Se cree, erróneamente, que las grandes gratificaciones tienen que venir de fuera. El dinero, el éxito, el reconocimiento, el buen nombre y la aceptación social, entre otros.
Sin embargo, lo verdaderamente valioso transcurre de dentro hacia fuera, y va de la mano con una buena actitud hacia la vida, con conocernos, con identificar nuestras necesidades y satisfacerlas adecuadamente, con atender nuestra salud y nuestro equilibrio emocional y con darnos tiempo para disfrutar del ocio y del descanso antes de la siguiente jornada.
Pareciera que muchas personas asumen un estilo de vida autodestructivo que amenaza con arrebatarles el placer de las cosas esenciales.
Los miembros de nuestra sociedad padecen afecciones cardiacas debido a la prisa con que se requiere vivir, a las exigencias del entorno y a la falta de conocimiento de lo que les puede dañar y de lo que no.
Se considera una cualidad trabajar horas extras, estar disponibles las 24 horas del día, imponernos objetivos irreales, ejercer excesiva presión en los subordinados, vivir con el celular [,el PDA] y la lap top como extensiones de nuestro cuerpo y convertir los asuntos del trabajo en partes de nuestra corteza cerebral.
Lo anterior, es campo de cultivo para trastornos físicos y psíquicos como una alta devaluación personal, confusión de valores, migrañas, taquicardias, disfunciones sexuales, falta de satisfacción personal, miedo irracional al fracaso, desesperanza, depresión y angustia.
La enfermedad es un grito que manifiesta que estamos cansados, que queremos dejar de correr desesperadamente detrás de algo que cuando alcanzamos nos deja vacíos, y que deseamos un lugar de afecto, de paz y sin presiones.
Modificar nuestras respuestas a los acontecimientos estresantes es el primer paso para lograr un estilo de vida más sano y placentero. No hay que dejar de ser eficiente, plantearse metas y tener un plan de vida y carrera. Todo puede darse, pero de manera más armónica, poniendo límites y exigiendo respeto a nuestras decisiones.
Disfrute a los suyos, dígales cuánto les ama, no desgaste energías pensando en lo que ya fue o en lo que será, céntrese en el presente y exprima lo positivo, esté en contacto con la naturaleza, aliméntese bien, despeje su mente, permita que su energía fluya y sobre todo, mantenga en alto el sentido del humor.
Luisa Fernanda Cuéllar, licenciada en Relaciones Industriales, catedrática universitaria, escritora y consultora especializada en Recursos Humanos
(v.pág.2A de la sección "Negocios" del periódico Mural del 26 de febrero de 2004).