A los 16 tuve una novia, pero no había pasión. Entonces decidí que necesitaba una mujer apasionada, con ganas de vivir.
En la facultad salí con una mujer apasionada, pero era demasiado emocional. Todo era terrible, era la reina de los dramas, lloraba todo el tiempo y amenazaba con suicidarse. Entonces decidí que necesitaba una mujer estable.
Cuando tuve 25 años encontré una mujer muy estable, pero aburrida. Era totalmente predecible y nunca la excitaba nada. La vida se hizo tan plomiza que decidí que necesitaba una mujer más emocionante.
A los 28 años encontré una mujer excitante, pero no pude seguir su ritmo. Iba de un lado a otro sin detenerse en nada. Hacía cosas impetuosas y coqueteaba con cualquiera que se le cruzara. Me hizo tan miserable como feliz. De entrada fue divertida y energizante, pero sin futuro.
Entonces decidí buscar una mujer con alguna ambición. Cuando llegué a los 31, encontré una chica inteligente, ambiciosa y con los pies sobre la tierra. Decidí casarme... Era tan ambiciosa que me pidió el divorcio y se quedó con todo lo que yo tenía.
Ahora, a los 40, me gustan las mujeres con buen cuerpo.
Lector de esta página que solicitó mantener su identidad oculta, por temor a represalias.
-Maestro de los maestros, jefe de los jefes: ¿cuál es el camino más corto y seguro para el corazón de una mujer?
El maestro le respondió: -No hay camino seguro para el corazón de una mujer, hijo. Sólo senderos al borde de precipicios y caminos sin mapas o brújulas, llenos de piedras y ladeados por serpientes venenosas...
-Pero, entonces, Maestro... ¿qué debo hacer para conquistar el corazón de mi amada?
Entonces el gran gurú le dijo: -¡Oh aplicado discípulo! Conserve bien las enseñanzas que le daré ahora. Sígalas atentamente sin errar y tendrá lo que busca:
Importa que la mujer crea que es cierto para que lo sea, aunque no sea cierto; y de no ser cierto, ¡no habrá poder humano ni divino que la convenza de que no es cierto si ella ya decidió que es cierto! Así de simple y resignado. Al ingreso del siglo XX, comienzan a flotar las inconformidades. Nadie ha explicado a cabalidad por qué. La mujer aguantó siglos de supeditación social pública, aunque en privado, "manejaba la tandariola". Soportó por lo menos cinco siglos de hipocresía moral, de gazmoñería sexual, de artimañas para salvar los rígidos moldes familiares de comportamiento. Nunca le interesó, realmente, aprender a leer. De hecho, en tiempos de Santo Tomás, a nadie le importaba saber cosas, ni siquiera, leer o escribir. Era hasta mal visto que el príncipe y los nobles supieran leer y escribir. Aquello era cosa de monjes o amanuenses, no de los señores importantes.
Probablemente, era también una falta de curiosidad. La sabiduría es fruto nada más que de la curiosidad. No había demasiada curiosidad por cosas que después se consideraron prohibidad y por lo tanto, ¡dignas de curiosidad! A cualquier muchacha de la Edad Media habría sorprendido la zarandaja que hoy llamamos "amor". A ninguna se le hubiera ocurrido hacer del sexo o del matrimonio un problema de personalidad. La cosa era tan normal y sencilla como comer o respirar. Como todos trabajaban en las cosas de la casa, pues a nadie le parecían desmesuradas o vejativas las tareas de la casa.
Llegado el momento, el paterfamilia, decidía con quién y cuándo casaba al hijo con la hija del de enfrente o a la hija con el hijo del vecino más sano. ¡Y se acabó! Nadie hacía drama.
Iban a las grandes catedrales o a las pequeñas: rezaban, veían los "autos sacramentales", alguna que otra ejecución pública de un hereje, si les tocaba en suerte, bailaban en las plazas públicas, comían y bebían a placer ¡y regresaban a sus labores acostumbradas! No había otra cosa que hacer. Sin cine, televisión, antro, teatro, eventos deportivos; sin luz eléctrica para leer o escribir con comodidad, y con libros secuestrados en contadísimas bibliotecas de abadías, monasterios o castillos, no se fomentaba la curiosidad por el saber.
¡Qué aburrición! ¡No sé por qué suspiran los suspirantes por el regreso de aquellos horrorosos aburridos tiempos! Hubo, sin embargo, una luz redentora: ¡los trovadores! Inventaron canciones de amor. Las muchachas entrevieron (y tenemos muchos testimonios de ese tiempo para comprobarlo), que se casaban porque debían, pero tenían un amante secreto porque querían. Y los varones eran tan desligados de esas patrañas del amor que, o no veían o se hacían de la vista gorda. Los trobadores condujeron a las mujeres al romanticismo y del romanticismo a la actual teoría de que para casarse ¡hay que estar enamorados! Eso lo impusieron, por supuesto, las mujeres.
Las mujeres también decidieron cuándo liberarse. Mentiras que los graves pensadores de la realidad sociopolítica tuvieron que ver demasiado en el asunto. Ahí tenemos, por ejemplo, el dicho de que "puede más una modista que un moralista". Cuando las mujeres deciden ponerse la minifalda, usar pantalones o enseñar el ombliguito, ¡no hay encíclica que las reduzca! Cuando optan por controlar la natalidad, ¡la controlan y ya! Se casan con quien les viene en gana y por lo general, con aquel que más mal le cae a la familia. Distribuyen el gasto hogareño, acicatean, afortunadamente, al marido; crían a sus hijos como les viene en gana y si así lo deciden, ¡representan el rol del martirologio conyugal con magistral destreza! Si existen machos mexicanos que golpean, hostigan y maltratan a sus mujeres, ¡es porque mami lo educó, y para éste no hay ni puede haber otra mejor mujer que mami!
¡Tenemos que ser feministas y partidarios de la liberación, cuanto antes, de la mujer! Defensores de su derecho a ser iguales que el hombre en la sociedad, en las profesiones y empleos. Sin embargo, estamos firmemente convencidos de que los feministas contamos demasiado poco en el asunto. Las mujeres empezaron a liberarse cuando quisieron; continúan liberándose porque quieren y terminarán de liberarse cuando les pegue la gana.
Francisco Rea González
(v.pág.7/A del periódico El Occidental del 9 de marzo de 2003).
No me cabe duda que el error femenino es que es muy difícil darles gusto y siempre quieren algo más, y como no lo obtienen se la viven reclamando y exigiendo.
No saben ser felices con lo que tienen.
Guillermo Dellamary, filósofo y psicólogo
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 8 de febrero de 2005).
(V.pág.6-A del periódico El Informador del 21 de marzo de 2005).
Farrell no es un misógino derechista. Fue candidato para la nominación demócrata a la gubernatura de California. Es el único hombre que ha sido elegido tres veces para el consejo de la National Organization for Women en Nueva York. Y no es un pesos ligero intelectual; el Financial Times lo nominó entre los 100 líderes mundiales del pensamiento.
El mensaje principal del libro es una buena noticia para las mujeres: si las mujeres llevan a cabo una o más de las 25 cosas que los hombres hacen más frecuentemente, pueden ganar más que los hombres.
Farrel ni anima ni desanima a las mujeres a hacer esta 25 cosas: "Cada una de las 25 requiere cambiar calidad de vida por dinero. Yo sólo quiero que hombres y mujeres estén conscientes de sus opciones para que puedan labrarse una vida en vez de aceptar simplemente lo que les caiga en su regazo".
Las 25 cosas pueden resumirse en tres:
2- Trabajen más horas. Es obvio pero fundamental. Por ejemplo, Farrell cita una investigación que señala que "los principales ejecutivos de las 1000 empresas más importantes de Fortune tienen semanas laborales de 60 a 90 horas durante alrededor de 20 años. En las mujeres es 50% menos probable que en los hombres que trabajen más de 50 horas semanales. Y las mujeres es menos probable que acepten, incluso por unos pocos años, dejar sus raíces y sus familias para trasladarse a lugares lejanos para conseguir las necesarias promociones.
¿Por qué? Porque las mujeres, en general, están más involucradas en la crianza de sus hijos y en otras actividades domésticas. Entonces, si una mujer (u hombre) espera ascender a trabajos bien pagados, puede requerir presionar más duro para que su pareja se involucre más en esas actividades, o pagar por el cuidado de sus hijos y los servicios domésticos, o decidir no tener hijos.
Le pregunté a Farrell: "¿Pero no deberían las empresas no esperar que una mujer (u hombre) trabaje tantas horas que su vida familiar salga perjudicada?" Me respondió: "Sí, claro, pero debemos ser justos hablando de género. Si un adminstrador corporativo escoge encargarse del cidado de sus hijos, lo apaludiríamos pero no esperaríamos que la empresa lo promoviera tan rápido. Pero cuando una mujer hace lo mismo, las organizaciones defensoras de las mujeres es lo que esperan. Tanto hombres como mujeres deben aceptar las consecuencias de sus elecciones".
3- Sean más productivas durante las horas que trabajan. Si las mujeres producen tanto como los hombres, las buenas noticias es que serán igualmente recompensadas. Por ejemplo, las organizaciones defensoras de las mujeres se quejan de que las profesoras ganan menos que los profesores, pero Farrell cita una investigación donde entre profesores que generan una cantidad igual de artículos para publicaciones, "los hombres es probable que ganen lo mismo o un poco menos que las mujeres".
Le pregunté a Farrell: "Pero además de las 25 razones no sexistas de que los hombres ganen más, ¿no sigue siendo el sexismo un factor?" Me respondió: "Existe discriminación tanto contra hombres como contra mujeres, pero en lo general, no. Si usted supiera que puede contratar una mujer por menos que un hombre equivalente, usted contrataría a mujeres para obtener una ventaja en precio sobre su competencia. ¿Usted piensa que los negocios odian tanto a las mujeres como para contratar hombres más caros aunque pierdan tanto dinero?"
Reflexionando sobre el libro de Farrell me pregunto si, en lugar de denigrar a los hombres por ganar más, deberíamos respetarlos por su voluntad de realizar trabajos poco placenteros, pero necesarios, que pocas mujeres harían, como techando, en las minas de carbón o guardando una prisión - frecuentemente acortando su término de vida. Existen cuatro viudas por cada viudo.
Y hombres, ustedes podrían aprender una lección de las mujeres y considerar cambiar dinero por mejor calidad de vida.
Marty Nemko
(v.Bankrate del 7 de marzo de 2005).
Sin embargo, se ha demostrado que a la mayoría de las mujeres contemporáneas no les parece una condición suficiente, aunque hay que admitir que siempre será considerado al hombre trabajador como un mínimo indispensable para ser un buen candidato a pareja. Pues los hombres flojos y mantenidos suelen ser detestables.
He escuchado a muchas mujeres afirmar que el hombre ideal, que por cierto es muy difícil de encontrar, debe ser sincero y no mentiroso, pues el ser amante de la verdad produce una seguridad y certeza muy particular en el mundo emocional femenino.
Que sepa escuchar y comprender resulta también una característica muy deseable, pues los hombres que se olvidan de atender, lo que les pasa a las mujeres, son realmente patéticos en la convivencia cotidiana. Pues como todos sabemos, las mujeres necesitan mucho charlar para desahogar sus problemas y conflictos.
Un hombre que sea injusto e inequitativo es desaprobado, porque le falta ese sentido de igualdad y respeto que todas las mujeres necesitan para ejercer su derecho a la libertad. Por tanto no funcionan los celosos, autoritarios y sobre todo que deseen imponer las cosas por medio del poder y la agresividad.
En consecuencia ser justo y respetuoso, acompañado de una sensible cortesía es muy deseable.
El hombre que sea capaz de hablar de sus emociones y además captar las de su pareja, es indispensable para encontrar, juntos, el camino de la felicidad conyugal. Entonces ser afectivo y cariñoso, complementan la capacidad real de ser amorosos, sexual y emocionalmente. Lo cual es una característica muy cotizada por las mujeres.
No se puede terminar una búsqueda del hombre ideal, sin ponerle el toque fundamental. Es ante todo seguro de sí mismo y no se anda por las ramas, ni con incertidumbres incómodas. Sabe lo que quiere y es capaz de trasmitirlo con especial constancia. Las mujeres necesitan mucho de esa seguridad masculina y desdeñan a los hombres que carecen de ella.
Y por último, el ideal está en que realmente sea capaz de ser un compañero, y de que abra los espacios, semana a semana, para la convivencia íntima. Para esa charla privada llena de romanticismo y confidencialidad que tanto enriquece una relación.
A este artículo le falta agregar, que el hombre ideal también debe llevar alegría y paz a su hogar con una visión espiritual llena de fe y esperanza para toda la familia.
Guillermo Dellamary, filósofo y psicólogo
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 31 de mayo de 2005).
Gabriel Paz, escritora
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 15 de junio de 2005).
He allí un gran reto para los psiquiatras y los laboratorios farmacéuticos.
Lástima porque monsieur Prozac, finalmente, no es tan mala persona.
Guadalupe Loaeza
(v.pág.7A del periódico Mural del 11 de agosto de 2005).
Germán Dehesa
(v.pág.1 de la sección "Comunidad" del periódico Mural del 22 de diciembre de 2005).
Groucho Marx
Mieke Gijbels
Chris Rock en US Weekly
Doris Lessing en Letras Libres (abril, 2002).
Bill Cosby
Fernanda de la Torre
(v.pág.35 del periódico Público del 2 de abril de 2006).
Ella se sorprendió de todo el poder sexual que tienen las mujeres sobre los hombres, incluso cuando las mujeres se sienten sin poder en otros aspectos, y por la forma glacial en que lo manejan. También se sorprendió de lo duro que es mantener la fachada de arrogancia blofera y fanfarrona que ambos sexos demandan de los hombres todo el tiempo. "La armadura de cada hombre es prestada y 10 tallas más grande. Debajo de ella se encuentra desnudo e inseguro, esperando que nadie se dé cuenta", escribe.
Ella encontró que la brecha entre géneros es aún más incruzable de lo que esperaba. Ahora cree que algunos de los ataques feministas contra los hombres son simplificaciones, y que si las mujeres se esforzaran más en entender a los hombres, se darían cuenta de que éstos también se encuentran atrapados a su manera por los prejuicios patriarcales. "Pienso que los hombres se han visto obligados a aprender el lenguaje de las mujeres a través del movimiento feminista, pero las mujeres no parecen dar señales de curiosidad para aprender el lenguaje de los hombres. Los hombres tienen formas de comunicación que las mujeres no entendemos. Pensamos, porque no es en nuestro modo, que no están diciendo nada".
Lev Grossman
(v.pág.50 de la edición internacional de la revista TIME del 10 de abril de 2006).
(V.pág.6-A del periódico El Informador del 27 de junio de 2006).
Madeleine Albright, exsecretaria de Estado estadounidense, refiriéndose a las mujeres y el liderazgo
(v.pág.15 de la edición internacional de la revista TIME del 24 de julio de 2006).
Arturo Pérez-Reverte
(v.pág.42 del periódico Público del 8 de octubre de 2006).
(V.suplemento "ocio" del periódico Público del 17 de noviembre de 2006).
Automáticamente tu eres "Un Hombre Maravilloso", casi un Dios...Te atiende, se ríe de todas las pendejadas que dices, no te pone gorro con nada, pero es porque estás cumpliéndole su más grande anhelo: caminar todo el jodido día de una tienda a otra en el puto mall. Tu odisea comienza a las 6:00 a.m... Ella ya está lista... ¡Cuando normalmente le da güeva levantarse temprano a prepararte de desayunar o a trabajar!
Ya vámonos... Ya vámonos... Ya vámonoooooooooooos...
Entonces tú piensas muy dentro de ti, para que no te vaya a adivinar el pensamiento (porque aunque parezca imposible también son capaces de eso) y le dices: "¡Bueno pues cual es la chingada prisa, si el mall lo abren hasta las diez!" Y es que para ti no es la gran cosa (Compréndela... Así son ellas).
Te subes al carro y se te ocurre llegar a cargar gasolina... ¡Ohhh , error! (empiezan los pedos): "¿Por qué no echaste gasolina y revisaste las llantas desde ayer?... Eres un desidioso... Un inepto..." En pocas palabras, un pendejo, porque la estás haciendo perder tiempo valioso de compras. (Compréndela... Así son ellas).
Ya pedorreado te arrancas con destino a tu suplicio; agarras la autopista y ella... Ya está contenta de nuevo mientras tú te encabronas porque aumentaron la cuota de la pinche autopista. Ella se duerme antes de llegar a Cadereyta. Y tú mientras intentas relajarte te encuentras con el retén de la judicial y los muy pendejos te empiezan a hacer preguntas idiotas y luego te hacen que te bajes del carro y se hacen güeyes un rato para ver si les das para las cocas... ¡Que chinguen a su madre!
A los 50 metros están los soldados que al menos son más amables pero no dejan de ser una molestia. Sigues adelante y ¡Sorpresa!... El puente está lleno... Son las ocho de la mañana, el sol te empieza a calar y ella quejándose de todo: de la camioneta de enfrente que va echando un chingo de humo, del idiota de al lado que se la pasa pitando, etc. (Compréndela... Así son ellas).
Por fin cruzas el puente... Le dices a tu vieja que se quite los lentes de sol, pero no te hace caso. Llegas a la aduana enseñas los pasaportes y lo primero que dice el oficial es: "¡Quitese los lentes! Otra vez piensas muy en tu interior: "Pinche vieja necia, se lo dije pero es una terca.". Y como al oficial se le hizo algo sospechoso te manda a revisión. ¡Chínguese!
Entonces se encabrona con ella misma... Pero se desquita contigo y te dice que fue tu culpa, que le echaste la sal. (Compréndela... Así son ellas).
Llegan por fin al mall y apenas están abriendo...Tú piensas: ¡Chin! ¡Qué chingados estoy haciendo aquí a estas horas si todavía ni hay gente y sólo ves a otros dos pendejos con sus viejas... Que también están pensando lo mismo que tú. Tratas de relajarte ya que sabes que el día apenas comienza, se te ocurre decirle: "Oye mi amor, ¿cómo ves si vamos a desayunar primero?..." ¡Ohhh! ¡Otro error! El hecho de que apenas estén abriendo, para ella es ¡"con madre"! Eso quiere decir que ella va a ser la primera en escoger las cosas que quiere comprar (claro que no toman en cuenta que ayer también estuvo abierto el puto mall). Entonces voltea y se te queda viendo con mirada de: "si te mueves te chingo", y te dice: "¿Estás seguro que eso es lo que quieres?" Y tú al darte cuenta de que se aproxima una bronca contestas: "No yo nomás decía... Como tú quieras... Al cabo que ni tengo hambre..."
