sias­mo que exis­ta, co­mo lo es­cu­cha­ron hoy", di­jo.

An­te ello, se­ña­ló que su ta­rea es ge­ne­rar con­fian­za en to­dos los sec­to­res y, el cum­pli­mien­to de la Agen­da 2030 se­rá de los 3 ni­ve­les de go­bierno.

Aña­dió que es­to "no es so­la­men­te la im­ple­men­ta­ción, la agen­da 2030 ne­ce­si­ta un mar­co de con­fian­za pa­ra po­der al­can­zar los más de 190 com­pro­mi­sos que tie­ne la agen­da". Ro­mo sub­ra­yó que la eco­no­mía se de­be ma­ne­jar co­mo los agri­cul­to­res a la tie­rra, hay que po­ner las con­di­cio­nes ade­cua­das "pa­ra que las flo­res crez­can so­las".

(V.pág.38 del periódico El Financiero del 27 de febrero de 2020).

México, nuestro país, se encuentra gravemente enfermo. Hace ya tiempo que viene siendo atacado por 2 virus terriblemente destructivos: la violencia y la impunidad. El 1o. de ellos, la violencia, ha escalado a niveles inimaginables, peor aun que estar involucrados en un conflicto bélico, progresivamente este malhadado fenómeno ha escalado sin tregua hasta llegar a manifestarse con signos patológicamente esquizofrénicos, instalándose en lo verdaderamente irracional, sucesos que convergen en el horror.

La abundancia cotidiana de información a través de los diferentes medios de comunicación se ha convertido en un amenazante vehículo trasmisor de los virus ya señalados, sin recato ni pudor se publican imágenes que faltan al más mínimo código de ética lo que ha generado que buena cantidad de ciudadanos vivan una especie de duelo anticipado.

Ante tan deplorable escenario se ha llegado al colmo de parte de las autoridades de provocar una secuela de digresiones y torpezas que han logrado que la sociedad desconfíe de todo tipo de información confundiendo a medio mundo. Para colmo, sobran las posturas serviles por parte de colaboradores ignorantes que repiten las declaraciones del presidente así sean absurdas e incluso frívolas.

Los planes hasta ahora propuestos por las autoridades de los 3 niveles de gobierno han recorrido todas las formas de frustración, se hable del combate al crimen organizado, dueños de medio territorio, se hable de feminicidios, con cifras a la alza, se hable de secuestros, de homicidios, de desapariciones, de trafico de infantes, se trata de adolescentes, en fin, violencia como síntoma de descomposición social que desgraciadamente no responde a una explicación simple.

Se suman homicidios de tal magnitud de crueldad, sobre todo aquellos perpetrados a los niños LeBaron y a la niña Fátima que provocan tal horror que parecen irreales, producto de mentes absolutamente enfermas. Se ha llegado para infortunio a la frontera de la inhumanidad, lugar donde se respira soledad, abandono, desconfianza, sentimientos que escaldan el corazón.

Y mientras la población sufre de estos imbatibles virus, las autoridades, todas, leyó usted bien todas, construyen cortinas de humo que para su mala fortuna pronto desaparecen, propuestas que surten efectos contrarios, que infectan, ya que están soportadas en hipocresías moralistas.

Ya lo decíamos renglones arriba, violencia e impunidad virus resistentes en proceso de mutaciones siempre en aumento, persistentes y arteras. Por lo ocurrido en las 2 ultimas décadas, los virus han dado muestras de ser permanentes arteros y en constante crecimiento, tal parece que no han sido suficientes las monstruosidades hechas para reprimir la violencia, por el contrario cada día se producen crímenes de características insospechadas y abiertamente perturbadoras.

El país se desmorona curiosamente por sus enemigos internos. Si definimos la moral de buena parte de la población la mejor respuesta es "la que no existe", país de continuas calamidades, sumergido en total grisura en franco proceso de decadencia, rodeado por las catástrofes lugar donde solo subsisten los ya mencionados virus: violencia e impunidad. Solución: actuar con solidaridad pero, a pesar de la urgencia, pensar antes de actuar, las futuras generaciones lo agradecerán.

José Luis Cuellar de Dios
(v.pág.2-B del periódico El Informador del 28 de febrero de 2020).

Hace unos días un amigo publicó en redes sociales una carta dirigida a ciertos conocidos de él, en la que se manifiesta cansado de discutir con defensores irracionales de la 4T que se niegan a ver la realidad y se despide temporalmente de ellos.

Luego de leerla, suscribir cada palabra y compartir su frustración, me puse en contacto con él y le pedí autorización para publicarla en esta columna, pues yo mismo he optado por dejar de discutir con personas fanatizadas que defienden lo indefendible y ven hasta en las pifias genialidades incomprensibles para el común de los mortales ciudadanos (los caminos del "señor" son misteriosos).

La carta, titulada "Gud bai", es la siguiente (por razones de espacio omito algunas partes):

"Ora sí que desde que comencé a tener 'uso de razón', es decir, a tratar de aprender cosas leyendo y estudiando, he tratado igualmente de formarme un criterio propio acerca de la realidad y dejar paulatinamente de seguir creyendo en mitos, dogmas y 'verdades' aprendidas desde que era niño."

"Aunque el proceso de 'desideologización' requiere años y tal vez incluso nunca termine, me parece una tarea fundamental de la vida."

"Ante el actual proceso de monstruosa polarización política y social que se observa en México (...) uno trata de conciliar, de exponer razones, de debatir..., pero vaya que el asunto es frustrante y descorazonador."

"¿Qué significa esto? Pues penosamente, dejar de analizar, discutir, polemizar y mantener comunicación con varios conocidos y amigos a quienes no me queda más remedio que dar por perdidos, al menos hasta nuevo aviso."

"Tal vez lo reintente dentro de algunos años, a la luz de cómo quede nuestro pobre país bajo el (des)gobierno de quien expresa tener 'autoridad moral' y lleva un año culpando al pasado y está tratando de destruir todo vestigio de lo que había antes de su esplendorosa llegada. Es terrible, sí, pero lo prefiero a seguirme desgastando y defraudando de las capacidades de razonamiento de quienes simple y sencillamente se niegan a ver las cosas. (...) No digo que yo tenga la razón, no, sino más bien que no le veo beneficio ni salida a encararme con quienes están movidos por creencias, confianzas y 'certidumbres' inmunes a las evidencias en contrario."

"Lecciones de la historia del Siglo 20 muestran cómo (...) millones decidieron abrazar causas que pronto causaron degradación, destrucción, muerte y hasta genocidio (...), confiaron ciegamente en Mussolini, Hitler, Pol Pot y tiranos similares, y este triste fenómeno se sigue observando en lugares como Corea del Norte, Cuba, Venezuela, países musulmanes y otros."

"Intelectuales de la talla de Georg Lukács o de Erich Fromm se lo han tratado de explicar, sea desde 'El Asalto a la Razón' o del 'Miedo a la Libertad', pero basta con ver las noticias para constatar que la falta de pensamiento crítico (...) continúa creciendo ante liderazgos y actitudes iluminadas que a la vez son directamente autocráticas, verticales y centralizadoras del poder político y social."

"No me queda más remedio que aceptar que varios conocidos están -quisiera pensar que no de forma irremediable- afectados por una fe ajena a todo razonamiento, que les impide ver la actuación cotidiana de un protofascista, mentiroso, autoritario e ignorante, aunque las evidencias sobran: 'Al diablo con sus instituciones', pues el pueblo bueno lo respalda; consultas a mano alzada sobre temas estratégicos (...), absurdas e importantes decisiones, mal planeadas y peor ejecutadas, y un continuado esfuerzo por hacerse del control de los 3 poderes y de sus instituciones autónomas."

"Si no fueran tan potencialmente peligrosas para la nación, algunas ridículas ocurrencias hasta podrían parecer divertidas."

"Ante mi escéptica mirada, los nuevos creyentes son incapaces de ver esta reencarnación del patrimonialismo ejercido mediante dádivas de dinero disfrazadas de becas, así como los continuados recortes, el gran desabasto de medicinas y otros insumos, y los desvíos presupuestales redirigidos hacia programas asistencialistas de compra de votos."

"(...) Ante la fe cuasi religiosa no hay razón que valga, y la visión de Estado tendrá que esperar mejores momentos. Adieu."

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(28 de febrero de 2020).

Habemos muchos ciudadanos que pensamos que el abuso del poder dañó a las instituciones públicas y privadas y lo sigue haciendo.

México no es un país de "chairos" y "fifís"; de pobres contra ricos, de hombres contra mujeres, de liberales contra conservadores, de buenos contra malos, aunque parece que estos están ganando la batalla. México somos todos los mexicanos al margen de adjetivos.

México es un país con muy graves problemas de inequidad e injusticia. Quien afirme lo contrario no ve la realidad. Que hay que corregir muchas cosas, ni duda, pero no es la confrontación y la descalificación el camino.

La injuria y la ofensa son los pasos previos a la violencia indiscriminada. ¡Cuidado!

Hoy, más que nunca, debe prevalecer la prudencia, el buen juicio, la tolerancia: la buena política.

Así como es inevitable nuestra vecindad con el país más poderoso del mundo, es deseable que aprendamos a convivir; a resolver nuestros problemas en términos de complementariedad y que, aceptando nuestra realidad, hagamos el camino juntos, sin exclusiones, aportando lo que cada uno tenemos con la confianza de quien sabe que a su lado va alguien que, como nosotros, ama profundamente a México.

Podemos y tenemos derecho a diferir, incluso a disentir, eso enriquece la discusión; a lo que no tenemos derecho es a negar a otros lo que exigimos para sí.

El respeto es principio insubstituible. Es la amalgama que une a lo diferente.

En el siglo XIX los mexicanos peleamos y perdimos no tan solo la oportunidad de caminar juntos, perdimos la mitad del territorio. Nos confundimos. Nos separamos. Todos perdimos.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 2 de marzo de 2020).

Como parte de la polarización en la que ha entrado nuestro país, hay al mismo tiempo una, por momentos irresponsable, displicencia del presidente a la situación. Por el otro lado, hay una insoportable exageración de los enemigos del presidente sobre el sistema de salud. Hay datos ciertos en ambos lados. No debemos entrar en pánico por un virus, lo que debemos hacer es ponernos a hacer lo que hay que hacer. También es cierto que las prisas de la autodenominada 4T, producto de los cambios que se quieren implementar, tienen al sistema de salud nacional en un estado de debilidad mayor. Vamos a enfrentar una posible epidemia con muchos novatos al frente de las instituciones, con sistemas de abasto rotos por decisiones de combate a la corrupción y cuyo restablecimiento es el gran reto del sector salud. Pero el sistema ahí está con el mismo equipo de médicos y enfermeras, con la experiencia acumulada de años de gente capacitada y profesional.

La ventaja es que hace apenas 11 años tuvimos la experiencia de la epidemia de influenza H1N1 y los hábitos de prevención son exactamente los mismos. Lavarnos las manos permanentemente, no tocarnos la cara, usar tapabocas de ser posible, no saludar de mano, estornudar tapándonos la boca con la parte interior del codo, usar geles antibacteriales, no compartir artículos de uso personal (cubiertos, pañuelos, toallas, etc.).

La desventaja es que nos toma en un momento de polarización tal que de ambos lados se difunde información falsa y alarmante que de nada sirve de cara a una contención eficiente, por el contrario, genera incertidumbre, compras de pánico y resta credibilidad a las instituciones.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 3 de marzo de 2020).

Juan Pardinas, en una conferencia ocurrida hace meses, nos hacía caer en cuenta que el pasado nos alcanzó. De nuevo podemos llamar Tlatoani al presidente de la república. Tlatoani = el que habla. Hoy somos -lo digo yo, no se lo achaquen a Juan- la nación donde sólo uno pretende hablar por todos. Aunque este fenómeno va acompañado de otro nada simpático. Además del que habla, hay unos cuantos (demasiados) que creen que tienen derecho a insultar a todo pulmón digital. Está el tlatoani, y están otros que no quieren hablar, sino básicamente imprecar.

Hubo un tiempo en que la valentía, en política, consistió en interrumpir al tlatoani.

No deja de ser una jugarreta del destino que los presidentes de la alternancia terminaran por abandonar el foro máximo del pueblo -no se rían- y nunca haya nacido una tradición de debate entre legisladores y el ejecutivo. Incluso las comparecencias de secretarios de estado son, la mayor de las veces, escenificaciones no sólo estériles, sino insulsas.

El intento de construir un diálogo durante los 90 acabó con el Pacto por México, un acuerdo prometedor que nunca iba a tener éxito por la voracidad rapaz de la administración anterior. Tuvieron todo para demostrar que era buena idea dialogar y pactar, y su criatura terminó engullida por la corrupción y la fatuidad.

El presidente de la república siembra polarización, y los majaderos de toda ralea responden a ese llamado de la selva.

Pero si vivimos entre el soliloquio matutino y los insultos sin chiste ni valor, es también en parte porque los líderes (es un decir) de este país abandonaron la conversación pública en aras de o no confrontar al tlatoani, o de arreglarse con él tras bambalinas. Todos aquellos que fueron a la cena de la dizque rifa le deben una explicación a México. También son responsables frente a la nación si pactan cosas públicas en la noche de Palacio Nacional.

Y hay otros mudos de ocasión. Esos que no han entendido el momento. Como las iglesias. Que no han aceptado los crímenes de sus ministros y entonces creen que calladitos se ven más bonitos y escaparán al escrutinio. Su silencio por sus pecados y crímenes sólo aumenta su falta de legitimidad.

La responsabilidad por lo acontecido está en Palacio Nacional, donde hay un señor que sólo quiere hablar, que no quiere que le interrumpan ni sus paisanos, y que de ninguna manera intenta escuchar. Y ese señor, con su acoso a medios, críticos y activistas, envalentona a las legiones de soeces que hoy podemos ver que son muchas y de toda ideología (es un decir).

Salvador Camarena
(v.pág.39 del periódico El Financiero del 3 de marzo de 2020).

Sería gracioso si no fuera trágico: un promotor contumaz de la discordia, predicando la concordia y el respeto...

En efecto: ¿con qué autoridad moral intenta zanjar en una confrontación verbal entre 2 periodistas, en la "mañanera" del miércoles, quien ha convertido lo que pretende ser un ejercicio ejemplar, puntual y sistemático de la transparencia y la rendición de cuentas al pueblo por parte del gobernante, en una trinchera desde la que se disparan ironías y cuchufletas ("fifís", "conservadores", "neoliberales", "la mafia del poder"...) y se enlodan reputaciones ("corruptos", "deshonestos"...) sin aportar pruebas y sin denunciar formalmente los delitos implícitos tras los calificativos que se reparten...?

Que en México el Presidente de la República haya cumplido la promesa de ofrecer diariamente -salvo los fines de semana- una conferencia de prensa, es, por supuesto, un ejercicio insólito en la historia. Es probable que esa práctica le permita salir al paso, todos los días, de las críticas de sus "adversarios", como él denomina a quienes, al disentir de sus opiniones y censurar o reprobar sus decisiones, ejercen un derecho fundamental de todos los ciudadanos en todas las democracias, y consagrado expresamente en la Constitución (Artículo 6o.): "La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito o perturbe el orden público...".

Que 317 veces en 461 días (hasta ayer) de gobierno se haya dado esa práctica, sin embargo, no significa que el pueblo mexicano sea el mejor informado del mundo y de la historia..., ni, mucho menos, ha propiciado una armonía creciente entre gobernantes y gobernados.

El zafarrancho verbal en que se enfrascaron 2 periodistas -habituales asistentes a las "mañaneras", según los medios- a raíz de que uno solicitara una "investigación fiscal" a periodistas, activistas y políticos que supuestamente reciben dinero -no queda claro de quién- para "apoyar movimientos feministas", convirtió la sesión en una versión actualizada de los pleitos "de vecindad" o "de comadres", en que no ganaba quien esgrimiera mejores argumentos dialécticos o exhibiera mejores dotes oratorias, sino quien tuviera el arsenal más copioso de improperios o vocablos ofensivos e injuriosos, y los remataba, además, con el invencible "botellita de jerez...".

A veces pasan cosas que dan la razón a Jean de la Bruyere cuando decía que "es una desgracia no tener bastante talento para hablar bien... ni bastante juicio para callarse".

Jaime García Elías
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 6 de marzo de 2020).

Durante una reunión de trabajo de personas que buscan a sus familiares desaparecidos en Sonora, surgió una dinámica: tomaron plastilina y la colocaron sobre los dientes para poder hacer un molde de su dentadura con ayuda de yeso. En papel apuntaron los detalles de los dientes; después enlistaron características de su cuerpo, como señas particulares o tatuajes. "Decidí tatuarme porque yo no tengo ninguna cicatriz o una marca con la cual me pudieran identificar si me llega a pasar algo", cuenta Maritere Valadez Kinijara.

El tatuaje que está en la piel de la mujer sonorense es un atrapasueños con 4 plumas y una rosa. La rosa por su madre y las 4 plumas por sus hijos.

Las Rastreadoras de El Fuerte hicieron un expediente de ellas mismas. Entre sus compañeras realizaron actividades de reconocimiento y esa estrategia se implementó para que las familias fueran más detalladas en los expedientes de sus desaparecidos y que esto ayude a su localización.

Al llegar a casa, Maritere replicó aquel ejercicio con su madre y le dijo: "quiero que sepas cómo soy por si desaparezco tú puedas identificarme". A su hermano, Fernando, se lo llevaron el 11 de agosto de 2015 afuera de un banco a las 14:40 horas en una de las calles principales de Guaymas, Sonora. Ella emprendió su búsqueda, pero cuando halló fosas clandestinas en su entidad, le llegaron amenazas de muerte y fue desplazada del estado.

Fernando, hermano de Maritere, tenía un taller de soldadura, había tenido un incidente que casi le costó la vista y llevaba 2 meses sin trabajo. "Llegaron personas a ofrecerle negocios ilícitos, se resistió y se lo llevaron. Checamos las cámaras de video. Investigamos. Días después me hicieron llegar videos donde lo están torturando y fotos donde mi hermano ya está muerto".

De ahí lo empezó a buscar enterrado o expuesto, en el monte, en el mar o en cerros. "Yo me di a la tarea de pedir ayuda y ver si había más personas en mi situación". La hermana de Fernando Valadez buscó contactar a unos brigadistas de Guerrero, pero por la distancia y la falta de recursos económicos no fue viable, le recomendaron a Las Rastreadoras de El Fuerte.

Para buscar a su hermano, Maritere se reunió con la señora Mirna Nereyda Medina, lideresa de las rastreadoras que buscaba a su hijo Roberto Corrales Medina desaparecido el 14 de julio de 2014 en El Fuerte, Sinaloa y localizado e identificado por su madre después de 3 años de búsqueda, en una fosa.

En 2018 las rastreadoras obtuvieron información sobre el paradero de los restos de una de las personas que buscaban; se encontraba en una funeraria de Guaymas, Sonora que prestaba sus servicios como Servicio Médico Forense (Semefo).

El cuerpo del joven tenía tatuajes en piernas, brazos y espalda, pero los mantuvo ocultos porque su religión no se lo permitía, pocos sabían de ellos. A falta de esos detalles, la familia no hallaba el cuerpo.

"La esposa, al llegar, comentó todos los tatuajes que él tenía. Cuando hablamos con un encargado de la funeraria él nos ayudó a buscar cuerpo por cuerpo, pero la sorpresa fue que los cadáveres estaban pegados unos con otros por la falta de refrigeración y de espacio".

Tardaron 7 horas para entregar el cuerpo, lo reconocieron porque aún quedaba un pedazo de piel donde sólo se apreciaba un tatuaje: tenía un corazón con una flama y un listón con el nombre de su hija y en la corona el nombre de su hijo.

Semanas antes, las rastreadoras habían encontrado entre manglares un cuerpo momificado por la sal del agua. "A ese muchacho tampoco se le hizo muestra de ADN porque se distinguía su rostro y los tatuajes que él tenía no mentían. Eran muy visibles en sus fotografías. A raíz de esto yo decidí tatuarme", añade Maritere.

"Me nació la inquietud de hacerme un tatuaje porque dije: el día de mañana, por la labor que hacemos podemos quedar en cualquier parte. Es un riesgo muy grande. Hay personas que se enojan porque desenterramos sus fechorías y cualquiera puede estar en la situación de que te desaparezcan".

El trabajo que han desarrollado Maritere y su colectivo ha recibido capacitación de diversas organizaciones e instituciones. "Entendimos que no podíamos ir a buscar y sacar cuerpos y dejarlos porque si no teníamos un servicio médico forense, se los iban a llevar. No los iban a volver a desaparecer, así que paramos las búsquedas desde marzo hasta noviembre. Nos empezamos a preparar más para ver qué capacidad había en cada Semefo o cuántos cuerpos había y el número de no identificados".

Según el registro de fosas clandestinas presentado el 6 de enero de 2020, del 1 de diciembre de 2018 al 31 de diciembre de 2019 en México fueron exhumados 1,124 cuerpos, de los cuales 395 fueron identificados y 243 fueron entregados a sus familiares.

Durante el mes de febrero, en la jornada de trabajo de la Quinta Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, realizada en Veracruz, el ayuntamiento de Poza Rica convocó a la ciudadanía a la toma de muestras de ADN para familiares directos de personas cuyo paradero se desconoce.

El interés de los colectivos y familiares, además de la búsqueda de sus seres queridos, es que se agilice el proceso de identificación y entrega de los restos que se tienen en resguardo. En 2017, en el predio conocido como La Gallera, en Tihuatlán, Veracruz, la fiscalía del estado exhumó 6 cuerpos, su identificación apenas se dio la semana pasada a raíz de la asesoría de los colectivos y el trabajo de la Brigada Nacional con los locatarios.

"Hubo denuncia y pruebas de ADN en 2016 cuando desaparecieron las personas. En 2017 se extrajeron los cuerpos de La Gallera, se supone que la fiscalía debió tomar muestras y vincular la información. Los cuerpos estuvieron 3 años y no fueron identificados y ahora que ya han sido reclamados por sus familias han puesto trabas en periciales".

Después de 3 años, 2 de las madres de las 6 víctimas que yacían en el predio de La Gallera reconocieron a sus hijos por medio de imágenes que habían sido tomadas en la exhumación en donde se mostraba la ropa y la piel, que si bien estaba entrando en un proceso de descomposición, aún dejaba visibles los tatuajes de algunos.

(V.periódico El Informador en línea del 7 de marzo de 2020).

La impunidad y la corrupción no es algo que solamente hiera a las mujeres. Los feminicidios son graves pero también la desaparición forzosa, el tráfico de personas y el abuso y explotación de menores, unido todo a la imparable delincuencia que golpea lo mismo a los pobres que a los ricos, a los hombres que a las mujeres, a los adultos y a los niños a lo largo y a lo ancho del país, y ante todo este drama, la respuesta del gobierno es "abrir carpetas de investigación" que nunca se cierran, crear nuevas comisiones que no funcionan, elaborar nuevas leyes que no se aplican, y seguir ganando un salario que no se merecen. Probablemente el gobierno ha advertido el potencial que este movimiento [feminista] tiene para producir una verdadera sublevación social que englobe todas las causas que en el momento presente aquejan a la sociedad, y que son atribuibles a la incapacidad permanente de las autoridades para dar respuestas efectivas y no meros discursos y complicados análisis estadísticos.

Armando González Escoto
(v.pág.4-B del periódico El Informador del 8 de marzo de 2020).

Ya comenzaron a llamarle tormenta perfecta a la conjunción de nubarrones que se ciernen sobre la economía mexicana: coronavirus, desplome de los precios del petróleo, desplome de las bolsas, deslizamiento del peso a un precio de arriba de 21 por dólar, reducción (mal gasto) del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios, caída en la perspectiva de crecimiento. Los primeros factores son los verdaderos nubarrones, los últimos son la debilidad de la casa ante la tormenta.

Es cierto: nada puede hacer el gobierno de México frente a un virus que sale de China, provoca una reducción de la producción, la caída del consumo de energéticos, desacuerdo sobre topes de producción en la OPEP y una especie de pánico expresado en las bolsas de todo el mundo. Lo que sí le toca al gobierno es tener una casa sólida que aguante las tormentas y es ahí donde surgen las dudas.

Haber echado mano del Fondo de Estabilización para cubrir la falta de ingresos del año pasado, porque la economía creció menos de lo esperado y por tanto se recaudaron menos impuestos, sí es responsabilidad del gobierno. La reducción en las perspectivas de crecimiento tiene que ver con la caída mundial de la economía, sí, pero principalmente con la falta de confianza de este gobierno hacia la inversión privada nacional. No podemos saber si la falta de ingreso petrolero por la caída de precios será una cuestión de días o meses, pero lo cierto es que el techo que habíamos construido para protegernos de ello, el famoso fondo, es ahora de la mitad del tamaño que hace un año. En una situación así al gobierno no le queda más salida que recortar el gasto y eso para cualquier gobierno es terrible.

La confianza es un tema mucho más complejo, pues no se trata solo de invitar a los empresarios a comer o cenar atole y tamales a Palacio, sino de dejar de enviar señales encontradas dentro del gabinete: el discurso de Herrera y Romo choca permanentemente con el de Bartlett, Nahle, Romero y Alcalde. Esto es, lo que demandan los inversionistas no es una cuestión de ideología política (las cúpulas empresariales son muy ideológicas; los ricos no), sino certeza a mediano plazo, reglas claras que permitan tomar decisiones.

Es poco o nada lo que el gobierno puede hacer para que no nos caiga el chubasco que viene, pero sí puede hacer mucho para que no nos inundemos y haya el menos número de empresas ahogadas en el camino.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 10 de marzo de 2020).

Aunque poco ha profundizado en los efectos en México del llamado lunes negro, y menos en las medidas y estrategias emergentes para tratar de atenuar el eventual vendaval económico que provoque, el presidente Andrés Manuel López Obrador tendrá que hacer más que apelar a su retórica mañanera, de la que siempre echa mano, para desplegar su discurso triunfalista y asegurar que ante las amenazas globales, el país, bajo las riendas del gobierno de la autollamada 4a. transformación, "va muy bien".

Según los expertos, la caída de las bolsas en todo el mundo, que repercutió de inmediato y golpeó la cotización del peso frente al dólar, la provocó una combinación de factores entre los que destaca el avance territorial del coronavirus y la parálisis que ha provocado en muchas actividades en China, Italia, Irán y España, más los que se sumen, y el desplome en los precios de los energéticos fósiles por los desacuerdos al seno de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo.

Ante este escenario, si bien López Obrador no ha salido a decir que el peso "sigue fortachón" como en otras ocasiones de riesgo lo ha manifestado, ayer aseguró que México está "resistiendo bien" estos contratiempos económicos sin aportar dato o planteamiento alguno de cómo se piensa enfrentar esta contingencia.

A lo más que llegó ayer el presidente fue a decir que México está preparado ante este desafío por tener finanzas públicas sanas porque su gobierno no gastó más de lo recaudado ni endeudó más el país, aunque nada dijo de la reducción casi del 50% del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios por la toma de recursos para compensar la baja recaudación de impuestos por la innegable desaceleración económica que se expresó en el crecimiento cero, la caída en la generación de empleos y de inversión nacional.

De estas debilidades de la economía mexicana, que la hacen altamente vulnerable ante estos desequilibrios globales, tampoco nada ha dicho el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez, quien se limitó ayer a asegurar que pese a la caída en los precios del crudo, los ingresos petroleros de México están cubiertos.

Pese al respiro que dio la recuperación del peso ayer al cerrar en 20.77 por dólar, luego de que el lunes tuvo su peor caída en los últimos 3 años al quedar en 21.17, el presidente y su gabinete económico deberán desarrollar un plan claro de acción que además de recuperar la confianza del empresariado nacional, convenza a las calificadoras de no reducir la calificación crediticia de México. Aquí ya no funcionarán distractores como el avión presidencial y los conservadores "disfrazados de feministas" con los que más o menos capoteó la crisis del "culiacanazo", las improvisaciones del Insabi y los desatinos e insensibilidades mostradas en la primavera feminista que, por lo escuchado ayer, sigue sin entender.

Jaime Barrera
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 11 de marzo de 2020).

El problema no es que la economía haya crecido 0% el año pasado. El problema no es que, incluso antes del coronavirus, se hubieran registrado unos 20 recortes a la expectativa de crecimiento económico para este año. El problema no es que la pandemia ponga a México contra las cuerdas.

El problema es que México no está aprovechando la oportunidad que le esta brindando la realidad geopolítica del mundo: si tuviéramos un gobierno proinversión privada, nuestro país se estaría llenando los bolsillos de dinero. No nos preocuparía el estancamiento del año pasado, nos valdría haberle dado besitos a la recesión, nos tendría sin cuidado financiero el coronavirus.

¿A qué me refiero? La pandemia ha puesto de nuevo a China en la mira. Para mala suerte de esta gran potencia asiática, el coronavirus surgió en su territorio. Las medidas de contención han puesto a tropezar su economía, pues han comprometido las cadenas productivas y de generación de valor. Hoy todo el mundo sabe que China no va a pasar por un buen momento económico porque va a pagar la factura de ser el origen de la pandemia.

Pero no es solo eso: Estados Unidos sigue teniendo a China en la mira. Donald Trump sigue con la mente alineada para desmontar la preponderancia china en la economía mundial. Y no se va a tentar el corazón para meterle aranceles tan pronto parezca que supere la crisis de salud, y levante el aislamiento a las millones de personas que han sido puestas en cuarentena. Y lo va a hacer porque además le va a dar discurso de campaña para su reelección.

Con China entre la espada y la pared, la espada de la pandemia y la pared que es Trump, México tiene una posición privilegiada que, desgraciadamente, no está aprovechando.

Por ser el único país que ha logrado un tratado de libre comercio con Trump y además poder ofrecer una mano de obra bastante barata y algo calificada, México es un destino natural para todas las inversiones que busquen evitar el riesgo de estar en China.

México debería estar atrayendo capitales a raudales, promocionándose como un destino seguro para la creación de empresas y empleos, invitando a todas aquellas industrias que tienen miedo del futuro de China, por la pandemia y por la embestida arancelaria, a asentarse en un país que ya tiene amarrado su trato comercial preferencial con la administración estadounidense.

Pero para eso, México necesitaría un gobierno que se perciba como amistoso a la inversión privada. No lo tiene.

El presidente López Obrador es internacionalmente identificado como un enemigo del capital privado. Él mismo acepta que 6 de cada 7 pesos que mueven a la economía mexicana son de la iniciativa privada, y sólo 1 peso es del gobierno, pero no hace nada para conquistar la inversión que podría ser motor de su plan de transformar al país. Desgraciadamente, todas las señales que manda, todos los contratos que rompe, todas las declaraciones que hace, ahuyentan a los capitales.

Y así, México desaprovecha una oportunidad de oro.

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 11 de marzo de 2020).

Cualquiera que haya pasado por la escuela sabe que los conservadores del siglo XIX eran los que se oponían a los liberales quienes a ganaron la Guerra de Reforma y lograron cambios fundamentales que definieron el futuro del país. Los conservadores fueron derrotados, pero no desaparecieron, siguieron participando en la vida pública. Hasta que uno de los próceres del movimiento liberal se convirtió en dictador y entonces hubo que hacer una gran revolución en el siglo XX y la simplificación política dividió a México ahora en revolucionarios y reaccionarios; los reaccionarios hicieron sus propios movimientos y siguieron participando en la vida pública del país. Los revolucionarios se instalaron en el poder y pusieron sus propias reglas para no prestarlo, entonces el país se dividió en demócratas y antidemócratas, hasta que en el año 2000 por la vía democrática se rompió el monopolio del partido hegemónico. Los priistas entendieron la derrota y siguieron participando. La democracia no dio los resultados esperados y los partidos acapararon el acceso al poder y las decisiones sin tomar en cuenta a los ciudadanos por lo que movimientos organizados de corte popular tomaron el poder de la vía democrática para ponerle una sacudida a los partidos e iniciar bajo el liderazgo de López Obrador lo que han llamado un cambio de régimen autodenominado la 4a. Transformación. A sus opositores el presidente los ha denominado conservadores y aunque él los califique como moralmente derrotados, ahí están, participando en la vida pública del país.

En boca de López Obrador "conservador" ya no es la definición de una postura política sino algo más parecido a un insulto que no significa otra cosa que aquel que no está de acuerdo con su movimiento o, peor aún, que se opone a los designios del pueblo que él encabeza y representa. Así hoy día pueden ser tildados de conservadores los pueblos mayas que se oponen a la construcción del tren en la Península de Yucatán, los zapatistas que no reconocen en su movimiento una transformación o las feministas que salen a las calles a protestar.

Los paradójico estriba en que, si atendemos el discurso cotidiano presidencial, los conservadores son el único credo político que crece día con día, pues no hay mañana en que no se acuse a algún grupo, movimiento, medio o persona de ser "conservador" y cada día con más poder, pues resulta que los "conservadores" todo lo pueden, incluso hacer manifestaciones anticonservadoras, como lo fueron las marchas de las mujeres, esconder medicinas, boicotear la economía, etc.

Construir un enemigo todo poderoso y de mil rostros es una de la estrategias más comunes y recurrentes de los políticos, pero si el presidente sigue echando al saco de los "conservadores" a aquellos que solían ser sus aliados la sorpresa en el 21 puede ser mayúscula, porque los "moralmente derrotados" están cada vez más enojados.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 12 de marzo de 2020).

México tiene finanzas públicas sanas, un fondo de estabilización de 160,000 millones de pesos y reservas superiores a 180,000 millones de dólares. El presidente parece convencido de que éstas serán suficientes para amortiguar lo peor de la crisis. Ojalá tuviera razón, pero las cosas son un poco más complicadas. El coronavirus pegará con fuerza en 2 rubros que funcionaron bien en el 2019: turismo y exportaciones a Estados Unidos. Agudizará la crisis de Pemex, que ya estaba en quiebra con precios petroleros promedio por encima de 45 dólares. Interrumpirá los procesos de producción y consumo. Habrá oportunidades, pero vendrán después del golpe. ¿Qué cambios está dispuesto a hacer AMLO?

Luis Miguel González
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 14 de marzo de 2020).

Las manifestaciones del día 8 mostraron una enorme complejidad por la variedad de propósitos de las participantes, la mayoría fueron a manifestarse en contra la violencia que sufren las mujeres, y contra el gobierno corrupto y la impunidad, otras incluyeron en su lista de motivos ir contra los hombres, contra la cultura originaria, contra la policía, contra el mobiliario urbano, contra la paz, contra el diálogo, y lo que fuera, dependiendo desde luego, de las ciudades y regiones.

Llama la atención la tirria que en la Ciudad de México las manifestantes han desatado en contra de Juárez, acaso percibido como la personificación de un estado mexicano fallido, machista, despótico y autoritario, perpetuado hasta el presente en la misma figura del presidente, que otro grupo de manifestantes descalificó, afirmando que él no es el único o principal promotor de la 4T.

Siendo como son eficaces, decididas y empeñosas, las mujeres no están dispuestas a seguir esperando un sexenio más a que las cosas se arreglen, ya no van a soportar el juego del gato y el ratón que tan bien ha manejado el gobierno desde tiempos inmemoriales, creyendo que todavía se puede engañar a la gente con promesas, declaraciones, comités, institutos, nuevas leyes, palmaditas y demás iniciativas dilatorias que perpetúan la corrupción y la impunidad de un estado tan autoritario como cómplice de los males que aquejan a la sociedad.

Pero en un caudal de tan ancha corriente es inevitable la turbulencia, la contradicción, la falta de reflexión y el apasionamiento. El movimiento feminista, cuya agenda no comparten todas las mujeres, actúo con bastante inteligencia al capitalizar la atención de la comunidad femenina sobre un asunto de la mayor gravedad y urgencia, la violencia en contra de la mujer y la perpetuación de las desigualdades, algo que no se les ocurrió hacer a otras asociaciones, las cuales debieron ver el modo en que todo tipo de causas se mezclaron, justa consecuencia de la falta de imaginación y de discernimiento de dichas otras agrupaciones.

Admirable la actuación de la Conferencia del Episcopado Mexicano que desde el principio apoyó las legítimas causas de estas jornadas, y lamentable la falta de por lo menos disciplina, de otros líderes religiosos, cuyas declaraciones que nadie les pidió, contribuyeron a mostrar una iglesia incapaz de ponerse de acuerdo o sujetarse a quienes en el momento presente tienen la autoridad y el liderazgo real. Sin duda que este tipo de acciones imprudentes provocaron acciones tan deplorables como las ocurridas en la catedral de Hermosillo, las cuales a su vez justificaron los anhelos martiriales de los ultraderechistas.

De cualquier modo, una cosa es cierta, la violencia no se abate con la violencia, tampoco con la retórica, ni con ese abrir infinito de carpetas de investigación que jamás se cierran: Si el gobierno federal prometió un verdadero cambio, este es ya el momento para que ocurra, o se habrá nuevamente perdido, por sabrá Dios cuánto tiempo, la valiosa oportunidad.

Armando González Escoto
(v.pág.5-B del periódico El Informador del 15 de marzo de 2020).

La plaga parece aproximarse a territorio nacional. Es innegable que no estamos en el mejor momento para enfrentarla. La economía no crece desde inicios de 2018. Estamos estancados. Una de nuestras mayores fuentes de divisas, la venta de petróleo, está amenazada por el colapso en los precios de los hidrocarburos (aunque las coberturas -seguros- amortigüen el golpe). Es decir, el margen presupuestal para enfrentar la pandemia es bastante reducido. Y, en adición, entró en vigor en enero el nuevo Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI) que está cambiando muchos de los procesos en el sector sanitario en el país. Desde la coordinación hasta el ejercicio de recursos destinados al sector salud.

Estamos frente a un escenario incierto, pero eso no quiere decir que no contemos con algunas certezas. Una 1a., más que un asunto individual estrictamente hablando, el COVID 19 es un desafío social. Recuperemos los valores más relevantes que podemos extraer de La Peste de Albert Camus. Enfrentemos el virus con solidaridad. ¿Qué significa eso? Hablemos entre vecinos. Coordinémonos. Esto permitirá que la propagación no sea tan dramática. Comprar gel antibacterial en torres de departamento, tener a la mano toallitas desinfectantes y avisarnos entre nosotros si alguno presenta síntomas. Tejamos, de nuevo, esa lastimada red social.

Otra: transformemos el mercado de trabajo. El coronavirus nos demuestra que las famosas "horas nalga" en las oficinas son totalmente prescindibles. O como describe el meme: "el coronavirus nos está enseñando que algunas juntas pueden ser sustituidas por un e-mail". Si el mecanismo de contagio es la aglomeración de personas en espacio cerrados por un tiempo prolongado, cambiemos nuestros hábitos socialmente para disminuir dichos encuentros a su mínima expresión.

Sin embargo, no podemos hacer todos estos cambios de forma solitaria, necesitamos conversar, acordar y renovar nuestro pacto social para enfrentar mejor el Coronavirus. Tratemos de ahogar esas pulsiones individualistas que nos empujan a salvarnos actuando de forma irracional. El egoísmo es tripulado por el miedo y la paradoja es que si todos actuáramos al mismo tiempo buscando nuestro propio beneficio, lo único que lograríamos es agravar la crisis.

Enrique Toussaint Orendáin
(v.pág.5-B del periódico El Informador del 15 de marzo de 2020).

Ante este escenario de incertidumbre, es más que preocupante no sólo la reacción tardía para la aplicación de medidas preventivas para evitar la propagación del virus que ha tenido el gobierno de la autollamada 4a. transformación, sino la forma en que ha minimizado sus efectos en la economía del país.

Apenas el viernes pasado, en la reunión nacional de los banqueros, López Obrador aseguró que a pesar del coronavirus había en México "condiciones inmejorables para crecer".

La cuestión es que a este discurso, más que triunfalista del presidente, no lo acompañan medidas y estrategias emergentes para tratar de atenuar la contracción económica mundial que ha traído el coronavirus y que ya ha provocado una depreciación récord del peso frente al dólar.

Más aún por los efectos a la baja que puede traer a México la desestabilización en los precios del petróleo por los desacuerdos al seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Ante la parálisis que ha provocado la pandemia, por las obligadas acciones de distanciamiento social, en muchas actividades económicas, señalan los expertos, el gobierno mexicano debe tener claros los escenarios de afectación en los temas de precios de mercancías e insumos por escasez y los efectos de un eventual repunte inflacionario que afecte la producción y el empleo. En ese sentido, las autoridades mexicanas deben apoyarse en el presupuesto público para readecuar sus prioridades de gasto y redefinir la selección de las obras públicas y los programas sociales para fortalecer la creación de empleos.

En la medida que se haga un planteamiento concreto del gobierno mexicano ante la contingencia se podrá recuperar la confianza del empresariado nacional, y de las calificadoras de no reducir la calificación crediticia de México, ya que pese a las finanzas públicas sanas que se mantienen en el país, sigue afectando la baja recaudación de impuestos por la innegable desaceleración económica que se expresó en el crecimiento cero, la caída en la generación de empleos y de inversión nacional.

Jaime Barrera
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 17 de marzo de 2020).

Hay 2 conversaciones. La de la calle y la de la mañanera.

En la 1a., ayer sonaba el silencio de restaurantes con clientela diezmada, las tantas avenidas con tráfico vacacional más que de un martes, y las oficinas y escuelas vacías, abandonadas por familias que, como en el 85, desoyen el pueril optimismo gubernamental para procurar salvarse por sus propios medios.

En la 2a. hablan muy pocos y dicen menos. Día con día repiten sin cansancio que el sentido común no es confiable, que el pasado reciente y sus emisarios son los culpables de todo lo malísimo que nos pudiera pasar de aquí a la posteridad, y que lo buenísimo está ahí, al alcance de la mano, que si nos ponemos los anteojos de borrego dejaremos de preocuparnos por la realidad.

Esas 2 conversaciones no se hablan entre ellas. Sobre todo porque la 2a. no ha querido escuchar a la 1a. Ni en un año y medio. Ni en las últimas semanas. Menos en las horas de la pandemia.

Qué paradoja: el gobierno de la república, que ha intentado retrasar por todos los medios el inicio de cuarentenas generalizadas, se ha metido él mismo en un aislamiento que no le permite instrumentar una reacción articulada, pública y convincente para la crisis en que estamos.

El país no estará en cuarentena, pero el gobierno de López Obrador sí. No llaman a nadie, no contesta nadie. Los sectores productivos han venido tomando medidas para protegerse y proteger a sus colaboradores ante el pasmo de una administración ensimismada y berrinchuda, porque las cosas se han descompuesto. Y lo mismo las familias.

Que no quieren que me abrace en los mítines, pues tengan, me abrazo aquí mero en la mañanera con mi patiño del momento, el señor López-Gatell. ¿Cómo la ven?

Pero la gente responde: con chistes, con memes, con estrés y mentadas, sí; pero también con responsabilidad. La gente, la dueña de la conversación que sí vale, puede cometer locuras -agotar el papel de baño- pero no come fuego; por lo que entiende el valor de aislamiento y saca a los niños de la escuela antes de lo que dice la SEP, y marchan de las oficinas a trabajar en casa, y se ponen guantes, y se frotan gel antibacterial, y cambian el saludo y hacen por sí mismos todo lo que saben que este gobierno, que prometió un cambio pero a la hora de la verdad es igualito a los anteriores, no hará por ellos.

Porque en estas horas es claro que diversos grupos de la sociedad rebasan a un gobierno entre pasmado e impulsivo, y se atreven a intentar organizarse, escuchar sugerencias de expertos, así sean ajenos en ideología o procedencia, y a no jugar a la politiquería cuando está de por medio la salud, la vida o el patrimonio.

Hay 2 conversaciones. La de la calle, que comienza a demostrar una vez más su vigor y alcance. Y la del gobierno de AMLO, que vive aislado en su sordera autoinfligida.

Salvador Camarena
(v.pág.30 del periódico El Financiero del 18 de marzo de 2020).

Crónica de la Convención Bancaria en medio del coronavirus.

Obvio, las pláticas en Acapulco eran sobre que el mundo se pararía y que a nuestra economía le quitaron los alfileres. Me explico. El presidente y su austeridad pararon la economía, sus terquedades minaron el Estado de Derecho y lo que nos mantenía a flote eran las remesas y las exportaciones, pero parado el mundo éstas caerán. Ese día BofA dijo que la economía caería 0.5%; Barclays, que -2%, y Moodys se fue a -0.9%. El panorama y las caras eran de preocupación.

Pregunté, ¿por qué no se canceló la convención? y me contestaron: "porque si nosotros como banqueros la canceláramos, la gente iba a decir 'ellos saben algo que nosotros no'. Así pues, el comité le dejó la responsabilidad a la Secretaría de Salud y de Hacienda y ellos dijeron adelante".

Luego, se acercó al grupito que estábamos platicando otro banquero y sacó la gráfica del CDS (credit default swap) de Pemex, el cual por 1a. vez tocó los 590 puntos. En castellano, el temor a que Pemex no pueda pagar sus deudas se triplicó repentinamente. O sea, el mercado ve a Pemex vulnerable, y duda de la capacidad del gobierno de México de entrar al quite si fuera necesario.

AMLO, dicen, es Neoliberal pues: cuida la deuda, la inflación, el tipo de cambio. Respeta la autonomía de Banxico y súmele que firmó el T-MEC.

"EL PERO" es que Ni tiene programa económico ni de infraestructura. 1.- Nunca nos ha dicho ¿a dónde va? 2.- ¿Cuáles son sus metas? Y, 3.- ¿por qué camino nos llevará para cumplirlas?

Al final habló el secretario Herrera y erróneamente no anunció un paquete de medidas contracíclicas, sólo nos dijo que seguirían las recomendaciones de la Secretaría de Salud, el pero es que dicen que en Guanajuato se escapó una momia de un museo y al parecer es ¡el secretario Alcocer!

Antes de la comida con el Presidente me topé con representantes de algunas cúpulas y en la plática me dijeron, "tienes que entender que no podemos pelearnos con el presidente", a lo que contesté: "tienen toda la razón, pero SÍ pueden decirle en qué no están de acuerdo, pues estas cúpulas sirven de contrapesos, no de tapetes". Y me contestaron, "CLARO que se los decimos". Leído lo anterior, o sólo les da el avión, o ¿ellos le han recomendado lo que ha hecho?

Lourdes Mendoza
(v.pág.31 del periódico El Financiero del 18 de marzo de 2020).

Uno de los temas ventilados por su protagonista habitual en "la mañanera" de ayer en Palacio Nacional: no la presunción de sus "amuletos" -allá cada uno y sus supersticiones- sino su preocupación, sensata, legítima, irreprochable, por "mucha gente que se gana la vida en la calle".

Esta vez tiene toda la razón: "Se van los diputados, se van los senadores -las 2 cámaras entraron en receso-, pues no hay problema. Pero toda la gente, los que trabajan, que viven de la actividad económica, de lo que consiguen diariamente; los que se buscan la vida como pueden...".

En efecto: además de que muchos son los habituales proveedores de "el pan nuestro de cada día", para decirlo de manera genérica, hay infinidad de mexicanos -la mayoría quizá- condenados a ganarse diariamente el sustento propio y de los suyos: la gente que expende provisiones en tiendas de barrio, tianguis y mercados; la gente que gana el salario mínimo -si bien le va...- y "comisiones", porcentajes u ocasionales propinas por la venta de productos u oferta de servicios condenados al desplome mientras dure la contingencia de la que apenas estamos en la parte inicial.

Para la gente que tiene ahorros; para los burócratas, obreros y empleados que tienen un salario asegurado, la situación será difícil, pero llevadera. Para quien tiene casa propia, lo mismo... Pero, ¿y los que viven al día...? ¿Y los que pagan renta...?

Además de que, como ya se apuntó, son personas -miles de personas en todo el país- cuyos oficios son esenciales para la vida ordinaria de los demás, dependen absolutamente de su actividad para su sobrevivencia y la de sus familiares. Los mecanismos que permitan la realización de sus trabajos deben ser, por supuesto, una de las prioridades en la presente emergencia, con todas sus complejas -imprevisibles muchas de ellas- implicaciones.

Después de todo ¡Hay que comer...!

Jaime García Elías
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 19 de marzo de 2020).

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que para atender la epidemia del COVID-19, si se requiere, ya se alista el plan DN-III. "Se está actuando de manera responsable y no debe caerse en el miedo", dijo para atenuar las ansiedades y preocupaciones de la población. "Hay un gobierno que protege al pueblo. Ya no es el gobierno de antes, de gobernantes irresponsables que aprovechaban circunstancias como estas para robar". El discurso de siempre, ligado a la corrupción, soslaya la parte medular: el Plan DN-III no contendrá la pandemia; luchará con los efectos.

Para estos tiempos, ya no se sabe si el presidente habla en serio, si trata de distraer la atención hacia temas que no lo confronten, si es una ocurrencia o broma. La credibilidad en su palabra en esa crisis de salud se agota crecientemente. Dentro de su propio gobierno han comenzado a dejar de escucharlo para actuar sin esperar que tome decisiones. Aguardar a que se asuste y decida a cambiar las cosas -como le pasó frente al presidente Donald Trump-, puede ser letal para la población. Depender de un líder cuyo ego es mayor que el interés público, es de alto riesgo para la nación.

El antídoto al proceder presidencial lo produjo la Guardia Nacional, que elaboró un Plan de Continuidad de Operaciones para hacerle frente al COVID-19. El documento tiene 28 páginas y fue preparado en la última semana por la Dirección de Logística y Adiestramiento, y de Planeación y Análisis Estratégico. En él se refiere a la velocidad del contagio y anticipa que el número de muertes y países afectados aumentará.

En México, desde el punto de vista de seguridad pública y nacional, agrega, "la situación puede agravarse toda vez que al contar con una tasa alta de infectados puede colapsar los sistemas sanitarios y provocar bajas sustanciales en la fuerza laboral. Si además se limita el tráfico de personas y de mercancías, las repercusiones económicas pueden ser tanto o más graves que la propia enfermedad, lo que puede conducir a una CRISIS POLÍTICA Y DE ESTADO". (El énfasis es del documento original).

El diagnóstico difiere del análisis de la Secretaría de Salud, que es más optimista, sobre la capacidad hospitalaria y la velocidad en la que avance el virus. "Mientras los sistemas de salud hacen lo posible por prevenir el contagio, establecer mecanismos de detención temprana y finalmente dar una respuesta rápida y efectiva para contener la pandemia, los cuerpos de seguridad deben garantizar la paz pública". El documento no evalúa la estrategia de la Secretaria de Salud, avalada por el presidente, pero plantea los escenarios en función de una amplia variedad de variables, como densidad de población, registró histórico de índices delictivos, riesgos de saqueo en tiendas de conveniencia, infraestructura hospitalaria nacional, y las principales rutas de tránsito aéreo y terrestre. Hay una, que sugiere como detonador de la violencia social, las plataformas digitales utilizando las nuevas tecnologías.

"A través de redes sociales, usuarios de todo el mundo comparten información, en su gran mayoría no confiable ni fidedigna, que favorecen comportamientos colectivos sociales inconvenientes para la economía, el abasto de productos y mercancías, el orden, la seguridad, entre otros aspectos", subraya el documento. "Estos comportamientos ocasionan compas de pánico, acaparamiento, escasez e incremento de precios injustificados de productos de primera necesidad y pueden derivar en bloqueos, manifestaciones y alteraciones del orden y la paz públicos".

"Es en este sentido que ante situaciones de emergencia sanitaria como las que actualmente se enfrentan, que pueden desencadenar eventos de alteración del orden y la paz públicos por el pánico social generado, la escasez de productos de primera necesidad, de artículos de sanitación y desinfección o bien, afectaciones al funcionamiento de los servicios médicos de atención u hospitalización por padecimientos infecciosos respiratorios, que los elementos de la Guardia Nacional deben ser garantes para asegurar que estas actividades se desarrollen con el mayor orden y normalidad posibles".

El escenario que plantea la Guardia Nacional es preocupante, en la medida en que las acciones que está tomando el gobierno se asemejan más a la estrategia que siguió Italia (que tiene 60 millones de habitantes), donde la pandemia está descontrolada y este jueves superó en número de muertes a China (con 1,380 millones de habitantes). Las estimaciones de la Secretaría de Salud se hicieron sobre los datos de la influenza, aunque tampoco parecen haber analizado sin ideología el caso de Estados Unidos, donde errores similares en el principio causaron un rápido contagio a nivel nacional.

En el documento se ubican con precisión los lugares con el potencial de mayor saqueo -el 39% del robo es de alimentos y bebidas-, que se encuentran en el centro del país y la parte media y baja de Veracruz, y se proponen "lugares de intervención" para mitigarlo, mediante el impedimento de bloqueos carreteras que impidan el propósito "de llevar los alimentos a las tiendas, los combustibles a las estaciones de servicio, el oxígeno a los hospitales, las medicinas a las farmacias".

En síntesis, la Guardia Nacional está preparándose para, ante la eventualidad de un caos, meter orden y evitar el colapso.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.10-A del periódico El Informador del 20 de marzo de 2020).

El coronavirus provocará una fuerte caída del Producto Interno Bruto (PIB) de México. Por el momento es inútil tratar de aventurar una cifra. Puede ser 4%, como indica Credit Suisse o más grande, pero no sabemos.

En la medida en que ignoramos el tamaño del golpe, no podemos decir si bastará con los 180,000 millones de pesos que el congreso aprobó para hacer frente a la emergencia sanitaria y económica. Cuánto costarán los cuidados médicos dependerá de la duración de la emergencia sanitaria, del número de enfermos y del esfuerzo que se haga para detectarlos.

El costo de la emergencia económica es, quizá, más complicado de calcular. ¿Cuánto quiere intervenir el gobierno? ¿Habrá rescate de empresas... grandes, medianas o chicas? ¿Qué mecanismos utilizará? ¿Cómo se reducirá la pérdida de empleos? En relación con la mitigación del impacto social, ¿qué apoyos habrá para los trabajadores? ¿Qué tratamiento se dará a los 32 millones de personas que trabajan en la informalidad?

En casi todo el mundo se están haciendo preguntas similares.

En México, los empresarios piden al gobierno acelerar el pago a proveedores de Pemex y CFE y apresurar las devoluciones pendientes del IVA. Además, retoman el tema de la depreciación acelerada de las inversiones y un sueldo de subsistencia para los trabajadores que pierdan su empleo. Al pliego petitorio de los empresarios le faltan referencias a los compromisos que asumen con los grupos más vulnerables.

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no ha entrado de lleno al tema, pero deberá hacerlo pronto porque el escenario económico se ha descompuesto de forma muy acelerada. Sus primeros comentarios indican que aún no asume que viene una crisis económica muy fuerte. En la Convención Bancaria habló de condiciones inmejorables para el crecimiento y dio por hecho que México estaba blindado, gracias a las reservas de divisas del Banxico, el Fondo de Estabilización y el manejo de las finanzas públicas.

¿Qué medidas se tomarán en materia económica? El presidente parece empeñado en mantener la hoja de ruta que trazó para 2020, a pesar de la tormenta, el mar alebrestado y la fragilidad de la embarcación. En todos los países petroleros hay un recorte de los planes de las empresas del sector. En México, AMLO mantiene su sueño de lograr que Pemex sea lo que nunca fue. A la luz de las nuevas circunstancias, la obsesión del presidente por Pemex hará muy difícil dotar de recursos a muchos sectores y grupos que están amenazados por la crisis del coronavirus: hoteles y restaurantes, por ejemplo. El presidente no quiere salvar a los grandes empresarios y tiene razón. [Pero] La intervención pública se justifica para evitar el efecto dominó. El cierre de una empresa grande arrastra a proveedores y trabajadores y produce una espiral de miseria.

Luis Miguel González
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 21 de marzo de 2020).

Un sistema federal es el que parte de la idea que las unidades centrales del sistema político son los estados, en donde descansa la voluntad del pacto. Somos un país con alma centralista, en donde nos decimos federales pero el dinero y las competencias las tiene el gobierno federal.

Enrique Toussaint Orendáin
(v.pág.5-B del periódico El Informador del 22 de marzo de 2020).

Las autoridades europeas se han comprometido a sostener la mayor parte del sueldo de los trabajadores durante el confinamiento y apoyar fiscal y financieramente a las empresas para evitar su desplome ahora y después del estado de shock. Nuestras finanzas públicas no sólo no tienen la fortaleza necesaria, tampoco podrían hacerlo aunque quisieran: más de la mitad de los trabajadores mexicanos labora en el sector informal, sin prestaciones, seguridad social o respaldo de alguna especie. Es decir, viven al día. Algunos ya lo han dicho, "prefiero correr el riesgo de una gripe que quedarme sin comer durante varias semanas".

El viernes un grupo de vendedores ambulantes en Acapulco paralizó una avenida en protesta por el cierre de restaurantes en la zona porque eso representa una amenaza contra su modo de vida. Para el ciudadano europeo un confinamiento financiado por el Estado, así sea forzado, es un trueque aceptable, un incordio comprensible a cambio de mantener la salud. Para la mitad de la población mexicana, equivale a un salto al vacío, una exigencia inadmisible. No se quedarán cruzados de brazos. Un país en el que la mera incertidumbre provoca acaparamiento y compras de pánico de papel de baño hace temer por la caja de Pandora que abriría un apagón indiscriminado y un llamado al "sálvese como pueda".

El confinamiento obligado a un precio tan alto sólo tiene sentido si las autoridades están en condiciones de hacerlo cumplir. En Francia existe en la práctica un estado de sitio. Para salir a la calle, incluso para ir de compras al mini súper del barrio, todo ciudadano requiere un permiso que debe descargar por online y firmar, introducir la fecha, edad y motivo de su traslado (y solo sirve para una vez). La policía impone multas punitivas que incluso pueden llevar a la cárcel a un infractor. ¿Están las autoridades mexicanas en condiciones de ordenar a sus ciudadanos un confinamiento que serán incapaces de hacer cumplir?

Puedo entender la impaciencia de los que ven pasar los días sin que el gobierno imite las medidas tomadas en Europa. Está claro que, como dice The Economist, tendremos que elegir entre 2 males (combatir la pandemia de manera radical o el riesgo de una bancarrota económica de alcances impredecibles). Pero hay un escenario aún más penoso: quedarnos a medias. Lo peor de los 2 mundos sería autoinducir el coma a la actividad productiva como se ha hecho en Italia o Francia y de todos modos padecer la pandemia porque gran parte de la población siguió contaminándose.

¿Hay vías intermedias? Valdría la pena explorarlas. Alemania ha clausurado espacios públicos, pero no la actividad productiva de manera indiscriminada e igual que Corea volcó su esfuerzo al sector salud. Ambos tienen las más bajas tasas de mortalidad sobre la población contaminada.

Jorge Zepeda Patterson
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 22 de marzo de 2020).

El carroñavirus.

(V.pág.4-A del periódico El Informador del 23 de marzo de 2020).


La actitud del jefe del estado mexicano respecto de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19 resulta todo un misterio: ¿por qué no sigue las recomendaciones que emite su propio gobierno, y por qué, de manera significativa, sigue llevando a cabo giras y participando en eventos masivos, así como viajando en vuelos comerciales?

Lo más grave, quizá, es que no se modificaron criterios ni prioridades de gobierno, y pareciera que la decisión ha sido simplemente seguir haciendo más de lo mismo.

Lo que no se ha considerado suficientemente al respecto es que estamos ante otro país, que enfrenta severas crisis: la violencia homicida se mantiene y los feminicidios y las violencias contra las mujeres continúan; la parálisis y el decrecimiento económico se acentuarán, y todo en medio de un país lleno de desigualdades y una profunda pobreza que, por lo que viene en las siguientes semanas, se profundizará.

La idea que el presidente tenía de una 4a. transformación para el país al inicio de su gobierno debe, ante la complejidad presente, si no abandonarse, sí modificarse radicalmente en sus metas y objetivos de corto y mediano plazo; pues debe recordarse que uno de los supuestos fundamentales de ese planteamiento es que la economía nacional crecería a un ritmo promedio del 4% anual; lo cual hoy, es llanamente imposible.

Lo que toca en este momento es atender lo urgente: la crisis epidemiológica. Evitar una catástrofe económica con medidas emergentes tanto en la estructura como en las prioridades del gasto público; y mediante el diseño de un paquete de acciones para mantener funcionando en la medida de lo posible a la economía, pero también para reactivarla lo más rápido y con el mayor dinamismo posible, en un escenario de parálisis económica global.

Un presidente con un mandato democrático a favor del bienestar generalizado de la población no puede obviar, en estas medidas, considerar para el rediseño de su gobierno: a) que en estos meses de confinamiento social probablemente se incremente la violencia contra niñas, niños y mujeres; b) que en los hogares de los 14.5 millones de personas que viven en la informalidad laboral se profundizarán las carencias; c) que las personas en situación de calle enfrentarán muy probablemente los peores efectos de la crisis sanitaria; d) que los rezagos sociales y las carencias de infraestructura básica se mantienen y que es urgente reconocer que no se resuelven con transferencias directas de ingresos; y e) que la construcción de un sistema universal de salud requiere de mucho más que la idea original que se tiene del INSABI.

El presidente debe sopesar muy bien las decisiones que deberá tomar las siguientes semanas: ¿Llevará a cabo cambios en su gabinete? Y si lo hace, ¿Qué perfiles requiere para levantar a un país que está enfrentando y encarará una de las peores crisis en los últimos 50 años?

¿Modificará la lógica de su gobierno, y pasará a un modelo que optimice sus tiempos y permita mayor trabajo de coordinación con su gabinete, pero también con los gobiernos estatales y municipales?

Lo que está en juego es la viabilidad del país para los siguientes 30 años, considerando sobre todo un escenario internacional cuya palabra descriptiva es la de la incertidumbre.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 23 de marzo de 2020).

El vacío de liderazgo ante la pandemia del coronavirus que ha dejado el presidente es enorme. Ya hemos comentado que las sorprendentes reacciones del presidente López Obrador ante el virus han llamado la atención internacional por su irresponsabilidad y frivolidad. Los mexicanos, que nos disponemos a entrar en las fases críticas de la epidemia, somos objeto de compasión por parte de la comunidad mundial por no poder contar con alguien que tome las decisiones debidas. También como hemos comentado en este espacio, la propia sociedad ha tomado en sus manos las decisiones que amerita la gravísima situación por la que atraviesan muchos países y que el nuestro no es la excepción.

Quizá sería momento que ante la irremediable tragedia que se avecina, los medios de comunicación ponderasen mejor la necesidad de difundir los dislates presidenciales. Quizá una nota al final del noticiero, algo así como "de color" o como un espacio para el humorismo involuntario. El presidente no debe ser tomado en serio, él se mantiene al margen con sus oraciones, estampitas y chistoretes. Que se le dé el espacio correspondiente. Lo que urge a los ciudadanos, a los que buscan información seria y responsable es encontrar opiniones de especialistas, de responsables a nivel técnico de lo que sucede en México con la pandemia. Declaraciones de gente sensata, de líderes en otras materias y de otros países que transmiten su experiencia o gobernantes locales que saben tomar decisiones en momento de dificultad extrema.

Pero en política los vacíos se llenan. El hueco que ha dejado el presidente se comenzará a llenar tarde que temprano quizá con varios personajes de distintos perfiles. Han sido notables en estos días los casos de Claudia Sheinbaum y Enrique Alfaro, de la CDMX y Jalisco, respectivamente. En el caso de Sheinbaum seguramente no le fue sencillo cortar el hilo de vida que ha mantenido para todo con el presidente López Obrador. En la misma semana del "detente", ella salió a dar un anuncio que daba tranquilidad, confianza. Hizo una evaluación del problema hasta entonces y mencionó que estaba preparado su gobierno para tomar las decisiones que fueran necesarias y que no dudaría en tomarlas por difíciles que fueran. El día de ayer anunció cierres en lugares públicos en un evento en el que ya había distancia física suficiente entre quienes participaban y las medidas anunciadas durarán, cuando menos, un mes.

Alfaro tomó con la seriedad debida el asunto. Hizo de la comunicación no un escondite -como AMLO- sino una palanca de conexión con sus gobernados. Ha dado información, la que tiene, buena o mala; no ha escatimado los datos ni ha temido el posible juicio por tomar decisiones drásticas. El silencio, en estas situaciones, opera en contra, lo mismo que pensar que todo se puede posponer. No hay escenario bueno. Para estos días, el gobernador de Jalisco pidió a sus gobernados que se mantuvieran cuando menos 5 días encerrados porque entrarían en "un pico". En un mensaje bien estructurado explicó las razones y los riesgos de no tomar una medida de esa dimensión. Por las imágenes que difundieron los medios, le hicieron caso. Y claro, lo que los ciudadanos quieren en estos momentos es guía. Bien, muy bien, por Sheinbaum y Alfaro.

Juan Ignacio Zavala
(v.pág.38 del periódico El Financiero del 23 de marzo de 2020).

Dos posiciones contrarias están polarizando a la sociedad mexicana. Una sostiene que el gobierno está tomando las medidas adecuadas para enfrentar el Covid-19, al restringir actividades de manera gradual y permitir que continúe el movimiento económico, mientras que otra plantea que deben restringirse de inmediato todas las actividades, sin importar los daños a la economía.

El Pontificio Colegio Mexicano en Roma escribió una carta este 20 de marzo al arzobispo Rogelio Cabrera López de Monterrey, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que decía: "Vemos con preocupación las noticias en México, y percibimos la misma realidad que se presentó al inicio de los primeros contagios aquí en Italia... Aquí mismo, en el Colegio, al inicio no entendíamos la gravedad de esta situación... Ahora todos estamos conscientes de la gravedad del problema".

No son los únicos. Un consultor importante cuestiona mi apoyo a la estrategia gradual del gobierno. Afirma que países como Estados Unidos y el Reino Unido se equivocaron: "Pensaban que el Covid-19 podría tratarse de manera similar, es decir, sin medidas de choque, como se trata la influenza... Hoy hay un reconocimiento de que el retraso en la aplicación de medidas de choque fue un error". Las razones son la facilidad de contagio, "2 veces mayor" que la influenza, y una tasa de mortalidad "por lo menos 50 veces mayor" (que no corresponde a las cifras que yo tengo). En este caso no se puede usar el protocolo que se aplica para una epidemia "normal".

Yo sigo coincidiendo con la posición formal del presidente de que los epidemiólogos deben definir las estrategias, aunque estoy en desacuerdo con los desplantes que pretenden que López Obrador tiene una "fuerza moral" que lo exenta de contagios o que los amuletos religiosos protegen de infecciones.

El Covid-19 se está expandiendo a una velocidad superior a otras epidemias. No tenemos ni vacunas ni tratamientos ni defensas naturales. Como las personas asintomáticas pueden contagiar la enfermedad, es muy difícil detener su expansión, sobre todo en la ausencia de pruebas, las cuales son caras.

China, epicentro del brote, trató de ocultar primero la información, al grado de censurar a un médico que advirtió que había un nuevo tipo de neumonía y que después fallecería por el Covid. Más tarde tomó medidas autoritarias para restringir el movimiento de personas y utilizó la fuerza pública para obligar a la gente a permanecer en aislamiento. Italia y España han tomado también medidas autoritarias de aislamiento, dando un fuerte golpe a sus economías, pese a lo cual han seguido creciendo los contagios y las muertes.

Una de las pocas historias de éxito ha sido la de Corea del Sur, que ha aplicado medidas de aislamiento, pero no indiscriminadas, sino basadas en el programa de pruebas más extenso del mundo. Esto ha permitido aislar a pacientes asintomáticos. No sorprende que, después de esta experiencia, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, haya declarado que la prioridad es: test, test, test.

La pandemia ha tardado en entrar a México, pero lo hará ineludiblemente. Hay que enfrentarla con inteligencia. Decretar un aislamiento autoritario puede tener un impacto mayúsculo en la economía y al final ser más costoso que la pandemia. La experiencia sudcoreana sugiere en cambio hacer pruebas, pruebas, pruebas.

Sergio Sarmiento
(v.periódico Mural en línea del 23 de marzo de 2020).

La enfermedad de México.

Paco Calderón
(24 de marzo de 2020).


México está enfermo. Por el coronavirus, claro, pero también por otro virus igualmente nocivo y peligroso. Ese virus se llama 4T. El aberrante populismo de López Obrador, su patente desprecio de la ley, su caprichoso absolutismo están haciendo que la Nación vaya por un camino lleno de riesgos, ominoso. La conducta de AMLO tiene por momentos mucha semejanza con la de un dictador. Sus dogmas y prejuicios lo mueven a tomar decisiones arbitrarias e inconsultas que causan daños graves al país y lo aíslan cada vez en mayor medida de la comunidad internacional. La última de sus arremetidas fue la cancelación del proyecto cervecero que en Mexicali había iniciado la empresa Constellation Brands. Ciertamente para conocer a plenitud el caso habría que escuchar las opiniones de quienes se han opuesto a esa planta por considerar que su funcionamiento pondrá en riesgo los recursos acuíferos de la comarca. Según los informes disponibles, sin embargo, la dicha empresa había obtenido ya todos los permisos necesarios para su establecimiento y para la construcción de sus instalaciones, incluyendo el estudio sobre impacto ambiental. Si no se prueba que hubo alguna forma de corrupción para conseguir tales autorizaciones cabe preguntar entonces a López Obrador por qué esperó tanto tiempo antes de consumar su acción contra esa obra, cuando se habían hecho ya inversiones millonarias en dólares en ella y sin tomar en cuenta que al impedir el funcionamiento de la empresa se priva de trabajo a millares de bajacalifornianos. De nueva cuenta el Presidente buscó soslayar su responsabilidad personal bajo el disfraz de una "consulta popular" hecha a su personalísima manera, un acto lleno de irregularidades y sin sustento alguno en la legalidad, circunstancia que de cara a la ley hace de la tal consulta un acto sin efecto jurídico alguno, por lo cual a nadie obliga, y carente de todo fundamento racional. Populismo, populismo puro; absolutismo dictatorial sin límites. Tengo amigos en Mexicali y en Tijuana. Unos y otros me aseguran que Jaime Bonilla, gobernador de Baja California e incondicional paniaguado de López Obrador, ha expresado privadamente su contrariedad por la cancelación de la citada empresa, que trae daño económico a su estado y lo priva de una fuente importantísima de empleo. La opinión pública del estado ha manifestado también su desacuerdo ante la medida. Eso por lo que se refiere a los aspectos interiores del asunto. En lo que hace al exterior los males que origina el atropello de AMLO son aún más grandes. Se sabe bien que no hay nada más temeroso que el dinero. Al primer signo de riesgo se va o deja de venir. Lo sucedido en el caso de la Constellation Brands habrá de reducir considerablemente el margen de confianza de los inversionistas extranjeros en relación con México, pues verán en él a un país sin leyes en el cual impera la voluntad de un solo hombre y donde un reducido número de votantes en una consulta ilegal puede destruir en un día un trabajo de años y dar al traste con una cuantiosísima inversión. En un ámbito como el que impera en México hoy por hoy, de temor por la pandemia, de alza jamás vista del dólar, de caída en el precio del petróleo, de vacilantes finanzas públicas, de inseguridad, la desorbitada acción del Presidente es nuevo factor de inquietud por el futuro del país. En lo relativo a la epidemia de coronavirus las autoridades de salud nos aseguran que será posible controlarla. ¿Podrá México resistir a ese virus tan activo y de tanta peligrosidad, tan errático y caprichoso, al que nada ni nadie parece limitar y poner freno, que es el régimen absolutista de López Obrador?

Armando Fuentes Aguirre
(v.periódico Mural en línea del 25 de marzo de 2020).

Al corto plazo la fase del plan de contingencia durará de 30 a 40 días, esto quiere decir hacia mediados de mayo, y la 3a. fase podría prolongarse hasta el mes de agosto. En realidad la agenda de nuestras vidas de todo este año ha sido tomada y modificada radicalmente por la pandemia del coronavirus.

Y al largo plazo, una cierta recuperación de las consecuencias económicas y de retorno a las actividades educativas, laborales y de esparcimiento nos llevará al menos los próximos 2 o 3 años.

Tengo conocidos y familiares que pensaban que la expansión de este virus sería un trastorno de apenas unas semanas. No ha sido así y será peor de lo que nos imaginábamos.

Cambios tan drásticos en nuestras vidas cotidianas pueden llevarnos a la desesperación o la frustración. Para manejar esta situación inesperada más vale aceptar que esto tardará en superarse y adaptarnos a esta emergencia. Por eso pienso que es útil pensar en "administrar la cuarentena".

Pensar que nuestras actividades se cancelarán, pero no para siempre, y que ciertos llamados a resguardarnos no durarán toda la emergencia, sino que habrá periodos de cuarentena temporales, como el que tuvimos en Jalisco, y que sea necesario volverlos a aplicar más adelante.

Pero además de "administrar la cuarentena", es necesario reflexionar sobre las decisiones políticas, económicas y sociales que nos han traído hasta aquí para ir tejiendo una salida que no nos lleve de nuevo a este desastre civilizatorio.

Rubén Martín
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 25 de marzo de 2020).

Las cuentas no son alegres El gobierno se dice listo para enfrentar la pandemia del COVID-19. Esta semana han saturado a la opinión pública con el inventario de equipo para combatirla y una narrativa para inspirar confianza. El subsecretario de Salud, Hugo López- Gatell, el designado líder para esta batalla, ha insistido en que la estrategia seguida por el Gobierno ha sido la adecuada. El epidemiólogo ha utilizado las analogías de muertes con otros países en donde las diferencias son monumentales. Al saturar con información y no enfatizar en el objetivo que se busca, genera expectativas falsas que no ayudan a la fase 2 que se vive, el distanciamiento social.

La estrategia que ha seguido el gobierno mexicano es la estrategia estándar en el mundo: contención y mitigación. Lo que difiere es cómo cada gobierno la ha venido aplicando. No está claro con la información que se ha dado, cuál es la escala de cada paso. Sobre lo que es público, en materia de contención México va retrasado a las acciones que han tomado la mayor parte de los gobiernos. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha ayudado a López-Gatell al afirmar que México no se puede comparar con otras naciones, por las características de su cultura y fortaleza familiar, lo que no es científico.

México se parece más a la 1a. estrategia del Reino Unido que a la del resto del mundo. El primer ministro Boris Johnson adoptó un manejo diferente al resto de Europa, que apostó a suprimir el virus mediante la contención y el distanciamiento social, y se recargó en la mitigación para evitar que se saturara el sistema de salud y protegiera a los grupos más vulnerables. Bajo esa estrategia, 60% de la población, particularmente jóvenes, contraería el virus y mejoraría, asumiendo que surgiría una especie de "inmunidad de manada", que protegería a los más vulnerables. López-Gatell, sin llegar al detalle de Johnson, dijo hace 10 días que sería conveniente que López Obrador "se contagiara" para que quedara inmune a la enfermedad. Johnson cambió radicalmente su estrategia la semana pasada cuando sus asesores científicos le advirtieron que si la mantenía, la tasa de mortalidad podría llegar a 250,000 personas en el Reino Unido.

Johnson ordenó medidas radicales este domingo de distanciamiento social obligatorio. En México hay toda una variedad de medidas de contención, donde las más laxas son las del gobierno federal que, a la vez, son superadas por los gobiernos de los estados, como le ha sucedido al presidente Donald Trump. El problema actual en Estados Unidos, es que el número de contagios está rebasando al sistema de salud. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, dijo que tienen 70,000 camas para enfrentar el coronavirus, pero necesitan 140,000. El problema de las camas y los equipos en los hospitales, ante el ritmo acelerado del contagio, ha metido en crisis a prácticamente todos los países.

Estados Unidos tiene 2.4 camas por cada mil habitantes, que es lo mismo que tiene España. Italia tiene 2.6, mientras Japón y Corea del Sur tienen 7 y Alemania 6. Estos son los datos de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que ubican a México con 1.4 camas por cada mil personas. Cuomo dijo que tenían 3,000 camas para terapia intensiva, pero se necesitaban 40,000. En todo el sector federal mexicano, dijo López-Gatell, hay 4,291, y 400 más podrían reconvertirse.

Los números fríos muestran la escala del problema y permiten a cada quien llegar a su conclusión sobre lo que podría suceder en México. Sorprende el interés por minimizar el tamaño de la crisis, que no ayuda a fortalecer el distanciamiento social, y menos aún el encierro voluntario. López-Gatell asegura que todo va de acuerdo con la estrategia y que el sistema de salud está listo. Una vez más, ojalá tenga razón.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 26 de marzo de 2020).

En contradicción directa con el gobierno federal, el de Jalisco decidió adelantar las medidas de aislamiento social. Claramente se trata de una estrategia distinta a la que tiene el secretario de Salud de facto, Hugo López-Gatell que, dicen los que están cerca de él, tiene muy claro cómo prolongar la curva y llegar al pico en 3 meses en lugar de tres semanas, pero claramente los gobernadores y secretarios de Salud de los estados no están cerca de él, pues cada uno tiene su estrategia.

Se agradece que en Jalisco tengamos un gobernador que se toma en serio el tema de salud pública y no uno como Miguel Barbosa en Puebla, que es capaz de decir que el coronavirus es una enfermedad de ricos y que "los pobres no nos enfermamos" (no se qué mentira me enoja más, que diga que los pobres no se enferman o que diga que él es pobre; ni qué resulta más increíble, si quién minimiza la pandemia sea una gobernador o un diabético crónico candidatazo a tener complicaciones por el COVID-19). Sin embargo, en Jalisco el único que está en competencia con el gobierno federal es el gobernador, los gobernados no: a nosotros nos gobierna, nos obliga y debemos atender tanto las políticas locales como las federales.

La recomendación de la Secretaría de Salud federal es aislamiento hasta el 19 de abril; la de el presidente (que parece estar más en sintonía con Barbosa y con el alcalde de Zacatlán) es que vayamos a cenar a las fondas y solo cuidemos a los mayores y los enfermos, y la del gobernador es que aguantemos hasta el domingo y luego vemos. Unificar el discurso nos ayudaría a entender mejor, pero sobre todo a que todos hagamos lo que nos toca hacer.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 26 de marzo de 2020).

Que el presidente mande a casa con goce de sueldo a los mayores de 65 años es una medida en la dirección correcta para contrarrestar el virus, según coinciden todos los expertos tanto en salud como en economía. Ambos grupos de especialistas también coinciden en que no es suficiente: se necesita más aislamiento y más dinero a la gente que no tiene como hacer "home-office".

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 26 de marzo de 2020).

Este gobierno -ni ningún gobierno mexicano de ningún tiempo- no tiene dinero o medios para sufragar con el erario el que los mexicanos se queden en casa días, y menos semanas. No hay para eso.

Salvador Camarena
(v.pág.39 del periódico El Financiero del 26 de marzo de 2020).

Comienzo por reconocerle al gobernador Enrique Alfaro y a los presidentes de los municipios del estado, en particular al de Zapopan, Pablo Lemus, por actuar de manera inteligente y responsable ante la pandemia del Covid-19.

Aplaudo sus declaraciones, pero más que todo, sus acciones, con las cuales nos han hecho sentir a los ciudadanos más protegidos al saber que vivimos en un lugar donde las medidas de prevención en materia de salud, por difíciles que sean o exageradas que parezcan, se adoptan a tiempo y con base en evidencias científicas y no de manera tardía, o con recomendaciones contrarias a las que el mundo entero está aplicando y al más elemental sentido común que en este caso nos dice que es mejor distanciarse que abrazarse.

Yo creo que las sospechosas bajas estadísticas de contagio y muertes que muestra México comparadas con las del resto del mundo, y en especial con las de países vecinos que muestran datos mucho más alarmantes (los virus no respetan fronteras ni nacionalidades) se deben a que acá no se han hecho pruebas suficientes y al ocultamiento de datos, y no a que el sistema de salud mexicano y las medidas "preventivas" adoptadas por el gobierno federal sean extraordinariamente eficaces. Si así fuera, el secretario de Salud de México debiera dictar los protocolos de la Organización Mundial de la Salud para enfrentar pandemias.

Me pareció atinado el comentario que el gobernador Alfaro hizo al referirse al caso de Italia o España: "No actuar a tiempo por cuidar la economía antes que la salud, los llevó a quedarse sin economía y sin salud".

Tranquiliza saber que el gobierno de Jalisco ha decidido no tomar decisiones a ciegas y que para conocer la realidad y actuar en consecuencia, comenzará la aplicación de pruebas masivas para la detección del Covid-19 y así estar en posibilidad de reducir el número de contagios.

Tranquiliza saber que Jalisco se ha preparado para aislar los casos que lleguen a necesitar hospitalización en tres sanatorios, el Hospital General de Occidente, el Hospital Civil y el Hospital Regional de Puerto Vallarta, y que hayan destinado 233 millones para su equipamiento, insumos, equipo de protección, ventiladores de soporte respiratorio, etcétera. Tranquiliza saber que han habilitado 20 ambulancias especiales para el traslado de pacientes con cuadros críticos del Covid-19.

Tranquiliza saber que se ha puesto en marcha un Plan de Apoyo Económico con una bolsa de mil millones de pesos para que las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) jaliscienses puedan mantener empleos. Tranquiliza saber que el plan de prevención incluirá la suspensión de vuelos de pasajeros procedentes de ciudades en estado de alerta sanitaria.

Sin embargo, desgraciadamente, Jalisco no es una isla, y a pesar de los esfuerzos estatales para cuidar la salud de los que aquí vivimos, todos los mexicanos en alguna medida sufriremos la irresponsable ligereza y trivialización con la que el presidente de la república ha tratado esta pandemia.

Todas las recomendaciones que el presidente ha hecho con relación al Covid-19 indican que el plan del gobierno federal es correctivo en lugar de preventivo, que dejarán que la naturaleza actúe por sí sola y que la intervención de las autoridades para intentar reducir contagios y muertes será mínima.

No veo que estén preparados para afrontar lo que pasará si la naturaleza y la casuística se ensañan con México, pues no habrá hospitales, camas, equipos ni funerarias suficientes para atender enfermos críticos y guardar cadáveres. (En Madrid ya se tuvo que habilitar una pista de hielo como morgue temporal).

Mientras la salud de Jalisco está en manos del gobierno del estado, la salud de México está en manos de la "suerte, de la eficacia de los amuletos y las oraciones", y en la creencia -que sólo existe en la mente del presidente- de que al ser "herederos de una civilización y cultura milenaria" los mexicanos (sólo los indígenas supongo) somos más resistentes a este virus que los habitantes de otros países.

Cuando de cuidar la salud y la vida de las personas se trata, es mejor "pecar" de precavido que de omiso, y las diversas medidas preventivas que se han tomado en Jalisco las veo como la compra de un seguro médico, que siempre será mejor tener y no necesitar, que necesitarlo y no tenerlo.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(27 de marzo de 2020).

Los costos, las facturas para quienes tienen una posición de autoridad y/o de poder, empiezan a cargarse y a repartirse. Y todos van a pagar en mayor o menor medida, dependiendo de la mala fe, del nivel de marrullería, de la calidad y cantidad del cálculo político electoral que se han atrevido a estimar en plena crisis cuando en muchos casos, ni siquiera, se tiene una mínima idea de los alcances, de la magnitud de la pandemia. Como dijo en estos días un político italiano: "en estos momentos lloramos; ya llegará el tiempo de pasar las cuentas". Y así será en todo el mundo.

En el contexto reactivo en el que todavía estamos, en México particularmente, no podría decir que se están tomando las mejores decisiones en ningún sentido y desde ningún orden gubernamental.

Laura Castro Golarte
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 28 de marzo de 2020).

Para hacer frente a la emergencia del coronavirus, Alemania ha anunciado un paquete de medidas que equivale a más de 15% de su PIB. En Japón las primeras acciones se proyectan para costar 10% del PIB. Un porcentaje similar es lo que vale el programa de Estados Unidos, 10%.

En México no está claro qué haremos. En 1er. lugar porque el presidente no ha terminado de entender lo que la pandemia implica en salud, economía y sociedad. AMLO afirma que hay 400,000 millones de pesos y que con eso basta y sobra "porque no hay corrupción". No es así. En materia de salud, México deberá reforzar lo que tiene, en infraestructura física y humana. Para ello necesitará un presupuesto adicional multimillonario. Esto ha ocurrido en todos los países. México también deberá acudir a los mercados internacionales a hacer compras de pánico de respiradores, mascarillas y reactivos para pruebas. En caso de conseguirlos, pagaremos caro y en dólares. La producción mundial no alcanza para abastecer una demanda que apareció de la nada y crece día a día.

Calcular el monto de recursos que se necesitarán en materia económica es, en este momento, más tarea de adivinos que de economistas. Ha quedado atrás el escenario más optimista que describía una crisis en forma de V, con una caída rápida seguida por una recuperación también muy rápida. Será una U, una W o, en el peor escenario, tendrá forma de L. De cualquier modo, no será automática ni barata.

En 1er. lugar, está el reto de la mitigación del daño por la parálisis de la actividad. Es un coma inducido para ganar la batalla de salud, que dejará sin ingresos a millones de personas y en la quiebra a decenas de miles de negocios (si la crisis sanitaria no resulta de duración breve). Las personas necesitan transferencias de dinero. Los negocios pequeños requieren facilidades en el pago de sus obligaciones y créditos blandos. Las grandes empresas necesitarán rescates millonarios.

Más adelante vendrá el reto presupuestal de la recuperación. JPMorgan calcula que la caída en el 2o. trimestre para México será de 35% y proyecta una recuperación de 17% en el 3er. trimestre. ¿Cuánto costaría reducir la caída de abril a junio e incrementar el crecimiento en el 3er. trimestre? La respuesta depende de lo que ocurra en el frente sanitario y del desempeño de Estados Unidos en economía y salud.

Hablando de costos y presupuesto, México no cuenta con un gran margen de maniobra. Estados Unidos, Alemania, Japón y China pueden gastar fortunas en reconstruir sus economías porque tienen acceso a buen costo a los mercados financieros y cuentan, además, con sistemas fiscales que recaudan con eficiencia.

El Gobierno de México no se puede quedar con las manos cruzadas mientras la economía entra en coma, pero no cuenta con recursos suficientes para enfrentar una crisis que podría ser mayor a las de 1982, 1994 o 2009. Entre las cosas que sí se pueden hacer es cancelar o postergar el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de Dos Bocas. Hacerlo es necesario porque liberará recursos que pueden tener mejor uso en otro rubro. Necesario, también como gesto de reconciliación con la realidad de parte del presidente. Necesario, pero no suficiente. En el presupuesto 2020 hay 135,000 millones de pesos para los 3 proyectos.

En este contexto, más pronto que tarde tocará discutir opciones como crecer la deuda y tener un presupuesto con déficit. No es lo ideal, entre otras cosas porque hemos tenido experiencias horribles con el endeudamiento y los desequilibrios de las finanzas públicas. ¿Podemos hacerlo de otro modo, como país? ¿Podrán hacerlo bien AMLO y su equipo?

Luis Miguel González
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 28 de marzo de 2020).

No es posible que en nuestra ciudad, con la información difundida a través de los medios masivos de comunicación, veamos en calles, parques y lugares de "recreo" a tantas familias y que algunas instituciones tengan que andar "rogándoles" que permanezcan en sus casas.

Perder el sustento por falta de clientes, es algo que de alguna manera se podrá solucionar, pero perder la vida -o la de nuestros seres queridos- eso ya no tendrá remedio.

Dejemos a los vividores de la política que hagan su show, pero nosotros debemos de cuidarnos.

Es tiempo de dejar atrás la simulación y a los simuladores, a los que nos mienten diariamente diciéndonos que ellos traerán el cambio. Pero si no han sido capaces de cambiarse a ellos mismos, ¿cómo podrían hacerlo por los demás?

La pandemia no debe ser una obsesión por el dinero y el poder.

Cuauhtémoc Cisneros Madrid
(v.pág.9-A del periódico El Informador del 30 de marzo de 2020).

Mientras la sociedad, presa de incertidumbre y de angustia, se truena los dedos; mientras millones de mexicanas y mexicanos, personas que trabajan, luchan cotidianamente, se auto emplean y obtienen sus ingresos en la economía informal no saben de qué van a sobrevivir las próximas semanas; mientras los poderosos omiten o son laxos en su compromiso con aquellos que han contribuido a construir su riqueza; mientras algunos gobernantes en medio de la opulencia exaltan las virtudes de la pobreza; mientras los enfermos se preparan para "bien morir", el presidente y sus adláteres se aprestan a consumar en el Congreso de la Unión un desacato aberrante.

¡Cuidado! Muchas de las desgracias de nuestro país tienen que ver con el deseo incontrolado de quienes, llegando al poder, tratan de mantenerlo en sus manos. La razón es que no llegan a servir a la sociedad, sus motivaciones son otras. Están vacíos de Ética. La Moral, como dijo Gonzalo N. Santos, "es un árbol que da moras".

En el siglo XIX Porfirio Díaz, arguyendo la falta de democracia, se levantó en armas contra Benito Juárez proponiendo en el Plan de la Noria el principio de "Sufragio efectivo, no reelección". Con el mismo propósito encabezó el Plan de Tuxtepec contra Sebastián Lerdo de Tejada. Una vez sentado en la silla la ocupó más de 30 años.

El 5 de octubre de 1910, Francisco I. Madero promulgó, en contra de la dictadura de Díaz, el Plan de San Luis bajo el lema de "Sufragio efectivo, no reelección". El resultado de la elección se respetó unos meses y luego la violencia ensangrentó el cuerpo del país: La Revolución Mexicana. Más de un millón de muertos y la economía destrozada.

En 1928 el intento reeleccionista del candidato electo Álvaro Obregón concluyó con su asesinato.

En 1936 Cárdenas exilió del país a Plutarco Elías Calles que, después del "Maximato", aspiraba a reelegirse.

Aun cuando Miguel Alemán le hizo gestos a la reelección, la verdad es que no se atrevió. El principio de "Sufragio efectivo, no reelección" fue, por muchos años, un valladar insuperable para las ambiciones de algunos expresidentes: Echeverría y Salinas.

Debemos tener claro que el Estado funciona por sus Instituciones y que éstas, las Instituciones, están soportadas en principios.

Los principios son la base, el sustrato filosófico, ético, jurídico y político que da sentido y rumbo a la acción pública. Los principios, valga el ejemplo, son como los mandamientos religiosos, solo que para la vida secular.

Los principios son los grandes referentes, la brújula que deben orientar a quienes tienen la responsabilidad de conducir los destinos de una sociedad, de una nación.

Cuando se transgreden los principios, se viola la confianza que el pueblo depositó en sus gobernantes.

Y si el presidente, abusando de la mayoría incondicional de diputados y senadores que le obedecen ciegamente, "ordena" (para perpetuase en el poder, intención que no puede confesar), y aquellos en un acto de abyección le obedecen, estará propiciando conflictos cuyas consecuencias son impredecibles.

¡Cuidado! ¡No juguemos con la Historia!

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 30 de marzo de 2020).

El acuerdo del Consejo de Salubridad General que se difundió anoche, debió haberse dado a conocer el lunes temprano. El Consejo iba a sesionar en Palacio Nacional a las 6 de la mañana y durante la comparecencia pública del presidente Andrés Manuel López Obrador, sería él quien detallara lo acordado. Incluso, un borrador del acuerdo comenzó a circular desde el domingo por la tarde, pero las cosas no pudieron alinearse entre lo que piensan los doctores y los científicos, y lo que piensa el presidente. La gran diferencia es que en el acuerdo original no estaba planteada específicamente la emergencia sanitaria por razones de fuerza mayor, como se proclamó anoche.

Optó López Obrador por patear el acuerdo, desvincularse del anuncio, y que fuera un segundón, con credibilidad maltratada, quien lo anunciara. No es el mismo nivel. La palabra del presidente tiene densidad; la del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, vocero y pieza de sacrificio, viene en picada. El paso que dio para atrás el presidente se puede interpretar como una acción que busca evitar que las consecuencias de las medidas se le transfieran a él, y que recaiga en sus subalternos. Pero al mismo tiempo, lo desnuda como un líder político bueno para lo electoral y poco valiente para enfrentar, como ha sucedido en todo el mundo, los costos políticos que medidas antipopulares provocan. Su liderazgo sólo lo muestra en aguas mansas. Si hay tormentas, que asuma la responsabilidad el de abajo.

Las medidas anunciadas el lunes por la noche tienen que verse en 2 tiempos. El 1o. fue el acuerdo en sí mismo, donde las medidas que se proclamaron parecían más limitadas que las que originalmente aparecían en el borrador del acuerdo que circuló el domingo. Si este parecía laxo, muy general, y carente de instrumentos específicos para forzar la acción de aislamiento a posibles portadores del COVID-19, o de inspección, el acuerdo final es todavía más débil. Pero en el 2o. tiempo del anuncio, que es lo fundamental, se encuentra la declaratoria de emergencia sanitaria por razones de fuerza mayor, que apenas hace 2 semanas López-Gatell decía que no era necesaria.

La declaración de emergencia eleva el nivel de alarma a un estadio que no se había visto, y refleja la urgencia que mostraban algunos colaboradores de López Obrador que estaban pidiendo ser más contundentes, por el enorme miedo que proyectaban algunos la semana pasada sobre lo que se les venía. Las discusiones intramuros con la información que se venía procesando, prendieron las alertas en varios sectores, incluido el militar.

Llegó a plantearse una especie de toque de queda limitado para obligar al confinamiento, pero López Obrador se opuso. La racional del presidente es que afectaría los derechos humanos, lo que es cierto, al reducir y limitar las garantías individuales, aunque no se atrevieron a plantear el bien mayor. La desesperación de López-Gatell para que lo escuchen y la gente permanezca en sus casas, no recibió gran alivio. El subsecretario y su equipo ya saben lo que se viene, aunque han tratado de mitigarlo ante la opinión pública con una serie de mediciones con metodologías diferentes a las gráficas que presentan para comparar la evolución del virus con otros países, que ya han sido detectadas por algunos especialistas en estadística.

No habrá toque de queda ni estado de sitio, como reforzó López-Gatell lo que ha venido diciendo el presidente. Pero la emergencia sanitaria establece una serie de medidas que tocan a todos los ámbitos, público y privado, y otorga facultades extraordinarias a la Secretaría de Salud. En el acuerdo original disfrazaban las medidas sin la declaratoria de emergencia sanitaria.

El punto V daba autoridad a la Secretaría de Salud para "disponer de los medios del servicio público, de los diferentes modos de transporte concesionados por las autoridades correspondientes". El VII permitía "la utilización libre y prioritaria de los servicios telefónicos, telegráficos y de correos, así como las transmisiones de radio y televisión estableciendo las directrices informativas necesarias a fin de transmitir clara y oportunamente las medidas que se adopten para afrontar la contingencia". El I establecía "el aislamiento de personas que puedan padecer la enfermedad y de los portadores de gérmenes de la misma, por el tiempo que resulte estrictamente necesario".

No se pudo sacar adelante el 1er. acuerdo, concluido al comenzar la tarde del domingo, que establecía acciones por decreto, sin darle el marco jurídico que provee la Ley General de Salud. La manera como lo presentaron el lunes por la noche, incluye otras acciones contempladas en una emergencia sanitaria por fuerza mayor, como lo relacionado con reuniones de personas, que se redujo anoche de 100 a 50, o la eventualidad de establecer medidas específicas para aislar regiones amenazadas por el virus, que sería el equivalente a una suspensión de garantías acotada.

Por ahora, como señaló López-Gatell, lo que se ha dado es una exhortación a la población en territorio mexicano a cumplir con el resguardo domiciliario, mediante la "limitación voluntaria de movilidad". Es difícil que estas acciones no crezcan, sobre todo después de ver el inventario de insumos y equipos que mostraron anoche mismo las fuerzas armadas, insuficientes para la elevación súbita de casos que se vienen. El gobierno perdió tiempo para comprar insumos y medicinas, y están contra reloj, por no haber planeado con tiempo lo que se sabía que vendría.

Las medidas van acelerándose hacia el confinamiento, y a regañadientes del presidente, que parece estar convencido de que el coronavirus no tendrá un impacto en México como en otras naciones. Lo que sale altamente positivo de la proclama de anoche, es que se haya dado dentro de un marco jurídico, y no de la manera arbitraria como el presidente quería instrumentar las acciones mediante el uso discrecional de resoluciones individuales.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 31 de marzo de 2020).

La vida cotidiana en México parece complicarse no con el paso de los días, sino de las horas. Apenas la noche de este lunes se declaró la emergencia sanitaria nacional por la pandemia del coronavirus y se lanza un llamado a los mexicanos para que se convierta en una práctica generalizada el #QuedateEnCasa. Las autoridades establecieron una fecha perentoria: 30 de abril, así que será un mes completo de encierro... a reserva de lo que suceda para entonces, porque la expectativa es que los contagios no estallen.

La emergencia implica, además, que la mayoría de las empresas en el país dejen de laborar, para que los trabajadores vayan a sus casas. Una auténtica tragedia económica para millones, porque aunque legalmente los patrones están obligados a pagar un mes de sueldo con al menos un salario mínimo al día, para un porcentaje considerable eso será simplemente imposible.

Mientras tanto, en Jalisco el gobernador Enrique Alfaro había solicitado un par de horas antes de la declaratoria nacional, que el aislamiento voluntario continuara hasta el 19 de abril. Se quedó corto en ese sentido, pero lo más rescatable es que ofreció respaldo total a las medidas del gobierno federal.

Es la hora de la verdad.

En adelante, el mayor esfuerzo que deben hacer las autoridades del Estado y del gobierno de la 4a. Transformación es el de la comunicación. Una comunicación clara, sencilla y totalmente directa, sin contradicciones.

Es la única opción: que la mayor parte de las personas se queden en casa y eviten el contagio. De lo contrario, las trágicas escenas de muertes en España e Italia que recorren redes sociales y chats, tendrán ahora a los mexicanos como personajes centrales.

Queda claro que para un porcentaje considerable de la población el encierro no es opción. Es simple: o salen a trabajar o no comen. Será como jugarse un volado, porque ellos serán los que más expuestos estén al contagio y a las dificultades.

Ya será después, en mayo, cuando se retomen las discusiones y se hagan cuentas sobre el desempeño de unas y otras autoridades.

Por lo pronto, tenemos una realidad ya reconocida: no hay pruebas suficientes, ni siquiera para los que muestran síntomas, para la detección del coronavirus. Los respiradores que tenemos para auxiliar a quienes padezcan complicaciones severas apenas son más de 5,000 en el sector sanitario público; y además, las quejas por falta de aditamentos tan elementales como mascarillas y guantes siguen vigentes en clínicas del IMSS en varias partes del país.

Hasta el momento, ha fallado el abastecimiento. Se ofreció rapidez y no existió.

Jorge Octavio Navarro
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 31 de marzo de 2020).

La emergencia sanitaria era ya impostergable. El número de contagios confirmados este 30 de marzo, 1,094, era muy bajo, pero hay buenas razones para pensar que la cifra real es mucho mayor. Los 1,094 infectados representan 0.0008% de los 130 millones de habitantes del país. En cambio, 3 gobernadores, 9.4% de los 32, están infectados. Esta diferencia sugiere que el bajo número oficial de contagios se debe a que en México se han hecho muy pocas pruebas de confirmación.

La emergencia sanitaria ordena la suspensión, durante un mes, de las "actividades no esenciales". Se exhorta a la población a cumplir con un "resguardo domiciliario", el cual "será estricto" para personas mayores de 60 años y para quienes tengan condiciones como hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiacas o pulmonares, embarazo y otras. Sin embargo, se ha añadido una excepción: el "personal esencial de interés público podrá presentarse a laborar de forma voluntaria". Es una cláusula para que un gabinete presidencial de adultos mayores pueda seguir trabajando.

Me parece positivo que las restricciones se estén aplicando de manera voluntaria. El resguardo domiciliario, por ejemplo, se ha definido como una "limitación voluntaria de movilidad" para no salir "del domicilio particular la mayor parte del tiempo posible". No vemos las medidas de confinamiento forzoso de otros lugares del mundo que han hecho que se use la fuerza pública para obligar a la gente a permanecer confinada. Las autoridades han recalcado, por otra parte, que todas las medidas "se deberán de aplicar con estricto apego a los derechos humanos".

El canciller Marcelo Ebrard, no obstante, advirtió que habrá sanciones "para las empresas" que no respeten las medidas. Se refirió en particular a las que puedan privar a sus trabajadores de su salario en este mes. "Habrá desde sanciones administrativas, que te pongan una multa, una clausura, hasta inclusive, si se puede, si se demuestra que por razón de que tú hiciste eso alguien se contagió, puedes tener responsabilidades penales".

No hay ninguna certeza, sin embargo, de que la suspensión de actividades no esenciales y de confinamiento domiciliario vaya a durar el mes que las autoridades han ordenado. Lo más probable es que se prolongue. En un par de semanas estaremos entrando apenas a la fase 3. Los tribunales suspendieron actividades desde el 18 de marzo y hasta el 19 de abril, las escuelas cerraron desde el 21 de marzo para reabrir el 20 de abril. Pero ni los unos ni las otras podrán abrir en la fecha prevista. La pausa se alargará por lo menos hasta el 30 de abril, según la emergencia sanitaria, pero lo más probable es que estemos hablando de varios meses más.

Se está pidiendo a las empresas que paguen salarios completos, además de impuestos, aunque no estén cobrando nada. No todas podrán hacerlo y muy pocas lo lograrán en un cierre prolongado. El presidente López Obrador ha presentado una vez más a Carlos Slim como ejemplo del empresario responsable por su promesa de no despedir a nadie ni bajar sueldos. Pero el 95% de las empresas del país tiene menos de 10 empleados... y el 90% menos de 5. Para los dueños será muy difícil seguir pagando impuestos y sueldos durante 3 o 4 meses si no tienen ingresos.

Sergio Sarmiento
(v.periódico Mural en línea del 1o.de abril de 2020).

Desde el sábado, el gobierno federal ha endurecido su discurso y demanda que los mexicanos se queden en casa. Hay incluso desde ayer disposiciones normativas al respecto.

Sin embargo, la baja en el flujo vehicular en varias ciudades y la poca afluencia en restaurantes y lugares emblemáticos de diferentes destinos no habla de un acatamiento máximo de la instrucción gubernamental de aislarnos socialmente, de que contribuyamos a detener el ritmo de contagios limitando al máximo las salidas de casa.

En nada habrá contribuido a lo anterior el mensaje esquizoide que durante semanas tuvo el gobierno federal, con un subsecretario de Salud advirtiendo la necesidad de guardar sana distancia los unos de los otros, mientras el presidente López Obrador invitaba abiertamente a juntarse con la familia y salir en bola a restaurantes.

Y no es desdeñable el hecho de que millones de mexicanos subsisten cada día de lo que trabajan cada jornada, por lo que dejar de presentarse a sus empleos -informales o eventuales- se vuelve una decisión harto complicada e injusta.

A pesar de todo eso, sin embargo, es evidente el hecho de que las cifras oficiales de infectados y muertes aumentan ya de manera vertiginosa.

¿Qué falta para que todos nos quedemos en casa? Quizá, terriblemente, lo mismo que faltaba el 12 de marzo en Estados Unidos: que alguien famoso nos enseñe con su padecimiento que esto va en serio, que es de vida o muerte, que ya no podemos jugárnosla, así no haya apoyos del gobierno. Ojalá no hiciera falta llegar a ese nivel. Ojalá.

Salvador Camarena
(v.pág.30 del periódico El Financiero del 1o.de abril de 2020).

En México hay un millón de tienditas de abarrotes, 600,000 fondas y restaurantitos para comer, 200,000 salones de belleza y 300,000 papelerías. Todos son datos oficiales, del Inegi.

En México hay 4.5 millones de empresas que no tienen más de 10 empleados. De hecho, el 95% de las empresas del país no tienen más de 10 empleados: son microempresas. Y en ellas trabajan 10 millones de mexicanos.

Luego están las pequeñas empresas, que emplean a 4 millones y las medianas que dan trabajo a otros 4 millones. En total, existen en nuestro país casi 5 millones entre micro, pequeñas y medianas empresas que emplean a 18 millones de mexicanos. Y esas empresas tienen dueños.

Ninguno de esos empresarios ha sido acusado de delincuente de cuello blanco en las conferencias mañaneras del presidente López Obrador. No tienen aviones privados, a ninguno lo rescató el Fobaproa, sus movimientos de dinero no ponen en riesgo la cotización peso-dólar, no tienen información privilegiada ni se codean con los poderosos. Ninguno forma parte del grupo de 100 empresarios a quienes invitaron a Palacio Nacional a cenar tamales para extorsionarlos con una aportación mínima de 20 millones de pesos para salvar al presidente del lío en el que se metió con la rifa del avión.

Esos 5 millones de empresarios ya están pasando aceite y van a pasar más. Les está pegando ya el efecto económico del coronavirus, y saben que hacia adelante sólo se va a poner peor. Les aseguro que ninguno de ellos quiere despedir a un solo trabajador ni dejar de pagar a un solo proveedor: pero no les va a alcanzar el dinero para seguir gastando como si nada pasara, sin ingresar un solo peso.

Este problema mayúsculo no es exclusivo de México. Lo están enfrentando todos los gobiernos del mundo. La diferencia es que la mayoría de esos gobiernos no tienen como presidente a un hombre que cree que todo empresario es un delincuente impune. En la emergencia, el gobierno mexicano ha prohibido a las empresas despedir gente o rebajar sueldos, so pena de juicios. Preservar el empleo es plausible, la diferencia es que en el resto del mundo han establecido ambiciosos planes de apoyo financiero para impedir que se vayan a la quiebra estas empresas y dejen a sus millones de empleados sin nada: cheques directos a cualquiera que sea despedido, no cobrar impuestos para que las empresas puedan respirar durante la pandemia, exenciones fiscales a los que preserven o aumenten el empleo. En México, nada: la pura amenaza.

Ayer el presidente dijo en su mañanera que los empresarios lo tenían que hacer por su propio bien, porque él publicará una lista negra de los que despidan trabajadores y "van a quedar muy mal, y después de qué les sirve una campaña de publicidad de cientos de miles de millones de pesos, si en una emergencia actuaron de manera egoísta".

¿Una campaña publicitaria de cientos de miles de millones de pesos? ¿La tiendita de doña Wendy, la fonda de Mariana, el salón de Guadalupe, la papelería de Elia?

Las empresas de México están ahí, a la vista de todos, y no son solo los consorcios gigantescos: son las historias de esfuerzo emprendedor de millones de mexicanos que, sin recibir en ningún sexenio ningún privilegio, han salido adelante y emplean a millones de personas.

Habrá recorrido los 2,500 municipios del país, pero parece que no se iba fijando.

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 2 de abril de 2020).

René Juárez y Miguel Ángel Osorio Chong, coordinadores de los diputados y senadores del PRI, respectivamente, se han puesto las pilas y, a través de sus redes sociales, han emprendido campañas y acciones para enfrentar e intentar mitigar el daño del coronavirus en México.

René Juárez publicó un video en el que pide al gobierno apoyar a las empresas chicas y medianas que piden tiempo para pagar sus impuestos. "¿Para qué servirá tras la crisis tanta mano de obra, si no habrá empleadores que la contraten?", por lo que cuestionó y pidió escuchar "ahora" a los empresarios -CCE, Concamin, Concanaco, Coparmex, ANHM, CNET-, "a todos" y no reaccionar tarde.

No sé a ustedes, pero a mí me pareció muy lógico. Cuando entramos a la fase 2 nos convocó a todos los mexicanos a ayudar a todo aquel que nos necesite, e hizo un llamado a la unidad nacional.

Por otra parte, Osorio Chong empleó su cuenta de Twitter para compartir algunas medidas que propone el tricolor desde el Senado.

En materia económica:
1.- Diferir 3 meses la presentación de la declaración anual de impuestos y agilizar la devolución de saldo a favor del IVA.
2.- Que el gobierno federal asuma el salario de los trabajadores que cotizan en el IMSS, garantizando que quienes ganan hasta 6,000 pesos no pierdan su ingreso ni su empleo.
3.- Contemplar excepciones y estímulos fiscales para micro, pequeñas y medianas empresas, porque en ellas se generan la mayoría de los empleos.
4.- Destinar recursos para apoyar en el pago de servicios a familias con ingresos menores a 6,000 pesos, cubriendo recibos de servicios como luz y agua, durante abril y mayo.
5.- Establecer un fondo para apoyar al sector turístico para asegurar su pronta reactivación.

Para enfrentar la contingencia:
- Coordinación entre las entidades con recursos y fortalecer los sistemas de salud locales.
- Realizar 'pruebas y más pruebas' del Covid-19, atendiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Garantizar que el personal médico cuente con todo el equipo necesario.
- Fortalecer estrategias de seguridad pública para prevenir delitos y cualquier situación derivada de las medidas de aislamiento.

El grupo plural Covid-19, conformado por Alejandra Reynoso Sánchez y Roberto Moya Clemente (PAN), Nuvia Mayorga (PRI), José Ramón Enríquez (MC) y Miguel Ángel Mancera (PRD), han denunciado que Morena y sus partidos aliados -Verde, PT y PES- NO quieren sesionar, lo cual es muy grave, viendo los pronósticos económicos y de salud que existen.

Será porque, en términos de salud, piden, entre otras cosas, convocar a los titulares del CSG, Cofepris y de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad, para entablar un diálogo.

Además solicitan a la Secretaría de Salud remita un informe detallado sobre las capacidades institucionales, hospitalarias, humanas, materiales y financieras para atender la crisis en salubridad ante el Covid-19 en cada una de las entidades federativas. O solicitar a la Oficialía Mayor de la SHCP y al Insabi la información sobre el cronograma del proceso de adquisición y distribución de ventiladores funcionales, equipos de monitoreo, cuartos de aislamiento, trajes Tyvek, mascarillas N95, goggles de protección y medicamentos, entre otros insumos necesarios, para garantizar el abasto en cada una de las entidades federativas en todos los subsistemas de salud.

Lourdes Mendoza
(v.pág.39 del periódico El Financiero del 3 de abril de 2020).

Los políticos, por supuesto, viven en otro mundo. Nunca han tenido que crear una empresa, nunca se han preocupado por pagar las quincenas de los trabajadores. Muchos son ricos y, si no lo son, están acostumbrados a vivir del erario. En esta emergencia no dejarán de recibir su sueldo.

La ley establece la figura de contingencia sanitaria que permite a las empresas dejar de operar pagando solamente un sueldo mínimo a sus trabajadores. Pero este gobierno, tan adepto a darle la vuelta a la ley, ha declarado no una "contingencia sanitaria" sino una "emergencia sanitaria". Este juego de palabras está hecho para violar la ley, para forzar a las empresas a pagar salarios completos a pesar de que sí hay una contingencia sanitaria que ha llevado a la suspensión de actividades no esenciales.

Luisa María Alcalde, la secretaria del Trabajo, advierte severa desde el poder: "De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo, y en el entendido de que la autoridad sanitaria declaró una emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor, no hay fundamento legal para separar a los trabajadores o para dejar de pagar salarios. Tampoco es aplicable el criterio de pago únicamente de salario mínimo".

Esta filosofía parece diseñada para matar empresas, tantas como se pueda entre esas 6 millones que son la columna vertebral de la economía de nuestro país. Sin embargo, nadie está obligado a lo imposible. Mientras más se extienda la prohibición a las actividades productivas, más quiebras tendremos y el desempleo será mayor. No hay decreto autoritario que lo pueda evitar.

Sergio Sarmiento
(v.periódico Mural en línea del 3 de abril de 2020).

México parece ser el único país en que los empresarios que en buena parte sostienen la economía, en vez de ser auxiliados en este difícil trance, son denostados por el líder nacional. Ahora quizá se darán cuenta algunos dirigentes de las cúpulas empresariales de que su actitud sumisa y obsecuente de ayer no les sirvió de nada, y que aquel que los invitó a cenar para venderles cachitos de la lotería ahora les niega incluso los más mínimos estímulos, y luego de agredirlos les voltea la espalda. Los pobres primero, sí: cuando se sientan los efectos de esta política aberrante los primeros en resentirlos serán precisamente los pobres, y las consecuencias de esta crisis que ahora le viene a AMLO como anillo al dedo le vendrán luego como soga al cuello. ¿Alguna vez dejará nuestro presidente sus anacrónicos dogmas y prejuicios?

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Mural en línea del 3 de abril de 2020).

Ante la falta de dinero, millones de familias verán muy afectada su sobrevivencia. Lo anterior se refleja crudamente en una encuesta publicada en El Financiero, para el 60% del nivel socioeconómico bajo "se debe tratar de llevar la vida con normalidad, sin tanta restricción, para que no se afecte la economía" y sólo 37% de este segmento opina que "se deben poner más restricciones, como cuarentena, no salir de casa, suspender actividades para evitar contagios". Para quienes viven al día, la economía, y no la salud, es lo primero.

El golpe de ingresos también será muy grave para la economía en su conjunto, para la gran mayoría de las empresas y, en particular, las Pymes. De ahí que la solicitud del CCE sea tan relevante: posponer los pagos al SAT y las otras medidas que solicitan sería la salvación para empresas medianas y chicas, y su capacidad de preservar el empleo de sus trabajadores. Se trata de minimizar los despidos. En el mismo espíritu que ha hecho la banca comercial, difiriendo pagos de intereses y capital por cuatro meses, el gobierno federal debe apoyar el empleo, encontrando soluciones para posponer los pagos de la CFE, predial, IMSS, Infonavit y Afore, entre otros.

Posponer no es cancelar, significa: "Dejar de hacer algo momentáneamente con idea de realizarlo más adelante". De eso se trata, de que al mismo tiempo que la economía del país tenga una caída brutal, el gobierno federal ponga en acción políticas claras en beneficio de las familias mexicanas, y que mantengan sus empleos.

Si una empresa pospone pagos y una familia puede posponer pagos, se genera una cadena de alivio que reduce el monto mensual que un hogar requiere para sobrevivir #QuedándoseEnCasa. Sin cines, salidas al parque, sin transporte para ir al trabajo, etc., los gastos familiares se reducirán a alimentos y bebidas, limpieza e higiene. ¡Urge que AMLO anuncie un plan de esta naturaleza!

Julio Madrazo
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 4 de abril de 2020).

Ya empiezan a sentirse los efectos económicos de la pandemia, pero es muy pronto para saber el tamaño del cráter que dejará el meteorito.

La 1a. pieza que ha movido el gobierno parece seguir el modelo italiano en las restricciones a los despidos, pero carece de los mecanismos de apoyo a las empresas que hay en el país de la bota. En la reunión del jueves a mediodía con los dirigentes empresariales, el presidente reiteró que no habrá concesiones en lo fiscal, pero se mostró flexible en lo relacionado con apoyos crediticios de la banca de desarrollo. De lo que trascendió de ese diálogo, llama la atención la fe en el papel que la banca de desarrollo puede jugar. No es precisamente ágil y estamos en un momento en el que se necesita rapidez de respuesta.

¿Cómo se evitará la pérdida de empleos formales? Son un poco más de 20 millones de trabajadores y alrededor de 5 millones de unidades económicas. En el discurso, se apela a la solidaridad de los empresarios para no despedir a los trabajadores. Se pone de ejemplo a Carlos Slim, pasando por alto que el margen de maniobra del empresario típico no tiene nada que ver con la posición del magnate. En México, 96% de las empresas es micro y pequeñas. De ellas dependen entre 17 y 18 millones de empleos.

Uno de los mayores retos de preservación de fuentes de empleo está en el sector informal. Allí están 55% de los empleos de México. Hasta hoy, la informalidad ha sido ejemplo de resiliencia en tiempos difíciles y válvula de escape para quienes pierden su empleo en la formalidad. El coronavirus los coloca en la dimensión desconocida, porque no podrán operar normalmente. ¿Cómo será la pérdida de empleos en la informalidad? Muy pronto tendremos los primeros "despachos de guerra".

¿Qué pasará? Todo depende de cuánto dure la situación de emergencia y de la eficacia de las medidas económicas del gobierno. Muy pocas empresas aguantarán más de 4 semanas de situación de emergencia. ¿Qué pasará si la contingencia se prolonga hasta mayo o más allá?

Luis Miguel González
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 4 de abril de 2020).

Como dedillo al ano.

Paco Calderón
(5 de abril de 2020).


Quizá la mejor metáfora del informe trimestral, este invento del presidente López Obrador, es la soledad de palacio: el presidente habla sólo, consigo mismo y únicamente escucha el eco de su propia voz. Ante una situación de emergencia la receta es más de lo mismo. Tampoco mucho más, porque no hay mucho más dinero, pero nada cambia en la ruta trazada.

