Pesos por dólar antes | Pesos por dólar después | Porcentaje de devaluación | Presidente de México | Secretario de Hacienda | Banco de México | |
1948-49 | 4.85 | 8.65 | 78 % | Miguel Alemán V. | Ramón S. Beteta | |
1954 | 8.65 | 12.50 | 45 % | Adolfo Ruiz Cortínez | Antonio Carrillo Flores | Rodrigo Gómez |
1976 | 12.50 | 20.60 | 65 % | Luis Echeverría A. | Hugo B.Margáin José López Portillo Mario R. Beteta | Ernesto Fernández Hurtado |
1976-82 | 20.60 | 70.00 | 240 % | José López Portillo | David Ibarra Muñoz Jesús Silva Herzog | |
1982-88 | 70.00 | 2,285.00 | 3,164 % | Miguel de la Madrid H. | Jesús Silva Herzog Gustavo Petricioli | |
1988-94 | 2,285.00 | 3,450.00 (N$ 3.45) | 51 % | Carlos Salinas de G. | Pedro Aspe A. | |
1994-00 | 3.45 | 9.45 | 174 % | Ernesto Zedillo P.de L. | Jaime Serra P. Guillermo Ortiz Mtz. José A. Gurría | Miguel Mancera Aguayo Guillermo Ortiz Mtz. |
2000-06 | 9.45 | 11.00 | 16.4 % | Vicente Fox Q. | Francisco Gil Díaz | Guillermo Ortiz Mtz. |
2006-12 | 11.00 | 13.01 | 18.3 % | Felipe Calderón H. | Agustín Carstens Ernesto Cordero José A.Meade | Guillermo Ortiz Mtz. Agustín Carstens |
2012-29/jun/18 | 13.01 | 19.68 | 51.3 % | Enrique Peña Nieto | Luis Videgaray Caso José A.Meade José A.González Anaya | Agustín Carstens Alejandro Díaz de León Carrillo |
1/jul/18-30/nov/18 | 19.68 | 20.35 | 3.4 % | Enrique Peña Nieto Andrés Manuel López Obrador (durante la transición, López comenzó a gobernar "de facto") | José A.González Anaya | Alejandro Díaz de León Carrillo |
1/dic/18-30/sep/24 | 20.35 | 19.69 | (-3.35) % | Andrés Manuel López Obrador (notar que no hay variación si se toma en cuenta desde el 1o. de julio de 2018, cuando Peña Nieto le dejó el gobierno) | Carlos Urzúa Arturo Herrera Rogelio Ramírez de la O | Alejandro Díaz de León Carrillo Victoria Rodríguez Ceja |
Pedro Schwartz, columnista del diario La Vanguardia, Barcelona
(V.pág.9 del periódico Ocho Columnas del 31 de enero de 2002).
"Salinas, sin embargo, ya no tenía el micrófono. De manera que la propaganda oficial -sabiamente administrada, ahí sí- nos fue convenciendo a todos de que el gran villano era el presidente saliente en vez de la administración entrante. Y esa idea, entendiblemente reforzada por la existencia de un hermano incómodo que a nadie le cae bien por ladino y por corrupto, es la que tenemos casi todos los habitantes de un país que pudo ser y no fue, hasta nuevo aviso."
Román Revueltas Retes
(V.pág.47 del periódico Público del 10 de diciembre de 2002).
Ciro Gómez Leyva
(V.pág.23 del periódico Público del 2 de enero de 2004).
Jesús Gómez Fregoso, catedrático de la Universidad de Guadalajara
(V.pág.20 del periódico Público del 9 de junio de 2006).
Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 22 de julio de 2006).
Martín Casillas de Alba
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 19 de diciembre de 2006).
"Hoy, el fantasma que empieza a recorrer México nos da escalofrío, y ése es el de la inflación que oscurece el panorama económico y tensa la cuerda política."
"Nos dicen que las presiones inflacionarias se mantendrán fuera de control por el resto de este año y del siguiente; nos dicen que las presiones se deben al aumento de los precios de los bienes básicos a nivel internacional y al eventual abandono de la política de subsidios por parte del gobierno federal."
"Por su cuenta, el Banco de México anuncia que la inflación anualizada podría ser de 5% en el 2o. y 3er. trimestre de este año, y conforme nos enteramos de estas noticias, lo asociamos con las escaladas que provocan por una especia de enloquecida estampida. Por lo pronto, Banxico aumenta en un cuarto de punto la tasa de interés interbancaria a un día, y dicen que lo hace para reforzar las expectativas de inflación a mediano plazo. Es una medida que no entendemos y contraponemos a nuestro deseo de que bajen las tasas y no que suban, sin saber si ese aumento repercute en el resto de las tasas que nos golpean, como los exagerados intereses en las tarjetas de crédito que están orillando- una vez más- a que la gente vuelva a dejar de pagar para volver a ver cómo se forma ese ciclo vicioso que hace que, además, aumenten los intereses en las hipotecas que tanto nos acalambraron el 1995, como la crisis que empezó acalambrando la economía de Estados Unidos con todo y sus impactos colaterales."
"Las medidas para controlar el precio de la canasta básica por decreto, es una que sólo retrasa la cirugía mayor y por eso no nos gusta, pues es una temporal cafiaspirina y no es llegar al origen del problema."
Martín Casillas de Alba
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 1o.de julio de 2008).
"Durante meses el gobierno del presidente Calderón ha presionado al Banco de México para bajar tasas de interés. Ayer tuvimos una probadita de lo que esto puede significar en un mercado nervioso como el actual."
"Ha sido la expectativa de que el Banco de México baje las tasas de interés a partir del próximo viernes, 16 de enero. Por lo menos hasta ayer se preveía que el Banco de México podría reducir su tasa de interés de referencia en un cuarto de punto porcentual: de 8.25 a 8%."
"El que la simple expectativa de una baja mínima en las tasas de interés pueda ocasionar esta devaluación debería hacer reflexionar a los funcionarios de Hacienda y del Banco de México. Apenas el 6 de enero el dólar interbancario se compraba a 13.345 pesos. En 8 días el valor en pesos de la divisa estadounidense aumentó 5.7%. Este ha sido un golpe dramático para la economía de muchas empresas y personas. No olvidemos que, en términos técnicos, una devaluación equivale a una pérdida del poder adquisitivo de un país."
"El gobierno de Felipe Calderón ha tratado de no prestar demasiada atención al tipo de cambio. Su posición es que una tasa de interés más baja permitirá mayor inversión y, por lo tanto, mayor crecimiento. Pero no nos hagamos tontos. En este momento de inestabilidad financiera, una disminución de un cuarto de punto porcentual en los intereses no convencerá a las empresas de contratar deuda para aumentar sus inversiones. Los inversores quieren mercados estables y no necesariamente una tasa de interés más baja."
"La brusca devaluación del peso en los últimos 5 meses ha causado estragos en la economía mexicana. El aumento en el precio en pesos del dólar interbancario ha sido de 42.5% desde la cotización de 9.903 que se registró apenas el 5 de agosto del 2008. Esta devaluación del peso ha sido en buena medida el detonante de la crisis en México, a pesar de que, como bien lo dijo el presidente, nuestro país tenía mejores indicadores fiscales y financieros que Estados Unidos. La devaluación ha hecho que aumente de manera estratosférica el valor en pesos de los pasivos en dólares de muchas empresas y ha hecho que se disparen también los costos de los insumos."
"En otros países están bajando las tasas de interés, pero sus condiciones son completamente distintas. En Estados Unidos los precios están bajando. En México, los precios al consumidor subieron 6.53% en 2008, mientras que los del productor (excluyendo el petróleo) lo hicieron en un devastador 10.48%."