Pinche vieja, ni de almorzar te hizo... (¡ni un pinche lonche para el camino!) Andas con ella por dos horas porque te dijo que quería que vieras unas cosas que quería comprar (para entonces estás desesperado porque todavía no sabes que es lo que quería que vieras) y de repente te dice: "¿Por qué no te vas a buscar algo para ti? ¿O qué...Vas a andar todo el dia aquí pegado?" Y tú mordiéndote un huevo y la mitad del otro le contestas : "Sí mi amor..." (pero... sin decirle que andas detrás de ella porque te lo pidió, cuando en realidad lo que quisieras es andar viendo las cosas de deportes, de pesca, electrónica, las teles, herramientas, etc. porque si le dices te la arma de pedo).
Por fin estás libre... empiezas a caminar por los pasillos alejándote de ella y sientes una paz interior, imposible de describir... Mientras, ella anda agarrando un chingo de cosas que se quiere probar. Tu mientras andas solo, te vale madre... entonces, suena el llamado en el "Talkabout"... es ella que quiere que vayas a ver algo que se quiere comprar... (¡Ya valió madre!) y está al otro lado del mall. (Te dispones a buscarla mientras piensas que chingados le vas a decir... porque si le dices que se le ve bien se encabrona porque cree que le estás siguiendo la corriente, y si le dices que no te gusta te manda a la chingada y te dice que para qué chingados te hablaba... que no te necesita para nada y que le llegues a donde andabas).
Encabronadísimo te vas y te sientas en una banca del mall a pensar... "¡Chingado!... ¡Nunca les das gusto!" Cuando de repente se sienta una viejita a tu lado y te empieza a sacar plática y para acabarla en inglés. Tú sólo le sonries, y no le contestas para ver si se da cuenta de que no quieres platicar con ella, pero ni madre... te sigue hablando... (Compréndela, ella también es vieja).
Te esperas un rato, te paras y te vas a la chingada. Son las cuatro de la tarde... traes un hambre de la chingada y se te ocurre hablarle al radio... "Oye chiquita... ¿Como que ya hace hambre, no?" (y te contesta con voz de pocos amigos (mientras intenta meterse en unos jeans dos tallas más chicos que los que tiene que usar): "¿Ya vas a empezar? Está bien, vamos a comer..."
Entonces te das cuenta de que has cometido otro error, pero ya ni modo... ¡A enfrentarse con la fiera! Se van al Luby's y tú te atascas con el buffet , mientras ella NO lo quiere ni probar porque perdió el apetito cuando se anduvo probando ropa y nomás todo le aprieta. (Fucking $18 dlls tirados a la basura... no hay pedo). (Compréndela... así son ellas).
Regresan al mall y cada quien por su lado... Después de 3 horas, cuando ya están cerrando y tu estás todo fastidiado, te la encuentras caminando en los pasillos con una cara de felicidad, cargando un chingo de bolsas y hecha madre entonces te dice: "¡Mi amor, qué bueno que te veo!" (y tú piensas: bueno al menos anda contenta esta hija de la chingada) "Detenme estas bolsas, voy por una blusa que vi en el JCPenney para combinar la falda que me compré..." Y te pregunta: "¿Todavía traes dólares? Porque ya no completo... ¿Me prestas, chiquito?"... Sacas tu cartera y traes todo el dinero menos diez dólares de una chingadera que compraste para el carro y todavia, cínicamente, te pregunta: "¿No te compraste nada, VERDAD? ¡Ay! Como siempre, eres un codo, nunca te compras nada..." (Compréndela... así son ellas).
Le das los dólares y se arranca corriendo hecha madre antes de que le cierren la tienda. (Y tú parado volteando para todos lados sin saber qué hacer). Vas y te sientas en la misma banca que te sentaste en la mañana y... adivina: ¿Quién está?... La misma viejita y te vuelve a sacar plática... lo único que piensas es: "¿Por qué a mi?" Y de repente llegan los otros dos pendejos que viste en la mañana cuando estaban abriendo, ¡con una pinche jeta! y cargando un montón de bolsas. ¿Dónde crees que andan sus viejas? ¡Exactamente! En la última pinche tienda abierta en el mall. Como ya están cerradas todas las tiendas, además de que la blusa que va a comprar ya la había visto, supones que no se va a tardar, ¡pero no! Llega cuando ya cerraron casi todas las puertas de salida y te tienes que salir por una puerta que está en casa de la chingada de lejos del carro. (Compréndela... así son ellas).
Como tú llevas todo cargado, pones las bolsas en el suelo y le dices: "Amor, ¿por qué no me esperas aquí mientras yo voy por el carro?" Y te contesta: "Ok (volteándote a ver como diciendo: ni aguantas nada, eres un arrastrado), pero ¡ándale, apurate!, no te voy a estar esperando..."
Vas y le das toda la vuelta al mall caminando hasta donde está tu carro, mientras piensas: "¡Por fin... ya nos vamos!" Te arrancas, llegas a donde está ella, subes las cosas y todavía no salen del estacionamiento cuando dice: "Ya nomás vamos a Walmart para comprar unas cosas que necesito, ¿sí?" Tú sólo piensas decirle: ¡Chinga tu madre! Pero te callas el hocico porque te lo rompen. (Compréndela... así son ellas).
La tienes que llevar a huevo para no que no haya pedo... Mientras ella entra al Walmart, tu empiezas a quitarle las etiquetas y a acomodar todo lo que compró. Terminas. Te esperas media hora y... ¡NO llega! Entras al Walmart a buscarla ¡y se está probando ropa! ¡Puta madre, no se ha cansado! (Pues claro que no. ¡Es vieja! ¡Está en McAllen! ¿Qué no entiendes?).
Sólo piensas: "¿Qué chingados hago?" Sin hacer pedo te vas al departamento de deportes y te haces pendejo un rato; entonces te encuentras una hielera, que te gusta y ¡te la traes! Vas y la buscas para apurarla (ya para entonces te vale madre si se enoja o no)... y la sorpresa... que no se enoja, pero te dice: "Nada más espérame tantito, voy a la farmacia a comprar una crema para la cara." Pasa una hora y te desesperas, vas a buscarla y ni siquiera encontró la crema que iba a comprar, pero viene con el carrito lleno ¡de pendejadas inútiles! (Compréndela... así son ellas).
Entonces, se te ocurre decirle que para qué lleva tanto mugrero. (¡Oh, nooooo! ¡Otro error!) Porque te contesta: "...¿Y tú para qué quieres esa pinche hielera? Está bien cara, y no cabe en el carro; vamos a tener problemas en la pasada y... ¡además ya tienes una! Entonces saca del carrito lo que menos le interesa y tú te quedas sin hielera y pedorreado (¿para que chingados hablabas?).
Salen de McAllen y ella va jetonsísima, casi roncando, hasta llegar a Monterrey... Ni siquiera abre el ojo para hacerte plática. Te estacionas en tu casa y tu vieja te dice: "Mi amor, estoy bien cansada y me duele la espalda del viaje... ¿Podrás bajar las cosas?" Sólo piensas: "¡pinche vieja huevona!"
Debes de comprender que no es nada personal contra ti, sino que así es su naturaleza.
Espero que puedan darse cuenta de que no son los únicos que padecen este mal. ¿Acaso hay algo aquí que sea mentira?
Recibida por e-mail el 22 de diciembre de 2006 (traté de corregirle todas las faltas de ortografía y algunas de redacción, espero que haya quedado limpia - el webmaster)
La Primera Sala de la Corte declaró inconstitucional el artículo 310 del Código Civil de Aguascalientes, que obliga al hombre culpable del divorcio a mantener a su ex mujer, con la única condición de que ésta no se case de nuevo.
En cambio, cuando la mujer es la culpable del divorcio sólo está obligada a pagar pensión si el ex marido es un discapacitado que además depende necesariamente de este ingreso para sobrevivir.
En otras palabras, es mucho más fácil obtener la pensión para la mujer que para el hombre, aun cuando en ambos casos sean inocentes del divorcio, no obstante que en teoría los dos tienen el mismo derecho a recibir el beneficio.
"La decisión de que el marido inocente y la mujer inocente en los casos de divorcio sean tratados de distinta forma por la norma evidencia una transgresión a la garantía de igualdad establecida en el artículo cuarto de la Constitución federal, que garantiza que ambos sexos son iguales ante la ley", determinó la Corte.
"Para obtener una pensión alimenticia a consecuencia del divorcio, no es suficiente que el marido hubiere resultado inocente, sino que tiene que acreditar su necesidad alimenticia, que carece de bienes propios para subsistir o que esté imposibilitado para trabajar".
(V.pág.2 del periódico Mural del 18 de enero de 2007).
Jorge Volpi
¿Por qué? Porque cuando se hizo lo mismo en España, los asesinatos de mujeres, lejos de disminuir, se incrementaron, porque los mexicanos no somos precisamente los mejores a la hora de apegarnos a las leyes y porque se trata de un texto lleno de aberraciones.
¿Como cuáles? Como dividir a la sociedad en hombres y mujeres cuando se supone que todos nacemos iguales, somos iguales y tenemos los mismos derechos y obligaciones sin distinción de sexo.
Ahora resulta que todas las mujeres son unas blancas palomas (pregúntele a La Mataviejitas) y que todos los hombres somos unos animales incapaces de controlar nuestra furia a la hora de tener a una mujer enfrente.
¿Y qué pasa cuando una madre atormenta a sus hijas? Pues nada que como se trata de una divina señora y no de un hombre peludo, la ley no aplica de la misma manera.
¿Y si es al revés? ¿Si hablamos de una muchacha que maltrata a su madre anciana? ¿A poco la van a señalar con el mismo odio que a un hombre que hubiera hecho lo mismo?
Esta ley es de risa loca, es combatir el sexismo creando sexismo, decirle a las mujeres: para que veas que vales mucho, voy a hacer que los hombres valgan poco. Lo peor es que, a diferencia de lo que sucede en otras partes del mundo, aquí se está confundiendo violencia con violencia de género, con violencia contra las mujeres, con violencia laboral y con violencia doméstica.
Es una cacería de brujos que no dudo que a la vuelta de algunos años vaya a salir contraproducente por las peculiaridades del universo mexicano.
Lo primero que uno aprende cuando estudia a México, por ejemplo, a través del teatro, es que las madres de familia mexicanas no crían hijos, crean machos que ven a sus hermanas, primas y novias como entidades que nacieron para atenderlos.
¿A quién van a encarcelar cuando una recién casada denuncie a su marido por golpearla por no tenerle frías las cervezas? ¿A la suegra?
A raíz de esta ley, las autoridades deben vigilar y sancionar cualquier cosa que consideren que representa un atentado contra las mujeres en los medios impresos y electrónicos, y como los criterios son tan amplios, la única realidad es que los medios se van a enfrentar a un nuevo tipo de censura.
¿Y las lesbianas? ¿Ocurre algo o las mujeres que aman a las mujeres se tienen que esconder si son víctimas de algún tipo de violencia por el temor a que no se les haga justicia?
Uno de los casos más tipificados por la gente que ha dado entrevistas para explicar esta ley es la de los matrimonios de hombre y mujer con hijos.
Si la mujer es víctima de algún abuso, se le va a proteger, se le va a llevar, tanto a ella como a sus hijos, a un lugar seguro, y al esposo se le va a castigar con singular alegría.
¿Y si los hijos no están de acuerdo? ¿Si se quieren ir con el padre?
¿Y la situación matrimonial? ¿Es cierto que a partir de esta ley violencia va a ser igual a divorcio automático? ¿Quién se va a quedar con qué? ¿Por qué? ¿Porque uno es hombre y la otra, mujer?
¿Y si al paso de algún tiempo la señora se arrepiente, perdona al marido y quiere regresar con él? ¿La van a dejar? ¿Entonces para qué se gastó tanto en albergues y trámites?
Alvaro Cueva
(v.pág.14 del periódico Público del 4 de febrero de 2007).
Indica que algunas disposiciones de la ley son tan subjetivas y carentes de sustento que se pueden convertir en actitudes abusivas por parte de la mujer sin que exista reciprocidad en ley alguna para defender los derechos del hombre como género.
En esta editorial, se externan dos aspectos de esta iniciativa que han sido criticados como la llamada violencia sicológica que habla del desamor, la indiferencia o el descuido reiterado, y se pregunta ¿qué significa ésto en la realidad concreta?, ¿qué puede interpretar ante esto el juzgador?
Lo mismo ocurre con la llamada violencia docente que da la impresión de que si un maestro reprueba a una alumna por su mal desempeño puede ser acusado de dañar la autoestima de la alumna, pero no así si el implicado es un varón.
(V.pág.5-A del periódico El Informador del 19 de febrero de 2007).
Es evidente que en los últimos tiempos los varones han sentido un gran cambio. Hoy por hoy tienen que recurrir a una nueva sensibilidad o una forma de ser distinta para relacionarse con la mujer; la mujer empoderada, la mujer realizada y la mujer liberada. Esa que se ufana de su autonomía y de sus realizaciones personales. Esa que gana mucho más que él y que en muchos casos ha podido conservar su chamba a diferencia de su pareja, que tal vez se encuentre desempleada. He aquí uno de los tantos temas de los que se ocupa el libro de la periodista española Joana Bonet, cuyo título lo dice todo: Hombres, material sensible (Editorial Plaza & Janés).
En tanto lo leía, por momentos sentía una gran compasión por esos hombres que se sienten totalmente desplazados y que no saben qué rumbo tomar para recuperar el lugar que les dijeron que siempre iban a tener. Para escribir el libro, la autora se basó en diversas entrevistas muy personales.
Para reflejar algunos de estos testimonios me permito transcribir uno de ellos que creo ejemplifica perfectamente el estado anímico en que se encuentran actualmente muchos varones que no se hallan. El primero es un estudio de Shere Hite que se publicó en El País Semanal (14 de enero del 2001): "Según mis estudios, muchos hombres están llevando a cabo una discreta revolución dentro de sí mismos, poniendo en tela de juicio las creencias en las que les educaron y modificando su sistema de valores: se replantean la importancia del trabajo y la vida privada, se preguntan cómo debe distribuirse el tiempo, cómo hay que estructurar el trabajo, en qué consiste el amor... Aunque la mayoría cree en la igualdad femenina, al mismo tiempo les preocupa que en un mundo feliz gobernado por mujeres no quede sitio para ellos. Entre tantas presiones muchos se sienten inclinados a revelarse y gritar: '¡al diablo, no logro hacer nada bien, voy a actuar como el macho malvado e inconformista que en el fondo soy...' Como una especie de exorcismo ante la demonización que ha sufrido lo masculino las últimas décadas".
Hoy quiero referirme al hombre que ha cambiado y que acepta y está contento con los cambios de la mujer. Quiero ocuparme del varón que coopera, que no se asusta del éxito de su mujer, que las prefiere trabajadoras que abnegadas y que es un buen padre. Siento, sin embargo, que este hombre es el que está más confuso; se siente rebasado, se siente amenazado por una omnipresente inseguridad sexual, por el desafío a su papel de proveedor, pero especialmente, por la inseguridad acerca de su masculinidad. Se encuentra entre el macho y el metrosexual; entre el que contiene sus sentimientos y el que es capaz de llorar y entre el que manda y el que obedece. Es decir entre el macho y el mandilón. Ese es el hombre que hay que rescatar, comprender y con el que hay que solidarizarse.
Por otro lado, me pregunto por qué mientras que el hombre puede ser culpado por desamor, que resulta un concepto bastante vago, la mujer no puede ser culpada de lo mismo, se supone con el mismo criterio, que se ha atribuido al hombre que es lo suficientemente fuerte y resistente emocionalmente como para no ser tocado por el mismo motivo. Si la mujer no puede ni debe ser forzada a tener relaciones, lo cual parece absolutamente justo, ¿qué le sucede al hombre que no siente deseos de hacer el amor y que se ve presionado por la mujer? ¿Es eso desamor o qué es? ¿Algún día se legislarán leyes a su favor? ¿Cuáles son ahora sus derechos como padre divorciado, como viudo o como abuelo?
Por último quiero mencionar a los anuncios que se refieren a la violencia intrafamiliar en la que se atribuyen todos los casos al hombre sin tomar en cuenta que existe un buen número de situaciones en las que puede determinarse que es precisamente la mujer la que es violenta de muchas maneras, tal vez no física, pero sí moralmente. Veamos algunos ejemplos: la mujer que se dirige al hombre despreciándolo o burlándose de su escasez de atributos masculinos... aquella que le reprocha que no gana suficiente, aquella que le habla constantemente golpeado, que lo disminuye ya sea frente a los hijos o a los amigos. O aquella que lo recibe siempre enojada, desaliñada y con una perenne apariencia de fatiga. Escuchemos sus constantes quejas: "Me duele mucho la cabeza". "Lo que me das no me alcanza para nada". "Cada día estás más panzón y calvo". "Ya no siento nada contigo", etcétera, etcétera, etcétera.
Por todo lo anterior pienso que sí debe de existir un Día del Hombre, que bien podría tener nombres como Un Día del Compañero. O bien, Un Día del Hombre Sensible. O Un Día para el Hombre Rebasado. Un Día para el Hombre Nuevo. Un Día para el Hombre Comprensivo. Y por último, Un Día para el Hombre, Hombre...
Guadalupe Loaeza
(v.pág.8 del periódico Mural del 8 de marzo de 2007).
Ante la realización de un matrimonio, es lógico, necesario y urgente que él y ella se refieran al asunto económico.
Con lo que yo gano, dice el ingeniero Pío, unido a tu sueldo, Ana, podemos vivir muy bien, en una casa-mansión y recorrer el mundo varias veces al año. Ana aprueba, se casan celebrando una fiesta estupenda, se van de luna de miel y regresan a la bella casa y al trabajo: él es un ingeniero en textiles; ella arquitecta de palacios modernos.
Pocos días después asisten a la boda de Enrique-Esteban y Rosa-Rosario, una pareja idéntica, podemos decir, de la formada por Pío y Ana.
Tanto ellos como ellas se distinguen en sus respectivos quehaceres, sin embargo, Pío va dándose cuenta de que el negocio va de mal en peor. Como la gente, en general, tiene poco dinero, apenas compra textiles. Total, que se impone un ajuste y Pío, con todas las de la ley, se queda sin trabajo.
-No te preocupes- le tranquiliza Ana, -a mí acaban de subirme el sueldo y el puesto, casi soy la jefa máxima, podemos vivir bien sin tu paga.
A Pío no le gusta sentirse convertido en un mantenido, él que es todo un hombre con tan buena preparación. Se da una vida de ensueño, se levanta tarde, desayuna lo que le apetece, sale a la calle a ver qué encuentra, pero no se halla a gusto.
En una de esas ve a Enrique-Esteban sentado en un café y se acerca a él. ¡Qué raro que el amigo tenga ese rato de asueto precisamente en el horario del máximo trabajo!
-¿Qué es de tu vida?- pregunta Pío.
-Nada, hombre, que he pensado que sería muy bueno que me despidieran.
-Pero ¿qué dices?
-Pues lo que oyes. Rosa-Rosario gana una barbaridad ¿para qué voy a cansarme yo? Con su sueldo podemos vivir ambos estupendamente. Además, está la liberación femenina, que ella siempre saca a relucir machacando que muchas mujeres, como ella, valen más que ciertos hombres como yo. Voy a darle el gusto de que me mantenga y pague mis caprichitos...
