La guerra de los Bush


Prólogo: Antecedentes: La guerra de los Bush - Prólogo.

La guerra de los Bush según Le Carré


La tragedia de Husein es estar sentado sobre el segundo yacimiento de petróleo más grande del mundo; si no tuviera petróleo podría torturar y asesinar a placer a sus conciudadanos.

La guerra de Bush

Estados Unidos ha entrado en uno de sus periodos de locura histórica, pero éste es el peor de cuantos recuerdo: peor que el macartismo, peor que Bahía de Cochinos y, a largo plazo, potencialmente más desastroso que la guerra de Vietman. La reacción al 11-S ha ido más allá de lo que Osama hubiera esperado en sus sueños más siniestros. Como en la época de McCarthy, los derechos y libertades nacionales, que han hecho de EU la envidia del mundo, están siendo erosionados de forma sistemática. La persecución de residentes extranjeros en EU sigue a buen ritmo. Personas no permanentes de sexo masculino y origen norcoreano o de Oriente Próximo, desaparecen en cárceles secretas tras acusaciones secretas por la palabra secreta de los jueces. Palestinos que residen en Estados Unidos, a quienes antes se consideraba ciudadanos sin Estado, y por tanto no deportables, están siendo entregados a Israel para ser reasentados en Gaza y en Cisjordania, lugares que quizá no hayan pisado jamás.

Ningún gobierno de Estados Unidos ha escamoteado tanto la información que debiera revelarse.

Si los servicios de inteligencia no saben nada, ése será el secreto mejor guardado de todos. Recuerden que se trata de las mismas organizaciones que nos mostraron el mayor fracaso en la historia de la inteligencia: el 11-S. Esta guerra inminente estaba planeada años antes de que atacara Osama bin Laden, pero fue Osama quien la hizo posible. Sin Osama, la junta de Bush seguiría intentando explicar asuntos tan peliagudos como la forma en que logró salir elegida; Enron; sus desvergonzados favores a quienes son ya demasiado ricos; su desprecio irresponsable por los pobres del mundo, por la ecología, y por un sinnúmero de tratados internacionales derogados unilateralmente. Quizá también tendrían que explicarnos por qué apoyan a Israel en su desprecio continuado por las resoluciones de la ONU. Pero, oportunamente, Osama barrió todo eso bajo la alfombra. Los Bush cabalgan de nuevo. Se dice que el 88 por ciento de los norteamericanos quiere la guerra. El presupuesto de defensa de EU ha aumentado en 60 mil millones de dólares, hasta alcanzar alrededor de los 360 mil millones de dólares. Un asunto mucho menos claro es cuál es exactamente la guerra que el 88 por ciento de los norteamericanos piensa que está apoyando. ¿Una guerra que durará cuánto, por favor? ¿A qué precio en vidas de estadunidenses? ¿A qué precio para el bolsillo de los contribuyentes norteamericanos? ¿A qué precio (porque la mayor parte de este 88 por ciento son gente profundamente decente y humanitaria) en vidas de iraquíes? Ahora ya probablemente sea un secreto de Estado, pero la Tormenta del Desierto costó a Iraq al menos el doble de las vidas que perdió EU en toda la guerra de Vietman. El modo en que Bush y su junta consiguieron desviar la ira de EU contra Osama bin Laden hacia Sadam Hussein es uno de los grandes trucos de prestidigitación en relaciones públicas de la historia. Pero les salió bien: una encuesta reciente dice que uno de cada dos estadunidenses cree ahora que Sadam fue responsable del ataque del World Trade Center.

Pero la opinión pública estadunidense no sólo está siendo engañada. Está siendo amenazada, acosada, reprendida y mantenida en un permanente estado de ignorancia y de miedo y, consecuentemente, de dependencia de sus líderes. Esta neurosis cuidadosamente orquestada debería, con un poco de suerte, llevar cómodamente a Bush y a sus compañeros de conspiración hasta las siguientes elecciones. Los que no están con el señor Bush están contra él. O, lo que es peor (ver su discurso del 3 de enero), están con el enemigo. Cosa rara, porque yo estoy completamente en contra de Bush, pero me encantaría ver la caída de Sadam -solo que no según los términos de Bush y no según sus métodos-. Y tampoco bajo una bandera de tan escandalosa hipocresía. Un colonialismo de EU al viejo estilo está a punto de extender sus alas de hierro sobre todos nosotros. Hay ahora más americanos impasibles infiltrándose en pueblos que nada sospechan de los que había en el momento más tenso de la guerra fría. La gazmoñería religiosa con la que van a enviar a las tropas estadunidenses al frente quizá sea el aspecto más nauseabundo de esta surrealista guerra que se acerca. Bush tiene a Dios agarrado por el cuello. Y Dios tiene opiniones políticas muy particulares. Dios eligió a EU para salvar al mundo de la manera que más convenga a EU.

John Le Carré
Publicado en el periódico El País el 20 de enero de 2003


Guerra en Irak

Se ha pedido a Gran Bretaña que se embarque en una guerra sin acuerdo en ninguno de los cuerpos internacionales de los que somos socios destacados, ni de la OTAN, ni de la Unión Europea y, ahora, ni del Consejo de Seguridad.

Nuestros intereses están mejor protegidos no por una acción unilateral, sino por un acuerdo multilateral y un orden mundial gobernado por reglas. He escuchado algunos paralelos entre la acción militar en estas circunstancias y la acción militar en Kosovo. Fue apoyada por la OTAN; fue apoyada por la Unión Europea; fue apoyada por cada uno de los siete vecinos en la región. Francia y Alemania fueron nuestros aliados activos.

Ni la comunidad internacional ni el pueblo británico están convencidos de que hay una razón urgente y apremiante para esta acción militar en Iraq.

Probablemente Iraq aún tenga toxinas biológicas y armas químicas del campo de batalla, pero las ha tenido desde los ochentas, cuando las compañías estadounidenses le vendieron a Saddam agentes de ántrax y el entonces Gobierno británico aprobó las fábricas químicas.

He escuchado decir que Iraq no ha tenido meses sino 12 años en los cuales completar el desarme y que nuestra paciencia se ha terminado. Sin embargo, son más de 30 años después de que la resolución 242 exhortó a Israel a retirarse de los territorios ocupados. No expresamos la misma impaciencia con la negativa de Israel a obedecer.

Robin Cook, Ministro de Relaciones con el Parlamento y ex Ministro de Asuntos Exteriores de la Gran Bretaña, en su carta de renuncia a su cargo frente a la declaratoria de acción unilateral por parte de las naciones aliadas, es decir, Estados Unidos, Inglaterra y España.


Mister Mesías Bush

Siempre he dicho que los gringos son los romanos, del Imperio, en nuestros días: se parecen a ellos en su insaciable sed imperialista y en su soberbia. Los romanos perfeccionaron el "arte" de crucificar, de ir matando con el máximo sufrimiento en el tiempo más prolongado posible; aunque ahora Bush quiera matar el máximo posible de iraquíes en los menos segundos que se pueda. Ya hemos citado en esta columna aquel texto: "Recuerda, oh romano, que tu misión es dominar los pueblos con tu poder; naciste para imponer la paz, perdonar a los vencidos y derrocar a los soberbios" que escribía Virgilio en bellísimos versos de una sonoridad y belleza dignos de Juno y de Júpiter. Los gringos no son tan poetas y artistas: "los Estados Unidos de América tienen la autoridad soberana para utilizar la fuerza, para defender sus intereses y su seguridad nacional" dijo Bush el domingo pasado: "autoridad soberana" ¿quién se la confirió? Se siente otro Mahoma: el profeta de Alá, destinado a llevar la guerra santa por todo el mundo a fin de someter a los infieles, a los no predestinados, como Bush, a la salvación eterna.

"Llamamos predestinación", escribió Juan Calvino en 1536", al eterno decreto con que su Majestad ha determinado lo que quiere hazer de cada uno de los hombres: porque él no los cría a todos en una misma condición y estado; mas ordena los unos a la vida eterna; los otros a la perpetua condenación " (Instituzión religiosa, traducida por Cipriano Valera, Imprenta de JH. López Cuesta, Madrid, 1858, 2ª. Edición, III, p. 12). Con esta premisa, los gringos se creen predestinados por Dios para llevar la salvación y la libertad por todo el mundo a todos los que no están en la verdad: ahí entramos todos los no gringos, desde Sadam Husein y el mochaorejas hasta la madre Teresa y Teresita del Niño Jesús. Bush, como hijo legítimo de los puritanos pilgrim fathers, se siente destinado y predestinado a ser amo del mundo. Con el poder del Señor y por el honor y gloria de Dios se juzga llamado a dominar y transformar el mundo porque es el jefe de la nación elegida que estableció un triple pacto con Dios: pacto de gracia, pacto religioso y pacto civil. Así lo instituyeron Calvino y Thomas Hooker en la nueva Sion americana. Los ingleses, escoceses y novoingleses (gringos) de los siglos XVI y XVII se sintieron a salvo y excluyeron de la salvación al resto de los cristianos, fundamentalmente a los odiados "papistas". La doctrina calvinista contribuyó a la crisis del mundo inglés católico-medieval, a la liquidación de los obstáculos éticos tradicionales (aceptación solapada de la usura; debilitamiento primero, y eliminación después de la teoría y práctica medievales del precio y salarios justos), y, por consiguiente, a la entronización, como opina Weber, del capitalismo. La doctrina calvinista, al dejar totalmente desamparado al hombre frente a Dios y al hacerlo juguete del inescrutable e inmutable decreto divino (praedestinatio), permite que los nuevos hombres, la nueva clase (terratenientes, comerciantes, industriales, inversionistas, artesanos progresistas y aventureros de todo género) se apoyen en el fervor nacionalista que, bajo la fórmula religiosa, se transforma en un credo original y desafiante: nacionalismo anglicano-puritano. La riqueza se convierte en prueba de salvación. Con la doctrina puritana llegó Inglaterra en el siglo XVII a ser la abanderada del progreso y de la máxima modernidad de entonces. Con la misma doctrina los pilgrim fathers, en 1620, y los puritanos, en 1628, pusieron las bases en Nueva Inglaterra de lo que serían los Estados Unidos, en donde se forjó la vivencia histórica, aceptada sin escrúpulos por los hombres más representativos de dicha nación, acerca del destino ineluctable, manifiesto, de los gringos como amos del mundo. Jefferson, en su discurso inaugural, en 1805, resucitó el dogma calvinista de los puritanos sobre los elegidos del Señor, al expresar: "Dios ha guiado a nuestros ancestros como guió a Israel en el pasado". Poco antes, en enero de 1803, el New York Times había expresado: "toda nación, como todo hombre, tiene un derecho, el de no permitir que nadie obstruya su preservación, su perfección y su felicidad; es a saber, el derecho de protegerse de todo daño. Este derecho de autopreservación de todo mal es lo que se llama derecho de seguridad. (Citado por Juan A. Ortega y Medina en Destino Manifiesto, México, Sepsetentas, 1972, p. 143). El derecho a la seguridad es el que ahora quiere hacer valer Bush: los gringos están destinados por Dios, como los romanos, a dominar el mundo. Como escribía Weimberg, a fines del siglo XIX, sobre "el destino manifiesto" de la raza inglesa y de la nación yanqui a heredar la tierra. Por algo, a principios del mismo siglo XIX John Adams le escribía a Jefferson que "nuestra acendrada, virtuosa y en extremo federativa república vivirá siempre, regirá al mundo e introducirá la perfección del hombre".

En honor a la verdad habrá que decir que muchos ciudadanos estadunidenses no son gringos: no comparten las locuras de su presidente. Las manifestaciones antibélicas en la vecina nación del norte hacen ver el rechazo generalizado a los instintos imperialistas de Bush. La ya lejana segunda guerra mundial, las guerras de Corea, Biafra y sobre todo de Vietnam, sin olvidar la reciente del Golfo Pérsico, se hacen muy presentes en las familias que perdieron a sus hijos en el absurdo de atravesar los océanos para matar miles de seres humanos. Como escribió el diario parisino Le Monde, antier día 19, "la entrada en la guerra por parte de los Estados Unidos e Inglaterra contra Irak, sin mandato de la ONU, en una decisión totalmente unilateral, manifiesta un formidable fracaso diplomático del gobierno de Bush". El prestigio político estadunidense, si existía, se derrumba, y su autoridad moral queda por los suelos, como quedó cuando nos invadieron en 1847 y en 1914, cuando nuestros cadetes murieron en la heroica Veracruz.

Jesús Gómez Fregoso, catedrático de la Universidad de Guadalajara en el periódico Público del 21 de marzo de 2003.


Bush & Sadaml

Vivimos en tiempos de ficción, donde resultados electorales ficticios nos traen a presidentes ficticios que nos mandan a la guerra por motivos ficticios.

Michael Moore, al recibir el Oscar por mejor documental el 23 de marzo de 2003.


A: Embajador Paul Cellucci, Embajada de los Estados Unidos de América
490 Sussex Dr., Ottawa, Ont.

ESTIMADO SR. EMBAJADOR:

Sus recientes afirmaciones con respecto a la política canadiense con respecto a Iraq fueron inexactas, inapropiadas y ofensivas. El Primer Ministro Chretien mantiene un delicado balance entre la presión de los Estados Unidos y la opinión pública canadiense -una posición familiar para los primeros ministros canadienses- y no lo mandará a usted a paseo. Pero alguien debe hacerlo.

Fundamentalmente, usted alega que los Estados Unidos vendrían instantáneamente a ayudar a Canadá en una emergencia, y Canadá debería por lo tanto participar en su mal pensado ataque a Iraq.

"No existe una amenaza a la seguridad canadiense en la que los Estados Unidos no estuvieran listos, deseosos y disponibles para ayudar", dijo usted. "No habría debate. No habría duda. Estaríamos allí por Canadá, que es parte de nuestra familia".

Pamplinas. Y estoy siendo diplomático.

La principal amenaza para la seguridad canadiense siempre han sido los Estados Unidos. Un monumento en Quebec honra a mi más antiguo antecesor canadiense por haber repelido una invasión del estado donde usted nació, Massachusetts, en 1690. La primera instancia de cooperación militar entre las 13 colonias ocurrió en 1745 bajo el liderazgo de James Shirley, su antecesor como gobernador de Massachusetts, cuyo ejército invadió Nueva Ecocia y capturó la fortaleza de Louisbourg.

Treinta años después, durante la independencia de los Estados Unidos, sus soldados saquearon nuestros puertos. Otra vez estuvimos en guerra entre 1812 y 1815. El nacimiento de Canadá en 1867 fue marcado por el temor de una invasión de los Estados Unidos. Por esa razón la vía del ferrocarril corre a lo largo del golfo de San Lorenzo, lejos de la frontera con Estados Unidos.

¿Recuerda usted el destino manifiesto, la doctrina de los Estados Unidos de 1840 según la cual su país tenía la misión encomendada por Dios de gobernar toda Norteamérica? ¿Recuerda usted "Fifty-four-forty or fight", el eslogan que impulsó a los estadounidenses a amenazar con una invasión en 1902 sobre la frontera de Alaska? Ustedes son el único país que alguna vez nos ha invadido, y que lo volvería a hacer sin parpadear si pensara que sus intereses aquí se encuentran seriamente amenazados.

¿Y cómo se aplica su mantra sentimental de "una voluntad perpetua para saltar en nuestra ayuda" a la Primera Guerra Mundial, a la que nosotros entramos en 1914, mientras ustedes continuaron fuera tres años más? Nosotros fuimos a la guerra contra Hitler en 1939, mientras que ustedes se unieron a sus democracias hermanas sólo después del ataque japonés a Pearl Harbor dos años después. Un millón de canadienses pelearon en la Segunda Guerra, 45,000 murieron. No necesitamos discursos de los estadounidenses con respecto a la defensa de la libertad y la democracia.

De todas formas, a pesar de las tensiones en nuestra historia, nosotros estamos lo más cerca que cualquier par de naciones en el mundo pudieran estarlo. Muchos canadienses -yo soy uno de ellos- tenemos familiares que son ciudadanos estadounidenses. Nuestros dos países pelearon juntos no sólo en las dos guerras mundiales, sino que también repelieron la invasión de Korea del Sur en 1949 y de Kuwait en 1991.

Y cuando las grandes catástrofes han golpeado sin aviso, nuestros pueblos han estado allí para ayudarse mutuamente.

Como gobernador de Massachusetts, usted debe haber estado presente en el encendido anual del árbol de Navidad en Boston -un regalo anual de Nueva Escocia para conmemorar la inmediata y masiva ayuda de Massachusetts después de la Explosión de Halifax en 1917.

Nuestra oportunidad de devolver la ayuda llegó el 11 de septiembre de 2001, cuando las comunidades canadienses recibieron, con sólo una breve notificación, a 40,000 pasajeros de los aviones estadounidenses obligados a aterrizar por los ataques terroristas.

Sólo Halifax hospedó a 7,200. Los recibimos en nuestros hogares, escuelas y templos, los alimentamos, los reconfortamos y los tratamos como familiares. Probablemente dimos más ayuda práctica e inmediata a los estadounidenses que ningún otro país. Aún así cuando su presidente agradeció posteriormente a las naciones por su ayuda, no mencionó a Canadá.

El conflicto de Iraq, no obstante, no es un desastre inesperado, sino una acción deliberada. Su presidente ha despilfarrado una abundante simpatía y solidaridad de todo el mundo en menos de dos años -una impresionante debacle diplomática. Las afirmaciones de usted, con sus oscuras sugerencias de una venganza en lo económico, son totalmente consistentes con la política de la administración de Bush de diplomacia a través del abuso, el soborno y la amenaza.