A diferencia del ámbito de la salud de la crisis que viene, donde hay diagnóstico y una estrategia, que nos puede gustar o no y que es de alto riesgo, pues depende mucho más de la respuesta de la población que de las capacidades institucionales, en lo económico no hay ni un diagnóstico ni una estrategia para enfrentar la pandemia. Insistir en que es una crisis transitoria no significa nada ni alivia a nadie. Ya hemos dicho que por definición toda crisis es transitoria, la diferencia estriba en cuánto tiempo dura y cómo salimos de ella. La pregunta de fondo es entonces de qué tamaño es la crisis (Hacienda estima un decrecimiento de cerca de 4%), cuántos empleos se perderán y cuántas micro, pequeñas y medianas empresas simplemente desaparecerán de la faz de la tierra con las tragedias particulares de millones de mexicanos y mexicanas. A partir de ello qué hacemos para dar respuesta puntual a cada uno de los problemas.

Lo que se esperaba fuera un plan para enfrentar la crisis económica más complicada de los últimos años se quedó en un catálogo de buenos deseos, repetición de argumentos y reiteración de filias y fobias. La fórmula que propone es la aplicada en la gran depresión de Estados Unidos hace 90 años, que con todas sus virtudes ya no la aplican ni los más fanáticos de esa política económica, no por falta de voluntad sino porque la economía hoy es radicalmente distinta.

Si todo sale bien -hay que hacer hincapié en ello porque todos los gobiernos fallan y éste ha demostrado ser particularmente poco eficiente en lo referente a aterrizar programas- se espera que con inversión pública se puedan crear 2 millones de empleos en los próximos meses. La cifra es a todas luces insuficiente cuando este año no solo se dejarán de crear cerca de medio millón de empleos, sino que se podrían perder muchos más por la parálisis económica que se vislumbra.

Para el presidente la economía es lo que sucede en el sector público. Es importantísimo que el Estado recupere su papel de actor económico (que no de gobierno-empresario), pero la economía es mucho más que la voluntad presidencial. Siempre queda la esperanza de que el gabinete dé la cara y salga a anunciar otras medidas, más concretas y aterrizadas, pero la experiencia es que en este gobierno eso no sucede. El presidente solo se escucha a sí mismo.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 6 de abril de 2020).

Algunos ilustrados colegas han puesto al presidente como un político que se ha quedado solo, lo cual es cierto desde una perspectiva metafórica con respecto a las evidencias que andan por otro lado.

La realidad, sin embargo, es que quienes estamos solos somos nosotros, los ciudadanos y las instituciones no gubernamentales.

Todos dependemos de las obsesiones y mentiras de un solo hombre.

López Obrador tiene al congreso, al poder judicial, a las fuerzas armadas, y con eso doblega cualquier atisbo de oposición.

Pasa por encima de la ley cuando le da la gana, como en el cierre de la planta Constellation Brands, en Mexicali, mediante una consulta popular inconstitucional.

Tenemos la crisis global más grande desde 1929 y el presidente anuncia que se inaugurará el "modelo mexicano" para enfrentarla y el mundo nos va a copiar.

Estamos inertes ante sus ocurrencias. Ni un día de diferimiento de impuestos. Ni un peso de apoyo a medianas y pequeñas empresas. Tampoco a las grandes.

Con el "modelo mexicano" se va a mandar a la calle a cientos de miles o tal vez millones de personas (200,000 por cada punto que baje la economía), lo que ya está ocurriendo, y se provocará el quiebre de miles de empresas.

En Estados Unidos, con todo y apoyos, en sólo 2 semanas 10 millones de personas (6% de su fuerza laboral) se fueron al desempleo.

Aquí López Obrador va por uno más de sus experimentos: no apoyar para las nóminas ni con diferimiento de impuestos, tampoco ayudar a sostener las cadenas de pago, y así piensa que va a crear 2 millones de empleos en 9 meses.

Que las empresas no abran, que se rasquen con sus uñas, que paguen sueldos y que creen millones de empleos antes de que acabe el año. Si no cumplen habrá sanciones penales, amenazó el canciller Ebrard.

Sólo le faltó parafrasear a Echeverría: si a los empresarios no les gusta, "váyanse a la sierra".

Gran modelo descubrió la 4T. Falta que funcione.

En 2019 el crecimiento de la economía fue negativo en -0.2% y la creación de empleos cayó en 50%.

Para este año la economía va a experimentar un retroceso de -3.9%, o de -8% según otras previsiones, y nuestro mago de las finanzas dice que va a crear 2 millones de puestos de trabajo.

"El mundo nos va a copiar", dice, y ayer mandó al diablo al Banco Mundial, al FMI y a la ONU.

Igual hizo el año pasado cuando el Banco Mundial bajó su expectativa de crecimiento para México a 2%. AMLO se puso furioso y alardeó que "el mundo se va sorprender" del crecimiento de la economía mexicana.

En efecto, sorprendió al mundo al tirar una economía que crecía al 2.5% al año, a una cifra bajo cero, sin que enfrentara crisis externa ni desplome de los precios del petróleo.

Ahora que sí hay crisis mundial y los precios del crudo se vinieron a pique, apuesta por el cierre de empresas y elevar la inversión en Pemex, que pierde al año 365,000 millones de pesos y vamos a apuntalar con recursos fiscales en este 2020, con la suma de 60,000 millones de pesos adicionales.

Todas las grandes compañías petroleras del mundo ajustaron a la baja sus proyectos de inversión dada la nueva realidad.

Para crear empleos, el plan del gobierno es que cierren empresas y ahorcar al sector privado.

Para protegernos de la baja de ingresos fiscales por la caída de los precios del crudo, le quita dinero al fisco y le da más a Pemex: que pierda otros cientos de miles de millones más.

Una maravilla el "modelo mexicano" que ha inaugurado López Obrador.

Nuestro presidente, con una gran experiencia en el tema energético como vimos el año pasado (las pérdidas de Pemex aumentaron en esa millonada, los ingresos disminuyeron 16% y los costos aumentaron 30%) decidió hacer lo contrario que el resto de las compañías petroleras porque va a "sorprender al mundo".

Al cabo que su compadre, el ingeniero agrónomo de Chapingo que dirige Pemex, es abusadísimo. En la ceremonia del 18 de marzo, mientras hablaba el presidente, él acariciaba un peluche con la figura de AMLO.

Hasta ahí algunos ejemplos de excentricidades (por llamarlas de una manera cortés) del presidente en materia económica que nos llevaron a la recesión el año pasado y nos pondrá en una crisis mucho más virulenta de lo debido en este año.

Y el mundo, lejos de copiarnos, se va a reír de nosotros, como lo ha hecho con los disparates en la forma de enfrentar el coronavirus.

No sólo se van a reír, nos van a castigar con la calificación soberana y con la calificación de Pemex. Nos costará mucho más caro el pago de la deuda y empresas que tenían previsto invertir en México no lo podrán hacer.

En economía las tonterías no quedan impunes: se pagan. Y las ha comenzado a pagar la población, aunque todavía no hemos visto nada.

Mentiras, ocurrencias, desplantes de supina altanería y arrogancia que ya hemos visto en los años del populismo, han vuelto sobre nosotros y, como entonces, estamos solos.

Al sector privado ya le dijeron ayer en la mañana: "no habrá otras medidas".

Y al presidente de Coparmex, que se atreve a dar una sugerencia para compartir gastos de nómina con el gobierno en esta cuarentena y así no cerrar empresas y conservar los empleos, lo apabullan con insultos y cartones ofensivos que nada tienen de agudos ni ingeniosos. Puro rencor social.

Estamos solos, en manos de un presidente sin contrapesos ni conocimientos que nos lleva a una crisis de proporciones insospechadas.

Y a él le acompaña una partida de sectarios e intolerantes que vociferan y atacan cuando alguien osa diferir en voz alta con el presidente.

Pablo Hiriart
(v.periódico El Financiero en línea del 7 de abril de 2020).

Andrés Manuel López Obrador no sólo ignoró los planteamientos de las cúpulas empresariales (con las que ayer se reunió a comer sin mayores efectos) y sindicales en su propuesta para mitigar los efectos del COVID-19, sino que no hizo mención alguna del papel que han jugado en esta contingencia los gobiernos estatales y municipales. Fueron los otros grandes excluidos.

Ante la ola de críticas recibidas por el contenido de su "Plan para el Bienestar y el Empleo" para enfrentar los efectos de la pandemia del coronavirus que presentó el domingo en su 1er. informe trimestral del 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador no sólo no abrió la posibilidad de corregir o hacer a futuro algún ajuste, sino que se jactó que la "vía mexicana" para blindar la economía ante la contingencia sanitaria será un "ejemplo" y "modelo a seguir" en el mundo, ya que el COVID-19 precipitó el derrumbe de las recetas neoliberales. En esta defensa hecha ayer, tampoco se refirió a lo que se viene haciendo en los estados y los municipios por la emergencia de salud y los efectos en la economía de los que viven del autoempleo o en micro y pequeñas empresas que viven al día y no pueden atender las medidas de aislamiento sin poner en riesgo su empleo o la subsistencia de sus familias.

Además de rechazar las peticiones de la iniciativa privada de dar prórrogas para el pago de impuestos y otros apoyos que les den oxígeno a las empresas que pararon por las medidas de aislamiento social, al no tomar en cuenta los esfuerzos hechos en cada estado y en los municipios, el presidente exhibió nuevamente su tendencia autoritaria a centralizar las decisiones incluso ante una contingencia inédita como la que atravesamos.

Para AMLO la coordinación y articulación de esfuerzos con estados y municipios para la atención médica y la reconversión hospitalaria, así como para apoyar con recursos federales los programas subnacionales de apoyos para evitar la pérdida de empleos, es prescindible porque concibe su plan como infalible, porque asegura, rompe con esos modelos conservadores que sólo privilegiaban a los ricos y abandonaban a los pobres y los más vulnerables, además de incurrir en corrupción.

En la fórmula mexicana de López Obrador ante la emergencia, de enfrentar la crisis con inversión pública para la asistencia a grupos vulnerables; para proyectos de infraestructura que generen empleos; y con un manejo austero y honesto del presupuesto, salen sobrando estados y municipios.

Así, el presidente volvió a poner oídos sordos a las propuestas hechas por los ejecutivos estatales, quienes al igual que otros sectores, han planteado la necesidad de adaptar sus políticas y planes de gobierno por la crisis y los efectos del coronavirus, y reconsiderar si los proyectos como el Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía, así como sus programas sociales son lo que ahora se necesita, o esa inversión pública se debe reorientar a apoyar a micro y pequeñas empresas para mantener el sueldo de sus empleados pese a no tener ingresos, incluso con la contratación de deuda, para acompañar los esfuerzos hechos desde las entidades.

Jaime Barrera
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 7 de abril de 2020).

No sé qué llegue primero, que me informen que soy positiva a COVID-19 o que me avisen que estoy desempleada. La "tensa calma" que se vive por estos días en la ciudad, a la espera de que la curva de casos suba, en medio de la incredulidad y desinterés de mucha gente por el tema, me hace creer de forma contundente en pocas opciones de lo que nos espera en un futuro inmediato.

No, no puedo pensar positivamente porque las fuerzas se acaban, y es impensable confiar en la posibilidad de la "unidad nacional" a través de los representantes populares que dicen buscar el bien social, cuando en el fondo no se pueden sacudir las ganas de aprovecharse del momento.

Hace unos días observé uno de los tantos videos que han llegado a las redes sobre la razón por la que atravesamos esta contingencia y su significado esotérico. Lo adapté a lo que en política deberían plantearse sus protagonistas: esto que vivimos se trata de confrontarnos con nuestra parte más individualista, egoísta, egocéntrica y corrupta. ¡Qué tarea tan difícil! Entre la desconexión con la ciudadanía y la convulsión mundial por el maldito virus.

Es el momento de buscar el equilibrio poniendo al centro a la sociedad civil, nadie lo hará si no somos nosotros. Hasta hace unas semanas, durante la jornada del maravilloso y potente movimiento causado por el 8 de marzo, se hablaba sobre el contrapeso que el país necesitaba, la oposición genuina que se construyó. Permitamos que esto continúe ante una crisis que nos sobrepasó y que nos coloca en una situación de igualdad por los casos de desempleo que a diario se suman, el miedo, la incertidumbre, por todo lo que nadie quería que pasara y que nos toca enfrentar. Necesitamos ser empáticos en la solución de los problemas que nos afectan. Hay que obligar a las autoridades a coincidir en sus diferentes estrategias promoviendo nuevas formas de solidaridad con los grupos y personas vulnerables. "Los gobiernos van y vienen, pero l@s ciudadan@s continuaremos siendo los mismos".

Gabriela Aguilar
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 7 de abril de 2020).

Es imposible evitar una contracción de la economía mexicana porque el desplome es mundial, pero podemos evitar destruir más de lo necesario. El propósito del aislamiento es asegurar una sana distancia entre personas, no castigar a la gente. Prohibir la producción de cerveza por razones moralistas, o de ciertas actividades no esenciales que no requieren aglomeraciones, no solo no aporta nada a la sanidad, sino que pega un innecesario golpe a la economía.

Aún es mucho lo que no conocemos sobre el nuevo coronavirus, pero no hemos visto una correlación entre las medidas más rígidas de aislamiento y la velocidad de propagación o la mortalidad. Italia y España establecieron drásticas medidas de aislamiento hace semanas, pero tienen altos números de casos y mortalidades. Japón, Corea del Sur, Singapur y Taiwán no pararon sus actividades económicas, pero sí disminuyeron rápidamente el contagio. Al parecer el uso generalizado de cubrebocas, tan común en esos países y que la OMS todavía desaconseja, fue una de las razones. Las tasas de mortalidad sobre casos confirmados, por otra parte, varían enormemente desde el 12.3% de Italia hasta el 0.5% de Singapur, el 0.6% de Israel o el 0.8% de Chile. La distinta calidad de los servicios de salud sí importa.

Los países más exitosos usaron pruebas para identificar casos, incluso asintomáticos, y aislaron a los contagiados en vez de a toda la sociedad. La disponibilidad de mascarillas y equipos médicos ayudaron también. México no debe simplemente cerrar su economía, sino utilizar todos los recursos disponibles para aplicar pruebas, aislar a contagiados y comprar cubrebocas y respiradores. El esfuerzo será más difícil si asfixiamos la economía.

Sergio Sarmiento
(v.periódico Mural en línea del 7 de abril de 2020).

Junto con la pandemia y la crisis económica que ya tenemos encima, pareciera gestarse una ruptura entre el presidente de la república y el sector privado.

Aunque aún se mantiene la interlocución, prueba de ello son las reuniones que se han realizado en los últimos días y quizás algunas otras todavía en puerta, la realidad es que se está abriendo un abismo.

La causa fundamental es que la Presidencia de la República ha desechado prácticamente la totalidad de las propuestas del sector privado para enfrentar la crisis.

La situación no augura nada bueno para México. El sector privado es responsable de más de 86% de la inversión que se realiza en el país, según datos del Inegi.

Si el saldo del proceso que hoy vivimos fuera la parálisis de la inversión privada en los siguientes meses y años podríamos estar ante un sexenio completo de estancamiento o incluso recesión.

El caso más claro de distanciamiento se produjo durante el sexenio de Luis Echeverría.

El sector privado virtualmente rompió lanzas en contra de un gobierno al que visualizó contrario al ejercicio de la libre empresa y el resultado fue una crisis económica y social que reventó en 1976 y rompió 22 años de estabilidad.

El siguiente gran quiebre se presentó en 1982 cuando el entonces presidente López Portillo, desesperado por el fracaso de su estrategia económica, tomó la decisión de estatizar la banca privada y endosar a sus propietarios la responsabilidad de la crisis que entonces vivíamos.

Esa decisión, junto con el desastre de los años previos condujo a que prácticamente todo un sexenio, el de Miguel de la Madrid, la economía mexicana no creciera. Entre 1982 y 1988, el crecimiento del PIB fue 0.4% y el PIB per cápita cayó 10% en términos reales.

En el presente, las cosas podrían ser peores ya que la inversión pública llegó a los niveles más bajos de su historia reciente.

Una parálisis de la inversión privada generaría un sexenio perdido y muy probablemente un deterioro social de grandes proporciones.

Pero además la perspectiva sería ominosa en el ámbito político.

Si el presidente López Obrador encuentra en el sector privado a un actor a quien pueda responsabilizar por no lograr las metas de su administración, no sabemos qué tipo de decisiones pueda tomar.

Sin embargo, las historias citadas nos muestran que los gobiernos son capaces, desde expropiaciones hasta la creación de ambientes que atizan las divisiones que existen de por sí entre nuestra sociedad.

No estamos aún en un punto de no retorno, pero sí de alto riesgo.

Quienes están alrededor del presidente de la república, como parte de su equipo, y alcanzan a percibir los riesgos que implica una ruptura con la iniciativa privada, deben jugársela para impedirlo.

Del sector privado, la búsqueda de la conciliación ha rayado incluso en la exageración y una apariencia de sumisión.

La pelota está en la cancha del presidente.

Enrique Quintana
(v.pág.2 del periódico El Financiero del 8 de abril de 2020).

México llega tremendamente desunido a los días críticos por el coronavirus. La puesta en escena mexicana conjuga a un presidente incapaz de convocar a la unidad, incapaz de ser un líder que integre y no divisivo; una oposición que sigue moviéndose entre la mezquindad y la insignificancia; poderes económicos más interesados en debilitar al presidente, o en hablar de la revocación de mandato (¡2 años antes!). Comentócratas y periodistas que no les importa escupir mentiras con tal de lucrar políticamente. Un escenario desolador: cargado de mezquindad y cortoplacismo. Más que salir de la pandemia, tengo la impresión que uno y otro lado están en vencidas de cara al 2021.

Empecemos con el presidente. Andrés Manuel López Obrador nos demuestra que no puede ser ese articulador de un proyecto nacional que convoque a personas que piensan distinto. Esa transversalidad que le dio su rotunda victoria electoral, hoy está rota. En lugar de convocar a la unidad, a través de un discurso conciliador, prefiere seguir alimentando la polarización. No cabe duda que López Obrador es el líder social más relevante de las últimas 2 décadas, pero eso no quita que la coyuntura le quede muy grande. Ante cualquier crítica, el presidente recurre al viejo y desgastado argumento decimonónico de enfrentar a liberales y conservadores. Apunta sus baterías contra la prensa y demuestra su inquebrantable tozudez. En otros países, los presidentes apelan a la cohesión nacional, construyen esa unidad a través de la política. No obstante, en México vemos a un presidente que decide, cada mañana, destruir cualquier puente de entendimiento.

De la misma forma, la realidad alcanzó a López Obrador y nos alcanzó a todos. El discurso del domingo pasado es un monumento a la irrealidad. El mandatario prometió la creación de 2 millones de empleos en los próximos 9 meses. Sí, aunque usted no lo crea: 7,400 nuevos empleos por día. ¿Qué nos dice la realidad? De acuerdo con los datos de la Secretaría del Trabajo, desde el 15 de marzo se han perdido 25,000 empleos formales cada 24 horas. Y no hemos entrado al peor momento de la contingencia. Un presidente realista no debería construir "castillos en el aire", sino partir de que enfrentaremos la peor crisis económica en un siglo. No hemos combatido nada parecido. Pregunto: el programa económico que presentó en Palacio Nacional, ¿parte de dicha premisa? ¿nos protege de la peor contingencia sanitaria y económica en una centuria? Por el contrario, profundizó la incertidumbre con un discurso ideologizado y sin rumbo.

Y en este momento de debilidad presidencial, la oposición busca obtener ganancias en aguas revueltas. En México no necesitamos una oposición mezquina, cargada de calificativos inservibles. Nos urgen alternativas políticas que planteen rumbo, que ofrezcan cooperación y esbocen propuestas. Qué no sean parte del problema, sino de la solución. Una oposición leal. Y no me refiero a una sumisa o rendida al poder presidencial. Sino a contrapesos que critiquen al gobierno, pero siempre apelando a la verdad y poniendo al país por encima de cualquier división partidista. Una oposición leal que comprenda que hay temas de Estado. Desafíos que no deberían estar sujetos a la pugna partidista. Una pandemia que puede llevarse la vida de miles de mexicanos debería ser una agenda de Estado. La oposición partidista sigue instalada en la histeria. Lo paradójico es que el debilitamiento de López Obrador no ha supuesto el fortalecimiento de la oposición (revisemos las encuestas por intención de voto). Ya deberían de darse cuenta que su estrategia de anunciar el cataclismo no funciona.

El poder económico juega en 2 vías. Los magnates que se sientan con el presidente y acuerdan sin ningún problema. Y las cúpulas empresariales que no pierden ni un instante para atacar a López Obrador. De forma sorprendente, en una conversación virtual entre Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, y otros líderes patronales, se abordó la oportunidad de interrumpir la presidencia de López Obrador en el ejercicio de revocación de mandato de 2022. Es irresponsable en estos momentos introducir la discordia electoral cuando estamos viendo el tsunami económico que tenemos enfrente. Y coincido con algunos empresarios cuando señalan que el presidente se ha quedado muy corto en las medidas contracíclicas para enfrentar la profunda recesión que vemos en el horizonte, pero hacer cálculos electorales es mezquindad pura. La élite económica también debe asumir su parte de responsabilidad.

Y qué decimos de los gobernadores y la respuesta de la política subnacional. Enrique Alfaro declaró que si seguía el maltrato federal, exploraría una vía legal de salida del pacto fiscal. No es el momento para agitar más las aguas. Es tiempo de unidad. Coincido con el gobernador en que es necesario actualizar el pacto fiscal entre la federación y las entidades federativas (cuando salgamos de estos tiempos críticos). Soy un firme defensor de la importancia de la fortaleza de los gobiernos locales como gran cura para enfrentar los problemas de la ciudadanía. Odio el centralismo: esa idea de que México se puede gobernar desde el Zócalo. Sin embargo, amagar con salirse del pacto fiscal es un grave error en un momento enormemente delicado. Jalisco debería ser palanca y actor central de la transformación nacional, pero nunca un promotor de la discordia entre territorios. En el mismo contexto, el senador por Nuevo León, Samuel García, se atrevió a decir que "los neoleoneses no tenían presidente". Esas actitudes en tiempos de crisis le hacen mucho daño a la cohesión y la solidaridad del país.

Es triste ver la división que existe en México. La polarización política que parece que impide trascender nuestras diferencias para encontrar lazos de cooperación. Nos hemos obsesionado tanto con López Obrador, que se nos olvida que el debate político debe trascender su figura. Ya habrá tiempo, es lo bonito de la democracia, para saldar cuentas con unos y con otros. Ahora lo que toca es responsabilidad. Y, particularmente, de las élites. México necesita gobiernos que convoquen a la unidad y no a la división constante. Oposiciones que entiendan que hay desafíos de nación, desafíos de Estado, en donde lucrar electoralmente es mezquino. Empresarios que dejen sus filias y fobias de lado, y sus tentaciones de debilitar al gobierno porque no coinciden ideológicamente con él. Comunicadores, analistas y periodistas que sepamos entender el valor de la verdad y la defendamos en un contexto de masificación de noticias falsas. Los países que han logrado transformaciones más exitosas son aquellas que han tenido el compromiso de sus élites económicas, políticas y sociales. La irresponsabilidad nos puede portar a un pantano del que será muy difícil salir en muchos años.

Enrique Toussaint Orendáin
(v.pág.13-A del periódico El Informador del 12 de abril de 2020).

La frontera de México con Estados Unidos es una de las grandes preocupaciones del presidente Donald Trump, y durante una conversación telefónica con el presidente ruso, Vladimir Putin, fue uno de los temas que surgieron. Sin dar detalles, Trump dijo durante un briefing en la Casa Blanca, que México es parte de la "seguridad estratégica" de Estados Unidos. Cierto. México es más que un muro de contención contra la migración y el crimen trasnacional. Es un proveedor sustantivo para el complejo industrial-militar de ese país, donde por la vía del comercio, juega como un pivote en la geopolítica, sin darnos cuenta del valor que ello representa, y el espacio de maniobra que le puede dar, frente a Trump, al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Trump no puede cerrar completamente la frontera con México, como quisiera, porque atenta contra los intereses de Estados Unidos frente al desafío de otras potencias. Rusia es una de ellas Con Putin habló también de armas, pero en qué contexto y sobre qué puntos específicos, no lo reveló. Pero en México hay varias fábricas que producen insumos para la industria y defensa de Estados Unidos. Por ejemplo, en Nogales se encuentra Cadence Aerospace, donde se fabrican componentes de los helicópteros de guerra Black Hawk. En Tijuana se encuentra una subsidiaria de General Dynamics, una compañía aeroespacial está entre las principales proveedoras del Pentágono. En la misma ciudad está una planta de Lockheed Martin, otra de sus proveedoras clave, donde producen radiosondas, fundamentales para la meteorología, un instrumento vital para la seguridad nacional.

La velocidad con la que corre el coronavirus ha obligado a todos los gobiernos del mundo -con algunas excepciones como Nicaragua-, a tomar medidas de distanciamiento social que han alterado la vida cotidiana, la economía, las libertades y, en el contexto de la geopolítica, las cadenas de suministro, comerciales y militares. En regiones integradas, como en Norteamérica, mantener abiertas las cadenas de suministro tiene una complejidad adicional por la porosidad de sus fronteras, particularmente la de México con Estados Unidos.

Perrin Beatty, presidente de la Cámara de Comercio canadiense, declaró hace unos días que las medidas fronterizas entre los 3 socios comerciales representaban una amenaza en potencia en caso de prolongarse, y debían tomar en cuenta que el flujo de productos en Norteamérica no se afectara. "Necesitamos ser capaces de obtener los suministros de otros países", agregó, "y es particularmente importante para Norteamérica, dados los problemas con las cadenas de suministros en otras partes del mundo".

Trump le está dando la importancia correcta a lo que representa México para su seguridad nacional. López Obrador tiene que entenderla y jugar, ahora que las fichas geopolíticas lo favorecen, para que en la recuperación económica tras la pandemia, sus socios comerciales lo coloquen en el mismo tren.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 16 de abril de 2020).

La batalla contra el coronavirus apenas inicia, y nuestros soldados de la 1a. línea, los que le harán frente a este enemigo viral poderoso y desconocido, no sólo no cuentan con el equipo y armamento necesario para enfrentar en las mejores condiciones esta guerra a muerte, sino son menospreciados y hasta agredidos por algunos miembros de la misma comunidad a la que defienden.

En las casi 4 semanas que llevamos con los llamados a cumplir medidas de aislamiento y distanciamiento social para tratar de reducir el número de contagios y evitar que colapsen los hospitales que ellos y ellas atienden, van al menos 3 agresiones por semana en promedio a doctores, doctoras, enfermeras y enfermeros en la calle y en el transporte público, por malos ciudadanos que en vez de reconocer su generosa y heroica labor, los ven como una amenaza de contagio.

Esas ofensas y actitudes hostiles contra el personal médico que cumple desde que estalló la emergencia sanitaria arduas y prolongadas jornadas de trabajo (por las que en otros países les cantan y los reconocen desde el confinamiento de sus casas), son inadmisibles porque nos degradan como sociedad, y nos hacen más vulnerables ante la contingencia. Si no fortalecemos y cuidamos a los que atenderán y curarán a los que enfermen, nadie lo hará.

En ese sentido son más que oportunas las medidas que se han tomado para sancionar y erradicar estas vergonzosas actitudes contra el personal hospitalario. Desde la implementación de rutas oficiales para trasladar a los que trabajan en los nosocomios, hasta el incremento de penas para los agresores que se trabajan ya en el Ayuntamiento de Guadalajara y en el Congreso del Estado.

Otro pendiente, de la misma o más urgencia de atender, es la entrega de los uniformes espaciales, herramientas y equipamiento médico que antes que nada les garanticen estar blindados al COVID-19 que portan los enfermos que atienden. Sin entrar aún en la fase crítica de la pandemia, tan sólo en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) van ya 535 infectados, casi el 10% de los 5,847 casos que iban a media semana detectados en México. Ya muy cerca del 15% que se dio en infecciones a personal médico en las catástrofes por el coronavirus que viven en Italia y en España.

Debe ser, pues, de la más alta prioridad atender lo que se plantea en la queja que trabajadores del sector salud presentaron esta semana ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) para protegerlos del virus ahora que les tocará protegernos de esta pandemia en un sistema de salud desatendido por años y que el gobierno de la 4T intervino con más pena que gloria.

Sólo un personal médico respaldado y no agredido socialmente, y bien equipado, nos puede salvar aun y pese a las deficiencias de medicamentos y espacios por el abandono en el que estuvo por años nuestra infraestructura hospitalaria y que hoy se enfrenta a un virus demoledor.

Jaime Barrera
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 17 de abril de 2020).

Los países que empiezan a abrir su economía de manera inteligente -los hay- lo hacen de modo gradual, controlado, y con base en la aplicación de una gran cantidad de pruebas que aseguran que la abrumadora mayoría de la población no es portadora del virus.

Normalizar las actividades productivas sin tener estas condiciones o en una fase demasiado temprana del desarrollo de la epidemia, tendrá como resultado la aceleración de los contagios, así como el incremento desmedido de la demanda de servicios hospitalarios y se dispararía igualmente el número de fallecidos.

Sería un asesinato deliberado de muchas personas. Suena feo. Pero eso es.

En el caso de México, la posibilidad de normalizar algunas actividades en zonas del país a partir del 17 de mayo requerirá de controles estrictos en materia de movilidad y de un cambio en la visión de la vigilancia epidemiológica, para aumentar significativamente el número de pruebas.

Es legítimo preguntarnos si eso es posible. ¿O esa fecha se estableció para satisfacer el ansia del presidente López Obrador?

Y en el caso del 30 de mayo, va a ser necesario un descenso muy significativo de la curva de nuevos casos diarios en todo el país.

Esperemos que los médicos que deciden lo anterior sean suficientemente honestos para que no acomoden las cifras a los deseos presidenciales... o a sus deseos presidenciales.

Enrique Quintana
(v.periódico El Financiero en línea del 17 de abril de 2020).

Si los reclamos del sector empresarial del país al presidente -por su negativa a brindar apoyos fiscales y económicos para paliar en alguna medida la profunda crisis económica que se avecina- fuesen en voz de los dueños de micros y pequeños negocios, y no en voz de los representantes de las cúpulas empresariales, pienso que los oídos no serían tan sordos.

Iluso, me dirán algunos, pero creo que la visualización del problema para una mentalidad como la de AMLO sería de mayor impacto si viera en el Zócalo capitalino una manifestación de la verdadera fuerza económica del país integrada por los micros, pequeños y medianos empresarios que quebrarán en unas cuantas semanas o meses si no reciben verdaderos apoyos económicos.

Si el lema fundamental de la 4T es "primero los pobres", hay que hacerle ver al presidente que en materia económica "primero los micros".

Lo que las cúpulas empresariales, cámaras industriales y el comercio organizado del país deben hacer es organizar a sus miembros para que sean los millones de micro-comerciantes los que se manifiesten y exijan apoyos para mantener a flote sus negocios y los empleos que generan. Las posibilidades de ser escuchados por el presidente aumentarían significativamente y no porque le importe mucho su economía, sino porque ellos son el "pueblo económico de México" y eso significa millones de votos.

La minoría organizada de grandes empresarios debe organizar a la mayoría desorganizada de microempresarios. Y eso no va a ocurrir desde las oficinas y salas de juntas de los clubes de industriales y cámaras de comercio del país, sino en los pueblos, colonias y calles donde se ubica el comercio popular, formal e informal.

Lo que al gobierno de México le toca hacer ya es un programa de alivio a pequeñas empresas, similar al que el gobierno de Estados Unidos tiene establecido, no sólo para épocas de crisis como la actual, sino de manera permanente. Me refiero al organismo gubernamental llamado Small Business Administration (SBA), que brinda una serie de apoyos y asesorías a pequeñas empresas para planeación estratégica, elaboración de presupuestos y capacitación en línea; obtención de financiamientos, asesoría legal, fiscal y normativa; acompañamiento para vender sus productos al gobierno y hasta la obtención de inversionistas para establecer o impulsar sus negocios a través de compañías oficialmente autorizadas para invertir en pequeñas empresas, las cuales (para evitar abusos y realmente sean un apoyo para su despegue y desarrollo) deben contar con una licencia otorgada por la SBA.

Y en esta crisis del Covid-19, la SBA implementó un programa de protección al salario (Paycheck Protection Program/PPP) que debería emularse en México. Se trata de un programa diseñado para que los pequeños negocios (hay parámetros muy concretos que los definen) puedan mantener a sus trabajadores en la nómina, al cual se accede a través de los bancos y consiste básicamente en lo siguiente: se les ofrece un crédito de 2.5 veces el monto total de su nómina, el cual puede ser usado para pagar, además de salarios, rentas, gastos propios del negocio, servicios básicos, etc., pidiéndole al aplicante que en reciprocidad al gobierno, en la medida de lo posible, compre sólo productos nacionales.

Pero lo más importante de este programa es que si el pequeño negocio demuestra que mantuvo en su nómina a la totalidad de sus empleados por al menos 6 meses, el crédito total es condonado.

Esos son apoyos reales, accesibles y que benefician primero a los pobres.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(17 de abril de 2020).

Ante las restricciones impuestas debido a la contingencia sanitaria, comerciantes del Metro protestaron afuera de Palacio Nacional en demanda de ser incluidos en los programas de apoyo económico y que sean condonadas sus rentas ya que la mayoría de los locales están cerrados.

La protesta de comerciantes se suma a las que desde la mañana del viernes también realizaron operadores de servicios turísticos y trabajadores de la construcción para exigir apoyos económicos.

Daniel Cruz solicitó a las autoridades estatales y a los arrendadores condonar la renta de los locales comerciales, ya que desde el mes de abril cerraron sus negocios por la jornada nacional de la Sana Distancia.

"En días pasados nos llegó un convenio dónde nos mencionan que tenemos que pagar en 3 partes la renta del mes de abril, pero con qué vamos pa pagar si no tenemos con qué trabajar", lamentó.

Por otra parte, un grupo de 50 trabajadores de la construcción se sumaron a las protestas en demanda de apoyos económicos que otorgan los gobiernos federal y locales, ante la crisis sanitaria.

"Desde que se decretó la sana distancia y las medidas no tenemos ingresos, desde hace un mes no sabemos cómo le vamos a hacer, ya tenemos muchas deudas y no tenemos qué comer, por eso le decimos al presidente que nos apoye, tenemos familia que dependen de nosotros", dijo Juan Rodríguez, trabajador de la construcción.

(V.periódico El Informador del 18 de abril de 2020).

De 2008 a 2016, la deuda pública pasó de 26% al 50% del PIB. La Gran Recesión fue uno de los factores, pero no el único. La fe en el crecimiento perpetuo del precio del petróleo provocó que el gobierno federal operara en déficit durante muchísimos años, pensando que todo ese gasto podría ser financiado con los ingresos del crudo. Si había un problema presupuestal, todo se resolvía subiéndole un par de dólares a la estimación de la venta del barril mexicano. Todos contentos: gobernadores, sindicalistas, empresarios. Y a eso le tenemos que añadir todos esos gobernadores que decidieron endeudar a sus entidades federativas sin ningún tipo de contrapeso. El problema no es tanto el nivel de deuda, sino que hasta el día de hoy no sabemos en qué se fueron esos miles de millones de pesos.

Sin embargo, las condiciones han cambiado. López Obrador prometió cero deuda y austeridad, pero el negro horizonte que tenemos enfrente le reclama sensatez. La realidad le exige dejar de lado su terquedad y abrazar el pragmatismo. México tiene una doble crisis enfrente. 1o., la brutal caída de la economía que se avecina. Seremos, en América Latina, el 2o. país con peor desempeño económico. Los pronósticos suponen un decrecimiento de entre 5 y 8%. Para que nos demos una idea, en 1995, aquella crisis del salinismo, México decreció 6%. Por lo tanto, la caída económica del país podría ser peor que en aquellos años, con la salvedad -que no es menor- que la inflación está controlada. El shock cambiario de 1995 fue una tremenda depresión económica combinada con inflación (un escenario así no lo veremos).

Una 2a. crisis es la petrolera. El precio de la mezcla mexicana sigue en niveles inferiores a los 20 dólares por barril. Los pronósticos auguraban que el recorte acordado por la OPEP supondría una reapreciación, no obstante el precio no se elevó mucho en estos días.

Y, por supuesto, la crisis más importante: la social y laboral. A diferencia de otros países, México no tiene una red de protección social consolidada. Más de la mitad de la economía se mueve en la informalidad, no existe seguro de desempleo y la seguridad social cubre sólo a pocos mexicanos. Veamos la tragedia en el sector formal. De acuerdo con los datos de la Secretaría del Trabajo, sólo en marzo se destruyeron 346,000 empleos. Si la actividad económica comienza a normalizarse en junio, la destrucción de empleo podría acercarse al millón. Sólo hablando de los empleos formales.

Una cantidad superior podría presentarse en la informalidad y una amplísima cantidad de mexicanos serán obligados a tomar descansos o a cobrar un salario mínimo para mantener su puesto de trabajo.

Como lo señala Gerardo Esquivel, la otra tragedia son las Micro y Pequeñas Empresas. La pandemia podría supone el aniquilamiento de miles y miles de empresas en México.

De esas empresas que emplean a 4, 5, 6 personas. No estamos hablando de Ricardo Salinas Pliego o de Carlos Slim, sino de la ferretería de la esquina, el bar de la cuadra o la tienda de ropa del barrio.

El problema, como también señala el vicegobernador del Banco de México, es que si el enfriamiento de las empresas se convierte en muerte, la recuperación económica será lentísima. Imaginemos una gráfica: si las empresas sobreviven, la recuperación podría ser una "V", es decir una caída económica dura en 2020, pero una recuperación acelerada en 2021. Sin embargo, si las empresas mueren, en particular el tejido de MIPYMES, el futuro se parecería a una "L", una caída abrupta y una muy lenta recuperación que nos lleve años.

Y es aquí en donde la terquedad de López Obrador es incomprensible. La pandemia está apunto de aniquilar más que a su sexenio. Hasta el momento, el presidente ha optado por un discurso que confronta a las empresas. Y dice que no va a caer en los errores del pasado y no piensa rescatar a los multimillonarios de siempre. Estoy de acuerdo. Nadie pide un FOBAPROA, pero: ¿no se puede hacer más por las empresas? ¿no se puede invertir más en salud y hospitales? ¿no es posible habilitar una partida para esas miles y miles de familias que quedarán en el desamparo? ¿no es posible evitar que los trabajadores vulnerables caigan en pobreza? ¿no es esto más importante que la terquedad en mantener la ortodoxia macroeconómica? ¿no le está haciendo daño López Obrador a esos olvidados que prometió siempre tener en cuenta?

Hasta hoy, el presidente ha anunciado créditos por 50,000 millones de pesos. Una apuesta económica que no llega ni al 0.1% del Producto Interno Bruto. Son menos que aspirinas. Y no es cierto que no haya margen de maniobra. Pensemos que México tiene margen para un endeudamiento de un 6-7% del PIB. Estos son más o menos 1.7-2 billones de pesos. Con esa cantidad de recursos sería posible implementar un seguro de desempleo por cuatro meses, inyectar recursos a las micro, pequeñas y medianas empresas; posponer el pago de las responsabilidad de la seguridad social por un trimestre, y hasta dar oxígeno de un par de meses a empresas con problemas de liquidez. En el mismo sentido, el gobierno podría transferir recursos a estados y municipios que están sufriendo severamente para atender a los miles de enfermos por Coronavirus que aparecen cada semana.

López Obrador prometió proteger a los que menos tienen. Prometió estar al lado de los que más sufren. No obstante, su terquedad con privilegiar la ortodoxia fiscal supone traicionar a los que más necesitan que el Estado se haga presente en este momento. Endeudarse no tiene que ser para rescatar a empresarios parásitos del gobierno, sino para proteger a trabajadores y pequeñas empresas. La austeridad en momentos difícil es un suicidio nacional. México necesita un gobierno menos fiel a sus dogmas y más comprometido con la gente que sufre.

Enrique Toussaint Orendáin
(v.pág.13-A del periódico El Informador del 19 de abril de 2020).

Como anillo al dedo.

(V.periódico El Financiero en línea del 20 de abril de 2020).


La percepción es que el presidente no escucha voces fuera de un círculo cercano. Por un lado, en la comunidad académica predomina la sorpresa y el desconcierto respecto de la negativa a reflexionar con base en un posible diálogo respetuoso y fructífero. Por el otro, los gobernadores de partidos de oposición a Morena, legisladoras y legisladores, y líderes de partidos, han optado por el desarrollo de estrategias comunicativas y mediáticas de confrontación activa al proyecto del presidente López Obrador.

En el conjunto de la discusión política pública, el resultado de lo anterior es una preocupante comunidad de ruido, en la que no hay puentes para el entendimiento. Particularmente, quienes tienen mandato y responsabilidad política, están actuando, mayoritariamente con base en meros cálculos electorales, lo cual resulta mezquino, pero, sobre todo, contrario a la responsabilidad que tienen de tomar decisiones que serán determinantes, de manera literal, de la posibilidad de salvar, o no, el mayor número de vidas posibles en la fase crítica de la epidemia, así como proteger el patrimonio y los ingresos de la población más vulnerable ante esta crisis.

Hoy más que nunca es urgente que el jefe del estado mexicano sea quien proponga y lidere el diálogo -que no el debate- público. Que desarrolle los mecanismos necesarios para garantizar que las y los mejores mujeres y hombres que tiene el país, puedan aportar todo su potencial y capacidades, sí para la superación de la crisis, lo cual no puede ser resultado solo de la visión de un grupo -aun cuando sea ampliamente mayoritario-, sino la suma inteligente de visiones que pueden articularse en aras de un país auténticamente incluyente y representativo de la diversidad y pluralidad ideológica y política del país.

Dadas las dimensiones, magnitud y complejidades que caracterizan a México, lo urgente es construir los acuerdos necesarios, reconociendo que hay liderazgos más allá de los partidos políticos; que hay personas en la academia y en la sociedad civil enormemente activa y comprometida, y que al igual que el ejecutivo, aman a México, y que están dispuestas a hacer lo necesario para enfrentar la crisis y construir un país más democrático, justo e incluyente.

Sin una práctica política generosa y tolerante, no hay democracia. Y en su construcción, en un régimen presidencialista como el nuestro, el Presidente de la República es la única figura capaz de convocar a un proyecto común compartido.

Las circunstancias del país cambiaron radicalmente en los últimos 2 meses; y lamentablemente lo harán aún más las siguientes semanas. Y no hay de otra: o se construye un pacto nacional para que efectivamente se proteja a las personas más vulnerables, y encaminar a México hacia la más rápida recuperación; o estaremos condenados a seguir en un país polarizado, dividido, faccioso incluso en algunos sectores, que lastimará aún más a millones de mexicanas y mexicanos.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 20 de abril de 2020).

En nuestro país se ha instalado una discusión de alcance nacional que además se extiende al megáfono de las redes sociales. La lucha es encarnizada, plagada de descalificaciones y con 2 bandos muy claros: los que aplauden a los gobernadores y demeritan todo el trabajo del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, y quienes por otra parte, consideran traición a la patria cualquier postura contraria a lo que sale de Palacio Nacional.

Los argumentos sólidos, racionales y ocupados en el futuro inmediato del país, casi no tienen lugar en esta contienda, y cuando los hay, son ignorados porque el encono es total.

El llamado a la unidad, tan repetido que se desgastó casi por completo, no ha sido tomado por ninguno de los factores de poder en el país: no lo hace la Presidencia, tampoco el poder legislativo y mucho menos el judicial, que vive también su propio aislamiento voluntario. No lo hacen los organismos empresariales en general, y acaso la excepción son las instituciones académicas, que han conservado un resto de cordura y se unen a atender la emergencia sanitaria que se agudizará en las semanas siguientes.

En este extraño e histórico paréntesis nacional, hasta las iglesias que tradicionalmente se involucraron alzando la voz, se han quedado también a un lado, al prohibirse todas las actividades masivas.

Por si fuera poco, apenas al iniciar esta semana ocurren eventos extraordinarios: la más grave jornada de homicidios violentos con 105 en un solo día; la violencia no se detiene con la pandemia. En el ámbito económico, se registra la peor caída en los precios del petróleo, lo que sólo anticipa más daño a la economía mexicana, arrastrada por la estrategia de rescate de Pemex. Y para rematar, la reaparición de los senadores para aprobar el proyecto de Ley de Amnistía en un hecho que demostró la incapacidad de negociación de las fuerzas políticas, sencillamente porque la mayoría está sometida a la voluntad presidencial y el resto está disminuido por la desconfianza ciudadana.

En este revuelto escenario, ocurre que algunos gobernadores como Enrique Alfaro en Jalisco, o sus pares en Michoacán, Nuevo León, Coahuila o Tamaulipas, toman la iniciativa y deciden rutas de acción ya sea para encarar los contagios o para evitar un golpe económico más grave. Eso puede ser positivo en el mediano plazo y tal vez sea la semilla de un nuevo equilibrio en el ejercicio de gobierno.

Jorge Octavio Navarro
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 21 de abril de 2020).

Salvo que un milagro ocurra -hay quien cree que una estampita detiene al virus- terminaremos este sexenio con un país más pobre y muy probablemente -por la experiencia de crisis anteriores- con mayor desigualdad, algo inconcebible en términos de la filosofía y los objetivos del actual gobierno.

Ya nunca sabremos qué parte de este resultado habrá sido derivado de los errores de política de la actual administración y qué otra parte producto del desastre económico que en el mundo ha producido el Covid-19.

Para el común de la gente, será irrelevante. Al final de cuentas, ante un mayor empobrecimiento, no importa la relación de causalidad que se haya presentado.

Enrique Quintana
(v.periódico El Financiero en línea del 22 de abril de 2020).

No se trata solo de que el mundo será cada vez menos dependiente del petróleo y de que algunas naciones ya habían comenzado el camino hacia la abolición de los hidrocarburos como una política ambiental, sino que la pandemia puso en jaque al mercado para los próximos meses, quizás años, y cuestiona de raíz la política energética del actual gobierno.

La respuesta ideológica es que la caída de los precios del petróleo es el resultado de la crisis del modelo neoliberal. Todos sabemos que obedece a la recesión mundial por el coronavirus, pero da igual, el resultado es el mismo: la fuente de riqueza a la que le apostamos todas las canicas en los últimos 15 meses no va a funcionar. Refinar más en México no soluciona el problema porque extraer petróleo en México es muy caro (los costos indirectos de Pemex son altísimos) y refinarlo también (nuestras refinerías y su operador, Pemex Refinación, son terriblemente ineficientes). Y sí, es cierto, el modelo neoliberal está en crisis desde 2009, y prueba de ello es el ascenso de gobiernos nacional-populistas, de izquierda o de derecha, todos cortados con la misma tijera y producto de la misma incapacidad del modelo económico de moda los últimos 30 años para dar respuesta a las necesidades básicas de la población, pero eso nada tiene que ver con las decisiones propias del gobierno actual.

Más allá del discurso y del choro mañanero en el que siempre habrá culpables y él se muestra inamovible, hay que ver si el presidente es capaz de darle la vuelta al petróleo y hacer un gobierno resiliente, que entienda no solo hacia a dónde quiere ir sino dónde está parado y cuál es la mejor ruta al destino deseado.

Pemex, el buque insignia de la autodenominada 4T, se está hundiendo. El presidente y su equipo tienen de aquí a que termine la emergencia por el COVID-19 (junio o julio) para construir una nueva visión de la economía y una nueva propuesta si no quieren hundir su proyecto junto a la paraestatal.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 22 de abril de 2020).

Muerte natural.

Patricio
(23 de abril de 2020).


En México, Yucatán hizo un intento de separación y ahora se habla de la falta de equidad en el reparto del presupuesto federal de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, que si no llegan a un acuerdo formarían el Nuevo Reino de León. Guanajuato, Querétaro y Jalisco formarían la República del Bajío; en tanto que en el sureste han externado la idea de una república formada por Veracruz, Yucatán, Tabasco y Campeche.

El presupuesto federal no se distribuye en forma proporcional devolviendo a cada entidad los impuestos federales que genera, sino repartiéndolos en forma equitativa de acuerdo con sus necesidades. Ahora los estados inconformes quieren que se modifique el pacto federal lo cual perjudicaría a los estados más pobres. La razón es que no están de acuerdo con los megaproyectos del presidente AMLO, el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía que, irónicamente, es la patrona de los invidentes.

En el año 2018, Coahuila, Chihuahua, Guanajuato, y Nuevo León generaron 30.21% del PIB y recibieron de participaciones federales tan sólo 18.5%. En éste mismo año, entre 10 estados y la CDMX aportaron 66.2% del PIB, por lo que sí tienen razón en pedir que se revise el Convenio de Coordinación, a lo cual se ha negado el presidente que, como parte de su política de dividirnos, ha creado conflictos entre la sociedad, llamándonos a unos chairos y a otro fifís; a organizaciones empresariales regionales las ha enfrentado con las cúpulas nacionales.

Entre la pandemia y la actitud dictatorial de AMLO se está poniendo a prueba el pacto federal. Si no se llega a un acuerdo entre la federación y los estados inconformes, se abre una puerta para avivar una pasión, exacerbar los ánimos y estimular la formación de las repúblicas del Sureste, del Bajío y el Nuevo Reino de León.

Luis Jorge Cárdenas Díaz
(v.pág.8-A del periódico El Informador del 23 de abril de 2020).

En México no hay periodismo profesional e independiente, dijo López Obrador en una de sus típicas provocaciones y consabidos ataques contra la prensa que no le aplaude (y nos quejábamos de Peña). Que el presidente esté molesto con la prensa es en sí una buena señal de que alguien está haciendo bien su trabajo, porque la función del periodismo no es quedar bien con el poder, aunque siempre hayan existido versiones adaptadas a los tiempos de reporteros zalameros, los "lores molécula" en turno, los periodistas lagartos: hocicones, arrastrados y con cola que les pisen.

Hoy en México hay más y mejor periodismo que el que se hacía en las épocas doradas de las que habló el presidente. Negarlo solo habla de ignorancia o mezquindad. El periodismo de Proceso de los años 80 fue fundamental, entre otras cosas porque era una voz discordante en medio de un concierto orquestado desde la Presidencia de la República. Hoy ese concierto ya no existe y se hace buen periodismo en muchos frentes. López Obrador ayudó a ello quitando los convenios de la Presidencia de la República con los medios, pero ese es solo uno de muchos elementos de un proceso que comenzó en la década de los 90 y en el que con altas y bajas se ha venido avanzando cada año.

Decirse y sentirse el presidente más atacado desde Madero no es sino una forma de victimización con fines de polarización. Al convertir a la prensa en su enemigo y hacer tabla rasa del periodismo nacional, López Obrador simplemente desacredita la crítica y autoriza a sus seguidores a desoír a las voces discordantes: en el mundo ideal de la 4T el pueblo quiere lo que quiere el líder y solo el líder sabe lo que quiere el pueblo; la crítica solo distrae del objetivo.

El error que hemos cometido los medios y los periodistas en estos meses ha sido convertir al presidente en el foco de atención y referencia de todo y todos los días. Tenemos que deslopezobradorizar la vida pública del país y por lo mismo al periodismo. Tiene razón el presidente: la mejor manifestación de profesionalismo e independencia que podemos hacer en este momento los periodistas es dejar de hablar de López Obrador.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 23 de abril de 2020).

Pemex significa la principal fuente de recursos para el país luego de la derrama económica de la industria automotriz, las remesas y la actividad turística.

Si a la inestabilidad en los precios del petróleo sumamos la baja en las remesas y que tanto las plantas automotrices y las empresas relacionadas al turismo han sido las más golpeadas por la paralización de actividades por las medidas de aislamiento para mitigar los contagios del coronavirus, más son los focos rojos que se prenden por lo que repercutirán en la baja del crecimiento económico en México.

Por eso es altamente preocupante que el gobierno de la autollamada 4a. transformación ignore los llamados a revisar su política económica y replantear sus proyectos estratégicos como la construcción del Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y sobre todo la rehabilitación de las 6 refinerías que medio operan en México y la construcción de una nueva en Dos Bocas, como insistieron ayer los organismos empresariales de Jalisco al presentar el Pacto por la Estabilidad y el Empleo en Jalisco.

Porque el presidente y su equipo económico tendrán que hacer mucho más que decir que todo se debe al fracaso del modelo neoliberal especulador, e insistir en que la estrategia será refinar más petróleo crudo para comprar menos gasolinas, para enfrentar la recesión económica que se ve venir por todos los efectos de la pandemia del coronavirus, y que para nada nos vendrá como "anillo al dedo" como muy desatinadamente lo estimó López Obrador al calcular los efectos de esta emergencia sanitaria.

Jaime Barrera
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 23 de abril de 2020).

Nuestro federalismo, como muchas otras cosas de nuestra vida pública, es de papel, pues salvo contados momentos de la historia donde los estados sacan la cabeza, nuestra vida pública pasa toda por la capital. Pero, cuando en los estados mueven la aguas, retiembla en sus centros la tierra. La revolución de 1910 fue de los estados hacia el centro y el gran cambio democrático de finales del siglo XX, también.

Uno de los rasgos más evidentes de la actual administración es hacer todavía más centralista la vida pública. Con la excusa, fácilmente argumentable, de que los gobernadores malgastaban el presupuesto, el gobierno federal decidió que sería él y sólo él quien decidiría cómo malgastarlo. Hoy no se ejerce mejor el presupuesto, por el contrario, se concursa menos, se compra con prisas y los ahorros, los de verdad y los malentendidos, acaban difuminándose en una burocracia cada vez más ineficiente. Junto con la centralización se redujo también la presencia del gobierno federal en los estados, que si bien ganó terreno con la omnipresencia del presidente en la comunicación, lo perdió en el contacto cotidiano con los ciudadanos.

En este contexto, varios gobernadores comienzan la levantar la voz y a aprovechar las oportunidades políticas que ha dejado el gobierno federal particularmente por la ineficiencia que ha mostrado el sistema de salud en esta crisis. A los grandes sistemas, el IMSS y el ISSSTE, los tomó debilitados institucionalmente, con delegados desarraigados, los cual puede ser útil cuando se trata de combatir la corrupción, pero no para mejorar la salud; al Insabi, parido prematuramente, lo sorprendió sin estructura y a todos con un sistema de compras, que no termina de funcionar y genera desabasto. Todo ello ha dado a los gobernadores, bocabajeados durante todo el primer año de gobierno de Morena, la excusa perfecta para regresar a la palestra.

Lo que tienen los gobernadores y los alcaldes, que nunca tendrá el gobierno federal, es el territorio. Por más que crezcan los programas sociales y las estructuras de la Secretaría del Bienestar, el contacto básico de los ciudadanos sigue siendo con los gobiernos subnacionales. Hoy las grandes decisiones sobre cómo enfrentar la pandemia las están tomando los gobernadores en sus estados. Cada día son más los que en rebelión abierta o velada (cuando son gobiernos de Morena) se salen del huacal.

Los gobernadores ya entendieron que la grieta del monolítico y centralizado gobierno federal está en el sistema de salud. De cómo se gestione en los estados la crisis de coronavirus que se nos viene en las próximas semanas dependerá en gran medida el número de canicas con las que jueguen en la elección intermedia.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 24 de abril de 2020).

Empresario

Paco Calderón
(26 de abril de 2020).


Mientras Andrés Manuel López Obrador asegura que logramos "domar" a la pandemia, Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, insistió en que México es el país que menos pruebas de COVID-19 aplica.

Entre los 36 países que integran el organismo, México ocupa el último lugar con 0.4 pruebas de COVID-19 por cada mil habitantes. Lo sorprendente es que el promedio es de 22.9 pruebas por cada mil ciudadanos. Estamos a años luz de Italia (29.7), España (28.6) o Estados Unidos (15.6), por poner como ejemplo a los países que son el foco de la epidemia.

Ya dijo Hugo López-Gatell que cada caso hay que multiplicarlo por 8 para compensar el subregistro, pero... ¿no se estará quedando corto?

Allá en La Fuente
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 28 de abril de 2020).

Ante la inminente crisis económica provocada por el COVID-19, es urgente que se revise la viabilidad de programas y proyectos de inversión del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, como el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, consideró el diputado federal del PRI, Fernando Galindo.

El legislador señaló que existen programas federales que no han demostrado su éxito, por lo que tienen que revisarse.

"Sí hay margen de acción, sí hay margen de ajuste, siempre hay margen para la austeridad, para focalizar, pero siempre tienes que hacer una revisión. No sólo de eso, sino todos los proyectos de inversión, cuáles sí tiene rentabilidad cuáles no, si Dos Bocas tienen la rentabilidad que se necesita o se pueden distribuir esos recursos, revista qué utilidad tienen algunos de los programas sociales, es conveniente Sembrando Vidas o mejor armamos un programa de empleo temporal", comentó.

Precisó que frenar proyectos como el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas ayudaría a enfrentar la crisis económica, pero explicó que también se tendría que disponer de recursos de fondos o fideicomisos federales y estatales.

"Si no se hace un cambio de política para mantener los empleos del sector formal e informal, el gobierno federal va a tener poca capacidad de generar ingresos y aunque quiera hacer estos proyectos no va a tener ingresos para hacerlos, entonces es ahí donde hacer un cambio o una focalización de esos recursos te puede llevar a que en el mediano plazo los puedas reactivar", sostuvo.

De acuerdo con Galindo, este año habrá un boquete superior a los 300,000 millones de pesos en los ingresos.

(V.pág.8-A del periódico El Informador del 28 de abril de 2020).

Era un mediodía como lo han sido siempre los de mayo en Guadalajara: seco, brillante y muy caluroso. Transcurría el 2o. quinquenio de los años 90 y Jalisco se entusiasmaba con la alternancia. Después de las explosiones del 92 y el asesinato del cardenal Posadas Ocampo en el 93, con el agregado del magnicidio de Luis Donaldo Colosio en el 94, los jaliscienses habían sacado al PRI de Casa Jalisco.

En la Universidad de Guadalajara, algunas decenas de jóvenes cursábamos Estudios Políticos en el campus de Ciencias Sociales y Humanidades. Aún había una glorieta de La Normal y ni trazas de un Tren Ligero.

Una profesora menudísima, morena, de cabello escaso y ensortijado, hacía esfuerzos por compartir sus conocimientos de Teoría Política. Helena Hernández trataba de hacer entender en castellano los conceptos que por años había manejado en el francés aprendido en París. Teníamos sobre el pupitre copias fotostáticas o algún ejemplar de "El Federalista", de Jay, Hamilton y Madison. Obligadamente, debíamos haber leído lo fundamental "Del Espíritu de las Leyes", de Montesquieu, particularmente el capítulo 6o. del 11o. libro de aquel mamotreto, dedicado a ponderar la división de poderes.

La doctora Hernández era paciente, pero no podía evitar los regaños y reiteradamente lamentaba que hubiera estudiantes en clase sin haber leído ni 2 líneas de los autores encomendados. Sentíamos urgencia porque se consumieran los minutos restantes.

Transcurrió casi un cuarto de siglo desde aquel día.

Recuerdo su comentario, aunque después de los años comparto el contenido, aunque no la textualidad: "Ahora que los políticos son tan populares y conocidos, aquí en Jalisco y en México, y aparecen en titulares y entrevistas, hacen evidente su desconocimiento. No saben de teoría política. Todos, desde regidores a diputados, presidentes municipales y gobernadores, deberían leer 'El Federalista'; tendría que ser obligatorio. Cuando menos sabrían cómo elaborar sus discursos sin ser tan patéticamente ignorantes".

El salón de clases estaba cargado de vapores. Caluroso, ¿lo mencioné? No se movió una sola ceja y la sentencia pasó sin ninguna reacción.

Helena Hernández subrayó la importancia de la división de poderes. Habló de Montesquieu y de su gigantesco trabajo comparativo que fundamentó las democracias occidentales bajo un principio todavía vigente, al menos en aquellos textos del siglo XVIII y los miles de análisis conservados en bibliotecas universitarias de todo el mundo: EVITAR la acumulación de poder. Dividirlo. Establecer contrapesos. Crear instituciones que acaten leyes. Defender los poderes locales y la autodeterminación de las comunidades.

Hamilton, Jay y Madison argumentaron este principio en sus varios artículos, y los nombres de estos personajes permanecen anclados a la teoría de la democracia, donde quiera que se revise.

¿Qué ocurre en México, que las instituciones se debilitan día con día, el legislativo se desvanece y el poder judicial vive en aislamiento? ¿Pasará sin problema la acumulación de poder en el presidente López Obrador sin que su gabinete reaccione, sin que haya resistencia de la oposición, sin que el ciudadano sea otra cosa que el beneficiario de un programa social que le corresponda por edad o condición inevitable?

Será que hace mucho calor y quisiéramos que todo esto se consumara por el tiempo. Pero sin acciones no hay cambios.

Jorge Octavio Navarro
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 28 de abril de 2020).

Desde 1938 que se expropió [el petróleo], no ha dejado de ser un problema que ha generado más perjuicios que beneficios. Los productos del petróleo nunca han beneficiado al pueblo, solo a líderes sindicales y altos funcionarios públicos; los combustibles han sido más caros que en los demás países productores de petróleo.

El futuro del petróleo no se avizora nada promisorio, el avance de la tecnología hacia el uso de otros energéticos, menos contaminantes y más rentables que irán desplazando al petróleo como la energía eléctrica y la eólica, por lo que invertir en desarrollo petrolero en la refinería de Dos Bocas y rescatar al elefante blanco de Pemex, son craso error que pagaremos muy caro todos los mexicanos.

Luis Jorge Cárdenas Díaz
(v.pág.10-A del periódico El Informador del 30 de abril de 2020).

La pandemia también ha desnudado al poder y se ha visto con mayor claridad el deslinde de clase.

Por un lado, tenemos la falta de preparación de los gobernantes, y sus discursos que, si ya de por sí eran viejos, la emergencia sanitaria los desinfló por completo. Del otro, las clases privilegiadas que pueden refugiarse y vivir con mayor soltura un confinamiento sin el riesgo de quedarse sin comida ni lujos. Y abajo, la clase trabajadora que no puede acceder a la protección mínima, ni económica ni sanitaria -¿cómo guardas la distancia a la hora pico en el metro?- y a la que se le exige, además, que nos siga surtiendo de alimentos, de garrafones de agua, que siga atendiendo cajas de cobro en el súper. Y en medio del desastre, surgen como héroes imprevistos los médicos y las enfermeras, todo el personal que trabaja en un hospital y se juegan la vida al cumplir con su trabajo.

Hay un vacío de poder en la política, y una política sin poder entre la sociedad civil. No fueron las críticas ni los adversarios quienes exhibieron este nuevo estado de cosas. Fue la emergencia mundial, el derrumbamiento de un modo de vida. La pregunta es, ¿cómo vamos a organizarnos socialmente si estamos confinados? Uno pensaría, si ya todos tenemos un registro en las redes sociales podríamos vernos y hablarnos allí. Pero las redes no son nuestras, es un patio de juegos, de protesta (limitada), de experimentación y experiencia que nos presta la élite. No va a soltarla para una verdadera organización civil con miras a un cambio. Como siempre, será a ras de piso, en la calle donde esas estrategias sean posibles. Pero ahora estamos voluntariamente confinados. La desobediencia civil sería el contagio.

Pero el temor al contagio deshumaniza. La amenaza de muerte que se cierne sobre todos, lejos de fomentar la asistencia mutua, nos ciega y estimula nuestros peores comportamientos. La violencia contra los médicos por parte de civiles será una vergüenza que nos marcará como sociedad. Pero hay otra violencia, menos espontánea, más bien, planeada y dirigida. La Guía Bioética que emitió el gobierno en estos días, es una verdadera pesadilla distópica. Dispone que si sólo hay un ventilador respiratorio y hay 2 pacientes, uno de 80 años y otro 20, se debe salvar a aquél cuya vida "está por completarse". Es decir, al joven. En unos días, el documento bajó de "guía" a "proyecto", y paso se encontrarse fácilmente en redes al "not found, server error 404". Lo que menos importa es si podemos leerla o no, lo importante es si se va a cumplir llegado el momento. Sólo las ficciones distópicas habían ido tan lejos: dejemos morir a los viejos, cobran pensiones y ya no trabajan.

Dejemos vivir a los jóvenes, son fuerza activa de trabajo y están por pagar décadas de impuestos.

Pero los muertos van a tocar a la puerta, primero, y a derribarla a patadas después. ¿Qué va a ocurrir una vez que podamos salir, pero ya no sea posible ir al trabajo porque no existe nuestro puesto, o incluso no existe nuestra oficina o colegio? ¿A dónde vamos ir a buscar trabajo si otras empresas habrán desaparecido y serán miles los que busquen el mismo puesto?

En su más reciente libro, el biólogo Jared Diamond explora las crisis a las que se han enfrentado tanto las personas como los países, y augura que vendrán crisis planetarias. Propone algunas herramientas útiles para superarlas: la más importante es reconocer que se vive una crisis; en una entrevista, dijo algo que a los mexicanos debería preocuparnos: "en mi país tenemos a este presidente superestúpido que es Trump, que niega que EE UU esté en crisis, sobre todo niega las que pueda haber causado él". Otro de sus consejos es hacer cambios selectivos y tener mucha paciencia con los fracasos a los que pueden conducir esos primeros cambios.

Desde nuestras casas, sin movernos, estamos asistiendo a una crisis histórica y planetaria, como las que hasta ayer leíamos en los libros sin preocuparnos. Cuando se abran las puertas, tendremos que hacer cambios, primero en nuestra vida personal, y después en nuestra comunidad. No desde las redes que son graderías de fanáticos. Tampoco debemos esperar ayuda de nuestros políticos.

Estamos solos y a la intemperie. Confiemos en nosotros, en nuestra capacidad para sobrevivir y cambiar.

Daniel Rodríguez Barrón, escritor
(v.pág.15-A del periódico El Informador del 1o.de mayo de 2020).

La Fase 3 de la epidemia nos ha puesto a todos en la Fase 1 de la debacle económica. Y si queremos "aplanar" la curva de desempleo y quiebras masivas de negocios, tenemos que tomar medidas financieras y comerciales, igual de dramáticas y contundentes que las sanitarias.

Todo indica que al gobierno no le importa mucho aplanar la curva del desempleo, y crecimiento económico -espejo de la curva de contagios- que muestra la caída estrepitosa de la generación de ingresos.

Las medidas económicas adoptadas por el gobierno hasta ahora son aspirinas, placebos o falacias para combatir la enfermedad mortal que ha comenzado ya a causar estragos en la población.

Es inconcebible que por un lado el gobierno quiera generar empleos y por otro dé cero facilidades a los empleadores (más del 90% de los empleos los genera el sector privado), lo que ha obligado a este sector a buscar por su cuenta soluciones que, lejos de ser aplaudidas, han generado molestia por no consultar a un mandatario que se niega a prestar ayuda. ¿Y cómo se va a tomar en cuenta a un presidente cuyo "modito" de gobernar confronta, divide y evade la realidad? ¿Acaso los ciudadanos estamos de floreros?

Es una falacia la afirmación de que el gobierno va a crear, en 9 meses, 2 millones de nuevos empleos.

Nada más como referencia: durante todo el sexenio anterior se registraron en el IMSS 4 millones de nuevos empleos; AMLO, en medio de una crisis económica mundial, pretende crear la mitad de ellos en la octava parte del tiempo.

Más bien pienso que mientras para el presidente una dádiva mensual equivale a un empleo, para el sector privado un empleo es el que se formaliza mediante la celebración de contratos entre el trabajador y el empleador, con los que el empleado goza de la protección y los beneficios que la ley establece en materia laboral y, por otro lado, se compromete a cumplir con el pago de impuestos, seguridad social y prestaciones. Gran diferencia.

El gobierno no es, ni debe ser empleador, debe ser el facilitador y generador de condiciones favorables para que el sector privado cree y ofrezca empleos.

Por otro lado, el presidente ofreció otorgar 3 millones de créditos de 25,000 pesos cada uno, de los cuales un millón será para apoyar a las pequeñas empresas afiliadas al Seguro Social, otro millón para pequeños negocios de la economía informal, y otro millón para los trabajadores al servicio del estado.

Por supuesto que está bien dar ese apoyo que, aunque sea insuficiente, dará un respiro durante algunos meses. Pero como todo crédito finalmente habrá de pagarse, esta medida hay que verla como un recurso transitorio.

Lo digo porque este crédito, aunque sea en condiciones favorables, servirá igual que las tarjetas de crédito que utilizamos sin mucho pensar y sin ser conscientes que pagar con un crédito en realidad no es pagar, sino pedir prestado para comprar.

Mejor sería para todos que ese crédito fuese a fondo perdido, pues las posibilidades de pagarlo sin contar con una fuente de pago relativamente segura, llámese empleo o negocio, lo único que logra es postergar el problema, "patear el bote", como coloquialmente se dice, con la esperanza de que en el futuro aparezca alguna solución de fondo, como es la posibilidad de generar ingresos y la obtención de un empleo formal y permanente.

La verdad es que el presidente tiene suerte. Sus amuletos le funcionan, pues tiene la fortuna de contar con un sector empresarial activo e inteligente que, ante la adversidad, busca y encuentra soluciones a los problemas que el gobierno debiera resolver por sí solo, con lo que se aminoran las consecuencias de una crisis inédita y profunda como la que estamos viviendo, y aligera la responsabilidad del presidente para sacar adelante al país.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(1o.de mayo de 2020).

México es un país con más de 50 millones de pobres. A veces se nos olvida. Un país en donde franjas de gran riqueza coexisten con la pobreza más miserable. El capitalismo nos dijo que no había porque preocuparnos por la desigualdad. La competencia y la mano invisible del mercado terminarían haciendo justicia social a través del mérito. El Estado es ineficiente y corrupto, hay que borrarlo del mapa, nos decían. Así, todas las formas de protección social se fueron erosionando. Las funciones del gobierno se fueron privatizando aceleradamente, y ahora la protección social la pagan los ricos y la clase media a través de seguros carísimos, mientras que los pobres, como dice López Obrador, sólo les queda la familia.

Incluso, las clases medias se volvieron tan frágiles que cualquier turbulencia económica las arroja a la insolvencia. Los datos económicos que empieza a esbozar la crisis por el Coronavirus son muy duros. Se perderán cientos de miles de empleos, los salarios depreciándose rápidamente y muchísimos mexicanos caerán a la pobreza si no se hace algo ya. Veremos la destrucción de miles y miles de PYMES que emplean al grueso del capital laboral en México. ¿Y el Estado? Sufre de anemia, es incapaz de dar una respuesta a la altura del reto que tenemos. Municipios hacen lo que pueden poniendo aspirinas económicas al alcance de unos pocos. El Gobierno del Estado coloca créditos por mil millones de pesos, y la federación planes que nunca llegarán a los más pobres. Los más desfavorecidos, aquellos que están pensando hoy qué comerán mañana, sólo tienen a la familia, los lazos comunitarios y, ese otro cínico personaje: el narco. El narcotráfico está aprovechando la crisis para disputarle la legitimidad social al Estado. Si en muchos territorios de nuestro país, los criminales mandan más que las autoridades y son, incluso, mejor vistos que los políticos, hoy encuentran un caldo de cultivo mucho más propicio para extender su base social.

El presidente tiene una idea premoderna de la seguridad social. Apela permanentemente a las familias como esa red de protección social y bienestar en México. Para un mandatario que se asume de izquierda, eso debería ser más una preocupación que motivo de orgullo. Y no porque los integrantes de las familias no deban apoyarse entre sí, sino porque es el indicativo de la desaparición de la seguridad social. Del lazo solidario entre aquellos que más tienen y los que menos tienen. En un país que cree en el Estado de Bienestar, la solidaridad no es una limosna de los ricos a los pobres, no es un "paro" entre primos o hermanos, sino la posibilidad de crear una red que proteja al más vulnerable con los impuestos de todos. ¿De qué desafíos estuviéramos hablando en México si tuviéramos seguro de desempleo como en países desarrollados? ¿Qué hubiera pasado si tuviéramos una renta básica para apoyar a aquellos que están por debajo de la línea de bienestar? ¿Cómo sería nuestro país si la red de hospitales públicos estuviera en buenas condiciones? ¿Cómo estaríamos atacando a la pandemia si la seguridad social fuera universal?

La familia es el último de nuestros recursos y cuando la familia no puede, ahí está el narcotráfico.

El presidente ha dicho que la pobreza es la razón por la que tantos y tantos jóvenes optan por engrosar las filas del narco. Por supuesto que es gran parte de la explicación. Es el abandono del Estado. Y aunque las transferencias monetarias son un piso mínimo de ingreso para adultos de la 3a. edad y jóvenes, sólo se puede derrotar a los narcos con Estado de Derecho y estado de bienestar. Cuando hay hambre, importa poco el debate sobre la legalidad y la ilegalidad. Los estados de bienestar parten de la base de que la ciudadanía tiene derecho a vivir con niveles mínimos de dignidad. Qué hay derechos que no deberían ser mercancías: la salud, la educación, una pensión. Y, para ello, hay que construir instituciones (de salud, educativas, de protección social), no concebir al Estado como un cajero automático que sólo reparte dinero en efectivo.

El narcotráfico, y la pésima política prohibicionista de drogas, ha dejado sangre, dolor y tragedia en México. Para romper los lazos sociales que ha construido el narcotráfico, es necesario que el Estado aparezca. En muchas ocasiones, esa familia que tanto realza el presidente sólo es un reproductor de la legitimidad misma que quiere construir el crimen organizado. Necesitamos más Estado en forma de derechos y oportunidades. No más burocracia inservible, sino capacidad para decirles a los ciudadanos de ese México que sufre, que existen instituciones para responder a sus demandas.

Enrique Toussaint Orendáin
(v.pág.9-A del periódico El Informador del 3 de mayo de 2020).

Va a ser muy difícil tomar decisiones sobre la reapertura si el gobierno mantiene la filosofía de que se apliquen pruebas sólo a aquellas personas que tienen síntomas (y a veces ni a ellas). Para tener la certeza de que es factible reabrir con un nivel de seguridad razonable sería necesario que esa visión cambiara y se hicieran cientos de miles de pruebas de manera proactiva, buscando detectar el virus o los anticuerpos que algunos ya han desarrollado. Esta es quizá la condición más difícil porque implica una modificación radical en la visión que hasta ahora ha sostenido la autoridad.

Se requiere que tras la reapertura selectiva, los negocios, el transporte y los espacios públicos apliquen protocolos sanitarios estrictos como el uso de cubrebocas, en algunos casos de mascarillas y guantes, y desde luego la distancia física. Si esto no pudiera cumplirse, lo más probable es que una reapertura traiga consigo el rebrote de los contagios y conduzca a un nuevo confinamiento.

Dado que no se podría reabrir de golpe toda la economía, sería necesario que hubiera una decisión racional respecto a qué actividades son las que deben reabrirse. Cuando en el decreto del 24 de marzo se definieron actividades esenciales, claramente hubo decisiones que implicaban capricho de la autoridad, como considerar esencial la construcción de la refinería en Dos Bocas, el Tren Maya o el aeropuerto de Santa Lucía, o permitir que los proveedores tuvieran actividad para evitar que estas obras no pararan por falta de materiales.

Lo que ahora se requiere es una decisión que integre realmente los criterios de salud, económicos y sociales, y que no sea la simpatía presidencial por los proyectos... o por determinados empresarios, lo que defina la reapertura.

Si resulta que los datos oficiales de la Secretaría de Salud indican un descenso de la curva, pero existen fundadas sospechas de que no se están integrando todos los casos generados en los estados o por los particulares, y que se están ajustando para que el modelo ofrezca los resultados deseados, entonces habrá razones fundadas para dudar de que sea el momento de reabrir. Se requiere información libre de toda duda.

Más nos vale en la etapa que viene actuar con inteligencia, honestidad y prudencia si no queremos que apenas efectuada la reapertura tengamos que volvernos a poner en cuarentena ante un virus que vuelve a atacar.

Enrique Quintana
(v.periódico El Financiero en línea del 4 de mayo de 2020).

Uno de los peores distintivos y "armas" de los vividores de la política -que no políticos- es la mentira, y de acuerdo con su léxico, existen mentiritas piadosas para no perturbar al pueblo pen...sante, y mentirotas de campaña electoral y de gobierno, "por el bien de la patria", dicen ellos. El caso es que entre tanta mentira, ya no sabe uno ni qué hacer en medio de una irrealidad cada vez más complicada y ante un futuro tan incierto como lo es la vida misma.

El mundo al revés se quedó corto.

Desde muy temprano y durante el día vemos, escuchamos y sufrimos de estos ejemplos y contradicciones en muchos sentidos: salgan a la calle y apoyen a los micro empresarios -el que tenga con qué-; en los últimos sexenios se ha tenido un pésimo crecimiento económico (crítica en campaña); el crecimiento no lo es todo (cuando son gobierno).

Se autonombran republicanos apegados a derecho cuando les conviene, y cuando no, buscan quitar a los diputados sus funciones -en las que hay dinero de por medio, claro- para dárselas al presidente.

Abrazos y no balazos... mientras que millones de mexicanos se debaten entre el dilema que implica salir de casa a buscar el sustento familiar o quedarse en casa para protegerse y no contagiar a otros del coronavirus, legisladores de Morena y sus aliados aprueban ley de inmunidad para primo-delincuentes y otros, a iniciativa de López Obrador (¡ya ven que sí cumple sus promesas y/o compromisos de campaña, con taquiza de por medio y vaya usted a saber cuánto más!), pero lo que se ve no se pregunta. Inmunidad, que en el lenguaje coloquial es un sinónimo muy cercano a impunidad, con la que se está dejando la puerta abierta a quienes han delinquido impúdicamente, y al mismo tiempo se reprime y hasta se castiga al que necesita trabajar para poder comer y llevar el sustento a su familia.

En su economía -la de los pseudopolíticos-, con un criterio demandan austeridad, con otro se autorizan compra de seguros de vida, reciben atractivos aguinaldos por adelantado y, por si fuera poco, realizan múltiples y lucrativos negocios de compras a sobreprecio y sin licitar.

Lo único real, es que con independencia de raza, cultura, tipo de gobierno y posibilidades, hay una gran mayoría de gente que está muerta de miedo ante un doble escenario, ambos de muerte. O morir a causa de la enfermedad producida por el coronavirus, o pasar a mejor vida por inanición, por falta de alimentos pues.

Cuauhtémoc Cisneros Madrid
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 4 de mayo de 2020).

El objetivo del gobierno federal desde el inicio era posponer el pico lo más posible, achatar la curva, para no saturar el sistema de salud que, lo sabíamos desde el inicio de la pandemia, es sumamente débil. Lo era antes de la llegada de López Obrador a la presidencia y él ayudó, es cierto, a empeorarlo con las medidas de austeridad, compras consolidadas y desaparición del Seguro Popular. Pero para efectos del combate a la pandemia la debilidad estructural era preexistente.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 6 de mayo de 2020).

La experiencia internacional muestra que la única forma de poder realizar una apertura sin elevar los riesgos de un rebote de los contagios es mediante la realización de miles de pruebas.

Aceptando que lo más importante en esta fase de la pandemia es evitar la saturación de la infraestructura hospitalaria en lugar de registrar el número de casos leves o estimar los asintomáticos, esta circunstancia cambiaría radicalmente en un contexto del fin del confinamiento.

No se ve cómo puede ser posible que el 1 de junio el país pueda salir libremente a la calle si no existe una idea más precisa del volumen de contagios, del grado de inmunización, así como de la distribución geográfica detallada de éstos. Y para ello se necesitan pruebas, pruebas y más pruebas, lo que la autoridad ha rechazado consistentemente [Salen muy caras y se acabaría el dinero para las "prioridades" del gobierno - el webmaster].

Pudiera parecer prematuro empezar a hablar de las condiciones para que se reabra la economía en México.

Pero si no empezamos a discutirlo ahora y a definir con precisión los criterios que van a usarse para tomar la decisión de hacerlo, podemos incurrir en acciones que tengan consecuencias trágicas para el país, como el disparo de los fallecidos o la necesidad de un nuevo confinamiento.

¿Prevalacerá el dogma o los científicos que se convirtieron en políticos apelarán a lo que les dice la razón?

Enrique Quintana
(v.periódico El Financiero en línea del 6 de mayo de 2020).

La curva.

(V.periódico El Financiero en línea del 6 de mayo de 2020).


La emergencia sanitaria provocada por la aparición del nuevo coronavirus SARS-COV-2 puede ser pensada como un evento que alteró el "curso normal" de nuestra sociedad, y que una vez superada la emergencia podremos regresar y retomar lo que "parcialmente se ha suspendido"; o por otro lado, puede verse como una crisis que profundiza a otras crisis y emergencias previas, cuya severidad no estaba siendo apropiadamente dimensionada ni atendida.

En el ámbito de la salud, los datos del diagnóstico son más que preocupantes. Cada año fallecen alrededor de 105,000 personas por diabetes; más de 130,000 por enfermedades del corazón; alrededor de 60,000 por accidentes; casi 40,000 por homicidios y defunciones violentas de intención no determinada; más de 20,000 por enfermedades alcohólicas del hígado y alrededor de otras 30,000 por cánceres asociados al consumo del tabaco y alimentos ultraprocesados y ultracalóricos.

En lo social, la pobreza es uno de los problemas estructurales asociados tanto al bajo crecimiento económico como a las condiciones de precariedad laboral que se han acentuado en los últimos 30 años. Esto nos ha llevado a que únicamente alrededor del 5% de la población ocupada perciba ingresos por arriba de los 5 salarios mínimos; y a que el resultado más evidente sea que hay más de 50 millones de personas que viven en la pobreza.

En el ámbito de los hogares, las condiciones de violencia y desigualdad crecen. La violencia que se ejerce en contra de mujeres, niñas y niños es generalizada; la distribución del trabajo doméstico no remunerado recae mayoritariamente en mujeres y niñas; mientras que prácticamente el 28% tiene jefatura exclusiva femenina.

En el terreno de la violencia social, las tasas de robo, lesiones, homicidios y feminicidios siguen, aunque lentamente, creciendo y alcanzando, para azoro y doble preocupación cada vez más récords impensables hace sólo 10 años, en que la violencia que generaba el crimen organizado era mucho más que intolerable.

En el ámbito de la política, la crisis llega justo cuando el apoyo de la población a la democracia se encontraba en sus niveles más bajos. Nuestras instituciones son aún frágiles y el déficit de ciudadanía se mantiene ahí, mientras que la oposición política al gobierno de la república sigue extraviada, fragmentada y sobre todo anémica en su capacidad de generar propuestas alternativas y viables para construir consensos que nos lleven a un nuevo acuerdo nacional para superar los inmensos dilemas que tenemos enfrente.

Ante la semi-parálisis económica global, se le ha dado un ligero respiro a la crisis climática y ambiental. Signo inequívoco de que el estilo de desarrollo prevalente es inviable y de que estamos obligados a generar nuevas formas de producción, nuevos patrones de consumo y nuevas lógicas de convivencia reconociendo que somos parte, y no amos de nuestro planeta.

Es en este contexto en el que nos golpea la emergencia sanitaria; la cual modifica las variables fundamentales sobre las cuales se diseñó la propuesta de gobierno de la presente administración.

Cuando el virus nos dé tregua -porque habrá de hacerlo en algún momento-, deberíamos estar listos para poner en marcha una nueva generación de consensos; con nuevas reglas de diálogo; con una nueva lógica de respeto a las diferencias y con un ánimo renovado para avanzar, en la pluralidad, hacia la consecución de grandes metas nacionales en beneficio de todas y todos, poniendo por delante a las y los más vulnerables y pobres.

Por esta razón, quienes pensamos desde premisas -que no objetivos y metas fundamentales- distintas a las del Jefe del Estado, debemos insistir en la necesidad de dialogar respetuosamente; de proponer alternativas compatibles con la visión que obtuvo la mayoría en las urnas; y de contribuir a pensar críticamente a nuestra sociedad.

Es tiempo de construir unidad en la pluralidad política y social; es el momento de dialogar y escucharnos respetuosamente; de encontrar puntos de confluencia y reconciliación; porque el país es nuestro patrimonio, pero también y, sobre todo, responsabilidad de todas y todos que su presente y su futuro esté garantizado.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 11 de mayo de 2020).

En unas semanas todo ha cambiado. Se perdió la certidumbre.

Ayer, aunque en forma precaria, injusta, dolorosa incluso, los mínimos indispensables estaban cubiertos, aunque no para todos.

Un salario insuficientemente remunerador, que se sumaba al de la familia, permitía enfrentar el día a día. No ajustaba, pero hay la llevaban. No todos tenían casa, pero sí había una casa a la que todos llegaban y compartían lo que había. Había solidaridad, esperanza.

Un sistema de salud, disminuido, precario, inequitativo, injusto, humillante si se quiere, permitía ir superando, a muchísimas mexicanas y mexicanos las enfermedades y padecimientos que van de la mano de la vida.

Una estructura educativa deformada por los intereses políticos, llena de pequeños egoísmos, deficiente por su calidad, incapaz de formar personas para el éxito, lejana a convertirse en la palanca para lograr la movilidad social y ofrecer un mejor destino, no era lo mejor, pero funcionaba.

Sí, ahí estaba, con todas las imperfecciones que se quiera, sin embargo, era una tablita de salvación para quienes le apostaran al esfuerzo personal. No incluía a todos, pero muchos pudieron por esa vía construir un futuro mejor.

La seguridad pública no era ajena a múltiples intereses, pero funcionaba. Las calles, cubrían su doble propósito: eran las vías que conectaban a la ciudad, pero también eran el espacio de convivencia del barrio. La calle era prolongación del hogar y era segura.

El problema es que el tejido social se rompió.

El problema es que el gobierno se vació de autoridad, perdió su razón de ser, y parece que a pocos importa.

El problema es, entre otros, que dejamos de conjugar en primera persona del plural y las únicas palabras que nos importan son: Yo y Mío.

Eugenio Ruiz Orozco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 11 de mayo de 2020).

Algunos de los sucesos que hemos podido ver en estos días con motivo de la pandemia, retratan la miseria humana de quienes especulan con alimentos y bienes indispensables para salir adelante ante esta situación, pero sobre todo de quienes circunstancialmente son "autoridá".

Vemos imágenes de un grupo de policías municipales gritoneando a un pobre micro emprendedor que se atrevió a subir la cortina del local en donde vende algunas baratijas para sobrevivir, y con toda prepotencia llegan, le cierran el negocio y no contentos con eso lo someten a golpes para llevárselo en una patrulla. Por otro lado existen tiendas como Elektra -los ricos consentidos del sexenio- en todo el país, que anuncian sus puertas abiertas, lo menos que uno puede hacer es recordarles a su progenitora, apretar la mandíbula y crujir los dientes.

Y no importa el disfraz o uniforme que porten, otros, con nombramiento de inspectores -"autoridá", pues- decomisan las artesanías de una familia que ante la necesidad de tener para comer se atrevió a sacar los productos de barro que emergen de sus diestras manos e incomparable imaginación, respaldadas por una tradición centenaria, otrora orgullo de la región, para realizar el trueque por comida o despensa.

Y ni que decir cuando ves llorar desconsoladamente a una mujer luego de que un grupo de policías le tiró al suelo los pollos que había sacrificado para ofrecer en una mesita y con ello mantener a su familia. Historias éstas que son una clara evidencia del resentimiento social de dichas "autoridades", que lejos de ser sensibles y ver por el bienestar del pueblo, más bien buscan desahogar sus instintos antisociales e inhumanos, eso sí, siempre y cuando sea con personas que no se puedan defender por si mismas, porque de actuar contra los delincuentes nada, mejor se los hacen compadres... ¿verdad, Ovidio?

Cuauhtémoc Cisneros Madrid
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 12 de mayo de 2020).

En México no tenemos idea de cuánta gente se ha infectado de Covid-19. Los casos confirmados son un universo puesto en entredicho por múltiples factores: desde escasez de pruebas hasta deficiencias estructurales en el registro de enfermos.

Cuán extenso ha sido el contagio por este coronavirus es una interrogante de la cual sólo tenemos indicios, si bien nos va, de alcance regional.

Vamos a pasar los próximos meses jugando al gato y al ratón. Tratando de revivir la economía sin matar a miles de personas en el intento.

Por eso no hablemos de nueva normalidad cuando apenas vamos a experimentar los estragos de una nueva realidad, una tocada por un virus letal.

En esa realidad, los gobiernos tendrán que aprender a administrar la muerte. Es duro ponerlo en esos términos, pero no hay otros.

Cada autoridad, empresa, organización, familia o persona debe estar consciente de que los planes gubernamentales para la apertura se hacen en la intención de que, al reactivar la economía, se eviten otros costos sociales. Mas no será gratis.

Tocará aprender a arriesgarnos lo menos posible. Pero el 'no arriesgarse' está fuera de las opciones realistas.

Mientras no haya vacuna o tratamiento eficaz, el objetivo debe seguir siendo uno solo. Cada medida decretada por un gobierno, y asumida por la población, debe tener como meta el no desbordar la capacidad sanitaria para la atención de contagiados.

Esa divisa permitiría calibrar la válvula de las actividades económicas, escolares e incluso de entretenimiento. El límite de la circulación de personas lo pondrá la capacidad de atención hospitalaria a quienes resulten enfermos.

El problema es cómo calcular ese factor cuando no contamos con data suficiente de contagios y cuando la nueva realidad no incluirá la masificación sustantiva, en millones y no miles, de pruebas para detectar portadores de este coronavirus.

Abriremos sectores y actividades, y a las dos semanas veremos costos en contagios y, eventualmente, decesos.

En el ajuste de esa nueva realidad habrá que pagar costos. Monetarios, muchos. De salud, otros. Y cuando dominemos esas nuevas rutinas, en las que al principio no cabremos todos, quizá comencemos a vislumbrar la forma de eso que llaman la nueva normalidad. Pero falta mucho para ello. Mucho dinero perdido, mucho tiempo y demasiado dolor.

Salvador Camarena
(v.periódico El Financiero en línea del 13 de mayo de 2020).

En Ciudad de México hay quien cree, comenzando por el presidente, que esto ya se acabó y que ganamos la batalla. En Guadalajara nadie tiene claro si el hecho de que el pico de contagios se haya pospuesto a junio significa que tendremos otro mes completo de aislamiento social o si gracias al bajo número de contagios podemos poco a poco regresar a la vida cotidiana, con algunos cuidados. Queda claro que los modelos predictivos son solo eso, modelos, y nadie puede decir a ciencia cierta qué nos espera en el futuro, pero las contradicciones en la información generan incertidumbre y descontrol. Los ciudadanos, como los hijos de familia, terminamos haciendo caso a quien diga lo que más nos conviene, sea el gobierno federal o el estatal.

Otra cara del virus es el desempleo, que resultó igual o más contagioso. Solo en abril en México se perdieron 550,000 empleos, esto es 440 cada hora, en Jalisco poco más de 40,000, 56 por hora y estamos lejos de haber llegado al pico de impacto económico. Mayo puede ser mucho peor y si no hay en estos días programas claros y contundentes -que hoy por hoy no se ven- podría seguir varios meses más. En el debate entre el daño a la salud y el económico está claro que hay que anteponer la salud, pero la ausencia de una idea, aunque sea un esbozo, de cuál es el programa económico para salir de la crisis más allá de programas sociales, que funcionan cuando son complemento al empleo pero que resultan un aspirina frente al cáncer cuando un miembro de la familia se ha quedado sin trabajo. Abrir la economía sin la certeza sobre los datos de salud es un riesgo enorme; no hacerlo es criminal.

Pero la cara menos atendida del virus es la información y la comunicación. Cuando los datos no generan sentido y no son comprensibles, lo que generan es confusión y angustia. Da la impresión de que hemos llegado también en estos días al pico de la desinformación.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 13 de mayo de 2020).

Está claro que el presidente no va a corregir el curso. Una característica de su personalidad es lo que considera "la lealtad a sus ideas y principios". Aceptar otras formas de pensamiento, escuchar otras visiones, construir consensos con posturas o perspectivas diferentes, lo considera una traición. En síntesis, estamos atrapados.

El dinero público seguirá dilapidándose en una paraestatal quebrada (Pemex) y en proyectos de infraestructura (Dos Bocas, Tren Maya, Santa Lucía) innecesarios en este momento de crisis global. Cuando se debiera fortalecer el presupuesto en salud, gravemente reducido en los momentos de la pandemia, o de educación pública desmantelada para favorecer a los sindicatos, los recursos del erario se invierten en Pemex y en programas sociales. Programas por cierto que carecen de un censo -no sabemos a quiénes les entregan ese dinero- y donde las métricas de efectividad son inexistentes: "Jóvenes construyendo el futuro" difícilmente alcanza un tercio de los 930,000 beneficiarios que reportó el 1er. año; "Sembrando vida", apenas un 18% de efectividad (60,000 beneficiarios), según investigación de María Amparo Casar en Nexos (Marzo 2020).

El reciente rechazo al plan de reactivación económica de 68 medidas sugeridas por el CCE (Consejo Coordinador Empresarial), recabadas a través de paneles y mesas de discusión con muy diversos actores, fue un mensaje inequívoco de que el rumbo al despeñadero económico es inalterable. No al financiamiento y al crédito internacional, no al apoyo a empresas para la protección del empleo, no a una convención nacional hacendaria para redefinir los pesos fiscales de la nación. No a todo. Nadie puede proponer, sugerir, es su visión y sólo la suya.

¿Qué nos queda como país? Construir un México que no se sustente en el presidente, su política presupuestal, su estrategia de infraestructura (que incluye 3 proyectos solamente) su negativa al diálogo con otros sectores, partidos, formas de pensamiento.

Es decir, un país donde las iniciativas y proyectos provengan de la iniciativa privada, de las organizaciones de la sociedad civil, de las universidades, de los bancos y las organizaciones financieras. Necesitamos más país, más gobiernos estatales -hoy sometidos y temerosos al poder presidencial- más municipios generando condiciones de empleo, de crecimiento, de recuperación gradual de la crisis.

La intención no pretende edificar una oposición política, un escenario fértil para el surgimiento de liderazgos alternativos, aunque si sucede, bienvenidos, pero no es el propósito central.

México no puede girar en torno a la obtusa voluntad de un hombre con una visión económica y política de los años 70, donde el petróleo era la garantía para financiar el desarrollo. Eso se acabó, esa perspectiva económica del mundo esta anquilosada. El mundo se mueve hoy a las energías limpias que, a juicio de AMLO, "afean" el paisaje. Él y su antediluviano director de la CFE sostienen que la electricidad sigue generándose con carbón, el medio más contaminante del planeta.

Todos los días el país entero gira en torno al acto escénico de cada mañana, donde el gran prestidigitador, controla y manipula las herramientas de la comunicación pública, las investigaciones, las rifas y la ocurrencia del día. No se habla de la escalada en inseguridad, del aumento grave de homicidios dolosos, del fracaso aplastante de la naciente pero incompleta Guardia Nacional, no responde acerca de la militarización en los hechos a que su decreto confinó al país. No se aborda ningún tema relevante para el país, el desplome económico, las medidas para contenerlo. El presidente habla más bien del bienestar y de la felicidad, abstractos intangibles de un discurso político hueco, sin sentido, sin otro significado que la propaganda.

Gran ironía que el gobierno "para los pobres" cumplirá su 2o. año de ejercicio con 10 millones más de pobres por la mala administración económica del país. Un mal gobernante, no es el único ni el primero, hemos tenido muchos, al que se le ha permitido controlar todos los espacios, las escenas, los debates, las iniciativas.

Es hora de doblar la página: más país y menos presidente. Más país construido desde la ciudadanía, con una nueva narrativa de la empresa privada, generadora de crecimiento, de empleo y de bienestar. Más país desde las ONG y su movilización social, que no esperan permiso ni autorización de un gobierno pasmado e incapaz. Más país desde los estados y sus gobernadores, que no necesitan permiso federal para activar la economía local, sostener créditos, invitar inversionistas.

Otra gran ironía es tener tanto presidente presente en todo espacio a toda hora, y al mismo tiempo, un Estado tan disminuido en su capacidad operativa de seguridad, de protección ciudadana, de impulsor de condiciones económicas para el crecimiento, de garantizar mínimas categorías de salud pública. Mucho presidente y poco Estado.

Vamos por más país y menos presidente.

Leonardo Kourchenko
(v.periódico El Financiero en línea del 14 de mayo de 2020).

Si existen 'municipios de la esperanza', ¿será que también existan municipios, estados y aun un país de desesperanza?

La lista de los 269 municipios que podrán reabrir su economía a partir del 18 de mayo, que aún no se conoce al detalle de manera oficial, no va a estar caracterizada por localidades llenas de progreso y bienestar... sino todo lo contrario.

Seguramente, va a tratarse mayormente de municipios pobres y aislados. Por cierto, muchos van a ser de Oaxaca en donde está la cuarta parte de todos los municipios del país.

O, ¿será esa la idea de 'esperanza' de la actual administración?

Más allá de esta desafortunada denominación, el programa presentado ayer para reabrir la economía nos deja con más preguntas que respuestas.

Entre ellas y en 1er. lugar se encuentra una que ya hemos hecho de manera insistente: ¿existe realmente certidumbre de que los municipios que se van a reabrir están libres de casos de contagio? ¿La aplicación de pruebas que se ha hecho (al 0.1% de la población y no con una selección muestral) nos permite dictaminar que cierta zona está 'limpia'?

Uno de los ingredientes claramente ausentes en lo que hasta ahora conocemos del programa de reapertura son los criterios específicos para poner determinado color a un estado.

Si no están claros los elementos que van a considerarse para clasificar a una entidad, cabe la posibilidad de que el criterio sea subjetivo y que eventualmente tenga sesgo político.

La preocupación no es solo nuestra. Algunos gobiernos estatales han informado que van a tomar decisiones sobre la base de lo que les digan sus asesores médicos.

Y como dijo el doctor Fauci, la máxima autoridad de EU en materia médica, en una comparecencia ante su Congreso: un desconfinamiento apresurado o no planeado puede causar dolor y muerte que podrían ser evitados.

Es seguro que se cometieron errores en el ataque al Covid-19. Se esperó demasiado para el confinamiento y cuando éste vino, quizás se cerraron más actividades de las debidas.

No es descartable que esos errores hayan costado una mayor caída en la actividad económica (pero seguro menos que la falta de políticas para amortiguar el impacto).

Sin embargo, si para compensar, ahora se apresura la reapertura, o bien se toman decisiones sin considerar de manera cuidadosa los impactos en la salud, no estaremos hablando de la pérdida de más o menos puntos porcentuales del PIB, sino de cientos o incluso miles de fallecidos.

Y si nuestra cultura y valores no han cambiado en estas semanas de confinamiento, la vida humana no tiene precio alguno. No hay criterio económico alguno que pueda justificar la muerte.

Claro que hay que discutir la reapertura. La economía no puede estar cerrada eternamente ni nosotros podemos vivir siempre en confinamiento.

Pero deben existir criterios muy claros, basados en un análisis cuidadoso de las implicaciones sanitarias y económicas.

El tema es conseguir que la economía se mueva sin poner en riesgo más vidas.

Me preocupa que haya una urgencia para construir la imagen de que vamos bien, que hemos 'aplanado en la curva', que hemos domado la pandemia, que aquí en México hacemos las cosas mejor que en otros lugares, que somos una raza resistente, y muchas otras afirmaciones que se han hecho en las mañaneras.

Pero, si en aras de justificar tales afirmaciones presidenciales se toman decisiones que al final tengan un alto costo humano, el país no podrá perdonar a quienes intercambian imagen política por vidas humanas.

Enrique Quintana
(v.periódico El Financiero en línea del 14 de mayo de 2020).

Hoy, como nunca antes, estamos viendo patrones y empleados colaborar entre sí para encontrar fórmulas equilibradas que permitan al mismo tiempo la conservación de empleos y la sobrevivencia de los negocios, entendiendo ambas partes que la relación patrón-empleado es un binomio inseparable que si se rompe o desmantela, en muchos casos, no podrá volver a establecerse. Arrendadores y arrendatarios, acreedores y deudores, profesionales y clientes, acordando entre sí plazos de entrega, descuentos y prórrogas de pago; proveedores y consumidores poniendo la creatividad al servicio de las personas y acorde a las circunstancias.

Y todos, menos el gobierno federal -con quien no es posible acordar descuentos o plazos de ningún tipo-, entendiendo la realidad, la interdependencia, el sentido de solidaridad, y actuando en consecuencia.

El bienestar que tanto pregona el presidente pasa a 2o. lugar cuando se trata de obtener ingresos para su gobierno.

No se da cuenta que si algo escasea hoy es el dinero. Por eso el trueque, que no es otra cosa que una solución pragmática, a necesidades recíprocas, ha cobrado vigencia como una alternativa viable para la satisfacción de necesidades.

Veámoslo de esta manera: nadie come billetes y monedas. Las enfermedades no se curan con dinero, sino con medicinas.

El dinero es sólo un medio y no un fin, una unidad de valor utilizada para pagar lo que necesitamos o queremos. Por eso el trueque funciona. Y todos, dependiendo de las necesidades y urgencias que tengamos, y de la percepción de valor que les demos a las cosas, estamos dispuestos a hacer trueques.

Si el gobierno entendiera esto, en lugar de regalar dinero, debiera regalar bienes y productos básicos, que es para lo que el dinero finalmente sirve a la población más necesitada (si se utiliza bien).

El trueque es una práctica aborigen que cobra vigencia en épocas de crisis. Existe desde el periodo neolítico (neoliberal de aquel entonces), cuando las sociedades eran básicamente "cazadoras-recolectoras". La aparición de la agricultura y la ganadería es la que dio lugar a los excedentes, lo que permitió que grupos de personas se dedicaran a producir otras cosas e intercambiarlas por los excedentes de los ganaderos y agricultores.

La principal ventaja del trueque es la posibilidad de comprar productos y servicios sin dinero, lo que en la actualidad ayuda a mantener liquidez en las empresas y reducir inventarios, y en las familias a optimizar sus recursos.

Hay muchos negocios que utilizan el trueque en su operación regular. Es común, por ejemplo, que hoteles paguen ciertos productos y servicios con "cuartos-noche"; que medios de comunicación paguen algunas cuentas con publicidad; o en la industria de la construcción que proveedores y contratistas paguen casas y departamentos con materiales y componentes de las obras.

Si los particulares podemos hacer esto entre nosotros, y en la mayoría de los casos son intercambios ganar-ganar, y no tanto por la valuación económica de los bienes intercambiados, sino por la percepción de valor y necesidades particulares que cada uno de los involucrados tiene en un momento determinado, no veo por qué el gobierno no pueda aceptar en "trueques fiscales" el pago de impuestos con determinados bienes y servicios que requiere para su operación, para sus obras y programas sociales, y que fácilmente podría listar. O al revés, que el gobierno proponga el pago de parte de sus compras con determinados créditos fiscales. Sería un ganar-ganar. El causante vende algo y el gobierno no gasta todo.

Además, al no haber dinero de por medio, se reduciría significativamente la posibilidad de corrupción, pues difícilmente un funcionario público va a aceptar despensas o muebles de baño a cambio de un favor.

Una manera de contribuir al bienestar y desarrollo que el presidente quiere lograr, particularmente en la población más necesitada, sería modernizar e institucionalizar el trueque, para que sea una opción viable en las prácticas comerciales y en especial en épocas de crisis, pues al menos hasta ahora, los billetes como tales, ni son comestibles, ni podemos cobijarnos o curarnos con ellos.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(15 de mayo de 2020).

Es claro que la pandemia afecta a todos los países y no es culpa de AMLO, pero todo indica que la afectación en México en muchos sectores, será profunda y de larga duración, y esto SÍ es responsabilidad del presidente López Obrador, quien de seguir como va y no reconsiderar sus acciones y subsanar sus omisiones, será recordado (como él quería), pero por ser uno de los peores mandatarios en la historia nacional.

A la crisis sanitaria sigue la económica y su mayor expresión es la pérdida de empleos, solo en abril se perdieron 555,247 formales (registrados en IMSS); ante la falta de apoyos, se prevé que en mayo se perderán otros 700,000 y por cada empleo formal se pierde otro informal; el gobierno y sus promotores dirán que todo lo provocó la pandemia y que todo el mundo está en crisis, esto es inexacto, algunos países tendrán una caída moderada, México se prevé tendrá la 2a. peor caída económica, sólo superado por Venezuela. No olvidar que la tendencia negativa en la economía mexicana viene del 2019.

Hechos que hacen ver la mezquindad del gobierno: 1o., un manejo mediático irrisorio de la pandemia, pasamos de "no nos hacen nada las pandemias" a "ya la estamos domando", justo cuando estamos en el peor momento; 2o., denigrar a los profesionistas, empezando por los médicos que hoy arriesgan la vida; pero también descalificando a arquitectos, ingenieros y economistas; y para rematar, negar el incremento real en la violencia intrafamiliar y contra las mujeres.

En 3er. lugar, ignorar a sus propios funcionarios, que han advertido sobre decisiones presidenciales que no van en el sentido correcto; recién se ha dado la salida de César Hernández, hoy extítular de la Conamer, la razón podemos suponer, fue hacer su trabajo y exigir que las dependencias cumplan con las obligaciones en materia de impacto regulatorio; caso más reciente, el absurdo acuerdo del Cenace, que favorece indebidamente a la CFE.

Por último, negar reiteradamente cualquier apoyo a las empresas, a pesar de que 90% de los países más afectados por la pandemia han diferido pagos de impuestos, servicios públicos y cargas sociales, y han ofrecido financiamiento y estímulos fiscales; mientras AMLO insiste en sus macro proyectos (hoy más inviables que nunca), insiste en hacer trasferencias directas de recursos a los que no están generando riqueza, pero abandona a los que sí trabajan, egoísta y absurdo.

Múltiples han sido las expresiones en favor de un "salario solidario" o "ingreso básico", no importa el nombre, es una trasferencia de recursos del Estado a los trabajadores de México, perfectamente financiable por 3 meses, no es ayudar a las empresas, no es condonación; es permitir que junto con el esfuerzo de empresarios y trabajadores, el gobierno ayude a preservar los empleos y la existencia futura de las empresas, sobre todo Pymes, que generan más del 70% de las fuentes de empleo.

Señor presidente, es tiempo de recapacitar, acepte esta propuesta, no sea egoísta.

Juan de Dios Barba, presidente de la Comisión Nacional para el Desarrollo Democrático de Coparmex
(v.periódico El Financiero en línea del 19 de mayo de 2020).

El gobierno ha emitido señales contradictorias. Por un lado, ha presumido que México ha manejado muy bien la pandemia y que eso ha permitido que la actividad se reanude en los llamados 'municipios de la esperanza'. A nivel estatal, algunos gobiernos como el de Nuevo León, han relajado el confinamiento. Pero, por otro lado, sigue habiendo un llamado a quedarse en casa porque estamos aún en una fase de alto contagio.

El resultado es que con estas señales cruzadas, más y más personas están desestimando la relevancia de la cuarentena y además, salen del confinamiento sin las normas más elementales de protección. Eso puede reactivar los contagios, si no es que ya sucedió y veremos el resultado en los próximos días.

¿Hay condiciones para terminar el confinamiento en 11 días?

Me temo que no en la mayor parte de los casos. No parece que seamos muy proclives a seguir con rigor los protocolos que se van a necesitar para regresar a la actividad sin detonar nuevamente una ola de contagios. Por ejemplo, de acuerdo con los indicadores de movilidad de Apple, el pasado fin de semana el tráfico en la CDMX y en las más importantes zonas urbanas del país fue el más elevado desde los últimos días de marzo.

Ojalá nos equivoquemos, pero me parece que el riesgo de terminar el confinamiento desordenadamente es real, lo que puede dar pie a un rebrote que profundice tanto la crisis económica como la de salud.

Enrique Quintana
(v.periódico El Financiero en línea del 20 de mayo de 2020).

Medir la concentración de la riqueza y buscar estrategias para disminuir la brecha de desigualdad que existe en México es sin duda un debate pertinente de nuestra vida pública, pero esa eventual tarea debe cumplirla el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y no poner en riesgo la credibilidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) como lo propone el presidente nacional del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Alfonso Ramírez Cuéllar.

Como se sabe, el líder de Morena, ex diputado federal y quien fuera presidente de la poderosa Comisión de Presupuesto, propone modificar la Constitución para que el Inegi revise la información financiera y patrimonial de cada uno de los mexicanos, accediendo a su información bancaria y fiscal, para difundir estos resultados cada 2 años.

El gobierno de la autollamada 4a. transformación no ve con muy buenos ojos a los organismos constitucionales autónomos y los ha tratado de debilitar desde su llegada al poder. El Inegi mismo ya sufrió embates de reducción presupuestal, por lo que fue tranquilizador escuchar ayer al presidente Andrés Manuel López Obrador que no apoya la propuesta del dirigente de su partido, pese a que el lunes había expresado que "antes se decía: qué haremos con los pobres. Ahora podemos decir: qué hacemos con los ricos".

El no tener el respaldo presidencial ni el de otros liderazgos de Morena sin duda debilita esta iniciativa que pretendía una especie de Inegi de los pobres que persiga a los ricos de este país, que representan el 6% de la población.

Jaime Barrera
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 20 de mayo de 2020).

Comparto el rechazo del presidente a rescatar a las empresas. Entiendo la gravedad del desplome que enfrenta nuestro país y sé que miles de empresas quebrarán en los próximos meses; pero subsidiarlas no es la solución. Esta práctica no solo genera corrupción, sino que produce distorsiones importantes en el mercado.

No creo que el dinero de los contribuyentes deba emplearse para entregar dádivas a los pobres. Lejos de disminuir la pobreza, el asistencialismo se traduce en dependencia y compra de votos. Es todavía menos justificado, sin embargo, subsidiar a las empresas.

Sin embargo, una cosa es no usar el dinero público para rescatar empresas y otra muy distinta imponerles cargas burocráticas excesivas o cambiarles las reglas del juego. La simple aplicación de normas claras, sin modificaciones retroactivas, tendría consecuencias muy positivas para las empresas de nuestro país. No hay que recurrir a costosos e injustos rescates.

El gobierno federal ha venido tomando medidas que directamente afectan la certeza jurídica de las empresas. La 1a., antes incluso de tomar el poder, fue la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Las empresas constructoras fueron indemnizadas, por lo que no hubo demandas contra el gobierno; pero el erario tendrá que pagar un elevado costo durante muchos años. Posteriormente el régimen se negó a conectar ductos de gas que estaban ya terminados; esa vez sí se renegociaron los contratos, pero terminaron siendo más beneficiosos para las concesionarias a valor presente, por lo que las empresas simplemente festejaron.

Otra decisión que cambió de manera retroactiva las reglas del juego fue la cancelación de la cervecera de Constellation Brands en Mexicali. La empresa todavía no ha demandado al gobierno, en parte porque tiene otras plantas en México que debe proteger, pero el gobierno recalcó la facilidad con la que puede modificar las normas después de que se realiza una inversión enorme.

En las últimas semanas el gobierno ha emitido dos "acuerdos" para impedir la conexión a la red eléctrica de decenas de nuevas generadoras de energía limpia. Las firmas afectadas ya han promovido amparos, puesto que las disposiciones violan una amplia serie de leyes y, sobre todo, porque constituyen un inconstitucional cambio retroactivo a las reglas después de hacer las inversiones.

México se enfrenta hoy a una crisis económica que puede ser la peor desde la Gran Depresión. La solución, coincido con el presidente, no es subsidiar a las empresas. Pero el gobierno debe dejar de poner obstáculos a la inversión y de cambiar las reglas de manera retroactiva. Mucho ayuda el que no estorba.

Sergio Sarmiento
(v.periódico Mural en línea del 21 de mayo de 2020).

En países como México, cuando todos regresemos a las calles, encontraremos el terrible impacto social que la pandemia ha dejado y que hoy aún no es visible.

Ninguna crisis financiera que nuestra generación haya vivido se parecerá a lo que hoy ya vivimos. La profundidad y alcance que tendrá serán mucho mayores.

"Como es obvio", según dicen, no se trata de la crisis del neoliberalismo.

Se trata del impacto económico y social del más terrible ataque de un virus en contra de la humanidad en los últimos 100 años. Si no se encuentra la vacuna en los siguientes meses, los muertos habrán de contarse por millones y no por cientos de miles, como ya sucede ahora.

Encontraremos, cuando salgamos, una población en la que se van a exacerbar los impulsos localistas, que quisieran cerrarse al resto del mundo y conjurar las amenazas que los intercambios de mercancías, de conocimientos, de personas, traen consigo.

Encontraremos también, afortunadamente, que existe un grupo de la sociedad -no sabemos qué tan importante e influyente- que entiende que la única manera de enfrentar amenazas como la que estamos viviendo es con el conocimiento y la ciencia.

Encontraremos que en la medida que las amenazas se han vuelto globales, así también deben volverse nuestros esfuerzos para conjurarlas.

Para algunos resultará increíble, pero encontraremos a políticos que piensan que la pandemia fue solo una etapa incómoda, que les impidió seguir con sus giras y sus campañas, y que creen que es cuestión de semanas para que "la normalidad" regrese y se puedan plantar en las plazas públicas, rodeados de sus partidarios, que los ovacionen y que les digan que sigan adelante.

Encontraremos políticos que, pese a las evidencias de su mala gestión, van a presumir de los buenos resultados que han obtenido... en la realidad alterna en la que ellos se mueven.

Enrique Quintana
(v.periódico El Financiero en línea del 22 de mayo de 2020).

A medida que nos hundimos en la estulticia y la mediocridad, algunos comienzan a darse cuenta del daño que hicieron al golpear hasta la saciedad al presidente Peña Nieto y promover a un político populista, destructivo y sin preparación para gobernar.

En economía ya no quieren ni medir el PIB (que iban a hacer crecer al 4%), y el autoritarismo llega a tales extremos que en su equipo de trabajo no se atreven a contar bien los contagios y los fallecimientos por Covid-19, para no hacerlo enojar.

Poco falta para llegar a la caricatura del ¿cuántos muertos hay? Los que usted diga, señor Presidente.

¿Qué les hizo Peña Nieto? ¿Qué les robó? ¿Perdieron su empleo, los dejó sin becas, sin medicinas?

Fue un presidente con luces y sombras, pero básicamente sensato. Sin odios ni rencores. Ligero de soportar.

Dejó al país creciendo por encima del promedio mundial. Creó 4 millones de empleos. México exportó más manufacturas que todo el resto de América Latina junta. El salario creció 11.7% encima de la inflación. Sacó a 2 millones de personas de la pobreza extrema. Sus grandes obras públicas tenían sentido de futuro: duplicó la capacidad operativa de los puertos y arrancó un potente aeropuerto internacional en Texcoco que se pagaba solo.

A este gobierno le dejó 300,000 millones de pesos en el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios (FEIP), inversión extranjera nueva -y en fierros- por 193,000 millones de dólares. El IMSS pasó de números rojos a negros y al concluir el sexenio se le inyectaron 73,000 millones de pesos en reservas financieras.

La 'casa blanca', sí, la 'casa blanca'. Resulta que una vez detonado el escándalo -no ilegal pero sí muy cuestionable por conflicto de interés-, a Juan Armando Hinojosa (Grupo Higa) no se le dio un solo contrato en el gobierno federal y todos los contratos con gobiernos estatales le fueron cancelados, como lo recordó hace un par de semanas en estas páginas Raymundo Riva Palacio, un crítico vertical y consistente de EPN.

Hubo sensibilidad y reacción ante el malestar de la opinión pública.

Y ahora, ¿qué tal? 77% de las obras públicas se entregan por asignación directa.

Se desdeña, como "un ataque a nuestro proyecto", el tráfico de influencias denunciado por la venta de respiradores artificiales al IMSS, casi al doble de precio. Al fiscal general de la república (persona honorable, en mi particular opinión) lo puso Morena.

¿Dónde están los colectivos 'por una Fiscalía que sirva', 'no al fiscal carnal' y las ONG que protestaban, argumentaban y eran escuchadas en el sexenio anterior?

Hubo corrupción, sí, pero no de la magnitud que la propaganda de Morena y sus comentaristas (ex) afines decían. Y se creó un andamiaje institucional para evitarla y castigarla.

López Obrador tiró el Sistema Nacional Anticorrupción. Le recortó el presupuesto a la ciencia, a la tecnología. Desmanteló el Seguro Popular. Demolió la reforma educativa. Congeló la reforma energética y perdemos hasta la camisa con la obsesión petrolera. Nos arrodillamos ante Trump, le hacemos el trabajo sucio en el sur y en el norte. Al mismo que anuncia que el muro en la frontera será pintado de negro para que atraiga más calor y queme al que intente cruzarlo, nuestro gobierno le agradece y lo llama 'amigo', el que 'se conoce en las desgracias'.

Peña cometió el error de recibir a Trump en Los Pinos durante su campaña. Y el actual presidente no lo va a recibir, sino que va a ir a darle las gracias a Estados Unidos, en julio, en plena recta final de la campaña por su reelección. ¿Gracias de qué?

Hubo decoro en la relación con Estados Unidos: Peña respondió a cada uno de los agravios de Trump y le canceló la reunión tripartita ya agendada, en Washington, con el premier canadiense, por un tuit agresivo hacia México. Ese decoro se perdió. Capitulamos ante el prepotente.