-Pero- le corta Pío -¿y la dignidad masculina?
Su amigo se echa a reír con todas sus fuerzas. Y explica:
-Déjate de sandeces, Pío, la Liberación Femenina es nuestra liberación, ya ves mi esposa, Rosa-Rosario, a pesar de su trabajo intenso saca unos minutos para coserme los botones de la camisa. Yo me río y le digo que es la mejor esposa del mundo. En cuanto me despidan, tú y yo nos iremos de farra por ahí. No pongas esa cara, hombre, ellas lucharon por la Liberación Femenina y han demostrado que valen tanto como nosotros, mas no ¿eh? porque con esta idea mía voy a superar todos los sueños de las mujeres liberadas ¡Que trabajen! ¡Que nos mantengan!
-No puedo- dijo Pío, -pertenecemos a dos clases de hombres. Yo quiero trabajar para ayudar a Ana.
-Pobre Pío- respondió Enrique-Esteban, -que Dios te ayude.
Gabriel Paz, escritora
(v.pág,4-A el periódico El Informador del 2 de abril de 2007).
Aún se detalló más en la respuesta de la RAE: que precisamente la oposición de sexos, cuando se utiliza, permite destacar diferencias concretas. Usarla de forma indiscriminada, como proponen las feministas radicales, quitaría sentido a esa variante cuando de verdad hace falta. Por ejemplo, para dejar claro que la proporción de alumnos y alumnas se ha invertido, o que en una actividad deportiva deben participar por igual los alumnos y las alumnas. La pérdida de tales matices por causa de factores sociopolíticos y no lingüísticos, y el empleo de circunloquios y sustituciones inadecuadas, resulta empobrecedor, artificioso y ridículo: diputados y diputadas electos y electas en vez de diputados electos, o llevaré a los niños y niñas al colegio o llevaré a nuestra descendencia al colegio en vez de llevaré a los putos niños al colegio. Por ejemplo.
Pero todo eso, que es razonable y figura en la respuesta de la Real Academia, no coincide con los deseos e intenciones de la directora del Instituto Andaluz de la Mujer, doña Soledad Ruiz. Al conocer el informe, la señora Ruiz se quejó amarga y públicamente. Lo que hace la RAE, dijo, es "invisibilizar a las mujeres, en un lenguaje tan rico como el español, que tiene masculino y femenino". Luego no se fumó un puro, supongo, porque lo de fumar no es políticamente correcto. Pero da igual. Aparte de subrayar la simpleza del argumento, y también la osada creación, por cuenta y riesgo de la señora Ruiz, del verbo "invisibilizar" -la estupidez aliada con la ignorancia tienen huevos para todo, y valga la metáfora machista.
Arturo Pérez-Reverte, de la Real Academia Española
(v.periódico Público del 8 de abril de 2007).
Proverbio chino
Joaquín Sabina
Germán Dehesa
(v.pág.1 de la sección "Comunidad" del periódico Mural del 30 de agosto de 2007).
Germán Dehesa
(v.pág.1 de la sección "Comunidad" del periódico Mural del 8 de noviembre de 2007).
Yo y muchos más somos incapaces de ser felices a fuerza (éste es uno de los problemas del matrimonio. Hay que amanecer radiante todos los días o la contrayente larga el trapo), entonces esto de que la noche del 24 y parte del 25 tenga uno que ser totalmente feliz y bueno y servicial y querer con toda el alma a unos parientes odiosos y horripilantes y a unos xoloixcuintles chamagosos y dedicados de lleno a despanzurrar y descomponer para siempre sus regalos, me resulta intolerable. Y que conste que nada he dicho de los abominables villancicos, ni de las letales posadas.
Germán Dehesa
(v.pág.1 de la sección "Comunidad" del periódico Mural del 6 de diciembre de 2007).
(V.pág.33 del periódico Público del 9 de diciembre de 2007).
(V.revista Giro Comercial de marzo de 2008).
William Shakespeare
(V.pág.57 de la revista Selecciones de abril de 2008).
La ciencia ha salido en defensa de los varones y ha puesto las cosas en claro: es falso que el hombre tenga por hábito negar su atención cuando escucha una voz femenina.
Ellos tardan en decodificar la voz de la mujer, porque la oyen con muchos sonidos y esta complejidad es demasiado para su cerebro. Sus vías de entendimiento se saturan con ese sonido y, por este simple hecho, no procesan la información como la mujer lo desea.
"Una de las mayores molestias femeninas es que los varones no ponen atención a lo que ellas les cuentan, pero no es que se hagan los locos o que sean distraídos; el punto es que científicamente se ha comprobado que el cerebro masculino tarda en decodificar la voz femenina", explicó Georgina Montemayor, especialista en estudios del aprendizaje y el cerebro del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la UNAM.
De acuerdo con una investigación realizada a finales del año pasado en Estados Unidos para detectar qué escuchaban los esquizofrénicos, entre los resultados se encontró que el hombre decodificaba de manera más lenta a la voz femenina que a la masculina.
Hombres y mujeres que participaron en el experimento fueron sometidos a resonancias magnéticas para ver qué zonas se activaban cuando escuchaban registros de voces femeninas y masculinas, y fue así como se detectó que el cerebro del hombre tarda en entender los sonidos femeninos.
Con base en estos resultados, ahora se sabe que no es que ellos no quieran poner atención a las mujeres, sino que tardan en descifrar sus sonidos.
Cuando los varones escuchan una voz femenina, pasa por su oído y luego la procesan en el hemisferio derecho, donde se procesa la música. "Su lado derecho va decodificando la voz femenina como si fuera una partitura musical, entonces para cuando la mujer termina la frase, el hombre apenas está descifrando el inicio", indicó la doctora Montemayor.
Aunado a esto, detalló la especialista de la UNAM, la mujer habla en forma circular o de espiral, y el hombre no es capaz de seguir su ritmo, por lo cual se pierde en la conversación.
"La mujer dice: Vi a Margarita, sí Margarita, la esposa de Pepe, el primo de Juan, Juan el que era abogado ¿Si te acuerdas? Bueno, pues hoy me la encontré". Esta manera de hablar, comentó la doctora, es circular y es precisamente una conversación así la que confunde a los hombres.
En cambio, entre las mujeres sí puede haber una conversación espiral o hablar entre paréntesis, porque la comunicación que hay entre sus dos hemisferios del cerebro le permiten hacer o entender varias cosas al mismo tiempo.
El estudio también descubrió que cuando un hombre escucha la voz de otro varón, en poco tiempo cree que se escucha a sí mismo, porque se activan las zonas de la memoria episódica, donde se guardan los acontecimientos de la vida personal.
La doctora Montemayor aclaró que puede haber hombres que no se ajusten a este descubrimiento, porque siempre hay variaciones. No obstante, es un modelo científico que permite explicar y entender conductas humanas.
Los hombres sólo ponen atención cuando cortejan a la mujer o cuando quieren obtener algo, pero una vez que logran el objetivo dejan de escuchar. Por ello, la investigadora de la UNAM señaló que si las mujeres quieren conservar la atención de los hombres deben:
Son pequeñas las diferencias entre los cerebros de los hombres y las mujeres, pero que nos ayudan a comprender la conducta de ambos en el contexto de pareja.
La mujer puede hacer varias cosas al mismo tiempo. Una fémina puede atender el teléfono, lavar, cocinar y revisar las tareas de los hijos, porque los 2 hemisferios están mejor conectados que en los hombres.
El hombre tiene una lateralización y su atención está dirigida a una sola tarea.
Cuando lee el periódico, por ejemplo, sólo puede hacer eso y no es que no quiera poner atención, está concentrados en una sola cosa. No obstante, esto le permite un alcance mayor de concentración que las mujeres, por lo cual se desarrollan mejor en áreas duras como la física y las matemáticas.
Las neuronas del cerebro femenino son las mismas que las de los hombres, pero al ser más pequeño estas neuronas se comunican mas fácil y por ello las mujeres tienen buena memoria y pueden evocar las cosas con mayor rapidez.
Las mujeres, al tener bien comunicados los 2 hemisferios, tienen un mayor dominio del lenguaje, porque las 2 zonas están activas. En cambio, en el hombre sólo se activa su lado izquierdo del lenguaje y, por ello, tienen mayor dificultad que la mujer para expresarse. Por eso dicen que las mujeres hablan más y que el hombre no dice nada. En la zona del cerebro femenino que está atrás de la frente, denominada corteza prefrontal, hay más neuronas que en esa misma zona del cerebro masculino. Aquí es donde se toman las decisiones y, por ello, la mujer tarda más en tomarlas, pero una vez que lo hace tiene mayor control de decisión que los varones.
Aparentemente el hombre se preocupa menos que la mujer, pero lo que ocurre es que una estructura del cerebro llamada cíngulo está más desarrollada en las mujeres y eso ocasiona que se preocupe más por todo.
PUEDEN ENTONCES PEDIR SU CERTIFICADO MEDICO, PARA EVITAR PROBLEMAS.
(Recibido por e-mail el 21 de mayo de 2008).
¿Cómo apago el DVD? ¡Pícale al botón rojo! (...) ¡Uy, qué agresivo! No te gusta platicar. (...) No, pos sí.
Las respuestas concretas, definitivas o contundentes las consideran belicosas o desinteresadas. No quieren oír un sí o un no. Quieren que platiquemos, que hablemos "bonito", que adornemos el sí o el no con historias y anécdotas alrededor.
No todas las preguntas de las mujeres son para buscar respuestas. Unas son nada más para hacer plática y otras son simplemente una forma de pensar en voz alta.
La bronca es saber cuál es cuál.
Mientras tanto, a la pregunta matutina ¿qué quieres de comer?, no hay que responder simplemente: ¡pescado y ensalada!, sino algo como: ...Fíjate que últimamente me he sentido un poco recargado del estómago. Me gustaría comer algo más ligero esta semana, ¿qué te parece un pescado o una ensalada? Contestando así al menos nos ganaremos un elogio como: ¡ay, qué lindo platica mi marido!
Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.6 del periódico Mural del 10 de julio de 2008).
Sólo piensa que este profesional del gimnasio, pasa al menos 20 horas semanales trabajando ese cuerpo. 20 horas frente a los espejos del gimnasio, sin reparar que existen bellas y deliciosas mujeres a su lado y que apenas las mira para pasarle las pesitas o el paño que se les cayó al suelo.
Sólo imagínate ¿cuántas cervezas él no se ha podido tomar? Solo puro ¡Monster y Gatorade! ¿Grasas y harinas? ¿Una carne asada a las brasas con toda su grasa? Ni en sueños. ¿Y todo esto para qué? ¿Para quedarse frente al espejo viéndose lo bonito que es?... ¡Inche uto!
¡YA BASTA DE TANTA MARICONADA!
Ya todo el mundo sabe que a los únicos que les gusta un hombre bonito es a los maricones.
¿Qué cosa desea una mujer?
Un hombre inteligente, apasionado, cariñoso, dulce, tierno, y con panza.
Por esto se está lanzando el día 1o.de agosto como el DÍA INTERNACIONAL DE LOS PANZONES.
Ya basta de tener la conciencia pesada después de beber aquellas cervecitas viendo el partido, después de comer aquellos deliciosos chicharrones con salsa molcajeteada. Ahora, amigos, vamos a llenar los restaurantes y todos los bares del mundo.
Invitemos a nuestros amigos a que compartamos sábados de carne asada, con chorizo y salchicha asada; vamos a empinar todas las cervezas, también, tomemos Coca Cola normal. Pidamos unos chicharrones con bastante grasa, doradita, crocante; unas tostadas con salsa y quesito, frijoles con tocino, y todo lo que nos sirvan. Y no nos olvidemos del delicioso quesito botanero.
Pidamos postre de los buenos, con el doble de leche condensada y no le tengas miedo a los helados llenos de calorías.
Llegó ahora nuestra oportunidad: mandemos la ensalada de lechugas con limón a la mesa de los 'GAYS'.
Nuestro Ídolo: Homero Simpson.
Nuestro Lema: Gorditos pero sabrosos y no mamados y babosos.
Mas vale en la cama un caliente panzón que un gimnasta maricón.
Nuestro día: el 1o.de agosto (¡cae en viernes!), el día Internacional de los panzones.
NO ESTAMOS SOLOS: Informa de esto a todos tus amigos con panza cervecera. Y a todas aquellas INTELIGENTES MUJERES simpatizantes con nuestra causa. Ya sabes que son muchas...
(Recibido por e-mail el 30 de julio de 2008).
De la invención del "amor de mi vida" las mujeres extraen fuerzas para lidiar con un señor que cada día les cae más gordo, aunque conserven lejana memoria de alguna razón que en su momento tuvieron para contraer nupcias con el plomito que les tocó en suerte. Esto sí ténganlo muy claro: todo marido que funge como marido necesariamente es un plomito, un coágulo al cerebro, una plaga de Egipto.
Cabe aquí hacer una pregunta: ¿tienen también los hombres algo así como "el amor de su vida"? No me sería fácil responder. A diferencia de las mujeres que viven en permanente estado de proclama y gustan de contarlo todo y de comentarlo y, ya con media botella de Jimador encima, confesarlo todo, aunque esté su marido (¡me vale!) y se encuentren en una reunión del Club de Parejas Cristianas. Ellas sí lo cuentan todo, nosotros no. Nosotros pensamos todavía en aquello que dice La Celestina: "quien entrega el secreto, entrega la libertad". Y la verdad, no es para tanto; nada terrible nos ocurrirá por decirlo, lejos de eso, será un alivio y un consuelo enorme extraer del corazón ese sellado secreto que, salvo que confesemos que el amor de nuestra vida es Eduardo Sojo o La Chupitos, no tiene que provocar el menor daño, a menos de que nuestra confidencia llegue a oídos de la esposa que, no tengan la menor duda, reaccionará mal tirando a peor. No importa que se trate de un amor platónico e inalcanzable o ya difunto; esto no apaciguará sus coléricos arrebatos. Y si se trata de alguna contemporánea que hasta vive en la misma colonia y lleva a sus niños a la misma escuela que los nuestros, entonces las consecuencias pueden ser catastróficas, porque la susodicha, que no se cansa de predicar la liberación y la tolerancia entre sus cuatas, se retrotrae a su condición de tigresa dientes de sable y empieza a bufar de horrísona manera. Es el momento, amados maridos, de abandonar la casa con lo puesto, dirigirse a La Tapo y desaparecer con rumbo desconocido. A lo mejor es por esto que nosotros preferimos no soltar la sopa y morir con nuestro secreto.
Germán Dehesa
(v.pág.1 de la sección "Comunidad" del periódico Mural del 4 de septiembre de 2008).
-Marcos- dice la mujer -¿Sabes que los gorilas son los animales más parecidos al ser humano en cuanto a su comportamiento? Observa le voy a enseñar un seno, aprovechando que no hay gente, y seguro que se va a excitar al igual que un hombre.
Lucinda le muestra un seno y el gorila se empieza a excitar y comienza a mover las barras de la jaula.
-¿Ves?- dice la mujer -ahora me doy cuenta por qué eres así. Los hombres no pueden controlar sus instintos animales al igual que el gorila.
Marcos le dice: -Ahora muéstrale los dos, a ver qué pasa.
La mujer le muestra los dos senos y el gorila se excita aún más y se desespera por salir. Marcos le dice: -Es increíble cómo reacciona el gorila; ahora súbete la falda y muéstrale el trasero a ver qué pasa.
La mujer se sube la falda y le muestra el trasero, a lo que el gorila, completamente excitado, rompe las barras de la jaula, agarra a la mujer y empieza a querer quitarle la ropa y desnudarla.
-¡Marcos! ¿Qué hago? ¡Ayúdame!
Y Marcos le dice: -Ahora, explícale al pinche gorila...
¡A ver si es cierto que nos parecemos!
(Recibido por e-mail el 23 de noviembre de 2008).
-Discutimos- me dijo -pero al final siempre uno de los dos se da cuenta de que yo estoy equivocado.
Germán Dehesa
(v.pág.9 del periódico Mural del 9 de abril de 2009).
Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(recibido por e-mail el 10 de mayo de 2009).
(Recibido por e-mail el 12 de junio de 2009).
(Recibido por e-mail el 10 de julio de 2009).
Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico El Siglo de Durango del 15 de octubre de 2009).
Estos son sólo unos cuantos ejemplos de cómo tiene que ser ahora la relación hombre-mujer si es que queremos que todo vaya en paz. Cada vez que yo lo olvido -y me suele ocurrir con cierta frecuencia con la madre del Bucles que es una punzante callosidad en el dedo chiquito del pie- las consecuencias para mí suelen ser catastróficas. Y miren que me esfuerzo. Me habla por teléfono y de inmediato yo pongo mi mente a los pies de San Vicente Ferrer y de San Charbel y les pido que me tengan de su mano y refrenen mi boca. Mientras ella habla, yo musito La Magnífica y el ¡Detente, bala! para no incurrir en ninguna imprudencia ni mal modo. Mis diálogos con esta recia matrona se parecen cada vez más a la letra de una antigua guaracha titulada "María Cristina me quiere gobernar".
Quizá por esto me resulte tan sedante escuchar o leer algún pleito entre mujeres, porque ahí sí hay equilibrio e igualdad y se pueden mentar la madre a gusto. Aparece una doctora que no es doctora y una cantante que no es cantante. La doctora le ofrece a la cantante unas pociones mágicas para dejarle la cordillera del sur firme, prominente y redondeada. La cantante accede, los resultados ofenden a la estética y de inmediato se arma el zafarrancho. Los hombres: nomás mirando.
Germán Dehesa
(v.pág.7 del periódico Mural del 15 de octubre de 2009).
Durante miles de años, los hombres nos hemos esforzado por entender el comportamiento de las mujeres y en la medida de lo posible hacerlas felices. Finalmente después de muchos intentos, hemos logrado crear una guía para entender como funciona todo. Aplica los siguientes pasos y ¡mucha suerte!
Habitación | |
Haces la cama | +1 |
Haces la cama, pero olvidas poner cojines decorativos | 0 |
Baño | |
Dejas la tapa del WC levantada | -5 |
Cambias el papel higiénico cuando se acaba | +1 |
Cuando el rollo se acaba recurres al kleenex | -1 |
A la hora de comer | |
Sales a comprarle lo que se le antojó de comer | +5 |
En medio de la tormenta | +8 |
Pero regresas con un six y se te olvidó la comida | -10 |
De noche | |
Te levantas para comprobar un ruido sospechoso en la noche | +5 |
Le das un golpe al intruso con un bate de beisbol | +10 |
Era su gato | -40 |
En eventos sociales | |
Estas con ella durante una fiesta | +1 |
Estas un rato y luego te vas a platicar con alguien más | -1 |
Ese alguien se llama Palestina | -10 |
Además se dedica al "baile y al modelaje" | -25 |
Fechas importantes | |
Te acuerdas de su cumpleaños | +1 |
La invitas a cenar y le das regalo | +10 |
El lugar es un bar y pasan un juego de las chivas | -15 |
Entretenimiento | |
La llevas al cine | +1 |
La llevas a ver una película que le gusta | +5 |
La llevas a ver una película que no te gusta | +7 |
La llevas a ver una película que te gusta | -2 |
La llevas a ver una con balas y desnudos | -9 |
Detalles físicos | |
Desarrollas una panza cervecera | -15 |
Estas panzón, pero te inscribes al gym | +10 |
Ella te pregunta: ¿me veo gorda"? | |
Dudas un segundo en contestar | -20 |
Respondes: "creo que estás un poco repuesta" | -50 |
Respondes con un rotundo ¡no! con seguridad | +75 |
Mac
(v.pág.12-B del periódico El Informador del 7 de noviembre de 2009).