Una gran proporción de la opinión pública, incluso en los Estados Unidos y Gran Bretaña, califica a esta guerra como ilegal, imprudente e irrelevante en la lucha contra el terrorismo. Su gobierno parece haber olvidado a Osama Bin Laden, y no haberse dado cuenta de que la mayoría de los teroristas del 11 de septiembre eran sauditas, no iraquíes. Ellos no vivían en Baghdad sino en Hamburgo y San Diego. La campaña de Iraq no es sino un show lateral, un partido por rencor, una distracción. Generará más mártires y más terroristas.

De regreso en Massachusetts, en 1846, un joven fue arrestado y encarcelado por rehusarse a pagar impuestos, para evitar mantener las deplorables políticas del gobierno.

El se explicó en un ensayo, Sobre el Deber de la Desobediencia Civil, el cual posteriormente inspiró a personas como Gandhi y Martin Luther King. Su nombre fue Henry David Thoreau, y sin duda el gobernador de Massachusetts pensó que él era un pésimo estadounidense. El no lo era. Como King, él fue una voz por lo mejor que hay en los valores y la vida estadounidense. Y el asunto que lo llevó a esa posición puede sonar algo familiar. El se opuso a una guerra imperialista -la invasión no provocada mediante la cual Estados Unidos le quitó a México el 40 por ciento de su territorio.

Los buenos ciudadanos -y los buenos amigos- se oponen a las malas políticas. Al decirles a ustedes la verdad, tratan de salvarlos de cometer un desatino. Podrán estar equivocados, pero no son enemigos suyos.

Este es el mensaje que usted debería llevar a la Casa Blanca, exista o no alguien allí que lo pueda comprender.

Sinceramente:

Silver Donald Cameron


El galardonado autor Silver Donald Cameron vive en D'Escousse.

Esta carta fue publicada el domingo 30 de marzo de 2003 en The Halifax Herald. La traducción es del webmaster.


No debe olvidarse que el presidente Bush no ganó el voto popular, sino que alcanzó el puesto con el voto electoral y, finalmente, fue impuesto por decisión de la Corte Suprema. Se quiere compensar este déficit de legitimidad identificando un enemigo genérico, el terrorismo, en cuyo nombre la voluntad imperial puede actuar sin ataduras, con sus aliados y amigos, sin ellos o contra ellos.

Pero el problema de fondo es que la presidencia norteamericana puede ser alcanzada por políticos como Bush, gracias a las reminiscencias oligárquicas (voto electoral) que se mantienen en el sistema americano. Estos rasgos se pueden traducir, como hoy es el caso, en un poder sin contrapeso que consigue sustituir con alternativas caóticas equilibrios internacionales precarios, es cierto, pero arduamente alcanzados por la comunidad internacional.

Francisco Valdés Ugalde, doctor en Ciencia Política, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM en el periódico Ocho Columnas del 31 de marzo de 2003.


Lo que se ha producido es el secuestro del régimen democrático americano por grupos extremistas, por un lado los fundamentalistas de la tecnociencia -en la que el hombre deja de contar, lo que cuenta es esta espiral que va más allá de lo humano- y por otro los fundamentalistas religiosos. Nunca se emplea tanto la palabra Dios como en los discursos reales o supuestos de Bin Laden y en los de George W. Bush. Es un retorno del dios de la guerra.

Juan Goytisolo, escritor español radicado en Marruecos.


Los estadounidenses siempre harán lo correcto, tan pronto como hayan agotado todas las alternativas.

Winston Churchill


El escritor Carlos Fuentes entrevistado por CNN en español

CNN en Español: Desde Latinoamérica, no cesan las críticas contra la guerra y las cifras poco han cambiado en las encuestas. El grueso de la población no apoya la guerra en Iraq. Para analizar este conflicto y el creciente sentimiento antiestadounidense, estamos en contacto vía satélite con el escritor mexicano Carlos Fuentes. A dos semanas de iniciado el conflicto, háganos un balance de lo que usted ve hasta hoy.

Carlos Fuentes: Fíjese que en primer lugar, voy a corregir lo que usted acaba de decir. No hay un sentimiento antiestadounidense en América latina. Es una oposición al actual gobierno de George W. Bush, una añoranza del gobierno de Bill Clinton, unos deseos imposibles de cumplir de que el presidente fuese Al Gore, porque en ese caso, Estados Unidos después del 11 de septiembre se habría concentrado en la lucha contra el terrorismo y no se habría desviado hacia la invasión unilateral e ilegal que está ocurriendo.

CNN en Español: ¿No cree usted que estas manifestaciones que hemos visto incluso en la capital mexicana frente a la embajada estadounidense, quemando banderas de los Estados Unidos, en algunos países de Sudamérica convocando a boicots contra los productos estadounidenses, tiene que ver con un sentimiento contra el Estados Unidos de hoy?

CF: Es una manifestación contra el gobierno de Bush, un gobierno ficticio, como lo llamó uno de los recipientes del Oscar, posiblemente es un gobierno ilegítimo que no obtuvo el voto popular y que ha instalado lo que antes estaba instalado en el Senado y en la política de las calles, ha instalado el macartismo en la Casa Blanca, porque hay una persecución de gente, un afán de silenciar las voces disidentes como no se veía en Estados Unidos desde los tiempos de McCarthy.

Lo que estamos viendo en América latina es una oposición muy precisa al gobierno de George Bush y de ninguna manera al pueblo de Estados Unidos. Esto no habría ocurrido si hubiese estado Clinton en la presidencia, no ocurrió cuando hubo crisis internacionales que el presidente Clinton supo manejar con apego a derecho, con sabiduría, consultando a sus aliados y respetando la opinión.

CNN en Español: Cuénteme como esta viendo el conflicto con Iraq.

CF: Ya hay muchas víctimas, hay víctimas civiles, la víctima mayor es el derecho, las organizaciones internacionales, la ONU, la Unión Europea, la OTAN, hay una serie de cadáveres jurídicos que va a ser muy difícil resucitar. Además, estamos frente a una situación totalmente incierta. No tengo una bola de cristal, pero creo que la guerra se va a extender más allá de los confines de Iraq. No sabemos cómo va a reaccionar Iraq ni la población iraquí, sobre todo si se establece la lucha cuerpo a cuerpo, calle a calle de Bagdad, se puede bombardear entonces a Bagdad cuando hay soldados ingleses y norteamericanos luchando contra población civil. Esto no se sabe, no se sabe lo que va a pasar con Siria, no se sabe que va a pasar con Irán, todo el arco islámico desde Damasco hasta El Cairo y Argelia, no sabemos cómo va a responder. Son 40 millones de árabes y de fieles de Islam que se sienten ofendidos con esta guerra, de modo que estamos en el principio todavía. No sabemos que va a pasar, aunque haya un triunfo militar. Yo creo que esta guerra va a terminar muy mal para el gobierno de Bush, porque se va a extender más allá de lo que cualquier gobierno del mundo puede contener.

CNN en Español: Le voy a citar lo que dijo el ex director de la CIA. Este es un informe que hoy hemos tenido del corresponsal Charles Felman en Los Angeles. El dijo en una universidad hace unos días que esta es la cuarta guerra mundial, él se refiere a la guerra fría como la tercera guerra mundial, y dice que el enemigo de esta guerra son los religiosos de Irán, los fascistas de Iraq y Siria, y grupos extremistas islámicos como al Qaeda.

CF: Qué le parecen a ustedes los fundamentalistas religiosos que están en la Casa Blanca que invocan la guerra rezando y con la cabeza baja. También ellos son extremistas religiosos.

CNN en Español: Pasando al tema de lo que está ocurriendo en Bagdad a esta hora, hay cifras de muchos civiles muertos, niños. Hay varios hospitales, según informan periodistas de Reuters, que están llenos de niños y mujeres que están siendo afectados por esta campaña. ¿Cuántas generaciones van a tener que pasar para que el pueblo iraquí pueda elaborar este conflicto en el futuro o si lo van a poder superar emocionalmente?

CF: Creo que las consecuencias de esta guerra, que esta recién comenzando, son incalculables, desde ya el número de víctimas civiles ya son muchas y sin duda van a aumentar y que va a tener una víctima muy importante que es la libertad de información, la censura y los cotos que se le pongan a los informadores en Iraq o sobre Iraq.

CNN en Español: Si esta guerra cumple con el objetivo que dice tener la Casa Blanca y la coalición, que es derrocar al gobierno de Saddam Hussein y reemplazarlo por otro gobierno democrático, así lo están llamando según el proyecto que pretenden lograr, ¿usted cree que va a ser un gobierno mejor o peor que el de Hussein?

CF: Va a ser un gobierno sujeto al dominio colonial de los Estados Unidos, se compara a veces la situación con Japón, pero en Japón permaneció una legitimidad hereditaria que era la casa imperial de Hirohito, aunque estuviera ahí como procónsul el general McArthur. En Iraq, no se repite esta situación, se va a crear un proconsulado norteamericano con un gobierno que va a ser visto por los iraquíes y por el mundo como un gobierno pelele, quién va a contener la división profunda religiosa de chiítas, kurdos y suníes, que se va a transformar en una situación tan confusa en Iraq. ¿Cómo sabemos como va a responder Turquía si los kurdos establecen como estado independiente Kurdistán? En fin, ¿qué va a pasar sobre todo si el concepto de guerra preventiva es el concepto que de ahora en adelante rige la relaciones internacionales? Esto quiere decir que cualquier país que se imagine que puede ser atacado por un vecino puede atacarlo antes, la India puede atacar a Pakistán o Pakistán a India, Corea del Sur a Corea del Norte y se pueden multiplicar los ejemplos. Es decir, Bush ha creado un caos, una confusión y una situación de peligro internacional como no se ha visto de los tiempos de Hitler.

CNN en Español: Esta es una pregunta obligada, ¿qué piensa usted del gobierno de Saddam Hussein y de sus 30 años en el poder?

CF: Es un gobierno despótico, una tiranía sanguinaria que ha atacado a su propio pueblo y que fue armada por los Estados Unidos de América, no lo olvidemos. El secretario (de Defensa de Estados Unidos, Donald) Rumsfeld en 1981 se presentó en Bagdad a entregarle las armas de destrucción masiva a Saddam Husein. Ellos crean al monstruo, y después se espantan de lo que han creado, y digo algo más para el público español: el presidente José María Aznar fue el primer jefe de gobierno de un país occidental que visitó en 1997 a Hussein para reiterarle la amistad de España, de modo que estamos en un mundo de una hipocresía y una contradicción extraordinaria.

CNN en Español: Los medios de comunicación, ¿cómo están cubriendo esta guerra?

CF: Heroicamente, yo creo que hay dos factores nuevos, primero la explosión masiva de oposición a la guerra de muchos civiles de todo el mundo y luego es la defensa que muchos medios de comunicación están haciendo también heroicamente. Cito a tres periodistas españoles que dijeron no somos rebaño y se retiraron de Iraq por la cantidad de trabas que las autoridades militares norteamericanas, británicas, han puesto a la libertad de información en Iraq.

CNN en español, 4 de abril de 2003.


La demagogia del antiamericanismo es la coartada de que se sirven los que quieren ocultar los designios de la facción de extrema derecha que rodea a Bush hijo, cuya ideología tiene tres ejes fundamentales: el mesianismo nacionalista, el integrismo religioso y el fundamentalismo liberal. Esa es exactamente la opción en que se situa la extrema derecha norteamericana y prosionista en el plano internacional.

Porque estar contra la destrucción de Irak y criticar las 14 negativas de Bush a firmar ningún acuerdo internacional en defensa de la justicia global y de la protección del planeta no es ser antinorteamericano sino combatir por los principios y los ideales de la democracia americana. Porque estar contra el populismo chovinista con que la televisión del Señor Murdock inunda los Estados Unidos día tras día y que es la perversión de toda posible identificación comunitaria no es ser antiamericano y alzarse contra la ignominia del robo corporativo promovido por Enron y por las empresas de auditoría que han legitimado sus fechorías y que justifican el despojo del ahorro popular a que estan procediendo tantas grandes empresas, es un deber de ciudadanía ; como lo es el denunciar la indecencia de que unas pocas empresas pertenecientes a los grupos Carlyle, Halliburton, Unocal, etcétera. Próximas al clan Bush, se hayan repartido ex ante el presupuesto para la fabricación de las armas con que se está destruyendo Irak y que se repartan ex post los fondos destinados a su reconstrucción. Y esto seguirá si no lo paramos. Bush lo dijó el año pasado en West Point, lo ha repetido y escrito luego y esta guerra lo confirma. El único poder político-militar que cabe en el mundo es el de EE.UU., los demás han de situarse en su constelación. Este autocratismo integrista que alimenta todos los otros fundamentalismos nos conduce directamente al caos. O pongámosle un orden internacional justo y viable que confirme los derechos humanos y la legalidad internacional.

José Vidal-Beneyto, sociólogo y doctor en Derecho en el periódico Ocho Columnas del 7 de abril de 2003.

La geografía de G.W.


Para que la masa siga a sus líderes hacia la guerra, lo único que han de hacer es decir que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y por estar exponiendo al país a un gran peligro.

Hermann Göring, mariscal de la Lufwaffe en la Alemania nazi.


La CIA y sus "Frankenstein"

En cierto sentido, George W. Bush está pagando ahora por los errores de su padre. En 1989, el entonces presidente George A. Bush celebró con champaña la humillante retirada de los soviéticos de Afganistán y el triunfo de los mujayidines que él mismo, como director de la CIA, había ayudado a entrenar y financiar. Doce años más tarde, esos mismos combatientes fueron acusados de haber perpetrado el ataque terrorista más sangriento de la historia de Estados Unidos, y obligado a su hijo a declarar al país en guerra.

The blowbacks. Los expertos de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos tienen un término muy específico para definir situaciones como ésta. Son "blowbacks", es decir, "retroexplosiones", agentes u operaciones que se vuelven en contra de sus creadores. Osama bin Laden es el error más costoso de los 44 años de historia de la organización. "Hay evidencia clara de que, durante la Guerra Fría, Estados Unidos muchas veces dejó de lado la diplomacia, la ayuda económica, las leyes internacionales y las instituciones multilaterales para defender sus intereses en el exterior, apelando a operaciones de sabotaje y manipulaciones financieras", afirmó Chalmer Johnson, en su éxito editorial Blowback: los costos y consecuencias del imperio norteamericano. "Ahora estamos pagando el precio de esta política", dice.

Los "monstruos". Personajes como Ngo Dinh Diem en Vietnam o Anastasio Somoza en Nicaragua, que se distinguieron por su anticomunismo en Indochina y Centroamérica, respectivamente, recibieron apoyo de Washington con la misión de mantener a raya la intervención soviética y su proclamada expansión. Tanto los servicios secretos como la Casa Blanca se hicieron de "la vista gorda" durante años ante "los excesos" de esos regímenes que ellos mismos armaron.

Pero en ningún lugar del planeta fallaron tanto las maquinaciones como en el Medio Oriente. Simplemente porque en su afán de fortalecer a Israel a costa de los palestinos, Washington alborotó el avispero religioso-político latente en la región.

Reto al Nuevo Orden. El primer gran error de la política norteamericana en la explosiva región fue apostar al Sha de Irán como pilar de estabilidad. En 1953 la CIA apoyó logística y monetariamente al monarca persa en su lucha de poder contra el entonces primer ministro Mohamed Mossadeg, quien había nacionalizado el petróleo de las transnacionales británicas y estadounidenses. El premier fue derrocado y el Sha gobernó con plenos poderes hasta la revolución islámica de 1978-79 cuando el nuevo régimen del ayatollah Ruholá Jomeini se tornó, furioso, contra el aliado occidental del mandatario depuesto, y comenzó a instaurar un sistema republicano-teológico en el que la vida social se subordinó a la fe islámica, en franca oposición a la teoría y praxis de la globalización.

La coyuntura. Saddam Hussein, líder supremo del vecino Irak, se perfiló rápidamente como aliado en la lucha contra el nuevo fundamentalismo iraní. Para el contexto de esa época, Hussein era bastante potable. Lo veían como el que vendría a ocupar el sitio del fallecido líder egipcio Gamal Abdel Nasser, capaz de aglutinar el apoyo de los árabes ante los persas. Hussein aprovechó el ambiente de confusión en Irán e invadió la provincia de Kuseztán, rica en petróleo, en setiembre de 1980. El ejército iraní repelió el ataque y comenzó un conflicto que se extendería hasta agosto de 1988. El régimen secular de Irak recibió ayuda de Arabia Saudita y otros países árabes moderados, además de Estados Unidos y de la Unión Soviética, mientras Irán se las arregló con apoyo de Siria y Libia.

Error táctico. La tregua negociada por el entonces secretario de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, no acabó con las ambiciones de Saddam Hussein, que invadió el pequeño reino de Kuwait el 2 de agosto de 1990, para sorpresa de la CIA, quien no atinó a predecir el ataque. Ante los llamados de ayuda del depuesto emir de Kuwait y de Arabia Saudita, Estados Unidos lanzó las operaciones "Escudo del Desierto", destinada a aislar a Hussein, y "Tormenta del Desierto", que desalojó a los iraquíes de Kuwait, pero se contuvo en su avance hacia Bagdad y no derrocó a Saddam.

El descuido. Mientras el Medio Oriente monopolizaba la atención de Occidente, en los confines de Asia Central las tropas soviéticas habían invadido Afganistán en apoyo a los comunistas locales e instalaron un gobierno títere el 25 de diciembre de 1979. La decisión soviética paralizó la aprobación en el Congreso estadounidense de los acuerdos SALT II de desarme. El entonces presidente Jimmy Carter suspendió la venta de granos y tecnología a la Unión Soviética y canceló la participación de su país en las Olimpiadas de Moscú (muchos países se sumaron al boicot). El gobierno de Washington además dio luz verde a la CIA para fomentar la resistencia contra el invasor.