"De hecho, bien puede argumentarse que nuestros intereses no son altos en términos reales. La tasa de referencia del Banco de México, al actual nivel de 8.25%, es apenas 1.75% superior al aumento de los precios al consumidor. Esta es una tasa real muy baja en comparación con los 3 o 4 puntos porcentuales sobre la inflación que hemos tenido en los buenos tiempos... y significativamente inferior a la que hemos llegado a tener en tiempos de crisis."
"Si el Banco de México cede a la presión del gobierno y empieza a bajar las tasas de interés, podría provocar un nuevo desplome del peso. Si éste llega a 20 por dólar, las empresas mexicanas caerían como fichas de dominó. La devaluación provocaría además un fuerte aumento en la inflación, que obligaría a subir nuevamente las tasas de interés. La estrategia, pues, sería contraproducente."
"Hoy más que nunca necesitamos un Banco de México independiente y un gobierno que entienda las consecuencias de la manipulación de los mercados. No hay que poner la carreta enfrente del buey. Primero hay que bajar la inflación. Sólo entonces podrá el peso soportar una baja en las tasas de interés."
Sergio Sarmiento
(v.periódico El Siglo de Durango del 15 de enero de 2009).
"Un presidente que devalúa es un presidente devaluado, reconocía José López Portillo, y esa sensación prevalece hasta el momento e incomoda profundamente al equipo económico y al propio presidente Felipe Calderón."
"Aunque una y otra vez repiten que a diferencia de ocasiones anteriores, esta vez la crisis económica y la consecuente devaluación no son autóctonas, para el que padece la devaluación el asunto es teórico, venga de donde venga, o para citar al presidente, 'haiga sido como haiga sido'."
"Que el precio del dólar sea un indicador democrático es resultado de que millones de transacciones al día que realizamos los mexicanos están referenciadas a esa moneda."
"Si es así, la siguiente pregunta obligada es: ¿por qué no buscar generar más ingresos nacionales o personales en dólares?"
"Ahí es en donde empieza a alinearse para nuestro país la tormenta perfecta: por una parte el desplome de los precios del petróleo, y por la otra las alertas de viaje para no venir a México si no es indispensable."
"Petróleo y turismo, las 2 fuentes más fuertes de ingreso de divisas, están afectadas."
Rossana Fuentes Berain, profesora e investigadora de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.8-A del periódico El Informador del 7 de marzo de 2009).
"Pero en lugar de agitarnos, estamos tranquilos, y hasta confiados. 'Las condiciones financieras en México permanecen sólidas y permiten sortear la crisis financiera global', expuso apenas el jueves pasado la Comisión de Cambios, integrada por el Banco de México y la Secretaría de Hacienda. Se sienten seguros de que México librará una crisis que tiene al mundo en total incertidumbre."
"Ayer se puso en función una nueva forma de influir en el mercado de dólares, que no sirvió porque el billete estadounidense sigue estando cada vez más caro, beneficiando a los exportadores y a los que reciben remesas, pero perjudicando nuestro uso o consumo de productos foráneos."
"Hace unas semanas, el secretario Agustín Carstens reconoció que había especuladores con el tipo de cambio en perjuicio del peso. Una mayor transparencia en exhibir los ataques contra nuestra moneda daría confianza a los mercados. Esto y que los políticos en funciones, de todos los colores, gastaran el dinero del erario con mayor prudencia y sentido del interés general, y no con la desfachatez de grupo con la que a veces se hace desde la federación, el Gobierno del Estado y los municipios."
"Los políticos, actuales y en contienda, no están ayudando con ejemplos contundentes a estabilizar los precios."
Editorial
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 7 de marzo de 2009).
"En nuestros días y por sus resultados al frente de la Secretaría de Hacienda durante los 2 sexenios, más bien se acerca a una definición que lo incluiría en el movimiento ciudadano de resistencia civil. Las mentes obtusas lo clasificarían como populista gracias a sus resultados: aumentó el salario mínimo casi al doble y no necesitó inventar IVAS, IETUS, IDES ni mitos como el impuesto de la pobreza."
"Fue radical en el control de la economía: mantuvo la inflación en 2.2% con un crecimiento de la economía de 6.6%, anuales. Y férreamente limitó la deuda externa a 4,000 millones de dólares, el dinero de la deuda estaba etiquetado: sabía cuánto y a quién se debía y tenía reservas para pagarla puntualmente. México se encaminaba a convertirse en una potencia mundial y a rivalizar con el vecino del norte. En nuestros días se antoja increíble."
"Luego que Ortiz Mena dejó su cargo, siguió el desbarajuste que continúa hasta el día de hoy y que nos ha hecho pensar a los mexicanos que la crisis es eterna. La medalla Belisario Domínguez le será entregada por el Senado de la República post mortem a su nieto, Alfredo Gutiérrez Mena, actual director del SAT. Ortiz Mena falleció en 2007, cuando tenía 99 años de edad. Hasta su vida personal administró con éxito. Ojalá y sus sucesores en el puesto comieran menos y leyeran más, acerca de este hombre que enaltecerá la presea que se le entrega, ni duda cabe."
Martha González Escobar, divulgadora científica de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 10 de octubre de 2009).
Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.2-A del periódico El Informador del 18 de agosto de 2012).
"Considerando una cotización de 14.78 al menudeo, como la del cierre de ayer, desde finales de diciembre de 2012 hay una depreciación del peso frente al dólar de 14%."
"En estos 2 años, sin embargo, el diferencial de inflaciones entre México y Estados Unidos fue de 5%, por lo que la depreciación real de nuestra moneda fue de 8.6%."
"Si ese ejercicio se hace para el último lustro, de enero de 2010 a la fecha, la depreciación acumulada de nuestra moneda fue de 14.2% y el diferencial de precios entre México y EU, para el mismo lapso, fue de 11.1%."
"Así que la depreciación real fue de 2.8%."
"No pretendo minimizar el reciente encarecimiento del dólar pero sí darle su proporción correcta."
"Aún estamos lejos de una devaluación traumática y que haya tenido impacto como las que hemos visto en otras circunstancias, como 1994 o 2008."
"La diferencia que tenemos ahora respecto al pasado es que la caída de los precios del petróleo o el contagio de la volatilidad internacional tiene muchos más amortiguadores."
"Las cuentas externas no están en crisis; las reservas están en los niveles más elevados; la transmisión del impacto del alza del dólar a los precios es más limitado; aún las cuentas públicas tienen márgenes de maniobra mayores."
Enrique QuintanaLas devaluaciones del peso mexicano frente al dólar pueden dividirse en 2 etapas: cuando teníamos un sistema de paridad fija o intervenida, y luego después de 1994-95, cuando se adoptó la paridad flotante. Veamos algunos episodios.
En la era moderna no puede dejar de mencionarse la de 1954. El 17 de abril de ese año, fecha que correspondía al "sábado santo", se decretó que la paridad del peso frente al dólar se movía de 8.65 a 12.50.
La razón fue que entre 1951 y 1953 las exportaciones mexicanas cayeron 10% y las reservas internacionales se deterioraron. La respuesta fue una devaluación de 44%.
Después de 1954, la paridad fija siguió hasta 1976. Tras un manejo financiero desastroso, el 31 de agosto de 1976 se anunció que la paridad frente al dólar se dejaría flotante, lo que llevó al dólar a 22 pesos al final del gobierno de Echeverría, una devaluación de 76%.