Peña renegoció el Tratado de Libre Comercio, sin desdoro para México.

Terrible lo del bache en el paso exprés de Cuernavaca que costó la vida de 2 personas. Se investigó y fue un problema de filtración de agua. ¿No? Ahí quedaron el gobernador de Morelos y la administración federal, para decir y probar lo contrario. Nada. En cambio en Tlahuelilpan 130 personas murieron calcinadas el año pasado, en un festín de huachicol que funcionarios de Pemex inspeccionaron, reportaron 5 horas antes de la tragedia, y se dejó correr hasta que ocurrió la explosión. Eso es negligencia criminal. ¿Alguna protesta? Cero.

Peña reaccionó tarde en la masacre de Iguala, sin duda, pero se investigó y encarceló a más de un centenar de asesinos materiales e intelectuales. En este gobierno, cuyos máximos exponentes se colgaron de la matanza para hacer campaña -a pesar de que todos los involucrados eran aliados políticos suyos-, han dejado libres a más de la mitad de los detenidos, incluyendo al que coordinó el secuestro y la masacre.

Hubo muchos muertos en la lucha contra la delincuencia, y ahora hay más, con manga ancha a los grupos criminales que se rehicieron porque el gobierno los mima.

La crítica denunció el influyentismo y la mayoría de las voces fueron atendidas: cayó el director de la Procuraduría del Consumidor, su camarada. Y el director de la Comisión Nacional del Agua, su amigo. Cesó al director de Pemex a mitad del sexenio, su compañero de campaña, y sin el paracaídas del fuero legislativo.

Hubo 498,000 millones de pesos para ciencia y tecnología, becas para estudiar en el extranjero, para estudiar en centros de excelencia, para criticar al presidente en los medios y en los cubículos, y financiamiento para películas contra él y su partido.

Ahora, ¿qué tal? ¿Los escuchan? ¿Cómo ven a 'Napito' en el Senado y a otros forajidos de la 4T? Bonita la renovación, ¿verdad? ¿Todo bien con el Estado de Derecho?

Guadalupe Loaeza lo puso en el 1er. párrafo de su colaboración de ayer en Reforma: "Con sus dichos, Andrés Manuel López Obrador nos golpea, nos violenta, nos ofende, nos maltrata, nos ningunea, nos madrea, nos hiere, nos invisibiliza, como cualquier golpeador".

No valoraron a un presidente sensato y sin rencores, y se echaron en brazos del personaje que bien describe Guadalupe Loaeza, quien seguramente votó por él.

Se equivocaron con Peña. Se equivocaron con AMLO.

Ahora sólo queda ver cómo frenamos la caída del país en el despeñadero del desempleo, la delincuencia, el empobrecimiento, la desatención a la salud, el desprecio a los médicos, a la ciencia y a quien piensa diferente.

Pablo Hiriart
(v.periódico El Financiero en línea del 22 de mayo de 2020).

Insomnes

(V.periódico El Financiero en línea del 22 de mayo de 2020).


El panorama político nacional está marcado por el sectarismo y la intransigencia. Carmen Aristegui y Rossana Reguillo son perseguidas y acosadas por atreverse a hacer lo que siempre han hecho: publicar investigaciones que estorban al poder. Una maquina de lodo puesta a operar para desacreditar a cualquier persona que ose criticar a su "altísima serenísima", la directora de NOTIMEX, Sanjuana Martínez. O a López Obrador.

México vive un fenómeno que no es exclusivo de nosotros: el sectarismo. Escribía hace unos días Santi Vila en La Vanguardia: "de todas las amenazas a la democracia, el sectarismo es una de la más perniciosas". El sectarismo es alentado por las redes sociales y los grupos políticos. No quieren que pensemos, sino que seamos una masa de hooligans fieles al líder. Nos quieren dóciles en la defensa de nuestras libertades, pero fanáticos a la hora de atacar a quien no piensa como nosotros. En el sectarismo, la historia ya está escrita. Veámoslo, en México: los más empedernidos seguidores de AMLO -que en sus formas rozan con el fascismo- no tienen duda que la 4a. Transformación es algo así como la bondad hecha gobierno. No hay espacio para el disenso, no hay espacio para la crítica. Hasta Aristegui es sospechosa de haber caído en las garras de la contrarrevolución.

Y, por el otro, esos sectores pejefóbicos que sólo escuchan su nombre y les hace salir el instinto más primario que llevan dentro. Más que ciudadanos razonables, se convierten en obsesivos persecutores de todo lo que huela a Morena. Es el problema del sectarismo: la realidad no importa. La información no importa. Sectas que se enfrentan a diario y que, lamentablemente, orientan la discusión hacia posiciones en donde no está la mayoría de la ciudadanía mexicana. El objetivo de ambos extremos es que México se rompa. Qué nuestro país se subsuma en una guerra fría entre 2 bandos irreconciliables. Es fascismo: el otro no debe existir.

Esta semana conversaba en radio con la doctora Rossana Reguillo, que en conjunto con Artículo 19, Signa LAB y Aristegui Noticias, encabezaron una investigación para desnudar la sucia operación de NOTIMEX, la agencia del Estado mexicano, para descalificar y linchar a periodistas críticos. Y, luego de conversar con ella, pensé: el objetivo de estas campañas de linchamiento es la desaparición del enemigo. Son campañas de acoso, orquestadas por un lado y por otro, que sueñan con exterminar al distinto para poder reinar absolutamente en el espacio público. Si nos ausentamos unos minutos de las redes sociales, y lo llevamos a las manifestaciones políticas tradicionales, sería como pretender que una parte de la sociedad desapareciera simplemente porque no estamos de acuerdo con su ideología. El presidente reclama a la oposición su uso de bots para ensuciar las redes sociales, pero se olvida que su movimiento (la RED AMLO) tiene toda una estructura articulada en red para descalificar y linchar a quien haga un comentario (exitoso) en contra del presidente o Morena. Sólo basta con meterse con la 4a. Transformación en las redes sociales para que aparezcan miles de perfiles, falsos y verdaderos, que te acusan de vendido y chayotero. No toleran la crítica, porque no son demócratas.

Llevamos 2 años, desde la elección misma, en donde la conversación pública está atrapada entre 2 segmentos de la opinión que se comportan como tribus primitivas. Y detrás de esta fanatización, se esconde otra consecuencia: la eliminación de la realidad y, por ende, la persistencia en que la posverdad (la mentira) desvanezca la búsqueda de la verdad. Los datos ya no importan. Las explicaciones tampoco. Los matices, menos. La ciencia es corrupta y neoliberal. La prensa también lo es. Los empresarios son todos unos sátrapas.

La política es la construcción de puentes entre personas que piensan distinto. Buscar aniquilar al otro, buscar que el otro abandone el espacio público, es fascismo. El linchamiento y la promoción del sectarismo suponen dardos mortales a la libertad de expresión.

Enrique Toussaint Orendáin
(v.pág.9-A del periódico El Informador del 24 de mayo de 2020).

El lunes 23 de marzo comenzó la llamada Jornada Nacional de la Sana Distancia con la cual comenzó el confinamiento en el que aún nos encontramos.

El 1er. contagio de Covid-19 oficialmente admitido tuvo efecto el 20 de febrero, de acuerdo con los datos más recientes.

Hubo voces diversas que pedían desde los primeros días de marzo, medidas que restringieran la movilidad y, por lo tanto, que redujeran el riesgo de contagios.

La autoridad las rechazó por considerarlas prematuras.

El domingo 22 de marzo, el presidente López Obrador incluso subió a sus redes sociales un video de su visita a una fonda del estado de Oaxaca, durante una gira. Y aún el miércoles 25 de marzo promovió que la gente siguiera saliendo a comer con la familia.

Como otros jefes de estado, notoriamente Donald Trump y Jair Bolsonaro, argumentó que no habría que paralizar la actividad para que "el remedio no salga peor que la enfermedad".

De hecho, fue hasta el 15 de abril cuando la Presidencia comunicó formalmente la suspensión de las giras del presidente.

Tardamos en México en frenar los contactos entre la población y por lo mismo los contagios, al menos en parte porque vimos que los políticos no se confinaban, comenzando por el presidente de la república.

Ya ni siquiera está a discusión que las cifras de casos confirmados de las que se informan todas las tardes estén subestimadas. Hay consenso en que así es. Ahora ya hasta se inventó una nueva categoría, la de portadores, para referirse a los casos positivos pero asintomáticos.

Lo que se debate es en qué proporción se ha subestimado el contagio.

Y, como aquí le he comentado, pretender obtener conclusiones respecto al probable comportamiento de la pandemia, con cifras que son poco robustas, como las oficiales, por la falta de pruebas, puede conducir a errores.

El 1 de mayo, en la conferencia mañanera, el presidente López Obrador se congratuló de que el doctor López-Gatell le había dicho que 'el pico' de la pandemia sería el 6 de mayo y no del 8 al 10 como había calculado previamente.

El 'pico', como también se lo hemos comentado, no es por el número ni de casos ni de fallecimientos acumulados. Esos van a seguir creciendo. Se trata del número de nuevos contagios diarios.

Hoy estamos a 25 de mayo, 19 días después de la estimación anunciada el 1 de mayo... y el pico aún no se ve claro.

Pero lo que sí se observa es un relajamiento en las medidas de confinamiento asociado con la percepción de que ya estamos saliendo de lo más complicado. No se trata del retorno a la actividad de algunas industrias que pueden establecer protocolos adecuados para evitar los contagios, sino de un ánimo social que por cansancio o escepticismo empieza a salir y lo hace sin las debidas precauciones.

El registro de movilidad de autos en la Ciudad de México indicó para el 22 de mayo el nivel más alto desde marzo y la tendencia es marcadamente hacia arriba.

¿Qué va a ocurrir si abandonamos el confinamiento cuando el contagio es intenso aún? No se necesita ser especialista para saberlo: se van a volver a disparar los casos nuevos.

Hay que vernos en el espejo de Brasil. Este país es ya el 2o. lugar mundial por el número de casos y de muertos adicionales por día, sólo atrás de EU y en ese rubro, esta semana se convertirá en el 1o. si la tendencia se mantiene. México es el 3o.

Pero, misteriosamente, en nuevos casos por día, estamos en el lugar número 8. Por lo mismo la tasa de letalidad acumulada es de 11.2%, la número 5 entre los primeros 20 países con más contagios.

Una conclusión desordenada del confinamiento -un escenario probable- puede conducir a que en México se nos vuelva a disparar el número de casos nuevos por día y no quede entonces otra opción que prolongar el confinamiento al menos otro mes, quizás hasta julio o agosto, o aceptar un disparo de las muertes en el curso de los próximos meses.

Pero... lo bueno es que la pandemia ya está domada.

Enrique Quintana
(v.periódico El Financiero en línea del 25 de mayo de 2020).

La 1a. pregunta que surge en medio de la crisis es si el gobierno debe apoyar a científicos, artistas y cineastas cuando hay gente muriendo de hambre. La pegunta no es ociosa, a simple vista pareciera un lujo absurdo destinar dinero a esas actividades "no esenciales" y de ahí el apoyo que hubo a la propuesta de la diputada morenista Dolores Padierna.

El planteamiento mismo es una gran trampa. La intención poco o nada tiene de solidaria, pues el dinero que destina el Estado a estas actividades es mínimo comparado con el presupuesto total y no es ni de lejos la solución al problema de injusticia y hambre en el país. Para una parte importante de quienes están ahora en el poder, que el Estado beque a científicos y artistas con una aportación mensual, ponga dinero a fondo perdido para generar conocimiento o se convierta en socio de producción de películas, representa un lujo absurdo. Lo que no contemplan es que al anular estas áreas de producción de conocimiento, imágenes e ideas que abren horizontes críticos, cierran la posibilidad de imaginar y crear nuevos mundos posibles y nuevas utopías. Un país sin creadores, intelectuales y productores es un país que cercena la crítica, la libertad de expresión y la creatividad para cambiar el orden de las cosas. Aplicar estos recortes responde a una visión patrimonialista del poder que no dista mucho del "yo no pago para que me peguen" de López Portillo.

No es gratuito que en estos días el Conacyt haya circulado entre la comunidad científica un memorándum prohibiendo que se haga investigación en torno al Covid-19 en México si no es con autorización expresa del Consejo. Esto, dicen, "para evitar la dispersión de fuentes informativas, la desinformación y la proliferación de noticias sin sustento". Llama la atención que el Conacyt piense que sus propios investigadores puedan generar "desinformación y noticias sin sustento", pero es claro que de lo que se trata es de que no exista información que contradiga la oficial, lo cual es claramente un acto de censura y un atentado a las libertades de cátedra, pensamiento y expresión.

Fueron muchas batallas, a lo largo de muchos años, para lograr la libertad de cátedra en las universidades, para que los fondos de apoyo al arte se manejaran con lógica de Estado y no de gobierno, para que no fuera el censor en turno quien decidiera qué cine se producía y se veía en este país. Hay que entender que lo que está a debate no es el dinero de los fideicomisos, sino la existencia misma de una política de Estado sobre las libertades básicas para pensar, investigar, enseñar, crear y expresar lo que se nos venga en gana.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 25 de mayo de 2020).

Cuentan que Heriberto Navarrete, quien fuera ingeniero, coronel cristero y jesuita, en ese orden, iba de viaje con un grupo de maestrillos en un coche viejo y destartalado. En una subida el auto simplemente no quiso seguir, aventó las punterías, emitió un gran nueve de humo negro y tronó el motor. Mientras los otros pasajeros se quejaban y protestaban contra el maltrecho automóvil, Navarrete gritó con su voz chillona: "Tan bien que íbamos".

La escena pareciera una caricatura del discurso del fin de semana del presidente sobre la situación del país: mientras muchos veían que la economía iba en picada, que no había crecimiento, que el problema del crecimiento de la economía era estructural, el presidente simplemente dijo: "Tan bien que íbamos, y se nos presenta lo de la pandemia".

¿Íbamos bien? Si atendemos a los indicadores económicos y de creación de empleo el carro ya estaba parado antes de la pandemia y no parecía que fuera a arrancar con fuerza durante este año; la economía estaba más deteriorada que el auto de Navarrete y la pandemia solo terminó por arrollarla. Nadie puede poner en duda que la pandemia no estaba en el horizonte y que en sí misma es el golpe económico mundial más fuerte desde la gran depresión de 1929, lo que es discutible es si íbamos bien, como dice el presidente, o ya comenzábamos a pasar aceite antes del golpe del COVID-19.

La discusión no es ociosa porque la recuperación no será la misma para una economía que venía creciendo que una que venía a la baja durante cinco trimestres consecutivos. La pandemia puede esconder los yerros del gobierno (y cada uno según su grado de animadversión o amor al presidente le dará más o menos importancia a este factor) pero sobre todo los problemas estructurales de la economía. Llevamos 20 años con crecimientos promedio de 2% con una tasa de crecimiento poblacional de 1.3%, lo cual, como lo señaló el actual presidente durante sus muchos años de opositor, era inaceptable y lo sigue siendo ahora. Pero un mediocre 2 siempre será mejor que un -0.2. La pandemia se llevará al menos un millón de empleos. Con un crecimiento de % tardaríamos más o menos 15 meses en crearlos, pero con el crecimiento de los últimos 5 trimestres nos llevaría casi todo el sexenio.

No. No íbamos bien y los 2 millones de empleos que ha prometido el presidente no se crearán por arte de magia ni sembrando arbolitos ni becando aprendices en las empresas. De un problema del tamaño como en el que estamos no se sale únicamente con el motor gubernamental, se requiere la participación de todos, pero pareciera que el presidente quiere manejar él solo.

Diego Petersen Farah
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 26 de mayo de 2020).

La pandemia del coronavirus está enfrentando a los mexicanos con disyuntivas que no habían conocido en las últimas generaciones: literalmente es mantener la salud o la capacidad de obtener ingresos. Naturalmente, un sector de la población goza del privilegio de empleo y recursos, pero es minoría.

Este fin de semana (23 y 24 de mayo), en zonas de la ciudad que habían lucido casi vacías durante todo el periodo de aislamiento, la gente salió a las calles a recuperar los espacios; parecía una rebelión contra la pandemia. En bicicleta, caminando, haciendo filas apretadas, congregándose en sitios de compras. El tránsito vehicular también se incrementó. Para muchos en la ciudad el confinamiento no existió.

Es una noticia que anticipa un escenario peligroso.

Quizá la desesperación de muchos y el hastío de otros tantos, junto con la falta de tino de las autoridades sanitarias en el gobierno federal que llevan semanas postergando "el pico de la curva" y mencionando al mismo tiempo que "la pandemia está domada", condujeron a la confusión y el abandono de las medidas preventivas.

Pero una advertencia del gobernador Alfaro Ramírez sigue tan vigente como la acción del COVID-19: si el número de casos se incrementa al grado de convertirse en un problema sanitario mayor, se ordenará volver a la cuarentena y se retomará el cierre de empresas, negocios y actividades laborales.

Sería un golpe demoledor para la economía estatal; quedarían reducidos a nada o casi nada, todos los esfuerzos y planes que se han estado elaborando trabajosamente desde hace varias semanas.

Es complicado tomar conciencia de un problema como la pandemia del coronavirus. La nuestra no es una sociedad europea, más homogénea y apoyada en acciones de gobierno. Lo sucedido en México es errático y totalmente inesperado. Las políticas públicas aplicadas por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador han operado en lógicas que no se siguen casi en ningún lugar del mundo, y los gobiernos locales han tomado rutas que pueden ser afortunadas o no, según se expresen y comporten los habitantes de cada estado y región.

Para muchas personas el padecimiento del coronavirus es algo lejano, casi exclusivamente de las redes sociales. Los enfermos no se ven y los fallecidos son sólo cifras. Es otro rasgo novedoso en este padecimiento.

Los problemas económicos están incrementándose incluso más que los sanitarios.

Por lo pronto, lo más conveniente hoy y durante mucho tiempo más, será mantener distancia, estrictas rutinas de aseo, usar cubrebocas y evitar los lugares con aglomeraciones.

Jorge Octavio Navarro
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 26 de mayo de 2020).

Uno de los deportes favoritos en las redes sociales es burlarse de quienes votaron por Andrés Manuel López Obrador y ahora critican su desempeño.

El más reciente episodio sucedió la semana pasada, cuando el gobierno federal y Morena en el congreso buscaron desaparecer de un machetazo los fideicomisos, afectando por ejemplo a personalidades del mundo del cine, muchos de los cuales apoyaron la candidatura presidencial de AMLO y ahora se quejaban enérgicamente de la medida anunciada.

Ha pasado también con voces feministas cuando el presidente se lanzó contra las marchas contra la violencia hacia las mujeres, así como con liderazgos pro-derechos humanos que se vieron sorprendidos por el talante militarista de la administración federal, y muchos otros sectores de la sociedad.

Así pues, cuando alguien que votó por López Obrador lo critica por acciones de su gobierno, le llueven sarcásticos "no podía saberse" y otras burlas. Me parece una mala práctica en el debate público por varias razones:

1.- El falso pecado de haber creído en AMLO. Frente a las lamentables gestiones del PRI y el PAN, era perfectamente entendible buscar sacudirse la corrupción y la violencia buscando una tercera ruta. En campaña, AMLO fue lo suficientemente vago en sus definiciones políticas para no perder a los duros y ganar a un buen tramo de los moderados.

2.- El falso pecado de seguir creyendo en él. López Obrador recibió un país al borde del colapso: la economía estable pero con crecimientos mediocres, la inseguridad desatada y la corrupción en niveles récord. Nadie en su sano juicio pensaría que algo así puede resolverse en un año de gestión (aun cuando el candidato lo haya prometido). En lo personal, pienso que López Obrador tiene al país peor de como lo recibió, y va en mala ruta. Pero más del 50% de la población, según las encuestas, cree en él y tiene esperanza de que sus medidas resuelvan los problemas. No es gente que está cegada: las mismas encuestas señalan que la mayoría reprueba los resultados económicos y de seguridad. Es sólo que permanece la esperanza.

3.- Votar no es extender un cheque en blanco. Prefiero un país que no piense que la democracia es un ejercicio de 10 minutos cada 3 años. Prefiero una ciudadanía que participe en los temas, que se entere, que debata. El carácter polarizador del presidente anima esa discusión. Haber votado por alguien no te quita el derecho de reprocharle, exigirle, criticarle; de hecho, a mi manera de ver, le da un peso específico distinto.

4.- De la crítica al arrepentimiento hay mucha distancia. Una crítica, un reclamo o un deslinde ante el presidente, emanado de una voz que le ha apoyado, no necesariamente significa que se retira ese apoyo, o que ya se arrepintió de haber votado por él: hay muchos que se arrepintieron, es cierto, y no tiene nada de malo; también hay desencantados pero no al grado de retirarle el respaldo; y hay quienes disienten con alguna medida en particular pero que siguen tremendamente esperanzados en un nuevo rumbo para el país. No merecen la descalificación ni la estigmatización.

Así planteado, sirve que existan momentos de pluralidad dentro del obradorismo que operen como contrapesos (internos) para remodelar la política pública y orillar a corregir.

Carlos Loret de Mola A.
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 26 de mayo de 2020).

Las cifras de muertes y contagios por coronavirus pasaron de ser una información útil cada día para convertirse en un debate ideológico. Hoy medir las muertes dejó de ser un dato necesario en la toma de decisiones de los gobiernos para convertirse en un campo de batalla, en una forma de evaluación del desempeño gubernamental en el manejo de la pandemia. No tengo duda de que el primero, como siempre, en hacer uso de los datos para decir que "vamos muy bien" fue el presidente, pero eso desató una ola de desinformación cuyo efecto puede ser una parálisis por desconocimiento, o peor, un incremento en los contagios por falta de credibilidad en las instituciones.

Ningún país ha podido tener un dato fidedigno de cuántas personas mueren a causa de este virus. Todos los días hay correcciones al alza porque poco a poco las instituciones, paralizadas por el virus, van teniendo más capacidad de generar esos datos. En México sabremos exactamente cuántas personas murieron a causa del virus cuando comparemos actas de defunción de un año a otro y sin duda, insisto, como ha sucedido en todo el mundo, serán muchas más de las reportadas en las ruedas de prensa de la tarde. Todo el modelo de prevención y cuidado de la Secretaría de Salud tiene por objeto, sí, que se muera el menor número de personas, pero sobre todo que no se muera por falta de atención hospitalaria. Por eso el objetivo desde el principio ha sido manejar la pandemia de manera que no se sature el sistema hospitalario.

El dato de muertes y contagios de cada noche es muestral, un termómetro para que las autoridades de salud tomen decisiones. No es que dé lo mismo si los muertos son 8,000 o 40,000, pero el dato de cada noche junto con la saturación hospitalaria es la guía de la toma de decisiones. El problema es que esos datos, que lo importante es que sean consistentes en sí mismos, se usen para presumir que vamos mejor (como lo hizo el presidente) o peor (como se ha hecho en varios medios) que otros países. Convertir el dato de referencia en verdad absoluta, dogma de fe o fuente de duda sólo ha llevado a una absurda politización de la pandemia. El caso más claro es la dificultad para establecer un semáforo nacional, pues los gobernadores, no sin razón, pero sobre todo con motivaciones políticas, ponen en duda las decisiones del gobierno federal.

El principal riesgo de salud hoy por hoy es el manejo político de la pandemia. La destrucción de la confianza baja las defensas sociales y para la etapa de regreso a las actividades que viene a partir del lunes eso es (quizá tendríamos que decir era) lo más importante. Reabrir la economía en medio de tanta incertidumbre y desconfianza en la información hará mucho más complejo el manejo de la pandemia.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 29 de mayo de 2020).

Nos llegó el agua al cuello. Ocurrió entre clamores sobre la felicidad del pueblo y el acierto de políticas que condenan culpas y prometen paraísos. Pero un buen día -o mejor dicho, uno muy malo- nos percatamos de algo que habíamos olvidado. La pandemia nos puso frente al espejo, no sólo frente al discurso. Y nos enteramos de que la realidad sí existe. Comenzó la nueva era: una inesperada transformación más allá de la 4T.

En fecha reciente dijo usted, señor presidente, que "íbamos muy bien". Fueron sus palabras. Ya sabíamos que el pueblo estaba feliz. Rebosaba felicidad, como el agua que desborda su alegría cuando hierve en la olla. Era el fruto de aciertos acumulados en pocos meses. Pronto podremos medir esa felicidad con indicadores adecuados, que reflejarán un estado de ánimo, mitad genuino, mitad inducido. Así sabremos cómo nos va, porque en otras mediciones nos está yendo mal. Tendremos otra versión y sabremos si la realidad subjetiva de algunos coincide con la realidad objetiva de todos.

Hubo días en que pequeños grupos de votantes aprobaban a mano alzada cualquier ocurrencia. Sólo porque sí. Bastaban los fervorines emitidos por el oráculo de la nación. Un oráculo que no enfrenta obstáculos, prueba lo que dice con sólo decirlo y cala en un auditorio desprovisto de otros datos. Es un verdadero oráculo conforme a la mejor tradición helénica. Su voz llega desde arriba y gotea o desciende en cascada. ¿Qué podrían decir los feligreses? "Pues sí". Aunque lo digan a despecho de la realidad que sí existe.

Pero no hay felicidad que dure cien años: nos alcanzó la pandemia. No se contrajo a neoliberales y conservadores empecinados. Nos agrió -o amargó, si se prefiere- la felicidad. El virus corrió la cortina y nos percatamos de que la realidad sí existe. Comenzamos a ser menos felices bajo un revés de la fortuna que está fuera de nuestra voluntad, humilla nuestra previsión y abate nuestra competencia.

En ese marco -para emplear la expresión ceremonial- miramos al pasado cercano, al presente doloroso, al porvenir incierto; es decir, volvimos a mirarnos ante el espejo y descubrimos que la realidad sí existe. Al cabo de este descubrimiento recordamos la proclama y la sonrisa, que comienza a ser nostálgica: ¡tan bien que íbamos! Pero no era así. El espejo no engaña (salvo al mal observador). Sólo refleja la realidad, que sí existe.

El espejo desarma las fantasías. Cimbra el oráculo. Éste, provisto de palabras -muy escasas- y programas y decretos -muy frondosos- se parece al que han utilizado otros gobiernos promotores de la felicidad por decreto y del progreso por discurso, haciendo de lado una enseñanza del insigne maestro Perogrullo: la realidad sí existe. De esos gobiernos hubo y hay huella profunda. Se comprende que rechacemos a Perogrullo, porque la realidad es chocante. No amaina bajo las palabras, ni se extravía en pizarrones y mañaneras, que van perdiendo amenidad. Emerge de la lámpara de Aladino y sólo se retira cuando ha cumplido su revelación. Derriba el discurso, altera la ilusión e impone la razón. Los cronistas de la realidad -meros testigos- son emisarios de malas noticias y pueden perder la cabeza, cuando se quiere negar la verdad decapitando al emisario.

Presidente: no íbamos muy bien. Desde luego, podríamos haber ido mucho peor con un ligero esfuerzo de imaginación y algunas iniciativas adicionales. O bien, podríamos haber ido algo mejor con un gran esfuerzo de lucidez y conciliación. Las cosas marchaban mal antes de que llegara el Coronavirus. La pandemia nos hizo perder en un mes 500,000 plazas de trabajo (formal) y en breve plazo se llevará prácticamente un millón, según las cifras oficiales de este desplome espectacular. A ese millón habría que añadir, hasta llegar a números escalofriantes, los empleos del sector informal que quedaron a la deriva. Pero antes de que nos cayera ese rayo había comenzado el retraimiento de la economía y la pérdida de empleos. Esa realidad ya existía. Por ende, no íbamos tan bien.

No quiero decir y ni siquiera insinuar que se mienta al sostener que "íbamos muy bien". Es muy fuerte la palabra "mentir". La evito. Opto por reconocer a la más elevada fuente oficial la virtud heroica del joven Jorge Washington, que jamás profirió una mentira. Y también recuerdo la promesa de no mentir que escuchamos en la campaña electoral y en los primeros meses del nuevo gobierno. En fin, quizás el gobierno -humano, aunque parezca sobrehumano- se equivoca y construye por distracción -con unas gotitas de ignorancia y otras de encono-, un paisaje diferente del que todos observamos y una vida distinta de la que todos conocemos, es decir, un espejismo. Por error se incuba un mundo imaginario. Pero al cabo de unas horas -que pueden ser muy costosas- se desvanece la pompa de jabón bajo el viento de la realidad, que sí existe.

En conclusión, apremia que desmontemos las construcciones imaginarias, admitamos los desaciertos -aunque sea sin dramáticas confesiones, que sería mucho pretender-, cancelemos las confrontaciones y suprimamos los enconos, respetemos las diferencias y convoquemos al entendimiento, actuemos con veracidad, concertemos las fuerzas -hoy dispersas e incluso confrontadas- de los órdenes federal y local, suprimamos los ataques a la ciencia y la cultura, abandonemos proyectos y programas que agotan nuestros exiguos recursos y cuyo destino debiera ser la urgente atención de las consecuencias de la pandemia. En otros términos, urge que reconozcamos la realidad que sí existía antes de la pandemia y que hoy persiste, e iniciemos el camino hacia la que debe existir.

Quizás es mucho pedir, pero no se puede menos para hacer frente al tsunami. Se trata de la suerte de la nación, que abarca la nuestra. Y ya que inicié este artículo con la cita de una frase suya, lo concluiré con otra, también suya, de los últimos días: es de sabios cambiar de opinión. Que impere la sabiduría.

Sergio García Ramírez, profesor emérito de la UNAM
(v.periódico El Universal en línea del 30 de mayo de 2020).

Concluimos esta etapa del combate al coronavirus, la etapa del confinamiento más estricto, justo en el momento de aceleración de los contagios. Ya no me meto en si la curva es plana, chata o parece el Nevado de Colima, simplemente atenta contra el sentido común que luego de meses de esfuerzos ciudadanos inusitados nos digan que estamos preparados para volver. "Domamos la pandemia", dice el presidente. ¿No nos damos cuenta de que el promedio de casos de los últimos 15 días, es el doble que el promedio de los 15 días previos? No le da relevancia el Gobierno de México a un hecho incontrovertible: las muertes, asociadas a COVID, ¿se han triplicado en mayo con respecto a abril? ¿Eso es domar?

No hay ningún indicador que nos diga que estamos mejor hoy que el 15 de mayo cuando se firmó el decreto que sostenía el retorno a las actividades basado en un semáforo de 4 etapas. Ni a nivel nacional ni en Jalisco. Es cierto que la saturación hospitalaria no ha sido del tamaño de otros países como Italia, España o Estados Unidos, pero eso lo podemos afirmar en este momento determinado cuando hay un porcentaje alto de aislamiento social. ¿Podremos afirmar lo mismo cuando el porcentaje de la movilidad en las urbes se duplique? Si en Guadalajara, durante los últimos 15 días, el confinamiento se redujo 22%, ¿Qué pasará si damos el banderazo de salida?

Entiendo el realismo político detrás de las decisiones de desconfinamiento que se están tomando. No soy iluso: la economía no soporta más. Un mes más de aislamiento supondría muertes, ya no por COVID, sino por no poder llevar pan a la mesa. También entiendo que quien presiona para abrir no son los comerciantes, artesanos, trabajadoras domésticas o profesionistas. Quien está detrás de bambalinas exigiendo la reapertura son los grandes intereses económicos que quieren un retorno a la normalidad cuanto antes, aunque el costo en vidas pueda ser alto. Esos que no se presentan a las elecciones, pero que están permanentemente presionando a los gobiernos para que sean ellos los que asuman el costo político por decisiones que son impopulares.

Si López-Gatell fuera fiel a sus palabras: debería aceptar que los pronósticos del modelo no se cumplieron. Y exigir al gobierno que amplíe la Jornada Nacional de Sana Distancia y el decreto de emergencia sanitaria que nos rige desde marzo. Regionalmente, la Ciudad de México y el Estado de México, que comparten la megalópolis del Valle de México, tienen alrededor del 40% de los casos de todo el país. Y, según lo ha dicho el propio subsecretario, las otras 2 urbes en importancia demográfica -Guadalajara y Monterrey- están en fase de contagio acelerado. La Jornada Nacional de Sana Distancia tenía como objetivo aplanar la curva de contagios y llegar al 1o. de junio con una pandemia controlada. Nadie nos puede garantizar que sea seguro salir el día de mañana. No podemos terminar la Jornada Nacional de Sana Distancia cuando es justamente distancia social lo que necesitamos. Siguen muriendo cientos de mexicanos por coronavirus todos los días.

En el mismo sentido, en un grave error -desde mi punto de vista después de hablar con distintos especialistas- el Gobierno de México le dio la espalda a las pruebas de anticuerpos para detectar inmunidad. A contracorriente de lo que han hecho países como Alemania que ya realizaron el examen a casi cada ciudadano, en México comenzaremos con las pruebas de anticuerpos cuando ya estemos de vuelta. Tampoco se hicieron exámenes PCR masivos para detectar casos y, con ello, identificar la cadena de contagios. Es decir, una persona positiva, con cuanta gente tuvo contacto, ubicarlos y aislarlos. Ni siquiera tenemos idea del famoso multiplicador: ¿por cuántos tenemos que multiplicar el número de contagios oficial? ¿Por 8, 10, 100, 1000?

Otro error y ese sí achacable al subsecretario: el 27 de abril dijo que el cubrebocas tenía "nula utilidad" para frenar los contagios de coronavirus. Con esa aseveración contradijo toda la literatura científica que señala que el uso del cubrebocas es fundamental para evitar que, una persona con algún síntoma, pueda contagiar a terceros. O incluso, que casos de coronavirus asintomáticos puedan esparcir el virus sin darse cuenta al hablar, estornudar o toser.

El presidente López Obrador, al igual que mandatarios como Trump o Bolsonaro, comenzó una inexplicable guerra política contra el cubrebocas (incluso hay movimientos de extrema derecha que usan pancartas contrarias a la mascarilla) y el subsecretario se sumó. Hasta finales de la semana pasada cuando tuvo que aceptar que el cubrebocas sí era importante y recomendable para salir al espacio público.

López Obrador anunció que el martes reactiva su gira por el país. Lo hará cuando, de acuerdo con su modelo epidemiológico, 31 de las 32 entidades federativas se encuentran en máximo riesgo de contagio. Un presidente, con tanta visibilidad como López Obrador, debería ser ejemplar en su comportamiento. La política y los intereses económicos se están poniendo por encima de la salud. Y puede que muchas personas estén de acuerdo, pero no bañen las definiciones con el aroma aséptico de la ciencia. El 1o. de junio, por mala comunicación de los gobiernos y desesperación de la ciudadanía, se ha tatuado como la fecha para dilucidar la luz al final del túnel. Vaya paradoja: nos encerramos con bajísimo riesgo y nos piden regresar cuando ya superamos a China en casos y somos el 8o. país del mundo con más fallecimientos por coronavirus.

Enrique Toussaint Orendáin
(v.pág.11-A del periódico El Informador del 31 de mayo de 2020).

México es un territorio donde la muerte es una realidad espantosa que nos determina y cuestiona en todos los ámbitos de la vida colectiva; pero, sobre todo, las tendencias y magnitud que tiene la mortandad en nuestro país ponen en severa tensión el modelo y estilo de desarrollo que se ha implementado en los últimos 30 años, el cual no es independiente de la acción y lógica política que ha imperado en el territorio nacional.

La amenaza epidémica que hoy enfrentamos, se inserta en esta compleja realidad de tristeza y violencia que todo inunda: asesinatos, masacres y fosas clandestinas, al lado de feminicidios, violencia en los hogares, pobreza y empleo precario, todos factores que, entre otros, conducen a las personas a un callejón sin salida de consumo, también precario y de tan mala calidad, que le cuesta la vida a cientos de miles de personas, por causas que no deberían existir, al menos no en la cantidad en que lo hacen en nuestros días.

De acuerdo con las estadísticas sobre mortalidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el año 2018 fallecieron 722,611 personas en nuestro país. De esa suma, 395,944, es decir, el 54.8% del total, se concentraron en 6 causas, de las cuales, sólo la relativa a la influenza y la neumonía corresponde a la categoría de las enfermedades transmisibles; mientras que las otras 5, las más numerosas, se catalogan como enfermedades no transmisibles.

Sabemos que podría haber hasta 30,000 fallecimientos por el COVID-19; esto la convertiría en la 5a. o 6a. causa de muerte en el país; y más allá de la relevancia que esto tiene, debe comprenderse que dadas las comorbilidades que se registran en la mayoría de las personas que fallecen, nuevamente es la pobreza, la mala alimentación, a la par de un inexistente sistema de protección y seguridad social universal de calidad, lo que está provocando el deceso de miles de personas que no debieron morir.

Por ello, es urgente replantear cuáles son los objetivos y prioridades de la política social; y asumir que el combate a la pobreza es sólo uno de los componentes que deben llevarnos a prevenir y reducir al mínimo las tendencias de mortalidad evitable que caracterizan al panorama social y epidemiológico de nuestro país.

La urgencia de evitar que el sistema de salud colapsara en su capacidad de atención hospitalaria, nos ha colocado en una circunstancia límite en la que las otras epidemias han perdido visibilidad y carácter prioritario; pero esto no puede mantenerse así por mucho tiempo, porque son precisamente la hipertensión, la diabetes y la obesidad las que están llevando a la tumba a la mayoría de quienes pierden la vida al contagiarse con el nuevo coronavirus.

No es la 1a. vez en que, cuando se creía que no podía caber más dolor y desesperación en México, nos golpea una emergencia sanitaria que provocará una dura emergencia económica, que amenaza con llevar a la pobreza a millones, y a profundizar la vulnerabilidad de otros tantos.

México no puede ser el territorio propicio para que la maldad y el sadismo del crimen organizado sigan campeando; para que la desigualdad entre mujeres y hombres continúe sin un cambio radical; para que las niñas y niños sean violentados y relegados a un 2o. plano en las estrategias del desarrollo; y para que solo unos cuantos tengan acceso al bienestar y la riqueza. En definitiva, la antigua normalidad no puede seguir siendo la "nueva", pero ahora administrada en menores dosis y en pausas temporales.

La realidad de la pandemia nos debe conducir a una reflexión profunda sobre el proyecto de país que queremos ser. Y en el modelo presidencialista que aún prevalece, sólo el ejecutivo cuenta con los recursos y capacidades para convocar y dirigir a la nación hacia un nuevo destino; pero ello requiere templanza, serenidad de ánimo, y una profunda convicción democrática para el consenso y el diálogo abierto y permanente de todas y todos los actores políticos relevantes en el país; y no hay más tiempo; o se construyen ahora, o nuestro futuro estará nuevamente comprometido e hipotecado.

Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
(v.pág.3-A del periódico El Informador del 1o.de junio de 2020).

Arranca hoy el retorno a la llamada nueva normalidad. ¿Cómo será? Así: con 31 de 32 entidades con un semáforo de alto riesgo por el número de contagios de COVID-19 y cifras crecientes de transmisión y muertes. Con un incremento de los contagios moderados y acelerados en 53% de las principales ciudades del país. Y un aumento sustantivo en la movilidad, que pareció romper la barrera sicológica del distanciamiento por razones de salud, desde el 10 de mayo, pero cuya situación se volvió grotesca el fin de semana, al organizarse fiestas en casas, en algunas de las cuales, incluso, funcionarios federales presumieron sus festejos con fotografías en WhatsApp.

En estos momentos son irrelevantes los galimatías del gobierno sobre el aplanamiento de la curva epidemiológica y la dominación de la pandemia. Las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador y el justificador de sus acciones políticas, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, lograron lo que dicen querer impedir: que el fin de la Sana Distancia sea tomado como un banderazo de salida para que la gente regrese a su vida normal. No hay claridad, porque no supieron comunicarlo, que el final de la Jornada de Sana Distancia no significa dejar de aplicar el distanciamiento social y mantener las medidas de prevención sanitarias.

El presidente está en su palacio y el subsecretario frente al espejo, tratando de conciliar sus hechos con sus dichos. ¿Se habrán asomado a las calles el fin de semana? El sábado hubo una marcha contra el presidente, con cientos de autos manifestándose en varias ciudades. Pudo ser un posicionamiento político muy visible, pero es un botón de muestra que la emergencia sanitaria quedó atrás para muchos. La movilidad, se le olvida a la gente, es lo que acelera el contagio.

La alcaldía Cuauhtémoc, en donde se asienta el Palacio Nacional, incrementó 14% su movilidad el viernes, convirtiéndose en la demarcación peor portada de la Ciudad de México, de acuerdo con los reportes de la Fundación Mexicana para la Salud. En la zona metropolitana de Guadalajara, la movilidad se incrementó 22%. En Monterrey, según encuestas en la prensa, 66% de los negocios se adelantó a la apertura. Y en Zacatecas y El Bajío, la movilidad llegó a 42%.

¿Se habrán asomado a los supermercados en la Ciudad de México? Varios estuvieron llenos, con dependientes y clientes ignorando las medidas de seguridad. En una de las cadenas, cuando en la puerta le hicieron el alto a una pareja e indicaron que sólo una persona podría pasar, una de las consumidoras respondió: "¿Por qué? ¿Qué no sabe que ya se acabó la Sana Distancia?". En una veterinaria, cuando le pidieron a una persona que dejara a su acompañante afuera por razones de prevención, increpó molesto: "¿Qué no vio que el presidente ya dijo que se acabó el coronavirus?".

López Obrador no ha dicho eso, pero con su fraseo de las cosas, ha dejado en muchos esa impresión. El comparsa presidencial del subsecretario, lleno de estadísticas y curvas epidemiológicas confusas y declaraciones contradictorias, ha sumado al ánimo festivo de la gente que piensa que hoy es el gran día para recuperar el tiempo perdido. La Ciudad de México -junto con Guerrero-, es donde la gente se ha cuidado más, pero es tan grande la zona metropolitana capitalina, que pese a que el que 68% de sus habitantes estén conscientes de la necesidad de mantener la Sana Distancia y las medidas sanitarias de prevención, de acuerdo con Fundación Mexicana para la Salud, no impide que el contagio se acelere. "¿Qué puedo hacer?", respondió el gerente de una tienda de autoservicio cuando una clienta observó que sus empleados tenían el cubre bocas en el cuello y comían codo con codo. "Ya les dije, pero vea, tenemos mucho trabajo".

El COVID-19 va en aumento en 44 ciudades, en 19 se mantiene y sólo en una de cada 5, va en descenso, de acuerdo con el mapa de Eje Central. Los números son desalentadores. El sábado, México pasó a Bélgica como el país de mayor número de muertes por la pandemia, y se situó en el 15 de número de contagios, cerca de rebasar a Canadá, según el rastreador de la Universidad Johns Hopkins. Parecen décadas cuando López Obrador tomaba como ejemplo a Alemania y Bélgica para afirmar que las cosas se habían hecho tan bien en México, que ahí estaban esos 2 países para comparar números.

Por una razón no explicada, México es el único país que con contagios al alza decidió reiniciar gradualmente sus actividades. No hay prudencia en el presidente ni consejo responsable del subsecretario. López Obrador viajó a Cancún para dar el banderazo de salida a las primeras obras del Tren Maya. Le urgía reiniciar su campaña electoral permanente con una acción absolutamente prescindible. López-Gatell avaló la acción incluso antes de que se pusiera a revisión para determinar si esa recomendable o no. La politiquería sobre la salud. No es extraño entonces que la gente vea en su líder, la guía para lanzarse a las calles.

La confusión generada por este par de funcionarios, arropados por el silencio abnegado del gabinete y el staff presidencial, se refleja en las calles y, esperamos todo, sólo se quede ahí, en una irresponsabilidad política, y no en un repunte de casos y muertes ante la eventual aceleración de la enfermedad que produce la movilidad y la prisa social por cancelar las medidas preventivas. Pese al incremento en la movilidad, todavía hay una mayoría de personas que sienten que aún no es tiempo para descuidarse, ni tampoco el momento para besarse y abrazarse ha llegado. Sin embargo, el sol presidencial dice adelante, que él ya salió y deja entrever que marchen todos hacia la nueva normalidad. Dios nos agarre confesados.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.6-A del periódico El Informador del 1o.de junio de 2020).

Cinismo del gobierno y cinismo de la sociedad, es lo que vivimos en estas horas oscuras.

Porque ya no es un asunto ideológico de izquierdas, derechas, liberales o conservadores: la población subocupada pasó de 5.1 millones en marzo a 11 millones en abril, informó ayer el Inegi. ¿Y en mayo, cuántos millones más?

No hay apoyos al empleo por todas las confusiones mentales del presidente: fifís, conservadores, corruptos, ricos, Juárez, el Fobaproa.

En su gira inútil lleva una caravana de Suburban rentadas porque las que eran propiedad del Estado mexicano ordenó que se remataran. Más gasto, producto de su demagogia.

Y la sociedad observa indiferente que le mientan con el número de muertos por Covid-19. Más del doble de muertos que en China por mal diagnóstico y desinterés del gobierno en proteger vidas.

No nos inmuta que se castigue sin medicinas a niños con cáncer porque el presidente prefiere gastar en una refinería que cuesta más de 10,000 millones de dólares, y tendrá pérdidas como todo el sistema nacional de refinerías.

Se ha documentado cómo se deja que médicos y enfermeras se infecten por 'ahorros' para gastar en las prioridades del presidente, y en lugar de agradecer el sacrificio los acusan de ladrones y mercantilistas.

Cuánta estulticia del gobierno al cerrar una planta cervecera casi terminada, con todos los permisos en regla, con inversión ya hecha por 750 u 800 millones de dólares, con miles de empleos cerrados porque el presidente sometió a consulta popular si seguía o no seguía.

Les importa un comino ahuyentar al capital privado. Sin inversión no hay empleo. Si no hay empleo no hay sueldos, por tanto no hay consumo ni impuestos para las tareas esenciales del gobierno.

Hoy el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México estaría a 80% de avance y el próximo año arrancaría operaciones, justo para tomar la curva de la recuperación y el regreso del turismo. Estamos gastando miles de millones de dólares en destruirlo y hacer otro chico, lejos y poco funcional, por los presidenciales caprichos de López Obrador.

Vemos al gobierno que aplasta al sector privado de la economía para sacarlo de la generación de electricidad, donde participa con energías limpias, renovables, más baratas y se crean empleos, para quedarse con el monopolio ineficaz y contaminante de las fuentes fósiles.

En nuestras narices se desarrolla una escalada difamatoria y castigos presupuestales a la ciencia y la cultura, por ser emisarios del porfiriato, según AMLO.

Mucho cinismo se necesita para hacer como que no vemos el trato de camaradas que se les brinda a los grandes cárteles del narcotráfico, se deja en libertad a su jefe y el presidente acude a una taquiza en el ejido del capo liberado, el día de su cumpleaños.

¿Qué nos está pasando? No hay asombro porque el partido del presidente pida una ley para que el gobierno entre a las casas a verificar el patrimonio de los ciudadanos, "sin restricción legal alguna".

Y el presidente que se da la mano con el narco habla de "revolución".

¿A las empresas medianas y pequeñas? Nada.

Ahí está el resultado: 12.5 millones de mexicanos que en marzo tenían un ingreso, ya no lo tienen. Así será en mayo y miles de esas empresas no van a sobrevivir.

Es una vergüenza inaceptable, e independientemente de la ideología de cada quien, tendría que asombrarnos.

Salvo que nos hayamos contagiado de un enorme cinismo.

Pablo Hiriart
(v.periódico El Financiero en línea del 2 de junio de 2020).

¿Por qué entonces, si la pandemia del coronavirus aún está en plenitud, reiniciamos actividades económicas? La decisión tomada por el Gobierno de la República y los gobiernos estatales es revisada con asombro en medios internacionales de comunicación.

Muchos han respondido a esta pregunta, pero la respuesta que dio el gobernador Enrique Alfaro en un video que difundió en sus redes sociales el fin de semana, es contundente: porque la situación económica es insostenible. Así de simple.

El 26 de mayo sostuve que realmente los mexicanos estamos obligados a enfrentar con nuestros propios medios el riesgo del Covid-19. Hoy eso es más evidente.

"No hay recursos económicos que alcancen", mencionó también el gobernador Alfaro.

Todo se reduce a la responsabilidad solidaria, porque trabajar es indispensable, pero la única manera de reducir el riesgo de contagio es seguir religiosamente las medidas de aseo y distanciamiento. Tiene mucho sentido el eslogan: si te cuidas tú, nos cuidamos todos.

Jorge Octavio Navarro
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 2 de junio de 2020).

A los aspectos asociados específicamente a la pandemia, agréguele el conjunto de decisiones que han erosionado aún más la confianza de los inversionistas. Quizás el problema principal radique en el sector energético. El conjunto de decisiones que han tomado la Secretaría de Energía, el Cenace, la CFE, entre otras instancias, ha producido una enorme desconfianza entre los empresarios que observan a un gobierno que no tiene empacho en cambiar las reglas del juego si éstas no se ajustan a su ideología.

Todos estos ingredientes hacen pensar no sólo en una recuperación más larga, sino probablemente en un esquema más incierto donde tengamos altibajos y no un ritmo sostenido de crecimiento para la economía.

En casi cualquier escenario, el PIB por habitante, esa medida que dice el presidente López Obrador que ya no es relevante, comenzará el 2022 con un nivel aproximadamente 10% por abajo del de 2018.

Y, me temo que al Producto Bruto 'Espiritual' no le va a ir tampoco muy bien.

Enrique Quintana
(v.periódico El Financiero en línea del 3 de junio de 2020).

El perro es bravo y encima le patean la reja, dice el refrán. Cada vez se advierten más señales de que la crispación que vive el país va en camino a transformarse en algo más preocupante. Una crispación que en parte es natural, considerando que 2 visiones opuestas se disputan la hegemonía (el gobierno de AMLO, por un lado, y el estatus quo, por llamarlo de alguna manera, por el otro). Que los mexicanos estemos divididos es explicable e incluso válido: el México de los pobres tan largamente ignorado intenta cambiar las cosas, encabezado por un líder excéntrico y rijoso (también por llamarlo de alguna manera). Que el otro México, el beneficiado por el modelo anterior, cuestione los términos y los alcances de los cambios propuestos, también es natural. Que los ánimos estén caldeados como resultado de esta confrontación no debe sorprender a nadie. El perro está bravo, y eso se entiende (y ojo, con esta referencia canina no describo a ninguna de las 2 partes, sino al ambiente resultante); lo que no se entiende es quién y por qué está pateando la reja para intensificar la rabia.

¿O de veras creemos que los enfurecidos comandos anarquistas que aparecen en las manifestaciones son un producto espontáneo? ¿Qué la discriminación a las mujeres o al asesinato de George Floyd en Minneapolis les provoca tal indignación que están dispuestos a romperse la cara contra granaderos? ¿Qué la enjundiosa y deliberada destrucción de negocios y mobiliario urbano es resultado de la represión policiaca?

Provocar la inestabilidad y generar un río revuelto puede tener detrás a más de un tipo de pescadores. De ambos lados hay radicales con agendas oscuras, así como de ambos lados hay actores genuina y honestamente interesados en defender lo que creen. No todo el que está en desacuerdo con López Obrador es un golpista, ni mucho menos; como también es cierto que no todo el que desea un gobierno que le de preferencia a los pobres desea el empobrecimiento de los ricos. El problema es que, a medida que se descompone la discusión, los moderados se hacen radicales, la pasión sustituye a las razones y la verdad desaparece de la conversación pública para dar paso a la descalificación, la manipulación y la desinformación políticamente interesada.

En esta polarización no hay inocentes. Basta ver las últimas noticias para anticipar lo que nos espera. La policía municipal de Ixtlahuacán detiene a Giovanni López por no usar el cubre boca y, todo indica, lo asesina. Literalmente le cargan el muertito al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, quien si bien es cierto no se ha caracterizado por su mano blanda, también es cierto que no era el responsable directo del desaguisado. La protesta en contra del gobierno estatal y los desmanes resultantes, a su vez, son utilizados por el gobernador para decir que fueron orquestados por Morena y culpar a López Obrador de acoso político. No es un secreto que Alfaro busca convertirse en líder de facto de la resistencia en contra del gobierno federal, con miras a una posible candidatura presidencial en 2024. Pero las reacciones en redes sociales lo obligaron a difundir una suerte de disculpa y deslindó al presidente. AMLO no aceptó la rectificación y lo encaró a asumir sus dichos y demostrarlos. Al día siguiente 7 gobernadores de oposición cerraron filas en torno a Alfaro. Tampoco es casual: harán lo imposible por evitar el triunfo de Morena en las elecciones intermedias del año que entra, cuando se cambian los congresos estatales y varias de las gubernaturas. De aquí en adelante apoyarán todo lo que suponga un desgaste del partido en el poder. En resumen, la brutalidad de dos psicópatas vestidos de policías municipales se convirtió en 72 horas en una telenovela política que bien podría llevar por nombre "llevando agua a tu molino".

Redes sociales, espacios supuestamente informativos, columnas de opinión terminaron convirtiéndose en una arena de batalla en el que las descalificaciones y la información distorsionada sustituyó a los hechos puntuales.

¿El impacto ambiental del Tren Maya justifica detener su construcción? Imposible saberlo a estas alturas; toda nota periodística y cada dictamen técnico parece estar contaminados de un virus partisano. A los que antes no les importaban las objeciones ambientales en la construcción de un aeropuerto en el lago de Texcoco hoy son conversos de Greenpeace; y viceversa, a los que les provocaba insomnio el daño a las aves lacustres y el hundimiento del valle, no encuentran problema en el percance a selvas y manglares en nombre del desarrollo de la península.

¿Es un acierto o un desacierto la estrategia de López-Gatell contra la pandemia? ¿Cómo saberlo cuando los diarios nos escandalizan con una cifra de muertos récord ocultando el hecho de que sumaba varios días? Y, del otro lado, ¿Cómo tomar en serio el señalamiento del presidente que pone de ejemplo la estrategia seguida por México, a partir de estadísticas que el propio López-Gatell acepta que son inexactas?

¿Cómo entender lo que está pasando cuando intelectuales como Héctor Aguilar Camín recurren a epítetos como "pendejo y petulante" para referirse al presidente o, del otro lado, la secretaria de la Función Pública se burla de los artistas preocupados por los recortes con un "serénense"? Hemos dejado atrás los argumentos para centrarnos en la descalificación, hemos sustituido cualquier intento de análisis de la realidad para remitirnos a extraer el dato que apuntala nuestra posición, seguida de un adjetivo descalificativo hacia el rival.

La verdad ha sido la principal víctima de esta polarización y, en esa medida, la comunidad y su incapacidad para saber lo que está pasando realmente y poder hacerse de una opinión sensata.

Pero las cosas podrían ir a peor. Hay manos interesadas en quemar intencionalmente la pradera mientras todos nosotros (redes sociales, periodistas, medios de comunicación, actores políticos, presidencia), les estamos ofreciendo la leña seca y la gasolina ideal para sus propósitos. ¿Quién está detrás de los anarquistas desestabilizadores? Habrá que hacer las investigaciones correspondientes sin sesgos partidistas. Lo que está claro es que, sin desearlo, les estamos ayudando.

Jorge Zepeda Patterson
(v.pág.9-A del periódico El Informador del 8 de junio de 2020).

El tigre ya se soltó. No es el "México bronco" del que habló Jesús Reyes Heroles como secretario de Gobernación en el 61 aniversario de la Revolución Mexicana en 1978, cuando dijo que la única vía para ejercer la justicia en México era completar la democracia política con la democracia social, y que no habría que despertar. Parece ser el tigre que representa las tácticas políticas y electorales del presidente Andrés Manuel López Obrador, confrontación permanente y división, que ante la falta de acotamientos a la violencia retórica, se ha trasladado a las calles. Por ahora, en Guadalajara y la Ciudad de México, donde la democracia social, pregonada por López Obrador, se quiere imponer a la democracia política. Las fronteras están claras. La radicalización es lo que viene.

López Obrador se enfrentó con el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, quien lo acusó de estar atrás del vandalismo del jueves en Guadalajara, tras socializarse la muerte del joven Giovanni, por parte de la policía. Alfaro dijo tener evidencias de ello, pero no las reveló. A lo que se refería, según una cuenta en Twitter que lo apoya, @LeonEconomista, fueron Alejandro Puerto, @ea_puerto, fundador de Morena en Jalisco, y Sofía Lameiro, @sofianosabia, militante de Morena, quienes incitaron a la violencia, lo que el primero niega. @LeonEconomista también publicó pantallazos @MorenaJalB3, que había publicado 2 mensajes previos al ataque al Palacio de Gobierno en Guadalajara:

  • "Hoy se dio a conocer a través del portal de noticias LatinUS que un policía municipal de Ixtlahuacán de los Membrillos asesinó a alguien extrajudicialmente por no usar cubrebocas. Eso lo tenemos que aprovechar para posicionas en Twitter los HT: #AlfaroAsesino".
  • "En los tuits no mencionen que el responsable fue un policía municipal, hagan énfasis en que se trató de la policía estatal. También aprovechemos el tema del 'cubrebocas', recordemos que Alfaro lo hizo de uso obligatorio. Por lo que es importante que también mencionen... que fue una medida autoritaria y provocó la muerte de Giovanni".
  • La batalla en redes entre los equipos de López Obrador y Alfaro ha sido intensa. @LeonEconomista mostró fotografías de los que llamó "porros", con la imagen de uno de los que supuestamente participó en la movilización contra la cervecera Constellation Brands en Mexicali, frente al portón del vandalizado Palacio de Gobierno. El ataque nacional contra Alfaro cayó en @Navegaciones, la cuenta de Pedro Miguel, a quien el presidente identificó como uno de los periodistas que apoyan su proyecto, y en videógrafo, Epigmenio Ibarra.

    La confrontación digital se trasladó a las calles. En la Ciudad de México se prolongó el viernes, aparentemente con el pretexto de una manifestación contra el asesinato de George Floyd frente a la Embajada de Estados Unidos, que se movió a la representación del Gobierno de Jalisco en Polanco.

    Ahí se desveló la verdadera naturaleza de la acción. Comenzaron a pintar fachadas y romper vidrios en edificios y comercios en esa colonia, focalizando en las avenidas Rubén Darío y Campos Elíseos, donde también viven y tienen negocios inmobiliarios algunos colaboradores cercanos al presidente.

    Lo que se ha vivido en esas 2 ciudades es una anarquía, pero en su perfil polisémico, que describe un caos político -como usualmente se emplea-, y como forma de gobierno. ¿Es lo que estamos viendo pasar frente a nuestros ojos? Ciertamente no fue un caos político, porque no fue una acción desbordada -como en las protestas en Estados Unidos-, sino una acción dirigida contra objetivos específicos: Alfaro, el gobernador más contestatario frente a López Obrador, y contra propiedades en zonas de alto ingreso, que el presidente llama adversarios, enemigos, y corruptos que se oponen a él porque quieren mantener los privilegios del pasado.

    Bajo esta categoría de anarquía, lo que sucedió la semana pasada cobra más sentido. Políticamente se aprovechó una muy tardía reacción de Alfaro para responder por la muerte de Giovanni, que permeó la idea de impunidad. El vacío de autoridad que dejó su mutismo inexplicable, creó las condiciones para la inestabilidad política. ¿Por qué también en la Ciudad de México, gobernada por Claudia Sheinbaum, en lo alto de la lista del presidente para sucederlo en 2024? ¿Para justificar que no se trataba de algo político-electoral y era espontáneo? ¿O acaso, el tigre con el que amenazó López Obrador a los banqueros durante la campaña presidencial, se le empieza a ir de las manos? Si uno revisa la frase sabatina del presidente, totalmente maniquea, quien no está por su transformación, está contra la transformación, todo lo tiene bajo control, en su estrategia de radicalización.

    La violencia también sirvió para desviar la atención del descontrol que tiene sobre el control de la covid-19 y el desastre de los datos y proyecciones, que han ido restando aceleradamente autoridad a quien debía de generar la confianza, el zar del coronavirus, Hugo López-Gatell. Durante 72 horas se logró el propósito, deliberado o inopinado, pero la pandemia sigue avanzando y aplastará cualquier intento de cambiar el foco de interés público, porque los contagios y las muertes siempre serán más poderosos que la política electorera.

    Sin embargo, la violencia político-electoral se mantendrá y se va a enrarecer. Una decena de gobernadores -la tercera parte del país- expresó su apoyo a Alfaro, en lo que se prevé una línea continua de enfrentamiento con el presidente. Estos choques se incrementarán en la medida que se acerquen las elecciones intermedias del próximo año, y probablemente habrá más actos de violencia con el aval de López Obrador, quien con su silencio ante ese tipo de agresiones, irá dividiendo más al país y confrontándolo. No falta mucho para que los asuntos públicos se diriman violentamente en las calles, de no hacer algo todos los gobernantes por impedirlo, y evitan que esta nación quede dividida en 2 partes irreconciliables.

    Raymundo Riva Palacio
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 8 de junio de 2020).

    La estrategia del Gobierno de la República se ha centrado en ampliar y concentrar recursos en los programas de transferencias de ingresos; pero éstos, siendo necesarios, son insuficientes para una rápida reactivación de la economía, que garantice salarios dignos y acceso a un sistema universal de protección y seguridad social, independientemente de la condición laboral de las personas.

    En ese sentido, es preciso que el gobierno diseñe una estrategia de protección del ingreso de las clases medias; se trata de evitar que haya la menor cantidad de personas en pobreza como producto de la crisis. Por ello, el lema, "primero los pobres", no puede ni debe significar "exclusivamente los pobres", porque si esa es la lógica, la trampa se encuentra en que, sin una planta productiva funcional, y sin la protección de las pequeñas y medianas empresas, las ya inaceptables cantidades de personas en pobreza que tenemos podrían crecer dramáticamente.

    Frente a lo anterior, es importante mostrar que la urgencia de fondo que tiene México es la construcción de un diálogo democrático que permita cimentar un nuevo Estado de Bienestar, sustentado en un pacto político para redefinir el pacto social. En tanto que no podemos seguir siendo un país donde una minoría concentra la mayor parte de la riqueza, el Estado está obligado a proponer e implementar pactos razonables entre los múltiples actores y factores políticos y económicos.

    El 1er. paso para ello se encuentra en asumir un lenguaje que pueda convocar genuinamente a la reconciliación nacional. En ese sentido, el Jefe del estado ha decidido, por el contrario, atrincherarse en su lógica discursiva, de la cual, sus declaraciones del fin de semana son emblemáticas, pues no plantea en ellas la posibilidad del acuerdo, sino una renuncia a la pluralidad y la divergencia.

    La narrativa de la presidencia, en ese sentido, se asemeja más a una exigencia de rendición de quienes considera sus adversarios que, a una convocatoria serena, propia de la madurez del juego democrático, a dejar de lado las diferencias y poner en marcha acciones consensadas de beneficio público.

    En una democracia no es válido exigir a los otros la renuncia absoluta a sus posiciones; la lógica desde la que se plantea que se está a favor del gobierno, o se está en absoluto en contra de lo mejor que puede tener el país, no contribuye a hacer política de altura.

    El presidente ha sostenido reiteradamente que, en política, el ejemplo es determinante. Y en este rubro, el ejemplo que muestra a la ciudadanía es que no está dispuesto a flexibilizar sus posiciones y a matizar las que se requieren para construir nuevos acuerdos y pactos en favor de los más necesitados, pero también para quienes, con base en el trabajo y el esfuerzo, han construido historias de vida ejemplares, sin robar, sin mentir y sin traicionar.

    En política siempre se está "contra reloj"; y cada día en que el presidente desperdicia energía y tiempo en confrontar a quienes considera sus adversarios, es un día que el país pierde también en la posibilidad de plantear acciones consensadas, en una de las etapas más críticas que habremos de enfrentar en esta generación.

    Lo urgente es hacer política de calidad. El presidente López Obrador ya logró lo que muchos decían que era imposible: que un político con la decisión de enfrentar la pobreza y la desigualdad llegaría alguna vez al poder. Hoy ya lo tiene; y requiere actuar lo más inteligente y rápido posible para reconducir a México hacia otro estilo y lógica de desarrollo.

    Hacer política no significa aniquilar a los adversarios; implica, antes bien, desde la autoridad moral y la capacidad de diálogo y acuerdo, lograr que, quienes no piensan como lo hacemos, estén dispuestos a avanzar juntos por un mejor futuro para todos.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 8 de junio de 2020).

    Plantear que en México sólo haya 2 vías, con él o contra él, no sólo es falso sino riesgoso, pues puede llevarse una sorpresa: en la encuesta de Consulta Mitofsky la mitad está a favor y la mitad en contra del ejercicio de gobierno del presidente López Obrador.

    Más allá de que en sí misma es una falsedad, a los políticos les encanta la fórmula conmigo o contra mí porque los pone a ellos en el centro del universo, su universo. Esta fórmula es un reflejo egocéntrico, común en muchísimos políticos. Cuando el gobernador Enrique Alfaro plantea que las protestas contra su gobierno lo que buscan es dañar a Jalisco confunde al estado con su persona. Cuando López Obrador ataca, dice que ejerce su libertad de expresión; cuando lo atacan, se envuelve en la banda presidencial, y dice que atacan a la investidura.

    Un mundo en blanco y negro como el que quieren nuestros gobernantes es un mundo privado de inteligencia. Como en la fotografía, son los grises, los matices, las diferencias de tono lo que da profundidad, intensidad y definición a las ideas. Ver el mundo en alto contraste es perdernos en las sombras. Para el político, todo lo que suba un poco de tono será negro y por lo tanto obstáculo para la luz blanca que emite su ser iluminado.

    Lo que el país necesita son grises, muchos y muy variados grises, tonos y matices, desacuerdos en lo mínimo y en lo importante. Puedo estar de acuerdo con López Obrador y en desacuerdo con la oposición en un tema y viceversa, o en desacuerdo con los 2, como sucede con frecuencia. En el mundo dicotómico y polarizante al que apela el presidente sólo ganan los extremos, y no necesariamente el que él desea. Es falso que en los extremos ganen las convicciones; lo que articula a los extremistas, de un lado y de otro, son los miedos. Así como la derecha, en su peor pesadilla, teme que la radicalización del gobierno de Morena nos acerque a la Venezuela de Chávez y Maduro, en el otro extremo del péndulo nos espera el Bolsonaro de turno.

    Hay, pues que tener cuidado con lo que se pregunta, no vaya a ser que respondan: ¿Y a dónde te irías?

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 8 de junio de 2020).

    El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, mostró este martes un documento filtrado supuestamente desde la oposición, que planea acciones conjuntas para derrotar a su partido en las elecciones estatales y legislativas de 2021 como paso previo a revocar su mandato en 2022.

    "El objetivo de este documento es promover el desplazamiento de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) de la mayoría de la Cámara de Diputados en 2021 y revocar el mandato presidencial en 2022", dijo su jefe de prensa, Jesús Ramírez Cuevas, en su conferencia matutina desde el Palacio Nacional.

    La estrategia, llamada "Rescatemos a México" y de origen desconocido, contemplaría que Morena es favorita para renovar la mayoría en la Cámara de Diputados y en 10 de los 15 estados que cambiarán de gobierno, pero traza una serie de acciones para cambiar el escenario.

    El grupo opositor que firma el supuesto documento incluye a gobernadores, a los principales partidos de la oposición, a los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, a magistrados del Tribunal Electoral y a consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE).

    También lo firman medios de comunicación, grandes compañías y organizaciones de empresarios como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

    El frente opositor planea, siempre según esta filtración, presentar "candidatos únicos en los distritos electorales federales de mayor rentabilidad", así como acordar alianzas en los estados que ya gobiernan el PAN, el PRI, el PRD y el MC, todos firmantes de esta estrategia.

    Esos candidatos deberían ser "jóvenes y mujeres" elegidos desde la sociedad civil y que cuenten con "buena fama pública", además de estar "identificados con los valores empresariales del libre mercado".

    El bloque opositor plantea centrar su discurso en 2 ejes, desempleo e inseguridad, y "responsabilizar a la presidencia de López Obrador y a la cuarta transformación del ahondamiento de estos males en el país".

    Para hacer calar ese mensaje, el proyecto contempla la contratación de personas relevantes en redes sociales, analistas y medios.

    El frente contrario al gobierno también propone influir en Washington "para destacar el daño que está haciendo a las inversiones norteamericanas" el actual ejecutivo.

    "Más que compararlo con Venezuela, el bloque opositor debe subrayar la altísima migración masiva de mexicanos a Estados Unidos si se profundiza la crisis de empleo y seguridad", recoge la estrategia.

    Ese plan de desgaste público incluye también a prensa extranjera, además de conferencias y otros eventos.

    López Obrador no aclaró de dónde salió el documento divulgado este martes, simplemente aseguró que llegó a sus manos.

    "Me llamó la atención porque llegaron 2 documentos aquí a palacio. Seguramente un simpatizante, que debe de estar hasta trabajando (en eso)", explicó sobre su origen.

    El ex presidente Felipe Calderón (2006-2012), presuntamente involucrado en la estrategia a nivel personal y con su nuevo partido, México Libre, aseguró en Twitter no estar al corriente de esa información.

    "No conozco el documento, ni siquiera estoy seguro que exista pero, si fuera el caso: 1) que la oposición se organice es su derecho; 2) que el gobierno la espíe es un delito", escribió en su cuenta.

    (V.periódico El Informador en línea del 9 de junio de 2020).

    Vanessa Rubio, senadora y ex subsecretaria de Hacienda, nos alerta que por las malas decisiones económicas que arrastramos desde el año pasado nos van a bajar la calificación soberana y aumentará el monto de la deuda.

    Los enfermos de Covid-19 carecen de ventiladores, porque no nos preparamos. Muchos mueren. No pueden respirar.

    El dinero no se gasta, ni se gastará, en infraestructura hospitalaria, en protección social, promoción del empleo e impulso al crecimiento, sino en una refinería inútil y un tren que pasará por la selva virgen impulsado por diesel y sin manifestación de impacto ambiental.

    A lo anterior le llaman 4a. Transformación. George Floyd: "no puedo respirar".

    Para hacer frente a la crisis el gobierno ha destinado apenas el 0.6% del PIB en estímulos fiscales. Es el segundo más bajo del continente, sólo por encima de Bahamas. Aunque ahí sólo se han registrado 11 muertes por coronavirus, y en México casi 16,000.

    La economía va a caer -7.8% este año, pero el gobierno no mueve un dedo.

    Con los que perdieron su ingreso en abril, 12.5 millones de personas, se demuestra que la ausencia de apoyos del gobierno mató a las microempresas. Y en marzo -antes del confinamiento- el consumo tuvo su peor caída desde la crisis global de 2009, por el deterioro del mercado laboral.

    La inversión fija bruta (la que realiza el sector privado en obras) se desplomó en marzo 11.1%, que es la mayor caída en una década. Ocurrió antes de la crisis del coronavirus. ¿Por qué? Se perdió la confianza en el gobierno.

    ¿Qué hace el gobierno para que vuelvan a confiar los inversionistas?

    Permite que vándalos afines a su causa rompan coches a pedradas y destrocen vidrios y fachadas de "edificios de los ricos", además de cerrar obras millonarias en inversiones y generadoras de empleos y actividad comercial.

    Ahí está la consecuencia de un gobierno que asfixia a los ciudadanos.

    George Floyd: "no puedo respirar".

    Pablo Hiriart
    (v.periódico El Financiero en línea del 12 de junio de 2020).

    "Estamos hartos de que los únicos temas que estén en la agenda pública sean la pandemia, la crisis económica y López Obrador".

    Esta afirmación me la han hecho cada vez más personas que perciben que en los últimos meses no hay otra cosa de la cual se hable.

    Y, efectivamente, nadie puede dudar que esos asuntos son los que dominan nuestras conversaciones.

    Es explicable que sean los asuntos dominantes y también lo es que estemos cansados de ellos. No solamente porque convierten en algo monótono la agenda pública, sino porque casi todos ellos tienen que ver con malas noticias.

    Por ejemplo, cuando hablamos de la crisis económica, cada vez tenemos que remontarnos más y más atrás para encontrar algún punto de comparación. El extremo lo ofreció esta semana el Banco Mundial al referir que la caída del Producto Interno Bruto por habitante en el mundo es la mayor ¡desde 1870!

    Pero, igualmente en México los datos que van apareciendo ya no encuentran punto de comparación en nuestra historia documentada, como la caída de la producción industrial, que a tasa anual fue de 29.6%.

    En cuanto a la pandemia, también es explicable la atención que le estamos dando porque se trata de un hecho inédito que no había ocurrido nunca en nuestras vidas y que está modificando completamente nuestro entorno.

    En el caso de México se entiende que requiera gran atención porque, por ejemplo, en el número de fallecidos en promedio durante los últimos 7 días, nuestro país ya se encuentra en el 3er. lugar mundial. Solo Brasil (el 1o.) y Estados Unidos, tuvieron más fallecidos que México en la última semana.

    Y del caso del presidente López Obrador, prácticamente no hemos podido dejar de hablar de él desde julio de 2018.

    El problema no es que hablemos de temas cuya relevancia es verdaderamente excepcional. El asunto es que debiéramos estar conversando respecto a lo que realmente importa. Por ejemplo, debiéramos discutir cómo amortiguar el impacto económico del confinamiento y de qué forma manejar la crisis de salud para tener menos enfermos y menos fallecidos.

    Un argumento con el que nos topamos sistemáticamente es que el gobierno de López Obrador no quiere hacer nada más en materia de política económica ni de medidas sanitarias.

    Pero, quizás no nos hemos preguntado si como sociedad hemos hecho lo suficiente.

    El caso más obvio es el de la ausencia de iniciativas por parte de los partidos políticos opositores. AMLO tiene el espacio en buena medida porque se lo dejan.

    Si la agenda pública está dominada por lo que dice el presidente, eso también se explica por lo que no dicen los partidos.

    Incluso, diversas organizaciones sociales, parecen haber entrado en una situación de agotamiento, al toparse con la terquedad presidencial. Da la impresión de que se llegó a la conclusión de que no tiene caso insistir, si al final ni nos escuchan.

    Más allá de que el presidente no se mueva un ápice de sus creencias, debemos reconocer que nos ha faltado ingenio y creatividad.

    Igualmente, debemos considerar que no hemos hecho los esfuerzos necesarios para conseguir que la agenda pública no gire alrededor del contenido de las mañaneras o de los equívocos del doctor López-Gatell.

    Se justifica el hartazgo que le referí... siempre y cuando nos demos cuenta de que somos también responsables de que exista.

    ¿O será tan contagiosa la enfermedad de echarle la culpa a los demás que ya se nos pegó?

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 12 de junio de 2020).

    Aunque algunos busquen minimizar el impacto económico del Coronavirus, la realidad es que estamos frente a una auténtica devastación de empleo, muerte de empresas y desvanecimiento del ahorro de las familias. Los datos son aterradores: se han perdido más de un millón de empleos a nivel nacional, y en Jalisco la cifra podría alcanzar los 150,000 formales. A esa cifra hay que añadirle el sector informal o aquellos que, por turismo o gastronomía, tienen empleos parciales congelados por la pandemia. Y sumarles a todas esas personas que aceptaron rebajas salariales con tal de no perder el empleo. Si la pandemia sanitaria está llevando a miles de personas a la tumba, la pandemia económica está llevando a millones a la miseria. La encrucijada no es sencilla para ningún gobierno.

    Seamos sinceros: la responsabilidad individual no es la mayor fortaleza de nuestra sociedad.

    Recordemos: ¿por qué llegó la pandemia a Jalisco en marzo? Por unos viajeros, bastante bien acomodados económicamente, que decidieron convivir con esquiadores de países con epidemias.

    Y, por irresponsables, regresaron y ni siquiera fueron capaces de solicitar que se les hiciera una prueba. ¿Cuál fue el punto de inflexión en Jalisco? Los primeros días de mayo, los puentes, la celebración de las madres. A pesar de los reiterados llamamientos a quedarse en casa, solamente el 30% de los tapatíos siguió las indicaciones de las autoridades. Y no estamos hablando de personas que viven al día, sino de privilegiados que decidieron que ellos podían no confinarse. ¿Por qué? Porque ellos siempre hacen lo que les da la gana. Para quien vive al día y tiene que llevar pan a la mesa de su casa, mis respetos, pero para quien tiene una situación privilegiada es una atrocidad no poner de nuestra parte para superar la pandemia.

    Se apela a la responsabilidad individual y no dudo que sea la clave para evitar que la pandemia nos supere. Sin embargo, esperemos que el gobernador no sólo nos diga que la pandemia nos acompañará durante mucho tiempo y hay que aprender a vivir con ella, sino que refuerce la presión sobre esos empresarios que quieren abrir a como dé lugar (y que lo han presionado en las mesas de reactivación), sobre esa clase media y media alta, que puede contribuir a que la desescalada no sea tan dramática, o sobre las y los jóvenes que deben ser responsables de no infectarse para no poner en riesgo a adultos mayores. Mi derecho termina en donde comienza el del otro, y la salud es uno de los derechos más sagrados de nuestro orden constitucional.

    Lamentablemente, la pandemia sí reconoce de clase sociales. Y si no veamos cuales son las colonias más afectadas por el coronavirus en Guadalajara: las más pobres. Al igual que la pandemia sanitaria que golpea severamente a los más desfavorecidos (y si los hospitales se llenan serán los más pobres quienes paguen las consecuencias), la pandemia económica tiene a 12 millones sin ingresos en 3 meses y el riesgo de que 10 millones caigan en pobreza durante este periodo. Es la injusticia de nuestro mundo: el pobre debe salir y arriesgarse para no morir, pero es también quién pagará las consecuencias sanitarias. Como sea, quien tiene recursos, siempre podrá pagar por una cama de hospital. Ser solidario con quien menos tiene es entender nuestros privilegios y poner de nuestra parte para que la reactivación económica cueste las menos vidas posibles. Un sálvese quien pueda -pagarlo- sólo significaría la tumba para miles de personas.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 14 de junio de 2020).

    Mientras las cifras de muertes por Corona virus van en aumento, como si se tratara del acumulado del melate, López dice nuevamente que la gente está contenta. La verdad no sé si se refiere a su familia o a la panda de corruptos que lo acompañan, pero lo que si es cierto es que México se cae a pedazos, no solo por el pésimo manejo de la pandemia por parte del Gobierno, si no también por la división de clases sociales, los millones en el desempleo tanto formal como informal, por el ambiente enrarecido de venganza, de frustración, de inseguridad, pero sobre todo por la falta de rumbo del país, comandado por un ignorante, revanchista y sin facultades mentales para ser el capitán de este barco.

    En 18 meses México ha pasado de estar delicado, a pasar a terapia intensiva en términos médicos. La falta de visión, de empatía y de urgencia de esta administración es realmente criminal y patética. México se cae a pedazos, en lo social, en salud, en economía, en modernidad, en seguridad, en capacidad humana para salir adelante.

    Al interior de Morena las cosas van igual de mal, un grupo de ambiciosos corruptos jalando agua para su molino, con una descarada falta de transparencia, con acusaciones todos los días entre ellos mismos. Rocio Nahle haciendo negocios con sus compadres, amigos y socios, Citlali que reniega de sus raíces y se cree rusa, con desfalcos millonarios al interior del partido, los negocios descarados de la familia Bartlett con sus sucias energías, la corrupción a todos los niveles donde gobierna este partido, Ciudad de México, Puebla, Veracruz, etc.; es Ali Baba y sus 4,000 ladrones y López no se entera de nada o hace como que no se entera, con el señalamiento de que es cómplice o es sumamente incapaz viviendo en una nube de poder, alejado totalmente de la realidad. Todos los días con ocurrencias, con chistes de mal gusto, con amenazas y con un veneno de revanchismo enfermizo que corre por sus venas.

    Dicen que cada quien tiene lo que merece y seguramente así es, tenemos el gobierno que nos merecemos por tanta ignorancia, tantos credos, tantas fábulas, pero sobre todo tanta apatía, tanto conformismo y tanta mediocridad de muchos que piensan que el gobierno los debe mantener por decreto, sin estudiar, sin trabajar, sin hacer nada, pero eso si bienvenida sea la ayuda, aunque les den migajas y sobras de sus tranzas.

    El principal problema de México es la educación, tanto la que se da en el hogar, como la que se imparte en las escuelas secuestradas por sindicatos corruptos a los cuales les importa un carajo si los niños aprenden o no. Desde la cuna del hogar y de la educación académica se construyen personas con deseos de progresar, de formar una vida, de tener un trabajo bien remunerado, de crear una familia con principios y con justicia, pero claro si lo primero que ven es a una madre abnegada, a un padre borracho y golpeador, a unos hermanos ladrones y a unos primos huevones poniendo la mano para que los mantenga el gobierno, pues crecen en un ambiente de violencia, de mediocridad y de la ley del mínimo esfuerzo. Esta pandemia de la mediocridad es más contagiosa que el Covid 19, porque ha avanzado por generaciones y cada día se multiplica más como la curva de Gatell.

    López Obrador no se va a ir por su propio pie, no va a renunciar, le costó 18 años de terquedad, de mentiras y de promesas imposibles de cumplir el llegar a Palacio Nacional, el no quería los Pinos, el quería ser como un rey Tlatoani, mesías y dictador, vive en un palacio porque se siente tocado y elegido por los dioses, quienes lo llevaron a donde llegó, le importa una pura y dos con sal, él no está para dar las gracias y ayudar a los que creyeron en él, no, él solo paga los favores de los poderosos que le financiaron sus campañas y sus 15 años de no trabajar, a esos si porque les tiene miedo, a los otros, al peladaje nada. Todas las políticas que ha hecho es hacer más pobres a los pobres, a ser dependientes de sus migajas, por eso esta situación le vino como anillo al dedo, aunque el dedo se los puso en el anillo a los que votaron por él.

    La siguiente de López y ya la está fraguando es desaparecer al INE, quiere controlar desde Morena las eleccionesy si no me creen, pues les doy un par de meses para que lo comprueben.

    ¡México se cae a pedazos y hay un responsable que agiliza su destrucción!

    Juan Serrat Viñas
    (14 de junio de 2020).

    No hay, en el tema de los contagios y las consiguientes defunciones imputables al coronavirus, demasiados motivos para echar a vuelo las campanas, aunque los más optimistas proclamen que ya se ve la luz al final del túnel, y aunque, en el desenlace de la película, haya más vivos que muertos. En el de los damnificados por el impacto económico de la pandemia, en cambio, sólo los ilusos aventuran para el corto plazo una recuperación que devuelva las cosas al estado en que se encontraban cuando comenzó esta pesadilla.

    Ahí están, por ejemplo, las previsiones de Xavier Orendáin, presidente de la Cámara de Comercio de Guadalajara, en el sentido de que 10,000 de las "unidades económicas" -comercios, negocios, pequeñas industrias...- que se vieron obligadas a cerrar a raíz de la contingencia, probablemente lo hayan hecho de manera definitiva, porque las nuevas circunstancias no propiciarán el retorno a la antigua normalidad: una normalidad que, desde el prisma de la "nueva", se antoja idílica... aunque entonces pareciera de "peor es nada". La crisis será más profunda y la recuperación más lenta de lo que avizora -basado en los "otros datos" que nada más él tiene- cierto incontenible vendedor de paraísos que anda suelto por ahí.

    Decían bien las abuelas de antes: "Para enfermarse o morirse, basta un descuido; para recuperar la salud, en cambio, a veces no alcanza el resto de la vida".

    Jaime García Elías
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 16 de junio de 2020).

    Viajé a Guadalajara vía terrestre. Y ahí es donde empiezo a confundirme si fui al pasado, o del presente al futuro. A ver si hablando me hago entender.

    Ya se sabe que Jalisco y Nuevo León tuvieron casos tempranos pero que tras tomar medidas pudieron mitigar una explosión de contagios, por lo que ahora son vistos como estados donde el acmé de la curva de enfermos llegará después que en lugares tan castigados como la capital mexicana y su zona metropolitana.

    Así, en sólo 6 horas de carretera uno pasa de la ciudad en donde desde hace 3 meses no hay mesas restaurantes dignos de ese nombre, a una metrópoli donde sobran los restaurantes en los que uno puede ingresar y sentarse como si estuviéramos en febrero de 2020 y aún fuéramos inocentes de todo lo que este año deparaba.

    ¿Si uno se lanza a la capital jalisciense es ir al pasado o al futuro?

    La noche del sábado la avenida Chapultepec, símbolo del destrampe (dicho sin tono condenatorio) tapatío lucía atestada de jóvenes sin cubrebocas. No igual que siempre, pero casi como siempre.

    Jalisco está en plena curva de ascenso de casos. No ha sido gratis que hoy aún tengan allá cifras bajas, pero el contagio se multiplicará a un ritmo y con una letalidad que los chilangos no sólo ya vimos con terror sino que seguimos viendo, digan lo que digan las autoridades.

    Porque regresar al Valle de México aclara las cosas: nada de pasado o de futuro. Tenemos un presente insoportablemente elástico, donde lo más constante de días que lucen idénticos es la manipulación de las cifras de muertos por parte de López-Gatell. Esa irresponsable decisión gubernamental que nos impidió y nos impide dimensionar cabalmente nuestra tragedia. ¿Qué hubiera pasado si el subsecretario hubiera reconocido los miles de muertos no reportados? Ya nunca lo sabremos.

    El encierro de 3 meses ya dio de sí. La gente no aguanta más, la economía tampoco. Así que Jalisco está abriendo; y el DF también, aunque de una manera -paradójicamente- menos abierta, menos decidida, o sea bien chilanga, pues.

    Allá donde ya hay abiertos restaurantes, y acá donde están a días de abrir, insisto, el futuro de nuestro presente de muertos es sólo uno. Habrá más contagios. Habrá más fallecidos por Covid-19.

    Y si ahora el gobierno federal pide que seamos nosotros los que nos hagamos responsables de lo que ocurra al salir, de contagiarnos y enfermar, lo único que habría que reclamar es la desfachatez gubernamental de nunca, en más de 100 días, haber dicho la verdad de manera clara, sencilla, directa.

    Desde ese pasado de opacidad gubernamental, nos enfrentamos a un futuro cierto. Se medio activará la economía, sí, pero también surgirán miles y miles de nuevos casos. Y ante los nuevos enfermos nos dirán que fue por nuestro deseo de salir a un restaurante, y que esa decisión de nuestra entera responsabilidad nos llevó a contagiarnos. Así de caraduras los de la Secretaría de Salud federal.

    Salvador Camarena
    (v.periódico El Financiero en línea del 16 de junio de 2020).

    En el afán persistente de aumentar la producción de petróleo, el gobierno a través de Pemex, perfora pozos que contienen gas que la naturaleza enterró. Ese gas es útil cuando se mete en un motor, del que sale convertido en electricidad y en bióxido de carbono, pero lanzado sin quemar a la atmósfera, eleva mucho más rápidamente la temperatura del planeta, incluso, que el CO2.

    En países con economías más grandes, la discusión sobre las emisiones de metano es constante y las empresas divulgan públicamente sus compromisos de reducción de este mal. Son presionadas por políticos y la sociedad.

    En México esa discusión no existe y el gobierno entonces, actúa con libertad... o libertinaje.

    Fueron 243 millones de pies cúbicos diarios de enero a marzo de 2019; 261 millones en el 2o. trimestre de ese año; 310 millones en el 3o.; 396 millones en el 4o. y 459 millones en los primeros 3 meses de 2020. Esto es 'Envío de gas a la atmósfera' expuesto en la presentación de resultados del 1er. trimestre de la petrolera nacional.

    Mientras la producción de crudo se elevó 4% en un año, esa emisión creció 88%.

    Con un tercio de lo arrojado al aire puede surtirse, por ejemplo, todo el suministro requerido por la península de Yucatán.

    El aparente descuido ocurre cuando el mundo marca récords de emisiones de carbono cada mes.

    Los niveles de dióxido de carbono en el Observatorio Mauna Loa en Hawái alcanzaron un récord durante mayo, registrando un nivel de 414.7 partes por millón.

    "Esa es la mayor cantidad de dióxido de carbono que ha estado en la atmósfera en aproximadamente 3 millones de años, cuando los primeros ancestros humanos comenzaban a emerger en África y los niveles del mar eran al menos 50 a 80 pies más altos de lo que son ahora", publicó el Washington Post hace 2 semanas.

    No es que los gobiernos previos fueran mejores. Lo que ocurre es que el presente ofreció mucho y es el que ahora carga con los retos. Lo menos que le debe a la gente es cuidar de su salud, de lo contrario puede parecer que la vida y la gente tienen poco valor... en todos los sentidos.

    Jonathan Ruiz Torre
    (v.periódico El Financiero en línea del 16 de junio de 2020).

    Una de las noticias que más impactó a nivel mundial la semana pasada fue la forma en que el Ejército de Estados Unidos le puso el alto al presidente Donald Trump. Frente a los disturbios en las manifestaciones para protestar contra el racismo a partir de la muerte de George Floyd, el mandatario planteó sacar al Ejército a la calle a reprimir. Aunque en un 1er. reflejo las fuerzas armadas parecían acompañarlo, muy pronto figuras de la mayor prominencia en su propio gabinete militar pusieron el alto a Trump, quien terminó por recular.

    Otros 2 mandatarios populistas del continente, el brasileño Jair Bolsonaro y el mexicano Andrés Manuel López Obrador, han sido más sagaces cooptando al Ejército: Bolsonaro tiene medio gabinete ocupado por militares y AMLO ha llenado de dinero al Ejército.

    En México, la compañía constructora más grande del país es la Secretaría de la Defensa Nacional. Las constructoras de los hombres más ricos del país no se comparan en el tamaño de su cartera de obras con lo que el Ejército está haciendo este sexenio, por instrucción directa del presidente López Obrador: el aeropuerto de Santa Lucía, 2 tramos del Tren Maya, casi 3,000 sucursales del Banco del Bienestar, hospitales, fraccionamientos, etc. Las tareas de las fuerzas armadas en esta administración se han multiplicado hasta lo inimaginable: van desde reducir los índices de criminalidad a través de la Guardia Nacional hasta limpiar el sargazo del mar en Cancún.

    Mientras la industria de la construcción ha reportado los números rojos más graves de su historia y mientras la economía está paralizada por la falta de inversión pública, incluso desde antes de la pandemia, el Ejército vive una época de oro en su nueva faceta de empresa dedicada a la infraestructura. Este éxito no llega ausente de polémica: ya han surgido denuncias de que en varias de sus obras recurren al cobro ilegal de porcentajes para permitir que empresas privadas participen.

    López Obrador tiene al Ejército en el bolsillo. Nunca mejor dicho.

    Carlos Loret de Mola A.
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 17 de junio de 2020).

    El gobierno de López Obrador le apuesta a que Estados Unidos, en su recuperación, remolque a la economía mexicana.

    En este espacio le hemos comentado que la estrategia del gobierno mexicano ha sido hacer poco para amortiguar la caída de la actividad económica, sobre la base de considerar que la reactivación de la economía norteamericana nos va a beneficiar y va a permitir que la recesión pase más rápido en México.

    Ayer la Reserva Federal dio a conocer las cifras de la producción industrial en mayo, las cuales marcan un crecimiento de 1.4% respecto a abril.

    Pero, si la comparación se hace contra 2019, entonces lo que se tiene es una caída de 15.3%.

    En particular la producción manufacturera, que es con la que está más vinculada la economía mexicana, creció en mayo 3.8%, pero mantiene una caída de 16.5% respecto a 2019.

    No va a ser fácil que la recuperación de la economía norteamericana tenga la tracción suficiente como para amortiguar la caída en México.

    Una de las razones además es que el factor más dinámico del crecimiento, la inversión, está sumamente golpeada en México por el factor de la desconfianza.

    Un reporte de la firma AT Kearney señala que México ha dejado de estar entre los principales 25 destinos para la inversión extranjera directa en el mundo por 1a. ocasión desde 2011. Este hecho refleja que a pesar de todas las ventajas que existen en nuestro país, los inversionistas están pensando 2 veces si canalizan sus recursos a nuestra economía ante los riesgos de políticas públicas impredecibles y de una seguridad jurídica cuestionable.

    Este hecho no quita el potencial que tiene México y que se hace más evidente con la entrada en vigor del nuevo tratado comercial de Norteamérica. Pero sólo es eso, potencial.

    Si, de algún modo, se convenciera al presidente de la república de la necesidad de promover la inversión y de generar las señales que reviertan la desconfianza, estaríamos aún con la oportunidad de utilizar la entrada en vigor del nuevo tratado y los conflictos entre Estados Unidos y China como una palanca de reactivación de la economía mexicana a través de la atracción de inversiones.

    ¿Alguien cree que pueda convencerlo?

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 17 de junio de 2020).

    La crisis que enfrentamos ha acelerado cambios tecnológicos y educativos. Aún sin ella, meses atrás, ya era crítico que en nuestro país no se estuvieran haciendo los esfuerzos necesarios para avanzar en la digitalización o para generar una educación que permita a los niños y a los jóvenes asimilar las nuevas tecnologías.

    La pandemia generó una aceleración del cambio tecnológico que va a redefinir las potencialidades de cada país.

    En cuestión de pocos años, los mercados van a estar con aquellos que hayan apostado a la modernización y al cambio tecnológico.

    El sector energético es quizás uno de los que mejor refleje esta disyuntiva. Las naciones que apuesten a las energías alternas son las que van a estar en ventaja en muy pocos años.

    En México seguimos volcados al pasado. El énfasis en las refinerías, en el petróleo y el diésel, así como en los monopolios estatales, va a dejar a México rezagado en la economía mundial por muchos años.

    Quizás el asunto de fondo es que hablar de estos temas con el presidente de la república es como hacerlo en chino. No hay el menor entendimiento.

    En la medida que considera que las métricas que definen el crecimiento son neoliberales y dejan de lado aquellos aspectos que él considera sustantivos, entonces es irrelevante lo que reflejen.

    Si el presidente López Obrador está pensando que lo más importante es el bienestar espiritual de los mexicanos y supone que éste no tiene que ver con los resultados económicos tradicionales, sino con otros aspectos como el combate a la corrupción, entonces para él no tiene ninguna importancia quedarnos rezagados en esas mediciones tecnocráticas. Tal vez hasta nos caiga como 'anillo al dedo'.

    Al paso de los meses, veremos más y más señales que nos dirán que el efecto duradero de las decisiones que se están tomando será el dejarnos, tal vez por muchos años, en un país anclado al pasado.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 18 de junio de 2020).

    La recesión mundial provocada por la pandemia del COVID- 19, será en México más severa que en otros países que han tomado medidas para paliar la crisis. Como ejemplo, podemos citar a Alemania que ha distribuido apoyos y subsidios a desempleados, pequeñas, medianas y grandes empresas.

    La OCDE pronosticó para México una caída del PIB de 7.5% en el mejor de los escenarios. El freno aplicado al desarrollo de la energía limpia, solar, eólica, hidráulica, oceánica, geotérmica y biomasa, traerá como consecuencia el encarecimiento de la energía eléctrica producida con carbón mineral y combustóleo que, además de ser más costosa es altamente contaminante.

    Nuestro presidente AMLO, abiertamente ha soslayado el combate a la delincuencia organizada. Cuidado, que puede ser una estrategia para diferir el problema y, mientras no se le combate, tiende a aumentar, al grado de que la seguridad nacional, que según aclaró en el decreto del 11 de mayo pasado, se encuentra en etapa de consolidación, continúa agravándose para que justifique medidas drásticas que suspendan las garantías individuales.

    Las medidas tomadas por nuestro presidente AMLO para abatir la pobreza han desatado el síndrome del "chivo en cristalería" porque el daño colateral que han causado es mayor que el beneficio obtenido, si es que hubo alguno.

    Entre los daños causados los más nefastos han sido: salubridad, guarderías infantiles, huachicoleo, turismo, Conacyt, calificadoras, cancelación del aeropuerto de Texcoco que han hecho mella en la confianza de inversionistas nacionales y extranjeros y han dejado sin empleo a cientos de miles de trabajadores. Los mercados de capitales ven con resquemor al gobierno de AMLO. El daño colateral es el freno a la inversión nacional y extranjera y la baja en la calificación crediticia se traduce en mayor costo del pago del servicio de la deuda.

    La lentitud con que se resolvió el paro ferroviario en Michoacán constituye un atentado contra el Estado de Derecho, por dejar a los empresarios en estado de indefensión, al no poder mover su mercancía, causando pérdidas de hasta 30,000 millones de pesos. El combate al huachicoleo provocó el desabasto de combustible y pérdida de vidas de 135 personas.

    El cierre de las guarderías infantiles agredió a las madres trabajadoras. El recorte del presupuesto a turismo perjudicó a 121 pueblos mágicos que habían mejorado su aspecto y levantado su microeconomía. Esto frenó el desarrollo regional de los demás pueblos pequeños que abundan en nuestro país.

    La razón que se dio para cancelar esas partidas del presupuesto fue porque había corrupción y en vez de castigar a los corruptos, se castiga a la población cancelando los subsidios que se daban.

    Esta política equivocada tiene un solo objetivo, llevarnos hacia el socialismo. La recesión económica inminente propiciará que el aparato militar se pueda utilizar en un momento dado para implantar el socialismo en México, siguiendo los lineamientos acodados en el Foro de Sao Paulo, que tiene por objeto generalizar el socialismo como doctrina económica y social en América Latina.

    Luis Jorge Cárdenas Díaz
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 18 de junio de 2020)

    Una cosa es que México tenga diplomáticos de la talla necesaria para estar en el Consejo de Seguridad de la ONU y otra que ese no sea el caso de Juan Ramón de la Fuente, nuestro representante (es un decir) ante Naciones Unidas. Aunque el ex rector de la UNAM lleva meses en el puesto, no es el diplomático en activo, en esta misma cancillería, ideal para esa tarea.

    Salvo que aún no tenemos claro para qué quiere estar en esa mesa un gobierno que, por ejemplo, nunca ha condenado los abusos e insultos de Donald Trump contra los mexicanos. Y es que llegar al Consejo de Seguridad implica, sin duda, meterse entre las patas de las potencias. Así que cuando Estados Unidos genere una crisis de seguridad (cosa que se le da muy bien), y ésta sea llevada a tal instancia, Andrés Manuel López Obrador estaría obligado a tomar partido entre lo que diga la ley internacional y lo que quiera el autoritario que ocupa la Casa Blanca.

    Es una buena noticia que México esté en el foro más importante de las negociaciones internacionales para la seguridad, salvo que otros de los intereses que podría afectar son los de China, enfrentado como está a Estados Unidos, y país al que esta administración ha dispensado trato preferencial -puente aéreo para la pandemia, contratista en uno de los tramos del tren Maya-. Así que en una de esas nuestro país estará en la bonita situación de quedar mal con dios y con el diablo. Se vale ir a ese foro y asumir posiciones que lo enfrentarán con aliados o socios, mas hay que tener en cuenta que eso no sale gratis.

    Ayer Jacobo Dayán contestaba al tuiter del secretario Marcelo Ebrard, que con "honor" anunciaba la elección de México al Consejo de Seguridad, con el siguiente mensaje: "El Consejo de Seguridad tiene como objetivo mantener la paz y la seguridad en el mundo. Con qué cara México formará parte de ese órgano si no puede mantener la paz y la seguridad en su territorio".

    Siguiendo a Dayán, no sólo es un problema de congruencia (que ya sería bastante). ¿Es descabellado pensar que el problema de la violencia en México sea utilizado por Estados Unidos, que ya amagó con declarar a los cárteles como organizaciones terroristas, como una amenaza internacional? Si AMLO realmente cree que Trump es su amigou, uy, tremendo chasco le espera.

    México, al Consejo de Seguridad de la ONU es buena noticia, salvo que este gobierno escurridizo y cantinflesco podría ser llevado por la realidad a asumir claramente partido, adiós a doctrinas priistas y frases juaristas. A problemas reales, incómodas soluciones pragmáticas antes que bonitos discursos de fraternidad y maromas parecidas. Y eso de definirse no se le da. Nadita. Suerte al canciller. La va a necesitar.

    Salvador Camarena
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 18 de junio de 2020)

    La discusión de fondo que está poniendo el presidente sobre la mesa es la de la existencia de los organismos constitucionales autónomos que él considera inútiles. Son claras y permanentes las embestidas contra estos organismos, desde el Instituto Nacional Electoral hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pasando por la Comisión Reguladora de Energía o ahora el Conapred, cuya función principal es acotar el poder presidencial. Si hemos hecho estas instituciones es porque la historia nos ha dicho que dejar todo en manos del presidente termina siendo una tragedia para el país.

    La existencia del Conapred es un triunfo de la izquierda en México. Su promotor, fundador y 1er. presidente fue Gilberto Rincón Gallardo, uno de los luchadores sociales más importantes del siglo XX. Su visión, que el presidente no comparte, fue que en un país como el nuestro, donde impera la discriminación por motivos de género, raza, discapacidad u orientación sexual, se requería una institución que velara por los derechos de los excluidos porque claramente el gobierno no lo estaba haciendo. Pensar que la Secretaría de Gobernación puede hacer ahora lo que nunca hizo es poco menos que ingenuo. Se requiere un organismo especializado y vinculado, como está, a la secretaría.

    La evaluación del trabajo de un organismo público no puede estar sujeta a si está o no en la memoria y el corazón del presidente. Eso es regresar el presidencialismo más rancio e indeseable. Podemos discutir la pertinencia o no del foro al que citó y luego suspendió la Comisión, pero la existencia o no de los organismos públicos y particularmente los que atienden abusos cometidos por el propio Estado, como la CNDH o el Conapred, no puede quedar al capricho del presidente en turno, da igual cómo se llame y por cuántos votos haya ganado la elección.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 19 de junio de 2020)

    No mentirá quien diga que el gobierno -de algún modo hay que llamarlo- de López Obrador ha sido más de postulados que de resultados. Su acción principal se finca en sus conferencias matutinas y en los mensajes pastorales que desde su Palacio dirige a la Nación. Hasta ahora se ha dedicado más a destruir que a construir. So pretexto de una austeridad republicana que se volvió luego franciscana se ha aplicado a desmantelar instituciones, no sólo las que tienen que ver con cosas de la ciencia y la cultura, sino también de la salud. De ahí han derivado efectos como las tres renuncias que le presentaron en la semana que pasó, cosa que a él no le preocupa mayormente pero que muestra señales de fracturas en el interior de su administración (de alguna manera hay que llamarla). Desde luego AMLO hace caso omiso de los comentarios de quienes lo critican, y responde a ellos con los usuales adjetivos denostosos. Sus 30 millones de votos y el apoyo que siente todavía en el pueblo bueno y sabio lo blindan contra cualquier manifestación de descontento. La única esperanza está en el voto de los ciudadanos, cuyo sufragio puede hacer que pierda el control del poder legislativo. Si la profusa clientela presidencial deja de recibir por falta de fondos los dineros que hoy por hoy destina el régimen a tenerlos contentos, entonces quizá será posible que López Obrador vea limitado el poder casi absoluto que ahora ejerce, frecuentemente en modo caprichoso. Si eso no sucede veremos tiempos más difíciles aún que éstos.

    Armando Fuentes Aguirre "Catón"
    (v.periódico Mural en línea del 22 de junio de 2020).

    Contra la amenaza que representa el coronavirus, hay defensa: las medidas profilácticas orientadas a reducir el riesgo de contagio, por ejemplo; contra la violencia rampante en estas "tierras (dizque) de Dios y de María Santísima"..., prácticamente ninguna. De ahí que la cifra de víctimas mortales de la pandemia, en Jalisco -441 hasta el sábado pasado, según las cifras oficiales- parece "buena", comparada con las registradas en otras entidades: señal de que algo se ha hecho bien aquí en ese aspecto; en cambio, las generadas por la delincuencia -lo mismo "organizada" que anárquica- obligan a pensar que algo ha dejado de hacerse... o se ha hecho mal, decididamente.

    Mientras ayer, por una parte, la Fiscalía del Estado difundía la noticia de que en lo que va del año se han localizado 215 cadáveres en fosas clandestinas en Jalisco, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública informaba que en los 5 primeros meses de 2020 ha habido 1,094 víctimas de homicidio doloso en la entidad, mientras el año anterior, en el mismo lapso, se registraron 1,163. Las cifras correspondientes a este año, al decir del titular de la Fiscalía, "seguramente van a ser modificadas en las próximas semana o meses -al alza, obviamente, porque solo en los chistes sucede que algún supuesto difunto solicita encarecidamente que lo den de alta nuevamente en la lista de los vivos-, en la medida que surjan hallazgos y (el Instituto Jalisciense de) Ciencias Forenses (IJCF) vaya procesando segmentos, bolsas o cuerpos completos".

    Datos complementarios: el 50% de los cadáveres encontrados son identificados por las autoridades correspondientes; más del 95% de esos crímenes quedan impunes: nunca se sabe quiénes los perpetraron ni cuáles fueron sus motivaciones. La declaración más socorrida de las autoridades los atribuye a "ajustes de cuentas entre bandas de delincuentes"... pero, como comentaba Anuar García, presidente de SOS México Capítulo Jalisco, "los gobiernos estatal y federal aún no han establecido una estrategia para combatir el delito –lo que iría desde investigar a fondo para determinar las causas, hasta identificar, aprehender, procesar y sentenciar a sus autores-, pues (...) con un aparato de inteligencia, ya se habrían desarticulado al menos algunas de las bandas".

    Jaime García Elías
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 22 de junio de 2020)

    Llevar a cabo una transformación profunda de México exige de una profunda convicción democrática; concitar a las mejores mentes y a las más férreas voluntades para lograr la construcción de un país generoso, donde todas las personas tengan cabida y donde el respeto a las diferencias sea la constante y norma de la vida pública nacional.

    Un país tan agraviado por la pobreza, por la violencia, por la desigualdad; sembrado de fosas clandestinas, no es un territorio en el que quepa más confrontación; un país en el que la narrativa del poder reduzca todo a la lógica de los buenos y los malos; los leales y los traidores...

    Y en ello se encuentra uno de los mayores obstáculos que han bloqueado la posibilidad de dialogar, entre quienes compartimos el propósito de justicia, pero no la visión de gobierno y política pública, y la presente administración; y es que entre la mayoría de quienes acompañan el proyecto de gobierno del Licenciado López Obrador, se ha impuesto la idea de que la construcción de mayorías no es necesaria, porque la mayoría electoral votó por su proyecto en las urnas.

    Pero esa visión incurre en un error conceptual: en democracia la mayoría no puede entenderse sólo como el criterio del número, sino atendiendo a la conciliación de las visiones propias del pluralismo democrático. En ese sentido, la narrativa presidencial se ha puesto en contra de uno de los principios básicos de la vida en democracia.

    Desde esta perspectiva, es cierto que el presidente requiere de la lealtad y de la disciplina más férrea al interior en su equipo de trabajo; pero eso no debería implicar la negación, rechazo o incluso agresión a quienes no pensamos como ellos.

    Preocupa la posición expresada por el presidente de la república, relativa a que, en la administración pública, quien no esté de acuerdo con los objetivos y visión de su administración debería renunciar; porque eso implica una noción patrimonialista de la administración pública.

    Debe subrayarse que el proyecto que hoy gobierna se define a sí mismo como un movimiento progresista de izquierda; pero el presidente no puede desconocer que ni todo el espectro de lo que podría denominarse como "de izquierda" respalda total o incondicionalmente su proyecto; pero que tampoco todo lo que él denomina como "la derecha política" está necesariamente en su contra, como ocurre con las comunidades evangélicas que le respaldan y con las que incluso construyó alianzas político-electorales.

    Separar al país en "liberales y conservadores", y segmentarlo en consecuencia, entre los primeros en apoyo al presidente, y los segundos en su contra, podrá ser de suma utilidad para la disputa electoral de 2021, pero profundamente perjudicial para el país; porque México no se reduce, ni de lejos, a una configuración política tan estrecha y por momentos maniquea.

    Otro punto que genera preocupación es, vinculado a lo anterior, la posibilidad de que el presidente auténticamente asume que, quien no piensa como él, es por definición su adversario; y que la forma de relación que debe establecer con esas personas es la de la descalificación o incluso el insulto; porque así puede consolidar su proyecto -tiene el poder-, pero lo hará a espaldas de la posibilidad de que su propuesta sea, además de comprometida con los pobres, auténticamente democrática.

    Construir un diálogo con el jefe del Estado requiere, sobre todas las cosas, que él mismo tenga y manifieste la voluntad de dialogar con los otros; de abrirse a la escucha de quienes con legítima motivación queremos un país igualitario y donde se cumplan a cabalidad los derechos humanos de manera universal.

    El presidente tiene la posibilidad, pero también la responsabilidad histórica y constitucional, de construir mayorías más allá de la aritmética electoral; no puede agredir más a los movimientos feministas; a las organizaciones de la sociedad civil y comunitarias que han encabezado luchas históricas; ni a las y los académicos que, con base en la construcción de saberes, buscan contribuir a la reflexión y la comprensión de la realidad, pero también a su transformación en aras de una mejor sociedad.

    Urge dialogar con el jefe del Estado, pero se requiere que él lo quiera.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 22 de junio de 2020)

    Desde el viernes en la tarde, en Caborca, Sonora, una batalla campal dejó 12 ejecutados. El sábado fue la imagen de Guanajuato en llamas, con narcobloqueos y balaceras, tras la captura de la mamá del "Marro", considerado el principal huachicolero del país, al grado que Estados Unidos recomendó a sus ciudadanos no moverse por ahí. El domingo, emboscaron y ejecutaron a 6 policías en Guerrero, y encontraron 75 bolsas con restos humanos en Jalisco. El lunes, 13 hombres y 2 mujeres fueron torturadas y quemadas vivas, a las afueras de Salina Cruz, Oaxaca. El viernes en la mañana el presidente había aceptado que él ordenó liberar al hijo del Chapo Guzmán, con lo que cambió la versión oficial (una mentira que mantuvo 8 meses).

    El jueves en la noche publicamos el reportaje #RegalazoParaIrmaEréndira en el que se cuestionan origen y valor de las propiedades de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, y su esposo; el asunto se volvió un escándalo que mereció una embestida gubernamental. El viernes 3 mujeres renunciaron al gobierno: Conapred, Comisión de Atención a Víctimas y subsecretaria de Salud. El domingo se supo que los ingresos del secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, se triplicaron en un año, al pasar de 2 a 7 millones de pesos, y también crecieron los de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, todo con base en sus declaraciones patrimoniales. El lunes, la popularidad del presidente alcanzó el mínimo histórico en el seguimiento diario que hace Consulta Mitofsky: 46.1% de los entrevistados lo aprueba, 53.5% lo reprueba. En abril del año pasado ese número era de 68%.

    El jueves se registró el mayor número de contagios por COVID-19 en un solo día: 5,662 casos confirmados. El viernes la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, revirtió la decisión de abrir la capital del país y la pospuso, al menos, una semana. El sábado se rebasó la cifra de 20,000 personas muertas por coronavirus (al inicio de la pandemia, el subsecretario Hugo López-Gatell pronosticó que serían un total de 5,300). El domingo México fue el país del mundo que más muertes sumó a su registro de coronavirus ese día: 1,044. El lunes el presidente López Obrador sólo dedicó unos segunditos de su larga conferencia matutina al tema de la pandemia, apenas para decir que ya vamos saliendo.

    El sábado, el presidente visitó un hospital del ISSSTE en Morelos; tras verse descubierto, el gobierno aceptó en un comunicado que disfrazó a empleados de enfermeros y pacientes con coronavirus para la foto oficial; fue un simulacro, se justificó la institución. Ese día López Obrador había declarado que en la 4T "ya no hay cabida para simuladores".

    Carlos Loret de Mola A.
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 23 de junio de 2020).

    Desde el terremoto de 1985 a los mexicanos les fue revelada una durísima verdad: el gobierno no sabe cómo operar durante las tragedias.

    La indolencia o inoperancia del Estado quedó confirmada en 2017 con otro sismo que impactó a la Ciudad de México otro 19 de septiembre. El de los puños alzados.

    ¿Qué tanto mejora esa perspectiva el ver en video a un presidente confundido preguntando mediante una llamada la condición de un país impactado por un fuerte temblor?

    La imagen puede funcionar en una estrategia de campaña de relaciones públicas que la agencia neoyorquina Edelman recomienda hacer "de igual a igual" en esta era de redes sociales, ¿pero no estará el presidente perdiendo terreno incluso en esas plataformas?

    Dejemos de lado por un momento la polémica sobre su respuesta ante el Covid-19. Andrés Manuel López Obrador tuvo una reciente oportunidad de ensayar su sensibilidad ante una tragedia. La desaprovechó. Y no se trata del temblor de ayer.

    El 2 de junio de este 2020 -hace 2 semanas- el mandatario dio el banderazo de salida a obras de un Tren Maya representado ese día por una vieja locomotora arrastrando chatarra.

    Curiosamente al irse López Obrador dejaba tras de sí, además del recuerdo, una lluvia fuerte y atípica en la península, etiquetada como la tormenta tropical Cristóbal, que tuvo un bajo impacto inmediato en la vida de personas, pero que acabó con casas y cosechas en el centro de esa región compartida por Quintana Roo, Campeche y Yucatán.

    ¿La zona afectada? La que está lejos de Cancún, de Mérida o de la zona petrolera de Campeche. El golpe fue para la gente más pobre de esa península que perdió bienes, comida y trabajo justo durante la crisis de una pandemia.

    ¿Qué ocurrió durante este mes?

    Lo visible fueron gobernadores como Mauricio Vila, de Yucatán, que a través de redes sociales divulgó el impacto mediante la evidencia de imágenes de casas inundadas cuyos habitantes recibían despensas, cobijas o lo que ciudadanos y empresas pudieron donar.

    En esos mismos días, los textos del presidente Andrés Manuel López Obrador en su cuenta de Twitter bordaron sobre sobre sus coincidencias con el actor Damián Alcázar, algunos sobre su recorrido por las obras de infraestructura en Tabasco... y 6 promovieron los distintos capítulos de una entrevista con el productor de televisión Epigmenio Ibarra.

    Durante esas mismas 2 semanas, líderes políticos locales solicitaron con insistencia una declaratoria de emergencia que brinde recursos para paliar la crisis.

    "En un nuevo recuento de los daños en Yucatán tenemos las evidencias que solicita el gobierno federal para verificar y validar afectaciones y en su caso aprobar la declaratoria para que los 38 municipios que no fueron incluidos en la 1a. solicitud accedan a recursos del Fonden, dando en suma 64 municipios en emergencia", expuso el 8 de junio el gobierno de ese estado a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

    Ese día el presidente se enfocó en otro asunto: "El Gobierno de México postula a Jesús Seade para dirigir la Organización Mundial del Comercio", dijo a través de Twitter.

    Lo mejor que puede pasarle a los mexicanos de esta región es que la presidencia de López Obrador sea exitosa, considerando que es el único mandatario de la historia reciente que puso el foco en el desarrollo del sureste de México.

    Su programa Sembrando Vida es particularmente útil en una zona en la que un connacional con los mismos derechos del que vive en la colonia Roma de la Ciudad de México, hasta hace poco sobrevivía del autoabasto y el trueque de lo que coseche en su milpa. Ahora al menos recibe 5,000 pesos mensuales.

    Pero ya no hay espacio para errores.

    La confianza de los mexicanos en su futuro está casi tan baja como en los días en que un Donald Trump recién electo presidente amenazó con detener la economía al terminar sus tratados comerciales con México, de acuerdo con los datos de confianza del consumidor que reveló ayer el Inegi.

    Ayer, México encaró un nuevo temblor de gran magnitud, pero de pocas consecuencias afortunadamente. El próximo puede ser diferente.

    Jonathan Ruiz Torre
    (v.periódico El Financiero en línea del 24 de junio de 2020).

    El presidente ha dicho que el pueblo está feliz, feliz, feliz. Bueno, eso decía, pero creo que ya ha pasado algún tiempo sin que lo repita. Incluso sugirió que no midiéramos el PIB, ni el crecimiento económico, sino la felicidad. Tampoco recuerdo que haya insistido recientemente en este tema. La razón, me parece, la ilustra el indicador de confianza del consumidor, que se publicó ayer.

    Como usted sabe, desde abril el Inegi tiene que medir algunas cosas mediante encuestas telefónicas, y no en hogares, debido a la pandemia, y por lo mismo las cifras de abril y mayo del indicador no son totalmente comparables con la serie que se había publicado desde abril de 2001. Sin embargo, son suficientemente razonables como para usarlas de forma ilustrativa.

    Los datos de confianza del consumidor de abril y mayo son los peores en toda la medición que tenemos, con la salvedad de enero de 2017, el mes del 'gasolinazo'. Quitando ese punto, todos los demás que tenemos reportan una mayor confianza de la que se ha tenido en los últimos 2 meses. Por cierto, comentamos hace un mes que este indicador es muy cercano a las mediciones de popularidad presidencial, de forma que lo que vemos hoy debe preocupar mucho a López Obrador, y por eso su insistencia en reactivar la economía, y sus giras.

