Los golfistas no tienen a alguno de sus jugadores en la cárcel cada semana.

Los golfistas no patean tierra o arrojan botellas sobre otra gente.

A los golfistas profesionales se les paga en relación directa con lo bien que jueguen.

Los golfistas no obtienen viáticos ni dobles asientos en un chárter cuando viajan entre torneos.

Los golfistas no exigen más dinero, o demandan nuevos contratos, por los acuerdos de otros jugadores.

Los golfistas profesionales no exigen que quienes pagan impuestos paguen por los campos en los que juegan.

La Asociación de Golfistas Profesionales da más dinero para caridades en un año que lo que da la NFL en dos.

Usted puede observar a los mejores golfistas del mundo de cerca, en cualquier torneo, incluyendo a los mayores, diariamente y durante todo el día por US$ 25 o 30. El costo de un asiento en mal lugar en el Super Bowl es de alrededor de US$ 300 o más, a menos que lo compre con los revendedores, en cuyo caso será de más de US$ 1,000.

Usted puede traer un bocadillo al campo de golf durante el torneo, observar a los mejores del mundo y no gastar una pequeña fortuna en alimentos y bebidas. Inténtelo en uno de los estadios de beisbol o futbol subsidiados con impuestos. Si lleva una bebida al estadio de beisbol, le darán dos opciones: tírelo o váyase.

En el golf no se puede fallar el 70% del tiempo y ganar US$ 9 millones por temporada, como hacen los mejores bateadores de beisbol (con un promedio de bateo de .300).

El golf no cambia sus reglas para atraer más fanáticos.

Los golfistas deben adaptarse a un área de juego diferente cada semana.

Los golfistas permanecen vestidos mientras son entrevistados.

El golf no tiene agentes libres.

En sus buenos tiempos, Palmer, Norman y otras estrellas estrechaban tu mano y decían que estaban felices de verte. En sus buenos tiempos, José Canseco usaba camisetas que decían "Déjenme solo."

Usted puede escuchar el canto de las aves en el campo de golf durante un torneo.

En un torneo de golf (a diferencia de los estadios y arenas deportivas subsidiados con impuestos) no escuchará una corriente continua de maldiciones y palabras de cuatro letras mientras espera que nadie le vacíe una cerveza encima.

Tiger golpea una pelota de golf al doble de la velocidad que Barry Bonds golpea una pelota de beisbol.

Los campos de golf no arruinan el vecindario.

Durante una discusión entre los miembros del consejo del club de St. Andrews, en 1858, uno de los miembros más antiguos aclaró que toma exactamente 18 tragos acabar con un quinto de whisky. Autolimitándose a un solo trago de whisky por hoyo, el escocés se imaginó que un juego de golf se acababa al terminarse el whisky.