En los primeros años del gobierno de López Portillo la paridad se mantuvo más o menos estable. Pero el 18 de febrero de 1982, tras una crisis de divisas, el Banxico volvió a dejar flotar la moneda y al final de ese mes la devaluación ya era de 72% al llegar el dólar a 46 pesos.
El siguiente salto se dio en agosto de 1982, cuando trascendió que México no podía pagar su deuda externa. Al cierre de ese año, ya en el gobierno de De la Madrid y luego de la estatización de la banca, el dólar llegó a 149 pesos con lo que en 1982 la devaluación acumulada fue de 470%.
Los años siguientes fueron de locos, con crisis tras crisis. Al término de 1983 el dólar llegó a 161 pesos; a 210 en 1984; 453 en 1985; 913 en 1986; 2,225 en 1987 y 2,298 en 1988. En 6 años el valor del dólar se multiplicó en 15.4 veces.
Quizás ya muchos no recuerden, pero fue un tiempo de desastres.
Con la renegociación de la deuda externa en 1989 se logró una relativa estabilidad. Entre el último día de ese año y el 30 de noviembre de 1994 (ya con un peso al que se quitaron 3 ceros), la devaluación fue de 28%, un promedio de 5% al año.
Pero el 20 de diciembre de 1994, ya en el gobierno de Zedillo, se dio la última devaluación en un régimen de tipo de cambio relativamente controlado. El dólar pasó de 3.46 a 4.99 al final de ese año, un alza de 44%.
Ya en el sistema de libre flotación, empezamos a tener altibajos. Así como se encarecía, el dólar se abarataba. En marzo de 1995 el dólar se fue a 7.28, luego retrocedió en mayo a 5.92 y volvió a subir hasta 8.13 en noviembre.
El siguiente brinco importante ocurrió tras la crisis financiera rusa de 1998. Allí la paridad se fue hasta 10.35 en octubre y regresó a 9.25 en abril de 1999.
Durante el sexenio de Fox hubo poco movimiento y la depreciación del dólar fue de apenas 2.5% al año.
El siguiente salto vino con la crisis de 2008. Entre el último día de septiembre de ese año y el fin de diciembre, el dólar se encareció 26% y llegó a 13.83. El 9 de marzo de 2009 el dólar llegó 15.35. Vino luego una apreciación, que lo llevó hasta 11.56 en mayo de 2011, una ganancia de 25%.
Enrique QuintanaDesde el nivel de 11.56 pesos en mayo de 2011, el dólar se fue para arriba hasta llegar a 14.03 en noviembre de ese año. Un alza de 21.3% en 6 meses.
Y luego vino otro descenso. En marzo de 2012, estábamos en 12.67, una caída de 10% en 3 meses.
Pero vinieron nuevamente tiempos de alza. En junio de 2012 la paridad se encontraba en 14.40, otra subida de 13.7% en sólo 3 meses. Y de allí, de nuevo para abajo hasta llegar en mayo de 2013 a 11.98 pesos por dólar.
Nos olvidamos pronto, pero fueron tiempos de vaivenes.
Luego tuvimos diversas alzas y bajas ya no tan relevantes hasta que a mediados del año pasado comenzamos una ola alcista más larga.
El precio al mayoreo del dólar en junio de 2014 estaba en 12.88 pesos y ayer quedó en 16.27, aunque en las ventanillas bancarias marcó 16.60 pesos, un alza de 26%.
En sistemas cambiarios de libre flotación es natural que la cotización del dólar sea variable. Sin embargo, lo más probable es que estemos en una banda de fluctuación más elevada que en el pasado, pues el promedio del año, que ya está en 15.50 pesos aproximadamente, implica un encarecimiento de 18% respecto a 2014.
No es novedad que este incremento, tarde o temprano, vaya a tener repercusiones en los precios.
Enrique QuintanaDurante los 12 meses previos al 15 de julio, los precios al consumidor se incrementaron en promedio (según el índice del Inegi) en 2.76%.
En contraste, en ese mismo lapso la cotización del dólar frente al peso aumentó en 21.4%, es decir, el crecimiento de los precios fue apenas el 12.8% respecto a la devaluación.
Es un hecho que los incrementos en los costos de insumos y servicios valuados en dólares, que ya han ocurrido, no se han reflejado aún en los precios al consumidor.
¿Qué pasó en otras ocasiones en las que hubo alzas del dólar?
Del 30 de septiembre de 2008 al mismo mes de 2009, el dólar aumentó en 22.8%. Pero los precios lo hicieron en 4.9%, aquí la inflación representó el 21.5% de la inflación.
Sin embargo, vayamos todavía más atrás. Del 30 de noviembre de 1994 a la misma fecha de 1995 un incremento del dólar de 119% se correlacionó con una inflación de 48.4%, en este caso la inflación fue el 40.6% de la devaluación del peso.
¿Por qué antes las devaluaciones se traducían mucho más en la inflación?
Uno de los factores clave en la fijación de los precios es la expectativa. Más allá del comportamiento específico de los precios de los insumos, los empresarios se adelantaban al impacto inflacionario del tipo de cambio ajustando los precios.
El anclaje de las expectativas que el Banco de México consiguió a través de muchos años es lo que impide que la devaluación se refleje en inflación.
Esto no quiere decir que no haya precios que suban. Es claro que los productos, servicios o activos cuyo precio está fijado en dólares subirán de manera automática con el dólar caro. Y eso, al paso de las semanas o los meses va a tener repercusión en la medida que impacte en el índice de precios al consumidor.
Sin embargo, la gran diferencia con el pasado es que ya no se ajustan las expectativas.
Otra de las variables que va a pesar es el tiempo que pasemos con un dólar por arriba de 16 pesos. Hasta ahora llevamos una semana. Si tuviéramos un par de meses, quizá ya sentiríamos el impacto en mucho mayor grado.
Enrique QuintanaRemontémonos al final del año 2007, previo a la gran crisis financiera de 2008.
En ese entonces el precio del dólar era de 10.91 pesos.
Aún no conocemos la inflación de julio, pero se estima en algo así como 0.15%. Así que desde el cierre de 2007 al final del mes pasado, la inflación acumulada en México fue de 34.1%.
En Estados Unidos, para el mismo periodo la inflación puede estimarse en 10.4%.
De esta manera el diferencial de inflaciones en poco más de 7 años y medio fue de 21.4%.
Esto quiere decir que para mantener la paridad de poderes adquisitivos respecto al cierre de 2007, la cotización del peso frente al dólar debería haber sido de 13.24 pesos.
Considerando la cotización al cierre de julio, de 16.13 pesos para el dólar interbancario, hubo una depreciación real del peso de 21.8%.
El hecho de que no se haya trasladado a precios domésticos el alza del dólar significa que en términos reales la depreciación es mayor que cuando, como el pasado, había una traslación de inflación.
Uno de los signos de ese hecho es el costo laboral en dólares.
Puede estimarse que el salario medio de cotización del IMSS haya terminado julio en 298 pesos diarios, lo que resultó equivalente a 18.4 dólares diarios.
Al final de 2007 el salario medio en dólares era de 19.3 por día. Esto significa que en un periodo de 7 años y medio, con el tipo de cambio actual, hubo una caída de 4.7% en el valor en dólares de los salarios.
En la perspectiva de las empresas que invierten en México, la noticia es muy buena pues se les abarata el costo laboral a los empresarios foráneos.
El problema es que más temprano que tarde, el costo de la canasta para cierto sector de asalariados se va para arriba.
Por eso sería deseable que la cotización del dólar estuviera más cerca de la paridad real previa a la crisis.