    En febrero de 2019, por ejemplo, se alcanzó el máximo valor que ha tenido el indicador, coincidiendo con la mayor popularidad de AMLO registrada en las encuestas. El único punto que queda cerca de ese dato es de inicios de 2001, más o menos en el momento equivalente del sexenio de Fox. Más interesante aún, cuando uno ve los componentes del indicador, el paralelismo entre ambos sexenios es llamativo. El Inegi pregunta cómo se percibe la situación del hogar comparado con 12 meses previos, y cómo se espera en 12 meses, y lo mismo, pero acerca del país. Los datos más altos registrados para lo que se espera en 12 meses, en el hogar y en el país, son también de febrero de 2019. Los datos más altos de cómo se está en realidad, comparando con 12 meses antes, son de abril de 2001, tanto para el hogar como para el país.

    En mayo, los mexicanos ya no estaban muy felices que digamos. Salvo la medición del gasolinazo, tenemos los peores datos de toda la serie. Comparando con el dato de marzo, se han perdido 14 puntos en la pregunta de cómo está el hogar hoy, y 9 en cómo se espera estar en 12 meses. En esas mismas preguntas, para el país, la caída es de 11 y 6 puntos. Si comparamos con el momento de gloria de López Obrador, febrero de 2019, la caída es de 15 puntos en lo que pasa en los hogares, tanto hoy como a 12 meses, 17 en cómo está el país comparado con hace un año, y 20 en cómo estará dentro de un año. En menos palabras y números, AMLO ha pasado de la gloria al infierno en 15 meses.

    Sin embargo, el dato que me parece más importante es la respuesta a la última pregunta: comparado con hace un año, qué posibilidades tiene el hogar de comprar muebles o electrodomésticos. Es más concreta, y por ello me parece que se responde de mejor manera. En esta pregunta sí tenemos en mayo el peor dato de todas las mediciones. Ni con el gasolinazo sufrieron tanto las familias mexicanas. En mayo, el puntaje de esta pregunta es de 10, frente a 15 en enero de 2017. La caída es de 15 puntos frente a marzo, 18 comparado con febrero de 2019. El peor momento, como hemos comentado, con el peor gobierno posible. Los mexicanos lo perciben.

    Macario Schettino
    (v.periódico El Financiero en línea del 24 de junio de 2020).

    El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, contra lo que muchos piensan, constituye un intento para apuntalar un sistema que se encuentra agotado y urgido de medidas correctivas que, de no tomarse, podrían desestabilizarlo. La corrupción, el descrédito de su clase política por los excesos, la desigualdad social, sectorial y regional, y los niveles de criminalidad habían llegado al punto de que la exasperación por parte del México desatendido podía provocar brotes de explosión social. Las muestras las vemos todos los días: linchamientos, bloqueos de las vías públicas, guardias autoarmadas, saqueos, justicia por mano propia y un largo etcétera. Llamaradas puntuales, aunque cada vez más frecuentes, síntoma de que algo más grave se está cocinando en el subsuelo de la inconformidad social.

    Frente a este tipo de situaciones la historia suele ofrecer 2 opciones, reformar el sistema o reprimir (además de una 3a.: revolución, cada vez más improbable en un mundo tan globalizado e interdependiente). Las elecciones de 2018 ofrecieron la posibilidad de incurrir en la 1a. El sector más descontento pudo expresar política y democráticamente su insatisfacción. López Obrador es la respuesta a esta manifestación y su gobierno constituye la reforma que el sistema estaría necesitando, aunque no lo supiera y muchos no la desearan.

    El cambio propuesto por el gobierno de la 4a. Transformación está centrado en una serie de políticas públicas encaminadas a acotar la desigualdad social y regional, abatir la corrupción y ensayar otra estrategia contra la inseguridad sin trastocar las relaciones con Estados Unidos, sin provocar endeudamiento público, privatizaciones o ensanchamiento del Estado, sin represión política o policiaca, sin incremento en los impuestos o la inflación. Más allá de la narrativa radical que unos y otros se han echado en cara, en realidad lo que hemos vivido en 2 años es un intento de reforma social orientado a paliar los excesos sin desestabilizar el edificio económico y social.

    Desde luego que un régimen de contención, dieta y ejercicios no es algo que todos desean, e incluso los que están dispuestos a asumirlo pueden diferir sobre la modalidad e intensidad del cambio.

    Consciente de ello, al tomar posesión López Obrador hizo un llamado a todos los ciudadanos, particularmente al tercio más próspero, para hacer un alto al camino de crecimiento a ultranza y atender a los pobres por el bien de México en su conjunto. Y justo es lo que ha puesto en marcha. El combate a la corrupción, el saneamiento de las finanzas públicas empezando por la recaudación de impuestos, el fin de los excesos en el gasto suntuario, los proyectos de inversión en el sureste empobrecido, el aumento sustancial del salario mínimo y sobre todo la enorme transferencia directa de recursos a los necesitados han sido medidas destinadas a mitigar el descontento social y la precariedad de los desesperados. Tan es así que, antes del coronavirus, los indicadores habían comenzado a mostrar por 1a. vez en lustros, un mejoramiento del poder adquisitivo real de las clases populares.

    Mirado sin apasionamientos, el gobierno de la 4T habría sido el régimen de dieta y ejercicio que el sistema necesitaba luego de los excesos y desequilibrios de los últimos años. Podría no ser placentero, de la misma manera que no lo es cualquier disciplina que nos somete a privaciones desacostumbradas, pero resultaba indispensable para no incurrir en enfermedades mayores.

    Por desgracia, el responsable de aplicar ese régimen perdió de vista su propia convocatoria. Poco a poco se fue alejando del jefe de estado de ese 1er. momento, capaz de concitar el interés del México de arriba para ayudar al de abajo, hasta devenir en un instigador de la confrontación entre los 2 Méxicos. O, para seguir la metáfora del gimnasio, en un entrenador que en lugar de motivar al usuario a esforzarse lo cubrió de denuestos implacables sobre su gordura y malos hábitos.

    En la práctica, la rijosidad del presidente al confrontar a los 2 Méxicos ha convertido en rivales a sectores que pudieron ser aliados o por lo menos testigos pasivos de su estrategia de reformas. Era complicado, pero muy factible convencer a los otros poderes fácticos sobre la conveniencia de introducir un poco de autodisciplina en aras de conseguir un país más sano. Ahora, en cambio, amplios y poderosos sectores de la población se declaran adversarios y se disponen a convertirse en un obstáculo de las reformas de AMLO.

    Lo anterior se traduce en malas noticias para los pobres. Después de todo, 75% de la actividad económica depende de la inversión privada nacional y extranjera, buena parte de la cual cada vez se muestra más preocupada y desactivada por la actitud del mandatario.

    Hay en el presidente una pulsión inexplicable que lo lleva a convertirse en un boicoteador de su propio proyecto. Su temible imprecación "mi pecho no es bodega", esgrimida varias veces a la semana como justificación, suele ser un desahogo de alguna frustración procedente quizá de su largo calvario como opositor, pero invariablemente termina dinamitando puentes con otros actores sociales; y, en esa medida, socavando el piso del jefe de estado que desea sumar esfuerzos para su cruzada.

    Hay en López Obrador un impulso autogratificante que lo lleva al revanchismo y a convertirse en lo que sus rivales de siempre habían profetizado. Nunca estuve de acuerdo con el calificativo de "mesías tropical" que le endilgó Enrique Krauze, ¿pero qué replicar frente a los decálogos morales que le ha dado por recetarnos, en un absurdo afán de convertirse en una especie de guía espiritual de una comunidad que lo eligió tan solo como responsable político?, ¿por qué enemistar de manera gratuita a feministas, a gremios profesionales, a medios de comunicación, a activistas, a sectores sociales, a gobiernos extranjeros, empresarios y otros? Razones existen, por supuesto, pero manera de enfrentarlas sin ponerlos en su contra, también.

    Hay en el presidente una fe conmovedora en el pueblo mexicano y un conocimiento profundo del subsuelo que hemos ignorado. Haber llegado al poder para intentar un cambio es una oportunidad histórica única y una necesidad urgente. ¿Por qué boicotearla? ¿vocación al fracaso?, ¿deseo de inmolarse?, ¿fractura de personalidad? ¿simple y llana soberbia?

    En suma, ¿por qué boicotea López Obrador su propio proyecto?

    Jorge Zepeda Patterson
    (v.periódico Milenio en línea del 25 de junio de 2020).

    Aplicación de pruebas de laboratorio con recursos propios, contratación de personal médico o capacitación a colaboradores en la materia y cierre total de actividades durante 14 días si se registra un solo caso de Covid-19, son algunos de los requisitos que deberán cubrir las empresas en la CDMX para reanudar labores.

    A las mencionadas medidas se debe sumar una inversión obligatoria en equipo de protección personal, como cubrebocas, caretas o lentes de seguridad, así como la modificación de espacios de trabajo o hasta la sustitución de mobiliario para asegurar la distancia mínima de 1.5 metros que establece la sana distancia.

    La iniciativa privada había calculado estos costos en alrededor de 10% de las inversiones totales de cada empresa para todo 2020. Pero ante nuevos requisitos que contemplan la aplicación semanal de pruebas de coronavirus a por lo menos 5% del personal, los organismos estiman que el porcentaje de la inversión dará un brinco de hasta 25%.

    El golpe es brutal, en medio de una crisis sanitaria que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene fuera de control por haber creído y depositado toda la estrategia fallida en un charlatán como lo es Hugo López-Gatell, el todavía subsecretario de Salud, y su jefe, el igualmente inepto secretario Jorge Alcocer.

    La aplicación de pruebas es obligatoria para las empresas con más de 30 empleados, algo así como 16,000 unidades económicas en la CDMX, las que se encontrarán con un mercado de servicios de laboratorio que cotiza en un mínimo de 3,000 pesos el procedimiento más efectivo de detección de la enfermedad, el ya famoso RT-QP.

    A esto se agrega la inversión ya realizada en tecnologías digitales, en específico en la adquisición de redes privadas de trabajo, mejor conocidas como VPN, indispensables éstas para mantener sesiones de trabajo virtuales con estándares suficientes de seguridad y de protección de información.

    Se estima que antes de iniciado el periodo de emergencia sólo 20% de las empresas en la CDMX estaban preparadas para enfrentar el reto de la digitalización, y que a 4 meses de haberse detectado el 1er. caso de coronavirus, la cantidad de firmas capaces de operar en home office asciende a 35% del total, como resultado de una inversión que en el caso más extremo fue de 3% de los ingresos totales anuales.

    El escenario apunta entonces a la extensión de las modalidades de trabajo en casa y, ante la detección de oportunidades de reducción de costos, a la permanencia del modelo en un escenario de plena normalidad. En números, según los datos recabados por Coparmex, el trabajo remoto ofrece a los empresarios oportunidades de ahorro de hasta 30% de sus gastos totales, específicamente en el pago de servicios, espacios de oficina y bienes de capital.

    Por otro lado, la modalidad a distancia ha llegado a registrar en diversas partes del mundo, en escenarios diferentes a una emergencia sanitaria, un incremento en productividad laboral de 28%, nada despreciable para una economía en la que se pronostica una contracción anualizada de 2 dígitos.

    Parece entonces que los empleadores de la capital del país decidirán mantener a sus empleados trabajando desde casa, aún cuando el semáforo se coloque en color verde, hasta que el desarrollo de una vacuna les permita eliminar el riesgo de cerrar intermitentemente sus instalaciones ante los riesgos de rebrote.

    Darío Celis
    (v.periódico El Financiero en línea del 26 de junio de 2020).

    Los procesos electorales en México son imperfectos. El dinero 'bajo la mesa' que se mueve en los comicios puede superar 15 veces el monto legal (Casar & Ugalde dixit). Y a pesar de eso, en 2018 los candidatos presidenciales perdedores llamaron prontamente al ganador, haciendo de esa jornada lo más parecido a un día ejemplar en un país donde sólo 30 años antes la elección de presidente derivó en una crisis nacional tras la famosa 'caída del sistema'.

    El sistema electoral de nuestro país está compuesto por 5 columnas. Un padrón electoral confiable, un sistema de partidos lleno de regulaciones, 2 instancias para articular los procesos y dirimir conflictos -INE y el coloquialmente llamado Trife- y miles de ciudadanos que en cada jornada de comicios montan casillas, reciben, cuentan y reportan los votos de otros ciudadanos.

    Esos elementos del sistema carecerían de sentido si la ciudadanía se desistiera de participar el día de las elecciones, si los votantes creyeran que sus vecinos, esos que pasarán un larguísimo día esperando, con lluvia o calorones, votantes y resguardando las boletas y las urnas, se prestan a una farsa, a una trampa prefabricada en la que no vale la pena involucrarse.

    Las elecciones en México son muy caras, demasiado quizás en un país con tantas carencias. Sin embargo, el verdadero valor de la democracia mexicana reside en la confianza ciudadana en los comicios, que se ha construido en 3 décadas.

    Para cuidar tal confiabilidad se ha llegado, incluso, polémicamente, a despedir a integrantes del ex-IFE hoy INE, a cambiar la ley tras procesos electorales disputados, a ceder ante reclamos de quienes han perdido, a una mejora continua de un proceso siempre imperfecto e imposible de blindar al 100% frente a políticos que se afanen en burlar las leyes.

    Esos cambios de funcionarios, en la manera de elegirlos o en sus atribuciones, e incluso de las leyes electorales para auditar las campañas y su financiación, han sido relevantes, pero lo esencial de nuestra democracia sigue siendo que el control de la jornada electoral está en manos de no funcionarios. Los votos van de ciudadanos a ciudadanos.

    A unos meses del arranque de un nuevo proceso electoral federal, el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, elegido en un proceso electoral sin impugnaciones, ha manifestado que quiere convertirse en un vigilante activo de las elecciones y, sobre todo, de actores como los gobernadores o los funcionarios del INE.

    Con esas expresiones, el jefe del Estado mexicano renuncia a su deber de no interferir en procesos partidistas. Pero, más importante aún, siembra cizaña sobre la esencia del juego democrático: la confianza. Al vapulear al INE, el presidente no repara en que las víctimas de su suspicacia no serán sólo los consejeros, sino sobre todo las elecciones que, otra vez, tienen un doble y esencial componente ciudadano.

    La explicación más lógica para tan irresponsable proceder es que AMLO tiene miedo de perder las elecciones el año entrante, ciclo en el que se renovarán la Cámara de Diputados, quince gubernaturas y cientos de presidencias municipales.

    Otra explicación podría ser que el presidente busca intimidar, con todo el poder de su investidura, al árbitro y a los otros jugadores. Es decir, quiere influir -por miedo o por irresponsable- en los procesos en los que ya no va a ser candidato.

    Una 3a. hipótesis: Andrés Manuel nunca perdona lo que considera agravios. Y como no pudo ganar en 2006, por lo que haya sido, es incapaz de contenerse y pasar la página. Así que machará al INE porque su recelo es mayor que su estatura.

    Sea cualquiera de las causas, la víctima de este proceder no son las instituciones electorales o los funcionarios de las mismas. El mayor daño, acaso irreversible en el corto plazo, que el mandatario podría causar, es que menos gente confíe en las elecciones, que electores renuncien a votar, que ciudadanos pierdan interés en participar en la captación y conteo de los votos.

    México ya no vive en 1988 ni en 2006. El triunfo de AMLO, paradójicamente, habría ayudado a que algunos recobraran la fe en el sistema electoral. Y eso que se ganó, con mucho trabajo de muchos (incluidos compañeros de batalla del tabasqueño), hoy el presidente busca vapulearlo. ¿Por qué? Porque no le gustan las instituciones ni la ciudadanía. Así, con todas sus letras.

    Le gustan las clientelas y los militantes. Le disgustan los libre pensadores (como él les llama) que, dejando sus filias lejos, se juntaban esos domingos de elecciones a montar casillas y urnas para que otros confiaran en que los votos se contarían puntualmente y que resultaría ganador aquel que hubiera logrado convencer a más votantes, dijera lo que dijera el presidente de la república. Contra ellos va el ataque.

    Salvador Camarena
    (v.periódico El Financiero en línea del 26 de junio de 2020).

    Aunque el presidente de la república haya dicho en distintas ocasiones que "ya se aplanó la curva" o que "ya domamos la pandemia", los datos y los otros datos arrojan una realidad muy distinta: estamos viviendo tiempos de intenso crecimiento de contagios.

    (V.pág.5-A del periódico El Informador del 27 de junio de 2020).

    ¿Estás conmigo o contra mí? Es tiempo de definiciones, dice el presidente de la república. Andrés Manuel López Obrador sabe que el plebiscito es la única estrategia eficaz que tiene en el horizonte para revalidar la mayoría absoluta en 2021. El presidente no quiere que se hable de economía, seguridad o corrupción. Los indicadores no favorecen su gestión. Por el contrario, ante los magros resultados, apuesta por la fórmula priista: la movilización del voto duro y la debilidad de la oposición. Un plebiscito en donde, según sus palabras, él representa el cambio y el combate a la corrupción, mientras que sus adversarios -la oposición- encarnan todo lo malo y podrido del viejo régimen.

    La encuesta que publicó el lunes pasado El Financiero, prefigura la simetría entre bloques. Si hoy fueran las elecciones, una tercera parte votaría por Morena y otra tercera parte de los mexicanos votaría por la oposición, sea quien sea. Es llamativa la alta fidelidad, a favor y en contra de Morena, que proyecta el electorado. No obstante, en un escenario así, en alianza con el Verde y el PT, el partido del presidente se quedaría con la mayoría absoluta en la cámara baja. Recodemos que Enrique Peña Nieto se hizo del control de San Lázaro con un 29% y una política amplia de alianzas con partidos satélites (los del "Tucán" entre ellos). Voto duro y fragmentación: movilizar a los propios y apostar por una oposición partida en cachitos o una abstención masiva.

    No obstante, el mismo ejercicio demoscópico de El Financiero dibuja un 3er. México que resiste a alinearse con alguno de los 2 bloques. Un 3er. espacio, heterogéneo, que no encuentra representación ni en la coalición presidencial ni en los partidos tradicionales. Un 3er. México que parece resistirse a esa persistencia plebiscitaria que vivimos todos los días en el país. No tiene rostro -como tampoco la oposición lo tiene-. Y reniega del falso maniqueísmo: ¿Es necesario elegir entre un gobierno que no está dando los resultados prometidos y los partidos tradicionales que le fallaron a México durante tanto tiempo? ¿No existe forma de salir de este referéndum tramposo que sólo fortalece las intenciones electorales del jefe del ejecutivo?

    La elección de 2021 no es ningún referéndum sobre el cambio. ¿Cuál cambio? La inseguridad roza niveles históricos y una parte del territorio nacional continúa en manos de los narcotraficantes. La economía está en sus peores momentos. Más allá de una leve recuperación de los salarios en 2019, la gestión económica de la pandemia y el conservadurismo fiscal del presidente supondrán una caída del PIB por encima de los 8 puntos, una millonaria destrucción de empleos y un empobrecimiento popular por encima de la crisis de 1995. Algo se habrá hecho mal en México que seremos, de acuerdo con organismos internacionales, el país de América Latina peor parado tras el paso de ese huracán económico que es el COVID-19. La corrupción se combate en el discurso, pero poco en la práctica. ¿Quién ha pagado por los desfalcos al país? Mucha denuncia en las mañaneras, pero casi ninguna investigación seria. Es cierto que hay más transferencias económicas a grupos vulnerables, pero las inversiones en salud y educación son muy modestas. No podemos participar en un referéndum sobre un cambio que sólo existe en la cabeza del presidente.

    La elección del 2021 es un espacio donde se conjugan muchas preguntas, no sólo si estamos a favor o en contra del presidente. Estás conmigo o en contra de mí es una dicotomía más cercana al fascismo que a la democracia. Por ejemplo, hay preguntas válidas que trascienden la lógica plebiscitaria: ¿Qué ha hecho el Gobierno de México con la amplia mayoría que tiene el congreso?

    ¿La ha aprovechado para hacer cambios que repercutan en la calidad de vida de la gente? ¿Quién ha entendido mejor su trabajo desde 2018, el oficialismo o la oposición? Y, no podemos olvidarlo, las dinámicas locales alteran el plebiscito que está planteando López Obrador. En paralelo, se elegirán 15 gubernaturas en el país. No es lo mismo lo que sucede en Nuevo León que en Campeche y los electores de estos estados emitirán su voto pensando más en variables locales que en dinámicas nacionales. Lo mismo sucede en estados como Jalisco en donde el sistema de partidos y el equilibrio de fuerzas son muy distintos a lo que ocurre a nivel nacional.

    El presidente no puede sostener que ha cambiado al país desde 2018 (por cierto, va en alianza con el Partido Verde, el partido más corrupto de México), pero la oposición tampoco es capaz de poner alternativas sobre la mesa. ¿Qué haría el PAN, PRI, PRD o MC con una mayoría en San Lázaro?

    ¿Existe proyecto más allá de decir que echarían abajo todo lo que ha propuesto y aprobado la mayoría oficialista? La oposición está perdida en esa obsesión enfermiza con el obradorismo. Se levantan, se echan la mañanera, se indignan, responden en redes sociales y no le proponen nada al país. No dudo que el presidente se merezca un duro voto de castigo luego de 2 años de un gobierno que no ha cosechado casi nada, sin embargo es natural que haya una parte de la población que tampoco confíe en otorgarle una mayoría a los partidos que nos llevaron al desastre actual. La democracia es alternativas, pluralismo y diferencias programáticas; empero, lo que vemos hoy es un nudo gordiano que sólo beneficia a los extremistas de ambos lados del tablero político. Si no surgen alternativas en la oposición o golpe de timón en el ejecutivo, podremos estar frente a una amplísima decepción política que se traduzca en una abstención electoral nunca antes vista.

    Julio Anguita es un histórico comunista español que hoy es guía moral de los movimientos progresistas. Y tiene una frase -que se ha vuelto muy citada-. Cuándo le preguntaban si se iba a aliar o no con tal o cual partido, él respondía: depende de su "programa, programa y después programa". Es decir, no me importa cómo se llamen, sino qué proponen. No me importa si son de izquierda o de derecha. Lo importante es qué programa de reformas tienen para el país. Qué piensan hacer para combatir la violencia; qué piensan hacer para extirpar la corrupción; qué hacemos con nuestro alicaído sistema de salud; cómo combatimos la pobreza y la desigualdad; qué hay de la discriminación; qué hacer con la otra pandemia: la violencia machista; qué reforma fiscal necesitamos para ser un país más justo; qué haremos con el medio ambiente; qué hacer para reformar el poder judicial, los ministerios públicos y las policías. El plebiscito que plantea López Obrador es una trampa. México no debe seguir obsesionado con la figura del presidente; de hecho, una tercera parte del país ya abdicó de ese debate.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 28 de junio de 2020).

    Desde hace tiempo, la inseguridad pública y el crimen organizado ganaron la batalla. Primero por precaución y luego por pánico, cercenamos libertades y movimientos en aras de una seguridad que, incluso así, se está haciendo trizas. Casi sin proponérnoslo dejamos de hacer cosas que formaban parte del mundo en el que crecimos. Antes de que el término se pusiera de moda, la violencia impuso una "nueva normalidad" que en realidad fue la capitulación de un modo de vida. Los niños no pueden jugar en la calle, nos está prohibido caminar por las noches, hemos dejado de viajar por carreteras secundarias, las playas solitarias quedaron en el recuerdo, pueblear el fin de semana se transformó en aventura prohibitiva, organizar un picnic más allá de la Marquesa o equivalente, en una osadía, y la posibilidad de acampar en el bosque o en un predio poco menos que un suicidio.

    Debimos de desarrollar protocolos y logísticas para sacar dinero del banco o del cajero, para hacer ejercicio en la calle, para abrir la puerta de la casa, contestar el teléfono o viajar en Metro o Uber.

    El espacio público dejó de ser nuestro espacio para convertirse en un territorio hostil y el espacio privado siguió siendo refugio a condición de amurallarlo a la medida de nuestros temores. Bardas más altas, candados más firmes, alquiler de vigilantes compartidos donde fue posible, calles con retenes improvisados allá donde los influyentes pudieron conseguirlo, guardias auto armadas en comunidades alejadas (que luego se volvieron en contra de ellas).

    Lo que hicimos, sin decirlo, fue un intento de privatizar las soluciones. Fraccionamientos cerrados y carros blindados los que se lo podían permitir, bolsillos vacíos y celulares desechables los que no tenían manera de defenderse. Pero todos, sin importar clase o condición, con el miedo devenido en segunda naturaleza; unos porque son susceptibles de secuestro, otros porque no son secuestrables pero sí carne de botín.

    Desde luego, no llegamos aquí de manera inmediata. Descendimos un escalón tras otro, asumiendo en cada uno de ellos que ya habíamos tocado piso. Al principio preferíamos creer que la violencia era algo que se circunscribía a los que andaban en malas compañías; luego, cuando nos dimos cuenta que los caídos no solo eran delincuentes y policías, pensamos que bastaba con limitar zonas y horarios para no convertirnos en víctimas por el simple infortunio de habernos encontrado a la hora y en el lugar equivocado. Más tarde descubrimos que tampoco eso bastaba y que había que convertirnos en vigilantes de tiempo completo, en ciudadanos acotados, en padres en permanente angustia, en jóvenes adoctrinadas de miedo por su propia conveniencia, en niños en los que la precaución se impone al juego y al gozo por la vida.

    Por desgracia no hemos tocado fondo. ¿Cuánto tiempo pasará para que un sicario toque a nuestra puerta y nos informe de que a partir de ese momento debemos pagar una renta de protección? ¿A qué grado de confinamiento familiar tendremos que llegar para sentirnos a salvo de ese otro virus llamado inseguridad?

    Jorge Zepeda Paterson
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 28 de junio de 2020).

    Nueva normalidat.

    Paco Calderón
    (28 de junio de 2020).


    El problema con el que nos enfrentamos es que no sabemos a ciencia cierta lo que pudiera ocurrir en el caso de la prevalencia de la pandemia, o bien de la aparición de la 2a. oleada, coexistiendo con la epidemia de influenza.

    El temor es que haya una "sinergia" de los 2 virus en hipotéticos contagiados y aumente el número de personas que demanda atención hospitalaria.

    La ventaja que tenemos es que en el caso de la influenza sí existe una vacuna. La desventaja es que el porcentaje de la población a la que se aplica en México es aún reducido.

    La previsión es que el país adquiera alrededor de 30 millones de vacunas este año, con lo cual, suponiendo que se apliquen todas, se lograría la inmunidad de apenas poco menos del 25% de la población, por lo que habría que concentrar la vacunación en la población más vulnerable.

    En el caso de México, el problema que enfrentamos es que si se considera población vulnerable a quienes sean diabéticos, hipertensos o bien tienen sobrepeso, el volumen es altísimo. Las 30 millones de vacunas no serían suficientes para lograr la inmunidad de toda la población vulnerable.

    Se estima que hay 31 millones de hipertensos, 30 millones con obesidad y 12 millones de diabéticos. Aunque en este último caso la cifra podría ser mucho mayor.

    Puede que no suceda nada en los meses de frío y que la pandemia se vaya debilitando.

    Pero el riesgo de una "sindemia", de una doble epidemia, existe, con todas las consecuencias que podría traer.

    Aún estamos a tiempo para ampliar la vacunación contra la influenza y mitigar el riesgo de una nueva crisis de salud al final de este año.

    ¿Tomaremos la decisión o seguiremos pensando que somos una "raza muy resistente", como dijo AMLO en marzo?

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 30 de junio de 2020).

    Debemos entender que el mundo está cambiando y México está en una condición única para aprovechar ese cambio.

    La entrada en vigor del T-MEC constituye una circunstancia única que, si se aprovechara, podría convertir a la economía mexicana en un caso atípico en el mundo por su crecimiento acelerado.

    El problema es que pareciera que en el gobierno actual, este hecho, ni se entiende plenamente ni tampoco existe la voluntad de aprovecharlo.

    Más allá de que el propio presidente López Obrador se haya referido en su Informe de ayer a este cambio en las cadenas productivas, no entiende que la inversión no llegará si no se le promueve. No con palabras y discursos sino con hechos que construyan confianza.

    Sé que dirigentes del sector privado propusieron al gobierno realizar una amplia gira internacional para promover las inversiones para México tras la entrada en vigor del T-MEC. Sin embargo, no encontraron eco.

    La realidad es que por más viajes que se hagan, las inversiones no llegarán si no existen decisiones de política pública que cambien la percepción que hoy domina, en el sentido de que el actual gobierno no es amigo de las inversiones privadas.

    En la encuesta realizada entre especialistas del sector privado, que el día de ayer dio a conocer el Banxico, se observa que el porcentaje que cree que este es un buen momento para invertir en México es de: ¡0%!

    Mientras no se parta del reconocimiento de que se necesita reconstruir la confianza de los empresarios y los inversionistas, difícilmente se le podrá sacar provecho al nuevo tratado.

    Como hoy se ven las cosas, es probable que lo convirtamos en otra oportunidad perdida.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 2 de julio de 2020).

    México no va bien. Padece un gobierno federal lejano a su realidad, obstinado en concretar un proyecto prediseñado y parcial que carece de toda utilidad para las actuales necesidades y que ha debilitado gravemente a las instituciones públicas que los mexicanos hemos construido a lo largo de cien años de vida constitucional y republicana. Instituciones que obedecen no a un partido ni a un hombre, sino a los intereses nacionales. Hoy, se advierte un grave deterioro en la vida económica, política y social del país.

    A 19 meses de iniciado el gobierno de Morena el crecimiento económico de México es negativo, se han perdido muchos más empleos de los pocos creados, la inseguridad bate récords de muerte y violencia y los servicios públicos se han deteriorado.

    En el gobierno federal no hay disposición para dialogar, acordar y coordinar políticas entre los 3 órdenes de gobierno y las instituciones públicas. Todas las acciones que se han emprendido desde el 1 de diciembre de 2018 han demostrado ser insuficientes y aisladas para atender los problemas que buscan resolver.

    Es necesario que Morena como partido en el gobierno recuerde que la política no es una actividad superflua ni opcional, sino imprescindible para gobernar.

    A pesar del consenso unánime que existe sobre la caída económica que México sufrirá este 2020, entre 8% y 12%, hasta el momento las y los mexicanos no contamos con un plan estratégico que busque revertir ese pronóstico y salvar empleos.

    Nuestro país está siendo el más afectado de América Latina. Es evidente que la puesta en marcha del T-MEC no será suficiente para cambiar esa tendencia, sino que se requiere que el gobierno federal convoque a un acuerdo nacional entre los 3 órdenes de gobierno y todos los sectores para marchar todos juntos en la misma dirección: la recuperación de México.

    Queda la impresión que el gobierno federal no lo va a hacer porque no quiere renunciar a obras públicas de largo plazo que en nada contribuirán a aliviar la crisis económica y de salud que sufrimos, siendo una obstinación que cuesta vidas y empleos.

    Por ello, es importante que la ciudadanía contraste la capacidad, vocación, experiencia y sensibilidad de cada uno de los partidos políticos para ejercer el gobierno. Hay quienes crecen en la oposición, gritando y ofendiendo, pero una vez en el gobierno no saben qué hacer y demuestran su incapacidad.

    Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 4 de julio de 2020).

    La sociedad mexicana sufre un triple temor: el temor a enfermarse de COVID-19 y no contar con los servicios médicos que eviten su agravamiento; el temor al desempleo y al hambre, y el temor a la creciente inseguridad pública.

    Ésa es la radiografía del México de julio del año 2020.

    Ante ello, el gobierno debe abocarse a atender y disminuir las causas de esos 3 temores que crecen a pasos agigantados, desbordando en muchos sentidos a las instituciones públicas que hoy lucen famélicas ante un enemigo microscópico pero letal y ante grupos criminales que encuentran en el deteriorado tejido social a su mejor aliado para esconderse y adueñarse de territorios.

    Como pocas veces, los temores de los mexicanos se han alineado y amenazan con provocar el retroceso de una generación en el desarrollo social y económico alcanzados.

    Para el PRI es evidente que México necesita crear riqueza y repartirla; crear para repartir y repartir para crear, pues ése es el círculo virtuoso que nos permitirá superar la pobreza que marca el destino de 50 millones de mexicanos y contar con los recursos necesarios para garantizar servicios públicos de calidad, que eviten que 61% de los contagiados de COVID-19 mueran por no haber sido atendidos oportunamente, que 81% de los fallecidos sea en hospitales públicos y que 71% de ellos sean los más pobres.

    Hoy, México es el 5o. país con mayor número de muertes en el mundo por COVID-19, lo cual se puede y se debe prevenir haciendo pruebas de manera masiva para atender oportunamente a los contagiados y lograr controlar la pandemia. Mientras ello no sucede, las y los mexicanos debemos tomar todas las precauciones necesarias pues lo que está en peligro es nuestra vida.

    Entre la sociedad mexicana y sus instituciones públicas debe fortalecerse el vínculo imprescindible de causas-efectos-causas; para lo cual México requiere invertir los recursos públicos necesarios para atender las necesidades actuales de la población.

    Lamentablemente, ello no está sucediendo, pues 60% de los mexicanos considera que los recursos económicos para atender la pandemia no han sido suficientes, mientras que 61% desaprueba que no se esté apoyando a las pequeñas y medianas empresas y 69% pide que el gobierno modifique sus programas con base en las nuevas circunstancias del país.

    Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 11 de julio de 2020).

    El Financiero publicó una encuesta, a inicios del mes de junio, en donde dibuja el desmoronamiento de la intención de voto por Morena. En menos de un año, el partido del presidente ha perdido la mitad de las preferencias electorales. No creo que podamos encontrar en el pasado, algún desmoronamiento similar. No obstante, los partidos de la oposición no capitalizan dicho descontento con el partido dominante. La 2a. fuerza es el PAN con 10%; el resto son marginales. Los decepcionados se van directito a engrosar las filas del apartidismo.

    Ante esta ausencia de retador, el gobernador de Jalisco se ha convertido en una alternativa para un segmento de la opinión pública. Su más que tensa relación con la 4a. Transformación lo ha colocado en escena y todo lo que pasa en Jalisco se convierte, casi automáticamente, en debate nacional. Es cierto que Morena a nivel local está desarticulado, no tiene agenda y por cada 2 militantes existen 3 tribus, pero la operación nacional sabe que ganar Jalisco es fundamental no sólo para proteger la mayoría parlamentaria del presidente, sino también para que el mandatario estatal desista en la carrera presidencial. La operación en redes sociales y en medios de comunicación, es una manifestación de la importancia del campo de batalla llamado Jalisco.

    Recodemos a un mes de distancia, como el caso de Giovanni López quedó atrapado en esta pugna partidista. El joven de 30 años fue asesinado en Ixtlahuacán de los Membrillos por policías municipales el pasado 5 de mayo. La revelación de este indignante y escalofriante caso de abuso de poder supuso un terremoto en la política nacional. A pesar de la reacción del gobernador y la aceleración de las investigaciones por parte de la Fiscalía (que mantuvo el caso sin avances durante 30 días), el 4 de junio pasado fuimos testigos de un auténtico día de furia. Una manifestación en el centro histórico que concluyó con abusos policiales contra los protestantes y actos de violencia, nunca antes visitos en Jalisco, como la tentativa de prender fuego a un oficial de policía. No se recuerdan protestas tan iracundas desde 2004 (la represión a los manifestantes críticos de la globalización en la Cumbre España-América Latina).

    La politización de los temas públicos es inevitable en la democracia. No obstante, se están cruzando algunas líneas rojas en el debate nacional. La seguridad o el combate a la pandemia, son ejemplos de agendas en donde es fundamental buscar los consensos entre oficialismo y oposición.

    Ni MC ni Morena han sido oposiciones leales, en sus distintos ámbitos de competencias (estatal y federal). Por el contrario, el objetivo es la desestabilización y la competencia permanente.

    Y es que la cita electoral de 2021 delinea mucho del tablero que se irá confeccionando de cara a la elección presidencial del 24. Morena considera que puede arrebatarle la zona metropolitana de Guadalajara a MC y disputarle la mayoría legislativa. Una victoria así supondría "jaque mate" a cualquier aspiración alfarista de construir una candidatura de oposición en 4 años. Si el gobernador del estado quiere ser un aspirante serio a rivalizar contra quien López Obrador designe como su sucesor, tiene que retener el feudo. Y, tiene aún más importancia, porque cada vez es más perceptible que volvemos a los 2 Méxicos: el noroccidente que apuntalaría una candidatura de oposición al obradorismo y el centro-sur que se mantiene leal a la causa del presidente de la república. La polarización política que hemos vivido en la ciudad y en el estado durante 2020 no es casualidad. Bueno, en política nada lo es. La pugna por el trono en 2024 tiene una parada trascendental: Jalisco.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 12 de julio de 2020).

    En materia de crecimiento, lo más probable es que tengamos un sexenio perdido.

    Los resultados son consistentes con la visión de AMLO, quien cree [eso dice cuando ya la cagó irremediablemente - el webmaster] que la medición del PIB ya es irrelevante. Es decir, no le importará cerrar sin crecimiento.

    El problema para AMLO es que lo que él sí cree que es muy importante, que es el combate a la pobreza, tendrá malos resultados también.

    Las estimaciones de Coneval y de los expertos de BBVA señalan que, como resultado de la crisis, la población cuyos ingresos no alcanzan la línea de pobreza en ingresos crecerá entre 10 y 16 millones de personas.

    ¿Cómo podrá justificar AMLO este resultado desastroso para una meta que supuestamente es prioritaria en su visión?

    Aquí radica el riesgo que algunos ven. AMLO y su gobierno no van a querer asumir la responsabilidad de estos hechos y van a buscar culpables, como ya se ha hecho en el caso de la pandemia, señalando a los gobiernos estatales.

    En materia económica, los candidatos más probables para ser señalados como responsables de ese resultado son los empresarios, por no haber invertido lo suficiente.

    No se esperaría hasta el final de la administración para buscar a quién endosar el desastre económico. Eso ocurriría tan pronto como en los siguientes meses, antes de las elecciones de 2021.

    No descarte usted una reforma fiscal agresiva ante la evidencia de que la presión fiscal es demasiada y pondría en riesgo incluso los programas sociales consentidos de AMLO.

    Pero, se emprenda ésta o no, se ve hacia delante un escenario bastante complicado social y políticamente.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 13 de junio de 2020).

    El lenguaje es revelador de visiones y posiciones. Cada palabra, cada frase es una ruta abierta que permite saber desde dónde nos habla quien las pronuncia, y también, de algún modo, su visión sobre un problema en particular, sobre la ciencia en su conjunto, o sobre el mundo en general. Así opera el lenguaje: entre la revelación y el misterio.

    Esta reflexión tiene pertinencia frente a lo que está ocurriendo en nuestro país entre las autoridades del nivel federal y las de los estados respecto de la pandemia de la COVID-19; sobre todo a partir del día viernes 10 de julio, cuando, el subsecretario de Salud, comenzó a hablar sobre quiénes tienen o no "la culpa" respecto de lo que ha pasado a lo largo del periodo epidémico.

    Lo que revela esta discusión es que, en sentido estricto, el concepto de la culpa es predominantemente cristiano, y bajo el análisis genealógico de Nietzsche, uno de los elementos más preclaros de la llamada moral -que no inmunidad- de rebaño. Desde esta perspectiva, resulta reveladora la posición discursiva de quienes hablan en estos términos.

    Las personas dedicadas a la política y a la conducción de la administración pública tienen, por definición, "no culpas", sino responsabilidad jurídica y ética ante la población, la cual se puede ejercer con o sin liderazgo, personal o institucional.

    Desde esta perspectiva, lo que revela este nuevo desencuentro es que ni la Secretaría de Salud ni el Consejo de Salubridad General cuentan con el liderazgo requerido, en un momento de crisis como éste, para dirigir al país hacia una estrategia de toma de decisiones homogéneas, coherentes y sustentadas, nada más, pero, sobre todo, nada menos, que en lo que establece la Constitución y sus leyes como mandato indeclinable para el sector público.

    Lo que quedó definitivamente manifiesto este fin de semana, y esto de manera sumamente preocupante, es que el diálogo entre órdenes de gobierno, si no está roto, al menos no se está dando con la seriedad y celeridad como lo exige la crisis y las urgencias que enfrentamos; y con ello, que estamos ante un escenario de una república fragmentada, dividida y que sigue prohijando peligrosos enconos que, de manera poco saludable para la nación, están llegando al límite de las fronteras de lo personal.

    Hay que señalar además que, la narrativa gubernamental que se ha construido a lo largo de la pandemia, se ha dado en torno a personajes, reproduciendo el esquema patrimonialista de las administraciones que señalaba y criticaba hace 100 años el sociólogo Max Weber.

    Ante un problema como el que enfrentamos, una de las principales lecciones que debemos aprender como sociedad, es que siempre será preferible una historia construida y narrada a través de sus instituciones, por encima de los personajes; porque de éstas depende el futuro de la democracia; y la posibilidad de construir en libertad un perdurable Estado Social de Derecho.

    Se equivocan entonces quienes piensan que el "problema" es el subsecretario de Salud; pues ante una pandemia de este calibre, que se parece mucho a lo que algunas expertas y expertos llamaban "The next big one", lo que se requiere es que sea el jefe del estado quien se ponga al frente, y que en este tema en particular, haga realmente a un lado las diferencias ideológicas y políticas, y convoque a dialogar a la nación.

    Los países que han enfrentado con mayor éxito esta crisis y que en mayor medida, tanto en lo sanitario -evitando la mayor cantidad posible de muertes-, como en lo económico -reduciendo y atemperando el impacto en los más pobres-, son aquellas con sistemas institucionales más sólidos; las que han diseñado estrategias nacionales consensadas entre la comunidad de expertas y expertos, en diálogos abiertos de cara a sus ciudadanías; y las que cuentan con sólidos liderazgos políticos que han conseguido movilizar a sus países en un esfuerzo compartido para cuidarse unos de otros.

    No hay tiempo. Y nunca se ha tratado de cuál proyecto político prevalece. Es hora de poner al centro de las decisiones, de todas las fuerzas políticas, la vida, la salud, y el patrimonio de la gente.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 13 de julio de 2020)

    En ese escenario, la amenaza de perder la vida a causa del contagio del coronavirus, por picadura [del mosco transmisor] del dengue o por falta de recursos económicos para alimentar a la familia y/o para no seguir perdiendo lo ahorrado con el esfuerzo de años o, en su caso, mantener abiertos los negocios que dan vida a miles de familias, la situación se ha puesto al rojo vivo, esto es, más rojo que el propio semáforo que mide la intensidad y peligrosidad del COVID-19.

    A la par de ello, la imparable ola de violencia que se vive en la entidad nos mantiene amagados, amenazados y desesperanzados, pues al parecer falta mucho para ver el final de tantas crisis, y por más "cortinas de humo" que han tendido y tanto dinero malgastado, la ineficiencia demostrada por el Gobierno de Jalisco es manifiesta.

    Cuauhtémoc Cisneros Madrid
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 14 de julio de 2020).

    Todo indica que los problemas principales para controlar la pandemia radican en esquemas de confinamiento más laxos que impiden interrumpir la cadena de contagios o en señales confusas de los gobiernos.

    En el mundo en desarrollo, incluyendo desde luego México, un problema central estriba en el tamaño tan grande de la economía informal que impidió la permanencia estricta en casa de una gran cantidad de personas. No es causal que 3 de los países con mayor contagios sean de América Latina.

    No hay duda de que se han cometido muchos errores en la gestión de la pandemia en México. Pero nos equivocaríamos si pensáramos que somos especiales también en eso.

    Lamentablemente nos parecemos a chilenos o peruanos y desde luego a nuestros vecinos del norte.

    El problema central del mundo hoy está en EU. Si en México la pandemia dura más tiempo será nuestro problema. Si en EU dura muchos meses aún será un problema para el mundo entero.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 14 de julio de 2020).

    La polarización galopa en México con el impulso que cada mañana le imprime el presidente de la república, para forjar lo que será lo peor de su legado: un país donde sus habitantes odian al que piensa diferente.

    ¿Con qué derecho el presidente ataca a 2 columnistas, a los que llama a "enfrentar", porque son voceros del antiguo régimen?

    ¿Enfrentar? Con ideas sería muy enriquecedor, pero su convocatoria es al odio.

    Así lo interpretan sus alfiles en Palacio y fuera de él, que en un coro polifónico copan las redes con deseos y frases de tan elevado humanismo como ver rodar cabezas por las redacciones, chayotero, amargado, muérete, lárgate del país, que termines sentado en... tu miserable existencia.

    El discurso tóxico de López Obrador permea a los habitantes en su vida cotidiana, se expresa, se aplica e incluso contamina las relaciones familiares y de trabajo que eran buenas, normales.

    El desprestigio personal del otro es la divisa.

    Según él, las protestas contra su gobierno "son de una minoría clasista y racista".

    A Trump no le dice nada cuando hace ostentación del muro porque "no me quiero enganchar", pero a quienes cuestionan con argumentos sus políticas internas llama a "enfrentarlos" porque son "voceros del antiguo régimen".

    Además, les dice, son "clasistas y racistas".

    Eso es lo que replican sus seguidores en redes sociales y en medios de comunicación tradicionales. No tardaremos en ver el encono expresado en las calles.

    La polarización y la intolerancia que emanan del presidente tienen la poderosa fuerza de sacar lo peor de nosotros, y en ese lodazal estamos.

    No hay cabida para el diálogo: o estás conmigo o estás contra mí.

    José Woldenberg lo explica en un solo párrafo lleno de contenido: "El presidente cree que su visión no es sólo la correcta, sino la única, por lo que otras voces no son más que ilegítimas y mentirosas" (El Universal de ayer martes).

    Ahí está la nuez del problema. Y ante las agresiones del extremismo presidencial surgen voces y grupos tan radicales como él, pero en sentido opuesto.

    Ofenden a niños, piden golpes de estado, descalifican a articulistas y a políticos por su apariencia física, por sus preferencias, rezuman una festiva ignorancia y ánimos de guerra.

    Pero, ojo, que no nos vengan con que esas reacciones son producto del derrumbe "del viejo régimen".

    No, lo que se derrumba es el país.

    Se desploman la economía, el empleo, la salud, la pluralidad como el sostén de una nación equilibrada, la solidaridad con el sufrimiento ajeno.

    Y en Palacio Nacional manda un político que envenena la convivencia entre sus gobernados. Todos los días, sin faltar uno.

    Si escuchara, el futuro de México sería promisorio, porque su aceptación popular es elevada y parte de su diagnóstico es correcto.

    Pero ni la tolerancia ni la apertura se cuentan entre sus virtudes.

    El discurso beligerante del presidente hacia la mitad de la población es tóxico y su desenlace es de pronóstico reservado.

    El mexicano no es un pueblo malo, claro que no.

    Los alemanes tampoco son un pueblo malo. Nos han dado un arte extraordinario, el Romanticismo, a Beethoven, y a los mejores gobernantes del mundo en la postguerra. Europa se ha beneficiado de la eficiencia y el humanismo de los alemanes. Los migrantes también.

    Claro, un líder extremista y demagogo sacó lo peor de ellos, se abrazaron a él y llevaron al mundo a sus peores momentos de horror y de crueldad.

    Los judíos no son un pueblo malo. De entre los suyos han salido varias de las mentes más brillantes, para bien de la especie humana. Políticos de la sagacidad de Ben Gurión, un ateo, fundador del estado de Israel. Los judíos son, en buena medida, los creadores del american way of life, porque son los padres de Hollywood. Difícil encontrar un pueblo con mayor sentido de la solidaridad que ése.

    Pero su lado obscuro brota con líderes beligerantes y extremistas que, ahora, quieren despojar a los palestinos incluso de una parte de Cisjordania, después de haberlos arrinconado como parias en su tierra.

    Los líderes que se sienten poseedores de la verdad absoluta, y tratan a las visiones distintas -como dice Woldenberg- de ilegítimas y mentirosas, suelen llevar a la tragedia social o económica a los pueblos que los hicieron ídolos.

    Hacia allá vamos, intoxicados con la perseverancia polarizadora de López Obrador.

    Pablo Hiriart
    (v.periódico El Financiero en línea del 15 de julio de 2020).

    Es cuestión de lógica elemental: por una parte, si el confinamiento obligado por la pandemia del COVID-19 inhibe la actividad económica, es natural que se reduzca, en la misma medida, la recaudación tributaria; por la otra, si los estados perciben menos recursos de los habituales o de los previstos en los presupuestos para proporcionar los servicios básicos que justifican su existencia -educación, salud, seguridad e infraestructura-, es inevitable que haya un deterioro en la calidad de la educación, la salud, la seguridad y la infraestructura que aquél debe ofrecer a los ciudadanos.

    Es de aritmética de 1er. año: "Se baja el cero y no toca...".

    Hasta el año pasado, antes de que la pandemia pusiera al mundo "patas p'arriba", la maldita realidad ya había hecho cera y pabilo con las previsiones oficiales en el sentido de que la economía mexicana tendría un crecimiento anual del 2.5%. El millón y pico de empleos formales que se han perdido de marzo a la fecha, el confinamiento de la población, la parálisis de las actividades productivas y el "engarróteseme 'ai" de las comerciales -salvo las esenciales, claro-, han impactado las finanzas públicas. Era previsible. Estaba escrito.

    El anuncio de que el gobierno federal entregó 18,456 millones de pesos menos a los estados (711.9 millones de pesos menos a Jalisco, particularmente), correspondientes a recursos federalizados, en los 5 primeros meses del año, significa, sin más, que todas las lecturas optimistas que en este momento puedan hacerse acerca de las repercusiones económicas de la pandemia (más allá del buen deseo de que en el mediano plazo se produzca una recuperación gradual -equivalente a la convalecencia posterior a la enfermedad-), están en el terreno de la fantasía químicamente pura. Son cuentos chinos, para decirlo pronto y claro.

    De hecho, de esas cifras se desprende, por una parte, un temor: que la pérdida del empleo formal, derivada del cierre de empresas, y la reducción de oportunidades en el empleo informal, repercutan en un incremento -indeseable, ciertamente..., pero quizás inevitable- de los índices de delincuencia; por la otra, una esperanza: que de la visita presidencial a Jalisco, hoy, se desprenda al menos una medida en concordancia con el discurso de que la mejor manera de combatir el delito no consiste en perseguir delincuentes, sino en atender a las causas que lo originan: la falta de oportunidades de acceso a un empleo dignamente remunerado, principalmente.

    Jaime García Elías
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 16 de julio de 2020).

    A los mexicanos nos tocó estar junto a los estadounidenses, ser occidentales pues, y por tanto nos corresponde lidiar con el mayor desafío económico, social y político desde la Revolución de 1910. En la economía la ruta supone una mayor integración comercial e industrial con nuestros vecinos del norte, dada la necesidad.

    En la vida social nos enfrentamos a la obligación de resolver el problema de la fragilidad institucional y la inseguridad pública que significa la acción y crecimiento del crimen organizado. En la política global la coordinación con el bloque occidental manteniendo un margen de autonomía y el resolver las exigencias internas para colocar a México en la senda de una nación más próspera, segura en donde impere plenamente la ley.

    Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 19 de julio de 2020).

    La pandemia no ha pasado, es una tragedia en odioso tiempo continuo. Tal condición no debiera, y menos meses después de darse las primeras víctimas mortales, impedirnos de ir sacando las lecciones de esta tragedia, o dicho con otras palabras, impedirnos de vivir el duelo.

    La cifra de víctimas ya rebasa por mucho las de cada año por enfermedades respiratorias. Y no tiene parangón ni siquiera en la violencia. Pero como en esta última, parece que estamos perdiendo la enorme oportunidad de detenernos e iniciar el duelo colectivo.

    El gobierno de Andrés Manuel López Obrador no tiene ningún incentivo para ser el eje de ese duelo. Apenas ayer hizo un acto simbólico al respecto. Es muy poco y muy tarde. Su falta de interés estriba en que las autoridades federales, y estatales, serán llamadas a rendir cuentas por el manejo de la pandemia. Por ellos, mientras más tarde ese proceso, mejor.

    Pero también la sociedad debe examinar su comportamiento. Si no hay mayores reclamos para una revisión de la estrategia gubernamental (es un decir) para lidiar con la pandemia es quizá porque se vuelve a presentar entre nosotros esa vieja condición de la desigualdad: mueren más aquellos que desde siempre han estado invisibilizados, y por tanto sus muertes nos importan poco.

    Sin duelo no habrá lecciones ni inmediatas ni mediatas. Sin duelo tampoco se dará la movilización que obligue a las autoridades a corregir o mejorar su trabajo. Sin duelo, los escombros del virus seguirán cayendo, durante demasiados meses, encima de miles de mexicanos, víctimas de un gobierno y de una sociedad indolente. Sin duelo, como se decía en 1985, seguirá temblando, pero demasiados creerán que se podrán salvar solos, encerrados.

    Es hora de comenzar el duelo, de hablar de 40,000 víctimas de una enfermedad y de un sistema deficiente y desigual de atención sanitaria.

    Salvador Camarena
    (v.periódico El Financieron en línea del 20 de julio de 2020).

    La aprobación de la reforma energética NO fue un retroceso para el país, pero sí lo es el manejo energético de la 4T, a cargo de Nahle, Bartlett y Romero. Pemex perdió el grado de inversión, sus bonos son basura y el país está por perderlo.

    Lourdes Mendoza
    (v.periódico El Financieron en línea del 20 de julio de 2020).

    Semana difícil.

    (V.periódico El Financiero en línea del 21 de julio de 2020).


    Una vez más se llevaron a cabo diferentes protestas en contra del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Se trata de la 5a. convocatoria en distintas ciudades de la república, con la particular característica de que, a diferencia de otras movilizaciones y protesta ciudadana, ésta se lleva a cabo a través de caravanas vehiculares que recorren las varias localidades del país tocando el claxon, con pintas en sus vehículos o con banderas con diferentes consignas.

    Sin duda alguna, en democracia, señalar los errores del gobierno es una responsabilidad, a la vez que un derecho de los gobernados. Pero en este caso es de llamar la atención que este movimiento se hace visible mayoritariamente por personas de clase media y alta.

    Frente a este hecho, es importante decir que no es menor que las clases medias se movilicen y manifiesten su descontento; pero para que estas movilizaciones tengan una traducción política eficaz se va a requerir de mucho más que salir a la calle y mostrar que hay un malestar creciente.

    Por otro lado, la movilización también expresa que no hay cadenas eficientes de diálogo ante el poder: los partidos políticos están fracturados y con una escasa representatividad: las élites empresariales no cuentan con los liderazgos necesarios para posicionar agenda; y hay grupos de comunicadores que exaltan posiciones y contribuyen a la radicalización del debate público, dificultando con ello la posibilidad de reencontrar el entendimiento civilizado entre las diferencias.

    El país no marcha por buen rumbo en muchos sectores: en 2019 y 2020 se han contabilizado más homicidios que en cualquiera de los años de los gobiernos previos; y los feminicidios también están en niveles récord. La economía sigue colapsada y su deterioro se ha profundizado por el efecto de la pandemia; y el hecho de que haya un "exceso de mortalidad", según los datos reportados del propio Gobierno de la República, de más de 70,000 decesos durante el periodo epidémico (y esto con datos de solo 20 entidades), de ninguna manera puede ser presentado como un "éxito".

    Frente a ello, la responsabilidad ciudadana, en los sectores de mayor formación y capacidad de incidencia pública, se encuentra en la imaginación: por un lado, para convocar con eficacia al diálogo público que no se ha querido establecer por parte del Gobierno Federal; y por otro, con el propósito de generar propuestas y acciones de auténtico beneficio público.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 27 de julio de 2020)

    Aún no tenemos idea de las consecuencias que acarreará para México y cada mexicano la pandemia, cuyos primeros efectos han sido descubrir los profundos abismos que nos dividen. La crisis de salud ha puesto en evidencia las terribles contradicciones y asimetrías de nuestra sociedad y la obsolescencia de un sistema más preocupado por los resultados electorales que del bienestar social.

    Es del dominio común que la diferencia entre los países desarrollados y los del 3er. mundo se finca en la educación. La inversión pública y privada, así como los modelos educativos más exitosos, están ligados a la visión de futuro de las clases dirigentes y de los gobiernos encargados de instrumentar las políticas públicas para el desarrollo de la inteligencia, tanto abstracta, como aplicada. El sistema escolar presencial funciona mal y, ahora, en una sociedad pauperizada, estresada e ignorante, se pretende impartir la enseñanza a distancia. El problema es sistémico: no está solo en los maestros, quienes, salvo excepciones, no disponen de los recursos pedagógicos y tecnológicos más avanzados; también se encuentra en los alumnos, carentes de la infraestructura adecuada para convertir un buen deseo en ejercicio virtuoso.

    Hace unos días, la madre de un niño me compartía sus preocupaciones al respecto: "Usted dese cuenta de que antes (de la pandemia), dejaba a mi hijo en la escuela, lo recogía mi madre y le deba de comer. Al salir del trabajo, yo iba por él a casa de mi mamá y, junto a las labores del hogar, vigilaba que hiciera la tarea. Ahora necesito de una computadora que no he podido comprar y debo, en cierta manera, substituir a la maestra y, la verdad, yo no estoy preparada para hacerlo, no sé enseñar, el tiempo no me alcanza y me es muy difícil ayudarlo; estoy perdiendo la autoridad porque el niño se da cuenta de mi ignorancia y se molesta conmigo. Mi madre está vieja, no puede con su nieto, su salud se está deteriorando... Para acabarla, mis ingresos han disminuido y el papá del niño no me ayuda. No sé cómo le voy a hacer".

    La realidad golpea severamente la esperanza; pobreza, ignorancia y decisiones de política educativa equivocadas han abierto una grieta infranqueable entre las naciones que disponen de los recursos humanos y tecnológicos, además del compromiso social y la voluntad de preparar a las nuevas generaciones para el mundo que inevitablemente les tocará vivir. Mientras tanto, en el nuestro, muchas madres y padres aún piensan que sus hijos deben ir a la escuela por la calificación para pasar el año y no a adquirir valores y conocimientos indispensables para su éxito. ¿Con qué herramientas enfrentarán la vida aquellos niños y jóvenes "educados" para "aprobar" las asignaturas sin importar cómo, en lugar de desarrollar los hábitos y habilidades para superar el reto de la competencia? ¿Cómo van a ser libres si los están corrompiendo, haciéndolos adictos a vivir de dádivas clientelares y de los subsidios públicos? Cultura del esfuerzo... ¿Qué es eso?

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 27 de julio de 2020)

    Un recorrido, a vuelo de pájaro, por los centros o corredores comerciales (Obregón, Juan Manuel, Pedro Loza...) de la ciudad, permite darse una idea de las precarias condiciones en que quedaron las familias que laboraban en los cientos de negocios que cerraron sus puertas, que difícilmente las reabrirán en el corto plazo, y que más difícilmente aún volverán en breve a la normalidad pretérita. Otro tanto sucede con los cruceros en que grupos de músicos o meseros que se quedaron sin empleo al cerrar abruptamente sus centros de trabajo, ofrecen refrescos o botellas de agua, o simplemente solicitan "una ayuda" a los automovilistas.

    Esa "ayuda" no puede prolongarse indefinidamente. Nunca será solución radical a la crisis, por tanto. Hay quienes pronostican que tomará una década reconstruir lo que la presente pandemia ha destruido... y lo que destruirá todavía.

    Los autores de tales augurios y previsiones no los elaboran ni los difunden con la intención de pasar a la historia como profetas de desastres, sino de que se tomen medidas, si no para evitarlas, sí para reducir, al menos, conductas como las que se producirán, no precisamente por la maldad de las personas, sino porque, como se apuntó al principio, la necesidad extrema es el caldo de cultivo predilecto de la delincuencia.

    Si el lado amable de la pandemia ha consistido en que la incidencia de los delitos patrimoniales ha descendido, conforme la gente vuelva a la calle (la natural oscilación del péndulo...), habrá más oportunidades para los delincuentes.

    En todo caso, el remedio no consiste en poner más policías en la calle -en la hipótesis de que los policías fueran la encarnación misma del orden y la decencia-, sino en tomar medidas para recuperar la mayor cantidad posible de los empleos que en los últimos 4 meses se perdieron.

    Jaime García Elías
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 29 de julio de 2020)

    Casi 70 millones de mexicanos no podrán acceder a la canasta básica en los siguientes meses, de acuerdo con datos del Inegi. Esa es quizá la consecuencia más terrible de la pandemia y la crisis económica derivada de ella: muchos de los nuestros están pasando o pasarán hambre.

    El gobierno no es responsable ni del virus ni de la crisis económica que lo acompaña, pero sí de implementar las políticas públicas que mitiguen las consecuencias de ambas. Por supuesto que no es sencillo. A mayor rigidez en las políticas de salud mayor es la afectación económica; lo que beneficia a unos perjudica a otros, por lo que, además, lo que hagan los gobiernos siempre será cuestionado.

    Pero cuando se trata de hambre no debería haber mayor discusión: hay que hacer lo que sea necesario para disminuir lo más posible esta situación. Por supuesto que lo ideal es que la economía arranque rápido, crezca y haya empleo para todos. Pero eso no será así. A pesar del optimismo del presidente la realidad es otra y el secretario de Hacienda lo ha dicho claramente: será una recuperación lenta, más en forma de una U abierta que de una V. Análisis privados como los de Grupos de Economistas Asociados (GEA) estiman que el valor de la economía se recuperará hasta 2025 y Oxfam México ha advertido que una de las consecuencias perversas de la epidemia será una mayor concentración del ingreso.

    En este contexto vale la pena discutir en serio el llamado ingreso universal como política de Estado. Las experiencias en otros países muestran consecuencias positivas y negativas, estas últimas básicamente se reflejan en una distorsión del mercado laboral en el mediano plazo. A los más ortodoxos les parece un despropósito entregar dinero indiscriminadamente a todas aquellas familias que, independientemente de razón, motivo o circunstancia, no tienen el ingreso mínimo. A los gobiernos no les encanta que sea un programa único y que sea un derecho, no una decisión discrecional del grupo gobernante en turno de quiénes y cómo deben recibir apoyos.

    La política social del actual gobierno, si bien es la más amplia y diversa de los últimos años, se caracteriza por su inconsistencia e ineficiencia. La Secretaría de Bienestar y los Servidores de la Nación, administradores de los programas, están muy lejos de ser lo que el presidente se imaginó y nos vendió y lo poco que se ha podido evaluar, pues los programas no tienen reglas de operación ni objetivos, muestra que están muy lejos de ser lo que nos prometieron.

    Con sus virtudes y defectos el ingreso universal parece ser la solución más inmediata a un problema de una dimensión nunca vista. Pero problemas inéditos requieren soluciones inéditas. Contra el hambre que viene bien vale romper esquemas ideológicos y paradigmas para encontrar soluciones que sean de todos y para todos.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 29 de julio de 2020)

    Hoy sólo viven tranquilos quienes son capaces de creer, confiar y vivir colgados a las promesas falaces de un mundo mejor hechas por caudillos incapaces de llevarlas a cabo, y que ajenos a la realidad se presentan a sí mismos como mesías redentores inmunes a los males del mundo.

    Los que no hemos sido "contagiados" de la fuerza moral del caudillo, somos presentados frente a los creyentes como el mal a vencer, el demonio conservador, corrupto y sin conciencia social, que lucha por mantener privilegios, convirtiendo así la democracia en una especie de lucha apocalíptica del bien contra el mal, y con lo cual se justifica cualquier violación a las leyes y principios democráticos que no tienen cabida ni hacen sentido en un mundo de filosofías y fines supuestamente superiores.

    El año 2020, con la crisis financiera y la pandemia -que al caudillo del momento le vino como anillo al dedo- parece eterno. Todos los días son iguales. Mismas conferencias mañaneras, mismas promesas, mismos argumentos, mismas diatribas, mismas críticas, mismas excusas, mismo cinismo...

    Esta repetitiva pesadilla de día se parece a la película Groundhog Day (Atrapado en el tiempo) en la que un meteorólogo (Bill Murray) atrapado por una tormenta de nieve en un pequeño pueblo, despierta todos los días para volver a vivir una y otra vez el mismo día, y al interminable y monótono tema musical lanzado en 1968 por Iron Butterfly, titulado, In A Gadda Da Vida, que, con duración de 17 minutos, ocupaba todo el 2o. lado del disco.

    Para quienes no lo hayan escuchado, en ese tema destacaba un largo solo de batería, que sólo se soporta en un estado catártico, como el que necesitamos para escuchar todos los días las palabras y promesas del presidente, cuya repetición aunada a la total ausencia de resultados han hecho que pierdan significado y se vuelvan intrascendentes.

    Palabras como corrupción e impunidad, y datos como el número de muertos por el crimen organizado o el Covid-19 y la constante referencia al nombre y acrónimo del presidente lo único que provocan ya es entumecimiento de la mente.

    Cada aletargado discurso, cada palabra hueca y acción desparpajada con la que se pretende solucionar la vida de los mexicanos más pobres, cada epíteto y descalificación que se pronuncia se asemeja a la taladrante e interminable secuencia de percusiones de In A Gadda Da Vida.

    En un clima de división, desconfianza, miedos, mentiras e incertidumbre, son pocas las cosas que se pueden planear hacia delante. Cualquier pronóstico financiero o de estabilidad política y social es una bola de cristal. Las experiencias y conocimientos del pasado han perdido validez y credibilidad futura.

    El largo plazo es la semana próxima y el corto mañana. Vivimos como alcohólicos anónimos, un día a la vez, intentando descubrir nuevas formas de vida y subsistencia en medio de la pesadilla del presente.

    Al menos yo, ya no quiero oír palabras, buenas ideas y promesas de un mundo mejor, quiero ver hechos y resultados. Para ideas y palabras bonitas sobran libros con mejores ideas y mejores argumentos que los que el presidente y sus fieles seguidores son capaces de articular.

    El año 2020 en muchos aspectos no cuenta. Todo es atípico. El consecutivo de años debe ser... 2018, 2019, 2021, 2022..., los festejos, graduaciones, aniversarios y cumpleaños virtuales, no sucedieron, no valen.

    Ricardo Elías, arquitecto y empresario
    (2 de agosto de 2020).

    El botón de emergencia ha sido un símbolo, un ícono de incerteza. Para el Gobierno del Estado, el botón ha sido una potente narrativa en un contexto de cansancio social. Seamos sinceros: hace tiempo que la ciudadanía dejó de escuchar a los gobiernos. Y el botón de emergencia funciona como un "ahí viene el lobo", un disuasor de actividades sociales y una forma de apretar al empresariado. Recordemos, la reapertura de actividades económicas y sociales fue mucho más producto del hartazgo de los ciudadanos y mucho menos fruto de un descenso de los contagios del COVID. Si vemos la curva epidémica, ni en Jalisco ni a nivel nacional existían las condiciones para una reapertura tan amplia de las actividades públicas. México no es un país en donde una mayoría social se pueda aislar y tener garantizado un ingreso mínimo. No somos Dinamarca.

    Frente al COVID, a menos de que la tasa de hospitalización e incluso los ingresos en terapia intensiva así lo marcaran, es muy complejo tomar decisiones binarias. Es decir, apretar el botón supone el parón de todas las actividades económicas y sociales. Y, por el contrario, no apretarlo supone que todo se vale. En estos momentos, como estamos en Jalisco, se pueden encontrar fórmulas híbridas que no detengan en seco la actividad económica, pero que contengan los contagios masivos en algunos espacios de la vida cotidiana. ¿Por qué va a cerrar la industria si el nivel de contagio es bajo en estos espacios? ¿Por qué la tintorería de la esquina será obligada a cerrar si los contagios masivos están en otro lado? ¿No supone mayor riesgo las clases presenciales y la movilidad que ellas provocan?

    El escenario de Jalisco dista del panorama nacional. Aquí tenemos, en particular, un incremento muy importante de casos que se deriva de la multiplicación de pruebas. Sólo basta con acudir a las instalaciones de Radar Jalisco: la petición de pruebas PCR para detección de COVID se ha incrementado dramáticamente en semanas. Antes sabíamos de lejanos que tenían coronavirus, ahora los casos son de nuestro círculo social más próximo. Antes te hacías el test en 15 minutos, ahora las filas son hasta de una hora en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud.

    Un parón a la economía es inviable. No sólo por la ineficacia de la propuesta en un escenario como el actual, sino también por la baja disciplina social. Los jaliscienses nos confinamos estrictamente la mitad de marzo y abril. Después, los niveles de movilidad han superado el 50% y alcanzado hasta el 85%. No obstante, medidas casi simbólicas -de nula aplicación práctica- de aislamiento supondrían un duro golpe a la credibilidad del Gobierno del Estado. El gobierno no puede ser visto como portavoz de los intereses empresariales, eso mina su legitimidad. El botón, o el paro de ciertas actividades, tiene que ser un escarmiento real que confine a aquellos que lo puedan hacer y permita la movilidad, sobre todo, de la actividad económica. El anuncio de este domingo debe partir del realismo y el pragmatismo (el confinamiento de toda la actividad económica no es posible y no detendría la curva de contagios), pero también una alta dosis de firmeza (limitar la convivencia social en bares, restaurantes, plazas comerciales, espacios cerrados). El contagio proviene del contacto: evitar la interacción social en contextos de relajación debería ser el objetivo.

    Y un elemento más: el mayor nivel de certeza dentro del mar de dudas. Hay variables que los gobiernos no pueden controlar. Sin embargo, la certidumbre proviene de la estabilidad de las normas. Proviene de que socialmente tengamos las certezas que ante determinados comportamientos habrá determinadas consecuencias. El Gobierno del Estado debe dejar muy en claro la ponderación que se hace de los indicadores. No solamente queremos conocer las decisiones, sino también por qué se toman esas y no otras. Hay datos que son más importantes que el número bruto de contagio: la tasa de positividad, la tasa de letalidad, la tasa efectiva de reproducción, el nivel de hospitalización o el porcentaje de pacientes que se enferman y terminan en cuidados intensivos. Esos datos nos dicen mucho más que la información bruta de los casos agregados o incluso los activos.

    El COVID es una pandemia que no nos garantiza nada. Nos obliga, un poco, a vivir al día y mañana ya veremos. Como sociedad debemos acostumbrarnos no sólo a la distancia social, el cubrebocas y a hacernos pruebas cuando tengamos síntomas, sino también a asimilar los vaivenes de la realidad. El COVID se mueve a través de olas. Europa, en particular el sur, ya está experimentando un rebrote justo cuando el turismo comenzaba a levantar la cortina. Ciudades que después de 90 días de arduo confinamiento, en las cuales se tenía que sacar un permiso para ir al supermercado, ahora han vuelto a las 4 paredes de su casa. En Jalisco tenemos que pensar que la realidad así será. Necesitamos un gobierno comprometido con brindar soluciones económicas para los más afectados y una sociedad -familias y empresas- dispuesta a asumir responsabilidades individuales y colectivas. Es un desafío como generación: o estamos seguros todos o ninguno lo estará.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 2 de agosto de 2020).

    El sistema de salud ha sido totalmente desquebrajado, la inseguridad es "galopante", la educación se encuentra severamente afectada, millones de mexicanos no tienen empleo, ni la mínima esperanza de conseguirlo en el corto plazo... y lo peor de todo, la corrupción está presente, y no se ha ido, pues los propiciadores son los mismos que en administraciones anteriores: miembros de los gabinetes legales y ampliados de los 3 ámbitos de gobierno.

    Es innecesario repetir "los datos" que a diario se publican. Ya no queremos más cifras, ni mucho menos que se siga tratando de hacernos creer que todo "es culpa de personas del pasado", pues si así fuera, de igual manera se está incurriendo en irresponsabilidad por omisión. Y no es apresando y llegando a acuerdos con 1 o 2 malos funcionarios, como se van a solucionarse las cosas. Es necesario que las actuales administraciones de gobierno realicen primero un auto análisis y evaluación de quienes ahora ocupan las diferentes carteras, y echen a la calle y/o a la cárcel a los que han o están trasgrediendo la ley. Sobre todo porque son los mismos -más los agregados- que antes hicieron las tropelías de las que ahora dicen "asustarse" los actuales ejecutivos de gobierno.

    En el caso del ejecutivo federal, es imperdonable que sólo denuncie a quienes infringen la ley, cuando son miembros de la oposición. Puesto que en las múltiples ocasiones en que fue candidato, dedico buena parte de sus shows a presentar denuncias, mismas que nunca prosperaron por obvias razones. Pero ahora que se encuentra en el poder, podría exigir se les diera seguimiento... lo que deja ver que todo sigue igual o peor, y no existe ningún cambio.

    Resulta exasperante la habilidad -traducida en cinismo- con que AMLO incurre en la incongruencia y busca "justificar" su irresponsabilidad. Un ejemplo reciente es el nombramiento de una conocida periodista, como cónsul en Turquía, sin que la misma cuente con el más mínimo antecedente en la materia. Ante las preguntas de otra periodista, no le quedó otra más de que sonreír apretadamente y decir que él creyó "que les iba a dar gusto" que una colega suya fuera premiada por su larga trayectoria. Por lo que termino reconociendo que para llegar a esos cargos existen 2 caminos: servicio de carrera o decisión del ejecutivo. ¿Y el cambio?

    Lo peor es que por el estilo andan todos nuestros gobernantes.

    Cuauhtémoc Cisneros Madrid
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 3 de agosto de 2020).

    Insistir en usar el cubrebocas (en un país en el que el presidente se resiste a usarlo) será clave para que en Jalisco no se cumplan los pronósticos de que las muertes por el COVID-19 pasen de 1,500 que se han sumado en los primeros 4 meses y medio de pandemia, a 7,000 a mediados de septiembre, cuando los científicos de la UdeG prevén que se registre el mayor pico de la pandemia en la entidad.

    Con lo dicho el jueves pasado por el gobernador, luego de reunirse con la mesa de salud y la mesa de reactivación económica, en el sentido de que se replantearán las acciones que se tendrían que dar si se oprime el botón de emergencia para no parar en seco las actividades económicas y hacer más crítica la situación de miles de familias que se han visto afectadas por la pérdida de sus empleos y la reducción salarial, esta herramienta quedó lejos de la radicalización con la que la esbozó el propio Alfaro a los empresarios integrantes del Coincydes el 6 de julio, cuando les advirtió que de no cumplir con los horarios escalonados en empresas e industrias para despresurizar las unidades de transporte público y disminuir los contagios, en 10 días se pararía toda la actividad económica y se tomarían nuevamente medidas de confinamiento social aún más severas que las tomadas al principio de la emergencia sanitaria en marzo pasado.

    Aunque este escalonamiento de horarios no se ha cumplido, y ni el gobierno ha podido meter en cintura a las empresas del transporte público para que saquen todas sus unidades y eviten los camiones desbordados de usuarios, poniéndolos en alto riesgo de contagio, es claro que el gobierno estatal ha optado por flexibilizar los criterios del botón de emergencia, y en su caso, utilizarlo sólo para restringir actividades sociales y recreativas.

    La movilidad social, pues, ya no bajará a menos del 70% que hemos alcanzado, y que podrá mantenerse al decidirse ayer el inicio remoto y por televisión del ciclo escolar 2020-2021, por lo que el uso de cubrebocas será clave para que no nos llegue la catástrofe pronosticada en los siguientes 2 meses.

    Jaime Barrera
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 4 de agosto de 2020).

    La llegada de López Obrador al poder tenía como virtud evitar lo que parecía una imparable tendencia a un México dividido, con un norte creciendo y un sur estancado; unos estados en pleno desarrollo y otros retrasándose; mexicanos con niveles de vida aceptables y otros en la más absoluta pobreza.

    El presidente no engañó a nadie, su proyecto siempre fue apostar por el desarrollo del sur. "Por el bien de todos primero los pobres", fue su lema de campaña. El diagnóstico fue preciso y adecuado, al grado de que en esta ocasión ganó también en los estados del norte y centro-occidente del país.

    Lo que no supo, no pudo o no quiso el presidente fue armonizar su proyecto de desarrollo del sur con una visión de país que incluyera el norte.

    La pandemia terminó por romperlo, se agudizaron los problemas y con ello se evidenciaron las contradicciones. 10 gobernadores, 6 de ellos panistas (Coahuila, Durango, Chihuahua, Tamaulipas, Guanajuato y Aguascalientes), uno del PRI (Colima), el que queda del PRD (Michoacán), el de MC (Jalisco) y el único independiente (Nuevo León) encontraron en su molestia con el manejo de la epidemia de COVID-19 el punto de encuentro. La llamada Alianza Federalista comenzó por exigir un mejor trato en el pacto fiscal y siguió desconociendo a López-Gatell. Ahora anuncian que no seguirán el plan nacional en materia educativa y que el semáforo de salud les hace lo que el viento a Juárez.

    En una república federal como la que en el papel decimos ser, lo normal es que cada estado tome sus decisiones. Lo que no debemos ver como algo normal y menos aún deseable es que el país se divida, que se creen bloques. Los 2 bandos acusarán al otro de haber sido ellos quienes politizaron la pandemia y los que quieren sacar raja política de la tragedia. Lo cierto es que los 2 bandos están pensando en el 2021. La obsesión del presidente es mantener la mayoría en el congreso y los 10 estados en rebeldía lo que buscan es evitarlo. Por supuesto que no es automático para uno ni para otro, pero los 10 estados juntos pesan y mucho: representan 35% del PIB nacional y casi una tercera parte de la Cámara de Diputados (tienen 28% de los distritos, pero dominan las circunscripciones 1 y 2).

    Entendiendo los intereses políticos de los 2 bandos lo que hay que cuidar son las afectaciones a los ciudadanos, no olvidar que los sujetos de derecho en la educación son los niños y que el objetivo de las instituciones de salud no es tener la razón sobre el pico de la pandemia sino evitar el malestar y por supuesto la muerte de los ciudadanos. Lo demás es grilla.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 11 de agosto de 2020).

    La mejor política de apoyo a las empresas no es el subsidio, sino la eliminación de barreras a la inversión y la operación. El gobierno, sin embargo, tampoco está haciendo bien este trabajo. Los cambios constantes de reglas del juego, como ocurrió con el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y la planta cervecera de Mexicali, tienen un enorme impacto negativo en la inversión. Las empresas se pueden ajustar a malas políticas públicas, pero no a cambios retroactivos en las reglas.

    México tiene en este momento una oportunidad histórica para atraer inversión internacional que tendrá que salir de China ante las crecientes fricciones con Estados Unidos. El acoso del presidente Donald Trump a firmas chinas, como ZTE, Huawei y ByteDance, propietaria de TikTok, ha lanzado un mensaje a las corporaciones del mundo de que ya no podrán seguir usando a China como su plataforma de manufacturas. Muchas podrían volver la vista a México, que por su cercanía con Estados Unidos y su recién estrenado T-MEC tiene ventajas inmejorables.

    Pero México sufre también problemas que podrían convencer a los inversionistas de buscar otras opciones. Nuestro país tiene tasas fiscales para empresas significativamente mayores que las de nuestros rivales económicos y, además, aquí se cobran gravámenes adicionales, como el reparto de utilidades, que no existen en el resto del mundo.

    Las Secretarías de Economía y Hacienda están ahora considerando modificaciones a las reglas fiscales que se aplican a la industria maquiladora, responsable de 276,932 millones de dólares de exportaciones en 2019, que retardarían de manera significativa las devoluciones de IVA y IEPS. Para empezar, es un absurdo cobrar estos impuestos a una industria que no tiene obligación de pagarlos porque no vende en México, de ahí las devoluciones. Retrasar ahora las devoluciones de unos cuantos días a varios meses reduciría de manera importante los flujos de las empresas y les restaría competitividad. Esto, sin embargo, no parecen comprenderlo funcionarios que no han trabajado nunca en empresas privadas.

    Sergio Sarmiento
    (v.periódico Mural en línea del 11 de agosto de 2020).

    Se han publicado noticias alarmantes relacionadas con los delitos de feminicidio y abuso sexual de menores. No pocos especialistas explican su incremento como resultado del confinamiento al que nos hemos visto sujetos en los últimos meses y que, aceptémoslo de una vez por todas, es una nueva forma de vivir. El origen del problema tiene que ver con la ineficiencia e ineficacia de las instituciones encargadas de prevenir y combatir esas conductas. Innegablemente, hay un fenómeno de corrupción en algunos de los responsables de velar por el sano desarrollo de la sociedad, entre ellos, funcionarios judiciales y agentes del ministerio público, pero también es revelador de una patología que está afectando las relaciones de familia: el desamor y la falta de respeto. Significativamente, el mayor número de estos delitos se cometen en casa y por familiares cercanos, básicamente varones, aprovechando la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran menores y mujeres y, algo muy grave, frecuentemente en complicidad o solapados por sus parejas e influidos por el consumo de drogas y alcohol.

    El tema tiene diferentes componentes: la cultura machista, por lo visto, más difícil de erradicar de lo que pudiéramos imaginar; la pobreza, el hacinamiento de grupos familiares amplios en espacios reducidos donde cohabitan desde recién nacidos hasta personas de la 3a. edad, muchos de ellos activos sexualmente, quienes dan rienda suelta a sus instintos, sin limitaciones de ninguna naturaleza, deformando la mentalidad de los menores; la modificación del concepto de intimidad, haciendo explicito lo que debe ser estrictamente personal; la exaltación de la sexualidad en las redes sociales y programas de TV como algo común, ordinario; el abuso de poder y el debilitamiento de instituciones intermedias como la Iglesia, que apoyan y orientan con sus consejos a las parejas y condenan la práctica de relaciones incestuosas; además de un nuevo concepto de moralidad: permisiva, flexible, hedonista, que afecta principalmente a los jóvenes, aunque no es privativa de ellos.

    Hay una enorme cantidad de argumentos para explicar lo que está sucediendo, sin embargo, debe preocuparnos la tendencia a infringir la ley y las normas de convivencia por un grupo, cada vez más amplio, de perturbadores sociales, frecuentemente impunes, que dañan la vida de niñas, niños y mujeres. La bestialidad de sus actos corresponde a mentes enfermas que deberían ser marginadas permanentemente de la sociedad.

    ¿Es qué nuestra capacidad de indignación está sumergida en la indiferencia? ¿Es qué en nuestro egoísmo no importa lo que suceda a los demás en tanto a mí no me pase nada? ¿Acaso quebrantar las leyes y las reglas de urbanidad se ha vuelto una práctica en la cual, hagas lo que hagas, todo se arregla con influencias o con dinero?

    Nuestra comunidad se está enfermando y requiere de cada uno actuar con responsabilidad para evitar que la sociedad se transforme en una jungla que a todos nos atrape.

    Eugenio Ruiz Ororzco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 24 de agosto de 2020).

    Gilberto Guevara Niebla, veterano profesor de secundaria, preparatoria y educación superior y funcionario de la Secretaría de Educación Pública, repara en que la educación "está pasando por una etapa histórica de desprestigio y poco aprecio". Ese sería el marco histórico de la contingencia por la que las escuelas han dejado de funcionar como tales y probablemente sigan así el resto del ciclo escolar. La principal consecuencia, empero, va más allá de la transmisión de habilidades y conocimientos que aportan las escuelas: "También está el vacío ético, moral, de formación del carácter y de formación del ciudadano: un elemento que nos interesa enormemente en virtud de la situación (...) de violencia, de desagregación social, de crisis moral de la sociedad mexicana".

    Guevara Niebla sostiene que "jamás la familia o el ámbito del hogar va a sustituir a la escuela", porque ésta "es el espacio social donde (los niños) aprenden a vivir en sociedad". Y pone el dedo en la llaga: independientemente de las repercusiones económicas y sanitarias de la pandemia, "es la crisis social más grave que hemos enfrentado en la historia moderna de México, después de la Revolución".

    Jaime García Elías
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 24 de agosto de 2020).

    El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llega a su 2o. informe de gobierno en medio de una crisis sin precedentes en el país, dado que es una crisis tanto sanitaria, económica, social como política. Y todo indica que podría convertirse en una crisis también de legitimidad si el mandatario no cumple su promesa central que proclamó en campaña electoral: encabezar un gobierno de transformación nacional.

    Es evidente que la actual situación de crisis que vive el país no fue creada únicamente en estos 21 meses del gobierno de la auto proclamada 4a. Transformación. Ya AMLO había heredado un país en crisis, devastado por una guerra y violencia desmedida, la depredación territorial, una fuerza laboral súper explotada tras 30 años de contención salarial y las políticas liberales impulsadas por los partidos del Pacto por México (PRI, PAN, PRD).

    Pero lo que puso el límite fue el hartazgo hacia un régimen de corrupción generalizada en que se convirtieron los gobiernos de la partidocracia tradicional.

    AMLO supo leer las corrientes de las que abrevaba el hartazgo social y de ahí armó su programa: lucha contra la corrupción y cambio del modelo económico neoliberal. De ahí su promesa de un gobierno de transformación nacional.

    Por eso ganó con tal fuerza en julio de 2018. Pero tras casi 2 años de gobierno, hay evidencias que muestran que López Obrador no está cumpliendo con el proyecto de un cambio de fondo para el país.

    Su estrategia contra la inseguridad y para poner fin a violencia, desapariciones y homicidios se cimienta, igual que sus antecesores, en la militarización de las fuerzas de seguridad. El gobierno de la 4T sigue sin cancelar el modelo extractivo, como bien han señalado recientemente la Red Mexicana de Afectados por la Minería y la Alianza Mexicana contra el Fracking.

    La ratificación del Tratado Comercial México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC) es una apuesta por la asociación estratégica con EU y la supeditación a sus proyectos geopolíticos. Esto se revela con el mantenimiento de grandes megaproyectos como el Tren Maya, al Corredor Transístmico y otros.

    Estas medidas han sido acompañadas de alianzas con representantes de intereses empresariales, mediáticos y sindicales del pasado. Por ejemplo, los empresarios que López Obrador llevó a la cena a la Casa Blanca en Washington; los contratos con las televisoras para impartir clases a distancia; y el aval a los charros sindicales que han controlado a la clase trabajadora mexicana.

    Desde la 4T pueden decir que son movimientos tácticos para no abrir varios frentes de lucha o que no se pueden librar todas las batallas. El resultado es el mismo: se perdieron oportunidades históricas para promover cambios de fondo, esenciales para el país. Por ejemplo, crear una gran comisión de la verdad nacional que revisara todos los grandes casos de violencia, represión, desapariciones y enterramientos clandestinos y sometiera a juicio e investigación a los responsables, como ocurrió en Guatemala.

    El actual gobierno perdió oportunidad histórica de dar muestras firmes de poner fin al modelo neoliberal extractivo, explotador de recursos y mano de obra: suspendiendo fracking, minería a cielo abierto, democratizar los sindicatos, garantizar el acceso a la mayoría de la población a la salud, educación, vivienda, seguridad social, etc.

    Es evidente que son demasiados problemas, demasiados retos y una oposición que no descansa, pero hasta ahora hay más semejanzas con el anterior modelo; y el gobierno de la 4T lo combate con parches, no creando modelos alternativos, por ejemplo con una apuesta por una economía basada en la cooperación, la solidaridad, el respeto por su pueblos y por sus recursos.

    Transcurre el tiempo del sexenio y sus opositores avanzan en su objetivo de dañar la imagen del presidente y de la 4T y ya han hecho mella en el escudo político que presumía AMLO: la anticorrupción. El escándalo tras la difusión del video donde su hermano recibe recursos ("aportaciones", dijo), por más que el presidente y sus seguidores quieran minimizarlo, representa una abolladura en la legitimidad presidencial, lo que implica debilidad política.

    Mientras más tiempo sexenal se consume, queda más claro que se perdieron oportunidades históricas para hacer los cambios de fondo que necesita este país para detener la guerra, parar la devastación, la explotación y para vislumbrar una sociedad donde valga la pena vivir, como exigían los chilenos en las protestas de octubre de antes de la pandemia.

    Rubén Martín
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 29 de agosto de 2020).

    Al advertir que México tendrá que lidiar con las crisis gemelas más severas del último siglo, es decir, la sanitaria y la económica, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez mostró un panorama desalentador para nuestro país y los estados en el 2021, pues explicó que en este año tuvimos 3 amortiguadores que absorbieron el impacto del COVID y fueron: las coberturas del precio del petróleo, los fondos para los choques económicos y los "guardaditos" que tenía el gobierno.

    Pero advirtió que todos esos recursos, es decir, los fondos de Estabilización de los Ingresos Presupuestales y el de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas; así como la mayor parte de los guardaditos van a ser utilizados este año; y en el 2021 ya no va a haber "ese colchón" ni "esos guardaditos", además de que el precio de las coberturas petroleras va a ser menor en 22% que en las de este año.

    Al participar en la reunión plenaria de los diputados de Morena, Arturo Herrera también habló de otra restricción para la economía mexicana, que es la contratación de deuda, pues pronosticó que el PIB va a caer y aunque nuestro país no está contratando más deuda, la valuación de ésta va a aumentar por el componente de que está solicitada en otra divisa.

    "Entonces eso puede hacer que la deuda aumente... no sé, entre 7 y 10 puntos del PIB, entonces no vamos a tener espacio para pedir mucho más y más bien vamos a tener que empezar a poner a la economía en una trayectoria descendente".

    En este sentido, el encargado de las finanzas públicas, anunció un recorte en el Presupuesto de Egresos de la Federación, que enviará a la Cámara de Diputados a más tardar el próximo 8 de septiembre, y dijo que habrá menos recursos que los que se solicitaron en este 2020 y en cuando menos los últimos años fiscales.

    "Van a enviar un presupuesto que sea muy cuidadoso, prudente y muy responsable y que va a requerir la comprensión y la solidaridad de muchos recursos porque en el presupuesto va a haber menos en los que mandamos este año y en lo que había cuando menos en 2 años fiscales anteriores", agregó.

    (V.periódico El Informador en línea del 29 de agosto de 2020).

    En México el adjetivo "inocente" tiene por lo menos 4 acepciones: menor de edad, ingenuo, no culpable, o francamente tonto.

    Aceptar las consecuencias de los propios actos es un signo de madurez, una sociedad formada por inocentes crónicos es una sociedad infantil que no merece confianza ni es digna de asumir responsabilidades; si quienes conforman la clase política son personas infantiles e inmaduras ¿qué clase de país podemos tener?

    Una gran parte de la sociedad mexicana sabe que la transformación del país no es algo en lo que se deba creer como se cree en una doctrina religiosa, sino algo que se debe hacer y demostrar con evidencias, porque la corrupción no se abate con series televisivas de policías y ladrones, sino con reformas muy concretas de las leyes, por ejemplo, que los delitos de corrupción no prescriban, que los errores procesales no permitan la liberación de delincuentes, sino la sanción inmediata a quienes levantan mal los procesos, que a los gobernantes se les prohíba promoverse, pagando con nuestros impuestos tiempo aire en los medios de comunicación, que la mayor y principal sanción a los políticos corruptos, consista en la devolución de lo robado con los intereses que correspondan, estas reformas sí que nos hablarían ya en serio de una genuina transformación, más allá de escándalos tanto más fugaces cuanto más impactantes e inútiles, habida cuenta de que antes de lo que uno se imagina, aún los personajes más demonizados, acaban siendo liberados para que disfruten de lo mucho que se robaron, y todos felices.

    Entre ingenuos o tontos seríamos los ciudadanos que nos creyéramos cuanto vemos, leemos u oímos sin someterlo todo a comprobación y análisis, con base a una duda no obsesiva sino pedagógica, tarea que compete a todos pero que, como tantas cosas, hemos descuidado permanentemente.

    Armando González Escoto
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 30 de agosto de 2020).

    Crecemos cantando el himno nacional y pensamos que en la vida tendremos que sortear batallas épicas para salvar el orgullo nacional "Mexicanos al grito de guerra". Y defender a México de cualquier extraño enemigo. Envolvernos en la bandera y sacrificarnos por un bien mayor, la Patria.

    Hoy, nuestras fronteras no se ven vulneradas por ningún ejercito extranjero, la amenaza está dentro. Necesitamos defender lo fundamental, la libertad, la legalidad y la justicia.

    Defender la libertad de expresión atacada abiertamente con todo el peso del Estado, defenderla de los "bots" que responden a intereses escondidos. Defender las cifras reales de muertes, de violencia, inseguridad, pobreza y desempleo. Porque por encima de todo, encima de la manipulación, debemos defender la verdad.

    Defendernos de argumentos baratos donde el fin justifica los medios. "No robé, acepté aportaciones, colaboraciones en pro de la regeneración nacional. No hice mal, fui obligado por mi jefe a dispersar recursos. Las 23 casas no son mías, son de familiares y mi pareja o son heredadas. La casa blanca fue producto de mi esfuerzo. No es evasión, son estrategias fiscales".

    Tenemos que defender la legalidad por encima de nuestros intereses.

    Defender la ley y el Derecho por encima de la "justicia" mediática. Defender a los jueces y a la Suprema Corte de Justicia frente al justiciero que sentencia cada mañana desde el púlpito presidencial sin ninguna consecuencia. No necesitamos una consulta popular para enjuiciar aquellos que han infringido la ley, lo que necesitamos es fortalecer la aportación de pruebas y el debido proceso. Hay instancias que nos han costado sangre que responden a juicios más altos que el aplausometro de la corte.

    Defendernos del mal manejo y las filtraciones de los videos, de los casos Lozoya y Pío López Obrador, porque más allá de exhibirlos y condenarlos en las calles, debilitan nuestra esperanza de obtener transparencia y verdadera justicia. Defendernos de una clase política que busca el manejo de la opinión pública para mantener popularidad y votos.

    Defendamos al INE, a los contrapesos institucionales y órganos reguladores. Defendamos a las ONGs y a la iniciativa privada. Defendámoslos de sus propios vicios y oscurantismos, pero no los debilitemos ni saquemos del mapa. Son pieza fundamental de nuestra democracia, son un seguro frente a este gobierno y a todos los que le sucedan.

    Porque si la clase política responde y representa lo que somos como sociedad, no nos extrañemos que cada uno fije su propia definición de justicia. Y entonces no paguemos impuestos argumentando que el gobierno no los invierte bien. No nos sorprendamos cuando la justicia se aleje de las cortes y se linche con puños, piedras y patadas en las calles argumentando "mi justicia" por encima del Derecho.

    Defendámonos como sociedad de nuestros propios instintos de venganza.

    Es momento de defender a México, defender el estado de bienestar sin resentimientos. Defender a México de los actores políticos y de nosotros mismos. Defender el México real, no el idealizado. Y entonces sí, que retiemble en su centro la tierra.

    José Ignacio Rasso Ibarra
    (v.periódico El Informador en línea del 31 de agosto de 2020).

    El nivel de popularidad que aún tiene López Obrador en el contexto de una histórica caída del PIB y de la pandemia, indica que hay un amplio grupo de la población que todavía le apuesta a la transformación que pretende impulsar.

    Muchos probablemente se pregunten el porqué en medio de esta situación crítica, el presidente aún mantiene un respaldo tan elevado.

    La esperanza que aún despierta AMLO es correspondiente al desencanto que propició el gobierno anterior y la secuencia de regímenes que se presentaron en los últimos 20 o 25 años.

    Eso es un hecho que no podemos ignorar. Podemos estar tentados a subestimar la importancia que tiene esa visión por el mal resultado de este gobierno en diversos ámbitos, pero el grueso de la población pidió y sigue pidiendo un cambio.

    Además de ello, también debe señalarse la habilidad política del presidente López Obrador para conducir la narrativa social.

    No puede dejar de mencionarse que el éxito relativo del actual gobierno en materia de popularidad también se corresponde con el fracaso de la oposición, que ha carecido de voces que hagan contrapunto al presidente y que tengan la fuerza y el magnetismo para atraer a la gente.

    Una parte de la población que podría considerar otras opciones políticas no lo hace simplemente porque en el panorama público éstas no existen.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 1o.de septiembre de 2020).

    Las calamidades se han acumulado aceleradamente: al menos 60,100 personas víctimas de homicidio doloso del 1o.de diciembre de 2018 al 27 de agosto de este año (una cifra preliminar de 95 víctimas por día); 63,819 fallecimientos confirmados por COVID-19; y una dramática caída de 10% de la economía nacional en el 1er. semestre del 2020, cifra que se traduce en al menos 30 millones de personas que han caído en pobreza por ingresos.

    En toda crisis, pero todavía más en una de esta magnitud, lo exigible a un gobierno no es que gaste menos, sino que gaste más y mejor para atender a los más pobres. Desde esta perspectiva, la austeridad no significa tener al recorte del gasto como un objetivo en sí mismo, sino como un instrumento que permita reasignaciones inteligentes con base en el establecimiento de prioridades a favor de los que menos tienen.

    Lo anterior no está ocurriendo. De hecho, el mensaje que muchos esperaban para el II Informe de Gobierno, lo dio de manera anticipada, pero en un sentido muy distinto al deseado; y lo hizo en voz del Secretario de Hacienda, quien de manera lapidaria ha afirmado que el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2021 será significativamente menor al de 2020; y que podría ser de un monto similar al de hace 2 o 3 años.

    Dado que el crecimiento demográfico no se ha detenido, lo que veremos es un mucho menor gasto per capita, en términos reales, en todos los sectores que forman parte de la política social: menos gasto en educación por estudiante, menos gasto en salud, menos en alimentación y así en todo el sector público.

    Después de casi 2 años de mandato constitucional, se han esfumado varias de las promesas de campaña: crecimiento anual de 4% del PIB; generación de 2 millones de empleos por año; recuperación del poder adquisitivo de los salarios, reducción sustantiva de la pobreza y pacificación y reconciliación del país.

    En medio de todo esto, la única promesa electoral que el presidente mantiene vigente -que no es menor- es la lucha contra la corrupción; y ello explica en buena medida todo el esfuerzo por señalar que sí está cumpliendo porque además, debe recordarse que en su diagnóstico de la realidad, son los malos gobiernos y el robo de los recursos públicos lo que se encuentra en la base de todos los problemas nacionales.

    La discusión que deberá darse en el congreso en torno al PEF 2021, más allá del llamado del secretario Herrera a la "comprensión y solidaridad de las y los diputados con la propuesta del gobierno", deberá darse de cara a la nación y redefiniendo como prioridad proteger a los más pobres y reactivar la economía para crecer con equidad.

    Menos presupuesto significaría que el sistema universal de protección social de la salud no podrá concretarse; que el trabajo infantil crecerá; que los servicios educativos continuarán deteriorándose; que los servicios públicos: agua, drenaje, alumbrado, etc., seguirán siendo de pésima calidad; que el hambre continuará como la inevitable realidad para millones; que nuestros capital natural y biodiversidad seguirán perdiéndose; y que las brechas que nos dividen se profundizarán.

    El mensaje que el presidente nos envía advierte que no habrá ninguna modificación en los criterios de la política económica; que no hay que esperar las medidas contra cíclicas que se han propuesto y evidenciado como urgentes en distintos foros y diagnósticos -como el del Grupo Nuevo Curso de Desarrollo de la UNAM-; y que el país seguirá la misma ruta por la que ha transitado en los últimos 21 meses.

    Concretar la transformación que el presidente propuso para el país requiere mucho más que atacar frontalmente a la corrupción: implica superar la pobreza, la desigualdad y reconciliar a un territorio tapizado de víctimas; y frente a eso, el mensaje que nos envía señala un rumbo muy distinto al deseable y al que merecemos como nación.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 1o.de septiembre de 2020)

    López Obrador denominó a su gobierno la 4a Transformación. Consideró sería el 4o. cambio transcendental en la historia de México. Nos preguntamos, la transformación en su 1er. año y 9 meses de gobierno, ¿ha sido para bien o para mal?, ¿un avance o un retroceso?, ¿hay cambios novedosos o una regresión a viejas formas?

    Si analizamos las principales acciones de gobierno del 1o. de diciembre del 2018 al 1o. de septiembre de 2020, 1 año y 9 meses, no vemos ninguna transformación que implique un avance económico ni democrático, ni un cambio novedoso, sino principalmente una regresión a las políticas aplicadas por el PRI en los años 70 y principios de los 80. En general un retroceso al estatismo fallido del siglo pasado.

    En cuanto a la corrupción, no hay ninguna variación estructural que la reduzca, como derogar el exceso de reglamentaciones y aplicar una mayor transparencia en la asignación de contratos del gobierno. El combate a la corrupción se empieza atacando sus causas, y eso no ha sucedido con el actual gobierno.

    AMLO recibió unas finanzas públicas saqueadas, con empresas estatales en una virtual quiebra. Logró exitosamente renegociar el pago de la mayor parte de la enorme deuda heredada, pero ni en PEMEX ni en CFE se mejoró estructuralmente su funcionamiento. Las 2 empresas empeoraron sus finanzas y administración, más subsidios, más pérdidas y menos producción.

    La inflación se incrementó sin crecimiento económico, lo que implica caer en una estanflación, fenómeno que se inició antes de la llegada del COVID, que profundizó el hoyo en la que ya se encontraba la economía desde 2019.

    Declaraciones y acciones del gobierno, como la cancelación del aeropuerto de Texcoco, parar la construcción de empresas mediante "consultas populares" y cerrar las puertas a la inversión privada en el sector energético, ignorando la Constitución, frenaron la inversión interna y extranjera, más los efectos del coronavirus, pronostican una caída de la economía en 2020 de casi el doble que en EUA.

    Luis Pazos
    (v.periódico El Financiero en línea del 2 de septiembre de 2020).

    La mayor parte de los empresarios de este país no tiene partido. Lo que quieren es que los gobiernos les permitan trabajar, poder hacer negocio y generar empleo.

    Se trata de poco más de 1 millón de patrones que están en la formalidad y por lo menos de otros 1.7 millones que están en la informalidad.

    Las empresas mexicanas, las que invierten y producen, son pequeñas y medianas, y ocupan a un puñado de personas cada una.

    No son 'los de arriba'. Sus propietarios, en la mayor parte de los casos, son personas de bajos ingresos o de las clases medias.

    Y gran parte de estas empresas no están invirtiendo, como tampoco lo están haciendo las más grandes. O al menos, están invirtiendo mucho menos que en el pasado.

    Una de las razones por las que no lo hacen es porque les falta confianza. Otra es porque les falta dinero.

    En este espacio le hemos dicho hasta el cansancio, que lo que determina la dinámica de una economía es la inversión privada.

    El consumo es muy estable, se mueve poco. Y la inversión pública en México no tiene la magnitud que se requiere para determinar el ritmo de la economía.

    Lo que vale son miles y miles de empresas comprando equipos o construyendo nuevas unidades. 3 o 4 grandes proyectos no tienen la capacidad de mover la economía.

    Por eso es crucial la confianza.

    Se trata de miles y miles de comerciantes, de talleres, de empresas de manufactura, de pequeños y medianos constructores, de profesionistas, de proveedores de servicios, y súmele una larga lista de actividades.

    Diversas personas, en el gobierno, cuando escuchan hablar de empresarios y de confianza, imaginan a los grandes empresarios que tienen amplias oficinas corporativas, que poseen empresas de cientos de trabajadores, que operan en diversos estados y a veces en varios países.

    Obviamente se requiere también que esos empresarios tengan confianza e inviertan, pero sería insuficiente si los chicos y medianos no lo hacen.

    Lo que estos miles de empresarios están viendo es que la caída de la actividad económica les deprimió su demanda. No tienen clientes, no tienen pedidos. Y muchos han resistido, pero no son inmortales.

    Si el gobierno lanzara un proyecto para alentar la actividad de estas miles de empresas, con créditos, pero sobre todo con la creación de un espíritu que los convenciera de que la autoridad tiene el compromiso de respaldarlos, ellos, que son realmente los de abajo en materia empresarial, dejarían la piel en el esfuerzo por crecer e ir hacia delante.

    Si, con la misma vehemencia con la que el presidente habla de combatir la corrupción, se hablara de impulsar a las micro, pequeñas y medianas empresas, se podría construir un estado de ánimo diferente.

    Tal vez el presidente o algunos en el gobierno piensen que con tener cerca de un grupo de 10 o 15 grandes empresarios basta para decir que mantiene buena relación con el sector empresarial.

    La realidad es muy diferente.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 2 de septiembre de 2020).

    Para algunas mujeres vender imágenes íntimas implica no sólo exhibir su cuerpo, sino, de momento, una alternativa para mantener su economía en tiempos en los que de la noche a la mañana vieron vulnerada su forma de subsistir. Es así como encontraron una fisura en el sistema mediante las redes sociales con la venta de "packs".

    Hay para todos los presupuestos, a través de ofertas aleatorias o bajo suscripciones. Paquetes de 10, 20 o 30 imágenes, incluso videos, se cotizan desde 150 pesos. "No me dedico a esto, es por la pandemia", se lee en los perfiles de mujeres jóvenes que apenas llegan a los 20 años de edad y que promocionan material "personalizado" en el que se puede incluso establecer enlaces en vivo pero "no encuentros". La dinámica es simple: una oferta, un contacto, un depósito y el envío de imágenes.

    Tras el cierre de establecimientos comerciales en el país en marzo pasado, al que obligó el inicio de la pandemia por el COVID-19, el Instituto Mexicano del Seguro Social reportó que, aproximadamente, 1.2 millones de personas perdieron su empleo formal en el 1er. semestre del año, pero esta es sólo una parte de la imagen global. El Inegi estima que de 25 millones de ciudadanos que forman parte de la población ocupada, 53% trabaja en la informalidad.

    Hombres y mujeres jóvenes que se ganaban la vida en tiendas, restaurantes, centros recreativos o clubes nocturnos se quedaron sin empleo y tuvieron que encontrar una manera de solventar gastos y mantener a sus familias, fue entonces cuando despuntó la oferta de "packs", que se consiguen hasta en 1,500 pesos en plataformas digitales y cuentas personales de redes sociales.

    Este intercambio comercial no es sancionado, siempre y cuando quien oferta el producto sea el dueño de las imágenes y no se trate de un intermediario que lucra con el material sin autorización del protagonista. Pero, ¿dónde está el ojo que vigila este comercio en el que fácilmente puede ocultarse la coacción o la explotación de menores de edad?

    Mientras la reapertura económica regresa poco a poco, debido a los empleos perdidos las redes sociales no sólo acercan a aquellos que mantienen el distanciamiento físico, sino que abren una ventana no regulada a la intimidad de jóvenes que, sin empleo formal, encuentran una alternativa para vencer al desempleo.

    Gabriela Aguilar
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 2 de septiembre de 2020).

    Como se esperaba, el mensaje por el 2o. informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue una reiteración de lo expresado en su discurso del pasado 1 de julio que conmemoró el 2o. aniversario de su triunfo electoral, un compendio de lo que machaca todos los días en las mañaneras y de los triunfalistas spots (como lo hacían todos sus antecesores en el cargo) de la propaganda oficial que 10 días antes de cada informe nos aplican.

    Hay, ni duda cabe, una sólida consistencia en la narrativa presidencial del país que anhela y que construye con sus propios datos, pero que en muchos casos no se corresponde con la realidad. No hubo sorpresas. Tampoco novedades y menos autocrítica.

    Volvió a mencionar que es el presidente más "insultado" de la historia, pero que como nunca su gobierno respeta la crítica y la libertad de expresión, aunque ya vetó y multó a la revista Nexos de Héctor Aguilar Camín, uno de sus más agudos críticos. Dijo que él sufrió de fraudes electorales y que por eso se impulsaron reformas para considerar delito grave el desvío de recursos públicos a campañas y los delitos electorales, pero omitió las referencias a los videoescándalos entre los que aparece su hermano Pío recibiendo dinero para Morena. Dijo que hoy las instituciones que imparten justicia son independientes y autónomas, que no son facciosas ni actúan con ánimos vengativos, aunque hoy la Fiscalía General de la República sólo tiene tras las rejas a ex funcionarios (Rosario Robles) y abogados que tuvieron que ver, por ejemplo, con el caso del señor de las Ligas del 2004, cuando René Bejarano recibió dinero para su 1a. campaña presidencial del 2006. Pese a la cifra récord de homicidios en su gestión (más de 58,000) hizo un balance positivo de su "nueva estrategia" de combate a la delincuencia. Aseguró que ya no manda la delincuencia ni hay "Genaros Garcías Lunas", pero nada de haber soltado a Ovidio Guzmán en Culiacán. Que la nueva Guardia Nacional y el Ejército respetan ahora sí los Derechos Humanos, pero olvidó la ejecución extrajudicial ocurrida a manos de militares hace unos días en Tamaulipas.

    Como anunció, su mensaje de 45 minutos inició con el tema de la corrupción, que, dijo, era "la peste" que erradicará por completo porque transformar es moralizar y purificar la vida pública, y que por lo pronto, junto con la austeridad y la erradicación de lujos de su gobierno, ya se ahorraron 560,000 millones de pesos que se han redireccionado para ayudar a los pobres.

    Pese a las más de 64,000 muertes por el COVID-19, AMLO aprobó a su "equipo de profesionales" a los que dejó el manejo de la pandemia. Insistió en que México ha enfrentado los efectos económicos de la pandemia con una "fórmula única en el mundo", apoyando directamente a los que menos tienen con entregas de dinero a 7 de cada 10 familias, antes que hacer rescates elitistas como en el pasado. Economía moral la llamó. Por eso, dijo, y por las remesas de 40,000 millones de dólares México no se tuvo que endeudar y la recuperación económica "va para arriba", pese a la caída histórica del PIB, la inversión fija bruta, importaciones, exportaciones, consumo privado y el aumento del desempleo.

    Es el país que ve AMLO, pero que la realidad se encarga de negar.

    Jaime Barrera
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 2 de septiembre de 2020).

    Con aprobación mayoritaria en las encuestas de popularidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presentó ayer su 2o. Informe de Gobierno en un tono y listado de cifras optimistas, aunque la terca realidad mexicana reniega de ese paisaje triunfalista que pintó el mandatario.

    En menos de 50 minutos ante unos 120 invitados en el patio principal de Palacio Nacional, López Obrador leyó un texto en el que se dibuja una realidad en la que ya se eliminó la corrupción de arriba, en la que se domó la pandemia, se fortaleció el peso y el precio del petróleo mexicano, aumentó la llegada de remesas y se reforzó la confianza de los inversionistas.

    Según el presidente, el gobierno de la 4a. Transformación ha enfrentando la doble crisis, sanitaria y económica, de una forma heterodoxa en la que se ha apostado por la entrega directa de recursos a la población más pobre y vulnerable a pesar de los llamados a endeudarse para entregar apoyos a las grandes empresas.

    Como cabía esperar, López Obrador destacó la lucha contra la corrupción y afirmó que "nuestro gobierno no será recordado por corrupto". Como ejemplo de ello sostuvo que en lo que va de la 4T "se han ahorrado 560,000 millones de pesos gracias al combate a la corrupción y por la austeridad en la administración". Como parte de estas acciones recordó la recuperación de 401 hospitales y clínicas de salud que gobiernos anteriores habían dejado abandonadas.

    Y a pesar de que los efectos de la pandemia (con 606,000 contagiados y 65,000 fallecidos) y la crisis económica no están ni de lejos de ser contenidos, López Obrador pintó un panorama de recuperación y optimismo: "No es para presumir, pero en el peor momento contamos con el mejor gobierno. Estamos enfrentando dos crisis al mismo tiempo. La sanitaria y la económica y vamos saliendo adelante".

    Hay afirmaciones del 2o. Informe de Gobierno que no se sostienen en la realidad. Es hasta chocante que pinte un país casi pacificado: "Ahora hay justicia para el pobre y en materia de seguridad ya no manda la delincuencia organizada, como era antes. Ya no hay torturas, desapariciones ni masacres; se respetan los derechos humanos y se castiga al culpable sea quien sea. Ya no hay en el gobierno federal funcionarios como García Luna".

    Aunque sabemos que habla del aparato federal, de sobra es conocido que las distintas organizaciones dedicadas al capitalismo ilegal siguen con el control de incontables policías municipales y policías estatales. Y es más chocante que diga que ya no hay torturas, desapariciones y masacres, cuando se acaba de confirmar una ejecución extrajudicial el pasado 3 de julio en Nuevo Laredo, de un civil privado de la libertad por parte de soldados del Ejército Mexicano y cuando las desapariciones siguen creciendo como una epidemia. Y cuando hay detenidos que pierden la vida a manos de policías que los tenían en custodia.

    Como dijo uno de los economistas más críticos, José Luis Calva (UNAM) el gobierno de la 4T sigue "apegado al Consenso de Washington, dicta estricta disciplina fiscal, es decir, evitar desequilibrios con recortes al gasto público, mantenimiento del sistema financiero liberalizado y orientación de la economía hacia las exportaciones (T-MEC)". En resumen, el presidente narró un país optimista que la terca realidad mexicana se niega en reconocer.

    Rubén Martín
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 2 de septiembre de 2020).

    El panorama le ha dejado una salida. La crisis económica actual y la que viene han roto cualquier promesa hecha en 2018 de recuperación de empleos y de cerrar la brecha entre ricos y pobres, la pandemia le ha cambiado la cara a los últimos cuatro años de gobierno. Todos así lo han previsto. La Secretaría de Hacienda ha dicho que se acabaron los guardaditos, desde el Senado le plantean la llave de una nueva política fiscal y en cuestión de seguridad el proyecto de la Guardia Nacional no termina de aceitarse: los homicidios dolosos siguen en aumento, para la violencia no hubo cambio de sexenio. Con toda esta fotografía le queda la siempre confiable apuesta de la lucha anticorrupción, su promesa más importante, lo que le distinguió de todos los candidatos el día que ganó 30 millones de votos. Y al parecer lo tiene claro: en su 2o. informe, como lo prometió días antes, decidió arrancar con un párrafo dedicado a la corrupción y esto fue lo que dijo: "Fui de los primeros en sostener que el principal problema de México era la corrupción y ahora no tengo la menor duda. La peste de la corrupción originó la crisis de México. Por eso, me he propuesto erradicarla por completo y estoy convencido de que, en estos tiempos, más que en otros, transformar es moralizar. Este gobierno no será recordado por corrupto. Nuestro principal legado será purificar la vida pública de México y estamos avanzando". ¿De verdad, estamos avanzando?

    Ayer, la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, en colaboración con el departamento de Encuestas de Reforma, a cargo de la maestra Lorena Becerra, publicó la 2a. edición de la encuesta "Los mexicanos frente a la corrupción y la impunidad 2020". El ejercicio desnuda la percepción de la gente en una de las apuestas más importantes de este gobierno, explora el origen de la corrupción, cómo ha cambiado entre 2019 y 2020. Hace un año 1 de cada 4 mexicanos creía que la corrupción era parte de nuestra "cultura y educación", y para 2020 se ha trasladado a "gobiernos anteriores"; hoy menos 1% cree que la corrupción es algo en nuestro ADN. También habla de las amenazas discursivas del presidente, de la confianza en las instituciones, desde el gobierno federal, estatal y municipal, e incluso en la desconfianza en el sistema de justicia. También mide la responsabilidad de la sociedad: 87% de los encuestados cree que tenemos algo o mucha responsabilidad en el combate a la corrupción.

    Sin embargo, hay 4 datos que son contundentes y que no precisamente son buenas noticias para el ejecutivo, en realidad responden de manera clara a la pregunta de ¿estamos avanzando en la lucha contra la corrupción después de 642 días de gobierno de López Obrador?

  • Percepción del estado general de la corrupción: este 2020, 53% de la población cree que ha aumentado la corrupción y 22% que ha disminuido.
  • Expectativas del problema. Ante la pregunta "En los próximos 12 meses ¿cree que la corrupción en el país...?" Hace un año, en 2019, 52% de la gente pensaba que iba a disminuir y 23% pensaba que aumentaría. Un año después, ahora en 2020, 43% cree que aumentará y apenas un 31% que disminuirá. Se derrumbaron las expectativas, creció el pesimismo.
  • Evaluación del trabajo del presidente. Ante la pregunta: ¿Cómo calificaría la forma en que el gobierno de AMLO está combatiendo la corrupción? Hace un año 70% lo calificaba de muy bien/bien; este año bajó a 43%, y quien lo califica de mal/muy mal subió de 12%, en 2019, a 26% en el año en curso.
  • Y por último en la imagen personal del presidente, ante la pregunta: "¿Diría que es honesto o es corrupto...? En 2019, 64% de la gente calificaba al presidente de honesto; este año bajó a 50%, y con el calificativo de corrupto, pasó de 22%, hace un año, a 38% en este 2020.
  • Se tiene apagado y en el olvido a un Sistema Nacional Anticorrupción. Revise detenidamente la encuesta en la página de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, es una extraordinaria fotografía de un desencanto, o una decepción que podría crecer o ser la principal apuesta de un legado que seguramente tiene en la cabeza un ejecutivo que le tocó vivir la peor crisis económica y de salud del último siglo, creo que no le queda de otra.

    Javier Risco
    (v.periódico El Financiero en línea del 3 de septiembre de 2020).