"Sí, sí, sí... ya me sé esa historia, pero ya no somos cazadores", respondió molesta una socióloga hace algunos años para afirmar un riguroso relativismo cultural que predica las tesis del conductismo más radical: en la conducta humana, todo es aprendido. Ya lo dijo el padre del conductismo, Watson, con una sola frase: Denme un recién nacido y haré de él lo que sea. Durante un siglo, se han acumulado pruebas en contra: no somos una tábula rasa en la que es posible escribir lo que sea y la evolución actúa en nosotros como en todas las especies, no somos creación separada ni nuestra naturaleza se cuece aparte.
La Universidad de Míchigan acaba de publicar un estudio que nos recuerda que como Homo sapiens somos una especie muy nueva, con apenas 200,000 años de existencia, pero que tenemos tras de nosotros varios millones de años de evolución como primates cazadores-recolectores... Y que desde nuestro pasado homínido traemos cerebros especializados en diversos aspectos.
El estilo de compras viene con nuestro kit de genes y podemos rastrear sus orígenes evolutivos. Para Daniel Kruger resulta perfectamente explicable que los hombres no logren distinguir entre un calcetín beige y otro café verdosito, y que, por su parte, las mujeres no distingan si el departamento de zapatos está enfrente o a la derecha del elevador.
"Desde una perspectiva evolucionista debemos referirnos a las habilidades que en el pasado usaron las mujeres para recoger plantas alimenticias y a las habilidades que usaron los hombres para cazar y obtener carne. El contraste emerge a causa de las diferentes estrategias para aprovisionar cacería y recolección empleadas en la evolución humana".
El estudio de Kruger, programado para el número de diciembre del Journal of Social, Evolutionary, & Cultural Psychology, revisa la prehumana división sexual del trabajo a la luz de los hábitos de consumo actuales.
El estudio examina la clara diversidad en el "shopping" a la luz de la psicología evolutiva. "Tenemos evidencia de que el tipo de habilidades, destrezas y conductas que son importantes en la cacería y la recolección de alimentos en las sociedades de cazadores-recolectores emergen previsiblemente en nuestro medio moderno de consumo", sostiene Kruger. En unas vacaciones invernales por Europa con un grupo de amigos, luego de explorar pequeños pueblos adormecidos y llegar a Praga, lo primero que las mujeres deseaban hacer era ir de compras y sus maridos no podían entender por qué.
Se comprende si revisamos nuestra más antigua forma de obtener alimentos. Cada vez que un grupo llegaba a una nueva área, las mujeres revisaban el terreno y encontraban diversas franjas de alimento. Sostiene Kruger que la recolección de plantas y hongos comestibles por tradición la hacían las mujeres. Lo cual, en términos actuales, significa llenar una cesta eligiendo cosas una por una.
Los hombres, por el contrario, con mayor frecuencia tienen ya en mente algo específico que salen a buscar, o, en términos modernos, a comprar.
Luis González de Alba
(v.pág.31 del periódico Público del 6 de diciembre de 2009).
Robert De Niro, actor
(v.pág.113 de la revista Selecciones de febrero de 2010).
Teresita Morfín López, coordinadora de la Academia de Estudios de Género de la Licenciatura en Psicología del ITESO
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 9 de marzo de 2010).
Juan María Naveja Diebold
(v.pág.19 del periódico Público del 9 de julio de 2010).
George Bernard Shaw
El Ciruja
Joaquín Sabina
Alemán-Mujer/Mujer-Alemán es el título de la publicación y en sus páginas se encuentran las 10 palabras o expresiones que más usan las mujeres, además se explica el significado exacto que ellas les dan.
(V.periódico El Universal en línea del 20 de enero de 2011).
Filósofo anónimo
Antes de la reforma, si el hostigamiento lograba comprobarse, la sanción era de 40 días de salario mínimo, es decir, poco más de 2,000 pesos. Francamente, no tenía caso denunciar al jefe (o a la jefa). Si el lascivo (o lasciva) formaba parte de la administración pública, su actuación le costaba el cargo. Ahora, esta conducta costará hasta 14,000l pesos y podrá implicar 3 años de prisión.
La medida, dicho sea con franqueza, parece un acto populista, una reacción legislativa a una legítima demanda social. Pero no es una herramienta útil para la política pública, para las actitudes laborales o para el respeto en sociedad. Primero, por la falta de definiciones claras. El hostigamiento es, según el código penal, el asedio reiterado con fines lascivos a persona de cualquier sexo, valiéndose para ello de una posición jerárquica superior.
Ahí está el primer problema, que no es sólo de redacción, sino que obedece a la naturaleza de las relaciones humanas: la verdad es que son chiclosas. La frontera entre el hostigamiento y la seducción no es tan clara, pues puede leerse con distinta intensidad por cada una de las partes. Una nalgada o un manoseo son evidentes agresiones, pero ¿las miradas lascivas? ¿Cómo se sabe que son lascivas? ¿Porque se van hacia el escote? ¿Y las aparentes cortesías para que una dama suba primero las escaleras? ¿O para que camine adelante? ¿Las invitaciones constantes a salir? ¿Los aventones del jefe a casa? ¿Las solicitudes para trabajar más tarde? ¿Las miradas al potito del subalterno? Para colmo, la ley dice que el hostigamiento sólo se castigará si causa un perjuicio o daño. ¿Pero como más o menos de qué tipo de daño? ¿Miedo, nervios? ¿Cómo se comprueba que hay un daño causado en la autoestima?
Precisamente porque no es fácil comprobarlo, la herramienta se vuelve inútil y prácticamente no se utiliza. Por lo menos en términos de sentencias, aumentar la multa no va a lograr que un mayor número de hombres pague sus actitudes de macho. Puede, si se le da la publicidad adecuada, funcionar como advertencia, eso sí.
Lo que de plano es un despropósito es meter a la cárcel a los hostigadores. No está el país para ello, a la sociedad nunca le ha convenido y el sistema penitenciario de ninguna manera puede ser usado para arreglar conductas indebidas en la esfera de las relaciones personales. Es un asunto de grados de ofensa social. El hostigamiento debe cesar, debe costar carísimo, debe resarcir a la víctima, debe costar el trabajo y hacer un agujero en la cartera, pero no es igual que el tráfico de armas, penado con 3 años de prisión.
Ivabelle Arroyo
(v.periódico El Informador en línea del 23 de febrero de 2011).
Peter Baker, director de "Men's Health Forum"
(v.pág.39 del periódico Público del 4 de marzo de 2011).
A estas alturas del partido, está claro que la reflexión no ha sido lo nuestro y mucho menos en algo que ha calado tan hondo, que nos ha desubicado y que nos ha enfrentado con el primate que llevamos dentro. Esto último es serio si revisamos la cantidad de mujeres víctimas de violencia por hombres cercanos: 40 puñaladas es el promedio de desquite de los casos que tengo enfrente, todos recientes, en una ciudad norteña de México.
Estoy seguro de que los siguientes pasos en la liberación de la mujer suponen una transformación de los hombres, tan liberadora o más que la de ellas. Pero también estoy seguro de que no tenemos idea de para dónde jalar.
No ha llegado el momento, por ejemplo, en que uno pueda siquiera imaginarse llamando a la chamba para avisar que no podrá asistir porque a su mocoso no lo admitieron en la guardería. Ni imaginárselo: en el fondo, vivimos en el aterrador acuerdo de que precisamente por eso las mujeres no tienen en el trabajo las responsabilidades de uno y los correspondientes ingresos. Y falta ver al titán que se atreva a cambiar la mitología laboral sin exponerse al ridículo, en el fondo cómodo para todos, frente a compañeros, jefes y oficinas enteras de recursos humanos.
No tiene remedio. Si queremos superar esta situación, a los hombres no nos queda de otra que someternos a un auténtico rediseño de nuestra propia humanidad. Vaya, no sabemos ya ni cómo es que nos quieren, tiernos pero varoniles, fuertes pero comprensivos, sensibles pero no chillones, femeninos pero no maricones...
Tampoco sabemos dónde vamos a hallar los planos de semejante rediseño. Está difícil, y más si no reconocemos lo que la mezcla de roles en la vida diaria nos puede reportar en términos de desarrollo humano y, simplemente, de felicidad, y si no aceptamos que nuestra mayor aportación a los cambios sociales es hacernos responsables de nuestro propio crecimiento.
Una clave para hallar los planos del rediseño está, creo, en la bobería de acudir a lo humano básico. Sobran ideas en las múltiples tradiciones a nuestro alcance que esperan ser releídas con otros ojos, sin la mirada de la exclusión, sin importar que seamos niños o niñas.
Y claro, en todas las tradiciones podremos descubrir la gallardía y la llana generosidad como motores de perfeccionamiento.
Luis Petersen Farah
(v.periódico Público en línea del 6 de marzo de 2011).
-No -repuso-. Al llegar a casa tendría que decirle: "Hola, cariño. Acabo de pagarle 400 dólares a alguien para que me explique en qué estoy mal". Entonces, considerando esa cifra y que levamos 23 años de casados, me entregaría una cuenta por 798,000 dólares.
(V.pág.96 de la revista Selecciones del mes de marzo de 2011).
(El restante .2% lo conforman quienes mienten acerca de su situación matrimonial). Doña Jodoncia, la feróstica esposa de don Martiriano, lo trataba muy mal: lo trataba como a una esposa. El lacerado se dolía de no haber tenido un hijo. Suspiraba: "Me habría ayudado a lavar los platos". Cierta mañana un ovni aterrizó en el jardín de la casa de don Martiriano. El alienígena que salió de la nave le ordenó con gutural acento: "Llévame con tu líder". Sin vacilar gritó don Martiriano: "¡Vieja, aquí te hablan!". Yo digo que en muchos hogares las mujeres actuarían un poco menos como hombres si sus maridos actuaran un poco más como hombres. Esto no es incitación al machismo. No quiero hacer un llamamiento a la insurgencia masculina, como aquella que sucedió en Caracas, Venezuela, cuando fue a cantar allá Jorge Negrete. Las mujeres lo entronizaron como ídolo: tenían retratos de él en su recámara, y hacían comparaciones que resultaban desventajosas para sus maridos. (Cuando a 2 se les compara, uno de los 2 repara). Encalabrinados, los caraqueños se bolivarizaron contra sus esposas, y les hicieron una huelga -llamémosla así- de pito, negándoles obra de varón hasta que dejaron de hablar del guapo charro mexicano. Lejos de mí la temeraria idea de erigirme en el subcomandante de los mandilones. Yo estoy muy resignado, y aun contento, con mi situación, pues de no ser por la prudente guía de mi esposa andaría perdido por los inextricables laberintos de la vida, dando constantes cabezazos contra los muros de la realidad. Propongo, sí, una aurea mediocritas, es decir, un dorado punto medio. Que nuestras esposas decidan sobre los asuntos pequeños: dónde debemos vivir; dónde debemos trabajar; cómo debemos vestir; qué coche debemos tener; a dónde debemos ir de vacaciones; y nosotros decidamos sobre las cuestiones que realmente importan: si los Estados Unidos deben salir ya de Afganistán; si el señor Strauss-Kahn es en verdad culpable; quién debe ser el técnico de la Selección Nacional, y otros asuntos de similar sustancia y entidad.
Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico El Siglo de Durango del 14 de julio de 2011).
Aunque continúan siendo pocas las mujeres que abiertamente ejercen el poder en la política, el sector privado, social y en la propia familia, la verdad de las cosas es que siempre hemos vivido en un matriarcado, ah, pero eso sí, no deja de haber mujeres que siguen exigiendo la igualdad de género.
Cuauhtémoc Cisneros Madrid
(v.pág.2-A del periódico El Informador del 30 de agosto de 2011).
(Recibido por e-mail el 9 de septiembre de 2011).
No olvidemos que el hecho de ser mujer no te concede automáticamente la exclusiva de la bondad, y que además de la violencia física existen la violencia psíquica y la emocional.
Rosa Montero
(v.pág.7-B del periódico El Informador del 22 de enero de 2012).
El genio le agradeció la liberación de su encierro y en recompensa, con mucho gusto, le concedería un solo deseo.
Ella le contestó: -But, mi prima told me that the genios conceden tres güiches...
-Sorry dear- respondió el genio -pero los genios de tres güiches son puro cuento.... uno nomás... So, ¿qué quieres?
La mujer no lo pensó y dijo: -I want la paz in the Middle East... ¿ves este mapa? I want this países to stop figthing entre ellos, que los árabes love the judíos and the irakíes love the gringos, y que el mundo tenga peace...
El genio ve el mapa y exclama: -¡Órale, be reasonable mujer! This países have been at war for miles de years, and I'm out of forma, ya que he estado in the bottle por un rato. I'm good, but not tan bueno. I think que ese güich no se puede. Please ask for otro güich.
La mujer lo piensa por un minuto y dice: -Well, I want to find a bueno man. I want a mexicano boyfriend!... You know, uno que doesn't drink cerveza, que sea fun, que le guste la cumbia, and helps to clean la casa. Yo quiero that him be great in cama, and gets bien con mi family, has to be fiel, y doesn't throw chingadazos at me. That's my güich... a good mexicano man!...
El genio, tras un largo suspiro, se rasca la cabeza y dice: -Chingada mother, mejor let me see el mapa again...
(Recibido por e-mail el 16 de febrero de 2012).
Sergio Sarmiento
(v.periódico El Siglo de Durango en línea del 5 de abril de 2012).
En su texto, de la revista Proceso, titulado: "El error de Coca-Cola", Marta Lamas se pregunta: "¿A quién está dirigido ese anuncio? Parecería que a hombres que temen que se dude de su hombría si toman Coca-Cola Light. Imagino que ese no es un dilema que inquiete a muchos varones, ¿o sí? Pensándolo bien, el anuncio es más ofensivo para los hombres que para las mujeres. ¿Será que la refresquera considera que los hombres mexicanos requieren un refuerzo en su masculinidad y por eso usó el término 'macho'? ¿Qué hubiera pasado si en lugar de 'macho' hubiera usado, por ejemplo, 'viril'?".
Guadalupe Loaeza
(v.pág.7 del periódico Mural del 27 de septiembre de 2012).
Lana Turner
Luis González de Alba
(v.periódico Milenio Jalisco en línea del 13 de enero de 2013).
Manual para entender a las mujeres.
(Recibido por e-mail el 31 de enero de 2013).
Lo contrario sucede cuando el marido se dedica al jardín o a su automóvil, según las conclusiones del informe que destacan "la importancia de los papeles tradicionalmente otorgados a cada uno de los sexos" y su influencia en la frecuencia de las relaciones sexuales en un matrimonio heterosexual.
"Existe una suerte de escenario sexual bien definido para cada género, en el cual manejarse según el género es importante para el desarrollo del deseo sexual", afirma Sabino Kornrich, investigador del Instituto Juan March de Madrid que realizó el estudio junto a las sociólogas de la Universidad de Washington Julie Brines y Katrina Leupp.
Pero las conclusiones del estudio, que se basa en las respuestas de 7,002 encuestados, no deben llevar a los hombres a dejarse estar en el hogar: "Rechazar participar en las tareas del hogar provoca conflictos en la pareja y la insatisfacción de las esposas".
(V.Agence France-Presse del 30 de enero de 2013).
En la siguiente escena intentan sacar a la paloma del cuarto, y la señora de atrás exclama: ¡no la pueden sacar! Pues no señora, no la están pudiendo sacar. Sus ratificaciones verbales de lo que sucede en la película son completamente innecesarias.
Las mujeres, por lo general, supongo que debido a su natural habilidad para hablar y escuchar al mismo tiempo varias cosas, hacen preguntas y comentarios en medio de los argumentos centrales de una escena, y para quienes, como yo, no tenemos la habilidad de escuchar y contestar al tiempo que estamos tratando de entender lo que ocurre en una película, distraernos en ese momento es algo rudo y sólo produce problemas de pareja.
Es común escuchar reclamos, preguntas y respuestas como estas:
¡No platicas! ¡No me contestas! Pues no. No se puede ver y oír una película, y además hablar en medio de intrincados argumentos.
Unas preguntas surgen de la impaciencia:
-¿Quién es el asesino?
-He visto lo mismo que tú, lo mejor es esperar a que la película termine para averiguarlo.
Otras surgen por cerrar los ojos o por falta de atención:
-¿Qué pasó?
-Si te contesto me pierdo lo que sigue.
-¿Qué le dijo?
-Si me hablas mientras trato de escuchar no puedo saberlo. Etc.
Y cuando osamos contestar con un simple "no sé", los sentimientos no se hacen esperar:
-Sí sabes, pero no me quieres decir. Te da flojera explicarme. No comentas nada. Etc.
Las preguntas y comentarios de una película son después; no durante la proyección.
Señoras: la mayoría de los hombres no tenemos la habilidad de oír y hablar al mismo tiempo, ni de mantener varias conversaciones simultáneas.
Nuestras mentes funcionan distinto. Si no les contestamos en el preciso momento que hacen su pregunta, -la cual normalmente es formulada en el clímax de la película que ambos estamos viendo- no es por no querer hablar, sino por no perdernos la trama.
No se molesten si en ese momento les decimos que se esperen. Lo único que estamos tratando de hacer con nuestra mente unidireccional es entender lo que estamos viendo (Paso 1).
Luego, habiendo concluido exitosamente el Paso 1 (entender), podremos contestar lo que nos preguntan (Paso 2), y así, hasta poder armar por completo el rompecabezas de lo que ha ocurrido, no sólo en la película, sino también con ustedes, y ordenar las distintas piezas que componen las preguntas femeninas, las cuales además nunca piden una respuesta concreta.
Si a la pregunta ¿quién fue el asesino? respondemos sin rodeos ni titubeos: ¡el mayordomo!, lo que habremos logrado no es disipar una duda, sino generar el sentimiento (equivocado) de que las creemos tontas.
Y si a la misma pregunta respondemos: ¡No sé!, como asumen que sí sabemos, concluyen que no queremos hablar con ellas.
Sí y no, no son respuestas ni aceptables ni cordiales para ellas.