La revelación. El asesor de seguridad nacional estadounidense de la época, Zbigniew Brezinski, empujó a Carter para que apoyara los grupos guerrilleros nacionalistas e islámicos opuestos a la presencia de Moscú en Afganistán, y con la mira puesta en las provincias soviéticas en Asia Central -entonces bajo vientre ruso- Washington respaldó el llamado de los líderes musulmanes a una guerra santa contra el invasor ruso. "Nosotros fuimos los que creamos la primera jihad moderna", afirma Jessica Stern, especialista en terrorismo durante el gobierno de Bill Clinton y profesora en Harvard. "La noción de jihad o guerra santa no había estado presente en el mundo musulmán desde el final de las cruzadas en el siglo XIII. Nosotros lo despertamos y alimentamos, con la esperanza de que un movimiento islámico desestabilizara a la Unión Soviética", resaltó.

Nace Bin Laden. Días antes de la invasión soviética, el príncipe Turki al Faisal, jefe de los servicios secretos sauditas, había reclutado al hijo de una de las familias más poderosas del país y su amigo personal, Osama bin Laden, para que lo ayudara a enrolar mujayidines dispuestos a luchar por la causa afgana. Faisal envió a bin Laden a entrevistarse con miembros de la CIA en el edificio de la embajada estadounidense en Turquía, y lo recomendó como uno de sus hombres de confianza. Bin Laden era el undécimo hijo de Mohamad bin Laden, uno de los hombres más ricos de Arabia Saudita y confidente del rey Faisal.

Lo alimentaron. Osama se convirtió en el encargado de recibir y administrar contribuciones estadounidenses y sauditas para comprar armas. Desde su oficina en Peshawar, Pakistán, bin Laden canalizó buena parte de los 6 mil millones de dólares que se estima invirtió Washington en la causa afgana. Para cuando las tropas de la Unión Soviética se retiraron de Afganistán, en 1989, Osama bin Laden, de apenas algo más de 30 años de edad, no sólo era un hombre bien versado en el arte de la guerra, sino que contaba con más de 10 mil hombres, entrenados con ayuda de los servicios secretos occidentales, para combatir por su fe.

Guerra santa. Y es precisamente la fe la que le dicta la nueva dirección a tomar. Bin Laden criticó públicamente la invitación de la familia real de Arabia Saudita para que tropas norteamericanas usasen sus bases militares en las operaciones contra Irak durante la guerra del Golfo. Consideró "una nueva bofetada al Islam" que tropas de Estados Unidos entraran en la tierra del nacimiento y la muerte del profeta Mahoma. Y no tardó en tomar acciones contra aquellos que, según él, han profanado los lugares sagrados.

La conexión rusa. Ibn Khatab, otro ex combatiente de Afganistán entrenado por la CIA, es en este momento el líder de la guerrilla musulmana en Chechenia, principal dolor de cabeza del presidente ruso Vladimir Putin. Al enterarse de los ataques del 11 de setiembre en Nueva York y Washington, el mandatario exclamó en Moscú: "Tenemos un enemigo común".

J. Huerta
(v.pág.5A del periódico Ocho Columnas del 14 de abril de 2003).


Grave error de muchos estadounidenses el apoyar los aires belicistas del clan Bush con acentos racistas, no sólo xenófobos, todavía hondamente arraigados y ahora exacerbados con el pretexto de un nacionalismo tuerto. Esto es como si sólo contaran los votantes norteamericanos a la hora de establecer el destino de la humanidad.

Rafael Loret de Mola
(v.pág.14A del periódico Ocho Columnas del 14 de abril de 2003).


Otro aspecto que asoma en el primer balance y que habría que profundizar es el retroceso de valores democráticos en EU. Por vez primera -y hay que decirlo sin ambajes- fue más confiable la prensa hispana y mexicana que las cadenas noticiosas norteamericanas. Uno de los más preciados tesoros de la sociedad estadounidense, la libertad de información, apareció de pronto amordazado por las políticas de "seguridad nacional" del Gobierno de Bush, a un grado tal que trasmisiones de la TV iraquí eran censuradas por las agencias noticiosas en los Estados Unidos.

Tonatiuh Bravo Padilla, rector del Cucea de la UdeG
(v.pág.7A del periódico Mural del 17 de abril de 2003).


La invasión de Irak también nos ofrece otro saldo: el fortalecimiento del discurso integrista islámico. Los enemigos de Occidente y de todo progresismo en los países del islam se presentan ahora como únicos redentores. Las potencias occidentales aparecen como invasoras; el socialismo y el nacionalismo árabes han demostrado su inviabilidad. Sólo la reacción islámica se presenta como la que puede derrotar a la reacción occidental. Es un conflicto entre derechas, cada cual con su dios y con sus fobias, cada cual con su modelo de mundo único que debe ser impuesto por la fuerza a los demás.

Al mismo tiempo, ya empezó a surgir la pregunta sobre la capacidad militar de otras potencias que estuvieron al margen de la invasión. El mundo se muestra demasiado desequilibrado. La invasión de Irak aparece como una convocatoria a un nuevo armamentismo para evitar más actos de dictadura mundial, lo cual favorece las tendencias nunca derrotadas de barbarie y puede abrir una competencia internacional en el terreno de las armas y los ejércitos.

Pablo Gómez
(v.pág.17 del periódico Público del 18 de abril de 2003).


El Ministerio del Petróleo fue asegurado muy temprano en la batalla de Bagdad, aun cuando los hospitales y los museos no lo fueron; eso lo dijo todo sobre la prioridad de la Administración Bush.

La Administración Bush visualiza un mundo dirigido por Estados Unidos, respaldado por tantos estados como acepten apoyarlo sin interferir.

Su intención declarada es mantener una abrumadora ventaja militar y hacer lo posible por evitar que otros países creen sistemas nucleares u otros disuasivos. Tiene la intención, donde sea factible, de desarmar a aquéllos que ya poseen armas nucleares. Corea del Norte es candidato a un desarme preventivo inminente.

Washington dice que la victoria en Irak fue el primer paso en la construcción de un Oriente Medio nuevo y de un nuevo orden mundial. Probablemente habrá más resistencia contra ambas ambiciones de la que espera.

William Pfaff (International Herald Tribune)
(v.pág.27 del periódico Público del 18 de abril de 2003).


Estados Unidos abandonó el papel de potencia garante del derecho internacional, opina el filósofo y sociólogo alemán Juergen Habermas en un artículo que difunde el periódico Frankfurter Allgemeine. "Con la guerra de Irak y su accionar violatorio del derecho internacional da un ejemplo devastador a las superpotencias futuras", sostiene el pensador alemán contemporáneo de mayor influencia. "No nos engañemos: la autoridad normativa de Estados Unidos está en ruinas". Habermas estima que se está gestando una "nueva doctrina" que plantea que "las guerras que mejoran al mundo no necesitan más justificativo".

(V.pág.27 del periódico Público del 18 de abril de 2003).


La guerra en Iraq nos enseñó que para prevenir una guerra y defender la seguridad y soberanía de un país es necesario tener una fuerza disuasoria (sic) física.

Comunicado oficial del Gobierno de Corea del Norte
(v.pág.9-A del periódico El Informador del 19 de abril de 2003).


"Si no triunfamos, corremos el riesgo de fracasar" - George W. Bush

El objetivo principal de la guerra, comenzada en contra de la opinión de la ONU, era mostrar lo que puede ocurrirle a cualquier dirigente, nación, comunidad o pueblo que persista en negarse a satisfacer los intereses de Estados Unidos. En círculos empresariales y estratégicos se empezaron a discutir numerosos memorandos y propuestas sobre la crucial necesidad de una demostración semejante ya antes de la fraudulenta elección de Bush y los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

El término intereses de Estados Unidos puede mover a confusión. No se refiere a los intereses directos de los ciudadanos estadounidenses, pobres o ricos, sino a los intereses de las mayores empresas multinacionales, a menudo dominadas por capital estadounidense, y ahora, cuando sea necesario, defendidas por sus fuerzas armadas.

Lo que han conseguido hacer Rumsfeld, Cheney, Rice, Wolfowitz, Perle y compañía desde el 11 de septiembre es acabar con todo debate sobre la legitimidad o verdadera eficacia de este amenazador despliegue de fuerza. Han utilizado el miedo desencadenado por el atentado contra las Torres Gemelas para intentar obtener el apoyo de los medios de comunicación y la opinión pública a unos ataques preventivos, decididos unilateralmente, contra cualquier blanco que califiquen de terrorista. La consecuencia es que el mercado mundial está transformando su tejido en las barras y estrellas, y la obtención de beneficios (para los pocos que pueden permitírselo) se está convirtiendo en el único derecho inalienable.

"El terrorismo es la guerra de los pobres y la guerra es el terrorismo de los ricos", observó hace poco, con concisa claridad, el dramaturgo Peter Ustinov.

También fue conciso uno de los portavoces de Rumsfeld al ser preguntado sobre el papel de los países que no se habían incorporado a la Coalición en la reconstrucción de Irak tras la guerra. "Si no se han hecho miembros del club, ¿por qué van a ir a la cena?".

Aunque la supuesta justificación para invadir Irak fue la afirmación de que seguía teniendo armas de destrucción masiva, probablemente no ha existido jamás una guerra en la que fuera tan grande la desigualdad entre la potencia de fuego de los combatientes. En un bando, vigilancia por satélite día y noche, B-52, misiles Tomahawk, bombas de racimo, proyectiles con uranio empobrecido y armas inteligentes, tan complejas que permiten hablar de la teoría (y casi el sueño) de una guerra sin contacto; en el otro, sacos de arena, ancianos que blandían las pistolas de su juventud y puñados de fedayines, vestidos con camisas rotas y zapatillas deportivas y armados con unos cuantos Kaláshnikov. La mayoría de las fuerzas de la Guardia Republicana, dotadas de armamento convencional, dejaron de existir con los bombardeos de la primera semana. La proporción de bajas entre las fuerzas iraquíes y las de la coalición puede acabar siendo, como ocurrió en la operación llamada Tormenta del Desierto, aproximadamente de 1000 a 1.

John Berger, escritor británico (traducción de M. Luisa Rodríguez Tapia)
(v.periódico El País del 20 de abril de 2003).


No hay mayor amenaza hoy a la paz mundial que la unilateralidad del poder, el ejercicio de la fuerza sin contrapesos legales y reales. Las Naciones Unidas tienen que restablecer su autoridad internacional y los pueblos tienen que recuperar su voz soberana, si no quieren que siga la escalada de la nueva derecha estadounidense.

José Murat
(v.pág.11A del periódico Ocho Columnas del 21 de abril de 2003).


La razón por qué

Lo de ellos no es razonar por qué,
lo de ellos es ejecutar y morir.
-Alfred, Lord Tennyson "La Carga de la Brigada Ligera" (en la Guerra de Crimea)

Gracias a la más burda decisión partidista de la Suprema Corte, al país [Estados Unidos de América] le fue otorgado un presidente con una sabiduría y una compasión dolorosamente limitadas y carente de cualquier sentido de la verdadera grandeza de la nación. Tal parece que disfruta su rol como Comandante en Jefe de las fuerzas armadas por encima de todas las otras funciones de su puesto, y sin oposición por parte de un obviamente tímido Congreso, con una Suprema Corte complaciente, una prensa en su mayoría servil y una plutocracia corporativa corrupta, George W. Bush ha puesto a la nación en ruta para ser gobernada por un solo hombre.

El pisotea sin cuidado la Carta de Derechos, a las Naciones Unidas y al derecho internacional creando una costosa pero enormemente inútil burocracia federal llamada descuidadamente "Homeland Security". Mientras tanto, partes fundamentales de la seguridad nacional como el empleo completo y organizaciones poderosas de trabajadores lo tienen sin cuidado. Los casi 1.5 millardos de dólares de rebajas de impuestos, en su mayoría para el mayor enriquecimiento de los ya ricos, deberán hacerse cortando servicios gubernamentales y pasándoles una mayor carga impositiva a los trabajadores y a los ancianos. Este presidente y sus consejeros saben bien cómo meternos en cruzadas imperialistas en el extranjero mientras asaltan a los americanos ordinarios en casa. Las mismas familias explotadas por un gobierno de ricos ven a sus hijos e hijas llamados a la guerra, como lo fueron en Vietnam -pero no los hijos de los ricos y de los bien relacionados.

La invasión de Iraq y otras costosas guerras que están siendo preparadas en secreto están engordando al siempre creciente complejo militar-industrial de lo cual nos previno el presidente Eisenhower en su gran discurso de despedida. Las utilidades por la guerra están en un boom, como es el caso en todas las guerras. Mientras los jóvenes americanos mueren, las utilidades se incrementan. Pero ni nuestra economía ni nuestro mercado de valores están en un boom. Nuestros salarios e ingresos tampoco están en un boom. Mientras pelea una guerra contra Iraq, la Adminsitración Bush libra otra guerra contra el bienestar de los Estados Unidos.

Después de la tragedia del 11 de septiembre en el World Trade Center y el Pentágono, el mundo entero se unió en la simpatía y el apoyo a los Estados Unidos. Pero gracias al arrogante unilateralismo, al abuso y a la torpe y poco imaginativa diplomacia de Washington, Bush transformó a un mundo de apoyo en un mundo unido contra nosotros, con la excepción de Tony Blair y uno o dos más. Mi paisano de Dakota del Sur, Tom Daschle, líder democrático del Senado, ha descrito adecuadamente el colapso de la diplomacia estadounidense durante la Administración Bush. Por ello ha sido masacrado por la maquinaria propagandística de Bush. Por su parte, la Cámara de Representantes ha censurado lo francés cambiando el nombre de las papas francesas en sus menúes por papas libres. ¿Significa esto que nuestra casi sagrada Estatua de la Libertad -un regalo de Francia- deberá ser demolida? ¿Tendremos que dejar de dar besos franceses? ¡Qué golpe tan cruel para el romance!

Durante su campaña presidencial Bush gritaba: "soy un unificador, no un divisor". Un crítico dijo: "él estuvo en lo correcto; ha unido a todo el mundo en nuestra contra". En su brusco y autosuficiente trato con el Congreso, la ONU e incontables naciones grandes y pequeñas, Bush parece estar diciendo: "acompáñenos si gustan, pero vamos a la guerra con un pequeño reino desértico que no nos ha hecho daño, les guste o no les guste a ustedes". Esta es una buena expresión de machismo. Pero encara a la frase de Jefferson: "un adecuado respeto a las opiniones de la humanidad". Mientras hemos visto la postura moral y política de los Estados Unidos ante el mundo desvanecerse al mismo tiempo que los habitantes de la Tierra miramos el insensato e inmoral bombardeo de la antigua e histórica Baghdad, pienso con frecuencia en otra observación de Jefferson durante otra mala época en la historia del país: "tiemblo por mi país cuando reflexiono en que Dios es justo".

El presidente frecuentemente confiesa a personas y audiencias amistosas que está guiado por la mano de Dios. Pero si Dios lo guió en una invasión a Iraq, El mandó un mensaje diferente al Papa, a la Conferencia de Obispos Católicos, al principal Consejo Nacional de Iglesias Protestantes y a muchos distinguidos rabinos -todos los cuales creen que la invasión y bombardeo de Iraq son contrarios a la voluntad de Dios. Y con el debido respeto, yo sospecho que Karl Rove, Richard Perle, Paul Wolfowitz, Donald Rumsfeld y Condoleezza Rice -y otros guerreros "desde la barrera"- son los dioses (o diosas) que hablan al oído de nuestro presidente.

Escuchamos mucho en estos días, como pasó durante la guerra de Vietnam, acerca del "apoyo a nuestras tropas". Como la mayoría de los estadounidenses, yo siempre las he apoyado, y siempre he creído que son las mejores del mundo -con la posible excepción de los vietnamitas, que estaban impulsados por su hambre de independencia nacional, mientras que nosotros colocábamos a nuestras tropas en la posición imposible de oponerse a un Vietnam independiente, aunque comunista. Pero entonces y ahora he creído que la mejor forma de apoyar a nuestras tropas es evitar enviarlas a campañas militares equivocadas que innecesariamente ponen en riesgo sus vidas y su integridad física. Esto es lo que pasó en Vietnam por casi treinta años -primero cuando financiamos a los franceses en su fallido esfuerzo para volver a controlar su imperio colonial en el sudeste de Asia, de 1946 a 1954, y durante los siguientes veinte años cuando buscamos sin éxito detener la lucha independentista vietnamesa lidereada por Ho Chi Minh y el general Vo Nguy en Giap -dos grandes hombres a los que deberíamos haber aceptado como los líderes legítimos de Vietnam al final de la Segunda Guerra Mundial. Debo agregar que Ho y sus hombres fueron nuestros aliados contra los japoneses en esa guerra. Algunos de mis colegas pilotos que fueron derribados por los artilleros japoneses sobre Vietnam fueron regresados sanos y salvos a las líneas estadounidenses por las fuerzas guerrilleras de Ho.

Durante mis largos años de oposición a esa guerra, incluyendo una campaña presidencial dedicada a terminar con el involucramiento estadounidense, dije en un momento de disgusto que "estoy enfermo y cansado de viejos que sueñan guerras en que los jóvenes mueren". Ese terrible desliz estadounidense, en el que 58,000 de nuestros más valientes jóvenes murieron, y muchas veces esa cantidad quedaron tullidos física o sicológicamente, también le costó la vida a 2 millones de vietnamitas así como a un número similar de cambodianos y laosianos, además de haber arruinado la mayor parte de Indochina -sus villas, campos, árboles y cuerpos acuáticos; sus escuelas, iglesias, mercados y hospitales.