    Cada una de las instituciones tiene un propósito específico dentro de la sociedad. Si algunas de ellas no lo han cumplido o lo hacen deficientemente deben ser actualizadas, pero de ahí a considerarlas corruptas, caducas o ausentes de representación, hay una gran distancia; más aún si el señalamiento obedece a prejuicios establecidos. Es un desacato a la razón.

    Cuidemos a las instituciones: son garantía de certidumbre en la vida de nuestra sociedad.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 7 de septiembre de 2020).

    Es importante precisar, para evitar mensajes catastrofistas: que 10 gobernadores dejen la Conago no es sinónimo de una ruptura de la república. El hecho no quiere decir que Jalisco, Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, Michoacán, Durango, Colima, Coahuila, Aguascalientes y Guanajuato vayan a proponer una separación o "balcanización".

    Lo que ocurre es simplemente que al dejar la Conago, literalmente acaban con un mecanismo de encuentro y negociación que se fundó el 13 de julio del año 2002, cuando los gobernadores encontraron una forma de acordar con el presidente -en ese momento Vicente Fox Quesada- cuáles eran las prioridades en un país que había cambiado y que ya no obedecía a la lógica del presidencialismo totalitario del PRI.

    Hoy, cuando Andrés Manuel López Obrador es presidente y pretende una 4a. Transformación que todos interpretan pero pocos entienden cabalmente, esa manera de dialogar y acordar quedó caduca. La Conago ya no sirve.

    ¿Qué hará ahora el presidente López Obrador para entenderse con Enrique Alfaro, Jaime Rodríguez, Francisco García Cabeza de Vaca o Javier Corral? Se desconoce. Es más, ¿quiere entenderse con ellos o sólo imponer el poder del presidente?

    Justo hoy martes 7 de septiembre, se entrega en la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto 2021. Lamentablemente, el conflicto ya existe y sólo se agranda.

    Jorge Octavio Navarro
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 8 de septiembre de 2020).

    ¿Se acuerdan de Gabriel Quadri? Pues causó revuelo en redes sociales porque propuso que "para derrocar al régimen que está destruyendo al país", en alusión a la 4a. Transformación, todos deben unirse en 2021 como un "deber patriótico".

    Desde Ricardo Anaya, Felipe Calderón, Margarita Zavala, Marko Cortés y Diego Fernández hasta Jesús Zambrano, Cuauhtémoc Cárdenas, Enrique Krauze y Ernesto Zedillo.

    Allá en La Fuente
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 8 de septiembre de 2020).

    ¿Revolución...? ¿Cisma...? ¿Terremoto político...? ¿Señal de que el país se desmorona...? Fue noticia -no podía ser de otra manera- la decisión de los gobernadores de 10 estados, no precisamente de sacar sus canicas de la rueda pero sí de romper con la Conago (Confederación Nacional de Gobernadores). Tenía que ser noticia, porque en este país es totalmente inaudito que los ocupantes de cualquier peldaño de la pirámide del poder, tengan algún gesto que denote rebeldía o simple discordancia con las decisiones del ocupante del peldaño superior. La regla ha sido la sumisión "hasta la ignominia".

    Que un gobernador osara salirse del huacal, equivalía a exhibirse como un apestado. Que 10, de común acuerdo, tras una serie de reuniones en las que fueron acumulando reparos a decisiones otrora indiscutibles por definición, particularmente en lo que atañe a la distribución del dinero que, vía impuestos, aportan los ciudadanos, tomaran la decisión que hicieron pública el lunes, no estaba en el script.

    Aunque se trató de la tercera parte de los gobernadores del país, cabe subrayar que su decisión no implica fractura del pacto federal, ni rompimiento de los estados que gobiernan con el mismo.

    Los 10 gobernadores que decidieron romper con ella, en ejercicio de sus facultades y en concordancia con el espíritu de toda democracia, lo hicieron porque se han sentido defraudados -por decir lo menos- por el gobierno federal. Punto.

    Jaime García Elías
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 9 de septiembre de 2020).

    En el antepasado siglo polemizaron arduamente 2 ilustrísimos norteños, personajes los 2 de extraordinaria personalidad. El uno, de Monterrey, fue fray Servando Teresa de Mier; el otro, coahuilense, se llamó Miguel Ramos Arizpe, cuyos apellidos dan nombre ahora a la laboriosa población donde vio la luz primera. Fray Servando era centralista convencido. Decía que la república necesitaba un poder central fuerte y hegemónico que evitara el nacimiento de cacicazgos locales en perjuicio de la unidad nacional. Ramos Arizpe, en cambio, sostenía la idea, basada en el modelo norteamericano, de una nación formada por estados que acordaban unirse bajo una constitución común, salvaguardando cada uno su soberanía y su libertad. Teóricamente triunfó Ramos Arizpe: en términos de ley México es una federación. Pero en la realidad se impuso el Padre Mier. Nuestro país, en efecto, ha sido siempre centralista. Contra ese centralismo, absolutista y despótico en más de una manera, se rebelaron los 10 gobernadores que salieron de esa entelequia llamada la Conago para formar una Alianza Federalista. Al hacer eso están defendiendo el interés de sus estados frente a un poder central que no reconoce ningún freno ni contrapeso alguno, y que actúa muchas veces sin considerar el bien de las comunidades, sino en cumplimiento de un programa personal, dañando la economía de las entidades a fin de tener fondos para mantener una clientela electoral. La actitud de esos gobernadores no es en modo alguno separatista, y ni siquiera de oposición a López Obrador. Es la postura digna y coherente de quienes miran por sus gobernados y protestan por la indiferencia o las agresiones del poder central. En el caso de Coahuila, mi estado, el gobernador Miguel Riquelme ha hecho un buen trabajo, y goza del reconocimiento, e incluso del afecto de sus conciudadanos. Su labor, sin embargo, se ha visto afectada por injustificadas reducciones de la federación a los recursos que legítimamente corresponden al estado y que ahora se destinan a las obras emprendidas por AMLO y al sostenimiento de su proyecto político, fincado en dádivas para la consecución de votos. No hace un buen gobierno quien con sus actitudes provoca una acción como ésta de los 10 gobernadores -la tercera parte de los del país-, que no nace de cuestiones de política, sino de temas que tienen que ver con el bien de las entidades que forman la federación y que ahora resienten graves daños por causa de una mala conducción presidencial...

    Armando Fuentes Aguirre "Catón"
    (v.periódico Mural en línea del 10 de septiembre de 2020).

    El ama de casa, el empresario, el taxista y la profesionista saben que la situación económica de México requiere de acciones extraordinarias. El nivel de afectación por la pandemia, pero también de acciones como la cancelación de proyectos de la magnitud de un aeropuerto internacional y una planta cervecera, exigen que los responsables de la conducción económica del país diseñen políticas públicas que incentiven las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas. De otra forma, México permanecerá estancado en la recesión, en la pobreza y en la infelicidad.

    No es momento de políticas económicas inerciales, sino de acciones efectivas, inmediatas y de hondo calado en favor de la economía familiar.

    El principio básico de la economía consiste en la generación de valor y nueva riqueza, que comúnmente se cuantifica en el ingreso nacional a través del Producto Interno Bruto (PIB) y a partir de él tiene lugar el ciclo consistente en 3 etapas: generación de ingreso, distribución y gasto del valor y la riqueza.

    Ese ciclo es el que da vida a todo sistema económico, y es justamente el que está dañado en nuestro país: en su 1a. fase (de generación de ingreso) por la pandemia del COVID-19 y en la 3a. (relativa a la asignación o reinversión) por parte del gobierno de Morena, creando el huracán económico perfecto que está destruyendo al país por no haber riqueza que distribuir.

    Hasta el año 2018, México tenía la 11a. economía más grande del mundo, lo cual representaba una mayor capacidad para crear empleos, diversificar oportunidades y aminorar las desigualdades; propósitos que se veían potenciados al ser el 15o. exportador mundial y la 2a. economía más grande de Latinoamérica. El reto se centraba en la distribución cada vez más igualitaria de la riqueza.

    Pero dichas clasificaciones son cosas del ayer, pues nuestro país caerá varios lugares debido al deterioro del sistema económico, y para el cual, lamentablemente, no existe desde el gobierno federal un programa para sanar y corregir.

    De aprobarse el paquete económico para el año fiscal 2021 en los términos planteados por la Secretaría de Hacienda, estaremos frente a una realidad que golpeará a todos los mexicanos y que confirmará el peor de los escenarios para nuestra población.

    Estamos hablando de que hasta el momento México es el país de América Latina con la previsión más negativa, en la que no hay T-MEC que valga ante una caída económica que podría ser de 2 dígitos, teniendo claro que cada punto del PIB mexicano representa casi 300,000 empleos.

    Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 12 de septiembre de 2020).

    Aunque en este momento la contingencia sanitaria derivada de la pandemia de COVID-19 se presente como la principal urgencia del país, el flagelo de la guerra y la violencia organizada sigue siendo el principal problema social y político que enfrenta la sociedad mexicana. No puede ser de otra manera en una nación que en 12 años ha acumulado casi 300,000 asesinatos violentos y más de 73,000 desapariciones.

    En medio de un régimen de terror que se impone en los territorios donde ocurren estas violencias, con mucho esfuerzo y valentía las familias que enfrentan el dolor de tener un desaparecido se han ido organizando desde hace años para buscar a sus ausentes y exigir justicia y respuestas del Estado.

    Éstas han llegado demasiado tarde y distan mucho de ser las que necesitan las familias organizadas y la sociedad mexicana para poner fin a este doloroso flagelo de las desapariciones forzadas y las que cometen los particulares.

    Gracias a sus luchas y movilizaciones, las familias y organizaciones de desaparecidos obligaron a los poderes públicos a crear en noviembre de 2017 la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares, así como a crear el Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.

    Un componente clave en este sistema es la conformación de la comisión nacional y las comisiones estatales de búsqueda. A la fecha se han creado la mayoría de las comisiones en los estados, sin embargo, su eficacia y funcionamiento articulado en un sistema nacional deja mucho qué desear, según un balance elaborado por el Consejo Nacional Ciudadano del Sistema Nacional de Búsqueda, y presentado el miércoles 9 de septiembre en la Ciudad de México. El balance fue elaborado a partir de las respuestas ofrecidas por 25 comisiones estatales y la comisión nacional.

    Entre los principales hallazgos en este reporte están que apenas 7 entidades cuentan con un Consejo Ciudadano. En el balance se establece que más de la mitad de las comisiones locales reportó que una parte importante de sus recursos proviene de transferencias de la federación sin aportaciones estatales relevantes.

    A esto se añade que la mayoría de estas unidades su personal tiene contratos temporales y que apenas 9 comisiones reportaron tener los recursos materiales suficientes para su funcionamiento. En cuanto a equipamiento técnico, la comisiones reportaron contar con: vehículos (57.69%), cámaras profesionales (42.3%), equipos GPS (23.07%) y drones (23.07%).

    Además del entramado jurídico de creación de las comisiones estatales y de los recursos humanos y materiales, 81% de las comisiones estableció las áreas de análisis de contexto, gestión y procesamiento de información y grupos de búsqueda, pero sólo 38% contó con personal para las 3 unidades.

    Hay una marcada carencia de las comisiones estatales a mantener al margen a las familias: sólo 7 comisiones reportaron un proceso adecuado de participación con ellas y colectivos en la creación de leyes y otra normatividad.

    En cuanto a su función sustancial, buscar a los desaparecidos, sólo 5 comisiones reportaron un proceso adecuado de participación en planes de búsqueda y únicamente una comisión reportó haber incluido a familiares y colectivos en la creación del presupuesto.

    El diagnóstico incluyó un semáforo de calificación de cada comisión en la que se reportan 10 con un avance alto el funcionamiento; 12 estados tienen comisiones con avance medio (aquí se incluye Jalisco con un puntaje de 44.12 sobre 100) y 3 comisiones tienen un avance bajo en su integración.

    Este diagnóstico llevó al Consejo Nacional Ciudadano del Sistema Nacional de Búsqueda a considerar que pareciera que la burocracia "está poniendo sus esfuerzos y recursos en asegurar su permanencia institucional", más que en el objetivo principal de buscar a los desaparecidos. En suma, el trabajo de creación de un sistema nacional de búsqueda efectivo es demasiado lento para las necesidades de miles de familias que buscan a uno de los suyos. Y a esto se añade la indolencia con las que muchos funcionarios valoran el grave problema de la desaparición de personas en México.

    Rubén Martín
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 12 de septiembre de 2020).

    Cada día la delincuencia nos sorprende con nuevas formas de operar, afirmándose en nuestros días los asaltos en gavilla. Si antes se trataba de asaltantes solitarios y después de parejas en moto, hoy se mueven en grupos de 4 o más, en motos o en autos, en todas las colonias de la ciudad sin desatender el Centro, agrediendo lo mismo a transeúntes que a comensales, sea para quitarles su vehículo o para despojarlos de cuanto llevan. En algunos casos, con o sin resistencia de las víctimas, las hieren y hasta las matan. No se escapan los choferes del transporte público, de autos y camiones, ni los traileros.

    Las periferias se convierten en tiraderos de cadáveres, en bolsas, encobijados, maniatados con alambres, con signos de tortura, en banquetas y baldíos, mientras que el número de los desaparecidos sigue creciendo, al igual que el hallazgo de fosas clandestinas por dondequiera.

    Estos hechos de todos los días hacen que todo mundo se sienta inseguro en todas partes, pues hoy día no hay un solo espacio que no haya sido escenario de algún delito. ¿Debe pues rearmarse la ciudadanía, como en otros tiempos, o seguir sometida, indemne, ante la agresividad de los delincuentes?

    Razón y Acción
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 19 de septiembre de 2020).

    En el caso específico de México, las perspectivas oficiales han perdido credibilidad. El descenso de la curva de contagios ha sido lento y hay una clara subestimación de enfermos y fallecidos.

    La gran apuesta hoy es la vacuna. Sin embargo, como aquí hemos expresado desde hace mucho, aun en el caso más afortunado de que alguna haya cumplido con todos los protocolos en el curso de este año, el proceso de vacunación tardaría en el mejor de los casos buena parte de 2021 y quizás incluso hasta 2022.

    No sabemos a ciencia cierta cómo puede comportarse la curva de contagios en el camino. El ejemplo de España es muy claro. Luego de que parecía que habían derrotado a la enfermedad entre mayo y julio, hubo un rebrote y hoy nuevamente hay amenaza de confinamientos, así sean locales.

    La sensación de que 'lo peor ya pasó' es equivocada y puede generar un repunte de los contagios en México en el último trimestre del año.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 21 de septiembre de 2020).

    Mientras que el número de contagios y muertes a consecuencia del COVID-19 se ha convertido en "el pan de cada día" en Jalisco, se puede decir que paralelamente cada vez es mayor el número de personas que se pueden observar en las calles de la zona metropolitana de Guadalajara, muchas de las cuales transitan campantemente sin cubre boca, ni el menor cuidado... lo cual es consecuencia de la pérdida de miedo a la extensa campaña realizada por los gobiernos federal y estatal, y como consecuencia las muertes continuarán aumentando, vaya usted a saber hasta cuántos.

    Esto aún no ha terminado y ni siquiera se puede saber a ciencia cierta cuando será, ni las cifras finales de personas fallecidas... pero lo que si podemos saber es que cuando menos 73,000 familias mexicanas hoy se encuentran de luto (aunque hay opiniones en el sentido de que la cifra real es por lo menos 3 veces mayor).

    Es comprensible que las personas tengan que salir a la calle a ganarse el sustento diario, pues no hay "guardadito" capaz de solventar tantos meses de inactividad económica, incluso ni entre las personas pudientes, ya no se diga en las familias que viven al día, y aún peor para quienes han perdido el empleo o no lo han tenido en los últimos años... la consecuencia lógica es la desesperación y aumento de la delincuencia. Pero lo que resulta insultante es la falta de cuidado de quienes dejan de lado las precauciones que nos afectan a todos.

    Cuauhtémoc Cisneros Madrid
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 22 de septiembre de 2020).

    Relato de un día en el país de "vamos muy bien".

    Manifestantes quemaron el Congreso de Guerrero en memoria de los 43 de Ayotzinapa, también se robaron los cajeros automáticos. Una presa en Chihuahua sigue tomada, después de que la Guardia Nacional mató a una manifestante. Están bloqueadas vías de tren en Michoacán, por parte de 2 grupos afines al gobierno: normalistas e integrantes de la CNTE. La toma de casetas es frecuente. Renunció, a tan sólo 3 meses de haber aceptado el cargo, quien encabezaba el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, institución eje de la rifa del avión; se fue denunciando corrupción (su esposa es la fiscal anticorrupción); en su lugar entra... el director general de la Lotería Nacional, que organizó la rifa. Policías impidieron que una manifestación contra el presidente llegara al Zócalo; los inconformes se instalaron desde el fin de semana en campamento a unas cuadras de ahí, en el corazón de la Ciudad de México. Oficinas de la CNDH tomadas por feministas, otras vandalizadas en varios lugares. Mujeres clausuran simbólicamente el Palacio de Gobierno de Hidalgo. Papás de niños con cáncer se manifiestan y reclaman a las autoridades la muerte de sus hijos. Se reportó oficialmente el fallecimiento de 651 personas por la pandemia nada más ayer; se sabe que la cifra real es del triple. Se inunda la obra de la refinería de Dos Bocas; el gobierno dice que son encharcamientos habituales que se secan. Matan a 5 personas en una taquería de Irapuato, y a 2 en un bar de Léon, Guanajuato. Se volvió viral el ataque a Kimberly Ávila, una joven que recibió 6 disparos en la capital del país y pide apoyo para que las autoridades la protejan. En Jiutepec, Morelos, una mujer fue asesinada frente a su esposo. Una joven fue ejecutada por sujetos desconocidos cuando conducía una camioneta en Acayucan, Veracruz. En promedio matan 100 personas al día. La Unidad de Inteligencia Financiera dice que en 2 años, los cárteles mexicanos obtuvieron ganancias por un billón de pesos. El encargado de evitar el lavado de dinero en el banco HSBC y que provocó que lo multaran por fracasar en ello, hoy trabaja en el SAT. La UIF descongeló 800 millones de pesos de cuentas de Kamel Nacif. El gobierno del presidente Trump aplicó esterilización forzada a cuando menos 6 mexicanas, como parte de un largo rosario de violaciones a los derechos humanos de migrantes; López Obrador no critica a Trump nunca. Espectáculo de canibalismo político en la lucha por la dirigencia nacional de Morena: Porfirio Muñoz Ledo, el hombre que le puso la banda presidencial a López Obrador, amaga con expulsar del partido al canciller Marcelo Ebrard por apoyar a Mario Delgado. El subsecretario de Hacienda dice que México se endeudará para enfrentar el COVID-19; el presidente lo desmiente. El presidente prepara su siguiente rifa: 5,000 lotes de terreno frente al mar.

    Carlos Loret de Mola A.
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 23 de septiembre de 2020).

    Tras los tráileres refrigerantes contratados por el gobierno de Jalisco en 2018, se cayó en cuenta del desastre en que están convertidos los servicios médicos forenses de la mayor parte de estados de la república.

    Desde entonces y presionadas por las organizaciones que buscan a sus desaparecidos, las autoridades estatales y federales han ofrecido remediar este grave problema de tener fosas comunes y servicios forenses rebosantes de muertos sin identificar.

    Ya en el último tramo del gobierno de Enrique Peña Nieto se ofreció una cifra tentativa de la magnitud de este problema: en abril de 2018 se reportó que había 22,000 cuerpos sin identificar. En el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ampliaron las cifras, pero nunca se han establecido con precisión. En junio del año pasado el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, dijo que había 26,000 cuerpos no identificados en servicios forenses del país. Y en otras ocasiones se ha hablado de 33,000 o 35,000 personas fallecidas no identificadas.

    Ahora, gracias a un estupendo reportaje de Efraín Tzuc y Marcela Turati publicado en Quinto Elemento Lab, sabemos la cifra precisa: 38,891 cuerpos no identificados en las morgues del país (https://www.quintoelab.org/crisis-forense/un-pais-rebasado-por-sus-muertos/).

    Tratemos de dimensionar el dolor y la tragedia que esa cifra representa. Por un lado el mismo gobierno reconoce que existen 73,201 personas desaparecidas y de otro lado en las morgues se apilan 38,891 cuerpos no identificados. Como bien apuntan Tzuc y Turati: "Entre esos casi 39,000 cuerpos bajo el poder del Estado podría estar la respuesta que a esas familias les falta. El Estado los tiene, pero no siempre tiene la voluntad de regresarlos a casa y que tengan un entierro digno".

    Buena parte de las familias que están buscando a sus desaparecidos podrían encontrar el consuelo de saber dónde está su hijo, en caso de que los servicios médicos forenses cumplieran su mandato de resguardar e identificar plenamente los cuerpos que ingresan a sus morgues.

    La magnitud del problema claramente indica que no es sólo burocracia y falta de recursos, la crisis forense es un indicador más, una faceta más de la crisis más grande derivada de la situación de violencia organizada que padece la sociedad mexicana desde hace 12 años tras que se declarara la absurda guerra contra el narcotráfico. Los saldos de la guerra y este baño de sangre han sido terribles: 280,000 asesinados, 73,000 desaparecidos y casi 39,000 cuerpos sin identificar.

    La crisis forense es de tal magnitud que no basta con el cambio de discurso del gobierno, ni sólo con más recursos. Detrás de la esta crisis hay años de abulia, pasividad y trato negligente y criminal a miles de muertos.

    Idealmente los cuerpos deberían estar en cámaras refrigeradas, pero ante el aumento de los homicidios dolosos, las morgues del país se saturaron. Y muchas veces las autoridades cometieron con esos cuerpos otra desaparición, como ocurrió con las ilegales fosas que el gobierno de Morelos ordenó abrir en Tetelcingo.

    Pero la práctica se repitió por todo el país, pues 27,271 cuerpos de desconocidos (70% del total) fueron enterrados en fosas comunes, lo cual complica su identificación y rastreo, lo que impide cumplir el encuentro de familias que buscan a sus desaparecidos.

    Ante el desastre nacional forense, las familias organizadas que buscan a sus desaparecidos han exigido al gobierno mexicano que eche a andar un Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense y que incluso se pida ayuda internacional para mitigar la crisis de las morgues nacionales. El gobierno debe cumplir estas exigencias de las familias y terminar con el dolor que deja un país que no identifica a sus muertos.

    Rubén Martín
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 23 de septiembre de 2020).

    Dictador. Del latín dictator, magistrado supremo romano nombrado por el Senado en tiempos peligrosos para que mandase como soberano jefe supremo que ejerce un poder absoluto.

    El Imperio Romano tuvo varios dictadores, unos buenos, otros malos, esta práctica se extendió a través de los siglos y, ya sea por nombramiento o por un gobierno de facto, persisten hasta nuestros días dictadores en varios países.

    En México, tenemos el fundado temor de que un presidente de la república electo democráticamente se convierta en un dictador toda vez que, en cerca de 2 años de ejercer el poder, ha emprendido la destrucción de las instituciones democráticas lo cual no es de extrañar porque desde sus múltiples campañas para ganar la presidencia ha manifestado su desprecio por las instituciones, mandándolas olímpicamente al diablo con expresiones despectivas.

    Tomando como muestra algunos de sus actos de gobierno, encontramos que ha propiciado la desaparición de poderes controlando al legislativo y al judicial, además de que ha sometido a casi todos los órganos autónomos; sus decisiones son apoyadas por los 2 poderes concentrándolos en un solo hombre.

    El gobierno de AMLO ha emprendido obras que contra toda lógica y a un gran costo causarán más perjuicios que beneficios, como la construcción de la refinería de Dos Bocas que aumentará las pérdidas de Pemex y la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, no obstante el grado de avance que llevaba. Canceló el permiso para construir plantas de energías limpias que son las del futuro. Está construyendo el Tren Maya que los estudios demostraron que no es una obra que generará recursos y será mantenida con subsidios, además del daño ecológico que provocará.

    Las acciones de AMLO amenazan las garantías individuales, los derechos democráticos, se apoderó de la Comisión de Derechos Humanos, amenaza medios y periodistas.

    Su forma de ganarse la voluntad del pueblo es por medio de dádivas, subsidios y sinecuras, contribuyendo a generar más pobreza. La única manera de generar riqueza es el trabajo, físico y mental y la combinación de ambos, aprovechando las riquezas minerales y vegetales que abundan en nuestro país para explotarlas racionalmente.

    Un síntoma inequívoco de que vamos rápidamente hacia una dictadura es la agresión a intelectuales, periodistas y medios como los periódicos Reforma, El Universal y El Financiero. No se puede cuestionar al gobierno sin riesgo de ser perseguido y acusado.

    Lo más preocupante es la actitud de nuestro presidente ante las dictaduras de Cuba y Venezuela a las que les ha dado muestras de simpatía.

    Debemos evitar que una sola persona tenga el poder absoluto, escogimos ser un país democrático y debemos evitar caer en otras doctrinas y formas de gobierno que no han dado resultados satisfactorios como el comunismo y el socialismo; bastante ha sufrido nuestro país para permitir que nos gobierne un dictador.

    Luis Jorge Cárdenas Díaz
    (v.pág.11-A del periódico El Informador del 24 de septiembre de 2020).

    Nuestros gobernantes tienen un poder desmesurado. Nuestra paz mental actualmente depende de la obtención de una vacuna. Nuestra libertad se encuentra más difuminada que nunca con un aislamiento a medias. Nuestra economía no detalla un pronóstico positivo. Esta es nuestra realidad al día de hoy. Los aspectos previamente mencionados nos hacen preguntarnos: ¿qué tan diferente está nuestra realidad a las distopías que vemos en el cine o que leemos?

    Hace unos años me sorprendía con las obras de Aldous Huxley y George Orwell y consideraba a las distopías alejadas del mundo fáctico.

    Sin decir que ya estamos en una especie de distopía indirecta, estoy cierto que nuestra realidad representa más de un rasgo de estas tétricas novelas. Es innegable que en México las clases sociales están claramente divididas y la brecha económica es abismal. La educación no llega a todos los ciudadanos de manera equitativa y si bien es un derecho, no todos gozan de la misma. Asimismo, si bien no hay una droga tangible que nos abstrae de la realidad a nivel colectivo, se puede asemejar con la creciente tecnología y el monopolio de las redes sociales. Somos extraídos de la realidad para vivir por medio de aparatos tecnológicos y hemos reconfigurado nuestra noción sobre lo que significa vivir.

    Cesáreo Escobedo
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 26 de septiembre de 2020).

    México está viviendo un escenario similar a lo que ocurrió en otras naciones latinoamericanas en el periodo que se extendió de 1998 a 2012. El arribo de la izquierda al gobierno supuso una reacción de encono, alentada desde el poder político, pero también desde los intereses corporativos y de las empresas. Al igual que en Brasil, Bolivia o Ecuador, la izquierda fue incapaz de unir. Lula Da Silva lo logró en su 1er. periodo como presidente. Sin embargo, la ruptura nacional provocó el ascenso del fascismo encarnado en un militar como Jahir Bolsonaro.

    López Obrador ha sido incapaz de tender puentes con la oposición y los grupos inconformes por sus decisiones. Al contrario, el jefe de estado es, hoy en día, el gran polarizador. El polarizador en jefe. El resultado es que el país comienza a dividirse en 2 mitades, que cada vez se alejan más. El grado de polarización se mide a través de la distancia ideológica que separa a 2 grupos políticos. Menos de 2 años después, la política ha fracasado. Si entendemos la política como ese instrumento al servicio del acuerdo y la aproximación de posturas, hoy es disfuncional. FRENAA es el resultado de élites y clases medias que se sienten amenazadas por el proyecto de López Obrador.

    Los proyectos extremistas o "ultras" tienen un objetivo existencial: la erradicación del otro. Para los extremistas, quien piensa distinto es un objetivo a aniquilar. No importa si están en la derecha o en la izquierda, no hay puente posible. No hay diálogo posible. Entiendo que para López Obrador es ideal tener una oposición como FRENAA en el corto plazo. Es una oposición intransigente, trasnochada, medieval, antidemocrática y anticonstitucional. Sin embargo, el presidente no está midiendo correctamente los fantasmas que está liberando. La ultraderecha no es un juego.

    Las encuestas lo registran con meridiana claridad: en México existe base social para un proyecto radical, autoritario y de derecha. Un proyecto que en nombre de salvar a México de las garras del socialismo, obtenga apoyo popular para dinamitar los avances logrados en igualdad y las libertades conquistadas. La encuesta Latinobarómetro ha registrado, durante muchos años, el deterioro de la confianza que los mexicanos depositamos en la democracia. En 17 años, casi 28 millones de mexicanos dejaron de confiar en la democracia. Casi 40% de los mexicanos consideramos que da lo mismo un régimen democrático que uno que no lo sea. 88% considera que se gobierna para unos pocos. Ese caldo de cultivo apuntó hacia el obradorismo en 2018, pero si los problemas siguen no podemos descartar que ahora el péndulo apunte hacia posturas autoritarias y ultraconservadoras.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 27 de septiembre de 2020).

    El presidente ataca todos los días, genera un gran desgaste de su equipo, pero no mete goles. La oposición responde con más vehemencia que ideas, atacan en bola, pero el portero contrario no se entera ni se inmuta.

    La transformación que presume el presidente López Obrador es sólo en la forma de juego, en el discurso, pero no ha logrado cambiar la vida pública del país, por el contrario, cada día parece más agobiado, menos claro en sus intenciones. La oposición logró tomar el Zócalo, por fin pisó al área, pero los disparos están lejos, muy lejos de inquietar al arquero de Palacio.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 28 de septiembre de 2020).

    El Frente Nacional Antiamlo (Frenaa) cumple una semana en la Ciudad de México. 1o. acamparon en avenida Juárez, luego finalmente tomaron el zócalo. Aunque su dirigente Gilberto Lozano asegura que están bien organizados y que hay 3,000 casas de campaña, lo cierto es que el movimiento hasta ahora es más mediático que masivo.

    La agrupación le dio al presidente hasta el 30 de noviembre para renunciar, cosa que evidentemente no ocurrirá. Según ellos, están listos para acampar y presionar el tiempo que sea. Ya veremos si pasada esa fecha articulan una propuesta ideológica y programática más realista para hacerle frente a AMLO. Porque hasta ahora, el único movimiento opositor a la 4T es el feminismo.

    Allá en La Fuente
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 28 de septiembre de 2020).

    En julio, el presidente de la república pronunció un discurso en el que señaló: "es tiempo de que cada quien se ubique en el lugar que le corresponde, porque ya no hay para dónde hacerse, o se está con la transformación o se está en contra de la transformación".

    Si el presidente buscaba propiciar la polarización, como lo expresó en la anterior afirmación, resultó muy exitoso.

    Ha alineado en su contra a muchas fuerzas que tenían profundas diferencias y que hoy las une su rechazo a su gobierno.

    Pero, al mismo tiempo, ante este hecho, ha alineado tras de sí a mucha gente que lo sigue respaldando. La mayoría de las encuestas le sigue dando un nivel de aceptación superior a 50%.

    Esto quiere decir que, en contra de lo que el grueso de los opinadores pensamos, hay un amplio segmento de la sociedad que sigue creyendo que AMLO es la mejor opción.

    Quien diga que la opinión pública no importa pues muchas veces se equivoca, que recuerde que en las democracias la mayoría decide... aunque se equivoque.

    Un éxito del presidente ha sido lograr que no quepa en la escena pública una visión que piense que el gobierno hace mal algunas cosas y otras no tanto.

    O que pretenda juzgar diferenciadamente a las políticas y a los funcionarios de su gobierno; o a los integrantes de Morena, sin tomarlos como tabla rasa, sino viendo los méritos de cada uno.

    Sin una figura política que pueda reunir la oposición en su contra, y con un respaldo que se hace más cohesivo en la medida que se perciba que hay mayores críticas y ofensivas, AMLO tiene mucho más que ganar que sus críticos.

    La polarización le es de gran utilidad.

    El presidente está en su elemento con una oposición que lo aborrezca, que le tenga aversión o incluso odio.

    Y, la oposición, hasta ahora al menos, no ha tenido la habilidad de escaparse de esa trampa.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 30 de septiembre de 2020).

    Es posible decir que en lo que resta de este mandato presidencial el presidente manda (de facto) sobre el Congreso de la Unión y el poder judicial. Cada objetivo que sea de interés primordial para el Palacio Nacional, avanzará en los otros 2 poderes que en teoría, deben contener y equilibrar.

    Ya no se pedirá a los ciudadanos que decidan si se juzga o no a los expresidentes. Sólo se les preguntará si están de acuerdo con "revisar las decisiones políticas" de las autoridades. Y el ministro presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, ya aclaró que el resultado no será vinculante. No obligará a ninguna autoridad.

    ¿Entonces para qué organizar la consulta, para qué gastar en ello 8,000 millones de pesos, según ha calculado el Instituto Nacional Electoral?

    Para escuchar al pueblo.

    Otro suceso: el presidente viajó a Chihuahua en gira de trabajo. Su calendario de actividades se cumplió como estaba previsto, pero anunció que no se reuniría con el gobernador Javier Corral porque hay un conflicto entre ambos. Diferencias entre gobernadores y el presidente han ocurrido todo el tiempo. Pero nunca se había negado públicamente a encontrarse con alguno.

    Y un evento más: el movimiento que se autodenomina Frente Nacional Anti Andrés Manuel López Obrador (Frenaaa) se manifestó el fin de semana en el Zócalo de la Ciudad de México. Afirman que hubo más de 200,000 personas y le exigieron al presidente que cumpliera su palabra: renunciar si había una manifestación de 100,000 personas en su contra.

    No es extraña la postura de los manifestantes. Sorprende la posición del presidente: responder, dirigir mensajes, pedir que "no coman ansias" y que esperen a las elecciones y al momento de la revocación de mandato en el año 2022.

    El presidente fue electo para encabezar 6 años de gobierno.

    En ningún país democrático, la autoridad recibe 100% de respaldo a sus decisiones. El jefe de estado no "pelea" con los inconformes. Ofrece integración. Cumple las leyes. Promueve el equilibrio.

    Jorge Octavio Navarro
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 6 de octubre de 2020).

    El movimiento social más visible de oposición, Frenaaa, Frente Nacional Anti AMLO, basa su existencia en una negativa. No tiene propuesta.

    La razón de su existencia es pedir la renuncia del presidente y por lo mismo deriva su naturaleza del propio López Obrador.

    Las fuerzas políticas tradicionales parecen estar borradas.

    Algunos consideran que hay un enorme temor de constituirse en una oposición activa y propositiva porque muchos personajes tienen 'cola que les pisen' y consideran que el Estado va a usar su poder para enfrentarlos.

    Otros, simplemente siguen paralizados después de la derrota de 2018.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 7 de octubre de 2020).

    Estamos lejos de salir de la pesadilla de la pandemia que provocó el COVID-19 en México y en el mundo, como lo atestiguan las tragedias que hay detrás de cada número, de cada cifra de la estadística que deje a su paso este virus invisible. Ayer mismo se registraron en total 35.6 millones de contagios en el mundo y 1'047,000 defunciones, según los datos de la Universidad Johns Hopkins.

    En México, la Secretaría de Salud federal reportó la noche de ayer 794,608 personas contagiadas por COVID-19 y 82,348 decesos desde que se notificó el 1er. caso en el país. En Jalisco también se reporta el registro más alto de lo que va de la pandemia: más de 74,000 casos totales y 3,398 personas fallecidas debido a la la infección del SARS-CoV-2.

    Pese a estas cifras tan altas y el aumento en el riesgo de contagio porque hay más casos activos que nunca, en Jalisco más de 4,000, el resguardo en cuarentena es ya una vacilada. La movilidad en las calles de la zona metropolitana de Guadalajara es mayor a 90 y 92% de la actividad económica ha vuelto a reabrir, pese a que muchas de ellas no son esenciales. Este es el contexto de la advertencia que lanzó el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, de activar el mentado botón de emergencia en caso de que se sigan incumpliendo las medidas de contención sanitaria. Y el gobernador tiene razón, pues centros comerciales, bares, tiendas departamentales, y centros de vacaciones han vuelto casi a la antigua normalidad.

    Pero a la vez el mensaje que manda el gobernador ha sido confuso en más de una ocasión, pues por un lado lanza llamados a resguardarse y por otro sigue alentando las actividades económicas, de la mano de funcionarios cercanos que empujan en esa dirección con criterios de rendimiento económico y no sanitarios y de solidaridad social. En algunos casos, los funcionarios que le hablan al oído al gobernador son alentados no sólo por criterios estrictamente económicos, de la mano de grandes empresarios, sino por nociones políticas e ideológicas a las que no les importa que mueran "algunos más" con tal de que la economía siga funcionando.

    Para ser justos, estos dilemas, entre proteger la salud y proteger el mercado, se han presentado también en el gobierno federal y prácticamente es un debate mundial, como lo atestiguamos ahora en España con un Partido Popular de derecha que se resiste a confinar nuevamente a la población de Madrid, alegando pérdidas económicas.

    Y el mejor ejemplo ocurre en Estados Unidos donde los republicanos y seguidores de derecha radical de Donald Trump se han manifestado abiertamente en contra de las medidas tanto de confinamiento como de sana distancia, con tal de que los negocios sigan funcionando.

    Y no se malentienda, no se está en contra de los trabajadores que deben ganarse el pan día a día, sino de las grandes empresas que por su volumen de ventas y ganancias serían capaces de confinarse o proteger el ingreso de sus empleados, protegiendo su salud.

    Pero a estas alturas del manejo de la pandemia, la peor crisis sanitaria mundial en un siglo, otra vez la clase gobernante impuso sus política de rapiña electoral y sus afán de priorizar el funcionamiento de los mercados por encima del criterio de defender y salvar la vida. De hecho, así es como el sistema capitalista funciona y ahora, en medio de la pandemia, nos muestra que no puede ocultar su naturaleza depredadora de la vida.

    Lo dijeron con claridad y contundencia los zapatistas en su comunicado que dieron a conocer el lunes por la noche: "La pandemia del COVID-19 no sólo mostró las vulnerabilidades del ser humano, también la codicia y estupidez de los distintos gobiernos nacionales y sus supuestas oposiciones. Medidas del más elemental sentido común fueron despreciadas, apostando siempre a que la pandemia sería de corta duración. Cuando el paso de la enfermedad se fue haciendo cada vez más dilatado, empezaron los números a sustituir tragedias. La muerte se convirtió así en una cifra que se pierde a diario entre escándalos y declaraciones (...) Y ahora, en todo el mundo, el gran capital pretende que se vuelva a las calles para que las personas reasuman su condición de consumidores. Porque son los problemas del mercado los que le preocupan: el letargo en el consumo de mercancías" [https://bit.ly/2GLLqLr]. Es decir, el capital por encima de la vida.

    Rubén Martín
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 7 de octubre de 2020).

    Cuando creímos que el paroxismo de la servidumbre y la sumisión había llegado a su límite, con el fallo de la Suprema Corte de la Nación, irrumpen en el escenario los senadores y diputados de la 4T con la abolición de los fideicomisos y la consulta sobre el Ingreso Básico Universal, con lo que se deja a grandes sectores de la población, cierto los más pobres, en total indefensión.

    Pareciera una competencia entre el poder legislativo y el judicial para ver quien agrada más al presidente de la república en el deseo de mantenerse en el poder, ya que los fondos que se les arrebataron a los fideicomisos, no serán para paliar la crisis por la pandemia, sino para fondear los programas político-asistenciales de AMLO, al tiempo de seguir metiendo dinero fresco a un barril sin fondo, como lo son las 3 obras insignia de este gobierno, la refinería del lago de Dos Bocas, Santa Lucía y Tren Maya.

    También, negaron a los ciudadanos la posibilidad de tener acceso a un Ingreso Básico Universal, lo cual representaría sobrellevar las finanzas de sus hogares debido a la pandemia y al nulo fomento en la creación de empleos.

    Este gobierno no es diferente a otros que México haya tenido, dicen diputados del PRD, ya que sólo están preocupados y ocupados por maquillar cifras, por posicionar temas mediáticos y por la medición de la popularidad del presidente. "cómo es posible que puedan llegar a tirar a la basura cerca de 8,000 millones de pesos en una famosa consulta para enjuiciar a los expresidentes sin ser necesario jurídicamente, pero cuando se solicita que lo inviertan en los mexicanos desempleados para que estos y sus familias reciban una Renta Básica Universal, ahí si ponen un sin fin de pretextos para impedirlo, quizás temen que esto sea una realidad y que no sea una propuesta nacida en su partido".

    Uno de los argumentos de los senadores que pastorea Ricardo Monreal en torno a los programas sociales de este gobierno, es relativo a que esos apoyos solo van un segmento de la población y no a todo el universo de la población que se encuentra en pobreza y marginación, por ello, no es válido cuando se trata de justificar que los recursos van a los más necesitados.

    "Parece que en el gobierno federal verdaderamente creen que están haciendo las cosas bien, ya que sin datos que los respalden, invalidan propuestas que impulsarían de fondo a nuestra sociedad, no como los programas sociales que fueron creados en estos últimos 2 años y que arrojan resultados muy pobres, así que les pregunto que proponen para atender a los millones de desempleados que vienen arrastrando desde el año pasado, ya que la creación de empleos no ha sido su fuerte en lo que va de su administración", advirtió la diputada Mónica Almeida.

    Con el dinero que el gobierno federal se adjudicó hace unas cuantas horas con la extinción de los fideicomisos, podrían establecer la entrega de un Ingreso Básico Universal que lograría proteger prácticamente a toda la población que ha caído en la desgracia de perder su empleo, dicha propuesta fue realizada en la Cámara de Diputados desde hace meses.

    Una parte del dinero que el gobierno secuestro de los fideicomisos, podría ser utilizada para instaurar el Ingreso Básico Universal, y así darle a los desempleados y a los más necesitados en esta contingencia un apoyo económico que les aseguré cubrir sus gastos básicos, esperemos que estos recursos simplemente no desaparezcan, así como todas las bolsas y ahorros que se tenían a la llegada de la 4T.

    Se termina el dinero de los mexicanos en un gasto político y en obras que no representan beneficio alguno para el grueso de la población.

    Alejo Sánchez Cano
    (v.periódico El Financiero en línea del 9 de octubre de 2020).

    Cualquiera diría que, bien visto, más que un ejercicio ocioso, es una competencia de necedades: 2 mulas empecinadas en demostrar, cada una, que es capaz de dar coces más fuertes que la otra...

    Se trata de la convocatoria -a través de las inefables redes sociales- de "simpatizantes del presidente López Obrador", no necesariamente aglutinados en asociación alguna, a una manifestación ("La Marcha del Millón", la denominan) programada para el próximo sábado 24 de octubre, en la Ciudad de México.

    La intención -según los organizadores- es, por supuesto, "mostrar apoyo al actual mandatario"... pero, principalmente, superar, con la mayor amplitud posible, tanto a los manifestantes que han convertido el Zócalo capitalino en campamento, como a los 150,000 participantes (al decir de quienes los convocaron; 8,000 según las autoridades) en la que tuvo lugar el pasado fin de semana. Si éstos tenían la intención -lícita, desde luego... aunque igualmente estéril- de dejar constancia de su antipatía hacia López Obrador y de rechazo a las políticas de su gobierno, aquéllos pretenden externar lo opuesto... y demostrar, de paso, que el presidente dice la verdad cuando sostiene que el 70% de los mexicanos lo respaldan.

    Cualesquiera que sean las intenciones de los manifestantes, está claro que tales expresiones, las "anti" y las "pro", aun siendo antagónicas, son lícitas. Ambas están encuadradas en el marco de las garantías individuales consagradas por la Constitución...

    En todo caso, generar una competencia palpable, tangible, mediante multitudes -visibles y audibles- reunidas en la vía pública, entraña el riesgo de que del antagonismo ideológico pueda pasarse a la confrontación verbal, y de ahí al enfrentamiento físico. La discusión -de la que nace la luz, según los clásicos-, entendida como confrontación de opiniones diferentes y aun opuestas, es saludable; es útil en la medida en que haya, de entrada, disposición de las partes para escuchar con atención y ponderar con respeto los argumentos de la contraparte..., y, a continuación, un entorno propicio para ello.

    Un gobernante legítimo -y nadie, jamás, ha puesto en duda que López Obrador lo sea- perfectamente puede ser cuestionado por algunos e incluso por la mayoría de sus gobernados. Eso es parte de la democracia... Sin embargo, no necesita de marchas que, en rigor, solo acentúan -y eventualmente, incrementan- la polarización alimentada por quien propicia sistemáticamente pugnas y ojerizas, al denunciar complots que solo existen en su imaginación, y al tildar de "adversarios" a sus críticos.

    Jaime García Elías
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 9 de octubre de 2020).

    Uno de los pilares de la estrategia del gobierno para enfrentar la crisis económica ha sido apostar a que la recuperación de la economía norteamericana nos va a remolcar.

    Al ser México uno de los países que menos recursos fiscales ha usado para enfrentar la crisis, se ha buscado compensar esta omisión con 2 fuerzas que provienen de fuera.

    Una de ellas es el crecimiento de nuestras exportaciones, especialmente las no petroleras. La 2a. es la llegada de remesas.

    Ambas dependen de que Estados Unidos sea exitoso en su estrategia para impedir que la crisis pegue con más fuerza.

    La peor amenaza a la estrategia del gobierno mexicano está en el clima político que se está configurando y que podría crear una situación de incertidumbre tras el proceso electoral del próximo 3 de noviembre.

    Si no hay un triunfo arrollador de Biden el día de los comicios, existe la percepción de que el presidente Trump no aceptará los resultados, aunque días después, al computarse los votos enviados por correo se estableciera el triunfo del candidato demócrata.

    Es una situación inédita en Estados Unidos y podría dar un gran golpe a la confianza y volver a generar una tendencia a la baja en las variables más importantes de la economía.

    Si a ello se suma el cada vez más evidente rebrote de la pandemia que seguramente va a producir nuevos confinamientos en diversas ciudades, se tiene un cuadro complicado para la economía norteamericana en los siguientes 6 meses.

    Apostar a que la recuperación de Estados Unidos nos va a sacar de la crisis es algo muy arriesgado. Esa apuesta nos puede crear más problemas de los que el gobierno asume.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 12 de octubre de 2020).

    Los ánimos se están caldeando y las protestas se multiplican. Muchas veces lo he dicho, pocas cosas hablan tanto de la sanidad de la democracia como las marchas y manifestaciones. Cuando alguien toma la calle para plantear sus demandas o manifestar sus ideas es porque existen ciudadanos dispuestos a exigir sus derechos y dedicarle tiempo a algo que es colectivo y va más allá de su persona. Pero cuando las protestas se multiplican y diversifican vale la pena explorar las razones y hasta dónde comprometen la gobernabilidad del país.

    La cercanía de las elecciones explica algunas de las protestas. La de Frenaaa está claramente ligada a una demanda de tipo electoral que lo que busca es generar un ambiente en contra del presidente y su gobierno. Por lo mismo, muy pronto veremos -como ya lo adelantó el presidente activista- a los simpatizantes de Morena mostrando músculo en las calles de la Ciudad de México y tomando el Zócalo. Conforme se acerque la elección esto que ahora vemos en la capital se irá replicando en todo el país.

    Otro tipo de protesta tiene que ver con las decisiones del gobierno actual: marinos mercantes desplazados por la decisión de darle la administración a la Armada de México; padres de niños con cáncer protestando por falta de medicamentos; científicos presionando para que no se desaparezcan los fideicomisos de los centros de investigación; taxistas airados por la disparidad de trato frente a los servicios de plataformas digitales, etc. Si bien estos grupos tienen demandas específicas y lo que los articula es una decisión que se ha tomado o está por tomarse, en la medida en que no sean escuchados terminarán siendo también factores en la elección intermedia.

    Si de algo podemos estar seguros es que estas marchas no son gestionadas ni manipuladas por ningún partido de oposición, simple y sencillamente porque la oposición está adormilada, desarmada y atribulada por su pasado reciente. Sin embargo, conforme se acerque el momento electoral estas protestas comenzarán a tomar forma política y sus demandas serán recogidas por los partidos como banderas electorales.

    El ánimo de protesta está al alza. Al no existir quién las canalice y organice, las protestas son ciertamente más sanas, pero al mismo tiempos más difíciles de contener en caso de que se desborden los ánimos. Existe siempre el riesgo de que marchas y protestas se salgan de control, pero el riesgo mayor no está en quienes tienen demandas sino del otro lado, en la incapacidad de escucha del gobierno federal: hoy por hoy tenemos la Secretaría de Gobernación más desarticulada, ineficiente y con menos poder de decisión de la historia reciente y eso no es, para nada, una buena noticia en momentos de ánimos caldeados.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 14 de octubre de 2020).

    Este año Pemex ha entregado a cada mexicano 20 centavos menos de cada peso que le dio en 2019. Un 20% cayeron los ingresos petroleros del gobierno provenientes de esa empresa contados hasta agosto.

    Tanto Pemex como la CFE, que dirige Manuel Bartlett, entregan en sus reportes financieros resultados netos en pérdida a los mexicanos y las emisiones de metano de los pozos de la petrolera siguen aumentando. Las de carbono, que es un poco menos dañino que el metano, no son cuantificadas.

    El conocido economista Jeffrey Sachs sugirió recientemente que el gobierno mexicano podría generar crecimiento económico sustituyendo la visión de un Pemex por la de un "Solarmex" que aproveche la radiación que recibe el país para exportar electricidad.

    La mesa para el éxito de una estrategia sofisticada en la materia parece puesta.

    Los desiertos del noroeste de México podrían generar electricidad limpia para vender a un estado de California que no solo la demanda con urgencia, sino que además enfrenta una de las más grandes catástrofes ecológicas del mundo por los incendios motivados en parte por el calentamiento global. Lo único que falta es voluntad, pues seguramente habría capital para un proyecto en el que también gane el gobierno.

    Ahí hay gente que sabe bien del asunto, incluido el mismo Bartlett, quien hasta 2018 parecía interesado en proyectos de energía fotovoltaica.

    Jonathan Ruiz Torre
    (v.periódico El Financiero en línea del 15 de octubre de 2020).

    Son muchas las hogueras prendidas en México y latente el riesgo de que se intercomuniquen y acaben incendiando al país. Hay serios problemas en Chihuahua sea porque este año no llovió, sea porque hay compromisos de entregar agua a Estados Unidos, en Michoacán se siguen bloqueando las vías férreas por el activismo magisterial, se ha creado un grupo de gobernadores disidentes, el líder de la COPARMEX ha organizado un grupo de oposición, según esto, con carácter propositivo, sin mencionar otros grupos impresentables; existen además sectores sociales insatisfechos por el desabasto de medicamentos oncológicos, o por la violencia de género; muchas de las decisiones del gobierno federal están generando inconformidad, si no por los fines, sí por las formas, encima vivimos en una evidente crisis económica mundial agravada por la pandemia, que genera pobreza y desempleo, mientras las redes sociales se inundan de todo tipo de noticias y comentarios con frecuencia francamente psicóticos.

    La delincuencia de todos los tipos sigue creciendo y adueñándose del país entero, la cifra de desaparecidos aumenta cada día, el robo, los fraudes electrónicos, la violencia urbana y la familiar, las incontables fosas clandestinas, el tráfico y la venta indiscriminada de drogas a todas horas, la rebeldía social ante las medidas de confinamiento sanitario, los gobiernos rebasados en sus 3 niveles, parecemos una sociedad en estampida, azuzada por toda clase de pirómanos y provocadores, ansiosos por prender la mecha, con rostros desencajados, vociferando en la plaza pública, en los congresos o en las redes sociales, todos señalando y condenando, pero nadie haciéndose cargo de nada que no sea esta promoción de la anarquía.

    Y frente a este país que se torna tan inflamable, la clase política sigue en su gruesa burbuja de cristal, promoviendo nuevos partidos, es decir, nuevas sangrías al erario público, sumergidos en guerras intestinas por lograr la dirigencia, es decir, el dominio de la inminente bolsa de trabajo, una clase preocupada única y exclusivamente por las próximas elecciones, por ver quién se queda con tal o cual alcaldía, para quiénes serán las nuevas vacantes en la cámara de diputados federal o en las estatales, subiéndose al carro de los inconformes sólo para defender intereses personales, culpándose unos con otros en vistas a ganar curules, y usando toda la maquinaria federal o estatal en aras de las inminentes campañas del 2021. Pero ¿no es lo mismo que está sucediendo en Estados Unidos, donde ya no hallan más lodo que aventar al contrincante? ¿No se enfrentan en Brasil y en Argentina opositores y defensores de sus respectivos gobiernos? ¿No estamos ante la amenaza latente de una nueva conflagración mundial, desatada por el resentimiento y los intereses norteamericanos? El virus pernicioso de la clase política infecta a las naciones y amenaza con desbaratarlas.

    Necesitamos líderes ciudadanos capaces de detener este desbocamiento social, capaces de serenar los ánimos sin adormecer las inteligencias, líderes que dejen de revolcar el agua para que podamos ver con objetividad el camino que hay que seguir, pues jamás los exaltados han podido construir nada perdurable, pero sí han servido para abrirles el campo a otros peores que los conocidos.

    Armando González Escoto
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 18 de octubre de 2020).

    La corrupción, como es el control del aparato del Estado que ejerce el narcotráfico en casos como el del general Cienfuegos, es fruto de la discrecionalidad y la impunidad. El Ejército se sabe impune. Sus élites nunca han sido llamadas a cuentas. Llevan años encargándose, irresponsablemente, del combate contra los delincuentes y no existen sentencias contra el Ejército (encargo maldito del que sobre todo es responsable el poder civil). Los crímenes de lesa humanidad se han multiplicado en el país y los militares tienen toda la protección de sus fueros y del Estado. No esperemos que un Ejército tan poderoso sea más democrático. No es un asunto de buenos y malos. No es un asunto de épocas distintas: el tenebroso Cienfuegos contra el bondadoso Sandoval. Es el mismo Ejército, con la misma opacidad y las mismas prácticas.

    La detención del general Cienfuegos es una buena noticia, aunque haya ocurrido en Estados Unidos. Habrá que preguntarnos por qué estos "peces gordos" no caen en México. A qué nivel de cooptación institucional hemos llegado que los García Luna y los Cienfuegos sólo deben temerle al brazo largo de las fiscalías estadounidenses, pero que es un sueño que estos presuntos sátrapas paguen en su país por lo que nos hicieron a nosotros. Darle el poder absoluto al Ejército, sin prácticamente contrapesos, sólo puede acabar mal. Ayer supimos de la ejecución extrajudicial de militares a 4 civiles en Puebla. Un ejército todopoderoso es un peligro para la democracia. Lo es hoy y lo ha sido siempre.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 18 de octubre de 2020).

    El nivel extraordinario de corrupción que describe el fiscal de Nueva York sólo sería posible gracias a un sistema de cómplices que lo alejan de la idea de un acto de corrupción individual. De ser el caso, Cienfuegos no actuó solo.

    Cuando López Obrador se concentra en señalar que los generales elegidos por él son incorruptibles, se concentra en el humo y no en el incendio que implica saber que heredó una estructura militar al mando de Cienfuegos Zepeda. Cuando sus críticos ven sólo otra equivocación del presidente en su afán por entregar la seguridad y sus obras estratégicas a la lealtad militar, atacan el humo y no el incendio.

    De comprobarse las acusaciones contra Cienfuegos Zepeda, lo que se descarrila no es un proyecto político sino la idea del Estado Mexicano en el que estamos parados mientras debajo nadie atiende el incendio.

    Jonathan Lomelí
    (v.periódico El Informador en línea del 19 de octubre de 2020).

    Durante la presente administración se han encargado un sinfín de actividades adicionales a las que ya venían realizando las fuerzas armadas: la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México, la edificación y equipamiento de los llamados "bancos del Bienestar", hasta limpiar de sargazo las playas mexicanas y construir y operar hospitales durante la pandemia.

    En medio de esto que algunas expertas y expertos llaman la "desnaturalización" de las actividades y misión fundamental del Ejército, la acusación que pesa sobre el general Cienfuegos alcanza a toda la estructura del Ejército, pues no hay un solo oficial o miembro de la tropa que no haya estado bajo su mandato.

    Si se acredita que un ex secretario de Seguridad Pública federal, y un ex secretario de la Defensa Nacional protegieron a bandas del crimen organizado, la responsabilidad del ejecutivo en este momento es la de, otra vez hay que decirlo, convocar a la unidad y a la reconciliación nacional; porque revisar el pasado sólo tiene sentido reconociendo que lo que se encuentra hipotecado es el presente.

    Ante este duro golpe, el presidente tiene la responsabilidad de no trivializar la discusión; lo que está en juego es el ahora y la posibilidad de hacer frente, o no, a una emergencia económica y sanitaria que se dan en un territorio marcado por la violencia homicida, y la prevalencia de la impunidad y la criminalidad.

    La realidad se impone; y hoy coloca al comandante supremo de las fuerzas armadas, ente la urgencia de regresar al Ejército a sus tareas sustantivas de protección y defensa de la soberanía del Estado así como al auxilio de población afectada por desastres; y por el otro lado, consolidar instituciones civiles de seguridad pública y persecución del delito. Sólo así se podrá proteger y defender al Ejército y evitar que, con él, el país vaya a la deriva.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 19 de octubre de 2020)

    Pese a que la confianza empresarial comienza a recuperarse del impacto de la contingencia sanitaria por el COVID-19, aún sigue en "niveles pesimistas", indicó la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

    El indicador Confianza Empresarial se colocó en 30 puntos en marzo; en abril cayó a 17; en mayo bajó a 15, para septiembre alcanzó una puntuación de 24. El índice toma un puntaje del 0 al 100, en el que valores por encima de 50 son optimistas.

    Todas las entidades "tienen valores muy bajos de confianza, aunque los más pesimistas son Quintana Roo y Campeche, mientras que Coahuila e Hidalgo están con 25 puntos, aún las más optimistas tienen valores bajos de confianza para invertir", apuntó la Coparmex.

    (V.pág.7-A del periódico El Informador del 20 de octubre de 2020)

    Si, como se aseguró en "la mañanera" de ayer, "las remesas -envíos de dólares de los mexicanos residentes en el extranjero; en Estados Unidos sobre todo- nos están sacando del hoyo", habrá que entender que los salvadores de la patria, hoy por hoy, serían los 38 millones de mexicanos que este año (según los cálculos aventurados en la misma "mañanera") enviarán a sus padres, hermanos, esposa e hijos principalmente, un total aproximado de 40,000 millones de dólares; es decir, un promedio de poco más de mil dólares anuales per cápita; al tipo de cotización actual, unos 1,750 pesos mensuales para cada familia, equivalentes a 14 días (una quincena) de salario mínimo.

    Estar "en el hoyo", en términos económicos, significa estar en crisis; significa que si no fuera por los envíos de los mexicanos que han tenido que irse "pa'l otro lado" a buscar, al menos, los niveles de sobrevivencia que en su propio país no encuentran, y que se sacrifican para apoyar a sus familias, éstas, en muchos casos -en millones, seguramente- no tendrían los recursos suficientes para solventar muchas de las necesidades cotidianas más elementales: casa, vestido y sustento. Y si, como ahí mismo se indicó, "las remesas son la principal fuente de ingresos del país", esa sería la mejor prueba de que la economía de México depende, en buena medida, de la transfusión de vena a vena -permítase la expresión- que la inyección de esos recursos significa.

    (Los estados que más remesas han recibido en el curso del año, por cierto -y a reserva de que los entendidos aclaren si debiera inscribírseles en el "cuadro de honor"... o, por el contrario, en el del oprobio-, han sido, en ese orden, Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Estado de México y Oaxaca).

    Entre los sacrificios a los que están sometidos los emigrantes, destacan la necesidad de desempeñar oficios que los estadounidenses desdeñan por su rudeza y por ser los peor remunerados -albañiles, cocineros, recolectores de basura...-, amén de las humillaciones y ocasionales persecuciones a que muchas veces se ven sometidos, más el simple hecho de tener que vivir "en la sombra" por ser, en infinidad de casos, ilegales; clandestinos; infractores de la ley en su país de residencia, en una palabra.

    Por lo pronto, si la voz más autorizada que hay en el país sostiene que "las remesas nos están sacando del hoyo", tácito reconocimiento de que, en efecto, estamos... en el hoyo.

    Jaime García Elías
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 21 de octubre de 2020)

    En el mundo del siglo XXI hay un antes y un después del Covid-19. El electorado de 2018 que llevó al poder al presidente López Obrador que fue ganado por correrse al centro, hoy se ha perdido. En su lugar, fue sustituido por la población dependiente de las transferencias sociales. Eso explica en parte, por qué no ha bajado la popularidad del mandatario. Ante la pandemia, esa era necesariamente la acción a seguir.

    La estrategia fue repartir presupuesto como medida de contención social frente al Covid-19. Ahora, hay que darle productividad a las clases medias para que vuelvan a ser tractores de la economía. El movimiento de la 4T solo podrá ser sostenible con ellas.

    El electorado que recibe transferencias sociales -en tiempo y forma-, mayoritariamente le es leal al presupuesto, casi nunca a una ideología. Por eso, son franquicia electoral a modo, pero para las clases medias, la lealtad solo es sostenible con resultados.

    Hoy más que nunca para recuperar a las clases medias y para enfrentar de largo plazo los efectos negativos del Covid, diferenciemos entre un programa presupuestal, a un programa económico. Las clases medias solo se recuperan con productividad y desarrollo económico.

    Las transferencias son las bases de la pirámide social, lo que la inversión a las clases medias. Para que la tesis del presidente del no-endeudamiento tenga efectos, pero sobre todo para recuperar al electorado que representan las clases medias, debe venir un golpe de timón económico -o en realidad- desplegar un proyecto económico hasta hoy difuminado en política presupuestal. Lo estratégicamente correcto es incentivar la inversión, bajar impuestos y llevar a su máxima expresión la necesidad de incrementar la productividad.

    Los beneficios de inyectar transferencias sociales a las bases sociales para propiciar el consumo tienen un efecto de corto plazo, pero las clases medias, convierten el consumo en desahorro y por ende, incentivar la inversión es el siguiente paso para no fabricar desempleo.

    Como una gran parte del empresariado tradicional mexicano no va a invertir en este sexenio esperando al fracaso económico, hoy más que nunca, México debe convertirse en un imán de nuevas inversiones bajando selectivamente el ISR e incentivando a través de un programa de compras preferentes de gobierno a Pymes, creando instrumentos de la banca de desarrollo para que la ciencia y la tecnología produzca bienes y servicios producidos con capital de riesgo del sector privado a cambio de ser adquiridos en el futuro por el gobierno.

    Sin crecimiento económico, no hay más impuestos.

    Para contrarrestar la baja inversión en ciencia y tecnología, hay que repatriar con grandes incentivos a las mentes científicas con proyectos de ciencia y tecnología; es la inversión con los mejores costos-beneficio.

    Esa es la diferencia entre un plan económico que no puede lograr un plan presupuestario.

    Las transferencias económicas o apoyos fiscales -en las etapas primarias de una depresión económica- a empresas se convierten en ahorro, no en dispersión hacia la inversión. Las realizadas a la base de la pirámide social en consumo sí provocan efectos multiplicadores.

    En una depresión económica, el miedo y la incertidumbre son las mejores herramientas de la política monetaria de un país, no una tasa de interés.

    Entonces, los incentivos a la inversión, la reducción de la carga fiscal a quien estimula la productividad y no las transferencias de subsidios de impuestos en la 2a. etapa de una depresión, descuenta los decrementos del crecimiento y se inicia la curva en "V".

    El sentimiento de incertidumbre causado por Estados Unidos, convirtió a las remesas en la transferencia social de mayor efecto en México: cambio de lugar de ahorro y consumo, atrayendo grandes stocks de capital de las bases a México que descontaron la salida de capitales del pico de la pirámide social.

    La única manera de recuperar a las clases medias es la progresividad fiscal, incentivar como nunca, a producir para que luego puedan volver a pagar impuestos en una economía formal.

    No podemos tener a ingenieros como repartidores ni a los pequeños empresarios como desempleados; ese es el electorado a recuperar. Hora de incentivar.

    Simón Levy
    (v.periódico El Financiero en línea del 22 de octubre de 2020).

    Uno supondría que el principal interesado en el diálogo es el gobierno en turno, que los gobernantes son los principales sujetos obligados y beneficiarios de que exista un diálogo entre los diferentes actores y fuerzas políticas del país; no es así. Si algo tiene claro el presidente en su estrategia de comunicación es que en la medida en la que él mantenga el monopolio, o cuasi monopolio de la enunciación, son él y su gobierno quienes ponen y quitan los temas de los que se habla y se discute.

    Pero hablar y discutir todos los días, independientemente del tema en turno, no es dialogar. El diálogo implica escuchar, atender los argumentos del otro para, juntos, construir una salida hacia adelante. Hoy por hoy ni el presidente ni los grupos opuestos a él -que no la oposición política que está todavía en el letargo- están dispuestos a escucharse.

    La soberbia es una característica inherente al poder y parte esencial de esa soberbia es no darse cuenta de cuán soberbios se han vuelto. La displicencia con la que del presidente para abajo tratan a los que opinan distinto, no están de acuerdo o se manifiestan en contra de las decisiones gubernamentales, es lamentable.

    Construir el diálogo comienza por reconocer al otro y reconocerlo en su pluralidad. Conmigo o contra mí, liberales contra conservadores, fifís contra chairos, los presuntamente ilustrados contra los ignorantes, son categorías maniqueas que, lejos de ayudarnos a entender la pluralidad, la reducen a niveles de caricatura. El 1er. elemento para la construcción del diálogo es encontrar aquellos puntos en los que estamos de acuerdo, entender los elementos que nos identifican como miembros de una misma sociedad y un mismo país, y reconocernos como ciudadanos en igualdad de derechos.

    Para destruir un régimen se requieren la valentía, la furia y la insensatez; para construir uno nuevo son necesarias la sabiduría, la mesura y la generosidad. Como en toda devastación, en este proceso se ha destruido más de lo necesario, se ha dañado injustamente y han pagado justos por pecadores. La pregunta clave es en qué momento termina la destrucción para comenzar a pegar ladrillos de las nuevas instituciones y acuerdos políticos. No hay una bola mágica, pero está claro que dependerá fundamentalmente del resultado de la elección intermedia. Si López Obrador obtiene la mayoría calificada en la Cámara de Diputados (66%) seguirá profundizando el proceso de cambios bruscos aliado con los más radicales de sus colaboradores. Si no lo logra, será la hora de los moderados y la construcción del diálogo.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 23 de octubre de 2020).

    Después de la aparición de Frena, han salido un par de movimientos ciudadanos anti López Obrador con un ADN similar.

    Hace pocos días surgió la organización Sí por México y ayer se supo de otro esfuerzo en Monterrey llamado CREA México. Estos 2, como Frena, tienen su origen en el mundo empresarial y buscan presionar y debilitar al gobierno de la 4T.

    Una buena parte de la población ha reaccionado de la misma manera a la llegada de esos grupos: malditos vividores del sistema que antes no pagaban impuestos y se beneficiaban del tráfico de influencias, ahora ven afectados sus intereses y respingan. Azuzados por el discurso polarizante de AMLO, no soportan que la oposición al gobierno venga de individuos privilegiados, en su lógica estos deberían esconderse a lamerse las heridas y no andar opinando.

    Por eso ya no se sabe si la existencia de grupos ciudadanos de derecha le ayuda realmente al país o le da gasolina al presidente, quien en lugar de tratar asuntos urgentes de la nación, usa el tiempo de sus mañaneras para ponerles apodos a estos opositores, elucubrar sobre sus oscuras intenciones y, en el caso de Sí por México, comparar su logo con el que utilizó Pinochet cuando el plebiscito de su permanencia en el poder en Chile.

    Queda claro que Frena es una organización radical con tintes de extrema derecha y que más que construir busca destruir. En cambio, Sí por México se presenta como una opción propositiva que asegura no ser anti-AMLO, aunque su video de presentación gira alrededor de pifias de la 4T: niños con cáncer, inseguridad, feminicidios, falta de apoyo a deportistas y artistas, crítica a la construcción de la refinería, etc.

    Es cierto que la administración de López Obrador ha sido una decepción y tiene problemas graves, pero en tiempos de polarización en nada le ayuda a Sí por México posicionarse en la amlofobia. ¿Por qué no hablar también de los ex gobernadores corruptos? ¿De la cleptocracia peñanietista? ¿No es función de Sí por México, al mismo tiempo que vigilar a la 4T, presionar a un gobernador de la calaña de Alfredo del Mazo? ¿A tanto alcalde bandido que abunda en el país?

    Otro error de Sí por México es su política de "entre más seamos, mejor", no importa quiénes se unan. Hasta ahora se han juntado 400 organizaciones de toda índole. Su objetivo es presentarles a los partidos políticos una agenda en común.

    ¿Cómo se van a poner de acuerdo? Por ejemplo, en su página de internet tienen entre sus 6 puntos medulares la igualdad de la mujer, aunque dentro de sus afiliados están organizaciones conservadoras de la talla del Frente Nacional por la Familia y Provida que jamás firmarían iniciativas en esa dirección.

    Las intenciones de estructuras como Frena, Sí por México y la futura CREA México pueden ser buenas y se celebra que no se queden con los brazos cruzados. Sin embargo, la kriptonita contra Súper López Obrador está en otra parte, quizá en darle una sopa de su propio chocolate. Cuando la oposición a su ineficiencia venga de la clase media o popular, ahí sí se pondrá nervioso Andrés Manuel.

    Por lo pronto, ya hizo enojar a los artistas, deportistas, científicos y académicos, falta que encuentren los medios, sin tener que ser liderados o financiados por la derecha, para organizarse y presionar.

    Andrés Clariond Rangel
    (v.periódico Reforma en línea del 28 de octubre de 2020).

    El pacto fiscal no es otra cosa que la traducción económica del acuerdo que tienen aquellas entidades que deciden unirse para formar un país; en este caso, México. El sistema federal es un pacto entre territorios para mantener un cierto nivel de soberanía y autonomía, pero al mismo tiempo compartir una casa común. Es un matrimonio que se cimienta en la solidaridad y autonomía de las partes. El federalismo es el mejor sistema de distribución de competencias por una sencilla razón: parte de la idea de que los problemas más importantes de la ciudadanía deben ser resueltos desde su entorno cercano. Por lo tanto, debatir el pacto fiscal, automáticamente supone poner sobre la mesa: qué obligaciones deben cumplir los gobiernos -de los tres niveles- y cómo pagamos la factura. No es cosa menor debatir sobre el pacto fiscal.

    El federalismo mexicano ha sido, por décadas, un antidemocrático intercambio de impunidad por lealtad. El gobernador se portaba como un soldado del Presidente, y éste último lo premiaba con dinero y discrecionalidad. Las reglas: roba, pero no hagas desmadritos. La política local la define el gobernador y la nacional, el Presidente. Este pacto de recíproca impunidad es el origen de toda esa camada de sátrapas que han gobernado a nivel local. Los Duarte, Borge, Yarrington, el "Góber precioso", Fidel Herrera, Ulises Ruiz. Escribiríamos 5 artículos con los nombres y apellidos de los gobernadores perseguidos por la justicia desde 2010. Muchas veces, la explicación centralista de la corrupción de los gobernadores ha sido muy básica: las entidades federativas no tienen instituciones que limiten el abuso del poder de los gobernadores. En parte es cierto -en algunos estados-, pero no es toda la historia. El saqueo fue consentido y permitido por un modelo federal que incentiva la complicidad y el besamanos entre el Presidente y los gobernadores. Federalismo en México no significa contrapesos y equilibrios, sino más ventanas para la corrupción.

    Dicha anomalía política (la sumisión de los estados al poder central), tiene una dimensión innegablemente económica. No es la única. ¿Por qué económica? El gobernador en turno tiene que callarse si quiere lana. El gobernador en turno tiene que complacer al Presidente si quiere que prosperen sus proyectos. Dicha lambisconería la vimos con especial intensidad en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (removió a 14 gobernadores), pero también en los periodos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Sin embargo, la actual administración ha dado pasos aún más centralizadores. Existe un denominador común en las decisiones que el Gobierno Federal toma en materia presupuestal: la transformación de fondos y partidas, la mayoría con reglas de operación, en bolsas discrecionales de ejercicio directo y con un mayor margen de discrecionalidad. La desaparición de los fideicomisos es sólo un botón de muestra.

    El federalismo mexicano premia la lealtad y desdeña el compromiso con la presentación de proyectos fundamentados para los estados. En la medida en que el gasto federalizado se hace más opaco, la negociación política se impone a las necesidades de los ciudadanos. No importa si tal o cual obra es relevante para la ciudadanía; lo que importa es el capricho de quien tiene el dinero: papá Gobierno Federal. Qué pacto tan ventajoso: los gobernadores estiran la mano y el Presidente se "para el cuello" con las obras. En esta ecuación, quien casi siempre pierde es la ciudadanía: gobiernos locales corruptos sin contrapesos y gobiernos centrales más parecidos a una entelequia, incapaces de rendir cuentas en los estados.

    La redefinición del pacto fiscal no está reñida con atender las demandas de la ciudadanía. Para quien sostiene: ¡Hay problemas más importantes que el pacto fiscal! Por el contrario, es su base: no se pueden cambiar las cosas sin dinero. Volvamos al ejemplo del matrimonio. Una pareja decide que durante 2021 tiene que hacer inversiones en remodelar su departamento, comprar un auto o adquirir un seguro de salud privado. La pregunta sería: ¿y cómo pagamos eso? No hay muchas alternativas: nos ajusta con el salario, podemos endeudarnos y pagarlo en el tiempo, sacamos de los ahorros. Un gobierno es igual. Exigimos, permanentemente, dinero para combatir la violencia, las desapariciones, la precariedad económica, obra pública, salud y transporte públicos de calidad. El estado debe recaudar más e incluso apostar por nuevos impuestos (ambientales, por ejemplo), sin embargo un reparto más justo del pastel podría ser positivo para entidades como Jalisco.

    Veamos. Jalisco ejerció en 2019 (para no entrar en un año atípico con pandemia) 124,000 millones de pesos. Desglosémoslo: 38,000 se destinan a paraestatales, poderes y órganos autónomos; 12,000 a la UdeG; 32,000 a la Secretaría de Educación; 7,000 en concepto de subsidio y transferencias a municipios; más la nómina irreductible, tanto en seguridad como en salud, que difícilmente se puede disminuir a corto plazo. Corrijo, es indeseable que se reduzca. Por ello, un gobierno estatal goza de un 18-22% de margen de maniobra para atender todas las necesidades de sus ciudadanos y los proyectos estratégicos. En el caso de Jalisco, dicho margen de maniobra oscila entre unos 20 y 25,000 millones de pesos. Un presupuesto programable por habitante anual de entre los 4 y 5,000 pesos. Una broma. El Gobierno del Estado tiene que eficientar su gasto, pero eso no esconde que las finanzas estatales y municipales estén más golpeadas que nunca.

    Jalisco no debe ni siquiera azuzar con la posibilidad de dejar el pacto federal. Eso no es posible. Nuestro estado es ícono de la mexicanidad y lo seguirá siendo. El debate de fondo es: ¿el actual pacto fiscal responde adecuadamente a las necesidades de la ciudadanía? El actual modelo de reparto competencial y de gasto, ¿abona a la rendición de cuentas? En lo personal, siempre he creído que en un sistema federal, el Gobierno de la Nación debe tener poquitas atribuciones: seguridad nacional, fronteras, aeropuertos (tal vez), aguas y cuencas. El resto tendrían que ser atribuciones de los estados y los municipios. El principio de subsidiariedad: si una autoridad debe intervenir para resolver un problema de la ciudadanía, ésta tiene que ser aquella que es más cercana. La cercanía permite conocimiento de la problemática y mayor probabilidad de rendición de cuentas. La obra de la Línea 3 del Tren Ligero (casi enteramente federal) nos demuestra qué pasa cuando el poder central se encarga de proyectos fundamentales para la ciudadanía: no da la cara por retrasos, sobreprecios, información clasificada y un larguísimo etcétera. Es cierto que los gobiernos locales también caen en corrupción e ineficiencia, pero al menos a ellos los tenemos todos los días aquí para exigirles y reclamarles.

    Jalisco tiene la oportunidad de abanderar una transformación del pacto fiscal y, por ende, del arreglo federal del país. Ser un factor democratizante en la relación entre los estados y la Federación. Para marcar un precedente y servir para cambiar la corrupta relación entre las partes que componen el estado mexicano, son fundamentales 4 condiciones. La 1a., que la petición de la renegociación del pacto fiscal no sea una guerra entre ciudadanos. No es Jalisco contra Oaxaca o Guerrero contra Nuevo León; no es los estados ricos contra los pobres. Es la lucha por un modelo justo, pero a la vez solidario. 2, qué el Gobierno no defina ni la fecha, ni las preguntas. Independencia del árbitro electoral. Una consulta patito perdería toda credibilidad. 3o., el involucramiento activo de la sociedad. Qué el debate sobre los impuestos, el gobierno y las prioridades de las administraciones públicas, baje a los barrios, las comunidades y las familias. Y, último, la consulta debe servir como un termómetro de la opinión de la ciudadanía que luego suponga una mesa de negociación que desemboque en una impostergable Convención Nacional Hacendaria que modernice el obsoleto pacto fiscal mexicano.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 1o.de noviembre de 2020).

    La furia es, de acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, una forma de "ira exaltada"; un "acceso de demencia"; también, "violencia o agresividad". Nuestro país vive, de forma prácticamente generalizada, atrapado por la furia del crimen organizado, el cual actúa literalmente de forma demencial y mantiene asoladas a comunidades enteras, las cuales, en el contexto actual, se encuentran entre el cansancio y la furia de los perpetradores de las más extremas violencias.

    Llevamos ya 8 meses enfrentando a la pandemia de la COVID19. Nadie estaba preparado para un periodo tan largo; y lo peor es que aún faltan muchos meses para que esto termine. Habrá vacuna, nos han dicho, en el mejor de los escenarios, en diciembre; en el peor, en marzo del 2021.

    Para entonces, con la tendencia que llevamos, habría más de 150,000 muertes confirmadas, y alrededor de 300,000 si la cifra incorpora el llamado "exceso de mortalidad esperada".

    El confinamiento genera cansancio, agota, provoca estrés, ansiedad, depresión y otros desórdenes de la personalidad; y en el plano existencial, la sensación de que no hay futuro; de que la vida se agota y podría concluir en el marco de 4 paredes, enfrentando una muerte dolorosa, o bien, en una sala de hospital, en la soledad del frío de los respiradores y los medicamentos intravenosos.

    A diferencia de lo que ha ocurrido en la mayoría de los países europeos, el repunte en el número de casos nos llega sin haber tenido siquiera un respiro; el personal médico no ha tenido momentos reales de descanso, ni físico ni mental; y la sociedad en su conjunto no ha tenido espacio para recuperarse del doble golpe que ha recibido: el de la emergencia sanitaria, y al mismo tiempo, el de la crisis económica, que está empobreciendo aceleradamente a millones de familias.

    Por ello no sorprenden las multitudes que han salido a la calle a las iglesias con motivo del "Día de San Judas Tadeo"; y tampoco a las festividades de "Todos los Santos" y del "Día de Muertos". Y es que quizá haya una parte de inconciencia ante el peligro inminente del contagio, pero al mismo tiempo y, sobre todo, la única puerta de fe y esperanza que les queda a millones para continuar dando sentido a la vida, aun en la adversidad.

    No hay ningún indicio de que la violencia en los hogares se haya reducido; por el contrario, el confinamiento ha generado nuevas historias de maltrato y abuso, de separaciones, de rupturas en los círculos más íntimos de las familias; todo ello en medio de un sistema judicial desbordado y ahora doblemente saturado debido a lo arcaico de su equipamiento y procesos.

    Por otro lado, la criminalidad no disminuye; y de pronto, nos enfrentamos una vez más, cara a cara, con la siniestra imagen de los cuerpos reducidos a menos que objetos; condenados al olvido de las fosas clandestinas: dada la magnitud de los hallazgos, los nombres de Salvatierra y Cortázar entran, parafraseando al famoso título, a la reciente historia de la infamia universal, pues frente al terror de los cuerpos desaparecidos casi a ras del suelo, se cifra algo más que la mera muerte y nos confronta una vez más incluso a un nivel civilizatorio.

    ¿Cómo vamos a salir de esto, en medio de un ambiente político polarizado, en el que las descalificaciones se disparan entre uno y otro bando todos los días, a todas horas? ¿Cómo reconciliar a un país dolido por la pobreza, las desigualdades, la discriminación y la maldad furiosa que recorre a amplias franjas del territorio nacional?

    Las muertes siguen acumulándose por cientos de miles, y dada la desatención de padecimientos como el cáncer, la diabetes o las enfermedades del sistema circulatorio, nuestro país podría llegar a más de un millón de personas fallecidas, una cifra sólo comparable a la que algunos estiman como el saldo de la Revolución Mexicana hace más de 100 años.

    Urge ante ello que los ánimos se serenen; que la prudencia derrote a la hybris; que pueda imponerse una nueva etapa de paz; y que las y los responsables de hacerlo, construyan una nueva lógica política, de altura y a la altura de las circunstancias; porque México no puede seguir simplemente así, entre la furia y el cansancio, y mirando cómo se escapa el porvenir de una vida digna para millones de seres humanos.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 2 de noviembre de 2020).

    Esto del coronavirus parece el cuento de nunca acabar: aún no hemos superado la 1a. oleada y la 2a. ya aparece en el horizonte. Dado que la información es sesgada, insuficiente y poco confiable, no nos queda más remedio que hacer de tripas corazón y enfrentar, con los cuidados necesarios, este nuevo capítulo de nuestra existencia.

    Ahora que la crisis del sistema educativo parece anunciar una época de obscurantismo, cuando la ciencia y el conocimiento enfrentan el dilema de ser confinados en la pantalla de una tableta, donde la realidad se aplana y la interlocución se vuelve monólogo; cuando condenamos a las madres de familia a ejercer el magisterio sin que hayan sido preparadas para ello, cuando profundizamos nuestras diferencias de origen y dividimos nuevamente el mundo entre los que pueden pagar y tener acceso a niveles de educación de mayor calidad y aquellos cuyos padres apenas ganan para medio vivir y no pueden sufragar el soporte tecnológico para la educación de sus hijos.

    Eugenio Ruiz Orosco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 2 de noviembre de 2020).

    Decía Castiglione -escritor y diplomático italiano del Siglo XVI- que "Perdonando demasiado a quienes cometen faltas, se hace una injusticia a quienes no las cometen"...

    La sentencia, por supuesto, aplica al pie de la letra para delitos que claman al cielo, como suele decirse..., pero quedan impunes por la ineptitud o la corrupción de las autoridades teóricamente encargadas de perseguirlos; botones de muestra, los asesinatos, robos, secuestros, extorsiones, desaparición de personas, etc., etc., que se perpetran por miles en este país de todos nuestros pecados, pero solo excepcionalmente se esclarecen y se castigan. Pero aplica, también, para quienes incurren en faltas que ciertamente no alcanzan el rango de delitos, ni siquiera de infracciones administrativas, pero son, por donde se les mire, actitudes de desprecio por la ética -entendida como la disciplina que regula la bondad o maldad de la conducta de los seres humanos-... y por los semejantes; (por el prójimo, diría un creyente).

    Ha sido, por desgracia, el caso de quienes, en circunstancias especiales, en tiempos difíciles como los de la pandemia del coronavirus, teniendo la posibilidad de ser solidarios -que no precisamente generosos, altruistas o desprendidos-, prefieren ver, en esas situaciones, ocasiones propicias para el abuso y el lucro desmedido.

    Ahí están, para probarlo, las historias ocurridas a raíz de las medidas dispuestas por la autoridad desde el pasado fin de semana, para tratar de reducir los contagios de COVID-19. Al llevarse al extremo -erróneamente... pero esa es otra historia- las restricciones en el transporte público, se suponía que los conductores de taxi (la penúltima opción para quienes no tienen automóvil: la última es el consabido "golpe de calcetín") aplicarían una "tarifa solidaria", que fluctuaría entre 35 y 45 pesos por viaje.

    Era "demasiado bello para ser cierto". Entre las historias que ilustraron la nota periodística, están la de un trabajador que porfió hasta que un taxista, "de mucho favor", accedió a cobrarle "solo" 100 pesos... por un recorrido de menos de 7 kilómetros, y la de una empleada de una farmacia, a la que querían cobrarle 130 pesos por un viaje de menos de 3 kilómetros.

    Habrá, seguramente, muchas historias en que la filantropía sea la tónica; habrá, probablemente, ocasión de conocerlas... En tanto, es lamentable que los difíciles tiempos que nos tocó vivir, propicien que la vileza de unos haga resplandecer la generosidad y el espíritu de solidaridad de otros... aunque quizás aquéllos sean mayoría.

    Jaime García Elías
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 2 de noviembre de 2020).

    Este año estará irremediablemente marcado por la pandemia del coronavirus. Eso lo tendrán que afrontar todos los gobernadores, igual que el presidente López Obrador.

    Y hay mucho descontento. Es natural. Junto con la pandemia se padecen la crisis económica, el aumento de precios, la fragilidad del empleo, la disminución de los ingresos y particularmente, la incertidumbre sobre la salud.

    Mientras muchos se preocupan, se cuidan, se reservan y toman distancia, otros muchos se olvidan de las medidas, se mezclan, se arriesgan y se contagian.

    Las autoridades piden conciencia y los cumplidos exigen medidas más estrictas.

    Hay protestas e inconformidad.

    Jorge Octavio Navarro
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 3 de noviembre de 2020).

    Cada día aumenta considerablemente el número de muertes, ya sea por la pandemia que nos azota, los asesinados por la delincuencia organizada y por la no organizada también. Las fosas comunes y las bolsas con cientos de cuerpos descuartizados, las mujeres víctimas de violencia familiar, los jóvenes involucrados en las drogas, los ciudadanos que son asaltados y denigrados en prácticamente cualquier lugar y hora del día... y mientras tanto, las "autoridades" dedican gran parte del día a echarse bravuconadas y a aparecer en el mayor número de medios masivos -incluyendo las redes sociales- con cargo al erario.

    Los afanes electoreros que son los que guían sus acciones, parecen no tener límite, al grado de que un día sí y otro también se envuelven en el lábaro patrio y los sentimientos de la nación, para aparecer como heroicos, pero la verdad es que tienen a una sociedad confundida y dividida, porque es imposible que todos le puedan dar un puntual seguimiento a cada una de sus acciones y decisiones, pero lo que si es claro, es que del crecimiento y desarrollo humano que son a los que aspiramos, mejor ni hablamos.

    Si la política es "la madre de todas las ciencias", luego entonces, ¿por qué no hacer uso de ella? Porque nadie quiere dejar ir sus negocios, cualesquiera que éstos sean.

    Cuauhtémoc Cisneros Madrid
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 3 de noviembre de 2020).

    En México, los simpatizantes del presidente López Obrador catalogan a Biden como la marioneta de los poderes fácticos y el establishment. Y, la derecha mexicana, casi lo ve como un liberal desenfrenado: abortista y muy progre.

    Sin embargo, un presidente moderado en Estados Unidos es una buena noticia para México. No digo que sea una buena noticia necesariamente para el presidente Andrés Manuel López Obrador. López Obrador y Trump habían tejido una relación bastante fluida (como aquella de Vicente Fox y George W. Bush). El nuevo Gobierno de México (y también el de Peña Nieto) dobló las manos y le entregó la estrategia de contención migratoria a la Casa Blanca. Comparten una visión que minimiza el COVID y hasta el presidente de México fue a Washington a decir que Trump era amigo de México. A López Obrador le convenía la continuidad en la Casa Blanca de su amigo Trump; a México, no.

    Con Biden no veremos cheques en blanco. No seamos ilusos. Empero, Biden no buscará beneficiarse de imágenes en donde México viola los derechos humanos y somete a migrantes desarmados. No lo comprenden algunos -o no lo quieren comprender- Trump y Biden no son lo mismo.

    Con Biden, México conoce las reglas y sabe que no cambiarán de la noche a la mañana por un tuitazo.

    El ataque inhumano de Trump a México no ha sido contrarrestado ni por el gobierno de Peña Nieto ni por el de López Obrador. Ante el insulto del racista, las instituciones mexicanas han callado. Llamarnos violadores, holgazanes, narcotraficantes, ha dañado profundamente la imagen de México en el mundo. Tenemos una gran oportunidad para recuperar el prestigio de México en el mundo, ése que se construyó cuando México no rompió con Cuba tras la crisis de los misiles; cuando México recibió miles y miles de exiliados que venían huyendo de cruentas dictaduras, o cuando México sirvió como mediador en conflictos internacionales.

    Hace 4 años, nos decían que Trump y Clinton eran igual de malos para México. En esta elección, una parte de la comentocracia que simpatiza con el gobierno, coqueteó abiertamente con la reelección de Trump. El trumpismo buscó destruir la democracia en Estados Unidos, pero no lo logró. Las instituciones resistieron. Su última afrenta fue inventar un fraude electoral. El trumpismo es, también, la construcción de una realidad alterna cimentada en mentiras. La política en Estados Unidos, por su importancia global, marca el ritmo de los cambios. Un presidente de Estados Unidos respetuoso con la democracia, la verdad, las libertades, la igualdad entre hombres y mujeres, la igualdad racial y la justicia es una buena noticia para México.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 8 de noviembre de 2020).

    Los estallidos sociales y los efectos directos e indirectos derivados de estos están más relacionados con reducciones de las clases medias que con altos niveles de pobreza. En el inconsciente colectivo se acumula mayor frustración y enojo que si no disminuye el nivel de pobreza por años en una nación. El efecto psicológico es similar al que genera una disminución en los ahorros financieros que un incremento. Genera más angustia una pérdida de 25% en un negocio o en la bolsa de valores que la tranquilidad de un incremento igual tamaño. El tema no es solo económico, es también psicológico. Para explicarme mejor debemos definir qué entendemos por clase media.

    ¿Es la clase media un reflejo de los recursos económicos, especialmente los relacionados con los ingresos o la riqueza? ¿Se denota por el estado ocupacional y/o nivel educativo? ¿Es un estado de ánimo, ciertas aspiraciones o está relacionado al comportamiento, gustos culturales o algunos tipos de consumo? ¿Cuál es la diferencia entre la clase media y la clase trabajadora? ¿Tiene el término connotaciones raciales implícitas, como por ejemplo un prefijo "blanco" siempre antes de "clase media"? Recientemente se viralizó un video que argumentaba que la clase media está conformada por aquellas personas que poseen bienes inmuebles y tienen ingreso en concepto de rentas y que el resto que necesita trabajar para cubrir sus gastos es clase trabajadora.

    Los académicos resuelven el tema desde varios ángulos. Los sociólogos suelen enfatizar el estado ocupacional y/o la educación. Los antropólogos tienden a centrarse en la cultura, la educación y el poder. Los economistas se basan en definiciones relacionadas con la riqueza y/o los ingresos. Cada uno delimitará un grupo distinto, lo que conducirá potencialmente a diferentes diagnósticos de tendencias, desafíos y oportunidades y, por tanto, a soluciones políticas diferentes.

    Por supuesto, estas definiciones se reforzarán entre sí. Los niveles de educación, por ejemplo, se correlaciona (en la mayoría de los casos) con los ingresos. Es probable que las personas que realizan trabajos con un cierto estatus social se definan a sí mismas como clase media. Es posible que aspirar a la universidad o tener una mentalidad de ahorro lleve a un saldo bancario más alto y así sucesivamente. En este contexto ¿Cuál es la composición de la clase mexicana?

    Un artículo publicado en el New York Times (julio 2020) decía que "en México muchos creen ser clase media pero no es así. El 61% de la población se identifica como tal pero solo 12% lo es. La mitad del país vive con un serio malentendido sobre su nivel de ingreso, confusión que comparten ricos y pobres por igual".

    Aún considerando la dificultad para definirla, sabemos que la clase media, los pequeños y medianos comerciantes son una fuente fundamental de empleo y desarrollo económico. Sabemos que esta es la clase que mantiene vivo el motor cultural, científico y académico de un país. Así que, independientemente de qué definición utilicemos para definir la clase media ¿Qué futuro le espera a México si lejos de reducir las filas de la pobreza, se disminuyen las de la clase media? Los millenials que solían percibirse como la esperanza al futuro, resulta ser una generación con mucho menor probabilidad de crecimiento económico que sus propios padres. Según sondeos preliminares, en la Ciudad de México 1 de cada 5 jóvenes regresó a casa de sus padres y otros tuvieron que organizarse a vivir en comunidad para poder solventar los gastos. ¿Cuál es el nivel de frustración de una generación altamente educada, informada y conectada, pero sin la mínima posibilidad de crecer profesional y socialmente? Vienen tiempos difíciles.

    Jacques Rogozinski
    (v.pág.11-A del periódico El Informador del 9 de noviembre de 2020).

    Se discute en estos días el proyecto de presupuesto de egresos de la federación para el ejercicio fiscal 2021, y como ha ocurrido en las últimas 3 décadas, no hay un bloque de legisladoras o legisladores que hagan suya la agenda de la infancia, y que defiendan hasta sus últimas consecuencias la responsabilidad del Estado de garantizar el principio del interés superior de la niñez y, con ello, destinar el máximo de los recursos disponibles para la plena y adecuada garantía de sus derechos.

    El tema es pertinente, sobre todo ante el horror del asesinato de los 2 niños secuestrados y luego asesinados y descuartizados en una vecindad en el corazón de la Ciudad de México; ocurrió a unas cuantas calles del Palacio Nacional, donde ahora vive y despacha el jefe del Estado; detalle nada trivial porque se trata de una de las peores manifestaciones de violencia que pueden darse en cualquier sociedad.

    Todos los días se leen titulares en los medios de comunicación nacionales y locales, relativos a niñas y niños que son asesinados, que son violentados, abandonados en la vía pública, victimizados en tenebrosas redes de explotación sexual comercial y trata de personas con otros fines, y un sinnúmero de eventos todos ellos condenables.

    La crisis económica ha tenido efectos devastadores en millones de familias, lo que les está llevando a tener un mayor número de perceptores de ingresos; lo que significa llanamente que el trabajo infantil se incrementará significativamente en estos meses, y que habrá mucho más niñas, niños y adolescentes que abandonen la escuela debido a la falta de recursos en sus hogares.

    De igual manera, se tiene ya registro de una drástica reducción en los niveles de vacunación en lo que respecta al llamado "cuadro básico", lo que le había permitido a México erradicar algunos padecimientos, y mantener controlados otros que, como el sarampión, amenazan con convertirse una vez más en un problema serio de salud pública.

    Hasta el 2018, de acuerdo con el INEGI, había en el país al menos 870,000 hogares donde alguna niña o niño come solo una vez al día o deja de comer todo el día debido a la falta de recursos económicos, y eso ocurría en una economía con un crecimiento mediocre de 2% anual y una brutal tendencia a la concentración de la riqueza en unas cuantas manos.

    Más de la mitad de niñas y niños no tienen acceso a una computadora con internet en casa en nuestro país; y aun antes de la pandemia, se tenía el dato relativo a que alrededor de 3 millones de menores de 17 años no acudían a la escuela; y esto sin considerar la muy baja cobertura en preescolar, y cuya cifra de niñas y niños no atendidos debe añadirse a la de quienes tienen entre 5 y 17 años y que no tienen acceso a su derecho a recibir una educación oportuna, pertinente y de calidad.

    El sufrimiento de las familias de niñas y niños con cáncer, quienes no han tenido acceso oportuno ni suficiente a sus medicamentos ha sido una constante en los últimos 2 años; aunque no son los únicos, pues cada vez son más las quejas y la exigencia de la reactivación de servicios para otros padecimientos de las niñas y niños, quienes han visto suspendidos sus tratamientos o procesos de rehabilitación durante la pandemia.

    Yahír, y Héctor son solo los últimos 2 nombres de niños que son víctimas de la crueldad, y del abandono del Estado. Pero lo más vergonzante para nuestro país es que los casos se cuentan por decenas a diario en todo el país. Sólo entre 2018 y 2019, los datos de INEGI permiten sostener que hay un promedio escalofriante de al menos 4 niñas y niños asesinados en todo el territorio nacional.

    Somos un país que está dejando morir a miles de niñas y niños, y de las formas más crueles e impensables. Eso debe parar ya. Por eso el congreso está obligado a hacer un alto en la discusión sobre el presupuesto y dejar de considerar que lo prioritario está en otra parte, que los temas relativos a la niñez pueden esperar y que ya llegará el momento para invertir lo suficiente.

    Lo que debe comprenderse es que el momento de la niñez es ahora; y que de no comprenderlo, continuaremos siendo un país incapaz de proteger a quienes más importan, porque son quienes más nos necesitan.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 9 de noviembre de 2020).

    En México, hemos pasado de un régimen de partido-gobierno a uno de partidos y nos aproximamos, vertiginosamente, a uno autoritario, de hombre-partido. La praxis política en este orden de ideas se vuelve confusa. No hay referentes claros, las ideologías se parecen tanto que ya no hacen diferencia, el encono social amenaza con profundizarse y, para agravar el escenario, hoy, cuando nuestra frágil democracia requiere abrir los espacios de participación, las dirigencias partidistas, formales e informales, los chapulines y los oportunistas, cierran el paso a nuevos actores. ¿Cómo, entonces, se puede hacer de la política una actividad gratificante donde los propósitos de justicia, desarrollo y bienestar coincidan con los resultados? La respuesta es una: la política cambia si nosotros cambiamos y solo cambiamos cuando hacemos de la crítica un ejercicio cotidiano, se empatan las palabras con los hechos y creamos confianza.

    Los ciudadanos dejaron de creer en los partidos porque los partidos le dieron la espalda a la sociedad.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 9 de noviembre de 2020).

    El Presidente de la República tiene bajo su mando a las Fuerzas Armadas.

    El Presidente de la República es también el jefe de la Guardia Nacional.

    El Presidente de la República cuenta, a total discreción, con servicios de inteligencia.

    Tiene, además, a su disposición la Unidad de Inteligencia Financiera.

    El primer mandatario puede usar al SAT, ese sofisticado aparato para que nadie se quede sin pagar impuestos, de recordatorio de que "a los amigos, justicia y gracia, y a los enemigos, la ley a secas".

    Es suyo el derecho de promulgar decretos.

    Si además cuenta con mayorías parlamentarias, lo cual es el caso, puede disponer cambios a leyes de todo tipo y en cualquier materia.

    Es suya la prerrogativa de dar presupuesto a unos y quitarles a otros, sobre todo a los otrora llamados órganos autónomos.

    Igualmente, puede nombrar a cercanos e incondicionales en los más diversos puestos, cubran o no condiciones de experiencia o idoneidad, incluidas posiciones en los otros poderes.

    A disposición del jefe del ejecutivo están los medios públicos de alcance nacional que replican sus mensajes. A eso hay que sumar el presupuesto que, sin reglas equitativas, reparte para que sus mensajes sean replicados en medios comerciales.

    El poder del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos es tal que impone criterios para los apoyos en ciencia, en cultura y en educación, con lo que de facto puede normar lo que se investiga, crea o enseña.

    En sus manos está, además, el definir la política energética.

    Es suya la gracia de otorgar concesiones mineras o ambientales.

    Y puede lanzar megaobras sin debate o autorización previa: así nacieron en este sexenio el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de Dos Bocas.

    Todo eso y más puede el Presidente de la República. Con lo que no puede es con que la prensa sea libre.

    Valiente presidente el nuestro: lleno de poder, pero también desbordado por la impotencia que le generan los reportajes que le recuerdan que el ejercicio de esas nada modestas prerrogativas debe estar sujeto a vigilancia y crítica.

    Puede de un plumazo cerrar las estancias infantiles, con lo que provocará que miles de madres batallen para encontrar un espacio para sus hijos; sin pestañar, puede ordenar que se pague lo que sea necesario, literal, para cancelar un aeropuerto, y puede sin miramientos rebajarle el salario a la burocracia y hasta ordenarle a sus subalternos que se olviden de buena parte de su aguinaldo. Lo que no puede el Presidente de la República es tolerar que cada mañana su voz no sea la única que se escuche, que las primeras planas no sean el espejito espejito de este cuento sexenal.

    Soldados, UIF, SAT, decretos, leyes, presupuesto, nombramientos, medios públicos, concesiones, megaobras... un Presidente de los Estados Unidos Mexicanos todo eso lo tiene a su disposición, por no decir antojo. Y sin embargo, de qué sirve tanto poder si cada mañana se ha de presentar a sí mismo como la víctima, como el desvalido, como el que necesita de auxilio frente a lo que él llama sus adversarios.

    El poder de poderes que ha capturado como hace mucho no se veía a los otros pilares del Estado mexicano, desespera porque la gente decide organizarse y levantar la voz sin consultarle: ¿por qué me hacen esto las mujeres? ¿Quién pone contra mí a las víctimas?

    López Obrador tiene todo el poder. Y tan lo usa que abusa de recursos estatales al sólo promover su discurso, sus denuestos. ¿Será porque a pesar de todo ese poder nomás no logra convencer?

    Salvador Camarena
    (v.periódico El Financiero en línea del 11 de noviembre de 2020).

    Cerremos la primera quincena de noviembre sin darle más vuelo a "la mañanera"; sólo consignemos que en estos días el presidente López Obrador rompió su propio récord de duración de una de esas sesiones, y que ha habido, como es habitual, denuestos de chile, mole y manteca. Dicho lo anterior, ¿qué fue de la realidad mientras girábamos en torno a la voz de Palacio?

    Ni por dónde empezar. Desde una represión policiaca a balazos en Cancún en contra de quienes protestaban por la muerte de una mujer más, hasta un nuevo hallazgo de adolescentes descuartizados en la capital, pasando por el asesinato de un periodista en Guanajuato, de una alcaldesa en Veracruz y la censura disfrazada de cancelación de programa a una periodista en Canal Once.

    Violencia contra mujeres, jóvenes y periodistas. Violencia del narco en algunos casos, pero violencia generalizada en otros. Violencia que desnuda la incapacidad institucional para prevenirla y para responder ante ella. Y, por si fuera poco, tras la violencia nos queda la obscenidad de toda clase de autoridades que no atinan a explicar los hechos pero que, en el colmo, inculpan a las víctimas de haber sido asesinadas, como en Veracruz y Guanajuato.

    La pandemia interrumpió la marcha de las mujeres en demanda de justicia. Luego de las grandes manifestaciones feministas de marzo, el encierro obligado fue una salvación para los gobiernos, que pudieron desentenderse de los fundados reclamos de quienes ven que su género ve caer a 10 de las suyas cada día.

    Encima, ya se sabe, el encierro se ha traducido en más violencia de género, que ya de por sí era cotidiana. Y esta semana en Cancún hemos tenido una de las combinaciones más grotescas: aparece una joven muerta, y la protesta que surgió de ese hallazgo es reprimida a balazos por policías municipales que nos muestran lo lejos que estamos de entender su dolor, su reclamo.

    Y de Cancún vamos a Veracruz, donde el gobernador (es un decir) farfulla que la alcaldesa asesinada en las últimas horas tuvo parte de culpa en su trágico destino.

    Más información surge de ese asesinato y más queda claro que el fracaso institucional es múltiple. La edil había solicitado apoyo, había denunciado amenazas, su esposo se hallaba desaparecido, la Policía Municipal estaba a la deriva, acusaciones de irregularidades administrativas por doquier... y ahora, una muerta más.

    Claro: tras conocerse la noticia del asesinato, promesas del gobernador (es un decir) de que irá hasta las últimas bla-bla-bla, y que caerá bla-bla-bla... Total, ¿qué tanto es una alcaldesa más muerta en México, una muerta más en Veracruz? Exacto: muy poco.

    Lo mismo se puede decir del asesinato de otro periodista. Éste, en Guanajuato. Por cubrir una nota. Por atreverse a ser oportuno. ¿Qué dijo la presidenta de Salamanca, cuyo nombre no vale la pena consignar, sobre ese asesinato? Que para qué andaba tan temprano en esos menesteres. Exacto: la culpa es del muerto, no de los asesinos. Y menos de gobiernos omisos y negligentes.

    Cerremos con el hallazgo de otro adolescente muerto en la Ciudad de México cuyo cuerpo fue metido en una maleta. ¿Hace falta agregar algo para subrayar que sí, lo logramos, descendimos un nivel en el horror que creíamos que no podía ser más profundo?

    Y por si hiciera falta decirlo, COVID-19 en una escalada sin freno a la vista.

    Esa es la realidad. Hablemos de ella o no.

    Salvador Camarena
    (v.periódico El Financiero en línea del 13 de noviembre de 2020).

    Los problemas del país han rebasado al gobierno de Morena.

    Mientras la población sufre cada vez más por el Covid-19, inseguridad, desempleo y hambre, también crecen los esfuerzos desde el gobierno pero por desmantelar las instituciones públicas, recortar recursos y debilitar el sector productivo. Se trata del gobierno de revés.

    Ante ello, los partidos políticos debemos redoblar nuestros esfuerzos por recomponer la vida democrática en México y ofrecer alternativas amplias que sí solucionen y atiendan las necesidades de las y los mexicanos.

    El PRI ha decidido impulsar la agenda ciudadana de "Sí por México" convencido de que sus postulados son coherentes con nuestro programa de acción y permitirá ampliar los esfuerzos para alcanzar una nación más justa, combatir eficazmente la corrupción, impulsar una economía inclusiva de combate a la pobreza, garantizar acceso efectivo a servicios de salud, alcanzar la igualdad sustantiva y combatir las violencias contra las mujeres y no dar ni un paso atrás en el régimen democrático que ha llevado décadas construir pero que Morena pretende debilitar de forma acelerada.

    El tema medioambiental tiene un espacio estratégico en la agenda legislativa y gubernamental local del PRI, privilegiando ante toda acción la atención preventiva de cualquier impacto nocivo que pueda tener en el ecosistema y preservación del medio ambiente.

    El PRI está haciendo lo que el partido en el gobierno no sabe ni le interesa: construir acuerdos y alianzas con la sociedad civil y con otras fuerzas políticas en bien de México.

    El PRI no le apuesta a la polarización de México, sabedor que en esa ruta solo existe sufrimiento y violencia contra los mexicanos. Nosotros sí queremos al país y le apostamos a que le vaya bien.

    Traducir alianzas electorales en alianzas pragmáticas legislativas representa un nuevo reto para evitar que se sigan tomando decisiones que van en contra del bienestar y protección social de los mexicanos.

    Ésa es una de las razones por las que el PRI ha decidido participar en la alianza pragmática "Sí por México" junto con el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, en lo que representa un amplio frente en apoyo de las y los mexicanos, sus principios y valores, sus instituciones públicas y sus intereses.

    Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 14 de noviembre de 2020).

    En las cosas del Estado no ha cambiado mucho el estado de cosas. De un régimen siempre corrupto y a veces inepto pasamos a otro siempre inepto y a veces corrupto. Las inundaciones de Tabasco son una evidencia más de la incapacidad de la 4T para prevenir desastres y acudir en ayuda de sus víctimas; no hablemos ya -tanto se ha hablado- del mal manejo de la pandemia, del caos económico en que se debate la administración y del aumento en la tasa de muertos y desaparecidos por causa de la criminalidad. A todo eso se responde con medidas de alcalde de pueblo tomadas por el presidente de la República, como ésa de que los funcionarios hagan aportaciones "voluntarias" salidas de sus sueldos y aguinaldos para comprar ambulancias. Cada vez son más los que dicen que estábamos mejor cuando estábamos peor. Desde luego nadie quiere que regresen las corrupciones y frivolidades del pasado, pero hay que reconocer que en aquel tiempo no faltaban en las farmacias los medicamentos, la economía no andaba tan mal, el número de las víctimas del crimen no era tan elevado, y se atendían con oportunidad las necesidades de los damnificados por eventos de la naturaleza. Ahora todo anda de cabeza. De la sartén caímos al fuego. O al agua, en el caso de Tabasco. Valdría la pena hacer una estadística de quienes votaron por López Obrador y ahora están arrepentidos de haberle dado su voto, pues ven cómo el país se le está deshaciendo entre las manos sin que él se ocupe de atender los grandes problemas nacionales y siga empleando el tiempo en minucias mañaneras y en escarbar una y otra vez en sus fobias y falacias. No sé si estábamos mejor cuando estábamos peor; lo que sí puedo advertir es que en las cosas del gobierno vamos para pésimo. Mantengo viva, sin embargo, mi esperanza en la fortaleza de México y de los mexicanos. Otros vientos hemos visto, y otras tempestades, y siempre hemos salido adelante. Ya vendrán tiempos mejores, pero no llegarán sin nuestra participación -la de la sociedad civil, quiero decir- y enmendando con nuestro voto los errores que con nuestros votos hemos cometido.

    Armando Fuentes Aguirre "Catón"
    (v.periódico Mural en línea del 18 de noviembre de 2020).

    La única manera de frenar drásticamente los contagios de Covid-19 es a través de la vacunación. Entre finales de este mes y diciembre probablemente empiecen a recibir autorizaciones diversas vacunas.

    Si suponemos que a partir de enero hay condiciones para que sean aplicadas en nuestro país, el ritmo de su aplicación -de acuerdo con lo referido por el secretario de Hacienda hace algunos días- es de 10 millones de dosis por mes.

    La mayor parte de las vacunas (2 de las 3 cuya adquisición afortunadamente ya gestionó México) requieren 2 aplicaciones antes de tener la inmunidad.

    Si suponemos que en enero se vacuna a 10 millones de personas, un supuesto extremadamente optimista, un porcentaje muy alto requerirá otra dosis en febrero, por lo cual, en ese mes tendríamos 10 millones de personas inmunes.

    A un ritmo de 10 millones cada 2 meses, llegaríamos a junio con 30 millones de personas inmunizadas, lo que significa poco menos de la cuarta parte de la población.

    Seguramente se puede acelerar en cierta medida el ritmo de aplicación, pero no mucho más.

    Es decir, que a la mitad de 2021 no estará inmunizada ni la mitad de la población mexicana.

    No vaya a malentenderme. Es una muy buena noticia, pero no alcanzará para que regresemos a la normalidad al arrancar la segunda mitad del año.

    Esto quiere decir que la evolución de la pandemia en los siguientes meses dependerá de que pueda amortiguarse el ritmo de los contagios en virtud del distanciamiento social, del uso generalizado del cubrebocas y de la aplicación masiva de pruebas, como lo empezará a hacer el Gobierno de la Ciudad de México.

    El problema es que, en las estrategias de mitigación, los gobiernos locales han tenido que imponerse al gobierno federal, el que no ha acompañado, sino a veces bloqueado los esfuerzos de las autoridades locales.

    En muchos lugares de la república, la dinámica de la enfermedad dependerá de qué tan conscientes somos de los riesgos cuando se aproxime diciembre.

    Se trata del mes en el que, tradicionalmente, hay más contacto social. Si el hartazgo por el confinamiento y el deseo de liberarnos, aunque sea brevemente, vence a la prudencia y el buen criterio, entonces tenga la certeza de que entre diciembre y enero tendremos una aceleración de la pandemia, de los contagiados, hospitalizados y fallecidos.

    Y no habrá de otra que proceder a imponer restricciones como pasó en abril, con lo que la incipiente recuperación de la economía recibirá de un golpe que la va a poner en la lona.

    Ayer, el Inegi dio a conocer cifras de octubre. La actividad de la economía ya sólo creció en 0.5% respecto a septiembre, cuando en ese mes lo había hecho en 1.7% respecto a agosto.

    Es decir, poco a poco, el ritmo de la economía se va desinflando.

    Si a esta pérdida de impulso le agrega el impacto de cierres localizados, pero cierres al fin, podríamos tener un nuevo tropezón en el 1er. trimestre de 2021.

    Ya que el gobierno, particularmente el presidente, no predica con el ejemplo, tendremos que ser nosotros, la sociedad, la que tomemos la responsabilidad de cuidarnos.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 20 de noviembre de 2020).

    "Las fuerzas armadas no anhelamos ningún poder", dijo Luis Cresencio Sandoval, cabeza de las fuerzas armadas durante los festejos por el 110 aniversario de la Revolución Mexicana. Sin embargo, las palabras del general secretario contrastan con la realidad. El Ejército Mexicano lleva al menos 14 años siendo el cimiento de la estrategia de seguridad del país. Y durante la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, los militares se han empoderado como nunca antes. Dinero, impunidad y atribuciones, todo a cambio del sometimiento y apoyo del Ejército a la autollamada 4a. Transformación.

    La influencia del Ejército en el proyecto de López Obrador es innegable. Un botón de muestra: la subordinación de la relación bilateral con Estados Unidos al indulto para el exsecretario Salvador Cienfuegos. El gobierno de López Obrador dobló las manos con Estados Unidos cuando se trató de migrantes o de defender la dignidad de nuestro país frente al discurso xenófobo de Donald Trump. No obstante, López Obrador reaccionó con furia cuando Estados Unidos detuvo a Cienfuegos. "Es un asunto de Estado", dijo. "Estaba en riesgo el prestigio del Ejército... a nadie se le van a fabricar delitos", declaró en la mañanera. Es constatable la doble moral del gobierno mexicano en la relación bilateral. México pidió inmunidad. Pidió impunidad para Cienfuegos.

    La pregunta que queda es: ¿Qué peligro corremos frente al empoderamiento del Ejército? ¿Existen riesgos para nuestros derechos y libertades si se traza una alianza entre el poder político y el militar? ¿La sintonía entre los militares y el gobierno es simple lealtad institucional o la relación está yendo más lejos? ¿Daña a la democracia? ¿Nos debe preocupar?

    Civilización y desmilitarización son 2 conceptos que están íntimamente ligados. Entendemos la civilización como la primacía del poder de los ciudadanos. Entendemos que la fuerza de los militares debe estar sujeta a control del poder civil, del poder emanado de la ciudadanía. Incluso, en muchos países, la Defensa Nacional -la representación ministerial del Ejército- debe recaer en un civil. En el caso mexicano, los resabios del fuero militar y el hecho de que sea un militar quien encabece la Defensa Nacional, son deudas históricas que el Estado mexicano no ha podido acometer con éxito. Sin embargo, la función del presidente como líder de las Fuerzas Armadas supone que los militares están bajo las órdenes del poder civil.

    En América Latina, la relación entre los militares y el poder civil ha sido de terror. La región ha sufrido golpes de estado recurrentes. Tras eso, el establecimiento de dictaduras militares cruentas y sanguinarias. En México, el arreglo posrevolucionario envió a las tropas al cuartel. El grupo vencedor de la guerra civil acordó con el Ejército el respeto al poder civil a cambio de inmunidades, impunidades y fueros. Al igual que el pacto con los trabajadores o los campesinos, los gobiernos emanados de la Revolución supieron pacificar al país y encerrar a los militares en los cuarteles. Un pacto histórico que se rompió con la utilización, por parte de Felipe Calderón, del Ejército para combatir al crimen organizado.

    López Obrador criticó el abuso que se hizo de las fuerzas armadas. Tuvo durante casi toda su vida política, una narrativa contra la militarización del país. Empero, al llegar al poder, cambió de opinión. Las críticas se convirtieron en apapachos, la petición de justicia en impunidad y los reclamos del Ejército se convirtieron en prioridades del ejecutivo. Bueno, al grado que el presidente utilizó su mayoría legislativa para borrar de un plumazo los fideicomisos de ciencia, tecnología, cine y deporte, pero mantuvo los fideicomisos de la SEDENA. El Ejército es una de las columnas vertebrales del proyecto obradorista; "es pueblo uniformado" diría López Obrador.

    El caso Cienfuegos ilustra muy bien el riesgo de empoderar desmedidamente al Ejército. El ex titular de la Defensa Nacional fue acusado en Estados Unidos de ser protector de criminales. Protector del narcotráfico en México. Acusaciones gravísimas. Durante el sexenio anterior, Cienfuegos empujó con vehemencia la otrora Ley de Seguridad Interior que normalizaba la militarización del país y le concedía protección especial a las fuerzas armadas. Un Ejército implicado en construir aeropuertos, gestionar las aduanas, administrar fideicomisos, controlar la Guardia Nacional, y un larguísimo etcétera, se convierte en un cuerpo incontrolable por la legislación. El poder de los poderes. Un Ejército leal al presidente, pero no leal a la ciudadanía. Un Ejército que se sabe impune y, por lo tanto, no sujeto a rendirle cuentas a la ciudadanía. Como dirían en inglés: "too big to fail" (un gigante que no puede fallar).

    Otras realidades nacionales nos deben alertar sobre lo peligroso que es empoderar a los militares. Cuando el Ejército se convierte en un cimiento más del proyecto político que gobierna, la democracia agoniza. Un Ejército debe ser leal a la Constitución y leal a la democracia. Los militares no ponen gobernantes. Los militares acatan lo que mandata el elector en las urnas. Sin embargo, la simbiosis entre Morena y los militares es muy preocupante. López Obrador se jugó buena parte de su capital político por salvar al general Cienfuegos. ¿Por qué era tan importante traer al general a territorio mexicano? No hay que ser muy listo para saberlo: Cienfuegos tiene información para hacer caer a quien sea. A los de antes y a los de hoy.