La respuesta correcta a la pregunta ¿quién fue el asesino? es: ...mmm, me parece que cuando el detective entró a la casa, la mirada del mayordomo tenía cierto odio. Y como traía una pistola en la mano, tal vez él la mató. ¿No lo crees tú, chula? Sí, chulo. ¡Qué bonito platicamos. Muá!
Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.6 del periódico Mural del 7 de febrero de 2013).
¿Cuál será la hembra de esta especie?
He aquí, ahora, lo que debe hacer una mujer para poner a un hombre "in the mood for love".
Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Milenio Tamaulipas en línea del 14 de marzo de 2013).
Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.periódico Milenio Tamaulipas en línea del 4 de abril de 2013).
(V.Ocio en línea del 17 de mayo de 2013).
De esta manera, el género femenino ha desarrollado un estilo de abuso más sutil e indirecto hacia los hombres, aunque no es socialmente reconocido, aseguró la doctora María de la Paz Toldos Romero.
"Los niños, cuando son más pequeños, utilizan más la violencia física porque tienen más fuerza física también, y las mujeres desarrollan otro tipo de violencia más sofisticada, que es la violencia sicológica", expresó.
La autora del libro "Hombres víctimas y mujeres agresoras: la cara oculta de la violencia entre sexos", explicó que no existe una cifra confiable sobre cuántos varones han sufrido este tipo de agresión, ya que no denuncian.
Factores como la presión machista, credibilidad, miedo, discriminación sexual y falta de recursos son algunas de las razones por las que ellos no presentan cargos en contra de sus parejas.
Sin minimizar las agresiones que sufren las mujeres, la académica del Tec de Monterrey, Campus Guadalajara, explicó que socialmente la violencia que ejercen las mujeres hacia los hombres es considerada defensa personal.
Para solucionar la violencia hacia cualquier género, la investigadora propuso crear organismos y legislaciones que velen por todas las víctimas.
(V.pág.6 de la sección "Comunidad" del periódico Mural del 23 de mayo de 2013).
Cierto. Pero es de mujeres. Aún no conozco al hombre que piense así, ni hetero ni homosexual. Un muchacho de 15 años a quien su vecina de 24 se le lanza acepta gustoso... y se lo cuenta a todos sus amigos. Su padre se entera, y, si no es gringo varón-domado, alardeará ante sus amigos, en sábado de cartas y cervezas: "Pues m'hijo salió todo un cabroncito... Ya se anda cogiendo a la vecina que, no es por nada, pero hasta a mí se me antoja...".
La histeria gringa acaba de poner en la cárcel, con leyes hechas para menores que no son iguales, para niños que no sienten como niñas, a una maestra de secundaria a la que varios de sus alumnos, teens, se cogían con entusiasmo. Los chavos, felices de ya no tenérsela que jalar dos veces al día pensando en ella; ella encantada con los pollos. Pero no conozco hombre que no se jacte de sus conquistas, y si es adolescente y se trata de su maestra, pronto llega a oídos adultos. Quizá no fue un padre, sino una madre, la que fue corriendo a poner queja con la policía. O padre que ha engullido toda la basura acerca del daño que una mujer adulta puede hacer a su puñetero hijito de 15 años.
Es una mentira basada en valores femeninos incorporados a la ley, que no distingue entre menores varones o mujeres. Y no, no es igual. Ningún muchacho de 15 llamará abuso a los 35 el momento en que una guapa de 25 le arrebató su indeseada virginidad, si fue por y con gusto. Un adolescente varón fanfarronea que se anda cogiendo a su maestra, a su vecina casada, Y a tu mamá también.
Desde Margaret Mead y Simone de Beauvoir hemos absorbido los hombres una mentira femenina acerca de nuestra sexualidad. La enorme diferencia entre ellas y nosotros está en la economía biológica: una hembra, humana o no, es selectiva porque la reproducción le resulta muy costosa en términos de energía invertida y riesgos. Primero el embarazo y sus posibles complicaciones; los riesgos externos: menor agilidad para huir del predador, urgencia de más alimento. Viene el parto y su riesgo de muerte. La lactancia y de nuevo inversión de energía convertida en leche. El macho pone algo se semen y ya acabó.
La hembra no puede arriesgarse a un apareo con un macho de tercera si hay uno de primera. Uno que dará buenos genes a la prole y la cuidará con ferocidad. Por eso elige: alces, carneros, leones, perros, lobos, pavos pelean por la hembra. Y de ahí el horror femenino a la violación: no elige.
Los combates están ritualizados en machos y pocas veces hay un muerto, y si lo hay no se pierde mucho: los machos son sustituibles, las hembras no. Un gallo muerto no importa, una gallina muerta son muchos pollos no nacidos. Por eso en humanos los riesgos de muerte los corren los hombres: la guerra, la construcción de rascacielos y puentes, minas, bomberos. Y cuando tienen empleo sin riesgo, lo buscan: alpinismo, deportes extremos, patinetas voladoras...
Luis González de Alba
(v.periódico Milenio Jalisco en línea del 26 de mayo de 2013).
Entonces, si quieres conservar a tu media naranja junto a ti y sin malos humores lo mejor será evitar estas frases que, en definitiva, no les cambiarán la vida a ninguno de los dos.
Paula Halperín
(v.Yahoo! Mujer del 11 de junio de 2013).
Todas las participantes levantaron la mano.
Después preguntó: "¿Cuándo fue la última vez que le dijeron a su marido que lo aman?" Algunas mujeres contestaron que hoy, otras que ayer y otras que no se acordaban.
Luego la instructora pidió a las participantes que mandasen a sus maridos el siguiente mensaje de texto con sus celulares: "Te quiero, mi amor".
Entonces solicitó intercambiar celulares y leer en voz alta las respuestas. He aquí algunas de las respuestas recibidas:
(Tomado del Facebook, de autor no mencionado, el 2 de agosto de 2013).
Responde una mujer: porque...
(Tomado del Facebook, de autor no mencionado, el 28 de mayo de 2014).
(Recibido por e-mail el 2 de agosto de 2014 y en Facebook el 17 de junio de 2016).
(Tomado del Facebook el 16 de mayo de 2015).
(Tomado del Facebook el 3 de septiembre de 2015).
(Tomado del Facebook el 9 de octubre de 2015).
Mi amigo Pepe se apoya en la barra, a mi lado, pide una cerveza y se bebe, glub, glub, glub, la mitad de un solo trago. «Las tías de ahora son el copón de Bullas -dice-. Agresivas que te rilas, colega. Peligrosas como ninjas. Esta mañana, una de ellas estuvo a punto de calzarme una hostia. Y te juro que creí que me la daba. Iba conduciendo tan tranquilo, ya me conoces, y al llegar a una rotonda llega una con el Megane, conduciendo con una mano y hablando por teléfono con la otra, se salta el ceda el paso y se mete delante por todo el morro, que casi estampo el coche contra el de ella. El caso es que me pego el sobresalto, y cabreado le toco el pito. Ya sabes, un bocinazo y una ráfaga de los faros. ¿Y sabes qué hace la pava? Pues pega un frenazo atravesándome su coche delante, saca medio cuerpo por la ventanilla y me pregunta a gritos que qué cojones pasa conmigo. En ésas se me ocurre hacerle el gesto de que hay que mirar por donde se anda y menos telefonito en la oreja; y entonces la hijaputa, en vez de achantarse, abre la puerta, baja del coche y se viene derecha para mí con cara de matar, tío, te lo juro. Con cara de estar dispuesta a morderme los huevos».
En ese punto yo he pedido otras 2 cervezas y le pregunto a Pepe por el aspecto de la dama. Por su pinta y catadura. Sería una ordinaria mala bestia, apunto. Una tía desgarrada y bajuna. Pero él, secándose la espuma de cerveza del bigote, mueve la cabeza y responde que nada de eso. Que era una señora normal, cuarentona, bien vestida con ropa buena. Algo gordita y medio guapa. De ahí su sorpresa cuando ella se le puso delante de la ventanilla y se ciscó en su puta madre. «Como te lo cuento, en serio -añade-. Me dijo hijoputa en toda mi cara, mirándome como si fuera a partirme en dos. Y yo me dije no puede ser, Pepe de mi alma; esta cabrona lleva una pipa encima, por lo menos. O lleva un arma o está loca, rediós. Es imposible que le eche esos huevos y me esté dando la bronca de esta manera en mitad del tráfico, que si abro la puerta seguro que me agarra por el cuello y me pega un puñetazo. O un tiro. Así que me quedé allí con la ventanilla subida, acojonado, mientras la tía, con ojos que se le salían de la cara, tenías que verla, me daba un repaso que hasta gotas de saliva caían en el cristal, gritándome hijoputa y tontolculo, con los 5 o 6 coches que estaban parados cerca haciendo tapón y los conductores tronchados de risa, claro, disfrutando del espectáculo. Y al fin, cuando se cansó, dio media vuelta, volvió a su coche y salió a toda leche, quemando neumáticos. Y es que las tías se han vuelto locas, de verdad. Las mujeres van de un agresivo por la vida que asombra, oye. Que da miedo».
Bueno, le digo tras pensarlo un poco. Quizá, para comprender a tu amiga del Megane tengas que ponerte un momento en su lugar. Imaginarte, por ejemplo, lo que ella tiene en la cabeza cuando llega a la rotonda a toda leche. A lo mejor llega tarde al trabajo porque antes llevó a sus hijos al colegio, y está hablando por teléfono para ver a qué hora tiene la cita de negocios prevista para hoy; o le va diciendo al marido que a ella no le dará tiempo de ir al ayuntamiento para pagar la tasa de la recogida de basuras, y que vaya él cuando pueda; aunque tampoco sería raro que en este momento esté preguntando al servicio técnico, por enésima vez, cuándo pasarán a reparar la lavadora o la vitrocerámica que llevan una semana estropeadas, y que al mismo tiempo esté intentando enterarse de cuándo le dan hora en la clínica para echar un vistazo a ese bultito que hace tiempo se nota en el pecho; haciendo compatible, si es posible, el horario de esa consulta con la revisión que ya le toca del ginecólogo, con averiguar si las dos faltas que tiene se deben a la menopausia o a otra causa más inquietante, con llevar a un hijo al oftalmólogo y con la redacción del informe sobre el contrato con los chinos que su jefe le ha pedido para el lunes: día en que tenía previsto hacerse la cera, porque al idiota de su marido le gusta que lleve las ingles depiladas a la brasileña. Y en ésas se encuentra, marcando números telefónicos y discurriendo como una loca para combinarlo todo, intentando de paso calcular si podrá recoger esta tarde a los críos en el cole y si dejó suficiente comida hecha para la cena, cuando de pronto se percata de que hay un gilipollas que le da un bocinazo y ráfaga de luces justo en el momento en que acaba de acordarse de que el domingo es el puto Halloween, maldita sea su estampa, y todavía no le ha cosido al niño el disfraz de Spiderman ni a la niña el de Rapunzel para la fiesta del colegio.
Arturo Pérez ReverteEn los festejos de esta temporada la chica más guapa de la reunión goza de las pretensiones de los habituales y de los que nunca lo habían intentado sin recordar que el acoso está penado; recordemos que por definición el acoso se da cuando algún sujeto que no le gusta a la acosada le dice algo que no le molestaría en lo absoluto si quien se lo dice es de su gusto, en cuyo caso sería ligue y no acoso.
Carlos Enrigue(V.Dilbert del 17 de enero de 2016).
La Fiscalía General del Estado también tiene un recuento de los casos en los que las mujeres violentaron a sus parejas varones: en 2015 hubo 702 averiguaciones previas por este motivo, informó María de los Ángeles Coss y León.
Explicó que después de recibir algún tipo de agresión, así sea física, económica o emocional, lo mejor que puede hacer el hombre es denunciar ante las autoridades porque si responde a la mujer con golpes o violencia, la víctima se convertiría en el victimario.
De los 702 casos presentados en 2015, resultaron 235 en detenciones en contra de mujeres que ejercieron violencia contra hombres. Muchos de estos derivaron de denuncias presentadas por las propias mujeres pero durante el transcurso de las investigaciones se descubrió que quienes habían sido las agresoras eran las parejas de los varones.
(V.pág.3-A del periódico El Informador del 7 de febrero de 2016).Un niño llega a su casa de la escuela y comenta: "Papá, me acaban de dar un papel en la obra de teatro de la escuela".
El papá le responde: "¡Excelente! ¿Qué papel te dieron?".
El hijo le contesta: "Voy a ser el esposo".
El papá lo consuela: "No te preocupes, hijo. Quizá la próxima vez tendrás un papel en el que tengas diálogos".
(V.WorldStart's Tech Tips del 14 de octubre de 2016).¿POR QUÉ LOS HOMBRES SE QUEDAN COTORROS?
Tengo los suficientes años y camino recorrido para dar una explicación de por qué un hombre anda valiendo pura chingada. Sin pareja toda su vida, sin poder tener una relación estable, estancado emocionalmente desde los 17 años, totalmente inhabilitado para amar y para que lo amen. Te dejo 8 ejemplos de hombres y la razón por la que no tienen vieja. Si te identificas con alguno, ponte chingón para que este 2017 agarres algo, pinche cotorro.
EL MAMITIS
Nunca se pudo destetar, cualquier pedo que le pasa va y le llora a su mamá. Nunca aprendió a hacerse su comida, ni a lavar un solo plato, porque su mami no lo deja mover un dedo. Tiene 35 años y sigue viviendo con ella; vive en su casa, se come su comida y se gasta su dinero. Para él ninguna mujer está a la altura de su madre, a todas las compara con ella. Si este cabrón con mamitis se llegara a casar un día, su matrimonio estaría de la chingada porque su esposa sería una basura al lado de su mamá, y seguiría dependiendo de ella. Este cabrón necesita que le corten el cordón umbilical, a ver si así le crecen un par de huevos.
EL RABOVERDE
El típico libidinoso pervertido, en la calle anda volteando como el exorcista, se le van los ojos en los escotes y minifaldas. No tuvo novia en la adolescencia y por eso siente que todavía se puede ligar a chavitas, siempre quiere una veinteañera chichona que bien podría ser su hija. Para él lo primordial en una mujer es el físico, si no está bien buena no la pela, aunque él esté bien jodido. Este pendejo es manolarga desde la primera cita, es un cabrón caliente que nunca está satisfecho. No le gusta perder el tiempo cortejándolas, desde que se acerca todo lo que dice son piropos, su objetivo principal es llevárselas a la cama. No importa lo que le digan, siempre termina haciendo la plática sexosa, tiene maestría en albur.
Llega una cierta edad en la que la lujuria puede tener consecuencias legales, una cosa es que te gusten más chiquitas, pero tampoco te vayas a pasar de verga. Si no quieres terminar solo, te dejo un consejo: toma un espejo y vete la pinche cara, la lonja y las arrugas. Si bajas tus expectativas al nivel de tu reflejo, podrías dejar de ser un pinche cotorro raboverde.
EL DEL CLOSET
Por lo regular es un galán bien arreglado, tiene un chingo de pegue, pero desilusionó a todas sus novias, las terminaba sin razón y ellas no sabían ni qué pedo. La verdad de las cosas es que sus preferencias sexuales siempre fueron otras o estuvieron ocultas. Lleva un encierro milenario y asfixiante en el closet. A este ojete le urge quitarse las tapaderas y aceptarse. Además, está bien culero que use mujeres para que no se le note, los tiempos ya cambiaron y a ese closet ya le salieron telarañas. Sal de una buena vez, si crees que no se te nota porque nadie te lo menciona, recuerda que Juanga dijo que lo que se ve no se pregunta.
EL TÍMIDO
Es una persona frustrada desde su adolescencia, incapaz de enfrentarse a sí mismo para acercarse a una mujer. Puede ser guapo o feo, no tiene confianza en sí mismo para conquistar mujeres, esto lo limita mucho. El muy pendejo espera a que la mujer que le gusta se le eche encima y se lo coma, pero nunca da el primer paso. Permanecerá solo siempre porque no ha decidido tener la actitud para resolver su problema. O si se llega a casar, lo va a hacer con una pinche fiera y va a vivir toda su vida lavando platos, trapeando y recibiendo instrucciones. A este cabrón hay que regalarle una cuerdita, para ver si amarrándose los huevos tiene el valor ligarse a alguien, chingada madre.
EL PANZÓN
Lleva desde la preparatoria creciendo la pinche panza, dice que lo considera un "status" y que le costó mucho trabajo crecerla, pero si por él fuera se la rebanara. Hay placeres que ya no puede darse, como verse el miembro cuando va a desaguar y únicamente ve cómo cae el chorro en el WC. Tampoco se la ve cuando tiene una erección, si acaso la pura puntita. Lo peor de todo es que cuando le hacen sexo oral no sabe ni quién es. Pero ahí va por la pinche vida tragando tacos, comiendo comida chatarra, le da asco la lechuga, se estriñe al escuchar lo buena que es la linaza. Todo le da hueva, hasta buscar vieja. Si este pendejo no le baja al Mcdonalds, los taquitos y las fritangas, al final va a tener que buscar enfermera en lugar de esposa. Bájale a tu pedo, no seas pendejo. Los dolores vienen de viejo, ponte a correr.
EL INFANTIL
Permanece en el mismo grupito de amistades de toda la vida. Le ha tocado ir a la boda de todos sus amigos y siempre hace un desmadre en las fiestas. Nunca ha sido capaz de hacer nuevos amigos, vive aferrado en ver a las mismas personas y los busca cada fin de semana para hacer las mismas pinches cosas se siempre. No entiende cuando lo rechazan, este cabrón quiere que a huevo se vayan de peda con él. Vive esperando que alguna de las esposas de sus amigos salga de viaje, para poder irse a emborrachar con él, aunque ya sabe que cuando regrese lo van a mandar a la chingada. El pobre pendejo sufre al ver todas las relaciones estables de sus amigos, dice que está solo por decisión propia, pero la verdad es que nadie lo toma en serio por ser tan infantil. Es un pinche irresponsable, descuida todo por sus amigos y sus pedas. No tiene éxito en lo que hace, siempre va a tener trabajos eventuales o con familiares, nunca emprenderá nada porque le huye al compromiso. Este pendejo necesita una vieja que le ponga los pies en la tierra, o que la vida le termine de dar unos buenos putazos.
EL PUTAÑERO
Se la vive en los puteros y los masajes, es el cliente más conocido. Toda su educación sexual la recibió de la pornografía, es de los que cuando coge quiere poner en práctica todo lo que vio en el porno, aunque su pancita chelera lo incapacite. Es una persona que cuando tiene novia se la quiere coger en la primera cita, le dicen que no, no aguanta el rechazo y se retira. Es la pesadilla de cualquier padre de familia, se le nota en la cara que lo único que busca es coger. Este pervertido va por la vida tirándoles la onda a todas las mujeres para ver cuál cae. Vive en la fantasía del sexo fácil, no está de más regalarle una caja de condones, para que nunca se reproduzca.
