El Arbol.



Ese es el tópico obligado: El Arbol (así, con mayúsculas)...

Los vecinos y aun quienes no lo son, deploran amargamente la noticia de su inminente muerte. Algunos han llegado a colgarle cartas. Otros, listones: unos blancos, otros rojos, con toda la carga simbólica que los colores implican... De las cartas, algunas son de agradecimiento: cuando los primeros habitantes de esa colonia llegaron, El Arbol ya estaba ahí. A tiro de piedra -literalmente- de "La Hermana Agua" propiamente dicha, flanqueado por algunos ahuehuetes, lo mismo despedía a los tapatíos que emprendían el viaje por la Carretera a Morelia (también entonces propiamente dicha), que daba la bienvenida a los viajeros que entraban a una Guadalajara sin arrabales, muy diferente a la actual.

Otras cartas son de reproche. No para él, desde luego. Sí para los gobernantes y funcionarios que, incapaces de discurrir soluciones más imaginativas para justificar su paso lo mismo por cargos de elección popular que por puestos "de dedazo", sólo acatan a perpetrar "obras públicas" orientadas a paliar "que no curar" uno de los tipos de cáncer más mortíferos de las grandes capitales: la multiplicación de esas células llamadas automóviles.

-II-

El Arbol ha sido condenado a muerte. De hecho, ya comenzaron a darse los pasos orientados a convertirlo en una gigantesca montaña de viruta que terminará condenada, casi seguramente, a pudrirse en un tiradero de basura.

Muchos de sus hermanos -cientos de ellos- han sido víctimas de los elementos. Muchos han sido derribados por los ventarrones que de ordinario acompañan a las primeras tormentas del año. Otros han muerto de pie, porque sus raíces no han sabido encontrar, debajo de las planchas de concreto, los nutrientes necesarios para seguir con vida. Algunos más han sido talados impunemente por los mercaderes que necesitan espacios para que los clientes estacionen sus automóviles (¡siempre los automóviles!), ante la tibieza de autoridades complacientes, que se escudan en la laxitud de las leyes, en el mejor de los casos, o en la corrupción, en el peor, para el proverbial "dejar hacer, dejar pasar" ("laisser faire, laisser passer") de quienes, debiendo gobernar, si les llegan al precio, prefieren hacer como que gobiernan (oficio más cómodo... y, sobre todo, más productivo).

-III-

Entre los mensajes que se le han colgado, en el robusto tallo de El Arbol hay lugar para su propio testamento. El texto reproduce parte del saludo que los primeros cristianos, en Roma, dirigían al emperador mientras desfilaban en El Coliseo al principio de cada función: "Ave, César imperator: morituri te salutant". "Los que van a morir te saludan", reza el adiós del especimen vegetal que, robusto, frondoso, rebosante de vitalidad, en plenitud de facultades, agoniza.

Lo mismo si es mediocre que si es audaz la obra vial en función de la cual El Arbol será sacrificado, su destino es irremisible. Si se opta (como casi seguramente ocurrirá, por lo relativamente barato de esa "solución") por un puente, la majestuosa copa, que prácticamente cubre toda la avenida, sería un estorbo; si llegara a optarse por un túnel ("¡qué flojera!"), sus raíces tendrían que ser cercenadas tan salvajemente que el hermoso hule terminaría por resentirlo.

-IV-

Al margen de las lamentaciones, el sacrificio de El Arbol que vive sus últimos días en el cruce de López Mateos y Cubilete, representa una decisión inevitable y, por ende, irreversible. No hay protesta que valga. No hay apelación que tenga perspectivas de ser atendida. No hay oídos que puedan escuchar el clamor a favor de la clemencia.

Cualquier día de estos, El Arbol se limitará a ser un recuerdo del que quedará el testimonio de algunas fotografías. Entre ellas, las de su inmolación.

Si fuera un ser racional, tendría, en sus últimas horas, un consuelo: los testimonios de que recoge más muestras de amor y recoge más testimonios de gratitud que, a la hora de su muerte, muchos de esos bípedos soberbios que neciamente insisten en proclamarse "reyes de la creación".

Jaime García Elías, periodista y conductor radiofónico
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 17 de agosto de 2005).