Yo pensé que después de esa horible tragedia -vendida al pueblo estadounidense por nuestros políticos como una misión liberadora y compasiva- nunca volveríamos a efectuar una invasión mal pensada e innecesaria de otro país que no nos hubiera dañado ni amenazara nuestra seguridad. Me equivoqué.

El presidente y su equipo, aprovechando el trauma de septiembre 11, ha relacionado falsamente al Iraq de Sadam Hussein con esa tragedia y falsamente lo ha inflado como una amenaza a los Estados Unidos y a la paz mundial. Estas falsedades fueron rechazadas por la ONU y por casi todos los pueblos del mundo. Nosotros, claro, ganaremos la guerra contra Iraq. ¿Pero qué pasa con la pregunta que aparece en la biblia que tanto George Bush como yo leemos: "de qué le sirve a un hombre ganar el mundo si pierde su alma", o el alma de su nación?

Se ha alegado que el líder iraquí está ocultando algunas armas de destrucción masiva, las cuales nosotros y otros ocho países hemos poseído desde hace tiempo. ¿Pero puede creerse que él aseguraría su incineración atacando a los Estados Unidos? ¿Puede asumirse que para salvarnos a nosotros mismos debemos golpear a Iraq antes de que Iraq nos golpee? Este mismo razonamiento fue empleado frecuentemente durante el medio siglo de la guerra fría por acelerados que recomendaban que atomizáramos a laUnión Soviética y a China antes de que ellos nos atomizaran a nosotros. Por cortesía de The New Yorker, hemos recordado una observación de Tolstoi: "qué inmensa masa de maldad resultaría... de permitir a los humanos asumir el derecho de anticipar lo que pudiera suceder". O considere las palabras de Lord Stanmore, quien después de la carga suicida de la Brigada Ligera concluyó que ésta fue "emprendida para resistir a un ataque con el que nunca se amenazó y que probablemente nunca fue contemplado". La sinfonía de falsedades orquestada por el equipo Bush ha sido proyectada para derrotar una embestida iraquí con la que "nunca se amenazó y que probablemente nunca fue contemplada".

Mi agradecimiento a The Nation, así como a Harper's, por darme la oportunidad de escribir acerca de estos asuntos. Los grandes periódicos, en especial el Washington Post, no han sido tan receptivos.

"Si la tiranía y la opresión llegan a esta nación, será disfrazadas como la lucha contra un enemigo externo." - James Madison.

George McGovern, exlegislador y excandidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos en los 60s (Traducción del webmaster).


Hasta el momento el gobierno chino ha mantenido una relación muy cercana con Iraq, pero no sólo con ellos sino con el terrorismo en general. Por ejemplo, Bin Laden visitó tres veces China para buscar armas y sistemas de defensa; de hecho firmaron un contrato el mismo 11 de septiembre en que cayeron las Torres Gemelas.

La campaña contra Iraq es el principio, entre los países que continuarán con esta cadena están Pakistán, Siria, Libia, Corea del Norte y algún día China. Para el año 2015 es posible que China tenga apuntados cientos de misiles con cabezas nucleares hacia los Estados Unidos.

La situación en medio oriente es explosiva, creo que veremos que la siguiente invasión será a Siria, luego Irán, Pakistán y así hasta llegar a Corea del Norte. El problema, es que sabemos que Estados Unidos tiene la fuerza suficiente para estos enfrentamientos, tienen 250 mil hombres en la región, en cambio Gran Bretaña ya anunció que necesitan ocho meses para construir nuevas armas porque ya han utilizado todos los misiles, o sea que el terreno está establecido para una nueva guerra. En lo personal, creo que viene una gran guerra terrorista. Y aquí surge una nueva pregunta: Si de lo que se trata es de combatir al terrorismo y sabemos que China apoya al terrorismo, ¿por qué Estados Unidos no protesta?, la respuesta es: grandes negocios. Estados Unidos tiene grandes negocios en China, imagínate vender una lata de Coca Cola a cada chino, ¡te vuelves multimillonario! Los chinos saben esto y lo aprovechan. Ahora están en una etapa en la que absorben todo y han aprendido, por ejemplo a operar en el nivel de los servicios de inteligencia. Los servicios de inteligencia chinos, han convertido a Canadá en su parque de diversiones, hay numerosas empresas y bancos esparcidos a lo largo del país, además tienen tráfico de drogas. Por eso los Estados Unidos miran hacia el sur, y hacen grandes esfuerzos por reforzar la frontera con México y evitar el espionaje.

Es difícil creer que cada año se gastan 50 mil millones de dólares al año en servicios de inteligencia, que no van a ningún lado y que no nos pueden prevenir de la guerra. Los israelitas dicen que todos los servicios para investigación no son necesarios, que es más efectivo tener espías de a pie que tantos equipos sofisticados. Una de las historias más interesantes de esta guerra viene del Mossad en Iraq. El Mossad tenía infiltrados judíos-iraquíes, desde hace muchos años, gente con mucha fuerza cercana a Saddam que habló con la CIA cuando encontraron los primeros misiles. Y también fue un miembro del Mossad quien ha filtrado la posibilidad de que Hussein pueda estar en Bielorrusia, así que vemos que las informaciones importantes no necesariamente provienen de los servicios de inteligencia norteamericanos.

Los miembros de la CIA son tan arrogantes que no hicieron caso al Mossad. Los norteamericanos se informaron a través del Mossad de los ataques que se estaban preparando para septiembre de 2001, y la CIA respondió que la información era muy vaga. Cinco días antes de los ataques, la CIA se enteró de una conversación de Bin Laden con su madre, y este le dijo que no podría asistir a su fiesta de cumpleaños porque tenía cosas que hacer, ahora sabemos cuáles eran esas cosas. La CIA nunca hizo caso. Los alemanes informaron que tenían datos de gente sospechosa que iba a América y la CIA no hizo nada. Es evidente que hay grandes errores dentro de los servicios de inteligencia de la CIA. A nivel mundial, te puedo decir que los británicos tienen buenos servicios de inteligencia, los alemanes son regulares, los franceses trabajan para sí mismos, los chinos son brillantes, los canadienses son terribles, en Sudamérica no hay nada bueno, los cubanos son buenos, los rusos son muy buenos, Putin fue un maestro en el arte del espionaje. Todos gastan mucho dinero, pero por ejemplo, para qué sirven los grandes sistemas para grabar voces cuando no se entiende lo que se dice.

Cuando Bush llegó a la presidencia, no tenía buena relación con Israel pero ahora ya entendió el poder económico de los judíos y la importancia de tener buen trato con ese país. Estoy seguro que Bush no hará nada para detener los ríos de sangre que corren en Israel. Es una situación complicada. El Mossad tiene permiso para hacer prácticamente lo que quiera.

Gordon Thomas, periodista e investigador irlandés, especialista en servicios de inteligencia, autor de los libros "Mossad", "Las torturas mentales de la CIA" y "Semillas de odio"
(v.pág.3-D del periódico El Informador del 23 de abril de 2003).


"El hecho de que Estados Unidos no vea nada malo en retener [3] niños en Guantánamo e interrogarlos es una indicación sorprendente de lo arrogante que se ha tornado el Gobierno de Bush en cuanto al respeto a los derechos humanos", enfatizó el vocero de Amnistía Internacional, Alistair Hodgett.

(V.pág.10A del periódico Mural del 24 de abril de 2003).


Bush cambió bruscamente la política exterior de Estados Unidos, modificando el derecho internacional, y condenando el futuro del sistema multilateral de naciones. Pero también transformó el sistema de valores que habían hecho de la democracia estadounidense una envidia y una aspiración para millones, convirtiéndola en un daño colateral de esta invasión. Peor aún, esa nación empieza a mostrar síntomas de fascismo, con Bush convertido en un incipiente totalitario que coarta libertades individuales, enajenando a su pueblo y llevándolo a tomar iniciativas que en el pasado no sólo han repudiado, sino han luchado contra ellas. Es posible que a partir de la infatuación estadounidense sobre una guerra con coreografía de Hollywood y un armamento tan espectacular que la imaginación no habría podido alcanzarlo, Estados Unidos está entrando en la revolución ultraconservadora que Ronald Reagan no pudo concluir, donde se trastocan valores morales y políticos con consecuencias impredecibles. En Estados Unidos empiezan a verse sus trazos. A los funcionarios y militares que tenían una opción diferente a la guerra, Bush los envió a la congeladora, y cuando un empleado presidencial esbozó públicamente sus críticas, no sólo tuvo que cambiar de trabajo sino que sus amigos en el Gobierno le pidieron que se retractara ante las amenazas de que lo despedirían si no lo hacía. Los republicanos quieren eternizar el Acta Patriota, que extiende poderes de vigilancia al Gobierno como nunca había tenido en su vida democrática, que políticos, abogados y académicos han denunciado como una herramienta que coarta las garantías individuales y reduce la libertad de expresión. Pero el clima no está para disidencias. El grupo tejano de las Dixie Chics, que tiene la canción 'country' número uno en el país, fue retirado del aire porque miles de radioescuchas exigieron su castigo porque había criticado a Bush, y Madonna aplazó la salida de un nuevo video porque aparecía en fatigas militares. Al actor Sean Penn lo despidieron de una película por su postura antibélica, y United Way canceló un discurso que iba a pronunciar la laureada Susan Sarandon por lo mismo.

Los medios son los microcosmos de esta contrarrevolución. Previo a la guerra, la NBC despidió a Phil Donahue, un veterano animador, por considerarlo un 'liberal izquierdista agotado' que no les iba a dar una buena imagen durante la guerra, y contrataron a Michael Savage, un radioevangelista que ha hecho pronunciamientos contra los inmigrantes como 'les abre uno la puerta y lo primero que hacen es cagarse en tu país'. Viacom, dueña de la CBS, advirtió a los organizadores de los premios musicales Grammy que si un cantante expresaba oposición a la guerra, les cortarían el sonido, y en algunas escuelas del liberal noreste de Estados Unidos, los alumnos se están quejando de la postura antibélica de sus maestros.

El Ejército estadounidense nombró sus primeros puestos de observación consolidados en Iraq 'Base Exxon' y 'Base Shell'. Están instalados en un ciclo de cinismo e hipocresía, y de arrogancia insultante, como dibuja el ideólogo conservador Charles Kruthmeimer al afirmar que 'somos tan poderosos que podemos hacer lo que queramos'. Son momentos sumamente difíciles en el mundo. Hay que pensar y actuar. Pero no hay tiempo que perder, pues esa maquinaria ideológica hay que enfrentarla con rapidez.

Raymundo Riva Palacio, periodista
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 26 de abril de 2003).


Como la fuerza de ocupación no tiene pensado salirse, lo más probable es que, después de mucho forcejeo, termine circunscrita a sus nuevas bases militares en el país en el corto plazo histórico, digamos de aquí a seis años, en el caso de que Bush fuera reelecto. Esto sin considerar probables intenciones ocultas de expansión imperialista en la región, el tipo de democracia que la derecha cristiana representada por Bush pudiera imponer, ni el papel de Israel en la nueva geografía.

Ramón Cota Meza
(v.pág.10A del periódico Ocho Columnas del 28 de abril de 2003).


Los neoconservadores que están conduciendo esta política quieren que Iraq sea un proyecto de demostración. Una demostración del progreso que ha sido hecho por las fuerzas militares de los Estados Unidos. Una demostración hecha de nuestra disponibilidad para erradicar a nuestros oponentes. Y una demostración de nuestro compromiso por construir una democracia por venir. Ellos quieren el crédito y la responsabilidad total. El costo de su arrogancia será pagado por los contribuyentes de los Estados Unidos y por los jóvenes, hombres y mujeres que están en el desierto.

Jesse Jackson, líder religioso negro y miembro del Partido Demócrata de los EEUU
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 30 de abril de 2003).


Estamos siendo testigos de cómo se enfrentan dos fundamentalismos. Los dos guiados por sus respectivos dioses y, los dos también, llevando a la muerte a muchos inocentes. En Iraq los soldados de Estados Unidos son profesionales. Les pagan con dólares y, en el caso de los mexicanos y otros, además les dan la residencia y la nacionalidad. Los que mueren en la gran batalla son los pobres y uno que otro oficial de mando.

Del otro lado, como se puede documentar, son asesinados vilmente y sin capacidad de defensa alguna, miles de ciudadanos, mujeres, niños y ancianos, que no solamente ya habían sufrido la dictadura y la maldad de Hussein, sino que ahora, gracias a los representantes del "bien" han muerto o quedado sin perspectiva alguna.

Hicieron añicos al multilateralismo del que hablaron orgullosamente en otros tiempos y, de pasada, arrastraron a una situación de fragilidad y debilidad nada menos que a las Naciones Unidas.

El reordenamiento del mundo a partir de un eje que tiene una potencia hegemónica, otra que lo sigue con la esperanza de que algo le toque, y otros gobernantes que hacen -y muy bien- el papel de tontos útiles, es un tema que debería estar en la agenda nacional.

La discusión o el debate no debería ser, como hace solamente unos días, si nos sometemos a las decisiones del Gobierno de Bush o no. Sino cómo hacerle frente a esa política imperial que quiere reordenar todo casi sin preguntarle a nadie.

Rafael Cordera Campos, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 3 de mayo de 2003).


Es obvio que tales agresiones a los enemigos del imperio, que osaron levantar la voz y la piedra en contra del gobierno invasor estadounidense, deben ser castigados y reprendidos con toda severidad no sólo en su persona, sino que deberán servir de ejemplo para que nadie en el mundo se atreva siquiera a pensar que el terrorismo del imperialismo estadounidense deba o pueda ser combatido en ningún sentido.

José Guilermo Meza García
(v.pág.6/A del periódico El Occidental del 4 de mayo de 2003).


Desde que los Estados Unidos nacieron como Estado a fines del siglo XVIII, se constituyeron como un auténtico dolor de muelas para todos los pueblos del planeta, mostrando siempre una voracidad sin límite. Su gran fortaleza, ni quien lo dude, la han desarrollado a partir de ocupaciones militares, despojos y en ocasiones hasta por compra de territorios.

Se puede mencionar que en 1803 le compraron Luisiana a Francia y Florida a España en 1819; que en 1847 despojan a México de la mitad de su territorio; que en 1898 las islas Hawai son anexadas a Estados Unidos, participando ese mismo año a favor de Cuba en la guerra de independencia de ésta contra España, obteniendo por este mérito el derecho a ocupar Puerto Rico y las Islas Filipinas; que en 1903 los Estados Unidos provocan la separación de Panamá de la República de Colombia. Y en esa línea se pueden señalar intervenciones militares, sin que nadie los llame, en Nicaragua, Corea, Vietnam y un número de casos más.

Cuauhtémoc Medina Carrillo
(v.pág.10/A del periódico El Occidental del 4 de mayo de 2003).


El secretario de Defensa [Rumsfeld] no deja de sorprendernos. No contento con haber conspirado de la mano de su ex amigo Hussein en la década de los 80 para combatir con agentes químicos al enemigo común con sede en Teherán, en los 90 el jefe del Pentágono cobraba de una multinacional suiza para presionar a Washington y lograr que la multinacional ABB pudiera operar en Norcorea para suministrar componentes a dos nuevas centrales nucleares que se iban a construir en el país que ahora es considerado el nuevo Satán. Con su frialdad habitual, dice no recordar nada y pide "un cambio de régimen en Pyongyang".

Diario La Razón / España.


"Ningún presidente de los Estados Unidos ha hecho más daño a su país que Bush. Los estadounidenses tardarán años en recuperar el prestigio ganado por sus antecesores."

Marc Bogerd / Bangkok

"Es terrorífico que el mundo no pueda detener a un superpoder loco como los Estados Unidos."

Vivek Raj / Lyons, Francia

"Poco después de 'septiembre 11' el presidente afirmó que estábamos luchando por nuestros principios y que nuestro primer deber era vivir de acuerdo a ellos. La libertad de palabra y la garantía de un periodismo libre son principios estadounidenses consagrados en la Constitución. Entonces cuando el New York Stock Exchange expulsó a los reporteros de al-Jazeera y cuando la NBC despidió a Peter Arnett por no apegarse a la línea oficial, los principios democráticos que queremos imponer en Iraq fueron traicionados. No nos debe sorprender, entonces, que no se nos considere confiables."

Mark Humphries / París

Letters
(Edición internacional de TIME del 5 de mayo de 2003).


A inicios del Tercer Milenio de la Era Cristiana y Siglo XXI, las guerras siguen a la orden del día. Los Estados Unidos de Norteamérica (EE UU), desde su fundación han sido país guerrero, con fines de apoderamiento de riquezas ajenas, que nacieron con 13 pequeños estados, y hoy por hoy, es el país más poderoso y que posee armas más destructivas, en las que "basa" su "derecho" a intervenir en otras naciones. Se manejan siempre con el "principio" egoísta que "EE UU tiene intereses, no tiene amigos", según dijo su secretario de Estado John Foster Dulles, en los 50 del Siglo XX.

Gamaliel Guzmán González
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 8 de mayo de 2003).


El escritor mexicanos Carlos Fuentes consideró una "amenaza grave" el incontestado poder mundial de Estados Unidos y animó a europeos y latinoamericanos a crear un "segundo polo de poder" que sirva de contrapeso.

"La amenaza es muy grave", afirmó y reconoció que esta propuesta no es una tarea fácil, pero señaló que las actitudes de Chile y México, quienes se opusieron a la guerra en Irak, "apuntan a crear un equilibrio" que contrarreste la nueva doctrina de la guerra preventiva.

(V.pág.32 del periódico Público del 9 de mayo de 2003).