    La preminencia que están tomando los militares en nuestra vida pública nos debería alarmar. Las atribuciones de un Ejército en democracia y tiempo de paz, son clarísimas: proteger la soberanía nacional, ayudar a superar desastres nacionales, pero como dice el artículo 129 de la Constitución: ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar. Está probado que la ampliación de la intervención del Ejército lleva a más violaciones en Derechos Humanos y un riesgo incalculable para la democracia. Los militares en México, hoy por hoy, están concentrando mucho más poder que aquello que es sano en una democracia. Hemos hecho muchas cosas mal en nuestra historia, pero el rol de las fuerzas armadas, durante el siglo XX, no era una de esas. La utilización del Ejército daña a la democracia y daña, también, a las fuerzas armadas mismas.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 22 de noviembre de 2020).

    La empresa Best Buy ha anunciado que saldrá de México a partir del 31 de diciembre de este 2020. "Los efectos de la pandemia han sido muy profundos y no nos es viable mantener nuestro negocio en México", declaró Fernando Silva, presidente de la firma en nuestro país. A la compañía le quedaban 41 tiendas en México, después de haber cerrado 8 en 2020, pero tiene también una actividad comercial muy intensa a través de internet. Ni el hecho de estar en un campo relativamente favorecido en estos tiempos del Covid, el de la tecnología, ni el de haberse posicionado fuertemente como marca en México, fueron suficientes para impedir la decisión.

    Miles de negocios han cerrado en México en este año del Covid. La enorme mayoría son pequeñas empresas, principalmente restaurantes y bares. No debe sorprendernos. Las autoridades cerraron la mayoría de los negocios durante más de 2 meses. La economía quedó debilitada y no ha podido recuperarse. Se han perdido millones de empleos y el consumo se ha desplomado. No somos el único país que ha sufrido esta crisis, pero sí el que menos apoyo ha dado a las empresas que están teniendo que suspender actividades. Best Buy ha cerrado muchas tiendas en la Unión Americana, pero la cadena subsiste.

    El entorno regulatorio en México no ha hecho más que empeorar. La burocracia para abrir o mantener a flote un negocio es cada vez peor. La prohibición de la subcontratación laboral podría ser un golpe definitivo para muchas empresas más, sobre todo si consideramos que en todo el mundo existe esta flexibilidad en la contratación de empleados y trabajadores que ahora se está restringiendo aquí.

    Todo parece indicar que México cerrará este año con una contracción económica de alrededor de 9%. En contraste, Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, se encamina a una baja de solo 3.8% en este año, según el semanario The Economist. La diferencia es enorme.

    No somos, ciertamente, un ejemplo en lo económico, pero tampoco lo somos en la forma en que hemos enfrentado la pandemia. Poco importa que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya afirmado en repetidas ocasiones que México ha sido ejemplo en el mundo por la manera en que hemos afrontado esta doble crisis. La agencia de noticias Bloomberg dio a conocer este 24 de noviembre su lista de los mejores y los peores lugares para vivir en estos tiempos del Covid. Los primeros puestos los ocuparon Nueva Zelandia, Japón, Taiwán, Corea del Sur y Finlandia. Es lógico. Sus cifras estadísticas son muy buenas. Las tasas de letalidad de Covid que registran, por ejemplo, son de 0, 0.6, 0, 1 y 0.3% sobre los casos registrados.

    Bloomberg ha incluido solamente a 53 países en su lista. El último lugar le corresponde a México, con una letalidad de 8.6% sobre los casos registrados, 782 muertes por cada millón de habitantes y una tasa de positividad de 62.3% sobre las (pocas) pruebas que se aplican. Quizá el gobierno mexicano tenga otros datos, pero hasta el momento no los ha dado a conocer.

    Muchas de las circunstancias negativas no han estado bajo el control del gobierno, es cierto, pero este ha tomado decisiones equivocadas una y otra vez, desde la cancelación de proyectos de construcción ya iniciados hasta el rechazo al uso de mascarillas. Lo peor de todo es que el gobierno se niega a reconocer sus errores. Y aquellos que no reconocen sus errores están condenados a repetirlos.

    Sergio Sarmiento
    (v.periódico Mural en línea del 25 de noviembre de 2020).

    ¿En qué momento La Mañanera se convirtió en la misa de 7? ¿Quién le dijo al presidente que su trabajo era ser guía moral? No hay duda que este país, como muchos otros, requiere de mejores gobernantes, mejores funcionarios y, en el fondo, mejores ciudadanos. La pregunta es qué tiene que ver esto con la violencia y la corrupción. Dicho de otra manera, ¿es verdad que moralizando el país con una guía ética y predicando el amor al próximo, como decía el Nazareno, tendremos un mejor país? ¿Es verdad que detrás de la violencia contra las mujeres está la estela de podredumbre del neoliberalismo y que en el fondo son las mismas causas por las que se asesina a una mujer que a un miembro del crimen organizado? Por supuesto que no.

    En el tema de homicidios, por poner un ejemplo, los datos, no los otros datos sino los reales, los del Inegi, dicen otra cosa. Contrario a lo que suele pensarse, la última década no es la más violenta de la historia de México. Medida en tasa de homicidios por 100,000 habitantes, el récord lo alcanzamos en el año 1940, justo en la transición entre Lázaro Cárdenas y Ávila Camacho, en la que la tasa de homicidios llego a 67. La tendencia a la baja se mantuvo y tuvo su nivel mínimo con Vicente Fox, ya en pleno neoliberalismo, en que llegamos a tener un índice de 9. Se disparó con Calderón y siguió en aumento en los sexenios de Peña y López Obrador, ya muerto el neoliberalismo, para ubicarse en valores cercanos a 29. Un dato interesante es que, si quitamos las muertes asociadas al crimen organizado, los sexenios de Calderón, Peña y López Obrador mantienen los 3 valores similares cercanos a 10. Lo mismo podemos decir de la corrupción. Desgraciadamente no tenemos datos comparables pero, con todo el detestable cochinero del sexenio de Peña Nieto, podemos estar seguros de que no es tampoco el sexenio más corrupto.

    Con todo respeto, diría el clásico, no es cierto que todo pasado fue mejor y tampoco que la terrible violencia que estamos viviendo se deba a una crisis de valores. Los valores han cambiado de un siglo para acá, algunos para bien y otros para mal. Con todo, hoy somos una mejor sociedad que hace 20, 30 o 50 años. Estamos, para bien, lejos, muy lejos de los años de la vida no vale nada de José Alfredo Jiménez, como también es cierto que el crimen organizado ha despedazado comunidades enteras, que los feminicidios van al alza o que hemos perdido, merced a pésimas políticas de desarrollo, valores esenciales vinculados a la vida en comunidad como la solidaridad. Confundir el cambio axiológico de una sociedad con la pérdida de valores es una visión típica y claramente conservadora cuando en realidad ante lo que estamos es un grave problema de falta de Estado.

    El trabajo y la obsesión del gobierno deberían ser la justicia y el fortalecimiento del Estado. Lo que le toca al presidente y su corte no es moralizarnos, sino aplicar las leyes. Hacer justicia es lo mejor y lo único que puede hacer para moralizar la vida pública. Todo lo demás, comenzando por la Guía Ética para la Transformación de México, es propaganda de un presidente predicador.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 27 de noviembre de 2020).

    Apocalipsis ahora.

    Paco Calderón
    (29 de noviembre de 2020).


    A 2 años, la revolución de López Obrador es mucho más de forma que de fondo. No hay un cambio en las élites económicas ni políticas, lo que hemos visto en estos 2 años es un simple reacomodo de las mismas élites siempre dispuestas a adaptarse al discurso en turno. Los empresarios que tienen contacto y están cerca del presidente son los mismos que vienen desde el salinismo. Igual sucede con la clase política: son tránsfugas de otros partidos y sexenios. Los mismos que son señalados de haber destruido a este país tienen ahora a su cargo las principales carteras. Hay un cambio radical en el discurso, pero prácticamente ninguno en la estructura.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 30 de noviembre de 2020).

    Tuvieron que pasar más de 6 meses para llegar a la cifra de 60,000 muertos a causa del COVID-19... pero bastarán unas semanas para que esa cifra -calificada a priori como "catastrófica" por el doctor Hugo López-Gatell- se duplique.

    Más allá de las recriminaciones -tardías e inútiles porque, como dijo el mismo López-Gatell (en una frase que habrá hecho revolcarse de envidia en su tumba al inefable Perogrullo), "las muertes son irreversibles"-, quizá sea pertinente atender los 2 mensajes emitidos ayer por Tedros Adhanom Ghebreyesus, jefe de la Organización Mundial de la Salud: uno, que México se tome "muy en serio" (no como hasta ahora) la pandemia, porque "vio duplicar el número de casos y muertes entre mediados y finales de noviembre"; otro, las medidas que deberían tomarse, en todo el mundo pero particularmente aquí, con respecto a las tradicionales celebraciones decembrinas.

    Ha habido, hasta ahora, desde que en todo el planeta se encendieron las luces amarillas, un estira y afloja entre las restricciones sugeridas por las autoridades sanitarias, preocupadas por evitar contagios y defunciones, y las concesiones solicitadas por los sectores interesados en atenuar el impacto económico de la pandemia. El ciudadano común, en esa tesitura, lleva 8 largos meses en la cuerda floja, haciendo equilibrio entre la disciplina y el desmadre. Entiende que el riesgo es real: que un mínimo error puede ser de fatales consecuencias. Pero, por otra parte, quiere regalarse la posibilidad de sacar la cabeza del agua para respirar un rato a pleno pulmón. Entiende, desde luego, que la vida es el mayor tesoro con que cuenta..., pero estima, también, al hacer el inventario de las normas que ha tenido que acatar y de los privilegios de la "normalidad normal" -valga el pleonasmo- a los que ha tenido que renunciar, que "esto no es vida".

    Las advertencias de la OMS (celebrar en casa; evitar reuniones con gente ajena al círculo familiar; si hay encuentros, preferiblemente tenerlos en el exterior, con distanciamiento físico y llevando mascarilla...) obedecen al temor, por demás justificado, de que tras las celebraciones de fin de año se produzca una nueva oleada de contagios -que sería la 3a. en Europa-, cuando las primeras vacunas contra la enfermedad podrían tardar aún meses en llegar, y al principio sólo se aplicarían a grupos de riesgo.

    Colofón: lo dijo muy bien Pedro Infante: "Aquel que no oye consejo / nunca a viejo llegará...".

    Jaime García Elías
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 1o.de diciembre de 2020).

    2 años de muchas frases y pocos resultados. 2 años de prometer Dinamarca y Canadá, y sólo encontrarnos con los mismos, y agravados, problemas de siempre. 2 años de recitar verdades como mantras, pero que sólo existen en su cabeza. 2 años de decirnos que este país ya cambió y, sin embargo, seguimos viendo: homicidios, desaparecidos, salarios precarios, derroche presupuestal en caprichos, colas y listas de espera en los hospitales, rechazados de las universidades públicas, inversión congelada. 2 años de hablar de besos y amor, pero no tener otra receta para enfrentar la violencia que militarizar el país. 2 años de hablar de austeridad, pero no tenemos la más mínima idea de a dónde van los supuestos ahorros del gobierno. En conclusión, 2 años de propaganda y una realidad distante del discurso oficial.

    No todo es malo en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pero un análisis global, honesto, no puede más que reprobar a un gobierno que ha sido incapaz de enfrentar la violencia, empujar un modelo económico más justo y construir las instituciones necesarias para combatir a corrupción.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 6 de diciembre de 2020).

    En un periodo de 50 años la política en México ha pasado por el idealismo socialista de los años 60, por el idealismo partidista de los años 90, y por el idealismo democrático de los primeros años del presente siglo, para llegar finalmente a una profunda crisis de lo que es y debe ser la función pública y el ejercicio político.

    El socialismo muchas veces pro comunista de la 1a. etapa, generó líderes muy honestos y comprometidos que realmente buscaban un cambio radical que beneficiara a sectores de la población cada vez más marginados del otrora "milagro mexicano".

    El idealismo partidista posterior a 1970 seguía creyendo que la solución a los problemas del país era un cambio radical de partido, es decir, que un partido distinto o nuevo era la única posibilidad que tenía México, ante el fracaso de los movimientos estudiantiles y guerrilleros precedentes, disueltos con plata o con plomo.

    La rapidez con que todo otro partido, nuevo o viejo, se corrompía, puso el acento en lograr entonces una sociedad democrática y participativa, capaz de sujetar tanto a los partidos como a los gobiernos emanados de ellos, llegando incluso a establecer las candidaturas independientes.

    En las 3 etapas mencionadas fue el sistema político mexicano el responsable de sofocar el entusiasmo y la esperanza de un país distinto, un país de compromiso con los sectores más vulnerables, de libertades y oportunidades leales para los partidos, cuando todavía se creía en los partidos, o de un país donde crecimiento y desarrollo finalmente se conciliarán en una sociedad democrática y participativa, más por el empuje de la gente que de los políticos.

    Es verdad que en cierto modo, el actual gobierno federal podría representar la posibilidad de hacer realidad algunos de los postulados anhelados en esas 3 etapas que hemos vivido, pero luego de tantos años de idealismos frustrados resulta difícil creerlo, aun si millones de mexicanos tradicionalmente desprotegidos, hoy por 1a. vez en la historia reciben ayudas económicas contantes y sonantes, sin las cuales la actual crisis económica mundial estaría siendo para ellos mucho más agresiva y explosiva de lo que ya es.

    En cambio, el futuro político de la nación se está volviendo no incierto, sino certeramente regresivo, siendo sus síntomas, por una parte, la manera en que los medios de comunicación están siendo reprimidos o comprados, marginados al ostracismo los líderes de opinión, y promovidos solamente quienes apoyan a los nuevos políticos futuristas.

    Otro síntoma igualmente penoso es el surgimiento de políticos a los que nuevamente sólo les interesa la conquista del poder, pero carecen de planteamientos sociales, económicos y morales sinceros que diseñen metas realizables en beneficio de todos, metas sobre todo de carácter democrático que ayuden a la sociedad a superar su enajenación política, puerta de todo abuso y permisividad.

    Hoy día resulta evidente y preocupante el que estemos oscilando todo el tiempo entre la dictadura y la anarquía.

    Armando González Escoto
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 6 de diciembre de 2020).

    En principio las campañas políticas son reglamentadas en cada país mediante normas formales e informales, que son estas últimas constumbres no escritas de la decencia y probidad política, y cuando esto no se respeta, se produce una erosión en la confianza de los ciudadanos, que se deteriora o llega a perderse, con lo que el proceso político se minimiza y se devalora totalmente, y llega a imperar el cinismo y la indolencia en la ciudadanía. Nuestra esperanza radica en que el periodismo serio pueda ayudar a los ciudadanos a protegerse de los peores excesos de esta nueva normalidad política tortalmente anormal, que lo único que provoca es que lleguen a los puestos de alta responsabilidad individuos impreparados, demagogos y populistas, como los que estamos viendo en la actualidad.

    Sergio López Rivera
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 6 de diciembre de 2020).

    Más allá del millón y medio de fallecidos en el mundo, según las cifras oficiales, y de la peor crisis económica de la historia moderna, también se está gestando, positivamente, una revolución tecnológica, cuyas consecuencias aún no imaginamos.

    A la larga, ocurrirá lo mismo que ha pasado en otras etapas en las cuales se ha producido una aceleración de la revolución tecnológica: algunos sectores tendrán enormes ganancias mientras que otros se van a quedar rezagados.

    Como ha ocurrido desde hace mucho tiempo, habrá costos sociales en el corto plazo en este proceso de adaptación, aunque a la larga, haya beneficios generalizados.

    Es lamentable que en México estemos tan ajenos a esta discusión.

    Aquí nos rasgamos las vestiduras por el tema del outsourcing mientras que en otros lugares el asunto es si habrá trabajo, independientemente de cuál sea la forma de contratación.

    Tanto el gobierno como sindicatos y diversas instituciones siguen viendo hacia el pasado.

    Añoran los tiempos en los que la industria era la fuente de empleo. Buscan la seguridad que daban los contratos colectivos que garantizaban un empleo prácticamente hasta el retiro, así como una seguridad social que nos seguía protegiendo hasta la tumba.

    Esa certeza ya pasó. Nos guste o no, el mundo está cambiando y ahora lo hará con más rapidez.

    Si los gobiernos desarrollan políticas para amortiguar los costos y maximizar los beneficios de esta transformación, realizarán bien su tarea.

    Si intentan frenar estos procesos, será como ponerle barreras a la marea. Van a ser inútiles y crearán rezagos que van a requerir años o incluso décadas en remontarse.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 11 de diciembre de 2020).

    Ahora sabemos mejor lo que significa ser parte de un país que no ha podido invertir suficientemente en la ciencia y en la tecnología, si bien tenemos la posibilidad de comprar la vacuna que otros países están produciendo, lo cual ya es una ventaja, aunque haya que hacer "cola" para alcanzar el beneficio.

    Armando González Escoto
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 13 de diciembre de 2020).

    Los datos oficiales nos muestran un escenario lleno de nubarrones y malos presagios. Estamos ante tiempos más que nublados, parafraseando al gran Octavio Paz, los cuales se desarrollan ante un ogro al que de filantrópico le queda muy poco, y que se encuentra en un proceso que, más que una transformación racionalmente ordenada, se asemeja más a una extraña metamorfosis de final incierto.

    En efecto, al día 12 de diciembre, el país acumulaba 113,704 defunciones confirmadas, y lo más delicado, un número de 66,234 casos activos de la enfermedad, una de las cifras más altas registradas durante la pandemia.

    Desde esta perspectiva, es urgente fortalecer las acciones del Gobierno de la República, y es tiempo también de que el titular del ejecutivo, más allá de que se tengan buenas expectativas respecto de la llegada de la vacuna, envíe un mensaje frontal y predique con el ejemplo, -para utilizar sus términos-, conminando a la población a mantenerse en casa en todos los casos en que sea posible, y a utilizar el cubrebocas como un signo de solidaridad, respeto y fraternidad con los demás.

    Aun cuando la intención sea enviar el mensaje de un gobierno activo; aun cuando la popularidad presidencial se mantenga en niveles elevados, es necesario que el presidente se quede en Palacio Nacional; que utilice el cubrebocas en los eventos públicos y sus desplazamientos en la calle; y que sea el primero en ponerse la vacuna, no como un signo de "toma de ventaja", sino para disipar las dudas y posibles temores o movimientos de rechazo a su aplicación.

    Por otro lado, debe subrayarse que el rebrote que estamos enfrentando, que ha llevado a los más altos niveles de ocupación hospitalaria en varios estados, se da cuando la población se encuentra ya muy cansada del encierro, tanto física como mentalmente; se da cuando las y los médicos y todo el personal de salud se encuentra exhausto; mermados en la salud muchas y muchos de ellos; pero también agotados y sin atención oportuna a su salud mental; y cuando los efectos de una economía vapuleada comienzan a mostrarse en toda su magnitud.

    En el Sector Salud han sido dolorosas y muy numerosas las pérdidas; mucha gente ha tendido que despedirse de compañeras y compañeros, y amigos entrañables; auténticas familias construidas con base en años de esfuerzos compartidos, que se han fracturado en unos cuantos meses, bajo el reclamo constante de que no cuentan con todo lo necesario para su protección integral.

    En este momento, el país ya tiene una tasa de 90 defunciones por COVID-19 por cada 100,000 habitantes; pero lo que se ha visto en redes sociales y medios de comunicación, es que la gente está saliendo a las calles, y que, al parecer, el hartazgo del encierro les está llevando a preferir la posibilidad de la enfermedad a mantenerse en casa.

    Desde esta perspectiva, es urgente que la estrategia de comunicación del Gobierno de la República asuma como misión, para enfrentar a esta pandemia, pero también otras como la obesidad, la diabetes y la hipertensión, diseñar una nueva estrategia orientada desde lo que puede denominarse como una pedagogía del riesgo, la cual debería llevarnos a reducir los escandalosos niveles de mortalidad evitable que han existido en México desde hace ya varias décadas.

    La vida humana es sumamente frágil; nuestra salud está siempre expuesta a exterioridades que, por más que se pretenda hacer cosas, están fuera de nuestro control. Y por ello, ante la posibilidad de que lo peor esté aún por venir, lo necesario en este momento es asumir que una de las tareas elementales del gobierno es romper auténticamente con una de las tesis más neoliberales y perniciosas de los últimos años: que los individuos son siempre racionales, y que debe dejarse en sus manos la elección de qué se debe hacer.

    No se trata del regreso de la tutela del Estado, pero sí de la construcción de una visión de solidaridad y respeto entre unos y otros; y la promoción de una vida en comunidad donde todas y todos escuchemos a una autoridad legítima que da ejemplo de responsabilidad y compromiso con una vida digna para todas y todos.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.13-A del periódico El Informador del 14 de diciembre de 2020).

    Los defensores a ultranza del gobierno de la 4a. Transformación llevan meses defendiendo lo que determina y hace el gobierno federal en torno de la pandemia. Naturalmente, las decisiones del gobernador jalisciense les merecen todas las expresiones posibles de repudio.

    Los simpatizantes de la administración del gobernador Alfaro Ramírez esperan con animosidad todas las "mañaneras" para condenar lo que determinan López Obrador y el subsecretario Hugo López Gatell.

    Pero el país es mucho más grande que la Ciudad de México y el Estado de Jalisco. Por eso, lo mismo podría decirse de muchos de los gobernadores que llevan meses reclamando la distribución del presupuesto para la salud y los discursos cotidianos del subsecretario de Salud.

    El punto al que quiero llegar es simple: desde marzo y a la fecha (casi 10 meses), hemos vivido la pandemia del coronavirus entre controversias, medidas diferenciadas e incertidumbre. En este momento, lo mismo si se mide desde las cifras nacionales o de las estatales, estamos rompiendo marcas de contagios, de hospitalizaciones y muertes.

    La presión por mantener activa la economía es máxima y también, el reclamo por hacer efectivas las medidas de restricción, porque si muchos se aíslan, evitar salir y cuidan, muchos más ignoran las medidas más elementales y regresan a las actividades de riesgo.

    Todos esperan el milagro de la vacuna, pero desoyen que en los próximos meses sólo serán vacunados quienes forman parte del personal médico.

    En síntesis: gobernador o presidente, se han equivocado. La vacuna tardará en llegarnos y urge que recuperemos la conciencia de la prevención, el aislamiento y el uso del cubrebocas.

    Jorge Octavio Navarro
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 15 de diciembre de 2020).

    Suena muy bonito: "Prohibido prohibir"; "Nada por la fuerza, todo por la razón". También suena bonito el atento -aunque reiterativo- llamado, particularmente a los habitantes de la Ciudad de México y anexas, a "no salir" de casa, salvo para lo estrictamente necesario, y limitar "hasta el próximo día 24" esa comedida recomendación.

    Suena feo, por contrapartida, el tono con que las autoridades han impuesto severas restricciones a las actividades "no esenciales", tanto en varios países de Europa -Reino Unido, Alemania, Francia, España...- como en algunos estados de la República Mexicana -Tamaulipas y Nuevo León, por ejemplo- al efecto de reducir la presencia de personas en espacios públicos (escuelas, gimnasios, plazas, iglesias, calles, bares, restaurantes, centros comerciales...) y, por ende, el riesgo de contagios de COVID-19.

    Lo 1o. se llama permisividad; lo 2o., autoritarismo. Por supuesto, en circunstancias normales, es deseable lo primero; en circunstancias extraordinarias -y se supone que las actuales, con la pandemia como tema dominante, lo son-, en cambio, es razonable lo 2o.. Aun los ciudadanos más reacios al orden o más proclives al desmadre, acaban entendiendo que quienes gobiernan las ciudades o los países, como quienes gobiernan las familias, cumplen con su deber y están en su papel al dar órdenes o al imponer restricciones y aun prohibiciones, cuando hay sólidas razones o causas de fuerza mayor -como es el caso- para ello.

    Cerrar escuelas o gimnasios, como se ha hecho en todo el mundo; suspender ferias, congresos y celebraciones religiosas; restringir horarios en centros comerciales; hacer lo mismo en bares y restaurantes, y, además, imponer una serie de medidas orientadas a distanciar a los asistentes; prohibir las reuniones de decenas de personas en fiestas y de más de seis en celebraciones familiares; prohibir que se cante o que haya música "en vivo" en esas reuniones...: todas esas y muchas otras disposiciones similares, en efecto, atentan contra la libertad de reunión o de tránsito, o contra los derechos humanos elementales de las personas.

    Sin embargo, esas limitaciones resultan deseables, inevitables, exigibles en consecuencia, cuando un bien superior así lo determina.

    El gobernante, en tiempos de paz, puede pedir; en tiempos de guerra -aunque sea, como en los presentes, contra un enemigo temible por invisible- debe ordenar... aunque ello signifique imponer, limitar, restringir, exigir o prohibir.

    (Ahí aplica la frase de Campoamor: "La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en hacer lo que se debe").

    Jaime García Elías
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 17 de diciembre de 2020).

    Una vez que los gobiernos federal, estatal y municipales parecen rendirse ante el imprudente México que ya se "soltó" y con indiferencia se expone día con día a un mayor número de contagios, pareciera que la esperanza de que esto se controle un poco es que se empiecen a aplicar las vacunas en nuestro país.

    Sería la única alternativa real para que se reduzcan los contagios.

    Esta misma semana ya empezó la vacunación en Estados Unidos, y aunque será una tarea titánica, se calcula que cuando la mitad de la población esté vacunada se reducirían los riesgos de contagio hasta en un 90%.

    A la par de que se empezaron a autorizar las vacunas en distintos países, México pareció relajarse en las medidas que, si bien nunca fueron estrictas, por lo menos nos enviaban la señal de que había que cuidarse.

    Sin embargo, la resistencia de la CDMX a reconocer que está en una situación realmente caótica, y en Jalisco con un gobernador que era el principal promotor del cubrebocas y fue grabado en un restaurante bar sin él, son mensajes de que ya perdimos la batalla y sólo nos resta esperar que lleguen los refuerzos que serían los primeros lotes de vacunas.

    Pero es imposible dejar de ver la "operación vacunas" en México con muchas reservas.

    Nos sentimos como en el Titanic, esperando llegar a uno de los botes salvavidas cuando estos empiecen a ser botados al mar.

    ¿Llegaremos?

    Recordar que la tarea de vacunar a los mexicanos estará en manos del gobierno federal, y vaya que se cuestiona la eficiencia del sector oficial que ha demostrado pifias enormes en tareas que tenía asignadas sobre todo en salud.

    Quizás sea buena idea que una vez más la responsabilidad quede en manos del Ejército.

    Pero las dudas surgen entonces en la estrategia sobre quiénes serán los primeros en vacunarse (que aparentemente no hay dudas en que deben ser médicos y enfermeras del sector oficial) y sobre todo los segundos. ¿Cuáles van a ser los criterios para distribuir y aplicar la vacuna?

    ¿Qué estados del país la recibirían primero?

    ¿Pesarán en el criterio las regiones del país más o menos afines a la 4T?

    ¿Qué segmentos sociales serán los primeros beneficiados?

    Más nos sentimos entonces como en la cubierta del Titanic.

    La alternativa única de sobrevivencia es seguirnos cuidando nosotros mismos como hemos hecho.

    Ante el aumento de contagios hay que extremar las medidas más que nunca, y esperar a que esté vacunado cuanto antes ese 50% de la población, especialmente los irresponsables que portan el virus de un clan de la sociedad a otro, y entonces sí tratar de sobrevivir. Tratar de llegar a uno de los botes.

    Pablo Latapí
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 17 de diciembre de 2020).

    Cuando México enfrenta los tiempos más retadores, ocurre un fenómeno que sólo complicará el panorama. La polarización provoca no sólo desencuentros y falta de diálogo, sino algo aún más grave: que personajes con conocimientos y experiencia sean relegados o se automarginen.

    El nuevo ejecutivo federal trajo consigo un discurso que alimenta no sólo la división, sino que incentiva el revanchismo. López Obrador desprecia a casi todo cuadro gubernamental que no llegó al poder con él en 2018, quiere presentarse él y su equipo como gente sin mácula, sin pecado original.

    Claro que tal cosa constituye un absurdo. El propio Andrés Manuel no sólo fue priista y vivió del presupuesto en ese "pasado" que desprecia, sino que, en su paso por el PRD, en tanto dirigente de ese partido y gobernante de la Ciudad de México surgido del mismo, es coautor de muchas cosas de las que hoy reniega, entre ellas leyes electorales que nos rigen y que se formularon por presión suya o de su movimiento.

    Así que cuando él y los suyos arribaron a Palacio Nacional, no sólo no venían de una caverna gobernada de manera angelical, más que cristianos de las catacumbas son, ni más ni menos, muestra de nuestra clase política. Y si no, que le pregunten a Pío sobre los modos y costumbres del lopezobradorismo hace apenas unos pocos años.

    Pero el inflamado discurso de que no son iguales a sus antecesores, insisto, se ha traducido ya en el poder en una perniciosa condición. Cancela el diálogo y cierra al máximo la negociación. Así, por ejemplo, el presidente cree que puede diseñar solo, y acaso apoyado en las fuerzas armadas, la logística para la distribución de las vacunas.

    La responsabilidad del ejecutivo es, en efecto, diseñar esa estrategia en la emergencia. Pero esa obligación no le exime de escuchar a otros gobernantes, de abrir espacios para recibir opiniones, sugerencias.

    El grupo de gobernadores de la llamada Alianza Federalista ha reclamado al presidente (una vez más) ser tomado en cuenta, ahora para la vacunación. Y el mandatario ha contestado, sin sorpresa, como en ocasiones anteriores: acusando a esos mandatarios de hacer politiquería con la tragedia.

    Quien pretende que México se convierta en el país de un solo hombre condena a sus ciudadanos a implorar a la virgen de su preferencia para que, vistos los resultados en otras materias no tan descomunales, en esta grave coyuntura el presidente sí atine a inventar el mejor de los procedimientos posibles para vacunar a la población.

    Lo peor es que no tendría por qué ser así. Incluso si López Obrador decidiera que él es más sabio que todos los otros políticos del país, su gobierno podría convocar, con discreción, a especialistas que están fuera del gobierno federal, a gente formada en el sector salud que ha tenido experiencia en estrategias de vacunación, o a personal de otras disciplinas (protección civil, por ejemplo) que ha lidiado con esquemas de atención a la población en casos como terremotos o huracanes. Gente que hoy, por desgracia, no toma ni llamadas telefónicas en la prensa dado el régimen de revanchas que se ha instalado desde las mañaneras.

    Porque, más allá de que López Obrador desdeñe a los gobernadores que protestan, ya no digamos a los agachones que callan, desprecia el talento que el estado mexicano tenía, cuadros técnicos sin identificación partidista que podrían ayudar hoy, pero de quienes queda claro que ni su voz es bienvenida.

    Desperdiciamos talento e ideas cuando éstas más hacen falta para salir de las crisis que nos azotan. La tragedia sólo puede ser peor.

    Salvador Camarena
    (v.periódico El Financiero en línea del 18 de diciembre de 2020).

    El mundo ha cambiado. La crisis ha dañado nuestras economías y nuestro ánimo, salvo el de aquellos que, irresponsablemente, no acaban de entender la gravedad de la situación.

    Hoy, más de 100,000 hogares mexicanos están de luto por la pandemia; si le sumamos los homicidios y desaparecidos producto de la delincuencia organizada, superaremos 200,000 en un año. El problema es que tanto esta enfermedad como la violencia parecen no tener fin (ahora, con indignación, nos enteramos del asesinato del exgobernador Aristóteles Sandoval).

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 21 de diciembre de 2020).

    El año se acaba pero lamentablemente la pandemia seguirá aquí a lo largo de todo el 2021 y probablemente hasta el 2024 en los países más pobres que no tendrán derecho a la vacuna sino hasta dentro de 2 años, debido al acaparamiento de los países ricos.

    En México, si se llegan a cumplir los contratos que el gobierno ha firmado con los laboratorios y se cumple el plan de vacunación proyectado, será hasta fines de 2021 y probablemente hasta el 1er. semestre de 2022 cuando toda la población tenga garantizada la vacuna.

    De modo que el fin del terrible 2020 no termina con la pandemia, ni con la cuarentena, ni con las medidas de distanciamiento social, lo que quiere decir que la vuelta a la ansiada vieja normalidad está lejos de hacerse realidad.

    Y más vale que nos preparemos para ello, para una situación de emergencia que está lejos de terminarse y para seguir viviendo en condiciones de incertidumbre y de alteración de la normalidad tal como la conocíamos.

    Rubén Martín
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 31 de diciembre de 2020).

    Por fin se acabó el 2020, un año marcado por la tristeza, la soledad, la pérdida de seres queridos, la angustia, el cambio en la forma de pensar y de actuar. Un año de miedo e incertidumbre para el mundo en general por la pandemia del Covid 19, que sin duda dejara cicatrices que nunca se podrán borrar.

    En nuestro país las cosas se pusieron peor, ante la falta de capacidad del gobierno en el poder, que demostraron una profunda ineptitud para enfrentar este problema ajeno, pero además con cinismo, mentiras y aprovechando la desgracia ante un pueblo apático, conformista e ignorante, sacando raja como se dice en el argot o agua para su molino. Ya lo dijo el presidente que está pandemia "les había caído como anillo al dedo, para consolidar su 4a. transformación".

    Me imagino que miles de personas que perdieron un ser querido, que se quedo sin ser atendido o que fue atendido y falleció, no pensaran igual ni se tragaran las mentiras de López que con toda desfachatez dijo y sigue diciendo que nadie se quedo sin atención por falta de camas en ningún hospital, ¡pero lo que faltaba no eran camas, sino respiradores! También López debe de estar muy contento, que seamos el 1er. país en el mundo con más muertes del personal de sanidad, porque eso le permitió "justificar" la llegada de "pseudo médicos cubanos", para poder ayudar a la dictadura comunista en la isla, importándole un carajo la pérdida de vidas en nuestro país.

    La pandemia desnudó al mundo entero, porque ningún país estaba preparado para una situación de este tamaño, sin embargo hay algunos gobiernos que han venido enfrentando el problema con soluciones prácticas, con apoyos, con resultados a la vista y no con ocurrencias, con mala fe y con ignorancia, como lo ha hecho este gobierno en México. El cinismo, la falta de empatía, la injusticia, las mentiras todas las mañanas, han sido el manejo de esta crisis, por una bola de improvisados, ineptos, ignorantes, corruptos, comandados por un narcista que no está bien de sus facultades mentales y que maneja con autoritarismo absoluto a sus subordinados, como si se tratara de un manicomio donde el más desequilibrado lleva el mando.

    El gobierno de Lopez Obrador ha reprobado todas las materias, no hay una sola asignatura a destacar como logro de esta "4a. masturbación", son simplemente incapaces de obtener un resultado medianamente aprobatorio. Son 2 años de retroceso que nos han llevado a prácticas de 1970, es decir, es como perder 50 años de modernidad, es volver a ver a un México de los tiempos de Echeverría y López Portillo, es mirar al pasado en la peor versión en color sepia.

    ¿Y su combate a la corrupción? ¿Qué tal? Con toda la familia mamando dinero, los hijos, los hermanos, la prima y lo que no sabemos. Nunca había tenido México un gobierno en familia tan corrupto y eso que apenas llevan una tercera parte del camino recorrido, pero el señor con todo el cinismo y la mentira, va diciendo que es el 2o. presidente mejor evaluado en el mundo. No sé en que encuestas patito de basa, ni tampoco sé quién es el tonto que se la crea.

    En México todos queríamos un cambio, pero no en reversa, la débil democracia mexicana ha costado mucho construirla, ¡para que venga un dictador a quitarla de un plumazo!

    Juan Serrat Viñas
    (1o.de enero de 2021).

    El presidente López Obrador declaró el pasado 2 de abril que México estaba viviendo "una crisis transitoria": "Esto no va a tardar y vamos a salir fortalecidos, y vamos a salir fortalecidos porque no nos van a hacer cambiar en nuestro propósito de acabar con la corrupción y que haya justicia en el país. Por eso vamos a salir fortalecidos, o sea, que nos vino esto como anillo al dedo para afianzar el propósito de transformación".

    A muchos mexicanos, sin embargo, el 2020 no les vino como anillo al dedo. Oficialmente se acumulan más de 125,000 muertos de Covid, aunque la cifra real puede ser 2 o 3 veces superior. La economía cayó por 2o. año consecutivo, pero en 2020 con un desplome brutal de 9%. El 30 de noviembre había 752,100 empleos menos registrados en el IMSS que un año antes. La población económicamente activa cayó de 60.5 a 56.8% del total.

    ¿Qué podemos esperar para el 2021? La experiencia nos dice que después de una caída tan fuerte es inevitable un rebote. La gente no puede dejar de trabajar, aunque algunos gobiernos insistan en prohibir sus actividades. Hacienda pronosticó en sus Criterios Generales que la economía crecería 4.6% este año que empieza; la cifra parece exagerada, pero es lógico esperar una recuperación.

    La pandemia dista de haber terminado. La vacunación ayudará a disminuir los contagios y las muertes, pero solo de manera gradual. La cifra oficial de fallecimientos podría alcanzar los 200,000 o más, y la real seguiría siendo significativamente superior. Al final, esta pandemia terminará siendo uno de los golpes más mortales a los mexicanos en la historia.

    El presidente López Obrador, sin embargo, es optimista. Este pasado 30 de diciembre declaró: "Estamos cerrando muy bien el año en lo económico, en lo financiero; no traemos deudas y se está pagando a proveedores, se está pagando a contratistas". Quizá tiene razón desde el punto de vista de un administrador conservador de la hacienda pública. Las finanzas están sanas, el déficit de presupuesto se mantiene en uno de los niveles más reducidos del mundo. Mientras otros países se endeudan para apoyar a sus empresas y ciudadanos, López Obrador se ha convertido en uno de los discípulos más notables de la economía ortodoxa que preconizaba Margaret Thatcher. La estabilidad del peso es una consecuencia positiva de este firme control sobre las finanzas públicas.

    López Obrador tiene razones para celebrar. No sé si realmente sea el 2o. gobernante más popular del mundo, pero ciertamente registra tasas de aprobación muy altas. Una parte importante de su popularidad proviene del reparto de recursos a grupos cada vez más amplios de la población. También su capacidad de comunicación, que despliega cotidianamente en sus conferencias de prensa, le ayuda. Esto permite que Morena sea favorita para los comicios de 2021 y que se pueda dar el lujo de postular a candidatos impresentables, como Félix Salgado Macedonio.

    Los problemas vendrán en el largo plazo. El gobierno ha tomado medidas que han contraído la inversión productiva. Los grandes proyectos del régimen, como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas, no serán rentables. Se va a registrar un deterioro gradual en la productividad y la competitividad, y el reparto de dinero para comprar votos no podrá sostenerse. Al gobierno, sin embargo, no parece importarle. Quizá le apuesta a la visión de John Maynard Keynes: "En el largo plazo, todos estaremos muertos".

    Sergio Sarmiento
    (v.periódico Mural en línea del 1o.de enero de 2021).

    Es cierto que los gobiernos de los países son los responsables de cómo se ha abordado la pandemia desde el 1er. momento, y dentro de cada país, los gobiernos estatales y locales dependiendo de la organización de cada uno; ya se pasarán las facturas que se tengan que pasar, pero también está nuestra propia responsabilidad, nuestra actitud, creencias, cuidados, atención a las recomendaciones. Estoy convencida de que ahí está la parte más importante porque todos y cada uno somos capaces de tomar decisiones bien informadas.

    En las últimas semanas del año 2020, para no ir muy lejos, aquí en Guadalajara circularon fotografías y videos, convertidos luego en noticias, de cómo se colapsaron los lugares más céntricos y comerciales por la cantidad de personas que salieron a las calles a comprar o a pasear sin los cuidados mínimos que se deben observar en un contexto de pandemia, es decir, de una enfermedad que afecta ¡al mundo! para la que no hay tratamiento y las vacunas acaban de salir.

    No sé si les ha pasado, pero las noticias de contagios y fallecimientos se refieren cada vez más a personas cercanas, a conocidos y, dolorosamente, también a parientes. Es preciso reiterar una y otra vez que es real, que el coronavirus Sars-Cov2 existe, es contagioso, puede provocar que la enfermedad sea grave y causar la muerte, particularmente si la persona afectada tiene alguna comorbilidad como obesidad o diabetes, entre las principales. Hemos salido adelante de un confinamiento intermitente a lo largo de 10 o 9 meses, podemos aguantar un poco más, lo primero es lo primero: salud y vida, para emprender todo lo demás que conforma nuestra existencia.

    Por favor, urge cuidarnos como al principio, extremar precauciones, exagerar. La capacidad hospitalaria más o menos holgada que se mantuvo casi todos estos meses hoy está llegando a niveles de alarma. Prácticamente nadie en el país está exento y es real que las grandes ciudades como la capital del país, Guadalajara y Monterrey, son las que presentan una situación crítica. Hasta ahora no insalvable ni fuera de control, pero como en los indicadores de presión, la aguja ya está en la franja roja.

    Cubrebocas, sana distancia, lavado de manos y quedarnos en casa es lo mejor que podemos hacer para que las autoridades sanitarias tengan capacidad y margen de maniobra en la atención de las personas contagiadas.

    Laura Castro Golarte
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 2 de enero de 2021).

    López Obrador triunfó en 2018 gracias a una combinación de elementos. La mayoría de los colegas da más importancia a temas coyunturales: de un lado imaginan una creciente desigualdad producto del neoliberalismo (que no existió); del otro, una respuesta a la frivolidad y corrupción del gobierno de Peña Nieto (que sí existió, pero no parece razón suficiente, como no lo fue por décadas). Esta columna considera que el mito obradorista, el populismo occidental y la reacción al cambio explican mucho mejor lo que ha ocurrido.

    Por un lado, López Obrador dedicó toda su vida a construir un personaje: el líder social preocupado por los más pobres. Lo hizo a pesar de tener puestos relevantes desde el inicio de su carrera: presidente estatal del PRI, colaborador cercano de González Pedrero y Clara Jusidman, candidato a gobernador por el Frente Democrático Nacional, presidente del PRD, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, entre otros. Con mucho cuidado, ha mantenido su papel de líder austero, y ha impulsado algunas políticas públicas que parecen beneficiar a grupos vulnerables, aunque su objetivo real haya sido siempre el clientelismo político. Ese papel corría el riesgo de hacerse irrelevante, hasta que occidente entero se desplazó hacia el populismo.

    Lo hemos platicado en varias ocasiones. La transformación de la tecnología comunicacional, que desplazó a los guardianes tradicionales de la democracia liberal, se sumó en 2009 a un momento de sorpresa, cuando se vino abajo el sistema financiero estadounidense. A partir de entonces, diversos grupos políticos encabezaron movimientos que argumentaban en contra del funcionamiento económico previo: el 99% en Nueva York, el 15M en España, Cinque Stelle en Italia, el Tea Party al interior del Partido Republicano. Aunque algunos de los reclamos de esos grupos tenían asidero en la realidad, la mayoría era sólo una extensión de creencias previas, desde comunismos trasnochados hasta racismo puro y duro. Sin los guardianes tradicionales, el discurso público se desmoronó al grado de perderse la concepción de la verdad, permitiendo a líderes agresivos, irresponsables y patológicamente mentirosos el acceso al poder. Por eso Trump, Pablo Iglesias, Bolsonaro, López Obrador, lograron lo que parecía imposible pocos años antes.

    Finalmente, la gran apuesta de transformar México en un país avanzado, iniciada con la incorporación a Norteamérica, buscó consolidarse con reformas profundas: educación, sistema financiero, telecomunicaciones, energía, fiscal. Esas reformas, como todas, provocaron de inmediato una reacción de quienes perdían privilegios: los 'maestros revolucionarios', los capitalistas de compadrazgo, los nacionalistas energéticos, los evasores clasemedieros. Todos ellos buscaron cómo revertir esas reformas, y concluyeron que su mejor apuesta era el líder austero y populista, y decidieron apoyarlo.

    Por eso se eliminó la reforma educativa, por eso se bloquea la energética, por eso el 'consejo asesor empresarial' del presidente, por eso el voto tan importante de los grupos de altos ingresos y nivel educativo a favor de López Obrador en 2018. Nada de neoliberalismo, ni de PRIAN: es un gobierno de grupos organizados que buscan seguir extrayendo recursos de la mayoría de los mexicanos.

    En 5 meses veremos si esas mayorías se han dado cuenta del abuso que sufren, de la incompetencia y rapacidad del grupo que acompaña a López, o si de plano este país no tiene remedio.

    Macario Schettino
    (v.periódico El Financiero en línea del 4 de enero de 2021).

    Después de un año, hay lecciones que pueden comenzar a ordenarse: 1) los sistemas de salud robustos son una condición necesaria del desarrollo y para la capacidad de resiliencia de las sociedades: 2) los sistemas educativos más incluyentes, sustentados en un amplio y vigoroso sistema de generación de ciencia y tecnología son los que están enfrentando mejor los retos de la educación no presencial y la preparación para el retorno a las modalidades presenciales; 3) las economías basadas en modelos de desarrollo con alta inversión productiva y sostenible del Estado, y con sistemas fiscales progresivos, son las que están garantizando mejores condiciones para su población.

    La pregunta obligada es entonces, cómo se encuentra nuestro país en esos rubros, por lo que es importante decir que estamos aún muy lejos de contar con un sistema de salud integrado, que garantice no sólo servicios médicos de calidad, sino que se vincule a un sistema de retiro que le dé perspectiva de vida digna a una población que está en un acelerado proceso de envejecimiento.

    Es importante subrayar que fue justo en medio de la transición del Seguro Popular al nuevo esquema de un Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, cuando nos golpeó la pandemia: cuando no había esquemas probados de funcionamiento administrativo, cuando no estaban listos los cambios estructurales en los esquemas de atención, y cuando todavía no se tenía el reordenamiento del acuerdo federal para echar a andar el nuevo modelo de atención a la salud.

    La reacción de las autoridades ha sido insuficiente, y los saldos ya los estamos viendo: más de 125,000 defunciones en 2020 por COVID-19, a las que se deberán añadir las muertes en exceso por otros padecimientos como la diabetes, la hipertensión y los tumores malignos.

    En materia educativa, también la pandemia nos golpeó en medio del proceso de "reversión" de la llamada "reforma educativa" impulsada por la administración anterior. Aún no se consolidaba lo que se llamó "la nueva escuela mexicana", cuando se tuvo que implementar sobre la marcha el modelo de "aprende en casa", del cual aún no se tiene claridad cuándo y cómo habrá de regresarse a una educación presencial, sobre todo ante la advertencia de la Organización Mundial de la Salud, respecto de que el COVID-19 muy probablemente se convertirá en un padecimiento endémico.

    Desde esta perspectiva, preocupan los resultados de México en la Prueba PISA 2018: las niñas y niños de todo el país presentan muy pobres resultados para las áreas de ciencias matemáticas y lenguaje, situación que se agravará seguramente durante lo que dure la pandemia. El reto, por supuesto se encuentra, en cómo hacer para recuperar el tiempo perdido para millones de niñas, niños y adolescentes; y cómo hacer para evitar que tengamos una "generación perdida" en materia educativa.

    Finalmente, se encuentra el otro reto estructural: cómo generar los empleos necesarios, mediante un cambio estructural del modelo económico, que permita crecer para igualar a la población, y para mantener un proceso permanente y sostenible de generación de empleos formales y dignos.

    Sin una reforma del Estado Social de Derecho que permita conducir hacia la construcción de un nuevo curso de desarrollo, México continuará a la deriva y expuesto a nuevas y quizá mayores crisis.

    De esta forma, lo que hagamos, pero también lo que no hagamos, habrá de definir el rumbo del país para las siguientes generaciones.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 4 de enero de 2021).

    El 2021 será un año difícil porque a los problemas existentes se agregará la lucha electoral. La disputa por el poder es un ingrediente que puede incluso llegar a la violencia. Ante una sociedad cuyas reflexiones están limitadas por la ira y el dogmatismo, el futuro puede ser indeseable. La intención de transformar todas las instituciones por parte del gobierno y la legítima defensa de las mismas por un amplio sector de la sociedad hacen prever meses muy conflictivos.

    La irritación, generada por la frivolidad de quienes lejos de entender que gobernar a nuestro país es una enorme responsabilidad y un gran honor, llevó a muchos ciudadanos a adoptar una posición vengativa que, de no modificarse, acabará dañándonos tanto o más que la irresponsabilidad de aquellos gobernantes a quienes hoy censuramos.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 4 de enero de 2021).

    En la Ciudad de México, y en la zona metropolitana de Guadalajara particularmente, contra las tranquilizantes cifras oficiales, según las cuales la ocupación en los hospitales equipados para atender a pacientes del coronavirus ronda el 50%, diversos medios han aportado reportajes de los que se desprenden "otros datos"; concretamente, que dichos nosocomios ya están saturados... y que presumiblemente los contagios se incrementarán a raíz de los contactos en calles, centros comerciales y reuniones celebradas a contrapelo de las medidas ("semáforo rojo", "botón de emergencia", etc.) y machaconas recomendaciones de las autoridades.

    Jaime García Elías
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 4 de enero de 2021).

    De entrada: no se trata de querer meter la cuchara en el puchero del vecino... pero sí de señalar el riesgo de que sucesos lamentables, trágicos incluso, similares a los del miércoles en Washington, pudieran ocurrir en México.

    Hubo consenso en que el asalto del Capitolio en la capital estadounidense fue instigado por el presidente Donald Trump. La explosión, difundida al detalle, en vivo y a todo color, por los medios de comunicación, fue causada por el discurso incendiario de un presidente incapaz de aceptar que, a diferencia de la mayoría de sus predecesores, no consiguió la anuencia del voto popular para reelegirse para un 2o. mandato; fue su aseveración, tan obstinada como falaz, de que las elecciones fueron fraudulentas, y él, víctima de un despojo orquestado... Para sus simpatizantes más fanatizados, más radicales, más irracionales, esa teoría peregrina -como lo demostró el hecho de que ningún tribunal estatal diera entrada a las quejas interpuestas- en tono de alarido, fue un llamado a la anarquía, el desbarajuste y la asonada.

    Si allá, al final del día -literalmente- hubo consenso en que el responsable del escándalo y el desgarriate ocurridos en la catedral mundial de la democracia, nada menos, fue un presidente que no supo perder una elección y de antemano había advertido que sólo aceptaría los resultados si le eran propicios, la obligada moraleja de la historia podría aplicarse a situaciones similares que se dan en otras latitudes: en México, por ejemplo, donde cotidiana, sistemáticamente, se alimenta la hoguera de la confrontación entre los críticos y los incondicionales del gobernante en turno.

    Si allá la mayoría de las opiniones concuerda en que el gobernante saliente no supo perder, aquí hay preocupantes señales de que el gobernante en turno no supo ganar. Su lenguaje corresponde al del candidato confrontado permanentemente con "adversarios" imaginarios. Sus actitudes no corresponden al mandatario que, por haber ganado de manera legítima las elecciones, debe esforzarse por resolver los problemas colectivos de sus gobernados -seguridad, salud, educación, economía, ahora la pandemia...- y no por salvarse endosando culpas a sus predecesores, ni insistiendo en que quienes no están con él, incondicionalmente, están en su contra.

    Ese clima de confrontación propició las atrocidades del ominoso 6 de enero en Washington; un caldo de cultivo similar -abundan los inquietantes indicios de ello- se está confeccionando aquí.

    Jaime García Elías
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 8 de enero de 2021).

    El régimen de la transición tuvo distintos elementos constitutivos: el debilitamiento del poder central (tanto hacia los estados como hacia órganos autónomos); el tripartidismo y el financiamiento público de la política (PAN, PRI, PRD); el pacto y las reformas electorales.

    Este conjunto de reglas ya agonizaban durante el peñanietismo. El debilitamiento del PRD, la recentralización del poder y el Pacto de México fueron avisos de la intención -lograda- de romper los consensos que tejieron la transición democrática en México. El peñanietismo fue el preludio. El PRI, y las alianzas, puso la mesa para que la autollamada 4a. Transformación asesinara lo poco que quedaba del espíritu de la transición. Hoy, como bien escribe Soledad Loaeza en Nexos, "de la transición solo quedan fragmentos". Cachitos, pedacitos, nada que sea sólido.

    La transición murió, en gran medida, porque no se supo renovar. En gran parte porque el régimen de la transición se confundió con corrupción. En gran parte porque la democracia no nos ha hecho más prósperos, y en parte porque fue un régimen que tuvo mucho de élites y poco de pueblo. Dicho descrédito está siendo aprovechado por López Obrador para concentrar poder y destruir cualquier institución que no controle desde el ejecutivo. Tras el argumento del ahorro, el presidente dispara a diestra y siniestra. Esta misma semana anunció que en febrero enviará una iniciativa con la intención de desaparecer algunos órganos autónomos como, por ejemplo, el INAI -encargado de garantizar la transparencia-, la Comisión Reguladora de Energía (CRE), la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) o el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace); la Comisión Nacional de Derechos Humanos o el Instituto Federal de Telecomunicaciónes (IFT).

    Y la pregunta es: ¿Por qué nos debería importar que el jefe del ejecutivo destruya la autonomía de estos organismos y transfiera sus funciones al gobierno? ¿No es lo lógico? ¿No es lo que ocurre en otras democracias? Toda esta idea de autonomía, ¿no tuvo sentido cuando gobernaba el partidazo, pero ahora es obsoleto y caro?

    La historia del siglo XX mexicano es la lucha por debilitar al Ogro Filantrópico, a ese poderoso dinosaurio, que controlaba todo y lo decidía todo. Menguar su fuerza fue una labor que podemos comenzar a rastrear desde previo a la década de los 70, pero con especial énfasis con la reforma política de 1977. De poquito en poquito, el pluralismo fue conquistando espacios de representación en el congreso y, a partir de finales de los 80, en los gobiernos estatales. Y tras las crisis -política y económica- de 1988 y 1994, el régimen tuvo que ceder. La autonomía fue el medicamento que administramos frente al cáncer del autoritarismo.

    Frente al uso político de la moneda, autonomía al Banco de México. Frente al fraude electoral, autonomía al Instituto Federal Electoral. Frente a la opacidad, autonomía al Instituto de Transparencia (INAI). Frente a la concentración de poder económico en pocas manos, autonomía a los órganos de competencia. Frente a la corrupción y la impunidad, autonomía al Sistema Nacional Anticorrupción. Frente al poder mediático, un Instituto Federal de Telecomunicaciones autónomo. AMLO puede decir misa, pero no es cierto que la autonomía sea un fracaso. Puede ser cara, pero nadie puede negar sus éxitos.

    México es un país con baja inflación luego de una historia de crisis sucesivas en donde la moneda fluctuaba con agresividad. México es un país en donde gana quien recibe más votos, antes no era así. México es un país en donde es posible escarbar en la información que quiere esconder el gobierno. México es un país en donde se violan derechos humanos, pero existe un espacio autónomo que puede denunciarlo. Ayotzinapa es un botón de muestra. Arrasar con estas instituciones es una regresión que pone en riesgo muchos derechos que hemos adquirido con los años.

    Otra cosa es que la amplia autonomía concedida a distintos espacios de la administración pública sea costosa. Ahí coincido con el presidente. Sin embargo, no necesariamente es responsabilidad de dichos organismos. ¿Por qué el INE es tan caro? Por una sencilla razón: los legisladores decidieron hacer un monstruo burocrático recargado de atribuciones. ¿El INE decidió que debía garantizar el equilibrio en la cobertura de los comicios? ¿El INE decidió ser el único organismo capaz de expedir credenciales de identidad válidas? ¿El INE decidió, por sí sólo, fiscalizar los recursos de las elecciones? Todas las atribuciones y, por ende, los recursos que debe erogar son decisiones que tomaron los partidos políticos. Algo similar sucede con el INAI que no sólo debe garantizar el acceso a la información pública, sino aparte la protección de nuestros datos personales. El presidente engaña cuando deja entrever que los órganos autónomos son burocracias doradas que se niegan a rendir cuentas.

    Lo preocupante es la consecuencia política. Si desaparecemos todo, ¿qué nos queda? La voluntad de un hombre y su proyecto político. Construir es complejísimo, se necesitan grandes consensos y pactos, pero destruir es cuestión de voluntad. Y el presidente tiene las mayorías necesarias para destruir sin siquiera despeinarse. El régimen de la transición se suicidó cuando sus principales actores no supieron renovarse y ofrecer una democracia que respondiera a las necesidades de la ciudadanía. Sin embargo, el tiro de gracia del gobierno a todo lo que huela al régimen de la transición nos empuja a un estadio anterior. Lo narra Anne Applebaum en "el crepúsculo de la democracia" a través de los casos de Hungría y Polonia: el autoritarismo de nuevo cuño ya no necesita eliminar las elecciones. Lo único que hace es ir desapareciendo todos esos espacios de disenso y contrapesos que no están sometidos a la voluntad del ejecutivo. Es un camino largo, pero que tiene un destino: entronizar a un proyecto político en el poder. Autoritarismo competitivo, como bien lo reseñó Andreas Schedler. El presidente puede engañar a quien quiera, pero es innegable que este México, con sus grandes problemas, sería un peor país sin su transición y sus órganos autónomos. Hoy es el INAI, el IFT o la CNDH la que están en el punto de mira del presidente, pero mañana pueden ser el INE o incluso las universidades públicas. No compremos el argumento del ahorro. No es un problema de pesos y centavos, sino de poder. No olvidemos: las dictaduras suelen ser más baratas que las democracias.

    Enrique Toussaint Orendáin
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 10 de enero de 2021).

    Pareciera que vivimos en una película de ciencia ficción en la que si bien existe la esperanza de ser vacunados algún día, estamos amenazados por la imprudencia de quienes minimizan la posibilidad de contagiarse y conforme pasa el tiempo se relajan más y más, y son una masa que sin las mínimas medidas continúan con sus actividades sociales de manera común, organizan fiestas y reuniones, visitan en familia tianguis, centros comerciales y pasean indistintamente por lugares muy populares sin entender la premisa básica del virus, que es: "donde hay gente hay virus, y ahí están los contagios".

    Pero cada día se ve más lejano que realmente la vacuna llegue a todos. Las primeras semanas de aplicaciones en los lugares "elegidos" han sido muy caóticas y acompañadas de la enorme sospecha de que hay beneficiados de la vacuna que están ahí por amiguismo o por pertenecer al partido gobernante.

    Además, el número de vacunas que está llegando es pequeñísimo y si bien se han aplicado a integrantes del sector médico que están en la atención directa de contagiados y agonizantes, no ataca al ejército de imprudentes donde aumenta el numero de contagios día día.

    Y al ser manejada la distribución y aplicación de las vacunas por el sector oficial queda la enorme duda de qué tanto lo dicho en el discurso oficial es real y qué tanto es simulación a la luz de las elecciones que habremos de tener este año.

    Gobiernos acostumbrados a mentir para sacar provecho de las situaciones (sin distingo de partido) tienen ahora en sus manos la responsabilidad de poner fin a la pandemia. La parte lúgubre del asunto es que cada día que avanza la irresponsabilidad y la simulación se registra un mayor número de muertes, vidas irrecuperables, y al parecer los gobiernos de eso no están muy conscientes.

    Pablo Latapí
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 14 de enero de 2021).

    El escaso efecto de los cierres no es porque el confinamiento no funcione, sino porque la tolerancia a la informalidad ante la realidad de que no se está apoyando económicamente a la gente, impide que el confinamiento se haga realmente completo.

    En este contexto, los retos para las familias y las empresas este año son enormes. El gobierno no va a asegurar que no nos contagiemos ni va a cuidar nuestra economía. Lo tendremos que hacer nosotros mismos.

    Enrique Quintana
    (v.periódico El Financiero en línea del 18 de enero de 2021).

    El movimiento opositor al presidente López Obrador no puede acapararlo todo. La oposición que busca estructurarse electoralmente de cara a la elección intermedia de este año tiene la obligación ética de cuidar el derecho de admisión.

    En los poco más de 2 años de sexenio, hemos visto, bajo el amparo de "ser oposición", escenas políticas deleznables. Una pancarta que exige que no nos gobierne una trabajadora doméstica. Tuits que atacan al obradorismo por el color de la piel de sus simpatizantes. Racistas que salen del clóset disfrazados de contestatarios. Supremacistas del bilingüismo que consideran inútil a quien no habla inglés. Extremistas del doctorado que descalifican de tajo las capacidades de alguien que no tenga estudios de postgrado, como si México no contara con una larga historia de gobernantes con pomposos títulos académicos que llevaron al país al desastre. Un empresario que se queja de que ahora lo extorsionan para cobrarle los impuestos que debió haber pagado. Otros que se rasgan las vestiduras por un aumento de 10 pesos al salario mínimo diario. En el despreciable extremo máximo están quienes incluso desean la muerte al presidente, y despliegan una retórica violenta, fanática e intolerante.

    Así, en el paraguas anti-AMLO hay corruptos que buscan inmunidad, empresarios abusivos que quieren mantener sus privilegios, fascistas que se legitiman con la bandera de la oposición, vulgares rateros que persiguen la redención.

    ¿Esa es la oposición? No. Esos son sólo algunos cuadros visibles, algunas voces cuya única relevancia es la estridencia.

    La mayoría de la gente que rechaza los resultados de la gestión del presidente López Obrador no respalda tales extremismos ni cabe en ninguna de estas condenables categorías. Existe una fuerza ciudadana notable y limpia a la que no le gusta lo que está viendo en Palacio Nacional: ya se dio cuenta que no funciona, que se está empujando al país a la debacle. Esa es la que debe ser escuchada. Esa es la que, con diversidad de pensamiento, alimenta la esencia de la democracia.

    Es cierto que en el obradorismo también hay corruptos que ya se redimieron para seguir robando, empresarios que ya se acomodaron para seguir abusando, fascistas disfrazados de liberales, extremistas violentos que anhelan el autoritarismo y vulgares rateros con cargo en el gabinete. Pero un movimiento que busque rivalizar con el tsunami político que gobierna México no debe apostar por el "ellos también son ladrones" porque esa fórmula terminará igualando sus excusas con las del actual régimen.

    Habrá quien diga que la mejor estrategia es sumar hasta los impresentables porque sólo así se le puede ganar en la elección de este año. Desde mi punto de vista, esa ruta facilita al presidente y a su partido posicionar el discurso de que la oposición pretende regresar al pasado y no saltar al futuro, un futuro que el propio presidente ha cancelado para México.

    Carlos Loret de Mola A.
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 21 de enero de 2021).

    Vivimos en Jalisco el peor momento desde que la pandemia alcanzó estas tierras. No es tiempo para confiarse ni bajar la guardia. Llegará el día en que la ciudadanía pase las facturas que haya que pasar si juzga que las decisiones con respecto a la pandemia que se han tomado estuvieron motivadas por intereses electorales, económicos o de poder. Mientras tanto, toca ser prudentes y solidarios, cuidarnos y cuidar.

    Laura Castro Golarte
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 23 de enero de 2021).

    México se encuentra ante un atroz espectáculo de muerte: más de un millón de personas fallecidas en el 2020, y enero del 2021 ha comenzado con una tendencia trepidante: por la COVID19, se han repetido numerosos días con más de mil decesos, y el resto de las enfermedades están haciendo lo suyo ante un sector salud cada vez más diezmado en sus recursos y capacidades de resistencia.

    La violencia no cede, y hasta el día 23 de enero, se repite la tendencia escalofriante del estruendo que generan las balas en distintas regiones del país. En el recuento diario de las cifras oficiales, el mes de enero del 2021 no es distinto en promedio de homicidios a los meses de enero de 2020 y 2019; así que la sangrienta lucha de los cárteles y el crimen organizado continúa.

    Es importante decir que México atraviesa por una severa crisis forense. Ya por la violencia, en estados como Jalisco y Guanajuato las morgues estaban saturadas -recuérdense los llamados "tráileres de la muerte"-; y ahora por la COVID19, las principales zonas metropolitanas del país atraviesan por un escenario inimaginable: ni los ataúdes ni los crematorios son suficientes para atender lo que se está viviendo y se encuentran al borde del colapso, en la misma situación se encuentran las oficinas del registro civil, responsables de emitir certificados de defunción.

    De acuerdo con varias estimaciones, si esta situación se mantiene por 2 o 3 semanas más, el país podría estar ante el espectáculo dantesco de una estructura forense auténticamente colapsada y sin la capacidad siquiera de garantizar un trato digno para quienes fallecen.

    Al respecto, las historias que se escuchan por todo el país son terribles: familias que no pueden sepultar a sus muertos porque no encuentran crematorios; y en esas situaciones desesperantes, no queda más que la espera de horas, incontables días para recibir la llamada anunciando que, por fin, la urna con las cenizas de los seres queridos está disponible para ser entregada.

    ¿En qué momento la desesperación puede convertirse en angustia, y en ese sentido, asumir la seriedad de su carácter edificante? Esto solo podrá ocurrir, en nuestro contexto, en el momento en que nos hagamos responsables de una conducción política distinta del país y que pueda llevar a cabo una evaluación objetiva de lo que se ha hecho, lo que se dejó de hacer, y lo que será urgente realizar una vez que la muerte nos dé tregua.

    El horrendo espectáculo millones de personas enfermas por la pandemia y las otras epidemias que le antecedían, hoy se profundiza con el inenarrable espectáculo de cadáveres sobre cadáveres. Pero lo interesante es que, a pesar de ser ya cientos de miles, las imágenes todavía no inundan al espacio público; y lo que prevalece es el espectáculo de los medios y de los políticos en los medios.

    Pensando en la sociedad espectáculo descrita por Guy Debord, aquello que consideraba el poder aglutinante de los espectáculos que articula a las sociedades modernas, hoy se cifra en el poder del ocultamiento que tiene la cifra y el número: el poderío político de la deshumanización de la cifra que, a fuerza de presentarse "transparentemente" todos los días en conferencias de prensa, nos adormece y aletarga como una poderosa anestesia ante la desesperanza de la muerte y la posibilidad real de que el día de mañana toque a nuestras puertas.

    ¿Podrá nuestra sociedad pasar de la desesperación a la angustia, y convertir todo esto en lo edificante? Es difícil saberlo; más aún en un horizonte donde la política se ha reducido a eventos con micrófono abierto, donde se habla todo, menos seriamente de lo realmente serio: cómo reducir la muerte evitable de miles, y cómo darle seriedad a todo esto que nos ha inundado de dolor, de llanto y de una frustración imposible de ser comparada con nada del pasado reciente.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 25 de enero de 2021).

    Al día de hoy sólo ha recibido la vacuna menos del 0.5% de la población: personal médico, enfermeras y alguno que otro colado influyente.

    Y lo único cierto es que las vacunas son muy escasas, tardarán en llegar, y obligan a una estrategia inteligente para aplicarlas de tal forma que efectivamente se reduzcan los contagios.

    Es loable que los primeros en vacunarse hayan sido quienes enfrentan todos los días a contagiados y agonizantes por el virus, pero la pregunta es a quién vacunar después; se ha planteado que sea a los adultos mayores por ser los más vulnerables, pero hay puntos de vista que señalan que quizás primero deberían ser los menores de 24 años por ser quienes irresponsablemente siguen en circulación propagando el virus.

    ¿Usted qué haría?

    A fin de optimizar el proceso quizás los primeros deberían ser nuestros políticos, los servidores de la nación, por ser quienes toman las decisiones relevantes en el país. Nuestra vida está en sus manos. ¿Será?

    Quizás habría que vacunar a quienes tienen que "recoger el tiradero": son todos los empleados de funerarias que procesan los cuerpos, también los trabajadores de limpieza pública y privada que recogen y trasladan los deshechos de hogares y hospitales con contagiados.

    Policías, Ejército y Guardia Nacional, en teoría son los responsables del orden y la correcta observación de leyes y reglamentos.

    Hay quien piensa que habría que vacunar a la Población Económicamente Activa para evitar que se detenga aún más la economía en el país.

    O, quizás, en un ejercicio de absoluta honestidad, a esa masa irresponsable que nunca entendió que los contagios se dan donde hay aglomeraciones y siguen abarrotando mercados, tianguis, paseos populares, bares, cantinas, antros, playas y centros vacacionales. Aunque son muchos ahí sí se daría un freno a los contagios.

    ¿Qué hacer?

    Pablo Latapí
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 28 de enero de 2021).

    Lejos ha quedado el tiempo en que el presidente López Obrador podía "decirle a la gente: serenos, tranquilos"; cuando pedía a los medios evitar "amarillismo", "exageraciones" y "una psicosis de miedo, de temor, porque hay quienes no actúan con ética y vuelan, no tienen objetividad". El 28 de febrero de 2020 declaró: "Tenemos los médicos, los especialistas, la capacidad para hacerle frente a este caso del coronavirus... No es, repito, según la información que se tiene, algo terrible, fatal, ni siquiera es equivalente a la influenza".

    Hoy sabemos que el sistema de salud no estaba listo para hacerle frente al Covid; que la epidemia sí es "algo terrible, fatal"; que es más mortífera que la influenza; que a pesar de que se trata de una enfermedad nueva, que cobró su primera vida en México apenas el 18 de marzo de 2020, se convirtió rápidamente en la 2a. causa de muerte.

    Para combatir un mal, cualquiera que sea, es importante conocerlo. Una de las razones por las cuales el presidente menospreció la pandemia fue por falta de información. El propio secretario de Salud, Jorge Alcocer, declaró el 28 de febrero que la situación "no es de gravedad... No se requiere contabilizar y hacer una situación de cuántas camas se necesitan en esta situación [sic]... No, lo que tenemos es claramente suficiente". El subsecretario Hugo López-Gatell afirmó: "El coronavirus 2019 es una enfermedad como más de 180, infecciones por virus que se presentan de manera característica en la época invernal"; con el fin del invierno, dijo, y por el clima cálido de México, "la velocidad con que se transmite va a ser considerablemente menor".

    Hoy sabemos que el Covid sí es grave; que si su tasa de mortalidad es pequeña, 2.1% sobre contagios según la Universidad Johns Hopkins, o quizá menos del 1% si consideramos la falta de pruebas, su transmisión es fácil; que no se modera en climas cálidos; que es el 2o. asesino en México.

    El nuestro no es el único país que ha cometido errores al enfrentar el Covid. El gobierno del Reino Unido tenía la idea de que podría limitar el número de muertes a 20,000, pero ya registra más de 100,000. Por eso el primer ministro Boris Johnson declaró este 26 de enero: "Nos aseguraremos de aprender las lecciones y reflexionar y prepararnos... Lamento cada vida que se ha perdido y, por supuesto, como primer ministro asumo la completa responsabilidad de todo lo que ha hecho el gobierno". En México nadie ha asumido esa responsabilidad, ni ha reconocido los errores.

    Con información del gabinete de salud, Olga Sánchez Cordero comentó ayer en la mañanera-sin-AMLO sobre el Covid en el Valle de México: "Yo creo que está absolutamente contenido y con un ligero descenso". Parece que el optimismo es una enfermedad natural de los políticos en el poder.

    Sergio Sarmiento
    (v.periódico Mural en línea del 28 de enero de 2021).

    El tiempo juzgará las decisiones que cada gobierno ha tomado, los que impusieron medidas restrictivas, los que minimizaron el impacto, los que no rectificaron el camino, los que apoyaron a los más vulnerables o los que politizaron la pandemia. Al final, los muertos serán testigos y formarán el expediente que será juzgado por la historia.

    Hoy, en México, la pandemia está descontrolada y en su pico más alto. La estrategia de vacunación es un enigma, llena de contradicciones, preguntas, opacidad, y un manejo político que sobrepone el interés electoral por encima de salvar vidas en el menor tiempo posible. El ego, la soberbia y las ambiciones políticas desmedidas son una cepa difícil de vacunar.

    México enfrenta uno de los mayores desafíos de la historia. Las alarmas están encendidas, las sirenas no dejan de sonar. El pésimo manejo de la pandemia queda en evidencia, la incertidumbre del plan de vacunación es desoladora y la contracción en la economía del -9.1% durante 2020 promete, como dice Macario Schettino, "años perdidos". Los índices de pobreza crecen, la violencia está descontrolada y la polarización, fomentada desde Palacio Nacional y los grupos de ultra derecha, cada día es más peligrosa.

    José Ignacio Rasso
    (v.periódico El Informador en línea del 29 de enero de 2021).

    4 días antes de que el edil de Chahuites, Leobardo Ramos Lázaro, fuera asesinado en inmediaciones de este municipio del Istmo de Tehuantepec, el diputado federal Gerardo Fernández Noroña, del Partido del Trabajo (PT), lo acusó de presunto robo al erario público. "¿Cuántos huevos tiene el alcalde?", cuestionó Fernández Noroña a la población el pasado 31 de enero durante un mitin en Chahuites.

    El legislador declaró ese día: "Me dicen mis fuentes que el alcalde pedorro de aquí de Chahuites llegó pobre, sin una casa y que ya tiene 3"; y acusó al edil, quien se reeligió en 2018 bajo el partido Movimiento Ciudadano, de "violento y corrupto".

    Ante estas, afirmaciones Fernández Noroña animó el pasado domingo a los asistentes de su charla a hacerle frente al presidente municipal y buscar que se castigue la corrupción.

    La mañana de este jueves, Leobardo Ramos Lázaro fue asesinado a balazos dentro de su vehículo mientras transitaba por la colonia San Antonio. El diputado Gerardo Fernández Noroña acusó una campaña de linchamiento en su contra en redes sociales después de que se difundieran las críticas que hizo al alcalde de Chahuites.

    A través de su cuenta de Twitter, Fernández Noroña señaló que intentan culparlo de la violencia contra los alcaldes de Oaxaca, a lo que llamó "una campaña miserable" en su contra. "Ahora resulta que para la derecha todo lenguaje coloquial es promotor de violencia. No tienen vergüenza. Ellos han llamado a asesinar al compañero presidente (López Obrador) y tan tranquilos. Yo convoco a la gente a que denuncien al alcalde de Chahuites y dicen que lo mandé matar", publicó.

    (V.periódico El Informador en línea del 4 de febrero de 2021).

    El México consciente grita desolado con fosas, tumbas y más de 220,000 muertes de Covid con base en datos recientes del Inegi, muchas evitables; con caída del PIB del 8.5 %, la peor desde 1932, evitable en mucho de haber habido estrategia responsable; con una desigualdad brutal que tiene a millones de hogares sin agua ni leche en plena pandemia, solo con mendrugos si acaso.

    La nación a la deriva, hundiéndose, con su alma desterrada por las oclocracias o gobiernos de la ignorancia. Ignoran cómo salvarla porque su interés está en otra cosa, fingen tener el control de la situación, con los medios masivos de comunicación en mayoría, muy entretenidos junto a los bots, haciendo eco de tal ficción. En tanto la realidad se estremece aparte, silenciada, salvo por bocas libres que le prestan voz como Proceso y moneros demoledores -Magú, Camacho entre otros-.

    Millones abren sus oídos a horóscopos redactados en oficinas y a demagogia. Por fortuna, un grupo de ciudadanos decidió acudir a la sabiduría de Delfos para consultar sobre acontecimientos políticos venideros en México: elecciones trascendentes.

    Un poeta comunicó a dichos ciudadanos el oráculo: lo que toca Morena, ya entumida, ensimismada y sorda, se esfuma, empobrece o queda hecho remedo; pronto, ella arqueología.

    Y, después de comunicarlo el poeta, a petición de los ciudadanos, lo interpretó, y dijo:

    Morena, partido-gobierno marchito en poco tiempo y que marchita casi todo, deberá perder las elecciones. No corrige o mejora las cosas, sino desaparece lo tocado ya sea de inmediato o lentamente, lo empobrece, desfigura o sustituye con remedos; es contrafigura de aquel reino de Midas que lo que tocaba engrandecía en oro.

    Lo que toca Morena es transformado en cobre o nada, salvo una que otra excepción. Además, la inequidad electoral que tanto criticó Morena cuando oposición, hoy la defiende con ahínco.

    Es lamentable, aún para no simpatizantes, lo que le pasó a Morena, porque decepcionó, frustró esperanzas de muchas personas de buena voluntad. A sus integrantes se les ha de considerar con respeto en tanto personas. A sus acciones partidistas se les ha de someter a la crítica por ser reprobables, contrarias a justicia y Bien Común.

    Tocó el rostro único de cada persona, mexicano y mexicana, y lo desvaloró. El voto que mereció ya no lo merece por tanta ineptitud en el arte de gobernar, con la excepción de la capacidad de un par de legisladores y funcionarios, y de los que ya renunciaron: Carlos Urzúa, Víctor Toledo... Se le rogó por muchos que rectificara; ha sido inútil, imperó la soberbia, y sigue imperando. En la balanza, la pesada carga de negativos levanta muy alto el platillo con algún positivo.

    Todo gira perturbadoramente en torno al estado unipersonal, cuando debiera gravitar en torno a la nación, al pueblo. En buena filosofía política, el pueblo está por encima del estado. Éste es solo una parte del cuerpo político, un medio para servirlo. Lo esencial es la nación, el pueblo. Lo fundamental es lo que a éste le suceda. Morena repudia esa verdad y encarna un narcisismo atravesado de iniquidad, y no una esperanza.

    Cortesanos e intelectuales afines se desviven por maquillar la letanía de descalabros. Cada ciudadano común, empequeñecido; pero hay un ¡ya basta! del pueblo que se funda no en el número de turbamulta, sino en la verdad inapelable de los hechos.

    Morena tocó la palabra y la devaluó al hacerla instrumento de falsedad, división y encono. Tocó la gloría y la ensombreció. Tocó el derecho y lo arrumbó. Tocó el heredado fondo para emergencias de miles de millones y desapareció en un 75%, buena parte del mismo antes de la pandemia. Toca la libertad de expresión, y amenaza con "regularla" para "garantizarla".

    Toca apenas la violencia, y se reaviva con brutalidad extrema ante su impasibilidad. Tocó el medio ambiente, y lo afectó con promoción de energías sucias y caras en contra del sentido común.

    Tocó el sistema de salud, y lo destruyó con insensibilidad insólita, en lugar de corregir sus limitaciones; y un Consejo de Salubridad General, ausente, violándose la Constitución.

    Tocó la democracia, y la desnaturalizó mediante la concentración inédita y metaconstitucional de poder; tocó el seguro popular y se evaporó, sustituyéndose por un adefesio propagandístico sin insumos; tocó las estancias infantiles y desaparecieron; tocó la Constitución y las leyes, y las empobreció con el militarismo en seguridad pública, y en tantas otras cosas.

    Tocó la pandemia y desapareció la esperanza de superarla, con una gestión errada, criminal, en palabras de la doctora de la UNAM y Harvard, Laurie Ann Ximénez en su libro, "Un daño irreparable"; con un número aterrador de muertes que, de no rectificarse, podría alcanzar a junio según la doctora, los ¡600,000 muertos!; con un caótico y electorero cuasi plan de vacunación, y una aplicación lentísima de ellas en contraste con países que aplican ¡millón y medio de vacunas al día! (conforme a datos de la Universidad de Oxford), a través de decenas de miles de farmacias, por ejemplo.

    ¿Hasta cuándo debe el país seguir angustiado, enlutado, sin oxígeno, mientras el gobierno muy tranquilo con óptimos tratamientos, sordo al drama nacional?

    Y de acuerdo a Bloomberg, México: último lugar, de 53 países, en gestión de la pandemia. Y peor aún: el Instituto Lowy de Australia, lo ubicó en el penúltimo lugar de 98, en manejo de la misma.

    Gobernar es el oficio más complejo, exige la óptima prudencia deliberativa, no acción improvisada, artificiosa. Se gobierna bien no con agendas diarias -que entretienen, pero no resuelven los graves problemas-, sino con un plan estratégico de corto, mediano y largo plazo que se va materializando en acciones concretas que garantizan gobernabilidad real; plan ese inexistente.

    Tocó las medicinas de niños con cáncer, de mujeres con cáncer de mama y ancianos con enfermedades graves, y desaparecieron o escasearon por desabastos generalizados; tocó los organismos autónomos, garantes de democracia aún con sus defectos, y están en vías de extinción o sumisión; tocó con trenes la zona maya e inició proceso de anonadamiento de pueblos nativos.

    Tocó la ciencia, y la sustituyó por superchería. Tocó comisiones de derechos humanos y se esfumaron. Tocó la educación y trastocó derechos de los padres y madres. Tocó la familia natural, y la pretendió destruir con ideologías estrambóticas.

    Tocó la economía, sedienta de apoyos suficientes y medidas contracíclicas, y la empobreció con quiebras, desempleo rampante, distracción presupuestal en obras no prioritarias, apagones y metros cerrados por falta de mantenimiento, dádivas que no resuelven el fondo de la desigualdad -que deben aceptar los beneficiarios, sin pagarlas con votos sumisos como antes recomendaba Morena cuando oposición-.

    Y como siempre, las excepciones confirman la regla, una de ellas: tocó la corrupción y no desapareció; un ejemplo, 90% de adjudicaciones directas de contratos y obras públicas, alergia a la transparencia, por no citar otros casos conocidos que da pena ajena mencionar. Lo que en los otros es borrachera en Morena es alegría.

    Reiteró el poeta: la 4T deberá perder las elecciones; tuvo la oportunidad y la desperdició, sin que le sea legítimo alegar que en el pasado se dieron conductas contrarias al bien común, pues prometió evitarlas y no lo hizo. Oportunidad y deber de la oposición de reivindicarse. Toda democracia supone las reivindicaciones, de otra manera se está ante despotismos de variada gradación.

    El arrogarse Morena el monopolio partidista de una sempiterna pureza política, es algo insensato y falso como lo prueba la historia del poder, la letanía, antes expuesta, de acciones contrarias al bien de la nación, y de otras no incluidas por motivo de espacio. Por cierto, para rematar, tocaron su proceso interno de elección, y afloraron quejas de fraude y conspiración como las mencionadas por Muñoz Ledo, crítico interno de Morena, y las de hace un par de días por morenistas de Veracruz, entre otras.

    El pueblo y las instituciones libres corroborarán el oráculo, si deliberan, cumplen sus tareas y vibran con alma de héroes, en medio de cinismos, iniquidades y claudicaciones de tenderos "hechos para la cuadra" como decía Baudelaire.

    Mauro González-Luna
    (v.revista Proceso del 5 de febrero de 2021).

    El general Don Marcelino García Barragán, Secretario de la Defensa Nacional de 1964 a 1970, con quien, ya alejado de la función pública sin la presión del cargo y con el tiempo a su disposición, [Juan López Jiménez] compartió largas horas de plática en la casa que ocupaba allá por la Colonia Vallarta Poniente. El general disfrutaba de la compañía de nuestro común amigo, a quien reveló algunos episodios de la vida de México en esos difíciles días.

    Recuerdo un comentario que ahora viene al caso, sobre todo por la sobredelegación de funciones que el presidente ha encomendado a las fuerzas armadas más allá de su responsabilidad constitucional. Juan comentó que, en medio del grave conflicto del 68, el general recibió la propuesta de dar un golpe de estado para "recuperar la gobernabilidad del país", según los instigadores. Todos sabemos lo que siguió, su lealtad a las instituciones fue inquebrantable y, a propósito de ello, lo que Don Marcelino le dijo a Juan es muy importante: "Mire, licenciado, el problema no es sacar al Ejército a las calles, el problema es regresarlo a sus cuarteles. Los militares estamos formados para servir a la Patria, garantizar su soberanía y custodiar las instituciones nacionales y, aun cuando recibimos una amplia formación en nuestro propio sistema educativo, este fue estructurado para que el Ejército sea autosuficiente, no para el servicio civil: no somos burócratas... El problema, Juan, es el riesgo de que algunos de los mandos, e incluso la tropa, se corrompan como consecuencia de la tentación del dinero fácil y quebranten su juramento de lealtad. Eso es lo realmente grave".

    Como es del dominio público, nuestras fuerzas armadas, igual que todas las del mundo, tienen una estructura piramidal, vertical, autoritaria; están entrenadas para obedecer y cumplir órdenes. Lo suyo no es discutir democráticamente las decisiones. Lo suyo es ejercer la autoridad con el respaldo de las armas. Los militares tienen un régimen especial porque, como la Iglesia, son poderes cuya misión no fue concebida para construir consensos. Por otra parte, la honestidad no es una virtud que tenga que ver con la pertenencia a una institución: es un tema axiológico, es consecuencia de la formación en un cuadro de valores y es personal. Se es o no se es honesto, al margen del uniforme, la sotana o el vestido. Por lo mucho que representa, por su tradición, origen, composición y compromiso social, nuestro cuerpo armado es una de las más respetadas instituciones de México y no debe ser expuesto a desviaciones. El Ejército, por el bien de la Patria, debe regresar a sus cuarteles.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 8 de febrero de 2021).

    La zona metropolitana de la Ciudad de México continúa en semáforo rojo, pero esto no ha evitado que el gobierno capitalino y el mexiquense anuncien la reapertura, a partir de este 9 de febrero, de algunas actividades consideradas no esenciales. En particular se espera que hoy, después de 50 días de permanecer cerradas, reabran de martes a domingo las plazas comerciales y las grandes tiendas. Se están ampliando también los horarios de los restaurantes.

    Las autoridades no tienen, a mi juicio, más opción que reabrir. El consumo interior en el país sufrió un desplome anual de 11.5% en enero-noviembre de 2020. El golpe en la zona metropolitana ha sido todavía mayor, en parte porque ha sido el lugar más afectado por la pandemia, pero también porque ha tenido no uno sino dos periodos de prohibición de actividades económicas. Lo peor es que ninguno domó la pandemia o aplanó la curva.

    Las restricciones económicas se establecieron por tiempos limitados, para ser políticamente aceptables, pero se extendieron después; al final se levantaron sin haber cumplido su cometido de frenar la pandemia. La Jornada Nacional de Sana Distancia se impuso inicialmente el 23 de marzo de 2020 con el argumento de que duraría hasta el 19 de abril, pero se amplió hasta el 30 de mayo. Finalmente, el gobierno se vio obligado a reabrir la economía en medio de una crisis brutal. La nueva prohibición a las actividades en la zona metropolitana comenzó el 19 de diciembre y debía haber durado hasta el 10 de enero; pero la reapertura, todavía parcial, apenas empezará este 9 de febrero.

    Los confinamientos han despedazado a las pequeñas empresas: decenas de miles se han visto obligadas a cerrar sus puertas y a despedir a sus colaboradores. La movilidad bajó de manera sensible, pero nunca contuvo la pandemia. Entre las razones está el hecho de que el gobierno no impidió el funcionamiento de las empresas informales, como los puestos callejeros de comida, que operan sin protección a la salud. La saturación de los sistemas de transporte público tampoco ha ayudado. El cierre de restaurantes, de hecho, promovió la proliferación de festejos en casas privadas, donde no se aplican las medidas de protección a la salud de los establecimientos comerciales. Los cierres pueden haber ayudado a generar una mayor propagación de la enfermedad.

    Hoy se toma la decisión inevitable de reabrir en medio del semáforo rojo. Se aplicarán en los comercios nuevas medidas sanitarias, algunas razonables, otras no. Las tiendas y plazas comerciales podrán abrir las 24 horas del día, lo cual es positivo, porque esto reducirá la concentración de público en horarios limitados, pero con un aforo de solo 20% y únicamente 30 minutos de permanencia. Se obligará a los comercios a aplicar pruebas rápidas semanales a 20% de sus trabajadores, lo cual es injusto, porque esto no se impone ni al comercio informal ni a las oficinas de gobierno con atención al público. Aun así, como lo señaló el secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, Fadlala Akabani, con esta reapertura se recuperarán 20,000 empleos.

    Realmente las autoridades deberían cambiar su visión. En lugar de cerrar "negocios no esenciales", deberían permitir la operación de los "negocios seguros", los que toman medidas para proteger la salud de sus clientes. El problema es que esto obligaría a cerrar casi todos los negocios informales, y el gobierno parece empeñado en promover la informalidad.

    Sergio Sarmiento
    (v.periódico Mural en línea del 9 de febrero de 2021).

    "La verdad, ahorita hay muchos esperando. Y la entrega de las cenizas de su familiar puede tardar hasta 9 días, pero sin contar sábados y domingos. Es una situación inédita por la pandemia", responde el trabajador de una funeraria ubicada cerca de un hospital tapatío que atiende a los contagiados de COVID-19.

    Tras un sondeo en más de 15 funerarias privadas en la metrópoli, los empleados coinciden en que los crematorios están saturados.

    Como mínimo entregan los restos en 72 horas; como máximo, en 9 días. Sin embargo, hay testimonios como el de Alejandra López, quien afirma que el 14 de enero su madre falleció por el nuevo coronavirus y tardaron 10 días en darle las cenizas.

    José Pérez, quien perdió a su padre, cuenta que en la funeraria que contrató tenían registrados a 52 cadáveres en espera.

    (V.primera plana del periódico El Informador del 11 de febrero de 2021).

    En el mundo, hablan de alianzas entre el sector público y privado para salvar y/o relanzar el turismo. En México, predomina la desconfianza y la falta de entendimiento. Contamos con locaciones privilegiadas y una poderosa Marca País, que sirve para atraer turismo de sol y playa; turismo cultural y turismo de convenciones. México es una potencia turística, pero no nos basta con enlistar las fortalezas si no nos hacemos cargo de nuestras debilidades.

    Atención con encomendarnos a la vacuna como si fuera un remedio mágico. Si no hay una estrategia integral de salud, el turismo no recuperará los niveles previos al COVID-19. ¿Por qué la cancillería reclama a los países que restringen los viajes a México...? ¿No sería mejor exigirle a la Secretaría de Salud que haga bien la chamba?

    Luis Miguel González
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 13 de febrero de 2021).

    Cualquier iniciativa encaminada a censurar un pensamiento es riesgosa. En el momento que cualquier Estado interviene en las opiniones plasmadas en línea por su ciudadanía pone en juego sus principios democráticos. En el contexto específico que nos rodea, nuestro país siempre ha tenido una relación delicada con la libertad de expresión y por ello resulta imperativo ser meticulosos al momento de tratarla. Por mi parte, soy un firme creyente que la única justificación de la intervención estatal en el debate público son las incitaciones directas a la violencia a cualquier ciudadano. Esto significa que si el bienestar de uno o más ciudadanos no se encuentra en peligro, el gobierno no debe intervenir en el tema.

    Hay quienes se preguntan si en verdad existe libertad de expresión en un 1er. momento en nuestro país considerando el alto número de periodistas que han perdido sus vidas. Según The New York Times, México y Afganistán están entre los países más letales para reporteros en el ámbito mundial. Esto significa que aunque haya libertad de expresión en términos legales, se puede encontrar censura o autocensura por un miedo de facto de las personas. Resulta vital entender la problemática de fondo de la libertad de expresión en México debido a que esta no puede ser vista únicamente como un derecho a la expresión de opiniones, sino como un derecho a no ser atacado o violentado por hacerlo.

    En nuestro país, si bien se puede argumentar que existe libertad de expresión hasta cierto punto; el problema, como bien señala el columnista David Aarón Cárdenas, es que no hay garantías de que lo que vayan a decir las personas sea respetado. Lo cual, a su vez, conlleva a amenazas, represalias y ataques. Al ocurrir esto, son más las personas que prefieren guardar silencio que las que se arriesgan a hablar con la verdad sobre un tema delicado o controversial. Esto significa que, en gran medida, es el miedo mismo el que genera que sean las personas las que se autocensuran con tal de no meterse en problemas.

    Hace 70 años, bajo la presidencia de Miguel Alemán, se estableció el 7 de junio como el día de la libertad de expresión en México. Este día se instauró con el propósito de enaltecer este derecho fundamental en el país, y como un recordatorio de la importancia de la libertad de expresión. Al día de hoy, si bien existen personas que día con día arriesgan sus vidas para ser portavoces de la justicia y la realidad mexicana, considero que nos encontramos lejos de vivir en un país en el que prevalezca la seguridad para los periodistas o personas que expresan sus visiones del país de una manera clara y honesta.

    Cesáreo Escobedo
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 13 de febrero de 2021).

    Nadie en el planeta puede escaparse del mortal virus, salvo atendiendo las recomendaciones que el sentido común ordena: autoprotegerse y esperar la vacuna, en el entendido de que, por el subdesarrollo de México en materia de investigación científica y tecnológica, estamos condenados a aguardar que las naciones más poderosas del mundo resuelvan, en 1a. instancia, su demanda interna y luego atiendan a quienes somos dependientes. El manejo de las autoridades responsables al enfrentar la crisis sanitaria ha sido tan lamentable como deplorable. El presidente, quien debe ser ejemplo, continúa con su necia actitud de no usar tapaboca.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 15 de febrero de 2021).

    La renuncia de la autoridad estatal a continuar con las cada vez más leves restricciones que tomó hasta los primeros 10 meses de la pandemia es sin duda una decisión de alto riesgo que tendrá que ser solventada exclusivamente con una doble dosis de responsabilidad social, con la que hasta hoy no habíamos cumplido. Por el bien de todos, ojalá esta vez sí lo hagamos. Nos va, ahora sí, la vida en ello.

    Jaime Barrera
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 15 de febrero de 2021).

    Que cada quien se cuide como pueda. Ese parece ser el mensaje del Gobierno de Jalisco que, para efectos prácticos, ha renunciado a gestionar la pandemia, pero sobre todo a hacer algo distinto a lo que hace el gobierno federal. Abrimos todo menos las escuelas y todo queda bajo la responsabilidad de cada persona; lo que hay son recomendaciones y algunas reglas que nadie va a vigilar que se cumplan simple y sencillamente porque no existe la capacidad de inspección.

    Qué lejos quedó el discurso triunfalista y el tono regañón del gobernador Enrique Alfaro. La pandemia le pegó durísimo a la zona metropolitana de Guadalajara, como era previsible y si bien los números medidos de muertes e infectados por 100,000 habitantes están muy lejos de los de la Ciudad de México, ya no estamos tampoco entre los mejores del país, como presumía el gobernador hace apenas unos meses, en el otoño pasado.

    Podemos pensar y opinar que las cosas se pudieron hacer de manera distinta tanto en lo nacional como en lo local, que los gobiernos dejaron mucho qué desear, lo cierto es que en ese equilibrio entre salud y economía cualquier decisión que se tomara afectaba a unos u a otros y falta aún mucha agua por correr debajo del puente antes de hacer un balance. Pero, así como podemos decir con toda puntualidad que el manejo del gobierno federal ha rayado en lo irresponsable, sobre todo en lo referente en el uso del cubrebocas, en Jalisco la política de salud estuvo marcada por un protagonismo excesivo de parte del gobernador, desde el primero y cuestionado encierro adelantado hace 11 meses, cuya única finalidad era desmarcarnos de la política nacional, hasta el intento fallido de compra de vacunas con mesa de empresarios incluida, pasando por el botonazo y el grupo de expertos que nos iban a ayudar a hacer las cosas diferente y que como sucedió con Camelia la Texana, ya nunca más se supo nada.

    Quizá la mayor virtud del nuevo plan es que ya no estaremos sujetos a la ocurrencia semanal o quincenal y que los videoregaños serán por otro tema. Su mayor defecto es que los ciudadanos perdemos toda referencia de lo que está pasando en nuestro estado y nuestra ciudad porque ya no habrá información diaria. Pero más allá de ello, el problema de soltar las riendas de golpe es que la ciudad se desboque, como lo vimos le fin de semana, con un riesgo altísimo de un incremento de contagios y por lo mismo, de muertes.

    Huele a elecciones y de aquí a junio el tema ya no es quién resuelve y cómo los problemas de la pandemia sino quién tiene la culpa de qué. En el inter, sobra decirlo, nada cambiará, el virus seguirá ahí; los contagios y los riesgos también. En tiempos electorales los problemas no se acaban; el discurso de los políticos sí.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 16 de febrero de 2021).

    Aproximadamente la mitad de las estaciones de servicio de gas natural del país cerraron al no tener combustible que vender, luego de que se les restringió el suministro y esto afectara a tractocamiones, taxis y transporte masivo, dijo el presidente de la Asociación Mexicana de Gas Natural Vehicular (AMGNV), Andrés Bayona Insignares.

    Expuso que a las 57 estaciones de servicio de gas natural que operan en todo el territorio mexicano, se les restringió entre 80% y 100% el suministro de combustible, por lo que el 50% de las estaciones han tenido que cerrar.

    Bayona Insignares dijo que debe de incluirse como actividad estratégica a las estaciones de gas porque se afecta el suministro de combustible a más o menos 50,000 vehículos.

    Son "50,000 vehículos que usan gas natural y se afecta al 80% de los vehículos o 90% porque los pocos vehículos que quedan operando son de alto consumo, lo que queda (del combustible) se asigna a transporte masivo y camiones, y ahorita 45,000 unidades, al menos, se están viendo afectadas, prácticamente la totalidad".

    Dijo que hay transporte masivo en estados como Querétaro, Jalisco, entre otros, que usan gas natural y que se puede ver afectado por este problema de suministro de gas.

    El presidente de la AMGNV aseguró que debido a las bajas temperaturas que se presentan en Estados Unidos y en el norte del país, se restringió el abasto de gas natural al país, situación excepcional que no se presentaba desde 2007.

    Por lo que, dijo, es necesario hacer una revisión integral de la política de abasto de combustibles, incluso el gas natural, para garantizar el abasto para el país.

    Debe de ser prioritario el suministro para las estaciones de gas natural vehicular y las estaciones de compresión de gas natural comprimido y emitir excepciones que permitan agilizar las autorizaciones para la ampliación de la infraestructura de gas natural vehicular comprimido, licuado y los servicios asociados.

    "Necesitamos inversiones para desarrollar la infraestructura local para mitigar situaciones, montar estaciones de combustible y almacenamiento y es importante buscar los lugares a utilizar para almacenamiento de gas natural, porque hay formas de hacerlo", por ejemplo, los espacios de donde se extrajo el petróleo y que ya no se ocupan.

    (V.periódico El Informador en línea del 17 de febrero de 2021).

    Los gaseros del país aseguraron que se les está limitando el suministro de gas ante el parón que sufre Texas y la insuficiencia del combustible en México.

    Esto significa que las estaciones de gas en Jalisco no tendrán para abastecer a las unidades de transporte público. Si recordamos, desde el anterior sexenio se impulsaron unidades de gas en vez de diesel por ser más barato y ecológico.

    La afectación no será mayor porque no ha sido mayor el cumplimiento de la norma para que más vehículos migren a esta modalidad. Qué paradójico: incumplir la ley nos ha salvado de una crisis mayor.

    Allá en La Fuente
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 19 de febrero de 2021).

    No vamos a poder evitar la continuidad de los contagios. Para ello se necesitaría: contar con un transporte público abundante y gratuito, suspender hasta el fin de la epidemia todo tipo de eventos que congreguen personas en espacios cerrados por largo tiempo o tener la capacidad de convertir éstos en verdaderos quirófanos por la calidad de su higiene, tener la disciplina social requerida para este tipo de emergencias y, sobre todo, un gobierno dedicado al bienestar de la comunidad y no a los triunfos esperados de las próximas elecciones.

    ¿Cuál es la solución final? Simple y llanamente soltar y retener la vida de la comunidad a tenor de las capacidades hospitalarias; en el mejor de los casos, aprovechar las treguas obtenidas durante los semáforos rojos, para prevenir con mejores resultados los repuntes epidémicos originados por nuestro caos social, lo cual incluye aumentar las reservas de oxígeno medicinal y de tanques, de medicamentos para el tratamiento de la enfermedad, de respiradores hospitalarios y, por desgracia, de mayor número de crematorios. Ya el simple "reventón" de días pasados que colmó antros y tianguis, a donde la gente acudió como desesperada, auguran nuevos próximos repuntes.

    Razón y Acción
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 21 de febrero de 2021).

    Mientras los padres de familia sean solapadores de la mediocridad de sus hijos como estudiantes, como espejo de la mediocridad propia, y no comprendan que un proceso educativo requiere respeto a la figura del maestro y a la exigencia de probar el aprendizaje adquirido, este país no saldrá de su atolladero de ignorancia y fanatismo, se seguirá despreciando la ciencia y el conocimiento como base de toma de decisiones a favor de "conocimiento alternativo" que perpetúa la ignorancia y el statu quo, y lo más lamentable, se consolidará en los infantes un perverso mensaje de que es mejor victimizarse que esforzarse, pues la educación es, para esos despistados paterfamilias, solo requisito y no esencia para formar ciudadanos críticos y honrados (la honradez sin luces, lo estamos comprobando como sociedad, es más desastrosa que la maldad informada). Penoso espectáculo de padres de frágil autoestima reclamando a maestros porque le piden la tarea a sus "princesas y princesos" en los zoom escolares.

    PD. Todo proceso de crítica requiere partir de una autocrítica, por ética y por epistemología.

    Agustín del Castillo
    (24 de febrero de 2021).

    Dicen los que cobran por gobernar como si supieran (gobernar, no cobrar) que no es tanto la inseguridad cuanto la percepción de inseguridad por parte de los ciudadanos; o sea que no es tanto el riesgo real de que el ciudadano común sea víctima de un delito -robo, asesinato, secuestro...-, cuanto el miedo, completamente subjetivo, de que su vida, integridad física, libertad o patrimonio sufran algún ataque o menoscabo.

    Dicen también, puestos a explicar la cuota diaria de homicidios dolosos que se registran o las masacres que esporádicamente ocurren en la "Ciudad Amable" de antaño, que tales hechos obedecen a "la descomposición social"...

    El fenómeno, según los entendidos -"whatever that means", diría Don Daniel Cosío Villegas- consiste en el incremento de los niveles de contaminación, desempleo, pobreza, violencia, drogadicción, consumismo, corrupción, etc., y el deterioro del poder adquisitivo y "la degradación de los valores humanos".

    La dichosa "descomposición del tejido social" -sostienen- no es causa sino efecto de la delincuencia y la impunidad. "El deterioro, debilitamiento o rompimiento del tejido social -agregan- significa el aislamiento del individuo de la sociedad debido a la pérdida o debilitamiento de sus principales redes sociales, y de valores como la confianza y la solidaridad".

    La Arquidiócesis de México apuntó, a su vez, en el editorial del semanario "Desde la fe" del 11 de noviembre de 2019, que esa decadencia "tiene que ver con el fracaso de los procesos educativos en sus distintas expresiones, sea la educación formal, a través de las instituciones, o la no formal que incluye a la familia, medios de comunicación y el ambiente en general".

    Por vía de mientras, considerando que probablemente ese diagnóstico sea correcto pero que no hay indicios de que se estén tomando las medidas adecuadas para revertir esa perversa inercia social, la noticia consiste en que, al activarse las alarmas, el presidente López Obrador ordenó "reforzar la presencia de la Guardia Nacional" en los estados de Zacatecas, Jalisco, Guanajuato y Michoacán, y que las secretarías de la Defensa Nacional y la Marina harán otro tanto. Lo que significa, dicho en palabras llanas, que probablemente se vuelva un poco más visible la presencia de "efectivos" militares en esas entidades.

    Colofón: Ya dirá el tiempo ("supremo juez", Paul Dukas dixit) si esa presencia resulta más efectiva que los espantapájaros de paja que los agricultores colocan a la vera de sus sembradíos -¡ánimas...!-, o se limita a ser meramente simbólica.

    Jaime García Elías
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 3 de marzo de 2021).

    La reforma energética tiene su origen en el Artículo 27 constitucional impulsada por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938 que mantenía la propiedad exclusiva del Estado sobre los recursos materiales del subsuelo y suprimía las concesiones sobre el petróleo y los carburos de hidrógeno.

    Las modificaciones a la Constitución fueron publicadas en noviembre de 1940, en las que se admite la colaboración de la iniciativa privada siempre y cuando no se trate de concesiones.

    No obstante, en 1958 se expidió una Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional que eliminó la posibilidad de celebrar contratos con particulares en la exportación de los hidrocarburos.

    En 1982 López Portillo nos engañó haciéndonos creer que necesitábamos aprender a administrar la abundancia apoyado en las constantes alzas del precio del petróleo que de 4 dólares llegó a subir a más de 100 dólares el barril.

    En abril de 2012, siendo candidato a la presidencia, el Lic. Peña Nieto se comprometió a concretar una reforma energética para disminuir las tarifas eléctricas.

    Finalmente, en agosto de 2014 se expidió la legislación suplementaria que permitiría obtener un beneficio económico directo e indirecto, para lo cual se expidieron 9 leyes nuevas y se modificaron 12 leyes existentes por lo que para entender el terreno que pisamos los mexicanos en materia energética se requeriría crear un doctorado especializado en materia energética.

    Las 9 leyes nuevas son: Ley de Hidrocarburos, Ley de la Industria Eléctrica, Ley de Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética, Ley de Petróleos Mexicanos, Ley de Comisión Federal de Electricidad, Ley de la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos, Ley de Energía Geotérmica, Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos, Ley del Fondo Mexicano para la Estabilización. Además, el 31 de agosto de 2014 se expidieron 25 reglamentos.

    La reforma energética impulsada por Peña Nieto estuvo plagada de controversias. Muchas de ellas se han centrado en el tema de la privatización y la bursatilización tomando como ejemplo otros países, pero siendo los energéticos de mucha volatilidad sería muy riesgosa la reforma.

    Ahora, nuevamente pretende AMLO hacer una reforma a modo en la que estima para 2023 la empresa estatal estará abasteciendo 45% de la demanda de gasolina y diésel.

    Por otra parte, Pemex considera que la creciente competencia dificultará que se coloque más de un millón de barriles que espera producir.

    AMLO nos tiene en ascuas al desestimar la reforma energética impulsada por Peña Nieto y se teme que suceda lo mismo que con el Aeropuerto de Texcoco que se canceló con una pérdida de más de 300,000 millones de pesos.

    Si bien, la pandemia contribuyó a minimizar el daño por la baja en el turismo, con los energéticos no sucedería lo mismo y además de la pérdida económica tendremos el daño ecológico al abandonar las energías limpias y favorecer a Pemex con la producción de energéticos que en el futuro cercano cambiarán por otros como la energía eólica, solar, atómica y geotérmica.

    La realidad es que el oro negro nos ha traído más perjuicios que beneficios, siempre ha sido un foco de corrupción del que se han beneficiado líderes obreros y funcionarios venales y no tenemos muchas esperanzas de que esto cambie.

    Luis Jorge Cárdenas Díaz
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 11 de marzo de 2021).

    La pandemia dejó muchas muertes, muchas más de las que hubiésemos pensado, no solo el encargado de dorar la píldora, el maestro rosticero Hugo López-Gatell, sino todos. Nadie, habría podido imaginar los 200,000 muertos en un año en el país, ni los casi 11,000 en Jalisco. Y no sólo porque no lo queríamos imaginar, sino por lo poco que conocíamos al bicho. Por supuesto que hay cosas que se pudieron haber hecho mejor, que hoy, visto en retrospectiva, hubo decisiones equivocadas, acciones que se dejaron de hacer que hubieran evitado muchas muertes. Pero lo más grave es que nos enfermamos de odio, que la polarización hizo y hace que veamos la pandemia como un asunto ideológico y no de salud.

    La evidente y consciente falta de coordinación entre el gobierno estatal y el federal nos llevó a una espiral de descalificación y de tomas de partido, cuyos únicos beneficiarios fueron los políticos. Con más abolladuras el gobernador Alfaro que el presidente López Obrador, los dos llegan al año de la pandemia investidos de un falso heroísmo, víctimas ambos antes que líderes de su estado o su país, cuidando más la imagen propia que la salud pública, engallados para la elección que tienen enfrente.

    A un año de la pandemia si algo hemos aprendido los jaliscienses y los mexicanos es que nuestro sistema de salud es más endeble de lo que pensábamos, que la solidaridad y las estructuras comunitarias, tan debilitadas en contextos urbanos, son el único asidero de futuro y que nuestra clase política es tan o más mezquina de lo que imaginábamos.

    Un año después son muchos los que faltan.

    Jaime Barrera
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 15 de marzo de 2021).

    Un día son 2 cadáveres "encobijados", encontrados en un lote baldío o en una brecha en los arrabales de la otrora "Ciudad Amable"; otro día son 2 mujeres asesinadas en la vía pública en diferentes hechos; al siguiente son 3 hombres asesinados en circunstancias similares... Casos, todos ellos, en que los vecinos hacen las correspondientes denuncias, el personal del Servicio Médico Forense recoge los cadáveres, los remite a sus instalaciones y abre sendas "carpetas de investigación" orientadas a la identificación de las víctimas, y el personal de la Fiscalía (dizque) especializado en asesinatos intencionales, recoge indicios y emprende las consiguientes pesquisas al efecto de "esclarecer" los hechos (algo que, como lo demuestran las estadísticas, solo excepcionalmente sucede)...

    Si esos episodios ocurrieran rara, ocasional o esporádicamente, podría hablarse, en rigor, de "hechos aislados". Si, en cambio, se trata de sucesos cotidianos, pasan a ser -¡oh, paradoja!- los "hechos aislados de cada día". Son una constante... aun cuando casi nunca las supuestas "investigaciones" den al menos una idea de quiénes fueron sus autores y sus móviles.

    Hace 2 semanas, cuando el "hecho aislado" del día no consistía en las consabidas una, 2 o 3, sino 11 personas -albañiles que bebían cerveza en la vía pública- asesinadas (en un tiroteo, en la colonia La Jauja, del municipio de Tonalá), el suceso fue atribuido por el gobernador del estado "posiblemente al crimen organizado". Y como el hipotético combate a la delincuencia organizada es responsabilidad del gobierno federal, "exigió" al presidente López Obrador y las instituciones de seguridad que "den la cara ante la difícil situación"... La respuesta puntual, en "la mañanera" del día siguiente, fue la instrucción presidencial -tajante y categórica, eso sí- de "reforzar la presencia en la entidad de elementos de la Guardia Nacional, del Ejército y de la Marina".

    ¿Cómo, de qué manera se supone que debería manifestarse esa presencia "reforzada" de las corporaciones encargadas de velar por la seguridad de los ciudadanos...? ¿Con más unidades, o con una estrategia que hiciera más visible su presencia...? ¿Con personal capacitado no solo para recoger indicios -casquillos percutidos, huellas dactilares, algunos objetos...- sino para estudiarlos, analizarlos y plantear "líneas de investigación" que permitieran trazar hipótesis, dar rumbo a las pesquisas y no realizarlas a ciegas o a tientas, como quien busca una aguja en un pajar...?

    Por lo pronto, si se esperaba que la medida, de entrada, ayudara a reducir, al menos, los "hechos aislados", la maldita realidad es que no se nota.

    Jaime García Elías
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 15 de marzo de 2021).

    Por casi 300 años parte de la Nueva España, Guatemala es hoy la puerta de Centroamérica, una puerta que sólo se abre de aquí para allá y que últimamente se mantiene cerrada. Eso no impide que tantos y tantos centroamericanos la brinquen, para entrar al infierno mexicano, suprema prueba para poder llegar al "paraíso" estadounidense.

    Para estas personas, migrantes que llevan su fuerza laboral y su ingenio como único bagaje, la travesía mexicana acaba siendo mucho peor y más prolongada que el paso del Darién. Son pobres que creen poder salir de su condición por medio del trabajo, viajan con todos sus ahorros convertidos en unos cuantos dólares para pagar polleros por toda la ruta, y a pesar de los muchos años, siguen ignorando que en este país los pobres y con mayor razón, los migrantes, carecen por completo de derechos.

    Sus familias lo han vivido en estos días, en sus pueblos de origen, allí donde no tenían más futuro que la miseria, allí donde dejaron esperanzas que hoy regresan en ataúdes. Tamaulipas fue el paredón y la tumba, la muerte a unos pasos de cruzar a donde pensaban tendrían vida.

    En México a nadie parece importarle, ya estamos acostumbrados, miles de pobres engrosan las listas de desaparecidos, o yacen como desconocidos en las bodegas del SEMEFO, o permanecen sepultados en esas infinitas fosas clandestinas que en Jalisco surgen con tanta prodigalidad. A la hora de juzgar estos lamentables hechos, nuestro escaso desarrollo mental nos hace caer en sofismas como "para qué se meten", "quién les manda venir", "sabrá Dios por qué los mataron", y otras sandeces por el estilo.

    En Guatemala los deudos piden justicia ¿a quién?, ¿a las autoridades guatemaltecas?, ¿a las mexicanas?, ¿acaso no son unas y otras parte del mismo sistema político que nos mantiene a todos sometidos a la misma condición? Tanto allá como acá, partidos van y partidos vienen, sin que nadie resuelva el grave problema de la inseguridad y del hambre, particularmente el inaudito drama de los desaparecidos y el de la impunidad con que se comete todo tipo de delitos sin que pase otra cosa que esa manía de abrir carpetas de investigación al infinito, mismas que rara vez se cierran.

    Al salir de su tierra, parecería que carecen de nación, pero cuando los regresan muertos, inmediatamente las autoridades cubren los ataúdes con la bandera patria y brindan a los familiares toda clase de facilidades para que sepulten lo más pronto posible sus ilusiones dramáticamente frustradas.

    Armando González Escoto
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 21 de marzo de 2021).

    "Hoy sí, 2 días no. Tú sí, pero tú no". Así de absurdo es el "tandeo" del agua que se ha normalizado durante décadas en los municipios de nuestro estado. Esa práctica común que atenta contra los derechos humanos de los ciudadanos, y en este momento sociohistórico también contra la salud pública, pues es imposible e impensable hacer frente a las medidas de higiene que se requieren contra el COVID-19 sin el vital líquido.

    En el marco de Día Mundial del Agua -el pasado 22 de marzo- la inquietud entre académicos y gobierno creció para encontrar una salida al inminente desabasto, en un escenario en el que nuestros vasos lacustres y presas se encuentran en una capacidad crítica.

    El tema no es menor ni lo ha sido nunca, pero ha sido imposible darle una solución oportuna durante décadas, desde antes de la alternancia, de la sobrepoblación y la escasez que vivimos.

    Nos preocupa a todos y a todos debe ocuparnos. Hasta hoy, la propuesta de gobierno se ha apoyado en la infraestructura, en las grandes obras que permitan contener el agua y el abasto para la ciudadanía y que se heredan de una administración a otra, pero las estructuras de gran envergadura no proveen el agua. Son vasos vacíos a la espera del líquido que nos falta.

    Gabriela Aguilar
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 25 de marzo de 2021).

    El ajolote, una especie de renacuajo gigante que habita el valle de México, es un anfibio que ha fascinado a los biológos por su capacidad de regeneración: lo mismo regenera una parte de su cola o una pata cortada, que una porción dañada del cerebro o del corazón. Es un animal, describió el antropólogo mexicano Roger Bartra, "pasmado y concentrado en la regeneración de sí mismo" que es "incapaz de escapar de su estado larvario".

    "Hay un intento de regresar al viejo nacionalismo revolucionario, autoritario y extremadamente corrupto″, dice Roger Bartra (Ciudad de México, 78 años).

    Para el antropólogo, el presidente de México pretende volver a una "situación preneoliberal" que ubica en las décadas de los 60 y 70 en México, bajo el gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI). "Esta proclamada 4a. Transformación, que es comparada a la Independecia, la Reforma, o la Revolución, no tiene nada que ver con eso. A pesar del enorme ruido que está haciendo López Obrador, no hay tal gran transformación", comenta Bartra. El doctor en Sociología por la Sorbona de París e investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), uno de los intelectuales más críticos del actual sexenio y antiguo militante del Partido Comunista de México, escribe: "Habrá que esperar para comprobar si efectivamente se está regenerando el canon del axolote o bien estamos viviendo un tropiezo, terrible pero pasajero".

    Pregunta. ¿Cuál es el estilo personal de gobernar de López Obrador?

    Respuesta. Yo hablo del estilo irracional de gobernar, más bien. Ese estilo está centrado principalmente en un exacerbado nacionalismo, muy rancio, con tonos muy cursis. El presidente se pone diversas máscaras. Se quiere poner la máscara de los líderes de la Independencia de España, después se pone la máscara de Juárez, de Madero... es un juego completamente falso. La que más utiliza es la de Juárez: la moderación, la austeridad, la medianía... Hay pura máscara, pero ninguna reforma del calado de las que hizo el presidente Juárez en el siglo XIX. Nada equivalente a la reforma que expropió los bienes de la iglesia o que desamortizó las propiedades eclesiásticas.

    P. Lo describe como un populista de derechas, ¿cómo define populismo y por qué López Obrador es populista para usted?

    R. El populismo no es una ideología política, tampoco es una estrategia política determinada. Es un fenómeno de cultura política. Implica un liderazgo personalista fuerte, carismático, autoritario, un personaje que asume que representa los intereses del pueblo. En eso, el caso de López Obrador es completamente clásico, parece sacado de un manual de teoría política. Es un populista reaccionario. Lo podemos comparar a las corrientes populistas reaccionarias de Europa y del entorno europeo, como Turquía, y, desde luego, al gran populista que desgraciadamente tuvimos aquí al lado, que fue [Donald] Trump.