Me quieren matar

Foto de Natalia Fregoso

(V.primera plana del periódico Mural del 18 de agosto de 2005).


Traslado del hule

"Todavía la semana pasada era una especie de bandera viviente de los ecologistas. Hubo un día en que varios de ellos se encaramaron en sus ramas. Desafiaban a las autoridades. Aunque la decisión estaba tomada y era inevitable que fuera removido para que se cumpliera el ritual 'Bienvenido, progreso: los que van a morir te saludan', el gigantesco 'hule' generó, el fin de semana, las últimas reacciones de oposición a lo que fuera: lo mismo al puente que se propuso inicialmente, para el que estorbaba su frondosa copa, que al túnel que, por presión de los vecinos, se decidió finalmente, porque estorbarían sus raíces."

"Ayer, finalmente, el árbol que durante semanas motivó la conmiseración de quienes lo veían --algunos con dolor, otros con ira--, como la víctima propiciatoria de la enésima obra pública (como de ordinario, a favor de Su Majestad el automóvil) obligada por el crecimiento explosivo de la otrora 'ciudad amable', fue extirpado."

"Sin embargo, habrá que decir que las voces que se alzaron en su defensa (una defensa a ultranza, que se centraba en el argumento de que había que preservar la vida del árbol aun a costa de la agilidad en la circulación que podía lograrse mediante el túnel que en unos meses más estará en servicio en ese punto crítico para la vialidad), dejaron un beneficio..."

"Normalmente, una vez que las autoridades oyeron las protestas y atendieron las propuestas de los vecinos y se decidió, por consenso, construir un túnel en vez del puente propuesto inicialmente, el siguiente paso hubiera sido la tala feroz, brutal y despiadada del árbol."

"Los pocos automovilistas que aún circulan por ahí, fueron testigos de las maniobras --accidentadas algunas-- que tuvieron que hacerse para intentar el transplante del árbol, con la deliberada intención de salvarle la vida..."

"Primero, la poda de sus ramas. Ya dirán los botánicos si es posible, como se ofreció en un principio, hacer el esfuerzo para que cada una de ellas "retoñe" y adquiera vida propia. Después, ayer, la extracción del tronco. Las maniobras, en que participaron un ejército de trabajadores y las dos grúas gigantescas necesarias para remover aquella mole descomunal, para montarla en una enorme plataforma, para proteger sus raíces, para diseñar la ruta que pudiera tomarse y para trasladarla a inmediaciones del Parque Metropolitano, para seleccionar el lugar y practicar la cepa 'ad hoc' para replantarlo, no tienen precedente."

"Se quejan los ecologistas de que otros desplazamientos que se han hecho de eucaliptos, ahuehuetes y árboles de otras especies que han generado protestas cuando han tenido que ser removidos de banquetas y camellones con propósitos similares, no se han hecho de manera técnica, científica, sino demagógica: sólo por cubrir las apariencias. De los especímenes que han ido a parar al Parque Metropolitano, la mayoría se han malogrado: son troncos sepultados, cuyas esperanzas de recuperar su añeja vitalidad -dicen los expertos-, son las mismas que tendrían de reverdecer lápices o palos de escoba, si alguien tuviera la ocurrencia de clavarlos en una maceta y el cuidado -o la ociosidad- de regarlos todos los días."

"En el caso, sobre el hecho consumado, habrá que ver en qué medida son congruentes quienes asumieron la defensa del famoso 'hule'. Colgarle listones de colores, coronas de flores, mantas o pancartas con leyendas de protesta, con el ánimo de provocar el indulto de un árbol que pasó a convertirse en icono de la ciudad, fue un ejercicio simbólico... pero estéril y tardío."

"Vigilar que se tengan los cuidados y que haya la perseverancia necesarios para evitar, en un entorno supuestamente más amable, que el robusto tallo muera de inanición, y para conseguir, al tiempo, que sus ramas renazcan, que su copa vuelva a poblarse de hojas y que recupere su esplendor, sería demostrar que aun ese gran depredador que es el hombre, también es capaz, si se lo propone, de hacer posible el milagro de la vida."

Jaime García Elías, periodista y conductor radiofónico
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 7 de noviembre de 2005).


Resultado final
Esta es la situación del hule de Chapalita el 9 de marzo de 2007...
un palo seco.

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