EL ADICTO
Es un cabrón que todo lo quiere resolver con una pinche peda. Nunca acepta que es un adicto, está incapacitado para resolver un problema sin su fiel compañero el tequila o una caguama. A pesar de que tiene muchas habilidades para los negocios, tarde o temprano lo echa a la mierda todo y truena. En la peda se siente muy galán y como todas se le hacen bonitas nunca tiene problema para ligar, pero se queda botado antes de tiempo. Para él puede más una caguama que una faldita.
Su pinche hígado ya parece una pasita de tan jodido, además entre más pedo menos probable es que se le pare. La peda no es la misma a los 18 que a los 40, las cogidas tampoco, tú decides.
¿Te identificaste con alguno? No te hagas güey, tienes un nuevo año por delante para echarle huevos y salir del pinche hoyo. Búscate una mujer empoderada que sea independiente, que no te esté chingando por dinero, tiempo ni celos. Esas no te necesitan, si están contigo es porque te quieren.
(V.El Viejón AgrioAlgunos especialistas ya están definiendo al feminismo como un "movimiento totalitario" que es adoctrinado en las universidades. La doctora Christina Hoff Sommers, filósofa y especialista en el tema, fue víctima de esta intolerancia hace poco. En noviembre pasado, en la Universidad de Columbia, en Nueva York, Sommers habría de dar una conferencia sobre intolerancia en el campus, pero fue duramente acosada por feministas radicales que arrancaron prácticamente todos los carteles que invitaban a su plática. La doctora Sommers escribió los libros ¿Quién se Robó al Feminismo?, y La Guerra Contra los Chicos, y ha descrito que actualmente existe una "hostilidad irracional contra los hombres".
Un conocido me dijo anteayer que el feminismo está llegando a niveles extremos.
¿Ejemplo? El silbato para mujeres que opera en la Cd. de México: hay algunas que ante la más mínima mirada lo activan, cuando el varón únicamente dirigió la visión al frente para decidir si esquivaba a la mujer del lado derecho o izquierdo, a fin de continuar su camino.
Llama la atención que las palabras 'machismo' y 'feminismo' generen reacciones tan distintas en la sociedad. En redes sociales muchas mujeres se describen orgullosamente a sí mismas como feministas, y presumen ese carácter. No obstante, que un hombre se describiera a sí mismo como machista en su perfil de red social generaría descalificación y rechazo mayúsculo. Ambas actitudes, sin embargo, van siendo igualmente reprobables, si asumimos que implican la supremacía de un género sobre el otro.
Carlos MotaEn Hollywood, el movimiento Time’s Up, apoyado por más de 300 actrices, logró teñir de negro la ceremonia de los Globos de Oro en protesta contra las agresiones sexuales. En Francia, un colectivo formado por un centenar de artistas e intelectuales tomó este martes la dirección contraria al firmar un manifiesto opuesto al clima de "puritanismo" sexual que habría desatado el caso Weinstein. La tribuna, publicada en el diario Le Monde, está firmada por conocidas personalidades de la cultura francesa, como la actriz Catherine Deneuve, la escritora Catherine Millet, la cantante Ingrid Caven, la editora Joëlle Losfeld, la cineasta Brigitte Sy, la artista Gloria Friedmann o la ilustradora Stéphanie Blake.
"La violación es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista", afirman las autoras de este manifiesto. "Desde el caso Weinstein se ha producido una toma de conciencia sobre la violencia sexual ejercida contra las mujeres, especialmente en el marco profesional, donde ciertos hombres abusan de su poder. Eso era necesario. Pero esta liberación de la palabra se transforma en lo contrario: se nos ordena hablar como es debido y callarnos lo que moleste, y quienes se niegan a plegarse ante esas órdenes son vistas como traidoras y cómplices", defienden las firmantes, que lamentan que se haya convertido a las mujeres en "pobres indefensas bajo el control de demonios falócratas".
Entre las impulsoras del manifiesto se hallan personalidades que ya habían expresado opiniones opuestas a este movimiento, cuando no abiertamente contrarias a ciertas luchas del feminismo. Por ejemplo, la filósofa Peggy Sastre, autora de un ensayo titulado La dominación masculina no existe, o la escritora Abnousse Shalmani, que en septiembre firmó una columna donde describía el feminismo como un nuevo totalitarismo. "El feminismo se ha convertido en un estalinismo con todo su arsenal: acusación, ostracismo, condena”, dijo en el semanario Marianne. Por su parte, la periodista Élisabeth Lévy ha tildado de "infecto" el movimiento iniciado por etiquetas como #MeToo o #balancetonporc ("denuncia a tu cerdo"). En un registro más moderado, Deneuve también se opuso a este fenómeno a finales de octubre. "No creo que sea la forma más adecuada de cambiar las cosas. ¿Después qué vendrá? ¿'Denuncia a tu puta'? Son términos muy excesivos. Y, sobre todo, creo que no resuelven el problema", declaró entonces. También Millet, crítica de arte y autora del relato autobiográfico La vida sexual de Catherine M, se ha opuesto repetidamente a un feminismo "exacerbado y agresivo".
Las firmantes aseguran que las denuncias registradas en las redes sociales se asimilan a "una campaña de delaciones y acusaciones públicas hacia individuos a los que no se deja la posibilidad de responder o de defenderse". "Esta justicia expeditiva ya tiene sus víctimas: hombres sancionados en el ejercicio de su oficio, obligados a dimitir [...] por haber tocado una rodilla, intentado dar un beso, hablado de cosas intimas en una cena profesional o enviado mensajes con connotaciones sexuales a una mujer que no sentía una atracción recíproca", dicen en la tribuna. También advierten el regreso de una "moral victoriana" oculta bajo "esta fiebre por enviar a los cerdos al matadero", que no beneficiaría la emancipación de las mujeres, sino que estaría al servicio "de los intereses de los enemigos de la libertad sexual, como los extremistas religiosos".
El manifiesto alerta también sobre las repercusiones que este nuevo clima podría tener en la producción cultural. "Algunos editores nos han pedido [...] que hagamos a nuestros personajes masculinos menos 'sexistas', que hablemos de sexualidad y amor con menos desmesura o que convirtamos 'los traumas padecidos por los personajes femeninos' en más explícitos", denuncian las firmantes, oponiéndose también a la reciente censura de un desnudo de Egon Schiele en el metro de Londres, a la petición de retirar un cuadro de Balthus de una muestra del Metropolitan de Nueva York o a las manifestaciones contra una retrospectiva dedicada a la obra Roman Polanski en París.
"El filósofo Ruwen Ogien defendió la libertad de ofender como algo indispensable para la creación artística. De la misma manera, nosotras defendemos una libertad de importunar, indispensable para la libertad sexual", suscriben las cien firmantes del manifiesto. "Como mujeres, no nos reconocemos en este feminismo que, más allá de la denuncia de los abusos de poder, toma el rostro del odio a los hombres y a la sexualidad", concluyen. El texto generó este martes malestar entre las asociaciones feministas en Francia, que lo atacaron en las redes sociales. "Indignante. A contracorriente de la toma de conciencia actual, algunas mujeres defienden la impunidad de los agresores y atacan a las feministas", declaró la asociación Osez le féminisme.
(V.El País en línea del 10 de enero de 2018).Los abusos y agresiones contra cualquier ser humano deben castigarse. Si alguien tocó de manera impropia o abusó de alguien, debe denunciarse el hecho y sancionarse si se comprueba. Pero las denuncias de abuso no deben convertirse en un abuso más ni en una forma de imponer una moral puritana a la sociedad. El manifiesto publicado en Le Monde por 100 mujeres, entre ellas la actriz Catherine Deneuve y la escritora Catherine Millet, señala un límite fundamental: "La violación es un crimen, pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista".
Sergio Sarmiento"La seducción no es un delito" es el tema de la polémica carta firmada por Catherine Deneuve y un centenar de artistas e intelectuales franceses que se manifestaron contra el "puritanismo".
Lo que el polémico manifiesto dice y trata de identificar y diferenciar es que mientras la violación es un delito, la seducción, inclusive torpe, no lo es, y que la galantería tampoco puede ser considerada como una agresión machista.
El texto publicado la semana pasada, en el diario francés Le Monde, critica el efecto que están teniendo los movimientos como el #MeToo (yo también) o su versión francesa #BalanceTonPorc (denuncia a tu cerdo) pues consideran que han convertido "la protesta legítima por la violencia sexual a la que están sometidas las mujeres, en particular en su vida profesional" en una "caza de brujas".
El manifiesto advierte sobre las campañas de denuncias y acusaciones públicas hacia individuos a quienes no se deja la posibilidad de responder o de defenderse, y que resultan castigados de forma sumaria, expuestos al escarnio público y expulsados de sus empleos, cuando todo lo que hicieron fue intentar tener una relación amorosa o robarse un beso.
No dudo que muchos casos sean verdaderos acosos sexuales, pero lo que está ocurriendo es que muchas de las historias que se presentan como "acoso sexual" en realidad no lo son (...es que me decía "piropos subidos de tono" dicen algunas mujeres que se quejan de acoso sexual).
Las firmantes dicen que lo anterior, "en lugar de ayudar a las mujeres, en realidad ayuda a los enemigos de la libertad sexual, como a los extremistas religiosos y los peores tipos de reaccionarios", y que la libertad de importunar es indispensable para la libertad sexual, lamentando que con la ola de denuncias de acoso sexual por cualquier insinuación romántica o sexual masculina se ha creado un ambiente público en el cual las mujeres asumen el papel de víctimas pobres e indefensas.
"Como mujeres no nos reconocemos en este feminismo, que más allá de denunciar el abuso del poder se transforma en odio a los hombres y a la sexualidad. Pensamos que la libertad de decir 'no' a una proposición sexual corre pareja a la libertad de importunar, sin encerrarse en el papel de víctimas".
Lo que Abnousse Shalmani, una escritora firmante de la carta dijo al respecto, clarifica perfectamente y es en mi opinión la postura que debieran tomar las mujeres frente a los naturales intentos de seducción masculinos: "Me considero adulta. Soy capaz de recibir una proposición sexual, e incluso más capaz de decir que no".
Es fundamental reconocer la diferencia que hay entre el cortejo, la seducción, el flirteo, o el "ligue" como comúnmente se dice, y el acoso sexual.
La confusión entre estas conductas está haciendo imposible halagar a una mujer o decirle un piropo, pues quien lo hace, particularmente en ambientes laborales, se corre el riesgo de ser etiquetado como un acosador, cuando lo único que está ocurriendo es la manifestación de la natural atracción entre un hombre y una mujer. Obviamente, como en todo, hay formas agradables, sutiles y respetuosas de expresar intenciones y sentimientos amorosos y formas crudas, groseras e irrespetuosas que lo único que logran provocar es antipatía, repugnancia y rechazo inmediato.
Para mí la diferencia entre la seducción, entendida esta como el intento por atraer físicamente a alguien con el propósito de lograr una relación amorosa o sexual, y el acoso, radica en la insistencia frente al rechazo.
En mi opinión, manifestar de alguna manera un interés romántico o sexual por una persona no es acoso. Acoso es insistir si hubo rechazo. El "no" de una mujer (o de un hombre en el caso inverso) debe ser respetado y acatado.
Si no lo vemos así, si cada intento fallido de seducción es visto y considerado como acoso sexual, habrá que meter a la cárcel a media humanidad, y los Don Juanes frustrados, además de sufrir el rechazo y el dolor de un corazón roto, sufrirán las consecuencias de la natural atracción sexual que sintieron con denuncias, escarnio y hasta la pérdida de su empleo, todo por haberse animado a cortejar a una mujer que a la postre resultó ser un amor imposible.
Ricardo Elías(V.Yes I'm A Programmer del 9 de marzo de 2018).
Parado frente a un semáforo junto a 2 niños varones de 10 o 12 años, oigo que uno le dice al otro: "Adrián es un buen tío; nunca me dejaría tirado". Siguen su camino y me quedo pensando en la frase significativa con la que, en mi opinión, un enano imberbe acaba de resumir siglos de historia masculina. Porque, hasta hace muy poco tiempo, ese "nunca me dejaría tirado" parecía más propio de hombres que de mujeres. Resabio instintivo de algunas reglas básicas que durante miles de años ayudaron a la supervivencia de nuestra especie.
Hablando en general -lo que no excluye infinitas excepciones-, dudo que hasta fecha reciente una niña o mujer adulta considerase importante señalar, en esos términos, que la dejasen tirada o no. Era menos habitual que una mujer mencionase la cohesión de grupo como factor clave, pues sus códigos de lealtad solían referirse a otras circunstancias. Lo más probable, llevando la frase a ese terreno, es que dijera algo como: "Marta me entiende y puedo contar con ella".
Desde mi torpeza de varón me esfuerzo por analizarlo. A mi juicio, dejar tirado es jerga de grupo, y contar con ella es más individual e intenso. Más profundo. Creo que para una mujer, pese al cambio en la sociedad occidental, es aún importante la empatía personal, el apoyo concreto de quien tiene la misma memoria genética -y a veces el triste presente- de soledades y sumisiones; de siglos como rehén del hombre, pariendo, cuidando el hogar que daba calor a todos. Para esa mujer, históricamente sometida a hombres buenos y también a injustos y malos, para esa mirada sabia en silencios, contar con otra mujer, aunque fuera o sea sólo una, reconfortaba y reconforta. Rompía la soledad e iluminaba, o ilumina, el mundo.
Ahí el hombre era distinto. Necesitaba menos comprensión que lealtad. Durante mucho tiempo y por asignación de roles, mientras ellas cuidaban a los cachorros, ellos salían al frío, la caza y la guerra, protegiendo desde fuera lo que las mujeres protegían desde dentro. Se enfrentaban a animales salvajes y tribus enemigas, mataban y morían; y cuando se alejaban entre el viento y la lluvia, muchos no regresaban. Eso les daba privilegios que nadie discutía. Privilegios que no pocos imbéciles ajenos al viento y la lluvia, a sacrificarse para que hembra y cachorros sobrevivan, incapaces incluso de fregar los platos, se empeñan hoy en mantener, aunque ya nada les dé derecho a ello.
En aquel mundo áspero, peligroso, los varones iban en grupo a cazar o guerrear. Ahí no bastaba contar con uno; se necesitaban varios. Las reglas solidarias eran fundamentales, pues quebrantarlas suponía fracaso y muerte. No dejar tirado a uno de los tuyos era pura supervivencia. Y creo que en muchos de los actuales varones, en sus comportamientos y códigos, esos recuerdos instintivos de caza y guerra siguen presentes. Observen de qué forma tan distinta se comportan todavía, pese a la creciente, necesaria e imparable igualdad, los grupos de chicos y los de chicas.
Por eso es importante comprender, sin que eso sea justificar. Entenderlos a ellos como a ellas. Criminalizar al varón, hacerlo avergonzarse de su masculinidad cuando ésta no es opresora ni nociva, resulta injusto. Hombres con sus códigos, y precisamente por tenerlos, han peleado y siguen haciéndolo con mucho valor y dureza. Y ya no hablo de caza o batallas, sino de padres de familia que se dejan la salud y la vida trabajando -como también hacen ellas ahora, dentro y fuera de casa, a veces en doble combate-, para sobrevivir en un mundo hostil donde, igual hoy que hace siglos, sigue haciendo mucho frío.
En otros momentos de mi vida vi a muchos hombres, con sus torpezas y brutalidades, ser leales a esos códigos de grupo. Tragarse el miedo y caminar bajo el fuego porque al compañero no se le podía dejar solo; o porque, vuelto el mundo al horror de su implacable realidad, era necesario proteger a hembras y cachorros cuando las buenas intenciones, los progresos sociales, la igualdad tan duramente conseguida de la mujer, se iban al carajo. O se siguen yendo. Prueben a hablarle de feminismo a un chetnik serbio, a un yihadista o a uno de Boko Haram.
Todo eso no me lo han contado. Lo vi en la centuria vigesimosecular que dejamos atrás y en casi dos décadas de la actual. Y si el péndulo de la vida volviese a oscilar aquí, no pocos de esos hombres a los que en este lado confortable del mundo se criminaliza y desprecia, incluso los peores, apretarían los dientes y saldrían a cumplir con las viejas reglas, para no dejarse tirados entre ellos y para no dejarlas tiradas a ellas. Obligados por códigos ancestrales que para bien y para mal, y no siempre por su culpa, todavía llevan en la sangre. Y es que, a pesar de quienes pretenden reducirlo todo a una estúpida simpleza, el ser humano es un animal apasionante y complejo.
Arturo Pérez-Reverte(V.Ripley's Believe It or Not! del 14 de agosto de 2018).
Existen actitudes básicas que fomentan una buena convivencia y ayudan a mantener estable y positiva la relación.
Veamos algunas que son importantes y que no implican ni sumisión ni falta de equidad al varón:
1) Por múltiples razones las mujeres tienen un mayor desarrollo y madurez de la inteligencia emocional, por consiguiente estar conscientes de ello ayuda mucho a disminuir los exabruptos y explosividad masculina. Desde luego, que la mayoría de los hombres tenemos la dificultad de comprender la volubilidad y cambios afectivos emocionales de las mujeres y por ello es indispensable que los puedan comunicar y expresar en forma entendible a sus parejas.
2) A la mayoría de los hombres nos incomoda y molesta mucho, que nos estén reclamando las cosas y además lo realicen de una manera demandante y con enojo, por ello es una consideración básica no hacerlo. Y si algo no les parece que lo confronten exponiendo su malestar sin insinuar que es su pareja la causa o el culpable de lo que les pasa.
3) Expresar con mayor detalle y exactitud lo que quieren y no suponer que los demás van adivinar lo que desean. Es de gran alivio para el varón, poder ahorrarse el estar buscando qué necesita o espera y, así poderlo satisfacer de una forma más fluida y natural.
4) Definir con mayor claridad lo que les gusta y esperan que se les satisfaga. Para no poner a su pareja en una situación de no saber qué hacer y así evitar el problema de muchos hombres de no saber de qué manera se les puede dar gusto. A los hombres nos agobia y confunde no saber qué hacer para darles gusto. Porque muchas se enojan, por lo que hacemos y de igual manera por lo que dejamos de hacer.
5) Tener muy presente que un camino directo al corazón del hombre es el del estómago y que no hay manera más grata de acabar con las discusiones que por medio del afecto y el cariño. Que el amor no es control ni posesividad, y querer demostrar quién tiene más poder, sino tratar de una bella manera de expresar la paz y la alegría con la que es mejor resolver los problemas y las dificultades de la relación.
Claro que de éstas 5 se desprenden muchas más; pero por el momento es suficiente tomarlas en cuenta para evitar mayores tensiones y comenzar por superar las que ya se tienen.
Guillermo DellamaryPobres hombres atrapados (ellos también) en la dictadura del sexismo, que les obliga a mostrar una bravura legendaria. De niña vi "Las cuatro plumas", una película que me resultó aterradora. Un joven oficial británico se da de baja cuando envían a su batallón a combatir al sangriento Sudán. Entonces su padre lo repudia y, lo que es aún peor, recibe 4 plumas blancas, el símbolo infamante de la cobardía, de mano de sus 3 amigos más íntimos y, no se lo pierdan, de su feroz novia. Yo no acababa de entender por qué una pluma blanca podía ser tan terrible, pero me espantó el dolor de su absoluta humillación. Espoleado por el desprecio de sus más queridos, nuestro amigo se marcha a Sudán en condiciones aún más peligrosas. No recuerdo el final, pero seguro que termina convertido en héroe y casado con la espantosa de su novia.