Sin embargo, creo que sería peor el remedio que la enfermedad si es que el Banxico o las autoridades hacendarias pretendieran a toda costa hacer que bajara la cotización.
No somos buenos para meterle mano al mercado, como se ha probado ya muchas veces en México.
Enrique QuintanaAyer el Banco de México inyectó 300 millones de dólares al mercado cambiario. pero el peso siguió depreciándose. Por eso hay que reiterar: arrojar 200 o 300 millones de dólares diarios al mercado no estabilizará al peso sino que nos hará perder mucho dinero. O dejamos que la divisa retome su valor de equilibrio de manera natural después de tocar piso o nos atrevemos a subir la tasa de interés.
Sergio SarmientoLa devaluación del peso tiene beneficios para los exportadores y perjudica a los importadores. En el 1er. trimestre de este año se importaron 4,185 MDD, contra 3,744 MDD en el 1er. trimestre de 2015. Las reservas en dólares del Banco de México disminuyeron en 26,000 MDD, por lo que ahora se cuenta con 177,968.8 MDD en reservas. En años anteriores cuando se presentaba una devaluación inesperada teníamos que recurrir a préstamos del extranjero.
Luis Jorge Cárdenas DíazA los economistas del Banco de México y la Secretaría de Hacienda no les gusta usar el término "devaluación" para la actual pérdida de valor del peso. Para ellos devaluación es la pérdida de valor de una moneda en un sistema de controles gubernamentales. Hoy el peso se deprecia porque está sometido a un mercado libre.
La mayor parte de la gente no entiende esta distinción porque no existe en nuestro idioma. El Diccionario de la Real Academia Española define "devaluar" como "rebajar el valor de una moneda o de otra cosa, depreciarla", mientras que "depreciar" es "disminuir o rebajar el valor o el precio de algo". En español convencional, pues, no hay diferencia entre devaluar y depreciar. Pero "depreciar" no tiene connotaciones tan negativas como "devaluar".
La diferencia sí existe en inglés, por lo menos en la jerga técnica. En los libros de economía en inglés, que se usan en nuestras escuelas en su idioma original o en traducciones, "devaluación" es un acto de un gobierno que mantiene un sistema de paridad fija mientras que "depreciación" es la pérdida de valor de una moneda en un sistema de libre cambio. En otras palabras, el peso se devaluaba en los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo, Carlos Salinas o el comienzo del de Ernesto Zedillo, pero se ha depreciado con Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
El monto de esta depreciación, sin embargo, ha sido enorme. A pesar de que la diferencia de inflación entre México y Estados Unidos es ya pequeña, el tipo de cambio interbancario a 48 horas, el que se usa para transacciones comerciales o financieras importantes, se encontraba el 2 de enero de 2013, al empezar el sexenio de Peña Nieto, en 12.78 pesos por dólar. Ayer se ubicaba en 18.94 (el de menudeo, que usted o yo pagamos, alcanzaba 19.15). El costo de cada dólar interbancario ha aumentado 48.2% desde el 2 de enero de 2013.
Esta depreciación no ha tenido un impacto tan directo en los precios en México como en el pasado. La inflación oficial es inferior al 3% anual. Varios factores coinciden para esto. Muchos productos internacionales, entre ellos las materias primas, han venido perdiendo valor. La economía nacional, por otra parte, muestra tal debilidad que las empresas tienen dificultades para subir sus precios, incluso para productos importados. Sacrificar el precio de venta final, sin embargo, reduce la capitalización de las empresas y su capacidad de inversión.
La caída en el peso tampoco ha impulsado las exportaciones como en otros tiempos. Las exportaciones mexicanas cayeron 5.7% anual en enero-julio de 2016. Puede entenderse la baja de las ventas petroleras, que perdieron 34.7%, pero las no petroleras descendieron 3.6%. Ya han pasado los tiempos en que una caída del peso garantizaba un aumento de las exportaciones.
Los expertos y los legos pueden diferir acerca de la definición de devaluación o depreciación. De lo que no hay duda es que la caída de una divisa reduce el poder de compra de quienes ganan en esa moneda. Lo vemos en las pérdidas cambiarias de empresas que por ello no están contratando o subiendo sueldos. Muchos mexicanos, por otra parte, están posponiendo viajes o compras de productos importados (entre ellos bienes de capital e intermedios). Quizá la inflación general todavía no lo refleje, pero la depreciación ya está recortando el poder de compra y la capacidad de crecimiento de la economía nacional. Por eso preocupa este fenómeno que nos dicen ya no debemos llamar devaluación.
Sergio SarmientoHay inversionistas que están poniendo una parte de sus recursos en una apuesta a favor del triunfo de Trump, considerando que si gana, el peso se va a depreciar más. Por lo tanto, haciendo operaciones en corto con pesos, que generen rendimientos en el escenario de una depreciación mayor, podrían obtener ganancias jugosas. Esta presión ha propiciado que el peso se deprecie más que otras divisas. En los últimos 30 días nuestra moneda fue la que más perdió frente al dólar: 7.4%; le siguió en un distante 2o. lugar en pérdidas el rand sudafricano, con 3.5%.
En este escenario, el peso quizás siga siendo castigado mientras no haya un cambio en las tendencias electorales en EU o mientras el Banco de México o la Comisión de Cambios no decidan intervenir.
Un alza agresiva de las tasas de interés podría encarecer las apuestas contra el peso y generar un movimiento opuesto, pero no es plenamente seguro. Una decisión de esa naturaleza no la tomará Banco de México en tanto que no se considere imprescindible para mantener la estabilidad. Pero sin lugar a dudas es un instrumento que tiene en su repertorio.
Enrique Quintana¿Tienen las autoridades mexicanas posibilidad de cambiar de manera permanente la tendencia de la paridad del peso frente al dólar?
Lamentablemente no es así. No hay recursos suficientes para cambiar tendencias estructurales del mercado. Esto quiere decir que si llegara a ganar Trump y no hubiera cambiado su posición respecto al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, va a ser imposible impedir una fuerte depreciación, por más que suban las tasas o por más dólares de las reservas que se vendan.
¿Hay alguna posibilidad de que la paridad regrese a niveles por debajo de los 19 pesos?
El escenario de un triunfo de Hillary Clinton al mismo tiempo que una tendencia muy suave de incremento de las tasas en EU, puede propiciar una apreciación del tipo de cambio que haga regresar la paridad a niveles por debajo de 19 pesos, por lo menos en el caso del mercado interbancario. Pero no va a ser factible que baje mucho más.
A largo plazo, cual sea el escenario, hay un cambio en la estructura de precios que va a favorecer a las exportaciones y va a encarecer los productos importados, favoreciendo los productos nacionales.
Enrique QuintanaLa devaluación real del peso frente al dólar que vivimos hoy ya es una de las más grandes de la historia reciente.
Si tomamos como punto de partida el 28 de noviembre de 2012, la depreciación nominal del peso alcanza 59%.
En este mismo lapso, la inflación acumulada en México fue de 13.9% mientras que la de Estados Unidos 4.5%. De modo que el diferencial de precios fue de 9.4%.
De esta manera, podemos inferir que la depreciación real de nuestra moneda frente al dólar fue de 45.9%.
Sólo para comparar, si tomamos el periodo que va de septiembre de 2008 al mismo mes de 2010, la depreciación nominal fue de 15.3% y el diferencial de precios de México y Estados Unidos de 10%, así que aun en los peores momentos de la crisis de esos años, la depreciación real de nuestra moneda fue de 4.8%.