"La Administración Bush parece sincera al querer establecer una democracia verdadera en el Iraq de la postguerra pero olvida que los valores democráticos occidentales son extraños en el autoritario mundo islamista y no pueden ser impuestos. Aun en elecciones libres, los radicales están destinados a llegar al poder más pronto que tarde y lo más probable es que inicien con actos de venganza contra las naciones de la coalición. Los Estados Unidos tendrán que imponer la paz por la fuerza hasta que los valores democráticos estén firmemente implantados en Iraq. Esto requerirá de una educación masiva y una poderosa presencia militar por muchas generaciones futuras, quizá una tarea más difícil que oponerse a la Unión Soviética por alrededor de 40 años."

Hugo Wichmann / Pietermaritzburg, Sudáfrica

"A pesar de la insistencia de los Estados Unidos en que esta guerra es para liberar al pueblo iraquí de una horrible dictadura y ganarse las mentes y los corazones de la gente agradecida, para muchos europeos esta guerra es más bien para ejercitar los músculos de la única superpotencia restante. Los EUA querían mostrar a un mundo impresionado y expectante quién es el que manda. ¿Y no es una feliz coincidencia que la acción esté teniendo lugar en el mismo centro de los recursos energéticos mundiales? El pueblo iraquí puede ser subyugado e inducido a profesar una lealtad fingida a su nuevo maestro, como lo hizo bajo Saddam. Pero los europeos estamos cada vez más incómodos con esta nueva e impresionante asertividad de los EUA."

Herman De Fraye / Bruselas

Letters
(Edición internacional de TIME del 12 de mayo de 2003).


"La destrucción de palacios, ministerios y bibliotecas o museos, se antoja comparable sólo a la que ocasionaron los mongoles en 1258 y por eso debe interpretarse como el deseo de los nuevos conquistadores de proceder a llevar a cabo un castigo ejemplar, pero no en nombre de una nación sino -según ellos- de principios" (Lorenzo Meyer, REFORMA). A consecuencia de esos "principios", Siria, Irán, Corea del Norte, Arabia Saudita, Cuba y China, además de las organizaciones fundamentalistas y terroristas islámicas, se encuentran ahora a la defensiva, en espera de ser los próximos en la mira de Estados Unidos. ¿Será?

Mucho se lamentarán los norteamericanos si realmente su Presidente continúa con el proyecto de defender el interés de la humanidad entera, a fin de demostrar su enorme poderío bélico, haciendo a un lado no sólo a la organización internacional que agrupa a prácticamente todos los Estados nacionales del orbe, sino al mundo entero, que ya ha dado muestras fehacientes de su rechazo a esta posición. Las represalias terroristas ya iniciaron, ¿querrán quienes planearon esta desigual y cruenta guerra seguir manteniendo a sus compatriotas en medio del pánico, la duda y la incertidumbre social y económica? ¿Valdrá la pena pagar ese precio, únicamente para "llevar a cabo un castigo ejemplar" a los "tiranos opositores"?

Sadam Hussein se equivocó al menospreciar a un enemigo de tal magnitud y tuvo su parte de culpa al no pactar antes de que fuera demasiado tarde. El, pero sobre todo el pueblo iraquí, sufren ahora profundamente las consecuencias.

Cristina Morfín
(v.pág.6A del periódico Mural del 15 de mayo de 2003).


Bush es el presidente estadounidense más corrupto desde Harding, en los veintes... yo espero que [su gobierno] sea derrocado tanto como esperé que Sadam Hussein fuera derrocado.

Ken Livingstone, alcalde de Londres
("Verbatim" en la edición internacional de TIME del 19 de mayo de 2003).


Si Iraq limita su producción a entre 2.5 y 3.5 millones de barriles de petróleo diarios, será incapaz de generar suficientes ingresos para reconstruir su infraestructura, pagar al menos una parte de los 400,000 millones de dólares de obligaciones que tiene como deuda y como reparaciones de guerra, modernizar sus campos petroleros en operación, abrir nuevos campos y elevar el nivel de vida de su pueblo. De hecho, un grupo de asesores del Departamento de Estado formado por exiliados iraquíes concluyó que el país necesita duplicar su producción para finales de la década para "vigorizar la economía iraquí y rescatar al pueblo iraquí de un futuro de pobreza". Si Iraq lo logra, piensan algunos expertos, el incremento en la demanda mundial de petróleo absorverá la nueva oferta tan pronto como sea puesta en el mercado, manteniendo con ello la estabilidad de los precios.

Llevar a Iraq a sus niveles recientes de producción puede costar algunos miles de millones de dólares, pero explotar completamente sus reservas requerirá invertir decenas de miles de millones de dólares. Llevar la producción a 6 millones de barriles diarios requeriría de una inversión en la región de 30 a 40 mil millones de dólares.

Donald L. Barlett y James B. Steele
(Edición internacional de TIME del 19 de mayo de 2003).


Fuimos a la guerra porque nuestros problemas no tenían solución. Bush es un líder incapaz de resolver ningún problema inmediato con rapidez. Cualquier excusa, por nimia que fuera, le valía. Pero los problemas de Estados Unidos no han terminado con el conflicto.

Mucha gente se está cansando de la democracia y esto es algo que no recuerdo que se diera antes. El simple hecho de que hayamos sido una gran democracia no garantiza que lo sigamos siendo.

El problema que aqueja al mundo es que los necios y los fanáticos siempre están seguros de sí mismos, mientras que los sabios siempre están llenos de dudas. En presencia de un necio sin fisuras estamos perdidos. Eso se aplica perfectamente a Bush. Bush es el presidente más estúpido que hemos tenido. Ahora bien, se sirve de la estupidez como estrategia. Sabe que es un arma poderosísima en estos momentos. Un líder estúpido llegará más lejos que uno sabio. Cuando lo veo aparecer en televisión, me rechinan los dientes porque sé de antemano qué va a decir, palabra por palabra. Y eso es exactamente lo que quiere la mitad del pueblo estadunidense.

Norman Mailer, novelista y ensayista estadunidense
(v.pág.30 del periódico Público del 23 de mayo de 2003).


La Agencia Central de Inteligencia (CIA) investiga si la evaluación de la amenaza iraquí antes de la guerra fue errónea, informó el diario estadounidense The New York Times. Esto se refiere tanto a las presuntas conexiones del régimen derrocado de Sadam Husein con el terrorismo como a la posesión de armas de destrucción masiva, informó el diario, citando a funcionarios de gobierno.

(V.pág.33 del periódico Público del 23 de mayo de 2003).


En el reportaje sobre el saqueo de museos y bibliotecas de Iraq, TIME afirma que "mientras las tropas de la coalición hicieron hasta lo imposible para salvaguardar el ministerio del petróleo iraquí en Bagdad, dejaron la herencia cultural de esa nación descubierta" [Abril 28]. Este es un ejemplo de la bancarrota cultural característica de la Administración Bush. Acciones por la coalición para proteger el Museo de Iraq pudieran haber hecho mucho para convencer a la gente a través del Medio Oriente de que actuábamos en serio para su bienestar. En vez de ello, estamos repartiendo miles de millones de dólares a compañías estadounidenses para que reconstruyan la infraestructura dañada y sin tomar en cuenta otro tipo de daños -la herencia cultural de Iraq- que pudieron haberse prevenido, pero no podrán repararse.

John Janovy Jr./ Lincoln, Nebraska
(Edición internacional de TIME del 26 de mayo de 2003).


"Lo que habría sido inaceptable el 10 de septiembre de 2001 se ha convertido casi en la norma. Lo que hubiera sido un ultraje en los países occidentales durante la Guerra Fría: tortura, detenciones sin juicio, justicia truncada, es hoy fácilmente aceptado."

"Los Gobiernos se han blindado contra todo escrutinio, se han agrandado las divisiones entre pueblos de distinta fe y origen, y se ha desviado la atención de enconados conflictos y otras fuentes de inseguridad."

"Es de crucial importancia que nos resistamos a la manipulación del miedo y plantemos cara a la estrechez de miras de los programas de seguridad. Hay que ampliar la definición de seguridad para que en ella se incluya la seguridad de las personas tanto como la de los Estados, lo cual significa compromiso con los derechos humanos."

Irene Khan, Secretaria General de Amnistía Internacional
(v.pág.12A del periódico Mural del 29 de mayo de 2003).


El Secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, admitió por primera vez la posibilidad de que no se encuentren armas de destrucción masiva en Iraq, y señaló que podrían haber sido destruidas por el régimen de Saddam Hussein antes de la guerra.

En las últimas semanas aumentaron las voces críticas que acusan al Gobierno estadounidense de haber exagerado deliberadamente, o bien a causa de evaluaciones erróneas de los servicios secretos, la amenaza de Iraq.

(V.pág.14A del periódico Mural del 29 de mayo de 2003).


Por razones burocráticas nos pusimos de acuerdo sobre un punto, el de las armas de destrucción masiva, porque era la única razón en la que todo el mundo estaba de acuerdo.

Paul Wolfowitz, secretario adjunto de Defensa de los EEUU
(v.pág.34 del periódico Público del 30 de mayo de 2003).

Invasion checklist


El semanario News and World Report afirmó que el secretario de Estado estadunidense, Colin Powell, fue presionado por el Pentágono y la Casa Blanca para que incluyera información de inteligencia en su informe sobre las supuestas armas de destrucción masiva en Irak, que brindó ante la ONU para justificar la guerra.

El artículo publicado este viernes sostiene que fueron colaboradores del vicepresidente Richard Cheney y miembros del consejo de Seguridad nacional, quienes prepararon a fines de enero el primer borrador del discurso que Powell iba a pronunciar ante el Consejo de Seguridad.

"No voy a leer esto. Esto es una mierda", vociferó Powell tirando varias hojas al aire cuando recibió la copia del borrador conteniendo información de tan dudosa veracidad, afirma el artículo.

Según la revista, la Casa Blanca quería que el discurso incluyera datos sobre una supuesta compra por parte de Irak de programas de computación que le permitirían planear un ataque contra Estados Unidos, una afirmación que no era apoyada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

La Casa Blanca también presionó a Powell para que acusara al sospechoso líder de los ataques del 11-S, Mohammed Atta, de haberse reunido en Praga con personal de inteligencia iraquí antes de los atentados, pese a que tanto la CIA como la inteligencia europea rechazaron confirmar tal encuentro, según el texto. El contenido del discurso motivó varias idas y vueltas entre Powell, el director de la CIA, George Tenet, y la consejera para la seguridad nacional, Condoleezza Rice, dice el artículo. El mensaje final se centró en una fuerte acusación contra Irak de esconder toneladas de armas químicas y biológicas prohibidas.

El Senado quiere examinar la fiabilidad de los informes de inteligencia para llegar al fondo del asunto, ante el daño que esto causa a la credibilidad del Gobierno. El senador demócrata y precandidato presidencial Bob Graham, miembro del Comité de Inteligencia de la Cámara Alta, no disimuló ayer su malestar y sugirió que el Gobierno probable y deliberadamente emitió información errónea sobre el arsenal iraquí. Graham advirtió que si Estados Unidos no logra dar con las armas "esto representará un grave fracaso de los servicios de inteligencia o la manipulación de esos datos para mantener a oscuras al pueblo estadunidense".

La falta de pruebas ha puesto a la defensiva al propio director de la CIA, George Tenet, quien dio su palabra a los senadores de que entregará un informe sobre todo lo que la Administración Bush sabía y en qué se basaba para acusar a Irak de poseer armas prohibidas.

(V.pág.31 del periódico Público del 3 de junio de 2003).


Es probable que alrededor de 160 mil soldados de Estados Unidos y Gran Bretaña permanezcan en Iraq hasta que mejore la seguridad en el país.

Tal noticia, que curiosamente recibió escasa difusión, muestra algo verdaderamente importante: la guerra en Iraq no ha terminado.

No es necesario ser experto en guerras para entender que, según los intereses en juego, la invasión de Iraq no terminó en tres o cuatro semanas, como aseguraban los optimistas, sino que va para largo.

Javier Medina Loera
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 4 de junio de 2003).


Las acciones del Departamento de Justicia no sólo han afectado a inmigrantes que nada tenían que ver con el terrorismo, sino que socavan las garantías fundamentales de la Constitución estadounidense y los derechos de las personas.

Sergio Muñoz Bata, miembro del consejo editorial de Los Angeles Times
(v.pág.13A del periódico Mural del 5 de junio de 2003).


Los aviones estadounidenses bombardearon a placer cuevas, montañas, ciudades y pastizales de Afganistán, mientras los marines avanzaban por el escarpado de ese país; pero a pesar de los esfuerzos y los dólares mal invertidos, no encontraron al famoso Osama.

Un experto en materia de guerra tendría que tildar toda este triste episodio como un rotundo fracaso, ya que no se logró el principal objetivo; sin embargo, el Presidente Bush se envolvió en su bandera y dijo "misión cumplida", ya que la banda de malhechores que los había atacado estaba desmembrada.

La prensa estadounidense, en términos generales, y particularmente la televisión, no se tomó la molestia de cuestionar las afirmaciones de Bush y se dedicaron a cantar loas al atrevimiento y al alto valor moral del Presidente en turno. Bush en ese momento les debía una...

Después vino el asunto de Iraq que todos conocemos de sobra. Se trata de una invasión que no tuvo guerra y de una ocupación en donde prácticamente no se gastaron balas. Tristemente, la imagen "más heroica" se plasma cuando un tanque americano derrumba una estatua del ex dictador Saddam Hussein, rodeando de una veintena de iraquíes que hacen tremenda polvareda con los huaraches.

El Gobierno de los Estados Unidos iba tras los huesos de Saddam debido a que este personaje representaba una "tremenda amenaza a la sociedad americana y al mundo en general", ya que tenía en su poder armas de destrucción masiva.

Pues llegaron los estadounidenses a los palacios, los bunkers, los pasadizos, los laboratorios y los arsenales iraquíes y ¡sorpresa!, no encontraron armas de destrucción masiva. El asunto es sumamente grave si se toma en cuenta todo el problema diplomático internacional que se suscitó con la ONU, con Francia, con Europa en general, con Rusia y con muchos otros países, incluido el nuestro.

Muchos imaginaron que Bush se iba a tapar la cara de vergüenza, se iba a dejar crecer una tremenda barba y para expiar sus culpas se iría a predicar las ventajas del libre comercio a los márgenes del Mar Muerto, pero no fue así, ni mucho menos. Cuando menos lo esperaban, alzó las cara, hizo ojitos pispiretos y dijo que la guerra en Iraq había sido un completo éxito ya que habían "liberado" a los habitantes de ese país. El país que es famoso por la rendición de cuentas estaba en entredicho.

Sólo había una manera en que los norteamericanos pudieran tragarse ese tremendo cuento de la liberación, y la solución estaba en el manejo que hicieran acerca de esos eventos los medios de comunicación, que dócilmente se unieron a Bush para moldear la historia a su favor. La manipulación que hizo la televisión, especialmente durante y después de la guerra, fue obvia y burda, casi grotesca.

Sin embargo, dio resultado y en términos generales los habitantes de los Estados Unidos se quedaron satisfechos con las medias y malas explicaciones que salían de Washington y del Pentágono. Bush ya les debía dos a los medios de comunicación y se acercaba el momento de pagar... quid pro quo... La devolución de los favores se dio justamente a principios de esta semana, cuando la Comisión Regulatoria de Comunicaciones de los Estados Unidos les "dio permiso" a las empresas privadas de poseer diferentes medios de comunicación en una ciudad o una región. De esta manera, los grandes conglomerados podrán ahora dedicarse con tranquilidad a comprar empresas pequeñas para hacer organizaciones gigantes que amenazan con controlar los grandes mercados.

Ya sabemos, porque lo vimos, que la televisión es capaz de hacer lobotomías en las mentes estadounidenses, y la idea de tener un puñado de corporaciones manejando el espectro de las ondas en el aire es peligroso. Por otro lado, sabemos que mientras más intereses estén en una sola canasta, pues más se cuidarán las grandes empresas de no herir los intereses del Gobierno que les puede cambiar las reglas del juego.

Todo parece indicar que las empresas de medios en los Estados Unidos se convertirán, parafraseando a Emilio Azcárraga, en "soldados del Presidente". En los Estados Unidos, entre el Gobierno y los medios también hay quid pro quo.

David Peñalfaro
(v.pág.2A de la sección "Negocios" del periódico Mural del 5 de junio de 2003).


No podemos menos que reconocer que Bush y su equipo han actuado de manera brutalmente eficiente. No cabe duda que ese enorme poder que transformó ya el equilibrio mundial se tornó además una especie de plebiscito. Llegado a la Casa Blanca luego de un muy desaseado proceso electoral, Bush es hoy -pésenos a quienes nos pese- el líder indiscutible de los norteamericanos. El candidato fraudulento, el vaquero alcohólico, el fundamentalista ingenuo; es hoy, además, el policía del mundo y se da el lujo de retratarse con quien se le da la gana y adoptar aires de gran estadista. El fuego, aunque esporádico, todavía no cesa en Irak y ya Bush emprende acciones político-diplomáticas que el más alucinado analista no podría siquiera imaginar. Ningún presidente estadunidense se había dado el lujo de moverse así en las agitadas y peligrosas aguas del mundo árabe. Clinton, conciliador, inteligente, astuto, llevó las pláticas a la seguridad y el confort de "camp David". Bush, el tonto, se dio el lujo de sentarse a hablar de paz en Jordania. Sabe que el mundo le pertenece. Conquista la comodidad y el confort que necesita a punta de misiles.

Hoy por hoy, el único dique de contención al enorme poder de la administración lo constituye el caprichoso comportamiento de su opinión pública interna. Bush puede armar y ganar una guerra en cualquier parte del mundo. Enfrentar y defenestrar a cualquier gobierno. Arriesgarse a que por una acción militar se desgaje el planeta entero. No puede, sin embargo, poner en riesgo el nivel de aceptación del ciudadano medio de Nebraska, California o Texas. Ése es en realidad el único frente que le preocupa, el interno. En todos los demás ya da por descontada su victoria.