Rosa MonteroAhora que hay la tendencia a considerar que los piropos son agresivos y molestan a las chicas, doy gracias al Creador que siempre fui muy bruto para piropear y como aparte siempre fui tímido pues no se me daba, aunque en mi vida y en la mayoría jamás he tenido la intención de molestar.
Carlos EnrigueMuchas mujeres piensan que los hombres son como las demás mujeres, que resuelven sus problemas hablando de ellos y confrontando las cosas directamente. A muchos hombres, ese recurso les disgusta más y se alteran de inmediato cuando su esposa les dice: "tenemos que hablar".
Guillermo DellamaryNo pienses, Armando, que estoy presumiendo. Estoy presumiendo, sí, pero no quiero que lo pienses. Sucede que tu tío Felipe, o sea yo, tuvo siempre buena fortuna entre las damas. Las damas, digo, porque para mí cada mujer con la que traté era una dama, aunque algunas abdicaran continuamente de esa condición. Alguien dijo que para tener éxito con las mujeres debes tratar a las cortesanas como si fueran damas y a las damas como si fueran cortesanas. Yo con todas actué como si fuera un caballero, quizá por eso me sonrió la suerte. El sexo opuesto nunca me fue opuesto. No era guapo, de modo que mi buenaventura no se fincaba en eso. En cierta ocasión una señora me dijo que me parecía a Robert Taylor. Desgraciadamente luego supe que a todos los hombres les decía lo mismo, aunque se parecieran más bien a Jack Elam o Ron Perlman, feísimos, y aun a Rin Tin Tin, que era un perro. Pero has de saber, sobrino, que rollo mata carita. Eso quiere decir que en cosas de amores y amoríos más que el buen parecer ayuda el buen decir. Te he contado de la criadita que dejó a un muchacho de buena traza, serio y bien acomodado para irse con un tipo feúcho, irresponsable y pobretón. Alguien le preguntó por qué hizo eso. Explicó la muchacha: "Es que éste me dice cosas". Aprende, Armando, que a las mujeres hay que decirles cosas, aunque no sean ciertas. Si a una le dices que se parece a Sophia Loren te lo creerá, aunque se parezca más bien a Jack Elam o Ron Perlman, feísimos y aun a Rin Tin Tin, que era un perro. A una dama de cierta edad le dije eso: que se parecía a Sophia Loren. Se enojó: "Eres un vil adulador, un charlatán, un hablador. Búscate otra que crea tus mentiras. Yo ya estoy grandecita para tragarme esos embelecos". Seguidamente me preguntó: "¿En qué me le parezco?". Yo tenía el don de la palabra, lo cual me allegaba muchos dones. A ninguna mujer engañé nunca con mis pregones amorosos. Aquélla a la que le dije que se parecía a la Loren tenía, en efecto, suculentos labios y ojos de estadio olímpico. Con eso quiero significar que no fui un burlador. Fui, sí, un seductor. Un burlador engaña; un seductor conquista. Jamás prometí matrimonio para lograr sexo, y eso que conocí a algunas que daban sexo para lograr matrimonio. Yo lo único que pedía es que me dejaran hablar. Lo demás corría de mi cuenta. O de mi cuento. Hablaba yo y ellas oían. Después, consumado ya lo que se debía consumar, ellas hablaban y oía yo. Al principio me desesperaba tener que escucharlas, lo mismo antes que después. Quería decirles lo que Vicente Garrido en su canción: "No me platiques más". Luego pensé que oírlas antes era parte del foreplay, o sea de los preparativos para el acto del amor, y oírlas después era parte del agradecimiento. Si te platico lo que me platicaban pensarás que estoy inventando. Una me hablaba de su esposo, al que llamaba Colo, no sé por qué. "Colo dice; Colo piensa". Otra era estudiosa de la Biblia, y me dilucidaba tal o cual pasaje del Viejo o Nuevo Testamento. Todas hablaban de sí mismas, y luego de hacerlo por una hora me decían: "Pero ya hemos hablado mucho de mí, Felipe. Hablemos ahora de ti. Dime: ¿qué piensas tú de mí?". Una cosa te voy a decir, Armando: cualquier sacrificio es poco si con él obtienes un instante de amor, o por lo menos una aceptable imitación del mismo. Los hombres somos muy poca cosa, ¿sabes? en tanto que la mujer lo es todo. Es la vida. Y la vida lo es todo. Aprende a hablar, entonces. Y, más importante aún, aprende a oír, aunque no escuches. El arte de la seducción consiste en buena parte en saber hablar, pero sobre todo en saber oír. Todo lo demás te será dado por añadidura... FIN.
Armando Fuentes Aguirre "Catón"Lo llevó al lecho, y valida de sus artes de mujer lo fatigó hasta hacerlo dormir profundamente. Luego lo mató taladrándole el cráneo con una estaca que le clavó a golpes de martillo. Ese suceso, Armando, no lo saqué de la nota roja de algún periódico amarillo. La sanguinosa narración viene en la Biblia. Está en el libro de los Jueces, 4:17, y se refiere a una mujer con nombre de hombre, Yael, que asesinó a un hombre con nombre de mujer, Sísara. La tal Yael no es tan famosa como Dalila la de Sansón o Judith la de Holofernes, pero comparte con ellas el mérito de haber puesto en vigor, si bien en manera bastante radical, eso del empoderamiento femenino, ahora tan de moda. La verdad, sobrino, es que la mujer siempre ha estado empoderada, desde Eva a nuestros días. Te recuerdo la conocida anécdota de Churchill. Algún entrevistador le preguntó qué opinaba acerca de la afirmación en el sentido de que en el siglo XXI la mujer dominaría al hombre. Con simulado asombro sir Winston exclamó: "¿También en ese siglo?". Yo siempre me he dejado mandar por las mujeres. De ahí mi éxito con ellas. Desde sus principios el mundo ha vivido bajo un matriarcado, ya visible, ya encubierto. Una señora de las de antes daba consejos a su hija que se iba a casar. Le dijo entre otras cosas: "La mujer obedeciendo manda". Tenía razón. A los hombres nos gusta sentir que llevamos las riendas, aunque en realidad seamos los arrendados. Hace días alguien habló en el café acerca de un sujeto a quien su esposa no mandaba. "Pues será marciano" -acotó otro. Pienso que los hombres estamos divididos en dos clases: los que reconocemos que nuestra mujer nos manda y los mentirosos. Yo tuve un jefe de oficina despótico, tiránico. En su presencia los empleados temblábamos, le teníamos miedo. Era un hombrón de estatura gigantea, ancho de espaldas, con cuello de toro, brazos como troncos y manos como yunques. Cuando gritaba, cosa que hacía con frecuencia, las hojas de papel volaban por el aire, se desprendían los cuadros de la pared y las máquinas de escribir caían de los escritorios. Un día fui a su casa con motivo de cierto asunto de trabajo, y mientras lo esperaba en la sala pude oír que su esposa le gritaba a él. De pendejo no lo bajaba; lo ponía como jaula de perico, palo de gallinero, trepadero de mapache o lazo de cochino. Y él: "Sí, mi vida"; "Cálmate por favor, mi cielo"; "Perdóname, mi amor". Tiempo después conocí a la señora. Era una mujeruca que no levantaba seis palmos del suelo, poco agraciada, delgaducha como Doro Merande, la de las películas. Pesaría 45 kilos, y le tenía el pie encima a aquel ogro de 110 o más. Explícame eso, Armando, tú que por ser papá, profesor y periodista tienes explicaciones para todo. Lo cierto es que las mujeres han estado siempre empoderadas, aun antes de que surgieran las doctrinas feministas. Y qué bueno, porque ellas saben hacer mejor uso del poder que nosotros, sobre todo cuando hemos llegado a la edad del no poder. Supe de una maestra, señorita ya de edad, que fue electa alcaldesa de su pueblo. El primer día de su gestión se le presentó en el recinto municipal su antecesor. "¿Qué andas haciendo?" -le preguntó ella. Respondió el hombre: "Vengo a darte algunos consejos y a hacerte algunas recomendaciones". "Mira, cabrón -le dijo la profesora-. No me casé para no tener ningún pendejo que me diga cómo hacer las cosas. Así que ya te me estás yendo a la chingada". Aprende esa lección, Armando: trata siempre con respeto y consideración a las mujeres, no sea que con alguna te suceda lo que a Sísara le sucedió con Yael... FIN.
Armando Fuentes Aguirre "Catón"Me lo cuenta mi amigo Dani, que aún no se ha repuesto de la impresión. Le da un sorbo a la cerveza, me mira con cara de panoli, pasea la vista por el bar y me mira otra vez. Es que todavía no me lo creo, dice. Lo que me pasó la otra noche. Estoy en una discoteca, y en la pista hay una chavala que baila, me sonríe y sigue bailando. Y yo, pues bueno. Lo normal. Me voy acercando a ella, bailoteo por aquí y por allá. Y como me sigue sonriendo y se mueve que da gusto, pues me sitúo a distancia de combate, o sea, a un metro, y nos seguimos el ritmo de puta madre. ¿Comprendes? Y al rato largo, como me sigue sonriendo y las contorsiones son ya de ponerme más caliente que el pico de una plancha, y ella está de espaldas meneándose a medio palmo de mi bisectriz, intento meter cuello, vamos, nada irrespetuoso, un poquito de cara por si se anima al roce. En plan bien y probando. Y entonces la tía aparta de pronto el bullate que me está restregando en plena cebolleta, se da la vuelta, me pega un empujón que me echa 4 pasos atrás y grita: "¡No es no, machirulo!". Y se va con sus amigas mientras me quedo con cara de idiota.
Y al llegar a ese punto, a lo de la cara de idiota, Dani le da otro sorbo a la Cruzcampo. A ver si me lo explicas, dice. Que yo no le he faltado a una tía en mi vida, ya me conoces. De qué iba la chavalita. Y como Dani tiene 30 años y yo 68, y hoy me pilla de buenas, me apoyo en la barra y se lo explico. Son daños colaterales, le digo. Reajustes inevitables de un mundo secularmente injusto que, más para bien que para mal, cruje hoy por las costuras. Y a veces se nos va de las manos. Sin embargo, como siempre digo, lo nuevo es lo olvidado. Así que tómalo por su lado bueno, que tiene su pimienta histórica. Su puntito educativo.
Pues a mí no me educa un carajo, masculla Dani. Entonces lo miro a los ojos, le clavo un dedo en la clavícula y le digo te equivocas, compadre. Ya verás como de ésas no te pasa otra. Porque la próxima vez que te arrimes a una contorsionista que sonría en la discoteca, lo harás sobre seguro. O más que sobre seguro, con la saludable precaución del marino que tiene una costa peligrosa a sotavento; sabiendo que los tiempos han cambiado –aunque como te dije antes nada cambia nunca del todo–, y ese viejo ajuste de cuentas que la mujer tiene pendiente con el hombre, resultado de siglos de ser rehén y víctima suya, tiene ahora nuevos cauces. Nuevos escenarios donde pasar factura. Y toca zampárselos sin pelar.
Así que no te deprimas, chaval -prosigo-, porque tampoco es eso. Sólo estás pagando peaje. Eres un tío normal, simpático. Buena gente. Te gustan las tías como a ellas los tíos, aunque a ellas (que pueden ser tan torpes o idiotas como tú) la propaganda y la demagogia fácil de estos tiempos también las tenga hechas un lío, trastornadas por la nueva Sección Femenina de la eterna Inquisición oportunista y fanática: esa misma que antes censuraba escotes y longitud de falda con un rosario incrustado en los ovarios, y que ahora, en versión laica pero también disparatada, pone aparte a las gallinas para que no las violen los gallos, prohíbe beber leche de vacas explotadas, equipara sexo con violación y te llama machista, incluso fascista, si te niegas a decir en plan inclusivo les niñes me toquen los cojones y las cojonas. Alentada, claro, por no pocos cantamañanas varones que jalean a las nuevas inquisidoras; la mayoría no porque se lo crea un carajo, sino para congraciarse con ellas, para medrar donde ellas mandan, o creyendo que así van a conseguir más votos, e incluso mojar más, los muy gilipollas.
Así que, como se decía cuando Alatriste, cuidado que asan carne. Y recuerda, además, que tu masculina simpleza -cuando tú vas, ellas han vuelto 20 veces- está a años luz de cómo les funciona el coco a tus prójimas. Porque no es que la de la discoteca fuese a por ti en concreto. A lo mejor, compañero del metal, es que tu partenaire del bullate móvil estaba esa noche harta de babosos, que abundan, y pensó: al primero que se arrime con babas o sin ellas lo voy a crujir vivo. O igual lo que pasó fue que estaba deseando decirle no es no a alguien y contárselo a sus amigas, no os lo vais a creer, etcétera, antes de colgarlo en Twitter o Facebook o Instagram acompañado de un selfi. Y buscaba un pringao. Uno cualquiera, vamos. Uno de infantería. Y allí apareciste tú haciendo el gamba. En cualquier caso, colega, no lo tomes como algo personal. No te disminuyas, que peor lo tiene Plácido Domingo. Pero siempre que estés ante una mujer, tenga ésta la edad que tenga, recuerda que si miras alrededor y no ves a ningún pringao, es que el pringao eres tú. Y esa noche te tocó serlo.
Arturo Pérez-ReverteTengo toda mi vida con 3 propósitos de año nuevo: no dejar de comer, no dejar de beber y no dejar de fumar, pero el transcurso de la vida ha hecho que por la edad ya no puedo gozar los 2 primeros en plenitud y la fumada recibí la imperativa orden por parte de mi amada esposa, lo que me hizo recordar que mi abuela decía que si tu mujer te ordena que te avientes de tejas para abajo, mídele, porque de seguro te vas a lanzar y obedecer es fácil.
Carlos EnrigueLa actriz mexicana Maya Zapata propone a las mujeres que asuman su responsabilidad y, desde la honestidad, se quiten el traje de víctimas, para así acabar con la guerra entre hombres y mujeres, esto a través de la puesta en escena Mala Malena, que estrena en Teatro en Corto en Casa.
"Necesitamos mirar esa parte y quitarnos el disfraz de víctimas que la sociedad se encarga de volvernos a poner y no nos suma, no nos permite avanzar, crecer. Es muchísimo mejor enfrentarte a tu lado obscuro y decir: 'Sí, esta soy, y voy a tener la responsabilidad de cambiar, porque sí quiero algo mejor que la guerra'", comentó.
"La obra se llama Mala Malena, porque ella es una canija y surgió de mis ganas por explorar la violencia de pareja, hablando no sólo de la masculina, sino de la violencia femenina, de cómo la ejercemos. Lo más padre es que aquí no hay víctimas, ni victimarios, cada uno lo es del otro y se van pasando la papa, como ocurre en la vida. Ellos están educados para ejercer la violencia física, nosotras estamos educadas para ejercer la violencia psicológica", explicó.
Zapata sabe que con este discurso tendrá muchas opiniones encontradas, pero, dice que es necesario tomar responsabilidad desde la honestidad: "Va a ser en contra de lo que se dice allá afuera, lo sé. Lo que estoy haciendo, es muy arriesgado, pero no me voy a perder la oportunidad por ningún precepto de tomar ese lugar y decir que a nosotras nos toca mirar este relajo también, porque si no, esto no se va a resolver nunca".
(V.pág.16-A del periódico El Informador del 2 de mayo de 2020).Según el ministerio de Igualdad del Gobierno de España, mirar a una mujer de modo lascivo -propensión a los deleites carnales, según el diccionario de la Academia-, aunque no abra uno la boca, también es ejercer violencia contra ella. Por eso no suena extraño que 11'688,411 españolas mayores de 16 años, según la asombrosamente precisa cifra que maneja el citado ministerio, se hayan sentido víctimas de acoso sexual en algún momento. Una verdadera hecatombe (hecatombe significa matar cien bueyes; no dirán las ultrafeministas propensas a ofenderse que no lo pongo fácil). Y me atrevería a decir, incluso, que con esa cantidad de mujeres violentadas el ministerio de Igualdad se queda corto. Para mí que son muchas más. Que levante la mano la que alguna vez no se haya sentido mirada con lascivia. O más de una vez. A los varones, como es bien sabido, no los mira lascivamente nadie en absoluto. La lascivia es cosa de hombres.
Coincide el asunto con que estoy leyendo un libro interesante, El síndrome Woody Allen, escrito por Edu Galán, uno de mis más leales amigos -hay amigos que son una verdadera cruz, pero en este caso la cruz es llevadera-. Edu, que dispara a nuestras líneas de flotación ese salvaje torpedo que es la revista Mongolia, además de satírico y comunicador sin respeto por lo divino ni lo humano, es un fulano de alta formación, psicólogo y crítico cultural, partidario de la agitación inteligente. Dicho para no confundirnos, un tipo de izquierdas con sólida base intelectual, lúcido, crítico, comprometido y valiente, con el que se puede estar de acuerdo en unas cosas sí y en otras no; pero a quien no es posible confundir, nunca, con esa otra izquierda elemental y analfabeta, por desgracia la más visible, que se mueve a base de simplezas, tuiteos y lugares comunes en la vida política y las redes sociales de esta España tan pródiga en cantamañanas, idiotas y payasos.
En su libro sobre por qué Woody Allen ha pasado en 10 años de ser admirado maestro cinematográfico a execrable apestado y artista prohibido, Edu plantea puntos dignos de reflexión sobre el infantilismo maniqueo, la fiebre neopuritana y políticamente correcta en que se sumen la democracia, la sociedad y la cultura occidentales, o lo que va quedando de ellas. Una de sus frases, citando a Daniele Giglioli, resume bien el asunto: "La víctima es el héroe de nuestro tiempo". Y añade: "No soporto la estupidez buenista, que es de una maldad incalculable. Las redes sociales nos han dado la posibilidad de delatar, reforzar la ortodoxia y ser aplaudidos por ello. La izquierda es paternalista e infantil. Yo querría una izquierda inteligente, culta, retadora, alejada de esta izquierda psicologicista y boba".
Es lo que Edu afirma, y tiene razón. Pero no se trata sólo de la izquierda. A falta de argumentos intelectuales serios, echando las redes en los caladeros de lo elemental y fácil, toda la sociedad occidental se sume en una simpleza sin precedentes en sus 30 siglos de memoria. Por muy complejo que sea, nada escapa a la aplicación de ortodoxias de nuevo cuño, propagadas como pandemias a través de las redes sociales: vida cotidiana, historia, arte, cultura. Todo debe ser contemplado ahora con la nueva óptica, y cuando escapa a ella es atacado, exterminado. No se tolera la libertad de pensamiento ni la expresión pública de ésta, convertida en crimen social. Se exige sumisión a un nuevo canon moral de un infantilismo y simpleza aterradores. Se habla de cordones sanitarios, de espacios seguros. Las universidades, antaño motor del pensamiento, se han convertido en sanedrines de corrección política donde se reemplaza la razón por la emoción y el debate por la ignorancia, con alumnos felices de cantar a coro y profesores acojonados o cómplices.