Esto refleja el impacto que tiene la depreciación actual y que aún permanece subyacente, pero que podría convertirse en una amenaza para empresas mexicanas que se endeudaron en dólares.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda, los pasivos en moneda extranjera de las empresas privadas crecieron de 72,025 millones de dólares de diciembre de 2012 a 93,518 millones en junio de este año. Es decir, aumentaron en 28%.
La razón de este crecimiento fueron las bajas tasas de interés que prevalecieron en los mercados internacionales y que hacían muy atractivo el endeudamiento en dólares, además de que existía hasta 2014 la percepción de que había poco riesgo al tomar deudas en divisas.
El crecimiento del valor en pesos de la deuda externa privada no bancaria supera el 100% en un plazo de casi cuatro años.
Si las empresas mexicanas generaran dólares de manera generalizada, habría una cobertura natural para el crecimiento de los pasivos.
Sin embargo, hay muchos casos en los que no se generan los suficientes dólares.
Se requiere una política pública para enfrentar esta circunstancia.
No se trata de poner en marcha, evidentemente, un programa de rescate, pues ni sería justo ni el Estado cuenta con recursos para hacerlo.
Pero sí establecer una serie de facilidades para que las empresas puedan hacer frente a sus obligaciones en dólares de manera eficaz. Se requiere una ingeniería financiera y cambiaria que evite que a la incertidumbre por las acciones del gobierno de Trump, que ya ha detenido inversiones, se vaya a sumar un freno por el encarecimiento de las deudas en dólares de las empresas.
Hay indicios de que la inversión privada podría venirse para abajo en los últimos meses de este año y seguramente también en los primeros de 2017.
Enrique QuintanaAyer por la tarde la paridad se ubicaba en 18.68 pesos y poco a poco nos acercamos a los niveles previos a la elección del 8 de noviembre.
Sin embargo, así se quede en el nivel en el que está el precio del dólar o aun si baja un poco más, estamos en los niveles reales más débiles en toda la historia reciente.
Hagamos un ejercicio que nos obliga a ver el largo plazo.
Pensemos por un momento que la paridad de 12.50 que existía en diciembre de 1970 era una paridad de equilibrio del peso frente al dólar.
A finales de 1976 la paridad debiera haber sido de 19.57 pesos.
Apenas la devaluación de 1976 pudo equilibrar las cosas. El dólar cerró ese año en 20 pesos, lo que implicaba una subvaluación de poco más de 2%.
Con López Portillo volvimos a acumular tensiones.
Al cierre de 1981 la paridad de equilibrio del peso frente al dólar era de 34.43 pesos y en nivel efectivo era de 26.20 pesos. Se justificaba una devaluación de 31%.
La realidad es con la devaluación de 1982, a agosto de ese año, la paridad ya estaba en 69.50 pesos.
El mayor declive del peso vino en el sexenio de Miguel de la Madrid.
A la mitad de esa administración, en diciembre de 1985, la paridad estaba en 368.50 pesos, pero el nivel de equilibrio ya era de 426.30 pesos.
Las cosas habían empeorado al final del sexenio. La paridad efectiva, congelada por el Pacto, quedó en 2,810 pesos por dólar mientras que la de equilibrio estaba en 3,037 pesos.
Es decir, gracias al Pacto, el peso terminó incluso sobrevaluado en 8% en el sexenio de Miguel de la Madrid.
Para noviembre de 1994, al término del sexenio de Salinas, y tras quitarle 3 ceros al peso, se cerró en 3.45 pesos por dólar. La paridad teórica en ese entonces era de 3.80 pesos por dólar (siempre usando la referencia de 1970).
Es decir, debimos haber tenido una depreciación del peso de alrededor de 10%.
La sobrerreacción de los mercados condujo a una devaluación de 121% en el primer año de Zedillo.
Con la apreciación del peso posterior, terminamos el sexenio con un dólar a 9.40, cuando la paridad teórica debió haber sido de 10.20 pesos.
Al término de la etapa de Zedillo, arrastrábamos una apreciación real de alrededor de 8%.
Finalizando el sexenio de Fox, la paridad de equilibrio estaba en 11.85 pesos. La paridad efectiva estuvo en 11.04. La apreciación real estaba en 6.8%.
Con la crisis de 2008-09 de por medio, la paridad llegó al final del sexenio de Calderón a 13.03. El nivel de equilibrio era de 12.85.
Es decir, para entonces, había una sobrevaluación real de 1.4%. Casi nada.
Para junio de 2014 la paridad de equilibrio era de 13.68 y la paridad efectiva fue de 13.03. La sobrevaluación real era de casi 5% antes de Ayotzinapa, la "casa blanca" y la caída de precios del petróleo.
Y luego, ya tenemos la historia conocida. Al cierre de marzo pasado la paridad real fue de 18.72 pesos, pero la de equilibrio es de 14.90. Esto significa que, con todo y lo que el peso ha ganado en las últimas semanas, en una perspectiva de largo plazo, todavía está subvaluado en 25%, quizás la mayor subvaluación en años.
Enrique QuintanaAlgo parece haber en el verano, que hace frecuentes los grandes trastornos financieros.
1.- La devaluación del peso tras 22 años de estabilidad.
Hacia el medio día del martes 31 de agosto de 1976, Mario Ramón Beteta, secretario de Hacienda y Ernesto Fernández Hurtado, director del Banxico, dieron un mensaje en el que anunciaron el fin de 22 años de la paridad fija del peso con el dólar en 12.50.
2.- La crisis de la deuda externa.
En agosto de 1982, el secretario de Hacienda de México, Jesús Silva Herzog, acudió a Nueva York para anunciar que México ya no tenía recursos para seguir pagando su deuda externa. Estalló entonces una crisis que adquirió proporciones mundiales.
3.- La nacionalización de la banca y el control de cambios.
En su 6o. Informe, el 1 de septiembre de 1982, el presidente José López Portillo respondió a una crisis financiera de grandes proporciones con la estatización de la banca privada, así como con el establecimiento del control de cambios, lo que prolongó la crisis financiera y generó un grave enfrentamiento con el sector privado.
4.- La crisis asiática de 1997.
El 2 de julio de aquel año, el bath tailandés se devaluó, rompiendo la paridad fija que tenía con el dólar. El pánico se generalizó y se extendió inicialmente a Indonesia, Malasia y Corea del Sur, pero posteriormente a los mercados emergentes.
5.- La crisis rusa en 1998.
El 13 de agosto de aquel año, como secuela de los efectos de la crisis asiática, el rublo se devaluó y los mercados bursátiles se desplomaron. Los precios del petróleo llegaron a niveles de 12 dólares por barril. Como secuela de la crisis rusa se produjo el colapso del Long Term Capital Management (LTCM), una de las mayores de hasta entonces.
6.- La crisis desatada por el ataque a las Torres Gemelas.
También el ataque que partió en 2 la historia reciente y que produjo el derrumbe de las Torres Gemelas, ocurrió en los últimos días del verano, el 11 de septiembre del año 2001 y además de las bajas y el impacto social, agravó la recesión en la que ya se encontraba la economía de los Estados Unidos.
7.- La quiebra de Lehman Brothers.
Aunque la gran crisis de 2008-2009, la más profunda en los tiempos modernos, se gestó desde muchos meses atrás, el evento que la detonó en toda su magnitud ocurrió también en el verano. Fue el 15 de septiembre de 2008, cuando la declaratoria formal de quiebra de Lehman sacudió a los mercados y generó una ola de desconfianza que luego se convirtió en pánico.
Hagamos un poco de historia respecto a los cambios en la Secretaría de Hacienda.