Quizás la única esperanza, digo -pensando que tan grande poder en manos de un hombre como Bush es para el mundo muy mala noticia- es que borracho por la victoria se lance el tejano a "desfacer entuertos" por todo el mundo y se olvide de que en casa la economía no crece, la gente no tiene empleo y el sueño americano se desvanece. Quizás, digo, es un decir, llegue un día la resaca, la cruda y el vaquero se caiga del caballo.

Epigmenio Ibarra
(V.pág.31 del periódico Público del 6 de junio de 2003).


El diario The Washington Post entrevistó a varios espías de la CIA que, bajo anonimato, dijeron que el vicepresidente, Dick Cheney, visitó varias veces la sede de la agencia antes de la guerra, creando un "clima" que los analistas especializados en Irak interpretaron como "presiones" para que sus informes se ajustaran a los objetivos de Bush.

Con las reiteradas visitas de Cheney y sus colaboradores "se estaban emitiendo señales ya fuese con o sin intención" de que se esperaba un resultado determinado en los informes sobre las armas de destrucción masiva y las conexiones con Al Qaeda, afirmó el diario remitiéndose a una funcionaria de alto rango de la CIA.

(V.pág.31 del periódico Público del 6 de junio de 2003).


Para fines del año pasado, Rumsfeld se había vuelto tan impaciente con las explicaciones equívocas de la CIA sobre el problema de Iraq que armó su propia miniCIA en el Pentágono, denominándola Oficina de Planes Especiales. Fue diseñada, según un ex funcionario, para obtener "la inteligencia que el quería".

Algunos actuales y antiguos funcionarios militares que vieron toda la información relevante acusan al Pentágono de tomar los datos crudos de la CIA y sobreinterpretar consistentemente la amenaza que significaban los arsenales iraquíes. "Había una predisposición en esta Administración para asumir lo peor acerca de Sadam", declaró un alto oficial militar a TIME. Este oficial, recientemente retirado, estuvo profundamente involucrado en la planeación de la guerra con Iraq, pero dejó el servicio después de llegar a la conclusión de que los Estados Unidos estaban encaminándose a la guerra con base en inteligencia tramposa. "Ellos se inclinaban a ver e interpretar la evidencia de una manera particular que apoyara sus muy profundas convicciones", dice el oficial... "al final del día encontraremos que sus interpretaciones de la inteligencia fueron erróneas". Otro oficial, un oficial de inteligencia de la Armada, señaló a Rumsfeld por masajear los hechos. "Rumsfeld ha distorcionado la inteligencia de forma profunda y casi patológica".

Desde un principio el proceso de inteligencia fue más deductivo que empírico. Tres factores influyeron:

Después de una guerra los triunfadores siempre son los que escriben la historia, eso significa que podrán reescribir las causas de la guerra.

(Edición internacional de TIME del 9 de junio de 2003).


Haciendo que los hechos se ajusten a los temores

Esta no sería la primera vez que la inteligencia de los Estados Unidos haya sido manipulada con propósitos políticos. A continuación tres ejemplos notables:

(Edición internacional de TIME del 9 de junio de 2003).
Creo que estamos presenciando una nueva era de macartismo cultural en Estados Unidos, lo que puede entenderse, más no aceptarse, a partir del impacto del derrumbe de las Torres Gemelas, pero confío en que la propia sociedad norteamericana posee el fermento de la libertad y el propio Congreso se está replanteando sus nociones al respecto.

Juan Luis Cebrián, escritor y consejero delegado del grupo español de comunicación PRISA
(v.pág.6D de la sección "Negocios" del periódico Mural del 12 de junio de 2003).


Los estadounidenses no necesitan preocuparse porque su país vaya a convertirse en un estado policiaco; ya lo es. Los estadounidenses deben agradecer a los fanáticos musulmanes y a su presidente por las restricciones a las libertades civiles trabajosamente conseguidas. El Departamento de Justicia ha creado lo que los terroristas europeos no pudieron: un clima de temor, sospecha, denuncias y hostilidad. A los alemanes nos recuerda una época llena de temor de no hace mucho tiempo. La única solución es ponerse de pie y resistir antes de que la Constitución no valga mas que por el papel en el que está escrita.

Rudolf R. Jirka/Diessen, Alemania
(Edición internacional de TIME del 16 de junio de 2003).


No hay información confiable acerca de si Iraq está produciendo y almacenando armas químicas. (Reporte fechado en septiembre de 2002, dado a conocer la semana pasada, el cual parece contradecir los motivos de la Administración estadounidense para desarmar a Iraq.)

U.S. Defense Intelligence Agency

("Verbatim" en la edición internacional de TIME del 16 de junio de 2003).


Este reporte confirma mis peores temores acerca del intocable Departamento de Justicia de Ashcroft, de que su guerra contra el terrorismo es sólo una guerra contra la Constitución y la dignidad humana básica. (Sobre el reporte del Inspector General que demuestra que el gobierno maltrató a cientos de inmigrantes ilegales detenidos después de los ataques de septiembre 11.)

John Conyers, congresista demócrata estadounidense

("Verbatim" en la edición internacional de TIME del 16 de junio de 2003).


"En el tema de la sección 'Notebook' denominado 'El nuevo impulso nuclear de Bush', se reporta que la Administración Bush está preparando el desarrollo de algunas nuevas armas nucleares [mayo 26]. Mientras que a países alrededor del mundo se les advierte de que deben parar sus programas nucleares y son amenazados con acciones militares si no destruyen sus armas nucleares, los Estados Unidos van a aumentar su ya gran número de armas nucleares. ¡Inaceptable!"

May Koizumi / Hiroshima

"Ver lo que está pasando en Estados Unidos ahora es una bofetada en la cara de todos los países que acordaron terminar con sus programas de armas nucleares con la finalidad de contribuir a la seguridad mundial."

Dimitri Naros / Pireo, Grecia

Letters
(Edición internacional de TIME del 23 de junio de 2003).


Un reporte de inteligencia había expresado dudas respecto a los vínculos de Irak con el grupo Al Qaeda, en momentos en que el presidente George W. Bush buscaba apoyo para el ataque contra ese país, dijo hoy The Washington Post.

El reporte, todavía clasificado, estaba circulando en medios del gobierno en octubre pasado, cuando Bush -en un discurso televisado a nivel nacional- buscaba apoyo del Congreso para que autorizara la guerra contra el país árabe.

Al considerar como una amenaza al régimen de Saddam Hussein, Bush citó pruebas sobre las supuestas relaciones entre Irak y Al Qaeda, en contraste con lo que mencionaba el reporte que representaba un consenso entre los servicios de inteligencia.

El reporte presentaba un vocabulario cauto sobre esos vínculos y advertía sobre la veracidad de informes contradictorios por desertores iraquíes y miembros capturados de Al Qaeda.

El 7 de octubre de 2002, Bush afirmó -en Cincinnati- que los contactos a alto nivel entre Irak y Al Qaeda "se remontaban a una década" y que "nos enteramos" [de] que Irak entrenaba a miembros de Al Qaeda "en hacer bombas, venenos y gases mortales".

(V.pág.5A del periódico Ocho Columnas del 23 de junio de 2003).


Entrevista al escritor norteamericano Norman Mailer (extracto)

Su otro nuevo libro traducido al castellano se ocupa de la guerra de Irak.

Me he opuesto radicalmente a ella, porque se ha hecho por causas inventadas. Ni siquiera han encontrado una sola arma de destrucción masiva. Sadam es un monstruo, pero no tenía vínculos con Bin Laden, más bien al contrario, eran rivales. A nuestros líderes no les importa la gente, eso está claro, porque lo que hacen es matar personas a cientos. ¿Y para qué? Nadie puede traer la democracia a un pueblo, eso es una idea equivocada. La democracia es un estado de gracia que sólo alcanzan los pueblos con muchísima gente concientizada. Lo único que hemos llevado a Irak es violencia y muerte.

Usted ha conocido personalmente a presidentes norteamericanos como Kennedy o Reagan. ¿Qué piensa de Bush?

Detrás de la guerra de Irak está su deseo de apoderarse de Medio Oriente y el mundo entero. Es peligroso: según propia confesión, cree que Dios lo apartó del alcoholismo para llevarlo a la oficina oval (de la Casa Blanca). ¡Eso da miedo!

(V.pág.2 del periódico Público del 24 de junio de 2003).


Tanto CNN/USA Today/Gallup como la Universidad de Maryland revelan que más del 50 por ciento de los estadounidenses piensa que la ocupación no va bien. Revelan además que la mayoría cree que el Gobierno de George W. Bush exageró o mintió en relación a la presencia de armas de destrucción masiva en Iraq, en su esfuerzo por vender la guerra.

Cincuenta y dos por ciento piensa que el Gobierno manipuló información, 10 por ciento cree que los oficiales presentaron evidencia que sabían era falsa y sólo el 32 por ciento piensa que fueron honestos.

(V.pág.11A del periódico Mural del 2 de julio de 2003).


Los Estados Unidos y Bush son un peligro para el mundo.

Nelson Mandela
(Edición internacional de TIME del 7 de julio de 2003).


La doctrina del ataque preventivo convirtió a George W. Bush en presidente de una 'república imperial', con excesivos poderes.

Arthur Schlesinger, historiador y excolaborador de John F. Kennedy
(v.primera plana de El Financiero del 4 de julio de 2003).


Esta bien podría ser la primera vez en la historia que un Presidente engaña a sabiendas al pueblo estadounidense en el discurso sobre el Estado de la Unión.

Terry McAuliffe, presidente del Partido Demócrata
(V.pág.12A del periódico Mural del 9 de julio de 2003).

No había pruebas creíbles de que Iraq buscaba adquirir material nuclear. La credibilidad del Presidente está cada vez más en duda. Señor Presidente, ¿qué otra cosa nos oculta?

Bob Graham, senador demócrata por Florida
(v.pág.12A del periódico Mural del 9 de julio de 2003).


Nov, 8, 2002 Si queremos evitar la guerra, todos los países debemos presionar a Iraq para que cumpla sus obligaciones y se desarme.

Abr, 7, 2003 Casi todos los reportes que obtenemos (sobre armas en Iraq) son equivocados. Necesitamos tiempo (para hallarlas).

May, 28, 2003 Es posible que el régimen en Bagdad haya decidido destruir todas las armas de destrucción masiva antes de la guerra.

Jul, 9, 2003 No atacamos Iraq porque se hubieran hallado nuevas evidencias de armas, sino porque vimos las existentes luego del 11/9. No fue Estados Unidos quien eligió la guerra, sino Hussein.Si el líder iraquí realmente se había desarmado, debió probarlo para evitar la guerra.

Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa de Estados Unidos
(v.pág.13A del periódico Mural del 10 de julio de 2003).


Vivimos en un mundo interdependiente y resulta imposible, incluso para EU, matar a todos sus adversarios o a sus adversarios potenciales.

Bill Clinton, ex presidente de los Estados Unidos
(v.primera plana del periódico Mural del 13 de julio de 2003).


La guerra de Estados Unidos contra Iraq fue ilegal, injusta, inmoral e inútil.

Baltasar Garzón, juez español
(v.pág.16A del periódico Mural del 13 de julio de 2003).


Otro gobierno sabía que todo era un montón de mentiras: Israel. No hay nada importante que esté ocurriendo en Medio Oriente y sus alrededores que no conozca el gobierno israelí. Pero Tel Aviv mantuvo su silencio oficial durante el sainete de las inspecciones y la negada autorización en la ONU para llevar a cabo la invasión de Irak. El motivo es evidente: el gobierno de Israel era el más interesado en el derrocamiento de Sadam Husein. No decir la verdad es también caer en la mentira cuando el precio es el de las vidas de miles de civiles.

Pablo Gómez
(v.pág.23 del periódico Público del 18 de julio de 2003).


De alguna manera, la tesis del ataque preventivo descansaba, así fuera de manera silenciosa, sobre una base moral que no fue suficientemente cuestionada en su momento: la credibilidad y el estricto apego a la mejor información disponible, a los hechos más relevantes, que deberían tener los líderes que se abrogarían para ellos el derecho de transitar por la ruta del ataque preventivo. Hoy, las revelaciones sobre la debilidad, si no es que la fabricación misma, de las supuestas evidencias sobre las cuales la administración Bush basó su decisión de ir a la guerra contra Irak han penetrado la moral política anglosajona de manera más profunda que una daga propia de las historias de las mil y una noches.

Los votantes perdonan mucho, el engaño jamás.

Marco Provencio
(v.pág.19 del periódico Público del 22 de julio de 2003).


Lo que ahora tiene que explicar Washington es si los reportes de inteligencia estaban equivocados de buena fe o con premeditación: vaya, si la CIA erró al tomar como buenas informaciones perfectamente inverosímiles sobre la compra de uranio nigeriano por parte de Irak con el fin de fabricar armas nucleares, versión que sostiene la administración Bush pero que ha sido negada por las agencias -George Tennet, director de la CIA, advirtió a Bush desde octubre sobre la poca confiabilidad de las informaciones en cuestión- o si, de plano, la presidencia republicana optó por tomarse una cierta licencia poética con el fin de lograr la aprobación de las cámaras y de la población en general frente a una guerra de otra manera políticamente incorrecta e injustificable.

De cualquier forma esto implica malas, muy malas noticias para los mortales de la Tierra. Si todo se debió a un descuido, es terrorífico pensar que el mayor arsenal de destrucción masiva del planeta está en manos de un orate servido y azuzado por idiotas incompetentes. Por otro lado, si los informes diciendo que Husein atentaba contra nuestro modo de vida se sabían falsos y aun así la presidencia le mintió al pueblo y a sus instituciones, quedaría demostrado, una vez más, que lo que llamamos democracia americana no es más que una hermosa fachada para tiranías más taimadas.

Roberta Garza
(v.pág.19 del periódico Público del 22 de julio de 2003).


Como lo observó el italiano Maquiavelo, desde siempre los gobiernos han utilizado las mentiras para defenderse, para atacar y muy especialmente para el control de sus pueblos.

Son tantas las mentiras que se tejen en los círculos de poder, que uno sólo puede intentar no caer de bruces en ninguna de tales redes. Nos queda al menos vivir en estado de desconfianza y procurar no aplaudirle a nadie.

Bush y Blair nos deben una fuerte disculpa, pues si no nos mintieron, sí nos dijeron falsedades propiciadas por ellos mismos. Pero se lo dejo al criterio de sus electores. Mentir requiere un propósito de engañar, decir falsedades es propagar un error.

En el estudio de las organizaciones, se dice que cualquier persona en cualquier puesto tiende a volverlo importante a veces con información falsa o al menos exagerada. Por ejemplo, un guarura tiende a infundir temor a sus patrones para volverse más importante, un líder sindical mantiene asustados a sus agremiados. Es extraño que los sistemas de inteligencia hayan dejado pasar la información falsa sobre el intento de compra de uranio de Saddam. Si dentro de un periódico es importante verificar las fuentes, tanto más en un gobierno de armas tomar.

Afortunadamente la prensa estadounidense y la inglesa, como toda buena prensa son voraces en cuanto huelen la mentira o la falsedad. La búsqueda de la verdad a veces produce una morbosidad, pero la morbosidad es hija de la exactitud, la cual nos ayuda a vivir bajo menos mentiras.

Enrique Canales
(v.pág.11A del periódico Mural del 24 de julio de 2003).


[¿]Qué sería de ese Presidente que arribó en condiciones tan precarias, tras una elección fraudulenta, sin el enorme favor que le hicieron Osama bin Laden y Sadam Husein[?]. Hoy anda por el mundo vestido de policía gracias a ese par de asesinos. Cuando mueran, que así habrá de ser con toda seguridad, estos terroristas que tanto daño han hecho a la humanidad volverán a hacerle otro favor a ese hombre que miente tan descaradamente en nombre de la libertad y la justicia.

Epigmenio Ibarra
(v.pág.23 del periódico Público del 25 de julio de 2003).


El ex vicepresidente de EU, Al Gore, criticó al actual gobierno por lanzar falsos pretextos para iniciar una guerra con Irak. "Como resultado, muchos de nuestros soldados están pagando un alto precio por los errores estratégicos, los juicios equivocados y los errores históricos que han puesto a nuestra nación en peligro", indicó.

(V.pág.31 del periódico Público del 8 de agosto de 2003).


"Aunque el público y la prensa parece que hemos despertado acerca de la manipulación de información que hizo Bush preparándonos para la guerra en Iraq, todavía requerimos enfocarnos en la falacia de su visión global. Mientras que Iraq representaba poca o niguna amenaza, Korea del Norte es claramente un gran peligro nuclear, y aun así Bush se retrae ante cualquier confrontación. Parece que sólo le gustan los objetivos fáciles."

Jefrey McCabe / Oberhofen, Austria

"Aparentemente es peor para un presidente mentir al pueblo estadounidense acerca de haber tenido relaciones sexuales con una interna que justificar una guerra en base a documentación alterada acerca de compras de uranio. Una mentira llevó al 'impeachment'; me temo que la otra mentira llevará a la reelección."

Carolyn Maki / Midlothian, Virginia

Letters
(Edición internacional de TIME del 18-25 de agosto de 2003).