De ese modo, la represión contra los espíritus libres es implacable. Nunca se masacró a la disidencia con tanta saña ni con tantos medios. Si el mundo fue primero de los brutos, luego de los ricos y después de los rencorosos inteligentes, hoy pertenece a los ofendidos y a los grupos de presión que los controlan. Mostrarse ofendido es garantía de integración social. ¿Quién va a resistirse, cuando hace tanto frío fuera? Todavía queda, naturalmente, quien se ofende y quien no; pero para eso están las líneas rojas y los que se atribuyen autoridad para establecerlas. En realidad siempre hubo dictadores -obispos, ayatolás, espadones-, pero antes lo eran tras imponerse con las armas, la religión o el dinero. Ahora lo hacen con los votos de una sociedad que los aplaude y apoya. Pobre de quien se atreva a contradecirlos; a no ofenderse como es la nueva obligación. Tenemos, a fin de cuentas, los amos que deseamos tener: fanáticos y oportunistas respaldados por el pensamiento infantil de millones de imbéciles.
Arturo Pérez-ReverteAlma Guillermoprieto, cronista reconocida hace un par de años con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades hace un par de años, presenta un ensayo en el que aborda el feminismo desde una perspectiva íntima. Desde Bogotá, Colombia, la también reportera atiende una llamada para charlar sobre "¿Será que soy feminista?", publicado en el sello Literatura Random House.
-¿El hombre es víctima del capitalismo?
-Sí. La inmensa mayoría de los hombres son súbditos del capitalismo. La inmensa mayoría ni son prósperos, ni gerentes corporativos, ni dueños de las 80 empresas más grandes del mundo. La mayoría trabaja por sueldos miserables y la va pasando como puede. Son víctimas no sólo del capitalismo, sino del mito del machismo que se les ha obligado a cargar. El machismo es una lacra que creo que impide la felicidad de los hombres: los obliga a jugar un papel que ni les corresponde ni les puede satisfacer. Por eso siempre me asombra que no haya más hombres que estén en pro del feminismo, porque para los hombres, cuando se acabe el patriarcado va a ser una liberación maravillosa para ellos. Es bueno decir que no es sólo la opción heterosexual que padece esta necesidad de asumir el rol machista, también afecta a la opción homosexual: del machismo no se escapa ningún hombre.
-En tu libro también hay una diatriba contra los cuerpos que nos presentan en las revistas y en las pantallas. Casi siempre blancos, altos y delgados. ¿Seguimos sometidos a esa representación de lo perfecto?
-A mí me preocupa más el disfraz interior del hombre que es fuerte, que no se amilana ante ninguna circunstancia, que tiene pánico de parecer afeminado: léase delicado de sentimientos, de gestos suaves. Eso me preocupa más porque puede ser una cárcel infinitamente peor que la cárcel del fitness.
(V.pág.8-A del periódico El Informador del 8 de noviembre de 2020).No es una palabra que viva su mejor momento: hombres. Por circunstancias que ustedes conocen perfectamente, hasta el término está puesto en cuestión. Según el contexto o quien lo utiliza, puede incluso ser peyorativo. Y no todo puede atribuirse a campañas de feministas radicales, a chiringuitos subvencionados que necesitan justificar su existencia, ni a simpleza de tontos y tontas del ciruelo, del chichi o de lo que corresponda. El machismo tóxico ha existido siempre, en todas partes. Y culpas milenarias, responsabilidades sociales, egoísmos, torpezas, crueldades, violencias, pasan hoy una factura a menudo merecida. En un mundo, o una historia del mundo, donde las mujeres son víctimas con demasiada frecuencia, la palabra hombres tiene una justificada mala prensa. Como escribí más de una vez, en ocasiones se avergüenza uno de serlo. También es cierto que a veces querría ver las tetas de Femen en Riad, Kabul o Bamako, por ejemplo, además de Madrid o París, donde hacen menos falta. Pero ésa es otra historia.
Hoy quiero hablar de otros hombres. O tal vez de los mismos, pero en otras circunstancias. Y esto no me lo han contado, ni lo he leído, ni visto en la tele. Tendrán que creerme bajo palabra, porque apelo a mi memoria. Durante veintiún años trabajé en lugares donde los hombres en particular, o los seres humanos en general, se comportaban según lo mejor y peor de su naturaleza: la cruel simetría de un universo al que el bien y el mal son indiferentes porque tiene sus propias y frías reglas. Allí, observando, leyendo y aplicando lo que leía a lo que observaba, aprendí algunas lecciones útiles para vivir y envejecer, e incluso para morir. Fue ése el botín de mi vida, y con él escribo ahora novelas. Con él miro el mundo. La paz y la guerra.
Estos días, ante una nueva guerra, no puedo evitar asociarla con mi memoria. No sé qué idiota dijo que ninguna guerra se parece a otra, pero quien lo hizo era evidente que había visto pocas o no las había mirado bien. De Troya a Ucrania sólo ha cambiado la forma técnica de arrasar ciudades y destruir vidas, pero la tragedia es idéntica, como lo son las atrocidades y heroísmos de que es capaz el ser humano: a veces la misma persona y a veces el mismo día. Héroes por la mañana y verdugos por la tarde, o viceversa. No me lo han contado, insisto. Lo he visto yo.
Ésa es precisamente la cuestión. Entre el horror, la destrucción y la muerte veo imágenes que me hacen recordar y me conmueven. Mujeres decididas, fuertes, con hijos de la mano, que asumen con estoica entereza la misión de poner a salvo a sus familias. Niños que llevan en brazos sus osos de peluche o sus mascotas. Padres, maridos, hijos que los despiden, a veces blancos de miedo, angustiados porque ellos se quedan a luchar. A protegerlos. A cumplir con la obligación, impuesta o voluntaria, de pelear para defender casas, ciudades, vidas. De morir, quizás, mientras sus mujeres, sus hijos, sus ancianos, intentan ponerse a salvo.
Fíjense en sus rostros: jóvenes, adultos. Ninguno nació para luchar, pero tienen que hacerlo. Es ley de la historia y de la vida. También hay mujeres que combaten, claro; siempre las hubo, pero fueron y son excepción. La inmensa mayoría son hombres: varones con toda la culpa colectiva que podamos atribuirles. Entre ellos hay buenos, honrados, decentes, y también canallas, ruines, maltratadores, miserables. La guerra los ha hecho camaradas, poniéndoles un fusil en las manos. Asumen su destino porque no les queda otra; y van a combatir, les guste o no. Van a ser héroes y cobardes, harán cosas prodigiosas e impensables y también sucias y terribles. Serán hombres en el sentido ancestral de la palabra, asumiendo su destino. Se redimirán protegiendo a la familia, a la tribu. El oculto jugador de ajedrez los reclama, y esta vez les toca a ellos pagar, con o sin culpa, el precio de los viejos privilegios masculinos. Ahora van a correr bajo el fuego, a pasar miseria, miedo y horror. Van a matar y a morir, como siempre ocurrió cuando ocurría. Mírenlos, por favor: cuando deben pagar el precio de ser hombres, lo pagan. Qué remedio. Y si es bien cierto que son a menudo despreciables, no los desprecien estos días. No hagan cierto lo que hace casi un siglo opinó un periodista y escritor alemán:
Algunas mujeres ignoran lo que hay de grande y temible en el hombre. Nos ven demasiado jóvenes o demasiado viejos, nos ven agacharnos con dificultad, nos ven en paro forzoso, desorientados en este mundo, nos ven abrir sus puertas y sonreír, nos ven de cerca y… ¡Nada, no saben nada!
Arturo Pérez-ReverteDespués de que me jubilé, mi esposa insistía en que la acompañara en sus compras al centro comercial. Pronto me di cuenta que ir de compras es aburrido y prefiero solo entrar y salir. A mi esposa, en cambio, le encanta recorrer las tiendas de departamentos, las islas y el supermercado.
Ayer, mi querida esposa recibió la siguiente carta de un hipermercado local...
Estimada señora Hilda:
En los últimos 6 meses, su marido ha causado una gran conmoción en nuestra tienda. Nuestras quejas en contra de su esposo se enumeran a continuación y están documentadas por las cámaras de video vigilancia:
15 de Abril: tomó 24 cajas de condones y al azar los puso en los carros de compras de los clientes cuando no estaban junto a ellos.
2 de Mayo: manipuló los despertadores del departamento de artículos para el hogar e hizo que sonaran a intervalos de 5 minutos.
7 de Mayo: hizo un rastro de salsa de tomate en el suelo que llevaba al baño de las mujeres.
14 de Junio: movió un letrero de "PRECAUCION - PISO MOJADO" a una zona alfombrada.
15 de Junio: armó una tienda de campaña en el departamento de camping y dijo a los hijos de los compradores que se les invitaba a acampar si ellos traían almohadas y cobertores del departamento de ropa de cama... Más de 20 niños lo hicieron.
4 de Julio: miró directamente a la cámara de seguridad y la usó como un espejo mientras se hurgaba la nariz.
14 de Julio: en el departamento de caza, manipuló varias armas y al mismo tiempo le preguntaba al empleado que dónde estaban los antidepresivos.
5 de Agosto: tomó una caja de condones y a la cajera le preguntó que dónde estaban los cuartos probadores.
Y por ultimo pero no menos importante: 7 de Agosto: fue a un probador de ropa, cerró la puerta y luego de un rato gritó en voz muy alta: "¡Hey! ¡No hay papel higiénico aquí". Uno de los empleados se desmayó.
Por favor... NO LO TRAIGA MÁS.
Saludos
(Recibido por correo electrónico el 26 de mayo de 2022).El triunfo del actor Johnny Depp en el juicio contra de su ex esposa, la también actriz Amber Heard, es mucho más que un asunto de la farándula. Ella fue condenada a pagarle 15 millones de dólares por difamación, tras señalar que era víctima de violencia.
En un artículo publicado en The Washington Post, Amber Heard dijo que sufrió abuso doméstico, y en respuesta, él la demandó por difamación. En la demanda el actor de "Piratas del Caribe" pedía 50 millones de dólares; entonces, la protagonista de "Aquaman" respondió con una contrademanda por 100 millones de dólares. Ambos dijeron haber perdido contratos laborales a raíz de los señalamientos de violencia en su relación.
En el juicio, que concluyó este miércoles, se hicieron públicas intimidades de la pareja. Durante semanas se presentaron testimonios, fotografías y acusaciones de lo que pasaba detrás de las puertas de su casa, lejos de los reflectores. El jurado no creyó las declaraciones de la actriz.
Del #MeToo donde ella era la agredida, en redes sociales se pasó al #MenToo con él como víctima no sólo de difamación, sino también de abuso doméstico. Los testimonios de ambos durante el juicio iban desde las agresiones verbales hasta la violencia física de manera mutua.
La ONU Mujeres ha difundido desde hace varios años un "Violentómetro", en el que muestra y visibiliza las violencias más representativas y cómo estas van escalando: de las bromas hirientes, humillaciones y celos, pasando por los insultos, jaloneos y ofensas hasta llegar a los golpes, la violación, las amenazas de muerte y, en ocasiones, terminando con la vida. En el juicio de ambos actores, ejemplos hubo de sobra.
El #MeToo surgió desde hace años como un movimiento para visibilizar la violencia de género, la que sufren miles de mujeres; nació para darles voz, para que contaran sus historias, para decir "yo también, a mí también me pasó". Pero, sobre todo, se volvió un lema de batalla, un respaldo colectivo de mujeres para exigir justicia ante la violencia machista.
Ahora surge el #MenToo para reconocer que también hay hombres que son maltratados, que también hay quienes han sido víctimas de acusaciones de violencia de manera injusta. Sí, la violencia la ejercen hombres y mujeres, pero hay circunstancias que hacen que las mujeres sean más propensas a ella, condiciones sociales y económicas que las colocan en situaciones mucho más difíciles y vulnerables que a los propios hombres.
El juicio Depp-Heard es una muestra de lo que cientos de parejas viven en lo privado y de cómo, al ser figuras públicas, de un momento a otro lo más íntimo puede volverse público. Algo que puede pasarle a artistas, deportistas y también gente de la política. Deja además a la reflexión cómo, al parecer por naturaleza humana, hombres y mujeres tienen una dosis de violencia, de enojo, de ira o rabia que, con ciertas condiciones, puede llevarla a situaciones extremas.
En cualquier caso, en tanto avancemos en aprender a resolver conflictos y diferencias de maneras no violentas, lo primordial es denunciarlo. No quedarse calladas ni callados. ¿Cuántos casos similares de violencia estarán enfrentando hoy parejas de México?
Vania de DiosMi padre viene de una generación en la que la cultura del trabajo es superior incluso a la familia. En mi casa, se decía que "chamba es chamba" y con estas 3 palabras se anulaba la posibilidad de asistir a una reunión de amigos, familia, viajes y por supuesto al obligado aunque muy poco valorado ocio o descanso. Con el paso de los años me di cuenta que este principio no sólo vivía en mi familia sino en que varias más donde los padres e incluso muchas madres no pasaban tiempo con los suyos por cuestiones laborales. Mucho se ha hablado de los derechos laborales de las mujeres y algunos pasos importantes se han dado para que la crianza se vuelva paritaria con los padres (o viceversa). La figura del padre en los últimos 50 años ha cambiado radicalmente conforme la vivió el mío, el suyo y el de muchos más no sólo requiriendo más su presencia en términos logísticos en la vida de los hijos sino emocionalmente y psicológicamente de ellos, de todos, como familia.
Los padres quienes nos dan cierta estructura para crecer nos inculcaron el "valor del trabajo" entre armándonos y curándonos en salud por cualquier cosa que nos pudiera pasar en la vida adulta. En mi círculo más próximo todas las hijas de estos señores de alrededor de 60 años trabajamos, nos ganamos el pan y sostenemos hogares, criamos hijos y demás. Pero hubo una cosa que a nuestros padres no les enseñaron, no les hablaron de la culpa de sostenerlo todo, de tener que sobreponerse a malos ratos, malos jefes, malos momentos, pérdidas emocionales y sobre todo de experiencias vívidas con sus familias. A los padres que han ido resolviéndose para enseñar más allá de la independencia total con la que querían blindar a sus hijos y a los padres que dándolo todo tampoco fue suficiente, mi entera compasión.
Argelia García F.Por regla general en la mujer laten el amor, la ternura y la capacidad de perdonar. A las feministas radicales no les gusta que diga yo eso. Ellas prefieren que se hable de las mujeres igual que de los hombres se habla. Seguramente habrían celebrado el comentario que un cierto amigo mío hizo a la frase "¿Por qué los hombres aman a las cabronas?". Declaró, lacónico: "Porque no hay de otras".
Armando Fuentes Aguirre "Catón"(V.Pickles Comic (fan page) del 22 de octubre de 2023).
Los hombres ganan más que las mujeres. Esta es una verdad que irrita, de ahí las protestas de tantos que exigen cerrar la brecha salarial. Sin embargo, la economista de Harvard Claudia Goldin, ganadora del premio Nobel de Economía, ha encontrado que la diferencia no es producto de discriminación, sino de decisiones libres de las mujeres. Esta también es una verdad, aunque incomode.
Los activistas protestan por la brecha de género y exigen equidad. La economista Goldin, en cambio, ha hecho estudios históricos que revelan que la participación de las mujeres en el mercado laboral de Estados Unidos era alta antes, cuando las mujeres trabajaban en el campo, cerca de sus hogares, y obtenían ingresos similares a los hombres. La industrialización, sin embargo, hizo que el trabajo se mudara a las fábricas y obligó a las mujeres a abandonar la fuerza laboral, porque no podían cuidar a sus hijos desde esas instalaciones. Con el surgimiento de empleos en servicios y en actividades con horarios flexibles, que las mujeres prefieren, se inició su retorno al mercado laboral. Se fue cerrando también la brecha salarial, aunque no en 100%.
La brecha salarial es un fenómeno multifactorial, dice Goldin, pero resulta en buena medida consecuencia de decisiones libres de las mujeres. Los hombres están dispuestos a trabajar horas interminables para ganar sueldos mayores, pero las mujeres prefieren horarios más flexibles, aunque ganen menos, para pasar más tiempo con sus hijos. Es una decisión libre que afecta a sus carreras, pero que no es producto de discriminación.
En el caso de los profesionales, la brecha salarial no existe cuando hombres y mujeres terminan sus estudios. La divergencia empieza años después, cuando las mujeres empiezan a tener hijos. No es que surja una discriminación que antes no existía, sino que las mujeres toman decisiones distintas a los hombres. La falta de continuidad en sus carreras profesionales, las pausas de maternidad y la opción por trabajar menos horas o en empleos con mayor flexibilidad son las principales razones de la brecha.
Las mujeres abandonan la "carrera de ratas" cuando tienen hijos para asumir prioridades que tienen más que ver con la felicidad familiar que con el logro de objetivos profesionales o corporativos. No son malas decisiones, a mi juicio, aunque reduzcan las perspectivas de ingreso. Lo más importantes es que son tomadas en libertad. La diferencia salarial entre hombres y mujeres ha venido disminuyendo, de hecho, conforme la tecnología y las nuevas prácticas laborales han permitido una mayor flexibilidad de horarios y menos obligaciones de viajes de trabajo. Mucho más se lograría, por supuesto, si los padres estuvieran más dispuestos a hacerse cargo de sus hijos.
Las medidas de "acción afirmativa", o de discriminación a los hombres, para mejorar la posición de las mujeres tienen pocos o nulos efectos para alterar la brecha salarial, advierte Goldin. En Estados Unidos se ha tratado de reducir la diferencia con leyes como el título VII del Civil Rights Act de 1964 o las acciones afirmativas. Sin embargo, afirma la economista, "hay escasa evidencia de que alguna de estas leyes haya tenido efecto en la brecha de género en ingresos u ocupaciones".
Muchas mujeres dan preferencia a sus familias y no a su trabajo. Más que discriminar a los hombres, el camino para reducir la brecha salarial es promover una mayor flexibilidad en horarios y adoptar tecnologías que permitan, por ejemplo, reemplazar viajes con videoconferencias. Otra opción sería que los hombres compartieran más las responsabilidades familiares.
Sergio SarmientoAdam Ellis
(9 de septiembre de 2024).
Se celebra el día de Todos santos, que muchos sostienen es el festejo del día del marido, sujeto al marital y dulce mando de las hoy empoderadas féminas y en ese respecto, hay 2 tipos de maridos: los que somos obedientes y los mentirosos que dicen que ellos mandan en su casa; cualquiera que me conozca, sabrá que no soy gordo, lo que sucede es que estoy inflamado a golpes.
Carlos Enrigue Zuloaga