    Una de las cosas más ignominiosas que han ocurrido en la política mexicana es que López Obrador fuera a ayudar a Trump a Washington en su campaña por la reelección. Si a eso le agregamos que intentó construir una constitución moral que acabó en una guía ética, podemos entender bien este cuadro: que estamos frente a un populismo de derechas. Otra faceta de este carácter reaccionario es la política económica. Es un intento de regresar a la economía de los años 60 y 70 de México, una economía fuertemente estatizada, sin embargo, mixta, pero con un ingrediente claramente derechista, que es la política de austeridad y la negación a una reforma fiscal avanzada y progresista. Y si agregamos que está militarizando al país, esa es una razón más para alarmarse.

    P. ¿Cree que López Obrador se reconocería en esta descripción?

    R. No, desde luego. Él constantemente se califica a sí mismo como de izquierda. Y si vemos el programa de su partido, Morena, la palabra izquierda aparece una sola vez y de pasada. Él se autocalifica como liberal y todos los demás que no están de acuerdo con él son conservadores.

    P. ¿Rescata algo de su gestión?

    R. Claro. Yo no intento hacer una lista de aciertos y errores. Seguramente, mi lista sería más errores que aciertos. Pero, por ejemplo, elevar el salario mínimo me parece un acierto; expandir lo que se paga a las personas de la 3a. edad me parece que está bien. En fin... pero mi libro intenta entender qué clase de Gobierno es este, cuál es su verdadera orientación. Y ahí entro en esa discusión sobre si se trata de un gobierno de izquierda o derecha. Tradicionalmente, buena parte de la prensa internacional, aunque ahora menos, consideraban que el gobierno de López Obrador era de izquierda. Este es un gobierno de derechas.

    P. En su nuevo libro, escribe que entender por qué ganó López Obrador es un misterio. ¿Por qué?

    R. No parecía demasiado prometedor, pero sorpresivamente no solo ganó, sino que arrasó. Sus partidarios han atribuido eso a su carácter carismático, la tremenda fuerza de sus propuestas, etc. Yo creo que ese tsunami electoral, como se le ha llamado, se debe en buena medida a que el gobierno priista de Peña Nieto auspició ese triunfo. Hay 3 elementos claros al respecto: 1o., el PRI lanzó un candidato, José Antonio Meade, que desde el comienzo se podía ver que era un perdedor nato; en 2o. lugar, descalificó con una denuncia penal al contendiente más fuerte de López Obrador, Ricardo Anaya, del PAN, que después ha resultado que no tenía ninguna base; y en 3er. lugar, diferentes instancias del PRI canalizaron la votación hacia López Obrador a través de diferentes sindicatos y gobernadores.

    P. En el libro dice que la regeneración es imposible, pero que abre la posibilidad a desenlaces peligrosos. ¿A qué se refiere?

    R. El peligro no consiste en que pueda materializarse una restauración. Históricamente, desde la restauración clásica, el modelo clásico francés, eso no ha ocurrido. Las sociedades no regresan a su antigua situación. Lo que sí hay son fuertes movimientos de orientación restauradora, que se plantean restaurar el viejo régimen, y eso es algo que es claro en toda la retórica de López Obrador. Es evidente que él quiere regresar a esa situación preneoliberal, una edad de oro, de crecimiento, de bondad.

    En realidad, era un infierno de represión y autoritarismo, de miseria, de enfermedad, de violencia. Uno iba a dar a la cárcel por cualquier motivo. La restauración no es posible y se puede llegar a una situación peligrosa en la que se avecine una crisis que implique un desorden político considerable. Yo temo que las tensiones políticas lleven al presidente y a su grupo a tomar decisiones que todavía sean más desastrosas. No porque nos lleven a un régimen al estilo de [el expresidente de Venezuela, Hugo] Chávez, porque no va por ahí la cosa, pero sí a un desorden generalizado.

    P. ¿Qué relevancia van a tener las elecciones de junio?

    R. López Obrador y su partido se están enfrentando a los 3 grandes partidos que acordaron y lograron la transición democrática en la época del presidente [Ernesto] Zedillo. Si se quiere, una transición llena de problemas, contradicciones e incoherencias, pero quienes hemos vivido el despotismo anterior realmente celebramos esta transición y estamos muy espantados por esta agresión contra el espacio de la democracia y la transición, que todavía no termina de consolidarse después de 20 años, es muy joven, es embrionaria. El partido de López Obrador quiere liquidar estos restos de la transición democrática, a los partidos y al instituto autónomo, el INE, que es el principal instrumento que se creó para la transición y que es otra de las bestias negras de este presidente.

    P. Usted considera "sensata" la alianza del PRI, el PAN y el PRD. ¿Por qué lo cree?

    R. La veo como una reacción natural de los partidos asociados a la transición democrática, que ven un peligro serio. Desde luego son partidos que tienen diferencias ideológicas y trayectorias históricas muy diferentes. La parte más incómoda, sin duda, es la parte de la alianza con el PRI, porque el PRI es justamente el símbolo de todo aquello que derrumbó la transición democrática. Es un partido que yo detesto lo que representa. Pero el PRI, como todos los partidos, es un partido muy fragmentado y aparentemente hay algunos sensatos. El PAN es el partido tradicional de la derecha, una derecha muy atrasada, hispanizante y religiosa, pero tiene un lado liberal. Y el PRD, lo que ha quedado, es un partido de aparato, pequeño, muy golpeado, pero de alguna manera es lo poco que queda de una cierta izquierda socialdemócrata reformista. Yo no soy muy optimista en cuanto a lo que puedan lograr porque es una alianza muy difícil. Esos 3 partidos, a pesar de lo horrible que puedan parecer, representan la transición democrática y hay que defenderlos a pesar de ellos mismos.

    P. Pareciera que es cualquier opción antes que López Obrador.

    R. Hay sectores en la sociedad mexicana que sí tienen esa especie de desesperación. Hay esa idea de que cualquier alternativa es mejor. Pero creo que lo que hay principalmente es la idea de que hay que reequilibrar las cosas y que lo mejor sería simplemente que el gobierno no tuviera una mayoría aplastante en las cámaras, y obligarlo a negociar.

    P. ¿Qué diagnóstico hace de la oposición mexicana?

    R. La oposición electoral mexicana son esos 3 partidos. Además de Movimiento Ciudadano. Pero después hay una gran movilización ciudadana, que tiene diferentes manifestaciones. Una se canaliza a través de los medios masivos de difusión. Ahí hay una importante oposición, una crítica de intelectuales, periodistas, analistas. El otro gran movimiento ciudadano de oposición es el movimiento feminista, que hace poquito más de un año logró una manifestación verdaderamente impresionante, que yo creo que marcó el momento de quiebre de López Obrador. El problema es que la oposición es muy plural, muy variada y hay de todo, incluso extrema derecha loca, como estos de Frenaaa, que creen que López Obrador es un comunista.

    P. ¿Qué opción tienen los votantes de izquierda?

    R. La izquierda es marginal incluso en el PRD. Ya no se diga en el PRI y el PAN, que son partidos de derecha. La izquierda es marginal en Morena; es inexistente en el PT. La izquierda existe como una masa difusa de ciudadanos que no están organizados, que son de todas maneras una minoría. En México, la ciudadanía es básicamente de derecha y conservadora.

    P. ¿Qué gana López Obrador enfrentándose al feminismo?

    R. No creo que gane nada, yo creo que pierde, pero no es consciente de eso. Él responde a una especie de machismo institucional y ni siquiera se da cuenta. No gana nada, pero sí expresa la naturaleza de su gobierno, de su pensamiento conservador. Él hace alarde de que se ha logrado la paridad en muchos niveles, que es muy importante. Pero el problema con el machismo es algo mucho más profundo. Hay que avanzar muchísimo más. Aquí ni siquiera se ha logrado lo que ha logrado el movimiento de mujeres en Argentina, que es una ley del aborto. El gobierno se ha opuesto. La legalización de la marihuana es algo que ha arrastrado durante 2 años y que acabó en una legalización bastante ridícula que no se compara ni siquiera a las legalizaciones que ya han ocurrido en diferentes estados en Estados Unidos.

    P. El presidente también se ha enfrentado a los intelectuales, a la prensa, a los ambientalistas... ¿Por qué?

    R. Porque hay un estilo irracional de gobernar. Es irracional enfrentarse al movimiento feminista, a las mujeres que luchan masivamente por la igualdad y sus derechos. Es irracional que un político se enfrente y se ponga a pelear diciendo groserías a los intelectuales más destacados de este país. La mayor parte de los intelectuales críticos hemos sido insultados por el presidente. Los medios masivos de comunicación: el presidente tiene la idea de que la oposición está básicamente en los medios masivos y no en los partidos de oposición. No sé si sea cierto eso, pero él lo cree y desprecia a los partidos, incluyendo a Morena.

    P. ¿Qué marcará políticamente los próximos años?

    R. Creo que lo que queda del sexenio va a pasar por varios momentos críticos. Uno es inminente: en junio son las próximas elecciones. Según lo que ocurra ahí, el país se va a encaminar hacia uno u otro lado. Si Morena y el presidente logran una mayoría aplastante va a seguir lo que ha estado ocurriendo y las tensiones van a ser más soterradas, la oposición va a tener enormes dificultades. De todas maneras, habrá un 2o. momento crítico cuando ocurra el referéndum de la revocación de mandato, a comienzos del año 2022. Y el resto del sexenio va a estar marcado por una tremenda lucha interna dentro del espacio oficial por alcanzar la candidatura presidencial de Morena, que promete, por los adelantos que nos han dado, ser muy cruenta y muy difícil. Y por supuesto toda la rearticulación de la oposición.

    (V.periódico El País del 28 de marzo de 2021).

    Habría que preguntarse si lo que es positivo para el proyecto presidencial es de suyo positivo para la democracia mexicana, si por democracia se entiende lo que hoy está plasmado en la Constitución: un estilo de vida fundado en la representación popular, el estado laico y la primacía de los derechos humanos.

    Hay que decir que las 3 administraciones que precedieron a la actual actuaron casi siempre con niveles de un pragmatismo inmoral inaceptable; sin embargo, también debe señalarse que esta presidencia está actuando igualmente de forma pragmática, pero con una diferencia fundamental, pues la lógica de este gobierno está centrada en su idea de una re-moralización de la política, lo cual ha impulsado por 3 vías.

    La 1a. de ellas se expresa en su posición relativamente anarquista respecto de que sólo puede obedecerse la ley cuando ésta es considerada justa; la 2a. es bajo la lógica de la ley penal del "amigo y el enemigo", que se cifra en la frase atribuida a Juárez respecto de que a los amigos se aplica "ley y gracia" y a los enemigos la "ley a secas"; y la 3a., vía la preferencia por el derecho natural por encima del derecho positivo.

    Esa 3a. cuestión es mayor, porque implica que a quienes son considerados adversarios se les cataloga no como enemigos de la sociedad o el Estado, sino de "la patria" o "la causa"; pues lo que busca castigarse es una falta considerada a inmoral.

    En la tradición política moderna han imperado 2 corrientes: la liberal, que reconoce al individuo como entidad absolutamente libre y portador de derechos; y la teoría del soberano (con Hobbes y Hegel, como ejemplos paradigmáticos). En la 1a. se prefiere a la democracia representativa; en la 2a., a las monarquías absolutistas y aristocráticas o incluso al estado fascista.

    Pero el presidente López Obrador se ubica en una 3a. vía, que es la del republicanismo, donde se asume que el diálogo del gobernante es inmediato con el pueblo; y es la voluntad del pueblo la que se sintetiza en el pensar y hacer del mandatario. Esto es lo que está en la base del actuar cotidiano del presidente: por eso recurre igual al discurso religioso que a una caricatura de periódico para denostar a sus adversarios.

    Por eso niega el pluralismo democrático y por eso está empeñado en hacer todo lo que está a su alcance para obtener la mayoría absoluta en el Congreso y consolidar lo que él considera debe ser la 4a. transformación del país; un cambio que, sin tapujos, ha dicho una y otra vez, busca moralizar la política nacional.

    Por eso pareciera que no importa que la pobreza crezca, que la economía esté estancada, que la violencia siga fuera de control, y que la pandemia cause centenares de miles de muertes. Porque todo ello no es su responsabilidad, sino del pasado del que busca deshacerse por mandato de la voluntad popular.

    Lo que estamos atestiguando es una abierta estrategia de movilización social con fines electorales, utilizando los recursos del Estado, porque se considera son los propios recursos del pueblo, a favor de la salvación del pueblo, vía la ratificación del proyecto al otorgarle mayoría en el Congreso.

    El presidente ha sostenido: "sólo el pueblo puede salvar al pueblo". Y eso es lo que está en juego este 6 de junio: un modelo de democracia representativa que apueste por la diversidad y el diálogo; o un modelo de republicanismo que se asume como síntesis de la voluntad popular.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.11-A del periódico El Informador del 5 de abril de 2021).

    Hay una diferencia entre las necesidades de inmigrantes que requiere los EU y a los que se refiere AMLO. No vaya ser que se materialice lo que dice el dicho, "ten cuidado al pedir, no se te vaya a cumplir". Cuando AMLO habla de que se reinstale un programa similar al programa bracero se está refiriendo principalmente a mano de obra no calificada. Hay una creencia popularizada que Trump restringió la migración hacia los EU en forma generalizada. Los números contradicen eso.

    El presidente Biden planea aumentar el número de visas para personas altamente calificadas; las visas H-1B, y H-2B. También propone eliminar el límite de visas con cuotas por país, que espera beneficien a miles de profesionales indios afectados por algunas políticas de inmigración de la administración de Trump.

    EU requerirá de la fuerza de trabajo de inmigrantes para impulsar su crecimiento económico, buscará atraer talento calificado que no es el tipo de inmigración a la que se refiere AMLO. Al inicio dije, ten cuidado al pedir no se te vaya a cumplir, porque las oportunidades que habrá en los próximos años en EU continuará incentivando mexicanos y centroamericanos calificados a migrar. Esto generará más problemas a mediano plazo para México, seguimos expulsando talento y tampoco atraemos talento extranjero. Una encrucijada nada alentadora.

    Jaques Rogozinski
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 13 de abril de 2021).

    La Cepal identifica en México niveles de informalidad similares a países africanos.

    (V.pág.10-A del periódico El Informador del 15 de abril de 2021).

    El Covid, la sequía, los incendios provocados, y las campañas políticas se presentan en nuestro escenario como plagas inclementes, que contribuyen poderosamente a contaminar todavía más el ambiente social que respiramos. Todas, incluso la pandemia, son fruto de la manera irresponsable en que actúa el ser humano.

    En las 4 la autoridad se ha visto no sólo rebasada, sino ampliamente derrotada, en parte porque le ha tocado cosechar el fruto de muchas administraciones que fueron hipotecando el futuro de la ciudadanía a cambio de ganancias personales, hoy día esa hipoteca, jamás abonada, es prácticamente inmanejable, y aún así, se sigue hipotecando más.

    La explosión demográfica de los municipios de Tlajomulco, El Salto y Juanacatlán tuvo responsables y beneficiarios, pero eran sólo secuela de la ola expansiva que había antes sucedido en Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá, desde que a alguien se le ocurrió, sin control y previsión de futuros, traer el agua de Chapala. El desastre ecológico ha sido inmenso y amenaza ahora con arrastrar la zona de Los Altos. El problema de fondo no es de dónde traer más agua, sino cómo aprovechar mejor la que ya hay, lo cual podría costar menos que los onerosos estudios hechos en el sexenio anterior, pero también, más que la distribución del agua, lo que importa organizar es la distribución de los habitantes, a lo cual ningún gobierno se anima.

    Los incendios provocados no se han detenido con la emisión de leyes, pero sí podrían preverse con medidas más audaces de vigilancia y de sanción, no nada más de los pirómanos, sino de sus empleadores. La criminalidad de quienes los provocan perjudica seriamente la salud de millones de personas, ya de por sí sometidas a la tiranía de la escasez de agua, mientras que pone en tan grave peligro a los cientos de personas heroicas que salen a combatirlos.

    La pandemia ha mostrado la casi total ausencia de cultura cívica en la ciudadanía, y el fatalismo con que finalmente han actuado las autoridades estatales, renunciando a cualquier intento por controlarla, lo cual no sólo es una derrota sino sobre todo una claudicación, que no se observa en otros países, por lo menos en los europeos. Con el afán de salvaguardar la maltrecha economía y no hacer papel de ogro en plenas campañas políticas, el gobierno decidió dejar que la gente haga lo que le venga en gana, adiós semáforos y botonazos, que rija la ley de Darwin.

    Gracias a este bando libertario, las campañas políticas están a todo lo que da, en mítines tradicionales, sin sana distancia, sin cubre bocas, sin originalidad, sin vergüenza, sin respeto a la ciudadanía, harta de los mismos manidos discursos trienales, escuchando un cúmulo impresionante de ofertas de todo lo que no le toca hacer al gobierno, en tanto que lo que sí le toca, sigue intocado.

    Algunos idealistas habían pensado que, dada la contingencia sanitaria, los candidatos mostrarían creatividad a la hora de realizar sus campañas, innovando nuevas formas de dar a conocer sus propuestas, pero semejante hazaña no parece estar al alcance de estas personas, ni de sus asesores, acostumbrados a repetir el libreto, cambiando solamente el nombre de los actores.

    Armando González Escoto
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 18 de abril de 2021).

    Cuando inició la pandemia de COVID-19 en el mundo, en México ya vivíamos una de las etapas más violentas de nuestra historia. La muerte y la impunidad se convertían en una sombra de luto que lastima la ilusión del futuro.

    A la epidemia de violencia se le aparejó la mayor tragedia de salud pública global de nuestro tiempo con cifras son escalofriantes: más de 211,000 fallecidos por el virus y oficialmente 34,498 vidas sacrificadas por homicidios en 2020. Su azote simultáneo ha impactado la forma de vivir y de pensar de la inmensa mayoría de las personas en nuestro país, aumentando el miedo a la muerte y el temor de ser esa víctima inesperada que nadie quiere ser.

    El miedo es el sentimiento imperante que domina y no la rabia como muchos creen. Ese temor reforzado por la frustración de no poder hacer mucho frente a la dimensión de la amenaza, se envuelve en el comportamiento errático frente a las restricciones y ante el desafío de continuar con la vida como si nada sucediera.

    En las conversaciones se mezcla ese miedo con la tradicional desconfianza y el agudo sentido del humor que nos caracteriza. Como diría algún especialista en la vida social: la narrativa que impera está empapada de rojo y para colmo envuelta en una polarización negativa que busca la descalificación como propósito esencial.

    Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 18 de abril de 2021).

    Vaya ironía de los gobiernos federal y estatal, en plena pandemia, con un reseco verano inusual y se les ocurre utilizar el agua como estrategia electoral... tal parece que los múltiples programas sociales de apoyo a jóvenes y personas mayores o en situación complicada, la contratación de más y más "siervos de la nación", la creación de la Guardia Nacional, la desorganizada distribución y aplicación de las vacunas, y ni siquiera la cantaleta mañanera de todos los días les parecen suficientes para cooptar el voto ciudadano, ahora ya también están utilizando el agua como un artículo de lujo -que ciertamente es vital para todo ser humano-.

    Multimillonarias campañas van y vienen -en los medios consentidos del Estado- desde hace por lo menos año y medio, en las que se exhorta a la ciudadanía a mantener todos los cuidados necesarios para evitar el contagio del COVID-19, y una de las medidas en las que mayor énfasis han puesto los especialistas, es en la conveniencia de lavarse continuamente las manos con agua y con jabón. Sin embargo, la terrible realidad es caprichosa y nos pone ante la disyuntiva de que: bueno si no hay medicinas, pues ahí nos la llevamos con remedios caseros; si no hay la suficiente asistencia médica, ni infraestructura necesaria, pues nos vamos a casa, pero, si no hay ni agua, entonces qué hacer?... ni siquiera los 212,339 fallecidos -y contando- les toca el corazón, ni les quita el sueño, los vividores de la política, a lo suyo.

    Que bien que haya programas sociales, son plausibles, pero, ¿a cambio de nada? Es claro que entre más nos dan a cambio de nada, más nos acostumbramos a estirar la mano y a aplaudir hasta el más ridículo gesto o chistorete de quien lo entregue... el truco está en que no es a cambio de nada, ahí están las evidencias de los candidatos del partido oficial "vendiendo" y cobrando favores por algo que era su obligación hacer, pero que además lo han hecho muy mal.

    El tema de la anticorrupción que eligieron como bandera es muy importante sacarlo adelante a como de lugar, pero lo peor del caso es que no es cierto que lo estén haciendo y antes al contrario, todos los días se sabe de nuevos casos que ya nos tienen hartos, pero el que estén utilizando el agua a cambio de votos y simular que les hacen el favor de llevarles en pipas... la verdad es no tener madre.

    Cuauhtémoc Cisneros Madrid
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 19 de abril de 2021).

    Miles de kilómetros de bosques y selvas han sido deforestados. Los océanos se han convertido en basureros públicos en los que se arrojan, desde plásticos no biodegradables, hasta material radioactivo. No necesitamos ir muy lejos para percatarnos del desastre que estamos propiciando: basta con darse una vuelta al Río Santiago, desde Juanacatlán y El Salto, hasta San Cristóbal de la Barranca, para testimoniar el nivel de agresión hacia nuestros acuíferos. Y, ¿qué decir de la contaminación atmosférica derivada de los incendios provocados año tras año en el bosque de La Primavera? Al respecto, los más serios filósofos, antropólogos, sociólogos, cineastas, líderes sociales y políticos han advertido hasta la saciedad que, de no tomarse medidas drásticas, en breve estaremos relatando el ocaso de nuestra civilización. Debemos cobrar conciencia: estamos destruyendo nuestro hogar. Es incongruente que nos ufanemos de nuestra inteligencia y voluntad si somos incapaces de entender dichos problemas y actuar en consecuencia.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 19 de abril de 2021).

    Vivimos una guerra que se manifiesta en sucesivas batallas como la que padecieron con miedo los colonos de Chapalita, y meses atrás los vecinos de Las Jaujas o la colonia Lázaro Cárdenas. Son episodios de extrema violencia y uso de armas como las que se usan en todas las guerras.

    A quienes se niegan a aceptar que vivimos en una guerra, basta asumir que la guerra que vivimos en México ha dejado más asesinados que la ocupación de Irak por parte de Estado Unidos, o que Jalisco tiene 4 veces más desaparecidos que los que dejó la dictadura de Augusto Pinochet en Chile.

    Vivimos una guerra, aunque no una guerra convencional entre estados o como guerra civil. Nuestra guerra es informal.

    Esto es lo que ocurre en Jalisco: en muchos municipios y colonias de la zona metropolitana, el "monopolio de la violencia" lo tiene el crimen organizado y lo dirige no el gobernador o el alcalde sino al que llaman el "jefe de plaza". Este ejército privado y sus dirigentes son los que deciden quien vive o quien muere, quien sigue con su vida libre o puede ser desaparecido; quien sigue trabajando normalmente, o quien tiene qué pagar "derecho de piso" para realizar sus actividades económicas.

    Rubén Martín
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 21 de abril de 2021).

    México pasó de ser un país agrícola de 30 millones de habitantes a una sociedad urbana con 120 millones de mexicanos. Lo que ayer era vigente hoy ha dejado de serlo. Crecimos, la casa es ahora insuficiente, la ropa ya no nos queda y el sistema político no ha resuelto eficazmente nuestros problemas comunes.

    No hace ni 30 años, el nivel de escolaridad y habilidades tecnológicas, aunque elementales, permitían ganarse la vida; hoy, para ello, es indispensable poseer conocimientos avanzados en cualquier rama del saber. Por otro lado, el torrente de información que fluye todos los días, a velocidad de vértigo, nos exige mejorar nuestra capacidad de reacción y adaptación.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 26 de abril de 2021).

    Saúl "Canelo" Álvarez criticó duramente al Gobierno de México y declaró que no se preocupa por la inseguridad o el deporte del país. El tricolor se destapó y explicó por qué prefiere vivir en San Diego en lugar de Guadalajara.

    "Hay demasiadas inseguridades, por eso ya no estoy tanto en México. Hay mucha inseguridad para mí, y para mi familia mucho más... y el gobierno no se preocupa por eso, se preocupa por muchas cosas más", dijo el pugilista.

    "Para la gente promedio es que estés en un restaurante y te quiten el reloj o secuestro exprés, esas son las mayores inseguridades de la gente".

    "Canelo" recordó el secuestro que sufrió su hermano en 2018. "Por el teléfono, negocié para que lo soltaran", continuó el múltiple campeón. "Negocié con los cabrones 3 días para que lo soltaran. Después, pensaba que si hubiera sido mi mamá, papá o hija, hubiera sido más difícil todavía... aparte tenía la pelea el sábado y nadie sabía nada".

    Además, Álvarez comentó que la policía pudo haber sido cómplice en la retención: "Les dije que mi hermano estaba secuestrado y me contestaron que me había vuelto loco... ahí lo pensé", narró.

    Saúl "Canelo" Álvarez reconoció que padeció de coronavirus antes de su pelea ante Avni Yildrim.

    Álvarez reconoció que no tuvo complicaciones ante la enfermedad, pero eso no excusó a que los cuidados que se deben seguir ante la pandemia.

    "He conocido gente que le da más fuerte y hasta se ha muerto. A mí no me afectó mucho y por eso no quise decir nada. Al papá de un amigo mío le afectó mucho los pulmones y escupía saliva con sangre".

    "A todos nos afectó. En México, no les importa la pandemia, fuimos uno de los países más afectados porque no se cuidaron, fue muy difícil porque se perdieron muchos trabajos", declaró.

    (V.periódico El Informador en línea del 28 de abril de 2021).

    El manejo de la pandemia puede servirnos como ventana para asomarnos a ese torbellino llamado la toma de decisiones en tiempos de la 4T. Está también todo lo que estamos viviendo en la era AMLO, donde destaca la tensión con la administración Biden; la aplicación radical de criterios de ahorro que equivalen a un austericidio; el ninguneo presidencial a los organismos empresariales y a los intelectuales que lo cuestionan; la confrontación del presidente con el INE y los órganos autónomos; iniciativas absurdas como el padrón de usuarios telefónicos y la sacudida al sector energético, donde literalmente se le pide al tiempo que vuelva.

    Pemex y CFE jugando un papel parecido al que tenían en los años 80. Sin compromisos creíbles en materia de transición hacia las energías renovables y con reglas del juego que les permiten ser quasi monopolios para compensar sus ineficiencias.

    La cereza del pastel de ese deterioro en la toma de decisiones es la propuesta para desaparecer los órganos autónomos. Es la culminación de un mes donde la Comisión Federal de Competencia Económica presentó un recurso contra la iniciativa de Ley Eléctrica y emitió fuertes críticas a la Ley de Hidrocarburos. Un mes en el que el Instituto Federal de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales se pronunció para advertir los riesgos del padrón de usuarios telefónicos y el Instituto Nacional Electoral "ganó" en el Tribunal la controversia en torno a las candidaturas de Félix Salgado y Raúl Morón.

    El INE además consiguió que se respetara su criterio para limitar la sobrerrepresentación en el congreso de parte de la coalición que gane las elecciones de junio próximo.

    La lógica con la que se propone la desaparición de los órganos autónomos enfatiza dos líneas argumentales: no han servido al pueblo, sino a los poderosos, y cuestan muchísimo dinero. No hay un análisis de lo que ha hecho cada organismo ni tampoco una valoración de lo que se perdería en caso de que desaparecieran. Estamos hablando de contrapesos necesarios en un Estado moderno; también de organismos súper especializados necesarios para tomar mejores decisiones en una sociedad compleja.

    Todos y cada uno de esos organismos autónomos son mejorables. Tenemos derecho a exigir que funcionen mejor. Desaparecerlos contribuiría a la restauración de un régimen de presidencialismo que fracasó en el México del siglo XX... y al deterioro en el proceso de toma de decisiones.

    Luis Miguel González
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 1o.de mayo de 2021).

    Tenemos una inseguridad rampante, un proceso de vacunación que avanza muy lentamente; una economía que aunque empieza a crecer, lo hace a paso muy moderado, y un presidente enfrentado a la oposición, a órganos autónomos y a jueces, magistrados y ministros.

    No es imaginable que este cuadro no tenga algún impacto en las intenciones de los votantes.

    Enrique Quintana
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 3 de mayo de 2021).

    Es evidente y muy claro que el país navega con muchos aspectos a la deriva y que no hay ninguna indicación [de] que exista al frente de los destinos de México como nación, una persona capaz y congruente, así como conocedora de la alta responsabilidad que es gobernar a México. En pocas palabras, López Obrador ha quedado evidenciado como un funcionario incapaz e inepto en el difícil arte de gobernar.

    Razón y Acción
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 9 de mayo de 2021).

    Según un informe del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo en Suecia, a pesar de que México enfrenta una intensa actividad delictiva y una lucha sin cuartel en contra de los carteles de la droga, disminuyó en 0.7% su gasto militar, colocando a nuestro país como líder regional en Centroamérica y el Caribe -número 33 en el mundo- con un presupuesto anual de 6,100 millones de dólares.

    Y precisamente sobre los militares, la semana pasada México Unido Contra la Delincuencia hizo público un reporte general de 5 capítulos, donde hace referencia a los efectos negativos de la militarización como una estrategia para combatir la problemática de la seguridad pública. Una de las conclusiones es que no ha habido un cambio en los incrementos de delincuencia. Por otra parte, concluye que la ampliación de funciones de los militares va en detrimento de las instituciones civiles (cuerpos policiacos y seguridad) que supuestamente tienen las mismas funciones. Y agrega que ni siquiera se han contenido los delitos, por el contrario, han aumentado de forma alarmante. Es una batalla que se está perdiendo.

    Desafortunadamente, la promesa -de campaña- de "regresar a los militares a sus cuarteles" por parte de López Obrador fue una orden a la inversa, porque les dio más responsabilidad, más independencia y aparentemente una menor supervisión de funciones.

    Hoy el ejército fuera de sus cuarteles se encarga -entre otras cosas- de la vigilancia en contra de los migrantes centroamericanos en nuestras fronteras; de asistencia en muchos programas sociales; de la construcción y administración del nuevo aeropuerto de Santa Lucía y de Tulum; edifica un parque ecológico en el Lago de Texcoco; a su cargo también las 2,700 sucursales del Banco del Bienestar; segmentos del Tren Maya, así como la remodelación de hospitales, además de distribuir gasolinas y medicinas en el país. En fin, se han convertido en todólogos.

    Recientemente, con motivo de la detención del general Cienfuegos en los Estados Unidos, muchos sectores de la sociedad manifestaron su preocupación por los efectos de la creciente influencia de los militares sobre el Estado, ya que es obvio que gracias a la presión que ejercieron sobre Palacio Nacional fue lo que motivó la intervención en las cúpulas de poder para que fuera liberado y regresado a México. Sobre este asunto, Ernesto López Portillo, director del programa de seguridad ciudadana de la Universidad Iberoamericana dijo "La pregunta que tenemos que hacer, la ruta de crecimiento de funciones, si mañana las fuerzas armadas van a tener más poder que el presidente de la república".

    Como un elemento de referencia sobre una situación similar -allende las fronteras-, hace apenas 2 semanas en París un grupo de militares, en activo y retirados, preocupados por lo que sucede en su país, hicieron un llamado al presidente Emmanuel Macron a que reaccione ante el "desmoronamiento" de Francia por una serie de problemas internos de diferente índole, solicitando además que las fuerzas armadas sean "neutrales" en la toma de decisiones en varios conflictos.

    México pasa por momentos difíciles y de tensión en muchos aspectos. La militarización en muchos nichos de nuestro tejido social representa una serie de riesgos que pueden llevarnos a otros niveles con o sin consentimiento de quien habita frente a la plancha del Zócalo.

    Daniel Rodríguez
    (v.periódico El Informador en línea del 10 de mayo de 2021).

    López Obrador se ha dedicado a hablarle no a la clase media, no a los ricos, ni a los empresarios o a los sectores de poder. Su mensaje va a la base popular, a quienes durante décadas se vieron ignorados, que fueron engañados por las promesas de cambio y progreso. Hoy, aunque ya pasaron 2 años y no hay cumplimiento a muchas de las promesas, en esa base ciudadana tiene aún una esperanza de que no se regrese al pasado y que no sea lo mismo de siempre. Aunque por lo sucedido hasta el momento, no será lo mismo de siempre, sino posiblemente peor.

    Daniel Rodríguez
    (v.periódico El Informador en línea del 12 de mayo de 2021).

    En el México del 2021 lo más relevante no es la economía sino, lamentablemente, la inseguridad. Y más aún en el Estado de Jalisco.

    De acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), del INEGI, el 66% de los habitantes de los centros urbanos del país se siente inseguro en su ciudad.

    Y resulta que la 2a. capital estatal en la que es más alta la percepción de inseguridad es Guadalajara, con un 86.1%. Sólo en Cuernavaca (entre las capitales estatales) la sensación de inseguridad es mayor, con un 87.8%.

    Si lo quiere ver de otro modo, sólo el 13.9% de los habitantes de Guadalajara se sienten seguros en la ciudad.

    En la zona metropolitana, otro municipio que destaca por su elevada percepción se inseguridad es Tonalá, con un 85%. En la zona urbana solo se salva Zapopan, donde el porcentaje es de 66.1%, igual que la media nacional.

    En contraste, en el estado destaca por su buena percepción respecto a la seguridad, Puerto Vallarta, en donde el porcentaje de personas que se sienten inseguras es de 35.5%.

    Entre las capitales estatales sigue destacando Mérida como la que tiene mejor percepción de seguridad, pues sólo el 30% de la población se siente insegura.

    Las encuestas, levantadas por diversos medios y casas encuestadoras, coinciden en que la inseguridad es vista hoy en México como el principal problema, por encima de la situación económica y la pandemia.

    Se percibe que, poco a poco, el empleo empieza a recuperarse y la actividad productiva tiene ya una tendencia favorable, aunque siga muy por debajo de los niveles previos a la crisis sanitaria. Y respecto al Covid, también se ve la luz al final del túnel, a pesar de la lentitud del proceso de vacunación.

    Sin embargo, donde no se ve ningún viso de mejoría es en materia de seguridad.

    Pareciera que los partidos opositores en todo el territorio se han olvidado de la principal aflicción de los mexicanos: ¡es la inseguridad, estúpidos!

    Y no se trata sólo de una problemática del gobierno federal, sino de los gobiernos estatales, el de Jalisco desde luego, y también de la mayoría de los gobiernos locales.

    Como en la anécdota del rey que va desnudo, tuvo que ser alguien ajeno, el Jefe del Comando Norte del Pentágono, el general Glen VanHerck, quien señaló a principios de abril que entre el 30 y 35% del territorio mexicano era controlado por los cárteles del crimen organizado.

    Y en México, algunos pensamos que incluso se quedó corto.

    Enrique Quintana
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 14 de mayo de 2021).

    En México, la relación entre ciudadanos y gobierno está dañada. Ninguno quiere tratar con el otro. Funciona como un matrimonio obligado hasta que la muerte nos separe, sea por muerte natural o por tragedias y accidentes evitables, como el colapso de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México y una larga lista de eventos trágicos que, con distintas magnitudes y distintos grados de irresponsabilidad y negligencia, ocurren todos los días en todo el país.

    Seguimos viviendo juntos, porque como en muchos matrimonios, las partes viven atrapadas en una relación tóxica y co-dependiente.

    En esta analogía conyugal, en la que la familia es la sociedad, la casa es la ciudad, los ciudadanos somos los proveedores del hogar y el gobierno es el que supuestamente cuida y administra todo, existen múltiples causales de divorcio.

    Un cónyuge-gobierno, que maltrata y amenaza constantemente a su pareja con privarle de la libertad y quitarle todo lo que tiene (terrorismo fiscal), que despilfarra y hace mal uso de los recursos que con el sudor de la frente el cónyuge-ciudadano le da cada mes para alimentar, cuidar y educar a la familia, y para construir y mantener funcionando y en buen estado la casa de todos. Y como consecuencia del mal trato y mal uso de los recursos, los cónyuges-ciudadanos hacen lo posible para no contribuir más al sostenimiento del hogar.

    No obstante lo anterior, se trata de un matrimonio indisoluble. Estamos atrapados recíprocamente por una simple y sencilla razón: ninguna parte puede sobrevivir sin la otra. Nos guste o no, estamos obligados a la convivencia, y por lo tanto al cumplimiento cabal de las reglas y obligaciones establecidas en el contrato social (la Constitución y las leyes que de ella emanan).

    El colapso de la Línea 12 del Metro es solo una muestra más de que el cónyuge-gobierno no está cumpliendo cabalmente con la obligación de construir con honestidad y eficiencia, y con la calidad necesaria, la casa común (las obras públicas).

    Y al respecto hago esta pregunta: ¿cuál es el estándar de calidad mínimo que las obras públicas deben tener?

    ¿Deben hacerse como las mejores del mundo, o porque somos un país "pobre" deben ser mediocres o como para nada más salir del paso?

    En mi opinión, la calidad de la obra pública debe ser siempre la más alta posible (que no es lo mismo que lujosa) con diseños eficientes, tecnología de punta y con la experiencia y conocimientos aplicados que mejor logren los objetivos y garanticen su calidad, bajo mantenimiento y vigencia por el mayor tiempo posible.

    Y por supuesto, cumpliendo con todas las normas y procedimientos de construcción aplicables. Lo digo porque el gobierno es el primero en atreverse a violar la ley, a desviar recursos reduciendo criminalmente especificaciones, o asignando contratos a compañías inexpertas, con lo que además de dilapidar los impuestos que pagamos, ponen en riesgo la vida de todos.

    Y eso pasa por ser juez y parte. Ellos mismos se autorizan, contratan y supervisan; ellos mismos se reciben las obras, y se dan los permisos de operación o habitabilidad.

    Llaman a expertos y a terceros imparciales no para revisar proyectos antes de ejecutarlos y no para supervisar obras y mantenimiento, sino para dictaminar tragedias, para tapar el pozo luego del niño ahogado.

    Además, el nulo o mediocre mantenimiento que a regañadientes dan a las obras públicas es por lo general correctivo, no preventivo. Reponen o reparan (y no siempre) lo que se rompió. Lo que se cayó.

    En lugar de que los legisladores pierdan el tiempo mandando iniciativas de ley que jamás prosperarán, como el intento por controlar las redes sociales u obtener datos biométricos de los ciudadanos, etc., más nos serviría a todos que se pongan a legislar nuevos procedimientos y requisitos para convocar, licitar y contratar el diseño, construcción, supervisión, administración y mantenimiento de la obra pública, y establecer los estándares de calidad mínimos a los que deben sujetarse.

    Si así se hiciera, en lugar de que las obras públicas sean bombas de tiempo o barriles sin fondo, serán una inversión duradera que le agrega valor a la casa de todos, y que podemos usar y disfrutar con la tranquilidad de que no va a explotar, no se va a inundar, incendiar o a caérsenos encima.

    Se requieren expertos para contratar expertos.

    Ricardo Elías, arquitecto y empresario
    (14 de mayo de 2021).

    La seguridad de las personas es una responsabilidad compartida por los 3 órdenes de gobierno, es decir, el municipal, el estatal y el federal, por lo mismo no se vale que frente a la violencia imparable que vivimos las autoridades se dediquen a culparse unos a otros en tanto la gente sigue sufriendo las consecuencias de este imperio del crimen.

    Hemos construido 3 círculos inconexos e impermeables, por un lado la sociedad que cuestiona al gobierno, pero no se cuestiona a sí misma, por otro el gobierno que todo lo personaliza y cree que las cosas se arreglan con declaraciones enfáticas y alegres estadísticas, por encima de uno y otra, y el crimen organizado que mantiene su marcha en crecimiento al margen de lo que digan y sientan los demás, gozando de una increíble impunidad o con una capacidad casi mágica para escapar a todo proceso o pesquisa.

    Cuestionarnos a nosotros mismos como sociedad significa advertir que la droga que consumes se paga con la sangre de cientos de vidas inocentes, que la apatía política de los ciudadanos favorece la corrupción de las instituciones, que vivir solamente para cuidar lo nuestro y a los nuestros nos está llevando a perderlo todo.

    La misma delincuencia debiera cuestionarse, y seguramente que hay muchos caminos y medios para que lo haga; tanto ingenio, tanta capacidad organizativa ¿no debieran emplearla para causas más nobles? En su contra tienen la experiencia de haberse vuelto en el camino cada vez más inhumanos, haber perdido la más mínima sensibilidad, haberse convertido en máquinas destructivas y despiadadas, haberse degradado de un modo tan vergonzoso.

    En cuanto a los funcionarios públicos, que de por sí no la tienen fácil, habría que preguntarles si todo lo que esperan obtener en poder y dinero puede compensar la imagen que dejan para sus mismos hijos.

    Es penoso que mientras tanta gente está perdiendo la vida, lo que le preocupe a los políticos sea perder votos.

    Armando González Escoto
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 16 de mayo de 2021).

    Más allá de la pasión para echar culpas es momento de reflexionar seriamente respecto a cómo revertir el deterioro de de las instituciones que forman esa línea de defensa que se ha debilitado. Y aunque puede haber diferencias en el cómo proceder, lo cierto es que es la hora critica para frenar la violencia, debilitar a la delincuencia y fortalecer los servicios púbicos de justicia y seguridad. Nos corresponderá hacer esfuerzos desde dentro para fortalecer lo público, y quizá el 1er. paso es dejar de voltear a otra parte cuando se agrede a los demás, porque la garantía de la acción pública no está funcionando y hay que hacer que funcione. Y la amenaza no está en colores, ideas, o grupos, sino en ese ente delincuencial que se ha filtrado por todas partes. Si perdemos la perspectiva del valor de lo público y nos dividimos favorecemos a la causa del problema. Nos corresponde ahora buscar la suma de todos para fortalecer lo público.

    Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 16 de mayo de 2021).

    Bienvenidas inversiones.

    (V.periódico El Financiero en línea del 19 de mayo de 2021).


    Este artículo va dirigido a los jóvenes (genérico que incluye a las "jóvenas") que no piensan ir a votar, y que no creen que su apatía cívica y desinterés por la vida pública terminará afectándolos directamente y, de pasada, a todos.

    La mayoría de ellos dan por hecho que todo lo que tienen, sus libertades, sus derechos, su salud, su poder adquisitivo, su patrimonio y negocios familiares, etc., estarán ahí siempre a pesar de que no hagan nada para defenderlos de las amenazas y riesgos que el poder público presenta.

    No se dan cuenta que democráticamente hablando son mayores de edad, y por lo tanto corresponsables de la marcha del país.

    No leen, no están informados y no ven el impacto que la política puede tener en sus vidas. Solo les importa lo que pasa de la barda de sus casas y negocios para adentro.

    Lo que pasa afuera no es asunto suyo. Le invierten tiempo y dinero a su egoísta, superficial y valemadrista estilo de vida personal, y se interesan poco o nada en asuntos de la comunidad. ¿Ir a votar? ¿Para qué? ¡Qué hueva! No conozco a los candidatos, no hay a cuál irle, todos los políticos son corruptos, mi voto no hará la diferencia, etcétera, son las principales razones que esgrimen para hacerse a un lado y evadir su responsabilidad cívica.

    Es necesario y urgente hacer ver a los jóvenes la importancia de salir a votar este 6 de junio (y todas las veces que el voto ciudadano sea requerido) y la trascendencia que el voto tiene para su propio futuro y el de los demás.

    Si la apatía cívica solo perjudicara a quienes no votan, me quedaría callado, pero desgraciadamente el abstencionismo nos perjudica a todos.

    Como dato: hay 38 millones de jóvenes en México, y los que tienen entre 20 y 25 años de edad son los que menos votan. No se dan cuenta del poder que tienen. Podrían, si quisieran, decidir el rumbo, el futuro del país, que curiosamente es más suyo que de los adultos que tenemos menos años por delante.

    A los jóvenes apáticos, desinteresados en la política, hay que mostrarles ejemplos claros y tangibles de las consecuencias que las políticas públicas impulsadas por el gobierno tienen en su vida personal. Deben saber que si un gobierno (democráticamente electo a través del voto que les da flojera ejercer) por ejemplo, cancela sin motivo alguno un proyecto de inversión en marcha, cierra las estancias infantiles, regala el dinero de nuestros impuestos, toma decisiones que producen desabasto de medicinas, etc., se genera un clima de desconfianza para la inversión privada nacional y extranjera, lo cual desencadena una serie de efectos negativos que terminan por afectar la calidad de vida de todos, ellos incluidos.

    Más de alguno habrá visto derrumbarse la economía de su familia; más de alguno habrá sufrido en carne propia la inseguridad, la ineficiencia del sistema de salud pública, el alza de precios de los combustibles, etc., y todo de alguna manera tiene que ver con las políticas públicas impulsadas por gobernantes que ganaron sus puestos en las urnas.

    Todos, y en especial los que más cómodos están, deben entender que los riesgos del país también son su riesgo. Hay que explicarles, sin rodeos, lo que está en juego en estas elecciones, y la importancia que tiene la renovación de la Cámara de Diputados por los acuerdos y decisiones que en ella se toman.

    Hay que hacerles ver que la indiferencia y desidia para ocuparse de los asuntos públicos tiene consecuencias negativas que no se ven de manera inmediata, pero tarde o temprano irremediablemente llegan.

    Está bien buscar beneficio y placer personal, pero esa búsqueda se vuelve un acto deleznable cuando ignora, destruye o atropella el bienestar colectivo.

    Pensar en los demás, cambiar nuestras decisiones cuando éstas afectan a otros, o simplemente porque son ilegales, es lo que nos hace ser buenos ciudadanos, individuos socialmente responsables y con actitudes de solidaridad y compañerismo que nos convierten en la parte sana y confiable de la familia humana.

    Lo menos que podemos hacer por el bien común es votar.

    El argumento de los abstencionistas, flojos o inconscientes que no votan porque ningún partido o candidato les gusta, no es válido. Si ninguno les gusta, deben salir a votar y elegir el mal menor. Porque si de una cosa podemos estar seguros, es de que siempre es posible estar peor.

    Tenemos el gobierno que los abstencionistas merecen.

    Ricardo Elías, arquitecto y empresario
    (20 de mayo de 2021).

    Un país dividido ideológicamente es el verdadero problema al que nos enfrentamos. Sembrar odio entre clases sociales y entre gente con diferentes preferencias políticas es una bajeza y no representa ningún beneficio para ningún país. Tomemos el ejemplo de Estados Unidos. Políticamente, aún tras la derrota de Donald Trump, se encuentran más divididos que nunca. Se trata de un todo o nada: o te sientes representado por el presidente o no. No hay un punto medio. Exactamente lo mismo ocurre en México.

    Algo que me molesta de los políticos actuales es que lejos de dar valor a su propio proyecto por medio de ideas innovadoras y sustentables, se enfocan en desacreditar a sus adversarios. Las elecciones se deberían ganar con los políticos demostrando lo "buenos" que son para el cargo, no con lo "malos" que son los demás. La política debe ejercerse como un medio de construcción, no como un espacio de desacreditación para que unos cuantos obtengan beneficios.

    Cesáreo Escobedo
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 22 de mayo de 2021).

    En estos 2.5 años hemos visto la mejor versión de AMLO, pues todavía se tenía que preocupar por esta elección, la más grande en nuestra historia, con gubernaturas y legislaturas de 15 estados en juego.

    Ahora veremos al presidente sin freno al que se le desmorona el país entre las manos, al que empezará a entender que Nahle y Romero le vieron la cara porque Pemex está quebrada, al que tendrá que ver de dónde saca para pagarle a sus clientelas, al que enfrentará los crecientes embates de partidarios como Monreal y Ebrard con una agenda propia que no pasa por la coronación de Sheinbaum.

    Lidiará con el muy complejo entorno internacional que nos dejará la pandemia. Verá desaparecer la inversión como consecuencia de su grotesca violación de la ley y tendrá que bregar con organizaciones criminales empoderadas por la impunidad que él fomentó.

    Enfrentará la pérdida del Grado de Inversión y el consecuente encarecimiento de nuestra deuda. Ese López Obrador querrá subirle impuestos a "los ricos" y verá demasiado tarde que eso no recaudará más al hacerlo.

    En esta elección no hay cómo darle un "mandato" a la oposición más allá de las gubernaturas, sólo podemos frenar la destrucción, forzar al Presidente a detenerse a lidiar con contrapesos. Nada más que eso.

    Jorge Suárez-Vélez
    (v.periódico Reforma en línea del 27 de mayo de 2021).

    Dice el presidente que los medios exageran la violencia política, los asesinatos de candidatos, para enrarecer el ambiente político de cara a las elecciones. Nada extraño que López Obrador apunte a los medios: han sido su enemigo favorito en los últimos meses. ¿Pero realmente los medios exageran la violencia?

    Esta es un discusión muy vieja, tan vieja como la existencia de medios libres. A los políticos no les gusta que se hable de la violencia. A Calderón, por ejemplo, le molestaba que le contaran los muertos y más aún que le llamaran "los muertos de Calderón", como ahora a los morenistas y a los fans del presidente no les gusta que se hable de "los muertos de López Obrador"; tan exagerado y falso lo uno como lo otro. Esas formas de nombrar, que son en sí mismas un acto político y no informativo, sí pasan por los medios, está en las columnas de opinión, entre otras cosas porque se ha normalizado que los políticos participen como analistas o comentaristas en medios de comunicación. Sin embargo, la discusión es si la violencia cotidiana debe o no ser parte de las portadas de los periódicos y el contenido de los informativos de radio y televisión. El argumento para no hacerlo suele sugerir que reportar los muertos es una forma provinciana de hacer periodismo, que los medios "serios" no publican ese tipo de nota roja, la violencia cotidiana.

    Desde el momento en que hablamos de violencia cotidiana algo anda mal. Nos hemos acostumbrado a que todos los días existan en el país decenas de muertes al grado que, efectivamente, ya no son noticia. No obstante, cuando se trata de candidatos la dimensión de la violencia cambia. No porque los políticos sean más importantes que los ciudadanos comunes, ni siquiera que esos que malamente llamamos delincuentes comunes, sino porque la violencia política en todas sus formas, particularmente cuando se trata homicidios, no solo atenta contra la paz social sino contra la democracia misma.

    Un solo candidato asesinado debería ponernos en alerta; van más de 40, la mayoría de ellos candidatos a alcaldes de municipios pequeños o medianos. Es cierto, son menos que en 2018, lo cual no puede leerse como una mejora. Los de este año se suman a los de hace 3 y hace 6 y es así como vamos perdiendo la gobernabilidad del territorio. Dejar que el crimen organizado decida a través de la violencia el futuro político de las comunidades es claudicar a los deberes del Estado.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 28 de mayo de 2021).

    Es la CIA la encargada de poner sobre la mesa de Joe Biden los documentos que explican los temas amenazantes en el exterior. La naturaleza de la agencia es esencialmente informativa para la toma de decisiones hacia la presidencia de su país. Así que es muy probable que un documento hubiese sido elaborado para el marco de la vista de la vicepresidenta en relación con la situación de México. En él, probablemente se consignó que la violencia criminal se incrementa cada día. Que sus víctimas son en su mayor parte jóvenes que son sometidos, privados de la libertad, esclavizados y asesinados en muchas regiones del país ante la debilidad crónica de las instituciones públicas. Que las organizaciones criminales han establecido no solamente los territorios que dominan sino decidido las reglas bajo las cuales se desempeñan sus acciones. Influyen en las autoridades policiales y en la administración de justicia a donde han extendido su poder para proteger a unos y atacar a otros. Y que los grupos no parecen en primera instancia pretender suplantar a las autoridades sino maniatarlas; pareciera que no hay intención de levantar una insurrección sino de mantener abiertos los canales de la impunidad. Las disputas por el control de la venta de drogas se han extendido a otras mercancías legales que implica también el control de los órganos de autoridad encargados de supervisarlas. Espectáculos nocturnos, bares, discotecas, contrabando de combustibles y de refacciones automotrices son ejemplos de actividades en las que se han expandido. El fortalecimiento de estos grupos ha sido un proceso de décadas; se les ha combatido desde la guerra abierta hasta el trabajo de inteligencia sofisticado. Los resultados han sido infructuosos. México vive un conflicto armado entre grupos criminales y las autoridades que intentan someterles a niveles de control policial.

    Con un diagnóstico así se enmarca la visita de la vicepresidenta, precedida por la de los directivos de la CIA, con tensiones por la actuación de las agencias estadounidenses aquí que han desgastado la relación bilateral.

    Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 30 de mayo de 2021).

    Resulta inaceptable que las niñas y niños en nuestro país, enfrenten hoy los miedos más básicos: el miedo a que sus madres o padres pierdan su empleo; el miedo a vivir maltrato o las formas más crueles de la violencia; el miedo a no tener qué comer; y el miedo a una muerte prematura e inexplicable por la COVID, pero también por los padecimientos que se han dejado de atender o para los cuales no se dispone de medicinas, tanto en el sector público, como en el privado.

    No podemos permitirnos ser una generación que sumió a la niñez en la depresión, el terror frente a la violencia, la ignorancia y aprendizajes deficientes, en la mala salud y en la mala alimentación, por mencionar sólo algunas de las cuestiones más evidentes. Esto debe cambiar, y debe ser motivo de una reflexión profunda, pues, en principio, ofende que no sea uno de los temas prioritarios en el debate público nacional.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.12-A del periódico El Informador del 31 de mayo de 2021).

    Hace una semana fue asesinada Alma Rosa Barragán, candidata por Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Moroleón, Guanajuato. Ese mismo día fue secuestrado Omar Plancarte Hernández, candidato del Partido Verde a la alcaldía de Uruapan, Michoacán. Más tarde. Por esas mismas fechas fueron atacados Jesús Arturo Galván García, candidato del PRI a la alcaldía de San Fernando, Tamaulipas; José Alberto Alonso, candidato de Fuerza por México a la alcaldía de Acapulco, y Víctor Hugo Bobadilla Gutiérrez, candidato del Partido del Trabajo a diputado local por el distrito IV de Morelos. Posteriormente, Pablo Lemus Navarro, candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Guadalajara, denunció haber recibido amenazas de muerte, tanto en su teléfono como en los de familiares y amigos.

    El domingo, a una semana de "las elecciones más grandes de la historia de México", la consultora Etellekt informaba que 89 candidatos habían sido asesinados en el proceso previo, sin contar amenazas, secuestros, atentados, etc., para un gran total de 238 incidentes violentos, obviamente orientados a intimidar o sacar de la contienda -intrínsecamente lícita en toda democracia- a muchos aspirantes a ocupar cargos de elección popular.

    Ese mismo día, autoridades estatales de varias entidades -Michoacán, Chihuahua, San Luis Potosí, Sinaloa y Sonora- difundieron sus temores de que los grupos delictivos que operan en sus territorios, podrían impedir la instalación de casillas en varios municipios.

    "El supremo Gobierno, que no se equivoca nunca" -Pito Pérez dixit-, ya descalificó, tildándolas de "amarillistas", las versiones de que la violencia ha contaminado la contienda electoral en curso...

    "Amarillismo" -por si alguien lo ignora- es el epíteto con que se etiqueta genéricamente al periodismo sensacionalista: el que, principalmente con ánimo de lucro, magnifica, distorsiona o exagera la gravedad de los sucesos que difunde...

    Convendría puntualizar, en el caso, si consignar hechos de interés general -porque asesinar, secuestrar, amenazar o atentar contra candidatos a cargos públicos impacta o afecta de alguna manera a todos los ciudadanos-, es magnificarlos, exagerarlos o distorsionarlos. Igualmente habría que plantearse si es amarillismo consignar la evidente inoperancia del Estado para esclarecer esos delitos y sancionar esos crímenes... O, en fin, si es amarillista quien diga que, comparados con las actuales prácticas, "el ratón loco", "las urnas embarazadas" o "los muertos que votaban", eran juegos de niños.

    Jaime García Elías
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 1o.de junio de 2021).

    2 personajes antagónicos resumen la lucha primitiva. Santiago Creel, una de las figuras del PAN, que urge votar contra el resentimiento y las revanchas de Morena, y Epigmenio Ibarra, el principal propagandista de López Obrador, que llama a mantener el rumbo para evitar que el viejo régimen destruya a México. Abundan los lugares comunes que aplastan la discusión toral para la elección que definirá el futuro mexicano. Veamos:

    La transformación emprendida por el presidente López Obrador se asemeja -guardando las proporciones- al espíritu que animó la Revolución Cultural de Mao Zedong, un movimiento político, social y cultural enfocado a erradicar de la sociedad china las "influencias capitalistas" y su "pensamiento burgués", neutralizando a "contrarrevolucionarios" y "revisionistas", al tiempo de ir construyendo una "persona nueva". López Obrador quiere erradicar todo el pensamiento "neoliberal" y sus políticas anti-sociales que lastimaron a quienes menos tenían en beneficio de una minoría, por lo que se ha propuesto destruir a los heraldos de ese modelo demoliendo el edificio institucional que construyeron.

    Como Mao, López Obrador quiere volver todo cenizas para reconstruir una nueva patria, borrando el pensamiento "neoliberal" y su cultura, que dice se centraba en los privilegios y la corrupción, restableciendo las costumbres y las tradiciones que, afirma, traicionaron. Para alcanzar su objetivo, Mao ordenó el aniquilamiento físico de sus opositores, mientras que López Obrador ha dispuesto el aniquilamiento social de quienes se le enfrentan o lo critican en el patíbulo de las redes sociales. Lo de Mao era una dictadura; lo de López Obrador es el autoritarismo populista que ha avanzado en el mundo en los últimos 3 lustros.

    En su camino hacia la transformación del país, López Obrador optó por el desmantelamiento del sistema de pesos y contrapesos construidos durante la consolidación democrática, colonizando al poder legislativo y al judicial, y desacreditando permanentemente a los medios de comunicación y a periodistas para quitarles legitimidad y credibilidad. La democracia no está en sus genes, pero al mismo tiempo, la tampoco es un sistema apreciado por la mayoría de los mexicanos, porque no resolvió las desigualdades ni ofreció alternativas de bienestar para quienes menos tienen.

    La democracia, como tal, no es un factor de decisión en las urnas para las mayorías, aunque sin ese ordenamiento socio-político, López Obrador jamás hubiera llegado a la Presidencia. Lo que es tangible no es el concepto de democracia, porque la deficiente aplicación en México no construyó un nuevo sistema de organización social, y fue utilizado por la clase política y el PRI y el PAN para traicionar sus principios en función de sus intereses particulares, que es lo mismo de lo que ahora acusan a López Obrador.

    El presidente quiere un país que abandone la globalización y se vea a sí mismo, con un modelo de producción primario sin dependencia del exterior. No cree en el sector privado ni en las inversiones extranjeras como motores de la economía. El gobierno, piensa, debe ser el rector de la economía, y sus empresas paraestatales los pilares del crecimiento. Esa forma de pensamiento no existe hoy en el mundo, donde regímenes de todo tipo e ideologías entienden que la interdependencia es una realidad sin fecha de caducidad.

    El modelo lópezobradorista provocó decrecimiento y pauperización desde antes de la pandemia del coronavirus, y trasladó 10 millones de mexicanos a la pobreza en 2 años, con niveles de desarrollo que no había, en algunos casos, desde hace 25 años. López Obrador sostiene que México está en el rumbo correcto, pero que necesita una vez más la mayoría calificada en el congreso para que no haya resistencia que impida su 4a. transformación.

    El pensamiento de López Obrador mira al ombligo. No quiere inglés en las escuelas, sino náhuatl. No quiere elevar los niveles educativos, sino masificarla a costa de todo. Le basta que sepan leer y escribir porque su modelo económico se ancla en los sectores agrícolas y manufactureros. No le importa el equilibrio entre poderes, porque en lo político, lo reflejan sus altos niveles de aprobación, tiene un cheque en blanco para hacer lo que quiera.

    Hay quienes piensan que su proyecto de nación regresará a México 40 años, pero muchos más lo han apoyado por el énfasis puesto en una política social solidaria. Es un presidente voluntarista pero de mano dura con quienes dice representan el viejo régimen.

    Raymundo Riva Palacio
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 3 de junio de 2021).

    El presidente y los gobernadores presumieron a quien quisiera escucharlos que habían logrado bajar los delitos, que las estrategias de seguridad están funcionando. No es cierto: la criminalidad se redujo por la pandemia, hubo menos robos porque había menos gente en la calle, pero no hay un estrategia que nos permita asegurar que, en la medida que vayamos regresando a la actividad "normal", ese nivel de criminalidad se mantendrá a la baja. Por el contrario, las condiciones económicas post-pandemia provocarán, muy probablemente, una tendencia al alza. De los asesinatos ni hablar: los gobiernos siguen empeñados en decir que estabilizarlos en el punto más alto de la historia reciente es un logro.

    El sistema de salud era un reto y lo será más en la medida que vaya bajando la preocupación, y excusa, del COVID-19. La pandemia desvió la mirada sobre los problemas de atención y falta de medicamentos, pues había otras prioridades. El exceso de mortalidad fue, en el discurso oficial, el daño colateral de una epidemia que afectó al mundo entero. Pero el elefante no ha salido de la sala; 15 meses después del inicio de la epidemia, el sistema de compras de medicinas no está resuelto y el Insabi opera con estándares por debajo del sistema que sustituyó: el Seguro Popular.

    Pero quizá donde más se va a notar el efecto postpandemia y postelectoral es en la educación. Si ya era desigual entre los estados o entre escuelas, ahora lo será entre los compañeros de un mismo salón. Lo que provocó la pandemia fue que los alumnos de mayores capacidades avanzaran incluso más rápido que cuando tenían clases presenciales; el aislamiento les permitió ir a su ritmo, sin el peso del grupo. Por el contrario, los más rezagados, sea por condiciones materiales (falta de un espacio adecuado para estudiar, limitaciones de conectividad o necesidad de incorporarse a labores familiares) o por condiciones previas de limitación en el aprendizaje, lo estarán más. Lo que era una brecha se convirtió en un abismo y los maestros se enfrentarán a grupos más disímbolos y complejos de manejar. Si a eso agregamos la falta de cumplimiento de expectativas para los grupos de maestros más radicales, agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y en las normales rurales (lo que está pasando en Chiapas es sólo la punta de un iceberg de profundas raíces), el panorama es poco alentador.

    Vienen retos enormes, no sólo para el gobierno de López Obrador y su particular manera de enfrentar los problemas más con discursos que con hechos, sino para el país entero.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 4 de junio de 2021).

    El riesgo de que México termine como Venezuela es real y que cosas similares han comenzado ya a ocurrir, como la militarización del país, discursos populistas plagados de mentiras, centralización del poder, violaciones a la Constitución, impunidad al crimen organizado y a los leales, terrorismo fiscal, desinversión y fuga de capitales, desabasto de medicinas, etc.

    Los dictadores de hoy ya no llegan al poder por medio de revoluciones armadas, sino por medio de elecciones armadas, a su favor. Ya no explotan bombas para dar golpes de Estado, lo que "explotan" son las necesidades de los más pobres para obtener su voto.

    Hugo Chávez ganó las elecciones en 1998 porque la situación en ese entonces era de auténtico desastre, porque los venezolanos ya no creían en ninguno de los partidos políticos tradicionales, y porque pudo presentarse como su "salvador". 23 años después la situación en Venezuela es catastrófica, lo que demuestra que es posible estar peor, y en México ya estamos encaminados en ese rumbo.

    Buena parte de los seguidores incondicionales de Morena (el llamado voto duro) apoya a ese partido sin importar que las decisiones que ha tomado el presidente y sus políticas públicas lejos de mejorar, han empeorado al país. Su voto no es razonado, sino resentido por agravios o infortunios del pasado avivados por AMLO, quien se ha encargado de estereotipar a los ricos (sinónimo de empresarios) como la causa principal de sus desgracias. "Mal de muchos, consuelo de tontos", dice el refrán que en este caso les aplicaría.

    A nadie conviene que el presidente de un país, sea del partido que sea, tenga poder absoluto para cambiar la Constitución o imponer leyes y políticas públicas que a la postre terminarán por empobrecer a todos, y en ello sí que van primero los pobres.

    Hay bastante información de lo mal que terminan los gobiernos populistas.

    Quienes en su momento apoyaron, o le dieron el beneficio de la duda a Hugo Chávez, pensando que lo que sucedió a los cubanos no podía pasarles a los venezolanos, porque "Venezuela no era Cuba", hoy tienen suficientes razones para arrepentirse. Los colombianos dicen que lo que pasó en Venezuela no puede pasarles a ellos porque Colombia no es Venezuela. Y hoy muchos mexicanos dicen que en México no puede pasar lo mismo porque México no es Venezuela, argumentando los 3,000 kilómetros de frontera con Estados Unidos, el T-MEC, la inversión extranjera, etc.

    La isla de Cuba, a pesar de los enormes intereses y de todo el poderío económico y militar de Estados Unidos, se convirtió en un bastión comunista que terminó por empobrecer más a los cubanos más pobres, porque los más ricos simplemente emigraron.

    México puede ser Venezuela porque no hay diferencia entre la pobreza mexicana actual y la pobreza venezolana de entonces; porque los tratados comerciales, las reglas para la inversión extranjera, etc., se pueden terminar tan rápido como se vuelva un capricho, se expida un decreto o se apruebe una "democrática" modificación a la Constitución; porque la manipulación política del hambre y la pobreza no distingue fronteras y porque la creación de enemigos "causantes" de todos los problemas sirve para unir masas a favor del caudillo que promete combatir y acabar con el enemigo común.

    Para Hitler la causa de los males alemanes fueron los judíos; para Castro, Chávez y Maduro la causa de sus males fue y sigue siendo el imperialismo yanqui; y para AMLO los enemigos del pueblo son, por un lado, los ricos, los empresarios, y por otro, los jueces, el INE, la prensa y todo aquel que lo critique o exhiba sus pifias.

    Una frase de Leonardo da Vinci explica la importancia de salir a votar el próximo domingo: "es más fácil resistirse al inicio que al final".

    Este domingo será mucho más fácil resistirse al populismo y a sus nefastas consecuencias que lo que habría que hacer después si Morena y sus aliados logran una mayoría absoluta en el Congreso.

    Hoy solo se requiere salir a votar en contra de Morena. Si no lo hacemos, mañana no habrá manifestación pública lo suficientemente grande que sirva para revertir cambios constitucionales, la polarización social y el deterioro de las instituciones y la economía de México.

    Más vale tarde que nunca, pero demasiado tarde es lo mismo que nunca.

    Ricardo Elías, arquitecto y empresario
    (6 de junio de 2021).

    Hubo ataques violentos contra centros de votación en Metepec, Estado de México, y robo de urnas en Los Jazmines, Mexicali, Baja California. Un grupo atracó en Monterrey a votantes que estaban esperando sufragar. En Oaxaca se registró el robo y quema de urnas en cuando menos 6 municipios.

    Sergio Sarmiento
    (v.periódico Mural en línea del 7 de junio de 2021).

    Este martes el diputado de Morena, Porfirio Muñoz Ledo celebró los resultados de las elecciones de este domingo, en donde Morena perdió la mayoría calificada y con ello, la oportunidad de seguir realizando reformas constitucionales. Muñoz Ledo indicó que "ningun partido obtendrá mayoría".

    Además Muñoz Ledo, quien se ha caracterizado por ser un contrapeso al autoritarismo de Morena y Andrés Manuel López Obrador, desde el mismo partido, indicó que los resultados de las votaciones son el reflejo del despertar de los ciudadanos mexicanos.

    "Las elecciones de ayer significan un despertar de la ciudadanía que desafió la pandemia. Marcan un nuevo rumbo en la que ningún partido tendrá mayoría. Se impone la concertación política y la reforma social, así como el fin de las prácticas clientelares que solo disfrazan la pobreza. Reafirman también el federalismo y el régimen municipal".

    "Solo la victoria de los organismos autónomos que hasta hace pocos días eran vilipendiados. Felicidades al @INEMexico por su gran tarea", escribió Muñoz Ledo en Twitter.

    Según el conteo rápido que el domingo a las 11 de la noche dio a conocer el INE. Morena y aliados alcanzan, en estimaciones máximas 298 diputados, suficiente para conseguir una mayoría simple pero lejos dela mayoría calificada, que es de 334.

    (V.Contrapeso Ciudadano del 7 de junio de 2021).

    Los resultados seguramente complacieron a los millones de ciudadanos que interpretaron la jornada como oportunidad para pronunciarse libremente, o a favor de todas las propuestas del abanderado de la "4a.Transformación"..., o, por contrapartida, a la necesidad de poner freno a un proyecto ostensiblemente autoritario, de cerrar la puerta a la amenaza de que un gobernante, por legítimo que sea, decida mandar al diablo las instituciones que a la mayoría le parecen pertinentes y le resultan respetables, para imponer, sintiéndose iluminado ("la 4a. persona de la Santísima Trinidad", dicen por ahí), su personal visión de asuntos que inciden en la vida de los demás.

    Jaime García Elías
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 8 de junio de 2021).

    A riesgo de hacer un ejercicio banal pues, como dijera el célebre cátcher de los Yanquis, Yogi Berra: "es difícil pronosticar, especialmente sobre el futuro", a veces sirve el ejercicio.

    Empecemos por lo obvio. La carrera hacia 2024 empezó el lunes. La abrumadora victoria de Morena en las gubernaturas les permitirá operar la próxima elección en la mitad de las entidades federativas. Eso no es menor.

    Pero su apabullante derrota en las ciudades, desde Mérida hasta Hermosillo, y particularmente en la Ciudad de México, es pésimo presagio.

    La capital que vio nacer a la izquierda que parió a esta 4T ahora les muestra vulnerables. Perdieron a pesar de su bien aceitada operación clientelar y de la lucrativa alianza con las poderosas mafias de la CDMX.

    Se confirmó que la kriptonita contra el clientelismo es la participación ciudadana. Los capitalinos en alcaldías como Álvaro Obregón, Miguel Hidalgo o Cuajimalpa votaron en números sin precedente. Sin haber visto cifras definitivas, apuesto a que hay una correlación directa entre participación y derrotas de Morena.

    Pero esa paliza en la capital tiene más aristas. En mi opinión, AMLO deja abierta la posibilidad de quedarse en el poder porque busca dejar en la silla a alguien leal. Ésa es la principal cualidad de Claudia Sheinbaum y el mayor defecto de Ebrard y Monreal, quienes lo negarían 3 veces antes de que cante el gallo.

    La felpa en su bastión debilitó a su favorita quien, además, tiene poco arraigo en el partido y poco ascendente sobre sus legisladores.

    Se esperaba que la secta de Padierna y Bejarano, que sí tiene peso legislativo, resultara fortalecida una vez que ella ganara la alcaldía Cuauhtémoc.

    Los giros negros y el ambulantaje ahí y en Coyoacán han sido importantes fuentes de financiamiento de las campañas y operaciones de Morena en la capital.

    Padierna renunció a la posibilidad de reelegirse como diputada porque creía que ganaría fácilmente; perdió por 10 puntos. Eso mete en un brete al partido. Ricardo Monreal, cuyo hermano ganó Zacatecas (a pesar de su misoginia), debe estar celebrando.

    Hay otra buena noticia para AMLO. Quizá veamos fuerte crecimiento económico este año y el que viene. Éste nada tiene que ver con buenas decisiones o con políticas públicas acertadas. Se explica por 2 razones.

    1o., porque fue de tal magnitud la caída en 2020 que la base de comparación es muy baja. Pero, sobre todo, la explicación es la fuerte recuperación en EU.

    Nuestros vecinos, la economía más grande del mundo, crecerán cerca de 7% este año y de 4% en 2022. Eso generará más remesas y nos jalará, particularmente porque muchas empresas necesitan sacar cadenas de valor de China; algunas las traerán a México. AMLO llegará fuerte a la revocación de mandato.

    Su problema viene después. Además del golpeteo esperado en Morena, si el crecimiento en EU es tan robusto, veremos tasas de interés mucho más altas en dólares. Se irán los "capitales golondrinos" que han venido a aprovechar nuestras altas tasas. Eso debilitará al Peso y provocará inflación.

    Adicionalmente, la debacle de Pemex y el desastre de sus obras insignia serán cada vez más evidentes. El entorno económico previo a la elección presidencial podría ser mucho menos amigable. La rebelión de las clases medias urbanas y la debacle capitalina podrían ser preámbulos para mucho más.

    Quienes han pasado por ahí hablan sobre la gradual soledad en la que se va quedando el presidente conforme avanza el sexenio.

    En esta ocasión, ésta será peor debido a la falta de un gabinete fuerte y a la profunda debilidad estructural de Morena como partido. López Obrador debería estar un poco menos feliz y preguntarse si seguir dividiéndonos es su mejor estrategia. No vaya a ser que la próxima elección federal le quite la risa.

    Jorge Suárez-Vélez
    (v.periódico El Norte en línea del 10 de junio de 2021).

    Hoy tenemos un perfil más claro del #personaje que nos #gobierna.

    Hay quienes insisten en que es comunista, pero lo único que hacen, es vaciar el concepto de "comunismo" de cualquier contenido y coherencia.

    Al día de hoy, #AMLO parece mas cercano a la ortodoxia económica (eso sí, implementada con las patas) combinada con caprichos absurdos, algunos #programas #sociales #clientelares que, restando los otros que #canceló, no hacen mucha diferencia (y si la hacen es para mal por su deficiente diseño).

    ¿El señor es #populista? Desde luego, cada vez tiene más aventajadas las características de un populista, pero no todos los populismos se manifiestan de la misma forma. No es lo mismo Chávez que Evo Morales o que Trump.

    La amenaza (un poco más neutralizada) a las instituciones democráticas tambien existe.

    En lo económico, pareciéndose más a Evo que a Chávez, parece mantener cierto equilibrio fiscal. Más allá de que sus malas decisiones (al cancelar aeropuertos) generen incertidumbre y desincentiven la inversión local y extranjera.

    ¡La democracia #VIVE! y esa es una excelente noticia.

    A #LOPEZ hay que enmarcarlo dentro de la tradición populista latinoamericana, pero de #momento #no #podríamos poner su gobierno cercano del #comunismo #cubano.

    (V.XiudadanosMx del 10 de junio de 2021).

    Este mes se cumplieron 10 años desde que se aprobó la trascendente reforma al artículo 1º constitucional en materia de derechos humanos, la cual permitió transitar del paradigma de las garantías individuales, a precisamente, el paradigma de los derechos humanos.

    Al respecto, es preciso subrayar que la doctrina de los derechos humanos no es ni una ideología ni una moda, como ha sugerido en varias ocasiones el jefe del estado mexicano. Y, de hecho, su lectura política debería llevarse a cabo, interpretándole como el "estándar razonable", para la protección de la dignidad humana.

    Cumplir universalmente con los derechos a la no discriminación, a la educación, a la salud, al medio ambiente sano, a la igualdad entre mujeres y hombres, a una vivienda digna y decorosa, al agua potable, a servicios culturales de calidad, a la alimentación y la seguridad alimentaria, al trabajo y el salario digno, a la seguridad social; el acceso de las mujeres, niñas y niños a una vida libre de violencia, con garantías universales de libertad de expresión, pensamiento y creencias; con acceso pleno a la justicia en los casos en que así sea necesario; y siempre apegándose al principio normativo del Interés Superior de la Niñez, permitiría tener una sociedad de bienestar generalizado donde la división en clases sociales requeriría una revisión conceptual y hasta política profunda.

    El consenso político que debe lograrse, consiste en acordar que esos son los objetivos prioritarios del desarrollo; y una vez que se asuma por todas las partes que la responsabilidad política y ética nacional tienen su núcleo central en el cumplimiento irrestricto de la Constitución, el debate que debe seguir, igual con base en estándares de razonabilidad, es justamente mediante cuáles políticas públicas y decisiones presupuestales puede alcanzarse.

    Ese es el debate que no se dio en el pasado proceso electoral. Y es una oportunidad perdida que se debe recuperar, porque no podemos seguir siendo una sociedad permanentemente escindida, fracturada y peor aún confrontada mediante debates y posiciones estériles que no abonan al consenso y el urgente acuerdo que requerimos para convertirnos en una auténtica sociedad de bienestar para todas y todos.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 14 de junio de 2021).

    Pues bien, el proceso electoral ha concluido y dejó con su paso, como las avalanchas, un torrente de promesas, cantos sibilinos, encuestas amañadas, dádivas disfrazadas de regalos, besos y abrazos a las viejitas, fotos con niños, entrevistas en los medios de comunicación, días y noches llenos de adrenalina, reuniones con asesores... En fin, la parafernalia que envuelve los meses previos de una elección.

    ¿Qué pasará con los problemas que afectan a una gran cantidad de jóvenes que enfrentan un futuro laboral incierto? ¿O con los miembros de la 3a. edad, frecuentemente abandonados por sus familiares ante la imposibilidad de atenderlos, o con los enfermos afectados por el desabasto de medicinas, o a las madres trabajadoras necesitadas de instituciones en las que se atiendan los requerimientos de sus hijos pequeños? ¿Qué va a pasar con los problemas de la sociedad, agudizados por la pandemia? ¿Qué con la educación defenestrada, el sistema de salud desmantelado, las políticas ambientales desatendidas, el desabasto de agua potable a expensas de que Tláloc lo resuelva, el "huachicoleo" a todo lo que da, los bosques nuevamente incendiados y la corrupción sobre rieles? La lista es interminable. Pobre patria mía.

    Es hora de cumplir las promesas, aunque lo más probable es que los funcionarios en ciernes se olviden de aquellos que hace unos días se desgañitaban con sus nombres. Esa es parte de la condición humana. En el fondo y en la superficie nada ha cambiado a excepción de un hecho sustantivo: la sociedad que estuvo por encima de los partidos y sus candidatos tuvo la enorme capacidad para definir sus intereses y prioridades y dijo "¡NO!" a concentrar el poder en unas manos, así sean las del presidente. Por cierto, no podemos pasar por alto que la estrategia para dividir al pueblo mexicano tuvo éxito y esto se reflejó en las urnas: clases medias y altas, es decir, las más ilustradas e informadas, votaron en contra de las políticas de López Obrador. Muchos de los que calificó de fifís, no pocos de quienes lo apoyaron con su voto en el 2018, ahora lo abandonaron y claro, sostuvo su votación entre los favorecidos por un sistema de dádivas que alimenta la adicción al dinero sin esfuerzo.

    El resultado es alentador. La composición del congreso garantiza, salvo componendas entre los partidos, que no habrá sorpresas, pero ¡mucho cuidado! La seducción y el dinero de la Presidencia pueden desbarrancar lo que el pueblo logró en esta elección. Si los dirigentes de los partidos, concretamente PRI y PAN, traicionan a sus electores y se alían con López Obrador, estarán condenados al fracaso y al escarnio de la sociedad.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 14 de junio de 2021).

    El titular del New York Times decía "Por qué colapsó la Línea 12 del Metro de Ciudad México". Y en un sumario el influyente diario señala que "los graves fallos de construcción y las presiones políticas que hay detrás de una tragedia que amenaza a 2 de las figuras más destacadas de México". Se refiere, estos últimos, al canciller Marcelo Ebrard y la jefa de gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum, quienes por sus posiciones ocupadas pudieran tener responsabilidad. Sin embargo, la cabeza del matutino no se refiere a lo más trágico, las 26 personas que perdieron la vida, y de los 78 heridos, algunos de ellos aún graves.

    El reporte preliminar de una de las investigaciones que se conoció ayer concuerda con la opinión de especialistas y el análisis de organizaciones ajenas a las autoridades del transporte, que apuntaban fue una combinación en las fallas de construcción -posiblemente por el apresuramiento de la apertura de la obra- y un poco o nulo mantenimiento las que causaron el accidente.

    6 semanas después, en Tala -en el poblado de San Isidro Mazatepec- ocurrió otro accidente, donde 12 vagones de un tren de carga -de 108 furgones- se descarrilaron, proyectándose en contra de casas del poblado y causando la muerte de una persona y 3 lesionados. Es muy temprano para sacar conclusiones de esta tragedia, sin embargo el sentido común, la lógica, apuntan a que se debió a un problema en la vía férrea lo que provocó la tragedia que pudo haber sido de mayores consecuencias.

    En ambos casos -Linea 12 y Tala- problemas de construcción, falta de mantenimiento, poco presupuesto o negligencia son los factores que aparecen como posibles causantes de los accidentes.

    Daniel Rodríguez
    (v.periódico El Informador en línea del 17 de junio de 2021).

    La economista y profesora estadounidense Deirdre McCloskey argumenta que el crecimiento de las clases medias es lo que motiva a personas ordinarias a innovar. Y a la pregunta ¿por qué la innovación surge de las clases medias y no de las altas o bajas?, responde: "La clase alta está formada por aquellos que hoy se benefician de ingresos y utilidades de las 'viejas' industrias, por lo que hay poco o nulo incentivo para innovar, dado que resultaría en una disrupción de sus propios ingresos. Y en cuanto a las clases bajas, si bien quisieran innovar, las oportunidades para que lo hagan son limitadas".

    La clase media es el innovador natural, porque aspira a mejorar su estatus socioeconómico y está dispuesta a correr los riesgos que conlleva toda actividad empresarial que modifica o cimbra las existentes.

    La prioridad de todo gobierno debiera ser promover el crecimiento de las clases medias. Mientras más grandes sean, más innovación y desarrollo habrá, la brecha entre ricos y pobres será menor, y los ingresos del gobierno serán significativamente mayores. Son los impuestos que paga la clase media y sus consumos lo que mueve todo.

    Si alguna transformación debe haber en México es la de transformar a las familias pobres en familias de clase media.

    Ricardo Elías, arquitecto y empresario
    (18 de junio de 2021).

    Nada bueno puede pasar en un país en el que lo único que realmente ha crecido en los últimos 3 años son el Ejército y los cárteles de la droga. Es decir, las 2 entidades que poseen verdadero poder de fuego en nuestra sociedad.

    Mientras que la economía intenta regresar a los niveles de 2018 luego de la debacle y los distintos grupos sociales buscan reparar los boquetes abiertos por la tormenta, los militares han experimentado la expansión más importante que han tenido en las últimas décadas. No sólo aumentaron filas y recursos al ver incrementados sus presupuestos, mientras que el de otras dependencias bajaba o se mantenía estable; también recibió nuevas tareas y responsabilidades en la administración de áreas estratégicas que escapan a las actividades tradicionales de las fuerzas armadas: construcción de obra pública, administración de aduanas y puertos, gestión del nuevo aeropuerto y, algo inusitado, la promesa de reservar para el Ejército la explotación del Tren Maya, lo cual los convertiría en importantes empresarios del país.

    En otra ocasión he abordado el riesgo que supone para una sociedad ofrecer tal protagonismo a los militares y allí está la historia (antigua o reciente) para ilustrarlo. Pero ahora quisiera abordar algo que podría ser igualmente delicado.

    Y es que, en la acera de enfrente, la del crimen organizado, la temporada tampoco ha sido precisamente de vacas flacas. Resulta más difícil cuantificar su crecimiento, pero las señales de su expansión están a la vista de todos. Regiones bajo su control en las que de plano los habitantes tienen que emigrar, intervención en las campañas electorales, control sobre carreteras. Y a su manera, al igual que el Ejército, han venido desarrollando habilidades financieras y empresariales de las que antes carecían. Basta ver su capacidad para sostener el ingreso diario de cantidades ingentes de combustible de contrabando, una verdadera empresa de importación masiva, pese a la acción conjunta de autoridades de México y Estados Unidos.

    Hasta ahora, los 2 gigantes apenas han tenido algún roce. Las acciones del Ejército en contra del crimen organizado parecerían operaciones aisladas, destinadas a castigar actos considerados excesivos de parte de un capo, alguna salvajada inadmisible quizá, como si hubiese un código no escrito sobre lo que pueden y no pueden hacer. La recién creada Guardia Nacional, actualmente con cerca de 100,000 elementos, simplemente se ha desplegado por el territorio, pero con indicaciones evidentes de no enfrascarse en combate; y en las pocas ocasiones en las que, probablemente sin saberlo, han incursionado en zonas enemigas, así les ha ido. O están esperando completar su pleno desarrollo, lo cual podría tomar el resto del sexenio, o fueron pensadas simplemente como fuerzas de contención, pero no de confrontación. Una precaución que constituye el mejor indicador del tamaño de las fuerzas del crimen organizado.

    La pregunta es ¿cuánto tiempo más transcurrirá antes de que el Estado mexicano tenga que dar esa batalla? Felipe Calderón lo hizo tan mal que los 2 siguientes presidentes han preferido no meterse en esas honduras. El problema es que "esas honduras" cada vez se meten más con el resto de los mexicanos. Lo cual hace suponer que tarde o temprano esta confrontación tendría que darse.

    Supongo que habrá un momento en que la desaparición de pasajeros en las carreteras, el colapso del transporte de mercancías, el riesgo de ser vetados por el turismo internacional o la indignación por niveles inadmisibles de inseguridad entre los ciudadanos, provocarán una presión tal sobre el ejecutivo que este sea vea obligado a tomar cartas en el asunto. Aunque tampoco está claro que López Obrador quiera ser ese ejecutivo. Podríamos estar equivocados; quizá esa es la razón de fondo para su polémico proyecto de poner a la Guardia Nacional bajo control del Ejército, pero incluso con esos refuerzos parecería que lo que le resta de sexenio resulta insuficiente para emprender una tarea que prefirió no hacer desde el principio.

    También podría suceder que la confrontación de estas 2 entidades, fuerzas armadas y crimen organizado, resulte de la inercia que supone las dificultades de convivencia sobre un mismo territorio. Si ambas continúan creciendo, difícilmente podrían seguirse ignorando, como lo están haciendo hasta ahora. O entran en connivencia plena, lo cual sería el peor de los escenarios, o en enfrentamiento directo.

    Difícil dimensionar la capacidad de fuego y el número de elementos con los que cuentan las bandas criminales. En algunos documentos especializados se ha dicho que 500,000 personas podrían estar vinculadas a estas organizaciones, pero es evidente que muchas de ellas no son necesariamente sicarios. No obstante, la cifra real tampoco sería mucho menor. Si consideramos que la actividad de los criminales no desciende a pesar de los 35,000 muertos anuales (alrededor de 200,000 en una década), y que la mayor parte de los caídos son ellos mismos en sus interminables disputas, resulta evidente que su capacidad de reclutamiento o su fondo de reserva es infinita.

    Por su parte, las fuerzas armadas, incluyendo la Guardia Nacional, estarían acercándose al medio millón de elementos. ¿Durante cuánto tiempo convivirán estas dos entidades con tal capacidad de fuego sin enfrentarse entre sí? Imposible saberlo, pero en tanto sean las únicas fuerzas que realmente están creciendo en este país, parecería una consecuencia inevitable.

    Jorge Zepeda Paterson
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 20 de junio de 2021).

    Las clases medias son el fiel de la balanza. Los pobres siguen luchando por ascender en la pirámide social; los profesionistas, pequeños comerciantes, artesanos y demás integrantes del segmento medio aspiran, cuando menos, a conservar su estatus, y a los económicamente poderosos, un cambio radical no les preocupa: toman su avión y ¡hasta luego! Hace 3 años, muchos clase-medieros hartos, desilusionados, lastimados por la corrupción y las mentiras, le dieron su confianza al [actual] presidente. Hoy, por las mismas razones, se la retiraron, haciendo evidente que nuestro país necesita una nueva clase gobernante.

    Los partidos políticos, aun cuando conservan el monopolio de las candidaturas, han dejado de representar las aspiraciones sociales, entre otras razones, porque solo se representan a sí mismos y a sus intereses. Sin duda, los partidos seguirán siendo la vía de acceso a los cargos públicos, solo que si no abren las oportunidades a la participación de los jóvenes y premian el esfuerzo, la capacidad y el mérito en vez de la cortesanía, se quedarán más solos que un iceberg en la mitad del océano.

    Si bien las ideologías, en mucho, han sido substituidas por un pragmatismo mal entendido, 2 cosas siguen siendo muy importantes: la congruencia, es decir, la coincidencia de nuestros actos con nuestras palabras, y el compromiso social, la certidumbre que nos deben dar los políticos a los ciudadanos de que se conducirán con honestidad al atender nuestras peticiones y requerimientos.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 21 de junio de 2021).

    Preocupa que las prioridades presidenciales sigan centradas en lo estrictamente electoral y en el terreno de una aparentemente "épica batalla contra los corruptos del pasado", cuando los emisarios de la muerte están ante las puertas de cualquiera en cualquier día de la semana, todos los días del año.

    ¿Qué sentido tiene preguntar sobre un posible enjuiciamiento a expresidentes, o sobre la continuidad del actual titular del ejecutivo, cuando los sicarios son capaces de salir a la calle y acribillar inocentes, o cuando pueden desatar una batalla de más de 6 horas y con un saldo de más de 30 personas muertas?

    México tiene 5 grandes dilemas por resolver, y que estarían en la base para construir un nuevo estilo de desarrollo: 1) pacificar en serio al país; 2) construir una nueva política económica capaz de crecer para igualar y romper los ciclos de la pobreza y la desigualdad; 3) asumir con responsabilidad el reto de revertir el cambio climático y proteger la biodiversidad con una perspectiva de desarrollo sostenible; y 4) reinventar al gobierno para estar en la capacidad y posibilidad de erradicar la corrupción y construir administraciones públicas de calidad; y 5) construir un sistema universal de seguridad social con servicios integrales y de calidad uniforme en todo el país.

    Ya no hay tiempo para más disputas; para llevar al país a una mayor división y para reventar los frágiles lazos que aún persisten en el escenario político nacional. Transformar al país exige de tener ideas apropiadas; pero, sobre todo, las preguntas pertinentes para plantear su reedificación. Hoy, de forma preocupante, enfrentamos el extravío; y lo que urge es dialogar más para reencauzarlo.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 28 de junio de 2021).

    Cuando no es en Tamaulipas, es en Guanajuato, y cuando no es en Michoacán, es en Zacatecas -por mencionar los episodios más recientes-, pero el caso es que las masacres (por definición, "matanza de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa parecida") parecen haberse vuelto el pan nuestro de cada día en este bendito país.

    Para las "h." autoridades ("el supremo gobierno que no se equivoca nunca", diría Pito Pérez), "el país está en calma..."; "es falso -como difundió el Departamento de Estado de los Estados Unidos- que el 30% del territorio nacional está bajo el dominio de la delincuencia organizada..."; “es patraña de sus adversarios que la ingobernabilidad resplandece…”; “es infundio de quienes añoran los tiempos en que imperaba la corrupción, que México sea un Estado fallido…”; "es lamentable que los habitantes de algunas localidades de Michoacán hayan tomado la decisión de crear comandos de 'guardias blancas' para defenderse de los delincuentes que los extorsionan, porque la salvaguarda del orden y la seguridad para la población están en manos de las autoridades...".

    Sería necio negar que ha habido "algunas de cal"; por ejemplo, la detención, el último fin de semana, de 7 u 8 presuntos implicados en la masacre del pasado día 19 en Reynosa. Empero, igualmente necio sería negar que son desproporcionadamente más "las de arena"...

    Indicio de lo anterior, el enfrentamiento del sábado en San Juan Nuevo, Michoacán -a inmediaciones de Uruapan y no lejos de Aguililla, donde también se cuecen habas al por mayor-, entre supuestos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación y guardias comunitarios del poblado, con saldo de 5 muertos: 5 presuntos integrantes del grupo delictivo, y uno de la guardia comunitaria.

    El suceso ocurrió -trágica ironía- al día siguiente de que el presidente López Obrador, en su consabida perorata cotidiana, tildó de errónea la decisión de revivir el polémico modelo de las "auto-defensas" creado hace años en esa misma entidad, y aseveró que la Guardia Nacional (que hasta ahora, en general, ha servido para lo mismo que la célebre Carabina de Ambrosio, y a la que los habitantes de algunas comunidades han rechazado a pedradas) tomaría cartas en el asunto.

    Colofón: puesto que la lucha contra la corrupción es bandera de la actual administración, habría que preguntar si hablar bonito y prometer paraísos en vez de tomar acciones para erradicar injusticias y perseguir delitos no es, precisamente, una patente y refinada forma de corrupción.

    Jaime García Elías
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 29 de junio de 2021).

    No, presidente López; no. El país no está en calma. Decir eso es espejismo, cuando no mentira o falsedad. Lo cierto es que el crimen organizado le va ganando la guerra al gobierno desorganizado, y está echando mano ahora a una de las más nefastas prácticas que un grupo criminal puede utilizar para imponer sus condiciones: el terrorismo, o sea la violencia ejercida sobre la población civil, la matanza indiscriminada de inocentes como vía de presión contra el Estado. En vez de llevar cubrebocas usted lleva tapaojos. No ve la realidad, o finge no mirarla. En lugar de enfrentar los hechos los rehúye, y crea su propio mundo a base de "otros datos" que ninguna base tienen. Lejos de llevar a cabo actos útiles de gobierno inventa acciones aberrantes, como ésa de la consulta para ver si se castiga o no a los presidentes que lo antecedieron, consulta cuyo 1er. obstáculo será la comprensión de la pregunta formulada a los votantes, margallate concebido por la Suprema Corte, con visos de Zaldívar. Desde luego yo no acudiré a esa farsa: hace muchos años dejé de participar en comedias y sainetes. Si esa pantomima se lleva a cabo les costará mucho dinero a los contribuyentes y no traerá consigo resultado alguno. Circo, puro circo, mientras el pan se encarece y en muchos hogares empieza ya a escasear. Aún es tiempo de cambiar el discurso, presidente López. Y, más importante todavía: aún es tiempo de cambiar el curso.

    Armando Fuentes Aguirre "Catón"
    (v.periódico Mural en línea del 29 de junio de 2020).

    El tejido social es un elemento que atempera las relaciones entre las personas, es un ingrediente fundamental para garantizar la gobernabilidad y el bienestar de un conglomerado de habitantes que forman una comunidad unida por el grado de pertenencia, solidaridad y el bienestar de los habitantes de una entidad.

    El tejido social se enriquece cuando hay consenso para combatir la pobreza y alcanzar una mejor educación. El gobierno debe poner el ejemplo administrando con austeridad y honestidad los fondos públicos; haciendo una lucha frontal contra el crimen organizado con especial enfoque de acciones contra delitos como el robo, la extorsión, el secuestro, el asesinato y en especial, el feminicidio.

    El gobierno no tiene programas enfocados a la creación del tejido social, no toma en cuenta que según Inegi la economía del país con 127 millones de habitantes está sostenida tan sólo por 20 millones, que son los fifís productivos, ayudados por otro tanto que manda divisas de Estados Unidos. 85 millones ganan un par de dólares al día o viven del comercio informal y un millón y medio vive de la delincuencia organizada.

    Los principales problemas que debe confrontar el gobierno son el combate a la delincuencia y el acortamiento de la brecha entre ricos y pobres, cuidando el daño colateral que hasta ahora ha sido perjudicial en exceso. La atención al tejido social es el enfoque de que no necesitamos más ni mejores policías, sino mejores ciudadanos. Una parte de las bandas de delincuentes están formadas por policías en activo o ex policías, por lo que debe profesionalizarse a los cuerpos policiacos para combatir el problema de raíz.

    En las últimas 3 décadas la célula familiar ha dejado de ser la fuente de educación; nos educan los malos ejemplos de los héroes de la violencia televisiva, las pandillas proliferan en las colonias marginadas de las grandes urbes y el narcotráfico hace uso de ellas para sus fines.

    Para mejorar el tejido social debemos exigir "cero tolerancia" al robo, hurto, secuestro, estafa, fraude, ratería, desfalco, saqueo, pillaje, atraco y tráfico de influencias de los empleados públicos. Queremos dejar de ser sinónimo de corrupción y latrocinio hacia el patrimonio de nuestros hijos y nietos. Pedimos al presidente AMLO le preste atención al tejido social.

    Luis Jorge Cárdenas Díaz
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 1o.de julio de 2021).

    Estudios muy bien fundamentados de la sociedad mexicana, como los que se han hecho durante la última década en El Colegio de México, apuntalados por otras instituciones internacionales, nos muestran que la desigualdad o inequidad es su problema principal.

    Mientras se acumulan grandes fortunas, cada vez más millones de paisanos nuestros carecen de lo fundamental o corren al extranjero para ayudar a mantener a los que se quedan. Pero lo cierto es que el porcentaje de miserables ha crecido en las últimas 2 décadas, lo cual incrementa el resentimiento social y hace que la estabilidad cada vez se resquebraje más. Si a ello le agregamos que, por angas o por mangas, la derrama de armamento ha cundido por todo el país y que nunca la había habido (por lo menos desde 1950 hay un porcentaje mayor de gente armada, y muy bien armada), podemos concluir que nuestra paz, ya de por sí maltrecha, pende de un hilo.

    Fue el presidente Cárdenas quien 1o. pidió un estudio sobre nuestra miseria para procurar mejores maneras de combatirla. Lo cierto es que, con altibajos, el desequilibrio fue mermando y la falta de instrucción y carencias primigenias, así como exceso de enfermedades y demás problemas inherentes a la miseria fueron menguando con los años. Tal vez pudo caminarse más rápido, pero no hay duda de que se avanzó hasta que empezó a declinar el siglo pasado y la inequidad empezó a recuperar terreno.

    Aunque sea un contrasentido, este fenómeno se empezó a notar cuando el gobierno fue más rico que nunca, durante el sexenio de Fox, quien fue el presidente que dispuso de mayores recursos gracias a los llamados "excedentes del petróleo" cuando se multiplicó por 5 el precio de éste y nosotros todavía no lo habíamos malbaratado. Pero, su incompetencia fue tal que, en vez de generar infraestructura, la mayor parte se desparramó en pingües salarios públicos y semi públicos... De ahí hasta la fecha, todo ha sido perder hasta llegar a la catástrofe traidora de la camarilla de Peña Nieto...

    Dudo mucho de que el reparto de billetes entre la gente mayor sea la mejor solución, mas no cabe duda de que es un paliativo que, además, rendirá frutos electorales. Pero es el caso de que durante 3 sexenios el retroceso de la equidad mexicana fue mayúsculo, aparte de haber dilapidado entre unos cuantos mexicanos y extranjeros bienes básicos y esenciales de la nación. Y poco se hizo para que se generalizaran en nuestro país unos cuantos beneficios mínimos e indispensables, no solo para vivir con dignidad sino incluso para integrarse al consumo interno y al desarrollo de la economía nacional.

    De ahí la enorme abundancia de delincuencia nacional y el enorme peligro de que el verdadero "alzamiento en urnas" se traduzca en un levantamiento armado, si algunos mexicanos siguen mirando únicamente su ombligo y no se dan cuenta de la sociedad que han contribuido a forjar o, tal vez, deberíamos decir a deformar.

    José Ma.Murià
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 2 de julio de 2021).

    Al cabo, las experiencias autoritarias, autocráticas, en el país han tenido una respuesta idéntica: la inconformidad de quienes ven sus expectativas, políticas y vitales, traicionadas, sobre todo las clases media y popular, que han reaccionado en consecuencia. Esta historia de dos siglos parece apuntar a una constante: el anhelo cíclico de unos pocos por mandar indefinidamente; en realidad lo que persiste son las mayorías que, gobierne quien gobierne, nomás no han visto que sus esperanzas tengan el grado de cumplimiento que alcanzan las de la minoría privilegiada.

    Supongamos que las voces que hoy alertan sobre el peligro que representa el régimen del presidente López Obrador tienen algo de razón por, como describió Pérez Verdía, "la conducta del emperador", y aceptemos los datos que apuntalan el hecho de que las condiciones en que viven quienes están en la categoría de pobres y asimismo aquellas y aquellos que ocupan las clases medias, a muchos de los cuales les basta perder el empleo para correrse a la pobreza, son ominosas e inmutables. ¿De dónde vendría el golpe de timón?

    Quizá convenga imaginar vías de escape acordes al siglo XXI, y más por los signos de los que se valió el presidente en su informe del jueves anterior: "No ha habido asaltos a comercios ni actos de vandalismo o desesperación por hambre o desatención a las necesidades básicas de la gente. Hay gobernabilidad en nuestro país". (Es preocupante que a eso reduzca su noción de gobernabilidad; a lo mejor Iturbide o Santa Anna en su declive pudieron haber destacado semejantes indicadores; aunque para beneficio de nuestro argumento, lo discurseado por el presidente López Obrador dejó traslucir su reconocimiento de una realidad preocupante y el miedo atávico a la ira del pueblo, aquí si aplica el vocablo). Pero ¿hay rutas de fuga diferentes, nuevas, a esta situación que cada día se acerca más a las pesadillas nacionales?

    Augusto Chacón
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 4 de julio de 2021).

    Cabe la posibilidad de que no sea cierto eso de que cada mañana Andrés Manuel López Obrador se reúne con su equipo para revisar el tema de la seguridad. Hay que abrirse a tal escenario dado los resultados en la materia. O puede ser que en efecto militares y autoridades civiles se encuentren en Palacio pero se dediquen a hablar de vacunas, de cajeros automáticos del Bienestar, de Santa Lucía, de la prensa o de aduanas, pero no de una estrategia contra la delincuencia. Porque si así fuera, si diario los máximos encargados de enfrentar a los criminales hablan al menos una hora de hechos delincuenciales, entonces hay que preocuparse y mucho.

    A lo mejor a esos que se reúnen a revisar cifras de delitos les faltan ideas. Como son un grupo cerrado (ya se sabe que para AMLO si un experto en la materia no está en su equipo no existe, y si el estudioso ha sido interlocutor de la sociedad o de gobiernos anteriores, menos) aquí va una sugerencia de un no experto en seguridad.

    Okei. Ustedes heredaron una cifra monstruosa de asesinatos diarios, ¿correcto? Esa tendencia nomás no la han podido bajar, y a menudo hay brotes de violencia en distintas regiones que hacen que sus datitos esos de "ya se detuvo el crecimiento", o "ya inició el descenso de los índices", se vuelvan confeti, ¿cierto? Quizá es porque no se han puesto una meta más concreta, menos abstracta o, digamos, socialmente representativa. Una que busque proteger a las comunidades y a sus líderes, y/o castigar ejemplarmente a quienes violentan a esos grupos.

    Este fin de semana La Jornada reportó el asesinato de un líder comunitario en Manzanillo, Colima.

    David Díaz Valdez, señala el diario, fue por años un activista en contra de la contaminación de la Termoeléctrica General Manuel Álvarez Moreno.

    Díaz Valdez se suma a la larga e imparable lista de comunitarios asesinados. El mes pasado, para no ir más lejos, el líder yaqui Luis Urbano fue asesinado en Ciudad Obregón, días después de que se reportara la desaparición de Tomás Rojo, otro importante vocero de esa tribu, que finalmente sería localizado en una fosa.

    Los líderes comunitarios o defensores de territorio asesinados en estos años, por supuesto, son muchos más.

    El problema de López Obrador (bueno, uno de los muchos problemas) es que su estrategia de seguridad no cuida ni siquiera a las comunidades que uno creería que con la llegada de un gobierno que se dice de izquierdas serían prioritarias.

    Y esa es la propuesta. No es mucho, pero es trabajo honesto. El gobierno debe tener por ahí un mapa de conflictividad social. Un reporte geográfico de los problemas por agua, bosques, tierras, contaminación, etc. Gente que lleva años resistiendo a delincuentes, caciques y políticos (no es raro que tales personajes conformen una trinidad indivisible).

    Cada que matan a un líder comunitario se pone de manifiesto que hay un grupo que a través de la violencia ha decidido realizar una ocupación territorial. El crimen entonces va más allá de una disputa de poder, es la manera de establecer una maquinaria de despojo de bienes, es un expolio que deja en desamparo a comuneros, indígenas, productores, mujeres, ejidatarios o simplemente familias que ahí habitan. ¿Y el Estado? Bien gracias en tiempos de Calderón, Peña o AMLO.

    Resguardar a esas comunidades establecería territorios donde los criminales no pueden imponer sus reglas. Espacios rescatados a lo largo y ancho del país que, de paso, abren esperanza a la sustentabilidad. Esos delincuentes y sus cómplices políticos-policiacos son los verdaderos adversarios.

    Salvador Camarena
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 5 de julio de 2021).

    Ante la situación económica actual, las familias registran una caída de ingresos que se refleja en un menor consumo de cárnicos, embutidos, frutas y productos de altos precios, concentrando sus compras en arroz, huevo y frijol, mucho de lo cual compran fiado, dijo el presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), Cuauhtémoc Rivera.

    Los comerciantes pequeños han visto una disminución en el promedio del ticket mensual de entre 15% a 25% en lo que va del año, lo que tiene que ver con que muchos de los consumidores tuvieron una baja en sus ingresos o no tienen trabajo.

    En videoconferencia en la que presentó "Desafíos de la reactivación microeconómica", Rivera explicó: "La inflación se ha encargado de aguar la fiesta, por eso decimos que en algunas regiones la tendencia es que el 78% de los encuestados dice: 'Me siguen pidiendo fiado' y los que me pedían fiado incluso se incrementa la cartera de clientes que piden fiado en un promedio de 12% a 15% más".

    Esa situación tiene que ver porque las personas "no tienen empleo, bajaron sus ingresos, tiene una desgracia que los acaba asfixiando y obliga a lo fiado. En algunas partes se incrementa. Me atrevería a decir que en un 12 a 15% se ha incrementado lo fiado porque evidentemente estamos en una transición y estamos de acuerdo en que la inflación no ha acabado de develar todo su rostro".

    Expuso que aunque se observa una reactivación de la economía, "no vemos que se refleje en el consumo, es decir, las ventas no están consolidadas, no se ve en el consumo", sobre todo se observa que las personas dejaron de consumir productos de marca y ahora compran a granel.

    "Lo complicado de las ventas está ligado con el incremento de los alimentos esenciales, como los cárnicos. Ante el encarecimiento de los productos, por ejemplo, en frescos, no solo de cárnicos, muchas frutas están cada vez más caras y ya se ha reducido el padrón de consumo de frutas, legumbres y verduras, y donde la gente concentra su alimentación".

    "La proteína que más se consume en el país es el huevo, los granos que más se consumen son maíz, tortilla, frijol, el arroz, el huevo, algo de pasta, aceite, sal, pan, lácteos, leche, queso, un queso el más popular es el que menos costo tenga", explicó.

    Por ejemplo, ahora se busca más comprar plátano pero no de 1a. calidad, sino la que tiene menor precio que regularmente no es la fruta más fresca.

    Para enfrentar este aumento de la inflación en casi 6% "lo que ha hecho la gente reduciendo la canasta o cerrando la canasta básica, los embutidos no se consumen en segmentos populares, no se consumen los embutidos, ha sido reducido su consumo en casa".

    Afirmó que la gente no aguantaría un aumento de los impuestos ni incluso del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) con el que se grava a los alimentos con alto contenido calórico.

    Añadió que ha surgido mucha informalidad con la que se enfrentan los pequeños comerciantes. Aunque de las 300,000 tienditas que desaparecieron el año pasado, aproximadamente 150,000 se reabrieron.

    (V.pág.7-A del periódico El Informador del 7 de julio de 2021).

    A escala nacional, el país está pagando las consecuencias de no haber tenido programas de estímulo económico robustos.

    Por esa razón, las economías regionales que le han logrado dar la vuelta a la crisis son aquellas que están mejor apalancadas para aprovechar los estímulos económicos... pero los que vienen de el norte, pues Estados Unidos sí asignó cantidades muy grandes de recursos para apoyar su economía.

    Considerando a las 4 entidades con más peso específico en la actividad económica encontramos que Nuevo León es la que mejor ha aprovechado el crecimiento, luego le siguen Jalisco y el Estado de México mientras que en el último lugar de la lista nacional aparece la Ciudad de México.

    Hipotéticamente, los personajes que se han mencionado como prospectos a ser candidatos a la Presidencia de la República son gobernadores pueden presumir resultados muy diferentes.

    Entre los que han sido referidos en los medios políticos, quizás el que tenga más resultados que presumir sea el gobernador de Querétaro, Pancho Domínguez. En 2o. lugar se colocaría Enrique Alfaro, mientras que la aspirante más fuerte de Morena, Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la CDMX, sería la que menos podría presumir en caso de qué las elecciones fueran en este momento pues la CDMX está en último lugar nacional en empleo.

    No es casual, por lo mismo, el mal resultado que tuvo Morena en la ciudad de México, que no sólo refleja la crisis derivada del derrumbe de la línea 12 sino un desempeño económico negativo que fue castigado por los votantes.

    Enrique Quintana
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 7 de julio de 2021).

    El cumplimiento de las metas estadounidenses en materia ambiental traerá presión creciente para México y, eventualmente, podría abrir la puerta a medidas proteccionistas en contra de las exportaciones mexicanas. Las empresas y los sindicatos de Estados Unidos sólo aceptarán los sacrificios en materia de transición energética en la medida en que tengan "garantías" de que su país no pierde competitividad frente a países y empresas que no "hagan la tarea". A la causa mexicana no le ayudan episodios como el incendio en el Golfo de México del 2 de julio, ni las decisiones de redoblar las apuestas por el uso de combustibles fósiles en Pemex y CFE.

    Tenemos genuinas preocupaciones por el medio ambiente, mezcladas con afanes proteccionistas en Estados Unidos. Están en ruta de choque contra una política energética y medioambiental en México donde se actúa como si el cambio climático fuera un mito... Como si no hubiera compromisos internacionales para reducir nuestra emisiones. El T-MEC será la arena donde se resolverán muchas de estas diferencias.

    Luis Miguel González
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 17 de julio de 2021).

    El filósofo francés, Juan Jacobo Rousseau (1721-1778), en su obra de 4 tomos explica que el contrato social es una reconciliación entre la naturaleza y la cultura, donde se expresa la voluntad de los ciudadanos en forma de interés social y el bien común, y se abandonan las libertades a cambio de que el Estado asegure un orden.

    Desgraciadamente en México el pacto social se ha roto. Los ciudadanos han cumplido su parte del trato votando en los comicios y pagando impuestos y el gobierno no ha cumplido con su deber de darle paz, tranquilidad y protección de su vida y su patrimonio.

    Si bien, es cierto que el problema de la delincuencia es muy complejo, también es cierto que no se ha combatido desde todos los ángulos, atacando las causas del fenómeno que la ONU ha definido como: pobreza, desigualdad y marginación, crecimiento urbano desordenado, carencia de valores y cultura, problemas en el hogar, falta de educación, falta de respeto a las leyes, impunidad e ineficacia de los cuerpos policiacos.

    El Estado se ha limitado a combatir la pobreza que se juzga se hace para comprar votos y a aumentar considerablemente las fuerzas policiales apoyadas por el Ejército y la Marina, sin resultados aparentes a mitad del periodo de gobierno.

    Las causas de la delincuencia deben combatirse desde todos los ángulos; el crecimiento urbano desordenado es propiciado por la corrupción en los ayuntamientos que autorizan urbanizaciones cambiando el uso del suelo.

    La carencia de valores y cultura se originan en los hogares en familias disfuncionales, en las escuelas primarias que deben inculcar en los niños los valores que los capacitarán para ser buenos ciudadanos, la falta de educación escolar cívica y familiar es una combinación perniciosa; la falta de respeto a las leyes se corrige con sanciones fuertes que inhiban la comisión de faltas administrativas como por tirar basura; la impunidad está originada en la corrupción de las autoridades que no hacen su trabajo y la ineficacia de la policía.

    Sin duda el contrato social se ha violado, la parte que le corresponde a las autoridades para contar con instituciones que den justicia, con reclusorios que faciliten la reinserción de los delincuentes en la sociedad; las cárceles son escuelas para delincuentes y están en sus manos, se ha perdido el control. Necesitamos contar con instituciones que proporcionen justicia, libertad y bien colectivo; si no lo hacen, no sirven.

    Luis Jorge Cárdenas Díaz
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 22 de julio de 2021).

    Quedaron atrás los tiempos en que los niños (genérico que incluye niñas) andaban solos por la ciudad sin que los padres se angustiaran; dejar en la calle una bicicleta o un auto con las ventanas abiertas es irresponsable; acampar en parajes solitarios es temerario. Las probabilidades de ser asaltado, secuestrado y hasta asesinado, en cualquier lugar y a cualquier hora, son mucho mayores que antes y no son producto de paranoias o miedos infundados. Todos conocemos a más de una víctima de estos incidentes.

    Los ciudadanos no podemos, ni nos corresponde, combatir delincuentes y criminales. Para eso está la fuerza pública y el poder del Estado.

    Lo que sí podemos y nos corresponde hacer es reeducarnos para intentar reconstruir la confianza entre personas. Y para ello debemos volver a poner en práctica y exigir a las nuevas generaciones valores fundamentales de convivencia social que han quedado en el olvido: 1. Tener "palabra de honor", que no es otra cosa que hablar con la verdad, decir lo que pensamos y pensar lo que decimos. 2. Respetar a los demás, y en especial a los mayores. 3. Dar el beneficio de la duda. 4. Asumir con valentía y entereza las consecuencias de nuestros actos.

    Si comenzamos tan sólo por tener palabra de honor y castigar socialmente a quien no la tenga, al menos lo que decimos y prometemos estará garantizado por la reputación de cada uno de nosotros. ¿Cuánto vale lo que decimos? De la respuesta que demos a esta pregunta depende la confianza recíproca necesaria para restablecer la paz y tranquilidad perdidas.

    Ricardo Elías, arquitecto y empresario
    (23 de julio de 2021).

    En marzo, gracias al inicio del proceso de vacunación en todo el mundo, pensamos que habíamos vencido a la pandemia y nos preparamos, psicológica y físicamente, para regresar a la normalidad, no a la nueva, sino a la vieja, anormalidad normal.

    Bajamos la guardia, pensamos que la pandemia de COVID-19 era cosa del pasado y comenzamos a hablar en pasado. La realidad, como siempre, nos azotó y, valga la metáfora, la ola nos revolcó.

    La llamada 3a. ola, que no es sino la evolución esperada por los expertos de la epidemia, nos encuentra más descolocados y con la guardia baja. Entre los negacionistas, la debilidad de los gobiernos y la imposibilidad de la mayoría de las familias mexicanas de regresar al confinamiento, hoy enfrentamos una nueva etapa de la epidemia con menos capacidad de reacción que hace año y medio. Tenemos más, mucho más, información sobre el virus y tenemos vacunas logradas en tiempo récord gracias a la ciencia, sin embargo, hay 2 elementos que hacen que la pandemia sea hoy más compleja: la falta de credibilidad de las autoridades y una economía que no termina de arrancar.

    Ante la nueva etapa de contagios, el nuevo confinamiento es una necesidad imperiosa, pero al mismo tiempo imposible. Los costos no solo económicos sino políticos y sociales de un nuevo encierro y cierre de algunas actividades lo hacen parecer imposible, particularmente en el sector educativo. Ningún gobierno, ni el federal ni los estatales tienen la credibilidad y la fuerza para convencernos de que hay que quedarnos en casa, pero sobre todo no es opción. Si antes el confinamiento era un lujo de unos cuantos hoy es simplemente imposible.

    Hace meses que los gobiernos dejaron de gestionar la pandemia para dedicarse solo a acompañar la tragedia. Hoy más que nunca las decisiones de cómo enfrentar el problema está en cada familia, en cada empresa, en cada persona. El regreso a clases, la forma de trabajar y de socializar, el nuevo confinamiento no vendrá de políticas públicas, sino de decisiones personales.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 26 de julio de 2021).

    México padece la mayor crisis en su historia, por la conjunción de circunstancias que mezcladas lo convierten en un estado fallido, toda vez que a la crisis económica se agregan las crisis de inseguridad, de justicia, de educación y de salud, provocadas por los malos gobiernos que hemos padecido y padecemos en los últimos 40 años.

    Una crisis es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto que trastoca una realidad organizada creando inestabilidad. Estas crisis amenazan el bienestar físico y ecológico, producen cambios profundos y de consecuencias importantes con daños al patrimonio y la salud en forma catastrófica.

    La crisis económica produce un decrecimiento considerable en la economía, de estar generando un PIB de alrededor de 4%, ha caído a un decremento de 6.2% que se traducirá en inestabilidad y conflictos.

    La inseguridad se manifiesta por la percepción de que uno mismo puede ser víctima de la delincuencia que se ha desbordado produciendo una sensación de inequidad, nerviosismo y malestar general ante la falta de justicia por el aumento constante de delitos impunes.

    La educación está en manos de los sindicatos que más les interesa su bienestar que impartir enseñanza, sus eternas luchas y protestas para obtener más prebendas y prestaciones de las que tienen.