En el sexenio de Peña renunciaron Luis Videgaray y José Antonio Meade. El 1o. para asumir el costo de la invitación a Trump; el 2o. para ser candidato presidencial.
En el gobierno de Calderón, renunció Carstens para tomar el Banco de México, y renunció Ernesto Cordero para buscar la candidatura presidencial del PAN.
En el de Fox, Paco Gil Díaz estuvo todo el sexenio.
En el de Zedillo, renunció Jaime Serra, debido a la crisis financiera desatada en diciembre de 1994 y luego renunció Guillermo Ortiz, para pasar al Banco de México.
Con Salinas, Pedro Aspe estuvo los 6 años.
Con Miguel de la Madrid, renunció Jesús Silva Herzog, por el conflicto y las discrepancias con el titular de la Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP), Carlos Salinas.
Con José López Portillo, fue despedido Rodolfo Moctezuma Cid, tras la renuncia del titular de la SPP, Carlos Tello, con objeto de separar del gabinete a los 2 funcionarios que entraron en conflicto. Y luego, David Ibarra fue removido de Hacienda tras el estallido de la devaluación de 1982.
Lo más cercano a lo que vimos en el caso de Urzúa, ocurrió con Luis Echeverría, cuando Hugo B. Margáin fue removido de su cargo, por las discrepancias con el presidente. Luego José López Portillo renunció para tomar la candidatura del PRI.
Enrique QuintanaOtro asunto de gran relevancia para México es el capítulo sobre manipulación de divisas [del T-MEC], que no tiene precedentes en los tratados comerciales. El acuerdo obliga a los países signatarios a revelar las transacciones gubernamentales en divisas y podría dar lugar a sanciones por no hacerlo.
Esto implica una barrera a la tentación que pueda tener el gobierno de inducir una depreciación de la moneda para ganar competitividad, pero significa también un respaldo a la autonomía del Banco de México y un límite a las ambiciones potenciales de la hacienda pública para manipular variables macroeconómicas.
Luis Ernesto Salomón, doctor en DerechoEn la antigüedad, para adquirir algún bien se recurría al despojo o al trueque. Con el paso del tiempo, la gente se dio cuenta que había algunas mercancías más fáciles de intercambiar que otras, por ejemplo, el oro o la plata eran un mejor medio de cambio que el trigo o el ganado. De esta forma nació el concepto del dinero que facilita el libre intercambio de mercancías y servicios.
Como vimos en el libro "The evolution of everything" de Matt Ridley, el dinero es resultado de una evolución que continúa hasta nuestros días. El dinero abrió paso al ahorro, al préstamo, a la inversión, a las transferencias internacionales y al comercio entre distintas regiones y causó un avance exponencial en el desarrollo económico, culminando en un sistema que hoy es increíblemente complejo y sofisticado -algo que no se puede entender sin apreciar el origen y el desarrollo de la moneda.
El dinero se hace tangible en la moneda: una unidad estándar que para ser de utilidad debe mantener un valor estable. Del metálico evolucionamos al papel moneda que en sus orígenes era solamente un certificado de depósito que respaldaba una cierta cantidad de monedas de oro -con lo cual, ya no era necesario cargar con ellas, lo que incrementó la comodidad, la seguridad y la facilidad de los intercambios-. Posteriormente, pasamos al dinero "fiat": papel moneda emitido por el soberano, sin respaldo alguno. Desafortunadamente, a través de la historia el dinero fiat ha mostrado una enorme debilidad: el abuso en la emisión de billetes que causa el impuesto más arbitrario de todos: la inflación.
En sus episodios más extremos, la hiperinflación destruyó totalmente el valor de la moneda: como ejemplos tenemos a Alemania durante la república de Weimar, Zimbabue en la década pasada o Venezuela en la actualidad.
La historia registra episodios brutales de destrucción de la moneda. En cada uno de estos casos, la inflación barrió con los ahorros de millones de familias y llevó a miles de negocios a la quiebra. Hoy sabemos de las consecuencias terribles que esto tiene porque destruir el dinero es minar gran parte de los cimientos de la civilización.
Ricardo Salinas PliegoEl peso mexicano se apreció un 1.37 % en la jornada de este martes frente al dólar estadounidense en el mercado interbancario, al intercambiarse en 23.80 unidades por dólar, pero cerró su peor trimestre de los últimos 25 años.
La moneda mexicana sufrió una depreciación frente a la estadounidense de un 25.7% en los primeros 3 meses del 2020, la mayor caída contra los billetes verdes desde el periodo de enero a marzo de 1995, cuando perdió un 33% de su valor en comparación con esa divisa.
Durante la crisis financiera de hace una década, la peor depreciación trimestral del peso fue de un 25.01%, lo que ocurrió en los últimos meses de 2008, según explicó la directora de análisis económico-financiero de Banco Base, Gabriela Siller.
La depreciación del peso mexicano a lo largo del trimestre tuvo que ver con los problemas económicos derivados de la pandemia de la COVID-19 y de la guerra petrolera entre Rusia y Arabia Saudita, un escenario al que desde la semana pasada se sumó el riesgo de que las agencias calificadoras de deuda rebajen en bloque la nota de México.
"Durante marzo el tipo de cambio alcanzó máximos históricos en 7 sesiones", recordó al respecto Siller.
Pese a todo, el peso volvió a bajar este martes de la barrera de las 24 unidades que alcanzó el lunes a causa del reciente recorte de Standard & Poor's de la calificación crediticia de México, la 1a. agencia en dar el paso.
Standard & Poor's situó la deuda soberana del país en nota BBB con perspectiva negativa, lo que implica que la confianza en la capacidad del Estado para hacer frente a sus pagos todavía existe pero pende de un hilo.
Según explicó el coordinador de análisis e investigación económico del Tecnológico de Monterrey, Héctor Magaña, la pérdida de nota crediticia afecta a la moneda y complica al gobierno para conseguir financiación en el extranjero.
Sin embargo, pese a la rebaja de Standard & Poor's, y a falta del pronunciamiento de las otras 2 principales agencias, Moody's y Fitch, "todavía la calificación de México está a un nivel de deuda aceptable", según el especialista.
Magaña aclaró que el principal peligro no está en la revisión de la calificación crediticia actual, sino en las que se puedan dar entre los próximos 12 y 24 meses, ya que las consultoras tienen una perspectiva negativa de la evolución económica del país.
"Si las decisiones que se tomen a nivel gobierno no ayudan a enfrentar los problemas derivados de esta crisis económica, esto podría incluso rebajar un poco más la calificación crediticia para la próxima revisión", alertó el economista.
(V.pág.8-A del periódico El Informador del 1o.de abril de 2020).Es cierto que en los meses de febrero y marzo se presentó un salto en la cotización del peso frente al dólar que llevó a la paridad de un mínimo de 18.55 pesos el 14 de febrero hasta un máximo de 25.13 pesos el 23 de marzo. Es decir, en poco más de un mes, hubo una depreciación de 35%.
Se trató, sin embargo, de un fenómeno transitorio.
Si vemos la paridad de hace un año exactamente y la comparamos con la de ayer, la depreciación es de sólo 10.6%. Y más aún, si hacemos esa comparación a partir de la cifra con la que concluyó el gobierno de Peña, la depreciación es de sólo 4.8%.
Para propósitos de comparación, le recuerdo lo que ocurrió en la gran crisis financiera de 2008-09.
La devaluación entre el 1 agosto de 2008 y la misma fecha de 2009 fue de 32.5%.
¿Por qué ahora no hay depreciación equiparable del peso?