Portada de la revista Time del 19 de mayo de 2003

De la ferocidad de las gallinas

Nació en Washington, construye una paradoja y califica a los miembros del gobierno estadunidense: la palabra es "chicken hawks" y su traducción literal sería "halcones gallina". El periodista argentino Santiago Hileret, que aportó información para esta nota, señala que el neologismo surge de una contradicción central del núcleo duro de los "neoconservadores" instalados en puestos clave del Pentágono, la Casa Blanca, el Departamento de Estado, la justicia y aun el Capitolio, tan belicosos contra el mundo, tan pacifistas en su práctica personal: la mayoría evitó de un modo u otro, pero siempre gracias a sus relaciones con el poder, ir a la guerra de Vietnam aunque estaba en la edad precisa para hacerlo. El vicepresidente Dick Cheney no fue porque -dijo- "tenía otras prioridades". Salvar el pellejo es una, y verdaderamente importante: los halcones ("hawks") son gallinas ("chicken"), es decir, miedosos. El lenguaje popular los adjetiva de manera menos gentil y más bien relacionada con una función específica del sistema digestivo.

La lista de los halcones gallina es larga y está encabezada por el presidente Bush. De mayo a noviembre de 1972, exento de pelear en Vietnam, vivía en Alabama y se ocupaba de la campaña electoral de su correligionario Winton Blount, aspirante a senador. No cesaba el flujo de efectivos estadunidenses que el Vietcong devolvía muertos y el hoy jefe de la Casa Blanca conseguía ser derivado al servicio en la reserva de la guardia nacional aérea. No hay registro de que se presentara a cumplir instrucción en la base de Montgomery a la que había sido convocado. Meses después, dos oficiales superiores de la base aérea Ellington de Texas, a la que había pedido traslado, no pudieron completar su evaluación anual del lapso 0l/05/1972 a 30/04/1973 porque "el teniente Bush no fue visto en esta unidad durante el periodo que abarca este informe". No asombra entonces que el belicoso presidente que invadió a Irak se niegue sistemáticamente a contestar preguntas sobre su vida en esos años. Tenía entonces 26 de edad, eludió Vietnam y también el servicio, sin balas hostiles, como reservista.

Las razones visibles para exceptuar a los "chicken hakws" son algo curiosas: van desde "quistes anales" hasta "espalda delicada" (Elliot Abrams, del Departamento de Estado), pasando por "sarpullidos" (Ken Adelman, alto funcionario), "psoriasis" (Ken Starr, fiscal), "tres kilos de más" (John Engler, gobernador de Michigan), "rodillas en mal estado" (Dennis Haster, representante republicano). Jack Kemp, ex representante republicano por Nueva York, no conoció Vietnam por una "rodilla estropeada" que no le impedía jugar al futbol. 70 por ciento de los senadores, sobre todo republicanos, no tuvo trato con el fuego real de algún enemigo de Estados Unidos. Un portavoz del comando central estadunidense instalado en Bagdad anunció el lunes último que 167 soldados cayeron y 1,006 resultaron heridos a consecuencia de ataques iraquíes. Otros 91 murieron y 227 resultaron heridos en diversos accidentes. Es difícil suponer que alguno de ellos fuera senador, representante, político o capitoste de la Casa Blanca. O juez: el autoritario y malhumorado fiscal de la nación John Ashcroft, empeñado en recortar cada vez más las libertades civiles estadunidenses, figura entre quienes cumplieron su deber en casa.

El teniente general Ricardo Sánchez, jefe de las tropas yanquis en Irak, anunció desde el palacio del que Sadam Husein fue desalojado que sus hombres permanecerán en Irak un año como mínimo -bajo ataques guerrilleros y calores de hasta 52° celsius (centígrados), una ración de dos litros de agua por día y comida enlatada- antes de ser reemplazados y repatriados. Un sargento del 2° batallón de combate de la 3ª división de infantería manifestó al corresponsal de ABC en Faluyá (12/07/03): "Tengo mi propia lista de 'los más buscados'". Se refería al mazo de cartas que publicó la Casa Blanca con sendas efigies de Sadam, sus hijos y otros iraquíes de captura prioritaria. Los "más buscados" del sargento son Paul Bremer, el diplomático uncido por Bush hijo virrey civil de Irak, el jefe del Pentágono Donald Rumsfeld, su segundo Paul Wolfowitz y el propio George Bush.

También se oyen quejas en Estados Unidos. Unas 600 familias de efectivos estacionados en Irak lanzaron la campaña "Tráiganlos a casa" que demanda el retorno de las tropas. En conferencia de prensa realizada el miércoles en Washington, sus organizadores señalaron que las familias se muestran cada vez menos reticentes a criticar la guerra y que han recibido miles de e-mails encabezados por esta afirmación: "Soy republicano, voté por Bush, apoyé esta guerra cuando empezó". Ya no. La prometida guerra rápida se ha convertido en larga ocupación.

The New Hampshire Gazette de Portsmouth, el periódico más antiguo de Estados Unidos, fundado en 1756, exhibe una tabla -incompleta- de "chicken hawks" notorios e ironiza con suavidad: dice que se trata de personas "que tienden a preconizar, o son partidarios fervientes de los que preconizan, soluciones militares a los problemas políticos y que personalmente declinaron la ventaja de una oportunidad significativa de servir en uniforme en tiempos de guerra". Es una ventaja que el poderoso John Bolton del Departamento de Estado o el ardiente defensor de la guerra global Paul Wolfowitz no han sabido aprovechar. Pobres.

Juan Gelman
(v.pág.22 del periódico Público del 17 de agosto de 2003).

Publicado en el periódico Público el 31/ene/03

Cuando comenzó el apagón, el presidente George W. Bush dijo que pensaba que la rejilla necesitaba ser modernizada, "y lo he dicho todo el tiempo". Los ingenieros han advertido a la Casa Blanca y el Congreso en repetidas ocasiones que las desgastadas conexiones debían ser reparadas con urgencia. Pero ninguna de las juntas secretas de Dick Cheney con funcionarios de la Energía fue, lamentablemente, para hablar de la manera de evitarnos ese apagón. La Casa Blanca ha estado demasiado ocupada en asegurarse de que Halliburton no tenga competencia en la reconstrucción de Irak como para preocuparse por reconstruir nuestra propia y desgastada rejilla.

Maureen Dowd
(v.pág.19 del periódico Público del 19 de agosto de 2003).


Si Estados Unidos no logró encontrar aliados en la región durante la guerra de Iraq, no fue sólo porque éstos no quisieron someterse a George W. Bush, sino, fundamentalmente, porque no tienen en su propia seguridad la misma concepción que Washington.

Todo el problema está ahí. Si bien es legítimo tomar en cuenta los intereses del Estado más poderoso del mundo, la seguridad de ese mismo mundo no quedará garantizada con sólo tomar en cuenta la seguridad de esta nación. El ejemplo de Turquía es esclarecedor: el temor de un desmembramiento de su territorio luego de un irredentismo curdo era la apuesta de seguridad más fundamental, por encima del mantenimiento en el poder de Saddam Hussein.

Ahora bien, todos los países de Oriente Medio tienen problemas de seguridad, que no se resuelven necesariamente en un esquema de seguridad norteamericana. Esta situación no es única: en Asia, por ejemplo, Seúl, Tokio o Pekín no ven a Corea del Norte con el mismo ojo que Bush.

De ahí también la cuestión de las armas de destrucción masiva. Washington busca criminalizar la posesión de estas armas, argumentando el hecho de que están en poder de regímenes dictatoriales. Si bien no es falsa en los hechos, la ecuación es conceptualmente errónea. Basta con ver a Irán, donde incluso la oposición democrática parece opuesta a la firma del protocolo adicional de la AIEA. Ello no significa que vaya a obligar a Teherán a firmar ese texto. Pero reducir el problema de la posesión de armas de destrucción masiva a una suerte de patología destructiva revela una visión bastante errónea.

Hay que admitir entonces que los estados tienen diferentes concepciones de su seguridad y que éstas deben ser confrontadas las unas con las otras. Al contrario de lo que pensaba ingenuamente Estados Unidos, su victoria militar fácil en Iraq podría incitar a ciertos países a acelerar la adquisición de armas de destrucción masiva, único medio según ellos de disuadir a Washington de intervenir.

Zaki Laidi
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 20 de agosto de 2003).


"Confundir al Congreso y al pueblo estadounidense involucrándolos en una guerra debería atraer la atención de la Cámara de Representantes. Tal comportamiento seguramente excede el estándar para 'impeachment' establecido para el presidente Clinton sobre mentiras comparativamente triviales que no tenían nada que ver con sus deberes presidenciales."

Charles J. Pitts / Manassas, Virginia

Letters
(Edición internacional de TIME del 1o. de septiembre de 2003).


Esta es una guerra totalmente asimétrica, y en una guerra asimétrica no se puede triunfar. No existe una solución militar y no soy en único que lo dice.

Funcionario estadounidense involucrado en la política hacia Iraq
(v.pág.26 de la edición internacional de TIME del 1o. de septiembre de 2003)


Lo Estados Unidos son estúpidos, son como un cachorro tonto y agresivo con grandes dientes que puede morderte y herirte.

Quedé extasiado cuando le cambiaron el nombre a las papas fritas de 'French Fries' a 'Freedom Fries'. Hombres y mujeres mayores en posiciones de poder en el gobierno de los Estados Unidos mostrándose como idiotas.

Johnny Depp
(v.CNN Entertainment del 3 de septiembre de 2003).


Todos los discursos sobre el terrorismo y la violencia tienen un beneficiario y en mi país está muy claro que el terrorista más peligroso se llama George W. Bush, pues ha concentrado un poder que, incluso, es anticonstitucional porque viola muchos derechos humanos.

Hunter "Patch" Adams, médico estadounidense
(v.pág.6D del periódico Mural del 4 de septiembre de 2003).


"Considerando que el rebote político de Bush debido a la guerra de Iraq casi se ha evaporado, ¿qué acción militar iniciará su administración en el verano de 2004 para conseguir un rebote adicional de cara a la próxima elección presidencial?"

Anthony L. Bolzan / Boston

"Encarémoslo: Iraq fue invadido debido a que carecía de un programa nuclear suficientementa avanzado. ¿Es de sorprenderse el que Irán y Korea del Norte, los otros dos objetivos en el 'eje del mal', estén desarrollando armas nucleares? Si la intención de los Estados Unidos es esparcir su inseguridad por todo el mundo, ese es el mundo que tendremos: inseguro."

Wonsun Ahn / Seúl, Korea del Sur

Letters
(Edición internacional de TIME del 8 de septiembre de 2003).


US$ 1,700'000,000 Valor estimado de los contratos que por la Segunda Guerra del Golfo otorgó el Cuerpo de Ingenieros del U.S. Army a Halliburton Co., empresa cuyo ex CEO es el vicepresidente Dick Cheney.

US$ 680'000,000 Valor estimado de los contratos que por la Segunda Guerra del Golfo otorgó la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos a Bechtel Group, Inc., principal competidor de Halliburton.

(V.pág.21 de la edición internacional de TIME del 8 de septiembre de 2003)


"Mañana los gringos llorarán recordando el oprobio sobre Manhattan, y seguirán buscando nuevas víctimas a la vez que solicitan ayuda a la ONU para rehacer lo que deshicieron. Seguirán así alimentando la falacia cíclica de una patria que se impone sutil o tiránicamente sobre las demás patrias. Un inmenso y cada vez más solitario gigante, que mira con extrañeza su ombligo mestizo y que enloquece de pánico con los monstruos que inventó."

Miguel Rumayor, doctor en ciencias de la educación
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 10 de septiembre de 2003).


"Jerusalén advirtió que actuaría militarmente para prevenir 'una situación de pesadilla', causada por la posesión de armas nucleares por parte de Irán."

(V.pág.10-A del periódico El Informador del 10 de septiembre de 2003).


"El Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, no podía dormir. Lo desvelaban las inquietudes derivadas de la ocupación de Iraq; le quitaba el sueño la posibilidad de nuevos actos terroristas. Toda la noche se la había pasado dando vueltas y vueltas en la cama. Probó variadas formas de combatir el insomnio: contó ovejas, bebió una taza de leche tibia, leyó sus propios discursos... Todo inútil: ni el más poderoso hipnótico, somnífero o papaveráceo habría tenido efecto en él. Dejó entonces el lecho y fue por los vastos corredores de la Casa Blanca. En la oficina oval vio un retrato de George Washington. '-Señor -le preguntó- ¿qué debo hacer?'. Le contestó el Padre de la Patria: '-No digas más mentiras'. Fue luego ante el retrato de Thomas Jefferson, autor principal de la Declaración de Independencia. '-Señor -le preguntó- ¿qué debo hacer?'. '-Apégate estrictamente a la Constitución' -oyó que le respondía el virginiano. Siguió su caminata y llegó a donde estaba el retrato de Abraham Lincoln. '-Señor -le preguntó- ¿qué debo hacer?'. El prócer le clavó una mirada penetrante y luego le sugirió: '-¿Por qué no vas al teatro?'... El problema con los libros sagrados -Biblia y Corán, digamos por ejemplo- es que por sacralizar a Dios desacralizan al hombre. Leer esos libros sin discernimiento conduce a fanatismos fundamentalistas muy peligrosos. En nombre de Dios se atenta contra la dignidad del hombre y contra el valor supremo de la vida. Eso explica el ataque terrorista del 11 de septiembre; eso también explica que, como respuesta a ese terrorismo, los Estados Unidos se hayan vuelto ellos mismos terroristas. No soy predicador -líbreme Dios de ese destino aciago- pero creo que las cosas habrían marchado mejor si Bush, puesto a escoger entre libros sagrados, hubiese escogido el Nuevo Testamento en vez de optar por el Antiguo. Entonces, viendo en las Torres Gemelas un 'Mane, thecel, phares' de advertencia contra la soberbia y la ceguedad, en lugar de aplicar la ley del talión habría puesto en práctica la doctrina del amor. En vez de hacer la guerra habría buscado la paz; habría puesto el enorme poder y riqueza de su país al servicio del bien, ayudando a los pueblos pobres, cooperando al fortalecimiento de la educación, la salud, la seguridad en el llamado Tercer Mundo, que ya es el cuarto, o quinto. Sé que al decir todo esto incurro en palmaria actitud de ingenuidad. En efecto, el amor tiene siempre algo de ingenuo. Pero sucede que el Presidente norteamericano aplicó la violencia como respuesta a la violencia, usó la tragedia de Nueva York como pretexto para conseguir fines económicos, el petróleo de Iraq, en este caso, y ahora los Estados Unidos se encuentran metidos en problemas parecidos a los que enfrentaron en Vietnam. Ninguno de sus hijos está seguro ya, ni su casa ni en la ajena, y cualquier día el terrorismo puede otra vez abatirse sobre la nación, pues en los países musulmanes crece más cada día el odio contra Norteamérica. He ahí el problema de la ley del talión, ésa que reclama ojo por ojo y diente por diente: quien la sigue termina por andar tuerto y desdentado. Pero ¿qué podemos esperar, si los países cristianos no practican el cristianismo?...

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.pág.7A del periódico Mural del 12 de septiembre de 2003).


La convivencia por venir tiene una impronta violenta y, por desgracia, un horizonte de restricción de las libertades bajo el argumento del miedo y las amenazas, tanto probables y reales, pero casi todas inducidas por los aparatos de seguridad del gobierno de Bush.

La reacción que ha tenido Estados Unidos ante los ataques del S-11 no trata de reconstruir el orden internacional, como pasó después de la Segunda Guerra Mundial. Por el contrario, busca establecer su control en todo el mundo al imponer condiciones y criterios de lo que será el multilateralismo por venir.

La premisa es la seguridad, y ése es el punto de referencia, la clave a partir de la cual se articulan todas las relaciones de cooperación, de presión, de intercambio de información.

El nuevo multilateralismo será construido por criterios impuestos por la potencia hegemónica.

Alan Arias Marín
(v.pág.44 del periódico Público del 12 de septiembre de 2003).


Hace siglos chocaron por primera vez musulmanes y cristianos. O más bien líderes fanáticos de un lado y otro impusieron a sus fieles la guerra santa. Ha habido desde entonces sólo breves interludios de paz. La guerra no ha cesado nunca. Los últimos estallidos del siglo XX fueron aparentemente sofocados por la intervención de la comunidad internacional -como en Bosnia- o la fuerza de un poder superior -como en Kosovo- que a punta de misiles y presiones logró separar a los contendientes. En este momento, crítico para la humanidad, la intervención unilateral de los Estados Unidos en Irak dio un golpe mortal a la Organización de las Naciones Unidas. No tiene ya la comunidad internacional un instrumento para imponer la paz, para interponer sus fuerzas entre dos ejércitos movidos por la fe o más bien por el fanatismo religioso. Por otro lado, el gran árbitro es ahora el gran policía y se ha erigido ya no tanto como el defensor del "american way of life" sino como el adalid de la civilización occidental y sus creencias religiosas. Estamos, pues, a merced y como nunca de unos locos que matan en el nombre de Dios y otros locos que con su poder inmenso se sienten, se creen dioses.

Desde su atalaya televisiva Bin Laden promete muerte y terror en nombre de Dios. George W. Bush en el mismo tono mesiánico y también desde su púlpito televisivo truena: "No vamos a esperar más ataques sobre estadunidenses inocentes... la mejor manera de defender al pueblo americano es manteniéndose a la ofensiva". La "guerra preventiva" de Bush, tan sanguinaria e irracional como la "guerra santa" de Bin Laden no respeta fronteras. Los fundamentalistas islámicos golpearán a los Estados Unidos ahí donde encuentren un espacio para hacerlo sin importar las víctimas inocentes. Las fuerzas Armadas de los EU, que pueden desplegar su poder de fuego a miles de kilómetros de su territorio, actuarán ahí donde crean que es necesario conjurar una amenaza. El campo de batalla es el mundo entero. Las bajas colaterales somos nosotros.