    Estamos enfrentando la peor crisis sanitaria de la historia moderna; con el COVID-19, el sistema público de salud quedó al descubierto y se dio a conocer la falta de organización que el gobierno de la 4T causó, se agravaron por las malas decisiones, tomadas en la compra de medicamentos, y falta de cobertura por el desempleo; la eliminación del seguro popular sin tener implementado un régimen sustituto y la cancelación del suministro de quimioterapia a los niños con cáncer.

    En el año pasado los alrededor de 100 centros del Sector Salud redujeron sus consultas en 50% a pacientes de enfermedades crónicas como cáncer, hipertensión y enfermedades crónicas degenerativas.

    Señalar las lacras de la sociedad es servirla pero es más complicado sugerir la forma de combatirlas, por lo que van a continuación algunas ideas pergeñadas de prestigiados analistas políticos.

    Hay 33 millones de personas que no tienen acceso al sistema de salud. Uno de los principales problemas es el enfoque, que debe cambiarse dirigido a la prevención en etapa temprana ya que es más barato y fácil detener las enfermedades, así mismo deben hacerse cambios en el personal de los cuadros superiores que han demostrado su incapacidad.

    El combate a la delincuencia debe reforzarse con mejor cuerpo de inteligencia y mano dura en vez de abrazos. Los 50,000 millones de pesos que anunció recientemente el presidente AMLO se destinarán para este efecto, deben controlarse para evitar que sean víctimas de la corrupción. A los líderes del sistema educativo deben cooptarlos para poder restablecer la educación y por último, cambiar la política económica para corregir los errores que han estimulado la crisis económica.

    Luis Jorge Cárdenas Díaz
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 29 de julio de 2021).

    Cuando se cuenta el tiempo por décadas, resultan inevitables las comparaciones, más aún cuando existen puntos de referencia que son desconocidos o desestimados, dicho comentario pretende compartir una reflexión en cuanto a las diferencias entre el México que nosotros recibimos y el que heredaremos a las generaciones más jóvenes. Hace poco más de 100 años, nuestro país era una nación rural habitada por aproximadamente 20 millones de mexicanos, la mayoría de ellos, analfabetos y siervos de la gleba, sujetos a la voluntad del amo. La industrialización era incipiente. Prácticamente no había infraestructura para la educación y la salud, mientras que la red de comunicación carretera no existía y la ferroviaria alcanzaba apenas los 20,000 kilómetros. La esperanza de vida era de 29 años, el índice de morbilidad por embarazo y postparto del 9% y las mujeres no eran ciudadanas. Era un país desintegrado y desigual.

    El estado de injusticia desembocó en la Revolución Mexicana, acontecimiento que permitió la modernización de la sociedad nacional. Sus efectos fueron impresionantes, pues pasamos de ser una economía de subsistencia a la 15a. economía del mundo. Se creó un sistema educativo que permitió reducir el analfabetismo del 74% al 4.7%; las universidades han formado, desde entonces, a cientos de miles de profesionistas, hijos, en su mayoría, de trabajadores del campo y la ciudad. Se estableció el sistema nacional de salud, que permitió la erradicación de las enfermedades endémicas que asolaban a nuestro país. Sin duda, los fenómenos más relevantes fueron el crecimiento de las clases medias, la creación de infraestructura para el desarrollo del campo y la ciudad, además del nuevo rol de la mujer en la sociedad contemporánea. Las generaciones posteriores a este movimiento de masas fuimos beneficiarias directas de la gesta que costó más de un millón de vidas.

    Hoy, México es un país diferente: su población supera los 120 millones de habitantes, se ampliaron las oportunidades educativas, nuestras redes de comunicación, tanto terrestres como aéreas y electrónicas, cubren prácticamente la totalidad del territorio nacional y el promedio de longevidad se incrementó hasta los 78 años. Parecería que estamos mejor y, sin embargo, la injusticia prevalece, la pobreza se extiende como una ola que amenaza con convertirse en un tsunami y las instituciones que propician la movilidad social están al borde del colapso: la seguridad pública, primera obligación del Estado, se encuentra en manos de la delincuencia, y la confianza en el gobierno, está profundamente dañada. No es aceptable económica, jurídica, política ni éticamente la herencia que estamos dejando. Entre el país que recibimos de nuestros padres y el actual, hay profundas diferencias: ellos nos abrieron las oportunidades para vivir mejor y nosotros entregaremos, a las nuevas generaciones, un país en crisis. México es una nación que tiene recursos para lograr un desarrollo que todos podamos compartir. Para ello, es indispensable construir acuerdos incluyentes que nos permitan vernos a los ojos y aceptarnos en condiciones de equidad. La justicia social no es un tema de solidaridad, es de corresponsabilidad.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 2 de agosto de 2021).

    Hay un 3er. brote de coronavirus en el país. Hay más contagiados que en las primeras 2 olas. Falta de vacunar medio país. El Insabi no termina de jalar y el desabasto de medicamentos aún no se resuelve.

    El regreso a clases está agendado en 3 semanas. Las escuelas no están listas. Llevan año y medio abandonadas. El presidente dice siempre en sus discursos que hay muchos Méxicos, pero ha definido que para todos esos Méxicos (con distintos semáforos epidemiológicos, hospitalizaciones y contagios) hay una sola orden: todos regresan a clases el mismo día a la misma hora, llueve, truene o relampaguee. Urge reabrir las escuelas. Las familias no aguantan más. Pero la pandemia está desatada. Menudo desafío.

    La frontera terrestre con Estados Unidos está cerrada. Hay que conseguir que reabra. La recuperación económica está trunca.

    La gasolina está más cara que nunca. El gas LP está más caro que nunca. El gobierno tiene que echar a andar -no se le ocurrió nada mejor al presidente- una empresa para llevar el gas a las casas de la gente. Los gaseros se van al paro en la Ciudad de México y 6 estados.

    A Pemex le bajaron la calificación. Hay que recuperarla y salvar de la quiebra a la compañía. Al aeropuerto de Santa Lucía le bajaron también la calificación, de hecho, a toda la seguridad aérea mexicana. Urge recuperarla.

    La inseguridad está en niveles récord. Ejecutan a 100 personas al día. Los feminicidios siguen aumentando. Y la Guardia Nacional no termina de funcionar. O no empieza aún a funcionar.

    Los programas sociales resulta que llegan más a los ricos que a los pobres. En 3 años de gobierno, los pobres reciben menos dinero del gobierno porque les quitaron Oportunidades y las becas y los apoyos de López Obrador suman menos dinero que lo que obtenían antes. Por si fuera poco, a los ricos les llega más dinero del gobierno. Son datos del INEGI. O sea, que el objetivo central del obradorismo -"primero los pobres" - está perturbado. Hay que corregirlo. Hay millones de pobres más a consecuencia de la crisis que acarreó la pandemia.

    Ya son 2 hermanos de Andrés Manuel López Obrador que aparecen en videos, recibiendo dinero en efectivo y diciendo que es lana para la campaña de su hermano. Los escándalos de corrupción de su propio gobierno crecen y lo cercan. Es otro planteamiento fundacional de esta administración que está resquebrajado.

    Dos Bocas está empantanada. También el Tren Maya. La Línea 12 del Metro sigue sin operar.

    Puedo seguir.

    Mientras este es el estado de su gobierno, el presidente López Obrador tiene como prioridad -lo dejó claro en la mañanera- su siguiente consulta: la revocación de mandato, agendada para marzo del próximo año. Tendremos otra vez a un presidente en campaña. Como le gusta estar. Su estado natural. Provocando a sus adversarios, cucando a sus opositores, culpando de todo a la prensa, concentrado en movilizar a su partido, en alinear su músculo político para una operación electoral que si falla le puede costar la chamba.

    Pero al país le vendría bien un gobierno, no una coordinación de campaña.

    Carlos Loret de Mola A.
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 4 de agosto de 2021).

    El semáforo rojo se volvió a encender. Miles de personas se han contagiado y nos encontramos envueltos en una nueva ola de la pandemia. Los hospitales se empiezan a saturar y los riesgos de una paralización amenazan a muchos sectores, que es lo que menos se desea pero que a lo mejor será necesario. No es cuestión de gustos o tendencias, es una emergencia. Pero, ¿hasta donde se puede frenar las actividades de todos los sectores?. Nadie tiene la respuesta correcta. Serán las circunstancias las que nos dicten la pauta a seguir, eso sí, con muchos sacrificios en todos los sentidos.

    De lo único que estamos seguros en estos momentos es que "97% de las personas que hoy están hospitalizadas por Covid-19 no se vacunaron", según las autoridades de salud en México, y el caso es el mismo en el resto del mundo. Es difícil establecer cuánto de ese porcentaje son personas que rechazaron la vacuna -por diferentes motivos- y cuántas no han tenido acceso a la misma por la falta de disponibilidad. La experiencia en otras partes, como en el caso de Estados Unidos, millones de personas la han rechazado por iniciativa propia, porque ellos si la tienen al alcance y no han querido recibirla. En nuestro país los casos de contagio se empiezan a duplicar y casi el 100% son personas que no han recibido la vacuna. La 1a. vacuna que se administró en Estados Unidos fue en diciembre pasado, llegando a aplicar en las primeras semanas hasta 3 millones de dosis diarias. Hoy el número de aplicaciones se ha reducido drásticamente a pesar de que uno la puede conseguir hasta en los centros comerciales y tiendas de conveniencia.

    Hoy ya hay países que han autorizado que se aplique una 3a. vacuna de refuerzo a los que ya recibieron las 2 primeras dosis, como es el caso de Chile, Uruguay, República Dominicana, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Ante esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha "pegado el grito en el cielo". Su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dice que las vacunas han ido a países de recursos medios y altos, mientras que los más pobres no han tenido acceso en la misma proporción. Pidió a los países que ya piensan en la 3a. dosis, se esperen hasta que haya una distribución más equitativa y que "por lo menos el 10% de la población pueda vacunarse". Hasta hoy se han administrado 4,000 millones de dosis, más del 80% han sido aplicadas en naciones con mejores condiciones económicas, "a pesar de que solo representan menos de la mitad de la población mundial".

    La súplica, por el bien personal, de la familia y de todos, es que se sigan las recomendaciones de la ciencia y quienes tengan posibilidades de vacunarse, lo hagan lo antes posible.

    Daniel Rodríguez
    (v.periódico El Informador en línea del 8 de agosto de 2021).

    Pese a que Jalisco retrocedió nuevamente al pasar en el semáforo epidemiológico nacional del naranja al rojo de máxima alerta por el crecimiento de casi el 1000% de contagios de COVID-19 de junio a julio y la saturación de más de una decena de hospitales para atender a enfermos de coronavirus, la mesa de salud que encabeza el gobierno estatal decidió no añadir más medidas restrictivas a las que entraron en vigor el pasado 30 de julio y estarán vigentes todo el mes de agosto.

    Volvimos a llegar a este punto, por un evidente relajamiento social en el uso de medidas preventivas sanitarias como el uso del cubrebocas y el cumplimiento de la sana distancia en espacios públicos y privados en este periodo vacacional, que se agravó con la falsa idea de que la llegada de la vacunación había disminuido los riesgos de contraer la enfermedad, pese a la llegada de la nueva cepa Delta del COVID-19, que ha demostrado con creces ser mucho más contagiosa.

    Jaime Rodríguez
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 10 de agosto de 2021).

    Después de los extrañamientos del Departamento de Estado vino la calma, y tras las declaraciones tronantes de intervencionismo yanqui, las aguas regresaron al cauce diseñado en Washington. En 48 horas, el gobierno mexicano abandonó sus pretensiones frente al gobierno de Estados Unidos y retomó la agenda impuesta por la Casa Blanca el 8 de junio pasado. Sin importar que fuera con el amigo Donald Trump, o con Joe Biden, con quien no tiene empatía el presidente Andrés Manuel López Obrador, tras el blitz de la vicepresidenta Kamala Harris y el jefe del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, Jake Sullivan, se regresó a la normalidad deseada en el norte.

    Las palabras melosas y entusiastas mexicanas esconden la realidad de la relación bilateral entre los 2 países, donde unos dicen y otros acatan. Vacunas y ojos ciegos a la regresión de las libertades en México parecen ser el quid pro quo para un trato que cada vez más asimétrico con Palacio Nacional. La seguridad nacional de Estados Unidos es lo prioritario, dejaron claro en México, y pasa por el sellamiento de la frontera estratégica en el Suchiate y por enmarcar la relación dentro de un mecanismo que vigile que los acuerdos económicos alcanzados se cumplan sin sorpresas, como modificar a contentillo las reglas del juego.

    La hoja de ruta fue aceptada por el gobierno mexicano. Cuando la economía de un país depende más de un 75% del aparato productivo estadounidense, los aventurismos políticos no tienen posibilidades de subsistir. La ideología tiene que ser guardada en el cajón de la nostalgia y dejar de escuchar los incendiarios consejos de los improvisados que, además, no tienen nada que perder. El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, vistió este regreso a la realidad con discursos efusivos sobre el estado en el que se encuentra la relación bilateral. Está en buen momento, cordial y colaborativa, dijo, lo que es tan cierto como que se mantendrá así mientras el gobierno haga lo que quiere la Casa Blanca.

    Lo que quieren en Washington lo dijo la vicepresidenta Kamala Harris en un comunicado el lunes, tras su conversación telefónica con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Dijo que le dieron "seguimiento" a los temas discutidos durante su visita a México el 8 de junio, la migración, y cómo el gobierno de López Obrador contendrá a los miles de centroamericanos que han llegado en números históricos en los 3 últimos meses a territorio estadounidense, el fortalecimiento de las economías de la región mediante inversiones, particularmente en la agricultura y las energías limpias.

    En aquel encuentro, López Obrador aceptó cumplir con el restablecimiento del Diálogo Económico de Alto Nivel, como se comprometió con Biden el 1 de marzo, para facilitar el comercio, las telecomunicaciones, la interconectividad y la resiliencia de las cadenas de suministro. Tras la conversación de este lunes, Ebrard anunció que el relanzamiento será el 9 de septiembre en Washington, cuando el llamado DEAN que crearon los presidentes Enrique Peña Nieto y Barack Obama -encabezado por Biden- tenga su 1a. reunión desde 2016, cuando se interrumpió por la llegada de Trump a la presidencia. Junto con ello, agregó el canciller, reactivarán el Banco para el Desarrollo de América del Norte, conocido como NadBank, instituido dentro del 1er. Tratado de Libre Comercio de América del Norte, por los presidentes Carlos Salinas y Bill Clinton, para financiar proyectos de desarrollo e implementación de infraestructura.

    Biden envió el mensaje. Los acuerdos en materia económica y financiamiento con los gobiernos de Salinas y Peña Nieto tienen que restablecerse, más allá de la calificación peyorativa de López Obrador de que provienen del "neoliberalismo" que tanto denuesta. No es lo único que tiene que asimilar el presidente mexicano. También se encuentra el diálogo de seguridad a nivel de gabinete, donde quedaron anuladas por completo, a nivel personal, las secretarias de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, al dar el aval el presidente de que el responsable de la interlocución será Ebrard.

    Los estadounidenses están trabajando desde hace más de 3 años por restablecer la cooperación bilateral en materia de seguridad, afectada por la llegada de López Obrador a la Presidencia, rota por el diferendo detonado por la captura del ex secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos, e incinerada por las nuevas leyes de López Obrador para acotar el trabajo de los servicios de inteligencia y de procuración de justicia estadounidenses en México. También en esto, hay señales de que Palacio Nacional reculó.

    En la reunión de Ebrard, acompañado de militares y responsables de la frontera sur, con los funcionarios del Consejo Nacional de Seguridad el martes, la discusión de la cooperación de seguridad estratégica fue el tema principal. La preocupación en Washington son las organizaciones criminales trasnacionales y la reducción de homicidios y muertes relacionadas con las drogas en ambos lados de la frontera. Para cumplir con este compromiso, López Obrador tendría que modificar su estrategia frente al crimen organizado, lo que se ve improbable, por lo que las tensiones en la materia seguramente continuarán.

    Estas 48 horas de intensidad política y diplomática de la Casa Blanca en México pusieron fin, al menos por ahora, a la intención del presidente mexicano de reformular la relación bilateral con Estados Unidos y preferir la amistad de Cuba, Bolivia, Venezuela, Argentina y Rusia. No se puede jugar con Sansón a las patadas, como dijo recientemente el presidente, y a veces hay que tragar sapos. La dependencia económica y la red social de las remesas que probablemente han impedido inestabilidad por hambre en México ante la insuficiencia de los programas sociales del gobierno, regresó a López Obrador a la realidad.

    Aunque detesta a los demócratas, no tiene margen de maniobra, porque con sus acusaciones aventuradas y sin pruebas, él mismo se encargó de dinamitar canales. Sus fobias, malos humores y declaraciones sin reflexión lo tienen atrapado en un callejón sin salida, al cual él solo se metió.

    Raymundo Riva Palacio
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 12 de agosto de 2021).

    En la más reciente encuesta publicada por Consulta Mitofsky se muestra que el 31.6% de la población teme ser víctima de la delincuencia, y un porcentaje idéntico teme que se vea afectada su economía. El 1er. tema se relaciona con la terrible epidemia de violencia que existe en el país, y respecto de cual, debe insistirse que afecta sobre todo a las familias, pues además de los homicidios, los delitos que más han crecido en número y proporción son los que atentan contra las familias y contra la libertad y la seguridad sexual de las personas, particularmente de mujeres, niñas y niños.

    La 3a. preocupación es la relativa a enfermarse de COVID-19, con un 27% de las menciones; sin embargo, en el despliegue de los datos, la encuesta también muestra que el 75% de la población tiene mucho o algo de miedo de contagiarse con el virus del SARS-COV-2, mientras que el 61.5% tiene miedo de morir por COVID-19.

    Estos datos se vinculan necesariamente con las otras epidemias: diabetes, hipertensión y obesidad, las cuales están interrelacionadas, y son las principales causas, junto con la de la COVID -quizá en un 40%-, de las ya casi 600,000 defunciones que ocurridas entre enero y julio de este 2021.

    Estos datos explican en buena medida, por qué el 64.3% de las personas cree que el regreso a clases presenciales debe esperar aún más; porque el retorno a la escuela implica necesariamente enfrentarse a los 3 factores que mayor preocupan a la población: mayor gasto en transporte público y alimentación para llevar a las niñas y niños a la escuela, mayor exposición a la amenaza permanente de la delincuencia, y mayor exposición a la probabilidad de contagio, asociada al miedo de morir por COVID.

    Sorprende en ese sentido, que en un gobierno que ha hecho de la comunicación una de sus principales estrategias de legitimación, no se esté leyendo adecuadamente que si algo caracteriza al estado de ánimo que reflejan las encuestas publicadas, es el de la permanente incertidumbre; porque si bien aún la mayoría de la población aprueba la forma en cómo el titular del Ejecutivo está actuando, parece ser más, como él mismo lo dijo, un acto de fe, que una valoración racional sobre las políticas, los programas y los resultados efectivos del gobierno.

    Gobernar en medio de la incertidumbre, sin un pleno sentido de la urgencia, constituye no sólo un error, sino un riesgo permanente. Porque en estas condiciones, cualquier evento catastrófico puede modificar radicalmente tanto la percepción ciudadana, como las condiciones del muy frágil equilibrio político que existen en el país.

    Fenómenos como el del Huracán Grace, del cual no tenemos todavía información clara sobre la magnitud de los daños causados, pueden repetirse este mismo año, debido a los poderosos efectos del cambio climático. Con la violencia desbordada, no estamos a salvo de una nueva tragedia o acto de barbarie como los que han marcado a administraciones previas; y ante el cada vez más complejo orden internacional, no puede darse por sentado que la economía crecerá con los niveles que requerimos para recuperarnos del tremendo golpe recibido por las emergencias sanitaria y económica.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 23 de agosto de 2021).

    Se dice que cuando el gobierno le tiene miedo al pueblo hay libertad. Pero cuando el pueblo le tiene miedo al gobierno, lo que hay es tiranía.

    Dicho lo anterior, preguntémonos: ¿En México hay libertad o hay tiranía? ¿Quién le tiene miedo a quién: el gobierno a los ciudadanos o los ciudadanos al gobierno?

    La respuesta desgraciadamente es la 2a.: los ciudadanos le tenemos miedo al gobierno. Tenemos miedo de denunciar, de quejarnos de una dependencia o de un funcionario público que no cumple su labor o abusa de nosotros. Tenemos miedo a exigir nuestros derechos por las represalias, venganzas y extorsiones que van detrás de nuestras exigencias, y porque en lugar de que una queja o una denuncia haga que la dependencia o el funcionario a cargo se preocupe, corrija sus acciones y el problema se solucione, el asunto se nos revierte de forma tan onerosa, y en algunos casos tan peligrosa, que mejor doblamos las manos. La mayoría de los funcionarios públicos no saben manejar el poder que tienen. Para ellos tener poder significa "tener el sartén por el mango".

    Las posiciones están invertidas. En lugar de que el gobierno nos sirva, nosotros le servimos al gobierno. En lugar de que los ciudadanos mandemos a los funcionarios públicos, éstos nos mandan a nosotros, y además nos tratan como presuntos delincuentes.

    Ni siquiera nos dan el beneficio de la duda a la hora de tratar algún asunto. Con ellos aplica el dicho de que "el león cree que todos son de su condición": si vendemos algo suponen que estamos "lavando dinero"; si denunciamos un robo sospechan de nosotros; si nos piden documentación y comprobantes, los presumen falsos; si tenemos un accidente de tránsito, nos tratan como homicidas...

    Le tenemos miedo a cualquier cosa que tenga que ver con el gobierno. Y ese miedo es utilizado igual para recaudar impuestos, para acallar críticos u opositores, para desahogar resentimientos y complejos, que para lucrar con el infortunio o las necesidades de los ciudadanos.

    Es notoria la cantidad de funcionarios públicos que cuando se ven con poder, en lugar de ejercerlo con nobleza, lo utilizan para golpear, para conseguir beneficios personales u objetivos mezquinos, amedrentando y haciéndole la vida imposible a todo aquél que consideren un obstáculo o una amenaza a sus intereses o una oportunidad para extorsionarlo.

    Y pareciera que los mexicanos sólo entendemos a golpes. Acatamos las leyes y reglas de conducta por miedo a las consecuencias y no por la convicción de que es lo mejor para todos. Si en las religiones el miedo se infunde a través del pecado, en la política se infunde a través del delito.

    Pero a diferencia de las religiones en las que por un lado hay castigos (infierno) y por otro hay premios e incentivos a los bien portados (cielo), en el caso de la política solo hay castigos (multas o cárcel). Nunca hay premios. No se premia a quienes respetan leyes o pagan impuestos cabalmente. Al contrario, los premios, los beneficios, los descuentos y las condonaciones terminan siendo siempre para los incumplidos y para los propios políticos y allegados que se perdonan deudas y se recompensan entre sí.

    Quien haya intentado defenderse de una autoridad sabe bien que es un asunto cuesta arriba, y más en esta administración, en la que el empresariado y las clases medias somos por definición corruptos con recursos mal habidos. A la hora de reclamar nuestros derechos, siempre falta un papel, y a éste una coma. En asuntos fiscales, los errores no son errores, son intentos dolosos de evasión fiscal, en los que el tiempo juega en nuestra contra debido a la acumulación de penas y recargos que llegan a convertir adeudos menores en cantidades exorbitantes, y en caldo de cultivo para la extorsión.

    Para contrarrestar el miedo que la inseguridad y la incertidumbre jurídica provocan a la sociedad, supuestamente está la separación de poderes, y las procuradurías e instituciones ciudadanas. Sin embargo, éstas cada vez están más debilitadas o cooptadas.

    Los tratos con el gobierno son una pesadilla de terror en la que la amenaza proviene precisamente de quien nos cuida. Ya no se sabe a quién recurrir, pues buena parte de los funcionarios saben perfectamente que siempre saldrá más barato pagar para librarnos de una injusticia, que intentar demostrarla.

    Ricardo Elías, arquitecto y empresario
    (27 de agosto de 2021).

    La corrupción en el país es como la sal, prácticamente no hay ámbito en el que no se use, por pizcas y también por tazas; ya sea en la botana chatarra que son los discursos de campaña política, en arengas de gobernantes servidas con una guarnición de hastío, en la variedad de moles morales en los que la corrupción adorna como ajonjolí, aunque muchas veces también es el guajolote; sal y asimismo una especie de xoconostle para el amargo pero inevitable caldo de la desconfianza. Insalvable saborizante en el plato fuerte llamado inversión, es el toque que no pocos comensales que emprenden un negocio deben incluir en sus proyecciones financieras, corromper y corromperse o morir. Hemos consumido tanta de esta sal del mar de la corrupción, que el organismo-sociedad acusa daños en varios órganos: el Estado de Derecho luce graso, la glándula impunidad muestra un crecimiento peligroso, desplaza a otras vísceras fundamentales, por ejemplo, la que segrega seguridad pública, la que controla la solidificación de los nodos del tejido social y, claro, ha puesto en franco declive a la que equilibra e iguala a todas las células del cuerpo nacional, por eso ahora algunas de ellas gozan de salud y bienestar, mientras otras, las más, languidecen en la supervivencia escasa.

    Hemos practicado dietas y confeccionamos recetas para erradicar la salitrosa putrefacción y sus efectos; sin embargo, la sensación prevalente es que no hemos conseguido algo, pues siempre se las ingenia para colarse por entre nuestras arterias, por entre nuestros modos. El esfuerzo más reciente fue inocularnos sistemas anticorrupción; la idea era expulsar concertadamente a los agentes enviciados con la apropiación ilegal de lo público y minar las estructuras que les han sido propicias, merced a las cuales se multiplican y medran sin saciarse. A pesar de los intentos, decimos, seguimos en las mismas, y a partir de esa certeza solemos pensar: seguramente porque seguimos siendo los mismos.

    El 24 de agosto el INEGI presentó la "Encuesta Nacional de Calidad Regulatoria e Impacto Gubernamental en Empresas" (ENCRIGE) 2020. El nombre indica las vertientes en las que indaga, repasemos una de ellas: "la percepción y experiencias en las unidades económicas en relación con actos de corrupción al momento de realizar trámites, pagos y solicitudes de servicios públicos". El estudio se hizo entre el 3 de noviembre y el 15 de diciembre del año pasado y la muestra fue de 34,919 empresas, de todos los tamaños. Entre los hallazgos, a escala nacional: "Disminuyó el porcentaje de unidades económicas que consideró frecuentes los actos de corrupción por parte de servidores públicos al pasar de 82.2 en 2016 a 71.5% en 2020. La tasa de víctimas [de estos actos] por cada 10,000 unidades económicas pasó de 561 a 510 entre 2016 y 2020". Nada mal, podríamos concluir. Aunque debemos tomar en cuenta una observación metodológica: "Las estimaciones correspondientes a la ENCRIGE 2016 son presentadas con el fin de identificar la tendencia. Por lo que se sugiere tomarlas con reserva, toda vez que las unidades de observación pudieran presentar algunas diferencias, ya que la edición 2020 consideró a la empresa y la edición 2016 al establecimiento". Pero al fin, hay una tendencia.

    Por lo que corresponde a la apreciación de las empresas sobre la frecuencia de los episodios de corrupción (frecuentes y muy frecuentes) realizados por servidores públicos de estado en estado, Jalisco destaca positivamente; el resultado nacional indica que en 2016 el porcentaje de encuestados que afirmó que los hechos de corrupción eran frecuentes, fue 82.2%, en 2020, 71.5, y refiere el estudio que la variación es estadísticamente significativa, o sea, que la diferencia no fue casualidad y se infiere que hubo factores que la provocaron, en tanto que en Jalisco la relación fue: 2016, 88.6%, 2020, 31.8, sí, 31.8%, y el análisis coloca a esta última cifra el asterisco que remite a "sí existió un cambio estadísticamente significativo con respecto del ejercicio anterior". Se dice ahora, los datos resultan "contraintuitivos", o sea: riñen con la idea que acríticamente tenemos en mente. En 2020 Jalisco Cómo Vamos hizo una encuesta para conocer la percepción que entre las y los habitantes del área metropolitana de Guadalajara había sobre la corrupción; a la pregunta "¿Qué tan corruptos considera usted que son los habitantes de esta ciudad?" 82%, las y los tapatíos contestaron que son algo o muy corruptos, pero fue sobre la corrupción en general y se planteó a población abierta, en cambio el estudio del INEGI preguntó a empresas, a sus dueños o directores, y sobre actitudes concretas (al realizar trámites, pagos y solicitudes de servicios públicos); sobre todo se incurrió en ilegalidades para acelerar trámites. 2 municipios quedaron incluidos en la investigación, Guadalajara y Zapopan, el 1o. alcanzó 81.2% entre quienes percibían más frecuencia en los actos de corrupción, el 2o., 69%, lo que representa el caso mexicano típico: menos que sigue siendo mucho.

    Los números que arrojó la encuesta del INEGI apuntan a que algo bueno se ha hecho en el combate a la corrupción; ahí mismo nos enteramos de que en Ciudad de México también disminuyó la sensación de las unidades económicas sobre el fenómeno, en 2016 fue 91.5%, en 2020 88.3%, con lo que Jalisco destaca aún más, pero no la abstracción que puede ser un estado: ciertas autoridades, las empresas, los medios de comunicación, la gente con su hartazgo y las instancias de combate a la corrupción. El truco será dar con lo que haya sido y con quien haya aportado, y que continúe haciéndolo con más intensidad, podría intentar saberlo el Sistema Estatal Anticorrupción, especialmente el Comité de Participación Social. Mientras nos entretenemos defendiendo parcelas de poder y prestigio, algo sucedió con la corrupción en 2020, ¿fue parte de lo impensable que acarreó la pandemia? ¿Otros elementos igual de impensables, digamos, los de siempre, truncaron su inercia? Ojalá la siguiente ENCRIGE no nos lleve a reconocer que la de 2020 contuvo una especia tan socorrida como la sal: el azar.

    Augusto Chacón
    (v.pág.11-A del periódico El Informador del 29 de agosto de 2021).

    Vivimos una época en la que los valores están rotos; los gobiernos, ausentes de autoridad; los cuerpos de seguridad y las instituciones encargadas de garantizar la paz entre los ciudadanos y su armónica convivencia, están dedicadas, salvo honorables excepciones, a servir a los funcionarios en sus intereses económicos. Es grave, muy grave, lo que está sucediendo.

    Cuando los ciudadanos pierden la capacidad de indignación y de protesta, están destruyendo las fibras que unen el tejido social. Cuando las autoridades se pierden en el laberinto de las excusas, lo que sigue es el caos. Unamos voluntades para defender lo más valioso que tenemos: nuestra libertad. Digamos “¡NO a la impunidad!”.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 30 de agosto de 2021).

    Ambas crisis, la de desapariciones y la forense, son el resultado de esta guerra informal que ensangrienta a la sociedad mexicana, una violencia que es funcional para ciertos poderes fácticos mantengan sus privilegios, sus negocios, sus modos de acumular riquezas y que el Estado la enmascara como una supuesta guerra contra el crimen organizado. Datos recientes nos muestran que la crisis podría ser más grande aún de lo que hasta ahora hemos pensado.

    Un informe publicado la semana pasada por el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM) revela que esta 2a. crisis es aún más grande de lo que había admitido el Estado mexicano. El actual gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador admitió el año pasado que había 38,000 cuerpos sin identificar en los servicios forenses del país. El informe del MNDM arroja que en el país hay más de 52,000 cuerpos sin identificar. Al mismo tiempo, las cifras oficiales de la Secretaría de Gobernación indican que hasta el día de ayer existen 91,372 personas reportadas como desaparecidas.

    Basta cruzar ambas cifras para ver la magnitud de la tragedia. Las familias organizadas que buscan a sus desaparecidos han subrayado el hecho de que si el Estado cumpliera su función de identificar los cuerpos que están en fosas y cementerios municipales y en los servicios médicos forenses de los estados, se lograría dar con el paradero de miles de desaparecidos que existen en el país.

    Pero como otras veces lo he subrayado, esta crisis no es generalizada en todo el país. Por ejemplo, Campeche tiene 55 personas desaparecidas y 14 cuerpos sin identificar.

    En contraste, y de modo lamentablemente, Jalisco encabeza la lista de los estados con más desaparecidos con 13,832 personas sin encontrar lo que representa 15.13% de todos los casos nacionales. A su vez, en Jalisco hay 5,738 cuerpos sin identificar según el informe del MNDM, que representa más de 10% del total nacional.

    Aunque estos complejos problemas no nacieron en esta administración, lo que es un hecho es que la doble crisis ha crecido y se ha agravado, a pesar del cambio de discurso del Gobierno del Estado.

    Si bien en varios eventos públicos el gobernador Enrique Alfaro ha dicho que la atención a las familias que tienen desaparecidos es una prioridad, en los hechos la existencia de esta doble crisis indica que no se ha hecho lo suficiente y necesario para terminar con el dolor y la revictimización de miles de familias.

    Antes que seguir gastando en publicidad y promoción de la imagen del gobernador, con miras a posicionarlo como candidato presidencial, se deberían destinar los recursos necesarios y suficientes para identificar los más de 5,000 cuerpos sin identificar en el Semefo y dar así respiro a miles de familias que están buscando a sus desaparecidos.

    Rubén Martín
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 1o.de septiembre de 2021).

    La estabilidad cambiaria en buena medida es resultado de la política de flotación del autónomo Banco de México, al igual que el nivel récord de reservas internacionales que el mismo banco central ha manejado escrupulosamente, contra la voluntad del presidente quien ha pretendido disponer de ellas. Por cierto, la autonomía del banco central y el sistema de flotación del peso son creaciones neoliberales, cuyos frutos hoy goza López Obrador.

    Otros indicadores presumidos [en su 3er. Informe de Gobierno] son mentiras: el nivel de deuda externa que él dice que no ha subido, ha aumentado en 1.7 billones de pesos y ha pasado del 46% a casi el 50% del PIB.

    En lo referente a las remesas, lo que no se ha dicho es que ya se sospecha que parte de esos flujos tengan su origen en movimientos de dinero del narcotráfico, que se está valiendo de "tráfico hormiga" para hacer transferencias hacia nuestro país.

    Del crecimiento económico, de la seguridad, el aumento de la pobreza, las carencias de salud, el manejo de la pandemia y el programa de vacunación, mejor no hablamos.

    Razón y Acción
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 5 de septiembre de 2021).

    La noticia más reciente (EL INFORMADOR, IX-6-21, p.1-A) señala que Jalisco tiene la dudosa distinción de ser el estado con mayor número de personas desaparecidas (más de 13,000 entre marzo de 1964 y julio de 2021), y el 4o. en rezago en materia de identificación de cadáveres.

    Las cifras macabras que complementan la información son atroces. Evidencian, por una parte, la incidencia delictiva -al parecer incontenible-, considerando que cada cadáver remitido al IJCF corresponde a una muerte violenta (un homicidio, generalmente); y exhiben, por la otra, la escandalosa y casi absoluta incompetencia de las autoridades encargadas -en teoría- de esclarecer delitos y sancionar delincuentes.

    Hasta el lunes pasado, según la nota referida, había más de 52,000 cuerpos sin identificar en las bodegas de la muerte de todo México, 5,738 de los cuales en Jalisco. (Obvia subrayar el notorio subregistro, pues se omiten los cientos o quizá miles de cadáveres sepultados en fosas clandestinas que aún no han sido descubiertos, o disueltos, incinerados, desmembrados, abandonados en barrancos, basureros, ríos o solares desolados, y que difícilmente serán recuperados y menos aún identificados algún día).

    Duele decirlo, pero no hay en el horizonte, en esa materia, ninguna señal alentadora, por mínima que sea. Todo indica que esas cifras atroces, indignas de una sociedad civilizada, irán en aumento, día con día, por tiempo indefinido... a despecho del discurso oficial según el cual en este bendito país "ya no hay impunidad".

    Por contrapartida, las posibilidades de que sean identificados esos miles de cadáveres, al efecto de que sus familiares tengan al menos la relativa tranquilidad de conocer el triste desenlace de sus vidas y puedan darles, a falta de una muerte digna, digna sepultura, son prácticamente nulas. Las de que esos delitos se "esclarezcan" (bonito verbo), otro tanto. Y las de que se identifique, localice, aprehenda, procese y aplique a sus autores "todo el peso de la ley", por lo consiguiente.

    Jaime García Elías
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 9 de septiembre de 2021).

    México ha sido una de las naciones más afectadas por las secuelas que siguieron al 11 de septiembre: la integración regional entró en pausa, se elevaron las voces del racismo y hubo que lidiar con mecanismos de seguridad para los cuales no estábamos preparados ni económica ni logísticamente.

    20 años después, aquí, la violencia se ha vuelto cotidiana y el miedo ha sentado en el campo y las ciudades. Y aunque no se trata del fantasma del terror que motivó los ataques del 11 de septiembre, el efecto es parecido: miedo, violencia y levantamiento de barreras.

    Luis Ernesto Salomón, doctor en Derecho
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 12 de septiembre de 2021).

    Hoy en México no importa la gente, ni mucho menos los legados históricos, puede verse todavía caída la techumbre que protegía el Templo Mayor de México, derrumbada hace meses por una granizada (y también la grotesca maqueta ahí junto en el Zócalo: para eso sí hubo con qué). Por no mencionar los cientos de monumentos coloniales dañados en los temblores (los naturales y, en el caso de San Francisco en Guadalajara, los de la Línea 3).

    Dado que esos fenómenos extremos tenderán en adelante a agravarse y acelerarse con el cambio climático, el comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO adoptó en el pasado mes de julio, en su 44a. sesión que tuvo lugar en China, un nuevo borrador de política de acción climática. Las revisiones finales deben ser presentadas antes del 15 de septiembre, de manera que el documento se someta para la adopción de la Asamblea General de Estados Partes de la Convención sobre Patrimonio Mundial en noviembre.

    México es uno de los estados partes. Pero debido a la actual política de incumplimiento de tratados y de desprecio a la cultura y depauperación de las instancias científicas y culturales, no es mucho lo que puede esperarse, a pesar del supuesto compromiso formal con la UNESCO.

    María Palomar
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 12 de septiembre de 2021).

    La queja constante hacia los gobernantes (del género que sean) es que la realidad que delinean en sus discursos, en sus proyectos, no congenia con aquélla en la que la mayoría se debate cotidianamente. Por supuesto, no existe una sola; una la pueden describir en los ámbitos rurales, del sur o del norte, de la costa o la montaña, otra la configura el imaginario de las personas en las grandes urbes, en las ciudades o pueblos, también diferenciada por el punto cardinal desde el que se narre; por si esta complejidad no fuera vasta, las variables anteriores (no son todas) se pueden multiplicar por estrato socioeconómico, por el nivel de estudios, por el género y la edad. Si alcanzamos a estimar una porción de lo anterior tendremos una idea, mera aproximación, de la pluralidad de realidades a las que las palabras de las autoridades, de cualquier índole, llegan, si acaso llegan.

    No obstante, hay elementos comunes a todas ellas que alcanzan para configurar una común: la economía y sus efectos aprehensibles por todos, crisis, pobreza, dificultades, esperanza; la inseguridad pública, alguien de lo más recóndito de Oaxaca puede dialogar con una persona de lo profundo de Durango merced a códigos compartidos: la sensación de inseguridad, el miedo y las anécdotas, personales o cercanas, sobre sucesos que son carne de la nota roja; la injusticia, en cualquiera de sus modalidades, es parte de la trama de esa realidad que podemos llamar colectiva, nacional, así como la desconfianza o la certeza de que casi todo lo que proviene de los gobernantes es ajeno al paisaje de la vida verdadera, o le es propio al señalar a quienes han fallado en las tantas materias que traen a la gente a mal traer.

    Podemos especular sobre qué es aquello que tapona los vasos comunicantes que van de lo que perciben y viven las y los ciudadanos, y lo que suponen los gobernantes: los prejuicios; del tipo: todos los políticos son corruptos y mienten con desparpajo. Y si un político-autoridad-gobernante no concita los prejuicios clásicos, no se salva de la sospecha, antesala del prejuicio. Y desde la otra vertiente, los políticos-autoridad-gobernante cuentan con sus particulares prejuicios, por ejemplo: la gente no entiende y no sirve de algo explicarle o no sabe lo que quiere y espera, feliz, a que le dicten lo que ha de hacerse; aunque si se trata un político de avanzada, desatenderá los prejuicios y nomás sospechará, con lo que se explica que algunos intenten remedos de consulta y de convocatorias a la participación social, pero únicamente hasta que el rumbo al que apunten esas graciosas concesiones no le convenga y deba echar mano, ni modo, de los prejuicios: no entienden, no saben lo que quieren o lo que sí se puede, etc.

    En estas actitudes las fake news (embustes disfrazados como verdades) encuentran su fertilizante más eficaz: cada nota, de un medio confiable o mentira con piel de oveja, que sea consecuente con los prejuicios y sospechas que cada cual coleccionamos, merecerá credibilidad y así, caemos en un vicio que como cualquier otro no hace sino crecer para beneficio de sí mismo: entre más abono esparzamos a los prejuicios y sospechas más tendremos de estos, y difuminamos la posibilidad de la confianza, imprescindible para reparar los males que nos aquejan.

    Pero estas señas de identidad no únicamente distinguen a los habitantes de este país superficialmente distribuidos en 2 conjuntos: gobernantes y gobernados, contaminan al sustrato desde el que suceden las relaciones y las mediaciones sociales. Las indagaciones de las y los periodistas, en no pocos casos, están animadas por los mismos espectros, prejuicio y sospecha; buscar para hallar lo que quepa en esas categorías, y si no se da con ello, se desestiman las evidencias, ni pensar en que haya otras lecturas posibles para los sucesos, para los haceres de los personajes; o sea, constreñir la realidad, o dicho como corresponde al mes patrio: el prejuicio es primero, va mi sospecha en prenda.

    Pero no sospechemos de los prejuicios, ni seamos prejuiciosos con la sospecha, en un ambiente tan crispado pueden ser argumentos de supervivencia; es decir, no se trata de ir al otro extremo del péndulo en el que ponemos la otra mejilla, y el resto del metafórico cuerpo, para recibir la consabida lluvia de bofetadas de la realidad. Demos un paso intermedio, intentemos partir de una hipótesis: "Suposición de algo posible o imposible para sacar de ello una consecuencia". Y si es una de trabajo: "se establece provisionalmente como base de una investigación que puede confirmar o negar la validez de aquella". Los gobernantes podrían poner en receso sus prejuicios (a menos, claro, que estos les rindan dividendos inconfesables) y cambiarlos por hipótesis, por ejemplo: las personas no entienden lo intrincado que es la toma de decisiones, y hacer lo necesario para confirmarlo o negarlo, con evidencias compartibles, no con prejuicios. Se llevarán una sorpresa, pero también los periodistas y la gente, pero sucede que esta última puede dar cuenta nítida de lo que no sirve y no le es útil del quehacer de los dos primeros, por tanto ¿a quién corresponde primero desuncirse de prejuicios y sospechas para dejar que los datos y las pruebas objetivas hablen? Sin importar que vayan en sentido contrario de la hipótesis original.

    Augusto Chacón
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 12 de septiembre de 2021).

    La inundación de la ciudad de Tula, que dejó como saldo al menos 18 personas fallecidas y más de 10 mil personas evacuadas, es sólo una de las múltiples imágenes que se están viendo en el territorio nacional ante la fuerte temporada de lluvias que está en proceso en el territorio nacional.

    En Veracruz, Tabasco, Guerrero, Michoacán, Guanajuato, y evidentemente la zona metropolitana de la Ciudad de México, donde el desastre más visible ha sido hasta ahora el derrumbe del Cerro del Chiquihuite, hay numerosas localidades que han enfrentado duros días, frente a los cuales poco sirve decir simplemente que "así es la naturaleza" y que nada más hay qué hacer.

    Por si fuera poco, el sismo del pasado 7 de septiembre, pero también los "enjambres de sismos" en Michoacán y Guanajuato, y las resientes explosiones en el Volcán Popocatépetl, nos recuerdan que México es un país con altos niveles de vulnerabilidad.

    Ante el cambio climático y sus efectos extremosos, como los que estamos viendo, es evidente que los gobiernos locales no cuentan ni con los recursos ni las capacidades para enfrentarlo. Pero tampoco existe, al menos no de manera visible, una estrategia nacional de coordinación y de mitigación de los efectos del cambio climático y el calentamiento global. Y es un hecho, a estas alturas de la administración, que la estrategia de "Sembrando Vida" quedará muy lejos de sus metas originales y, más aún, de resultar suficiente para atender los problemas estructurales que enfrentamos.

    En esa perspectiva, es importante subrayar que los gobiernos no pueden ser omisos respecto de la desgracia de las personas que pierden su patrimonio ante este tipo de desastres, que si bien dependen del comportamiento del clima, también responden a factores humanos: pésima planeación urbana, una muy deficiente infraestructura de servicios básicos como el alcantarillado y el drenaje; carecemos prácticamente de cualquier infraestructura de drenajes pluviales en las principales ciudades del país; arrastramos y mantenemos una muy cuestionable política de gestión del agua; pero también una perversa lógica depredadora del suelo, por citar sólo los temas más visibles.

    En ese sentido, es importante destacar que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Vivienda, 2020, presentada recientemente por el INEGI, 61%, de las viviendas del país (21.5 millones) enfrentan problemas estructurales. Y no debe olvidarse que los desastres afectan principalmente a aquellas con mayores rezagos, es decir, donde habitan las personas más pobres y en mayores condiciones de vulnerabilidad social.

    Siempre, ante este tipo de eventos, una vez que se superan los primeros días, comienza a aflorar y a crecer el sentimiento de enojo, frustración y desesperanza, porque para muchas familias no hay retorno. Es decir, sus viviendas se pierden en su totalidad, o incluso, el terreno donde estaban simplemente ya no existe o no es apto para volver a construir.

    No puede soslayarse el hecho, de que todo esto ocurre en medio de una de las mayores crisis económicas de la historia; en medio de una pandemia de la que aún estamos lejos de salir; en un país donde en 18 meses se acumulan 1.5 millones de defunciones (por todas las causas), y donde la violencia, la criminalidad y la inseguridad no mejoran sustantivamente.

    Sería un error no considerar que el enojo social, en las crisis, se acumula, crece y puede estallar si no se toman las medidas necesarias, con oportunidad, sensibilidad y empatía.

    En medio de la desesperanza y el temor de perderlo todo, sobre todo la vida de familiares y seres queridos, las personas requieren tener certidumbre mínima de que hay un Estado que les garantiza que no estarán solas, y que habrá solidaridad.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 13 de septiembre de 2021).

    El gran problema de América Latina es la corrupción, que tiene su foco en los ministerios y centros oficiales, y que espanta a los mejores latinoamericanos de hacer política, a la que ven cada día con más asco y repugnancia. Y mientras los mejores desdeñen la política se ocuparán de ella los peores, con las consecuencias más temidas. La más grave de ellas es el hambre de las mayorías y las enfermedades que produce, la falta de trabajo, la pésima educación pública y la excelencia de la privada, que abre cada vez más la diferencia entre los pobres y los ricos. Frente a eso no hay revoluciones que hayan triunfado y que respeten la libertad, que es indispensable para atajar la corrupción en su misma mata, y para respirar tranquilo, sin saberse víctima de la noche a la mañana de los atropellos de la arbitrariedad gubernamental.

    Hay quienes se remontan a 5 siglos atrás, en las fuentes del mal que aqueja a América Latina. Por ejemplo, el presidente de México, que ha pedido a España que pague en efectivo los muchos millones que sin duda costaría la conquista de México. La verdad es que la responsabilidad primera del estado de los indígenas de América Latina son los gobiernos que hemos tenido desde la independencia. Todos ellos, sin excepción, han fracasado vergonzosamente en la obligación que tenían de impulsar a los indios de América Latina en su modernización y en su sistema de vida. Ni México, ni Guatemala, ni Colombia, ni el Perú, ni Bolivia, ni Paraguay, han hecho absolutamente nada por los indígenas que son, como decía José María Arguedas, una "clase cercada" por la ingratitud y el desprecio de los "blancos" y "mestizos", que han seguido explotándolos y marginándolos. De manera que no es España, que nos dejó esa magia del idioma más vigente en el mundo después del inglés, y que es el mejor salvoconducto a la modernidad, sino nosotros mismos, los latinoamericanos, los responsables de la triste condición de los indígenas, en todos los países de América Latina, sin una sola excepción.

    Mario Vargas Llosa
    (v.pág.7-A del periódico El Informador del 19 de septiembre de 2021).

    Tragedia notable de la era prehispánica fue el que las diversas comunidades indígenas vivieran combatiéndose unas a otras todo el tiempo, situación que no pocas veces produjo el que ciudades enteras desaparecieran del mapa. El afán expansionista, la imposición de tributos, la esclavitud, el robo de mercancías, y el gusto por los sacrificios humanos eran algo cotidiano como lo muestran códices y murales tanto en el mundo maya como en el espacio sojuzgado por los aztecas.

    La era hispánica trajo consigo casi 300 años de paz en buena parte del territorio ahora denominado Nueva España. Pero el costo fue muy alto, pues la civilización occidental fue un paquete completo que incluyó grandes aportaciones y terribles novedades, como la viruela. La paulatina pérdida del propio universo cultural no fue un mal menor, si bien pudo algo paliarse por el fenómeno de la inculturación y del mismo sincretismo.

    La era post hispánica no ha sido responsabilidad ni de los cacicazgos indígenas hegemónicos del pasado, ni del gobierno español, ha sido responsabilidad del gobierno mexicano, que, a diferencia de la monarquía española, arrebató a las comunidades indígenas la propiedad de sus tierras que venían conservando desde tiempos arcaicos, arrojándolos a la mendicidad. La cacería de indígenas apaches en el siglo XIX fue obra del gobierno mexicano, como lo fue también la devastación de los indígenas mayas y la consecuente guerra de castas. Obra del gobierno fue igualmente la introducción de grupos evangélicois fundamentallistas en los territorios indígenas, los cuales fracturaron la unidad de esos pueblos y los sometieron a nuevas luchas intestinas antes desconocidas. Mientras que, durante la dominación española, los pueblos indígenas conservaron su identidad como tales y de acuerdo a su diversidad étnica, el gobierno independiente les impuso a todos, una única nacionalidad, entendieran o no entendieran de qué se trataba. Ahora, por decreto, eran todos mexicanos. Sus usos y costumbres quedaron, por lo mismo, aplastados hasta por lo menos la sublevación de Los Altos de Chiapas.

    Sin ir tan lejos, nuestros gobiernos municipales y estatal, por indolencia, ignorancia o complicidad, mantiene en el subdesarrollo urbano a los pueblos indígenas del Valle de Atemajac, muchos de los cuales se han convertido en periferias abandonadas y peligrosas; otros han sido sobornados y corrompidos para adquirir las pocas tierras que el ejido les había restituido y crear fraccionamientos de super lujo.

    Armando González Escoto
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 19 de septiembre de 2021).

    El asunto es que si no somos capaces de entender que existe una relación asimétrica entre México y Estados Unidos, será difícil que se pueda diseñar una estrategia que nos permita sacar ventaja a estar cerca de la economía más grande del mundo.

    Esto significa que nosotros necesitamos a Estados Unidos mucho más de lo que Estados Unidos necesita a México.

    Enrique Quintana
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 20 de septiembre de 2021).

    Me preocupa la enorme confusión y el clima de encono que los gobiernos están propiciando en la sociedad: prender mechas es muy fácil... quieren crear en la gente la idea de que en el pasado todo se hizo mal, no hay nada bien: hay que destruirlo. El entorno urbano y los símbolos patrios generan identidad: debemos respetar la Historia. ¿Piensan que los mexicanos somos idiotas? Además, el manejo de la pandemia ha sido catastrófico; la educación, sin pies ni cabeza; el empleo, a la baja y de la seguridad, ya ni hablemos. La Guardia Nacional haciéndole el trabajo sucio al gobierno de EUA con los migrantes, la violencia imparable, los feminicidios al alza...

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 20 de septiembre de 2021).

    Para efectos prácticos, es decir, para lo que tiene que ver con el día a día de cada cual, la libertad lleva a la democracia, no al revés. La democracia ha ganado el rango de santa, merecedora de un altar específico, de oraciones, de que prendamos incienso cívico para invocarla, meritoria de procesiones cada 3 años y carne desabrida en discursos políticos. Así como ha sucedido al amor, a la religión, cuántos crímenes se cometen en nombre de ella; uno, dejar a la libertad en calidad de rehén si, según entienden los políticos la democracia, aquélla representa un peligro para esta última. Por lo que no es vano refrendar: la libertad conduce a la democracia.

    Mario Vargas Llosa se refiere a la libertad de expresión y afirma: sin ésta no hay democracia, porque ésta no es punto de llegada sino medio para edificar, sin fin, un mejor presente; de este modo, la libertad de expresión es evidencia de la calidad móvil de la democracia, de ahí que sólo las autoridades puedan conculcarla, la cosa es: cómo notar que así es, o que el Estado en su versión bruta atenta contra ella. Podemos valernos de un ejemplos extremo: el 23 de septiembre de 1913, Belisario Domínguez en la tribuna del senado dijo un discurso memorable, luego del Informe que el 16 del mismo mes rindió ante los diputados el presidente Victoriano Huerta, un fragmento: "La verdad es ésta: durante el gobierno de don Victoriano Huerta, no solamente no se hizo nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la república, es infinitamente peor que antes: la revolución se ha extendido en casi todos los estados; muchas naciones, antes buenas amigas de México, rehúsanse (sic) a reconocer su gobierno, por ilegal; nuestra moneda encuéntrase depreciada en el extranjero; nuestro crédito en agonía; la prensa de la república amordazada, o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemáticamente la verdad", 2 semanas después, el 7 de octubre, Belisario fue torturado y asesinado. Lo dicho por el senador hace 108 años no es raro escucharlo por estos días en alguna de las cámaras respecto al presidente actual (y lo oímos referido a los anteriores), y no sólo, cada declaración de este tipo es replicada sin trabas por quienes la suscriben y por los que no.

    Ningún representante popular teme hoy al poderoso en turno, al menos no espera perder la vida por orden directa del presidente, de un gobernador o similares. Pero esto no supone que la libertad de expresión esté a salvo, porque entidades que juegan según la expresión de Fareed Zakaria, desde "el poder bruto del Estado" (el crimen organizado, empresas periodísticas o de comunicación serviles o francamente corruptas y los acomedidos que suelen interpretar al "jefe") provocan lo que reseñó Belisario Domínguez: "prensa amordazada, o cobardemente vendida al gobierno y sistemáticamente ocultando la verdad", no por nada México es un país peligroso para ejercer el periodismo, el número de reporteros y reporteras asesinados desmiente el paso civilizatorio del tiempo.

    Ignorar o desestimar esto es lo que resulta amenazante cada que el presidente López Obrador se lanza contra medios de información o periodistas y comentadores, comentadoras concretos: no usa sino su lengua para señalar, según él, sin violencia y apelando a un derecho que como gobernante cree tener, aunque desestime que lo posee menguado; no obstante, para las y los periodistas honestos, para las empresas francas, es una invitación a irse con cuidado, porque el poderoso parecería estar más cómodo con quienes supeditan su libertad a las condiciones del mercado impuestas por él mismo, a pesar de que se engañe creyendo que su diatribas son lecciones de ética. Si la libertad de expresión estuviera en vilo por la acción de los poderosos constitucionalmente electos no habría temor de perderla: en esos momentos es más potente y útil, el problema es que la guillotina que pende sobre ella, fabricada por agentes del Estado, la pondrán en acción otros -ya lo hacen- ante la certeza que el presidente esparce: la libertad (de expresión) no puede ser sino la que él y sus aprendices de demiurgo determinen, para él no es previa o posterior a la democracia, es nomás uno de los dones que está en sus manos sancionar, otorgar o denegar.

    Augusto Chacón
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 26 de septiembre de 2021).

    Lo que requerimos son servicios públicos de calidad: agua, alcantarillado, recolección de basura, calles iluminadas, transitables todo el año y sin riesgo, ya ves que en el paso a desnivel de Héroes Ferrocarrileros se ahogó una persona; parques, jardines y unidades deportivas en condiciones de uso, trámites administrativos eficientes, nomenclatura actualizada, balizamiento y seguridad pública, ya no digo de primera, simplemente aceptable; los robos de casas y de vehículos están a la orden del día.

    Para los ciudadanos, lo más importante es que se acabe con la impunidad y que las autoridades trabajen coordinadamente, que se ponga fin a los abusos y que podamos vivir en paz, salir a las calles sin miedo y que a nuestros hijos no los agredan ni les roben sus cosas.

    se ha creado un entorno en el que los delincuentes dominan la vida del barrio, la colonia o los municipios. Las narcotienditas, la ausencia de vigilancia y la colusión de las autoridades policiacas y los malvivientes, pueden confundir la mente de niños y jóvenes, afectando su comportamiento...

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 4 de octubre de 2021).

    De los problemas sociales que nos aquejan el de mayor preocupación es la delincuencia, sólo superado por el de la pobreza.

    La cantidad de delitos que se cometen en sus diferentes modalidades es asombrosa, basta con leer los periódicos y los noticieros para horrorizarse de la cantidad de delitos que se cometen día con día. No es mi propósito citar estadísticas sino más bien comentar sus causas. Como la más importante destaca la impunidad; en los países en que los delitos son castigados, la delincuencia es la excepción y no la regla. En Bélgica, Holanda y Luxemburgo se han cerrado cárceles por falta de presidiarios. En Singapur se castigan los delitos con penas severísimas, como consecuencia la delincuencia es la excepción.

    La pobreza es consecuencia de la desigualdad y la marginación; se delinque por hambre pero una vez encaminados por el mundo del delito y ante la falta de castigo, la delincuencia se convierte en actividad permanente.

    La formación del niño cuando es carente de valores y cultura, que se desarrolla en un crecimiento urbano desordenado, en la periferia de las grandes ciudades, en hogares con problemas originados en los vicios y la pobreza, son cuna de delincuentes. La falta de educación por dificultades para concurrir a escuelas en zonas rurales y colonias marginadas.

    La falta de respeto a las leyes tiene su origen en la ineficacia de la policía, sin embargo la delincuencia abarca a todas las clases sociales, por medio de falsificaciones, el lavado de dinero, conocido también como blanqueo de capitales y, ahora un regalo tecnológico, el fraude cibernético.

    La delincuencia organizada incluye el tráfico de drogas, el contrabando de armas y mercancías, el robo en todas sus modalidades, a mano armada, de casas habitación y negocios, de vehículos, trailers y camiones con mercancía y la trata de personas entre otros.

    Las leyes aclaran por delincuencia organizada aquella que se compone de 3 o más personas que forman un contubernio para delinquir. Se considera que hay diferencia entre crimen organizado y grupo criminal: el 1o. es en el que existen personas con los contactos políticos de influyentes para evitar ser perseguidos por los delitos que cometen y así evitar el castigo y quedar impunes, en tanto que un grupo criminal carece de esos vínculos.

    En conclusión, la pobreza, la desigualdad, la marginación, la impunidad, la falta de educación, valores y cultura, la falta de respeto a las leyes, la ineficacia de la policía, la falta de empleo, de vivienda, los bajos salarios insuficientes para cubrir la canasta básica, la inestabilidad laboral, el costo del transporte para acudir al trabajo que absorbe buena parte del salario, las crisis financieras recurrentes, la corrupción en todas sus modalidades, el abuso de poder y la falta de oportunidades, causas todas que un buen gobierno debe solucionar, si se ha hecho en otros países, ¿por qué en México no?

    Luis Jorge Cárdenas Díaz
    (v.pág.11-A del periódico El Informador del 7 de octubre de 2021).

    La normalización de las cifras de la violencia organizada que padecemos la sociedad mexicana derivada de la guerra informal, nos lleva a perder la conciencia completa de dónde estamos parados en este momento de la historia del país. No hay día que no ocurran masacres, asesinatos masivos, reportes de desapariciones, hallazgos de fosas clandestinas y centros de exterminio. Al mismo tiempo, los medios informativos y los gobiernos actualizan las cifras que va dejando este reguero de violencia que afecta a la sociedad mexicana.

    Pero las cifras nos dicen que México atraviesa un momento disruptivo, una grado de violencia descomunal de la que apenas tomamos conciencia. La titular de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), Karla Quintana Osuna, compareció el pasado miércoles ante una comisión de senadores de la república y presentó un diagnóstico trágico y desalentador sobre el fenómeno de las desapariciones en el país.

    Para empezar, el número de casos no para de crecer. Ese día Karla Quintana informó que había 92,844 cuando el mismo día en otro evento el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, situaba la cifra en 91,000 desaparecidos.

    Pero la cifra crece cada día: hasta ayer el Registro de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Secretaría de Gobernación reportaba 92,987 denuncias por desaparición de personas. A este ritmo, antes de terminar el año habrá más de 100,000 personas desaparecidas en México.

    La cifra es escandalosa y alarmante. Solo para ponerla en perspectiva, ubicará a México como el país con más desaparecidos en toda América Latina, incluso por encima de Colombia que reportó 80,000 desaparecidos entre 1970 hasta 2018, de acuerdo al Centro Nacional de Memoria Histórica. Hay qué recordar que Colombia vivió abiertamente una guerra civil entre el Estado y varios grupos guerrilleros.

    En Guatemala, que también vivió una guerra civil, se reportaron 45,000 personas desaparecidas de acuerdo a cifras del Comité Internacional de la Cruz Roja. La cifra de personas desaparecidas en México supera incluso los casos de desapariciones ocurridos en dictaduras militares sanguinarias como la de Argentina con 30 desaparecidos y la dictadura militar de Chile, que arrojó unos 3,000 desaparecidos.

    Pero en todos estos casos en América Latina, la práctica de la desaparición, ocurrieron en contextos de violencia estatal o de guerra civil abierta y reconocida internacionalmente. Ocurrieron también, casi en su mayoría, como operativos represivos ordenados y practicados mayoritariamente por el Estado o grupos paramilitares.

    En México, el fenómeno de las desapariciones masivas ocurren en aparente régimen de democracia, sin reconocimiento de que existe un conflicto interno y en un contexto donde la práctica de la desapariciones es fomentada desde fuerzas del Estado como de grupos violentos privados, mayoritariamente identificados con el crimen organizado.

    En la comparecencia ante los senadores, la titular de la CNB, Karla Quintana hizo un fuerte llamado para reconocer que no se está haciendo lo suficiente para detener la epidemia de desapariciones. México vive una crisis por desapariciones. Pero no solamente. Y así como lo han planteado las familias organizadas que buscan a sus hijos, a la crisis por desapariciones, se tiene añadida una crisis de identificación forense con la indignante cifra de más de 40,000 cuerpos sin identificar en los servicios forenses del país.

    A estas 2 crisis, Karla Quintana habla de una 3a. crisis: la de impunidad. "Si bien, dijo, que se hacen esfuerzos muy importantes en materia de búsqueda de personas, se puede concluir que hay impunidad total, que va desde la investigación hasta la emisión de la sentencia". En materia de desaparición forzada sólo existen 35 sentencias de jueces federales y estatales, y más de 98% de casos se encuentra en la impunidad. Es decir, el Estado no está deteniendo ni encarcelando a quienes cometen las desapariciones, por lo cual quienes cometen esta práctica, siguen en la impunidad reproduciendo estos crímenes.

    La guerra informal que existe en México está provocando una crisis humanitaria de dimensiones de las que todavía no tomamos plena conciencia. Es hora de hacerlo y de actuar en consecuencia.

    Rubén Martín
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 9 de octubre de 2021).

    Pese al plausible y expresivo lema de López Obrador: "Primero los pobres", y a las dádivas monetarias que con generosidad reparte, los datos oficiales -no los otros datos- indican que bajo el régimen de la 4T el número de pobres ha crecido considerablemente. Se podrá culpar de eso a la pandemia o a la crisis económica mundial, pero las cifras ahí están. Si a eso se añade la criminalidad rampante ya se verá que los mexicanos no estamos viviendo precisamente en el mejor de los mundos posibles.

    Armando Fuentes Aguirre "Catón"
    (v.periódico Mural en línea del 11 de octubre de 2021).

    El Estado de Chiapas, donde los problemas crecen, se acumulan y profundizan: desde la emergencia humanitaria que se vive en Tapachula, la más grande ciudad fronteriza del sureste mexicano, y lo que se vive en Los Altos, o en numerosas localidades de la selva y la montaña, no sólo por los conflictos interétnicos, sino también ahora por las nuevas complejas modalidades de relación tóxica entre población indígena y grupos del crimen organizado, además de la figura de los paramilitares, que no termina de desaparecer.

    En la frontera norte, municipios tan disímbolos como Piedras Negras y Ciudad Juárez; o Tijuana y Nogales, viven el drama de las personas repatriadas o en espera del asilo humanitario de los EU; y donde los servicios públicos se encuentran desbordados, y en otros puntos, al borde del colapso.

    En el centro del país, varios estados viven una oleada de violencia sin precedentes. Zacatecas se ha convertido en la entidad con mayor tasa de homicidios dolosos en el 2020; mientras que Guanajuato, Jalisco y Michoacán llevan años atrapados en una espiral de violencia que ha dejado ya varias decenas de miles de muertos en los últimos 10 años.

    En Guerrero, las luces de alarma se han encendido una vez más, ante el cambio de autoridades locales y ante el aparente reacomodo de las fuerzas del crimen organizado, que mantienen asediadas, no sólo al gobierno, en todos sus órdenes y niveles, sino también a la población civil, la cual vive presa de las extorsiones, el robo, los secuestros, el cobro de piso... todo lo cual se sintetiza en el miedo y desesperanza en torno a que las cosas podrán mejorar pronto.

    En numerosos territorios, la lucha es por la sobrevivencia ante el embate de las fuerzas criminales, y en muchos otros más, por la sobrevivencia ante el hambre, el empleo precario y la falta de oportunidades para acceder efectivamente a los derechos que nuestra carta magna nos reconoce sin mayor requisito que encontrarnos en el territorio nacional.

    Tenemos un país escindido, no sólo entre el norte y el sur. Verlo exclusivamente así constituye un error. Las fracturas, las "fallas geológicas" de la desigualdad y la pobreza caracterizan a todo el espacio social. No hay un estado que no tenga municipios polarizados, en lo que a marginación, pobreza y segregación se refiere. Y no hay una sola ciudad, del tamaño que sea, que no tenga "zonas exclusivas", frente auténticas zonas de miseria, falta de servicios y exclusión.

    La promesa gubernamental, que se asume sigue en pie, fue la de reconciliarnos, cerrar las brechas y atemperar las desigualdades. Quedan 150 semanas para que la administración federal concluya, y cada vez parece más lejano que podrá cumplirse con ese objetivo.

    Mario Luis Fuentes, investigador del PUED-UNAM
    (v.pág.8-A del periódico El Informador del 11 de octubre de 2021).

    La ignorancia solo produce pobreza; la demagogia, aplaudidores autómatas, acríticos, incapaces de reflexionar sobre la realidad. Por eso, es preocupante que el presidente estigmatice a la comunidad científica, colocándola bajo sospecha. En un país de 120 millones solo existe un reducido número de científicos, investigadores, creadores de arte y generadores de cultura: ellos son quienes pueden ayudar a superar las crisis. Atentar contra el desarrollo del talento no solo es irracional, es criminal.

    La civilización ha sido posible por el enorme sincretismo iniciado hace miles de años, durante los cuales, se han acumulado conocimientos, experiencias, éxitos y fracasos; somos producto de la hibridación de sueños y fantasías. Lo que conocemos como progreso no ha sido accidental, sino consecuencia del trabajo, la disciplina, la imaginación y la inversión de capital. Hoy vivimos mejor y disponemos de niveles de confort sin precedentes, a eso es a lo que debemos aspirar. Sí, la vida sigue, pero debemos decidir cómo será en el futuro: justa, armoniosa y feliz, u obscura, injusta y miserable. De nosotros depende.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 11 de octubre de 2021).

    Hay quienes todavía se molestan porque las series mexicanas en los últimos años hablan del narco e incluso he escuchado llamarlas vulgares. La realidad mexicana es así y el trabajo de un artista es solo abrir desde su creatividad e ingenio los ojos del público que en teoría está dispuesto a hacerlo.

    En México convivimos con criminales confesos en restaurantes de manteles finísimos y no nos ofende el cinismo de ellos porque no sabemos quién esté arriba de tal o cual escándalo. En México nunca se sabe quién la paga y quién la hizo de verdad. En lo personal y con el paso del tiempo el género documental lo considero indispensable como recurso tanto fílmico como histórico. Quisiera decir solamente que estaré pendiente de ver como el caso Lozoya es llevado al cine y a las series que en unos años me harán comprender mejor la dura historia de este país.

    Argelia García F.
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 17 de octubre de 2021).

    Uno de los grandes éxitos de la comunicación del presidente López Obrador es su capacidad para polarizar.

    Su discurso propicia reacciones de admiración y amor, o bien de aborrecimiento y odio. No hay puntos intermedios.

    López Obrador logró entender que había una mayoría de la población que estaba insatisfecha con los gobiernos anteriores y logró ponerla de su lado.

    Logró también que mucha gente de estratos diversos percibiera la posibilidad de cambiar ese estado de cosas respaldándolo a él.

    Su elección no fue simplemente la expresión de una preferencia por un candidato respecto a otros, sino la búsqueda de una ruptura con el pasado.

    El discurso y la comunicación de López Obrador a lo largo de la 1a. mitad de su gobierno, mantuvo un respaldo mayoritario entre la población pese a que los resultados de su gestión son desastrosos.

    Hay muchos que no entienden cómo es posible que, pese a ello, alrededor del 60% de la población respalde al presidente, según revelan la mayoría de las encuestas.

    Muchos de los que lo apoyan no le exigen cuentas. Lo siguen viendo como la expresión de una esperanza de cambio.

    Con su discurso polarizante, logra que una parte de la sociedad no solo lo critique, sino que lo odie y lo insulte, con ello consigue que quienes lo respaldan lo hagan todavía con mayor devoción.

    La polarización impide el surgimiento de otras narrativas. A muchos de sus críticos les es tan indispensable como a sus apologistas. Los discursos de ambos giran en torno a lo que dice y hace.

    Mientras la oposición siga así y no sea capaz de contar una historia diferente, que no sea meramente reactiva, sino que tenga un argumento propio, el respaldo al presidente López Obrador continuará y Morena tendrá vía libre para retener la Presidencia de la República y la mayoría de las cámaras en 2024.

    Paradójicamente, las críticas, tal y como se expresan la mayoría de ellas -no todas- refuerzan la posición presidencial.

    En el extremo, hay quienes piensan que todos los que apoyan a AMLO son imbéciles, manipulados, comprados, ambiciosos, y póngale usted una larga lista adicional de calificativos.

    Los aludidos, al saberse tratados de ese modo, simplemente reafirman su vocación de respaldar a López Obrador.

    Ese el efecto de polarizar. Muchos ciudadanos no se pueden poner en una posición intermedia, sino que deben definirse entre los que están a favor o en contra. Tal como AMLO desea y lo ha dicho.

    Hasta ahora no hay fuerzas políticas o personajes suficientemente influyentes que tengan un discurso en el que transmitan entendimiento del por qué hay respaldo a AMLO y que ofrezcan una opción real a quienes hoy se identifican con el presidente por lo que él representa.

    Enrique Quintana
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 18 de octubre de 2021).

    Hay consenso en que los principales indicadores de la situación de un conglomerado social, desde el más básico que sería la familia hasta el más amplio que sería el país, son la economía, la seguridad, la salud y la educación.

    En México, por más que se cacaree la estabilidad del peso frente al dólar y se afirme que la inflación es "moderada", difícilmente la economía alcanza la nota aprobatoria si 43.9% de la población (cifras de Coneval) vive en niveles de pobreza; es decir, carece de recursos para satisfacer sus necesidades básicas (casa, vestido y sustento). En materia de salud, quienes dependen de la medicina institucional (IMSS, ISSSTE o Insabi) están a expensas del azar para recibir atención profesional oportuna y adecuada, primero, y tener acceso, después, a los fármacos que requieren. En el tema de la educación, contrasta el triunfalismo del discurso oficial acerca del porcentaje del Presupuesto destinado a ese rubro, con la insuficiencia de las instituciones educativas..., pero, sobre todo, con la calidad de la enseñanza y con la escasa correspondencia entre la instrucción que se recibe en las aulas y la realidad del mercado laboral.

    Por lo que hace a la seguridad, aun dando por cierto que "en Jalisco los delitos patrimoniales (robo de vehículos, a personas, a casas habitación y bancos) se redujeron 40% en los 2 primeros años de la actual administración", hay "otros datos"... lamentables, por decir lo menos.

    Por ejemplo, que entre enero de 2019 y agosto de este 2021, "la Fiscalía de Jalisco envió 338,864 carpetas de investigación al archivo temporal", para un promedio de 348 denuncias de ciudadanos que fueron víctimas de diversos delitos, remitidas diariamente -para decirlo sin eufemismos-... al limbo.

    El estudio "Hallazgos 2020", de la organización "México Evalúa", refiere que la cifra negra -delitos que se cometen pero los ciudadanos no denuncian por desconfianza en la capacidad de las instituciones o temor a represalias- aumentó de 91.2 en 2019 a 92.9% en 2020, y que de los delitos que se denuncian, solo el 5.5 % se resuelven, entre otras cosas porque "a nivel federal solo hay 9.7 peritos por cada 100,000 habitantes -por no hablar, además, de investigadores y jueces-, lo que obliga a que cada uno atienda (es un decir, por supuesto...) más de 400 asuntos, y solo concluya el 4% de los mismos".

    Jaime García Elías
    (v.pág.5-A del periódico El Informador del 19 de octubre de 2021).

    No hubo una verdadera política pública que tratara efectivamente de proteger a la mayoría de los mexicanos.

    Los fallidos mensajes desde la mañanera además de contradictorios nunca pudieron convencer "por la buena" de que había que recluirse.

    El país siguió en frenético movimiento.

    Todo lo bien que se hizo con las vacunas se hizo mal con la prevención.

    Y ahora tendremos que enfrentar un país diferente. Nada volverá a ser lo mismo.

    Quizás en un par de años se nos haya olvidado lo que fueron la pandemia y sus ataques, pero habrá cambiado en mucho la forma de relacionarnos, la forma de protegernos ante otras enfermedades y otros contagios e incluso la forma de socializar.

    Todavía habemos muchos que por edad y riesgo nos seguimos cuidando a pesar de las vacunas.

    Ahora seremos testigos de ese retomar el camino del país en un México dolido por muchas razones incluido el desprecio del gobierno federal a las causas de la clase media en plena pandemia, y esas son facturas que difícilmente se olvidarán y que se irán cobrando poco a poco, sobre todo en eventos políticos y en las próximas elecciones.

    Pablo Latapí
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 21 de octubre de 2021).

    México ha desaprovechado 2 eventos temporales por el cambio de rumbo en su política económica. La guerra comercial que prevalece entre Estados Unidos y China y el histórico flujo de capitales que inyectaron los bancos centrales para enfrentar la crisis mundial provocada por la pandemia, coinciden economistas de Banco Base, Finamex Casa de Bolsa y Monex.

    El incremento "tremendo" de los fletes marítimos desde Asia, y rumbo a aquel continente, hubiera sido un momento perfecto para que México atrajera capitales productivos e incrementar exportaciones a Estados Unidos, comentó la directora de Análisis Económico y Financiero en Banco Base, Gabriela Siller.

    "Pero no se está aprovechando ante el manejo de la política pública (doméstica) que sí está impactando la confianza sobre la economía mexicana y alimenta la aversión hacia México, en una especie de circulo vicioso", precisó.

    Las empresas que tenían intención de invertir y reinvertir su capital en México, seguramente se están deteniendo, observó.

    Aparte, la directora de Análisis Económico de Finamex, Casa de Bolsa, Jessica Roldán, mencionó la fortaleza institucional del país como la asignatura pendiente que también está desalentando a los inversionistas.

    "Hay un tema que genera dudas sobre si las instituciones financieras serán suficientemente fuertes. También está el tema de las políticas que se quieren implementar en materia energética que está contribuyendo a empeorar las perspectivas de crecimiento del país".

    Todavía a fines del año pasado y al iniciar este 2021, se esperaba la entrada de capitales a mercados como el mexicano ante las históricas inyecciones de capital en las economías avanzadas.

    (V.periódico El Economista en línea del 22 de octubre de 2021).

    El presidente de la república es blanco de la inquina, origen de los males, también líder popular y enemigo imbatible, ya no queremos derrotar sus propuestas, entendemos que no lo mueven la estructura de los argumentos, los datos verificables, la realidad constatable o la calidad, técnica, profesional y ética del interlocutor; a lo mejor ya no queremos hacerlo entender, ya no queremos (no podemos) hacer que nos vea... lo que anhelamos, lo que en verdad nos impulsa es el coraje y queremos hacerle saber que estamos indignados por lo que desde su ejercicio del poder nos representa, y por todo lo que, ya lo tenemos claro, no representa: ni a la izquierda, ni un nuevo modelo económico, ni la justicia, ni la igualdad, tampoco la libertad.

    Y a lo mejor en esto reside el problema, lo hemos puesto al centro y cada cual intenta sacudirse de encima lo que considera que de él se le ha untado, una ley, un desdén, una mentira, una muestra de su ignorancia. A lo mejor si mentalmente lo corremos al margen, si nos desentendemos de sus provocaciones, de las distracciones que siembra, para mirar lo que de él mana en función de la sociedad entera y rehusarnos a entrar en tratos por particularidades aisladas y los magnates de la energía, de la industria, del comercio, de las comunicaciones proponen un parlamento abierto, y también las organizaciones de la sociedad civil, las y los defensores de derechos humanos, fiscalistas, constitucionalistas, ambientalistas, académicos, rectores de las universidades, todas, todos casi congreso constituyente, al unísono: parlamento abierto, al mismo tiempo, y que nadie se conforme en tanto un sector esté inconforme.

    Aunque a lo mejor el plural (nosotros, todas, todos) es excesivo y este ensueño apenas estimula a alguna, a alguno, electoralmente ingrávidos, socialmente pálidos. A lo mejor para la mayoría eso que para los muchos y muchas incluidos arbitrariamente en este texto es la debacle, para ella es tendencia natural en la degradación incesante, en todos los campos, que ha padecido como cosa natural. A lo mejor, entonces, lo peor está por mostrarse.

    Augusto Chacón
    (v.pág.12-A del periódico El Informador del 24 de octubre de 2021).

    Si -premisa mayor- en las instalaciones del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) hay cientos de cadáveres, íntegros unos, fragmentados otros, de víctimas de posibles delitos, sin identificar; y si -premisa menor- una de las acepciones de la palabra "crisis" es "problema, conflicto, situación delicada", sorprende, por decir lo menos, la sistemática reticencia del gobernador Enrique Alfaro a llamar a las cosas por su nombre; es decir, aceptar, como conclusión del silogismo que la situación en esa materia, en Jalisco, hablando en español, es crítica.

    No se duda de los esfuerzos e inversiones de la actual administración para mejorar en ese rubro. Aun concediendo que en 2018 -el año de los tristemente célebres "tráileres de la muerte"- hubiera "mil por ciento" de ocupación en las gavetas del IJCF y que actualmente sólo sea de 97.8% (lo que da la relativa tranquilidad de que habrá espacio para los cadáveres que se acumulen en los próximos días...); aun si hubiera aumentado de manera significativa su "capacidad de manejo" y su "trazabilidad en las inhumaciones"; aun si ya dispusiera del personal suficiente para realizar esas penosas labores y de los correspondientes "archivos básicos de identificación", 2 cosas quedan en claro: una, que sigue habiendo un rezago significativo en los deseables avances de las "carpetas de investigación" abiertas como secuela de cada uno de los 5 o 6 "macabros hallazgos" que se hacen diariamente, en promedio, en esta "tierra de Dios y de María Santísima"; y 2, que como los protocolos impiden proceder a la inhumación y mucho menos a la incineración de los cadáveres, por más tiempo que lleven almacenados, la digna sepultura de todos ellos sigue siendo una asignatura pendiente.

    Son, pues, 2 temas problemáticos, conflictivos, delicados; críticos, pues: uno, el de la justicia; otro, el del decoro.

    En uno, si el célebre doctor Rivas Souza (qepd) acertaba al decir que "los muertos hablan" y que un forense competente debía "descifrar sus mensajes", poco aporta un forense que se limita, en el mejor de los casos, a identificar a "el hoy occiso" y no da pasos firmes orientados a "esclarecer" los correspondientes crímenes. En el otro, debería legislarse al efecto de conservar fotografías y archivar datos del ADN de las víctimas, para, tras un plazo razonable, dar -por cuestiones de decoro, como ya se indicó... y hasta de simple higiene- decorosa sepultura a tantas víctimas del entorno de descomposición social en que nos tocó vivir.

    Jaime García Elías
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 27 de octubre de 2021).

    Por más de una semana, el presidente ha atacado diariamente a la UNAM, desde el púlpito mañanero. Por ya un mes, ha mentido continuamente acerca del tema eléctrico, inventando cifras, asegurando capacidad de generación inexistente, afirmando que bajarán las tarifas eléctricas, entre muchas otras afirmaciones inexactas o francas mentiras.

    La deshonestidad de López Obrador es muy evidente, y su capacidad de crear problemas en donde no los hay la conocemos desde hace 3 décadas.

    Las conferencias matutinas son un ejercicio de propaganda política basado en la mentira, el enfrentamiento y la descalificación.

    Pero es el presidente, y eso nos coloca en una situación muy grave. Aunque parezca extraño, permítame sugerir que, en este momento, López Obrador es la mayor amenaza a la seguridad nacional.

    Para ello, cito la definición del concepto en la Ley de Seguridad Nacional, Artículo 3: "Por seguridad nacional se entienden las acciones destinadas de manera inmediata y directa a mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado mexicano".

    Es decir, una amenaza es aquello que pone en riesgo la integridad, la estabilidad o la permanencia del Estado.

    No dudo que muchos crean que por haber sido electo democráticamente, es imposible que el presidente pueda ser una amenaza a la seguridad nacional, pero no hay relación entre ambos temas.

    Abundan los ejemplos de líderes autoritarios que llegaron al poder mediante elecciones, para después poner en riesgo a sus estados.

    Los hay de derecha y de izquierda, porque esos términos no tienen mucho sentido.

    La verdadera diferencia, en el funcionamiento político de un Estado, es si en su esencia es democrático o autoritario. Así, aunque López Obrador haya obtenido más de la mitad de los votos en 2018, su coalición no logró superar el 48% del voto en ese año, y el 43% en la elección de 2021. No tienen un mandato incondicional de parte de la ciudadanía, y por lo mismo no pueden modificar la esencia del Estado mexicano.

    López Obrador pone en riesgo la integridad del Estado con propuestas que impedirán al centro-norte del país mantener su economía funcionando.

    Es el caso de las modificaciones fiscales (con efectos desastrosos para la exportación) o la reforma eléctrica (que evitará el abasto confiable a precio razonable, pero además favorecerá aranceles adicionales asociados al carbono, por usar energía sucia).

    López Obrador pone en riesgo la estabilidad del Estado promoviendo diariamente el enfrentamiento entre grupos, que ahora parece encaminado a una “revolución cultural” maoísta, en la que universitarios, académicos, investigadores y opinadores son enemigos del pueblo, y merecen reprimendas, castigos y, eventualmente, su reeducación.

    López Obrador pone en riesgo la permanencia del Estado, porque la velocidad a la que ha destruido las instituciones, la capacidad de gestión de la administración pública y los márgenes de maniobra en las finanzas públicas (con la construcción de obras absurdas, con el financiamiento a empresas públicas quebradas, con el reparto excesivo de recursos) parece ya irreversible.

    Estos elementos, combinados con el riesgo para las empresas exportadoras y la "revolución cultural" en ciernes, prácticamente nos garantiza una seria crisis de fin de sexenio, no sólo económica.

    Hacia 2024, con todo el poder del Estado, intentará colocar a su heredera en el poder, y no aceptará la derrota en las urnas. Nunca lo ha hecho, ahora menos. Esto ocurrirá durante la campaña electoral estadounidense, en la que México será un tema definitorio.

    La ruta de López Obrador es la desintegración del Estado, la inestabilidad total en 2024 y, por lo tanto, una probabilidad considerable de que ese Estado no pueda permanecer.

    Ese Estado es el país en el que usted vive.

    No lo tome a broma, ni a exceso, considere seriamente la sugerencia de esta columna.

    Macario Schettino
    (v.periódico El Financiero en línea del 29 de octubre de 2021).

    En México, la leña es el 3er. combustible más utilizado en la vida doméstica. Está presente en 10% de los hogares, esto es en 3.5 millones de viviendas. Hablar del uso de leña como combustible nos remite a principios del siglo pasado, pero sigue siendo un protagonista en la 3a, década del 3er. milenio.

    La leña sirve para dejar claro que México llega a la COP26 en Glasgow con retos del siglo XXI, pero también con asuntos no resueltos del siglo XIX. Hablamos de transición energética y asumimos que tiene que ver con el paso de hidrocarburos a renovables, pero todavía tenemos que resolver la colocación del punto final a la leña y el carbón.

    La delegación mexicana que asiste a Escocia llega con muy poco que presumir en materia de combate y mitigación al cambio climático. México es uno de los 15 mayores emisores de gases efecto invernadero y uno de los 12 países más vulnerables a los efectos del cambio climático. A pesar de esto, es notable la ausencia de un esfuerzo proporcional a nuestra importancia y nuestra vulnerabilidad.

    ¿Será México capaz de cumplir con sus compromisos en materia de reducción de emisiones? En París, en 2015, nos comprometimos a bajar para el 2030 en 22% los gases de efecto invernadero y en 51% la eliminación de carbono negro. De entonces a la fecha han pasado muchas cosas que han hecho crecer la conciencia de los riesgos asociados al cambio climático: hemos vivido sequías en el norte, inundaciones en las costas, incendios en los bosques y se ha agudizado el estrés hídrico que padecemos. En sentido contrario, hemos visto cómo desapareció el Fondo para el Cambio Climático y se reduce el presupuesto dedicado a rubros medioambientales. En sentido contrario a las tendencias mundiales, el programa sectorial de energía 2020-2024 apuesta con entusiasmo por los combustibles fósiles. La CFE ha incrementado su consumo de combustóleo y carbón para producir electricidad. Pemex refuerza su apuesta por las energías fósiles. No ha dado un solo paso para convertirse en una empresa relevante en renovables, algo que están haciendo las mayores petroleras del mundo.

    La delegación mexicana en Escocia está encabezada por 2 mujeres, la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Martha Delgado, y la titular de Semarnat, María Luisa Albores. A ellas les tocará dar a conocer la posición oficial de nuestro país. No la tienen fácil porque van con las manos vacías a un evento en el que casi todos los países de referencia estarán anunciando mayores compromisos en materia de reducción de emisiones. Estados Unidos está de regreso, después de 4 años de indiferencia y/o hostilidad al tema medioambiental con Trump. China ha dejado de poner pretextos y ahora aspira a ser el líder mundial en economía verde. Europa mantiene y refuerza su compromiso para lograr emisiones cero en el 2050, pero queda claro que hay una resistencia creciente de países como Polonia.

    La estrategia del gobierno mexicano en Glasgow se enfocará en evitar que se hable de la política energética actual y en tratar de avivar la discusión sobre los apoyos financieros de los países desarrollados al resto del mundo. Estos recursos permitirían intensificar los esfuerzos de mitigación de los efectos del cambio climático y acelerar la reducción de emisiones. Si hubiera apoyos internacionales, dijo el canciller Ebrard, México podría reducir hasta 36% sus emisiones de gases de efecto invernadero y hasta 75% las de carbono.

    ¿Podrá México evitar los cuestionamientos sobre el impacto medioambiental de nuestra política energética... Podrá conseguir recursos internacionales? Se ve complicado.

    Luis Miguel González
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 30 de octubre de 2021).

    Los activos petroleros de México valen alrededor de 406,300 millones de dólares, ¿cuánto valdrán en el futuro? Mucho depende de la velocidad en la que ocurra la transición energética en el mundo. Uno de los escenarios más probables es que su valor se reduzca dramáticamente. Quedarían en torno a 169,000 millones de dólares, dentro de 15 años, de acuerdo a las proyecciones de un trabajo publicado en la revista Nature.

    ¿Por qué este desplome? Podemos olvidarnos de los números. La caída puede ser de 60% o 70%, quizá 40%. Lo más relevante es la tendencia. Los fósiles van hacia abajo. En los próximos años veremos un esfuerzo sin precedente de los mayores países productores por vender la mayor cantidad posible de sus activos de petróleo y gas. Lo harán porque las energías renovables son más baratas y competitivas, año con año. En la medida en que estas alternativas ganen terreno y credibilidad, decrecerá la demanda por los combustibles fósiles. Es el cuento del lobo que no ha llegado, pero llegará. No parece razonable para países como Arabia Saudita o Qatar administrar sus inmensas reservas de petróleo y gas como si este siguiera teniendo valor dentro de 50 años.

    ¿Vendrá una venta a precios de saldos? Con los valores registrados en el 2o. semestre del 2021, parece absurdo, pero no hay que olvidar que estamos en un año atípico. Están claras las megatendencias, pero no podemos predecir la rapidez en que el nuevo mundo energético se consolidará. Seguimos en un juego de poder entre productores y consumidores de energías fósiles. La novedad es que han entrado a escena los desarrolladores de energías limpias. La manera en que esto se resuelva determinará la geopolítica de los próximos años y tendrá profundos efectos económicos y sociales, argumentan en Nature 11 investigadores de las universidades de Exeter, Cambridge y Amherst Massachussets.

    El estudio no está enfocado en México, pero aparecemos en algunos gráficos y no podremos escapar de las megatendencias globales. Las reflexiones sobre efectos sociales son también advertencias: los países, regiones y ciudades que más dependen del petróleo pueden enfrentar un fuerte deterioro social en la medida que desaparece su principal fuente de producción de riqueza. Son empleos, impuestos y más lo que se pierde.

    En la COP26 queda claro que el mundo está dividido. Los mayores consumidores son los principales impulsores de metas ambiciosas de transición hacia energías limpias. Estamos hablando de los países europeos, Estados Unidos, Japón y Corea. En la mayoría de los casos son los propietarios de las patentes de las tecnologías clave en energía solar, eólica, nuclear y nuevas baterías. Rusia ejemplifica y lidera la causa de los grandes productores, tiene activos de petróleo y gas que valen algo así como 3"878,000 millones de dólares. Su gobierno se resiste a firmar pactos, no asistió a Glasgow y apuesta a que la transición sea lo más lenta posible.

    Somos una de las 15 mayores economías del planeta. Estamos en el top 15 en consumo y producción de energía. Top 12 en la emisión de gases de efecto invernadero y somos uno de los 5 primeros en biodiversidad del planeta. Por historia nos asumimos como un país productor de petróleo, pero somos cada vez más consumidores de derivados del petróleo.

    Luis Miguel González
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 6 de noviembre de 2021).

    Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional señala que "el subempleo se mantiene por encima del pico alcanzado durante la crisis financiera mundial; más de 4.5 millones de personas están desempleadas o subempleadas, (y) los niveles de pobreza, ya elevados, han aumentado aún más".

    Según estimaciones del Departamento de Estado de los Estados Unidos, algo así como 40% del territorio nacional está dominado por la delincuencia organizada.

    Todos los días se reúne con su Gabinete de Seguridad, y seguramente éste lo tiene al tanto de que en lo que va de su mandato (según reporta "El Universal"), "México ha registrado los años más violentos de su historia, con 34,689 víctimas de asesinatos en 2019, 34,558 en 2020 y 25,392 entre enero y septiembre de 2021"; (casi 100,000... más las que luego aparezcan en fosas clandestinas... y las que probablemente nunca aparezcan).

    Jaime García Elías
    (v.pág.11-A del periódico El Informador del 9 de noviembre de 2021).

    Tengan pa que aprendan.

    Paco Calderón
    (14 de noviembre de 2021).


    Comen­tar la con­fu­sión inten­cio­nal de AMLO al refe­rirse a los regí­me­nes ante­rio­res al suyo, que acusa de neo­li­be­ra­les y des­truc­to­res de la feli­ci­dad y pros­pe­ri­dad de los mexi­ca­nos. Las cifras no mien­ten.

    En los casi 3 años de su gobierno, las muer­tes vio­len­tas por dife­ren­tes cau­sas han reba­sado a las suce­di­das en los 2 sexe­nios ante­rio­res jun­tos.

    Las muer­tes por covid, a pesar de ser alte­ra­das, ya suman más de 600,000, pudiendo haber evi­tado por lo menos la mitad si se hubie­ran tomado las medi­das indi­ca­das para el caso.

    Los cár­te­les y gru­pos de delin­cuen­tes dedi­ca­dos al nar­co­trá­fico y deli­tos con­co­mi­tan­tes, han pros­pe­rado, debido a la pasi­vi­dad del gobierno para com­ba­tir­los.

    La per­se­cu­ción de mexi­ca­nos con­si­de­ra­dos como ene­mi­gos de AMLO, se ha incre­men­tado expo­nen­cial­mente y el fis­cal Gertz Manero se ha con­ver­tido en el Robes­pièrre al ser­vi­cio de las ven­gan­zas del pre­si­dente.

    La corrup­ción en las dife­ren­tes depen­den­cias del gobierno se ha incre­men­tado, a pesar de que quie­ran ocul­tarla y el país está cla­si­fi­cado casi en el último lugar de corrup­ción, por las depen­den­cias inter­na­cio­na­les, cuya serie­dad es inob­je­ta­ble. La pro­pia ins­ti­tu­ción del gobierno para veri­fi­car la trans­pa­ren­cia de las depen­den­cias ofi­cia­les, ha encon­trado un sin­nú­mero de des­fal­cos y gas­tos no jus­ti­fi­ca­dos.

    ¿No sería mejor que AMLO hablara menos y se dedi­cara a gober­nar con serie­dad?

    Sergio López Rivera
    (v.pág.6-A del periódico El Informador del 14 de noviembre de 2021).

    Estoy hasta la coronilla de un ambiente que oscila entre el temor a la enfermedad de quienes se aíslan, restándole valor a vivir en comunidad, y el valemadrismo de los que, irresponsablemente, no se protegen ni evitan el contagio y piensan que "si les ha de tocar", pues ya estaría de Dios. Tal parece que estamos perdiendo el sentido de la vida: envueltos en el torbellino de noticias tóxicas, vamos de la hipersensibilidad a la insensibilidad. Día tras día, el flujo de información chatarra y deformada nos enajena, nos olvidamos de los grises y vemos todo negro o blanco. La magnitud de los acontecimientos, homicidios, robos, feminicidios, violaciones, corruptelas y abusos de todo tipo y en cualquier lugar, ha rebasado nuestra capacidad de sorpresa e indignación. No estamos en disposición anímica para procesar el alud de noticias negativas que nos llega. Los medios de comunicación, sobre todo los electrónicos, lejos de estimular la alegría de vivir, nos recuerdan, a cada momento, nuestra enorme vulnerabilidad. Porque mañana podríamos ser parte de una fría estadística.

    Solo hay una forma de acabar con la pobreza y no es regalando el dinero público sino educando a nuestros niños y jóvenes, privilegiando el esfuerzo. El trabajo es una bendición, no un castigo, y la ignorancia siempre ha sido fuente de desgracias. La decisión de aprobar a los educandos sin exámenes fue verdaderamente criminal, la vida los va a reprobar. Repartir dinero sin una contraprestación puede crear una nación de adictos a la pereza que solo estiran la mano para recibir el producto de los que trabajan: comprar las voluntades de los ciudadanos con migajas pavimenta el camino de la irresponsabilidad y la infelicidad.

    Eugenio Ruiz Orozco
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 15 de noviembre de 2021).

    México se encuentra en una encrucijada. En esta semana, tuve la oportunidad de compartir con diversos empresarios y expertos sus perspectivas sobre México tanto en el ámbito político como económico.

    El contraste es enorme. Mientras que algunos empresarios ven una circunstancia muy favorable en términos de oportunidades económicas, el panorama político se percibe sombrío y con posibilidades de contaminar a la economía.

    ¿Por qué se ve bien la coyuntura para México en términos económicos?

    Básicamente gracias a su relación con Estados Unidos.

    Nuestros vecinos del norte cuentan con la mayor economía del mundo, la cual no solo está experimentando este año uno de sus más elevados crecimientos en décadas, sino que, en virtud de las políticas del gobierno de Biden, probablemente tendrán de nueva cuenta un elevado crecimiento en 2022 y en 2023, por lo menos.

    El problema es que la vida económica y política no están en compartimientos diferentes. Las 2 se interrelacionan y conviven.

    La visión de diversos expertos respecto a la política mexicana coincide en percibir que el presidente López Obrador ha cambiado después de las elecciones de junio. Se ha endurecido y se ha orientado a buscar la consolidación de su poder.

    Uno de los más importantes ingredientes de la concentración del poder que busca es la eliminación o al menos el debilitamiento de los contrapesos.

    Para los siguientes meses, quizás el más relevante de sus objetivos es el Instituto Nacional Electoral (INE).

    El litigio asociado con la consulta por la revocación de mandato no es un tema de recursos. Las fuerzas políticas cercanas al presidente ven en ese caso la oportunidad de desacreditar el INE.

    El otro signo ominoso del panorama político tiene que ver con la reforma eléctrica, que en realidad es una reforma energética.

    Si se aprobara en los términos en los que está, significaría darle un golpe mortal a la participación privada en el sector, tanto la que se derivó de la reforma de 2013, como la que viene de años atrás, además de dañar la inversión en muchos sectores.

    Ya la empresa General Motors declaró públicamente que la continuidad de sus inversiones en México depende de que haya políticas orientadas a la promoción de energías limpias.

    El tema no es solo el efecto de esta reforma en el sector energético y en temas ambientales, un impacto que de suyo sería muy grave, sino la generación de una situación de incertidumbre generalizada para la inversión.

    Si suma usted el ataque al INE al mismo tiempo que la reforma energética, se percibe el riesgo de una profunda regresión política que podría colocarnos en una circunstancia parecida a la que teníamos en los 70 u 80.

    Le comentaba que el sombrío panorama político no puede ser independiente de la prometedora perspectiva económica. Los problemas de la gestión de gobierno probablemente puedan echar por la borda las ventajas de la coyuntura económica.

    Estamos, pues en ese cruce de caminos que podría marcar no solo la perspectiva inmediata sino el futuro del país.

    Enrique Quintana
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 22 de noviembre de 2021).

    Mientras que el canciller Marcelo Ebrard destaca la posición de México como promovente de paz y diálogo en una ceremonia a la que asistían galardonados con el Premio Nobel en América Latina, la violencia se manifiesta sin control en las calles de todos los rincones de nuestra república.

    Ebrard, al hacer referencia al concierto internacional dijo, "México es referencia mundial como promovente de paz e impulsor del diálogo para resolver conflictos". Posiblemente al hablar de "diálogo" hacía referencia también indirectamente a la política interna gubernamental de 'Abrazos y no balazos', que no ha funcionado, así como no ha funcionado el 'diálogo' porque en nuestro país -hasta el momento- ha habido más balazos que abrazos.

    Posiblemente en cuanto a planteamientos y propuestas podamos ser una "referencia mundial", pero no en cuanto a resultados en casa. Según el diario inglés The Independent y el Índice Global de Criminalidad, México es el 3er. país más violento del mundo.

    No podemos promover y presumir posiciones de paz y diálogo, cuando en nuestro propio terruño adolecemos de los elementos básicos para aplicarlos y tener resultados que demuestren que nuestras palabras tienen sentido y credibilidad.

    Daniel Rodríguez
    (v.periódico El Informador en línea del 27 de noviembre de 2021).

    Cuando Andrés Manuel López Obrador estaba a punto de tomar posesión afirmaba que estaba recibiendo un "país destrozado". Varios miembros de su equipo, como Olga Sánchez Cordero, repetían la frase, porque ya se habían dado cuenta de que al presidente electo le gustaba que sus incondicionales repitieran todo lo que él decía. Pocos días después de tomar posesión, AMLO cambió el discurso y empezó a declarar que el país ya se había transformado, que la corrupción había desaparecido, que todo iba bien, requetebién.

    No es inusitado que un gobernante populista ofrezca una visión sumamente negativa desde la oposición solo para volverse abrumadoramente optimista en el poder. Lo hizo Donald Trump, quien en su discurso inaugural en 2016 habló de unos Estados Unidos donde "madres y niños" yacían atrapados "en la pobreza del centro de nuestras ciudades" mientras las "fábricas oxidadas" estaban "regadas como lápidas a través del paisaje de nuestro país". Esta "carnicería", dijo, "termina aquí y termina hoy". Y, efectivamente, Trump empezó pocos días después a decir que el país ya se había transformado.

    Ni los Estados Unidos de Trump ni el México de López Obrador eran, sin embargo, países destrozados que se convirtieron en paraísos. En ambos, la voluntad del presidente simplemente reemplazó al Estado de Derecho. Los mandatarios buscaron concentrar todo el poder.

    En México, a pesar del triunfalismo, el saldo de los 3 primeros años de gobierno es negativo. Antes solo crecíamos 2% al año, cierto, pero la economía empezó a declinar en 2019. En ese 1er. año de gobierno se registró la primera recesión de México en una década. En 2020 se desplomó la economía, 8.3%, por la pandemia, y si bien ha habido un repunte, no se ha recuperado el nivel de antes de la crisis.

    No sorprende que el crecimiento sea decepcionante. El gobierno ha cancelado unilateralmente obras importantes, como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México y la planta cervecera de Constellation Brands en Mexicali. Ha implantado nuevos y complejos trámites burocráticos, como los que han surgido por la prohibición de la subcontratación. La inversión fija bruta se encuentra en niveles históricamente bajos. En el sexenio anterior era de 22% del PIB, lo cual solo alcanzaba para impulsar un crecimiento económico de 2% anual; pero ahora, en el 2o. trimestre de 2021, representa apenas el 18.8% del PIB. Con esta inversión es imposible lograr una expansión vigorosa.

    Quizá el peor fracaso se ha dado en salud. El gobierno reemplazó el Seguro Popular con el Insabi, pero este no ha podido cumplir con sus obligaciones. Descartó las compras consolidadas del IMSS, y hoy las adquisiciones son más opacas y caras. Eliminó el sistema de distribución de medicamentos, pero ha dejado sin estos a miles. El sistema de salud era malo, hoy realmente está destrozado.

    En seguridad, el gobierno ha contenido el número de homicidios dolosos, pero no los ha reducido. Ha militarizado las policías, pese a que antes se oponía a ello, y ha dado a los militares poderes y funciones que solo tienen en las dictaduras.

    El presidente sigue siendo muy popular, en parte porque sus programas sociales están diseñados para comprar votos en vez de construir prosperidad. Su aprobación es un gran logro político, pero no significa que México esté avanzando. Los 3 primeros años de gobierno han sido un retroceso para un país que nos dijeron, falsamente, que estaba destrozado.

    Sergio Sarmiento
    (v.periódico Mural en línea del 1o.de diciembre de 2021).

    ¿Que sera aquello que la gente va a festejar al zócalo?

    Un carnaval de resentimiento. Una muestra de burla, autocracia y acarreo.

    Cómo esposa engañada, el pueblo va a celebrar que se es cada vez más pobre, más inseguro y mucho más enfermo.

    Con la inocencia en la boca dirán que los ricos perdieron sus privilegios, que los de antes robaban más y que ahora si se ve por el beneficio de los pobres.

    Inocentes porque cayeron en la trampa de la infodemia presidencial. Porque escucharon solo el discurso oficial.

    Pero no entienden que los ricos son los únicos que siguen con los mismos privilegios, que los políticos de ahora roban más y son más descarados y que para no perder la costumbre, por los únicos que no se ve, es por los pobres.

    Y lo que más preocupa de todo esto es que la problemática social se ha incrementado. La división de clases es mucho más marcada. Se sembró el odio, el rencor y la intolerancia; mismas qué hoy se cosechan.

    Se ha dejado creer que la única esperanza que tienen los más necesitados está en manos del gobierno.

    Les quitaron toda la responsabilidad de su desarrollo, los sentenciaron a la dádiva presidencial.

    No moriran de hambre mientras asistan a mítines y defiendan al mesías.

    Pero seguirán estancados en la base social. Y el sueño mexicano se irá perdiendo en un discurso vacío, rencoroso y voluble que sale de la boca de López, todos los días en palacio.

    Por otro lado y como muestra de la ineficiencia se irá terminando con las instituciones.

    Se sentenciará el Estado de Derecho. Se terminará con todo aquello que fuimos construyendo y todo quedara en discurso.

    Como muestra están todos los países que han caído en las garras del socialismo, un socialismo convenenciero.

    Chequen, si entrevistan a DiazCanelB el siempre dirá que su pueblo está envuelto en desarrollo y prosperidad. Todos sabemos la verdad de Cuba.

    Si entrevistan a NicolasMaduro el dirá que los avances de su pueblo son infinitos y un ejemplo en democracia y legalidad. Todos sabemos la verdad de Venezuela.

    Y así podríamos entrevistar uno a uno a los dirigentes de estos países y después ver la realidad.

    Nicaragua, Haiti, Argentina y Bolivia también han sentido los estragos de líderes populistas que, tramposamente cuentan con acaparadores aparatos de comunicación, pero en resultados solamente muestran migajas de los gobiernos que presumen.

    Se dice que el ser humano es el animal más listo, pero yo nunca he visto a un lobo o a un leon seguir al integrante más tonto o al más débil, el humano si lo hace.

    ¿Sera que el resentimiento, el ego y la envidia pueden hacer que se pierda la inteligencia colectiva?

    Y es que en la peor crisis de salud, una donde el tumulto y aglomeración puede llevar a miles de muertes, López el líder de la manada, decide hacer la peor demostración de desinterés por sus seguidores y por sus gobernados. Que sobreviva el que pueda.

    Preocupa por qué hay quien lo sigue, preocupa por qué hay quien lo defiende y preocupa por qué por donde lo vean hay muchos que están dispuestos a morir por el.

    Sin embargo no son mayoría y ya se demostró.

    Se demostró en las pasadas elecciones, se demostró en todas sus consultas populares, se demostró en la venta de cachitos para el avión y se demostrará el 2024, cuando sacaremos a la corrupta secta tiránica del poder.

    @linda_dimitrov
    (v.Twitter el 1o.de diciembre de 2021).

    Es obvio que necesitamos trabajar diferente para tener mejores resultados. Somos uno de los países que peor ha manejado la pandemia, lo dicen las estadísticas de muertes y algunas instituciones de referencia internacional, la revista The Lancet y la Universidad de California. Somos, también, uno de los países que resintió un mayor impacto económico en la pandemia, considerando el agregado del 2020 y 2021 tendremos un balance negativo de 2 o 3 puntos del PIB.

    ¿Estamos de regreso en el escenario que vivimos en el 2020? Claramente no. Tenemos las vacunas y una gran cantidad de conocimientos sobre qué es el virus y qué podemos hacer para "convivir" con él. También algunas lecciones aprendidas en política económica. No volveremos al cierre masivo de empresas y quizá tampoco al confinamiento generalizado de las personas en sus hogares.

    ¿Qué pasará con la inflación? Esta es una de las grandes diferencias respecto a los primeros meses de la pandemia, donde vivimos un descenso generalizado en los precios, incluyendo valores negativos para el petróleo. Ahora tenemos cuellos de botella y dislocación de cadenas de valor. Problemas en el mercado laboral estadounidense porque no hay gente para cubrir miles de plazas disponibles. Con toda probabilidad, habrá más presiones inflacionarias. Serán globales y vendrán de fuera. Cuando al mundo le da gripe, a México... no le da un catarrito.

    Luis Miguel González
    (v.pág.3-A del periódico El Informador del 4 de diciembre de 2021).

    La popularidad del presidente brilla, hiede, suena ubicuamente, y nadie convence a nadie respecto a qué la causa. Unos, que brota de su ser diferente; otros, cada día menos y con menguada enjundia, aseguran que surge del estupendo gobierno que da a la nave llamada México; unos más que es secuela de nuestro estar impreparados para la democracia, pues su gestión (esgrimen razones y cifras) va de regular a pésima.

    No dañará, más, aventurar un germen de teoría: quienes sin reparos apoyan a López Obrador están seguros de que lo ofrecido por él se materializará, y si no, no importa, se conforman con sentir que están en control de quienes durante décadas tuvieron el timón; como lo expresa el presidente: "tengan, para que aprendan". Reformulado sería: nos toca, como tocó a los previos, hacer lo nuestro; y como al fin es su turno, cualquier crítica al trance en el que estamos o al mandatario, la desdeñan, por espuria.

    En medio de esta circular tensión política y social, porque no genera sino más tensión, desestimamos el arreglo democrático que mandata la Constitución: que portavoces de distintas visiones participen en los asuntos de la República, no para dulcificar la labor de la clase política, para poner por delante el bienestar de todas, de todos, sin distingos. Sólo que por estos días la política de por acá se sacia con el incremental el encono entre bandos: los que detestan al presidente y quienes lo idolatran; polarización que, sin embargo, no inmuta al modelo económico, que cumple fatalmente su misión: acumular el capital en muy pocas manos. Del "Informe sobre la Desigualdad Social 2022", coordinado por Lucas Chancel, Thomas Piketty, Emmanuel Saez y Gabriel Zucman, cuyo autor principal es el primero, recientemente publicado, se desprenden datos abrumadores para los mexicanos: a lo largo del siglo XX y en lo que va del XXI "La parte del ingreso con que se queda el 10% superior ha oscilado entre 55% y 60%, en tanto que 50% de los de abajo se han repartido un constante 8-10%, lo que hace de México uno de los países más desiguales sobre la Tierra".

    A pesar de la Revolución, de los recursos naturales y del milagro económico de mediados de la centuria pasada; a pesar de la bonanza petrolera, de los tratados de libre comercio, de los derechos humanos y del sufragio efectivo, en términos de reparto de la riqueza, de justicia, estamos como en la era de Don Porfirio, además reusando modos que para él eran consustanciales al gobernar. La paradoja es: si nos hiciéramos cargo de la inamovible desigualdad, quizá acabaríamos por dar con la causa de la popularidad del presidente: en el estado secular de las cosas se abre una vía de escape (como ha pasado antes) con el debate público centrado en el campeón elegido por una mayoría inapelable que lo defiende a cualquier costo, no por los beneficios que acarrea su gobierno, sino por ser él, que les representa un triunfo a la mano, por mínimo que sea.

    Augusto Chacón
    (v.pág.9-A del periódico El Informador del 12 de diciembre de 2021).

    La economía del país no va muy bien, la inflación amenaza con dispararse, el Índice de Precios al Consumidor (INPC) que nos ofreció nuestro presidente no pasaría del 4%, se estima que ya rebasó el 7% y falta el cierre del mes de diciembre, que siempre aumenta. La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) ya anunció que tiene la intención de aumentar las tasas de interés.

    Los planes y programas del gobierno federal son fantasiosos, inoportunos y costosos, no son acordes con la realidad, no están ubicados en el entorno económico en concordancia con el momento histórico y en concierto con el contorno internacional. La protección de los intereses grupales se antepone al interés colectivo. No hay congruencia en las medidas que se toman, como por ejemplo la [Contra] Reforma Energética, que va en contra del entorno ecológico de fomentar las energías limpias.

    Así como los enfermos crónicos, con padecimientos no mortales como artritis, diabetes o sinusitis se acostumbran a sobrellevar sus achaques, los mexicanos ya nos acostumbramos a las crisis recurrentes y hemos aprendido a soportar los problemas financieros cíclicos que nos laceran reduciendo nuestros ahorros y empobreciéndonos más aún. Nuestros últimos gobiernos se han limitado a tomar medidas paliativas para que no se les deshaga el país entre las manos, tratan de infundirnos ánimos, sus mensajes son optimistas, pero lo que no dejan de hacer es favorecer económicamente a su grupo político.

    En México la palabra es una mercancía muy barata, podremos decir una cosa en un momento y lo opuesto en otro. Siempre queda la salida de que las palabras fueron mal interpretadas; se hará una nueva declaración creando confusión y entredichos. Los mexicanos ya estamos acostumbrados a que se nos mienta, y vivimos inmersos en una cultura del engaño, la mentira y la corrupción. La capacidad de asombro y de reacción está anestesiada. Uno de los problemas principales es la falta de aplicación del castigo a funcionarios que violan normas más elementales de conducta pública, no digamos privada como en Estados Unidos. Vamos, ni siquiera asumimos la conducta de condena social contra los funcionarios mentirosos, corruptos o incompetentes.

    Connotados economistas como Parkinson han analizado a fondo los problemas que confrontan los gobiernos para administrar la función pública y han sentado premisas irrefutables como la Ley de Parkinson, que establece que la burocracia tiende a crecer por sí misma y entre más aumenta más ineficiente se vuelve. Los burócratas ascienden por escalafón o recomendaciones, no por capacidad o experiencia técnica hasta que llegan a su nivel de incompetencia de donde son removidos por jubilación o fallecimiento.

    Luis Jorge Cárdenas Díaz
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 17 de diciembre de 2021).

    Fuera del Estado de México, ningún estado de este país ha recibido un trato justo, la prueba evidente de esta realidad la tenemos a la vista si observamos las condiciones de las diversas capitales estatales y en especial, la realidad que se vive al interior de esos estados. Desde la imposición del centralismo con bandera federalista, México ha desarrollado una existencia desigual e inequitativa, y las excepciones, como serían las ciudades de Guadalajara, Monterrey o Puebla, en buena medida se explican por la reproducción del centralismo federal en versión estatal.

    El centralismo mexicano opresivo y uniformista hace incosteable una red de vuelos que conecten las capitales de los estados sin tener que acudir a la Ciudad de México, pero ¿para qué querría persona alguna volar de Tepic a Chilpancingo, si no existe una fuerte dinámica económica que lo demande? En el vecino país del norte las cosas son del todo distintas, por la sencilla razón de que allá el federalismo sí que ha funcionado y bastante bien, por eso las capitales, federal o estatales, no suelen ser los monstruos urbanos que en México se cocinan.

    Por supuesto que Jalisco debe tener un trato justo, pero eso involucra en 1er. sitio a las autoridades estatales, particularmente en estos tiempos en que algunas regiones del estado parecen ya no pertenecer al mismo, o estar gobernadas por autoridades que no eligió la sociedad, al menos de manera directa, tal es el caso del sur de Jalisco donde colinda con Michoacán, o en los municipios donde colinda con Aguascalientes y Zacatecas, algo parecido sucede en los municipios del sur poniente, ¿acaso todas estas personas que sufren a diario todo tipo de vejaciones, no merecen un trato justo?

    Jalisco merece un trato justo que ponga freno a la deforestación imparable e ilegal que ha convertido las sierras en paredones arbolados atrás de los cuales ya no hay más que campos rasos, un ejercicio de la justicia que obligue a las empresas contaminantes a cuidar y conservar nuestros recursos acuíferos y ambientales, una sólida postura de las autoridades que detengan la voracidad de las inmobiliarias que tienen ya copada la ribera de Chapala sin que nadie diga nada.

    Trato justo supone seguir construyendo la democracia, algo que los partidos políticos del momento han dejado por completo de lado, en el mejor de los casos se preocupan por administrar bien los municipios, sin que ello incluya una permanente educación cívica en aras de una genuina democracia.

    Armando González Escoto
    (v.pág.10-A del periódico El Informador del 19 de diciembre de 2021).

    Los augurios apocalípticos de los grupos radicales de la oposición no se cumplen y los triunfalismos de los que se sienten moralmente superiores porque ahora gobiernan se desvanecen en medio de una realidad terca y compleja.

    A pesar de la intervención del Ejército en la distribución de medicamentos, el abasto no va a mejorar porque el sistema de compras sigue atrofiado.

    Estabilizar el número de personas asesinadas arriba de los 30,000 anuales por tercer año consecutivo, no es aceptable para ningún gobierno. Es mucho el dinero invertido y muy pocos resultados en materia de seguridad.

    Los escándalos de corrupción en el 1er. círculo de gobierno siguen al alza. Si para cualquier administración la corrupción es un desgaste político que puede llevar a la parálisis (Peña Nieto lo sabe) para López Obrador es veneno puro. El discurso de no hay corrupción en el gobierno e incluso el de no se tolera la corrupción en este gobierno ha quedado rebasado.

    El Instituto Electoral se juega la vida el próximo año. No es solo cómo salga la revocación de mandato, que desde hoy podemos apostar que pase lo que pase la culpa será de INE, sino el ambiente de crispación en que se discuta la reforma política y el nombramiento de nuevos consejeros, en particular del consejero presidente. Tiene todo el sentido del mundo revisar nuestro sistema electoral y sus costos, pero lo que está en juego es la estabilidad de la república y eso vale más que cualquier ahorro.

    Diego Petersen Farah
    (v.pág.4-A del periódico El Informador del 24 de diciembre de 2021).

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