Porque lo que se está depreciando en el mundo es el dólar. El llamado 'dollar index' de Bloomberg muestra que, luego de que se presentó un fortalecimiento de la divisa norteamericana tras estallar la pandemia en febrero, hubo una pérdida promedio de valor de la divisa norteamericana de 10% frente a las demás monedas.
En el caso de nuestro peso, la pérdida de valor del dólar en ese lapso fue de 15%.
La explicación de este comportamiento se entiende si se observan las mediciones del circulante en EU.
Entre febrero de este año y agosto, el medio circulante en EU creció en 1.35 billones de dólares, lo que equivale a 39%. En el mismo lapso, en México, el crecimiento de la base monetaria fue de 14.6%.
En términos objetivos, el escenario más factible para los siguientes meses es la persistencia de un dólar relativamente débil, por lo menos en niveles como los que hemos tenido en las últimas semanas.
Pero, no se puede perder de vista que nos encontramos en un entorno de enorme incertidumbre.
Todavía podría haber en el escenario eventos que detonen una aversión al riesgo en los mercados emergentes, lo que usualmente implica una corrida en contra de activos como los de México.
De hecho, luego de una fuerte caída de la tenencia de valores públicos en manos de extranjeros entre febrero y mayo, a partir de esa fecha se ha presentado una situación de estabilidad.
Si esta tendencia se mantiene, seguramente tendremos una situación de relativa estabilidad cambiaria.
El otro factor que abona a ello es que ya no hay una percepción generalizada en el mercado de que el Banxico vaya a prolongar el ciclo bajista de las tasas de interés. Las opiniones respecto a lo que se vaya a decidir el próximo 12 de noviembre ya se encuentran divididas. Algunos piensan que la Junta de gobierno de nuestro banco central las dejará sin cambios y otros consideran que bajará un cuarto de punto más y allí se estacionará.
Aun si se decide bajarlas, los rendimientos de nuestro mercado de dinero lucen atractivos frente a los de los países desarrollados, en donde los rendimientos se encuentran cercanos a cero.
En suma, no parece haber -por lo pronto- en el escenario factores que hagan pensar en una depreciación adicional del peso... pero nunca hay que descartar la posibilidad de que haya algún cisne negro que aparezca en el horizonte.
Enrique QuintanaLa iniciativa de reforma a la Ley del Banco de México propuesta por el senador Ricardo Monreal es, por decir lo menos, sagaz.
Busca generar un esquema financiero de intercambio y circulación más adecuado de divisas en remesas y comercio en zonas turísticas, pero también agregarse recursos para fortalecer los programas sociales de la 4T.
Surge como una opción de solución al problema de la acumulación de dólares en efectivo en los bancos mexicanos, resultante de la aplicación de medidas restrictivas por parte del gobierno norteamericano desde 2012.
Y es que su implementación provocó que la banca estadounidense optara por salir del sistema de corresponsalías que le permitía hacer operaciones con dólares desde otros países.
Se quieren eliminar elementos que limitan el flujo de divisas, pues se reportan menos pesos por dólar canjeado, en comparación con los que se pueden recibir si se tuviera una banca más eficiente y menos restrictiva.
Algunos datos: 85% de los dólares que llegan a nuestro país se quedan literalmente 'atrapados' en el sistema bancario mexicano sin poderse vender y afectando su valor.
Tan solo en 2019 México recibió dólares por un total de 93,932.9 millones de dólares, de los que 36,438.7 millones de dólares fueron por remesas, y 24,573.2 millones por turismo.
Sin embargo, el porcentaje promedio anual de venta de esos dólares que ingresaron a México por remesas y turismo, a través de ventanilla bancaria, es de sólo 15%, según datos del mismo Banco de México.
Ello ilustra la magnitud del reto para encontrar un mecanismo que asegure esencialmente a migrantes y turistas que sus dólares serán comprados a un precio justo en un mercado legal y supervisado.
Los alcances de esta reforma que se discute en el Senado se leen con preocupación en la Junta de Gobierno del instituto que dirige Alejandro Díaz de León, de por sí ya inquieto con las señales que les envía la 4T.
La medida alentaría las finanzas nacionales, daría certeza y seguridad jurídica a millones de mexicanos y facilitaría el flujo, intercambio y circulación de dólares en efectivo en beneficio de quienes reciben remesas, alientan la actividad turística y el comercio.
Darío CelisEl peso mexicano cerró ayer intercambiándose en 20.44 unidades por dólar estadounidense, una depreciación semanal de 2.56% frente al tipo de cambio de 19.93 alcanzado el viernes anterior. "El tipo de cambio tocó en la semana un nivel mínimo de 19.54... y un nivel máximo de 20.45 pesos por dólar, con una volatilidad de 13.3%. Esa es la mayor desde 2017, cuando a su vez fue la mayor desde 2009", explicó la directora de análisis económico-financiero de Banco Base, Gabriela Siller.
La especialista achacó la gran volatilidad a que "los participantes del mercado cambiario todavía perciben un ambiente de crisis. Ésta es la 2a. semana consecutiva en la que el peso pierde terreno. La depreciación del peso durante enero se debe principalmente al fortalecimiento del dólar por una mayor percepción de riesgo global ante la pandemia. Además, terminó la euforia en los mercados de capitales".
Particularmente, sobre la economía mexicana, dijo que existen factores "que contribuyen a la depreciación del peso", como el crecimiento sostenido de casos del COVID-19 o la lenta distribución de las vacunas. "También influyeron una contracción fuerte de la economía, la próxima discusión de la reforma a la Ley del Banco de México y la salud del presidente López Obrador".
(V.pág.2-A del periódico El Informador del 30 de enero de 2021).Entre el miércoles y el jueves el peso mexicano ha perdido 3.75% de su valor frente al dólar. Son más de 80 centavos en 36 horas. Es el mayor movimiento de depreciación de la divisa mexicana desde marzo del 2020. La explicación no está en factores internos, sino en un aviso de la Reserva Federal de Estados Unidos: las tasas de interés podrían comenzar a subir en 2023.
¿Cómo es que un aviso sobre algo que ocurrirá en 18 meses en Estados Unidos le pega tanto a la moneda mexicana? La explicación no es sencilla, ni necesariamente está llena de sentido común, pero estamos viviendo tiempos extraños. Con sorpresa hemos podido observar la estabilidad de la moneda mexicana en momentos en los que algunos datos o decisiones podrían augurar tensiones cambiarias.
El 23 de marzo de 2020, el peso cotizaba en 24.44 por dólar, 15 meses después, el 9 de junio de 2021, estaba en 19.75. El peso se apreció casi 20% en un periodo extremadamente difícil para la economía mexicana y lleno de momentos complicados en lo social, pleno de decisiones gubernamentales difíciles de procesar para los mercados. El "Superpeso" aguantó el tipo en esos días en que México registró la mayor caída del PIB en más de 9 décadas. Se sostuvo firme, en los peores momentos de la pandemia, a pesar del impacto que tuvo en el sector turístico, uno de los grandes generadores de divisas.
La cotización del peso no tuvo mayores movimientos como consecuencia de la decisión del presidente de profundizar la contrarreforma energética y de algunos "gestos" que tensaron la relación con Joe Biden. La divisa mexicana no tembló como reacción al inicio de los primeros litigios laborales, en el marco del T-MEC ni sufrió grandes descalabros luego de la decisión de la Autoridad de Aviación Civil de bajar la calificación de seguridad aérea a México.