Ni todos los cristianos respaldan a Bush. Ni todos los musulmanes están con Bin Laden. No importa, ambos tienen el poder, los recursos y el fanatismo suficiente para imponernos a todos su guerra y hacer que corran ríos de sangre. No se trata del enfrentamiento entre dos religiones, del choque entre dos civilizaciones. Esto no es cierto. Es sólo una coartada. El fanatismo religioso de líderes enfermos que traicionan los principios de paz y tolerancia que ambas religiones proclaman esconde su sed de poder, de dominación. Su decisión de aniquilar, de exterminar al que saben su enemigo mortal. Bush y sus cómplices necesitan el petróleo de Afganistán e Irak para garantizar la supremacía y continuidad de su proyecto imperial. Esconden sin embargo este interés geopolítico tras una retórica milenarista y mesiánica a la que los atentados terroristas contra Nueva York el 11 de septiembre del 2001 han terminado por dotar de contenido religioso. Amplias capas de la población estadunidense, estimuladas por los medios de comunicación que no cesan su mensaje patriotero y mesiánico, justifican y apoyan las aventuras de su gobierno. No importa que Bush intente apagar el fuego con gasolina. Un terror apocalíptico recorre las ciudades de Norteamérica. La gente quiere creer que puede volver a estar a salvo. Que sus guerreros salgan y cacen a los terroristas.

Bin Laden y los fundamentalistas islámicos son, en su origen, un proyecto geopolítico que los EU lanzaron como contrapeso al crecimiento del poder soviético y para contener los avances de los regímenes islámicos liberales a los que veían también como un peligro. El objetivo inicial se ha trastocado por completo. Ahora esos monstruos anacrónicos que atentan contra la dignidad de los seres humanos levantan la mano contra su antiguo amo. Se apropian de la histórica lucha del pueblo palestino, suman a su caudal fundamentalistas de nuevo cuño a los que compran con los mismos dólares con los que la CIA los compró a ellos, van sembrando con "santa paciencia" sus redes y células y se preparan para enfrentar a los "cruzados". El discurso religioso de Bin Laden y los suyos prenden también entre las víctimas de los abusos históricos de Israel y los EU.

Me temo que tanto Bush como Bin Laden apenas han iniciado el combate. No tienen ninguno de los dos ni contrapesos en la retaguardia, ni fuerzas externas capaces de contenerlos. Tampoco entienden razones. Viven además de cara a los medios confiando en que la onda expansiva de su discurso guerrerista se expande por el mundo. La suya, a sí se ven, así se sienten habrá de ser una guerra sin cuartel. Los dioses no negocian. Una guerra eterna. Al menos, digo, hasta que podamos -no se cómo- derribarlos de sus altares.

Epigmenio Ibarra
(V.pág.25 del periódico Público del 12 de septiembre de 2003).


Este otoño trae lecciones de humildad para aquellos que descartaron a las Naciones Unidas y ahora las requieren, desbandaron el ejército iraquí y ahora tratan de construir uno nuevo de la nada, subestimaron los costos de la guerra y ahora se les acabaron los ceros tratando de estimar el precio de la paz. No hay divisiones de repuesto del U.S. Army para enviar. Y si la experiencia de los esfuerzos de mantenimiento de la paz en Bosnia y Kosovo sirven de guía, el nivel de fuerza en Iraq necesita doblarse para tener alguna oportunidad de instaurar un régimen estable. La esperanza de que un pueblo liberado de la tiranía se sentiría tan aliviado y agradecido que rápidamente se pondría a trabajar para reconstruir, vigilar y reformar su país es otra ilusión perdida, junto con la promesa de que los Estados Unidos disminuiría sus tropas a 30,000 para el otoño o que de alguna manera suficiente petróleo iraquí manaría por las tuberías para financiar el gazillón que requiere un país quebrado desde hace mucho.

La Casa Blanca envuelve todo dentro de una gran batalla así que cualquier cosa que salga mal cada noche no es el resultado de la mala planeación o del rechazo del transplante por el pueblo iraquí, sino del mismo odio secular que impulsó a los secuestradores hace dos años.

El ataque cambió a los Estados Unidos; pero la guerra ha cambiado todo. Ahora vemos como las consecuencias de nuestras políticas en Afganistán y especialmente en Iraq se sentirán por generaciones, y discutimos si este experimento en autodefensa expansiva se convertirá en un gran modelo o en una gran regada. ¿Cuánto tomará el que el desierto comience a florecer y refute a aquellos que temen, después de los pasados seis meses, que éste sea solamente un lugar donde los soldados estadounidenses irán a morir en los próximos años?

El pueblo estadounidense castigará a un presidente por muchas cosas. Ser demasiado optimista acerca del destino de los Estados Unidos puede no ser una de ellas; ser demasiado arrogante acerca del poder de los Estados Unidos puede sí serlo, así que se está jugando la gran apuesta.

Nancy Gibbs
(V.pág.66 de la edición internacional de TIME del 15 de septiembre de 2003)


Líderes demócratas del Congreso reclamaron al Vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, explique recientes declaraciones según las cuales no tiene vínculos ni intereses financieros con la empresa Halliburton, una de las firmas a las que el Gobierno de Estados Unidos ha dado importantes contratos para la reconstrucción de Iraq.

En una aparición en el programa periodístico Meet the Press del domingo pasado, interrogado sobre su relación con Halliburton, firma que dirigió desde 1995 hasta el 2000, Cheney sostuvo que dejó la empresa al convertirse en el Vicepresidente de George W. Bush.

"He cortado todos mis vínculos con la compañía, me he deshecho de todos mis intereses financieros. No tengo intereses financieros en Halliburton de ningún tipo y no los he tenido, ahora, por más de tres años", dijo Cheney.

Sin embargo, declaraciones financieras a la Oficina de Etica del Gobierno sugieren que el Vicepresidente no sólo mantiene lazos con Halliburton, sino que la empresa le sigue dando beneficios financieros personales.

Según esas declaraciones, Halliburton pagó a Cheney "sueldos diferidos" por 205,298 dólares en el 2001 y 162,392 dólares en el 2002.

Además, parece ser que Halliburton tiene previsto hacerle pagos similares en el 2003, 2004 y 2005. El Vicepresidente cobró además un total de 433,333 dólares en acciones.

El senador demócrata de New Jersey, Frank Lautenberg, reclamó explicaciones públicas y urgió al Comité de Asuntos Gubernamentales del Senado a realizar audiencias sobre la ausencia de licitación para extender contratos a Halliburton.

"Esta misma semana nos hemos enterado de que los contratos sin licitación de Halliburton con el Ejército han aumentado de 700 millones a cerca de mil millones de dólares", estableció Lautenberg. "El pueblo americano merece respuestas a estas serias preguntas", dijo.

Asistentes del Vicepresidente defendieron sus declaraciones del domingo de que no tiene lazos con Halliburton a pesar de seguir recibiendo compensaciones diferidas del conglomerado energético.

De acuerdo con estos asistentes, Cheney recibió pagos bajo un arreglo que hizo en 1998 y que no puede revocar, que estipula que recibirá pagos diferidos los próximos cinco años.

(V.pág.14A del periódico Mural del 18 de septiembre de 2003)


La reportera estrella de la cadena estadounidense CNN Christiane Amanpour afirmó que las cadenas de televisión estadounidenses fueron "intimidadas" por el Gobierno de George W. Bush en su cobertura de la guerra en Iraq.

"Creo que la prensa fue amordazada y creo que la prensa se autoamordazó", indicó Amanpour en un programa de la cadena de cable CNBC, el martes por la noche.

"Lamento decirlo, pero algunas televisoras -y tal vez hasta cierto punto mi estación- fueron intimidadas por el Gobierno. "Y, de hecho, se instaló un clima de temor y autocensura en cuanto al tipo de trabajo informativo que realizamos", dijo la periodista.

(V.pág.14A del periódico Mural del 18 de septiembre de 2003)


El caso para ir a la guerra contra Iraq fue un fraude "fabricado en Texas" para darle a los republicanos un impulso político, dijo el jueves el senador Edward Kennedy.

En una entrevista con The Associated Press, Kennedy dijo también que la administración Bush ha fallado en justificar casi la mitad de los 4 millardos de dólares que la guerra está costando mensualmente. Agregó que él cree que mucho del dinero no justificado está siendo utilizado para sobornar líderes extranjeros para que envíen tropas.

Calificó la política actual de la administración hacia Iraq como "al garete".

Dijo que los funcionarios de la administración se basaron en la "distorsión, malinterpretación y selección de informes de inteligencia" para justificar su caso para declarar la guerra.

"No existía amenaza inminente. Esta se fabricó en Texas, se anunció en enero a los líderes republicanos que la guerra se llevaría a cabo y sería buena políticamente. Toda esta cosa fue un fraude."

"Queremos apoyar a nuestras tropas porque ellas no tomaron la decisión de ir allí... pero no creo que esto deba ser un cheque en blanco. Debemos contar con una base contra la cual la administración venga y nos de un reporte," agregó.

Kennedy dijo que el enfoque en Iraq ha desviado la atención de la nación de las amenazas más directas, incluyendo al-Qaeda, la inestabilidad en Afganistán o las ambiciones nucleares de Korea del Norte.

(Yahoo! news del 18 de septiembre de 2003)


No es la solución bombardear un país hasta sus cimientos por motivos cuestionables y luego perder totalmente el control de todo. Iraq no es la única evidencia de la equivocada política exterior estadounidense. Piensen en Afganistán. ¿Ha mejorado algo desde que las tropas aterrizaron hace casi dos años? No. La corrupción todavía prolifera, los talibán se están reorganizando y el país continúa siendo uno de los más pobres del mundo. Estoy seguro de que veremos el mismo resultado en Iraq.

Luc Deféront / Marsella, Francia

Letters
(Edición internacional de TIME del 22 de septiembre de 2003).


El terrorismo no será derrotado sin paz en el Medio Oriente entre Israel y Palestina. Aquí es donde el veneno es incubado.

Tony Blair, primer ministro británico, ante el congreso estadounidense en 2003.


No era muy posible hacer algo respecto a Korea del Norte o Irán. Pero Iraq era un blanco fácil, y si se iba contra Iraq, no sólo se eliminaría a ese tipo, sino que también se enviaría una señal a todos los problemáticos del mundo de que no se metieran con Hopalong Cassidy.

Teniente general retirado Bernard Trainor, coautor del libro "Cobra II" acerca de la planeación y ejecución militar de la invasión.

Antes de que nos metiéramos en Iraq, en marzo de 2003, alguien debió hacer las preguntas básicas: ¿Sabemos algo acerca de este país? ¿Contamos con fuentes de inteligencia? ¿Tenemos fuentes abiertas? El nivel de ignorancia era patético.

Platiqué con gente que me dijo: la evidencia es mucho más escasa que lo que estamos admitiendo. Y jugamos con la idea de escribir una historia acerca de esto y no lo hicimos, y este es uno de mis remordimientos. Deberíamos haber sido mucho más agresivos. Esto es una falla de inteligencia, es una falla política y es una falla periodística.

No se puede evitar ver hacia atrás a las famosas desveladas de Clinton en el dormitorio cuando examinaba los detalles y preguntaba y mantenía a la gente despierta hasta pasada la medianoche. Es probable que no hubiera hecho daño contar con un poco de eso aquí en la mesa. Y si usted mira a Bush, él es del tipo, ya sabe, cuyas reuniones comienzan a las 9, y terminan a las 10. Eso es todo.

¿Qué pasa con las tropas allá en Iraq? ¿Qué pasa con la gente que está ejecutando esta política? No se les está diciendo realmente qué están haciendo. Por un lado está este aguante y al mismo tiempo una clase de desesperación que es muy preocupante cuando la escuchas de alguien sobre el terreno. Como país, les debemos todo, pero no lo están recibiendo. Es casi una guerra sin frente en casa. Los impuestos han bajado, todos están de compras, viene la Navidad. Hay casi un sentimiento de que no estamos en guerra. No puedo explicar el fenómeno, pero lo encuentro profundamente perturbador.

Bob Woodward, periodista autor del libro "State of Denial" acerca del presidente de E.U.después del 9/11.

Mucha gente estaba diciendo que esto iba a ser más duro de lo que se pensaba. Pero ese consejo fue sistemáticamente excluido. Fue agresivamente malvenido en el círculo interno.

También es importante recordar que Dick Cheney declaró en una convención de veteranos en Nashville, en agosto de 2002: "No hay duda". Lo que significa una certeza del 100%, y creo que eso tuvo una enorme influencia dentro de los militares, dentro de la comunidad de inteligencia e incluso en una cantidad de periodistas. Cuando el vicepresidente declaró: "Sé que es un hecho", mucha gente en la milicia dijo: "El debe saber algo que yo ignoro".

Una frase que se me aparecía cuando investigaba para escribir mi libro fue la de [el subsecretario de Defensa Paul] Wolfowitz: "difícil de imaginar". Resultó que, sí, era la imaginación. Wolfowitz declaró que era difícil de imaginar que se requirieran muchas más tropas para una ocupación que para una invasión.

Me impresionó la ausencia del presidente. El debería haber sido una figura central en la toma de decisiones. Y una y otra vez no hubo uan reunión clave. Por ejemplo: la verdadera decisión de ir a la guerra no parece haber sido [hecha] en una reunión en la cual la gente formalmente se sentara y dijera: "¿Estamos todos de acuerdo?".

Thomas Ricks, autor del libro "Fiasco" que explora cómo los planificadores de la guerra hicieron falsas suposiciones acerca de las armas de destrucción masiva, del riesgo del levantamiento de una insurgencia antiestadounidense y de la bienvenida como liberadores por parte de los iraquíes.

Estaba sentado con [el exsecretario del Tesoro] Paul O'Neill en el balcón de su condominio en el Watergate una semana antes de la invasión, y me dijo dos cosas. La primera fue: "Créeme, no lo han pensado lo suficiente". La segunda fue: "No creo que exista alguna evidencia, algunas fuentes objetivas para darles crédito como evidencia en términos de armas de destrucción masivas".

Cheney repitió una y otra vez que la evidencia, como nosotros la habíamos definido hasta ahora, podía ser una medición demasiado alta. Cuando alguien presentaba una duda, Cheney lo aplastaba de un manazo.

Ron Suskind, autor del libro "The One per Cent Doctrine" acerca de las esfuerzos desesperados de la administración Bush para proteger a los E.U.después del 9/11 y el terrorífico complot de armas químicas contra el sistema del tren subterráneo de Nueva York.

La administración tomó el poder con una visión muy hecha acerca de la cosntrucción de naciones. Un mes antes de la guerra, Rumsfeld dio un discuro en la ciudad de Nueva York denominado "Más allá de la construcción de naciones". No vamos a entrar con muchas tropas. No vamos a asumir la responsabilidad de administrar el país, porque ello crearía una dependencia insana por parte de la población. Básicamente ellos iban a practicar una clase de filosofía de "amor duro" en la administración de la postguerra. Entonces no es que carecieran de un plan. Es que contaban con un mal plan. Ellos voltearon hacia Afganistán, donde lo habían aplicado, y erróneamente vieron lo que pasó en Afganistán como una validación de esta filosofía.

Michael R.Gordon, coautor del libro "Cobra II".

(V.pág.90 de la edición internacional de TIME del 25 de diciembre de 2006 / 1o.de enero de 2007).


Saddam Hussein permitió que el mundo creyera que poseía armas de destrucción masiva para contener a su enemigo Irán y no pensó que los Estados Unidos fueran a montar una gran invasión, según un interrogador del FBI que interrogó al lider iraquí después de su captura.

Saddam esperaba sólo un ataque aéreo limitado por parte de los E.U.y pensó que podría mantener el control, declaró el agente especial del FBI George Piro. "Me dijo que inicialmente había calculado mal... las intenciones del presidente Bush. Pensó que los E.U.responderían con el mismo tipo de ataque de 1998... un ataque aéreo de 4 días. El sobrevivió a ése y estaba dispuesto a aceptar el mismo tipo de ataque".

La Associated Press entrevistó a un ayudante cercano de Saddam en agosto de 2003, quien explicó que Saddam no esperaba una invasión de E.U.y deliberadamente mantuvo al mundo adivinando acerca de su programa de armamentos, aunque ya se había deshecho de éste.

Saddam negó públicamente tener armas no convencionales antes de la invasión, pero evitó que inspectores de la ONU trabajaran en el país de 1998 a 2002, y cuando finalmente regresaron en noviembre de 2002, se quejaron de que Iraq no estaba cooperando completamente.

Piro dijo que Saddam quería mantener la ilusión de que tenía el programa en parte porque quería evitar un probable invasión iraní. "Para él, era crítico seguir viéndose fuerte y desafiante. Pensó que (fingiendo tener las armas) prevendría que los iraníes reinvadieran Iraq".

Piro agregó que Saddam tenía la intención de reiniciar el programa de armas de Iraq, y contaba con ingenieros disponibles para ello.

(V.Associated Press del 25 de enero de 2008).


Casi todo el mundo ha asumido desde hace tiempo que Dick Cheney buscó la guerra en Iraq con la finalidad de conseguir el control confiable de los recursos petroleros del país. Pero no es frecuente que aparezca evidencia al respecto. Una nueva reflexión por el escritor de discursos de Bush David Frum -en Newsweek- la hace aparecer:

"Yo estaba menos impresionado por Chalabi que algunos otros en la administración Bush. Pero dado que uno de esos 'otros' era el vicepresidente Cheney, no importaba lo que yo pensara. En 2002, Chalabi asistió al retiro anual de verano del American Enterprise Institute cerca de Vail, Colorado. El y Cheney pasaron largas horas contemplando las posibilidades de un iraq pro-occidental: una fuente alternativa de petróleo, una alternativa a la dependencia de los EUA de una aparentemente inestable Arabia Saudita."

(V.Huffington Post del 17 de marzo de 2013).


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El final se acerca ya... El final: El final se acerca ya...


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