La política económica no es un comic, pero... la Reserva Federal de Estados Unidos parece funcionar como la kriptonita para el "Superpeso". Lo visto a partir del anuncio de esta institución es una prueba de ello. La depreciación del peso fue muy abrupta y sorprendente, quizá porque llevábamos tantos meses de estabilidad cambiaria que habíamos olvidado lo rápido que las cosas pueden cambiar.
La divisa mexicana no fue la única que se movió luego del mensaje del banco central estadounidense, pero sí fue la que más se depreció, cuando tomamos como referencia otras monedas, de países emergentes o desarrollados. El peso chileno y el peso colombiano cayeron menos de 1% y el real brasileño se revaloró. De manera interesante, algunas caídas fuertes correspondieron al Euro y a la Libra inglesa. Fuertes porque superaron el 1.5%, pero menores a la del peso.
¿Qué sucederá cuando la Fed pase de las palabras a la acción? Los miembros de la Reserva Federal empiezan a mostrar preocupación por el repunte de la inflación y están listos para demostrar que no se quedarán quietos. En una 1a. etapa comenzarán con aminorar la compra de bonos y retirarán una parte de la liquidez que ha inundado los mercados. Esto ocurrirá en este mismo año y podría afectar los mercados bursátiles. Esto ya ocurrió en 2013.
El alza en las tasas de interés anunciada para 2023 dependerá de cómo se comporte la inflación desde ahora en adelante. La tasa de 5% registrada en Estados Unidos en mayo está mucho más allá de lo que cualquier banco central de un país desarrollado podría aceptar. Más allá del juicio de los tecnócratas, podría tener un impacto social, en caso de que se prolongue por algunas semanas o meses. Se trata de las mayores subidas de precios desde el 2009 y la gran duda es ¿Cuánto tiempo durarán?
Están previstas 2 alzas de tasas de interés de la Fed para el 2023. Esto afectará a México porque encarecerá el servicio de la deuda externa y reducirá el margen del Banco de México para bajar las tasas. ¿Cuánto le pegará al "Superpeso"? Es muy pronto para saberlo. Depende de la magnitud del alza de las tasas y de otros factores, por ejemplo las decisiones económicas que tome el gobierno mexicano en el futuro próximo.
Luis Miguel GonzálezLa situación actual es totalmente distinta a las crisis de 1976, 1982 y 1995. Ahora en lugar de que falten dólares, sobran, y por eso son baratos.
Un querido y respetado amigo, experto en economía y finanzas me ha reclamado mi insistencia en la crisis fiscal de fines del sexenio. No todos los argumentos que me ofrece me convencen, pero creo que, en lo esencial, tiene razón. Yo he cometido un grave error al insistir en la crisis fiscal, e incluso llamarla de "fin de sexenio", sin reparar en que, para la gran mayoría, eso se asocia con las crisis de 1976, 1982 y 1995, como si la actual fuese idéntica. No lo es, y sí soy culpable.
Las crisis de 1976, 1982 y 1995 fueron resultado de excesos de deuda pública (las 2 primeras) o privada (la última), que se reflejaron en un crecimiento acelerado de la economía, provocando un desajuste en las cuentas externas.
Es decir, esas 3 crisis fueron fiscales y de balanza de pagos. En un régimen de tipo de cambio fijo, como el vigente entonces, eso significaba una sangría permanente en las reservas internacionales que, a la postre, se convertiría en una devaluación brusca. Por eso para los mexicanos el valor del dólar se asocia a la sanidad de la economía.
La situación actual es totalmente distinta. La economía se ha mantenido estancada por 4 años, con lo que las importaciones son menores a lo debido, mientras las exportaciones (que no dependen de nuestra actividad económica) han crecido. En lugar de que falten dólares, sobran, y por eso ahora son baratos. De hecho, durante este gobierno la economía ha dependido esencialmente de las manufacturas de exportación, del turismo y de las remesas.
Todas ellas dan dólares. Dicho de otra forma, el dólar barato (o el superpeso) que tanto celebran, en realidad es signo de una economía demasiado débil.
Pero la crisis fiscal existe. Se han reducido los presupuestos de buena parte de la administración para sostener los programas sociales (clientelares) o los proyectos de inversión (elefantes blancos) de la actual administración. No alcanzan los recursos, de manera que se abandona la actividad sustancial del gobierno en aras de ganar elecciones.
Aun así, la deuda ha crecido, en 26%, a pesar de la liquidación de fondos, fideicomisos y demás activos del gobierno. Es decir que al 10% del PIB que suman los déficits de los 4 años pasados, hay que sumar poco más de 3 puntos recortados a salud, educación, ambiente, agricultura, etcétera, y otro tanto de liquidaciones.
Los desequilibrios exigen ajustes. En las crisis anteriores, el ajuste ocurría con el tipo de cambio. En esta ocasión, el desequilibrio no es esencialmente financiero, sino de gestión pública. Esto significa que no va a reflejarse inicialmente en el precio del dólar, sino en el bienestar de la población.
El déficit, sin embargo, ya ha roto en 2022 el nivel razonable (3 puntos del PIB) y será mayor en 2023. A menos que se desee incrementarlo notablemente, no hay forma de recuperar el nivel de dotación de bienes y servicios de parte del gobierno, sean vacunas, atención médica o educativa, mantenimiento de instalaciones, etc.
En consecuencia, la variable de ajuste será real, no financiera. No tendremos escasez de reservas internacionales, ni caeremos en default. Tendremos escasez de electricidad, interrupción en transportes, desabasto, enojo popular. Así como le ha sido imposible al gobierno resolver el problema del Metro de la Ciudad de México, así será incapaz de enfrentar las fallas sistémicas. Cómo se refleje eso en la percepción de las calificadoras, no es claro.
Lamento mucho haber utilizado el término crisis fiscal, y de fin de sexenio, sin ser claro acerca de las diferencias con el pasado. Afortunadamente, cuento con amigos que me reclaman esa falta de atención. Espero que ahora sea evidente por qué el dólar está barato y por qué, a pesar de eso, espero una crisis de fin de sexenio.
Macario SchettinoEl tipo de cambio en México, desde hace muchos años, es un asunto que rebasa con mucho los factores técnicos.En otros países, la paridad de una moneda frente al dólar es otra variable económica.
En México es una variable política. Mientras más fuerte esté el peso frente al dólar, nos dicen que la economía está mejor y que el presidente en turno también lo está.
Pero quienes saben de economia saben que el alza del peso deriva de la expectativa de menores incrementos de tasas en Estados Unidos.
Y cuando Banco de México deje de aumentar sus tasas sabemos que habra un alza en la cotización del dólar.Y, cuando esto suceda, no dude que habrá críticas al banco central, de que le hace el juego a los conservadores.
En este ambiente político nadie se salva.
Enrique QuintanaHoy, a diferencia de 1994, porque en 1982 se decretó el control de cambios, no hay un tipo de cambio fijo, por lo que las turbulencias en los mercados financieros no agotan las reservas, pero impactan directamente sobre el tipo de cambio. La mayoría calificada que tendrá López Obrador provocó el 3er. repunte más drástico del dólar frente al peso desde 1968, que se tiene registrado, solo atrás de 1985 tras el terremoto en la Ciudad de México y 1995. Hay otras implicaciones, y probablemente obligará la próxima semana al Banco de México, cuando analice si baja la tasa de interés, como se espera, que postergue su decisión.
Lamentablemente López Obrador, un etnocentrista, no tomará en cuenta las experiencias mexicanas sobre lo que una decisión del presidente saliente puede provocar al gobierno entrante. No está viendo más allá del 30 de septiembre, aunque el tipo de cambio continuó depreciándose ayer.
Raymundo Riva Palacio